FEC UNIDAD 4. Temas 1 y 2
FEC UNIDAD 4. Temas 1 y 2
FEC UNIDAD 4. Temas 1 y 2
UNIDAD 4: EL ESTADO
Temas:
1. Diferentes tipos de Estado según sus funciones (absolutista, liberal, de bienestar, neoliberal) y
según la distribución territorial del poder (federal, unitario).
2. Las diferentes formas de gobierno: Monarquía, Aristocracia, República, Democracia, Autocracia.
3. Legalidad y legitimidad del poder. El ejercicio democrático del poder. Distintas clases de
democracias (directas, indirectas y semidirectas). El Estado de Derecho: concepto y prácticas que
atentan contra el mismo.
4. El Estado autoritario. Golpe de Estado. Terrorismo de Estado.
Pueblo, como población: se refiere a todas las personas que viven en un país, es decir, todos los y
las habitantes, sean naturales o extranjeros/as.
Pueblo, en sentido institucional: se refiere al conjunto de la ciudadanía. Es decir el conjunto de
ciudadanos y ciudadanas, que son las y los individuos que gozan del ejercicio de derechos políticos (por
ejemplo, que pueden votar). Quedarían excluidos las personas extranjeras y las nacionales que no ejerzan
derechos políticos.
Pueblo, como conjunto de habitantes que adoptan la nacionalidad de un Estado: abarca a todos
los y las habitantes de nacionalidad de ese Estado, es decir a los habitantes nacionales que son ciudadanos y
ciudadanas y a los y las habitantes nacionales que no son ciudadanos y ciudadanas. Excluye a las personas
extranjeras.
El concepto de Nación
Nación: es una organización natural de una población que se reconoce como tal por su sentido de
identificación y pertenencia. Es decir que el concepto de nación lo asociamos a la idea de cultura. La
cultura de un pueblo (sus costumbres, sus normas, sus valores, sus religiones, sus producciones, su forma
de gobierno, etc.) es la que nos acerca a la noción de nación.
Un pueblo conforma una nación cuando comparten ese sentimiento solidario que los hace sentir que
forman un grupo con identidad propia. Cada pueblo construye ese sentimiento a partir de diversos
elementos compartidos o circunstancias históricas vividas. No hay un elemento más imprescindible que
otro. Por eso es que ese sentido de identificación y pertenencia no se da sólo por compartir, por ejemplo,
una misma religión o un mismo color de piel o un mismo territorio. En ciertos pueblos algunos de estos
elementos tienen más relevancia que otros, pero lo que hace a las diferentes nacionalidades es, justamente,
la originalidad de cada una en cuanto a la diversidad de factores que influyen para que esa nación exista.
Una nación se va construyendo en el devenir histórico, no nace de un día para el otro y no siempre una
población con sentido de nación se asienta en el territorio de un sólo Estado. Si bien toda nación tiende a
2
asentarse en un territorio determinado y hasta comparte la idea de poder organizarse como un Estado,
diversas circunstancias muchas veces impiden concretar ese anhelo, sin embargo esas cuestiones no son
obstáculo para la existencia de la nación.
El concepto de Estado
Durante miles de años las relaciones humanas no estuvieron reguladas por instituciones, sino que eran
simplemente comunidades regidas por condiciones de supervivencia. Algunas teorías suponen que la
coexistencia de distintas comunidades dentro de un territorio fue el inicio de algún tipo de regulación de
convivencia entre las mismas.
En el mundo antiguo podemos encontrar la centralización del poder en dos tipos de Estado. Por un lado, en
la conformación de los grandes imperios, como por ejemplo el Imperio Romano; y por el otro, la
conformación de las ciudades – estado, como por ejemplo, las polis griegas.
Entre los siglos XII y XIV en la Europa occidental, existieron gobiernos que representaban distintos
estamentos de la sociedad, que tenían poder militar y una fuerte identidad de las ciudades-estado. Cabe
aclarar que en la mayor parte de aquella Europa occidental los gobiernos eran feudales. Pero aquél sistema
de estamentos fue la base sobre la que más tarde se desenvolvió el Estado moderno: las relaciones
institucionalizadas reemplazan a las lealtades personales, aparece un mayor sentimiento de pertenencia
hacia el Estado y un tipo de funcionariado cada vez más profesionalizado. Todo esto, con grupos políticos
con poder sobre un territorio y una población determinados.
En una última etapa de la Edad Media y en los comienzos de la Edad Moderna, el poder comienza a
concentrarse en una sola persona encarnado principalmente en la figura del monarca.
Como podemos percibir, el Estado es un concepto central en la historia del pensamiento político, y por lo
3
tanto hay distintos enfoques sobre el tema. Por esto es que para abordarlo se hizo necesario un breve
recorrido histórico como el que acabamos de realizar, básicamente para entender cómo se gestaron los
distintos modelos de Estado que aparecieron en la Modernidad y que desarrollaremos en Unidad 3. 2: el
Estado Absolutista, el Estado Liberal, el Estado de Bienestar y el Estado Neoliberal.
El Estado, por tanto, es una institución clave en las sociedades modernas: genera reglas y tiene la
capacidad de universalizarlas y obligar su cumplimiento. Estas reglas que constituyen el orden legal, no
dejan de ser el resultado de un acuerdo entre la sociedad y el Estado.
La idea de que el Estado es un tipo de ordenamiento político sobre el que se estructuran las relaciones
sociales, aparece en Europa desde el siglo XIII y continúa hasta hoy en casi todo el mundo. En este
desarrollo hay dos particularidades que hace del Estado una institución única: el monopolio de la
violencia física y la capacidad de que los individuos estén dentro de su órbita y no puedan eludirlo.
Nación y Estado no son sinónimos
La población que forma parte de un Estado puede o no constituir una nación. Si comparte ese sentimiento
que describimos cuando explicamos el concepto de nación, decimos que hay coincidencia entre la Nación y
el Estado, es decir que existe un Estado Nacional. Tal podría ser el caso de nuestro país.
Pero también pueden existir poblaciones de Estados cuyos integrantes no comparten un mismo sentimiento
de nación. En este caso decimos que no hay Estado nacional, sino un Estado con más de una nación, es
decir, con poblaciones con distintos sentimientos de nacionalidad, bajo una misma organización jurídica del
poder y compartiendo un territorio determinado. Ejemplo de esta situación podrían ser la nación vasca
dentro de España.
También puede darse el caso de aquellas naciones que constituían un Estado nacional y que, por
circunstancias históricas quedaron separadas en más de un Estado. En este caso, decimos que esa nación
está repartida en dos o más Estados. Por ejemplo esto ocurrió con la nación alemana cuando después de la
segunda guerra mundial quedó dividida en dos Estados con territorios delimitados y organizaciones
jurídicas y políticas muy distintas entre sí.
Como ya explicamos en Unidad 4.1, el concepto de “Estado” es un concepto dinámico, histórico, porque a
lo largo del tiempo fue modificándose y adquiriendo nuevas modalidades por su conformación y funciones.
Puede ser examinado desde distintos enfoques, provenientes de disciplinas tales como la ciencia política, la
sociología, la historia y el derecho. Nuestro abordaje está centrado en la concepción del Estado desde la
modernidad.
“[El desarrollo del estado moderno] se inicia por doquier a partir del momento en que se
empieza a expropiar por parte del príncipe a aquellos portadores [privados] de poder
administrativo que figuran a su lado: aquellos poseedores en propiedad de medios de
administración, de guerra, de finanzas y de bienes políticamente utilizables de toda clase”.
O sea que el Estado moderno aparece cuando se expropian los medios de coerción y administración que
estaban en varias manos y se centralizan en un solo poder. Más tarde se estructura bajo un marco
jurídico: el nuevo orden naciente que tiene como resultado una mayor homogeneidad de la legalidad
estatal. Esto último produjo mayor cohesión en los territorios y predictibilidad en las decisiones
administrativas. Así, se iba gestando un poder central que unificaba la coerción y la administración, y
también se iba unificando el marco jurídico.
Por eso, entre los siglos XVI y XVII el gobierno que predominó en Europa fue la monarquía absoluta,
anulando las organizaciones políticas medievales. Más que a necesidades políticas, este surgimiento se
debió a intereses militares y económicos. Por eso, este nuevo panorama le facilitó a la burguesía
emergente el orden necesario que el feudalismo no podía brindarle: el rey encontró en dicha burguesía una
fuente de dinero más conveniente que la que podía brindarle la nobleza.
Enrique VIII en Inglaterra, Luis XIV en Francia o Felipe II en España son ejemplos de este poder absoluto.
El poder se concentraba en manos del monarca, quién sólo respondía por sus actos ante Dios. Debemos
recordar que este tipo de Estado fundaba su legitimidad en la idea de que el poder del monarca era de
origen divino. La frase de Luis XIV: “El estado soy yo” ilustra, como pocas, lo que es el poder absoluto.
Quizás el pensador que más fundamentó teóricamente este tipo de poder haya sido el filósofo inglés
Thomas Hobbes (1588-1679) con su clásico libro El Leviatán: “La base de todas las sociedades grandes y
duraderas ha consistido, no en la mutua voluntad que los hombres se tenían, sino en el recíproco temor”
El Estado Liberal (fines del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX)
5
Como vimos anteriormente, la burguesía naciente admitió el poder absoluto mientras fue adecuado a sus
intereses de clase. Pero cuando las medidas de los monarcas comenzaron a chocar con los intereses del
mercado, empezaron a cambiar su posición. La monarquía con su participación en las guerras religiosas, su
economía mercantilista y su toma de decisiones personalista, empezó a toparse con la burguesía. Esa
tensión creciente tornó imprescindible una nueva relación entre el Estado y la sociedad civil. Aparece como
resultado el constitucionalismo, en donde la burguesía ya no se veía obligada a buscar los favores del
monarca. Por lo tanto el poder del Estado empieza a estar controlado por la ley.
Este proceso de tensión y conflicto entre el Estado y la burguesía se encuentra enmarcado dentro del
pensamiento conocido como liberalismo. Esta ideología, entre otras cuestiones, combatía la idea del origen
divino del poder y su concentración en una sola mano, defendía la autonomía de la vida privada, la
propiedad privada y la economía de mercado basada en la libre competencia.
Entre los principios básicos del Estado Liberal está la división de poderes, ya que sólo si existe un Poder
Judicial independiente del Poder Ejecutivo, es que se puede garantizar la vigencia de los derechos.
Con el Estado Liberal hay una nueva relación entre el Estado y la sociedad civil, viéndose esta última,
fortalecida. Esta relación sólo fue posible con la llegada del capitalismo. A partir de este nuevo sistema, la
pertenencia a un determinado estrato socio-económico no implica una condición jurídica especial, como la
que se daba en el Estado Absolutista. Sino que será el Estado nacional la forma jurídica de este tipo de
Estado, y el sujeto del mismo, será el ciudadano. Es una forma de Estado compatible con el capitalismo, ya
que ve a dicho organismo como garante del mercado.
La visión clásica de este modelo es la de Adam Smith (1723-1790) quien postuló que el mercado se
regulaba sólo, y era a través de la “mano invisible”. El mercado no debía ser estorbado por nada externo a
él. También sostenía que la prosperidad económica tiene su base en el egoísmo de las personas, ya que la
búsqueda de ellas para satisfacer sus intereses movilizaba las fuerzas de la economía.
El pensador fundamental de este tipo de Estado es John Locke (1632-1704). Para este teórico lo
fundamental es proteger los derechos a la propiedad (vida, bienes y
libertad): “El fin, pues, mayor y principal de los hombres que se unen en comunidades políticas y se ponen
bajo el gobierno de ellas, es la preservación de su propiedad”.
Podemos rastrear los orígenes del Estado de Bienestar en el siglo XIX, cuando la “libertad de mercado”
va generando en la sociedad una creciente desigualdad, lo que se evidencia como una contradicción con
los principios sostenidos por el liberalismo filosófico. Si durante el feudalismo la responsabilidad sobre los
vasallos recaía en el Señor, en el capitalismo la responsabilidad de la subsistencia del trabajador recae en el
propio trabajador; es puramente personal. Esto trae aparejado una creciente conflictividad social que en
muchos casos desembocaron en revoluciones.
En 1883, Otto von Bismarck (1815-1898) logra imponer una serie de reformas sociales (indemnización a
los trabajadores, seguro de enfermedad, seguro social) que podemos señalar como el origen del Estado de
Bienestar. Esta implementación de políticas sociales implica el abandono de políticas de beneficencia,
porque no sólo estaba dirigido al asalariado sino que se otorgaba automáticamente evitando de esta forma
cualquier tipo de discriminación. De esta manera el canciller alemán canalizaba los reclamos de los obreros
para evitar el crecimiento del Partido Socialdemócrata Alemán (el más importante de la Europa de
6
entonces).
La conflictividad social en aumento obligó a gobiernos de distinta orientación ideológica a reconocer cada
vez más derechos sociales como una forma de canalizar y contener dicha tensión.
Dentro del Estado de Bienestar podemos incluir el Estado Keynesiano que surge a partir de la crisis de
1930, teniendo su apogeo después de la segunda guerra mundial. Este se basa en la idea de que el Estado
debe intervenir en la economía regulándola. El Estado de Bienestar Keynesiano está en oposición a las
políticas del libre mercado, apareciendo una economía donde el interés individual y su expresión en el
juego de mercado se viera moderado por el interés colectivo. Aparecen políticas orientadas a la
distribución de la riqueza dirigidas desde el Estado.
Como su nombre lo sugiere, el teórico que da origen a dicha corriente fue John Maynard Keynes (1883-
1946), quien ha sostenido que: “Cuando la acumulación de riqueza no tenga importancia para tener un
alto nivel social, habrá un gran cambio en los códigos morales”
El neoliberalismo se presenta como una teoría político-económica que reanuda la doctrina liberal clásica,
adaptándola al esquema del capitalismo actual y radicalizando sus principios. Es una reacción al
intervencionismo del Estado, particularmente al Estado de Bienestar como garante de una mayor justicia
social. Como doctrina toma fuerza a partir del derrumbe de la economía capitalista en el siglo XX,
especialmente de las crisis de finales de los años veinte y de la década del setenta.
El neoliberalismo critica las políticas del Estado de Bienestar (prestaciones sociales, redistribución de la
riqueza, garantía del salario mínimo, seguros sociales, negociación salarial con participación sindical, etc.)
como un intervencionismo desmesurado del Estado que termina produciendo aumento de la presión fiscal,
déficit fiscal, y obstaculizando el desarrollo del mercado. Es en este sentido que postulan la reducción del
Estado, tanto en su tamaño como en sus funciones, a través de la privatización de determinadas áreas
(siempre bajo la premisa de que el sector privado es más eficiente que el sector público). Para esta corriente
de pensamiento, el Estado sólo debe cumplir la mínima función de organizador de la sociedad, pero no
debe intervenir en el funcionamiento de la economía. En la misma dirección recomienda la reducción del
gasto social, la libre competencia de las grandes corporaciones económicas y la mínima participación de los
sindicatos, así como el recorte de los derechos laborales.
Podemos resumir diciendo que el neoliberalismo ve a la economía como al motor fundamental para
desarrollo de las naciones, y es en ese sentido que todos los aspectos de la vida social se deben subordinar a
las leyes del mercado y al libre comercio.
Las prácticas de las políticas neoliberales condujeron a un achicamiento del Estado de Bienestar y a una
gradual desaparición de las políticas keynesianas, con consecuencias como un rápido aumento de los
niveles de desempleo y una profunda precarización laboral. Ejemplos de esto último se registraron durante
los gobiernos de Margaret Thatcher (primera ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990) y Ronald
Reagan (presidente de los Estados Unidos entre 1981 y 1989).
Entre sus principales ideólogos podemos señalar a Friedrich Hayek (Viena, 8 de mayo de 1899-Friburgo,
23 de marzo de 1992) y a Milton Friedman (Nueva York, 31 de julio de 1912-San Francisco, 16 de
noviembre de 2006), Premio Nobel de Economía en 1976, quien ha expresado en su momento que: “Hay
7
un viejo dicho que reza: ‘si quieres cazar a un ladrón, llama a otro para que lo atrape’. La virtud del
capitalismo de libre empresa es aquél que coloca a un empresario frente a otro, y ese es el método más
efectivo de control”.
Además del tipo de Estados que acabamos de estudiar, también pueden clasificarse teniendo en cuenta la
distribución territorial del poder. Así es que pueden existir Estados unitarios o Estados federales.
A fin de comprender las diferencias entre estas dos clases de formas de Estado es preciso primero conocer,
por un lado, la existencia de los niveles de gobierno, los cuales presentan características propias en algunos
Estados y, por otro lado, el concepto de “ciudad capital”.
A continuación, mencionaremos los niveles de gobierno de nuestro país, ya que tiene una forma federal
de Estado, y lo haremos aclarando que los mismos pueden ser denominados de otra manera en otros países
con forma federal.
Otro nivel de gobierno es el provincial cuya característica es la “autonomía", que significa que
se da sus propias normas a través de un Congreso o Poder Legislativo provincial y elige a sus gobernantes,
pero se subordina jurídicamente a la Constitución Nacional, a los Tratados Internacionales y a las leyes que
dicte el Congreso Nacional (Poder Legislativo Nacional).
Si el país del que se trate tiene división de poderes, como el nuestro, esta división se respeta en cada nivel
de gobierno, es decir que tanto la Nación como cada provincia, cada municipio y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, la cual también tienen un Poder Ejecutivo, un Poder Legislativo y un Poder Judicial.
La Capital Federal en Argentina está actualmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La Capital de la
Provincia de Buenos Aires está en la ciudad La Plata, la Capital de la Provincia de Misiones está en la
ciudad Posadas, la capital de Mendoza en la ciudad del mismo nombre, etc.
En la Argentina, por ser un país republicano, existe la división de los poderes. Los tres poderes del
Estado son: el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder
Judicial. Cada nivel de gobierno tiene sus propios poderes, por ejemplo el gobierno nacional tiene su Poder
Legislativo (Congreso de la Nación), su Poder Ejecutivo (Presidente de la Nación) y su Poder Judicial
(Corte Suprema de Justicia de la Nación y tribunales inferiores).
8
A partir de la reforma de la Constitución Nacional de 1994, la Ciudad de Buenos Aires tiene un régimen de
gobierno autónomo con facultades propias de legislación y jurisdicción. Es decir que la Ciudad tiene su
Poder Legislativo y su Poder Judicial. A partir de esta reforma, el Jefe de Gobierno es elegido por el pueblo
de la Ciudad de Buenos Aires. Antes de la reforma, el jefe de la Capital Federal era el Presidente de la
Nación, con la facultad de designar a un Intendente. En la actualidad, es decir, luego de la reforma
constitucional, el cargo se denomina Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Este
régimen de gobierno autónomo significa que la ciudad elige a sus propias autoridades y se da sus propias
normas o leyes. Además, la ciudad pasó a denominarse Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A).
Recordemos que
C.A.B.A y Capital Federal no son sinónimos porque si bien actualmente coinciden, no lo harían si la
Capital Federal se trasladara de la C.A.B.A a otra ciudad.
Aclarados estos conceptos, analicemos las características de los tipos de Estado Federal y Estado Unitario.
Estado Federal
Un Estado adquiere una forma federal cuando existe una distribución territorial del poder, es decir
cuando existen al mismo tiempo el gobierno central o nacional y gobiernos de las provincias, las cuales
son autónomas. Son autónomas, como ya se explicó, porque tienen sus propias normas de organización: su
poder legislativo, su poder ejecutivo y su poder judicial. Y significa, además, que tienen sus propias
Constituciones Provinciales y el pueblo elige a sus representantes. Entonces, las
provincias tienen la facultad de dictar sus propias normas pero deben respetar la Constitución Nacional y el
conjunto de leyes nacionales.
Las provincias han delegado en el gobierno central la decisión de ciertas materias como la creación del
ejército nacional, la acuñación de moneda, la creación o supresión de aduanas. Pero todo el poder que las
provincias no han delegado expresamente en la autoridad central es conservado por cada una de ellas.
Estado Unitario
Un Estado adquiere una forma unitaria cuando todo el poder estatal es ejercido por un único gobierno
nacional o central, que tiene su sede en la Capital de la República. Esto significa que no hay distribución
territorial del poder. En un Estado unitario el pueblo elige a una única autoridad central, quien ejerce el
poder sobre todo el territorio. Sólo existen leyes nacionales sancionadas por el órgano legislativo central. El
titular del poder ejecutivo gobierna para todo el territorio y tiene la facultad de nombrar a aquellas personas
que tendrán a su cargo el gobierno de las divisiones territoriales, que se llaman intendencias o
departamentos, según la Constitución de cada país. En algunos casos esos intendentes son elegidos por la
población local. Estas elecciones están regladas por leyes nacionales y no por leyes provinciales.
9
En el Estado unitario no hay provincias autónomas, sino que las diferentes regiones se subordinan al
poder central. Un ejemplo de Estado Unitario es la República Oriental del Uruguay.
1) Explicá cada uno de los diferentes tipos de Estado según sus funciones.
2) ¿Cuáles son los tres niveles de gobierno que establece la Constitución Nacional? Enuncialos y explicá
sus diferencias.
3) ¿A qué se denomina “ciudad capital”?
4) ¿Dónde se sitúa actualmente la Capital Federal de Argentina?
5) ¿Qué cambios ocurrieron en relación a la Ciudad de Buenos Aires a partir de la Reforma
Constitucional de 1994?
6) Explicá los cuatro tipos de Estado según su función.
7) Explicá cada uno de los diferentes tipos de Estado según la distribución territorial del poder.
Gobierno: Conjunto de órganos o instituciones que ejercen el poder del Estado. Esas
instituciones son el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder judicial. También se denomina
“gobierno" al conjunto de funcionarios que integran esos órganos de gobierno.
Es frecuente identificar al Estado con el gobierno, pero el gobierno es una parte del Estado; es aquella
parte que toma las decisiones políticas, que dicta las normas y las hace cumplir. Recordemos que el Estado
está formado, además por la población y el territorio. Cuando analizamos el concepto de Estado
10
mencionamos (en el punto 3.1) el elemento “poder político organizado jurídicamente”. El gobierno, por
tanto, es una parte de este elemento.
Formas de Gobierno
En el punto anterior (Unidad 3.2) estudiamos las distintas clases de Estado según sus funciones y según la
distribución territorial del poder. Cuando analizamos las distintas “formas de gobierno” estudiamos cómo
se ejerce el poder del Estado, desde quién o quienes lo detentan. Veamos algunas de estas formas:
República: El término significa “cosa pública”. En el siglo XVIII surge como propuesta de forma
de gobierno contraria a las monarquías absolutistas de la época. Esta propuesta implicaba la desaparición
de la figura del monarca soberano y su reemplazo por un gobierno elegido por el pueblo y que sería
ejercido por tres instituciones o “poderes” para evitar el abuso en el ejercicio del mismo y el peligro
que ello conlleva para la libertad de las personas.
Si bien esto significaba un avance con respecto a la existencia de una ley suprema a la cual todos debían
someterse y significaba el reconocimiento jurídico de ciertos derechos, y el establecimiento de ciertas
garantías protectoras de los mismos, no significó que toda República fuera una democracia en los términos
como actualmente describimos a la misma. Muchas repúblicas lo son por no tener rey, pero no respetan los
principios democráticos si, por ejemplo, no se respeta la división de poderes o no existe la pluralidad de
partidos políticos que hagan realmente efectiva la libertad de
elección al momento de elegir gobernantes o, también, si no se respetan los derechos fundamentales de las
personas.
Teniendo en cuenta esta circunstancia podríamos decir que la noción de República, cuando surge como idea
y como forma de gobierno en el siglo XVIII, era cercana a lo que hoy conocemos como democracia.
Monarquía: forma de gobierno en que el poder está concentrado en una sola persona. La
noción de monarquía implica la legitimidad del poder, lo que la distingue de la tiranía y el despotismo. En
la monarquía hay una relación estrecha entre el poder personal del rey y el ejercicio del poder público. Hay
distintos tipos de monarquías: electiva, hereditaria, por sucesión constitucional, etc. Lo común es el carácter
vitalicio del rey o reina.
Aristocracia: Como aristocracia se denomina al sistema en que el poder político es ejercido por
una clase privilegiada, compuesta por los nobles y las clases sociales más altas y pudientes. De allí que la
palabra aristocracia también pueda hacer referencia a la nobleza de una nación o región. En su sentido
original, el término designa al “gobierno de los mejores” para atender los intereses del pueblo.
Oligarquía: Se refiere también a grupos selectos de individuos que detentan el poder político
atendiendo únicamente los intereses de uno pocos. De allí que, cuando se le quiere atribuir connotaciones
negativas al sistema aristocrático se lo tilde de oligárquico.
Etimológicamente el término significa “gobierno del pueblo”. Pero además de ser una forma de gobierno,
decimos que también es un estilo de vida. En este sentido, se es democrático cuando se respeta la pluralidad
de ideas y opiniones, cuando respetamos la igualdad de oportunidades, cuando se tienen en cuenta los
intereses del conjunto en una toma de decisiones en cualquier grupo, cuando se busca el consenso en esas
decisiones, cuando se elige el camino de la negociación para resolver conflictos, etc.
11
Autoritarismo: La palabra autoritarismo tiene distintos usos, desde su aplicación a las relaciones
sociales donde la autoridad se impone por quien ejerce el poder sin tener en consideración distintas
posturas o buscar algún tipo de consenso participativo.
A lo largo de la historia hubo una imposición de prácticas de fuerte autoridad jerarquizada en todos los
órdenes de la sociedad: políticos, económicos, religiosos, etc. La autoridad masculina era incuestionable,
empezando en la familia y desde ahí conformando una sociedad patriarcal. Este último tipo de sociedad se
extendió y se reprodujo a través de la educación, tanto dentro de la familia como en la escuela y en las
relaciones sociales, donde predominaba una visión patriarcal, verticalista, machista. El desarrollo de la
humanidad a lo largo de la historia ha sido una constante lucha por la libertad, la autonomía de la persona y
un mayor consenso en la toma de decisiones.
También es una palabra empleada para comprender cierta psicología individual: la personalidad
autoritaria, una tipología íntimamente ligada a las sociedades descriptas.
Ahora, cuando hablamos de sistemas políticos autoritarios, podemos generalizar diciendo que son
aquellos regímenes donde predomina el mando sobre la toma de
decisiones consensuada. Se concentra el poder en un individuo o grupo, empobreciendo o borrando la
importancia y el funcionamiento de las instituciones, sobre todo las de carácter representativo. Se privilegia
la verticalidad del poder y se debilita la horizontalidad o el poder generado desde las bases. Toda
tendencia a la concentración del poder implica un debilitamiento de la oposición, que puede llegar incluso a
la eliminación de toda expresión opositora: política, intelectual, prensa escrita, ética, etc.
A partir de esta idea de autoritarismo se han determinado una variedad de términos dentro del estudio de la
12
política para definir los distintos modos en que se manifiesta el poder: absolutismo, autocracia,
despotismo, dictadura, totalitarismo, fascismo, etc. Sintetizando, podemos decir que cada término intenta
comprender una forma distinta de ejercer el poder autoritario. Tienen en común, que cada expresión
autoritaria limita siempre el ejercicio de la libertad con más o menos gravedad. También que niegan, en
distintos grados, la igualdad entre las personas, haciendo eje en el principio jerárquico.
Autocracia: Esta forma de gobierno se presenta como un gobierno de uno o unos pocos para su
propio beneficio. Es una de las formas del ejercicio autoritario del poder. Es la forma contraria a la
democracia y se caracteriza por:
Las formas de gobierno se pueden clasificar considerando distintos criterios, por ejemplo, teniendo en
cuenta cómo se distribuye el poder a lo largo de todo el territorio de un país. En este caso distinguimos
entre forma de Estado unitaria o forma de Estado federal. Otro criterio puede ser teniendo en cuenta
quiénes gobiernan, quiénes los eligen y de qué manera se gobierna. En este caso, podemos distinguir
entre formas democráticas y formas autocráticas, entre repúblicas y monarquías, entre formas
presidencialistas y formas parlamentarias, etc. Cada país puede combinar estas distintas formas; nuestro
país es una República Federal Democrática y Presidencialista. Otros, como por ejemplo Uruguay, pueden
ser Repúblicas Presidencialistas Democráticas y Unitarias. Cada una de estas formas de gobierno tiene sus
características propias.
Se debe tener en cuenta al estudiar cada forma de gobierno, que cuando se habla de “centralización del
poder" nos referimos al ejercicio del poder público desde un único punto geográfico. La centralización
del poder es una de las características que definen a la forma de gobierno unitaria. Esta forma de gobierno
puede coexistir con una forma democrática si es que se conserva la división de poderes en la que cada
órgano de gobierno -Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial- cumpla una función específica y
13
si existe la elección y renovación periódica por parte del pueblo de las personas integrantes de esos cargos
de gobierno y con pluralidad de partidos políticos.
La forma de gobierno que es contraria a la forma unitaria es la forma federal, que se caracteriza por la
descentralización del poder, entre otras características.
En cambio, cuando hablamos de “concentración de poderes" nos referimos al ejercicio del poder público
concentrado en una persona o grupo limitado sin respetar las funciones asignadas a cada órgano de
gobierno, es decir las asignadas al Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder judicial. Esta anulación de
la división de poderes o funciones es una de las características de la forma autocrática de gobierno.