Narradores 13 Abril
Narradores 13 Abril
Narradores 13 Abril
Tipos de narradores
Nombre del Profesor: Karoll Pérez García Asignatura: Lengua y literatura Curso: 1° Medio
Objetivo: Considerar las perspectivas que utilizan los narradores para relatar textos narrativos.
CONTENIDO: EL NARRADOR.
Como ya sabes, la voz que relata los sucesos de una historia recibe el nombre de narrador. Tiene la facultad de
seleccionar qué hechos son dados a conocer u omitidos, organiza temporalmente el relato y puede ceder la palabra
a los personajes para que hablen por sí mismos. Esta voz puede coincidir o no con algún personaje, así como haber
más de un narrador. El narrador es una voz ficticia, es decir, solo tiene vida al interior del mundo creado en el texto
y no debe ser confundido con el autor de la obra.
Según su participación o no en la historia, los narradores de clasifican en dos grandes grupos:
Homodiegético: Participa en la historia.
Heterodiegético: No participa en la historia.
Además, el narrador cuenta los acontecimientos desde cierto ángulo o punto de vista dependiendo de su grado de
conocimiento y su relación con los hechos, lo que determina, a su vez, la cantidad de información a la que accede
el lector. Esto puede generar distintos efectos en el receptor, como sorpresa o intriga, a partir del tono de la
narración o la manera en la que se construye el relato.
I) Lee el cuento que se presenta a continuación y caracteriza al narrador tras la lectura.
El diente roto
A los doce años, combatiendo Juan Peña con unos granujas, recibió un guijarro sobre un diente; la
sangre corrió lavándole el sucio de la cara, y el diente se partió en forma de sierra. Desde ese día
principia la edad de oro de Juan Peña.
Con la punta de la lengua, Juan tentaba sin cesar el diente roto; el cuerpo inmóvil, vaga la mirada —sin
pensar. Así de alborotador y pendenciero, tornóse en callado y tranquila.
Los padres de Juan, hartos de escuchar quejas de los vecinos y transeúntes víctimas de las
perversidades del chico, y que habían agotado toda clase de reprimendas y castigos, estaban ahora
estupefactos y angustiados con la súbita transformación de Juan.
Juan no chistaba y permanecía horas enteras en actitud hierática, como en éxtasis; mientras, allá
adentro, en la oscuridad de la boca cerrada, su lengua acariciaba el diente roto —sin pensar.
—El niño no está bien, Pablo —decía la madre al marido—; hay que llamar al médico.
Llegó el doctor grave y panzudo y procedió al diagnóstico: buen pulso, mofletes sanguíneos, excelente
apetito, ningún síntoma de enfermedad.
—Señora —terminó por decir el sabio después de un largo examen—, la santidad de mi profesión me
impone declarar a usted…
—Que su hijo está mejor que una manzana. Lo que sí es indiscutible —continuó con voz misteriosa—,
es que estamos en presencia de un caso fenomenal: su hijo de usted, mi estimable señora, sufre de lo
que hoy llamamos el mal de pensar; en una palabra, su hijo es un filósofo precoz, un genio tal vez.
Parientes y amigos se hicieron eco de la opinión del doctor, acogida con júbilo indecible por los padres
de Juan. Pronto en el pueblo todo, se citó el caso admirable del «niño prodigio», y su fama se aumentó
como una bomba de papel hinchada de humo. Hasta el maestro de escuela, que lo había tenido por la
más lerda cabeza del orbe, se sometió a la opinión general, por aquello de que voz del pueblo es voz
del cielo. Quien más, quien menos, cada cual traía a colación un ejemplo: Demóstenes comía arena,
Shakespeare era un pilluelo desarrapado, Edison, etcétera.
Creció Juan Peña en medio de libros abiertos ante sus ojos, pero que no leía, distraído por la tarea de
su lengua ocupada en tocar la pequeña sierra del diente roto —sin pensar.
Y con su cuerpo crecía su reputación de hombre juicioso, sabio y «profundo», y nadie se cansaba de
alabar el talento maravilloso de Juan. En plena juventud, las más hermosas mujeres trataban de
seducir y conquistar aquel espíritu superior, entregado a hondas meditaciones, para los demás, pero
que en la oscuridad de su boca tentaba el diente roto —sin pensar.
Pasaron meses y años, y Juan Peña fue diputado, académico, ministro, y estaba a punto de ser
coronado Presidente de la República, cuando la apoplejía lo sorprendió acariciándose su diente roto
con la punta de la lengua.
Y doblaron las campanas, y fue decretado un riguroso duelo nacional; un orador lloró en una fúnebre
oración a nombre de la patria, y cayeron rosas y lágrimas sobre la tumba del grande hombre que no
había tenido tiempo de pensar.
FIN
Caracterizando al narrador:
A) ¿En qué persona gramatical narra? ¿Cómo lo adviertes? Escribe una marca textual
1.- “Una mañana, una mujer fue a buscar a la joven para decirle que temía que su marido le fuese infiel. Cuando la
mujer le hubo contado toda su historia, acordaron otra cita, en la que la joven le daría un remedio para aliviar sus
sospechas.”
(Rodrigo Rey Rosa).
a- Solo II
b- I y II
c- II y III
d- I y III
e- I, II y III
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo.
4- ¿Qué tipo de narrador se presenta en el siguiente fragmento?
"... Una barba del corsé de Nívea se quebró y la punta se le clavó entre las costillas. Sintió que se ahogaba dentro
del vestido de terciopelo azul, el cuello de encaje demasiado alto, las mangas muy estrechas, la cintura tan ajustada,
que cuando se soltaba la faja pasaba media hora con retorcijones de barriga hasta que las tripas se le acomodaban
en su posición normal. Lo habían discutido a menudo con sus amigas sufragistas y habían llegado a la conclusión
que mientras las mujeres no se cortaran las faldas y el pelo y no se quitaran los refajos, daba igual que pudieran
estudiar medicina o tuvieran derecho a voto, porque de ningún modo tendrían ánimo para hacerlo, pero ella misma
no tenía valor para ser de las primeras en abandonar la moda. Notó que la voz de Galicia había dejado de
martillarle el cerebro..." ("La casa de los espíritus", Isabel Allende)
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo
9- ¿Qué tipo de narrador se presenta en el siguiente fragmento?
“Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim, y desde entonces nunca he vuelto a ver a un
norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes como Jim, ninguno. Una vez se marchó a Perú,
en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a verlo.”
Roberto Bolaño, Jim
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo
a- Narrador omnisciente
b- Narrador testigo
c- Narrador protagonista
d- Narrador objetivo