Lectura 5 - Díaz Motta Arnold

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

“Año del Bicentenario del Perú: 200 años de Independencia”

UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

FACULTAD DE INGENIERÍA GEOGRÁFICA, AMBIENTAL Y

ECOTURISMO

ESCUELA DE INGENIERÍA GEOGRÁFICA

ALUMNO:
 Díaz Motta, Arnold.
DOCENTE:
 Ing. Mendoza García, José Tomas.
ASIGNATURA:
 Geopolítica y Ordenamiento Territorial
CICLO:
 IX
Lectura N° 5 – El ordenamiento territorial como instrumento
para un desarrollo sustentable.
Toda sociedad presenta una dinámica continua de armonía y conflicto. Desde otras
perspectivas se ha estimado la necesidad de que ese desarrollo contemple de manera
determinante la articulación necesaria entre las dimensiones sociocultural, ambiental y
política; pero realmente en ese proceso se ha generado una degradación de recursos
ambientales en la mayoría de las zonas del territorio nacional.
En el documento de Guimaraes, en el cual se realiza una crítica al desarrollo sustentable, se
plantea la pregunta acerca de si este es una propuesta alternativa o el fruto de una retórica
neoliberal (conservar los recursos y condiciones ambientales o producción que no contempla
los costos ambientales).
Guimaraes señala la necesidad de estimar en los análisis al menos cuatro componentes de esta
sustentabilidad:
i. La sustentabilidad ecológica, referida al manejo adecuado y la conservación de los
recursos naturales para las actividades productivas.
ii. La sustentabilidad ambiental, relacionada con el mantenimiento de la capacidad de
sustento de los ecosistemas o su capacidad de responder adecuadamente a las
agresiones antrópicas.
iii. La sustentabilidad social, referida al mejoramiento de la calidad de vida de la
población, y;
iv. La sustentabilidad política, referida básicamente al proceso de construcción de
ciudadanía.
Sin embargo, estaría de fondo el tema del cambio del modelo predominantemente económico
por uno más equilibrado en el que se considere de igual peso un enfoque social y político.
Pero el asunto no es tan sencillo, dado que los países forman parte de un sistema mundial en
el cual cada uno debe comprometerse con un nuevo modelo.
Sin el acuerdo en cuanto a un nuevo orden (local, regional y mundial) deseado los esfuerzos
locales pueden resultar insuficientes para recuperarnos de la crisis ambiental actual. Para
América Latina, particularmente, se señala la pobreza y la falta de planificación como los
factores más determinantes de la situación de contaminación creciente de los recursos de aire,
suelo y agua. Para analizar el tema de la sustentabilidad en el país, uno de los primeros
factores que se deben tener en cuenta es el relacionado con el proceso vertiginoso de
crecimiento de la población urbana desde los años cincuenta. Este proceso de urbanización
acelerado, sufrido en las últimas décadas, se encuentra asociado con fuertes transformaciones
en el estado de los recursos ambientales.
En efecto, la urbanización genera presiones en el suelo, dado que esta es su base para la
generación de proyectos de vivienda, implantación de equipamientos y vías de comunicación,
además de la demanda que genera en alimentos y agua potable.

Un segundo factor a tener en cuenta en la distribución de la población y su consiguiente


concentración urbana es el hecho de existir una alta concentración en la zona Andina y en el
Caribe.
Un tercer factor es la denominada huella ecológica, tal vez la muestra más importante del
impacto de la ciudad en su área de influencia: por su dinámica se generan cambios
importantes en el uso de los suelos vecinos y el uso del agua. En Colombia no se ha realizado
una investigación que permita saber la huella ecológica.

Guhl (2002) plantea que para Bogotá es distinto, dado que con sus 6.5 millones de habitantes
y su concentración de actividades ha generado externalidades negativas sobre los municipios
vecinos, siendo los principales factores la importación de agua y la contaminación del río
Bogotá.
Un cuarto factor a mencionar es que el país se encuentra dividido en pequeños municipios de
menos de 30 000 habitantes.
Un quinto factor a tener en cuenta es la debilidad de una visión regional.
Los municipios no pueden asumir de manera individual estos procesos de desarrollo, porque
al contrario de lo que se pretende con la Ley 388 que es sumar esfuerzos y fortalecer las
vocaciones territoriales para la competitividad, tal vez se gestando una mayor atomización de
problemáticas y recursos. Por falta de una visión regional, existe en varios casos la
descoordinación en los criterios para la planeación en el uso del suelo.
En efecto, la economía de los países denominados del tercer mundo se basa en la exportación
de materia prima y recursos no renovables, por ello el consumo de recursos no renovables ha
llegado a límites antes no vistos.
La constitución geológica de Colombia permite que este sea un país con gran potencial
minero. En las últimas décadas el país entró en la extracción a gran escala de carbón, petróleo
y níquel. En relación con estas condiciones es preocupante el hecho de la proliferación de
títulos mineros sobre todos los departamentos menos el Amazonas. Los más titulados son
Boyacá, Chocó, Santander, Cundinamarca, Cauca, Cesar.
CONCLUSIONES
Ante todo, debe concebirse el ordenamiento como un instrumento que permite, a través de un
ejercicio prospectivo, generar un modelo de ocupación territorial donde se fortalecen las
vocaciones de los territorios, y es posible tener criterios técnicos para subsanar los conflictos
en el uso de los suelos, armonizando y salvando zonas de interés ambiental y cultural. En este
sentido, el ordenamiento no debe concebirse como una obligación más, sino como un
instrumento que permita construir sobre un territorio un orden deseado y orientado hacia el
horizonte de una sustentabilidad ambiental. La contribución del ordenamiento a la
sustentabilidad debe entenderse en sus distintos niveles territoriales. Algunas consideraciones
al respecto son las siguientes.

ESCALA NACIONAL
A esta escala el ordenamiento territorial como instrumento de planificación debe contribuir a
la construcción de una visión del territorio nacional, donde se señalen áreas estratégicas de
interés ambiental para el país. La nación debe establecer de manera prioritaria qué tipo de país
se requiere de acuerdo a sus componentes ambientales y socioculturales y, en
concordancia,
establecer un modelo adecuado que le dé prevalencia a las relaciones armónicas entre
economía y sustentabilidad ambiental.
En esta misma escala, la información generada en esta visión nacional debe ser compartida
por todas sus entidades, lo cual permitirá una toma de decisiones real. Es importante tener en
cuenta que Ingeominas ha aprobado títulos mineros en zonas de reserva, tal vez porque no
posee la información actualizada sobre zonas de protección, evidencia de una desarticulación
institucional o de intereses particulares de carácter económico que priman sobre la
sustentabilidad ambiental.

ESCALA REGIONAL
Muchos de los problemas ambientales locales y/o urbanos solo pueden ser entendidos desde
una perspectiva regional o, como lo plantea Fernández (2000, 181-190), desde una
perspectiva contextual, principalmente, en áreas de relativo bajo desarrollo socioeconómico.
El nivel regional, unido a partir las propuestas de regionalización que tengan en cuenta
estructuras ecológicas regionales, puede ser un punto de encuentro a partir del cual construir
un ordenamiento regional sostenible, aspecto primordial a tener en cuenta con relación a la
sustentabilidad. El ordenamiento permitirá determinar zonas de interés ambiental regional y el
ordenamiento de macrocuencas hidrográficas.
Otro factor a tener en cuenta es que, aunque existe un alto interés de las comunidades
asentadas en el área de influencia de los ecosistemas, como el de páramos, se plantea por
parte de las comunidades que la mayoría de los estudios ambientales desconocen los
contextos históricos y culturales, por tanto, se utiliza un lenguaje difícil para las comunidades
(Procuraduría 2009). Esto constituye un factor determinante para la generación de
desencuentros entre la visión de las instituciones, de los pobladores y de actores sociales
locales.

ESCALA LOCAL
No hay que olvidar la importancia de la escala local y, por ende, la participación de los
actores sociales en su construcción. Se debe trabajar más en pro de un encuentro del
ciudadano con su territorio, para fortalecer procesos de identificación y apropiación cultural
de este, lo que sin duda redundará en la construcción de un orden deseado. En este sentido es
conveniente destacar la labor de algunos cabildos verdes, organizaciones ecológicas juveniles
y otras pequeñas organizaciones con proyectos de recuperación de cuencas, manejo de
residuos sólidos y proyectos agroecológicos.
Estos aspectos son estratégicos para orientar un desarrollo sustentable, dado que, si no hay un
acuerdo colectivo a nivel nacional, mucho menos puede esperarse que los municipios orienten
sus vocaciones y modelos de organización del territorio de manera coherente y articulada con
una visión de carácter supramunicipal, ya sea nacional o regional.

También podría gustarte