Tema 2 Acciones y Excepciones Procesales

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DERECHO PROCESAL

MERCANTIL.

Lic. Cornelio C. González N.

Primavera 2022.

TEMA 2.- ACCIONES Y EXCEPCIONES PROCESALES.

ACCIÓN

Es el poder de presentar y mantener ante el órgano jurisdiccional una pretensión


jurídica postulando una decisión sobre su fundamento y en su caso la ejecución de
lo resuelto.

LA ACCIÓN COMO DERECHO MATERIAL

No es otra cosa la acción que el derecho de perseguir en juicio lo que a uno se le


debe.

Concepto de acción

Del latín “actio”, movimiento, actividad o acusación, dicho vocablo tiene un carácter
procesal. La acción procesal es concebida como el poder jurídico de provocar la
actividad de juzgamiento de un órgano que decida los litigios de intereses jurídicos.

a. En primer lugar, se utiliza como sinónimo del derecho subjetivo material que
trata de hacer valer en juicio.

b. Suele ser usada también para designar la pretensión o reclamación que la


parte actora o acusadora formula en la demanda o en su acusación.

c. Es entendida también como la facultad que las personas tienen para promover
la actividad del órgano jurisdiccional, con el fin de que, que una vez realizados
los actos procésales correspondientes, emita una sentencia sobre una
pretensión litigiosa.

Antecedentes

La acción procesal tiene orígenes remotos. En Roma se le estudia dentro de los tres
diversos períodos del procedimiento civil romano:

1. La época de acciones de la ley (754 a.C. hasta la mitad del siglo II a.C.).
2. La época del procedimiento formulario (segunda mitad del siglo II a.C.
hasta el siglo III de la era cristiana).

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3. El procedimiento extraordinario (siglo III d.C. hasta Justiniano y
su codificación, 529 a 534 de nuestra era).

En el estadio primario la acción se dice que eran declaraciones solemnes,


acompañadas de gestos rituales que el particular pronuncia y realiza ante un
magistrado con el fin de proclamar un derecho que se discute o de realizar un
derecho plenamente reconocido. De allí que las acciones se dividieran en
declarativas (legis actio sacramento, per judicus arbitrive postulationem y per
condionem) y ejecutivas (legis actio per manus iniectio y per pignoris capionem).

Posteriormente, en el período formulario, las fórmulas antes exclusivas


del conocimiento del Colegio de los Pontífices se divulgan, se multiplican y se
desposeen del rigorismo formulista previo, para ser adaptadas a las necesidades
crecientes de un explosivo pueblo romano. Sin embargo, es la más conocida y
longeva concepción de Celso la que ha tenido mayor impacto y permanencia en la
elaboración de la definición de acción procesal, así el derecho de perseguir en juicio
lo que se nos debe.

En el período extraordinario una de las corrientes más difundidas sobre


la naturaleza jurídica de la acción procesal, es la doctrina tradicional, que tiene entre
sus destacados sostenedores al fundador de la Escuela Histórica de Derecho,
Federico Carlos de Savigny, quien estima a la acción como el derecho que nace de
la violación de un derecho subjetivo y como el ejercicio del derecho material mismo.

En la época contemporánea muchas exposiciones más han intentado fundamentar


la naturaleza jurídica de la acción procesal, entre las que sobresalen las de Chiovenda:
la acción como derecho autónomo potestativo; Kohler: como un derecho
de personalidad; Couture: como una forma del derecho constitucional de petición;
Kelsen que sobrepone la acción al derecho subjetivo; Coviello: facultad de invocar
la autoridad del Estado para la defensa de un derecho con dos estadios
(potencialidad y actuación).

Las más modernas y sólidas concepciones de las acción procesal se inclinan a


calificarla como un derecho abstracto de obrar procesal de carácter público, cívico,
autónomo, para pretender la intervención gubernamental a través de la prestación de
la actividad jurisdiccional y lograr una justa composición del litigio planteado
(Carnelutti, Rocco, Liebman, Calamandrei).

Por su parte, el doctor Arellano García, concibe a la acción como


la conducta dinámica que el sujeto realiza para ponerse en movimiento e impactar al
mundo que lo rodea. En la omisión hay una inactividad, una abstención de conducta,
una paralización de su hacer es un no hacer, no actuar.

CONCEPTO DE ACCION MERCANTIL:

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En Derecho procesal, es el poder de presentar y mantener ante el órgano
jurisdiccional una pretensión jurídica, postulando una decisión sobre su fundamento
y en su caso la ejecución de lo resuelto.

CONDICIONES DE LA ACCION:

La legitimación de actuar o legitimación ad processum debe de ser excluida de


dichas condiciones, pues no concierne directamente a la acción en sí, sino que es
una condición que debe satisfacer la parte que acciona.

La legitimación de actuar constituye un presupuesto procesal relativo a las partes, es


decir, una condición mínima que aquellas deben de satisfacer para que pueda iniciar
y desarrollar válidamente el proceso:

a. Que haya un interés jurídico.

b. Que exista tal acción.

c. La pretensión.

INTERES JURÍDICO.

Es un requisito de la acción Siendo un interés un requisito esencial para el ejercicio


de la acción, si aquella falta, esta no puede ejercitarse y el juzgador puede, aun de
oficio, abstenerse de estudiarla por ser de orden público el cumplimiento de los
requisitos referidos.

CONCEPTO

Es la relación de utilidad existente entre la lesión de un derecho, que ha sido afirmada,


y el proveimiento de tutela jurisdiccional que viene demandando.

ELEMENTOS

a. Requisito para que proceda el ejercicio de la acción.

b. Relación que debe existir entre la situación de hecho contraria a derecho.

c. El Estado de incertidumbre jurídica que afecte a la parte actora.

d. La necesidad de la sentencia demandada.

e. La aptitud de la demanda para poner fin a dicha situación o estado.

Clasificación de las acciones:

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1. Acciones reales y personales.

Este criterio clasificativo atiende al tipo de derechos que sirven de fundamento a la


acción respectiva, si la acción se funda en un derecho real se tratará de una acción
real. Si se apoya en un derecho personal se tratará de una acción personal.

Las acciones reales tienen por objeto garantizar el ejercicio de algún derecho real, es
decir, aquellas que ejercita el demandante para reclamar o hacer valer un derecho
sobre alguna cosa, con plena independencia de toda obligación personal por parte
del demandado.

Las acciones personales son las que tienen por objeto garantizar un derecho
personal, es decir, se deducirán para exigir el cumplimiento de una obligación
personal, ya sea de dar, de hacer o de no hacer determinado acto.

2. Acciones de condena, declarativas, constitutivas, cautelares y ejecutivas.

Este criterio clasificativo toma en cuenta las diferentes especies de prestaciones que
suelen reclamarse.

1. Las acciones de condena son aquellas que pretenden del demandado una
prestación de dar, hacer o no hacer. Con ellas se pretende la ejecución inmediata
del derecho declarado por la sentencia judicial; su fin esencial es la ejecución del
fallo.

2. Las acciones declarativas son aquellas en que el actor pretende terminar con
una situación de incertidumbre que gira alrededor del derecho que le sirve de
fundamento a la acción. El órgano jurisdiccional se limitará al reconocimiento
oficial del derecho en la forma reclamada por el demandante. Es decir, estas
acciones consisten en hacer cierto el derecho y no en exigir del demandado una
prestación determinada.

3. Las acciones constitutivas son aquellas que se dirigen a obtener la creación,


modificación o la extinción de un derecho o una obligación, o una situación
jurídica.

4. Las acciones cautelares, preservativas o preventivas son aquellas que tienen


como objeto conservar la futura efectividad de una acción definitiva en
la persona o en los bienes del demandado.
5. Las acciones ejecutivas son aquellas que derivan de un documento con
cualidades específicas que permite, desde que se ejercitan, antes de la sentencia
definitiva, afectar provisionalmente el patrimonio del deudor.

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3. Acciones nominadas e innominadas.

Este criterio clasificativo atiende al hecho de que el legislador haya previsto


expresamente en la legislación un determinado tipo de acción e incluso le haya
atribuido una determinada denominación.

1. Las acciones nominadas son aquellas en que el actor podrá mencionar su


denominación legal y le serán aplicables todas las disposiciones que rijan a ese
tipo de acción, pues la denominación es útil para identificarla con todas sus
consecuencias legales procedentes.

2. Las acciones innominadas son aquellas que el legislador no les previó una
denominación determinada pero, que intentada no habrá razón para no
considerarla y se procederá al desempeño de la función jurisdiccional aunque
sólo se aplicarán las reglas legales aplicables a las acciones en general, pues, no
habrá reglas específicas que deriven de una categoría especial de acción.

Concepto de excepción:

Vocablo derivado del latín exceptio, excepción.

La exceptio se originó en la etapa del proceso por fórmulas del derecho


romano como un medio de defensa del demandado.

Consistía en una cláusula que el magistrado, a petición del demandado, insertaba en


la fórmula para que el juez, si resultaban probadas las circunstancias de hecho
alegadas por el demandado, absolviera a éste, aun cuando se consideraba fundada
la intentio del actor. La posición de la exceptio en la fórmula era entre la intentio y
la condemnatio.

Actualmente se pueden destacar dos significados de la excepción:

Sentido abstracto.

Es el poder que tiene el demandado para oponer, frente a la pretensión del actor,
aquellas cuestiones que afecten la validez de la relación procesal e impidan un
pronunciamiento de fondo sobre dicha pretensión (cuestiones procesales), o aquellas
cuestiones que, por contradecir el fundamento de la pretensión, procuran un
pronunciamiento de fondo absoluto (cuestiones sustanciales).

Sentido concreto.

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Son las cuestiones concretas que el demandado plantea frente a la pretensión del
actor, con el objeto de oponerse a la continuación del proceso, alegando que no se
han satisfecho los presupuestos procesales (excepciones procesales), o con el fin de
oponerse al conocimiento, por parte del juez, de la fundamentación de la pretensión
de la parte actora, aduciendo la existencia de hechos extintivos, modificativos o
imperativos de la relación jurídica invocada por el demandante (excepciones
sustanciales). Es decir, dentro este sentido concreto de las excepciones, las
procesales objetan la válida integración de la relación procesal e impiden un
pronunciamiento de fondo sobre la pretensión del actor, mientras que las sustanciales
contradicen al fundamentación misma de dicha pretensión y procuran una sentencia
desestimatoria.

El doctor Arellano García define la excepción como el derecho subjetivo que posee
la persona física o moral que tiene el carácter de demandada o de contrademandada
en un proceso, frente al juzgador y frente a la parte actora o reconviniente en su caso,
para contradecir lo establecido por el actor en la demanda o lo determinado por el
reconviniente en la contrademanda y, cuyo objeto es detener el proceso o bien
obtener sentencia favorable en forma parcial o total.

Clasificación de las excepciones.

1. Desde el punto de vista de que la excepción esté basada en una disposición


procesal o en una disposición de fondo, se pude hablar de excepciones adjetivas
o excepciones sustantivas
2. Desde el punto de vista de que la excepción pueda suspender el procedimiento
en un juicio o no lo paralice, podríamos mencionar excepciones de previo y
especial pronunciamiento y excepciones comunes o normales.
3. Desde el punto de vista de su denominación y siendo que el legislador en
ocasiones se refiere a determinada excepción como una denominación
determinada y otras veces alude a excepciones en general, se puede hacer
referencia a excepciones nominadas e innominadas.
4. Desde el punto de vista de que las excepciones se dirijan a detener la marcha de
un proceso o a atacar las pretensiones de la parte actora o contrademandante
para que haya una sentencia favorable, se pueden citar las excepciones dilatorias
y las perentorias.
5. Desde el punto de vista del momento procesal en que deba hacerse valer, habrá
excepciones que tendrán que interponerse en un término más breve que el
concedido para contestar la demanda y otras que, se harán valer
simultáneamente con el escrito de contestación; además otras que, se harán valer
con posterioridad a la contestación por tener el carácter de supervenientes.
6. Desde el punto de vista de que las excepciones estén respaldadas o no, por
la lógica, por las constancias de autos y por las normas jurídicas implicables a
ellas, puede hacerse referencia a excepciones fundadas o infundadas.
7. Desde el punto de vista de que las excepciones se promuevan adecuadamente
conforme a las normas que rigen el proceso, o infrinjan las normas procesales que
rigen su procedencia, puede hablarse de excepciones procedentes o
improcedentes.

Excepciones aplicables a los títulos de crédito (artículo 8º de la ley general de títulos


y operaciones de crédito).

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Incompetencia y falta de personalidad.

Previo al estudio de la “excepción de incompetencia”, es necesario conocer y aplicar


su elemento positivo denominado “Competencia”, bajo las siguientes reflexiones:

La Competencia puede definirse como el ámbito, esfera o campo dentro del cual un
Órgano de Autoridad puede desempeñar válidamente sus atribuciones y funciones”.

“Es medida de jurisdicción asignada a un Órgano del Poder Judicial, consistente en


la determinación genérica de los asuntos, en los cuales es llamada a conocer en
razón de la materia, cantidad y lugar”.

“Es el conjunto de las causas (procesos y procedimientos), en que puede ejercer,


según la Ley su jurisdicción, es decir, sus facultades consideradas dentro de los
límites en que le son conferidas”.

La “Competencia” desde el punto de vista procesal mercantil, no es parte de la


jurisdicción, sino la medida o contenido de su ejercicio, y de ahí el que se le
conceptualice como la medida de la facultad otorgada a un Órgano Jurisdiccional,
donde plenamente ejerce sus funciones.

Competencia por materia.

“En función de las Normas Jurídicas Sustantivas que deberán ser aplicadas para
dirimir o solucionar una controversia, conflicto o litigio que se haya presentado a la
consideración del Órgano Jurisdiccional respectivo”.

Se deberá tomar en cuenta, respecto de la Competencia en razón de materia, el


contenido del artículo 1050 del Código de Comercio, que en lo conducente establece:
“ARTICULO 1050.- Cuando conforme a las disposiciones mercantiles, para una de las
partes que intervienen en un acto, éste tenga naturaleza comercial y para la otra tenga
naturaleza civil, la controversia que del mismo se derive se regirá conforme a las Leyes
Mercantiles”.

A su vez, deberá aplicarse el texto del artículo 1121 del citado Código de Comercio,
precepto que regula la Competencia por razón de materia, con característica de
prorrogable, con el fin de no dividir la continencia de la causa en aquellos casos en
que existan contratos coaligados o las prestaciones tengan íntima conexión entre sí,
o por los nexos entre las personas que litiguen, sea por razón de parentesco, negocios,
sociedad o similares, o deriven de la misma causa de pedir. En consecuencia, “ningún
tribunal podrá abstenerse de conocer de asuntos alegando falta de competencia por
materia cuando se presente alguno de los casos señalados, que podrán dar lugar a
multiplicidad de litigios con posibles resoluciones contradictorias”

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Competencia por territorio:

Implica que en un área geográfica específica se divida ésta, tomando en cuenta


elementos demográficos, económicos y sociales

En la Competencia en razón de territorio, deben tomarse en cuenta tres elementos a


saber:

* Cuando el Juez en el desarrollo de su función jurisdiccional, se delimita a una


circunscripción geográfica, y en un segundo lugar cuando se desprende de una
Norma Jurídica, el elemento de sujeción de las partes a una determinada
circunscripción, en que debe actuar el Juez. Así, tenemos que el artículo 1104 del
Código de Comercio, establece: “ARTICULO 1104.- Salvo lo dispuesto en el artículo
1093, sea cual fuere la naturaleza del juicio, serán preferidos a cualquier otro Juez:

I.- El de lugar que el deudor haya designado, para ser requerido judicialmente de
pago;

II.- El de lugar designado en el contrato para el cumplimiento de la obligación”. El


precepto en estudio permite que la voluntad de las partes, sea Ley Suprema, toda vez
que el deudor puede señalar el lugar en el cual válidamente cumplirá su obligación y
la segunda da la facultad a las partes de que establezcan el domicilio, en el cual se
deba de cumplir la obligación.

* Un segundo supuesto es el relativo al no señalamiento de un domicilio para que el


deudor cumpla con su obligación, en cuyo caso en términos del artículo 1105 del
Código de Comercio, es competente el Juez de domicilio del deudor sea cual fuere la
acción que se ejercite.

* El tercer supuesto, se presenta cuando el deudor tuviera varios domicilios, será


preferido el que elija el acreedor, en términos del artículo 1106 del Código de
Comercio.

Competencia en razón de grado.

Se entiende como las diversas instancias del proceso, generando la división


jerárquica de los Órganos que desempeñan la función Jurisdiccional. (Orden
Jerárquico, previamente establecido).

Competencia en razón de cuantía.

Si se ventila el Juicio Mercantil en un Juzgado Federal, no existe límite en razón de


dicha cuantía, sin embargo, cuando conoce un Juez del Fuero Común (competencia

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concurrente), se toma en consideración lo que establezca la Ley Orgánica de cada
uno de los Estados Federales.

Incompetencia.

Elemento negativo de la Competencia, que podrá hacerse valer por inhibitoria o por
declinatoria, la cual debe proponerse dentro del término concedido para contestar la
demanda en el juicio que se intente, cuyo plazo se iniciará a partir del día siguiente de
la fecha de emplazamiento.

Se entiende por “Excepción de incompetencia por declinatoria”:

Cuando ésta se hace valer ante el Juez que emplazó al demandado, dentro del plazo
concedido para contestar la demanda, que en el Juicio Ordinario Mercantil es de
quince días y en el Juicio Ejecutivo es de ocho días.

La “excepción de incompetencia por inhibitoria”:

Se hace valer ante el Juez que se considera competente, dentro del plazo concedido
para contestar la demanda; independientemente de la obligación de contestar la
demanda ante el Juez que lo emplazó. Las cuestiones de competencia, en ningún
caso suspenden la tramitación procesal, remitiéndose testimonio de lo actuado al
Superior Jerárquico para que éste decida lo que en derecho corresponda.

Excepción de falta de personalidad.

En la “excepción de falta de personalidad del actor”, al hacerse valer dicha “excepción”


se deberán ofrecer los medios de prueba, en que se fundamente, tramitándose con
las reglas de los incidentes, es decir, vista a la parte actora por tres días para que
manifieste lo que a su derecho convenga y en su caso, aportes medios de convicción.

Desahogados los medios de convicción, es importante tomar en consideración el


artículo 1126 del Código de Comercio, que en lo conducente establece: “ARTICULO
1126.- En la excepción de falta de personalidad del actor, o en la objeción que se haga
a la personalidad del que represente al demandado, cuando se declare fundada una
u otra, si fuere subsanable, el tribunal concederá un plazo no mayor de diez días para
que se subsane. De no hacerse así, cuando se trate de la legitimación al proceso por
el demandado, se continuará el juicio en rebeldía de este. Si no se subsanara la del
actor, el juez de inmediato sobreseerá el juicio y devolverá los documentos…..”

Del precepto transcrito se desprende que siendo fundada la “excepción”, si es


subsanable la deficiencia, se concede un plazo de diez días para subsanar.

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La excepción que se funda, en el hecho de no haber sido el demandado, quien
firmó el documento.

Se debe realizar una consideración previa, consistente en que inicialmente se


presentó una orden de ejecución, sin necesidad de reconocimiento previo, por
tratarse de títulos de crédito, en su calidad de documento ejecutivo, en términos de la
fracción IV del artículo 1391 del Código de Comercio, y en tal virtud, se requirió de
pago, y ante el desconocimiento de la firma, y como consecuencia de ello, el no pago,
en cumplimiento del auto de ejecución, se embargaron bienes propiedad del
demandado, subsistiendo dicho embargo hasta la conclusión del juicio. Es una
“excepción perentoria”, toda vez que intenta destruir la pretensión ejercitada por el
actor, sin embargo, no le es aplicable el principio rector en materia de pruebas, que
hace saber que el que afirma prueba y que la negativa no es materia de prueba, toda
vez que en este caso, al desconocerse la firma por parte del demandado, respecto
del documento base de la acción procesal, tiene la carga procesal dicho demandado
de acreditar cuál es su firma para justificar su excepción.

La excepción de falta de representación, de poder bastante o de facultades


legales, en quien suscribió el título a nombre del demandado.

La firma del falso representante no obliga al representado salvo que dicho


representante haya dado lugar con actos positivos u omisiones graves a que se crea,
conforme a los usos del comercio que quien firmó el documento estaba facultado
para ello, caso en el cual, no podrá hacerse valer la citada “Excepción” con
fundamento en el artículo 11 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

El falso representante que suscriba un título de crédito en nombre de otro, se obliga


personalmente como si hubiera obrado en nombre propio, y si paga adquiere los
mismos derechos que corresponderían al representado aparente. Cabe mencionar,
que si el representado aparente ratifica expresa o tácitamente, el acto consignado en
el título de crédito queda obligado, con la salvedad de que a partir de ese momento
empezará a surtirle efectos la obligación consignada en el título de crédito.

La excepción de haber sido incapaz el demandado al suscribir el título.

La incapacidad como denominación genéricamente puede surgir por minoría de


edad o por estado de interdicción, siendo un hecho objetivo que puede ser conocido
en forma genérica por las personas, siendo susceptible de ser comprobado en forma
indubitable.

En tal virtud, si un menor de edad aparece con la calidad de aceptante u obligado


cambiario al momento de suscripción del título de crédito, independientemente de
que fuera mayor de edad al vencimiento del documento, hace procedente la presente
excepción, la cual tiene carácter de “Perentoria”. No obstante, ello, cualquier otro

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signatario, incluidos los avalistas responderán de la obligación, al ser deudores
solidarios, lo anterior con fundamento en los artículos 12 y 114 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito.

Excepción fundada en la omisión de requisitos y menciones que el título o el acto


en el consignado, deban llenar o contener, y la Ley no presuma expresamente o
no se haya satisfecho oportunamente.

La presente excepción contiene diversos supuestos que se deben revisar para efectos
de su procedencia o improcedencia, a saber:

Lo correcto es que se cumplan con todos y cada uno de los requisitos al momento de
suscripción del documento, Sin embargo, permite el artículo 15 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, que los requisitos y menciones puedan ser
satisfechos por quien en su oportunidad debió llenarlos, hasta antes de la
presentación del título para su aceptación o para su pago. (No confundir dicho
llenado con la alteración en el texto del documento).

A su vez, puede presentarse el supuesto de que algún requisito no aparezca dentro


del texto del documento, sin embargo, el Legislador lo presuma expresamente, como
podría ser el caso en el cual no se señala el domicilio para el cumplimiento de la
obligación, en cuya virtud, se presume o infiere que deberá exigirse su pago en el
domicilio del deudor.

Los efectos del incumplimiento de los requisitos y menciones que debe contener un
título de crédito, el cual señala: “El artículo 14 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, establece categóricamente que los títulos de crédito y los
actos en ellos consignados, no producirán los efectos previstos por la Ley, sino
cuando contenga las menciones y llenen los requisitos que la misma establece o que
ella no presuma expresamente. Siendo los títulos de crédito documento de naturaleza
esencialmente formal, la Ley exige para su validez que contengan determinados
requisitos y en ausencia de los cuales no producirán efectos de títulos de crédito.

Excepción de alteración del texto del documento o de los demás actos que en el
consten-

La alteración del texto del documento supone títulos de crédito válidamente emitidos
en los que se modifican menciones o actos consignados para hacer más favorable la
posición del beneficiario. La excepción tiene por objeto destruir parcial o totalmente
la pretensión ejercitada por el actor, mediante el ejercicio de la acción cambiaria.

Sin embargo, para la procedencia o no procedencia de esta excepción, es menester


tomar en consideración el contenido del artículo 13 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, precepto que regula diferentes supuestos a saber:

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En el caso de alteración del texto de un título de crédito, los signatarios posteriores
quedan obligados, según los términos del texto alterado;

A su vez, en el caso de alteración del texto del título de crédito, los signatarios
anteriores quedan obligados, en los términos del texto original;

Cuando no se pueda comprobar si una firma, fue puesta antes o después de la


alteración, se presume que lo fue antes y en consecuencia, se deberá estar al texto
original.

La excepción que se funda en que el título, no es negociable.

En cuanto a la expresión “No Negociabilidad” de un título de crédito, implica una


degradación para el documento, toda vez, que se limita su circulación, sin que, por
ello, deje de ser título de crédito.

Ante la degradación del documento al limitarse su circulación, sus efectos se vinculan


fundamentalmente con la legitimación procesal, debiéndose tener en consideración
las reglas previstas de los artículos 25 y 27 de la Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito.

La excepción que se basa en la quita o pago parcial que conste en el texto mismo
del documento, o en el depósito del importe de la letra, en el caso del artículo 132
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

Del contenido de la excepción, se aprecia tratamiento limitativo, respecto de las


figuras de la quita o para el pago parcial y no se prevé la excepción de pago del
documento, siendo la razón de ello, el contenido del artículo 17 de la Ley Cambiaria
que preceptúa que, al momento de cubrirse la obligación consignada en el título, el
mismo debe restituirse o entregarse al deudor.

En consecuencia, el beneficiario solamente debe conservar en su poder el


documento, cuando se ha dejado de cubrir la obligación consignada en el mismo y
así estará en aptitud de legitimarse para exigir su pago.

Es importante destacar dentro de las casuísticas que pueden surgir en el tratamiento


del pago parcial, el evento de pago parcial mediante recibo, el cual solamente podrá
hacerse valer como excepción y con el carácter de personal, en contra del sujeto que
recibió el pago, siempre y cuando este último sea el beneficiario que exige la
obligación cambiaria.

La quita o liberación parcial de la obligación por el principio de incorporación, debe


constar en el documento, ya que en caso contrario no surte efectos en contra del
tenedor de buena fe.

En cuanto al depósito del importe de la letra a que hace referencia el artículo 132 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, destaca lo siguiente: Si no se exige
el pago del título de crédito al vencimiento, el obligado cambiario, después de

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transcurrido en su caso, el plazo del protesto, tiene el derecho de depositar el importe
del documento genéricamente ante el Banco de México.

El depósito que se realiza es a expensa y riesgo del tenedor y sin obligación de dar
aviso a éste. (Se omite el aviso, en virtud, de que los títulos de crédito están destinados
a la circulación y se desconoce quién es el beneficiario del mismo).

La excepción que se funda en la cancelación del título, o en la suspensión de su


pago ordenada judicialmente, en el caso de la fracción II del artículo 45 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito.

Respecto de la presente excepción, es necesario tomar en consideración los


siguientes elementos:

Al solicitarse la cancelación de un título nominativo o de un documento a la orden


para su procedencia, debe haberse sufrido el robo o el extravío del citado documento;

Al solicitarse la cancelación del título nominativo o del documento a la orden, puede


solicitarse de igual manera, el pago si se trata de un título vencido o bien, solicitar su
reposición o restitución si el vencimiento es posterior a la fecha en que la cancelación
quede firme.

Se podrá obtener la suspensión del cumplimiento de la obligación consignada en el


título materia de cancelación, hasta en tanto se adquiera la definitividad respecto de
dicha cancelación, si se garantizan los daños y perjuicios que puedan generarse a
terceros de buena fe.

Es competente para conocer de la solicitud de cancelación el Juez del domicilio del


principal obligado.

Cuando alguno de los signatarios del título cancelado, en caso de ordenarse el


duplicado correspondiente, se niegue a suscribirlo, el Juez lo hará por él y el
documento producirá, conforme a su texto, los mismos efectos que el título
cancelado.

Tratándose de un título aportador para que proceda la cancelación, deberá


presentarse el supuesto de que el documento no esté en condiciones de circular, por
haber sido destruido o mutilado en parte, de conformidad con el artículo 75 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito.

Finalmente, tratándose de títulos al portador, que hayan sido robados o perdidos, no


es procedente la cancelación y solamente existirá una acción preventiva en términos
del artículo 74 de la Ley Cambiaria.

La excepción de prescripción:

La prescripción es el medio de adquirir bienes (positiva) o de liberarse de obligaciones


(negativa), mediante el transcurso del tiempo, dentro de los plazos que para tal efecto,
establezca la Norma Jurídica. En Materia Mercantil limitativamente se presenta la

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prescripción negativa, la cual, se inicia desde el día en que la acción procesal pudo
legalmente ser ejercitada en juicio. La acción cambiaria directa vinculada con la letra
de cambio del pagaré, se extingue por prescripción al transcurrir el plazo de tres años,
sin ejercicio de la acción procesal, o bien, desde que concluyan los plazos a que se
refieren los artículos 93 y 128 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito
(vencimiento a cierto tiempo vista y vencimiento a la vista, para los efectos en el primer
caso de la aceptación y en el segundo de su pago).

En el cheque el plazo de prescripción de la acción cambiaria es de seis meses,


teniendo como fundamento el contenido del artículo 191 fracción III y 192 de la
Legislación Cambiaria.

Excepción de caducidad cambiaria:

“La Ley denomina caducidad al modo de extinguirse la acción cambiaria de regreso;


pero se trata, propiamente de una prescripción. El intérprete, el expositor sistemático
de un sistema jurídico, está vinculado por las Normas del Legislador; no lo está por
sus clasificaciones o calificaciones doctrinales, cuando resulten erróneas. En realidad,
es una prescripción la que se prevé en las dos hipótesis mencionadas, pues la acción
ya se perfeccionó y el transcurso del tiempo la extinguirá”.

Se debe de entender como caducidad cambiaria, cuando el derecho no llega a surgir,


en virtud de no haberse salvo guardado, como sería el caso de la falta de
levantamiento del protesto.

“En cuanto a la verdadera caducidad, que implica no llegó a existir la acción cambiaria
que indebidamente se ejercita, juzgo justificado que se incluya dentro de las defensas
oponibles, dada la posibilidad de que el Juez de entrada a una demanda, en que se
hace valer una inexistente acción de regreso, bien por error, bien porque no sea
patente la caducidad.

Excepciones personales que tenga el demandado, en contra del actor.

Muy variadas son las excepciones de este tipo, que el demandado puede hacer valer,
tienen este carácter las que resultan de las relaciones surgidas entre las partes en
controversia, ya sea al celebrarse el acto o negocio jurídico que dio lugar a la creación
del título de crédito o al transmitirse el mismo.

Respecto de la transmisión, de los títulos de crédito, es pertinente destacar lo


siguiente:

1 Cuando circulan los títulos de crédito, el tenedor del documento adquiere un


derecho nuevo y diferente en relación a la anterior titular, por el elemento autonomía.

2 Sin embargo, si circula un título de crédito mediante endoso en propiedad, después


de su vencimiento, al tenedor del documento, se le pueden hacer valer las
excepciones personales que se tuvieran en contra de su cedente, de conformidad

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con el artículo 37 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, que a la letra
establece: “ARTICULO 37.- El endoso posterior al vencimiento del título surte efectos
de cesión ordinaria.”

El tema de las excepciones en el juicio ejecutivo mercantil está regulado por varios
preceptos del c. de c., esto es atendiendo a la clase de título ejecutivo que haya
servido de base de la acción.

Si el documento base de la acción es una sentencia solo se pueden oponer las


siguientes excepciones:

1.- La de pago, si la ejecución se pide dentro de 180 días

2.- transacción, compensación y compromiso en árbitro, esto será cuando hayan


pasado más de 180 días, pero menos de un año.

3.- Novación, espera, quita, pacto de no pedir, falsedad en el instrumento y cualquier


otro arreglo que modifique la obligación.

Estas se opondrán cuando hayan transcurrido más de un año. Todas estas


excepciones deben ser posteriores a la sentencia, convenio o juicio y constar en
instrumento público, documento judicialmente reconocido o confesión judicial.
Contra las acciones derivadas de un título ejecutivo sólo pueden oponerse las
excepciones previstas en el artículo 8o. de la L.G.T.O.C. y son:

I.- Las de incompetencia y falta de personalidad del actor.

II.- Las que se funden en el hecho de no haber sido el demandado quién firmo el
documento.

III: La falta de representación, de poder bastante o de facultades legales en quién


suscribió el título a nombre del demandado, salvo lo dispuesto en el artículo 11.

IV.- La de haber sido incapaz el demandado al suscribir el título. -

V.- Las fundadas en la omisión de los requisitos y menciones que el título o el acto en
el consignado deben llenar o contener, y la ley no presume expresamente o que no
se haya satisfecho dentro del término que señala el artículo 15

VI.- La de la alteración del texto del documento o de los demás actos que en el
consten, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 13

VII.- Las que se basen en que el título no es negociable.

VIII.- Las que se basen en la quita o pago parcial que consten en el texto mismo del
documento, o en el depósito del importe de la letra en el caso del artículo 132.

IX.- Las que se funden en la cancelación del título, o en la suspensión de su pago


ordenado judicialmente, en el caso de la fracción II del artículo 45.

X.- Las de prescripción y caducidad y las que se basan en la falta de las demás
condiciones necesarias para el ejercicio de la acción.

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XI.- Las personales que tenga el demandado contra el actor. Contra cualquier otro
documento mercantil que traiga aparejada ejecución son admisibles, las excepciones
que señala el artículo 1403 del C. de c.

I.- Falsedad del título o contrato contenido en el.- 25

II.- Fuerza o miedo. -

III.- Prescripción o caducidad del título. I

V.- Falta de personalidad en el ejecutante, o del reconocimiento de la firma del


ejecutado, en los casos que ese reconocimiento es necesario.

V.- Incompetencia del Juez.

VI.- Pago o compensación

VII.- Remisión o quita.

VIII.- Oferta de no cobrar o espera.

IX.- Novación de contrato

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