SEGOVIANO - NOYOLA - LUCIA - Dei Verbum y Divino Aflante

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UNIVERSIDAD CATOLICA LUMEN GENTIUM

ESCUELA DE TEOLOGIA
INTRODUCCION A LA BIBLIA Y Prof. Byron Carmona
METODOS EXEGÉTICOS
Presenta: Lucía Segoviano Noyola
1 Semestre Grupo LTM1A
Tlalpan, D.F., 04 de Noviembre de 2020
DEI VERBUM

La Revelación en sí misma. Dios no se limitó a revela verdades, se revela a sí mismo, la fe es la


creencia de verdades, es una relación de confianza en Dios, un acceso al Padre por medio de
Cristo en el Espíritu Santo. Fe es cultivar una relación de amistad con Dios, vivir en su compañía
es conocer el misterio de su voluntad por medio de Cristo Verbo encarnado pues tiene acceso al
Padre en el Espíritu Santo, la Revelación es un modelo que encontramos en la Biblia.
En consecuencia, por esta revelación, Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido
por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su
compañía. (DV 2)
Transmisión de la Revelación Divina. La Escritura y la Tradición es la transmisión, lo que
enseñaron los Apóstoles, con su vida en la Iglesia transmitiéndola de generación en generación
animada por el Espíritu Santo, así surge el Nuevo Testamento reconocido como canónico. La
Sagrada Escritura sostiene la Tradición, la conserva e interpreta. No se puede disociar Tradición
y Escritura. Así, pues, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y
compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma divina fuente, se funden en cierto modo y
tienden a un mismo fin. (DV 9).
La Sagrada Escritura. Verdadera protagonista de Dei Verbum, el capítulo III Inspiración divina
de la Sagrada Escritura y su interpretación. Afirma que Antiguo y Nuevo Testamento tienen a
Dios como autor. Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios,
de forma que obrando Él en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo
lo que Él quería” (DV 11).
Antiguo y Nuevo Testamento. Se presentan de forma breve que son para la Iglesia. Dios
prepara la salvación a su pueblo y se revela con palabras y obras. El Antiguo Testamento
manifiesta verdadera pedagogía divina. El Nuevo Testamento, Cristo instaura el Reino de Dios
en la tierra, manifiesta a su Padre y así mismo con obras y palabras y completó su muerte y
resurrección, ascensión con la misión del Espíritu Santo. Los evangelios ocupan un lugar
preeminente, testimonio principal de vida. (DV 17).
La Sagrada Escritura en la Vida de la Iglesia. Concluye la práctica cristiana para colocar la
lectura de la Biblia en un lugar central en la celebración de la Eucaristía y los sacramentos de
oración común, ya que si se desconoce las Escrituras se desconoce a Cristo.
Es necesario, que toda la predicación eclesiástica, como la misma religión cristiana, se nutra de
la Sagrada Escritura, y se rija por ella. Porque en los sagrados libros el Padre que está en los
cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la
palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus
hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual (DV 21)
DIVINO AFFLANTE SPIRITU

El sacrosanto Sínodo Tridentino decretó que deben ser tenidos por


sagrados y canónicos los libros enteros que se encuentran en la
vulgata.
Providentissimus Deus reprobó a los escritores que osaron limitar la
verdad y afianzó normas sapientísimas de los divinos libros. Expuso
la doctrina de la verdad, no es lícito restringir la inspiración de la
Sagrada Escritura.
Se encomendó a los monjes benedictinos investigar y preparar los estudios de la versión latina de
las Escrituras, levantó desde sus cimientos el monasterio urbano de San Jerónimo. Pío X
persuade la costumbre de leer y meditar los Evangelios.
Los Padres de la Iglesia recomendaban estudiar las lenguas antiguas y volver a los textos
primitivos, los occidentales solamente se apoyan en la versión latina llamada Vulgata. La lengua
griega ha sido resucitada a su nueva vida, el conocimiento de la lengua hebrea se ha prolongado
entre los doctos. La autenticidad de la vulgata no fue establecida por el concilio principalmente
por razones críticas, sino por su legítimo uso en las Iglesias. Hallar y exponer el sentido genuino
de los sagrados libros, distingue bien y determina el sentido de las palabras bíblicas. Los
exegetas muestran cual es la doctrina teológica de cada libro respecto de la fe y costumbres,
ayuda a los doctores teólogos a proponer y confirmar los dogmas de la fe, siendo útil a los
sacerdotes para explicar la doctrina cristiana y sirva a los fieles para llevar una vida santa.
El intérprete debe exponer el sentido literal de las palabras que el hagiógrafo expresa, orar para
creer. El exegeta católico debe estudiar las obras de los Santos Padres y doctores de la Iglesia,
que exigen nueva investigación y examen, estimulando el estudio del interprete moderno. Se
debe esforzar para averiguar la condición de vida del escritor sagrado, edad que floreció, que
fuentes utilizó, escritas, u orales, y formas de decir que empleó. Es necesario trasladarse
mentalmente a aquellos siglos de Oriente, discerniendo géneros literarios utilizados.
Dios sembró de dificultades los sagrados libros, e inspiró, para entusiasmarnos para resolver y
escudriñar, experimentar los límites del ingenio y ejercitarse en la humildad. La palabra de Dios
concedida a los hombres sobre todo a los sacerdotes tienen la obligación de utilizar este tesoro,
para instruir en la fe. Difundir ejemplares de las Sagradas Escrituras, principalmente los
Evangelios, procurando que las familias tengan ordenada y santamente cotidiana lectura de ellas.
La exposición exegética debe atender la parte teológica, las divinas letras son para los sacerdotes,
fuente de la vida espiritual, alimento y fuerza para predicar.
A Cristo entre más se le conozca más se le amará, se le imitará, buscando el conocimiento y
meditación, especialmente en el Nuevo Testamento. Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo, el
sabio debe permanecer con ánimo en los aprietos. Se deben entregar de todo corazón los
expositores de la Escritura a la oración para entender, trabajar para penetrar cada día en los
secretos de las sagradas páginas, enseñar y predicar para abrir también a otros los tesoros de la
palabra de Dios.

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