Sierra

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FE DE ERRATAS

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2 último Scierre Scierie
11 20 11 11.000
11 22 7 7 mil
62 5 Pero los dientes Pero ni los dientes
62 5 Diston Nº 30 Diston Nº 3 D
6·2
acondicionamiento y
mantención de
sierras circulares

manual n25
b~ i"lUOTECA
INSTITUI () ¡--OtCESTAL

Alonso Qunodo F.
Rosa; re Raseberry L.
Claude Proulx

instituto forestal
/9 6 9
(e) Instituto Forestol, 1969
Inscripción N9 36609

....
El INSTITUTO fORESTAL es uno corporación de derecho privado
creada par el INDAP del Ministerio de Agricultura y la CORFO, para
el desarrollo de los recursos e industrias forestales.

INSTITUTO FORESTAL
Belgrado 11 . Cosilla 3085
Santiago - Chile
iodiee

Página

PROLOGO . 1
INTRODUCCION MARTILLADO DE SIERRAS
CIRCULARES. . . 3
CONSIDERACIONES TEORICAS o •••••••••••••••••• 4
Elasticidad del acera o 4 .

Defarmaci ón de Ia si erra . 4
Fuerza centrífuga . 4
Efecto de la fuerza centrífuga sobre la sierra . S
Tensión o ••••••••••8
Dilatación térmica ..
o· 8.

Repartición de la tensión . 9
Uniformidad de la tensión o 10
••••

Grado de tensión . 10
Punto de la tensión mayor ........•.............. 11
Efecto giroscópico: . 12
CONSIDERACIONES PRACTICAS Y MARTILLADO
PROPIAMENTE DICHO . 13
Herramientas o •••••••••••• 13
i
Pógina

DESCRIPCION DE LOS DEFECTOS DE LAS


SIERRAS CIRCULARES . 16
Sierra rígida. .. . . 18
Sierra paca blanda " . 18
Sierra muy blanda . 18
Protuberancia. . . .. . . . . .. . . . 19 .
Protuberancia concéntrica . 19
Protuberancia radial . 19
Deformación simétrica . 19
Torsiones. . . . . . 19
LOS DIFERENTES DEFECTOS Y SUS EFECTOS . 20
Sierra rígida. . . . . . . . . . ' . 20
Sierra poco bl anda . 20
Sierra muy blanda. . . 21
APLANAMIENTO O EMPAREJAMIENTO ...•......•.. 22
Emparejamiento o aplanamiento. . . 22
Protuberancias circu:oles y concéntricas . 22
Protuberancias radiales . 24
Sierra en forma de platilla . 24
.Manchas azules (quemaduras) . 24
Deformación simétrica (sierra loca, bamboleo
simétrica) .. . . . . . . . 25
Torsiones .....•................................ 26
TENSIONADO 27
Sierra rígida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..•... 27
Sierra paco blanda. . .. .. . . . . . 28
Sierra muy blanda ....................•.......... 29
Tensión irregular ' . 30
Montaje ' ......•.................... 31
11
Página

Lada de la sierra , . 32
CONCLUSION . 33
PRINCIPALES AJUSTES Y ALINEAMIENTOS NECE·
SARIOS EN LOS ASERRADEROS PARA OBTENER
BUEN SERVICIO DE LA SIERRA CIRCULAR 34
El mandrilo eje de la sierra o o o • 34
El carro . 35
Ruedas del carro. o •• o ••••••••••••••••••••••••••• 35
Las gu íos ....................................•. 35
La entrada a desvío de la sierra, o' •••• o' • • 37
Collarines , . 37
Velocidad de corte de las sierras circulares . 38
Sujetadores a medialunas , , , o 39
Dientes de sierras circulares del tipo aserradero . 39
Ajuste del aparato recalcador . 41
Recomendaciones sobre el aparato igualador . 45
Lado o mano del aserradero . 46
Acondicionamiento de las sierras circulares pequeñas 48
Sierras de trozar , ,., . 48
Dientes limpiadores, , , . , ,. o o o o o o o o o o o •• o o • 51
Sierras canteadoras o de hilar . 53
Tabla para determinar ángulos de ataque en
sierras circulares , o. o • o' •• o o o •• 55
Sierras combinadas de trazar y de partir o •• 58
Elección de sierras o. o • o •• 58
Sierras circu lares para aserradero .. , o •• o , ••••• 58
a) Sierras de dientes fijos .. , ... o o. o' ••• o •••• 58
b) Sierras de dientes posti zas ' o • , 61
111
Página

Datas ~e se deben proporcionar al hacer un


pedido de dientes postizas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
SIERRAS CIRCULARES COHICAS PARA
PARTIR MADERA SECA.. 66
SIERRAS DE PUHT AS CALZADAS. . . . . . . . . . . . 69
Sierra calzado partidora . . . . . . . . . . .... . .. .. ... 71
Si erra cal zoda canteadora o.. 72
Sierro calzada trazadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
Sierra calzada combinado. . . . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . 72
SIERRAS CROMADAS (cromado duro) . . . . . . .. . 73
SEGURIDAD EH EL ASERRADERO. .. . .. .. 75
REGLAS PARA CALCULAR LA VELOCIDAD DE
ROTACIOH y DIAMETRO DE POLEAS............. . 78
Problema Hº 1 .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Problema Hº 2 . __ .. _ _. . . 79
Probleme Hº 3 _. _. _ _. _. 79
BIBLlOGRAFIA .. 81
TABLAS 85
Calibres más usados y sus dimensiones. . . . . . . . . . . . 87
Tabla de velocidad de rotación conveniente para
algunas sierras circulares. . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . 88
Tabla de velocidades de rueda esmeri I 88
Dientes y medialunas intercambiables cuando son
hechos por diferentes fabricantes. . . . . . . . . . . . . . 89
Características de Ias sierras ci rcu Iares de dientes
postizos con los tipos de sujetadores más usados. . . 90

IV
prólogo

Dentro de las acti vidades que desarroll a el Departamen-


to de Industrias y Productos Forestales del Instituto Forestal
se cuenta la asesoría en acondicionamiento y mantención de
sierras y aserraderos. Esta asesoría no sólo se limita a la asis-
tencia técnica que los funcionarios del Instituto prestan a las
industrias madereras, sino que se extiende también a la forma-
ción y entrenamiento de operarios encargados de realizar este
trabajo que requiere la mayor especialización de entre los que
se efectúan en los aserraderos y barracas de elaboración de
maderas.
Una de las dificultades con que se ha tropezado es la
falta de información teórica sobre la materia, lo que hizo nece-
sario preparar este trabajo, en el cual se presentan los antece-
dentes necesarios para que la personas interesadas puedan
acondicionar sierras y obtener buenos servicios de ellos. Indu-
dablemente este conocimiento teórico debe complementarse con
la mayor experiencia práctica posible.
I
Como se podrá apreciar no se ha profundizaao el> consi-
deraciones muy teóricas, ya que este manual está destinado a
los operadores y sólo contiene la información que más se ajus-
ta a sus necesidades prácticas.
Agradecemos al señor Claude Proulx su colaboración al
permitir reproducir su trabajo "Martillado de Sierras Circula-
res Especialmente del Tipo Aserradero" en el Capítulo I del
presente texto.

ROSAIRE ROSEBERRY L. ALONSO QUEZADA F.


Prof•• or d. l'Ecol. Sci.rr. Duch •• noy Técnico O.pto. d. Industrias
Quebec, Canadó Instituto For•• tal

2
introducción

martillado de
sierras circulares

Todas las artes meeanlcas exigen, para alcanzar un al-


to grado de perfección, una gran habilidad, unida a considerable
experiencia y, entre las más difíciles de dominar, se encuentra
el lralam ien to final que es necesario dar a las sierras de gran-
des diámetros.
No es difícil hacer un disco de acero de poco grosor que
tenga un agujero calibrado en el centro y un cierto número de
dientes en la periferia. Los procedimientos modernos y los nue-
vos métodos de fabricación producen sierras de material muy ho-
mogéneo y de una precisión de trabajo casi increíble.
Sin embargo, eSlas sierras no pueden funcionar conve-
nientemente si no han sido, de antemano, lensionadas. Este ten-
sionado, que explicaremos más adelante, está estrechamente re-
lacionado con las condiciones de trabajo de la sierra, por cuan-
to varía considerablemente, según las circunstancias, y consti-
tuye la operación más difícil y delicada de la preparación de una
sierra de lámina circular.
3
consideraciones teóricas
Elasticidad del acera. Se sabe que el acero es un mate-
rial elástico. Ciertamente no es tanto como el caucho u otros
productos sintéticos similares pero, sin embargo, es elástico.
Si se toma, por ejemplo, una varilla de acero de 6 mm de diáme-
tro y de 1 m de largo, se la curva haciendo fuerzas en sus extre-
mos, esta curvatura desaparecerá tan luego como se deje
de ejercer la fuerza. Esta deformación momentánea se debe a la
elasticidad del acero, pero puede llegar a ser permanente si la
fuerza aplicada sobrepasa a la tolerada por el módulo de elasti·
cidad del material.
Deformación de la sierra. Es justamente a causa de la
elasticidad del acero que la lámina de una sierra necesita ser
tensionada. Una sierra en movimiento sufre defonnaciones tem-
porales que provienen de la resistencia que opone la madera al
aserrado y, sobre todo, de la fuerza centrífuga desarrollada por
la velocidad de rotación.
Las deformaciones no se reparten uniformemente en toda
la lámina de la sierra porque la distribución de los esfuerzos,
que causan esas defonnaciones, no es unifonne. La resistencia
al aserrado afecta mucho más al borde de la sierra que al centro
e igual efecto produce la fuerza centrifuga.
Fuerza centrífuga. Cuando se hace girar, con la mano,
un peso cualquiera atado a una cuerda, se observa que si se le
gira lentamente, la cuerda queda apenas estirada y la tracción
ejercida sobre ella es poco perceptible; pero si se aumenta la
velocidad de rotación del objeto, se advierte que la cuerda se
extiende completamente y que la tracción aumenta a medida que
la velocidad de rotación también aumenta. Este es el principio
de la "honda" que permite lanzar una piedra a gran velocidad a
una distancia considerable.
Esta tracción se debe a la fuerza centrífuga, es decir, a
la tendencia que tiene el objeto para escapar, y si llegara a ser
1" suficientemente grande, la cuerda se rompe y el peso escapa
de la órbita a que se le tenía sujeto.
4
Como experiencia se puede colocar una goma de dibujo
sobre un disco de fonógrafo que gire a 78 r.p.m. Cada vez que
se coloque la goma cerca del eje de rotación, permanecerá adhe-
rida al disco y girará junto con él, pero si se trata de colocarla
sobre el borde, ella es inmediatamente lanzada fuera del disco.
Se prueba asi que toda masa que gira alrededor de un punto pro·
duce una fuerza que la impulsa a alejarse del centro de rota-
ción. Esta fuerza es proporcional a la masa, al radio y al cua·
drado de la velocidad angular.
Efectos de la fuerza centrífuga sobre la sierra. En una
sierra de lámina circular, cada molécula de acero puede sercom-
parada a la goma 0, más exactamente, al objeto atado con una
cuerda, sólo que en este caso la cuerda está reemplazada por la
cohesión de las moléculas entre sí. Las moléculas que consti-
tuyen una sierra de hoja circular giran alrededor de un punto fi·
jo, que es el eje, o mandril.
Se ha dicho que la fuerza centrífuga aumenta proporcio-
nalmente al cuadrado de la velocidad de rotación y al radio de
la circunferencia descrita. Esto es lo que hace, cuando se du-
plica el número de vueltas por minuto, que la fuerza centrífuga
sea cuatro veces mayor.
Suponiendo que la velocidad de rolación de una sierra
es constante, su efecto difiere, y para ilustrar el caso veamos
lo que sucede en el radio total y el radio que Ile¡¡a sólo a la mi·
tad '(R y r respectivamente) (fig. 1). El alargamiento o dilata·

Fig. 1. Dos Posiciones


a Dis/ancia R y R/2 "" T.

5
Fig. 2. Repartición Lineal
de los Alargamientos.

clDn del metal bajo la acción de la fuerza centrífuga es, pues,


dos veces mayor en R que en r. Si se representan gráficamente
las fuerzas tenemos una repartición lineal de los alargamientos
que les son proporcionales (Fig. 2). Se ve que bajo la influen-
cia de la fuerza centrifuga el acero se alarga más en la perife-
ria o borde, que en las zonas inleriores. La hoja pierde enlon-
ces su equilibrio dinámico y no puede gobernarse en el aserrado
ni producir un trabajo eficiente.
Para probar lo anterior reproduciremos el fenómeno so-
bre una hoja en reposo. Tomemos una pequeña sierra circular
de más o menos 25 cm de diámetro y tratemos de expandir el
metal en la periferia.
Hoy, el medio más práctico y eficaz para hacerlo es aquél
que consiste en martillar la hoja sobre un yunque. Cada golpe
de martillo aplasta el metal en el fugar golpeado y lo expande
en todas direcciones, igual que si una locomolora aplastara una
moneda contra el riel.
Pongamos la sierra en cuestión sobre el yunque y golpe-
émosla en todo su contorno y por ambos lados, cuidando de mar-
tillar sólo las orillas. Una vez tenninado este trabajo se obten-
drá, al eslado de reposo, una sierra idéntica a aira sin tensión,
pero eslando en rOlación; es decir, una sierra en que la perife-
ria es demasiado grande en relación con la parte central, puesto
que ésta no ha sido martillada. Al no variar el diámetro, enton-
ces la relación circunferencia = 3,14' D, se rompe. Constata·
mas inmediatamente Que la lámina está defonnada v ha tomado
6
la forma de un 8 (ilustración A. Fig. 3), que el borde ha perdido
su rigidez y que si se desenvuelve la circunferencia obtenemos
una línea curva serpenteante más larga que la línea recta x-y a:ue
habríamos tenido antes del martillado (ilustración B. Fig. 3).
Con esto se demuestra el porqué una sierra no lensionada y so-
metida a una gran velocidad de rotación pierde su rigidez; el
borde es más grande que el cuerpo y no es capaz de oponer nin-
guna resistencia lateral, vibrando en tal forma que la sierra ofre-
ce el aspecto de bailotear libremente.

·8

Fie. J. Fo""a Tomada por "na Sierra no Tensionado.

7
Tensión. De todo lo anterior se desprende que si se
quiere que una sierra circular tenga una superficie perfectamen-
te plana y en equilibrio dinámico cuando está en rotación, es
necesario que el fabricante o el afilador den a su cuerpo, cuan-
do esté en reposo, una expansión o un alargamiento suficientes
para compensar la deformación del borde causada por la veloci-
dad. A esta expansión del cuerpo de la lámina se le llama ten-
sión.

I
40° j

30° /
20°
V
/
10° /
O

'"
---
6"
V
8'

Fig. 4. Distribución de Jos Calentamientos en una Sierra Pequeña.

En suma, se do tensión o los sierros circulares para que


el cuerpo de la lámina pueda seguir el agrandamiento de las
bordes bajo la influencia de la fuerza centrífuga y pueda acre-
centar gradualmente la resistencia propia de la zona circunfe-
rencial que es la más afectada.
Dilatación térmica. Es necesario agregar que producido
el calentamiento del borde, durante el aserrado, éste causa una
dilatación térmica que hace desaparecer, en parte, I a tensión
(Fig. 4).
8
La figura precedellle nos muestra la distribución de los
calentamientos en una sierra pequeña. Se observa en ella que las
dilataciones que les son proporcionales aumentan no con el ra-
dio, sino siguiendo una curva que siendo nula en s u primera
parte adquiere una gran magnitud en los bordes.
Se puede fácilmente calcular el valor de esta dilatación
si se sabe que el acero se dilaLa un 0,12% para un calentamien-
Lo de 37.8 grados.
Repartición de la tensión. Así, en una sierra converrien-
temenLe Lensionada se obtiene una rigidez perfecta del borde
dentado y la parte inlerior no juega más que ·un papel de sostén.

AL.ARGAMIENTO FINAL

ALARGAMIENTO OEBIOO

A LA ROTAC10N

Fig. 5. Alargamientos de la Sierra en Movimiento.

La lenslOn, o expanSlOn, dada a las partes internas de la hoja,


es negativa y debe anularse para llegar a ser muy ligeramente
positiva bajo el efecto de los alargamientos centrífugo y tér-
mico. En reposo se tendrá un cuerpo comparable a una cúpula.
la que una vez en rotación llega a ser un disco. Este resultado
se obtiene expandiendo el centro de la sierra para tener una re-
partición racional de los alargamientos cuando la sierra está en
movimiento (Fig. 5).
9
Unifonnidad de la tensión. Es necesario también que es-
tos. alargamientos sean unifonnes, sobre todo el contorno de la
lámina. De otro modo, los esfuerzos, o tracciones, desarrollados
en ciertos lugares por las diferencias de tensión producen vibra-
ciones que entorpecen la estabilidad yel correcto funcionamien-
to de la lámina. Además, aparecen grandes protuberancias en
los lugares donde la tensión es exagerada.
Más adelante veremoS que cuando se coloca una sierra
horizontalmente sobre un banco de trabajo, levantando uno de
sus bordes y colocando una regla siguiendo el radio perpendicu-
lar al operador (Fig. 6), se produce en la hoja y bajo la regla
una cavidad debida a la tensión. Esta cavidad, además de ser
uniforme en todo su contorno, debe ser reversible, es decir,
igual por ambos lados.
_ ...-.s-~""J',,",,'"'-S~~

Fig. 6. Forma de Medir la Cavidad Debida a la Tensión.


Grada de tensión. El grado de tensión de una sierra cir-
cular depende del diámetro de la sierra, de su grosor, de la ve-
locidad a que está destinada a girar, de la rapidez de avance de
la troza que es aserrada y de la textura de su madera.
La dureza del acero y la manera como ha sido templado
influyen mucho en la dilatación de la sierra durante el movimien-
to; una lámina dura se agrandará menos que una blanda y reque-
rirá menos tensión que esta última.
Las pequeñas sierras circulares, partidoras o trazadoras,
rara vez reciben mucha tensión. Una sierra delgada que gire a
gran velocidad requiere más tensión que unade hoja más gruesa
que gire a igual velocidad.
10
De esto se desprende que el grado de tensión es runción
de un número grande de variables, de las cuales muchas esC'a-
pan a nuestro control. Por esto es imposible establecer valores
precisos sobre el grado de teosión que requieren las láminas de
las sierras circulares. Sin embargo, se darán en el cuadro si-
guiente algunos valore¿ aproximados, para que sirvan de guía a
los principian~.

VELOCIDAD PROF. DE LA
DIAMETRO ESPESOR
CIRCUNFERENCIAL CA VIDAD
m.tro. pu1lil o" o , Calibr. m/ug piel/minuto en pulgocio

1.20 .& 7·& .9 9.000 0.035


1.20
1.20 ••.& 1.&
1·&
55
60
10.000
11.000
0.065
0.09&
1.20 .& 1·& 66 12.000 0.130

Estos valores sólo toman en cuenta tres factores: diáme-


tro, grosor y velocidad de rotación de la sierra y dejan de mano
las condiciones especiales de trabajo. Sólo la experiencia, los
ensayos y tanteos permiten hacer las correcciones en cada ca-
so particular y lograr un tensionado satisfactorio.
Insistimos en el hecho de que estos valores no son más
que promedios y que en muchos casos se les puede hacer variar.
Punto de lo tensión moyor. En general, la cavidad de
tensión describe una curva regular, siendo en el centro del ra-
dio donde hay el máximo de luz. En las sierras de más de 1,20 m
(48 pulgadas) de diámetro, esta luz máxima, que corresponde al
punto de moyor tensión, debe localizarse más cerca del centro
de la sierra para las grandes velocidades, 66 m por segundo (11.
a 12.000 pies por minuto) y un poco más cerca del borde para
las bajas velocidades (7 a 8 mil pies por minuto). comolo mues-
tran las ilustraciones 1 y 2 de la Fig. 7. Una sierra con dientes
postizos que, sin razón aparente, deja escapar astillas, deberá
ser tensionada, como lo indica el número 2 de la Fig. 7.
11
Fig. 7. Tensionado de las SieTTas según su Velocidad.

Efecto giroscópico. Conociendo ya el papel que desempe-


ña la tensión en una sierra circular se podría concluir que la lá-
mina en rotación opone a los empujes laterales una resistencia
que es igual a la resistencia propia del acero. Pero esto es só·
lo parcialmente verdadero. pues sin el efecto giroscópico desa-
rrollado por la velocidad de un cuerpo pesado puesto en rota·
ción la resistencia propia del acero sería, a menudo, insuficien-
te para impedir que la lámina se desviara lateralmente al encon-
trar un nudo o una parte rugosa en la madera.
12
consideraciones
prácticas y martillado
propiamente dicho

Después de haber mostrado la complejidad de los proble-


mas que se refieren a la tensión, intentaremos exponer ahora
cómo se llega a encontrar y corregir los defectos de aplanamien-
lo o emparejamiento. y cómo se llega a tensionar una lámina de
una sierra circular.
Herramientas. Antes que nada se dará una lista de las
herramientas necesarias para este trabajo:
1. Un yunque de supcrficie dura y ligeramente convexa (Fig. 8).
2. Una cubierta de madera o simplemenle un cojín (comúnmente
un pedazo de cuero u hoja de cartulina) para cubrir el yunque.
3. Uu martillo dc cara circular de 1.600 g aproximadamente.
4. Un marlillo ínglés dedos caras opuestas, una según la direc-
ción del mango y otra perpendicular a él, de 1.350 g aproxi-
madamen!e.
5. Un martillo de caras oblicuas de 1.700 g aproximadamente.
6. nos reglas, una de 25 cm y la olra de 45 cm de largo, de acero.
7. Una regla recta dc 1,20 m dc largo, de acero.
8. n juego de calibradores dc tensión dc 600, 700, 800 y 900
r.p.m. o, símpl"m"nt", un calibrador de tcnsíón regulablc del
tipo IVídemire.
9. Un banco de pruebas (facultativo).
13
El yunque debe ser montado sobre un bloque de madera
a 1,5 m de una ventana. Una tabla se colocará horizontalmente
entre el yunque y la ventana, más o menos a 5 cm más bajo que
la superficie del yunque. En las instalaciones fija.s recomenda·
mas tener un banco completo, similar al que aparece en la figu·
ra 8. Este banco permite a un obrero trabajar solo y rápidamen-
te con las sierras de gran diámetro, sin tener necesidad de sos-
tener la lámina.
La cubierta de madera o el cojín sirven para el empare-
jado. Sobre una pieza de madera se pueden aplastar las protube-
rancias con el martillo sin temor a hundir el acero, cosa que
afectaría la tensión de la lámina.

Fig. 8. Banco para Acondicíonm Sierras.

14
La forma y la terminaClOn (pulido) de las caras de los
mart.illos es de una gran importancia. La cara redonda, que sir-
ve principalmente para el tensionado, deberá ser redondeada de
una manera muy exacta, de modo que un ligero golpe dado sobre
una sierra de superficie engrasada deje una huella de 1 cm de
diámetro, aproximadamente. Las caras alargadas, anchas y obli-
cuas, que sirven para el aplanado, deberán dejar huellas de 8 mm
por poco más de 1 cm, aproximadamente.
La práctica demuestra que es necesario no golpear so-
bre una lámina en seco. Hay que engrasarla con una mezcla de
sebo y grasa, pues de otro modo los gol pes de martillo marcan
y deforman la sierra.
La regla de 25 cm sirve para verificar el aplanado de las
sierras pequeñas, así como la parle central que queda cubierta
por los collares en las sierras grandes; la de 45 cm sirve para
el emparejamiento en general, ya sea sobre el diámetro de las
sierras pequeñas o sobre el radio y las diferentes partes de las
hojas de las grandes sierras.
Se usa la regla de 1,20 m para verificar someramente la
tensión sobre el diámetro de las grandes sierras, para la verifi-
cación final del emparejamiento (teniendo esta vez la sierra ver-
ticalmente sobre el piso) y para equilibrar la sierra a derecha o
a izquierda, según sea el aserradero derecho o izquierdo (se di-
ce que una sierra es Ifderecha" cuando la troza pasa a la dere-
cha de la lámina durante el aserrado).
Los calibradores de tensión, que son reglas con bordes
convexos, .sirven esencialmente para la verificación del grado y
unifonnidad de la tensión. Los números inscritos sobre estos
calibradores señalan las revoluciones por minuto de las sierras
sobre las cuales se usan. Explicaremos de una manera más com-
pleta el uso de estos calibradores cuando tratemos el tensiona-
do propiamente dicho.
El banco de prueba, al que nos referimos más adelante,
no es más que un accesorio facultativo. pero se recomienda pa-·
ra la verificación final de sierra tamaño grande. Si una sierra
está descentrada, es decir, que bambolea, el banco permite de-
terminar rápidamente el eje neutro y ahorrar tanteos inútiles.
15
descripción de los
defectos de las sierras
circulares
Uno sierro circulor puede ser rígido, lo que significa que no tie-
ne tensión o que el borde está agrandado. Se puede advertir es-
ta rigidez levantando la sierra y colocando la regla grande enci-
ma del diámetro, es decir, pasando porel centro (Fig. 9). La re-
gla toca sólo el centro y se ve la luz por ambos extremos. Esta
rigidez es reversible, es decir, que se manifiesta sobre ambos
lados de la hoja.

Fig. 9. Forma de Comprobar una Sierra Rígida.

Una sierra es rígida,cuando, al ponerla verticalmente so-


bre el piso y al golpearla fuertemente, vibra en los bordes, per-
maneciendo inmóvil en el centro. Si se trata de una sierra pe-
queña, se toma por el centro, pasando un dedo por el orificio,
luego se golpea el borde. Si está rígida vibra en la zona perifé-
rica por un momento, luego deja de hacerlo para comenzar nue-
vamente, disminuyendo gradualmente de intensidad.

Una sierra sólo puede ponerse rígida al ser golpeada
excesivamente en los bordes o al encontrar un pedazo de fierro,
o clavo, en el interior de la madera.
Comúnmente la sierra es acondicionada antes de poner-
se rígida, es decir, tan pronto como empiezan las dificultades o
cuando la tensión afloja por el alargamiento gradual de la zona
circunferencial.
La tensión se afloja (o se pierde) por el uso, por los ca-
lentamientos y enfriamientos alternativos de los bordes, por una
alimentación muy rápida de la sierra y, en general, por descuido
del palanquero.

Fig. 10. Forma de Comprobar una Sierra Blanda.

Una sierra puede también ser blanda a abierta, lo que in-


dica que tiene cierta tensión. En este caso la regla colocada
atravesada sobre la sierra deja pasar la luz sólo por el centro
Wig. 10). Colocando tal sierra verticalmente sobre el piso y gol-
peándola luego, vibra en el centro y permanece casi inmóvil en
los bordes. Una sierra pequeña, cuando se la sostiene por su
orificio central y se la golpea en los bordes, vibra sin detener-
se, disminuyendo gradu almente de intensidad.
Comúnmente una sierra llega a ser blanda por un marti-
llado excesivo en la zona central, pues no es normal que se
ablande por accidente o por un esfuerzo muy grande durante el
17
trabajo. En todo caso, si la hoja en trabajo es apretada en el
borde y se calienta a una temperatura muy alta, debe dejarse en-
friar en rotación; ya que si se la deja enfriar en reposo se pon-
drá muy blanda, porque la zona circunferencial se contraerá más
que en la medida de la dilatación ténoica. Dejándola .orar (se
puede arrojarle aceite, pero nunca agua), la fuerza centrífuga
combate esa contracción y todo queda nonoal después del en-
friamiento.
En la práctica se dice que una sierra es rígida a blw.da
según que la tensión sea insuficiente a excesiva para la veloci-
dad a la cual está destinada.
rara evitar equívocos, llamaremos:
Si erra rígida, a la que no tiene tensión y también a la
que sufre una expansión en la zona circunferencial:
Sierra poco blw.da (sierra no lo suficientemente blanda),
a aquella con tensión muy débil para la velocidad de rotación,
y
Sierra muy blw.da (sierra demasiado blanda), a la que
tiene una tensión demasiado grande para la misma velocidad.
A veces sucede que una sierra circular presenta defor-
maciones, debidas a fallas del tensionado. Por ejemplo, hemos
visto al comienzo queal expandir el borde, ésta se defonoa por-
que la zona central que no ha sido martillada mantiene el diáme-
tro a la longitud original; en otras palabras, el diámetro no si-
gue el alargamiento del borde. La sierra se pone rígida en tor-
sión, lo que le da la apariencia de un 8. Tal defonoación desa-
parecerá cuando hayamos martillado o agrandado la zona cen-
tral (aqui hay que hacer presente que no se golpea sobre las de-
fono ac iones).
Por otra parte, si damos a la zona cp.nlral una expansión
muy considerable, el diámetro se alarga, pero no puede exten-
derse normalmente, porque el borde impide el agrandamiento de
la sierra. Esta sierra toma entonces la fonoa de un paraguas.
Martillando los bordes la deformación desaparece inmediatamen-
te.
Se pueden encontrar sobre cualquier parte de la lámina
protuberancias de diferentes formas y dimensiones. Estos defec-
tos no son reversibles, es decir, que una protuberancia (ampo-
lla) muestra una cavidad (abolladura) en la cara opuesta.
18
Para no confundir los diferentes aspectos que presentan
esos defectos, llamaremos:
Protuberancia, a toda la que sea redonda o circular;
Protuberancia concéntrico, a la que se alarga paralela-
men le a la circun ferencia. y -
Protuberancia radial. a la que se alarga en el sentido
del radio.
Veremos más adelante como se localizan estasabolladu-
ras con la regla.
Las protuberancias se deben, en la mayona de los ca-
sos, a causas accidentales, salvo las grandes protuberancias
que provienen de un exceso de tensión. Las pequeñas protube-
rancias que rozan ligeramente en el corte se calientan y se
agrandan gradualmente del lado que rozan.
Sucede frecuentemente que una sierra circular tiene for-
ma de- platillo (aplatillada). Cuando se la coloca verticalmente
sobre el piso y se la examina con la regla grande de 1,20 m, se
constata que esta sierra es cóncava de un lado y convexa del
otro. Es un defecto que no hay que confundir con el de una sie-
rra blanda tipo paraguas. En el primer caso, la deformación es
permanente en un lado de la lámina. mientras que en el segundó
caso se puede desplazar la deformación de un lado al otro ejer-
ciendo una gran presión en el centro de la sierra_ Una sierra
puede tomar la forma de un plato cuando una troza grande se
desprende y la carga y, también, cuando ésta se atasca en un
corte oblicuo.
Otro defecto que se puede encontrar ocasionalmente es
la deformación simétrico, es decir, que una mitad de la hoja es-
tá inclinada hacia un lado y la otra mitad al otro y cuando está
en trabajo aparece bamboleante. Esto proviene de un defecto en
la posición del eje, el que no se encuentra perpendicular a la
hoja. En otros términos, el collar fijo (interno) es defectuoso.
Por último se pueden encontrar torsiones_ Son deforma-
ciones del borde, que provienen de causas accidentales. Es ne-
cesario no confundir estas defonnaciones con aquéllas que son
causadas por un alargamiento considerable del mismo borde.

19
los diferentes defectos
y sus efectos
A veces las sie-
rras circulares son enviadas al taller para su martillado cuando
aún están en condiciones de seguir prestando servicios satis-
factorios. Se podría ahorrar tiempo y dinero si se conociesen
bien los indicios o síntomas que detenninan una mala tensión
en la sierra. Con una atenta observación y adecuado raciocinio,
basándose en las indicaciones que siguen y vigilando el com-
portamiento general de la hoja en trabajo, se puede llegar a
diagnosticar un defecto cualquiera, ahorrando así tanteos y con-
tratiempos.
Una sierra rígida en rotaciól\ vibra considerablemente
en los bordes y no puede aserrar. Es imposible hacer un solo
corte, pues la hoja no tolera ningún contacto con la madera. Si
se empieza el corte, la sierra "se traba" y llega a detener el
motor.
Una sierra paca blanda gira bastante bien, pero aserrea
en líneas sinuosas (culebreando), siguiendo el hilo de la made-
ra (a lo largo de las fibras) y contorneando los nudos. Tiene una
gran tendencia a calentarse cerca del borde (también puede ca·
lentarse en los bordes por otras razones: demasiada entrada; al
encontrar un clavo u otro pedazo de metal; guías muy apretadas,
recalcado insuficiente; lomo del diente muy alto; gargantas de
tos dientes muy chicas, etc.). Si se aprietan las guías, la sierra
20
se calienta de preferencia en el borde y el mal se agrava, y las
tablas salen de diferentes grosores con un extremo más delga-
do que el otro_ Cuando el corte se desvía hacia un lado, el talón
de la sierra, es decir, la parte trasera que sale del corte, vibra
hacia el costado opuesto. Observando atentamente el comporta-
miento de la hoja se constata que la zona cenlral es bastante
rígida, pero que el borde está suelto y fácilmente va por.un lado
o por el olro.
Uno sierro muy blondo vacila durante la aceleración y
sigue vacilando, ya sea ligeramente o bien en fonna intenniten-
te después de que la velocidad ha disminuido. El aserrado es
bastante recto cuando la hoja está recién afilada, pero tiene ten-
dencia a salirse en los primeros r:ortes y a profundizar cuando
el trozo ha sido escuadrado. La sierra se calienta en el centro
cuando no tiene entrada suficiente; los collares la doblan hacia
el lado opuesto de la troza; el mandril tiene juego en el sentido
longitudinal; la cureña no está lo suficientemente fija; los rie-
les no están a nivelo están torcidos cerca de la sierra; el des-
canso cercano a la sierra se calienta; los dientes están mella-
dos (romos) hacia el lado de la troza; el recalcado es insufi-
ciente, etc. Cuando el corte se desvía hacia el interior de la
troza el talón de la sierra lanza aserrin al palanquero (aserra-
dorl. Si, al contrario, él va hacia afuera, el centro se calienta
más, la sierra se hace más blanda y se pone a vacilar. Apre-
tando las guías la situación mejora un poco, pero no se corrige
totalmente. Por observación se constata que la zona central es-
tá casi suelta y no puede sujetar el borde.

Las protuberancias pequeñas no molestan mucho el ase-


rrado. Ellas se agrandan a lo largo y su constante fricción en el
corte produce calentamientos que afectan la tensión.
Una sierra con forma de platillo (aplatillada) se desvía
continuamente hacia el costado cóncavo que es, comúnmente, el
lado contrario al carro. En marcha se calienta en el centro y se
pone muy blanda.
La deformación y Jas torsiones hacen bailotear la sierra
y la hacen calentarse entre las guías. La sierra se sacude al
salir del corte. Este úl.timo fenómenb se produce también cuan-
do durante el corte la hoja se apoya· fuertemente a un lado de la
guía.
21
aplanamiento
oemparejamiento
E.s esencial, antes de pasar al tensionado propiamente
tal, corregir o hacer desaparecer todas las deformaciones que
puedan haberse producido en la sierra. Este trabajo, que se lla-
ma empar.¡ .... i.nto O opl ....... i~to, se practica de diferentes mo-
dos, según la naturaleza de los defectos por corregir.
En primer lugar nos permjtimos señalar que no recomen-
damos, para localizar las deformaciones (salvo para las sierras
pequeñas), colocar la s'ierra de plano sobre el yunque. Es út.il
insistir sobre el hécho de que uóa sierra grandé, que repose de
plano sobre su centrd. toma .. a causa de su peso, la forma de
una cúpula y una regla colocada sopre esta sielTa se mece en
todas las posiciones, como lo haría sobre una inmensa esfera.
Es preferible, pues, suspender la sierra por su centro a un vás-
tagO fijo al costado dereclro del yunque. De esta manera la hoja
no se deforma por su peso y deja más libertad de movimiento al
obrero afilador.
Hemos dicho que el aplanamiento consiste en hacer de-
saparecer todas las deformaciones que se encuentran en la sie-
ITa. Pero como pueden existir ciertas deformacion"s que tienen
una relación directa con el tensionado como, por ejemplo, los
alargamientos excesivos del metal que conducen a una sierra
rígida en torsión o bien una blanda tipo llparaguas' I I es necesa-
rio tratar estos defectos separadamente y antes, pues de otro
modo es imposible 'efectuar el aplanamiento. (Para saber cómo
hacerlo consultar más adelante en la parte del tensidnado: sie-
ITas rígidas y sie'rras muy blandas).
ProlulMrancias circular.s y concéntric4ls. Las protube-
rancias circulares y concéntricas se localizan haciendo pasa-
das con las regla de 45 cm puesta 'en el sentido del radio
(Fig.' 10. El medio más fácil es mantener la regla sobre el ra-
dio, por encima del centro de la sierra y hacer girar ést·a últi-
22
Ola. A medida que las protuberancias aparecen como partes sa-
lientes bajo la regla se les marca con tiza; las protuberancias
circulares con una x y las protuberancias concéntncas con una
línea quebrada, siguiendo su dirección. Luego de hacer esto so-
bre toda la superficie de la hoja, se la coloca sobre la cubierta
de madera o sobre el cojin y se golpea sobre las protuberancias
con el martillo dc cara redonda para ponerlas al nivel de la ho-
ja. Se puede usar también el martillo inglés, cambiando la posi-
ción del martillo entre cada golpe, de manera que los golpes se
crucen sobre la protuberancia~ Las protuberancias concéntricas
son niveladas con el martillo inglés, orientando una de las ca-
ras en la dirección trazada con la tiza.
Protuberancias radiales. Es necesario después locali-
zar las protuberancias radiales. Se repite la operación prece-
dente, pero esta vez la regla se coloca perpendicular al radio
(Fig. 12). Se hace pasar la regla del borde hasta el centro y del
centro al borde. Las protuberancias radiales son niveladas igual
que las concéntricas. El aplanamiento se practica sobre ambas
caras de la sierra. Hay que repetir las operaciones varias veces
de un lado al otro, comenzando por las protuberancias más gran-
des, repitiendo el trabajo hasta lograr la perfección.
Sierra en fa""a de platillo. Para localizar este defecto
se apoya la regla grande sobre todo el diámetro de la sierra sus-
pendida o mantenida verticalmente sobre el piso. Se hace girar
la hoja para verificar en diferentes posiciones y se constata que
la sierra es convexa de un lado y cóncava del otro. Para volver
todo a su lugar. se golpea regularmente con él .martillo de cara
redonda sobre el lado convexo de la hoja, habiendo colocado
ésta sobre la cubierta de madera si el aplatillado es grave. Si
éste es mínimo es preferible trabajar sobre el yunque duro para
no volver la sierra hacia el otro lado. Los golpes son equidis-
tantes y repartidos uniformemente sobre dos o tres circulos con-
céntricos, según la importancia de la deformación.
Manchas azules (~emoduras). Las manchas azules en
una sierra provienen de grandes protuberancias que. por una
fricción constante en el corte, se han calentado y puesto azu-
les. Se les trata de la misma manera que las protuberancias or-
dinarias, salvo que sea necesario pasarles al otro lado para Ira-
24
tarlas allí ligeramente. Conviene efectuar esta última opera-
ción, pues de otra manera, si son simplemente niveladas gol-
peándoles de un solo lado, la protuberan~ia puede aparecer nue-
vamente tan pronto como la hoja se caliente.
Deformación simétrica (sierra loca, bamboleo simétri-
co). La sierra puede estar deformada, lo que hay que verificar
cuidadosamente sobre el banco de prueba, a fin de determinar el
eje neutro. Para esto se sirve de la punta fija del banco de prue-
ba haciendo girar la sierra, se encuentra que los dos puntos de
la circunferencia que pasan más cerca y más lejos de la punta
fija están en los extremos opuestos del mismo diámetro. En es·
te caso se golpea con el martillo de cara redonda distribuyendo
sus golpes de la manera representada en la Fig. 13. Las líneas
llenas indican los lugares donde es necesario golpear del lado
interno, mientras que las líneas punteadas indican el coslado
opuesto.

_. .-

-
Fig. H. Ubicación de los Golpes para Arreglar
una Sierra con Deformación Simétrica.

25
ARRIBA

ABAJO

Fig. 14. Rftpartición de los Golpes que hay que dar


con el Martillo para Corregir las Torsiones.

Torsiones. Las torsiones son deformaciones que afectan


el borde mismo de la hoja. Se les repara fácilmente por medio
de la punta fija del banco de prueba. Cuando existen varias de
estas torsiones en el borde se constata que no están dispuestas
simétricamente como sucede con la sierra en deformación simé-
trica y con la sierra rígida en torsión. La Fig. 14 ilustra la re-
partición de los golpes que hay que dar con el marti 110 para co-
rregir esos defectos, las líneas llenas indican el costado inter-
no de la hoja y las líneas punteadas el costado externo.
Hecha toda esta eliminación de los defectos anotados,
la hoja está ahora plana y lista para el tensionado.
y para completar esta materia del aplanamiento recomen-
damos al obrero afilador tener paciencia. Es inútil querer alcan-
zar la mela rápidamente; es necesario ir gradualmente por medio
de ligeros toques y retoques, lo que obliga a pasar varias veces
de un lado al otro de la hoja.
26
tensionado

Hemos visto ya que cuando se coloca una sierra hori-


zontalmente sobre el ban'co, se levanta uno de sus bordes y se
coloca la regla atravesada, según el radio, como lo indica la
Fig,6, una cavidad debida a la tensión aparece en la lámina ba-
jo la regla. Esta cavidad debe corresponder a la forma del cali-
brador de tensión correspondiente a la velocidad a la cual la
sierra está deslinada a trabajar. Se puede dejar de utilizar el ca-
librador de tensión en las sierras de poco diámetro y en aque-
llas sierras grandes que giran a baja velocidad. Sin embargo,
este instrumento es indispensable para verificar la tensión de
las sierras de gran diámetro que giran a aha velocidad.
Sierro rígido. Si al hacer la verificación precedente se
constata que en ambos lados de la hoja pasa la luz sobre cada
extremidad de la regla, es decir, que la regla se mece sobre el
radio que es convexo, se concluye que la sierra está rigida. En
este caso, la sierra está rígida en torsión y la zona circunferen-
cial está deformada. También está rígida si la regla toca en to-
da su longitud. En ambos casos es necesario colocar la sierra
27
sobre el yunque duro y golpearla vigorosamente sobre ambas ca-
ras con el martillo de caras redondas de 1.600 g, distribuyendo
los golpes del modo indicado en la Fig. 15. El objeto de los
circulas y de los radios trazados sobre la boja es ayudar al
principiante a distribuir los golpes de martillo de una manera
regular. Estos circulas le permiten dar el mismo número de gol-
pes sobre ambas caras y casi sobre los mismos lugares. Es in-
dispensable trabajar yendo desde el circulo exterior hacia el
círculo interior siguiendo un movimiento de zig-zag.
Sierro poco blondo. Cuando al colocar la regla sobre el
radio de la sierra deja pasar la luz por el centro y el calibrador
de tensión se mece y deja pasar la luz por sus extremos es evi-

Fig. 15. Distribución de los Golpes para Tensjonar una Sierra Circular.

28
dente que J'a sierra es poco blanda. Esta sierra tiene ya un po-
co de tensión y los golpes de martillo no necesitan ser dados
tan juntos como en el caso anterior. Se opera como en la Fig. 16.

Fig. 16.

Distribución de los Golpes para Corregi, ,¡na Sierra Poco 81_da.

Sierra muy blanda. La sierra es muy blanda cuando está


tensionada para una velocidad mayor que aquella a que se le
emplea. Para una velocidad muy alta, la zona central puede es-
tar lo suficientemente alargada para que la sierra tome la forma
de un paraguas. El calibrador de tensión aplicado sobre el radio
de una sierra muy blanda deja pasar la luz por el centro. Con-
viene entonces martillarla en la periferia, a ambos lados, y so·
bre dos o tres circulos como lo indica la Fig. 17.
29
Fig. 17. Oislribucián de Jos Golpes para Corregir una Sie"a Muy Blanda.

Tensión irregular. Sucede a veces que la tensión en la


hoja muestra ciertas irregularidades. La figura 18 ilustra en 1)
una parte que es poco blanda, mientras que en 2) hay un exceso
de tensión, o parte muy blanda. Se delimitan estas dos zonas
con tiza y se golpea con el martillo sobre las partes hachura-
das (Fig. 18), es decir, directamente sobre el defecto Nº 1 y fue-
ra del defecto Nº 2 entre las líneas AA' y 88', Este martillado
debe hacerse sobre ambas caras de la hoja.
No se ha dicho aún que si la sierra es poco blanda y la
parte 2 muestra un'a tensión correcta es necesario abstenerse
de golpear ese lugar, como lo indica la figura 19.
Para tenninar hay que hacer notar que una sierra cónica,
que es más gruesa al centro que en los bordes, deberá ser deja-
30
Fig. 18

da un poco más rígida ell la zona central que otra que tenga un
espesor igual en el centro que en el borde.
Normalmente una sierra cónica de 1,20 m de diámetro,
calibre 7-8 y que gira a 500 r.p.m., cuando se la coloca horizon-
talmente sobre el banco, se la levanta de uno de sus bordes y
se pone la regla grande sobre el diámetro, deja pa&ar la luz a
cada lado del centro, es decir, que la regla grande toca al mis-
mo tiempo el centro y ambos bordes. A 600 r.p.m. el centro co-
mienza a dejar pasar un poco de luz.
liay que hacer notar también que una sierra que opere
sobre rodamientos planos (en metal antifricción) deberá ser de-
jada un poco más rígida al centro, pues ella recupera su tensión
con la dilatación térmica.

Montaje. Es la última operación del martillado y con-


siste en dar el toque final. Si se dispone de un banco de prue-
bas se verificará la menor derOlmación de la sierra así
como las deformaciones del borde. Luego se hace una verifica-
ción minuciosa con la regla de 1,20 m, apoyándola con precau-
ción sobre la hoja mantenida verticalmente sobre el piso tenien-
31
Fig. 19. CorTección de Sierras con Tensión Irregular.

do la regla constantemente apoyada sobre todo el diámetro y se


marcan con tiza los pequeños defectos encontrados, para ser
corregidos a marti 110.
Lado de lo sierro. Al corregir estas pequeñas y últimas
imperfecciones se aprovecha para balancear la sierra a derecha
o a izquierda, según la mano del aserradero. Dado que el costa·
do de la sierra que da al lado del carro debe tener una superfi·
cie plana en el caso de una sierra cónica y una superficie lige·
ramente cóncava en el caso de una sierra de igual espesor al
centro yen los bordes; por lo tanto, siempre es en este lado don·
de se martilla en último lugar.
32
BIBLiOTECA
INSTITUTO FORESTAL

conclusión

Una recomendación especial que conviene hacer para fi-


nalizar es la de no desalentarse por los primeros fracasos. In-
dudablemente los hayal principio y el mejor medio de evitar de-
cepciones es practicar sobre sierras que hayan sido descartadas
del uso.
También es bueno practicar sobre sierras pequeñas que
son más fáciles de tratar.
En cada ocasión se debe, antes de usar las sierras que
vienen de fábrica, estudiarlas en sus menores detalles: colo-
carlas sobreel banco, verificar su tensión, hacerlas vibrar, etc.
y tomar apuntes que serán útiles para reacondicionar las mismas
sierras, u otras que presenten las mismas especificaciones.
Así, con confianza, paciencia, trabajo y perseverancia,
estamos convencidos que el éxito será la recompensa -final.

33
principales ajustes y
alineamientos necesarios
en los aserraderos
para obtener
buen servicio
de la sierra circular

Es muy frecuente encontrar operadores que se quejan de


tener dificultades con las sierras, cuando generalmente, para
remediar muchas de estas fallas lo que se necesita es ajuslar
algunos órganos de la máquina.
En este capítulo indicaremos los cuidados indispensa-
bles que hay que tener en las máquinas de los aserraderos para
obtener un servicio satisfactorio de las sierras circulares.

El mandrilo eje de la sierro


Debe estar construido e instalado de tal manera que no
presente en ningún momento movimiento (juego) radial o axial,
y que sus descansos o rodamientos, especialmente el que está
inmediatamente al lado de la sierra, no se sobrecalienlen ya que
ese calor se transmitirá a través del eje a la sierra, haciendo
aumentar su tensión {tensión térmica} con las consecuencias ya
mencionadas en el capítulo anterior.
El mandril debe estar perfectamente a nivel (horizontal),
lo que es recomendable comprobar cerciorándose que la sierra
esté a plomo (vertical).
34
El carra
En el banco aserrador, la sierra, el mandril y el carro
son los elementos principales. Si uno de ellos tiene algún de-
fecto, es imposible obtener un funcionamiento satisfactorio del
conjunto.
Debemos cerciorarnos que el carro corra por rieles que
en todo momento permanezcan a nivel. en línea recta, paralelos
al frente del bastidor de la sierra <Cureña).
Los soportes de escuadras permanecerán a nivel y las
escuadras perpendiculares a ellos de tal manera que la cara ver-
tical de las escuadras quede para¡ela a la sierra.

Ruedas del carra


Las ruedas del carro dan lugar a muchas dificultades
cuando no se tiene cuidado con ellas. Frecuentemente se pien-
sa en fallas de las sierras y se las repara nuevamente, se mo-
difica su tensión e incluso se desechan, siendo que realr'nente
el problema se debe a desgastes en las ruedas del carro.
Las ruedas deben girar libremente, pero no deben tener
juego lateral. Debe ajustarse con frecuencia el espacio que hay
entre los descansos y el cubo o masa de la rueda, apretando
los collarines o tornillo de presión que las sujetan_ Las ruedas
no deben dejarse tan apretadas que lleguen a trabarse o agri-
parse.

Las guías
Estas son piezas importantes de la máquina de aserrar,
a las que se les debe prestar atención especial.
Para lograr que la sierra funcione bien, las guías deben
sostenerla por encima del centro del mandrilo eje, por cuanto
la mitad superior de la sierra es la que hace todo el trabajo.
Es recomendable colo"ar las guias a una altura tan elevada co-
mo lo permitan los soportes de las escuadras del carro_ Si la
parte inferior de los pasadores, o calas de madera de la guía
35
están en línea con el centro de la sierra, la guía estará lo bas-
tante baja para no topar con nudos o jorobas en los troncos,
siempre que el palanquero tenga cuidado al colocar la troza en
el carro, para el primer corte.
El soporte de la guía debe asegurarse fi nnemente al
bastidor o cureña de la sierra; las guías crean dificultades adi-
cionales si están nojas.
Los pasadores o calas de madera dEben ser confeccio-
nados de madera dura cortada a contrahílo y ser colocadas de
tal manera que queden aproximadamente a un cuarto de pulgada
del fondo de la garga'lta de los dientes. Esto es de suma impor-
tancia si se trata de dientes postizos; si los pasadores de guía
rozan o tocan los sujetadores de los dientes, se saldrán de su
sitio. Los pasadores o guías propiamente tal no deben forzar la
sierra hacia un lado, ni deben colocarse tan cerca que calien-
ten los bordes ae la sierra. Un método para regular los pasado-
res de guía es abrir éstos mientras la sierra está inmóvil. Una
vez que la sierra está girando a alta velocidad se le acercan
los pasadores lo más posible, pero sin llegar a rozarla.

/,ig. 20:

Vista ltllrral dr la ,.íll de ""a sierTlI eire"lm de flstrTuero.


debe "¡IIsl.sr con la sinta ,¡rllndo ti Sil ve/ocid,,'¡ ti.".".jo.

36
La entrada o desvío de lo sierro
Con el objeto de que el aserrín se desprenda bien de la
hoja y evitar que ésta se caliente. es necesario darle a la mis-
ma un ligero ángulo de entrada de ataque en la troza. Una sie-
rra que se calienta en el centro necesita más entrada; una que
se caliente en el borde, menos entrada.
La entrada de la sierra se regula mediante los pernos
de aiuste de los descansos del mandril; nunca debe intentarse
regularla moviendo la linea del carro.
Como regla general, la magnitud de la entrada es de
aproximadamente 3 milímetros en 6 metros 0/8" en 20 pies).
La madera dura requ iere menos entrada que la blanda. Es nor-
mal que el ángulo de entrada se determine por tanteos, ya que
depende esencialmente de las condiciones existentes en cada
aserradero.
Un método sencillo de calibrar la entrada de la sierra
es el siguiente: se ubica la escuadra delantera del carro frente
al centro de la sierra, se coloca un suple metálico o de madera
entre la escuadra y el 'centro de la sierra de modo que toque
suavemente a ambos, se adelanta el carro <Corriéndolo hacia la
cubierta o bote de trozas) hasta que la escuadra delantera, que
lleva el suple, quede ahora a 6 metros del centro de la sierra.
A continuación se tira una lienza del borde trasero de la sierra
al suple de la primera escuadra haciéndola pasar 3 milímetros
más adentro del extremo exterior del suple, se mueve el eje de
la sierra de tal manera que ésta se ajuste a la lienza, con lo
que se tendrá la sierra con una entrada de 3 milímetros en 6
metros 0/8" en 20 pies aproximadamente).
Para corregir o dar el ángulo de entrada las guías de-
ben estar abiertas.

Collarines
F:s conveniente que los collarines de la sierra tengan
un diámetro tan grande como sea posible y un espesor suficien-
te para resistir todas las tensiones. Los collarines pequeños
no dan firmeza bastante a la sierra y los collarines delgados
están expuestos a doblarse y ladearse.
Estos implementos deben oprimir la sierra sólo con sus
37
FiC' 21: CoI/aTines de la sierTa.

bordes, por lo que deben tener cierta conicidad, tal como se


ilustra en la Fig. 21. Si no se diera a los collarines la conici-
dad indicada podria ocurrir que, por un pequeño defecto del
maquinado de los collarines o de la conicidad de la sierra, és-
ta fuera oprimida por un lado en un diámetro menor que el otro,
lo que originaría de inmediato una concavidad en la sierra.

Velocidad de corte de los sierras circulares


Muchos aserradores tratan de dar una velocidad muy al-
la a sus sierras. La velocidad correcta es la obtenida de acuer-
38
do a la potencia disponible y a las condiciones generales del
aserradero, manteniéndose uniforme desde el comienzo al fin
del corte. En general la velocidad de corte (o periférica) de las
sierras circulares debe estar comprendida entre 1970 y 3030
metros por minulo (6.500 a 10.000 pies lineales por minuto), de-
pendiendo del tamaño del aserradero y textura de la madera que
se aserrea. La velocidad circunterencial de la s ierra depende
también del avance de alimentación de la madera, de lal modo
que el aserrín que produzca la sierra sea de un grosor aproxi -
maclo a unos 2 o 3 milímetros. Si se tiene una velocidad de cor-
te muy alta y no se puede dar un avance rápido a la madera se
producirá, en vez de aserrín, un polvo de madera que se escu-
rrirá entre el corte y el cuerpo de la sierra. provocando calen-
tamientos a ésta última y alterando su tensión. Por supuesto,
el desgaste del filo será también mayor.

Sujetadores o medialunas
Al colocar los dienles a una sierra de dientes postizos,
debemos cerciorarnos que los sujetadores queden suficiente-
mente apretados en los alvéolos o alojamientos. Cuando se en-
cuenlren algunos sueltos, sé deben expandir golpeándolos o
punleándolos en su borde interior. Sin embargo, es s iempre re-
comendable reponerlos por otros nuevos.
Otra precaución importante, que no siempre recuerdan
los afiladores y palanqueros, es la de mantener las aristas vi-
vas en la parte más ancha o recalcada de los sujetadores. Es-
tos pueden reclificarse con lima de media caña o rueda esme-
ril, leniendo cuidado que la parte rectificada quede a 90° (a es-
cuadra) con respecto al cuerpo de la sierra. Ver Fig. 22.

Dientes de sierros eireu lares del tipo aserradero


Las diferencias de forma de los dientes de las sierras
destinadas a aserrar, están determinadas especialmente por
sus ángulos de ala que y de incidencia, y éstas, a su vez, de-
penden del tipo de madera a aserrar. Además, considerando que
la profundidad de los dientes es más o menos standard, existe
una relación lógica entre forma y paso. En general, la altura de
los dientes en una sierra circular está comprendida entre 10 y
12 veces el espesor de la hoja.
39
Fig. 22: A. Medialuna expandida. se puntea por ambos lados.
B. Medialuna con cantos redondeados. mal mantenida.
C. Medialuna con cantos vivos. bien mantenida.
Los ángulos de estos dientes tienen las siguientes di-
mensiones: ángulo de ataque entre 30° y 35°, según la textura
de la madera, ángulo de incidencia de 10° a 15° y el ángulo de
diente entre 42° y 45° Ver Fil':. 23.
$UPEFlFICIE DE COFlTE

0
4- OE INCIDENCIA o Ll8FlE 10 A l!l°
f3 -t- DE FILO o DIENTE 42° A 4~O
0
~ -4- o 3~0~
y'"
DE ATAQUE SALIDA DE VIRUTA 30 ...

Ó "'" DE CORTE 'IX+{3,

Fig. 23: Perfil de diente fijo para sierras circulares.

El recalcado y el trabado en la sierra de aserradero de-


be hacer un corte cuyo ancho es aproximadamente el doble del
espesor de la hoja, medida en el fondo del diente.
Para hacer el recalcado existen los reealcadores de
golpe, por todos conocidos, y los recalcadores mecánicos muy
40
semejanles a los que se usan para sierras de huincha; lambién
el recalcado debe ser iguaJado. con aparalos especiales muy
sencillos de usar. ESIOS últimos aparalos son para ser usados
en las sierras de dienles fijos.

Ajuste e1e1 aparato recalcador


Anles de colocar el aparalo recalcador sobre la sierra
se debe abrir el brazo de fijación para permitir la inlroducción
del dienle en el recalcador, en seguida se debe cuidar que el
brazo del excénlrico B esté bien aoovado conIra el' 10pe de po-
siciÓD baja y que permile al dienle inlroducirse enlre la excén-
lrica e y el yunque D. Ver Fig. 24.
Para el recalcado de los dienles, seguir las operacio-
nes siguientes:

{.,...J. ---f!" .L..._-'-_....L_

-----r---.
--------------t----
L __ ~-- -~"'"""--------------

41
a) Colocar el recalcador sobre la sierra.
b) Introducir la punta del diente entre el yunque y la
excéntrica C (tirando la sierra).
e) Fijar el recalcador sobre el diente por medio del
brazo de fijación ejerciendo una fuerte presión.
d) Es importante que la cara del yunque O se ajuste
bien de plano sobre el dorso del diente. Se puede
constatar que empujando o retirando el soporte K
se conseguirá que la cara del yunque se ajuste
exactamente sobre el dorso del diente. El ajuste
del soporte K se debe hacer cada vez que se cam-
bie de diámetro de sierra o forma de diente.

Fig. 24k

Recalcador de

sierras circulares.

42
e) Fijar sólidamente el aparato sobre el diente y ti-
rar el brazo de la excéntrica únicamente lo nece-
sario para hacer una pequeña marca con la excén-
trica sobre la cara del diente.
f) Sacar el aparato para constatar si no hay tenden-
cia a subir o bajar la punta de los dientes. Si tien-
de a subirlo se deberá empujar hacia adelante el
soporte K; por el contrario si tiende a bajarlo se
regresará dicho s~ ;>orte.

A Y8 Posiciones incorrectas del yunque.


e Posición correcta del yunque.

43
El ajuste preciso del aparato será aquel que pennita
bajar (agachar> la punta recalcada del diente con el objeto que
el afilado del lomo, que se hará después, no elimine demasia-
do metal del recalcado.
Una vez conseguidas )as condiciones descritas, se pl;)-
cede a recalcar los demás dientes.
Cuando se trata de recalcar una sierra cuyos dientes
hayan perdido completamente su recalcado, no se podrá lograr
reconstruir en una sola operación el recalcado. por cuanto en
tal caso se precisará recalcar y esmerilar unas 3 o 4 veces.
El recalcado se usa en sierras circulares de un diáme-
tro de 8 pulgadas o más. El tamaño de los aparatos recalcado-
res varía según el espesor y diámetro de las sierras.

44
Recomendaciones sobre el aparata igualador
La Fig. 25 muestra un aparato de igualar para sierras
circulares. Este debe ser ajustado de tal manera que el dado·
tope G siga la dirección del dorso del diente apoyándose sobre
éste. El ajuste se puede conseguir empujando hacia adelante o
retirando, según sea necesario, el soporte H del aparato.
El empleo del igualador es muy simple pero se reco-
mienda tener presente que el espesor del dado-tope correspon-
da al espesor de la hoja; si no se olvida esto el ajuste del
igualador resulta muy simple.

______ í---¡
'---...r---1-----------------

Fíg. 25: Aparato igualador de recalcado para sierras circulares.

45
Lada o mano del aserradero
Para determinar el lado o mano del aserradero lome la
posición del palanquero mirando hacia la sierra; si la troza o
carro pasa a su lado derecho el aserradero es derecho y si pa-
sa por el lado contrario es izquierdo.

A B

.... ASERRADERO IZQUIERDO B - ASERR AOERO DERECHO

46
Fig. 25 A:
Igúalador de recalcado para
sierras circulares.

47
Acondicioncmiento de los sierras circulares pequeñas
Sólo se darán algunos de los detalles más-imporlantes
respecto a las sierras pequeñas, de uso corriente, ya que pre-
tender describirlos todos requeriría de un manual volumi-
noso.
Como es fácil comprender el marli lIadn para tensionar
y aplanar sierras de pequeño diámetro es similar al que se ha.-
ce para las sierras del tipo aserradero_ Lo que siempre se de-
be recordar es que éstas necesitan menos tensión, por ser me-
nor la fuerza centrífuga que actúa en su periferia.
Las sierras circulares pueden dividirse en tres clases:
sielTas de. trozar, sierras canteadoras o hiladoras y sierras mix·
las o de combinación, que sirven para ambos propósitos.

Sierras de trozar
Estas sirven para corlar las fibras de la madera trans-
versalmente y pueden a su vez subdividirse en sierras para

rtrttM
E

Fig. 26: Dientes trozadores.

48
Pig. 26A: Sierra circular trozadora, diente afJTopiado para
despuntador de aserradero.

corle grueso y para corte fino. El arreglo y tamaño de los dien-


les de las sierras de trozar dependen de la clase de trabajo,
de las dimensiones del material que se ha de cortar y de la ve-
locidad de corle. Son sin embargo muy parecidos en cuanto a
forma general y manera de afilarlos. Para trabajos ordinarios
de corte grueso o basto, los dientes tienen la forma represen-
lada en A de la Fig. 26. Para obra fina y pequeña que no re-
quiere un corle muy liso, tienen la forma de B de la Fig. 26.
49
Rara vez se recomienda la forma mostrada por C de l a misma
figura, pues con ella la sierra resulta pesada, roza mucho y
pierde pronto su filo. Pa.... obtener los mejores resultados, ya
se trate de corte grueso o corte fino, conviene adoptar dientes
cuyo frente o filo esté en linea con el centro de la sierra. Esta
es una regla general, salvo para las sierras de gran diámetro con
dientes gruesos que giran por encima de la madera. En tal ca-
so, el frente del diente debe quedar un poco hacia 'adelante del
centro o aún formar un ángulo igualmente dividido como el ilus-
trado en C de la Fig. 26. En D de la misma figura se muestra
un tipo de diente que casi siempre conviene para las sierras de
dientes grandes. En E se ve la forma para sierra trozadora con
dientes chicos. Finalmente F de la Fiíl. 26 representa un dien-
te muy adecuado para sierras de corte fino o liso.

Fig. 27: Sierras cónicas.

Todos los dientes trazadores pueden trabarse si no es


indispensable que el corte sea muy liso. La fineza del corte
depende de la regularidad del trabado y del centramiento per-
fecto de la sierra en su periferia. Como es muy difícil hacer un
trabado absolutamente uniforme debido a que el diente trabado
tiene siempre cierta tendencia a desviarse lateralmente , las
fábricas proporcionan sierras cónicas cuyo espesor mayor está
en la periferia. Las sierras confeccionadas de esta manera tie-
neh una tolerancia lateral en el corte, no siendo necesario tra-
barlas, pero deben mantenerse bien afiladas y no pprmitir que
las arislas de los dientes se redondeen. Fig. 27.
50
El bisel de los dientes de ¡/lS sierras de trozar se de
termina de acuerdo con la clase de trabajo que han de ejecu-
tar. Para trabajo basto y grueso, el bisel debe ser de 15 grados
en el frente del diente y de 10 grados por detrás. Para trabajo
fino y liso, de 25 a 30 grados en el frente y de 10 a 15 grados
por detrás.

Dientes limpiadores.
Las sierras de trozar provistas umcamente de dientes
cortantes no son tan eficaces como las que' tienen un diente
limpiador o cepillador después de cada cuatro dientes cortan-
tes.
Al acondicionar estas sierras, conviene limar los dien-
tes limpiadores de modo que su longitud sea de 1/64" a 1/32"
menos que la de los dientes cortantes, como se ilustra en A de la
Fig. 28, para esto se emplea el dispositivo que se ve en B de
la misma figura. De esta manera, los dientes cortantes latera-
les avanzan regularmente y cortan las fibras por delante de los
dientes limpiadores que expulsan el aserrín.

A B

SIERRAS TROZADORAS

A - Con dientes limpiadores


B - Sin dientes limpiadores
51
C:=:Jc=:::::::ts:=llt:::sS;::'-L.l~\~r

o o o o

.. J---

F '·15. 28

52
1/3 del
número
aproxi·
madamente


Fig. 29

Sierras canteadaras o de hilar


Estas son un disco metálico con diente en forma de es-
coplo que cortan la madera en el sentido de la fibra. Para dar
buenos resultados, el filo de cada diente debe formar el ángulo
adecuado y cada diente debe ser un eS'coplo y no una punta de
aguja. El ángulo de ataque de los dientes debe ser de unos 30
a 35 grados.
53
Una manera fácil de verificar el ángulo de ataque de
una sierra circular, es la de marcar un diente cualquiera (Fig.
29) Y contar desde el siguiente la tercera parte del número de
dientes de toda la sierra. Llegado a este punto se hace otra
marca sobre el diente correspondiente, es decir, que si hay 30
dientes sobre la sierra se deben conlar lO, uniendo los exlre-
mas de los dientes marcados con una linea, la que determina la
cara de un diente, el cual tendrá un ángulo de ataque de 30 gra-
dos, sirviendo de patrón para los demás.

,,
,,
,,

<,,~,
6" para una sierra de 24" o
, o

" f .
cuyo ángulo de ataque debe "
ser de 30° V
Fig. 30

Aprovechando la misma idea anlerior se incluye una la-


bia medianle la cual, conociendo el diámetro de la sierra, se
puede trazar un ángulo de ataque de 10°, 13° o 30°. Para ello
se traza el radio, (ver Fig. 30) sobre este trazo se mide, par-
tiendo desde el centro de la sierra, la distancia correspondien-
le, de acuerdo a la tabla incerta (6" para el ejemplo de la Fig.
30), sobre el punto alcanzado por esta distancia se levanta una
perpendicular al radio; pues bien, la cara de ataque del diente
deberá seguir la dirección de esta perpendicular, leniendo así
un ángulo de ataque igual al buscado (30° en el ejemplo de la
Fig. 30).
54
Tabla poro determinar ángulos de ataque en sierros circulares

DIAMETRD DISTANCIA MEDIDA DESDE EL CENTRO


DE LA SIERRA DE LA SIERRA (Pul.odos)
(Pulgadas) Para 1 ' Pora 13 Para 3
6 1/2 5/8 1 1/2
8 3/4 7/8 2
10 7/8 1 1/8 2 1/2
12 1 1 3/8 3
14 1 1/4 15/8 3 1/2
16 I 3/8 I 3/4 4
18 1 1/2 2 4 1/2
20 1 3/4 2 1/4 S
22 1 7/8 2 1/2 S 1/2
24 2 1/8 23/4 6

Se recomienda el diente recalcado e igualado, por ser


según el criterio general mejor que los dientes trabados, aun-
que muchos prefieren éstos debido a que trabar es más fácil
que recalcar_Para entender mejor este asunto, o bsérvese la
Fig. 31 que muestra un diente recalcado y otro trabado. Ob-
sérvese que el diente recalcado es un verdadero escoplo, en
tanto que dos dientes trabados equivalen a dos medios esco-
plos con una depresión en el centro del corte. Para evitar que
se produzca dicha depresión en el centro del corte cuando se
usa dentadura trabada, la operación de afilado de los dientes
debe hacerse de la siguiente manera: se tornea la periferia de.
la sierra, se traban los dientes, se afilan y finalmente se re-
visa el trabado para igualarlo si es que ha sufrido alguna al-
teración

A B
Fig. 31
55
Mal trabado B¡en trabado

Fig.32

Un error común cometido por muchos afiladores es el


de hacer llegar el trabado demasiado abajo del diente para las
sierras partidoras, dándole demasiado bisel a la punta de mo-
do que dos dientes quedan como si fueran compuestos de un
par de clavos divergeQtes. Esas puntas no cortan la madera
sino que la desgarran y ocasionan vibraciones, frotamiento, y
como consecuencia, en muchas oportunidades trizacluras en la
sierra. Cuando se traba una sierra partidora debe hacerse en
la punta y afilarse en tal forma que la cara del diente quede a
escuadra con el cuerpo de la sierra. El diente no debe quedar
trabado a tal punto que deje una parte sin cortar, en el fondo
de la ranura de corte. Fig. 32.
Para trabar debidamente una sierra partidora, deben do-
blarse fuertemente los dientes en el vértice de un yunque o con
un trabador de vástago cerca de la punta.
Puede obtenerse un corte liso y bien hecho, con avan-
ce rápido, empleando una sierra partidora con dientes recal-
cados, siempre que éstos estén cuidadosamente recalcados,
igualados y afilados. Las demás condiciones deben también,
desde luego, atenderse al igual que para las sierras de grandes
diámetros; el eje de la sierra no debe tener juego radial ni lon-
gitudinal, la sierra debe estar bien nivelada y centrada, con la
tensión adecuada para la velocidad a que gira. Los. collarines
también deben tener sus caras en la forma que indicamos para
56
Fig. 33

las sierras grandes y no sufrir desgastes o deformaciones que


descentren la sierra.
Las sierras de hilar con dientes finos generalmente se
traban, salvo que sean cónicas y que tengan su mayor espesor
en la periferia. La forma del diente es muy parecida a la de
los dientes de las sierras de partir para corte grueso, si bien
no es posible darle tanto ángulo de ataque; una forma muy co-
mún para dientes finos la constituye la de la Fig. 33.
Las formas de la Fig. 34 son dientes apropiados para
trabajo rápido con sierras de 12 y 14 pulgadas de diámetro de
24 a 28 dientes, los que se usan trabados.

Fig. 34. Angulas de dientes para trabajo rápido con


sierras circulares pequeñas.
57
Sierras combinadas de trozar y de partir
Por regla general, hay que emplear una sierra partidora
para sacar tablas o cortar al hilo, así como para trozar o cor-
tar a contra hilo, hay que valerse de una sierra de trozar. Sin
embargo hay veces en que puede emplearse con buenos resul-
tados una sierra que ejecute ambas operaciones. Las sierras
para este fin tienen dientes como los que muestra la Fig. 35,
cuya cara se proyecta ligeramente hacia atrás del centro de la
sierra, con un leve bisel en el frente y un bisel de unos 10 gra-
dos atrás. El trabado llega hasta un tercio hacia abajo del dien-
te, medido desde la punta.

Fig. 35

Elección de sierras
A continuación se dan algunas indicaciones para la
elección de sierras de acuerdo al uso que se les desea dar: és-
tas se referirán más bien a formas de dientes que es lo que en
general presenta dificultades de elección.

Sierras circulares para aserradero


Las sierras para un aserradero circular son de dos
tipos:
al Sierros de dientes fijos. Son de menor costo, pero
es más dificil mantener en buen estado su tensión y aplana-
miento por ser generalmente más delgadas que las de dientes
postizos y su acero más blando; por otra parte al a filar sus
dientes es necesario profundizar las gargantas para conservar
58
A - Limado correcto
B - Limado incorrecto

A - Forma correcta de limar dientes


de sierra trazadora.
B - Forma incorrecta

59
Tmbando
UtW
sierra
f~irt:ulnr

Midiendo
la
traba
de una
sierra

60
la forma pnmltlva del diente. Por estas razones la sierra de
dientes fijos se usa generalmente en los aserraderos más gran-
des, donde el número de sierras que hay que mantener justifi-
ca los servicios de un experto, el que no sólo se encargará de
mantener las sierras, sino que tamhién tendrá la misión de dar
al aserradero y máquinas de aserrar la correcta alineación y
ajuste necesarios para el buen funcionamiento de la sierra.
El diente de la Fig. 23 es el que deben tener las sie-
rras de dientes fijos destinadas a los aserraderos. Todas las
fábricas entregan las sierras partidoras de grandes diámetros
en un perfil de diente igual o aproximado a éste. Lo importan-
te es mantenerlo, pues si se pierde el ánl';Ulo de ataque el ren-
dimiento de la sierra disminuirá considerablemente.
Las sierras circulares de aserradero se pueden usar Con
sus dientes trabados o recalcados, perp es recomendable siem-
pre que no haya imposibilidad absoluta. dar preferencia al re-
calcado.
b) Sierras de dientes postizas. Estas sierras son las
más usadas en Chile, especialmente en los aserraderos chicos
del tipo tradicional. Se prefieren porque comparativamente con
las sierras de dientes fijos, éstas son más fáciles de mantener
debido a que giran a menor velocidad y a que no hay que pro-
fundizar las gargantas de los dientes, teniendo a su vez mayor
calibre y por esto menos posibilidades de deformaciones a cor-
to plazo y además el afilado de los dientes es sencillo. Por las
anteriores razones no es necesario tener un experto en sierras
en cada aserradero por cuanto el palanquero será capaz de afi-
lar la sierra.
Los modelos de sierras con dientes postizos comun-
mente usados son dos:
a) Las sierras cuyos alvéolos son del tipo de doble
circulo, que aceptan dientes y medialunas designa-
dos por letras (A, B, C, D, F., etc.)
b) Las sierras cuyos alvéolos son del tipo de un solo
círculo y sus dientes y medialunas se designan por
números (2 1/2, 3, 3 1/2, 4, 4 1/2, etc.)
El grado de intercambiabilidad de los diferentes dientes
y medialunas se indica en la tabla 3.20.
61
INSTITUTO F H'-::S-:-A:..
1. Por ejemplo, si se tiene una sierra Spear and Jackson
4 1/2, ésta se puede usar con dientes y medialunas
º4 1/2 de .Atkins, Disston, etc.
2. Una sierra Disston 3D puede usarse con dientes y
medi alunas Nº 33, pero los dientes Disston Nº 30 y
Atkins e pueden colocarse con medialunas Nº 33.
3. Una sierra Simonds B aceptará dientes Hoe B o Atkins
B, etc. pero no le calzará ninguna medialuna que no
sea Simonds B.
La limitación de la mordida o grueso de corte que puede
tomarse con cada diente es por supuesto la cantidad de aserrín
que esposible sacar y eliminaren las gargantas sin que se atasque
la sierra en el corte. En aserraderos con pOlencia insuficiente
puede darse un grueso de corte por diente igual en fracciones
de pulgadas al número de pulgadas de alto de corte; en otras
palabras, en cortes de 8 pulgadas de alto cada diente debe to-
mar 1/8 de pulgada y en cortes de 12 pulgadas de alto será de
1/12 de pulgada por diente. Estas velocidades de a vance no
harán que la cavidad de garganta se atasque de asernn para
dientes tipo B, D, 3, etc. aún cortando maderas duras.
En aserraderos con potencia suficiente y extra la velo-
cidad de alimentación podría aumentarse para la misma altura
de corte con aumento de la exactitud del corte y rendimiento,
principalmente porque s~ saca aserrín más grueso.
Entre la variedad de dientes postizos, hechos por dife-
rentes fabricantes, los tipos 2 1/2 y F son los más pequeños y
se recomiendan particularmente para aserrear trozas. de maderas
blandas nudosas y de pequeños diámetros. Para este tipo de
corte, la sierra debe tener suficientes dientes de manera que no
se salga del corte; si la sierra tuviera pocos dientes cada uno
de éstos tomaría mucha madera en los nudos produciendo un es-
fuerzo muy grande en la periferia.
Los otros tipos comunes de dientes son el B, e, 3,
3 1/2, etc. Estos dientes tienen una mayor capacidad de gar-
ganta, por lo tanto la mordida o avance puede ser también ma-
yor y aunque hacen una cantidad superior de aserrín por ser los
dientes más anchos producen menos problemas pues el aserrín
no escurrirá entre el corte y la hoj a de sierra lo que produciría
calentamientos y deformaciones en ella. Estos dientes más gran·
62
Fig.36

ALVEOLO DE UN CIRCULO
Se clasi/iclln con nlÍ",eros. E" este caso cd j vide 'ltra l.
sierra. el diente y la "udial."tI.

Fig.37

ALVEOLO DE DOS CIRCULOS


Se designan por "na letra. en este eje.plo ItI 8 vide pllrtl ltl
sierra, el dicmle y la medial",uI.
63
Afilador eMctrico tipo Jockey; tiene la ventaja de poder afilar
la sierra de dientes postizos a escuadra, en muy corto llempo y
se obtiene un afilado muy uniforme.

des, consumen menos potencia y por lo tanto tienen una mayor


productividad.
Se puede usar una mordida de 1!1 O de pulgada por dien-
te en una altura promedio de 10 pulgadas. Esto significa que
una sierra de 56 pulgadas de diámetro con 50 dientes podrá ser
alimentada a una velocidad de 5 pulgadas por revolución de la
sierra en esa altura de corte; asimismo, una sierra de 46 pulga-
das de diámetro con 40 dientes podrá ser alimentada a 4 pul-
gadas por revolución, etc.
Seis dientes menos que el diámetro de la sierra en pul-
gadas es lo corriente para las de dientes grandes. Es así como
una sierra de 54 pulgadas de diámetro tendrá 48 dientes, aun-
que pueden encontrarse sierras con más o menos dientes que
los señalados.
Los dientes y medialunas de un mismo tipo se fabrican
de diferentes calibres, por ejemplo el diente y la medialuna
NQ 3 puede encontrarse de calibre 6, 7, 8, 9, 10 Y 11.
Las medialunas se fabrican en tamaños standards y so-
bre tamaño. Por tal motivo hay medialunas hechas en dos tama-
ños ligeramente mayores que las nonnales para ser usadas en
alvéolos con desgaste.
64
Otra diferen.cia está en··la pu·nta cortante del diente. De
este modo, dientes del . ínismo número 'f calibre tienen diferente
anchura de pun.ta ·cortante, como por ejemplo, un diente NQ 3 1/2,
calibre.6·tiene ]1/32 de.· pulgada de ancho en la punta cortante;
mie~tra·s que ·otro diente' N.Q 3 1/2 calibre 6 tiene 3/8 de pulga-
da·'de ·ancho en la punta corianie.

Datas que se de.benproporcionor al hacer un pedida de


sIerraS de dientes postizo$
a)C~ntidad y tipo de sierras deseadas (tipo B, D, F, 3,
33, 2 1/2, etc.)
b) Diámetro de la sierra en pulgadas o milímetros.
c) Calibre (espesor)."n el centro y periferia de la sierra.
d) Diámetro del eje de la sierra. ,
e) Cantidad y tamaño de los pasadores de los collarines.
f) Distancia entre centros de las perforaciones para los
pasadores de los collarines.
g) Número (canüdad) de dientes.
h) Lado o mano de la sierra (derecha o izquierda).
i) Revoluciones por minuto a que trabajará la sierra.
j) Potencia disponible.
k) Clase de madera que se aserrará.

65
sierras circulares
cónicas para partir
madera seca

La manlenClOn que requieren estas sierras es similar a


la de las sierras planas en cuanto al trabado, aplanamiento y
tensado. Debido al pequeño espesor que tienen estas hojas en
los dientes y al trabajo intenso a que se las somete con fre-
cuencia, deben tratarse con especial cuidado.
Hay que hacer una disti~nción entre las sierras de sim-
ple y doble conicidad empleadas para partir madera seca. Las
de conicidad simple se usan para partir y obtener tablas de me-
nor espesor como por ejemplo de 3" a 1". En este caso la ta-
bla más delgada se obtiene en el lado cónico de la sierra, de-
bido a que causa menos fricción en la parte central de la sierra
que la tabla más gruesa.
Cuando se parten tablones por el centro, la fricción es
la misma en ambos lados de la sierra y entonces se emplean
hojas de sierra de doble conicidad. Si' no se dispone de las dos
clases de hojas de sierra de simple y doble conicidad, puede
usarse para el aserrado por el centro una sierra de conicidad
simple, para lo cual hay que martillar sobre la conicidad con lo
que la sierra quedará equilibrada como si fuera de doble coni-
cidad. En el caso contrario, martillando una sierra de conicidad
doble puede convertirse en una de simple conicidad.
Las características más notables de las sierras cónicas
para madera seca son principalmente la diferencia de espesor
entre la zona central y la de los dientes.
Es muy importante que la cuchilla separadora tenga la
forma correcta y esté bien colocada. Debe ser cónica y tener su
66
conicid",d al mismo lado que la tiene la sierra, Fig. 38. El lado
plano de la cuchilla separadora debe quedar alineado con el la-
do plano de la sierra, para sierras de conicidad simple. La me-
nor desviación a este respecto, hará que la tabla se curve ha-

_.
cia la hoja de sierra.

l()()()\

Fig.-38

I
O
~
Fig.39
~ ~
La cuchilla separadora debe tener un espesor tal que
aumente la abertura del corte lo suficiente para evitar una fric-
ción excesiva contra la parte central de la sierra durante el tra"
bajo. Fig. 39. Con una sierra de doble conicidad debe emplear-
se una cuchilla también de doble conicidad.
El trabado de estas sierras cónicas es de 0,3 a 0,4 mm
(0.012" a 0.016"). Como es natural debe procurarse obtener un
trabado lo más uniforme posible para que la madera no quede ra-
yada y el cepillado final se consiga con una pasada al mínimo.
Una recomendación importante es la que las sierras Có-
nicas solamente deben usarse para aserrar con el tablón p"esto
de canto y nunca en posición horizontal. Para esta última forma
de trabajo siempre deberán utilizarse sierras planas.
Pocas sierras están sujetas a tanto calentamiento y tan
expuestas a quemarse como las sierras cónicas ya que es muy
ma rcada la diferencia de espesor entre el centro y la periferia,
por ejemplo: una sierra de 700 mm P tenemos que el centro tie-
ne 4 mm de espesor mientras que la periferia sólo tiene 1,2 mm.
67
Debe ponerse mucho cuidado para evitar que se introduzcan as-
lillas de madera enlre la sierra y el banco, pues eslo aumenla
la fricción y el calenlamienlo. Además, la sierra no debe lrab.a·
jar demasiado liempo seguido sobre un lablón estacionario. _.

D=mm 250 300 350 400


B=mm 3,2 3,2 3,5 3,5

---J
f\l-
. V
o
f\
---1\-,
80-20,
~ cP¡

Algunos detalles sobre forma de dientes


de puntas calzadas.
68
sierras de
puntas calzadas

Las sierras circulares de puntas calzadas son relativa-


mente nuevas. Fueron diseñadas para obtener con e llas gran
producción, aumentar el tiempo de trabajo entre afilados y es-
pecialmente para mejorar la calidad de los cortes, es decir que
éstos sean perfectamente rectos y prácticamente cepillados.
El cuerpo de estas sierras es de un acero de aleación
similar al de las sierras corrientes, pero la punta del diente o
herramienta calzada es de un material sinterizado de alta cali-
dad a base de carburos de tungsteno, torio, etc. y que poseen
una enorme dureza. Esta punta se suelda con plata o bronce al
cuerpo de la sierra.
El maquinado de los dientes, diseñados para calzar he-
rramientas, debe ser perfectamente unifonne; el espacio entre
ellos exacto e igualmente la forma y profundidad.
El disco o cuerpo de estas sierras debe recibir un tra-
tamiento térmico tal que su tenacidad haga que la sierra se
mantenga siempre recta. Igualmente cuidadoso debe ser el es-
merilado lateral para obtener en todo el cuerpo un espesor uni-
forme y perfectamente balanceado, además de un excelente pu-
lido para reducir la fricción durante el trabajo.
La soldadura de la pastilla cortante al cuerpo de la sie-
rra, se hace mediante un dispositivo eléctrico especial, es vir-
tualmente una lfsoldadura de punto" pero en este caso se usa
una pelicula de plata o bronce que es fundida por un pequeño
arco voltaico, que actúa sólo el tiempo preciso para producir
la fusión de la soldadura y por ende la unión de la punta o pas-
tilla al diente propiamente dicho, sin posibilidad de alterar el
teinple de éste o de la punta.
69
El afilado final de estas sierras se hace generalmente
con piedras de esmeril cuyo abrasivo es diamante industrial en
polvo. Para que el afilado sea perfecto, se requiere que la má·
quina afiladora esté totalmente exenta de vibraciones y juegos,
de modo que la sierra esté bien centrada, los dientes alineados
cortando todos y cada uno igual cantidad de madera.

Sierra
(/('
puntas
calzadas

70
Las sierras calzadas siempre deben ser reparadas y
usadas poi- operarios de experiencia, se debe tener especial
cuidado cuando se colocan y retiran las sierras de la máquina
pues si se golpean las puntas calzadas en algún metal duro és-
tas se saltarán. Igual precaución se debe tener al trasladarlas,
siendo recomendable hacerlo en cajas que servirán también pa-
ra guardarlas; se puede usar la caja en la cual llegaron desde
la fábrica.
La duración de trabajo, entre afiladas, de la sierra cal-
zada es varias veces rna yor que la de dientes corrientes pero se
debe tener presente que nunca debe hacerse trabajar estas sie-
rras con los dientes sin buen filo (mellados) o con algunos de
ellos dañados o saltados.
El eje, los rodamientos y collarines de la sierra deben
estar siempre en perfectas condiciones de tal manera que no
hayan juegos, que generarían movimientos y vibraciones que da-
ñarían muy rápidamente las puntas calzadas. Con el mismo ob-
jeto los collarines que sostienen la sierra durante el trabajo,
deben ser tan grandes como lo permitan las necesidades de uso
de la sierra.
La potencia del motor con que se mueve la sierra debe
ser la suficiente corno para mantener siempre la velocidad cons-
tante, que es aproximadamente de 12000 pies lineales por minu-
to; así por ejemplo, una sierra de 10 pulgadas de diámetro debe
girar a unas 4570 revoluciones por minuto, una de 14 pulgadas
él 3270 revoluciones por minuto.
I.as sierras calzadas son fabricadas con diferentes
a ¡eaciones para di versos trabajos y condiciones, por lo tanto al
hacer un pedido a la fábrica debe indicarse el uso a que se des-
tinará la sierra.
Sierra cal zada partidora
Existen para avance manual de la madera y para avan-
ce mecánico-automático, ambas diseñadas para 'cortar sólo en
el sentido longitudinal de la fibra (corte al hilo o longitudinal).
El diente (la punta o pastilla) está hecho con una serie de bi-
seles que permiten obtener un corte recto y suave, la garganta
de los dientes tiene gran capacidad de aserrín; el ángulo de
ataque es el apropiado para una gran velocidad de corte y avan-
ce de la madera.
71
Generalmente se pueden encontrar sierras de este tipo
entre 20 y 50 cm (8 a 20 pulgadas) de diámetro y calibre del 13
al 9.

Sierra cal zada canteadara


Están destinadas. a cortes longitudinales de poca altura
y donde sea necesario un corte perfectamente recto y práctica-
mente cepillado, como es el caso de las junturas encoladas
donde lo económico es que después de la operación en la sie-
rra no sea necesario otra en el cepillo antes de encolar.
Esta sierra debe ser del diámetro más pequeño posible
para evitar posibilidades de vibración en la periferia.

Sierra calzada trazadara


Usadas para despuntar madera donde se necesite cor-
tes pulidos: en mueblerías, en máquinas espigadoras, en máqui-
nas de brazn radial, en despuntadoras de doble sierra. Estas
sierras, como son exclusivamente para cortar a contrahilo (per-
pendicular a la fibra) tienen en la superficie de incidencia o
lomo del diente un bisel alternado, en un diente hacia un lado
y en el otro hacia el lado contrario.

Sierra calzada combinada


Se fabrican en diámetros que fluctúan entre 15 y 60 cm
(6 y 24 pulgadas); con ellas se puede partir y cantear madera
(cortes longitudinales), también con igual buen resultado se
puede trozar madera (cortar a contrabilo).
El dorso O lomo del diente tiene un bisel alternado.
Esta sierra es ideal para cortes rápidos. Se puede em-
plear tanto como sierra de mesa o en una máquina de brazo ra-
dial o pendular.

72
sierras cromadas
(CROMADO DURO)

Con el obieto de aumentar la productividad y bajar los


costos especialmente en aserrado de maderas duras. donde ade-
más de la rápida pérdida de filo de la punta del diente es par-
ticularmente pernicioso el gran desgaste de las aristas de la
cara o superficie de ataque del mismo, se ha desarrollado la
técnica del cromado duro (hard chrome). Consiste en cromar la
periferia de las sierras de grandes diámetros.
Las sierras corrientes que trabajan en grandes aserra-
deros, con altas velocidades de corte y avance de la madera,
acondicionadas por expertos operadores y con las ro ás moder-
nas técnicas de afi lado, sólo duran unas cuatro horas de corte,
entre afiladas, mientras que sierras con revestimientos latera-
les de cromo duro, trabajando en el mismo aserradero, logran
duraciones de corte que exceden las doce horas.
Este sistema también da buenos resullados en sierras
pequeñas, especialmente las destinadas a cortar madera tercia-
da o aglomerada, donde la cola u otro aditamento agregado conS-
tituye el mayor factor de deterioro del filo y aristas cortantes.
Las sierras chicas hasta 30 cm (12") de diámetro se
pueden recubrir enteras con cromo duro, lo que no es posible en
las sierras de grandes diámetros debido a que éstas necesita-
rán ser tensionadas muchas veces durante su vida, y el recubri-
miento total del cuerpo de la sierra, con la película de cromo
duro, no le permitiría la ductibilidad necesaria para un tensio-
nado fácil, además de encarecer notablemente su costo.
El proceso de afilado de las sierras cromadas es vír-
tualmente el mismo empleado con las sierras convencionales;
el vaciado de la garganta y el afilado de la punta del diente se
73
hacen con una rueda esmeril de óxido de aluminio, el filo y su-
perficie de ataque son rectos como las sierras corrientes. Al-
gunos expertos recomiendan hacer pequeños biseles en ambos
lados de la punta del diente, de manera que si miráramos a ésta
de frente se vería como una V invertida, con el objeto de econo-
mizar consumo de potencia, pero la práctica ha demostrado que
dicha economía no justifica lo engorroso que resulta esa opera-
ción. máximo en las sierras cromadas donde las limas corrien-
tes resbalan sin cortar por lo que habría que usar algún peque-
ño esmeril portátil, o limas especiales.
Las sierras cromadas tienen una vida más larga que las
sierras corrientes, pues como ya dijimos es mayor el tiempo en-
tre afilados. Además cada afilado de estas sierras será más
bien una rectificación al mínimo (menor reducción del diámetro)
pues las arístas de la cara de ataque tendrán muy poco desgas-
te, gracias al cromo duro.
Finalmente hay que tener presente que las síerras cro-
madas sólo podrán usarse tratadas. pues el cromo duro no per-
mitiría un buen recalcado.

74
seguridad
en el aserradero

Con el obj eto de prevenir accidentes de los operarios


en el aserradero, se deben adoptar el máximo de precauciones.
Se mencionan, en seguida, algunas de las más importantes:
]) El palanquero debe mantenerse siempre alerta para
evitar el peligro que las operaciones y manejos en el
aserradero puedan representar para los obreros del
mismo u otras personas.
2) Se debe tener especial cuidado al colocar los dientes
y medialunas a las sierras, ya que es imprescindible
que todos ellos queden bien apretados en los alvéo-
los. Si quedara alguno suelto puede saltar durante el
trabajo y dada la gran velocidad de la sierra, podría
ocasionar algún grave accidente al palanquero o a los
tumbadores, que son las personas que trabajan fren-
te a ella.
3) Siempre que no haya imposibilidad, se debe colocar
defensas en todas las partes móviles, tales como:
sierras, poleas, engranajes, ejes, correas de transmi-
sión, cables, etc. Estas defensas no ·resultan caras
pues se confeccionan de madera y reducen notable-
mente las posibilidades de accidente.
4) De mucha utilidad es colocar uno a dos postes prote-
giendo el lugar donde trabaja el palanquero, de tal
rnanera que evite los golpes de las trozas que ruedan
desde el bote, pues éstas podrían golpearlo y lan-
zarlo a ja sierra.
75
Defen$ll$ para ejes y polea..

5) Hay que evitar durante el trabajo en el a~erradero,


el uso de ropas demasiado "amplias, sueltas, o que
estén colgando, como mantas, bufandas, fajas, puños
de buzos desabrochados, etc., ya que éstos en muo
chas oportunidades son tomados por las sierras, ejes,
poleas, cadenas, .etc., ocasionando accidentes gra-
ves.
6) Las exigencias de una buena iluminación, mantención
del aserradero limpio y que se hagan pronto las repa-
raciones necesarias en el piso, escaleras, etc. cons-
tituyen otras medidas importantes de seguridad.
7) Una precaución especial que el palanquero debe te-
ner siempre pre,sente es la de no intentar sacar con
la mano las astillas, cortezas o aserrin que se depo-
site en la zona de las guías en las sierras, pues es-
ta costumbre causa muchos accidentes; para esta
operación debe usarse un pedazo de madera.
76
8) El separador en el aserradero es un importante ele-
mento de seguridad; debe ajustarse de manera que no
esté separado más de una pulgada de la parte poste-
rior de la sierra. La runción del separador es mante-
ner la tabla cortada separada del resto del trozo de-
jando la sierra libre y previniendo que la tabla sea
arrastrada por ésta.
El tipo de separador de disco es el más usado, pero
en años recientes se ha hecho muy popular un sepa-
rador de tipo cuchillo porque se extiende en todo el
ancho de la cara cortada y da una protección adicio-
nal.
Sin un separador adecuado, la tabla se acercaría a la
sierra en la parte posterior y sería lanzada con gran
fuerza golpeando al palanquero, o cuando menos da-
ñando la tabla.
9) Finalmente, lo más importante de todo es la concien-
cia de la seguridad por parte de los operarios del
aserradero. Estos deben ser advertidos constante-
mente, por el palanquero o jefe del aserradero, que
no se efectúen tmbajos sin haber tomado las precau-
ciones de seguridad correspondientes.

Separador de cuchillo, mal ubicado, debe estar más cerca de la


sierra (a unos 30 milímetros).
77
reglas ,ara
calcular la velocidad
de rotación y
diámetro de ,aleas

Problemo Nº 1: Calcular el número de revoluciones por minuto


(R.P.M.l de la polea conducida (de la sierra),· conociendo su
diámetro y el diámetro y número de revoluciones por minuto de
la polea conductora (del motorl.
Procedimiento: Multiplicar el diámetro de la polea conductora
(del motor) por su número de revoluciones por minuto y dividir
el producto por el diámetro de la polea conducida, el resultado
será el número de R.P.M. a que gira la polea conducida.
Ejemplo: Determinar las R.P.M. a que gira una sierra cuya po-
lea tiene 30 pulgadas de diámetro y está movida por un motor
cuya polea es de 12 pulgadas de diámetro y gira a 1500 R.P .M.
a) Multiplicamos 1500 x 12 = 18000.
b) El resultado anterior, 18000, lo dividimos por 30 lo
que nos da un resultado igual a 600; es decir, la po-
lea conducida girará a 600 R.P.M. y la sierra que es-
tá en el mismo eje tendrá por tanto la misma velo-
cidad.
78
Problema N9 2: Calcular el diámetro de la polea conducida, co·
nociendo su número de revoluciones y el diánietro y número de
revoluciones de .la polea conductora.
Procedimiento: Multiplicar el diámetro de la polea conductora
por su nÚmero de revoluciones y dividir el producto por el nú·
mero de revoluciones de la polea conducida; el resultado indio
cará el diámetro de la polea conducida.
Ejemplo: Deseamos saber el diámetro de la polea para un eje
que debe girar a 750 R.P.M. y que recibe el movimiento de otra
polea cuyo diámetro es de 20 pulgadas y gira a 650 R.P .M.
Multiplicamos 650 x 20 nos resulta 13000, dividimos es·
to por 750 lo que nos da 17; luego el diámetro de la polea debe
ser de 17 pulgadas para que esta misma gire a 750 R.P.M.
Problema N9 3: Calcular el diámetro de la polea conductora co·
naciendo su número de revoluciones por minuto y el diámetro y
número de revoluciones por minuto de la polea conducid-a.
Procedimiento: Multiplicar el diámetro de la polea conducida
por su número de revoluciones por minuto y dividir el resultado
por el número de revoluciones por minuto de la polea conducto·
ra, el resultado será el diámetro de la polea conductora.
Ejemplo: Determinar el diámetro de la polea conductora si ésta
debe girar a 1000 R.P.M. y la polea conducida tiene un diáme·
tro de 14 pulgadas y gira a 800 R.P.M.
Se multiplica 800' 14 = 11.200, este resultado se divi-
de por 1000 lo que nos da ll, es decir, el diámetro de la polea
conductora deberá ser de II pulgadas.

79
80
bibliografía

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82
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manual. U.S.A., 1949.

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10. - oo oo. Simonds facts for mi limen. Fitchburg, Mass., 1946.


34 p.
83
84
t abias

85
86
Calibres mós usados y sus dimensiones

CALIBRE FRACCIDN DE MILESIMAS


(Birmingham) PULGADA DE MILIMETRDS
(Wir. Goug,) (Aproximada) PULGADA

O 11/32 .340 8.64


1 5/16 .300 7.62
2 9/32 .284 7.21
3 114 .259 6.57
4 15/64 .238 6.04
5 7/32 .220 5.59
6 13/64 .203 5.18
7 3/16 .180 4.57
8 5/32 .165 4.19
9 5/32 .148 3.76
10 1/8 .134 3.40
11 118 .120 3.05
12 7/64 .109 2.77
13 3/32 .095 2.41
14 5/64 .083 2.10
15 5/64 .072 1.82
16 1116 .065 1.65
17 1/16 .058 1.47
18 3/64 .049 1.24
19 .042 1.06

87
Tabla de velocidad de rotación conv"niente poro olgunas
si.rras circulares *

DIAMETRD
VELOCIDAD
MILlMETRDS CALIBRE
R.P.M.
PU~GADAS
(Aproximados)

12 300 11 2500
16 400 10 1900
20 500 9 1550
24 610 9 1250
28 710 9 1100
30 760 9 1000
34 860 8 900
38 965 8 800
40 1015 8 775
44 1120 8 700
46 1170 8 675
48 1220 8 650
50 1270 8 625
52 1320 7 575
54 1370 7 550
56 1420 7 515
58 1270 7 525
60 1530 7 500

• Para esta tabla se lomó una velocidad de corle de 8000 pies linea-
Jes por ",i"uIO, aproximadamente, es decir unos 2425 metros por
",inulo. De acuerdo a las condiciones del aserradero se puede au-
mentar o disminuir la velocidad de corle lanlo COmO lo permiten Jos
límites que se indican en el texto.

Tabla de velocidades de rueda esmeril·


VELOCIDAD EN
DIAMETROS DE LA PIES LINEALES POR MINUTO
LA RUEDA ESMERIL
5-000 5.500 6.000

S" 3820RPM 4202 RPM 4584 RPM


6" 3183 RPM 350\ RPM 3820 RPM
7" 2728 RPM 3001 RPM 3274 RPM
8" 2387 RPM 2626 RPM 2865 RPM
lO" 1910RPM 2101 RPM 2292 RPM
12" 1591 RPM 1751 RPM 1910 RPM

• La ve/Deidad circunferencial recomendable de las ruedas esmeriles


en el afilado de sierras varía entre unos 5000 y 6000 pies linea/es
por minuto OH5 a 1815 melrOS por minuto. aproximadamente)
88
Olenle. y medialuna. inlercambiabl.. cu...da .an hechas par dlfe.enle. fab.lc ...l..

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Características de las sierras circulares de dientes postizos con los tipos de sujetadores más usados
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12 305 11 10 11 14 2.108 11 3,403 12 8 3,25 1,50
3S5 10 9.13 2.413113,759 1. 10 6 2,75
"
,6 '05 10 91113 2,413113,759 16 12 12 7,50 3,50
18 .60 10 911 13 2,413113,759 18·20 1. 9.50 4,50
20 510 9 •• 12 2.768 a 4,191 20·22 14· 16 " 16
14· 13 6
22 560 9 • a 12 2,768 a 4,191 22·24 16· 18 16· 18 16 7,25
U 610 9 •• 12 2,768.4,191 24·26 18 18·20 19 8,75
26 660 9 8 G 12 2,768 o 4,191 26· 28 18 - 20 lB - 22 22.25 10
28 710 9 8 a 12 2,768 a 4.191 28·30 18 . 22 20· 24 26 11,75
30 760 9 8 a 12 2,768 a 4,191 30·32 20· 24 20· 26 29.50 13,50
32 815 8 7 a 11 3,048 a 4.572 32· 34 22·26 22·28 38 17.25
3' 865 8 7 G 11 3,048 a 4,572 36 22·28 22· 30 .3 19.50
36 915 8 7 a 11 3,04& a 4,572 38 24·30 24 - 30 .8 21,75
38 965 8 711 11 3,048 a 4.572 40·42 24 - 32 24 - 32 53 U

.,
.0 1015
1065
8
8
7 11 11
7 a 11
3,048 a 4.572
3,048 a 4,572
42·44
44·46
26·34
28 - 36
26 . 34
28·36
59
65
26.75
29,50
••'6 1120
1170
8
8
7 a 11
7 G 11
3.048 a 4,572
3~048 G 4,572
46 ··50
48·52
30 - 38
32 - 40
30··38
30·40
72
78
32.75
35.50
48 1220 8 7 G 11 3,048114,572 50 - 54 ~. 42 32 - 42 85 38.50
SO 1270 8 71111 3,048114,572 52·56 35 - 44 34· 44 92 41,75
52 1320 7 61110 3,403 a 5,156 56 ·60 38 - .u 36·46 109 49,50
5' 1375 7 7 010 3,403 a 5,156 58·62 40·46 38·48 117 53
56 1425 7 6 a 10 3.403 a 5,156 60. M 42 - 48 40·50 122 55,50
se .475 7 6 a 10 3,403 a 5, 156 62·66 .u - 50 42·50 135 61,25
60 1525 7 6 010 3,403 G 5,156 64 - 70 46 - 52 42· 52 1•• 65,50
62 1575 6 5. 9 3.759 G 5,588 66·74 48 - 54 44·54 173 78,50
M 1625 6 5. 9 3,759 a 5,588 68·76 48·56 44·56 les U
66 1675 6 5. 9 3,759 a 5,588 72·78 50·58 '8 - se 197 89.50
68 1725 6 So 9 3,759 a 5,588 76·80 52·60 48 - 60 209 94
70 1775 6 5. 9 3,759 a 5,5E'& 78 . 82 se·62 52 - 62 221 100.25
72 1825 6 5. 9 3,759 a 5,588 80·84 56 - 64 52·64 '54 10625
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