Cómo Visualizar El Aura - Sleighton, Jonathan
Cómo Visualizar El Aura - Sleighton, Jonathan
Cómo Visualizar El Aura - Sleighton, Jonathan
el aura
Jonathan Sleighton
1992
para www.11argentina.com
Como visualizar el aura
© Jonathan Sleighton
1992
Edita: Edicomunicación S.A.
INTRODUCCIÓN
Una experiencia personal
Cuando tenía 6 años empecé a ir a la escuela, como todos los niños de mi edad, y al observar
con atención al maestro, mientras intentaba explicarnos las reglas más elementales de las
letras y los números, vi alrededor de él una serie de colorines que fueron desapareciendo para
formar una simple mezcla no demasiado luminosa a medida que transcurría el día.
Creí que todos veían lo mismo, pero mi compañero de pupitre puso cara extrañada cuando le
comenté que el profesor empezaba a ponerse verde.
En mi conciencia de niño no le di importancia al hecho.
Años después, cuando intentaba comunicarme con los adultos, le dije a mi madre que yo veía
los colores que desprendía cada persona. Mi madre no pareció hacerme demasiado caso, pero
una semana más tarde me llevó al oculista para que me examinara.
El oculista no encontró nada extraño y le dijo a mi madre que quizá me había deslumbrado.
Y ya sabéis lo que pasa cuando uno se deslumbra, se ven bolitas de colores y la imagen
borrosa y coloreada de lo que nos ha deslumbrado. Pero yo no veía eso, yo veía colores y
formas que rodeaban y envolvían el cuerpo de las personas.
Como seguí insistiendo en mis visiones, mi madre me llevó al médico. Su diagnóstico fue que
me faltaba vitamina A y vitamina B, y que aunque comía mucho, obviamente por mi gordura, no
ingería o no asimilaba dichas vitaminas.
Estuve tomando "perlas de hígado de tiburón" durante unos meses, pero las visiones no
desaparecían.
Después, y según otros profesionales, el problema fue la conjuntivitis atípica de mis ojos,
anemia, ganas de llamar la atención y finalmente, según un psicólogo, histeria.
Seguí varios tratamientos, pero las visiones de colores lumínicos no se apartaban de mi vista.
Mi madre dejó de gastar inútilmente su dinero y yo dejé de hacer comentarios al respecto,
hasta que una noche de luna llena, mientras celebrábamos una cena familiar, vi
resplandecencias de colores aterciopelados y tornasolados que desprendían las hojas de los
árboles que rodeaban la casa. Lo veía todo tan claro que me parecía imposible que los demás
no lo vieran.
Señalaba los colores un tanto irritado por las negativas visuales de mi familia. Aquellos colores
eran tan vivos que los podía tocar. Es más, al acercar mis manos a las hojas podía ver con
claridad cómo se modificaban los colores y cómo mi propia mano desprendía los suyos propios.
En aquél entonces yo contaba con 14 años y a mi madre no se le ocurrió otra cosa que
preguntarme si fumaba alguna hierba rara o si me drogaba.
La mujer estaba alarmada y se propuso llevarme de nuevo ante un psicólogo, o un psiquiatra,
para hacerme entrar en razón, tenía que darme cuenta de la realidad y dejar de ver colorines
alrededor de las cosas.
Pero no fui al psiquiatra gracias al hermano de mi padre que por esas épocas estaba
interesado en los temas paranormales y en el consumo de hongos alucinógenos.
Tras unos preámbulos de prudente charla, mi tío le dijo a mi madre que no se preocupara, que
lo que me pasaba era simplemente que era capaz de ver el aura.
Yo no entendía nada, pero mi madre se interesó por lo que le contaba tan seriamente su
cuñado, que terminó convenciéndola de hacerme unas pruebas.
El me explicó, antes de hacerme las pruebas, que el aura era una especie de energía espiritual
que todos desprendíamos.
A falta de hongos alucinógenos, mi tío fumó un largo cigarrillo de marihuana, se puso en
posición de loto, se concentró en no sé qué, cantó algo y cuando se sintió dispuesto y en
trance, empezó a preguntarme de qué color veía el aura de los presentes.
Yo fui recitando los colores que veía sobre la cabeza y los hombros de toda la familia, además
de las formas que tenían, y mi tío iba asintiendo con la cabeza. Entonces fui yo quien no le creí
y le pregunté sobre el color de mi propia aura, deseaba ponerle a prueba. Acertó en el color,
pero fue incapaz de ver la forma. Después le pregunté sobre el color áurico de unas rosas que
reposaban cortadas en un jarrón, y también acertó.
Por fin había encontrado a otra persona que veía, más o menos, lo mismo que yo, aunque me
desagradaba que para lograrlo necesitara de los hongos alucinógenos, más certeros según él,
del peyote o de la marihuana. Incluso comentó que sólo tomando peyote se podían ver los
colores y las consistencias áuricas de las plantas tal y como las describía yo.
Los adultos pasaron el resto de la velada hablando de fantasmas, espíritus, dioses, iniciados,
videncia, ovnis, magia. Y los más jóvenes nos fuimos a jugar sin darle a la sesión áurica
demasiada importancia.
Después de esa velada familiar pasó una semana tranquila en la que se olvidó el incidente,
pero poco a poco, y gracias a la publicidad que hizo mi tío, empezaron a llegar gentes de todos
tipos a casa para que les "leyera el aura", pero yo sólo veía colores y era incapaz de interpretar
nada. Me preguntaban qué significaba el color rojo, se ufanaban si les decía que tenían el aura
dorada, se molestaban si no se las veía. Incluso un cura, amigo de mi tío, se molestó mucho
cuando le dije que tenía el aura claramente morada.
Mi madre cerró la consulta, pero a mí me quedó desde entonces la curiosidad por saber qué
era y qué significaba realmente el aura.
Han pasado muchos años desde aquellos días, y ahora, por fin, al escribir este libro me siento
capaz de transmitir mis experiencias sobre este campo, porque he descubierto, entre otras
cosas, que casi todas las personas son capaces de ver el aura, con un sencillo entrenamiento,
y, si lo desean, de interpretarla.
Jonathan SIeighton
Los ojos físicos, incluso los más sanos y aguzados, tienen un campo visual muy reducido.
Este reducido campo visual disminuye aún más si comparamos su capacidad de ver con su
capacidad de percibir.
Los ojos tienen un determinado campo visual, pero el cerebro se encarga de seleccionar parte
de ese campo visual en las coordenadas que determina nuestra atención.
Sólo tenemos ojos para lo que nos interesa. Y los cerramos ante aquellas cosas que no nos
interesan o que no deseamos ver. De la amplia gama de un paisaje sólo escogemos unos
cuantos detalles que nos impresionan o que nos llaman la atención. En suma, que sólo vemos
lo que queremos ver.
De cualquier manera, y aunque no nos interese, nuestros ojos ven más allá de lo que nos
damos cuenta y nuestro cerebro almacena más información de la que percibimos
conscientemente.
En nuestra memoria inconsciente se quedan guardadas miles de imágenes que no nos
interesan en el momento de percibirlas.
Por otra parte, del campo visual lumínico y cromático al que tenemos acceso, sólo tomamos
unas 16 imágenes por segundo en nuestro consciente, mientras que nuestro inconsciente
absorbe el resto. De esta forma creamos en nuestro cerebro la sensación de solidez o eteridad
que nos rodea, sin darnos cuenta conscientemente de que los colores están formados por
pequeños cuantos de pigmentación y la luz por diferentes haces que irradian en todas
direcciones.
Vemos las cosas con "truco", como en una película, centrando nuestro campo visual personal
en una sola pantalla limitada por la luz, las frecuencias y las sombras.
Más allá de los diez o veinte metros que percibimos en un paisaje, existen cientos de
kilómetros que dejamos de lado.
Enfocamos en una forma bi direccional de unos 40° o 50°, cuando tenemos la capacidad de ver
entre 160° y 180° de radio.
Vemos las cosas en una escala reducida a nuestra medida, dejando de lado los pequeños
detalles de la materia. El átomo, las células y las bacterias están ahí, y en cierta forma las
percibimos o las intuimos (si no, no las hubiéramos descubierto), pero nos hace falta un
microscopio para verlas realmente y determinar cómo son.
Vemos las estrellas y los planetas a simple vista, pero sin un telescopio seríamos incapaces de
saber más acerca de ellas.
Pero no hay que ir tan lejos para descubrir nuestras limitaciones visuales cotidianas. Muchas
veces no encontramos un objeto que tenemos justo enfrente de nosotros, y no es que no lo
veamos, es que no lo percibimos.
También se nos escapan cosas tan obvias como la mirada, los gestos y las sonrisas de las
gentes que nos rodean. Vemos todo de golpe, en conjunto, pero somos incapaces de
seleccionar todo aquello que se sale de nuestros esquemas cotidianos o psicológicos. Por
ejemplo, un marido engañado hará todo lo posible por no ver la traición amorosa de su mujer.
Será el último en enterarse, y no porque no lo vea, sino porque no lo quiere ver. Y la famosa
frase de que "el amor es ciego", nos recuerda cuan frágil es nuestro punto de vista cuando nos
negamos a ver los defectos o virtudes ajenas.
Todo el mundo ha oído hablar de los más famosos timos de los picaros callejeros, sin embargo
cada día se cosecha a nueva víctima con el truco más viejo y conocido del mundo. ¿Qué le ha
pasado a la víctima? ¿No sabía que nadie regala un billete de lotería premiado por un valor
muy inferior a su canje? Sí lo sabía, pero no ha querido verlo.
Y es que nuestra vista no sólo se limita por el campo visual que va de los rayos ultravioletas a
los rayos infrarrojos, ni por el arco del campo visual físico, ni siquiera por el campo dimensional
que va del milímetro al kilómetro. Nuestra vista también está limitada por el cerebro y los
condicionamientos sociales y personales.
La ira nos hace verlo todo rojo.
La tristeza nos hace verlo todo gris.
El amor nos hace verlo todo de color de rosa, cuando estamos enamorados, o todo azul,
cuando más que enamoramiento lo que nos arroba es la sensualidad, o todo negro, cuando las
cosas no han salido como esperábamos.
El fracaso también nos hace verlo todo negro.
Y cuando permanecemos mudos, incapaces de reaccionar, es porque nuestro cerebro se ha
quedado en blanco.
Vemos las cosas con claridad cuando las entendemos.
Y las vemos oscuras cuando no tenemos ni idea de ellas.
Los iluminados están prácticamente tocando el cielo.
Los lúcidos tienen luz en el pensamiento.
Y los que no han despertado aún, son cortos de vista, tienen pocas luces y su mundo es
descolorido.
Nuestra vista se limita tanto a sus aspectaciones, que hemos mitificado los colores. Lo blanco
es bueno y lo negro es malo. El día es bueno y la noche es mala. Lo colorido es atrayente y
alegre, y lo descolorido es monótono y triste.
En resumen, que vemos poco de forma natural porque nuestro aparato de la visión es
deficiente, y que aún vemos menos porque nuestro aparato psíquico aumenta dicha deficiencia.
Hasta los ojos más sanos están prácticamente ciegos ante la gran cantidad de cosas que hay
por ver en el universo o en el medio que nos rodea.
Y si vemos poco con los ojos físicos, es aún menor nuestra visión con los ojos del alma. Ver el
aura en estas condiciones es muy difícil, pero no imposible.
TÉRMINOS VIEJOS,
TÉRMINOS NUEVOS
Hablar sobre esoterismo y espiritualidad, aunque queda bien y suena más mágico y religioso,
no es mi intención. No es el lugar ni el momento. Ya hay demasiada confusión al respecto
como para aumentarla con mis teorías y experimentos.
Los hilos de la verdadera magia y el verdadero espíritu van por otro lado, lo que pasa es que lo
que antes era calificado de espiritual y mágico tiene más de material y físico que de divino.
Pretextar que todo lo de arriba es igual a todo lo de abajo ya no es válido.
Los tiempos han avanzado, el hombre ha evolucionado, la tecnología y la ciencia progresan por
derroteros inimaginados hace apenas cincuenta años. Estamos cercanos al fin del milenio, las
puertas se abren para dar información que ha permanecido en secreto ocultista por cientos y
miles de años.
Hay que distinguir bien unas cosas de otras.
En términos antiguos estaba bien hablar de los ojos del alma, del tercer ojo o de la intuición
ciega y vaga.
En términos modernos hay que hablar de su aspectación física, porque el aura es más física de
lo que suponían las antiguas, aunque aún vigentes, escuelas esotéricas.
El aura no es el cuerpo astral.
El aura no es el doble etérico de los egipcios.
El aura no es el envoltorio de lo que el día de nuestra muerte se convertirá en nuestro
fantasma.
El aura no es el cuerpo intelectual.
El aura no es el cuerpo emotivo.
El aura no es el cuerpo etérico.
El aura no es el espíritu.
El aura no es el alma.
El aura es, para que nos entendamos y desmitifiquemos lo desmitificable, la emanación
energética del ser humano integral, es decir, es la emanación física de la energía de todos los
cuerpos antes citados.
El aura es física, visible y mesurable, a pesar de su eteridad.
Tiene contacto con otros planos de conciencia y con otros planos dimensionales, pero no se
encuentra en otro plano dimensional sólo por ser invisible a simple vista por el ojo no
entrenado. Las bacterias no viven en otro mundo sólo porque no las veamos, ni las ondas de
radio son espirituales porque nos parezcan imperceptibles al oído y el ojo humano. Están ahí,
como el aura, funcionando y manteniéndose activas en el plano físico que vivimos todos los
días.
La inmortalidad y la trascendencia del ser humano, si es que la tiene, corresponden a otro
renglón.
Y los "ojos del alma", por supuesto, también son físicos, están dentro de todos nosotros.
Pueden conectarnos con otros mundos y con otras realidades, pero están aquí y ahora,
funcionando físicamente, percibiendo miles de datos que no afloran en nuestro consciente,
pero que pueden aflorar si aprendemos a ver con ellos.
La visión de los ojos del alma se basa en la interrelación de las glándulas pineal y pituitaria, es
alimentada por la carótida y su centro de emanación y percepción se encuentra en los vórtices
de energía que se crean entre los dos hemisferios del cerebro.
Se convierten en verdaderos ojos espirituales cuando se hace un viaje astral; en ojos
intelectuales cuando se hace una proyección mental, y cuando se crea, se imagina o se inventa
algo; y en ojos emotivos y sensibles cuando perciben algo a distancia, ya sea en el tiempo o en
el espacio.
El aura se mueve, físicamente hablando, en el campo de los neutrinos y los electrones, con una
considerable amplitud de onda, es decir, invisible al ojo humano. Sin embargo, el aura no deja
de emitir una serie de cuantos cromáticos que le hacen accesible a ser vista en determinadas
condiciones.
Estos cuantos cromáticos también vibran en unas determinadas longitudes de onda,
perfectamente mesurables, dependiendo del color que ostenten.
Un simple filtro fotográfico, de color azul por ejemplo, nos permite ver otra realidad cromática
de las personas y las cosas. Los fondos contrastados, el blanco y el negro por ejemplo,
también nos permiten ver a simple vista una nueva ordenación de los colores y, a menudo, el
aura.
Las fotografías Kirlian se basan en este principio: deformar las fuentes cromáticas de los
prismas visibles a simple vista, para acceder a una nueva realidad, o a una nueva apariencia
de los colores que forman y rodean a las personas, plantas y cosas.
Los mismos planetas, en el campo astronómico, revelan un sinfín de nuevos conocimientos al
ser fotografiados o vistos a través de una distinta variedad de color.
Gracias a la variación de color hoy se pueden observar con claridad las fuentes de rayos
infrarrojos o de rayos ultravioletas que emiten determinados planetas y determinadas estrellas.
Los rayos son invisibles a simple vista, pero un filtro ultravioleta, o un filtro infrarrojo, nos
permite ver su expansión y movimiento por el espacio.
También los radiotelescopios, que observan las longitudes de onda emitidas por los cuerpos
celestes, son capaces de darnos una nueva dimensión de lo percibible.
Todas las cosas del universo emiten radiaciones, ondas de luz, ondas de radio, y el ser humano
no es la excepción. Todas las cosas tienen su aura, en términos viejos, y todas las cosas vibran
en una determinada longitud de onda en términos nuevos. No hay nada inmóvil en el universo,
y todo lo que se mueve emite su propia aura, su propia luz.
Existen ingenios tecnológicos para ver y medir la energía que envuelve al ser humano, pero
también existen los ojos del alma en cada uno de nosotros, ojos capaces de ver claramente
dicha energía que denominamos aura por su dorado resplandor. Y se pueden usar términos e
ideas viejas, o términos e ideas nuevas para hablar de ello, pero al fin de cuentas estaremos
hablando de lo mismo, mirando un mismo fenómeno desde distintas perspectivas, desde
distintas concepciones, desde distintos filtros de visión.
Las cámaras y los telescopios usan filtros de cristal y de luz, el ser humano utiliza los filtros de
su conciencia, de sus prejuicios, de su cultura o de sus ideas.
Es más, cada persona, dependiendo de su propio color áurico, verá las auras ajenas a través
del filtro de color que tenga su propia aura.
Rojo
La rabia, la ira, la violencia y el miedo a estos mismos estados de ánimo, tintan el aura de color
rojo.
Cuando decimos las cosas sin pensar o nos precipitamos ciegamente a cometer un error, es
decir, cuando reaccionamos sin reflexionar, el aura también se pone roja.
Incluso cuando discutimos sin tener la razón nuestra aura se pone roja.
La intensidad del color rojo dependerá de la intensidad de nuestras emociones.
Por supuesto, las personas que tienen el aura roja de nacimiento poseen este tipo de ánimo.
Azul Cielo
Cuando nuestro ánimo se encuentra interiormente gozoso por alguna cosa, ya sea material o
espiritual, se tinta de color azul. La sensualidad, las ganancias económicas, una buena comida,
la satisfacción de ganar en algo, incluso el pensamiento de que podemos triunfar en algo que
estamos preparando, nos pone el aura de color azul cielo.
Sin embargo, ello no quiere decir que vayamos a conseguir lo deseado, sólo indica el gusto
interno que sentimos con la idea de llegar a poseerlo.
Las personas que tienen el aura de este color de nacimiento, poseen un ánimo parecido al
descrito.
Verde amarillo
E1 color verde amarillo en el aura indica un ánimo conversador y a veces charlatán, crítico y
comunicativo. También indica hipocresía, dualidad e inestabilidad.
El aura se pone de color verde amarillo, por ejemplo, cuando no decimos lo que pensamos o
cuando actuamos exactamente al revés de lo que desearíamos hacerlo.
Un poco de curiosidad maliciosa también tinta al aura de este color.
Las personas que tienen el aura de color verde amarillento poseen este tipo de ánimo.
Lila o morado
Este color de aura es claro indicio de atracción por las cosas paranormales, continuamente
confundidas con las cosas espirituales y religiosas.
También es indicio de un ánimo desvelado, demasiado imaginativo, perezoso y depresivo.
Cuando nuestra aura se tinta de lila, además de aumentar nuestro psiquismo, es claro mensaje
de que deseamos obtener las cosas demasiado fácilmente.
Las personas que tienen este tipo de color en su aura son un patente ejemplo de dicho ánimo.
Amarillo
Quien presenta una coloración claramente amarilla en su aura, tiene un ánimo orgulloso y
puntilloso, perfeccionista para con los demás y con claros deseos de llamar la atención.
Cuando queremos dar más importancia de la que en realidad tenemos, nuestra aura se pone
amarilla.
Cuando exageramos las cosas, mentimos o hacemos teatro, también se nos pone de este
color.
Es típico ver a un político o a un clérigo, a veces incluso a un maestro, ostentar conjuntamente
este y el anterior tipos de aura (lila y amarillo), cuando están pronunciando un discurso.
Las personas que tienen este color de aura desde su nacimiento, pasean orgullosamente este
ánimo.
Verde césped
Cuando nuestro ánimo está algo maniático, demasiado criticón, irónico e incisivo, se pone
verde inmediatamente.
El color verde en el aura también indica intelectualidad, aunque a menudo es más la pretensión
intelectual que la verdadera capacidad en sí misma.
Las personas que sólo piensan en el orden, la limpieza, los detalles y las apariencias, muestran
un intenso tono verde en su aura, de la misma manera que les pasa a las personas que
intentan esconder el vicio patente tras la virtud aparente.
Dicen que la esperanza es verde, pero no son menos verdes los celos y la envidia.
Las personas que tienen este color en su aura desde el nacimiento, poseen este incisivo y
voluble estado de ánimo.
Azul marino
Algunos autores indican que el color azul intenso es de los mejores, y quizá lo sea, pero en
cuanto a estados de ánimo se refiere, el azul marino indica arrogancia, complejo de
superioridad, irritación e insomnio.
Cuando nos preocupamos demasiado por que las cosas salgan bien, o por lo menos
estéticamente bien, en cualquier terreno, desde el amoroso hasta el espiritual, nuestra aura se
pone de color azul marino.
Y cuando vemos las cosas tal y cómo las queremos ver, en lugar de verlas cómo son
realmente, también se nos pone de color azul intenso.
Incluso las mentiras más gordas, aquéllas a las que recurrimos para justificarnos, tintan el aura
de azul marino.
O cuando tratamos bien a los demás, les ayudamos, o colaboramos con ellos por interés o con
prejuicios, el aura ostenta un intenso color azul marino.
Las personas que tienen este color de aura desde el nacimiento, serán afables por fuera o con
los extraños, pero con un ánimo irritable y prejuicioso por dentro y con los suyos.
Anaranjado
El color de los curanderos, indica un estado de ánimo reservado por el día y abierto por la
noche, o cuando sea la oportunidad exacta de serlo.
Es decir, que el color anaranjado en el aura, aunque aparentemente cálido, es indicio de un
estado de ánimo ambicioso, frío y calculador.
Cuando nos imponemos una autodisciplina para llegar a conseguir aquello por lo que tanto
hemos luchado, sin importarnos las privaciones, el aura se nos pone de color anaranjado.
Pero también se nos pone de color anaranjado pálido cuando decidimos rechazar el amor o la
sexualidad de alguien.
Las personas que tienen este color de aura desde el nacimiento, poseen generalmente este frío
estado de ánimo.
Gris
El color gris en el aura es indicio de un estado de ánimo apático, sin deseos de hacer nada.
También indica el estado de ánimo de calma que se tiene antes de la tormenta, antes de entrar
en acción ante una situación comprometida.
Cuando nos contenemos o reprimimos; cuando esperamos demasiado tiempo; cuando
dejamos pasar una buena oportunidad; incluso cuando no nos atrevemos a tomar la iniciativa,
nuestra aura se pone gris.
Los potenciales personales están ahí, pero no los ponemos en funcionamiento.
Las personas que tienen el aura de color gris desde el nacimiento, suelen tener un estado de
ánimo bastante apático, aunque en contadas ocasiones ser torne explosivo.
Rosa
El rosa, aparte de los mitos que lo convierten en un color tierno y romántico, es indicio de un
estado de ánimo voluble, tímido, a veces cobarde, demasiado sensible e inseguro de sí mismo.
Cuando dependemos en exceso de los demás, o cuando nos dejamos llevar fácilmente por las
circunstancias y los acontecimientos sin hacer prácticamente nada por nosotros mismos,
nuestra aura se colorea de rosa.
El aura también se nos pone de color de rosa ante un espectáculo artístico o cuando bebemos
más de la cuenta, es decir, cuando nos dejamos llevar por nuestros sentidos.
Dorado
El color dorado es más frecuente de lo que se piensa.
El primer cinturón del aura, ese que se ve tres o cuatro dedos por encima de la cabeza y los
hombros, es de color dorado, por eso precisamente se le llama aura.
La claridad de los colores en el aura de la mayoría de los niños, y de algunos santos, tan
parecidos a los niños, nos da la apariencia de ser dorada.
Algunos jerarcas religiosos, empresariales y políticos llegan a tener auras casi completamente
doradas.
Pero en lo que ha estado de ánimos se refiere, el color dorado del aura indica satisfacción,
diversión, alegría, ilusión, inocencia, credulidad y optimismo.
Cuando estamos muy satisfechos de nosotros mismos, cuando nos sentimos felices, cuando
hemos ganado un premio o cuando hemos hecho un buen negocio, el aura se nos pone de
color dorado.
Y también se nos pone de color dorado cuando algo nos sorprende y nos deslumbra, es decir,
cuando miramos con inocencia la habilidad ajena.
Una de las primeras reacciones que tenemos al descubrir que podemos ver el aura, por
ejemplo, es que nuestra propia aura se ponga dorada por unos instantes.
Pocas personas nacen con el aura dorada, y muchos menos conservan este color dorado a lo
largo de su vida.|
Plateado
Tampoco existen muchas personas que nazcan con el aura plateada. De cualquier manera,
cuando el color plateado ilumina el aura indica un estado de ánimo sensible, magnético e
intuitivo, predispuesto a la magia, la brujería, los milagros, las sorpresas y a todas las cosas
relacionadas con la ficción, la imaginación y el más allá.
Cuando asistimos a un experimento espiritista, cuando prestamos atención al porvenir
anunciado por las cartas del Tarot, cuando jugamos a la ouija, etcétera, el aura adquiere
tonalidades plateadas.
Pero también las reuniones grupales con buenas intenciones hacen que las auras se contagien
de un emotivo color plateado.
Cuando una madre da a luz, su aura se torna de color plateado, incluso durante el embarazo
muchas mujeres adquieren iridiscencias plateadas en su aura que las embellece.
Y cuando nos acercamos a la muerte, al fin de nuestros días, una fina tela de color gris plata
opaco se posa sobre el aura de nuestros ojos.
Blanco y Negro
Cualquier persona con mínimos estudios sabe que el blanco y el negro no son colores
propiamente dichos. El blanco es la conjunción lumínica de todos los colores, y el negro es la
ausencia total de colores.
Por tanto se podría decir que no hay auras completamente blancas ni completamente negras.
Lo que pasa es que hay auras muy pálidas y auras muy oscuras.
La coloración pálida del aura puede indicar dos tipos de ánimo bien diferenciados: uno de
espiritualidad mística que casi no pertenece a este mundo, y otro de enfermedad, debilidad o
ignorancia supina.
Mientras que la coloración muy oscura del aura puede indicar una gran inteligencia y capacidad
de concentración, como mucha maldad, perversión, desviación o cercanía de la muerte.
Ambos "colores" son poco usuales, tanto en el nacimiento como en un estado de ánimo, pero
cuando se presentan indican una personalidad o una actitud radical, capaces de llegar a
cualquier extremo, ya sea positivo o negativo para nuestros actuales conceptos de las cosas.
Opaca o transparente
La apariencia opaca o transparente del aura indica básicamente el optimismo y
convencimiento, o el pesimismo e inseguridad de nuestro estado de ánimo.
Un aura muy transparente y limpia no indica pureza.
Y un aura opaca y densa no indica suciedad ni maldad.
Al menos no lo indican en este sentido. Una persona de aura clara y limpia puede ser tan
buena o mala como una persona de aura opaca y densa. Lo que sucede es que el aura clara
da más confianza, y a veces nos engaña o deslumbra, por su luminosidad; mientras que un
aura opaca y densa nos da desconfianza simplemente porque la persona que la emana ya
carece de dicha confianza en sí misma.
Las personas que nacen o adquieren un aura clara, son positivistas y optimistas, mientras que
las personas que nacen o adquieren un aura opaca, son pesimistas.
El aura por sexos
No existen muchas diferencias por sexos en lo que a colores y formas del aura se refiere, ni en
el momento del nacimiento ni en el transcurso de la vida.
Se puede decir que entre los hombres existe mayor tendencia al dorado y que entre las
mujeres existe mayor tendencia al plateado.
Pero esto sucede sólo en casos individuales y cada vez menos. Las mujeres tendían antes a
los colores magnéticos y sensibles, porque no tenían demasiadas oportunidades de expresar
los colores activos. Hoy en día, aunque la sociedad siga dominada por los hombres, las
mujeres expresan más abiertamente sus colores áuricos, abandonando los refugios
"femeninos" que los hombres les habíamos conferidos.
De la misma manera, muchos hombres pueden ahora expresar con mayor libertad sus colores
sensibles.
Tampoco es cierto que los colores cálidos: rojo, anaranjado, rosa, amarillo y marrón, sean
patrimonio exclusivo de los hombres. Como no es cierto que los colores fríos: azul, verde, lila y
gris, sean sólo colores de mujeres. También los hombres adquieren un color plateado en el
aura cuando se saben padres.
DORADO
El color por excelencia.
La base de todos los colores.
La luz que se manifiesta en el espíritu.
Todos los colores nacen de esta luz primordial
Todos los colores son esta misma luz.
El símbolo de la manifestación de Dios.
La visión que se manifiesta y que da forma.
El haz de luz.
El que se mantiene de la nada al infinito.
El color del Sol.
El símbolo de la luz que rasgó las sombras de la noche.
El vértice central.
La forma en que Dios se presenta ante los humanos.
La línea de ascenso a la divinidad.
La línea de caída desde la divinidad.
El iniciador.
El principio de todas las cosas materiales.
El primogénito.
El único reflejo de Dios.
La condena.
La unidad.
Lo positivo.
Lo finito.
La luz derivada por extensión del ser divino.
El que nos une a Dios.
Todos vivimos de su luz.
El ser.
La conciencia de ser y estar
El ego divino.
El hombre, lo masculino.
El sol.
El chakra del plexo solar.
El chakra del áureo florecer*;
La base del aura.
PLATEADO
El reflejo del dorado.
La parte negativa del dorado.
La duda, el cuestionamiento.
La mente.
El símbolo de la relatividad.
La memoria.
El que contiene la esencia del sol.
La psique.
El que se puede ver de frente.
El color del alma sensible.
La envoltura de lo velado, el misterio.
El que incrementa y administra al dorado.
El color de la fertilidad.
La suma, la sabiduría.
El color de las sacerdotisas.
La antítesis, la testificación y la confirmación.
El color del parto.
Lo opuesto, lo negativo y lo positivo.
El color del equilibrio.
La mujer, lo femenino.
El color que atrae.
La unión con fruto.
El escalón previo al dorado espiritual.
La pareja, dos en uno solo.
La virginidad.
Lo masculino y lo femenino.
La vida y la muerte.
La luz y la oscuridad.
El color de los espejos.
La noche y el día.
La Vía Láctea.
La Luna mística.
La Luna sensible.
La Luna emotiva.
La cara de la Luna que vemos, la manifestación de la luz del Sol a través de la Luna.
Luz de oscuridad.
La sombra y la penumbra.
Lo externo y lo interno, lo explícito y lo implícito.
El secreto del universo.
El aprendizaje.
La voluntad de Dios revelada a los hombres.
El color del rito.
El Demiurgo, o el Dios mitad bueno y mitad malo.
El cordón de plata que une cuerpo y espíritu. El chakra de la frente.
La visión y la intuición.
La idea que el hombre tiene del Dios Padre o de la Diosa Madre.
AMARILLO
La luz visible físicamente.
Los planos que circundan al hombre
El primer pigmento del hombre.
Dante, guiado en el mundo celeste por el aura de Beatriz
AZUL
El color de la realidad celestial reflejada en la tierra.
El color de la sensualidad y los deseos.
La concreción del firmamento.
El color de la protección.
El color del planeta.
El color de la higiene.
El color del mar.
El color del nacimiento de la vida en la tierra.
La manifestación del color en la vista.
El color de la tristeza.
Lo esperado.
El color del tiempo, la cuarta dimensión.
El color del viento.
El color del reposo divino.
El color de lo tangible.
El olvido de Dios hacia los hombres.
La luz terrestre de los muertos.
El color del sacrificio y la redención.
La Madre hecha carne, tierna y virginal.
El Padre hecho carne, autoritario y patriarcal.
Memoria, voluntad, imaginación y deseo.
Cuando se mezcla con el amarillo: la humanidad como masa.
El incremento de los nacimientos.
El fraccionamiento de la eternidad en tiempo terrestre.
Los cuatro puntos cardinales, Norte, Sur, Este y Oeste.
La materia, la ciencia, la lógica y la razón.
Esencia, actitud, personalidad y apariencia.
Segmentación, partición, orden y clasificación.
El color de la pequeña fortuna.
El color del pequeño protector.
El color de los negocios.
Desdoblamiento del ser en cuerpo astral, cuerpo mental, cuerpo físico y cuerpo animal.
El color del matrimonio.
Las pasiones del hombre: familia, patria, religión y sexo.
El color de las sociedades.
La esencia líquida del hombre.
La esencia gaseosa del hombre.
El color madre del verde de la naturaleza.
El color padre de los apetitos del hombre.
El mar profundo.
La separación de las aguas.
Mercurio, el intelectual.
Venus, el amoroso.
El masculino enfrentado a lo femenino.
El color del intelecto que experimenta y aprende.
El color del equilibrio.
Lo aparente, lo relativo, lo que al hombre parece real pero que es ficticio.
El color básico del arte.
El color del ego compartido.
El chakra de la garganta.
Mezclado con el amarillo, el verde, el color del chakra del corazón.
ROJO
El color de los cinco sentidos.
El color de la sangre.
El color de los cinco dedos de la mano.
El color de las sensaciones físicas.
El color de la lucha.
El color del guerrero.
El color de la victoria.
El color del espíritu físico.
La fuerza que pone en marcha al movimiento.
Lo animal.
Lo humano.
El color del fuego.
El color de los deportes.
Los gozos, los placeres y las diversiones.
Los apetitos y los pecados.
La aspiración del hombre a ser como Dios.
La di versificación de los hijos.
La rebelión de los descendientes.
El deseo de poder, el deseo de mandar y reinar.
El padre tirano y cruel.
La madre carnal, fiera y activa.
El hijo pródigo.
El dominio de la fiera interior, la humanización.
La voluntad expresada por el ego que desea ser el gran Yo.
El color de la construcción sobre la destrucción.
La voluntad divina sobre la materia.
El destino inmutable.
Fecundación y propagación masculina.
El color de la adolescencia.
El despertar de la sexualidad.
El color del impulso.
El color de las primeras experiencias.
El color de la expansión.
El color de la lucha interior, la bondad contra la crueldad, el egoísmo contra el humanitarismo,
la mentira contra la realidad, las ganancias contra la equidad, el dominio contra la justicia, la
pasión contra la apatía, el amor contra el sexo.
Marte, el guerrero disciplinado.
Júpiter protector y patriarcal.
El color de la tenacidad.
El Sol que gobierna y deslumbra.
El color de la vitalidad, la energía, la pasión, el fuego y la luz
El color del chakra del sacro, el chakra sexual.
La base del marrón, el color de chakra de las suprarrenales.
Base del anaranjado, el color del chakra del páncreas.
Por supuesto, algunas de estas analogías resultan algo contradictorias y suenan a repetición
de valores, al menos a simple vista.
Pero todas tienen una base de observación y de comparación con los elementos que se tenían
a mano en la antigüedad.
Dentro de la astrología, por ejemplo, existen varias teorías sobre los colores que emana cada
uno de los signos y cada uno de los planetas, como podremos ver a continuación.
Estos colores, como todos los que nos envuelven, influyen de una u otra manera en la
coloración de nuestra aura.
Tauro
Este signo no recoge el mismo acuerdo. Unos lo ven de color azul, otros de color blanco, y
otros más de color rosa e incluso rojo, lo que nos haría pensar en un contrasentido de
tonalidades.
Pero no es tal el contrasentido si recordamos que el color azul indica sensualidad e interés, el
blanco misticismo, el rojo tozudería irreflexiva y, finalmente, el rosa sensibilidad y dependencia.
En suma, todos valores de Tauro, como podemos confirmar en cualquier libro de astrología.
Géminis
A Géminis se le otorgan colores como el amarillo, el verde, el azul y, en ocasiones, el gris o los
"policromados".
Y, en efecto, Géminis tiene algo del egoísmo del amarillo, la crítica del verde, el gusto por las
apariencias y la dualidad del azul, e incluso de la inteligencia relacionada con el gris y los
policromados.
Cáncer
Cáncer es un signo al que se le dan coloraciones diversas: verde, blanco, plateado, lila y negro,
Y se le dan estas coloraciones porque Cáncer es fértil como el verde, enfermizo como el
blanco, intuitivo como el plateado, fantasioso como el lila y derrotista como el negro.
Se podría decir que cualquier color, puestos a hacer analogías, le podrían ir bien.
Pero es obvio que las personas nacidas bajo el signo de Cáncer carecen del rojo decidido del
Aries y del amarillo luminoso del Leo, así como del anaranjado disciplinado de Capricornio.
Leo
Casi todos le confieren el color amarillo, aunque algunos á autores, de signo Leo seguramente,
le otorgan el dorado, mientras que otros más, por su correspondencia con el sol, lo pintan de
color anaranjado.
Leo expresa perfectamente el teatrero color amarillo, quizás en la época de los reyes llegó a
contar con algunos nativos dorados, y, si tiene oportunidad, expresará el color anaranjado
exigiendo perfección, tenacidad y disciplina a los demás, pero muy raras veces a sí mismo.
Virgo
Virgo es pintado de colores como el verde y el azul generalmente, aunque eventualmente
aparezca representado por el gris, el violeta o el amarillo-Virgo es muy versátil y puede asumir
las manías del verde, los aires de superioridad del azul y el amarillo, la intelectualidad del gris,
y el magnetismo del violeta.
Pero al igual que Cáncer, es incapaz de asumir el anaranjado y el rojo.
Libra
El color blanco, el azul en todas sus gamas, son los colores más comunes para Libra, que en el
arte y el posible misticismo que manifestará algún día, refleja dichos colores.
Pero tiene más de la irritación y búsqueda de la apariencia, el placer personal y la estética que
le otorgan los colores azules a su aura.
Escorpio
Un signo con mala apariencia y mala reputación por el posible veneno que pueda irradiar, es
representado por colores como el rojo, el marrón, el gris acero y el negro.
La tormentosa personalidad interior de algunos Escorpio puede sacar a flote un aura bastante
oscura y fría, como el negro y el gris. Pero generalmente se conforma con el riesgo, la
imaginación desvelada y la sexualidad exagerada del marrón y el rojo.
Sagitario
Rojo cardenal, azul marino, azul intenso, azul eléctrico, lila, granate y rojo primario, son los
colores que más habitualmente se le otorgan a Sagitario.
Los colores rojos hablan de su temperamento impulsivo y nervioso, de sus apetitos y de sus
desvelos, mientras que los azules reflejan su pesimismo, sus prejuicios y sus excesos, todo ello
dentro de su partidismo y/o religiosidad natural que tiende de vez en cuando, y en los
momentos que nadie le ve, a escarbar en el campo de las ciencias ocultas.
Capricornio
A Capricornio lo significan con colores como el negro, el gris plomo, el marrón, el morado y,
contrastadamente, con el color anaranjado.
Y el complicado Capricornio nos demuestra que puede representar en su aura el negro
pesimista, el gris calculador y ambicioso, el marrón de las luchas interiores, el morado de la
intuición y el iluminado anaranjado de las metas claras, del ascenso solar.
Acuario
Los colores de Acuario van desde el azul celeste hasta el gris perla pasando por los colores
"nucleares, policromados y tornasolados", es decir, por colores de difícil descripción que en
realidad son brillantes y metálicas mezclas de colores penetrantes y cambiantes.
Acuario desea mucho y no siempre logra sus objetivos, es decir, se mueve entre el azul celeste
y el gris perfectamente, y en cualquier momento puede explotar y revelarse creando toda una
nueva era, como lo indican las aceleradas mezclas de colores que presenta en su aura.
Piscis
Todas las tonalidades marinas, junto con el rosa y el azul pastel, son las tonalidades del genial
Piscis, que a pesar de ser un genio potencial es tan sacrificado como el color rosa y tan
sensual como el color azul, por no hablar de sus manías neuróticas y su resignación pesimista
que le llegan de los colores, verdes y azules, de las aguas marinas.
Sol
El sol, aunque está relacionado con los colores dorado, amarillo y rojo, es simple y llanamente
anaranjado, con puntitos rojos y una emanación radiactiva capaz de producir todos los colores
visibles.
Luna
La luna no es plateada ni lila, aunque puede tener una apariencia plateada y lilosa. Su color es
simple y llanamente el blanco, pero si refleja el color del sol se verá anaranjado, y si refleja el
color de la tierra, tendrá tonalidades azuladas.
Mercurio
A este planeta siempre me ha gustado verlo verde, por su relación con el Mercurio mitológico y
con la glándula cardíaca, el timo, pero en realidad es de color amarillo intenso con algunas
zonas marrón oscuro gracias a la acción quemante del cercano sol.
Venus
Hoy sabemos que el verdadero planeta azul es la Tierra, mientras que el mítico Venus se
conforma con ser un planeta rodeado por una densa atmósfera llena de gases que le dan una
coloración tímidamente azul, dominada por los blancos y los grises metálicos que le dan esa
hermosa y brillante apariencia. Parece que al final los teósofos teóricos, como Alice Bailey, van
a tener más razón que los astrónomos de su tiempo: los primeros veían el cosmos a través del
aura de los planetas y por medio de los viajes astrales, los segundos lo hacían con los
telescopios monstruosos fabricados a principios de siglo. Los ojos del alma vieron con mayor
claridad los colores que los ojos humanos ayudados por inmensos y gruesos cristales.
Los telescopios de entonces están obsoletos, los ojos del alma siguen vigentes.
Marte
Y Marte no es de color rojo primario ni tiene canales artificiales, sino de color marrón
translúcido, o rojo ocre como algunos insisten. Su atmósfera límpida y pobre de defensas
permite que refleje buena parte de los rayos solares, como una bola de cristal con emisiones de
brillo variable e intermitente.
Júpiter
Tampoco es de color rojo cardenal como se creía en la antigüedad, sino de muchos colores
gracias a su consistencia gaseosa. Durante años se le conoció como la Gran Mancha Roja,
pero hoy podemos ver que, además del rojo, emite coloraciones azules, anaranjados, amarillas
y marrones.
Saturno
Este lento planeta emite coloraciones anaranjadas y verdes, pero su color más dominante es
un amarillo penetrante y chillón, Su famoso anillo emite reflejos de su propia coloración y tiene,
gracias al efecto electromagnético que le mantiene dando vueltas alrededor de Saturno, ciertos
tintes grisáceos y blanquecinos.
Urano
Nuevamente los teóricos se adelantaron a los prácticos, pues resulta que Urano es un bloque
de hielo con un color gris perla, que le da una apariencia metálica de la que carece. Además,
cuenta con una serie de anillos, como el de Saturno, aún invisibles para el ser humano. Si
éstos resultaran ser de raros y mezclados colores "policromados" que pululan en pequeños
corpúsculos dando vueltas a su alrededor, los teóricos que miran el espacio con los ojos del
alma se habrán apuntado otro tanto.
Neptuno
El color de Neptuno es más marino de lo que podía suponerse a simple vista, por lo menos es
verde, casi fosforescente.
Desgraciadamente nada tiene de azul, color coral, color perla ni de color rosa. Es decir, que su
coloración real poco tiene que ver con sus correspondencias astrológicas, a pesar de los
esfuerzos analogistas de los astrólogos. Sólo la volubilidad del verde amarillento lo relaciona
con las características de los sensibles e incongruentes nativos de Piscis.
Plutón
El pequeño gigante de nuestro sistema solar, Plutón, del que se duda incluso que sea un
planeta en toda la regla, es el que tiene una coloración más parecida al dorado, con algunos
tintes marrones.
Fue descubierto antes por la intuición que por la vista, y de momento corresponde bien a su
homólogo mitológico, siendo el actual Señor de las Profundidades del espacio en nuestro
sistema solar.
Ejercicios individuales
Antes de pasar a los ejercicios y experimentos grupales de comprobación, debemos
prepararnos individualmente.
Algunos autores aconsejan dejar de fumar, de beber alcohol, de cometer excesos e incluso de
hacer el amor.
Ciertamente todas estas actividades tienen la cualidad de densificar el aura y, por tanto, de
entorpecer la visión áurica al empañar el filtro de nuestra propia aura.
Por eso, sin caer en los adoctrinamientos morales ni en el ascetismo, se recomienda no
excederse en ninguna de las prácticas antes citadas para poder realizar los experimentos de
visualización áurica con más garantías de éxito.
El aura de la pared
Necesitamos una habitación iluminada por la luz del día para nosotros solos, preferiblemente
pintada de blanco, y una cama, sofá o moqueta donde estirarnos.
No debe haber luz eléctrica.
Recuéstate.
Relájate.
Abre bien los ojos y mira hacia una pared desnuda.
Respira hondo tres veces seguidas.
Mantén tu atención visual en la pared.
Une tus dedos índice, pulgar y corazón.
Respira hondo tres veces más.
Intenta encontrar en el blanco de la pared los colores que la componen.
Deja volar tu mente pero no pierdas la concentración visual en la pared.
Poco a poco irás notando cambios de tonalidad en la pared.
Cuando esto suceda vuelve a respirar profundamente tres veces más.
Entonces verás la amplia gama de colores en movimiento que se encontraban escondidos en
esa pared que considerabas de un solo color blanco.
Cierra los ojos y descansa.
Tu propia aura
Una vez que hayas hecho estos ejercicios varias veces, puedes afrontar el experimento de
observar tu propia aura.
Colócate frente a un espejo.
Procura que en esa habitación no haya demasiada luz.
Obsérvate con atención.
Respira profundamente cuatro veces.
No pierdas la atención visual de tu rostro.
Poco a poco verás en tu rostro rasgos que no habías percibido antes. Las formas de luz y
sombra que te pasaban inadvertidas están ahora frente a ti haciéndote creer que tienes otros
rostros dentro de tu misma piel.
Respira hondo cuatro veces más.
No desvíes la mirada de tu rostro.
Después de los cambios de facciones empezarás a ver cómo se descentra el foco de tu cara,
como la doble imagen que aparece a veces en la televisión.
Pero este desenfocamiento no hará que veas dos caras, una superpuesta a la otra, sino que
haya una especie de hálito, dorado, plateado o simplemente translúcido, que rodea tu rostro y
tus hombros.
Cierra los ojos y descansa.
Repite el experimento varias veces, hasta que percibas los colores que rodean el primer
cinturón dorado de tu aura.
Sólo en raras ocasiones se ven estos colores en el primer experimento. Insiste.
El aura de tu mano
Una vez que hayas conseguido ver los colores de tu aura en el espejo, pon tus manos sobre un
papel blanco o negro.
Procura trabajar siempre con luz natural.
Mira con atención los bordes de tu mano.
Respira hondo cinco veces.
Poco a poco verás los rebordes de tus dedos, gracias al primer cinturón áurico.
Respira hondo tres veces.
Poco a poco irás viendo unas pequeñas coloraciones sobre el primer cinturón áurico.
Los colores de la mano no son tan profusos ni tan amplios como los de la cabeza y los
hombros, pero sí más penetrantes y radiados.
El fondo negro incentiva la visión de los colores fríos. Y el color blanco incentiva la visión de los
colores cálidos. Cierra los ojos y descansa.
Oscurecer la visión
Este ejercicio lo realizan a menudo los niños y las personas ociosas, pero va muy bien para
entrenar la vista a la visión del aura.
El ejercicio consiste simplemente en fijar tanto la vista en un objeto determinado, hasta que nos
dé la sensación de que ha desaparecido de nuestra vista.
La verdad es que sólo hemos empañado y oscurecido el foco de visión, pero ello nos ayuda a
percibir otras realidades cotidianas que a menudo nos pasan desapercibidas.
Realízalo tantas veces como puedas. Pronto te descubrirás como un maestro de la
desaparición visual de objetos y personas, incentivando al mismo tiempo tu capacidad de visión
áurica con este inocente juego.
Desenfocar la vista
Los ejercicios de ojos que proponen ciertos autores, dándoles un tono de misticismo
trascendente, no son otra cosa que desenfocamientos de la visión que nos permiten ver más
fácilmente el primer cinturón áurico, aunque raras veces nos permiten ver los colores del aura.
De cualquier manera son recomendables para ejercitar la visión áurica.
Ejercicios grupales
Realiza los mismos ejercicios individuales en grupo y comparte experiencias.
Si todos ven colores distintos no te desanimes, es normal, sobre todo en los primeros
experimentos, recuerda que todos tenemos un filtro que nos hace ver los colores de distinta
manera. Resta la influencia de los filtros y descubrirás que en el fondo todos veis los mismos
colores.
También debes de tener en cuenta que los fondos negros y los fondos blancos ayudan a la
visión del aura, de la misma forma que ayuda el que la persona observada respire hondo
cuando se intenta mirar su aura. La respiración inflama el aura.
Juega con diferentes fondos de colores y observa las diferentes reacciones del color personal
ante los colores inducidos.
Compara los colores de tus compañeros y el tuyo propio con los significados propuestos en
este libro.
Observa tanto las formas como los colores, sin olvidar que los colores y las formas del aura
varían dependiendo del estado de ánimo de la persona observada, e incluso del observador.
No emitas juicios antes de haber hecho varias observaciones, y aplica tus conocimientos con
discreción y prudencia.
AURA ROJA
Clara
Las personas que tienen un aura rojo transparente, son impulsivas, voluntariosas, algo
agresivas, simpáticas, efectivas, activas, amistosas, realistas, vitalistas, dinámicas, enérgicas,
autoritarias, apasionadas, fogosas, temperamentales, inquietas, francas, nobles, positivistas,
responsables y sinceras.
En el único campo que no son demasiado sinceras en el amor, ya que tienden a tener muchas
relaciones y a huir de las imposiciones de la pareja.
Por lo demás, se sienten bastante seguras de sí mismas.
Algunos de los extremos de su aura son puntiagudos.
Oscura
Las personas que tienen el aura rojo oscura son temerarias, audaces, arriesgadas, inflexibles,
de ideas fijas, algo brutas, violentas, coléricas y destructivas. Nada les está bien. Les gusta el
riesgo, pero más les gusta imponer su punto de vista, son tiránicas y despóticas, de palabra
fácil y expansivas, orgullosas, vanidosas y egocéntricas, nerviosas y despilfarradoras.
Y a pesar de todo esto, saben hacerse querer por los demás. Su aura es puntiaguda y
penetrante, y pocas veces se sienten seguras de sí mismas.
Particularidades
Aunque su aura es roja en ambos casos y puede oscurecerse o aclararse dependiendo del
momento, comparten ciertas peculiaridades que nos ayudan a descubrir que tienen el aura roja
aunque no la percibamos claramente.
Les gusta vestir de uniforme o con ropas color azul marino, pero es seguro que la única pieza
de ropa deportiva o atrevida es de color rojo.
Sus piedras favoritas, y más favorables, son el diamante, el jaspe, el rubí y la amatista.
Sus plantas favoritas, y más favorables, suelen ser los abetos, el helecho, las rosas y los
espinos.
Sus animales favoritos suelen ser los toros, los caballos, los lobos y las lechuzas.
Les gustan los perfumes fuertes y caros.
Su mejor día es el martes y les gusta jugar al 1, al 5 y al 9.
Se accidentan a menudo, pero enferman poco. Beben y fuman demasiado, aunque no lo
reconocen.
Les gusta ser militantes de algo.
También les agradan los deportes de resistencia o de riesgo, y no es nada raro que practiquen
alguno de ellos.
Les gusta hablar y ser escuchados.
Prefieren los libros de historia y las novelas de acción, a los libros de humor o a los ensayos de
ciencias ocultas.
Se les encuentra fácilmente en el ejército, la policía, las fábricas de armamento, los talleres, las
herrerías, los campos de deporte y los mataderos, pero les gusta relacionarse, cuando no se
dedican ellos, con cirujanos, médicos, escritores, veterinarios e industriales.
Buena parte de la población tiene o manifiesta, momentáneamente, puntos rojos en su aura
aunque su pigmentación áurica sea de cualquier otro color.
AURA AZUL
Clara
Las personas que tienen el aura azul clara suelen ser tranquilas, parsimoniosas, algo torpes,
sólidas, estables, constantes, pacientes pero firmes, esforzadas, racionalistas, pragmáticas,
ahorrativas, administradoras, constructivas, empresarias, calculadoras, prudentes, sensuales,
tiernas, fieles, sociables, tolerantes, claras al momento de expresar su pensamiento,
conciliadoras y poco dadas al enfrentamiento.
En la juventud tienen muchas relaciones amorosas, pero con los años se vuelven personas
fieles y casadas.
Su aura va dejando jirones de color azul claro por donde pasan y su mayor pecado es la
indecisión.
Oscura
Las personas que tienen el aura azul oscuro son lentas y pesadas, interesadas, ambiciosas,
peseteras, obstinadas, testarudas, exigentes, posesivas, astutas, explotadoras, rencorosas,
celosas, infieles, muy pasivas pero con reacciones coléricas, materialistas y muy indecisas, o
torpemente precipitadas al tomar una decisión.
En el amor no son muy felices por su tendencia infiel.
Tienen el aura llena de satélites.
Particularidades
Aunque su aura es azul en ambos casos y puede oscurecerse o aclararse dependiendo del
momento, comparten ciertas peculiaridades que nos ayudan a descubrir que tienen el aura azul
cuando no la percibimos claramente.
Les gustan los toques blancos en su ropa y creen tener un buen sentido de la estética, aunque
a menudo llevan algo que no rima en absoluto con el conjunto de su ropa. Huyen del color
verde.
Sus piedras favoritas, engarzadas en plata principalmente, son las perlas, el coral, el zafiro y el
lapislázuli.
Les gustan las plantas de interior, pero no tienen mano para el cultivo, por eso no es raro que
prefieran las flores artificiales a las naturales.
Los animales les gustan cuando son niños, pero en la madurez sólo los soportan en las
películas y en los zoológicos. Entre el perro y el gato, prefieren el gato.
Usan perfumes suaves.
Su mejor día es el viernes.
Juegan a menudo y ganan de vez en cuando, pero no confían en la suerte. Sus números son el
2 y el 7.
Enferman a menudo de gripe, tienen mala dentadura y, si no hacen gimnasia o montañismo,
por ejemplo, tienden a la obesidad, algo que les desagrada bastante.
Se les encuentra fácilmente en casa, oficinas, hospitales, agencias de publicidad, o haciendo
negocios por todas partes.
No son muy despiertos y brillantes, pero se esfuerzan en los estudios y el trabajo. Pero aunque
estén vinculados al mundo de las letras, leen muy poco.
Generalmente, tarde o temprano, consiguen lo que se proponen.
El azul es menos común que el rojo en las tonalidades de las auras actuales, a pesar de que el
azul, como buen color primario que es, fue muy abundante en pasadas épocas de
romanticismo, sensibilidad, emocionalidad y sentimiento artístico.
AURA VERDE
Clara
Las personas que tienen el color del aura verde claro son inteligentes, críticas, deductivas,
flexibles, adaptables, ligeras, volubles, abiertas, románticas, ingenuas, sutiles, expresivas,
activas, versátiles, hablan más de lo que actúan y saben menos de lo que pretenden, pero
generalmente tienen buenas intenciones. También son golosas, comunicativas, curiosas,
diplomáticas, comerciantes, sociables y algo maniáticas y neuróticas, pero finalmente afables.
Su aura está llena de chispas y pequeños torbellinos.
Su mayor pecado es que confunden los caprichos con la verdadera ambición.
En el amor suelen ser fieles, aunque les cuesta, y buenos padres de familia.
Oscura
Las personas que tienen el color del aura verde oscura, son charlatanas, intelectualoides,
dispersas, indecisas, volubles, desordenadas, desorganizadas, irresponsables, impuntuales.
Tienden a engañar a los demás, pero también son muy crédulas. No escuchan consejos. Son
vanidosas, tienen aires de superioridad, son muy neuróticas y maniáticas. Son demasiado
detallistas y criticonas, pero se fijan más en las formas y apariencias que en la esencia. Son
mal pensadas, quejumbrosas, insidiosas, envidiosas, perezosas, poco eficientes, caprichosas,
consumistas pero avaras. No tienen muchos objetivos reales ni ambiciones definidas, les
cuesta trabajo concentrarse y tienen muy poca capacidad de sufrimiento. Por supuesto, confían
demasiado en la suerte para solucionar sus problemas. Trabajan sólo si se ven forzadas.
Su aura se ensancha y aplana constantemente.
Pocas veces se sienten seguras de sus parejas y su peor pecado es la desidia, dejan para
pasado mañana lo que podrían haber hecho anteayer.
Particularidades
Aunque su aura es verde en ambos casos y puede oscurecerse o aclararse dependiendo del
momento, comparten ciertas peculiaridades que nos ayudan a descubrir que tienen el aura
verde cuando no la percibimos claramente.
Unos días visten muy bien, pero otros visten de cualquier manera. Se dejan llevar por las
modas y por su poder adquisitivo. La verdad es que no tienen muy buen gusto.
Les gustan todos los metales y todas las piedras preciosas, pero les favorecen más el jade y la
esmeralda.
Todas las plantas les van bien.
Les gustan todos los animales, aunque no pasan de tener un perro, un gato o un par de
periquitos en casa.
Su mejor día es el miércoles y juegan a todos los números, pero pocas veces ganan algo.
Leen mucho y algunos incluso escriben, pero no apuestan por lo serio ni por la calidad.
Se les encuentra en todos lados, pero rara vez por verdadera vocación.
Sus hábitos son muy comunes y masificados.
Por supuesto, la mayoría de los seres humanos, desde hace miles de años y cada vez más
(desde que el hombre aprendió a comunicarse con sus congéneres), tienen puntos verdosos en
su aura aunque su aura sea de otro color.
AURA AMARILLA
Clara
Las personas que tienen el aura amarillo claro ostentan una gran personalidad, o por lo menos
se hacen notar en todas partes. Son apasionadas, perfeccionistas, autoritarias, ambiciosas,
expansivas, leales, insistentes, convincentes, carismáticas, políticas, generosas (sobre todo
cuando es necesario), personalistas e independientes. Tienen, o por lo menos les gusta
demostrarlo así, seguridad, madurez, dignidad, orgullo y voluntad. Son valientes, enérgicas y
les gusta la justicia, especialmente si les favorece. Son puntuales y activas. Saben dirigir a los
demás.
La pareja no siempre es de su gusto, pero son buenos padres y madres de familia, ya que el
color amarillo tiende a expandirse sobre las personas que la rodean.
Su aura es amplia y a menudo se hincha un poco más.
Oscura
Las personas que tienen el aura amarillo oscura, son divertidas, pero inseguras de sí mismas.
Pueden tener un buen detalle hoy, y un pésimo detalle el día de mañana. Son chismosas y
criticonas, abusivas y explotadoras, presuntuosas y pomposas, falsas en su generosidad y en
sus afectos. Les gusta aparentar en lo que sea. Si se les deja, son verdaderos tiranos,
represores, fanáticos, egoístas, corruptos, crueles, sádicos y violentos. También son personajes
nerviosos, impacientes, miedosos y cobardes. Lo peor de todo es que creen que todo lo que
hacen es justo y en posesión de la razón.
Su aura está llena de pequeñas tormentas interiores y de puntos oscuros.
Sin embargo, siguen teniendo carisma y capacidad de mando. Eso sí, no soportan la soledad y
son capaces de unirse y guardar cierta fidelidad matrimonial a cualquiera con tal de no verse
solos. Los hijos no suelen ser importantes.
Particularidades
Aunque su aura es amarilla en ambos casos y puede oscurecerse o aclararse dependiendo del
momento, comparten ciertas peculiaridades que nos ayudan a descubrir que tienen el aura
amarilla cuando no la percibimos claramente.
Les gustan los colores chillones y penetrantes, o los uniformes militares. Tienen miedo al
ridículo, pero no pueden evitar la tentación de ponerse algo que llame la atención.
A veces evitan las piedras preciosas, pero siempre caen en la tentación del oro o lo dorado. De
cualquier manera, el topacio, el ágata y el diamante le favorecen.
Les gustan todo tipo de plantas atrayentes y tropicales, y tienen mano para cultivarlas.
Algunos de ellos son capaces de tener un león, una serpiente o un halcón en casa, pero se
conforman con los tradicionales domésticos cuando no se han de ocupar personalmente de
ellos.
Su mejor día es el domingo.
Juegan sin mucha convicción, pero suelen tener suerte.
Son de apariencia fuerte y vitalista, pero su organismo es débil y pronto se llenan de achaques
que pueden acabar con su vida si no se cuidan a conciencia.
Se les encuentra principalmente en los puntos de mando, desde las empresas más pequeñas
hasta los gobiernos más grandes.
Les gusta aparentar cultura y gusto artístico, pero fuera del teatro no tienen talento alguno.
Adoran el lujo, el dinero, la suntuosidad y la buena posición, y a menudo la consiguen.
Existen muchas personas con auras de tintes amarillos en el mundo, pero muy pocas logran
prosperar, o bien, en muy pocos casos el color amarillo se mantiene.
Las auras de color rojo, azul, amarillo y verde, son las más comunes y resumen el
comportamiento de los seres humanos normales, conjugando un amplio espectro de actitudes
de la vida diaria.
Y esto es así porque la mayoría de nosotros, en un u otro momento de la vida ofrecemos
dichas coloraciones en nuestra aura, es decir, que todos y cada uno de nosotros lleva un poco
de color rojo, azul, amarillo y verde en el aura.
El color rojo nos impulsa. El color azul nos administra. El color verde nos comunica.
Y el color amarillo nos gobierna.
El resto de los colores son sólo combinaciones del rojo, el azul y el amarillo.
El verde es tan frecuente, y especialmente tomado en consideración, porque corresponde al
color del reino vegetal, la primera mezcla cromática productiva de nuestro mundo.
La mayoría de las personas nos mantenemos dentro de estos parámetros, sin destacar
especialmente de los demás, sin individualizarnos demasiado, conformando parte del color
áurico del planeta, conformando parte de los colores básicos del espectro solar, de la luz
visible, como caldo de cultivo donde emergen las individualidades que giran el curso de la
historia.
De esta manera, nuestra interpretación del aura pocas veces fallará, ya que una cosa redunda
en la otra.
La personalidad alimenta el color del aura y el color del aura alimenta la personalidad.
Y cada personalidad, cada carácter, conlleva un tipo de vida y de salud claramente definidos,
de la misma manera que cada color áurico.
a Cada destino, formado de presente, pasado y futuro, tinta de un color determinado nuestra
aura, y cada tinte de aura influye sobre lo que ha sido, es y será nuestro destino.
Los siguientes colores, como mezclas de los colores básicos que son, tienden a
individualizarse de sus predecesores e intentan romper el ciclo al llevar sus características a
situaciones más extremas, tanto positivas como negativas, tal y como veremos a continuación.
AURA MARRÓN
Clara
Las personas que tienen el aura de color marrón claro, son combativas, inquietas, atrevidas,
tenaces, sexuales, fértiles, creativas, firmes y capaces de enfrentarse a cualquier cosa. Pero
también son sensibles, intuitivas e imaginativas, tanto o más que las personas de aura lila.
Poseen fuerza de carácter y ánimo de presencia. Luchan contra cualquier adversidad. También
tienen una buena dosis de profundidad mental, capacidad de concentración, esoterismo,
misticismo, magnetismo y capacidad de seducción. Son astutas y perseverantes, y lo que no
ganan con la espada lo ganan con los sentimientos.
Su aura suele presentar iridiscencias metálicas.
Llegan a ser felices en el amor, aunque tengan que casarse tres o cuatro veces.
Oscura
Las personas que tienen el aura de color marrón oscuro, son violentas, agresivas,
determinadas, obcecadas y capaces de llevar su ira a cualquier extremo sin importarles las
consecuencias. A menudo viven en la marginalidad. Son rebeldes, antisociales, destructivas y
autodestructivas. Sienten atracción por la magia negra y por todo aquello que vaya a
contracorriente. El rencor, el odio y la venganza suelen estar presentes en su ánimo. Son
sectaristas, misteriosas, racistas e imprudentemente temerarias.
Su aura tiene el aspecto de un tormentoso agujero negro.
Confunden el amor con el sexo, y raras veces conocen la felicidad total en este sentido sin
embargo conservan sus capacidades de seducción, magnetismo, intuición y sensibilidad, tanto
para lo oculto como para lo cotidiano, hasta el final.
Particularidades
Aunque su aura es marrón en ambos casos y puede oscurecerse o aclararse dependiendo del
momento, comparten ciertas peculiaridades que nos ayudan a descubrir que tienen el aura
marrón cuando no la percibimos claramente.
Les gusta principalmente la ropa de piel, pero fuera de una chaqueta o de un día en especial,
pocas veces se atreven a vestir completamente de piel. A veces extreman mucho su forma de
vestir ya sea en lo clásico o en lo moderno, pero por regla general tienen una prenda favorita
que usan continuamente.
Poseen mucho tacto con las plantas y los animales, y les atraen las piedras y los metales
oscuros.
No es raro que coleccionen figuritas: búhos, escarabajos, tortugas, etcétera.
Por lo menos una vez en la vida se envician con las ciencias ocultas, o auto justifican sus
errores con ellas. Interiormente les encanta la idea de embrujar o de estar embrujadas.
Su economía no es un lecho de rosas, pero tienen suerte con el dinero. Les gusta aparentar
que tienen cuando no tienen, y que no tienen cuando tienen.
Su carácter es contradictorio, por ejemplo, son capaces del mayor acto de generosidad, como
de la peor traición o vileza.
Su mejor día es el martes.
Cuando no logran destacar construyendo, intentan destacar destruyendo. Su egoísmo puede
llegar a ser monstruoso.
Las personas que tienen el aura de color marrón son pocas en comparación a otros grupos,
pero las que destacan entre ellas, positiva o negativamente, lo hacen con mucho ruido.
Estos dos tipos de aura, lila y marrón, ocupan la franja media de la humanidad, la que sufre las
experiencias, las penas, las pasiones, los tormentos, la marginación, la persecución, la guerra,
el destierro, etc., por eso sus personalidades son tan contradictorias y radicales. p Muchas de
las personas que alcanzan la fama por méritos propios dentro de los campos del arte y el
deporte, o de la marginación y la guerra, ostentan estos colores en su aura.
Pero los verdaderos jerarcas del mundo y los verdaderos olvidados y desprotegidos, tan
humanos en el fondo como cualquiera, surgen de entre las personas que tienen los siguientes
colores áuricos.
AURA ANARANJADA Y/O DORADA
Oscura o clara, los que tienen este color de aura simbolizan a los filósofos, los gobernantes
(antes a los reyes), los sabios, los grandes consejeros y los grandes pensadores.
Pero también simboliza a los mineros y a los campesinos, a los ermitaños y a los que viven,
aunque no sea por su gusto, alejados del mundo entero.
Este color de aura representa el triunfo de la ambición por medio de la previsión y la disciplina.
Pero también representa la miseria y la pobreza. La frugalidad de los jerarcas y el hambre de
los desprotegidos.
Señala a los seres más sabios y longevos, pero también marca a las personas más enfermizas
y lerdas.
AURA GRUPAL
El aura, finalmente y dependiendo de lo influenciable que sea una persona o un grupo de
personas, puede variar en sus tonalidades generales por ingerencia de diversos factores
ambientales.
En un país donde reinen la paz y el bienestar, las auras tenderán a ser más luminosas y claras,
a la vez que más débiles y permeables ante ciertos contratiempos psíquicos y materiales.
Mientras que en un país que pase penalidades, las auras serán menos luminosas, pero con
una mayor fuerza mágica y unas líneas más penetrantes a la vez que más resguardadas ante
su medio ambiente.
En los países del norte, con un predominio de nacimientos en los meses de noches largas, los
colores áuricos tenderán más a las tonalidades de carácter pragmático, serio y disciplinado.
Mientras que en los países del sur, con predominio de nacimientos en los meses de noches
cortas, los colores áuricos tenderán más a las tonalidades de carácter cambiante y poco
práctico.
De la misma manera, en los países donde los nacimientos son constantes e indiscriminados, la
variedad y riqueza de tonalidades y colores áuricos será remarcable, así como la diversidad de
caracteres y personalidades, sin una definición grupal que les permita unirse e ir hacia
adelante.
Un observador común, sin entrar en conceptos áuricos, puede ver claramente que cada pueblo,
cada barrio, incluso cada grupo de personas, comparten una serie de características que les
unifica y señala, una forma de ser que les etiqueta como habitantes de tal o cual región. Bien,
pues estos grupos de personas también comparten un aura común, o una tonalidad áurica que
les identifica para bien o para mal. Entre el grupo nunca faltan las auras distintas que
influencian a todo el grupo, o las disonantes que son rechazadas por el grueso del conjunto, o
en otras palabras, las auras de los líderes y los rebeldes.
Por supuesto, también las épocas, como el romanticismo, los períodos de guerra, las etapas de
grandes descubrimientos, etc., marcan a las personas con una tonalidad áurica que reúne al
grueso del grupo bajo una misma tendencia de ser y de pensar.
Es más, cualquier factor, ya sea grupal o personal, infiere al aura una serie de tonalidades que
la identifican y caracterizan.
Ahora mismo puede sonar descabellado, pero quizás el día de mañana el hombre descubra la
técnica que le permita ver y analizar los colores áuricos con precisión científica (no semi
técnica ni visionaria como sucede hoy en día), y que a través de esta práctica se pueda saber
cómo mejorar nuestra calidad de vida, porque de esta manera nuestra aura podrá incidir con
mayor fuerza sobre nuestro medio ambiente de una forma lúcida y consciente, haciendo que el
aura grupal de la humanidad sea más equilibrada y luminosa.
CONCLUSIÓN
Todo es de color
El aura es la energía cromática que emana el cuerpo. Y aunque está conectada con otros
planos, es perfectamente visible y mesurable, tanto por los ojos personales, los ojos técnicos,
como los espectrógrafos cromáticos y las cámaras Kirlian, los ojos del alma, como la intuición y
la sensibilidad, y, después de haber leído este libro, por los ojos del intelecto y la memoria, que
pueden descubrir el aura conociendo los efectos, o pueden descubrir los efectos descubriendo
el aura.
No sólo las personas tienen aura, también la tienen los planetas, los países, las ideas, los días
de la semana, los números, los animales y las cosas. Y cada quien, desde su prisma áurico, ve
todas las cosas de colores.
Pregunta a cualquier persona de qué color ve los días de la semana. Quizá no se le había
ocurrido nunca, quizá sí, pero te responderá sin dudar de qué color le parece que son los días.
En una encuesta que realicé hace poco, los días de la semana eran vistos por la mayoría de
los siguientes colores:
Lunes
Oscuro (negro o gris), el 70% de los encuestados.
Morado o lila, el 15 %
Verde, el 13%
Otros colores, el 2% restante
Martes
Rojo, el 75%
Marrón, el 10%
Morado o lila, el 7%
Otros colores, el resto.
Miércoles
Amarillo, el 60%
Verde, el 30%
Naranja, el 5%
Otros colores, el resto.
Jueves
Granate o rojo, el 58%
Tonos azules, el 38%
Otros colores, el resto.
Viernes
Tonos azules, el 52%
Tonos verdes, el 40%
Blanco, el 5%
Otros colores, el resto
Sábado
Anaranjado, el 49%
Blanco, el 29%
Lila o morado, el 19%
Otros colores, el resto.
Domingo
Amarillo, el 42%
Negro, el 40%
Gris, el 15%
Otros colores, el resto.
Haz la prueba y compara los resultados, comprobarás que las personas ven, ciertamente, el
aura de los días aun sin proponérselo.
Haz lo mismo preguntando sobre los colores de los países, los números, las personas famosas,
etc., y descubrirás que en cada caso hay un color que domina, un color que identifica tal o cual
cosa, tal o cual persona, para la mayoría de la gente.
Los países ricos son vistos de colores dorados y brillantes, los países en conflicto o pobres son
vistos de color rojo sangre, negro, marrón o lila.
Estos colores que la gente percibe en la mente con un pequeño esfuerzo o sin apenas darse
cuenta, son los colores áuricos. Y de la misma forma que vemos el aura de las cosas, podemos
ver el aura de las personas.
Pregunta a tus amigos y familiares de que color te ven, y descubrirás muchas cosas sobre ti
mismo y sobre el color de tu aura que quizá nunca imaginaste.
Piensa de que color ves las cosas, actitudes, ideas, proyectos, cosas, animales y personas que
te rodean, y descubrirás un nuevo universo a tu alrededor, porque si pones atención en el color,
pondrás atención en la esencia y el alma, estarás más despierto, tu visión será más amplia y no
se te pasarán por alto todos aquellos detalles que a menudo se te escapan. ¡Abre los ojos y
observa! Porque el que mira sin observar, al final no verá nada.
APÉNDICE
El brillo profesional
1.- El aura de los famosos
Una de las cosas que más despierta nuestra curiosidad es, sin duda, el color que tienen las
auras de los famosos, quizá porque en el fondo de nuestros corazones queremos parecemos a
ellos aunque sólo sea en el color aúrico.
La fama, como cualquier otra característica personal o externa, se relaciona con ciertas
tonalidades áuricas. Es más, la fama puede llegar a modificar de forma parcial o total el color
áurico de una persona.
En el medio cinematográfico es frecuente escuchar que tal o cual actor, tal o cual actriz, tienen
una luz propia, una luminosidad que les hace ser estimados por las cámaras.
Esta luminosidad va relacionada íntimamente con el color áurico del actor sin importar su color
de piel, su estatura o la forma en que vaya vestido.
Para ser fotogénico y para ser querido por la cámara, es necesario poseer una luminosidad
áurica que empatice con los tonos que capta la cámara.
Para destacar en un escenario teatral hace falta un brillo desprendido por la personalidad.
Para sobresalir en el mundo de la música se necesita un tono aúrico que brote del grupo o del
cantante, un tono que inunde la estancia y penetre en el aura del público.
El famoso a menudo sólo brilla cuando se encuentra ante las cámaras o encima de un
escenario, recobrando su discreto color áurico cuando se mezcla con el resto de los mortales.
En otras ocasiones mantiene su brillo personal en cada momento de su vida y en cada
circunstancia, pero esto es menos habitual.
A los políticos, sobre todo a los que son teatrales o vehementes en su trato con el pueblo, les
sucede algo parecido: por regla general brillan cuando están ante un público y se apagan
cuando pasan a la intimidad. En casos excepcionales brillan constantemente.
Los dictadores, por ejemplo, mantienen sus colores áuricos en una tensión de constante brillo,
con la guardia de su carisma siempre levantada, siempre imponente. Pero no lo hacen de una
forma natural e inconsciente, sino a través de una continua catarsis de lucha y poder.
Los dictadores, y sin querer hacer analogías fáciles ni comparaciones odiosas, son en este
aspecto muy parecidos a los guías religiosos, con la diferencia que el guía religioso mantiene
su color áurico debido a un convencimiento sobre una creencia determinada, estén o no
equivocados.
El carisma, precisamente, responde a esta "iluminación” devocional del aura. No es de extrañar
por tanto que a los santones de todos los tiempos se les tilde de iluminados, porque su aura es
realmente brillante.
No hay que confundir las auras de los famosos con las auras de los poderosos.
Las auras de los famosos se tiñen generalmente de colores liliáceos, amarillos y plateados,
mientras que las auras de los poderosos tienden más a los colores draconianos, es decir, al
rojo intenso, al naranja y al dorado. Y todo esto a pesar de los colores áuricos básicos, ya sea
por nacimiento o por carácter, que tenga cada persona.
2.- Color de aura y profesión
He querido referirme a las auras de los famosos antes de tocar este punto porque, si bien es
cierto que en cada profesión existe un tono de aura que predomina, también es cierto que
mientras más brille el aura de cada uno, más aumenta la tendencia a escalar puestos, e incluso
el liderato, dentro del área laboral en la que se mueva la persona.
Para adquirir un mayor brillo es necesario, como en el caso de los famosos y de los poderosos,
creer en uno mismo y transformarnos en el momento en que "subimos al escenario", es decir,
concentrarnos y entregarnos en cuerpo y alma a la labor que estamos realizando, como si el
tiempo no existiera a nuestro alrededor porque, paradójicamente, el tiempo no se detiene y
sigue su curso dejándonos de lado si nosotros no hacemos nada por subirnos al carro del
dinamismo.
Efectivamente, el dinamismo, ya sea interno o externo, aviva y abrillanta nuestros colores
áuricos, dándonos una mayor preponderancia en la labor realizada, en el acto a seguir, en la
consecución de los objetivos, e incluso en los actos más sencillos y aparentemente
intrascendentes de la vida diaria.
Por supuesto, es importante empatizar con nuestro medio ambiente áurico, es decir, es
importante realizar una labor que nos agrade y gratifique de entrada, una labor cuyo color
áurico sea lo más parecido al nuestro, porque así las cosas serán mucho más fáciles y
llevaderas.
Una buena correspondencia áurica nos hace más creativos y productivos, porque retro
alimentamos con estímulos externos los colores que brotan de nuestro interior. Una buena
correspondencia áurica nos da mayores facilidades para el triunfo, para la tranquilidad o
simplemente para la seguridad y la estabilidad. No hay duda que el mejor elemento para el pez
es el agua.
Sin embargo, en la vida no siempre nos encontramos con situaciones ideales, a menudo los
colores áuricos dominantes en un trabajo son completamente contradictorios al nuestro. Esto
nos hace sentir improductivos, a disgusto o incluso fracasados. Sentimos que estamos
perdiendo el tiempo y que nuestro futuro se ve oscurecido, entre otras cosas, porque nuestra
aura es incapaz de brillar dentro de un color que no le retroalimenta ni le mejora, sino todo lo
contrario: que le ensucia y densifica hasta hacerle perder todo brillo.
¿Qué se puede hacer en este caso? Si las circunstancias y nuestras propias limitaciones,
reales o imaginarias, lo permiten, lo mejor es cambiar de trabajo o de orientación vocacional y
buscar lo que realmente va de acuerdo a nuestro propio
color áurico. Pero si no podemos o no nos atrevemos a hacerlo, la única solución es permitir
que el aura circundante se mezcle con la nuestra y dar lugar a un nuevo color áurico que nos
permita aprender y dominar aquellas cosas que en un principio nos disgustan, porque al
realizar una nueva mezcla áurica, como los famosos o los poderosos, es como si subiéramos al
escenario de la vida revestidos con un brillante escudo áurico que nos permitirá salir adelante
en nuestro trabajo, si lo tenemos, o conseguirlo si carecemos de él, aunque sea en un área que
en un principio es ajena a nuestra tonalidad áurica.
Siento ser tan repetitivo, pero en teatro precisamente, donde el brillo del actor es indispensable
para que comulgue con el público y termine conquistándolo, se dice que para que una idea
quede bien clara en la mente del espectador, es necesario repetirla por lo menos tres veces.
Así que no hay más que dos alternativas: cortar por lo sano o sumarse al color preponderante,
para que podamos concentrarnos y dinamizar esa energía interior que produce nuestra energía
áurica, nuestro color esencial que nos permite brillar en la vida.
Una vez dicho esto, es más que interesante saber cuáles son los colores áuricos que emanan
las distintas profesiones a las que se entrega el hombre para construir su mundo.
Nota final
Las ramas femenina y masculina de cada uno de los colores áuricos expuestos, no siempre
representa una división de los sexos. No quiere decir, por ejemplo, que las mujeres hagan sólo
lo que está indicado en la rama femenina (zona pasiva y receptiva del aura), ni que sólo los
hombres sean capaces de abordar la rama masculina (zona incisiva del aura).
Es más, a menudo los hombres de un determinado color de aura tienden más a realizarse
laboralmente en la rama femenina del color áurico que les corresponde, mientras que las
mujeres encuentran mejor acomodo en la rama masculina, o viceversa.
Lo verdaderamente importante de este apéndice es que cada persona puede encontrar una
nueva vertiente de realización laboral de acuerdo al color de su aura, para que el día de
mañana pueda sentirse realizada y "famosa" gracias al robustecido brillo de la manifestación
cromática de su energía corporal interna: su aura.
ÍNDICE
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Misiones - Argentina
21 de julio 2004