Tres Marías y Una Rosa
Tres Marías y Una Rosa
Tres Marías y Una Rosa
Primer Acto.
Cuadro primero.
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19. MARIA ESTER: “¿Te gusta el Travolta chileno?”.
Mirándose al espejo, porque en eso se la lleva. Y se
parece. ¿No ve que el Román es moreno de ojos claros?
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41. MARIA LUISA: “¡Levántate, Mario, y trae la pistola,
que aquí en la cocina están robando!”
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62. MARIA LUISA: ¡Tiene que pasar!
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76. MARUJA: (Haciendo bajar la voz) ¡Schtt!
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92. MARIA LUISA: ¡Qué se le va a notar, si no come na´!
Si la pobre no tiene con qué parar la olla.
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107. MARIA ESTER: ¿O sea que su marido tiene trabajo,
señora Rosa?
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119. MARUJA: Tendría que hablarle primero. Porque
después se molestan donde una trabaja…
Cuadro Segundo.
(El mismo decorado. La bicicleta no
está. Desde la calle, entra Maruja, seguida por Rosita.)
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154. MARUJA: Pase, adelante. Gánese a la sombrita.
(Rosita entra asustada). ¿No quiere servirse un traguito de
agua? (Le pasa un vaso.)
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192. MARUJA: Quédese sentadita no más.
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226. ROSITA: Claro.
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ROSITA: No.
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ROSITA: Sesenta por sesenta.
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MARIA LUISA: Igual que todo el mundo, no más. (Con la
cajita del bordado de la Maruja en la mano). Mira lo que
tiene fondeado aquí la Maruja (Saca una arpillera).
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Cuadro tercero.
(Tiempo después. Al encontrarse la luz del escenario,
María Luisa, María Ester y Rosita están ahí, trabajando en
las arpilleras.)
MARIA LUISA: ¡Si usted dijo a las tres, y son como las
cinco!
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MARUJA: Acérqueme una sillita, Estercita, que no siento
los pies de cansada. (se sienta)
MARUJA: Calladita…
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MARIA LUISA: ¡Boto esta huevá de arpillera, entonce!
¡No quiero estar más en este taller yo! (Comienza a llorar).
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ROSITA: ¿`Sea que no van a haber más reuniones de
taller? Porque yo ya me había acostumbrado a estar con
gente, aquí…
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Segundo Acto.
Cuadro cuarto.
(Pasó el tiempo. En la radio se escucha “Pobrecito Mortal”,
entre todas extienden un plástico sobre el patio. Luego
sacan una gran cantidad de trapos multicolores de dos
grandes bolsas y los desparraman sobre el plástico. De
rodillas comienzan a ordenarlos.)
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MARIA ESTER: ¿Y usted?
MARUJA: Cuatrocientos.
TODAS: ¡Salud!
TODAS: ¡Salud!
TODAS: ¡Salud!
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Cuadro cuarto.
(María Ester y María Luisa hacen el festón del osnaburgo
de la arpillera gigante. Trabajan con grandes crochet de
madera que mas bien parecen palillos. Mientras trabajan,
María Ester canta una canción de amor. Luego de
escucharla un rato, María Luisa saca una carta de un
sobre brasileño, y lee en silencio, suspirando.)
ROSITA: ¿Terminaron?
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MARIA LUISA: Vamos arando, dijo la mosca…
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MARIA ESTER: Las rosas quedan suspendidas en el aire
y se van transformando en la cruz de Cristo. ¿Qué les
parece?
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MARUJA: Tome estas tablas, Rosita, póngalas por ahí.
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ROSITA: ¿Así que va a resultar?
ROSITA: No alcanzamos.
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MARIA LUISA: Tengo encargado un lavadito de mi
antigua patrona y no la puedo dejar botada,
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Cuadro quinto.
(En un primer plano, el bastidor con la arpillera gigante que
tiene como motivo el Juicio Final aún sin terminar. Todo el
patio en desorden, como si fuese el propio Miguel Ángel
quien estuviese pintando El Juicio Final en la Capilla
Sextina. Sobre una mesa, la figura de Rosita, tapada con
una sábana. Maruja está sobre una escalera, ajustándole
el brazo a la figura de Dios, al centro de la arpillera, en la
parte superior. Las figuras son prácticamente de tamaño
natural. María Luisa observa la obra de cerca de lejos,
como si fuera pintor. María Ester no está presente. La
arpillera gigante tiene un Dios típico de Historia Sagrada,
con la larga barba cana y una expresión de enojo,
apuntando con el índice. Detrás la figura de una
imponente cordillera nevada, desde donde sale el sol y
coincide con la aureola dorada de Dios. En alguna parte,
vuela una paloma, representando el Espíritu Santo. Frente
a Dios, un camino que se bifurca hacia la Gloria, a su
derecha en la parte inferior. En la gloria hay nubes y gente
con expresión aburrida, rojos, con cuernos y horquetas,
divirtiéndose junto a una parrillada. Alrededor del bastidor,
varias figuras a medio terminar, útiles de trabajo, una
tetera, tazas, etc.)
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MARIA ESTER: Poco chileno, que lo encontraba poco
chileno.
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MARIA ESTER: (Acompañándose de la guitarra. Canta)
“Arrurú mi guagua, arrurú mi amor, por los capachitos de
San Juan de Dios…”
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MARIA ESTER: Para alegrar el Juicio. Si el cura lo
encontró harto triste, igual que la Rosita.
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MARUJA: ¡Eso sí le va a gustar al Padre!
ROSITA: “¡Huifa!”.
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MARIA ESTER: (Cantando, acompañada de la guitarra)
“Será con empanadas, pa´l que las quiere. ¡Huifa
ayayay!”.
(Todas aplauden.)
APAGÓN Y MÚSICA
FIN
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