Ensayo
Ensayo
Ensayo
Universitat de València
Máster en Educación Social y Educativa
ÍNDICE
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS................................................................12
1|Página
Máster en Educación Social y Educativa
Pero, pese a que los derechos humanos de los niños han sido formalmente
reconocidos en la actualidad, resulta innegable que no se ha llegado a concretar del
todo en lo que respecta a la infancia y mucho menos a su derecho a la educación. Y es
que, no se puede negar la conexión directa entre la imagen del niño y las dinámicas de
poder, causales que subyacen a la construcción social (Ancheta, 2008). De hecho, es
habitual la utilización del término “menor” en los diferentes ámbitos y contextos
(legislativo, social, incluso en muchas ocasiones también educativo). Pero, ¿por qué
emplear un término distinto al que una madre o un pare utiliza hacia su hijo?
¿Realmente “menor” sólo se utiliza al referirse a que éste es menor de edad? Quizá
parece que no tenga importancia, que menor, niño/a y adolescente sólo son términos
intercambiables entre ellos, sinónimos, sin un trasfondo ideológico ni significativo
detrás, pero si los analizamos más detenidamente, seguramente nos demos cuenta
que no es del todo así.
Y es que, como bien explica Zermatten, “No estando definido de manera precisa,
siendo relativo al tiempo y al espacio y conteniendo una buena dosis de subjetividad,
este concepto podría vaciar el sentido de los derechos del niño, hasta revelarse
contraproducente, es decir privilegiar el interés del Estado o de la familia en
detrimento del niño” (como se citó en Sánchez-Valverde, 2016, p. 59).
2|Página
Máster en Educación Social y Educativa
“Menor” es entendido como el que “todavía no”... el que todavía no puede votar, no
puede opinar, no puede decidir, no puede participar, no puede hablar... Y es que,
como explica Ferrán Casas, “el núcleo figurativo de las representaciones sociales
actuales sobre la infancia en nuestra cultura parece definido por el núcleo figurativo
los “todavía-no”, que en el fondo resulta una idea excluyente en relación con el grupo
o la categoría social al que corresponden los “ya sí”: Aún-no adultos; Aún-no
responsables; Aún no capaces; Aún-no competentes; Aún-no con los mismos
derechos” (como se citó en Sánchez-Valverde, 2016, p. 56).
Esto es peligroso, el entender al niño o a la niña como alguien que “de momento” no
puede hacer, decir o pensar, puede ocasionar el que no se cumplan sus derechos. Si
consideramos al niño o niña como algo estático, rígido, y sin voz ni poder de actuación,
no se tendrá en cuenta su interés superior.
Por otro lado, cuando nos referimos al derecho a la educación en la primera infancia,
señalar que las disposiciones internacionales contenían escasas alusiones específicas a
los niños más pequeños hasta la Conferencia Mundial de Educación para Todos (EPT),
celebrada en Jomtien, Tailandia, en marzo de 1990, donde se incluían por primera vez
especificaciones en relación con la atención y educación de la primera infancia, a partir
de los principios generales planteados en la Convención de los Derechos del Niño en
3|Página
Máster en Educación Social y Educativa
1989 (CDN). Aun así, no existe un compromiso global para financiar la educación de
todos los niños, pues se evita el término “derecho” y se utiliza “acceso”, que no
conlleva las obligaciones gubernamentales correspondientes (Ancheta, 2008).
Todavía hoy, es muy común la carga paternalista que existe hacia el niño o la niña. Es
decir, paternalismo entendido como un ejercicio de poder sobre algo o incluso alguien.
Aún se justifica que este modo de actuar, se debe a que es una conducta que
esencialmente benevolente ya que lo único que se pretende es proteger. Pero, este
modo de “proteger”, ¿realmente busca el interés superior del niño o la niña? El
paternalismo consistiría en evitar daños, no en beneficiar, algo que se aleja de lo que
verdaderamente necesitan los niños y las niñas.
4|Página
Máster en Educación Social y Educativa
Parece una obviedad el hecho de que los niños más pequeños deben también tenerse
en cuenta a la hora de tener derechos, pero en muchas ocasiones, contextos, y
situaciones, no es del todo así. Los niños pequeños no sólo deben ser considerados
como poseedores de derechos en sentido abstracto, sino que también deben ser
aceptados como participantes activos en los procesos rutinarios de la vida diaria. Y es
que, los derechos de los niños y niñas son los que más se vulneran y más se recortan a
causa de su no obligatoriedad.
Pues, todavía hay muchos niños que mueren en el parto o en sus primeros años de
vida, la discriminación contra los niños de las minorías e indígenas continúa siendo
dominante, la paridad de géneros no se ha conseguido en absoluto, millones de niños
están sin escolarizar y otros tantos, todavía trabajan en condiciones miserables, el
número de niños vendidos y objeto de tráfico humano sigue en un nivel inaceptable, y
el reclutamiento de niños por fuerzas y grupos armados no ha sido eliminado...
5|Página
Máster en Educación Social y Educativa
Al fin y al cabo, es la necesidad de que el niño sea un niño, de que exista una niñez,
entendiendo que la niñez es algo muy distinto a lo que significa infancia como mera
etapa evolutiva. ¿Hay niñez, sin juego? Sí podría haber infancia, de hecho la hay. Niñez,
en cambio, no. Pues para que haya, debería de haber disfrute (UNICEF, 2007). De
hecho, como bien señala Ancheta (2014): “la Observación General Número 7 del
Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, recuerda que los niños
pequeños tienen necesidades específicas en materia de cuidados físicos, atención
emocional y orientación cuidadosa, así como en lo que se refiere a tiempo y espacio
para el juego, la exploración y el aprendizaje sociales”.
Por supuesto, se da por hecho que la educación en la primera infancia forma parte del
derecho infantil y humano a la educación, aunque, entendido como un derecho de
todos los niños y su tratamiento de plena legitimidad en el sentido más amplio, ha sido
por primera vez reconocido sólo durante los últimos años. De hecho, el desarrollo
normativo específico en los tratados internacionales ha resultado insuficiente, en la
medida que es en el ámbito no convencional y declarativo donde se han producido los
principales compromisos, conllevando una clara falta de reconocimiento de éste y
otros derechos de la primera infancia, a diferencia de otras etapas educativas.
(Ancheta, 2014).
Se ha de tener en cuenta que muchos Estados Partes carecen de sistemas de
recopilación de datos a nivel nacional adecuados sobre la primera infancia, no se
dispone inmediatamente de información específica y desglosada sobre los niños en los
primeros años de vida, por ello, se insiste en la importancia de contar con datos
cuantitativos y cualitativos actualizados sobre todos los aspectos de la primera infancia
para la formulación, supervisión y evaluación de los logros conseguidos, y para evaluar
la repercusión de las políticas. Reclamando así a todos los Estados Partes a desarrollar
un sistema de recopilación de datos e indicadores desglosados por género, edad,
estructura familiar, residencia urbana y rural y otras categorías pertinentes, haciendo
especial hincapié en la primera infancia y particularmente los niños pertenecientes a
grupos vulnerables (Ancheta, 2014).
6|Página
Máster en Educación Social y Educativa
La Observación General Número 7, describe cuáles son los derechos de todos los niños
de edad más temprana y las necesidades especiales en lo que respecta a su crianza,
protección y educación, así como también se hace mención a las obligaciones que
incumben a los Estados Partes para garantizarlos y señalar que es necesario formular
políticas, leyes, y aplicar prácticas específicamente centradas en la primera infancia.
Y es que, no sólo son necesarias las políticas gubernamentales, también los recursos
mínimos para hacer posible que todos los niños y niñas opten a las mismas
oportunidades, es decir, aunque se ofrezcan las plazas suficientes en un centro
educativo, si éstas provienen de un centro con menos apoyos, recursos, y además
están sobresaturados, se sigue sin ofrecer las mismas oportunidades a todos y a todas.
7|Página
Máster en Educación Social y Educativa
Una de las problemáticas que más llama mi atención, más me interesa y más me
preocupa, es un niño o niña en una situación de conflicto bélico. Ante esta condición,
se vulneran prácticamente todos sus derechos. Y es que, es evidente que los conflictos
armados tienen un impacto muy negativo en las vidas y en la educación de los niños y
niñas a corto y medio plazo. No sólo es el conflicto armado en sí, es todo lo que puede
ocasionar que un niño se encuentre en el contexto de una guerra: puede llegar a ser
una víctima civil, durante conflictos armados, un gran número de niños son separados
de sus progenitores o de las personas responsables al cargo, convirtiéndose así en
niños desplazados, pueden quedarse huérfanos, se les puede encarcelar, secuestrar,
explotar... incluso se les puede capturar y obligarles a ser niños soldado. Algunas de las
consecuencias directas que los conflictos armados relacionadas con la educación son:
destrucción de infraestructuras educativas (centros, escuelas, material escolar…),
desescolarización forzosa, plantillas docentes arruinadas por mortalidad de profesores,
niños-soldado alejados de sus familias, entornos y comunidades... Y es que se ha de
tener en cuenta que, una vez terminada la guerra, cuesta mucho que exista una
escolarización de forma “normalizada”.
Es por ello que he buscado propuestas de mejora que puedan paliar la vulneración de
algunos de sus derechos. Pues, el derecho a la educación abre las puertas a otros
derechos, siempre que sea de calidad, inclusiva y equitativa, es necesaria para
proteger a niños y niñas. De este modo, creo firmemente en la necesidad de otorgar
prioridad y mayor financiación a la educación en emergencias y conflictos.
1
Toda esta información ha sido extraída del informe realizado por “Escuelas que sanan” (2017).
8|Página
Máster en Educación Social y Educativa
Jesuit Refugee Service) con los niños y niñas sirios y palestinos refugiados en el Líbano
como consecuencia de la guerra civil en Siria. Esta propuesta se centra en la educación:
un derecho humano y una herramienta fundamental de protección tanto física, como
psicológica y cognitiva para la infancia.
A nivel nacional, el JRS tiene cuatro proyectos locales vinculados a una determinada
zona, y un quinto proyecto transversal. Todos estos proyectos se coordinan a nivel
central desde la oficina nacional de Beirut, aunque cada uno de ellos posee un equipo
en cada lugar. A nivel nacional, se coordinan los asuntos de recursos humanos de
todos los proyectos, así como los modelos educativos y la formación de cada centro.
Por otro lado, a nivel local, se tratan los asuntos logísticos y de funcionamiento
cotidiano de los proyectos. A continuación, se expondrán los programas educativos de
cada uno de los proyectos.
JBEIL (BYBLOS)
El JRS tiene un proyecto en la zona desde 2014 que da servicio a 500 alumnos de la
zona divididos en los siguientes programas:
- Dos turnos (mañana y tarde) de educación infantil, para alumnos de 4 y 5 años.
- Un turno de mañana de educación formal para alumnos de primer grado, entre 6 y 12
años.
- Un turno de tarde de refuerzo escolar para alumnos que acuden a las escuelas
públicas por la mañana.
- Un programa para adolescentes, entre 12 y 16 años en el que se combinan la
educación no formal (inglés, informática y árabe) con actividades de ocio y tiempo
libre.
9|Página
Máster en Educación Social y Educativa
Como se puede comprobar, hay una gran variedad de programas que intentan
responder de la mejor manera posible a la demanda específica de la población
refugiada en cada región. Se dividen los programas educativos en tres grandes
bloques: educación infantil, educación primaria formal y educación no formal.
La educación no es obligatoria en el Líbano hasta los seis años, por lo que la educación
infantil, que va desde los 3 a los 5 años, es de carácter voluntario, y no se suele ofrecer
en las escuelas públicas gratuitas libanesas. El JRS ha hecho una apuesta fuerte por
ofrecer un programa de educación infantil como medida de prevención del fracaso
escolar y de la discriminación. Si los alumnos llegan por primera vez a un centro
educativo con seis años necesitan mucho tiempo para ganar una serie de habilidades
sociales básicas, lo que puede perjudicar su inclusión, al provocar situaciones de
rechazo por parte del profesorado y del resto de alumnos. A todo ello hay que sumarle
que la educación pública libanesa es bilingüe (en árabe y francés, o inglés,
dependiendo de la región). Si los alumnos no se han familiarizado mínimamente con
una de estas lenguas extranjeras antes de los seis años, se verán obligados a arrastrar
un retraso académico desde el inicio. Las opciones didácticas del JRS intentan, por
tanto, preparar de la mejor manera posible a los alumnos para incorporarse al sistema
público libanés al llegar a los cinco años. En proyectos como el de Nabaa, y gracias a los
buenos resultados obtenidos, los directores de las escuelas públicas cercanas
matriculan prioritariamente a los alumnos que se han formado en educación infantil
en nuestro centro.
10 | P á g i n a
Máster en Educación Social y Educativa
¿Este programa de mejora podría ser aplicable a otro contexto? Es complicado poder
determinarlo, pues se han de tener en cuenta las condiciones en las que se da dicho
programa. Al menos se intentan abordar los retos educativos a los que se enfrentan el
gobierno y la sociedad civil libaneses.
11 | P á g i n a
Máster en Educación Social y Educativa
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
LÁZARO LORENTE, Luis Miguel: “Derechos del Niño, educación preescolar y equidad
en América Latina”. En DÁVILA, Pauli y NAYA, Luis Mª. (Coords.): Infancia, derechos
y educación en América Latina. San Sebastián. EREIN, 2010. pp. 249-268.
12 | P á g i n a