Amparo Jimeno

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CIUDADANO

JUEZ SUPERIOR EN LO AGRARIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN


JUDICIAL DEL ESTADO TRUJILLLO.
SU DESPACHO.

Yo, JOSE GREGORIO ANDARA LOZADA, venezolano, mayor


de edad, titular de la cedula de identidad N° 11.616.469, residenciado
en sector Lomas de Piedras Negras, Parroquia Monseñor Carrillo,
Municipio Trujillo del Estado Trujillo, debidamente asistido por
ALBERTO PERDOMO BRICEÑO, abogado en ejercicio, inscrito en el
I.P.S.A bajo el Nº 104.223, con domicilio procesal en la Avenida
Independencia, Edificio Don Alberto, Oficina Nº 5, Municipio y Estado
Trujillo; respetuosamente ocurro ante su autoridad, de conformidad
con el artículo 27 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela y los artículos 1 y 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales con el objeto de interponer
acción de Amparo Constitucional, contra el acto lesivo ocasionado, por
el Titular del Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Trujillo, Dr. ADOLFO GIMENO
PAREDES, con ocasión a su labor jurisdiccional respecto a la
sentencia interlocutoria que emanara de dicho Tribunal en fecha 29 de
Abril de 2009, por medio de la cual DESCONOCIÓ LA CONDICION
DE PARTE DEL DEMANDADO, toda vez, que dicha decisión judicial
ocasionó la violación de los Derechos y Garantías fundamentales de
mi persona, consagrados en los artículos 26 y 49 numeral 1, referidos
al Derecho a la Tutela Judicial Efectiva y Garantía del Debido Proceso
integrada por el Derecho a la Defensa en todo estado y grado del
proceso.

DE LOS HECHOS.

En el mes de noviembre del año 2008, el ciudadano Nelson


Ramón Troconis Parilli, interpuso querella interdictal en mi contra,
arguyendo una presunta lesión de su derecho de posesión recayendo
en el Tribunal regentado por el Agraviante, el conocimiento en fuero
agraria de la referida acción posesoria, bajo el expediente N° 10.809.
De manera inmediata el tribunal de la causa procedió a constituirse en
fecha 09/12/2008, en terrenos que vengo poseyendo legítimamente
desde hace muchos años y en los cuales he fomentado mejoras, con
la intención de llevar a cabo una inspección judicial para verificar los
supuestos actos arbitrarios desarrollados en contra del demandante;
oportunidad en la cual el accionado Dr. Adolfo Gimeno Paredes, en
presencia de los funcionarios del tribunal, el querellado y mis
familiares, me manifestó que cuando dictara las medidas, yo debía
respetarlas, porque de lo contrario, seria cometer un delito al ir en
contra de la voluntad de un Tribunal de la República.

Apercibido de esta manera, que el ciudadano Nelson Troconis,


con quien he sostenido variadas controversias jurídicas, en esta nueva
oportunidad, procura hacerse con un derecho de paso, el cual me
afectaría de manera incalculable desde varias perspectivas, toda vez
que, el referido ciudadano pretende lograr un acceso a sus potreros,
por el centro de mis bienhechurías, es decir, instaurar un paso de
ganado vacuno por el frente de mi hogar, con el agravante que, el
aludido ciudadano y mi persona hemos confrontado en el campo
personal; me dirigí a la sede del Tribunal Tercero de Primera Instancia
en lo Agrario del Edo. Trujillo, con la finalidad de imponerme a modus
propio de los hechos y el derecho, por los cuales en esta oportunidad
me encuentro en la situación de sub Judice; logrando contemplar en el
expediente Nro. 10.809, que efectivamente fui demandado, por lo que,
me proveí de manera inmediata de los servicios de dos profesionales
del derecho, entre ellos, el abogado Alberto Perdomo Briceño, quien
en reiteradas oportunidades precedentes, ha sostenido y defendido
mis intereses.
Así las cosas, en fecha 10/12/2008, otorgue poder al referido
abogado, quien me asiste en esta acción extraordinaria, esto con la
finalidad de lograr ejercer mi derecho a la defensa efectiva, por medio
de asistencia técnica; no obstante a ello, en fecha 29/04/2009 el Juez
agraviante, produjo un auto o resolución, por medio del cual, señaló
que:
“Vista la diligencia que antecede, de fecha 10 de diciembre del
2.008, suscrita el ciudadano José Gregorio Andara Lozada, titular de la
cédula de identidad No. 11.616.469, parte demandada en el presente
juicio, debidamente asistido por el profesional del derecho Marco
Antonio Soler, inscrito en el Inpreabogado bajo el No. 121.329,
mediante la cual otorga poder Apud Acta a los abogados en ejercicio
ALBERTO PERDOMO, Inpreabogado N° 104.223 y el antes
identificado MARCO ANTONIO SOLER, a fin de que sostengan y
representen conjunta o separadamente sus intereses en la presente
causa; este Tribunal visto que en la presente causa no se ha dictado
auto de admisión de la querella, ni se han ejecutado las posibles
medidas a dictar en el mismo, y conforme a lo previsto en el artículo
701 del Código de Procedimiento Civil no ha sido ordenada la citación
del querellado, de manera que no ha sido llamado a ser parte en este
proceso, no puede el querellado de autos hacerse parte en el presente
procedimiento, razón por la cual no se tiene como parte en el mismo.”.

Actividad jurisdiccional que violenta de manera flagrante mi


derecho a la defensa, por negarme la participación en el proceso
desde sus inicios, conculcando con ello la oportunidad de defenderme,
por medio de argumentaciones o actividades, que permitirían evitar, se
establezcan en mi contra, medidas cautelares agraviantes de mis
derechos a la propiedad y posesión, así como, de otros de mayor
transcendencia, por ser inherentes a la persona humana, tales como,
el derecho a la integridad psíquica, derecho a la libertad de tránsito,
derecho a la privacidad y derecho a la paz familiar; actividad procesal
cercenada, entre las que se contaría, la posibilidad de arrastrar al
proceso elementos de convicción que, pulverizaría la imaginaria
necesidad del demandante Nelson Troconis, de tener que transitar con
su ganado por la puerta de mi hogar, ya que, desde la fecha nueve
(09) de Diciembre de 2008, en la cual el agraviante realizó la
inspección judicial, hasta el día de hoy, habiendo trascurrido cinco
(05) meses, han variado las circunstancias, concretamente con la
construcción de una carretera que da acceso y comunica la finca del
demandante, con todos los potreros de éste.

Ahora bien, la conducta jurisdiccional del agraviante, por medio


de la resolución de fecha 29/04/2009, desbasta cualquier oportunidad
de defensa, negando mi condición de parte, bajo una argumentación
confusa, por cuanto en la misma resolución aludida e impugnada, me
otorga la cualidad de parte, para advertirme sobre sus problemas con
mi abogado Alberto Perdomo Briceño; a tal punto, me ha afectado la
proscripción hecha por el agraviante del proceso que se me instaura,
que se me negó, la certificación de la decisión por esta vía impugnada,
a lo cual haré referencia más adelante, por ser obligante para este tipo
de amparo, el acompañamiento de la copia certificada de la decisión
impugnada, como requisito indispensable para la admisión del mismo.

DEL DERECHO.
Procedencia de la Acción de Amparo Constitucional
Contra la Presente Decisión Judicial.

Al estar en presencia de una acción extraordinaria, que irrumpe


justificadamente, -debido a la relevancia de los Bienes Jurídicos
tutelados por esta vía-, contra la normalidad procesal y el Principio de
la Impugnabilidad Objetiva, el Legislador Ordinario estableció las
exigencias a las que se tiene que someter el accionante de Amparo
Constitucional contra una resolución o sentencia judicial como el caso
bajo análisis, en tal sentido, a fin de dar cumplimiento a dichas
exigencias apreciadas en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo,
circunscritas en demostrar: 1) Que el Juez actúa fuera de su
competencia. 2) La violación de un derecho constitucional. 3) La
inexistencia de otra vía procesal breve y eficaz para el
restablecimiento de la situación jurídica infringida, procedo a indicar:

1.- Actuación del Juez fuera de su competencia.


La incompetencia, a la que se refiere el artículo 4 de la Ley
Orgánica de Amparo, se enmarca en la actividad del Órgano
Jurisdiccional fuera de su competencia constitucional o sustancial, por
lo que no sólo debe entenderse en su sentido formal o procesal, es
decir, la competencia referida a la materia territorio y cuantía. La
interpretación de esa disposición jurídica, ha sido ampliamente
debatida por la Doctrina y Jurisprudencia patria, la cual se ha
pronunciado de manera uniforme en sostener dicho criterio, por lo que
sin lugar a dudas, la referida incompetencia abarca los términos de
usurpación de autoridad, usurpación de funciones o extralimitación de
funciones, toda vez que un Juez, aún actuando dentro de su
competencia en el sentido procesal estricto, puede hacer uso
indebido de sus facultades o actuar contra la Ley emitiendo
resoluciones o sentencias que lesionen un derecho
constitucional; interpretándose en consecuencia que el indefinido
termino de Incompetencia, incluye cualquier error grave en la
interpretación del derecho controvertido.

En abono de dicha afirmación, nos encontramos con las


siguientes decisiones:
Sala de Casación Penal, decisión de fecha 26 de junio de
1996:
“Asimismo esta Sala ha establecido en anteriores decisiones
que, las expresiones ‘abuso de poder’ y ‘extralimitación de
atribuciones o funciones’, tiene jurídicamente un mismo
significado; violación de la Ley. En efecto, el Juez que abusa
de poder o se extralimita en sus atribuciones, lo que está
haciendo en definitiva es violar la Ley”.

Sala Constitucional, decisión de fecha 2 de marzo de 2001:


“Ahora bien, el artículo 4 de la Ley Orgánica in commento,
preceptúa que ‘[...] procede la Acción de Amparo cuando un
Tribunal de la República, actuando fuera de su competencia,
dicte una resolución o sentencia u ordene un acto que
lesione un derecho constitucional’. La doctrina especializada
en la materia viene planteando que la palabra ‘competencia’
–como un requisito indicado en el transcrito artículo 4- no
tiene el sentido procesal estricto, por cuanto no se refiere
sólo a la incompetencia por la materia, valor o territorio, sino
también corresponde a los conceptos de abuso de poder o
usurpación o extralimitación de funciones y, en
consecuencia, opera cuando esa actuación lesione o vulnere
derechos o garantías constitucionales.
En efecto, el juez, aun actuando dentro de su competencia,
‘[...] entendida ésta en el sentido procesal estricto, puede
hacer uso indebido de las facultades que le están atribuidas
para fines totalmente distintos al que se le confirió o actuar
haciendo uso indebido de ese poder, independientemente del
fin logrado, al dictar una resolución o sentencia que lesione
un derecho constitucional’.

En este mismo sentido, la Sala Constitucional en sentencia


de fecha 20 de febrero de 2001, señaló lo siguiente:
“Así pues, es requisito de procedencia del amparo contra
decisiones judiciales, que el juez accionado haya actuado
fuera del ámbito de su competencia, entendida ésta no sólo
desde el punto de vista procesal (por la materia, por el
territorio y por la cuantía), sino cuando se refiere más al
aspecto constitucional de la función pública, a saber: la
Constitución y la ley definirán las atribuciones de los órganos
que ejercen el Poder Público, cada una de las ramas del
Poder Público tiene sus funciones propias y toda autoridad
usurpada es ineficaz y sus actos son nulos (Vid. Artículos
136, 137 y 138 de la Constitución). En otras palabras,
también se considera que el órgano jurisdiccional actúa fuera
de su competencia, cuando existe extralimitación o abuso de
poder o usurpación de funciones”.

Ahora bien, expuesto lo anterior, resulta necesario determinar si el


titular del Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Agrario del
Estado Trujillo, en el desarrollo de su actividad jurisdiccional, por
medio de la sentencia interlocutoria impugnada por esta vía
extraordinaria, incurrió en un error grave de derecho, que se pueda
esbozar como una extralimitación de sus funciones o acto arbitrario,
en razón de ello, se debe señalar que tal cual como se refirió en el
presente escrito, en la parte identificada como DE LOS HECHOS, el
ciudadano Juez, desconoció lo estatuido por el constituyente, respecto
al derecho a la defensa, bajo un argumento apartado de la debida
interpretación de las normas legales, al superponer lo establecido en
el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil, por encima del
artículo 49.1 Constitucional; pero a la vez, otorgándole una
interpretación a la norma legal, referida a los interdictos, que se aparta
de la intensión del legislador, cuando asumió que, a tenor con el
artículo 701 del Código de Procedimiento Civil, se puede desconocer
la condición de parte del Querellado, hasta tanto, no se admitan las
medidas cautelares o se admita la querella, lo cual es totalmente
desacertado, al contemplar la norma mencionada, en la cual se
dispone: “Artículo 701. Practicada la restitución o el secuestro, o las
medidas que aseguren el amparo, según el caso, el Juez ordenará la
citación del querellado, y practicada ésta, la causa quedará abierta a
pruebas por diez días. Concluido dicho lapso las partes presentarán
dentro de los tres días siguientes, los alegatos que consideren
convenientes, y el Juez, dentro de los ocho días siguientes dictará la
sentencia definitiva. Esta sentencia será apelable en un solo efecto,
pero el Tribunal remitirá al Superior el expediente completo de las
actuaciones. El Juez será responsable de los daños y perjuicios que
cause por su demora en dictar la sentencia prevista en este artículo.”
De lo parcialmente trascrito, no se contempla que, el legislador haya
pretendido, negar la participación del querellado como parte en el
proceso, hasta tanto no se practique su notificación, sobremanera,
cuando toda la normativa adjetiva, debe desarrollarse atendido las
llamadas Garantías Procesales Constitucionales, en el caso que
ocupa nuestra atención, respetando el derecho a la defensa en todo
estado y grado del proceso.

2.- La Violación de un Derecho Constitucional.


El accionar de la Titular del Tribunal Tercero de Primera
Instancia en lo Agrario del Estado Trujillo, devino en una situación
pluriofensiva de los derechos constitucionales de mi persona, al
insurgir como un obstáculo a los derechos, a la Tutela Judicial
Efectiva, derecho a la libertad personal y Garantía del Debido Proceso
Integrada por el Derecho a la defensa y a ser oído oportunamente.

a) Violación al derecho a la Tutela Judicial Efectiva.


El artículo 26 de la República Bolivariana de Venezuela se
presenta como una de las grandes innovaciones de la naciente
República Bolivariana, donde se consagra a la justicia como un valor
superior de su ordenamiento jurídico y a su vez se privilegia el
resguardo de los derechos humanos en la vida de la República; en
ese entendido surge como una garantía de esos postulados el
derecho de todos los justiciables a exigir del Estado Venezolano en
su rama judicial, la eficacia palpable de los órganos que ejercen la
jurisdicción, por lo que para algunos tratadistas la tutela judicial
efectiva abarca el derecho al acceso a los órganos de justicia, a un
proceso sin dilaciones indebidas, a decisiones motivadas y
congruentes y que no sean jurídicamente erróneas. Respecto al
último punto, debemos señalar que, la exigencia de una decisión
ajustada a derecho, forma parte del ideario colectivo, el cual espera
que de sus tribunales emanen decisiones fundadas en derecho,
congruentes con el estado Social de Derecho y Justicia, en
consecuencia, observadoras y respetuosas de los Principios y
Garantías Constitucionales.

Al cotejar lo expuesto, con la actividad jurisdiccional


desarrollada por el ciudadano Juez Agraviante, con ocasión a la
sentencia interlocutoria por este medio impugnada, se concluye que
aquel, se apartó de los lineamientos Constitucionales para fundar la
referida decisión, cuando supedito Derechos Constitucionales a
normas de rango legal, la cual de modo alguno afecta la posibilidad de
participación del suscrito en la querella interpuesta en mi contra, al
apuntar lo siguiente:

“Vista la diligencia que antecede, de fecha 10 de diciembre del 2.008,


suscrita el ciudadano José Gregorio Andara Lozada, titular de la
cédula de identidad No. 11.616.469, parte demandada en el presente
juicio, debidamente asistido por el profesional del derecho Marco
Antonio Soler, inscrito en el Inpreabogado bajo el No. 121.329,
mediante la cual otorga poder Apud Acta a los abogados en ejercicio
ALBERTO PERDOMO, Inpreabogado N° 104.223 y el antes
identificado MARCO ANTONIO SOLER, a fin de que sostengan y
representen conjunta o separadamente sus intereses en la presente
causa; este Tribunal visto que en la presente causa no se ha dictado
auto de admisión de la querella, ni se han ejecutado las posibles
medidas a dictar en el mismo, y conforme a lo previsto en el artículo
701 del Código de Procedimiento Civil no ha sido ordenada la citación
del querellado, de manera que no ha sido llamado a ser parte en este
proceso, no puede el querellado de autos hacerse parte en el
presente procedimiento, razón por la cual no se tiene como parte en el
mismo.”.

Tal como se evidencia, el accionado invirtió por medio de un


muy particular raciocinio, la escala de valores, al establecer palabras
más, palabras menos, que en el proceso interdictal, se puede afectar
e incluso anular, la protección Constitucional del debido proceso, ya
que, le es negada la participación al accionado, hasta tanto en su
contra no se hayan dictado medidas cautelares, es decir, luego de
haberlo afectado; de igual manera, en la sentencia impugnada, se
contempla en su parte final, la siguiente expresión del agraviante:

“Así mismo, visto que entre el abogado Alberto Perdomo y el


Juez Titular de este despacho existe causal de inhibición la cual fue
declarada con lugar por el Juzgado Superior en lo Civil y Mercantil de
esta Circunscripción Judicial, se le advierte a la parte que el referido
abogado no puede actuar en este Tribunal, mientras que el Juez
Titular de este Despacho permanezca ejerciendo las funciones como
tal.”. (resaltado propio).

Significando tal aseveración, una evidente confusión en la


mentalidad del agraviante respecto a la cualidad que tengo en el
proceso, resultando dicha disyuntiva, un estado de incertidumbre
jurídica para el suscrito.

b) Garantía del Debido Proceso Integrada por el Derecho a


la defensa y a ser oído oportunamente.

Los hechos denunciados como agravios, en la presente acción


extraordinaria, conculca el derecho al debido proceso de mi persona
garantizado en el artículo 49. 1 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, referido al derecho a la defensa y asistencia
jurídica de los justiciables, reflejada entre otras garantías, en el
derecho que tiene el accionado, en cualquier tipo de proceso, a ser
notificado o de intervenir bajo propia iniciativa, a fin de tener la
oportunidad de disponer del tiempo suficiente, en razón del derecho a
la defensa e igualdad, para arrastrar al proceso los elementos de
convicción que disponga, a fin de desvirtuar los hechos que se le
pretenden imputar y así lograr evitar ser afectado por una medida
gravosa o por lo menos poder defenderse de ella.
En tal sentido, se ha pronunciado la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, en sentencias N° 515 de 31705/2000 y 2 de
24/01/2001; destacándose en la primera de ellas, el siguiente extracto:

“En la jurisprudencia española, la garantía


constitucional de la defensa ha sido considerada en los
términos siguientes:
 
“... la prohibición de la indefensión (...) implica el respeto
del esencial principio de contradicción” (Sentencia del
Tribunal Constitucional Español 48/86, de 26 de abril).
 
"... (el) derecho de defensa implica, pues, la posibilidad
de un juicio contradictorio en que las partes puedan
hacer valer sus derechos e intereses legítimos”
(Sentencia del Tribunal Constitucional Español 123/189,
de 6 de julio).
 
".. (debe respetarse) el derecho de defensa de las
partes contendientes o que legalmente debieran
serlo, mediante la oportunidad dialéctica de alegar y
justificar procesalmente el reconocimiento judicial de
sus derechos e intereses . Este derecho de defensa y
bilateralidad, por otra parte ya reconocido legalmente
antes de la Constitución, y expresado bajo el clásico
principio procesal nemine damnatur sine auditur, se
conculca, como ha señalado este Tribunal, cuando los
titulares de derechos e intereses legítimos se ven
imposibilitados de ejercer los medios legales suficientes
para su defensa –S de 23 de noviembre de 1981, R
189/1981-, proscribiendo la desigualdad de las partes –S
de 23 de abril de 1981, R 202/1981-, por contener tal
norma un mandato dirigido al legislador y al intérprete en
el sentido de promover la contradicción –S de 31 de
marzo de 1981, R 197/1981-" (Sentencia del Tribunal
Constitucional Español 4/1982, de 8 febrero).
 
En suma, cabe afirmar que el contenido
esencial del derecho fundamental que, para el justiciable,
representa la garantía constitucional de la defensa en el
proceso, estriba en la posibilidad, normativamente
tutelada, de obrar y controvertir en los procesos en que
haya de juzgarse sobre sus intereses in concreto.
Por tanto, se configura un supuesto de
indefensión cuando, en determinado procedimiento
judicial, se causa perjuicio directo e inmediato a un
sujeto de derecho sin habérsele dado audiencia, esto es,
sin habérsele permitido el ejercicio de su derecho de
contradicción.” (Resaltado Propio).

Por otro lado, la segunda de las referidas, estableció:


“Al respecto observa la Sala que la violación al derecho a la defensa
existe cuando los interesados no conocen el procedimiento que
pueda afectarlos, se les impide su participación en él o el ejercicio
de sus derechos, se les prohíbe realizar actividades probatorias o no
se les notifican los actos que los afecten…”; con ambas posiciones
jurisprudenciales, se puede afirmar concluyentemente, la existencia
ineludible de la obligación por parte del Estado, en este caso,
representado por el agraviante, ha observar y asegurar, el derecho a
la defensa de todo justiciable, incluyendo a mi persona, en los
procesos incoados, donde se tenga un interés legitimo, resultando
relevante destacar lo trascrito ut supra, en el sentido de que: (debe
respetarse) el derecho de defensa de las partes
contendientes o que legalmente debieran serlo,
mediante la oportunidad dialéctica de alegar y justificar
procesalmente el reconocimiento judicial de sus
derechos e intereses.
3.- La inexistencia de otra vía procesal breve y eficaz para el
restablecimiento de la situación jurídica infringida.

Manifiesta el profesor Chavero en su obra “El nuevo Régimen


de Amparo en Venezuela”, que entre los requisitos para la
procedencia de la acción de amparo, precisar que no exista “otro
remedio procesal ordinario y adecuado”, distinto al ejercicio de la
Tutela Constitucional, es el más complejo de determinar, el más
subjetivo y discrecional, por cuanto entre otras cosas, existen
innumerables circunstancias que varían en cada caso donde se
solicite o se accione por esta vía excepcional, de allí -reflexiona el
autor en mención-, la importancia de establecer un sistema equilibrado
de convivencia entre el amparo y el resto de las acciones o recursos
judiciales; en este mismo orden de ideas, se manifiesta la Profesora
Rondon de Sanso, en la obra, “Amparo Constitucional”, ya que
explica la misma que, “el drama radica en que si se admite el amparo
siempre como vía principal, sustituiría las vías ordinarias trastocando
todo el sistema procesal… el amparo por sus mismas características
no es utilizable sino para situaciones extremas”; no obstante, existen
algunos elementos identificatorios para determinar la excepcionalidad
de la acción de amparo, entre los que se destaca, la urgencia de
obtener un mandato reestablecedor y la ineficacia de otras vías
judiciales ordinarias, en este punto, al confrontar lo manifestado con
el caso que nos ocupa, resulta necesario destacar lo siguiente:

La situación particular, detallada en párrafos anteriores, donde


se denuncia la violación del derecho a la defensa, por cuanto el
agraviante determinó en el auto impugnado, desconocer al suscrito
como parte del proceso, trae como consecuencia la imposibilidad de
enfrentar en los canales ordinarios, la problemática planteada, ello en
razón de que el desconocimiento absoluto de mis derechos como
parte del proceso, llevaron al agraviante a tener como inexistente
cualquiera actividad que desarrollara ante su despacho, en el
expediente 10809, incluso, intentando impedir que introduzca
cualquier tipo de escrito en dicho expediente, por lo que, me vi en la
obligación de formular denuncia ante la Defensoría del Pueblo, con la
finalidad de lograr un exhorto por parte de dicha dependencia al
agraviante, a fin de imponerlo de la obligación que tiene de recibir los
escritos y diligencias que se presenten ante su despacho, tal como se
observa en oficio N° DP-2101-09-00030.

Con lo referido se quiere significar que, vista la posición del


agraviante de negar la beligerancia, a los escritos por mí presentados,
tal como se observa en el auto impugnado, donde se enerva los
efectos del poder apud acta que le otorgara a los profesionales del
derecho, resulta una ingenuidad pensar, que el agraviante le dará el
curso de Ley a la apelación que se intentara en contra de la sentencia
impugnada por esta vía extraordinaria; de igual manera, ha sido
consecuente la doctrina jurisprudencial patria, en el sentido de
reconocer en la acción de amparo, la vía expedita, aún cuando haya
vía ordinaria, el medio idóneo para atacar un acto lesivo directo en
contra de un derecho constitucional, siendo ilustrativas la decisión de
la Sala Constitucional, sentencia N° 2029 de fecha 19-08-2002:

“La Sala observa en primer término que contra la decisión


accionada en amparo podía interponerse el recurso de apelación
previsto en el artículo 181 de la Ley Orgánica de la Corte
Suprema de Justicia, que debía ser conocido por la Corte Primera
de lo Contencioso Administrativo.
La existencia de ese recurso, en principio, acarrearía la
inadmisibilidad de la referida acción de acuerdo con lo dispuesto
en el artículo 6 numeral 5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, el cual dispone que no se
admitirá la acción de amparo: “Cuando el agraviado haya optado
por recurrir a las vías judiciales ordinarias o hecho uso de los
medios judiciales preexistentes”.

Sin embargo en sentencia Nº 2369/01 esta Sala explicó


las situaciones en las que procede la acción de amparo en
forma directa, aun cuando existan los medios ordinarios, son
ellas:
 
a)      Una vez que los medios judiciales ordinarios han sido
agotados y la situación jurídico constitucional no ha sido
satisfecha.
 
b)      Ante la evidencia de que el uso de los medios
judiciales ordinarios, en el caso concreto y en virtud de su
urgencia, no dará satisfacción a la pretensión deducida.

Por otra parte, la Sala en reciente sentencia del 5 de junio


de 2002 (Máximo A. Romero), no declaró inadmisible la acción de
amparo a pesar que a la situación analizada no se aplicaba
ninguna de las excepciones expuestas, lo cual resulta procedente
también en el presente caso como garantía de una tutela judicial
efectiva, tomando en cuenta que, como será explicado, tal
declaratoria implicaría revocar una decisión de la Corte Primera
de lo Contencioso Administrativo que se encuentra ajustada a
derecho y que, además, para la presente fecha se encuentra
vencido el lapso para ejercer el recurso ordinario de apelación
contra un fallo violatorio de los derechos constitucionales de la
accionante de amparo.” (Resaltado Propio).

Tal circunstancia debe ser analizada en conjunto con las


circunstancias fácticas del caso y el derecho denunciado como
infringido, en tal sentido se pronuncio la Sala Constitucional, sentencia
N° 828 de fecha 27-07-2000, estableciendo :

“En otras palabras, la situación jurídica del ciudadano es un


concepto complejo, en el que destacan derechos y deberes, pero
la acción de amparo tutela un aspecto de la situación jurídica del
ciudadano que son sus derechos fundamentales, pues la defensa
de los derechos subjetivos -diferentes a los derechos
fundamentales y las libertades públicas- y los intereses legítimos,
se realiza mediante recursos administrativos y acciones judiciales.
Por ejemplo, no es lo mismo negar la posibilidad a un ciudadano
de tener la condición de propietario, que una discusión acerca de
la titularidad de un bien entre particulares, cuya protección se
ejerce mediante una acción judicial específica: la reinvindicación.
Pero, si se niega a un ciudadano su derecho a defender su
propiedad, se le niega un derecho fundamental, cuyo goce y
ejercicio debe ser restituido.”

Así las cosas, en el entendido que, el derecho a la defensa es


reconocido como un derecho fundamental, y la acción de amparo es
una vía extraordinaria, por medio de la cual, se persigue restablecer
una situación jurídica lesionada, y tomando en consideración la
gravedad del hecho denunciado, así como su relevancia en la esfera
de derechos constitucionales; por un lado, resultando esta la única vía
expedita para su restablecimiento, ante la reiterada negativa del
agraviante de reconocer mi participación en el proceso, negándoseme
incluso, la certificación de copias certificadas de la resolución
impugnada, peticiono formalmente que se le dé curso a la presente
acción, por medio de la declaración de admisibilidad de la misma.

DE LAS PRUEBAS

Ofrezco como pruebas de la presente acción de amparo contra


decisión judicial las siguientes:

1. Copia simple de la auto de fecha 29/04/2009, en el cual se niega


mi derecho de parte, constituyéndose esta como el acto lesivo.
Debe alertar quien suscribe, a ese digno tribunal constitucional,
sobre la imposibilidad de acompañar con la presente acción, la
copia certificada de la decisión impugnada, esto debido a que, el
agraviante consecuente con su testarudez de reconocer mis
derechos como parte en el proceso, en el expediente 10809, no
ha permitido, que se me certifique la copia simple de la
resolución, por lo que, pido formalmente, se atienda lo
establecido de manera reiterada por la Sala Constitucional,
respecto a la imposibilidad de la parte accionante, de acompañar
la copia certificada de la sentencia, cuando tal situación no le sea
imputable; destacándose sentencia 641 de fecha 26-03-2002:
“la Sala considera que los amparos intentados en contra
de resoluciones judiciales deben ser acompañados de copias
certificadas, pues son estos instrumentos los únicos capaces
de brindar al Juez Constitucional fehaciencia sobre el
contenido del acto jurisdiccional cuestionado como lesivo y, por
ende, le permiten verificar la certeza de las imputaciones de
inconstitucionalidad denunciadas en una determinada causa.
 
En el caso bajo estudio, el Juez de la causa -como antes
se indicara- resolvió declarar sin lugar el amparo pretendido
por el presunto agraviado, aduciendo que éste no había
consignado tempestivamente las copias certificadas. Ahora
bien, alegó el accionante en la oportunidad de celebrarse la
audiencia constitucional, que tales copias no podrían ser
aportadas por cuanto el Juzgado denunciado como agraviante
habría retardado su expedición. Ello así, estima la Sala que lo
procedente era ordenar la apertura de una articulación
probatoria destinada a verificar la certeza de la situación
señalada y, posteriormente, proceder a dictar la decisión
correspondiente.
 
Por lo anterior, debe revocarse la decisión sometida a
consulta y estima la Sala, que debe ordenarse la reposición de
la causa al estado de abrir la articulación probatoria a la que se
hizo referencia anteriormente y, concluida ésta, dictar decisión
definitiva en el presente caso” .

Atendiendo el criterio supra transcrito, formalmente me


comprometo a consignar la copia certificada en el momento de la
audiencia oral, o en su defecto, presentar como elemento
probatorio, todas las diligencias realizadas ante el tribunal
regentado por el agraviante, con tal finalidad.

2. Oficio N° DP-2101-09-00030, emanado de la Defensoría del


Pueblo, suscrita por el abogado David Ruiz, de fecha 04-05-
2009; donde se evidencia la actividad por mí realizada, para
garantizarme el derecho a la defensa, así como, la posición del
defensor del pueblo, donde entre otras cosas señala, que se me
debe respetar los derechos contemplados en el artículo 49
constitucional.

PETITORIO

Finalmente solicitó que la presente acción de Amparo


Constitucional sea admitida, en consecuencia se convoque a la
audiencia oral y pública respectiva, a fin de sostener mi petición, que
busca el restablecimiento inmediato del derecho vulnerados, que solo
pueden ser restituido, por medio de la declaración de nulidad de la
resolución impugnada, lo que traería como consecuencia, la
incolumidad de mis derechos como parte, en el expediente 10809
adelantado por el Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Agrario
del Estado Trujillo.

Pido que la notificación se practique al accionado Adolfo Gimeno


Paredes, en la sede del Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil, Transito, Agrario, Bancario y Constitucional de la
Circunscripción Judicial del Estado Trujillo, y así mismo, a la Fiscalía
Superior del Ministerio Público.

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