Este documento describe una acción de amparo constitucional presentada por José Gregorio Andara Lozada contra una decisión judicial del Juez Adolfo Gimeno Paredes. Andara Lozada argumenta que la decisión del juez, que negó su condición de parte en un caso de posesión de tierras, violó sus derechos a la tutela judicial efectiva y al debido proceso. Además, sostiene que la acción de amparo procede cuando un juez actúa fuera de su competencia o viola derechos constitucionales, como ocurrió en
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Este documento describe una acción de amparo constitucional presentada por José Gregorio Andara Lozada contra una decisión judicial del Juez Adolfo Gimeno Paredes. Andara Lozada argumenta que la decisión del juez, que negó su condición de parte en un caso de posesión de tierras, violó sus derechos a la tutela judicial efectiva y al debido proceso. Además, sostiene que la acción de amparo procede cuando un juez actúa fuera de su competencia o viola derechos constitucionales, como ocurrió en
Este documento describe una acción de amparo constitucional presentada por José Gregorio Andara Lozada contra una decisión judicial del Juez Adolfo Gimeno Paredes. Andara Lozada argumenta que la decisión del juez, que negó su condición de parte en un caso de posesión de tierras, violó sus derechos a la tutela judicial efectiva y al debido proceso. Además, sostiene que la acción de amparo procede cuando un juez actúa fuera de su competencia o viola derechos constitucionales, como ocurrió en
Este documento describe una acción de amparo constitucional presentada por José Gregorio Andara Lozada contra una decisión judicial del Juez Adolfo Gimeno Paredes. Andara Lozada argumenta que la decisión del juez, que negó su condición de parte en un caso de posesión de tierras, violó sus derechos a la tutela judicial efectiva y al debido proceso. Además, sostiene que la acción de amparo procede cuando un juez actúa fuera de su competencia o viola derechos constitucionales, como ocurrió en
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CIUDADANO
JUEZ SUPERIOR EN LO AGRARIO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ESTADO TRUJILLLO. SU DESPACHO.
Yo, JOSE GREGORIO ANDARA LOZADA, venezolano, mayor
de edad, titular de la cedula de identidad N° 11.616.469, residenciado en sector Lomas de Piedras Negras, Parroquia Monseñor Carrillo, Municipio Trujillo del Estado Trujillo, debidamente asistido por ALBERTO PERDOMO BRICEÑO, abogado en ejercicio, inscrito en el I.P.S.A bajo el Nº 104.223, con domicilio procesal en la Avenida Independencia, Edificio Don Alberto, Oficina Nº 5, Municipio y Estado Trujillo; respetuosamente ocurro ante su autoridad, de conformidad con el artículo 27 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y los artículos 1 y 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales con el objeto de interponer acción de Amparo Constitucional, contra el acto lesivo ocasionado, por el Titular del Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Trujillo, Dr. ADOLFO GIMENO PAREDES, con ocasión a su labor jurisdiccional respecto a la sentencia interlocutoria que emanara de dicho Tribunal en fecha 29 de Abril de 2009, por medio de la cual DESCONOCIÓ LA CONDICION DE PARTE DEL DEMANDADO, toda vez, que dicha decisión judicial ocasionó la violación de los Derechos y Garantías fundamentales de mi persona, consagrados en los artículos 26 y 49 numeral 1, referidos al Derecho a la Tutela Judicial Efectiva y Garantía del Debido Proceso integrada por el Derecho a la Defensa en todo estado y grado del proceso.
DE LOS HECHOS.
En el mes de noviembre del año 2008, el ciudadano Nelson
Ramón Troconis Parilli, interpuso querella interdictal en mi contra, arguyendo una presunta lesión de su derecho de posesión recayendo en el Tribunal regentado por el Agraviante, el conocimiento en fuero agraria de la referida acción posesoria, bajo el expediente N° 10.809. De manera inmediata el tribunal de la causa procedió a constituirse en fecha 09/12/2008, en terrenos que vengo poseyendo legítimamente desde hace muchos años y en los cuales he fomentado mejoras, con la intención de llevar a cabo una inspección judicial para verificar los supuestos actos arbitrarios desarrollados en contra del demandante; oportunidad en la cual el accionado Dr. Adolfo Gimeno Paredes, en presencia de los funcionarios del tribunal, el querellado y mis familiares, me manifestó que cuando dictara las medidas, yo debía respetarlas, porque de lo contrario, seria cometer un delito al ir en contra de la voluntad de un Tribunal de la República.
Apercibido de esta manera, que el ciudadano Nelson Troconis,
con quien he sostenido variadas controversias jurídicas, en esta nueva oportunidad, procura hacerse con un derecho de paso, el cual me afectaría de manera incalculable desde varias perspectivas, toda vez que, el referido ciudadano pretende lograr un acceso a sus potreros, por el centro de mis bienhechurías, es decir, instaurar un paso de ganado vacuno por el frente de mi hogar, con el agravante que, el aludido ciudadano y mi persona hemos confrontado en el campo personal; me dirigí a la sede del Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Agrario del Edo. Trujillo, con la finalidad de imponerme a modus propio de los hechos y el derecho, por los cuales en esta oportunidad me encuentro en la situación de sub Judice; logrando contemplar en el expediente Nro. 10.809, que efectivamente fui demandado, por lo que, me proveí de manera inmediata de los servicios de dos profesionales del derecho, entre ellos, el abogado Alberto Perdomo Briceño, quien en reiteradas oportunidades precedentes, ha sostenido y defendido mis intereses. Así las cosas, en fecha 10/12/2008, otorgue poder al referido abogado, quien me asiste en esta acción extraordinaria, esto con la finalidad de lograr ejercer mi derecho a la defensa efectiva, por medio de asistencia técnica; no obstante a ello, en fecha 29/04/2009 el Juez agraviante, produjo un auto o resolución, por medio del cual, señaló que: “Vista la diligencia que antecede, de fecha 10 de diciembre del 2.008, suscrita el ciudadano José Gregorio Andara Lozada, titular de la cédula de identidad No. 11.616.469, parte demandada en el presente juicio, debidamente asistido por el profesional del derecho Marco Antonio Soler, inscrito en el Inpreabogado bajo el No. 121.329, mediante la cual otorga poder Apud Acta a los abogados en ejercicio ALBERTO PERDOMO, Inpreabogado N° 104.223 y el antes identificado MARCO ANTONIO SOLER, a fin de que sostengan y representen conjunta o separadamente sus intereses en la presente causa; este Tribunal visto que en la presente causa no se ha dictado auto de admisión de la querella, ni se han ejecutado las posibles medidas a dictar en el mismo, y conforme a lo previsto en el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil no ha sido ordenada la citación del querellado, de manera que no ha sido llamado a ser parte en este proceso, no puede el querellado de autos hacerse parte en el presente procedimiento, razón por la cual no se tiene como parte en el mismo.”.
Actividad jurisdiccional que violenta de manera flagrante mi
derecho a la defensa, por negarme la participación en el proceso desde sus inicios, conculcando con ello la oportunidad de defenderme, por medio de argumentaciones o actividades, que permitirían evitar, se establezcan en mi contra, medidas cautelares agraviantes de mis derechos a la propiedad y posesión, así como, de otros de mayor transcendencia, por ser inherentes a la persona humana, tales como, el derecho a la integridad psíquica, derecho a la libertad de tránsito, derecho a la privacidad y derecho a la paz familiar; actividad procesal cercenada, entre las que se contaría, la posibilidad de arrastrar al proceso elementos de convicción que, pulverizaría la imaginaria necesidad del demandante Nelson Troconis, de tener que transitar con su ganado por la puerta de mi hogar, ya que, desde la fecha nueve (09) de Diciembre de 2008, en la cual el agraviante realizó la inspección judicial, hasta el día de hoy, habiendo trascurrido cinco (05) meses, han variado las circunstancias, concretamente con la construcción de una carretera que da acceso y comunica la finca del demandante, con todos los potreros de éste.
Ahora bien, la conducta jurisdiccional del agraviante, por medio
de la resolución de fecha 29/04/2009, desbasta cualquier oportunidad de defensa, negando mi condición de parte, bajo una argumentación confusa, por cuanto en la misma resolución aludida e impugnada, me otorga la cualidad de parte, para advertirme sobre sus problemas con mi abogado Alberto Perdomo Briceño; a tal punto, me ha afectado la proscripción hecha por el agraviante del proceso que se me instaura, que se me negó, la certificación de la decisión por esta vía impugnada, a lo cual haré referencia más adelante, por ser obligante para este tipo de amparo, el acompañamiento de la copia certificada de la decisión impugnada, como requisito indispensable para la admisión del mismo.
DEL DERECHO. Procedencia de la Acción de Amparo Constitucional Contra la Presente Decisión Judicial.
Al estar en presencia de una acción extraordinaria, que irrumpe
justificadamente, -debido a la relevancia de los Bienes Jurídicos tutelados por esta vía-, contra la normalidad procesal y el Principio de la Impugnabilidad Objetiva, el Legislador Ordinario estableció las exigencias a las que se tiene que someter el accionante de Amparo Constitucional contra una resolución o sentencia judicial como el caso bajo análisis, en tal sentido, a fin de dar cumplimiento a dichas exigencias apreciadas en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo, circunscritas en demostrar: 1) Que el Juez actúa fuera de su competencia. 2) La violación de un derecho constitucional. 3) La inexistencia de otra vía procesal breve y eficaz para el restablecimiento de la situación jurídica infringida, procedo a indicar:
1.- Actuación del Juez fuera de su competencia.
La incompetencia, a la que se refiere el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo, se enmarca en la actividad del Órgano Jurisdiccional fuera de su competencia constitucional o sustancial, por lo que no sólo debe entenderse en su sentido formal o procesal, es decir, la competencia referida a la materia territorio y cuantía. La interpretación de esa disposición jurídica, ha sido ampliamente debatida por la Doctrina y Jurisprudencia patria, la cual se ha pronunciado de manera uniforme en sostener dicho criterio, por lo que sin lugar a dudas, la referida incompetencia abarca los términos de usurpación de autoridad, usurpación de funciones o extralimitación de funciones, toda vez que un Juez, aún actuando dentro de su competencia en el sentido procesal estricto, puede hacer uso indebido de sus facultades o actuar contra la Ley emitiendo resoluciones o sentencias que lesionen un derecho constitucional; interpretándose en consecuencia que el indefinido termino de Incompetencia, incluye cualquier error grave en la interpretación del derecho controvertido.
En abono de dicha afirmación, nos encontramos con las
siguientes decisiones: Sala de Casación Penal, decisión de fecha 26 de junio de 1996: “Asimismo esta Sala ha establecido en anteriores decisiones que, las expresiones ‘abuso de poder’ y ‘extralimitación de atribuciones o funciones’, tiene jurídicamente un mismo significado; violación de la Ley. En efecto, el Juez que abusa de poder o se extralimita en sus atribuciones, lo que está haciendo en definitiva es violar la Ley”.
Sala Constitucional, decisión de fecha 2 de marzo de 2001:
“Ahora bien, el artículo 4 de la Ley Orgánica in commento, preceptúa que ‘[...] procede la Acción de Amparo cuando un Tribunal de la República, actuando fuera de su competencia, dicte una resolución o sentencia u ordene un acto que lesione un derecho constitucional’. La doctrina especializada en la materia viene planteando que la palabra ‘competencia’ –como un requisito indicado en el transcrito artículo 4- no tiene el sentido procesal estricto, por cuanto no se refiere sólo a la incompetencia por la materia, valor o territorio, sino también corresponde a los conceptos de abuso de poder o usurpación o extralimitación de funciones y, en consecuencia, opera cuando esa actuación lesione o vulnere derechos o garantías constitucionales. En efecto, el juez, aun actuando dentro de su competencia, ‘[...] entendida ésta en el sentido procesal estricto, puede hacer uso indebido de las facultades que le están atribuidas para fines totalmente distintos al que se le confirió o actuar haciendo uso indebido de ese poder, independientemente del fin logrado, al dictar una resolución o sentencia que lesione un derecho constitucional’.
En este mismo sentido, la Sala Constitucional en sentencia
de fecha 20 de febrero de 2001, señaló lo siguiente: “Así pues, es requisito de procedencia del amparo contra decisiones judiciales, que el juez accionado haya actuado fuera del ámbito de su competencia, entendida ésta no sólo desde el punto de vista procesal (por la materia, por el territorio y por la cuantía), sino cuando se refiere más al aspecto constitucional de la función pública, a saber: la Constitución y la ley definirán las atribuciones de los órganos que ejercen el Poder Público, cada una de las ramas del Poder Público tiene sus funciones propias y toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos (Vid. Artículos 136, 137 y 138 de la Constitución). En otras palabras, también se considera que el órgano jurisdiccional actúa fuera de su competencia, cuando existe extralimitación o abuso de poder o usurpación de funciones”.
Ahora bien, expuesto lo anterior, resulta necesario determinar si el
titular del Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Agrario del Estado Trujillo, en el desarrollo de su actividad jurisdiccional, por medio de la sentencia interlocutoria impugnada por esta vía extraordinaria, incurrió en un error grave de derecho, que se pueda esbozar como una extralimitación de sus funciones o acto arbitrario, en razón de ello, se debe señalar que tal cual como se refirió en el presente escrito, en la parte identificada como DE LOS HECHOS, el ciudadano Juez, desconoció lo estatuido por el constituyente, respecto al derecho a la defensa, bajo un argumento apartado de la debida interpretación de las normas legales, al superponer lo establecido en el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil, por encima del artículo 49.1 Constitucional; pero a la vez, otorgándole una interpretación a la norma legal, referida a los interdictos, que se aparta de la intensión del legislador, cuando asumió que, a tenor con el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil, se puede desconocer la condición de parte del Querellado, hasta tanto, no se admitan las medidas cautelares o se admita la querella, lo cual es totalmente desacertado, al contemplar la norma mencionada, en la cual se dispone: “Artículo 701. Practicada la restitución o el secuestro, o las medidas que aseguren el amparo, según el caso, el Juez ordenará la citación del querellado, y practicada ésta, la causa quedará abierta a pruebas por diez días. Concluido dicho lapso las partes presentarán dentro de los tres días siguientes, los alegatos que consideren convenientes, y el Juez, dentro de los ocho días siguientes dictará la sentencia definitiva. Esta sentencia será apelable en un solo efecto, pero el Tribunal remitirá al Superior el expediente completo de las actuaciones. El Juez será responsable de los daños y perjuicios que cause por su demora en dictar la sentencia prevista en este artículo.” De lo parcialmente trascrito, no se contempla que, el legislador haya pretendido, negar la participación del querellado como parte en el proceso, hasta tanto no se practique su notificación, sobremanera, cuando toda la normativa adjetiva, debe desarrollarse atendido las llamadas Garantías Procesales Constitucionales, en el caso que ocupa nuestra atención, respetando el derecho a la defensa en todo estado y grado del proceso.
2.- La Violación de un Derecho Constitucional.
El accionar de la Titular del Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Agrario del Estado Trujillo, devino en una situación pluriofensiva de los derechos constitucionales de mi persona, al insurgir como un obstáculo a los derechos, a la Tutela Judicial Efectiva, derecho a la libertad personal y Garantía del Debido Proceso Integrada por el Derecho a la defensa y a ser oído oportunamente.
a) Violación al derecho a la Tutela Judicial Efectiva.
El artículo 26 de la República Bolivariana de Venezuela se presenta como una de las grandes innovaciones de la naciente República Bolivariana, donde se consagra a la justicia como un valor superior de su ordenamiento jurídico y a su vez se privilegia el resguardo de los derechos humanos en la vida de la República; en ese entendido surge como una garantía de esos postulados el derecho de todos los justiciables a exigir del Estado Venezolano en su rama judicial, la eficacia palpable de los órganos que ejercen la jurisdicción, por lo que para algunos tratadistas la tutela judicial efectiva abarca el derecho al acceso a los órganos de justicia, a un proceso sin dilaciones indebidas, a decisiones motivadas y congruentes y que no sean jurídicamente erróneas. Respecto al último punto, debemos señalar que, la exigencia de una decisión ajustada a derecho, forma parte del ideario colectivo, el cual espera que de sus tribunales emanen decisiones fundadas en derecho, congruentes con el estado Social de Derecho y Justicia, en consecuencia, observadoras y respetuosas de los Principios y Garantías Constitucionales.
Al cotejar lo expuesto, con la actividad jurisdiccional
desarrollada por el ciudadano Juez Agraviante, con ocasión a la sentencia interlocutoria por este medio impugnada, se concluye que aquel, se apartó de los lineamientos Constitucionales para fundar la referida decisión, cuando supedito Derechos Constitucionales a normas de rango legal, la cual de modo alguno afecta la posibilidad de participación del suscrito en la querella interpuesta en mi contra, al apuntar lo siguiente:
“Vista la diligencia que antecede, de fecha 10 de diciembre del 2.008,
suscrita el ciudadano José Gregorio Andara Lozada, titular de la cédula de identidad No. 11.616.469, parte demandada en el presente juicio, debidamente asistido por el profesional del derecho Marco Antonio Soler, inscrito en el Inpreabogado bajo el No. 121.329, mediante la cual otorga poder Apud Acta a los abogados en ejercicio ALBERTO PERDOMO, Inpreabogado N° 104.223 y el antes identificado MARCO ANTONIO SOLER, a fin de que sostengan y representen conjunta o separadamente sus intereses en la presente causa; este Tribunal visto que en la presente causa no se ha dictado auto de admisión de la querella, ni se han ejecutado las posibles medidas a dictar en el mismo, y conforme a lo previsto en el artículo 701 del Código de Procedimiento Civil no ha sido ordenada la citación del querellado, de manera que no ha sido llamado a ser parte en este proceso, no puede el querellado de autos hacerse parte en el presente procedimiento, razón por la cual no se tiene como parte en el mismo.”.
Tal como se evidencia, el accionado invirtió por medio de un
muy particular raciocinio, la escala de valores, al establecer palabras más, palabras menos, que en el proceso interdictal, se puede afectar e incluso anular, la protección Constitucional del debido proceso, ya que, le es negada la participación al accionado, hasta tanto en su contra no se hayan dictado medidas cautelares, es decir, luego de haberlo afectado; de igual manera, en la sentencia impugnada, se contempla en su parte final, la siguiente expresión del agraviante:
“Así mismo, visto que entre el abogado Alberto Perdomo y el
Juez Titular de este despacho existe causal de inhibición la cual fue declarada con lugar por el Juzgado Superior en lo Civil y Mercantil de esta Circunscripción Judicial, se le advierte a la parte que el referido abogado no puede actuar en este Tribunal, mientras que el Juez Titular de este Despacho permanezca ejerciendo las funciones como tal.”. (resaltado propio).
Significando tal aseveración, una evidente confusión en la
mentalidad del agraviante respecto a la cualidad que tengo en el proceso, resultando dicha disyuntiva, un estado de incertidumbre jurídica para el suscrito.
b) Garantía del Debido Proceso Integrada por el Derecho a
la defensa y a ser oído oportunamente.
Los hechos denunciados como agravios, en la presente acción
extraordinaria, conculca el derecho al debido proceso de mi persona garantizado en el artículo 49. 1 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, referido al derecho a la defensa y asistencia jurídica de los justiciables, reflejada entre otras garantías, en el derecho que tiene el accionado, en cualquier tipo de proceso, a ser notificado o de intervenir bajo propia iniciativa, a fin de tener la oportunidad de disponer del tiempo suficiente, en razón del derecho a la defensa e igualdad, para arrastrar al proceso los elementos de convicción que disponga, a fin de desvirtuar los hechos que se le pretenden imputar y así lograr evitar ser afectado por una medida gravosa o por lo menos poder defenderse de ella. En tal sentido, se ha pronunciado la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencias N° 515 de 31705/2000 y 2 de 24/01/2001; destacándose en la primera de ellas, el siguiente extracto:
“En la jurisprudencia española, la garantía
constitucional de la defensa ha sido considerada en los términos siguientes:
“... la prohibición de la indefensión (...) implica el respeto del esencial principio de contradicción” (Sentencia del Tribunal Constitucional Español 48/86, de 26 de abril).
"... (el) derecho de defensa implica, pues, la posibilidad de un juicio contradictorio en que las partes puedan hacer valer sus derechos e intereses legítimos” (Sentencia del Tribunal Constitucional Español 123/189, de 6 de julio).
".. (debe respetarse) el derecho de defensa de las partes contendientes o que legalmente debieran serlo, mediante la oportunidad dialéctica de alegar y justificar procesalmente el reconocimiento judicial de sus derechos e intereses . Este derecho de defensa y bilateralidad, por otra parte ya reconocido legalmente antes de la Constitución, y expresado bajo el clásico principio procesal nemine damnatur sine auditur, se conculca, como ha señalado este Tribunal, cuando los titulares de derechos e intereses legítimos se ven imposibilitados de ejercer los medios legales suficientes para su defensa –S de 23 de noviembre de 1981, R 189/1981-, proscribiendo la desigualdad de las partes –S de 23 de abril de 1981, R 202/1981-, por contener tal norma un mandato dirigido al legislador y al intérprete en el sentido de promover la contradicción –S de 31 de marzo de 1981, R 197/1981-" (Sentencia del Tribunal Constitucional Español 4/1982, de 8 febrero).
En suma, cabe afirmar que el contenido esencial del derecho fundamental que, para el justiciable, representa la garantía constitucional de la defensa en el proceso, estriba en la posibilidad, normativamente tutelada, de obrar y controvertir en los procesos en que haya de juzgarse sobre sus intereses in concreto. Por tanto, se configura un supuesto de indefensión cuando, en determinado procedimiento judicial, se causa perjuicio directo e inmediato a un sujeto de derecho sin habérsele dado audiencia, esto es, sin habérsele permitido el ejercicio de su derecho de contradicción.” (Resaltado Propio).
Por otro lado, la segunda de las referidas, estableció:
“Al respecto observa la Sala que la violación al derecho a la defensa existe cuando los interesados no conocen el procedimiento que pueda afectarlos, se les impide su participación en él o el ejercicio de sus derechos, se les prohíbe realizar actividades probatorias o no se les notifican los actos que los afecten…”; con ambas posiciones jurisprudenciales, se puede afirmar concluyentemente, la existencia ineludible de la obligación por parte del Estado, en este caso, representado por el agraviante, ha observar y asegurar, el derecho a la defensa de todo justiciable, incluyendo a mi persona, en los procesos incoados, donde se tenga un interés legitimo, resultando relevante destacar lo trascrito ut supra, en el sentido de que: (debe respetarse) el derecho de defensa de las partes contendientes o que legalmente debieran serlo, mediante la oportunidad dialéctica de alegar y justificar procesalmente el reconocimiento judicial de sus derechos e intereses. 3.- La inexistencia de otra vía procesal breve y eficaz para el restablecimiento de la situación jurídica infringida.
Manifiesta el profesor Chavero en su obra “El nuevo Régimen
de Amparo en Venezuela”, que entre los requisitos para la procedencia de la acción de amparo, precisar que no exista “otro remedio procesal ordinario y adecuado”, distinto al ejercicio de la Tutela Constitucional, es el más complejo de determinar, el más subjetivo y discrecional, por cuanto entre otras cosas, existen innumerables circunstancias que varían en cada caso donde se solicite o se accione por esta vía excepcional, de allí -reflexiona el autor en mención-, la importancia de establecer un sistema equilibrado de convivencia entre el amparo y el resto de las acciones o recursos judiciales; en este mismo orden de ideas, se manifiesta la Profesora Rondon de Sanso, en la obra, “Amparo Constitucional”, ya que explica la misma que, “el drama radica en que si se admite el amparo siempre como vía principal, sustituiría las vías ordinarias trastocando todo el sistema procesal… el amparo por sus mismas características no es utilizable sino para situaciones extremas”; no obstante, existen algunos elementos identificatorios para determinar la excepcionalidad de la acción de amparo, entre los que se destaca, la urgencia de obtener un mandato reestablecedor y la ineficacia de otras vías judiciales ordinarias, en este punto, al confrontar lo manifestado con el caso que nos ocupa, resulta necesario destacar lo siguiente:
La situación particular, detallada en párrafos anteriores, donde
se denuncia la violación del derecho a la defensa, por cuanto el agraviante determinó en el auto impugnado, desconocer al suscrito como parte del proceso, trae como consecuencia la imposibilidad de enfrentar en los canales ordinarios, la problemática planteada, ello en razón de que el desconocimiento absoluto de mis derechos como parte del proceso, llevaron al agraviante a tener como inexistente cualquiera actividad que desarrollara ante su despacho, en el expediente 10809, incluso, intentando impedir que introduzca cualquier tipo de escrito en dicho expediente, por lo que, me vi en la obligación de formular denuncia ante la Defensoría del Pueblo, con la finalidad de lograr un exhorto por parte de dicha dependencia al agraviante, a fin de imponerlo de la obligación que tiene de recibir los escritos y diligencias que se presenten ante su despacho, tal como se observa en oficio N° DP-2101-09-00030.
Con lo referido se quiere significar que, vista la posición del
agraviante de negar la beligerancia, a los escritos por mí presentados, tal como se observa en el auto impugnado, donde se enerva los efectos del poder apud acta que le otorgara a los profesionales del derecho, resulta una ingenuidad pensar, que el agraviante le dará el curso de Ley a la apelación que se intentara en contra de la sentencia impugnada por esta vía extraordinaria; de igual manera, ha sido consecuente la doctrina jurisprudencial patria, en el sentido de reconocer en la acción de amparo, la vía expedita, aún cuando haya vía ordinaria, el medio idóneo para atacar un acto lesivo directo en contra de un derecho constitucional, siendo ilustrativas la decisión de la Sala Constitucional, sentencia N° 2029 de fecha 19-08-2002:
“La Sala observa en primer término que contra la decisión
accionada en amparo podía interponerse el recurso de apelación previsto en el artículo 181 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, que debía ser conocido por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo. La existencia de ese recurso, en principio, acarrearía la inadmisibilidad de la referida acción de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 6 numeral 5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, el cual dispone que no se admitirá la acción de amparo: “Cuando el agraviado haya optado por recurrir a las vías judiciales ordinarias o hecho uso de los medios judiciales preexistentes”.
Sin embargo en sentencia Nº 2369/01 esta Sala explicó
las situaciones en las que procede la acción de amparo en forma directa, aun cuando existan los medios ordinarios, son ellas:
a) Una vez que los medios judiciales ordinarios han sido agotados y la situación jurídico constitucional no ha sido satisfecha.
b) Ante la evidencia de que el uso de los medios judiciales ordinarios, en el caso concreto y en virtud de su urgencia, no dará satisfacción a la pretensión deducida.
Por otra parte, la Sala en reciente sentencia del 5 de junio
de 2002 (Máximo A. Romero), no declaró inadmisible la acción de amparo a pesar que a la situación analizada no se aplicaba ninguna de las excepciones expuestas, lo cual resulta procedente también en el presente caso como garantía de una tutela judicial efectiva, tomando en cuenta que, como será explicado, tal declaratoria implicaría revocar una decisión de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo que se encuentra ajustada a derecho y que, además, para la presente fecha se encuentra vencido el lapso para ejercer el recurso ordinario de apelación contra un fallo violatorio de los derechos constitucionales de la accionante de amparo.” (Resaltado Propio).
Tal circunstancia debe ser analizada en conjunto con las
circunstancias fácticas del caso y el derecho denunciado como infringido, en tal sentido se pronuncio la Sala Constitucional, sentencia N° 828 de fecha 27-07-2000, estableciendo :
“En otras palabras, la situación jurídica del ciudadano es un
concepto complejo, en el que destacan derechos y deberes, pero la acción de amparo tutela un aspecto de la situación jurídica del ciudadano que son sus derechos fundamentales, pues la defensa de los derechos subjetivos -diferentes a los derechos fundamentales y las libertades públicas- y los intereses legítimos, se realiza mediante recursos administrativos y acciones judiciales. Por ejemplo, no es lo mismo negar la posibilidad a un ciudadano de tener la condición de propietario, que una discusión acerca de la titularidad de un bien entre particulares, cuya protección se ejerce mediante una acción judicial específica: la reinvindicación. Pero, si se niega a un ciudadano su derecho a defender su propiedad, se le niega un derecho fundamental, cuyo goce y ejercicio debe ser restituido.”
Así las cosas, en el entendido que, el derecho a la defensa es
reconocido como un derecho fundamental, y la acción de amparo es una vía extraordinaria, por medio de la cual, se persigue restablecer una situación jurídica lesionada, y tomando en consideración la gravedad del hecho denunciado, así como su relevancia en la esfera de derechos constitucionales; por un lado, resultando esta la única vía expedita para su restablecimiento, ante la reiterada negativa del agraviante de reconocer mi participación en el proceso, negándoseme incluso, la certificación de copias certificadas de la resolución impugnada, peticiono formalmente que se le dé curso a la presente acción, por medio de la declaración de admisibilidad de la misma.
DE LAS PRUEBAS
Ofrezco como pruebas de la presente acción de amparo contra
decisión judicial las siguientes:
1. Copia simple de la auto de fecha 29/04/2009, en el cual se niega
mi derecho de parte, constituyéndose esta como el acto lesivo. Debe alertar quien suscribe, a ese digno tribunal constitucional, sobre la imposibilidad de acompañar con la presente acción, la copia certificada de la decisión impugnada, esto debido a que, el agraviante consecuente con su testarudez de reconocer mis derechos como parte en el proceso, en el expediente 10809, no ha permitido, que se me certifique la copia simple de la resolución, por lo que, pido formalmente, se atienda lo establecido de manera reiterada por la Sala Constitucional, respecto a la imposibilidad de la parte accionante, de acompañar la copia certificada de la sentencia, cuando tal situación no le sea imputable; destacándose sentencia 641 de fecha 26-03-2002: “la Sala considera que los amparos intentados en contra de resoluciones judiciales deben ser acompañados de copias certificadas, pues son estos instrumentos los únicos capaces de brindar al Juez Constitucional fehaciencia sobre el contenido del acto jurisdiccional cuestionado como lesivo y, por ende, le permiten verificar la certeza de las imputaciones de inconstitucionalidad denunciadas en una determinada causa.
En el caso bajo estudio, el Juez de la causa -como antes se indicara- resolvió declarar sin lugar el amparo pretendido por el presunto agraviado, aduciendo que éste no había consignado tempestivamente las copias certificadas. Ahora bien, alegó el accionante en la oportunidad de celebrarse la audiencia constitucional, que tales copias no podrían ser aportadas por cuanto el Juzgado denunciado como agraviante habría retardado su expedición. Ello así, estima la Sala que lo procedente era ordenar la apertura de una articulación probatoria destinada a verificar la certeza de la situación señalada y, posteriormente, proceder a dictar la decisión correspondiente.
Por lo anterior, debe revocarse la decisión sometida a consulta y estima la Sala, que debe ordenarse la reposición de la causa al estado de abrir la articulación probatoria a la que se hizo referencia anteriormente y, concluida ésta, dictar decisión definitiva en el presente caso” .
Atendiendo el criterio supra transcrito, formalmente me
comprometo a consignar la copia certificada en el momento de la audiencia oral, o en su defecto, presentar como elemento probatorio, todas las diligencias realizadas ante el tribunal regentado por el agraviante, con tal finalidad.
2. Oficio N° DP-2101-09-00030, emanado de la Defensoría del
Pueblo, suscrita por el abogado David Ruiz, de fecha 04-05- 2009; donde se evidencia la actividad por mí realizada, para garantizarme el derecho a la defensa, así como, la posición del defensor del pueblo, donde entre otras cosas señala, que se me debe respetar los derechos contemplados en el artículo 49 constitucional.
PETITORIO
Finalmente solicitó que la presente acción de Amparo
Constitucional sea admitida, en consecuencia se convoque a la audiencia oral y pública respectiva, a fin de sostener mi petición, que busca el restablecimiento inmediato del derecho vulnerados, que solo pueden ser restituido, por medio de la declaración de nulidad de la resolución impugnada, lo que traería como consecuencia, la incolumidad de mis derechos como parte, en el expediente 10809 adelantado por el Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Agrario del Estado Trujillo.
Pido que la notificación se practique al accionado Adolfo Gimeno
Paredes, en la sede del Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Transito, Agrario, Bancario y Constitucional de la Circunscripción Judicial del Estado Trujillo, y así mismo, a la Fiscalía Superior del Ministerio Público.