Ensayo Él

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Jorge Andrés Estebaranz Martínez

Análisis Cinematográfico
Tronco Común
Profesor: Carlos Bernardo González Soto
Ensayo: Él
Desde el primer segundo de la película, me envolvió un fuerte sentimiento de
empatía y vulnerabilidad, me ví completamente reflejado en Fransisco, nuestro
protagonista. En está fantástica pelícu la de Luis Buñuel, se toca un tema de gran
importancia: la búsqueda desesperada del control sobre la vida propia. Nuestro
personaje busca desesperadamente que todo, absolutamente todo, sea coherente con
sus idealizaciones. Al verse impotente ante el aquí y ahora, cae en un delirio
exponencialmente severo.
Al inicio de la película, se nos presenta a un personaje ansioso, confundido,
intentando aferrarse a su realidad. Ve a una mujer hermosa, atractiva, perfecta para
sus ojos. Aquel sentimiento se convierte en una obsesión en cuestión de segundos,
su ego domina, se siente con derecho sobre ella porque le pone demasiado peso a
sus pensamientos. Corre detrás de ella, con seguridad pero con un inconfundible
remordimiento hacía sí mismo.
Ahora viven juntos, logró lo que quería, pero para una mente perdida, nada es
suficiente. Delirios constantes, paranoia, y no hay mejor término aquí que chaquetas
mentales. Crea miles de escenarios en su cabeza, muchos de los cuales terminan en
tragedias, traición y desprecio. No lo soporta, no soporta que la gente tenga su
propia manera de ser, de pensar, de amar. Si no es como el lo vé, destrúyanlo.
Busca justificaciones para maltratar a Gloria, cree que es lo que salvará su sanidad,
sabiendo aún el daño que está caúsandole, física y mentalmente. Todo comenzó al
querer tenerla tras verla por primera vez, un pequeño error. Los errores fueron
acumulándose, formando una enorme bola de nieve con la que carga todos los días.
Fransisco no habla sobre sí mismo, ni un segundo. No le importa lo que siente, y esta
indiferencia se refleja en su trato con los demás.
Por breves momentos, cae en cuenta de su estupidez, de su locura. Cae rendido ante
la culpa y la vergüenza, pero, sin embargo, se difuminan para revelar un nuevo delirio
que se apodera completamente de él. Toca fondo y es llevado a un seminario, en
donde se mantiene pasivo ante su locura, pero la mantiene en silencio, sigue siendo
el mismo Fransisco Galván.

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