Modulo 3

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 108

A

lo largo de los años, las intervenciones psicológicas han perseguido el objetivo de


interpretar mejor los rasgos de personalidad de los sujetos para, en el caso de los
deportistas, mejorar su rendimiento. El ámbito deportivo vio empobrecido durante
muchos años su contenido propio en cuanto a investigaciones psicológicas, por lo cual
intentó nutrirse de estudios provenientes del campo clínico, pero sin evidencias de
aplicaciones prácticas en ese campo específico.

Autores como Gradner y Moore (2006) han investigado cómo fue evolucionando la
propuesta de intervención de la psicología en el mundo del deporte.

En este caso, se muestra que las intervenciones psicológicas que no se realizan


de manera directa sobre los deportistas, no generan resultados significativos
sobre el rendimiento deportivo.

El tipo de intervención que logró mejores resultados sobre el rendimiento


deportivo se denomina multicomponente, la cual es la combinación de
diferentes técnicas: control de activación + imaginación + objetivos o
autodiálogos + imaginación + concentración + relajación. Igualmente, no
cuentan con el respaldo empírico académico apto para ser tenidas en cuenta
como evidencia científica.
Intervención tradicional
Las técnicas aplicadas por la psicología tradicional fueron consideradas
erróneamente como específicas de la psicología del deporte. Tales técnicas eran
del tipo: pensar en positivo, controlar la activación, generar un autodiálogo y
establecer hábitos previos a las competencias. El objetivo era conquistar el
control emocional.

La corriente cognitivo-social fue furor al utilizar algunas herramientas


propuestas por diferentes autores relacionadas a, por ejemplo, la autoeficacia
percibida, la modificación de la conducta y los trastornos de origen emocional.

A pesar del paso del tiempo, se considera que no han sido superadas las antiguas
técnicas aplicadas hace más de cuarenta años. Por el contrario, se siguen
utilizando los recursos mencionados anteriormente.

Desde una mirada teórica, la corriente cognitivo-conductual se basa en el


control de los procesos internos como su principal intervención, considerando
que dichos procesos se corresponden con comportamientos negativos sobre el
rendimiento. Con esto, las técnicas tradicionales como el autodiálogo, la
imaginación positiva o la regulación de la activación, terminan generando
contradicciones con la orientación metacognitiva con base en los estímulos
externos de la tarea.
• Incorporar el conocimiento teórico utilizado en diferentes especialidades
psicológicas y adaptarlos al contexto deportivo.
• Adaptar las intervenciones a las características individuales de cada
deportista.
• Realizar las evaluaciones pertinentes e identificar qué tipo de
intervención es la más apropiada luego del análisis contextual.

La intención con lo anteriormente expuesto es mostrar evidencia de las técnicas


de intervención y su aporte a la mejora del rendimiento deportivo.

Los psicólogos deberían diseñar sus intervenciones atendiendo a las


particularidades individuales de los deportistas, considerando cada una de las
etapas de su carrera, desde los comienzas hasta su retirada, ya que cada etapa
implica exigencias específicas hacia el sujeto.
Aplicación de la psicología deportiva como
propuesta de mejora para el rendimiento
Al aplicar la psicología al mundo del entrenamiento deportivo, se pueden
reconocer siete grandes aportes que la misma realiza:
• Planificar el entrenamiento.
• Lograr la permanencia de los deportistas.
• Aprendizaje de habilidades y conductas relevantes.
• La práctica de habilidades.
• El entrenamiento en condiciones de competición.
• La preparación para dicha competición.
• La evaluación de los entrenamientos.

En todas las áreas correspondientes al entrenamiento deportivo se pueden y


deben aplicar estrategias psicológicas para favorecer el trabajo a realizar con los
deportistas. Algunas de estas estrategias deben ser aplicadas por el entrenador
y otras, por los deportistas. Las más complejas deben ser aplicadas por los
psicólogos deportivos.

El psicólogo es el responsable de llevar a cabo las evaluaciones pertinentes y


organizar la planificación de las intervenciones. El entrenador y el psicólogo
tienen un trabajo complementario.

Para resumir, la aplicación de las ciencias psicológicas al deporte puede ser


decisiva.
En este apartado, la intención es tratar aspectos que se consideran cruciales para
poder realizar un trabajo psicológico adecuado. La mayoría de las cuestiones que
se van a señalar no suelen ser consideradas en la formación académica de base y
se van aprendiendo a lo largo de los años.

Hasta el momento no se han detenido a analizar esta temática de manera


explícita, pero no por ello es menos importante a la hora de presentar un
proyecto para un club con intenciones de trabajar y abordar aspectos
psicológicos en sus sujetos-deportistas. De hecho, se conocen muchos trabajos
muy bien estructurados y planificados de buenos profesionales que, por haber
desmerecido la importancia de estas cuestiones previas que mencionaremos, no
han podido obtener los resultados esperados.

En el momento de incorporar un psicólogo a la institución deportiva, este puede


ser contratado por el entrenador o por los mismos dirigentes. En este caso, el
psicólogo presta sus servicios como profesional de la salud y los deportistas se
transforman en sus pacientes.

Puede suceder también que entrenador y dirigente sean clientes, como en el caso
de un entrenador que decide contratar los servicios de un psicólogo deportivo
para que lo ayude a mejorar la gestión del grupo. En este caso, el entrenador es
el cliente, ya que es la persona que contrata los servicios de un profesional y, a
la vez, es aquella persona con la que se formará un equipo de trabajo, pero esto
no siempre es así. Si, por el contrario, es el presidente o director deportivo de un
pequeño club la persona que está interesada en los servicios del psicólogo, este
también será el cliente. Dependiendo del trabajo que se vaya a desempeñar en
esta entidad, el objetivo del trabajo puede ser formar a los entrenadores en
algunas competencias, trabajar con algún jugador en concreto y/o realizar
formación a los padres.

Una de los motivos por lo que se aconseja hacer la diferenciación entre estos dos
conceptos (paciente – cliente), es porque puede haber situaciones en las que el
cliente tenga un objetivo en mente y una expectativa del tipo de trabajo que se
pretende por parte del psicólogo, mientras que las personas con las que se
trabaja (por ejemplo, entrenadores) tienen otro objetivo, lo que generalmente
trae problemas posteriores.

A continuación, se expondrá un caso concreto en el que queda reflejado que los


objetivos que puedan tener en mente uno y otro pueden ir en direcciones
opuestas. Pongamos por caso el de un psicólogo que contratan a mitad de
temporada para aportar sus conocimientos y trabajar en la formación de un
grupo de nadadores que compiten a nivel nacional. El cliente es el director
técnico de ese club de natación y le deja claro que su trabajo ha de ir orientado a
mejorar las competencias psicológicas de esos cuatro nadadores que
continuarán la próxima temporada en el club. Por el contrario, cada día que el
psicólogo va a las instalaciones, conversa con el entrenador del grupo élite de
nadadores, conformado por los cuatro con los que trabajará, más otros dos que
no continuarán la próxima temporada en el club. Como los campeonatos finales
son en un par de semanas y el entrenador quiere que sus nadadores obtengan los
mejores resultados posibles, le propone que dedique parte del tiempo a trabajar
con los cuatro nadadores que podrán competir en los campeonatos nacionales
(dos son del grupo de cuatro que continuarán y los otros dos son nadadores que
terminan en el club esta temporada).

En el caso expuesto anteriormente, el director técnico contrata al psicólogo


deportivo con un objetivo claro a mediano plazo: la mejora de las competencias
psicológicas del grupo de nadadores. Mientras que el entrenador está
preocupado por los resultados que obtendrá en la competición que tiene de aquí
a un par de semanas y le propone al psicólogo que dedique tiempo a dos de los
nadadores que no continuarán la próxima temporada. Aquí se evidencia un
problema que surge con frecuencia en las instituciones deportivas, los técnicos
o coordinadores deportivos tienen intereses u objetivos diferentes al de los
entrenadores directos con respecto a lo que quieren de, en este caso, un
psicólogo deportivo.
Intervención
A continuación, se puede destacar la importancia del periodo de
observación que tiene lugar en el momento en el que el psicólogo deportivo se
incorpora al equipo o club con el que va a desempeñar su trabajo durante la
temporada o el periodo bajo el cual fue contratado. En esta fase o etapa, el
objetivo es recabar toda la información posible para conocer en detalle la
organización en la que se incorporará y con la que desarrollará sus
intervenciones, para que, de este modo, se pueda diseñar e implementar de
manera efectiva el plan de acción.

La mayoría de las personas que son contratadas tienen ciertas inseguridades


propias que provocan que sientan un importante deseo de identificar que su
trabajo es útil y, a la vez, sentirse reconocidas por el otro. Este sentimiento que
experimenta un profesional que acaba de ser contratado provoca una
precipitación que lleva a que tienda a menospreciar esta fase de observación y de
toma de información, lo que genera que comience a intervenir de manera
precipitada o sin tener información que le puede resultar muy valiosa.
En esta primera fase o etapa de búsqueda de información, se recomienda realizar
reuniones con los distintos agentes que se encuentran en el entorno deportivo
con el propósito de poder conquistar una idea más completa sobre las
características de la organización y su funcionamiento.

En los primeros días, se recomienda observar los diferentes estilos de


entrenadores, preparadores físicos, delegados, fisioterapeutas, dirigentes,
personal de manteniendo, padres, etcétera. Mientras más información se logre
recaudar con respecto a las personas que forman parte del día a día de la
institución en la que se trabajará, mejor contexto se tendrá para las futuras
intervenciones.

A modo de ejemplo, se muestran modelos de fichas observacionales utilizadas


por cuerpos de psicólogos en Futbol Club Barcelona - FCB.

Habilidades psicológicas a observar en los deportistas:

Para conocer mejor el contexto, se han preparado unas preguntas que ayudarán
a conocer más la realidad. En este caso, se pide la mayor sinceridad posible. Estas
preguntas están pensadas única y exclusivamente para el desarrollo personal-
profesional.

• 1

¿Has trabajado en alguna ocasión con un psicólogo del deporte?

• 2

¿Qué expectativas tienes del trabajo que podamos realizar?

• 3

Detalla las habilidades que crees tener y las que piensas que aun debes
desarrollar.

• 4

¿Piensas que compites como entrenas? ¿O piensas que entrenas mejor de


lo que compites? (Si hay alguna diferencia, ¿sabrías decir el motivo?).

• 5

A nivel psicológico, ¿qué habilidades piensas que ha de tener un deportista


para ser completo?
• 6
Después de haber pensado en tus puntos fuertes y menos fuertes, ¿en qué
te gustaría mejorar?
El mismo procedimiento se realiza con respecto a la opinión que los sujetos-
deportistas tienen sobre sus entrenadores y directivos:

• 1

¿Qué habilidades consideras que reúne tu entrenador y cuáles crees que le


faltan?
• 2
A nivel psicológico, ¿qué habilidades piensas que ha de tener un
entrenador para ser completo?
En cuanto a las entrevistas con los entrenadores, se puede plantear lo siguiente:

• 1

¿Qué habilidades consideras que reúne el equipo y cuáles crees que le


faltan?

• 2

¿Piensas que tu equipo compite como entrena? ¿O piensas que entrena


mejor de lo que compite? (Si hay alguna diferencia, ¿sabrías decir el
motivo?).

• 3

A nivel psicológico, ¿qué habilidades piensas que ha de tener un deportista


para ser completo?

• 4

¿Qué virtudes crees que tienes en relación con la gestión del equipo?
(Enumera un mínimo de 3).
• 5
Después de haber pensado en tus puntos fuertes y menos fuertes, ¿en qué
te gustaría mejorar?
Características de la entrevista como instrumento
de trabajo
La entrevista como instrumento de investigación es fundamental. Es a través de
estas metodologías que se logra acceder a los pensamientos de los sujetos, pero,
sobre todo, es una puerta que se abre para descubrir las cotidianeidades y la
dinámica relacional de los mismos. La entrevista debe ser vinculada y
fundamentada con base en una problemática a investigar y la estrategia para
abordarla.

Mediante la entrevista, se logra construir la realidad de un determinado grupo y


la fuente de esta información son los entrevistados. La misma se desarrolla cara
a cara con el entrevistado y se la considera una instancia íntima. Generalmente,
el entrevistado comenta con base en sus experiencias y los investigadores
codifican señales del tipo actitudinal, conductual, expectativas y percepciones.

“Una relación diádica canalizada por la discursividad, propia de la cotidianidad,


bajo la condición de encuentros regidos por reglas que marcan márgenes
apropiados de relación interpersonal en cada circunstancia. Ésta permite
acceder al universo de significaciones de los actores, haciendo referencia a
acciones pasadas o presentes, de sí o de terceros, generando una relación social,
que sostiene las diferencias existentes en el universo cognitivo y simbólico del
entrevistador y el entrevistado (Guerrero, s/d: 2)”.

A continuación, se mencionarán los tipos de entrevistas que se pueden utilizar


como propuestas de abordaje para el descubrimiento del entorno de trabajo. No
es el propósito de esta unidad detallar en profundidad esta temática, sino
comentar cuáles son las posibles herramientas con las que se pueden realizar los
abordajes en una primera instancia.

Tipos de entrevista:

• 1

La entrevista clínica (psicoanálisis, psicoterapia).

• 2

La entrevista profunda.

• 3

La entrevista de respuestas libres.

• 4

La entrevista centrada.
• 5

La entrevista de preguntas abiertas.


• 6
La entrevista de preguntas cerradas.

Otro de los instrumentos a solicitar por parte del psicólogo una vez que
comienza su intervención en la institución deportiva es el organigrama de la
organización. Es un elemento de gran utilidad que puede ayudar mucho a la
ubicación en la nueva estructura de trabajo y mejorar la intervención a la hora
de dirigirse a las diferentes personas con las que se trabajará.

En este sentido, se parte de la idea de que no todas las organizaciones disponen


de sus organigramas y, las que sí lo tienen, no necesariamente están
actualizados. Aun así, se debe considerar que tener en mente este elemento
puede ser muy útil a la hora de ubicarse en la estructura organizativa del club y
conocer los distintos departamentos, jerarquías y competencias de unos y otros.
De hecho, si aquella institución a la que el profesional se incorpora no cuenta
con el organigrama, se propone que, en función de la información que se
obtenga en esta primera fase de observación, se confeccione un organigrama
propio.

La confección del organigrama con base en las observaciones es una


herramienta muy útil e incluso es posible presentárselo a las autoridades, en
caso de que no dispongan de uno. Esto ayuda en la organización y distribución
de roles.

Una vez que se haya recopilado toda la información posible, se encontrarán con
una gran cantidad de información a procesar, tanto la aportada por todas
aquellas personas con las que se ha ido hablando y los juicios propios y
profesionales.

En términos de ideal, excelente sería que las distintas conversaciones que se


hayan tenido con todo el entorno se orientaran a un único objetivo de trabajo
común a todos ellos, pero esto no suele ser así. Generalmente, cada persona con
la que se entabla una conversación suele tener un objetivo en mente diferente al
del otro e incluso una expectativa distinta de lo que significa el trabajo que le
ocupa realizar al psicólogo. Como se mencionó anteriormente, un dirigente no
tiene los mismos objetivos que el técnico del equipo y esto termina desviando
los objetivos institucionales. He aquí otra de las ventajas de realizar las
observaciones mediante herramientas tan potentes como son el diálogo y la
observación. El registro de dichos acontecimientos se termina transformando
en uno de los recursos más importantes del psicólogo al ingresar en una
institución deportiva.
¿Hasta dónde debe intervenir el psicólogo
deportivo?
Se debe comenzar a diferenciar aquello que está dentro de la competencia del
psicólogo deportivo de aquello que no lo está. Uno de los errores más frecuentes
por parte de los psicólogos es querer tener incidencia en más aspectos de los que
en realidad podrá intervenir. El anhelo por pretender que aquello que se
realizará tenga una repercusión clara y directa puede generar que se aventuren
a prometer y contribuir en más aspectos de los que en realidad se puede tener
influencia. Este hecho se ve mucho más acentuado en aquellos profesionales con
poca práctica y experiencia. Es determinante comenzar con objetivos claros,
concretos y alcanzables.

Son varios los inconvenientes producto de no saber diferenciar entre lo que está
dentro de las competencias y lo que no lo está. Uno de los mayores
inconvenientes es:
• No delimitar claramente cuál será el objeto de trabajo y qué queda fuera
de dichos objetivos en una primera etapa.
• Generar falsas expectativas en el grupo. En caso de conquistar
determinados resultados, esto no debe generar el entusiasmo de prometer
mejoras, ya que, si las mismas no se consiguen, los demás medirán el fallo
y no el éxito.

Se debe destacar que, en este tipo de trabajos, los fracasos deportivos tienen más
peso que el mismo éxito. Se pueden tener miles de resultados positivos, pero
cuando no se miden correctamente las expectativas reales, las posibilidades de
fallo aumentan.

En todo este proceso: el primer día que se contacta con la organización, la


reunión con el personal que trabaja en ella, las interacciones con los padres, el
trato con los sujetos-deportistas, etcétera, deben estar caracterizadas por el
psicólogo con humildad y prudencia, puesto que entender de las limitaciones de
la disciplina, del entorno en el que se va a trabajar y del mismo profesional, lleva
a que el planteamiento tenga mayores posibilidades de ser fructífero.

A continuación, se mencionarán algunos modelos que surgen de la


investigación científica y de la experiencia de muchos años trabajando con
deportistas de alto nivel.
La finalidad es presentar tres modelos que puedan dar una primera idea sobre
qué aspectos se podrían comenzar a trabajar con los deportistas o con los
diferentes agentes que componen una institución deportiva.

En primer lugar, se mencionará el modelo de la pirámide de Pep


Marí presentada en su libro Aprender de los campeones (2011).
• El primer estrato de esa pirámide a la que el autor hace
referencia habla de la personalidad del deportista, del entorno
del mismo y de los hábitos que lo conforman. En esta primera
etapa, el autor se plantea cuestiones con respecto a si el
deportista puede aprender. A continuación, un ejemplo
concreto referido a una de las variables mencionadas, como
puede ser un hábito. Un deportista de 17 años que practica fútbol
y se encuentra en la máxima categoría juvenil a nivel nacional.
Se observa que a este deportista le cuesta finalizar los
entrenamientos durante la semana y el entrenador le menciona
que este hecho se debe a una falta de motivación y compromiso.
Cuando se indaga un poco en el estilo de vida del deportista, se
observa que él mismo no estudia y que durante todo el día ayuda
al padre en la empresa familiar. Esto le impide poder comer de
manera correcta al medio día, ya que ingiere sólo un bocadillo a
las 13:30 y no come nada más hasta las 20:00, donde debe asistir
al entrenamiento. Si bien es verdad que se podría analizar más
en profundidad cuál es la motivación y compromiso del
deportista, se ha logrado descubrir que hay un error de base en
su ingesta calórica que le puede impedir rendir al nivel que
requieren los entrenamientos. La entrevista al deportista sobre
sus hábitos fuera de la institución revela información
determinante para la toma de decisiones.
• El segundo estrato hace referencia a los aspectos que llevan a
que el deportista quiera aprender. Menciona, por ejemplo, los
objetivos que un atleta pretende conseguir y si es consciente y
está verdaderamente dispuesto a realizar el esfuerzo que
requiere poder conseguir su meta. Un ejemplo concreto en este
caso podría ser un deportista que está entrenando en un club de
alto rendimiento, pero no está rindiendo como debería, debido
a una falta de compromiso evidente. En este caso, se ha de
identificar si realmente el sujeto es consciente de los objetivos
por los cuáles está entrenando cada día y, en segundo lugar,
identificar si los objetivos propuestos le despiertan alguna
motivación. En este caso, se reconoce que sujeto-deportista
compite y entrena en el club de alto rendimiento para seguir una
tradición familiar. Pero realmente él no tiene el interés
necesario para realizar los esfuerzos que implica el
cumplimiento de sus objetivos. Los objetivos están relacionados
con mantener la tradición familiar y no con mejorar su
rendimiento deportivo, por lo cual, no va a aprender. En este
caso, se manifiesta un claro ejemplo de un sujeto que no quiere.
• El tercer estrado de la pirámide hace alusión a saber aprender,
puesto que no todas las personas han aprendido a aprender. Un
posible ejemplo sobre esta etapa es aquel deportista que no es
capaz de reconocer los errores propios. Todos los deportistas
tienen margen de mejora para llegar a ser la mejor versión
posible de sí mismos. Si bien hay algunos que son capaces de
reconocer sus fallos y ponen el foco en por qué han cometido un
error y cómo poder rectificarlo en la siguiente oportunidad,
también hay otros que no son capaces de hacerlo, por lo que se
puede decir que no han aprendido a aprender.
• Finalizando con la pirámide, la última etapa refiere a demostrar
lo aprendido. En este caso se puede hacer referencia al
deportista que tiene buenos hábitos y buen entorno (etapa 1 de
la pirámide), está motivado y comprometido con los objetivos
que se ha marcado (etapa 2), sabe aprender, en el sentido de que
es capaz de reconocer y rectificar errores (etapa 3), pero, sin
embargo, cuando llega el momento de la competición y de
demostrar aquello que ha aprendido, no es capaz de rendir bajo
presión.
Figura 1: Pirámide deportiva.
Fuente: Pep Mari (2011).

Se recomienda registrar junto al entrenado todo lo relacionado a la vida del


deportista por fuera de la institución. El tiempo que transcurre fuera de la misma
en tan amplio que las posibilidades de que se escapen detalles son mayores. En
este caso, la comunicación con los padres es un pilar que sostiene la carrera del
deportista, sobre todo en etapas donde no son muy comunicativos, como en la
adolescencia. En dicha etapa, si están cometiendo errores por fuera de la
institución deportiva (como, por ejemplo, estar realizando una mala ingesta
calórica), escapará a la vista de sus entrenadores y ellos no lo comunicarán.

Una segunda corriente de investigación se centra en el sujeto y su relación con


el entorno y las personas que lo rodean: hablamos de la corriente ecológica.

El autor más representativo de la corriente ecológica es Bronfenbrenner, quien


centra su modelo en describir que la ecología del desarrollo humano comprende
el estudio de la progresiva acomodación mutua entre un ser humano activo, en
desarrollo y las propiedades cambiantes de los entornos inmediatos en los que
vive. Esta adecuación repercute en las relaciones que se establecen entre estos
entornos y los contextos más grandes en los que están incluidos
(Bronfenbrenner, 1986).

Las personas se consideran una entidad creciente y dinámica que está en


continua relación con los entornos en los que se desarrolla. Esta relación es
bidireccional y recíproca y no se limita el ambiente, al entorno inmediato, sino
que se extiende para incluir las interconexiones entre estos entornos y las
influencias externas que emanan de los entornos más amplios. Con esto se
pretende decir que no sólo la influencia será en el entorno visible del deportista
(familia, colegio, club), sino que también actúan relaciones que se dan en
sistemas más amplios a la persona (política, social y cultural contextual).

Uno de los aspectos más relevantes de este modelo fue situar el desarrollo
humano “dentro de un contexto”, es decir, tener en cuenta las relaciones que se
dan y las influencias que generan en el sujeto mientras está en los ambientes
reales donde vive (a diferencia de las investigaciones que se llevan a cabo en
situaciones controladas de laboratorio).

Cuando se habla de desarrollo y de manifestaciones de la conducta, se ha de


tener en cuenta cómo el sujeto percibe su entorno más que cómo se manifiesta
la realidad objetiva. Si el modo de percibir depende del grado de experiencia, la
forma de actuar será distinta. Podemos presuponer que un niño de 5 años tiene
una experiencia, un modo de percibir y de interpretar distinto al de un chico
adolescente. Y estos dos, a su vez, serán distintos de un adulto, por lo que, ante
una misma situación, la forma de actuar puede ser muy distinta. Es decir, hay
tantas realidades como cantidad de seres humanos (Bronfenbrenner, 1986).

El postulado básico de Bronfenbrenner es que los ambientes naturales son la


principal fuente de influencia sobre la conducta humana, con lo cual la
observación en ambientes de laboratorio o situaciones clínicas nos ofrece poco
de la realidad humana. Es decir, resulta necesario entender que el deportista irá
adaptándose a los ambientes que lo rodean y forman parte de su vida cotidiana
(familia, amigos, club, escuela, trabajo) y viceversa (también los entornos
próximos deberán transformarse en función de las nuevas circunstancias
personales del sujeto cuando éste comienza a tener una vida deportiva con
mayor compromiso). Hay que tener en cuenta que éstos no son los únicos
influjos que el sujeto va a recibir, ya que existen otros contextos más amplios
(ideología, cultura, políticas sociales/deportivas, etc.) que van a influenciarlo.

El tercer modelo de investigación refiere a la propuesta de Wylleman & Lavallee


(2004), la cual plantea una visión del deportista desde un punto de vista
holístico. Esto permite que, además de tener en cuenta el ámbito deportivo en el
que se desenvuelve el sujeto, se deban tener en cuenta otros tres ámbitos que
interaccionan de manera conjunta con él: el psicológico, el psicosocial y el
académico/vocacional.

El ámbito deportivo se divide en cuatro etapas. Tres de ellas corresponden al


periodo en que el deportista está en activo (iniciación, desarrollo y maestría) y
la última, se relaciona con la retirada deportiva.

Por otro lado, en el ámbito psicológico, se encuentran las diferentes etapas


madurativas que atraviesa el sujeto, desde la niñez hasta la adultez, pasando por
la adolescencia.

En el ámbito psicosocial, se señalan los agentes sociales que adquieren más


importancia a lo largo de la vida del deportista, teniendo en cuenta que estos
cambios se producen de manera gradual. En los inicios deportivos, padres,
hermanos y compañeros adquieren más importancia; luego aparece la figura del
entrenador y la pareja. A medida que el deportista se hace mayor, va
disminuyendo la influencia de algunos agentes, como, por ejemplo, los
compañeros.

Por último, el cuarto ámbito refleja los cambios que pueden aparecer desde la
esfera académico/vocacional, comenzando por la Educación Primaria,
Educación Secundaria Obligatoria y continuando con la Superior o inserción
laboral, siempre y cuando el sujeto-deportista decida continuar.
En un centro de alto rendimiento, se toma la decisión de trabajar con un psicólogo

deportivo. El motivo es la disminución del rendimiento de un grupo de deportistas. Los

entrenadores sostienen que el aporte de la psicología puede colaborar con la mejora del

grupo.

Tras las intervenciones con los deportistas y luego de un mes de trabajo, se observa un

cambio de actitud en cada uno de ellos. Esto favorece la dinámica de los entrenamientos

con la consiguiente mejora del rendimiento.

El psicólogo deportivo, en este caso, llevó a cabo un abordaje que tiene en cuenta no sólo

el ámbito deportivo en el que se desenvuelve el sujeto, sino también otros tres ámbitos

que interaccionan de manera conjunta con él: el psicológico, el psicosocial y el

académico/vocacional.
¿Qué tipo de intervención se ha realizado en este caso?

• La propuesta de Wylleman & Lavallee, que plantea una visión holística


del deportista.
• La corriente ecológica de Bronfenbrenner.
• El modelo de la pirámide de Pep Marí.
ENVIAR

El plan de intervención refiere a la planificación que se llevará a cabo en el club,


equipo o grupo de jugadores para los que se deba trabajar.

Este será de utilidad para conocer de manera concreta los objetivos y la temporalidad
con la que se trabajará, aportando, por tanto, seguridad. Por otro lado, este plan de
intervención también es práctico para el propio psicólogo deportivo, ya que le
aportará información en todo momento relacionada a qué etapa del proceso se
encuentra y hacia dónde ha de dirigirse en las acciones futuras, ayudando de este
modo a ordenar el procedimiento.

Para poder elaborar un plan de ruta con garantías es imprescindible recabar la mayor
información posible acerca de cómo se organiza la temporada en el deporte que se
vaya a trabajar, puesto que no siempre se conoce en profundidad. Por ejemplo, el
proyecto tendrá una secuenciación diferente si se habla de una temporada estándar
en un equipo de balonmano o fútbol, respecto de otros deportes como golf, pádel o
natación.

Otro aspecto a tener presente es conocer cuáles son los momentos de la temporada
donde se espera que el deportista esté preparado para competir a su máximo nivel.
En un formato tipo Liga (competición doméstica) y Champions League (competición
europea), se sabe que es a partir de abril-mayo cuando llegarán los momentos más
importantes de la temporada. Sin embargo, habrá otros deportes como el atletismo
donde el deportista con su equipo de trabajo decidan dedicar una buena parte de su
esfuerzo a la competición en pista cubierta que tiene lugar en la primera mitad de la
temporada (finaliza sobre marzo) y no a la segunda mitad de la temporada que es el
aire libre. Conocer cuáles son los picos de forma (momento óptimo de competición
de un atleta) de una temporada regular y cuál es la decisión de la estrategia a llevar a
cabo por el atleta, orientará al psicólogo en cuestiones de panificación.

Figura 2: Distribución de cargas.


Meses que comprende la temporada

Área Ag Se O N D E F M A M J

Deportiva

Académica

Rojo: Carga alta – Amarillo: Baja.


Fuente: elaboración propia.

Si se tiene en cuenta la visión holística del deportista Wylleman y Lavallee (2004),


a la hora de establecer este plan de trabajo se deberán evaluar las cargas a nivel físico,
intelectual y emocional que tendrá el deportista a lo largo de su temporada. Por
ejemplo, si estamos ante un deportista que da mucha importancia a su ámbito
académico y se encuentra en el año previo a entrar en la carrera universitaria que
ansía hacer, todo el cuerpo técnico debe tener presente esta información para, en la
medida de lo posible, no aportar una carga extra de trabajo físico o psicológico en los
momentos de la temporada en los que se juegue su incorporación a los estudios.

En el ámbito técnico/táctico, se trabajan fundamentos de manera escalonada,


de forma que es importante haber adquirido primero las bases para poder acceder al
siguiente nivel y comenzar a adquirir los posteriores fundamentos. De la misma
manera, en la parcela psicológica podemos considerar que ocurre algo parecido.
Si se tienen presentes las necesidades que van a ir apareciendo en el individuo y en el
grupo (en el caso de los deportes de equipo) a lo largo de la temporada, se deben
señalar algunas variables que puede ser recomendable trabajar en un momento
particular.

Tabla 1: Variables a trabajar en una temporada.

Temporalidad Temática Objetivo

1 Cohesión Mejorar el
autoconocimiento de
puntos fuertes y
débiles y conocer a los
compañeros.

2 Cooperación Aumentar el trabajo en


equipo dentro del
grupo.
3 Identidad Incrementar el
sentimiento de equipo
e identidad del club.
Crear sentido de
pertenencia.
4 Comunicación Mejorar la
comunicación asertiva
entre los compañeros
del equipo.
5 Gestión de la Control de estrés en las
presión competencias y
situaciones de presión.
6 Gestión Identificar las propias
emocional emociones.

Fuente: elaboración propia.

Una herramienta interesante para conocer cuál es el punto de inicio de aquella


variable con la que hemos decidido trabajar son los autorregistros. Por un lado, el
hecho de que las personas con las que se va a trabajar se detengan a analizar hasta
qué punto reúnen las competencias necesarias en una variable, ya puede hacer que,
desde ese momento, dichas personas comiencen a cuestionarse el modo en el que
actúan. Un ejemplo concreto de autorregistro puede ser el siguiente: un deportista
registra si en la mañana o en la tarde ha realizado una conducta concreta. Al final de
la semana, podremos ver el número sobre el total de 14 posibilidades semanales.

Tabla 2: Autorregistro.

Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Doming

Semana Mañana Día 11 Día 12 Día 13 Día 14 Día 15


1 Tarde
Mañana Día 16 Día 17 Día 18 Día 19 Día 20 Día 21 Día 22
Semana Tarde
2
Semana Mañana Día Día 24 Día 25 Día 26 Día 27 Día 28 Día 29
3 Tarde 23

Fuente: elaboración propia.

Cuando se ha decidido qué trabajar y cómo hacerlo, se llevarán a cabo las acciones
propias del trabajo. Aquí se revela que uno de los errores más frecuentes en este
momento, tanto de psicólogos del deporte como de otros agentes que quieran incidir
en variables psicológicas, es la falta de seguimiento. Se ilustra con un ejemplo
concreto.

Imaginemos un entrenador que pone mucho énfasis desde el inicio de la temporada


en la importancia de las normas de equipo. Esto hace que dedique mucho tiempo a
analizar qué tipo de régimen interno de normas del equipo quiere. Además, trabaja
de forma conjunta con los jugadores algunos puntos para que éstos se sientan parte
de la confección de las normas de su propio equipo, buscando con esto una mayor
adhesión e identificación. Sin embargo, los deportistas, pasadas unas semanas del
inicio de la temporada, no perciben que los valores que subyacen del reglamento de
normas sean tenidos en cuenta en el día a día por los entrenadores. Más
concretamente, se plantea que es imprescindible la puntualidad en la hora de llegada
a los entrenamientos y partidos para demostrar respeto a los compañeros, pero son
los integrantes del staff los que no suelen cumplir con esta regla. Si, además, estas
faltas al reglamento interno conllevan una sanción, pero no siempre se es
consecuente con el pago de dicha sanción, se consigue que no haya un trabajo
coherente a lo largo de la temporada.

Se suele pensar de manera errónea que hablar en una sola oportunidad sobre un
aspecto a mejorar será suficiente para generar el cambio. No suele ser así, sino que se
ha de realizar un seguimiento de aquello que se considera importante para el propio
grupo. Este seguimiento ha de ser por parte del psicólogo del deporte, tanto como de
un acompañamiento de los demás agentes vinculados al deportista. Esto se denomina
trabajo multidisciplinar.

Se mencionó la importancia de hacer un seguimiento de las variables que han sido


trabajadas para poder comprobar si hubo un cambio en aquellas necesidades
psicológicas que fueron detectadas o si, por el contrario, no hubo.

Además de ello, si se es consecuente con una visión humilde como profesionales en


continuo aprendizaje, se destacará la necesidad de hacer una autovaloración del plan
de intervención que se lleva a cabo. De este modo, se pondrá a prueba el propio
método de trabajo para indagar en qué aspectos se considera que se ha acertado y
cuáles se debe cambiar algo de lo realizado.

Las variables que intervienen en el rendimiento deportivo de un atleta, pueden


verse beneficiadas y mejoradas con la correcta aplicación de diseños de
intervención por parte de los psicólogos deportivos, optimizando de esta
manera sus metodologías de trabajo. Como se mencionó anteriormente, la
planificación psicológica debe ser realizada en paralelo con la planificación de
los entrenadores (Buceta, 1998) para aprovechar al máximo el rendimiento del
deportista.

La planificación y programación del entrenamiento psicológico, conlleva una


previa organización con base en la distribución de los contenidos a trabajar para
su correcta aplicación.

Dicha planificación psicológica, al estar adaptada al modelo de entrenamiento


planteado por los entrenadores, debería ajustarse de manera específica a la
práctica deportiva y a las competencias. Los picos de rendimiento deportivo
desde el punto de vista físico deben coincidir con lo planificado desde lo
psicológica. En este caso, se hace referencia a lo siguiente: cuando un deportista
tiene programado en su planificación deportiva rendir en óptimas condiciones
en un partido importante (esto es, llegar físicamente muy bien), debería
coincidir con el estado previsto en su planificación psicológica. De aquí se
desprende la necesidad de trabajar en equipo con los entrenadores y disponer de
herramientas para lograr planificar de manera eficaz.
Ejemplos de intervención
En un estudio de Gracia y Zafra (2003) donde llevaron a cabo un plan de
entrenamiento psicológico basado en una propuesta de planificación, se
muestra cómo gestionaron la aplicación de dicha planificación.
• Evaluación inicial.
• Planificación: métodos y técnicas.
• Evaluación del programa de entrenamiento.
A continuación, detallaremos brevemente cada una de las etapas.
Evaluación inicial

En este caso, refiere a lo primero que se debe realizar y que condicionará las
posteriores etapas. Se intenta entender las manifestaciones conductuales de los
deportistas para saber qué sucede, sus causas y sus consecuencias.

Se aclara que, en este caso, ya contaban con los datos de las variables
psicológicas a trabajar con los deportistas. Dichos datos fueron obtenidos
mediante el Cuestionario de Características Psicológicas relacionadas con el
Rendimiento Deportivo (CPRD) de Buceta (1993) y se contrastaron con las
entrevistas realizadas a los atletas con intenciones de profundizar en los perfiles
psicológicos. Así, se obtuvieron los puntos fuertes y débiles a trabajar de cara a
la planificación.
Planificación: métodos y técnicas

En un primer momento se plantearon los objetivos para los deportistas a lo largo


de la temporada. Se concluye que lo primordial es la temporada en puerta y
comenzar a trabajar con aquellos deportistas más necesitados de soporte
psicológico.

Se procede al armado de un calendario de intervenciones que luego se contrasta


con el del entrenador relacionado con las competencias puntuales. En este caso,
el líder del equipo es el entrenador, con lo cual los pasos a dar son revisados por
él.

Una vez establecido el calendario y acordado un plan de acción en conjunto entre


el entrenador, el deportista y el psicólogo, se procede al listado de los objetivos
para la temporada, tanto deportivos como psicológicos. El deportista interviene
en el calendario y acomoda sus objetivos personales y deportivos a lo largo de la
temporada, esto se suma a la planificación psicológica.

Con el calendario confeccionado y los objetivos propuestos para cada etapa de la


temporada, se procede a la comparación de los objetivos propuestos por el
jugador más los objetivos psicológicos propuestos para cada etapa (necesidades
y demandas psicológicas). Una característica común de toda planificación
deportiva es la dinámica cambiante, por lo cual es propensa a reajustes y esto
debe tenerse en cuanta.

Las competiciones, al ser clasificatorias, provocan modificaciones en la


planificación, sobre todo si los deportistas no muestran resultados mínimos
esperados.
Evaluación continua y final del programa de entrenamiento
psicológico

En este caso, se elaboran informes donde se verifica junto a los deportistas la


consecución o no de los objetivos. Esto regula y controla el proceso de
planificación a lo largo de la temporada. De esta manera, se consolidan niveles
de autoconfianza y el deportista siente más control en el proceso.

En el estudio se observan cinco aspectos a destacar:


• Adaptar el entrenamiento psicológico a la planificación deportiva.
• Realizar un trabajo multidisciplinario y en coordinación con los
profesionales del club.
• Utilizar una característica del deporte practicado por el deportista.
• Realizar procesos de evaluación durante y al final de la planificación.
• Planificar con flexibilidad por motivos de las dinámicas de la
competencia.

Se continúa con el análisis de otro caso donde la planificación psicológica fue


realizada como proyecto a largo plazo. Se trata del equipo olímpico de
baloncesto femenino de España, el cual tenía como objetivo llegar de la mejor
manera a las olimpiadas.

En este caso, se manifiesta cómo la psicología juega un rol protagónico en un


equipo de alto rendimiento con vistas a la conquista de éxito. El control de las
variables psicológicas fue su objetivo, dado que estas pueden afectar el
rendimiento tanto positiva como negativamente.

El responsable de llevar a cabo la planificación psicológica fue el propio


entrenador (Buceta, 1992) del equipo, quien comenta sobre las ventajas y
desventajas de este doble rol. A continuación, se detalla de manera resumida el
modelo de intervención.
El autor plantea que en el equipo (juegos colectivos) el modelo adecuado es el de
doble vía: directa e indirecta. Dadas las características de las competiciones y,
sobre todo, de los equipos, se reconoce una distinción entre deportes
individuales y de conjunto a la hora de abordar planes de intervención
psicológica.
Intervención directa
En este caso, se utiliza una relación directa entre el psicólogo y el deportista. se
construye una relación terapéutica donde comparten sesiones en las que
intercambian información relevante. El trabajo psicológico en estas
intervenciones queda supeditado a la formación académica del psicólogo y su
experiencia, a la predisposición del deportista en cuanto a su apertura en las
sesiones (confianza terapéutica) y a las necesidades específicas de cada sujeto.
En este tipo de intervenciones, se destaca la importancia del trabajo que debe
realizar el deportista entre sesión y sesión, esto es, lo que el psicólogo deja como
tarea para que en las próximas sesiones las dinámicas mejoren.

El objetivo aquí es desarrollar habilidades en el deportista que le permita:


• Identificar y anticiparse a las dificultades que puedan afectar su
rendimiento y su estado de salud.
• Valorar sus habilidades para enfrentar las dificultades en los momentos
que se manifiesten, actuando de manera eficaz.
• Llevar a la práctica los recursos adecuados para cada caso.
• Evaluar objetivamente los hechos para sacar conclusiones de cara al
futuro.

Como se mencionó, un objetivo a conseguir con el deportista es que éste pueda


actuar de manera independiente ante las adversidades que se le presentan en los
entrenamientos y las competiciones. En concreto, que sea independiente y auto-
controle los procesos psicológicos que puedan influir en su rendimiento
deportivo. Una vez que el deportista domina sus recursos y se auto-controla,
esto no hace incompatible la continuidad del trabajo con el psicólogo, sino que
puede continuar profundizando el desarrollo de las habilidades del deportista.

En el caso del equipo olímpico de baloncesto, se persiguió específicamente como


objetivo lograr que se auto-controlen y gestionen sus recursos en los momentos
complejos para aumentar su rendimiento deportivo.

Este plan de abordaje funciona en paralelo con la planificación del


entrenamiento deportivo. Como se mencionó, es un requisito de la planificación
psicológica.

El modo de abordar este procedimiento fue, en la mayoría de los casos, de


manera individual. Sólo en determinadas ocasiones se trabajó en grupos
reducidos de no más de tres jugadoras. Individualizar el trabajo da la posibilidad
de adaptar la propuesta a la demanda específica de cada deportista.
Intervención indirecta
Esta propuesta se sustenta bajo la línea de la psicología comunitaria. El contexto
de trabajo es el medio donde se desenvuelve el deportista y los intermediarios
son sus pares en contacto directo. El objetivo a trabajar aquí es controlar las
circunstancias ambientales que rodean al deportista de manera indirecta, en
función de sus necesidades psicológicas, apoyados por sus contactos directos. El
rol del psicólogo se basa en observar, detectar y analizar momentos
problemáticos para elaborar estrategias de intervención que favorezcan al
deportista.
Algunas de las ventajas en este tipo de abordaje
• Se da en los lugares donde se debe consolidar el beneficio psicológico.
• Se cuenta con la ayuda de los contactos directos del deportista.
• Se puede llevar a cabo en todo tipo de ambientes (escuelas, clubes,
hospitales) y con todo tipo de personas.
• Se puede combinar con métodos de intervención directa.
Se destaca la importancia de este tipo de intervenciones en los deportes donde
los entrenadores pasan a tener un rol determinante en la vida de los deportistas
y cuyo control apropiado podría tener grandes ventajas sobre el rendimiento de
los deportistas. Si el entrenador trabaja en conjunto con el psicólogo para la
aplicación de este tipo de intervenciones, se comunicaría con sus deportistas de
la manera que estos demanden en cada momento, adaptando su discurso a la
realidad psicológica del deportista. Si no existe esta coordinación entre
psicólogo y entrenador, se puede ver afectado el rendimiento del deportista,
sobre todo si el entrenador desconoce de la importancia de su rol en la estructura
psicológica del sujeto.

En este caso, el psicólogo debe llevar a cabo las siguientes acciones:


• Observar, detectar y analizar las variables psicológicas a trabajar en este
tipo de intervenciones.
• Identificar las vías que se utilizarán para llevar a cabo la intervención.
• Dar seguimiento a los posibles intermediarios con las recomendaciones y
sugerencias necesarias.
• Lograr adaptarse a las decisiones tomadas por el entrenador como
máximo responsable del equipo. Saber intervenir cuando la situación lo
demande.
• Evaluar los resultados de la planificación.
• Concluir de cara a las futuras intervenciones.

En el caso del equipo de baloncesto, ambas vías de intervención fueron


compatibles. Según cada caso, se trabajó más sobre una que sobre otra en alguna
ocasión y se profundizaron ambas en simultáneo cuando la situación lo requería.

Cabe destacar que en el equipo de baloncesto femenino se comenzó trabajando


con la intervención indirecta. Esto se debe a que en la primera temporada había
otras demandas a las cuales atender con mayor prioridad y, sobre todo, porque
las deportistas no confiaban en los trabajos de intervención psicológica y el
entrenamiento mental, lo que generaba menor predisposición. De hecho, si se
hubiera comenzado con una intervención directa, podría haber sido perjudicial.
Con la intervención indirecta, se preparó el terreno para una futura intervención
directa y se educó a las deportistas en mostrar la relación entre rendimiento
deportivo y variables psicológicas.

La aplicación de la intervención directa se realizó de manera progresiva


comenzando con las jugadoras que mostraron mayor predisposición a estas
propuestas. El entusiasmo de las mismas llevo a que, de a poco, se fueran
sumando más de ellas. Es importante destacar esto, dado que en un equipo no
todos o todas comulgan con las propuestas de intervención psicológica. Marcar
una progresión es indispensable, junto a la colaboración del entrenador como
figura líder y, si se puede, el capitán del equipo también es de mucha ayuda.

Fue recién en el tercer año que se logró participar de manera directa con las
deportistas y que todas alcanzaran a dominar sus recursos psicológicos en favor
del rendimiento deportivo.

Algunos inconvenientes encontrados en este estudio fueron los siguientes:


• Poca predisposición por parte de los deportistas para llevar a cabo este
tipo de propuestas.
• Doble rol llevado a cabo por el entrenador (psicólogo-entrenador).
• Alta cantidad de demandas para las jugadoras a las cuales se tuvieron que
adaptar. Esto es mayor cuando se trata, como es el caso, de deportes de
alto rendimiento.
• Problemas con el tiempo disponible en relación con el equipo técnico.
• La novedad para todos los miembros del equipo de enfrentar unos juegos
olímpicos.

El estudio presentado es de gran utilidad para entender la complejidad del


trabajo de planificación psicológica y las variables a tener en cuenta durante
dicho proceso.

Las variables psicológicas deben estar enmarcadas en una planificación si se


pretende entrenarlas. Todos estos aspectos son determinantes. Gonzáles (1992)
plantea que el 50% de las potencialidades del deportista dependen de sus
capacidades psicológicas. Todo deportista que no tenga estas capacidades
entrenadas dejará librado un 50% de capacidad de trabajo. Se considera que el
momento idóneo para iniciar propuestas de entrenamiento psicológico es desde
los inicios del deportista, por motivos relacionados a la no maduración de
estructuras mentales que luego serán difíciles de trabajar.

En lo que respecta al ámbito de actuación profesional dentro de la psicología


deportiva, se destaca una serie de procesos a tener en cuenta. En este caso, se hará
referencia a las evaluaciones como instrumentos de medición de lo que se pretende
conseguir. En todo ámbito profesional, la evaluación es el recurso que muestra los
indicadores de los procesos que se llevan a cabo y deja explícito el resultado de dicho
proceso.
En la psicología deportiva, son las manifestaciones conductuales (implícitas y
explicitas) de los deportistas las que serán medidas mediante diferentes técnicas de
evaluación. En este caso, no se reduce a un simple análisis, sino que abarca las
múltiples interacciones del sujeto-deportista con su entorno, con los demás y cómo
las variables psicológicas se manifiestan producto de dichas relaciones e
interacciones. Se puede hacer comparaciones para identificar cómo la interacción de
los entornos cambia o modifica la medición de una variable. Por ejemplo, no es igual
medir la atención de forma aislada que hacerlo cuando hay muchos estímulos y estos
dependen de otras personas o entornos (oponentes, público, jueces).

La relación del deportista con su entorno, con los sujetos que lo acompañan y lo
rodean, con su deporte, con su entrenador y los demás agentes que intervienen, dará
muestra de conductas que serán el objeto de estudio para la evaluación psicológica.
Tanto en el ámbito profesional como en la investigación, las herramientas para la
recolección de datos se convirtieron para el estudio y avance de la disciplina.

En lo que respecta al ámbito de actuación profesional dentro de la psicología


deportiva, se destaca una serie de procesos a tener en cuenta. En este caso, se hará
referencia a las evaluaciones como instrumentos de medición de lo que se pretende
conseguir. En todo ámbito profesional, la evaluación es el recurso que muestra los
indicadores de los procesos que se llevan a cabo y deja explícito el resultado de dicho
proceso.

En la psicología deportiva, son las manifestaciones conductuales (implícitas y


explicitas) de los deportistas las que serán medidas mediante diferentes técnicas de
evaluación. En este caso, no se reduce a un simple análisis, sino que abarca las
múltiples interacciones del sujeto-deportista con su entorno, con los demás y cómo
las variables psicológicas se manifiestan producto de dichas relaciones e
interacciones. Se puede hacer comparaciones para identificar cómo la interacción de
los entornos cambia o modifica la medición de una variable. Por ejemplo, no es igual
medir la atención de forma aislada que hacerlo cuando hay muchos estímulos y estos
dependen de otras personas o entornos (oponentes, público, jueces).

La relación del deportista con su entorno, con los sujetos que lo acompañan y lo
rodean, con su deporte, con su entrenador y los demás agentes que intervienen, dará
muestra de conductas que serán el objeto de estudio para la evaluación psicológica.
Tanto en el ámbito profesional como en la investigación, las herramientas para la
recolección de datos se convirtieron para el estudio y avance de la disciplina.

La evolución en el interés por conocer las variables psicológicas que influyen en


el entrenamiento deportivo ha generado la creación de instrumentos de
evaluación cada vez más específicos. Esto dio lugar al surgimiento de
herramientas psicológicas que miden características personales de los
deportistas (personalidad, intereses, necesidades), así como la influencia de
factores contextuales (entrenador, victorias-derrotas, etc.). Se destaca que
ambos factores (el personal y el contextual) generan resultados en su
interacción.

Dadas las características dinámicas de la conducta de los deportistas, los test de


evaluación deberían regirse por la amplitud de criterios y sub escalas. Dichos test
deben ser multidimensionales en la medición de los factores psicológicos. Esta
característica brinda la posibilidad de obtener información global de los
deportistas relacionada con sus conflictos o trastornos y, además, información
parcial más específica en relación con posibles desajustes.

A continuación, se muestra un estudio de recolección de test utilizados en


psicología deportiva, realizado por Roffé (1999). En dichos test, se muestran las
variables a medir y los diferentes instrumentos con sus respectivos autores.

Tabla 1: Recolección de test aplicables a la psicología deportiva.

Factor Test
- Test de concentración de Toulouse.

- Rejilla de concentración.

Concentración - Rejilla de concentración con números de


diferente tamaño.

- Cualquiera de las anteriores con música fuerte


no deseada.
- Constructo motivacional.

Motivación - Test de los 10 deseos.

- Test frases incompletas.


- Trail making.

Atención - TAIS (Nideffer).

- Test de Tolouse- Pieron.


Factor Test
- Indicadores de tensión y ansiedad
(cuestionario).

- Cuestionario pre-competitivo (50 preguntas).


Ansiedad
- Test de ansiedad, rasgo y estado (STAI).

- ISRA (Inventario de Respuestas de Ansiedad).


- Test de la familia.

- Test de la familia cinética.

- TRO (Test de Relaciones Objetables).

Proyección - Test de Rorschach.

- Test de D.F.H. (Dibujo de la Figura Humana).

- Test de Boston (material ideativo complejo).

- Test desiderativo de Bernstein.


- Raven.

Inteligencia - Dominó.

- Test de Weschler.
- Test de personalidad Eisenk-EPI.

Personalidad - Cuestionario M.M.P.I.

- Cuestionario de personalidad 16-PF.

- Test de H.T.P. (Home, Tree, Person).


Agresión - Test de Butt (agresión y suficiencia).
Memoria - Test S.K.T. (memoria reciente y aprendizaje).
Autoconfianza - Sustitución de pensamientos negativos por
positivos.

- Test de percepción de láminas deportivas.


- Sociograma.
- Equipo titular y ¿por qué? (sea técnico en 10
minutos).
Cohesión grupal
- Elija tres para jugar/entrenar/salir/estudiar
(liderazgo).

- Cuestionario grupal símil sociograma.

- Motograma (¿quién pasa el balón a quién?).


Expectativas - Test de planeamiento de objetivos.

- Test prospectivo (dónde estarás en 1, 5, 10 y 20


años).

Fuente: Adaptado de Roffe, 1999.

Ostrow (1990) una serie de instrumentos para medir variables como: agresión,
actitud frente a la actividad física, la imagen corporal, las estrategias o el
liderazgo.

Antes de pasar a detallar las principales técnicas de evaluación psicológica


aplicadas al entrenamiento deportivo, se sugiere aclarar lo que se denomina
como indicadores o modalidades de respuesta basadas en las características
generales del comportamiento humano.
• Modalidad cognitiva: pretende registrar cuestiones
relacionadas con los pensamientos, sentimientos o
expectativas del deportista.
• Modalidad conductual extrema: pretende medir lo que hace o
dice el sujeto.
• Modalidad psicofisiológica: mide cuestiones vinculadas a las
variables fisiológicas, frecuencia cardíaca, tensión muscular,
etc.

Las primeras técnicas datan de 1920, cuando los investigadores centraban su


interés en las cualidades cognitivas de los deportistas. El objetivo era encontrar
las diferencias psicológicas entre los deportistas con posibilidades y los
especialistas, para lo cual recurrían a los test de personalidad, motricidad e
inteligencia.

A partir de observaciones sistemáticas, cuestionarios, entrevistas y auto


informes, se pretendía evaluar las cualidades de los deportistas de alto
rendimiento: el vigor, la inteligencia, la autoconfianza, la estabilidad y control
emocional, la capacidad de liderazgo, etc. Todo esto, con la intención de
intervenir en los programas de entrenamiento y mejorar el rendimiento
deportivo.

A continuación, se analiza una de las técnicas de investigación más utilizadas en


el campo de la psicología del deporte.
La observación
En este caso se habla de un método que evoluciono a lo largo de los últimos años,
transformándose en uno de los principales recursos en recolección de datos del
campo de la psicología deportiva. Su aplicación es tan rigurosa que se adapta a
las características del método científico.

“La observación, que puede ser asistemática y acientífica, también alcanza, por
supuesto, la jerarquía de método científico y, por tanto, la capacidad de describir
y explicar el comportamiento, al haber obtenido datos adecuados y fiables
correspondientes a conductas, eventos y/o situaciones perfectamente
identificadas e insertadas en un contexto teórico". (Anguera, 2002).

Para definir el concepto de observación, se toma la definición aportada por


Anguera (2002), quien plante que la observación es parte del método científico
y persigue la cuantificación de conductas espontáneas, que se manifiestan en
entornos no preparados. Para la cuantificación de dichas conductas, se deben
llevar a cabo determinadas etapas. El objetivo que persigue es la resolución de
problemas relacionados con la manifestación de conductas de sujetos en
ambientes naturales.

En este sentido, se evidencian dos cuestiones: por un lado, las condiciones que
deben reunir los entornos para llevar a cabo las observaciones y, por el otro, la
importancia de la observación para la mejora de cuestiones deportivas y
psicológicas.

En cuanto a las necesidades básicas para llevar a cabo una observación:


• Contar con objetivos y planificación previa: dicho objetivo debe
reunir condiciones alcanzables, de lo contrario, se pierde el
rumbo.
• De aplicación sistemática: aquí se expone el plan de recolección
de datos, qué tipo de datos se reclutará.
• Debe ser objetiva, válida y fiable: se refiere a reducir el número
de errores en la percepción y codificación de la información y la
calidad de los datos también es un factor clave, ya que estos
deben ser fiables.
En cuanto a la importancia para la mejora de cuestiones deportivas y
psicológicas:
• Posibilita reclutar datos objetivos, tanto en las acciones de
juego llevadas a cabo en los entrenamientos como en las
competencias.
• Permite información objetiva referida a la eficacia de los
modelos de entrenamiento y el resultado en las competiciones.
• Brinda información objetiva de los planteamientos tácticos
durante el juego del propio equipo y el rival y su relación con los
resultados obtenidos.
• Posibilita contabilizar cuantitativa y cualitativamente los
errores cometidos individualmente y de manera colectiva.
• Permite evaluar la eficacia del equipo titular y comparar con el
equipo suplente (en el caso de los deportes de conjunto).
• Permite contabilizar las victorias o derrotas obtenidas sobre la
base del entorno donde se lleva a cabo la competición y
relacionar con las reacciones de los deportistas.
• Permite registrar los cambios anímicos de los deportistas en
cada uno de los entrenamientos y las competiciones y, a su vez,
llevar un listado de variables como posibles causantes de dichos
cambios.
La observación permite, además, identificar la eficacia o no de un cambio en los
modelos de juego, los entrenadores o el contexto. En este sentido, se puede decir
que:
• La observación en los sistemas de juego: los registros sobre los
comportamientos son llevados a cabo durante los
entrenamientos, en las competiciones y los vestuarios,
utilizando cuestionarios como herramientas. Las entrevistas
individuales y las charlas grupales también sirven para debatir
sobre los cambios en relación con los modelos de juego y
entrenamiento. Así, se detectan las resistencias individuales o
colectivas hacia los cambios que se aplican. Todas estas
variables que manifiestan los deportistas cuando se proponen
cambios de rutina son medibles por los registros
observacionales.
• La auto-observación durante la aplicación de cambios: el
deportista analiza y gestiona los nuevos retos e intenta
solucionarlos de manera consciente. La observación aquí
cumple el rol de reguladora de los cambios, al ser gestionada por
el deportista.
• Observación y toma de decisión: al evaluar el resultado de los
acontecimientos mediante la cuantificación de datos, se
procede a la toma de decisiones con base en los resultados
obtenidos tras llevar a cabo determinado plan de juego o
programa de entrenamiento. A esto se suma la identificación
mediante el registro de si determinadas acciones motrices
resultaron o no eficaces y, por lo tanto, se toma una decisión con
respecto a futuras respuestas motoras.

Antes de continuar, se diferenciará entre la observación como método y la


observación como técnica. En el primer caso, la observación se utiliza como guía
de investigación y, en el segundo caso, se utiliza como medio de recolección de
datos.

En cuanto a las fases de la observación, se corresponden con las de una


investigación:

• 1

Formulación de un problema.

• 2

Planificar la observación.

• 3

Elección del sujeto o los sujetos a observar.

• 4

Recolección de datos.

• 5

Análisis de los datos recolectados.


• 6
Comunicación de los resultados.
En el ámbito del entrenamiento y la práctica deportiva propiamente dicha (sobre
todo, en los deportes de conjunto), la observación juega un rol protagónico de la
mano del psicólogo deportivo y el entrenador, a través del control y seguimiento
de los planes de entrenamiento. Este proceso se debe llevar a cabo mediante el
análisis de situaciones reales de juego y los entrenamientos.
Las unidades de la observación
Refieren a la manera en la que se llevará a cabo la recolección de datos.
Eventos o estados
Haz clic para voltear
Los eventos refieren a una determinada conducta puntual, una acción concreta (ejemplo:
lanzar) y los estados, a comportamientos sostenidos (ejemplo: posicionamientos
defensivos).
Haz clic para voltear
Eventos momentáneos o duración
En el primer caso, se trata de la observación de solo un evento relacionado con la conducta
en un intervalo de tiempo. En el segundo caso, mantener la observación durante todo el
tiempo para recopilar toda la información posible con base en la conducta.
Registros continuos o intermitentes
En el primer caso, se observa la manifestación de la conducta o las acciones a lo largo del
tiempo, mientras persistan. En el segundo caso, se plantean observaciones puntuales de
determinadas acciones o conductas que se registran sólo en el momento en el que se
manifiestan.

1 de 3

Según la calidad de los datos que se manejen y los objetivos planteados, se


utilizarán diferentes tipos de observación.
Sesgos de la observación
En este caso, intervienen variables como: población de sujetos a observar (niños,
adultos, etcétera), tipo de participación del observador, tipo de respuestas
observadas (grupales o individuales), duración de la sesión observada y estilo de
registro realizado.
Reactividad recíproca
Haz clic para voltear
El sujeto que es observado no actúa de manera espontánea, lo cual afecta, a su vez, al
observador. Esto se puede deber a que se siente protagonista de un hecho a registrar.
Producto de esto, puede que se modifiquen patrones a observar.
Haz clic para voltear
Autorreactividad
Se trata del registro de la propia conducta. Es el momento en el que se le pide a un
deportista que registre cuando actúa de determinada manera o piensa de determinada
manera y, mediante dicho registro, modifica su comportamiento.

1 de 2

Sesgos del observador


• El observador puede desviar el punto de información a recopilar,
ya que su presencia quita espontaneidad a las acciones o
conductas del observado.
• Errores a la hora de la recolección de los datos, producto de
malas técnicas de recolección, mala metodología. En este caso,
son errores que no provocan reacciones en el observado.
• Errores en el caso de generar expectativas y registrar
anticipadamente acciones no manifestadas por los observados.
Esto puede ser por disponer de muchos conocimientos previos
o por desear que sucedan hechos puntuales.
Registro de los datos
El registro comienza una vez que el observador acumula y clasifica información
relacionada con conductas o acciones.

Tipos de descripción: las descripciones pueden ser topográficas o funcionales.


Las primeras refieren, por lo general, al registro de habilidades motrices. Las
segundas son más importantes por disponer de mayor información e implicar
un rol más activo por parte del observador.

Martin y Bateson (1986) plantean tres estilos de descripciones:


Estructural
Haz clic para voltear
Pautas concretas de una determinada conducta, la apariencia del sujeto o su forma física.
Haz clic para voltear
Con base en las consecuencias
Resultado del comportamiento del sujeto en el contexto que es observado.
Sujeto y entorno
En este caso, no se describe el comportamiento de un sujeto, sino el lugar donde
manifiesta su conducta y quiénes lo rodean.

1 de 3

Tipos de registros
Registros no sistemáticos
+

Registros sistematizados de manera parcial


+

Registros sistematizados
+

Formación del observador


Hablar de las competencias del observador (es decir, su capacidad para observar)
es referirse a su formación. El observador debe adquirir una serie de
herramientas metodológicas para realizar observaciones de manera eficaz. A
pesar de las diferencias individuales y de las capacidades perceptivas o
descriptivas que puedan tener algunas personas, los observadores deben
adoptar una serie de aprendizajes metodológicos. Además, debe reunir
habilidades sobre comunicación no verbal y habilidades sociales para
relacionarse con los demás.
Calidad de los datos
Los datos registrados deben disponer de una serie de requisitos para que el
trabajo sea considerado de importancia. Esto es: concordancia, fiabilidad y
validez.
La entrevista
La entrevista forma parte de los procesos llevados a cabo por los psicólogos
deportivos, tanto así, que se recomienda que sean los únicos responsables de
aplicarlas, ya que se han formado académicamente para tal fin. Dentro de dicho
proceso, que puede ser una temporada deportiva con sus respectivas etapas (pre,
durante y post competencias), se lleva a cabo la entrevista. En este caso, el
psicólogo juega un rol de observador y estudioso del deporte en cuestión, ya que
mientras más herramientas y conocimientos tenga, mejor podrá direccionar sus
entrevistas. Se puede decir que el sujeto que es entrevistado cumple más un rol
de trabajador que acompaña al psicólogo que de paciente a ser atendido y a la
espera de una solución. Con esto se quiere decir que el sujeto (deportista,
entrenador, etc.) trabaja junto al psicólogo para descubrir cómo mejorar sus
habilidades psicológicas y aumentar su rendimiento.

“la entrevista con la persona que queremos evaluar, constituye una inestimable
oportunidad que el psicólogo deportivo no debe obviar, pues suele proporcionar
la mayor parte de los elementos que influyen en la conducta deportiva. La
entrevista debe recoger todos aquellos elementos que consideramos esenciales
para nuestra intervención” (Dosil, 2004).

La entrevista es un método utilizado para la recolección de datos cualitativos


aplicada en el ambiente deportivo, que sirve para conocer a los sujetos en
cuestión, diagnosticar y planificar sus metas.
Características del método

El método cualitativo o no tradicional no busca medir, sino más bien cualificar y


describir acontecimientos sociales. En este caso, el psicólogo asume una postura
cercana al entrevistado, lo que le permite descubrir mejor las características de
su objeto de estudio. La entrevista es considerada el instrumento de
investigación cualitativo por excelencia. Su objetivo es la obtención de
información.

Los tipos de entrevista son múltiples y diversos, sólo se intentará describir


aquellos que puedan ser aplicados en ámbito deportivo.

Según el canal por el cual se aplica:


• Personales.
• Telefónicas.
• Cuestionarios.
Bleger (1971) plantea que las entrevistas psicológicas se pueden definir de la
siguiente manera:
• Dirigidas: el orden de las preguntas está planificado
previamente. Se intenta orientar la respuesta según la
información que se necesita.
• Libres: tomadas del modelo psicoanalítico. En este caso, el
entrevistado configura la entrevista. El entrevistador sólo
interviene con preguntas amplias y no condiciona.
• Semi-dirigidas: se trata del modelo más utilizado por los
psicólogos deportivos y es una mezcla de las anteriores. Lo que
se recomienda es comenzar las entrevistas de manera dirigida
en una primera etapa, para conseguir datos claros del sujeto.
Luego, se pasa a técnicas libres donde el sujeto desarrolla más
sus inquietudes y se profundiza en determinadas cuestiones.
Celener (2006) plantea que son casos en espiral, donde las
respuestas van generando nuevas preguntas.

Con los años, los psicólogos deportivos generan maneras de intervención para
con los deportistas mediante las entrevistas, su principal instrumento. Con base
en la experiencia y las características de los sujetos, el psicólogo se debe ir
adaptando a los intereses de estos para, con el tiempo, profundizar en sus
cuestiones más personales. Es el psicólogo el que debe encontrar el punto donde
cada sujeto se siente cómodo para hablar y desde ahí construir el vínculo.

Las entrevistas no surgen de manera casual, son acordadas por las partes de
manera previa. El psicólogo sólo define roles, tiempo, y lugar. Deja al sujeto la
configuración de la entrevista. El psicólogo sólo debe encontrar determinadas
variables mediante las cuales orientar la entrevista. Estas variables dan
estructura a la entrevista y sirven de guías, ya que, si bien el sujeto habla y no es
manipulado para encontrar determinadas respuestas, el psicólogo sí debe
contemplar algunos puntos de guía.

Son múltiples las variables a tener en cuenta por el psicólogo para que sus
entrevistas sean bien logradas:
• Adaptarse a la edad madurativa del entrevistado.
• Realizar preguntas concretas y con voz clara.
• Adaptar las preguntas al nivel de educación del sujeto.
• Realizar las preguntas de manera natural. El entrevistado debe
estar cómodo mientras habla.

Si los psicólogos no conocen en detalle las características del deporte en cuestión


se perderán gran cantidad de datos mencionados en las entrevistas. Es decir,
cuestiones del tipo culturales del deporte (códigos, costumbres, relaciones, etc.).
Hablar desde el conocimiento en situaciones de entrevista le genera mayor
tranquilidad y confianza al sujeto entrevistado.

El proceso de la entrevista se divide en tres etapas:


Etapa inicial
+

Proceso
+

Final
+

Canton (2010) propone un cuadro explicativo donde reúne características que el


psicólogo deportivo deberá tener en cuenta en las primeras entrevistas.

Tabla 2: primera entrevista

Empatizar Presentación. Imagen personal. Contacto ocular. Sonrisa y


Uso del lenguaje. Refuerzo- expresión facial. Escucha
extinción. activa. Postura, distancia.
Aspectos paraverbales.
Origen de la demanda de Preguntas abiertas y
Obtener evolución del área/s a trabajar. parafraseo. Manejo de
información Abordajes anteriores. Prescribir silencios. Resumir, explicar y
las tareas. ejemplificar.
Dar información y Qué es un psicólogo del deporte. Adecuar el lenguaje. Usar
regular Método de trabajo a emplear. ejemplos. Pedir feedback.
expectativas Detalles formales.
Contestar a las preguntas
claramente.

Fuente: Canton (2010).

Las entrevistas se transforman de esta manera en una de las herramientas que


más acercan al psicólogo y al sujeto. En la medida en que el entrevistador domine
los procesos de abordaje para las entrevistas, mayor nivel de profundidad
obtendrá en la relación con los sujetos. Es importante demostrar seguridad y
confianza en cada intervención con el propósito de ofrecer un espacio de
comodidad al entrevistado. Consideramos la importancia de trabajar la
vinculación con el deportista para poder establecer las bases de confianza con él
a lo largo de la temporada.

En esta unidad, se estudiarán los métodos de autoevaluación destinados tanto a los


entrenadores como a los deportistas. En el caso de los deportistas, se tendrá en cuenta
la importancia de la autovaloración para la práctica deportiva y el alto rendimiento.

Durante los procesos de enseñanza y aprendizaje de las prácticas deportivas, las


variables a enseñar no solo están relacionadas con los contenidos del propio deporte
y con los objetivos a lograr, sino también con la importancia de contar con
instrumentos de evaluación que permitan el proceso realizado.

Como se reflejó en la unidad anterior, existen diversos instrumentos que pueden ser
utilizados por parte del entrenador o el psicólogo deportivo para verificar el
comportamiento de los deportistas y evaluar sus aprendizajes. En el caso de los
entrenadores, también se pueden aplicar determinadas técnicas de registro sobre su
grado de implicancia a la hora de trabajar con los deportistas.

La autoevaluación es un instrumento o estrategia de gran utilidad para educar y


valorar de manera crítica y reflexiva los procesos de enseñanza y aprendizaje
llevados a cabo por los deportistas o los entrenadores. En el campo de las
ciencias de la educación, los términos utilizados son estudiantes o profesores.
Es en dichos campos donde se profundiza sobre los procesos de autoevaluación
y su importancia en la enseñanza.

También se puede definir como la evaluación que uno hace de sí mismo sobre
determinados comportamientos o acciones motrices. En la autoevaluación, los
participantes son los propios sujetos, los directamente involucrados en el objeto
de evaluación. La autoevaluación por parte del deportista refleja una concepción
formativa sobre el proceso de aprendizaje. Son el entrenador y el psicólogo
deportivo los responsables de educar a los deportistas sobre la importancia de
los procesos evaluativos (López, 2005).

Castillo (2002) sostiene que la autoevaluación es el recurso con el cual el


deportista conoce el proceso que lleva a cabo y es considerado un factor básico
de motivación y esfuerzo para el aprendizaje. Permite la reflexión sobre la
práctica, tanto individual como la del equipo y con esto sacar conclusiones para
la mejora de los procesos de entrenamiento. Se debe considerar que el
autoconocimiento por parte del deportista le permite ser consciente de sus
competencias, plantear objetivos y, a medida que éstos se van logrando, reforzar
el progreso alcanzado. De igual manera, en los casos en los que la autoevaluación
muestre que no se han alcanzado las metas propuestas, servirá para analizar las
causas y plantear nuevos objetivos.

La autoevaluación es un instrumento que permite el diagnóstico de las


posibilidades y limitaciones para la consecución de los objetivos propuestos.

Beneficios de realizar una correcta autoevaluación:


• El sujeto toma conciencia de su progreso durante el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
• El sujeto se hace responsable de las actividades llevadas a cabo y se
autogobierna.
• Es utilizada de manera individual, lo cual resulta eficaz y sustituye
métodos tradicionales de evaluación que miden al grupo.
• El sujeto profundiza en su autoconocimiento y valora más el proceso
realizado.
• Favorece la autonomía del deportista y el entrenador.

Se resume como una reflexión sobre lo aprendido. El sujeto sabe si realizó lo


correcto o no.

Se pretende que, tanto el deportista como el entrenador o psicólogo, entiendan


de manera clara las características del deporte al cual se dedican. En la medida
en la que más conozcan su deporte, mayor claridad tendrán sobre lo
potencialmente medible de manera objetiva.

La autoevaluación de un deportista puede servir para descubrir que aún no


domina ciertas variables motrices o cuestiones relacionadas al propio deporte
(reglamento, cultura, costumbres etc.). Con esto, ajusta sus exigencias y plantea
junto al entrenador otros ritmos de trabajo.

En el caso del entrenador, la autoevaluación cumple el mismo propósito. Si el


mismo plantea trabajos de elevada exigencia para el nivel de los deportistas o no
logra encontrar los niveles motivacionales acordes para cada entrenamiento,
tendrá que ajustar sus intervenciones futuras.

Con el entrenador, la autoevaluación es la reflexión y el juicio sobre la enseñanza


impartida. Se produce un conocimiento más profundo sobre la propia práctica.

La autoevaluación puede ser de diferentes tipos (Herrero, 1999):


• Individual: no utiliza la colaboración de otras personas.
• Con retroalimentación: utiliza la participación de otras personas con las
que se trabaja o entrena para que emitan juicios de valor.
• Interactiva: abarca procesos de análisis sistematizados, compartidos con
otras personas.

A continuación, se presentarán algunos instrumentos de utilidad para llevar a


cabo autoevaluaciones.

Es importante que los entrenadores realicen autoevaluaciones con frecuencia,


que incorporen en su rutina un espacio para la reflexión y la valoración de su
práctica diaria. Para ello, es aconsejable fotografiar el punto de partida y, sobre
todo, el entrenador que pretende ser.

Una forma de autoevaluación del entrenador sería darse una puntuación con
respecto a la preparación técnica, táctica, física, psicológica, calentamiento y
preparación del entrenamiento diario. Con el gráfico de la figura 1, se conseguirá
una autoevaluación más visual.

Figura 1: Autoevaluación.
Fuente: elaboración propia.

Para llevar a cabo las evaluaciones, se deben tener en cuenta todas las posibles
situaciones deportivas. Esto es, entrenamientos, partidos y competiciones
especialmente. Y también, los diferentes contextos: el vestuario, el campo o
pista de juego, la sala de video. Todas estas variables pueden influir en el “qué”
y, sobre todo, en el “cómo”, siendo éste uno de los principales ejes sobre los que
girará nuestra autoevaluación.

Ejemplo: ¿Qué porcentaje de veces…?


• ¿Respondí con un reforzamiento ante una buena jugada?
• ¿Reforcé un gran esfuerzo?
• ¿Castigué un mal comportamiento?
• ¿Utilicé un error para dar una instrucción técnica?
• ¿Preparé los entrenamientos adecuadamente?
• ¿Me enojé por un mal resultado? ¿Y por un mal
comportamiento?
• ¿Incumplí las normas que marcamos?

Además de la autoevaluación de tipo cuantitativo, que nos puede aproximar a


una imagen más fría, puede ser muy enriquecedor hace una valoración
cualitativa en la que se reflexione sobre esos “cómo” de los que se hablaba
previamente.
Ejemplo: Si volviese a dirigir este entrenamiento o partido…
• ¿Qué cambiaría?
• ¿Qué haría de manera distinta?
• ¿Qué acción aprovecharía más?

Es importante que los entrenadores realicen autoevaluaciones con frecuencia,


que incorporen en su rutina un espacio para la reflexión y la valoración de su
práctica diaria. Para ello, es aconsejable fotografiar el punto de partida y, sobre
todo, el entrenador que pretende ser.

En el caso de los deportistas:


• Cuestionarios: los confeccionan los entrenadores y los
responden los deportistas. Se califican según la objetividad de la
respuesta.
• Diarios: el deportista registra sus pensamientos, ideas,
valoraciones y conceptos aprendidos durante determinado
proceso de enseñanza aprendizaje. Pueden ser registros
durante una temporada, un torneo de gran importancia en el
cual se pretenda registrar vivencias y emociones o lo que el
entrenador y el deportista consideren relevante.
• Bloc de autoevaluación: el deportista evidencia los aprendizajes
logrados y la valoración del esfuerzo, cuáles han sido sus
mejores momentos y lo objetivos conseguidos.
¿Qué sabia? ¿Cómo lo he aprendido? ¿Qué sé ahora?

Valoraciones
Propuestas de mejora:
• Hoja de plan semanal: se motiva al deportista para que se
responsabilice de sus acciones. Arma una lista de objetivos a
cumplir en la semana y los detalla por escrito.
En cuanto a los entrenadores
• Retroalimentación: se pueden utilizar audios o videos.
• Hojas de auto-clasificación: se confecciona un listado de
habilidades de índole pedagógicas donde el entrenador se
califica sobre la base de lo realizado, ya sea a modo de escala
numérica (cuantitativa) o redacción(cualitativa).
• Auto-informes: el entrenador elabora preguntas relacionadas
con los entrenamientos y luego verifica si cumplió o no lo
sugerido.
• Observaciones: una persona se dedica a observar las prácticas
llevadas a cabo por el entrenador.
• Comparación de estándares: con base en referencias de trabajos
realizados por otros entrenadores, se comparan parámetros.
• Listas de control: se registran variables observadas en las
prácticas a partir de una lista realizada previamente, con la
intención de verificar si se cumplen.
• Diarios: se manifiestan las sensaciones que deja el día a día de
la práctica y los acontecimientos que llamen la atención.

Se considera de gran importancia comprometer a los deportistas y entrenadores


a realizar de manera frecuente autoevaluaciones para medir su propio
rendimiento y aprendizaje. La autoevaluación debe ser considerada una
herramienta útil para entender, interpretar y considerar los diferentes ritmos de
aprendizaje según las características individuales de los sujetos.

El entrenador, en el caso de su autoevaluación, debe considerar las edades de los


deportistas a los cuales está entrenando. Cada variable que quiera medir debe ser
adaptada al momento madurativo de los sujetos, al contexto donde se lleva a
cabo el trabajo y a los objetivos propuestos por el mismo.

A continuación, se pasará a mostrar un trabajo realizado por Conde et al., (2010),


donde se utilizó un instrumento que sirve para evaluar la capacidad de los
entrenadores a la hora de mantener los niveles motivacionales de los deportistas.
Uno de los desafíos en el mundo del deporte es entender el funcionamiento de
algunas de las variables psicológicas más importantes, como es el caso de la
motivación. El entrenador cumple un rol relevante para ese trabajo y el hecho de
poder ser evaluado es algo útil para él.

Dicho instrumento registra, sistematiza y analiza la conducta del entrenador en


interacción con los jugadores. En este caso, se hace referencia al Coach
Behavioral Assessment System (CBAS), que analiza el comportamiento de los
entrenadores de diferentes deportes. Se mide la conducta del entrenador
durante las competiciones y los entrenamientos. Con este tipo de instrumentos,
el entrenador obtiene información relevante sobre sus intervenciones para
luego modificar, en caso de ser necesario, su conducta.

Las conductas observadas en los entrenadores se dividen en dos categorías;


reactivas y espontáneas. Las reactivas son conductas de los deportistas a partir
de los errores o aciertos y lo que esto genera en el entrenador. Las espontáneas
son originadas directamente por el entrenador.
Figura 4: Coach Behavioral Assessment System (CABS).
Fuente: Smith, Smoll y Hunt (1977).
En el estudio comentado (Conde, et al., 2010) se realizó una adaptación del CABS
con la intención de medir diferentes variables en un entrenador dedicado al
entrenamiento funcional. Se midió a un solo sujeto. En dicha adaptación, se
vuelve a dividir dos categorías y doce diferentes variables. Las variables fueron
definidas por un grupo de entrenadores expertos en el tema motivacional.

Figura 5: Adaptación del CABS.


Fuente: Conde, et al., 2010.

Como se mencionó, éste es un instrumento que permite evaluar de manera


objetiva el clima motivacional generado por el entrenador. Esto le permite
generar futuras intervenciones con mayor efectividad para con los deportistas.
Se recomienda realizar este tipo de trabajos junto a psicólogos deportivos, para
que puedan ayudar a interpretar los resultados con mayor profundidad. Otro
punto a tener en cuenta es el hecho de buscar sujetos para observar a los
entrenadores. Estos deben estar debidamente familiarizados con la temática y el
deporte en cuestión.

A continuación, se presentará otro estudio donde se utilizó el Sistema de


Observación del Clima Motivacional Multidimensional (MMCOS) propuesto por
Smith et al (2015), en el cual se observó el comportamiento de los entrenadores
y su influencia en la generación de climas motivacionales positivos o negativos.
En dicho instrumento, se trabaja con un observador que genera los registros y
los apunta en una planilla.

El MMCOS es un instrumento que evalúa el comportamiento de los entrenadores,


en el cual los observadores registran siete dimensiones del ambiente donde el
entrenador interactúa y se desenvuelve:
• Apoyo a la autonomía: proporciona opciones significativas.
• Dimensión controladora: utiliza recompensas extrínsecas.
• Orientación a la tarea: fomenta el aprendizaje cooperativo.
• Orientación al ego: utiliza castigos ante los errores.
• Fomenta las relaciones: demuestra apoyo incondicional.
• Frustración de las relaciones: limita las interacciones.
• Estructura: genera expectativas de aprendizaje.

Cada dimensión es observable en los entrenadores y luego éstos pueden


interpretar los resultados para modificar su comportamiento, en caso de ser
necesario.

A continuación, se pasará a desarrollar lo relacionado con la autovaloración del


deportista como contenido indispensable para comprender cómo se ven ellos
mismos y cómo interpretan la realidad a partir de sus percepciones.

Gonzáles (2011) se refiere a este término como: la valoración crítica que realiza
el deportista frente a los atributos que dispone, elaborando juicios internos
sobre el desarrollo de sus propias capacidades. Es una manera de realizar una
autoevaluación interna para valorar sus potencialidades y realizar posibles
ajustes.

El sujeto-deportista valora sus capacidades y habilidades con base en la realidad


y la valoración de los demás. Dicha valoración o evaluación puede ser
inapropiada, si su percepción está alejada de la realidad objetiva. Si el deportista
sobrevalora algunas de sus capacidades, centrará sus esfuerzos en otros
aspectos. Por el contrario, si subvalora alguna de sus capacidades, es posible que
muestre signos de inseguridad y no podrá explotar al máximo sus capacidades.

El entrenador es el responsable de valorar y evaluar los niveles de actuación y


preparación de los deportistas. Los niveles de autovaloración son investigados
en el campo de la psicología deportiva, con el objetivo de que los deportistas
puedan predecir sus comportamientos y entablar juicios sobre sus propias
capacidades.

Dentro de los contenidos que involucra la preparación psicológica de los


deportistas a lo largo de una temporada, se encuentra la autovaloración como
objetivo a trabajar. Para el trabajo de la autovaloración, se proponen métodos y
técnicas que posibilitan el desarrollo de este concepto dentro de la preparación
psicológica:
• Entrevistar a los deportistas y los entrenadores: se conoce la valoración de
los deportistas y se contrasta con la realizada por los entrenadores.
• Escala de autovaloración: se realiza una escala de valoración y se puntúa a
partir de la respuesta de los deportistas. Dicha escala suele ser realizada
por el entrenador y el psicólogo del equipo.
• Actitud para las competencias: identificar la apreciación de sus
capacidades antes de competir y su valoración del rival.
• Escala de los niveles de preparación: se verifica junto al deportista cómo
siente su preparación deportiva.
• Observaciones: aquí se busca interpretar expresiones de los deportistas
que den indicios de autovaloración y, además, observar la valoración del
otro (entrenador y compañero de equipo) sobre el deportista.

Es necesario que el deportista, a partir de su autovaloración, modifique por sí


mismo los aspectos de su comportamiento que considere necesario. La
autovaloración es una variable a desarrollar dentro de la preparación psicológica
de los deportistas, ya que contribuye a generar mayores niveles de seguridad en
la formación deportiva por parte del atleta. Con los métodos indicados de
autovaloración, se podrán realizar intervenciones adecuadas para con los
deportistas.

Es importante que el entrenador instruya a los deportistas en su capacidad de


análisis y crítica y en la elaboración de planes de actuación y mejora. Como
primer paso para todo eso, el entrenador (o psicólogo deportivo) debe guiar la
elaboración de una herramienta que resulte práctica e ilustre los avances,
retrocesos y estancamientos que vivencien los deportistas, así como todos los
comportamientos que conforman la actitud frente al entrenamiento y el deporte
en general.

Ejemplo. Para el deportista: ¿Qué porcentaje de veces…?


• ¿Escuchó de forma activa al entrenador?
• ¿Animó al equipo cuando lo necesitaba?
• ¿Cumplió con las indicaciones que le daba el entrenador?
• ¿Se esforzó?
• ¿Respetó la decisión de los árbitros?
Ejemplo: Si volviese a realizar este entrenamiento o partido…
• ¿Cambiaría algo?
• ¿Haría algo de forma distinta?
• ¿Aprovecharía más una acción?
• ¿Gestionaría de forma diferente los errores?
A lo largo de esta unidad, encontramos métodos y herramientas de
autovaloración para entrenadores. Con éstas, se apunta a dotar de herramientas
a los técnicos para que puedan hacer una valoración continua que les permitan
conocer el estado en el que se encuentran en el momento de la medición. Además,
ir siendo conscientes de sus logros para plantear objetivos adecuados en cada
momento y para cada uno de los jugadores con los que interactúa.
Control del pensamiento
A lo largo de los últimos años, desde el campo de la psicología deportiva, se
estudiaron en profundidad múltiples cuestiones relacionadas al pensamiento y
su influencia en el deporte. Como sabemos, el pensamiento influye sobre el
rendimiento deportivo; esto es un hecho que se manifiesta día a día en las
competiciones y entrenamientos.

Si la mente es invadida por pensamientos negativos, los resultados deportivos


estarán en la misma línea y el deportista no obtendrá rendimientos óptimos. Es
por ello que, ante los pensamientos que brotan de forma espontánea,
desorganizada y no siempre positiva, al atleta de alto rendimiento le conviene
controlar lo que piensa y hacer que la mente juegue a su favor.

Si bien hay deportistas que, naturalmente, saben qué pensar y en qué momento
hacerlo, no todos dominan esa habilidad. Muchos tampoco tienen la posibilidad
de encontrar un cuerpo de entrenadores o psicólogos deportivos que los
acompañen y formen durante su desarrollo. Afortunadamente, sin embargo, el
control del pensamiento es una destreza que se puede aprender y, por lo tanto,
ser entrenada durante la carrera deportiva del sujeto.

El pensamiento del deportista de alto rendimiento no puede limitarse a


mantener alejadas las ideas negativas. Su pensamiento debe ser productivo por
sí mismo y, para que sea efectivo y consistente, debe ser entrenado. Para ello, el
psicólogo deportivo juega un rol determinante. Este último puede, además,
formar al entrenador para que, mediante sus intervenciones, motive
pensamientos alineados en una misma dirección en los deportistas.

Al igual que las habilidades y capacidades físicas, el control de los pensamientos


es una variable que se entrena o, al menos, que se debería entrenar. Un
pensamiento negativo puede generar que un deportista, por más entrenado y
habilidoso que sea, quite el foco de su atención del partido y cometa errores que
perjudiquen su rendimiento.

En el campo del deporte, los sujetos no solo dedican tiempo a trabajar estas
cuestiones, sino que, además, buscan estrategias destinadas a distraer y sacar
de foco a los rivales. Con esto, se sabe que el adversario también luchará para
que los pensamientos del oponente le jueguen en contra durante la competencia.
Esto último genera un doble trabajo: por un lado, el deportista debe trabajar para
no dejarse invadir por sus pensamientos negativos (por ejemplo, al no controlar
determinada habilidad, tener miedo a la exposición en público o identificar que
no está en forma por una vieja lesión), pero, por el otro, no debe dejar que el rival
utilice sus estrategias para sacar al sujeto del partido.

Terapia racional emotiva de Ellis


La terapia racional emotiva explica los procesos psicológicos de los deportistas
mediante el “esquema ABC”:
A
Haz clic para voltear
Acontecimientos activadores (como, por ejemplo, un error en el primer servicio)
Haz clic para voltear
B
Creencia, evaluación o interpretación de algo (por ejemplo: “hoy no me entrará el primer
servicio, estoy jugando mal”).
C
Consecuencia emocional o conductual (como el miedo a fallar y los golpes imprecisos)

Se puede entender que los acontecimientos son consecuencias de las opiniones


e interpretaciones que hacen los deportistas de la situación. Esta corriente
plantea el pensamiento del ser humano desde la aproximación cognitiva
conductual, que tiene en cuenta los pensamientos e imágenes de los sujetos ante
respuestas abiertas. Por ello, intenta explicar el pensamiento mediante el
lenguaje. Así, una cuestión no menor es que los deportistas desarrollen la
capacidad de verbalizar lo que les pasa.

Un punto a destacar de la terapia racional emotiva es que se le muestran al sujeto


las consecuencias de sus actos y el porqué de sus emociones. Se le enseña a
pensar de una manera diferente, para que logre gestionar su accionar y sus
sentimientos. El objetivo es que el sujeto (en nuestro caso, el deportista) actúe y
evalúe las situaciones e interacciones de su día a día de manera racional. De esta
manera, se intenta conquistar un pensamiento más funcional a la realidad.

Con todo esto, los pensamientos y las emociones no son procesos que puedan
funcionar separados: las emociones pueden ser modificadas al cambiar la
manera de pensar.

De lo anterior, se desprenden dos puntos fundamentales:

• bullet

Pensar y sentir se encuentran vinculados.


• bullet
El vínculo entre pensamiento y emoción lleva a actuar de
manera consecuente, entre causa y efecto, porque, muchas
veces, son lo mismo: pensar es emoción y sentir es pensar.
Los sujetos, al tener la posibilidad de generar lenguaje, son capaces de conversar
con ellos mismos (autoverbalización) y mantener conversaciones internas. Así,
se hace difícil mantener una emoción que no se refuerce con el pensamiento.
Terapia cognitiva de Beck
La terapia cognitiva se fundamenta en la explicación y el tratamiento de la
depresión, pero sus principios básicos se pueden trasladar perfectamente al
deporte, especialmente, la tríada cognitiva negativa (es decir, actitudes y
creencias que inducen al deportista a percibir de forma negativa todo lo que le
rodea, el futuro y a sí mismo, y lo ponen en riesgo de lesiones, malos resultados
continuados o falta de motivación) y las distorsiones cognitivas (es decir,
errores en el procesamiento de la información, que también se encuentran
frecuentemente entre los deportistas).

Algunas distorsiones cognitivas en el deporte son:


Inferencia arbitraria
Haz clic para voltear
Se trata de llegar a conclusiones sin evidencia que las apoye, y que suelen ser contrarias al
resultado. Es el caso de pensamientos como “vamos a perder, son los terceros de la liga”.
Haz clic para voltear
Abstracción selectiva
Es la acción de basar una conclusión en detalles aislados o en algo específico sacado de
contexto. Así, pensar “seguramente me lesiono, no tuvimos el tiempo suficiente para
entrar en calor previo al partido” es un ejemplo de abstracción selectiva.
Sobregeneralización
Se da cuando se llega a una conclusión a partir de hechos aislados. Es, por ejemplo, el caso
de, tras una serie de malos primeros servicios (tenis), pensar en “mi primer servicio jamás
será efectivo”.
Magnificación y minimización
Es el error al evaluar un acontecimiento exagerando o minimizando sus consecuencias. Se
da, por ejemplo, al pensar “he fallado el tiro de penal, ahora perderé la titularidad”.
Personalización y autorreferencia
Son interpretaciones egocéntricas de sucesos impersonales. También, se da cuando se
presenta una gran facilidad para atribuirse sucesos externos. El pensamiento “hoy es un
día excelente para la competencia, el clima juega a mi favor” presenta un ejemplo de
personalización y autorreferencia.
Pensamiento supersticioso y visión catastrófica
Se da cuando el sujeto crea una relación de causa y efecto entre sucesos que no son no
correlativos. Así, por ejemplo, plantear que “hoy no traje los calcetines con los que siempre
gano las competiciones, seguramente hoy perderé” es un pensamiento supersticioso.
Uno de los objetivos que persigue esta teoría es la identificación de los
pensamientos que perjudican el rendimiento deportivo, mediante una serie de
estrategias. A saber:

• bullet

Detectar pensamientos que se generen de manera automática.

• bullet

Detectar cómo los pensamientos automáticos influyen en las


emociones.
• bullet
Entrenar mecanismos de registros de los pensamientos
automáticos con una rutina.
Por fuera del modelo de Beck, pero no menos importante, hay otro punto a
destacar: la polarización de los pensamientos. Específicamente, se trata de ver
la realidad con solo dos posibilidades: está todo bien o todo mal. La construcción
de los pensamientos oscila entre categorías contrarias y no se perciben estados
intermedios. Esto genera la creación de elevadas expectativas que, cuando no se
cumplen, perjudican con algunas variables psicológicas como el estrés o la
ansiedad, entre otros.

Autores como Zinsser, Bunker y Williams (2006) explican cómo deportistas de


distintas disciplinas reconocen que tuvieron mejor desempeño cuando no
registraron pensamientos en su mente: es decir, cuando tuvieron un control
cognitivo de sus pensamientos. Como consecuencia, los autores plantean en su
estudio la importancia del autohabla, como la clave para conseguir un control
cognitivo.

Zinsser, Bunker y Williams analizan algunas de las aplicaciones del control de


pensamientos mediante el autohabla. Estas son:

• bullet

Adquisición de habilidades y destrezas: por ejemplo, para la


buena ejecución del servicio en el tenis, el deportista puede
rebajar la posible tensión diciendo “stop”, para alejar las dudas,
y a continuación “respira”, para centrarse en la ejecución y no
en el resultado del servicio.

• bullet
Cambio de malos hábitos: por ejemplo, tras un error, el
deportista que suele quedarse lamentándose, puede utilizar la
palabra clave para controlar los pensamientos y decirse
“siguiente”, “recupera”, “continúa”.

• bullet

Control de la atención: por ejemplo, tras la detección de


pensamientos disruptivos que no ayudan a focalizar la atención
en los elementos que ayudan al rendimiento, el deportista
puede contar hasta tres y, a continuación, puede narrar las
acciones siguientes: “Boto tres veces: 1, 2, 3”, “inspiro y
expiro”, “miro a tablero y dentro”.

• bullet

Crear o cambiar el afecto o estado de ánimo: consiste, por


ejemplo, en pensar frases como “ánimo” o “soy bueno”.

• bullet

Control del esfuerzo: así, el deportista puede hablarse y decirse,


en función de su estado de activación, “calma”, “menos” o
“¡mucho más!”.

• bullet

Construir autoeficacia-autoconfianza: ante situaciones


desmotivantes o sensación de impotencia, el deportista puede
elegir palabras que lo despierten y activen, que lo motiven,
como “de peores he salido”, “¡sé hacerlo!”, o “¡vamos por
todo!”.
• bullet
Incrementar la adherencia y el mantenimiento de conductas
positivas hacia el ejercicio: por ejemplo, decirse “aunque este
ejercicio me cuesta, después de realizarlo me sentiré genial,
porque logré hacerlo a pesar de la pereza”

Las técnicas de autohabla son estrategias cognitivas que tienen como objetivo
controlar los pensamientos disruptivos, capaces de perjudicar el rendimiento
deportivo. Desarrollar esta capacidad le permitirá al deportista controlar sus
pensamientos antes, durante y después de la competencia.
El autohabla ha sido definida como:

El diálogo por medio del cual el individuo interpreta sentimientos y


percepciones. Al mismo tiempo, este diálogo regula y cambia evaluaciones y
convicciones, promoviendo de esta manera instrucciones y refuerzo. (Hackfort
& Schwenkmezger, 1989)

Los deportistas están permanentemente en diálogo interno consigo mismos, de


manera subconsciente. La intención del autohabla es que desarrollen esta
habilidad de manera consciente, para que ellos mismos puedan orientar sus
pensamientos. Los mensajes internos o el diálogo que mantiene el deportista
consigo mismo manifiestan la información sensorial, y representan el sistema
de creencias que genera el sujeto respecto de lo que vive.

Latinjak, Torregrosa, y Renom (2009), al hablar de autohabla, plantean que:

• bullet

Es una verbalización dirigida a uno mismo.

• bullet

Se caracteriza por su naturaleza multidimensional y dinámica.

• bullet

Está compuesta por un contenido basado en interpretaciones


realizadas por los sujetos.
• bullet
Puede ser utilizada para cuestiones motivacionales o
instructivas.

En la medida en que el deportista toma conciencia del diálogo interno que


desarrolla durante su práctica deportiva o durante las competiciones, este podrá
realizar cambios cognitivos. Así, sus pensamientos, sus emociones y, por
consiguiente, sus conductas podrán ser direccionados a lugares que resulten
beneficiosos para el rendimiento deportivo.

Se considera que, al reducir el número de pensamientos disruptivos mediante la


utilización consciente del autohabla como recurso, se genera una mejora en los
niveles de concentración y rendimiento. Esto está confirmado por autores como
Hatzigeorgiadis, Theodorakis y Zourbanos (2004).

Una de las variables psicológicas más influyentes en el rendimiento deportivo es


la atención. Autores como Latinjak, Torregrosa y Renom (2009), sugieren que el
autohabla puede ser utilizada como técnica para dirigir el foco atencional hacia
estímulos relevantes del entorno o hacia estímulos internos del sujeto. Así, los
deportistas en los entrenamientos y en las competiciones tienen un mayor
control de las situaciones.

Díaz Ocejo (2010) plantea que lo que el deportista se dice a sí mismo es lo que
realmente cree. Las dificultades en el control del autohabla radican en el hecho
de que se da a nivel interno del sujeto y los pensamientos se suceden de manera
automática. De ahí la importancia de entrenar estas técnicas.

En cuanto al control del pensamiento, Dosil (2004) sostiene que el autohabla


cobra una gran importancia por el hecho de hacer conscientes los pensamientos
inadecuados.

Díaz Ocejo (2010) resume algunos de los beneficios del autohabla:

• bullet

Modifica malos hábitos.

• bullet

Orienta y controla la atención y la concentración.


• bullet
Fomenta conductas positivas orientadas a la práctica
deportiva.

Hatzigeorgiadis et al. (2004) sugieren que el tipo de palabras que utilicen los
deportistas deben estar relacionadas con el propósito que persiguen para una
determinada tarea o competencia. Puede que el deportista utilice autohabla de
instrucciones o motivacional. La utilización de una u otra será en función de lo
que se esté por realizar.

Latinjak, Torregrosa y Renom (2009) sugieren una lista de palabras que pueden
utilizar los deportistas según la variable psicológica que domine el estado
emocional.

Figura 1. Palabras orientadas a una variable psicológica


Fuente: elaboración propia con base en Latinjak, Torregrosa y Renom (2009).

Estos ejemplos deben servir de guía para el deportista. El mejor resultado de la


técnica del autohabla se consigue cuando el deportista formula frases o palabras
claves con sus propias palabras, con su manera de expresarse. El deportista debe
apropiarse del autohabla y ser capaz de dotar de sentido e intencionalidad sus
autoinstrucciones.

Las técnicas de intervención psicológica que se utilicen para mejorar el


rendimiento deportivo (en este caso, hablamos del autohabla como estrategia
para el control de los pensamientos) deben ser consecuentes con los objetivos
propuestos por el entrenador y los deportistas. Al trabajar con el pensamiento
del deportista, nos introducimos en su mundo interno, con lo que este tipo de
intervenciones son frágiles y pueden despertar emociones fuertes que pueden
ser difíciles de controlar.

En el ámbito deportivo, estas publicaciones se llevaron a cabo en tenis, golf,


baloncesto y fútbol. Autores como Landin y Hebert (1999) utilizaron técnicas de
autohabla en jugadores tenis para mejorar su volea. El estudio evidenció que,
efectivamente, los sujetos mejoraron su ejecución en términos de precisión, y
que aumentaron los niveles de confianza y atención, al incorporar nuevas
habilidades motrices. Esto también redujo los niveles de ansiedad cognitiva.

Como se mencionó anteriormente, se puede dividir esta práctica en autohabla


de instrucciones o motivacional. En un estudio de Hatzigeorgiadis et al. (2004),
realizado con jugadores de waterpolo, se evidenció que, cuando la tarea requiere
precisión, la técnica de autohabla de instrucciones es más eficaz que la
motivacional. En cambio, cuando la tarea requiere la utilización de niveles
elevados de fuerza, el autohabla motivacional es óptima para mejorar el
rendimiento. Igualmente, ambas técnicas (instrucciones y motivacional)
colaboran en la reducción de los pensamientos disruptivos y mejoran el
rendimiento deportivo.

Para definir ambos estilos de autohabla, se tomarán los conceptos de Zinsser,


Bunker y Williams (2006):

• bullet

Autohabla de instrucciones: se dirige al foco atencional, a la


ejecución técnica y al procedimiento táctico. Es el caso, por
ejemplo, de frases como “gira el tronco tras golpeo”, “cuerpo
abajo, pasa la pierna”.
• bullet
Autohabla motivacional: está dirigida a aumentar la confianza,
el esfuerzo y la actitud positiva. Son autohabla motivacional las
frases como “¡Vamos!”, “¡Tú puedes!”, “¡Continúa!”
Con lo visto hasta aquí, se puede decir que todos los sujetos deportistas tienen
un diálogo interno durante sus entrenamientos y sus competencias. El objetivo
es direccionar ese diálogo a un propósito claro, relacionado con la mejora del
rendimiento deportivo. El diálogo es la manifestación del pensamiento y, por lo
tanto, si se entrena adecuadamente, modifica el modo de pensar la realidad
deportiva.

El control de pensamientos permite al deportista tener garantías de que su


actuación estará bajo control, ya que le ayuda a saber qué, cuándo y cómo pensar.

Habrá momentos en los que el deportista consiga estar totalmente inmerso en


la actividad y todos sus pensamientos se dirijan a la superación de las
dificultades de la competición. Esto reducirá las posibilidades de que le invadan
pensamientos inadecuados. En caso de que estos últimos surjan, lo primero que
el sujeto debe hacer es detectarlo, para poder detenerlo y cambiarlo por un
pensamiento adecuado.

Es importante conocer los tipos de pensamientos que pueden aparecer y que


pueden minar el rendimiento de un deportista. En este sentido, los
pensamientos más frecuentes son del tipo:
Racionales e irracionales
Haz clic para voltear
Los primeros son pensamientos realistas y objetivos (del tipo “si entreno regularmente en
el gimnasio, incrementaré mis niveles de fuerza”). Los segundos, en cambio, son ilógicos,
no realistas y cargados de subjetividad (como “si hoy no voy al gimnasio, perderé mis
niveles de fuerza”).
Haz clic para voltear
Positivos y negativos
Los primeros sirven de refuerzo, de impulso, apoyan al deportista en su empeño y
aumentan su confianza. Se trata de pensamientos del tipo “¡lo conseguiré!”. Los segundos,
por otro lado, son perjudiciales para el rendimiento, porque reducen la capacidad de
afrontamiento y disminuyen la confianza (“¡no lo conseguiré!”).
Rígidos y flexibles
Los primeros son inalterables, no dan lugar a interpretar otras informaciones que podrían
tener valor para la situación (“siempre que reciba balón debo ir a portería”). En cambio, los
pensamientos flexibles son modificables y aceptan informaciones externas o no
contempladas previamente, que permiten mejorar el rendimiento. Son pensamientos del
tipo “me cuesta superarlo cada vez que quiero ir a portería, la próxima vez miraré si tengo
opción de pase a un compañero para dar continuidad a la jugada”.
Una vez diferenciados los tipos de pensamientos que pueden invadir al
deportista, este deberá identificarlos y elaborar pensamientos alternativos para
sustituirlos, con la ayuda del entrenador o del psicólogo.
Ejercicios para direccionar los pensamientos
Se deben identificar las situaciones que generan pensamientos negativos. Luego,
es bueno anotar los pensamientos que aparecen en cada situación y que no
ayudan al buen rendimiento del deportista. Finalmente, se deben cambiar los
pensamientos detectados por otros de carácter positivo.

Tabla 1: Ejemplo

Situaciones que pueden Pensamientos negativos Reenfoque positivo


generar distorsiones
cognitivas
Cuando el público grita mi ¡Oh no! Todos me están mirando. ¡Tengo el apoyo de todos
nombre.

Cuando me dispongo a tirar Lo fallo seguro. Entrené lo suficiente par


un penalti. estar conforme con el
El portero me lo parará. posible resultado.

¿Y si fallo? Esto será un gol.

Sé lo que tengo que hace

Aseguro con el interior d


pie.
Cuando comienzo el partido No puedo fallar. Soy titular porqué me lo
de titular. ganado.
El rival es muy bueno, debo
mantener la concentración El entrenador confía en m
durante todo el juego o
perderemos. Empiezo por lo básico:
pases seguros y
Tengo miedo. contundencia defensiva.

Fuente: elaboración propia.

Lo visto anteriormente puede ser utilizado para que los deportistas identifiquen
cómo piensan en los momentos previos, durante y después de las competencias.
Graficar significa hacer visible algo que puede perjudicar el rendimiento, por lo
que este tipo de intervenciones son de gran utilidad.

Se recomienda trabajar en equipo con la participación activa del entrenador, el


psicólogo del club (en caso de contar con uno) y la familia del deportista. Son
éstos los agentes que más se relacionan con el sujeto y su aporte puede
enriquecer el trabajo.

Muchas veces los deportistas hablan solo con sus padres al finalizar los
entrenamientos o las competencias. Esto indica que el vínculo que debe tener el
entrenador con la familia debe ser frecuente. Muchos entrenadores desconocen
cómo se sienten los sujetos en los entrenamientos y plantean intervenciones que
no son acordes a las expectativas de los deportistas. Como consecuencia, su
rendimiento no es el óptimo.
CONTINUE

En la medida en la que los deportistas mejoren sus técnicas de control de


pensamientos, obtendrán más autocontrol sobre ellos mismos y lograrán, en
muchos casos, gestionar con eficacia su estabilidad emocional.

El autocontrol es definido como una capacidad o habilidad con potencialidad de


ser aprendida. Se trata de la autogestión del comportamiento en cuanto a
cuestiones físicas, cognitivas o sociales. Es el propio sujeto deportista el que
gestiona de manera interna las variables que puedan alterar su
comportamiento.

En los casos de aquellos deportistas que no tienen capacidad de autocontrol, se


puede entrenar mediante diversas técnicas. Lograr controlar los pensamientos,
como se habló anteriormente, es una manera de tener autocontrol. Sin embargo,
este se desarrolló como una variable a ser estudiada y, para ello, se aplican
estrategias que son de utilidad para los sujetos.

Las técnicas de autocontrol sirven para que el deportista no necesite del


psicólogo deportivo durante los entrenamientos o competencias, y sepa, por sí
solo, gestionar su conducta. En este caso, hablamos de sujetos que no logran
tener suficiente autocontrol. Ningún deportista podrá controlar sus
pensamientos y modificar su conducta si no se convence de que esto es posible.

Aquí se trata de un principio de autonomía del propio sujeto, el cual intenta


controlar su conducta mediante estrategias propias internas o aprendidas.

A continuación, se mencionan algunos instrumentos para entrenar el


autocontrol:
Autobservación
Haz clic para voltear
En este caso, el entrenador debe ayudar al deportista a observar su propia conducta,
estableciendo rutina de registro. Así, por ejemplo, la cantidad de pasos que realiza el
deportista antes de pasar el balón al pívot sería la conducta a observar de sí mismo. Una
vez realizado el ejercicio, él apuntará las veces que lo ha conseguido con éxito.
Haz clic para voltear
Autocontingencias
En este caso, se genera una modificación de la conducta mediante agentes externos
(refuerzos materiales) o internos (realizarse elogios). Es el caso, por ejemplo, de “¡bien
hecho!” o “¡buen golpe!”.
Contrato de contingencias
Aquí el sujeto se compromete, con su entrenador o con su psicólogo deportivo, a llevar a
cabo una serie de comportamientos direccionados a cambiar su conducta. Deben referirse
a conductas observables y los sujetos deben establecer tanto los beneficios por cumplirlos
como los perjuicios por no hacerlo. Supongamos un ejemplo: una nadadora se
compromete con su entrenadora a llegar a horario y no demorarse en los entrenamientos,
a calentar correctamente antes de meterse al agua y a esforzarse en nadar en los tiempos
marcados. Todas estas conductas, que son medibles para ambas, tienen beneficios al
cumplirse (la autorrealización y valores como el compromiso o la la responsabilidad) y
consecuencias si no (como consecuencias emocionales que influyen negativamente en la
autoestima; es el caso de la culpa).
Objetivos
Aquí se establece qué tipo de conducta se desea conquistar. Estas deben ser progresivas
para no generar estados de ánimo negativos en los jugadores, al proponerse objetivos
demasiados complejos.

1 de 4
En cuanto a las estrategias de autocontrol utilizadas por los deportistas, se debe
tener en claro, desde el comienzo, que la conducta y el control de los
pensamientos deben ser dominados por el sujeto. Estas estrategias están
relacionadas con el control de la conducta y pueden ser:
Estrechamiento de estímulos
Haz clic para voltear
En este caso, nos referimos a cambiar el medio (contexto) para adaptar la conducta a dicho
cambio. Por ejemplo, en una pista llena de entrenadores, padres y tenistas, es bueno
cambiar el lugar o el horario, con el fin de reducir los estímulos que sacan al deportista
fuera de su control. A medida que se aprendan las técnicas, se podrá introducir un mayor
número de estímulos de forma paulatina, para equiparar de equiparar las situaciones a la
competición real.
Haz clic para voltear
Fortalecimiento de situaciones
Se trata de llevar a cabo las conductas deseadas en reiteradas oportunidades, para
fortalecer los hábitos en el comportamiento. Por ejemplo, la realización de una conducta
de éxito (tiros libres) aumenta la autoestima con la eficacia y genera el hábito de repetir
este entrenamiento.
Tareas conductuales durante las sesiones
Lo que se propone es formar al deportista en los aspectos que debe modificar. Puede ser
a través de charlas entre las sesiones sobre la importancia de realizar determinadas tareas
durante los entrenamientos. Esto lleva a reforzar el estímulo. Por ejemplo, es bueno, antes
del comienzo del entrenamiento, hablar con el jugador para establecer el objetivo y fijar la
atención en aquellas conductas y técnicas que ha de realizar. La supervisión de estas tareas
y el feedback durante y después del entrenamiento favorecerán que la conducta deseada
se mantenga en el tiempo.
Control coverante
Aquí el deportista desarrolla una lista de pensamientos no observables que pueden
prevenir la aparición de conductas no deseadas. Por ejemplo, ante un pensamiento como
“cuando fallo la primera canasta desconfío de cómo me va ir en el partido”, el deportista
ya conoce qué sentimiento precederá a la falla, por lo que combatirá estos pensamientos
con otros previamente trabajados, como “el hecho que no acierte la primera no significa
nada, queda mucho tiempo de juego por delante” o “me olvido del error y pienso en
recuperar la bola”.

1 de 4

Autoregistro en el entrenamiento

En este caso, se utiliza el autoregistro como medio para el conocimiento de las


conductas y pensamientos que se deben trabajar. Se recomienda no dejar pasar
periodos largos de tiempo sin registrar, para que las anotaciones puedan ser
internalizadas por el deportista.
Con este instrumento, el sujeto logra evidenciar el proceso que implica el cambio
comportamental y los resultados obtenidos. Dichos registros deben llevarse a
cabo en el lugar en que el sujeto desarrolla su actividad.

Algunas de las ventajas del autoregistro son:

• bullet

El sujeto pasa a ser protagonista de su proceso de aprendizaje,


al controlar y registrar las cuestiones o variables que debe
modificar.

• bullet

No le quedan datos sin conocer y consigue detalles de su


entrenamiento que, de otra manera, se le podrían escapar. Si
registra, tiene datos.
• bullet
El deportista comienza a tener más control de sí mismo.

Hasta aquí, se puede decir que, con estas herramientas, los deportistas logran
entender su proceso de entrenamiento y las variables que lo afectan. Con ello,
mejoran y controlan su conducta, sus pensamientos y sus emociones,
estabilizan el carácter para afrontar los entrenamientos y las competencias. Así,
el rendimiento deportivo alcanza mayores posibilidades de éxito.

Los pensamientos, en caso de no ser controlados, pueden llegar a inundar a un


sujeto al afrontar una situación estresante. Mientras mejor se dominen las
variables que rodean una situación, más posibilidades de desenvolvimiento
efectivo tendrá una persona.

A continuación, se describe lo que se entiende por rutinas deportivas, con el


propósito de entender cómo gestionar un ambiente de trabajo en el que el
deportista se sienta cómodo.
Rutinas deportivas
La rutina es el hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin
razonarlas. Es importante recalcar que no es lo mismo que un ritual. En este
último caso, los actos se realizan por su valor simbólico, es decir, por la
necesidad de reforzar alguna creencia. Incluso pueden ser comportamientos
compulsivos.
La rutina, por otro lado, puede surgir espontáneamente (el jugador adquiere el
hábito de hacerlo siempre igual, por simple repetición natural), pero también
puede adoptarse con el objetivo de lograr una mayor eficiencia o un mejor
desempeño.

En este último caso, hay un proceso de construcción de la rutina, en el cual el


deportista va probando con qué acciones se siente cómodo y logra mejores
resultados. Es, como prueba y error, desarrollado por el propio deportista.
Cuando interpreta que determinada acción le sirve, se vuelve rutina para él.

Tras la construcción o repetición, viene la adopción de la rutina, que conlleva


muchas repeticiones para lograr automatizarla. Primero, se hará en situación de
entrenamiento libre, prácticamente sin presión.

Luego, se la llevará paulatinamente a las situaciones de partido-entrenamiento


y de partido competitivo. En esta etapa, el deportista debe ser paciente, sabiendo
que la rutina no asegura resultados, pero sí mejora las condiciones de ejecución
y, por lo tanto, aumenta la probabilidad de éxito (especialmente en gestos
técnicos que no tienen oposición, penaltis, tiros libres, servicio en el tenis).

La rutina puede sufrir ajustes si es necesario, pero cuando se logre una completa
automatización, el deportista va a dejar de pensar en lo que tiene que hacer, para
simplemente hacerlo sin pensar. En este momento, es cuando la rutina está
afianzada y el deportista tiene mejor control de sus habilidades psicológicas,
incluso bajo mayor presión. La rutina permite al deportista focalizar la atención
en los elementos que se encuentran bajo su control, dejando de lado aquellos
estímulos fuera de su alcance que, en ocasiones, pueden suponer elementos
distractores.

Se puede hablar de rutinas antes, durante e incluso tras la competición. A


continuación, presentamos ejemplos de rutinas distribuidos en los distintos
momentos que la rodean:

• bullet

Precompetición: escuchar música, ver ejercicios técnicos


(servicio en el tenis, movimientos a realizar en una vía de
escalada, ejecución de un salto de altura).

• bullet

Competición: en el golf, por ejemplo, antes de tirar un put


(golpe a realizar dentro del green) los deportistas acostumbran
tener sus movimientos escogidos: mirar la caída del terreno de
vista frontal, ensayos para medir la fuerza antes del golpe,
colocación del cuerpo, mirar al hoyo y, finalmente, golpear.
• bullet
Poscompetición: algo que se acostumbra a hacer luego de la
competición son ejercicios de estiramiento y/o descarga
muscular.
Se debe destacar que las rutinas generan estados de confort en el deportista, que
comprueba que algunos comportamientos le dan resultados positivos. Esto
genera una gran resistencia al cambio, porque sus pensamientos y conductas
van en una dirección determinada. Como entrenadores o psicólogos deportivos,
debemos tener cuidado con esa resistencia: las modificaciones deben ser
progresivas y adaptadas a la capacidad de los sujetos.
En esta unidad, se desarrollará en profundidad una de las variables de soporte
cognitivo para el campo de la psicología deportiva: la técnica de autohabla. Son
numerosos los autores que estudiaron esta técnica y, aunque la abordamos en la
unidad anterior, en esta oportunidad, se analizará al detalle.

Hardy (2006) define el autohabla como:

una verbalización o declaración dirigida a uno mismo, que tiene una naturaleza
multidimensional, que tiene elementos interpretativos asociados al contenido
de las declaraciones usadas, que es relativamente dinámico, y que sirve al menos
para instruir o motivar. (p. 77)

Esta definición estuvo vigente muchos años, hasta que varios autores
consideraron que debía revisarse y complementarse con estudios realizados
después.

En términos simples, el autohabla no es el hecho de hablarse a uno mismo, ya


que esto es algo que les sucede a todas las personas, en cualquier tipo trabajo. En
el ámbito deportivo, cobra una importancia mayor, producto de que una palabra
puede desencadenar una serie de reacciones que pueden ser favorables o
desfavorables para el rendimiento deportivo.

Zourbanos, Papaioannou, Argyropoulou y Hatzigeorgiadis (2014) plantean que,


en los últimos años, las técnicas de autohabla cobraron un papel determinante
para el rendimiento deportivo y la autorregulación en el sujeto deportista.

Otra de las definiciones referidas al concepto plantea que el sujeto interpreta su


estado de ánimo y, en base a eso, cambia, refuerza o regula su conducta Hackfort
y Schwenkmezger (1989).
Cuando un jugador se dice “venga, un último esfuerzo para poner la bola al
fondo”, se está dando una instrucción de hacia dónde dirigir la bola porque
considera que es la mejor opción. Pero también se está animando a sí mismo,
diciendo que emplee un poco más de energía, que el esfuerzo está a punto de
acabar. Se unen un componente táctico y otro emocional, que han sido
previamente entrenados y visualizados para lograr una activación en el
deportista.

Dentro de las numerosas investigaciones llevadas a cabo sobre el término


autohabla, uno de los autores que más recopiló definiciones para poder lograr
conceso fue Hardy (2006), que define la práctica como:

Una verbalización o declaración dirigida a uno mismo, que tiene una naturaleza
multidimensional, que tiene elementos interpretativos asociados al contenido
de las declaraciones usadas, que es relativamente dinámico, y que sirve al menos
para instruir o motivar. (p. 84)

Las primeras definiciones generaron la distinción del autohabla en dos tipos:


positivo y negativo. El primer caso, refiere a las palabras de aliento o refuerzo
que se puede dar un sujeto; más concretamente, coloca al deportista en el
presente. Por el contrario, al tipo negativo se lo considera disruptivo, porque
saca de foco al deportista y lo mantiene lejos del objetivo a concretar. Así, por
ejemplo, “estoy muy cansado, me duele todo el cuerpo y siento molestias, no
seré más rápido que mi oponente, no me siento bien entrenado y no sé qué hago
en esta competición” es un ejemplo de autohabla negativo.

El problema que identificaron los autores con estas definiciones surge porque el
concepto es tan amplio que no se puede simplificar en dos tipos, sino que
también se deben contemplar matices entre los extremos planteados
anteriormente (Hardy, Gammage y Hall, 2001). Sumado a esto, se descubrió que,
en algunos casos, el autohabla negativo termina por generar impulsos
motivacionales. Con ello, el rendimiento deportivo mejora, contrariamente a lo
que se suponía anteriormente. En ocasiones, los deportistas explican este efecto
como una discusión con ellos mismos, en la que su voz interna les dice que no
podrían vencer o acabar una carrera, y, simultáneamente, otra voz interior no se
deja doblegar por este primer mensaje. El deportista se motiva para poder acallar
a aquella voz. La segunda instrucción es el motor para focalizarse en lo que tiene
que hacer en el juego.

Uno de los principales objetivos que se persiguen desde la psicología deportiva


es dotar al deportista de herramientas para que pueda gestionar sus emociones
y pensamientos para tomar decisiones.

En cuanto a la teoría cognitiva de Beker y su trabajo con cuestiones relacionadas
a la depresión, se realizaron propuestas para adaptarla al ámbito deportivo. Esa
teoría desarrolla la tríada cognitiva negativa y las distorsiones cognitivas.

La primera se refiere a la visión negativa que tiene una persona de sí misma, del
mundo y del futuro. Así, puede ocurrir que un deportista empiece por llegar a
conclusiones del tipo “estoy mal” (visión negativa de sí mismo), continúe por
“no tengo nada que me ayude ahora mismo” (visión negativa del mundo) y
acabe por “no seré capaz de ganar este partido” (visión negativa del futuro).
Esto puede estar relacionado con antecedentes desfavorables para los
deportistas (acumulación de malos resultados, lesiones deportivas, ausencia de
motivación, y demás). En ocasiones, esta manera de percibirse y de relacionarse
con uno mismo y con el entorno puede llevar a que el deportista experimente un
estado de indefensión aprendida que anticipe la derrota, la acepte antes de
tiempo y considere el éxito un imposible.

En el alto rendimiento deportivo, las exigencias de los entrenamientos y, más


aun, de las competiciones son tan altas que los pensamientos que invaden a los
deportistas aparecen y desaparecen muy rápido. Los estímulos que generan las
distorsiones cognitivas están asociados con diversas fuentes.

Durante las competencias, cada jugador tendrá una interpretación diferente de


lo que sucede. Cada percepción es distinta en base al cúmulo de experiencias
individuales. Es esta percepción la que condiciona al sujeto, más que el juego en
sí o la competencia.

Tabla 2. Distorsiones cognitivas. Ejemplos

Distorsión Definición Ejemplos


Árbitros. Sacar conclusiones sin evidencias
El entrenador no c
cuando las mismas no coinciden en mí, no obtend
con el resultado. titularidad.
Abstracción selectiva. Sacar conclusiones con base en No logro finalizar
información descontextualizada. partidos con el es
físico deseado.
Sobregeneralización. Sacar conclusiones con base en Ya no seré más titul
hechos aislados. entrenador me
puesto como suplen
Magnificación y minimización. Cometer errores con base en Es mi mejor mom
cuestiones que se magnifiquen o (deportista que
minimicen. realizado
entrenamiento cor
luego de mucho tiem
Personalización y Atribuciones personales de Todos en este eq
autorreferencia. conquistas externas y aumento del son mejores que yo
ego por logros colectivos.
Pensamiento supersticioso y Con base en hechos que no se Solo puedo entrena
visión catastrófica. relacionan, realizar días lunes por
interpretaciones de causa y efecto. mañana. Si entreno
la tarde no competi
buena forma.

Fuente: Dosil (2004).

Los deportistas de alto rendimiento se enfrentan a situaciones y exigencias


físicas de gran intensidad. Esto genera, a nivel corporal y físico, un alto grado de
fatiga. El que el cuerpo envía mensajes a la mente, para dejar de ser sometido a
tal intensidad. Cuando esto sucede, la mente comienza a generar pensamientos
que no se relacionan con la continuidad, sino que tienden a abandonar lo que se
está haciendo.

Aquí se presenta un hecho que los deportistas frecuentan en todo momento: la


lucha entre lo que se desea generar con la mente (continuar con la competición
a pesar de la exigencia física) y lo que le sucede al cuerpo (altos niveles de fatiga).
El deportista, mediante las técnicas cognitivas de autohabla, trabaja para callar
las señales corporales y convencerse de que está capacitado para continuar sus
entrenamientos y competencias. Es una manera de centrarse en los diálogos que
uno mismo se dice cuando las energías y/o los errores causan desgaste mental y
físico. Con ello, se ordena la mente para estar atento al aquí y ahora, y dirigir la
concentración hacia cosas relevantes (tanto del juego como emocionales), para
evitar hacer caso a los pensamientos que no ayudan al rendimiento deportivo.

El deportista debe sentir que la situación está bajo su control, que sus
pensamientos están dominados. En este caso, algunos autores hablan del Flow,
término que refiere a pensar sólo en lo que se debe hacer. Cuánto, cómo y cuándo
pensar son variables que llevan a la sensación de control de la situación, de los
pensamientos y, por ende, de las emociones. Para que un deportista pueda
conseguir este estado, ha de tener un entrenamiento previo no sólo a nivel
técnico-táctico, sino que entrenar sus pensamientos y emociones, y saber cómo
focalizarlos según las diferentes situaciones ayudará a la sensación de control.
Por ejemplo, un regatista, ante una competición con mucho viento
(circunstancia que le provoca nerviosismo porque no está muy acostumbrado),
si previamente trabajó qué pensamientos y emociones pueden aparecer (“no
estoy preparado para tanto viento”, “seguro que me agoto antes de tiempo”,
“espero que no se me rompa el timón”), y entrena los pensamientos que le serán
de ayuda para esos momentos concretos (“no tengo tanta experiencia
entrenando con viento, pero estoy preparado para ello”, “navegaré con
intensidad, pero con tranquilidad”, “paso a paso y sin pensar en las cosas malas
que pueden pasar”), será capaz de redirigir sus pensamientos en cada
circunstancia que se le vaya presentando durante la competición.

Vealey (1992) afirma que los deportistas sostienen su confianza en base a un


sistema de creencias, en cuanto su capacidad de rendimiento motriz. En caso del
autohabla, se relaciona con el sistema de creencias que resulta de que todo lo que
el deportista se dice a sí mismo es lo que cree. Esto lleva a la imposibilidad de
controlar el diálogo interno de los deportistas, ya que sus pensamientos son
invisibles al otro.

Frente a esta imposibilidad, se perfeccionaron las estrategias cognitivas con el


objetivo de cortar la cadena de pensamientos negativos. Weinberg y Gould
(1996) comentan que se procesan unos 66.000 pensamientos diarios, de los
cuales, entre un 70 % y 80 % son de carácter negativo.

Autores, como Buceta (1998), plantean una serie de beneficios para el control de
variables, en caso de dominar las técnicas de autohabla. Estas son:

• bullet

Genera estabilidad emocional.

• bullet

Estimula la autoconfianza y la motivación.

• bullet

Regula la atención.

• bullet

Predispone a la acción.

• bullet

Predispone para afrontar momentos estresantes.


• bullet
Consolida comportamientos que resultaron eficaces.
Lorenzo (1997) indica que el autohabla está directamente relacionada con la
manifestación de la conducta explícita. Las cogniciones y los pensamientos
inadecuados manifiestan conductas inadecuadas. Lo que se manifiesta como
conducta externa puede ser modificado al cambiar la conducta (pensamientos,
emociones) interna, con lo que uno se dice a sí mismo. En el caso de que un
nadador se dé una instrucción mediante el autohabla, como por ejemplo, “he de
alargar más la brazada en los últimos metros, mientras doy más fuerza con las
piernas”, logra favorecer un cambio en la conducta durante la ejecución de una
prueba.

En la medida en la que más se trabaje sobre determinados pensamientos (por


ejemplo, del tipo negativo), el cerebro genera conexiones sinápticas destinadas
a esos pensamientos y refuerza lazos neurales específicos que perduran en el
tiempo. A este fenómeno le llaman “huella sináptica” y suele ser utilizado para
referirse las habilidades motrices: mientras más se entrena determinado gesto
deportivo, mayor será la huella sináptica para ese movimiento. Esto suele traer
un inconveniente a la hora de modificar un patrón motor, porque mientras más
reforzado sea el lazo neuronal, más dificultades habrá para modificarlo.

Con los pensamientos sucede algo similar: en la medida en la que los sujetos
piensen negativamente sobre sus capacidades de rendimiento, más les costará
cambiar esa dinámica de pensamiento y la conducta manifiesta. Si el jugador
piensa que no es bueno a la hora de ejecutar un tiro de penalti y esta idea la tiene
desde pequeño, pues no será bueno con esa habilidad.

Weinberg y Gould (1996) ponen como ejemplo lo que sucede a nivel de


procesamiento de información y del autohabla, en eventos puntuales, durante
un partido de tenis.

Tabla 3. Autohabla y su efecto en el rendimiento deportivo

Acontecimiento Autohabla Respuesta


Fallar en un punto clave durante “Perderé este partido”. Incremento de
el partido. tensión musc
“Soy un tonto”. enojo, pérdida d
ilusión.
Fallar en un punto clave durante “El partido aún no ha Tranquilidad,
el partido. finalizado” . mejor concentració
mantienen
“Concéntrate en el objetivo”. optimismo.
Recaída en una lesión deportiva. “En este equipo ya no podré Pérdida de la esper
volver a jugar de titular”. y frustración.
Recaída en una lesión deportiva. “Para recuperarme tendré que Aumenta
trabajar duro”. esfuerzo, optimi
motivación en
objetivo a conquista

Fuente: Weinberg y Gould, 2003.

Los patrones de pensamientos deseados (pensar de manera positiva) se


relacionan con el hecho de entender, por parte del deportista, que su conducta
será el reflejo de su manera de interpretar los estímulos del entorno.

Algunos deportistas de alto rendimiento manifiestan que, durante las


competencias en las que mejor han rendido, no tuvieron ningún tipo de
pensamiento. Esto significa que el estado de concentración conquistado por este
tipo de deportistas (de elite) es tan elevado que no se genera ningún tipo de
autohabla. La concentración como variable psicológica a entrenar es otro pilar
para el logro de resultados deportivos óptimos.

Otro ejemplo de investigaciones realizadas en la temática del autohabla, lo traen


Hanin y Stambulova (2002), que proponen que se pueden utilizar analogías
como estrategias de autohabla, del tipo: “soy rápido como un rayo” o “soy
fuerte como la roca”. Según estos autores, en este tipo de analogías se obtienen
beneficios para el rendimiento deportivo.

Cratty (1984) fue uno de los primeros en intentar interpretar lo que piensan los
deportistas. Para ello, realizó una diferenciación en base a los pensamientos y
planteó una serie de categorías a tener en cuenta:
Dónde
Haz clic para voltear
Subdividido en específicos (cancha, gimnasio, etcétera) y generales (cualquier lugar en el
día a día del deportista). Campo de entrenamiento, espacios normales de la vida del
deportista.
Haz clic para voltear
Contenido
Pensamientos orientados a los miedos de competir o a los temores, en cuanto a la
ejecución de un gesto técnico en un momento determinante de la competencia. Se dividen
en generales (sobre temores hacia la competición, tácticas, etcétera) y concretos (en
situaciones de ejecuciones y rendimiento próximos en el tiempo: el campeonato estatal, el
entreno específico de mortales).
Personal
Pensamientos que son generados por personas del contexto del deportista o propios del
sujeto, ya sea en solitario, con otra persona, con otro deportista o con el entrenador.
Intelectual
En este caso, es la utilización de la memoria como recurso, o el análisis objetivo de la
competencia y los procesos direccionados a la solución de problemas (imaginería, memoria,
análisis, solución de problemas).

1 de 4

Rushall (1995) sugiere que la principal influencia en cuanto a la manifestación


de pensamientos, viene por parte del contexto en el que se desenvuelve la
actividad. A partir de esto, propone que el deportista planifique sus
pensamientos en base a las competencias como modo de estrategia. El hecho de
planificar, entrenar y grabar mentalmente los pensamientos que el deportista
ha de tener, no sólo ante un evento (competición y/o entrenamiento), sino en
cada caso concreto, favorecerá que los niveles de atención mejoren. Si en un
ejercicio de suelo, una gimnasta tiene programados los pensamientos que ha de
tener en cada respiración antes de una diagonal (piernas tensas en la caída,
carrera rápida después de salir de la primera vuelta, doblar bien las rodillas para
coger más altura en el salto), favorecerá focalizar la atención en los aspectos
relevantes en cada elemento, además de infundir control en la acción.

En diversos trabajos aplicados en diferentes disciplinas deportivas (natación,


carreras de resistencia, lucha, remo, esquí de fondo), se manifiesta la
importancia que tiene, para la mejora del rendimiento, el contenido relevante de
la tarea. Esto es, el deportista elige por sí mismo el contenido de sus
pensamientos, en cada momento, y particularmente si son de elite.

Rushall (1995) plantea que los pensamientos en base al contenido relevante de


la tarea tienen más relación con la mejora del rendimiento que los pensamientos
del tipo positivo. Afirma que los estos últimos tienden a ser triviales, mientras
que los relativos a la tarea tienen un efecto más concreto respecto a los que se
pretende lograr. Para que los pensamientos positivos no sean triviales, sugiere
que tengan significancia para el sujeto, como:

• bullet

Darse ánimos permanentemente

• bullet

Poder controlar los esfuerzos

• bullet
Evaluar los objetivos a lograr en cada etapa
• bullet
Tener control del autohabla en todo momento
Este autor concluye que son dos los tipos de pensamientos que pueden favorecer
al sujeto deportista:

• bullet

Palabras de aliento: utilizar palabras encubiertas que tengan el


objetivo de motivar y emocionar (como “lucha hasta el final”,
“eres mejor, estás entrenado para esto”).
• bullet
Intensificación del pensamiento: mantener la concentración y
evitar las distracciones que provengan del entorno (centrar la
atención en acciones concretas: “arriba”, “pasa el brazo”,
“gira”).
Figura 2. Tipos de pensamientos

Fuente: Rushall, (1996).


Tipos de autohabla
Como se mencionó al comienzo de la unidad, dividir el concepto de autohabla en
dos categorías puede resultar reduccionista, porque es un término que permite
la inclusión de una mayor cantidad de variables.

No obstante, las publicaciones se realizan en base a la influencia que ejercen en


los deportistas los tipos de autohabla positivos y negativos, durante las
competencias o en los entrenamientos.

A continuación, y antes de revisar esas publicaciones, se comparte una serie de


definiciones que focalizan en dos tipos específicos de autohabla (automático y
estratégico). Estos, a su vez, generan subtipos diferentes, con la intención de
abarcar el amplio espectro del término.

Automático: refiere al tipo de autohabla que no pasó por el proceso de


planificación previa por parte del deportista. El deportista inicia el autohabla de
manera espontánea, persigue una intención, pero no es planificado. En base a la
intencionalidad, se puede dividir en:

• bullet

No dirigido o espontáneo: en este caso carece de


intencionalidad y de esfuerzos conscientes. Es de carácter
intuitivo. En cuanto al procesamiento de la información, esta se
manifiesta de manera rápida, lo cual puede o no estar
relacionado con el contexto o la actividad en sí misma. El
pensamiento espontáneo, a su vez, se subdivide en: espontáneo
relacionado y espontáneo no relacionado. En el caso del primero,
el contenido del mensaje interno (autohabla) está relacionado
con el contexto y con la actividad que se lleva a cabo. En el
segundo, el contenido del mensaje interno es ajeno al contexto
y a la actividad que se desarrolla.
• bullet
Dirigido: en este caso, el deportista busca controlarse y
autorregularse mediante el autohabla, de manera consciente. Se
relaciona con el estado actual del deportista y el deseo, y con
cómo vincular ambas realidades: la actual y la deseada.
Estratégico: aquí el autohabla no surge de manera espontánea, producto de la
situación atravesada por el deportista, sino que es previamente planificada. El
sujeto utiliza una serie de estrategias como palabras puntuales u oraciones
cortas, previamente diseñadas, que luego se las dice a sí mismo en ocasiones en
las que amerite utilizar esos recursos. De esta definición, se desprenden dos
tipos de autohabla:

• bullet

Instruccional: se relaciona con el direccionamiento del foco


atencional, el cual se concentra en las variables del tipo
biomecánico, técnicos y tácticos. Está claramente direccionado
a los recursos motrices del deportista para su correcta ejecución.
La utilización de las palabras o los mensajes internos está
relacionada con detalles de movimientos. Como el nombre lo
indica, son autoinstrucciones, con el objetivo de no perder
detalles en el movimiento o el procesamiento de la información
táctica.
• bullet
Motivacional: claramente direccionado con la intención de
mantener estados de ánimo positivos, y de aumentar o
mantener los niveles de confianza.

Se considera que el autohabla espontáneo es la ventana por la cual acceder a los


pensamientos y la mente del deportista, donde se manifiestan las variables
psicológicas en estudio, como las atribuciones causales (“la culpa es mía”), los
supuestos relacionados con la performance (“no ganaremos”), sus
consecuencias (“no confiarán nunca más en mí”), cuestiones motivacionales
(“debo ganar”), la capacidad de autorregulación en la conducta (no comprendo
qué debo hacer), los niveles de autoeficacia (se puede con esto).

Respecto al autohabla dirigido (Latinjak et al., 2014), se consideran las


siguientes posibilidades respecto a su utilidad:

• bullet

Restructuración cognitiva ("los errores son parte del


proceso").

• bullet

Control cognitivo ("debo concentrarme en este juego").

• bullet

Los niveles de confianza ("se puede ganar este partido, sin


dudas").
• bullet
Control de la activación ("aplicaré todo mi esfuerzo durante el
juego").
Utilidad del autohabla en la práctica deportiva
A lo largo de los años y con el avance de los estudios en el campo de la psicología
deportiva, se considera que el autohabla debe ser objeto de prioridad para el
desarrollo de técnicas psicológicas de dominio de dicha variable, debido a sus
efectos para con la mejora del rendimiento deportivo.

Producto de la creciente ola de investigaciones en cuanto al tema en estudio, se


pasará a detallar algunos de los aportes que ofrecen dichas publicaciones.
Lane, Thelwell, Lowther y Devonport (2009) demostraron que los deportistas
que cuentan con habilidades en el manejo de sus estabilidades emocionales e
inteligencia mejoran sus niveles de autoestima y utilizan, con elevada
frecuencia, recursos como el autohabla. Con esto, se aprecia una relación directa
en la utilización de autohabla y mejora del rendimiento deportivo.

Raalte et al. (2000) descubren una relación directa entre la utilización del
autohabla espontáneo de orientación negativa y la pérdida de puntos en el tenis
en momentos determinantes del partido. En los momentos en los que el
deportista experimenta situaciones de enojo o miedo, el autohabla que genera,
si es de manera espontánea, termina por perjudicar emocionalmente su
rendimiento.

Como se comentó al comienzo de esta unidad, la mayoría de los estudios giran


en torno a las consecuencias o beneficios de la aplicación de autohabla positivo
o negativo. Las evidencias encontradas manifiestan que, en deportes como el
tenis, los efectos del autohabla positivo generan resultados favorables. En
natación, se encuentran buenos resultados en pruebas de 400 metros, con la
utilización de autohabla positivo (Rushall y Shewchuk, 1989). Los mismos
autores realizaron aplicaciones con remeros de elite y los resultados también
fueron favorables.

Un interesante estudio realizado por Rushall, Hall, Roux, Sasseville y Rushall


(1988), en el que se trabajó con esquiadores de fondo (n18) en la utilización de
tres tipos de autohabla (positivo, afirmaciones para la tarea y
autorefuerzos)demostró mejoras en diciséis de los dieciocho deportistas, lo que
significa que las técnicas son útiles para la mejora del rendimiento, siempre y
cuando no se apliquen mensajes negativos. Las estrategias de utilizar mensajes
internos generan beneficios en el rendimiento, por lo cual, se recomienda armar
planes en los que el deportista aplique, en ocasiones puntuales, recursos de
autohabla positivos.

Rotella (1980) manifestó, en un estudio realizado con esquiadores, que la


utilización de autohabla positivo puede, en algunas oportunidades, ser
perjudicial para el rendimiento deportivo, si no está correctamente direccionado
a lo que se quiere mejorar. Esto es, utilizar el autohabla en acciones puntuales y
en momentos específicos. Vale recordar que lo recomendable es utilizarlo de
manera estratégica, es decir, previamente planificado y diseñado.

En un trabajo con tenistas, se mostró cómo éstos utilizan autohabla audible y


gestos durante su partido. Se evidencia que, ante una falla o punto perdido, el
jugador expone un autodiálogo negativo en la mayoría de los casos, mientras
que al autohabla positivo lo utiliza con menos frecuencia y no genera resultados
favorables a pesar de su aplicación. Esto se debe a que es poco frecuente en
comparación con los mensajes negativos. En resumen, el deportista, si bien
utiliza autohabla positivos, lo hace con menos frecuencia que el negativo. Por lo
tanto, sus emociones ya están dominadas por el enojo y sus posibilidades de
mejora en el rendimiento no son posibles.

Los trabajos realizados en cuanto a la aplicabilidad del autohabla están


orientados en apoyar la utilización de este recurso por parte del deportista, para
mejorar su rendimiento deportivo.
Metodología de aplicación
Los objetivos que se persiguen desde la psicología deportiva, respecto a las
técnicas de intervención, son los siguientes:

• bullet

Mejorar de manera progresiva las habilidades psicológicas de


los deportistas y que dichas habilidades sean parte de un
proceso planificado.

• bullet

Ajustar las expectativas de los deportistas en cuanto al potencial


y la realidad de las tareas a ejecutar.

• bullet

Estabilizar la conducta durante las situaciones de


entrenamiento y competencia.

• bullet

Mejorar la capacidad de recuperación psicológica, luego de


eventos frustrantes para afrontar lo que resta.

• bullet

Disponer de un abanico de recursos psicológicos y dominar la


capacidad de aplicación para cada evento a resolver.
• bullet
Discriminar momentos indicados para aplicar sus recursos
psicológicos.
Con lo expuesto, se puede decir que los deportistas utilizan el autohabla
permanentemente, y que los entrenadores, junto a los psicólogos deportivos,
son los encargados de orientar la correcta aplicación de este recurso. Es
importante verlo como un recurso a ser utilizado y no como una molestia que
interfiere los entrenamientos y las competencias.

Está en los deportistas y el equipo que los rodea, la responsabilidad de potenciar


su rendimiento, mediante el uso de los recursos que puedan disponer. El
autohabla debe ser considerada, dentro de las variables psicológicas, una de las
que más se relaciona con la posibilidad de éxito y la mejora del rendimiento.

En el momento que el deportista piensa y se dice a sí mismo que no es capaz de


realizar algo, inmediatamente su concentración sale de foco, aumenta los
niveles de ansiedad y estrés, y despierta el conjunto de variables que atentan con
el correcto funcionamiento fisiológico. Por último, se da la consecuente
disminución del rendimiento.

El diálogo interno se manifiesta en la conducta. Hay un alto grado de


responsabilidad y maduración por parte del deportista en el hecho de contar
objetivamente qué piensa durante las situaciones que el entrenador le consulta.
Estos datos son los que se deben reclutar en el equipo de entrenadores y
psicólogos, para recabar información con el objetivo de armar estrategias de
intervención para trabajar con los deportistas.

Faltan trabajos de investigación en los que se puedan diferenciar estilos de


pensamientos entre deportistas que se dediquen a deportes colectivos versus
deportes individuales.

Las dinámicas grupales en los juegos de equipo generan estilos de pensamientos


que deben diferir de los de un sujeto que se dedica a deportes individuales.

En un equipo, el grupo suele funcionar como agente estimulante o agente


depresor, en base al momento transitado en una competencia o entrenamiento.
Por ello, las reacciones en colectivo influyen en los pensamientos de sus
miembros (tanto positiva como negativamente). En los deportes individuales
solo se encuentra el deportista y la prueba por delante.

Es importante recalcar que la técnica del autohabla es una poderosa herramienta


que, como cualquier otro aspecto físico, técnico y/o táctico, debe entrenarse.
Debemos acompañar al deportista en los entrenamientos y en la competición,
para que sea capaz de sacar el máximo provecho al uso de esta técnica y mejorar
su rendimiento deportivo.
En este acompañamiento, se debe hablar de los tipos de autohabla que existen:
el autohabla automático y el estratégico. Al mismo tiempo, es necesario recordar
la importancia por dominar tanto el autohabla instruccional (para la mejora de
la atención) como el motivacional (mantener estados de ánimo positivos y
aumentar o mantener los niveles de confianza), ambos pertenecientes al
autohabla estratégica.

Será importante también trabajar y permitir al deportista conocer los distintos


pensamientos que pueden aparecer, tanto en entrenamiento como en
competición. Es importante que él conozca los distintos tipos de pensamientos
y de autohabla, con el fin de que sea capaz de afrontar los variados escenarios de
competición, con la mayor solvencia y el mayor rendimiento posible.

Al mismo tiempo, el deportista deberá ser capaz de apropiarse del autohabla,


formular sus propios mensajes y dotarlos de sentido. Cuando las
autoinstrucciones son diseñadas por el mismo deportista, el efecto es mayor que
si los mensajes son formulados por los entrenadores y/o por el psicólogo del
deporte. El sujeto debe ser capaz de utilizar su manera de expresarse y usar sus
propias palabras, para emitir una instrucción o mensaje motivador.

Durante toda esta unidad hemos estado hablando de autohabla y sus tipos. A
continuación, explicaremos otro tipo de autohabla que tiene que ver con las
instrucciones concretas que se da el jugador a sí mismo sobre un aspecto
táctico-técnico específico de la tarea. El objetivo de esta técnica es dirigir la
atención hacia los puntos concretos de su desempeño, en el momento necesario
para desarrollar la acción con eficacia.

Con la palabra clave, se persigue el trabajo en la concentración sobre los


estímulos relevantes para el rendimiento del deportista. Además, se busca evitar
pensamientos distractores y/o focalizar cuando se hayan dado, favorecer el
aprendizaje de técnicas y tácticas, y, por último, compartir un mismo lenguaje
entre el entrenador y el deportista, no sólo para la competición, sino también
para los entrenamientos en cuanto a la puesta en marcha de técnicas y tácticas.

Una de las ventajas de esta técnica es que, además de que el deportista pueda
crear y generar su palabra clave, también puede contar con un “cómplice” en el
banquillo: el entrenador, quien conociendo la palabra clave que el jugador utiliza,
puede hacer el recordatorio en los momentos que haya que llamar la atención.

La técnica de la palabra clave debe cumplir unas condiciones para ser efectivas.
Estas son:
• bullet

Ser propuesta por el deportista, para que se pueda identificar


con ella. Con esto no se descarta que el técnico pueda ayudar y
colaborar en la creación. Es recomendable que la palabra clave
sea compartida, ya que, así, el entrenador podrá ponerla en
práctica para hacer el recordatorio al deportista en entrenos y
partidos o competiciones.

• bullet

Ser breve (una o dos palabras) o también puede ser un sonido


que se identifique con la acción a hacer.

• bullet

Debe plantearse en positivo.

• bullet

Relacionada con el estímulo que se necesita atender.


• bullet
Coherente con la acción.

Para finalizar, pondremos un ejemplo de cómo llevar a cabo la técnica de la


palabra clave:

La técnica de la palabra clave permite al deportista centrar la atención y tener


conciencia acerca de los aspectos técnicos o tácticos específicos para la tarea, en
el momento justo para desarrollarla convenientemente. En este sentido,
pensemos, por ejemplo, en un tenista que manifiesta tener dificultades en el
servicio y pensamientos del tipo negativos, que no sirven para sumar al
rendimiento en el momento de defender su saque. La palabra clave le debe
permitir eliminar esos pensamientos mediante la focalización en los aspectos
técnicos de su servicio. Tras analizar su servicio, el tenista escoge aquellos
movimientos claves para la buena ejecución, en los que debe centrar su atención
(“flexión de piernas”, “golpeo arriba”, “pasar raqueta”).

El deportista debe ser capaz de englobar estos elementos en un solo concepto. A


través de las preguntas adecuadas se lo guía para que encuentre la palabra clave
que le permita recoger estos aspectos técnicos y que lo centre en su buena
ejecución. El tenista quizás escoge “Amplio” para fijarse en hacer el movimiento
completo y sin estar agarrotado, o quizás escoge contar “1, 2, 3” marcando los
tiempos de los elementos identificados previamente (flexión de piernas, golpeo
arriba y pasar raqueta).

Durante los entrenamientos y las competencias los deportistas experimentan


sensaciones diversas. En los últimos años, la Psicología Deportiva estudió este
fenómeno dentro de la vida de un deportista y, además, cómo actúan las corrientes
tradicionales de entrenamiento destinadas a la preparación técnica, táctica y física.

Las presiones a las que se somete un deportista durante su carrera son muy elevadas.
En todos los periodos históricos la constante fue que el deportista tuvo que enfrentar
duros entrenamientos y, luego, rendir de manera óptima durante la competencia. El
hecho de que en los últimos años cobrase protagonismo la Psicología Deportiva, tal
vez esté relacionado con la dinámica del cambio social: la evolución de los modelos
de entrenamiento (cada vez de mayor intensidad), la amplitud de las jornadas de
entrenamiento (mayor cantidad de días y horas), la masividad de los medios de
comunicación, producto de la globalización (deportistas más expuestos en todo el
mundo), el auge del capitalismo (era de la competencia individual, “crecer todo lo que
puedas ya que de lo contrario no eres nadie”), el crecimiento demográfico en las
ciudades (mayores distancias, aglomeración, tráfico, etcétera), la contaminación
ambiental, la era de la comida chatarra, rápida y al paso (distorsión en los modelos
nutricionales). Todas estas variables pueden generar en los deportistas un aumento
de sus niveles de estrés y ansiedad. Esto, despertó el surgimiento de ramas de la
Psicología que comenzaron a estudiar estas variables con el objetivo de no disminuir
el rendimiento deportivo de los sujetos. En el nivel de máxima competición, las
habilidades técnicas, tácticas y físicas de los deportistas, podríamos decir, están muy
equilibradas. Lo que se busca es potenciar la mente (las variables psicológicas) como
elemento distintivo entre los atletas.

Las variables de activación, ansiedad y estrés son las más estudiadas en el campo de
la Psicología aplicada al deporte. Estas se relacionan con aspectos de la personalidad
humana e implican que las ciencias de la conducta se involucren en su estudio para
entender con profundidad cómo poder abordar posibles soluciones.

En la siguiente unidad se tomará como foco de partida el término activación/arousal,


relajación, con la intención de brindar un marco teórico con herramientas para un
posterior abordaje.

Los entrenadores y el cuerpo de psicólogos son los responsables en formar al


deportista y los padres sobre la importancia de focalizar en estas variables. Los
dirigentes deportivos muchas veces son empresarios que ven en el deporte un
mercado a explotar con objetivos económicos. Sin embargo, en realidad, se trata de
sujetos potencialmente necesitados de formación en estos términos, ya que con sus
propósitos pueden afectar o interrumpir el rendimiento deportivo, muchas veces sin
saberlo. Si hablamos de deporte de iniciación, en ocasiones encontramos que los
padres depositan altas expectativas en la carrera deportiva de sus hijos y, con esto,
generan altos niveles de ansiedad en ellos por miedo a fallar o defraudarlos. Estas son
algunas posibles causas por las que un deportista pueda sentirse presionado y/o
estresado.

A continuación, se desarrollarán los conceptos de activación y de relajación.

Antes de comenzar con lo estrictamente relacionado al deporte, se hace


necesario comprender las fuentes que dan origen a la activación para crear una
base desde donde comprender mejor el tema.

La activación es un acontecimiento fisiológico relacionado con el aumento de la


frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración, el metabolismo y demás
indicadores de orden biológico.

Neurofisiología de la activación
La activación está controlada por las estructuras superiores del sistema nervioso
central. Las estructuras vinculadas con las respuestas de activación en los seres
humanos son la corteza cerebral y el hipotálamo y el sistema activador reticular
ascendente en el tronco encefálico (entre el cerebro y la médula espinal). Se
realizará una breve descripción de cada estructura y cómo estas se relacionan
con la activación.
La corteza cerebral
En la corteza cerebral se encuentran unas 50-80 millones de neuronas, las
cuales se dividen en el lóbulo frontal, parietal, occipital y temporal. La actividad
eléctrica de la corteza puede ser medida por un electroencefalógrafo (EEG),
instrumento que permite percibir los cambios en el potencial eléctrico dentro
del cerebro. Por ejemplo, los estados de activación en las personas se relacionan
con ondas (electroencefalográficas) de actividad sincrónica, rápidas y de baja
amplitud. Por el contrario, los estados de baja activación se caracterizan por
ondas asincrónicas.
Hipotálamo
A pesar de representar el 1% de la masa cerebral, el hipotálamo cumple el rol de
controlar las emociones y la activación. La activación del hipotálamo lateral
estimula la activación y genera conductas de enfado. Por el contrario, la
estimulación de otras áreas del hipotálamo, genera respuestas de disminución
de la activación y tranquilidad.
Sistemas activador reticular ascendente (SARA)
Este sistema está relacionado con la aparición de activación en los momentos en
que los individuos perciben una sensación de amenaza. Esto desencadena una
secuencia de sucesos neurológicos que llevan a la respuesta de activación.

A continuación, se presentan algunos de los indicadores fisiológicos que dan


respuesta a la activación en los seres humanos y que pueden ser visibles para los
entrenadores a la hora de observar los niveles de activación en los deportistas.

Indicadores de la activación:
• Actividad electrónica del cerebro: solo observable mediante
electroencefalograma.
• Indicadores bioquímicos: se puede medir cantidad de adrenalina y
noradrenalina en sangre.
• Frecuencia cardíaca: se puede medir de manera indirecta mediante la
palpación.
• Tensión muscular: se relacionan los niveles de tensión muscular con los
de activación.
• Frecuencia respiratoria: se puede medir con un espirómetro y es un
indicador confiable de los niveles de activación.
• Sudoración palmar: aumenta la actividad de las glándulas sudoríparas en
situaciones de amenaza.

Estos pueden ser algunos indicadores de los niveles activación de los individuos.
Algunos de ellos solo pueden observarse a través de aparatos de medición muy
específicos, pero otros (como la frecuencia cardíaca, la tensión muscular, la
frecuencia respiratoria y la sudoración) son observables directamente por el
propio deportista y los técnicos.

El objetivo de los entrenadores es encontrar los niveles de activación óptimos en


sus deportistas, ya que elevados niveles se relacionan con estados de actividad
donde se pierde la capacidad de precisión producto del estado de alerta del
organismo.

Desde la Psicología Deportiva se plantea que toda manifestación de conducta


debe estar estimulada por una fuente energética que la genere.

La activación es una respuesta fisiológica y psicológica del organismo, variable


en múltiples aspectos que van desde el reposo absoluto hasta la excitación más
agresiva.

El término es relacionado con comportamientos dinámicos y energéticos de la


conducta. Algunos entrenadores utilizan el termino arousal para referirse a la
activación.
Autores como Pozo, Cortez y Martín-Pastor (2013) plantean que la activación en
los deportistas es un estado del organismo que media entre funciones cognitivas,
emocionales y atencionales. En el contexto deportivo, el sujeto realiza una
evaluación del ambiente que lo rodea y, en base a su repertorio motriz y sus
experiencias previas, gestiona posibles reacciones emocionales y niveles de
activación. Estas dos variables, emociones y activación, están estrechamente
relacionadas y algunos autores las utilizan como sinónimos.

Hanin (2000):

“el principio de la zona implica una relación específica entre la intensidad


percibida de estados emocionales óptimos o disfuncionales con el rendimiento”

Birrer y Morgan (2010) sugieren que los deportistas deben comprender cuáles
son sus niveles en cuanto a repertorio motriz para ejecutar sus acciones, en
conjunto con entender en qué situaciones manifestar los niveles de activación
óptimos y, además, cuál es el nivel adecuado para cada momento. Para esto, se
hace necesario que los deportistas sean capaces de evaluar sus niveles de
activación mediante la observación del propio cuerpo y que conozcan estrategias
para regularlos.
Niveles de activación óptimos
Se comprende que, para cada momento, existe un nivel de activación óptimo. Se
sabe también que cada deporte corresponde a determinados niveles de
activación. No es lo mismo el momento previo a la realización de una destreza
gimnástica que una carrera en 100 metros llanos. Cada deporte, cada momento
es diferente. Birrer y Morgan (2010) comentan que no se sabe aún desde el
campo teórico cuáles son los niveles de activación óptimos aplicados para cada
deporte y, aunque los hubiera, se deberían considerar las características
individuales de cada sujeto, ya que no hay una norma que sirva para toda la
población.

Los deportistas deben atravesar previamente un proceso de maduración y


acumulación de experiencia para lograr comprender cómo manejar sus niveles
de activación durante las competencias deportivas. Además, las intervenciones
desde la Psicología Cognitiva para el entrenamiento de este tipo de habilidades
deben ser aplicadas justamente cuando los niveles madurativos de los
deportistas estén acordes al trabajo que se desea aplicar. Algunos autores
sugieren que entre los 15-17 años se encuentra el momento de intervenir desde
el plano cognitivo (Reeves, Nicholls y McKenna, 2009). Sin embargo, la
profesionalización del deporte comienza cada vez a edades más tempranas.
Por lo anterior, se evidencia que, durante los entrenamientos y las competencias,
los deportistas atraviesan una serie de emociones que deben dominar para no
perjudicar su rendimiento deportivo. No se trata de entrenar a los deportistas
para que no se activen o no se emocionen, sino de brindarles los recursos para
que puedan gestionar sus niveles de activación y, por consiguiente, manejar sus
emociones mediante técnicas psicológicas.

Por ejemplo, si un futbolista va a ejecutar un tiro de penalty y su nivel de


activación es muy elevado (porque marcar ese gol significa ganar un partido o
una final, o bien porque su nivel de autoexigencia o miedo a fallar es alto), es
probable que falle el tiro. En cambio, si el deportista es capaz de identificar que
su activación es muy elevada (por el aumento de su frecuencia cardíaca o
respiratoria, por ejemplo) podrá poner en práctica mecanismos para reducir la
activación (mediante ejercicios de respiración o visualización previamente
entrenados) para volver a centrarse en la acción a realizar.

La activación se asocia al término arousal, el cual es entendido como el estado natural


de activación. Su significado en inglés es “incremento de la atención”. En el campo del
deporte, los términos arousa, estrés y ansiedad se utilizan como sinónimos; sin
embargo, entre ellos existen variables que los diferencian. El arousal maneja los
recursos del organismo ante situaciones en las que el deportista se debe enfrentar
con actividades que supongan carga física y cognitiva.

Los deportistas con bajos niveles de arousal se encuentran en estados de tranquilidad,


disminuyen sus reflejos y su mente se desactiva. Por el contrario, elevados niveles
de arousal, se relacionan con el aumento en las variables fisiológicas y psicológicas
descriptas anteriormente. El arousal se considera entonces el estado ideal de
activación, por ende, modula y regula los niveles de activación en cada momento,
estableciendo un parámetro óptimo.

Para trabajar el nivel de activación óptimo con los deportistas y favorecer el


intercambio de información entre entrenador y deportista, podemos utilizar un
registro de activación. Este es elaborado por el entrenador, y describe una escala del
1 al 10 en nivel de activación.

Por ejemplo: un entrenamiento de atletismo en el que el entrenador prepara un


ejercicio y el atleta debe realizar dos bloques de 4 series de 100 metros, descansando
3 minutos entre cada serie, y 7 minutos entre bloques, consiguiendo realizar los 100
metros en 13 segundos al 80% de su capacidad (nivel de activación 8 sobre 10).

Una vez realizado el entrenamiento, el atleta deberá evaluar a qué nivel de activación
realizó dicho ejercicio (de 0 a 10) y si consiguió el tiempo esperado. También tendrá
que evaluar las sensaciones que experimentó ejecutándolo (si se ha sentido cómodo
o, por el contrario, si ha sufrido para llegar al tiempo marcado como objetivo, si ha
tenido que dar el 100% en lugar del 80% que se le pedía, etcétera). El entrenador, por
su parte, evaluará cómo vio al atleta en función de la ejecución del ejercicio y del
tiempo obtenido.

El nivel de activación puede venir guiado por el entrenador (como en el ejemplo),


puede indicarse solamente el objetivo a conseguir (realizar el ejercicio en un tiempo
determinado y que el deportista valore el nivel de activación necesario para
conseguirlo), o bien no tener ninguna indicación.

Este tipo de registro no solamente favorece el autoconocimiento del deportista sobre


su nivel de activación óptimo para conseguir los resultados esperados, sino también
la comunicación con el entrenador para poder adaptar los entrenamientos
individualmente y lograr el objetivo de cada atleta. Cuando se da una instrucción
sobre cuál es el nivel de activación solicitado para el ejercicio concreto, también se
está marcando el objetivo a conseguir en esa tarea.

Deportistas de alto nivel, que conozcan bien sus niveles de activación y sensaciones,
podrán realizar la valoración de su nivel de activación sobre todo el entrenamiento
en general. No obstante, en deporte formativo es mejor evaluar los ejercicios de forma
individual hasta que el deportista se conozca a sí mismo.

Definir el concepto de relajación es una tarea compleja, ya que el término se


utiliza en múltiples disciplinas y en cada una de ellas persigue diferentes
objetivos. Según el ámbito o la época desde donde se defina el término relajación,
se encontrarán diferentes maneras de focalizarlo y aplicarlo, por ejemplo, el
dominio espiritual y el psicológico.

La relajación tiene relación directa con el tono muscular, entendida desde la


Psicología y la Psicomotricidad. Relajarse puede estar asociado a la habilidad de
auto-control, o como algunos autores proponen, al desarrollo de la
personalidad, la autoconciencia y el descubrimiento de uno mismo.

Desde una mirada espiritual, la relajación es entendida como la unidad


existencial del ser, o la sensación del silencio profundo. En Oriente se
encuentran los orígenes de la relajación desde sus primeras aplicaciones a través
del yoga (3000 a.C.). En el ámbito deportivo, se puede decir que las artes
marciales en Japón y China son pioneras en tomar a la relajación como eje de su
disciplina. La mirada occidental de la relajación lleva el análisis a un plano más
mental y deja de lado el foco espiritual del término. Así, se comienza a
interpretar desde la ciencia su aplicación en la vida de las personas y cómo
influye en la mejora de la calidad de vida.
A modo de comentario, en el Oriente milenario, los términos estrés y ansiedad no existen.
En Occidente estas variables se comenzaron a utilizar producto de la cultura, el ritmo y
la filosofía de vida. Se puede decir, entonces, que la relajación en Oriente es parte de la
vida, mientras que en Occidente es una necesidad para la vida.
Teorías y modelos de la activación y la relajación
Activación

A continuación, se presentan los modelos que relacionan los niveles de


activación/arousal con el rendimiento deportivo, a saber: teoría del impulso,
teoría de la U invertida, teoría de la catástrofe y modelo del funcionamiento
óptimo.

Teoría del impulso:

Los niveles de arousal están relacionados con la mejora de las habilidades. En la


medida en que el deportista se equivoca y comete errores, la respuesta que
domina la ejecución motriz es la incorrecta y viceversa. Mientras menos errores
cometen, la respuesta dominante es la correcta. El arousal es proporcional al
aprendizaje motriz: en la medida en la que se domina la ejecución,
el arousal mejora.

La teoría de impulso se basa en la siguiente fórmula:


• Desempeño = activación x nivel de habilidad.
Figura 1: Teoría del impulso
Fuente: elaboración propia.

Esta teoría es una perspectiva de la Psicología aplicada en el pasado que propone


una relación lineal entre la activación y el desempeño deportivo. Es de carácter
unidimensional porque considera a la activación como la única variable que
influye en el rendimiento deportivo. Se les atribuye a los elevados niveles de
activación las causas del mal rendimiento deportivo. Hoy se sabe que esto no es
así, hay múltiples variables, y existen deportistas que ante elevados niveles de
activación logran rendimientos deportivos superiores.

Los principios básicos de la teoría de impulso son:


• El aumento de la activación genera la respuesta dominante.
• Al comienzo de las actividades o de los procesos de aprendizaje,
la respuesta dominante es la incorrecta.
• Para ejercicios de poca dificultad y procesos de aprendizajes
simples, la respuesta dominante es la correcta.
Esta teoría plantea que los niveles elevados de activación juegan a favor de los
deportistas con más experiencia y perjudican a los más inexpertos.
Modelo de la U invertida
También considerada unidimensional, ya que relaciona de manera directa a la
ansiedad con el rendimiento deportivo asociado a la variable fisiológica y no
cognitiva. En este caso, la relación que se atribuye a la activación con el
desempeño deportivo es curvilínea. En esta teoría los niveles óptimos de
activación pueden variar respecto a la complejidad de la tarea. Elevados niveles
de activación pueden perjudicar la ejecución de tareas complejas y favorecer la
de tareas sencillas. Cada una dispone de un nivel óptimo de activación y antes o
después de ese punto óptimo, el rendimiento es bajo; esto es, cuando se produce
una sobreactivación el rendimiento tiende a disminuir.

Siguiendo este modelo, un tenista con un bajo nivel de activación durante una
competición podrá cometer más errores porque su campo de atención es
demasiado elevado y se distrae con el público, con el rival, o con otros estímulos
externos no relevantes, ya que es incapaz de focalizar en los estímulos que debe
atender durante el partido, entorpeciendo su atención selectiva (por ejemplo, en
los movimientos del rival). Por el contrario, si su activación es demasiado
elevada, podrá fallar golpes fáciles que en un estado óptimo de activación no
fallaría normalmente, ya que su técnica se verá afectada por el aumento de la
frecuencia cardíaca y la anticipación en el juego. Por ello, es importante que cada
deportista encuentre su nivel óptimo de activación, y se entrene en técnicas para
conseguir regularlo y, así, poder marcar la diferencia con los rivales.

Figura 2: Teoría de la U invertida


Fonte: elaboração própria.
Modelo de catástrofe
En este caso la relación con el rendimiento se realiza en base a las variables
fisiológicas y cognitivas. Así, ambas variables son las que determinan los niveles
óptimos de activación.

Las variables que intervienen en los niveles de activación pueden ser reguladas
por los deportistas para, justamente, llevar su activación a niveles o zona
óptima. El punto es encontrar cuál es el nivel óptimo que cada uno necesita y
encontrar las estrategias para alcanzarlo.

La teoría de la catástrofe plantea que cuando el deportista se encuentra con


niveles de estrés y activación durante una tarea, su nivel de desempeño
disminuye drásticamente a niveles catastróficos (de ahí su nombre). Esta
disminución brusca en el desempeño deportivo no se tiene en cuenta en la teoría
de la U invertida. Ante niveles muy altos de estrés un deportista puede no realizar
una acción a pesar de tenerla automatizada (no realizar los pasos
reglamentarios ante un triple salto, hacer pasos en una jugada, etcétera). El
atleta entra en una fase de bloqueo que, en ocasiones, le deja paralizado o le hace
realizar acciones imprecisas o precipitadas.
Teoría del funcionamiento óptimo
Esta teoría parte del principio de especificidad, donde se postula que los niveles
de activación óptimos varían según cada deportista. Se cree que, en caso de
poder determinarse los niveles de ansiedad de un deportista previo a la
competencia, este podrá controlar sus niveles de activación. Conocer estos
niveles no solo se hace en la competencia. Se comienza a trabajar en cada
entrenamiento para después hacer una transferencia eficaz a la competencia. De
ahí que se recomienda que las sesiones de entrenamiento tengan condiciones
similares a las de competición (gente en las gradas, ruido de ambiente, alto nivel
de competencia, arbitraje “injusto”, máximo esfuerzo). Esto facilitará que el
deportista se conozca y se regule en los casos de poca o mucha activación y
permitirá al entrenador reconocer los síntomas que su atleta mostrará ante
situaciones de baja o alta activación (lentitud, precipitación, respiración agitada,
nerviosismo) para poder regularle.

Según Raglin y Hanin (2000) se debe controlar y conocer el nivel de ansiedad del
deportista previo a la competencia para, de esta forma, comenzar con los niveles
adecuados de activación. Esta teoría explica la relación entre ansiedad y
rendimiento deportivo.
Relajación
En cuanto a modelos y teoría de la relajación, se mencionará lo postulado por
Smith (1999), y que ha dado en llamar Teoría del ABC (Attentional Behavioral
Cognitive) de la relajación. Se define a la relajación como un acto de
concentración y focalización, simple, continuo y estable. Implica mantener la
concentración en un estímulo simple.

Smith (1999) identificó 10 estados psicológicos relacionados a la relajación, los


cuales dividió en dos niveles denominados estados-R. Los primeros
corresponden con disminución inmediata del estrés:
• Adormecimiento.
• Desconexión.
• Relajación física.
• Relajación mental.
Luego se pasa a un segundo nivel con mayor profundidad de relajación donde el
estado positivo es de apertura, conciencia y energía:
• Conciencia.
• Gozo.
• Silencio mental.
• Amor y agradecimiento.
• Devoción.
• Energía.

Estos estados contribuyen a mantener niveles de relajación continuos, donde el


sujeto-deportista mantiene una actitud positiva a la hora de afrontar
determinadas situaciones de tipo estresantes.

Una vez revisados los modelos y las teorías que sustentan y dan fundamento a
las variables de activación y relajación, se desarrollarán las diferentes técnicas
con las cuales trabajar dichas variables.
Técnicas de control de la activación
Biorretroalimentacion o Biofeedback:

Los seres humanos disponen de la capacidad para controlar de manera


voluntaria su sistema nervioso autónomo. Estas técnicas se sustentan en base
este principio (Tenenbaum, Corbett y Kitsantas, 2002).

A partir del control de las funciones del sistema nervioso simpático, se logran
manejar los niveles de ansiedad y tensión. Con la ayuda de un instrumento, el
sujeto logra manipular algunas variables fisiológicas. De esta manera, el
deportista aprende controlar su frecuencia cardíaca en el laboratorio para luego
trasladar dicho aprendizaje a la competencia. Este es uno de los inconvenientes
de esta técnica: para comenzar a entrenar las variables fisiológicas, se debe
disponer de instrumentación, lo cual implica un costo.

Las técnicas más utilizadas como entrenamiento de biorretroalimentación son


las siguientes:
• Temperatura de la piel: cuando el sujeto está activado, la sangre
se encuentra en los órganos vitales. En este caso se siente frío y
humedad en las palmas de las manos. Con un termómetro se
puede medir la temperatura. Así, el deportista puede identificar
los momentos en los que transita estrés y utilizar las técnicas
para disminuir su activación.
• Electromiografía: se utiliza un instrumento electromiográfico
(EMG) y se colocan electrodos para medir la tensión muscular,
el sujeto intenta reducirla con pistas auditivas o visuales de su
actividad eléctrica muscular.
• Electroencefalograma: en este caso es el entrenamiento de las
ondas cerebrales. Las ondas beta son las que predominan
durante los periodos de activación y excitación, mientras que
las alfa predominan cuando el sujeto se logra relajar. El sujeto
debe intentar generar unas u otras para controlar sus niveles de
activación.

El éxito o el fracaso entre dos deportistas de similares características radica en


el hecho de saber o no controlar sus niveles de activación y ansiedad.

En los casos en que los clubes o instituciones pueden contar con este tipo de
aparatología, se puede recurrir a esta metodología para conocer los niveles de
activación y trabajar las técnicas para controlarlos. No son las mediciones más
ecológicas, ya que no están contextualizadas en el propio deporte, pero permiten
conocer datos objetivos. Igualmente, se puede trabajar con técnicas como las
que veremos a continuación y tienen un costo más reducido.
Técnicas de control de la relajación
Relajación muscular progresiva:

Jacobson (1938) plantea en su tesis que es imposible estar tenso cuando el


músculo está completamente relajado y que una mente ansiosa no se relaciona
con el cuerpo relajado.

El procedimiento de dicha técnica requiere que el sujeto se encuentre un lugar


tranquilo, que se recueste sobre su espalda con los brazos a los costados. El
sujeto debe tensionar un músculo antes de relajarlo. Así, el deportista comienza
a diferenciar entre relajación y tensión. Con entrenamiento progresivo, el sujeto
será capaz de relajar un músculo sin una previa tensión. El autor propone que los
primeros minutos de entrenamiento deben estar destinados a las tensiones
musculares y luego solo sentir la relajación.

El orden de trabajo está predeterminado: se comienza con el brazo izquierdo,


luego el derecho, pierna izquierda, luego la derecha, luego abdomen, espalda,
pechos, hombros, y se termina con el cuello y el rostro. Se recomiendan sesiones
de 15 minutos durante los primeros meses durante 40 intervenciones como
mínimo.

Ejemplo de cómo guiar una sesión de relajación muscular progresiva:

En una sala con poca iluminación, en un ambiente tranquilo y silencioso, y con


una temperatura agradable, se pide a los deportistas que se pongan en posición
sentados o estirados, lo más cómodamente posible para conseguir que puedan
relajar el cuerpo, y luego, que cierren los ojos. Puede utilizarse música tranquila
(a bajo volumen) para ayudar a conseguir el estado de relajación.

La relajación consta de tres fases:


1ª fase: tensión-relajación
+

2ª fase: repaso
+

3ª fase: relajación mental


+

Entrenamiento autogénico
Se basa en sensaciones asociadas entre los miembros y los músculos del cuerpo.
Este entrenamiento se compone de tres partes. La primera consta de seis pasos
para indicarle a la mente la sensación de pesadez en los brazos y de calor en el
cuerpo:
• Pesadez en brazos y piernas.
• Calor en brazos y piernas.
• Calor en el pecho y sensación de disminución de frecuencia
cardíaca.
• Calor en la zona del plexo solar.
• Sensación de frío en la frente.

Para realizar este ejercicio el deportista debe estar sentado en una silla, con una
postura relajada, dejando caer los antebrazos encima de las piernas, ligeramente
separadas. Igual que en la relajación guiada, el ambiente debe ser lo más
tranquilo posible, es decir, sin ruidos exteriores, con luz tenue y una
temperatura agradable.

Ejemplo de cómo guiar un entrenamiento autógeno de pesadez en brazos:

• 1

Siéntate en una postura que te permita estar cómodo e intenta


relajarte. Recuerda respirar con normalidad durante todo el
ejercicio.

• 2

Cierra los ojos y concéntrate en tu brazo derecho.

• 3
Repite mentalmente “el brazo derecho pesa, el brazo derecho
pesa cada vez más”.

• 4

Repite mentalmente esta frase seis veces.

• 5

Cuando sientas que tu brazo derecho es realmente pesado,


repite mentalmente “estoy completamente tranquilo”.

• 6

Repite tres veces esta frase mentalmente.


• 7
Para finalizar el ejercicio, inspira profundamente, estira las
extremidades y abre lentamente los ojos.

En el segundo caso se utiliza la imaginación. Mientras el sujeto imagina


momentos o escenas de relajación, siente pesadez y calor en su cuerpo. Ambas
en simultáneo: sensación e imaginación.

El tercer punto consta de la utilización de temas específicos que producen


respuestas de relajación (Davis y Cols, 1995). En este caso se trata de darle
instrucciones a la mente para que el cuerpo se relaje.

Este entrenamiento requiere de varios días de práctica para poder


perfeccionarse, de hecho, inicialmente se recomienda practicar el ejercicio tres
veces al día. El mismo no debe durar más de cinco minutos (se empezará por
una sola extremidad). Una vez se domine, se alargará hasta los 20 por sesión
(añadiendo el resto de extremidades).

La práctica de este tipo de entrenamiento requiere de un periodo largo de


preparación hasta llegar al tercer punto. Es frecuente que se consiga un estado
óptimo de relajación a partir de los primeros ejercicios y que el deportista no
requiera avanzar hasta el tercer punto para lograr su objetivo.
Meditación trascendental:

Esta técnica es una rama de la meditación tradicional. En este caso se utiliza


como recurso de meditación la repetición de un mantra. Esto es conocido como
un sonido que utiliza el instructor como recurso de concentración. Los sonidos
más populares son “om” o “ahomm”. Además, se pueden utilizar mandalas, las
cuales representan figuras geométricas y el pranayama que utiliza la respiración
como estrategia de control mental.

Su aplicación práctica consta de ubicar al deportista en una posición cómoda con


sus ojos cerrados, mientras se concentra en su respiración y repite el mantra. Se
sabe que estas técnicas disminuyen los niveles de ansiedad y estrés, pero resta
comprobar cuánto mejoran el rendimiento deportivo.

El objetivo a conseguir por parte de los entrenadores y psicólogos deportivos, es


el de encontrar las herramientas que le permitan al deportista reducir sus
niveles de ansiedad y controlar su activación en los límites necesarios para la
ejecución deportiva.

Todos los trabajos desarrollados en la unidad persiguen esa intención. Son


herramientas de aplicación práctica que deben ser utilizadas en el campo de
entrenamiento.

Características de los ejercicios respiratorios

La secuencia de respiración es: inspiración, pausa, espiración, pausa. Cada


secuencia se puede repetir unas diez veces y se deben tener presentes variables
del tipo, profundidad, espiración nasal o bocal.

Tipos de respiración:
Profunda
Haz clic para voltear
Colocar la mano izquierda en el abdomen y la derecha sobre la izquierda. Realizar
durante tres o cinco segundos imaginando que se llena una bolsa que se encuentra
alojada en el interior del abdomen. Se debe repetir mentalmente: “mi cuerpo se relaja”.
Haz clic para voltear
Rítmica controlada
Es una respiración diafragmática mientras se intenta concienciar el aire por las vías
respiratorias. Mediante la localización del pulso, se debe continuar el ritmo de este junto
a la respiración e intentar que cada ciclo respiratorio abarque 5-6 latidos como ejemplo.
Contada
Se intenta pensar en una palabra (monosílaba) destinada a la inspiración y otra a la
espiración.

Las técnicas de relajación, al igual que las habilidades deportivas, son recursos
que se aprenden con la práctica. El desarrollo de entrenamientos destinados a la
relajación, genera la posibilidad de transformar a esta última en un hábito. Una
vez el deportista domine esta técnica, podrá utilizarla durante una competición
para bajar su frecuencia cardíaca o respiratoria y, así, ajustar su nivel de
activación a la tarea a realizar.

Se recomienda comenzar con 30-40 minutos diarios durante las primeras


semanas. En la medida en la que se progrese, se utilizan los entrenamientos en
dos o tres por semana. Mediante la utilización de este recurso se logra controlar
la situación, objetivo que persigue el deportista.

En esta unidad, se desarrollarán estrategias de entrenamiento psicológicas que


en los últimos años cobraron un alto protagonismo en el mundo del
entrenamiento. La visualización y el mindfulness lograron instalarse en el alto
rendimiento deportivo producto de su eficacia como métodos de control
mental.

Ambas prácticas ofrecen una nueva mirada respecto a lo que se entiende por
conducta y cómo controlar los estados emocionales. No se trata de tendencias
pasajeras, sino más bien de entidades teóricas con un cuerpo de desarrollo
científico que han llegado para instalarse, y fundamentan su aplicación
con potenciales mejoras del rendimiento deportivo.

Los entrenadores y los psicólogos dedicados al alto rendimiento trabajan con


deportistas, buscan la posibilidad de mejorarlos y cuáles son los recursos para
hacerlo. De parte de la psicología, la búsqueda de estrategias destinadas a
controlar las interferencias que invaden al sujeto durante sus competencias y
entrenamientos, es su principal objetivo. Conocer al sujeto, el deporte que
practica y encontrar qué variables psicológicas se ajustan a su perfil de
personalidad en base a las peculiaridades del deporte.

Cada intervención por parte del psicólogo deportivo debe ser con un objetivo
claro y con el fin de mejorar una habilidad concreta en el deportista. Trabajar la
visualización o el mindfulness en el deporte, requiere del estudio previo de
ambas prácticas. En este caso se brindarán las herramientas teóricas-prácticas
de soporte, para comenzar a introducirse en lo que estas técnicas plantean y
cómo pueden aplicarse en el terreno deportivo con el objetivo de brindarle al
deportista la posibilidad de que su rendimiento deportivo mejore.

En resumen, ante la aplicación de nuevas estrategias de intervención,


previamente se debe: entender la dinámica compleja del deporte practicado,
conocer el historial del deportista en base a su relación con trabajos de
intervención psicológica, analizar el equipo de trabajo a cargo de la formación
del deportista y su relación (experiencia) con áreas como la psicología deportiva,
conocer a sus padres y trabajar con ellos para que sea el soporte fuera de la
institución deportiva. Cuando se habla de aplicar algo nuevo y más si se trata de
cuestiones psicológicas, se debe entender que al principio pueda costar más de
la cuenta. Si bien últimamente en las instituciones deportivas se aplican trabajos
desde las áreas de la psicología, no es tan común que se desarrollen en todos los
ámbitos que rodean al deporte. Los entrenadores deportivos muchas veces están
colocados en la cresta del saber en cuanto a lo que necesita su deportista, con lo
que muchas veces es un doble trabajo poder desarrollar adecuadamente
estrategias de intervención.

Puede que el psicólogo deportivo se encuentre con resistencias al intentar


implementar un trabajo de visualización o técnicas como el mindfulness, no
solo porque son nuevas, sino también por el modo de ser entrenadas.

Son varias las estrategias que pueden utilizar los deportistas en cuanto al control
mental. En este caso se habla de la visualización o imaginería como recursos
para el entrenamiento psicológico mental.

Se trata de la creación de una experiencia en la mente. Recuperar de la memoria


segmentos de información que están almacenados para crear imágenes que
representen algo. Se experimenta de manera interna y se genera en la memoria
un producto en forma de recuerdo, de experiencia o evento pasado.

También se puede decir, más específicamente, que se trata de una forma de


simulación. Es vivir la experiencia imaginada, como si se desarrollara de manera
real. La visualización para recrear una experiencia es un recurso utilizado por
gran parte de los seres humanos. Muchas veces, para vivenciar una emoción y
sentir nuevamente lo que nos ha generado, se recurre a la imaginación de dicho
momento. En este caso, se trata de sacar de la capacidad de imaginar y visualizar
un potencial productivo para ser aplicado en el deporte.

La mente tiene la capacidad de crear eventos que aún no han sucedido. Si bien la
visualización es un recurso de la memoria, se puede utilizar la misma para armar
potenciales vivencias en base a fragmentos.

Utilización de los sentidos


Cuando se habla de visualizar, se deben poner en juego todos los sentidos
disponibles para que esta cobre un alto grado de significación y representación
mental. El olfato, el tacto, la audición y el sistema kinestésico deben estar
presentes en el momento de visualizar. Los sentidos generan la sensación de
estar en el lugar y, particularmente con el kinestésico, se genera la posibilidad
de vivenciar los movimientos como si realmente estuvieran sucediendo, ya que
involucra tendones, músculos y articulaciones.

La mayoría de los deportistas que tienen éxito en su disciplina utilizan la


visualización como recurso de entrenamiento. Pocos son los que logran dar una
explicación detallada de su aplicación, pero algunos logran hacerlo. Este es el
caso de Jack Nicklaus, uno de los mayores golfistas, que relata su visualización
de la siguiente manera:

“Nunca realice un golpe, ni siquiera en la práctica, sin tener una


representación detallada de este en la mente. Es realmente una
película en colores. Veo la pelota en el lugar que quiero que llegue.
Luego veo a la pelota llegando al destino y, luego me veo realizando el tiro
que termina transformando la imagen en realidad” (Nicklaus,
1974)

La visualización es un recurso de intervención cognitiva. Vealey y Greenleaf


(2001), plantean que visualizar es crear con los sentidos una experiencia mental.
Se puede resumir lo anterior en:
• Se puede crear una imagen mental sin la presencia de estímulos externos.
• Una imagen puede disponer de uno o todos los sentidos.
• Las imágenes se crean gracias a la información almacenada en la memoria
de trabajo o la memoria a largo plazo.

Block (1981) sostiene que la visualización es uno de los grandes recursos de la


ciencia cognitiva. En base a esto se han desarrollado dos teorías interesantes de
ser expuestas. La primera, sostiene que la imaginación mental es producto de
imágenes que ya han existido en el cerebro. Las imágenes creadas son tan reales
como las que vemos. La segunda teoría plantea que no existen tales imágenes
mentales y que cuando se imagina una escena en la mente, no es realmente una
imagen interna sino más bien el resultado de la naturaleza gráfica del idioma lo
que genera que se vea como real una imagen creada por la mente. El
pensamiento crea una imagen tan real que creemos verla.

Independientemente de los aportes teóricos, las imágenes mentales se


muestran al sujeto como reales. La imaginería es considerada como el lenguaje
del cerebro. Fisher (1986), sostiene que el cerebro no diferencia entre una
imagen real y otra imaginada en base al mismo acontecimiento. Es por este
motivo que se muestra interesante el hecho de trabajar con los deportistas
mediante la visualización, habilidades motrices o momentos a vivenciar. En un
trabajo publicado por Hale y Whitehouse (1998), llevado a cabo con jugadores de
fútbol profesional, se concluyó que la visualización y, por ende, las imágenes
observadas, influyen en las emociones sentidas y en el rendimiento deportivo.
Se entiende que la imaginería es un proceso cognitivo aplicado para mejorar el
rendimiento deportivo y el aprendizaje de habilidades motrices. Es una práctica
que se debe desarrollar en paralelo con la práctica de las habilidades deportivas
y como complemento de estas. Es recomendable que los deportistas destinen
una parte de su tiempo a la práctica de visualización para la ejecución de
determinadas habilidades. Dichas prácticas de visualización deberían ser
aplicadas previamente al entrenamiento deportivo.

En cuanto a la mejora del rendimiento, se puede decir que los beneficios se ven
en:

Niveles de destreza del deportista


Haz clic para voltear
En los trabajos realizados por Fletz y Landers (1983), se observa que la visualización
beneficia más a los deportistas experimentados que a los de menor experiencia. Esto
puede estar relacionado justamente con la cantidad de experiencia acumulada, mientras
más repertorio motriz en la memoria, mejor se podrán evocar imágenes relacionadas al
movimiento. Un deportista con poca experiencia no cuenta con la cantidad de recursos
motrices para lograr imaginar movimientos. Para que la visualización favorezca al
rendimiento deportivo, se requiere una base de experiencia. Mientras más habilidades
disponga un deportista, mayor utilidad se encontrará en las visualizaciones.
Haz clic para voltear
Componente cognitivo de la habilidad
En este caso se refiere a la utilidad de la práctica mental en aquellas tareas que requieren
de planificación previa. Las habilidades motrices se diferencian por la cantidad de
procesamiento de información que requieren cada una. Mientras más compleja es la
actividad motriz, más útil se hace la aplicación de la visualización. Esto reduce el grado de
dificultad a la hora de ejecutar dicha tarea.
El tiempo y la práctica
La práctica mental es más efectiva si precede a la de las habilidades motrices. En cuanto a
los tiempos, se sugiere que la visualización o práctica mental no supere los 3 minutos.

1 de 3

Como toda práctica que surge y comienza a ser aplicada en el mundo del
entrenamiento deportivo, es acompañada por un marco teórico que fundamenta
su aplicabilidad. A continuación, se detallan las teorías que dan validez a la
práctica de visualización.

La pregunta que cabe realizar es la siguiente: ¿cómo es posible que imaginar un


movimiento antes de ser realizado mejore el rendimiento del sujeto? Esto es lo
que muchos psicólogos deportivos se cuestionan y que estas teorías intentan
responder.

Teoría psiconeuromuscular
Esta teoría sostiene que la visualización genera patrones neuromusculares de
gran similitud con los patrones de la práctica verdadera. El cerebro envía
mensajes a los músculos, relacionados con los movimientos imaginados, el
músculo no se mueve, pero desde el cerebro se generan las mismas conexiones
nerviosas. El sistema neuromuscular pone en práctica patrones de movimientos
sin el movimiento propiamente dicho.

Durante la visualización se detecta actividad eléctrica en los músculos


implicados en la imaginación según Smith y Collins (2004). La teoría
psiconeuromuscular es la que mejor explica la relación entre visualización y
mejora del rendimiento.
Teoría del aprendizaje simbólico
En este caso se atribuye el beneficio a la visualización debido a que los
movimientos son imaginados antes de ser llevados a cabo. La planificación y
anticipación previa disminuye el margen de error. En el caso de los movimientos
deportivos, imaginar de manera previa toda la secuencia motriz, los objetivos y
las posibles alternativas a llevar a cabo, genera mejoras en el resultado y, por
consiguiente, en el rendimiento.

La familiarización previa con la habilidad motriz a desarrollar, es lo que propone


esta teoría. El plan mental del movimiento debe ser al detalle para que este sea
realizado con éxito. Las habilidades motrices requieren de la participación de
componentes motores y cognitivos, al tratarse la visualización de un
componente cognitivo, la complementación en los entrenamientos de este
recurso es de gran utilidad.
Teoría del establecimiento de la atención y la
activación
En esta teoría se combinan las variables cognitivas y fisiológicas. Desde el plano
cognitivo, la secuenciación y planificación previa de la tarea a ejecutar; y desde
el fisiológico, la activación y reclutamiento de actividad eléctrica desde el
cerebro hacia el músculo.
Desde su aplicación práctica y con el objetivo de mejorar el rendimiento, se
recomienda la utilización en conjunto de ambas variables.

Modelos conceptuales
Paivo (1985) declaró que la visualización tiene un objetivo cognitivo y otro
motivacional. En cuanto al primero, y como se mencionó anteriormente, es el
hecho de planificar la habilidad antes de llevarla a cabo. El objetivo motivacional
refiere a experimentar la sensación de logro una vez desarrollada la tarea, con lo
cual el deportista obtiene la energía previa para la tarea.

Martin, Morits y Hall (1999) sugieren cinco tipos de visualización:

• Motivacional específica: el deportista se imagina un momento


muy motivador y en una situación especial. Puede ser ganando
un partido luego de un punto clave.

• Motivacional general-perfeccionamiento: el deportista se


imagina en despliegue de sus habilidades motrices. Puede ser
pensar en positivo cada vez que se va a ejecutar un tiro de
penalti.
• Motivacional general-activación: el deportista se imagina con
dominio y control de sus niveles de ansiedad.
• Cognitiva específica: el deportista se imagina realizando una
habilidad motriz de manera correcta.
• Cognitiva general: el deportista se imagina en revisión de las
acciones que está por llevar a cabo.
Los seis interrogantes de la visualización
Dónde y cuándo
Haz clic para voltear
Los deportistas visualizan en los momentos de las competencias o los entrenamientos. En
el caso de las competencias, se realiza antes, durante y después de la misma. Por lo general,
predomina la visualización previa, mediante ensayos mentales.
Haz clic para voltear
El uso y la función
En este caso se espera que la visualización genere los resultados esperados. El deportista
debe involucrase con la utilización de la visualización y dar uso de la misma, tanto para la
cognitiva como la motivacional. La relación entre visualización y mejora del rendimiento
va a estar relacionada con la cantidad de información que se le brinde al deportista en los
entrenamientos de este tipo. No solo mejora el rendimiento producto de anticiparse a la
acción, sino que también por intervenir favorablemente en las variables de ansiedad y
estrés precompetitivos.
El contenido y la calidad
Se plantea que la visualización se puede presentar como facilitadora o debilitadora del
rendimiento, en base al “qué” de lo que uno visualiza. En relación con esto, Ram y
McCullagh (2003) estudian dos modalidades:

• Utilizar la escritura en la visualización de un movimiento exitoso.


• Observar un video de uno mismo en una acción motriz exitosa.

Al aplicar estas dos variables se concluye que la observación del video tiene mejores
resultados aplicables a la práctica deportiva. La observación de uno mismo por medio del
video se denomina automodelado.

En el siguiente cuadro se presenta el contenido de la visualización a través de


diferentes aspectos y sus divisiones específicas, con la intención de aclarar el
“qué” de la visualización.

Figura 3: Contenido de la visualización


Fuente: Munroe, K.J., Giacobbi, P.R. Jr., Hall, C., y Weinberg, R. (2000). Recuperado de
Cox (2009). Psicología del deporte. Conceptos y sus aplicaciones. 6ª edición. Ed,
Panamericana.

Para evidenciar si los trabajos de visualización benefician el rendimiento


deportivo, los investigadores dividieron en tres tipos diferentes de resultados, a
saber: anécdotas de deportistas, estudios de casos y experimentos científicos.

En el caso de las anécdotas, al no contar con evidencia científica no reúne


criterios de aprobación válidos. Sí se puede decir que son numerosos los
deportistas que utilizan estrategias de visualización y muchos acuerdan en que
dicha herramienta mejora su rendimiento.

En cuanto a los casos de estudio, al aplicarse seguimientos longitudinales, se


puede evidenciar de manera directa si la visualización colabora con la mejora del
rendimiento. En un caso con tres jugadores de baloncesto, los cuales se
enfrentaron a programas de entrenamiento visual para mejorar su lanzamiento
de tiro libre en situaciones de estrés, demostraron mejoras en su entrenamiento:
dos de ellos en un 11% y 15% el tercero. Estos evidenciaban pérdida de la
concentración en los momentos previos al lanzamiento, ocasionada por la
afición. En este caso, hubo mejoras en el rendimiento con programas de
visualización.

Las pruebas experimentales constan de mayor contundencia científica. Hay


estudios que muestran su aplicabilidad en diferentes disciplinas deportivas
como golf, baloncesto, tenis, esquí, etcétera. Hay dos variables que muestran
que las técnicas de visualización pueden mejorar el rendimiento: las
características de la tarea y el nivel de habilidad motriz del deportista. En cuanto
a las tareas, aquellas que demandan un componente cognitivo (toma de
decisión), son las que se benefician al ser entrenadas previamente con técnicas
de visualización. Mediante el entrenamiento mental, se realiza el repaso de las
posibles situaciones a resolver, anticipando de esta manera su ejecución. En base
a la experiencia del deportista, las pruebas experimentales manifiestan
resultados positivos en la aplicación de técnicas de visualización para
deportistas con poca experiencia y aquellos expertos. Se debe realizar una
apreciación al respecto: en el caso de los deportistas con poca experiencia, la
visualización colabora en el hecho de imaginar cómo les gustaría realizar la
tarea e imaginarse realizándo de manera correcta el movimiento. En el caso de
los expertos, las técnicas de visualización ayudan a mejorar la técnica y la toma
de decisiones. No obstante, como se mencionó anteriormente, el deportista
experimentado cuenta con mayor repertorio de habilidades motrices, con lo cual,
sus programas motores están más desarrollados.
Los entrenamientos orientados a trabajar la visualización deben reunir una serie
de condiciones previas, sin las cuales se pierde eficacia. Antes de comenzar con
visualizaciones específicas del deporte, se sugiere hacer intervenciones de otro
tipo a modo de práctica:
• Trabajar en lugares donde se garantice tranquilidad y
comodidad para el deportista. Se deben lograr estados de
relajación óptimos antes de comenzar.
• Visualizar una casa, puede ser imaginarse dentro de su propia
casa y comenzar a detallar todo lo que hay en su interior:
sonidos, colores, texturas, olores, adornos, etcétera. Maximizar
los sentidos.
• Imaginar un vaso en triple dimensión y que se va llenando de
líquido, luego se agrega hielo y se escribe una frase descriptiva
debajo.
• Practicar imaginando un círculo de colores que ocupa todo el
campo visual y que se achica progresivamente hasta
desaparecer.
• Seleccionar una determinada cantidad de escenas y luego
visualizar al detalle cada una. Las escenas pueden estar
relacionados con el deporte que se practica.
• Visualizar a un sujeto mientras realiza una destreza y luego ser
uno el ejecutante de la misma tarea.
• Visualizar una destreza realizada de manera correcta. Escoger
una habilidad del deporte que se practica e imaginarse
realizándola de manera perfecta un mínimo de 20 repeticiones,
sin perder detalles técnicos.
• Controlar las habilidades. Visualizar una habilidad con fallos,
observar los errores y luego imaginar la ejecución de manera
correcta. Dominar el control es poder visualizar en errores y en
perfecciones.
• Finalizar el trabajo con una respiración profunda y comenzar a
adaptarse nuevamente al ambiente.
Habilidades que se ganan:
Desarrollo de la concentración
Haz clic para voltear
Al trabajar con habilidades que luego se desarrollan, la visualización permite hacer foco en
el trabajo.
Haz clic para voltear
Generación de confianza
Permite practicar mentalmente una habilidad y que disminuyan los niveles de ansiedad en
el momento de llevarla a cabo.
Estabiliza las emociones
La visualización es una anticipación a los hechos y, si determinada situación causa enojo,
por ejemplo, este puede remediarse si se anticipa en los entrenamientos.
Mejora las habilidades deportivas
Permite el repaso mental de los trabajos y detalles técnicos de una destreza compleja.
Mediante la visualización de la ejecución correcta, los patrones motrices se estimulan
generando conexiones nerviosas en pro del gesto a desarrollar.
Mejora la aplicación de estrategias de juego
La visualización permite trabajar en base a los objetivos individuales o de equipo y ensayar
lo que el entrenador pretende para una determinada competencia.

1 de 5
Para el desarrollo de esta habilidad, el deportista debe trabajar y entrenar tal
aspecto para perfeccionar al detalle lo que pretende visualizar. Los deportistas
que logran dominar esta habilidad utilizan todos sus sentidos y las imágenes que
visualizan son al detalle. Son capaces de crear imágenes con un alto grado de
realidad, lo cual lo hace más transferible a la práctica.

En los momentos de entrenar la visualización, además de lo mencionado


anteriormente, se deben detallar las características del entorno donde se va a
competir o entrenar. Se deben reunir detalles en cuanto a: afición, dimensiones
del espacio y del terreno de juego, emociones que se suelen experimentar en esas
situaciones, ansiedad y pensamientos que se generan en los contextos
competitivos, etcétera. Con esto se dispone de más herramientas para
perfeccionar la visualización.

Otra habilidad que se debe desarrollar en los entrenamientos de visualización es


el de poder manipular las imágenes que se entrenan. En algunos deportistas, el
control de las imágenes es algo que les cuesta y, al momento de visualizar, se
ven repitiendo errores.

A partir de ahora se trabajará sobre otra de las técnicas que está ingresando en
el campo de la psicología deportiva.

Kabat-Zinn (1990) define el mindfulness como la capacidad de tomar conciencia


y prestar atención de manera voluntaria sobre lo que sucede en el momento y en
el modo en el que se manifiesta, sin elaborar juicios de valor ni reacciones. Es
respetar lo que sucede, mientras sucede y cómo sucede. Su traducción se hace
como atención o conciencia plena. Es un término de origen budista que ingresa
en occidente de la mano de Jon Kabat-Zinn.

Según el autor, al momento de llevar a cabo trabajos en mindfulness, se deben


reunir algunas características:
• No realizar juicios previos: abandonar el juicio que se tiene
sobre lo que ocurre en el momento de la práctica.
• Paciencia: dejar que la realidad se manifieste a su debido tiempo
y vivirla como es.
• Mentalidad de principiante: cada momento debe ser vivido
como si fuera la primera vez.
• Confianza: en uno mismo y en lo que se es capaz.
• No luchar ni competir: dejar de pretender cambiar lo que pasa,
y dejar que suceda.
• Aceptación: ver la realidad tal y como es, sin la necesidad de
tener que estar a gusto.
• Dejar pasar: la práctica del desapego.

En términos de Germer, Siegel y Fulton (2005) la atención plena puede ser


entendida como un constructo teórico que engloba todos los intentos de
definición y componentes del termino mindfulness. Se utiliza una manera de
meditación como práctica para el desarrollo de la atención plena, el trabajo de la
conciencia respiratoria y la concientización de los procesos internos. Además un
proceso psicológico que permite trabajar cuestiones cognitivas y emocionales
para dar respuesta de manera eficaz a las situaciones estresantes.

Sanz (2009), resume en una lista los beneficios de incorporar el mindfulness en


la vida de una persona:
• Aumento de la concentración con la consecuente disminución
de las distracciones.
• Mejora la autoconciencia.
• Disminución del sufrimiento.
• Mejora el bienestar psicológico, físico y sistema inmune.
• Colabora para relajar el cuerpo y la mente.
• Madura el compromiso por el cuidado de la propia salud.

Mindfulness y rendimiento deportivo


Esta nueva tendencia que ingresa en el mundo de la psicología deportiva, se
asienta en un nuevo paradigma respecto a variables como: el control del
pensamiento, auto-habla, visualización, control del arousal, etc. Postula que, si
bien lo mencionado anteriormente corresponde a resultados favorables en
cuanto a la optimización del rendimiento, suponen un gasto energético por el
hecho de colocar al deportista en situación de evaluar permanentemente su
estado emocional para ver qué estrategia psicológica utiliza para estabilizar
dichas emociones. El mindfulness, al sostener que la realidad debe ser vivida tal
y como sucede, despoja al deportista del juicio previo y lo predispone a vivenciar
sus experiencias. Dicha técnica no pretende eliminar, por ejemplo, un
pensamiento negativo, sino que enseña a aceptarlo de manera radical. Abandona
la lucha y el control, para adoptar una postura contemplativa. En resumen, es el
arte de aceptar la experiencia en lugar de luchar contra ella.

Jon Kabat-Zinn (2007) desarrolló un programa de entrenamiento conocido


como Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR). Las técnicas que se utilizan
en dicho programa son:
• Ejercicio de la pasa de uva: consiste en saborear de manera lenta,
consciente y utilizar todos los sentidos mientras se come.
• Atención plena a la respiración: comienza con diez minutos y
puede llegar con el tiempo a los veinticinco. El deportista
primero focaliza su respiración, luego en su cuerpo y finalmente
en el ambiente. El trabajo es progresivo.
• Contemplación de las sensaciones corporales: mediante
diferentes consignas, el deportista debe atender diferentes
partes de su cuerpo de manera secuenciada desde los pies a la
cabeza.
• Yoga: utiliza algunos ejercicios del yoga para que el deportista
se concentre en su mente y cuerpo mientras se mueve.
• Meditar al caminar: llevar el estado de toma de conciencia
mientras el deportista camina, con la intención de que perciba
los sonidos y estímulos del medio ambiente.
• Atención plena a las rutinas de la vida diaria: comer, conducir,
caminar, vestirse.

Otra de las técnicas (Franco, 2009) utilizadas en los programas del mindfulness
se denomina meditación fluir (MF). Dicha técnica consiste en dejar de intentar
controlar los pensamientos y cambiarlos; sino todo lo contrario: dejarlos libres
y estar abiertos a cualquier pensamiento, sensación o emoción que surja de
manera espontánea.

La técnica MF incorpora la utilización de una palabra aguda de tres silabas


(cualquiera), la cual se debe mencionar mentalmente de manera suave,
mientras se dirige la atención a la zona del abdomen para identificar cómo entra
y sale el aire. La utilización de esta técnica colabora en la mejora del rendimiento
deportivo al influir en la ansiedad, depresión, estrés crónico, hipertensión,
fibromialgia; reduce el burnout deportivo y mejora la personalidad resistente de
los deportistas.

Otra de las técnicas conocidas y de gran aplicación en el mundo del


entrenamiento deportivo es Mindfulness-Acceptance-Commitment (MAC).
Dicha técnica consiste en intensificar la conciencia en el presente y en la
concentración de la tarea realizada. Promueve la ejecución de las habilidades
motrices y está compuesta por cinco componentes: psicoeducación, mindfulness,
identificación de valores y compromiso, aceptación, integración y práctica. Está
muy relacionado con el flow, el cual es considerado un estado de fusión entre la
acción y la conciencia.

En el mundo del entrenamiento deportivo, las primeras intervenciones


en mindfulness se llevaron a cabo con atletas olímpicos de Estados Unidos
dedicados al remo (medallistas en Los Ángeles en 1984). Dichos atletas
mejoraron variables psicológicas: afrontamiento a la situación de competencia,
cansancio y recuperación deportiva. Sumado a una mejora del rendimiento al
obtener la medalla en dichos juegos.
Como se mencionó anteriormente, el objetivo de las técnicas de mindfulness no
es el de oprimir los pensamientos, sensaciones o emociones, sino el de dejar que
se manifiesten y experimentar los mismos como eventos transitorios. El sujeto
aprende a observar sus emociones y a trascender los hechos. Al dejar pasar los
estados emocionales y los pensamientos, el sujeto deja de atribuirles identidad
y comienza a tratarlos como cosas pasajeras y efímeras. Es una manera diferente
de relacionarse y reaccionar ante ellos donde no tienen por qué reflejar la
realidad del presente. Dentro del ámbito de la psicología aplicada al
entrenamiento deportivo, disponer de recursos como el manejo de
técnicas mindfulness es una tarea que corresponde a los psicólogos y
entrenadores.
En el partido del día domingo, José (el mejor base de la temporada) no logró anotar ningún

punto durante los dos primeros cuartos y tampoco logró concretar asistencias. En el

tiempo de descanso, el preparador físico del equipo se le acerca y observa lo siguiente: su

frecuencia cardíaca está más elevada de lo normal, su sudoración palmar no frena aun

durante el descanso, su frecuencia respiratoria no disminuye pasados los 5 minutos y su

tono muscular continúa en tensión.

En este caso, ¿qué tipo de indicador fisiológico experimenta José, dadas las características

mencionadas?

• Activación
• Estrés
• Ansiedad
• Miedo
• Ira
ENVIAR
INTENTAR DE NUEVO

También podría gustarte