Santo Rosario
Santo Rosario
Santo Rosario
Oraciones Iniciales
Recite el credo:
Rezar 3 Avemarías:
Rezar 1 Gloria:
A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven
virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró donde ella estaba, y le dijo: “Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo”. Ante estas
palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. El ángel le dijo: “No tengas miedo,
María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por
nombre Jesús. Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su
padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. María dijo al ángel:
“¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y
el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará
Hijo de Dios. Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se
llamaba estéril está ya de seis meses, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo: “Aquí está
la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel la dejó.
(Lc 1,26-38)
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
“¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las
almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén
Recitar la jaculatoria:
Segundo Misterio: La Visitación de la Virgen María
Unos días después María se dirigió presurosa a la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e Isabel
quedó llena del Espíritu Santo. Y dijo alzando la voz: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto
de tu vientre! ¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí? Tan pronto como tu saludo sonó en
mis oídos, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído que se cumplirán las cosas
que te ha dicho el Señor!”
Dijo María: Mi alma magnifica al Señor y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha
mirado la humildad de su sierva; por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque
ha hecho en mí maravillas el Todopoderoso, cuyo nombre es santo. Su misericordia se derrama de
generación en generación sobre los que le temen.
(Lc 1,39-45)
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
Por aquellos días salió un decreto de César Augusto para que se empadronara todo el mundo. Éste es
el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno a
su ciudad. También José, por ser descendiente de David, fue desde la ciudad de Nazaret de Galilea a
Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, para empadronarse con María, su mujer, que estaba
encinta. Mientras estaban allí se cumplió el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo
envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada.
Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche
su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron
de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el
pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá
de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
(Lc 2,1-7)
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
A los cuarenta días del nacimiento de Jesús de la Virgen María, cuando se cumplieron los días de la
purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
como está escrito en su Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor, y para ofrecer en
sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la misma Ley para quienes,
por su pobreza, no puedan pagar el precio de un cordero.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba la
consolación de Israel. El Espíritu Santo, que moraba en él, le había revelado que no conocería la
muerte antes de haber visto al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo; y en el
momento de entrar los padres con el niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, Simeón
lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu
siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los
pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
Quinto Misterio: El niño Jesús perdido y hallado en el templo.
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió los doce
años, subieron todos a la fiesta, según la costumbre; al volverse, pasados aquellos días, el niño Jesús
se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Creyendo ellos que estaría en la caravana, hicieron un
día de camino. Luego se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo,
se volvieron a Jerusalén en su busca.
Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los maestros,
escuchándoles y preguntándoles; todos los que lo oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus
respuestas. Al verlo, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?
Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais?
¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que
les dio.
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos
Santa María,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Vaso espiritual,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Estrella de la mañana,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Escúchanos, Señor.
ORACIÓN
Amén........
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Los Misterios Dolorosos del Santo Rosario son meditados los Martes y Viernes. Iniciamos el rezo de
estos misterios preferentemente frente alguna imagen de la Santísima Virgen María (aunque no es
indispensable) y con un Rosario bendecido entre las manos. Recuerde que lo importante aquí, es
meditar cada uno de los misterios mientras los acompañamos con nuestras oraciones.
Oraciones Iniciales
La señal de la cruz:
Recite el credo:
Rezar 3 Avemarías:
agonia
Llegados al huerto de Getsemaní, donde Jesús se había reunido muchas veces con sus discípulos, se
apartó del grupo, tomando consigo a Pedro, Santiago y Juan, a quienes les confió, lleno de pavor y
angustia: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo». Pero ellos no
fueron capaces de acompañarle velando y orando. Jesús fue y vino repetidas veces de la oración a la
compañía de sus adormecidos discípulos. A solas, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si
es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú»; «¡Abbá,
Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que
quieras tú»; «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya».
Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más
en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Finalmente, se
levantó de la oración, fue donde los discípulos y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y
orad para que no caigáis en tentación; ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado
en manos de pecadores».
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
flagelacion
Después del prendimiento de Jesús en el Huerto, lo llevaron a casa del Sumo Sacerdote; Pedro y otro
discípulo lo fueron siguiendo, y se quedaron en el atrio. Allí empezó el proceso religioso contra Jesús,
que lo condenó a muerte, por reconocer que era el Mesías de Israel y por confesar que era verdadero
Hijo de Dios.
Las autoridades judías no podían por sí mismas ejecutar esa sentencia; por eso, cuando amaneció,
llevaron a Jesús ante el procurador romano y se lo entregaron. Pilato, al saber que Jesús era galileo y
por tanto súbdito de Herodes, se lo remitió; pero éste, después de mofarse de Jesús, se lo devolvió.
Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, y les dijo: «Me habéis traído a
este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he
hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis. Ni tampoco Herodes, porque nos lo
ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. Así que le castigaré y le soltaré».
Pilato intentando liberar a Jesús, les hablo de nuevo pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale,
crucifícale!» Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito
que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré». Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces
que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes. Finalmente, Pilato, queriendo complacer
a la gente, les soltó a Barrabás, condenó a Jesús, mandó azotarle y lo entregó para que fuera
crucificado.
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
coronacion
Mientras tanto, los hormbres que tenían preso a Jesús se burlaban de él, le escupían y le abofeteaban,
y, cubriéndole con un velo, le preguntaban: «¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?» Y le
insultaban diciéndole otras muchas cosas.
En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, que condenó a Jesús y luego lo
llevó ante Pilato. También el Procurador romano acabó condenando a Jesús y entregándolo para que
lo azotaran y lo crucificaran.
Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a
toda la cohorte. Lo desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; trenzaron una corona de
espinas y se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante
de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»; y después de escupirle, cogieron la caña y
le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus
ropas y lo llevaron a crucificar.
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
jesuscruz
Después de haberse burlado de Jesús, los soldados le quitaron el manto de púrpura que le habían
echado encima, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle. Al salir, encontraron a un hombre de
Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar la cruz detrás de Jesús.
Lo seguía una gran multitud del pueblo y también unas mujeres que se dolían y se lamentaban por él.
Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras
y por vuestros hijos…».
Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él. Llegados a un lugar llamado Gólgota,
que quiere decir Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores.
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
cruc
Llegados al Calvario, crucificaron a Jesús y a los dos malhechores. Los soldados se repartieron los
vestidos de Jesús por lotes, y la túnica, tejida de una pieza, sin costura, la echaron a suerte. Pilato
redactó una inscripción que decía: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos», y la puso sobre la cruz.
Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «Tú que destruyes el Templo y
en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!» Igualmente los
sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo: «A otros salvó y a sí
mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. Ha puesto su
confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: «Soy Hijo de Dios»».
También los soldados se burlaban de él, y hasta uno de los malhechores crucificados con él le
injuriaba, mientras el otro decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino»; Jesús le
respondió: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso».
Hacia las tres de la tarde, habiendo dado perfecto cumplimiento a todos los designios divinos, Jesús se
encomendó a su Padre con voz poderosa e inclinando la cabeza entregó el espíritu.
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
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Oraciones Iniciales
Recite el credo:
Rezar 3 Avemarías:
Rezar 1 Gloria:
res
Pasado el sábado, al rayar el alba, el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María
a ver el sepulcro. De pronto hubo un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó,
hizo rodar la losa del sepulcro y se sentó en ella. Su aspecto era como un rayo, y su vestido blanco
como la nieve. Los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. Pero el ángel,
dirigiéndose a las mujeres, les dijo: “No temáis; sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha
resucitado, como dijo. Venid, ved el sitio donde estaba. Id en seguida a decir a sus discípulos: Ha
resucitado de entre los muertos y va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis. Ya os lo he dicho”.
(Mt 28,1-7)
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
ascension
Después de su pasión y muerte, Jesús se presentó a los apóstoles que había elegido, dándoles muchas
pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al
Reino de Dios. Les prometió que serían bautizados en el Espíritu Santo: «Recibiréis –les dijo– la fuerza
del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y
Samaría, y hasta los confines de la tierra». Y entre las muchas instrucciones que les fue dando, San
Mateo recuerda que les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y
haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros
todos los días hasta el fin del mundo».
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
pentecostes
Después de la Ascensión del Señor, cuantos le habían acompañado de Jerusalén al Monte de los
Olivos regresaron a la Ciudad, y perseveraban constantes en la oración, en compañía de María, la
madre de Jesús, aguardando el cumplimiento de la promesa del Resucitado: «Vosotros seréis
bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días… Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que
vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos…»
Al llegar el día de la fiesta judía de Pentecostés, cincuenta días después de pascua, y de la
Resurrección del Señor, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido
como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les
aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos;
quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
concedía expresarse.
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
asuncion
La Santísima Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la
gloria del cielo, en donde ella participa ya en la gloria de la resurrección de su Hijo, anticipando la
resurrección de todos los miembros de su Cuerpo.
“Llena de gracia” Dios le había concedido todas las gracias, no sólo la gracia santificante, sino todas las
gracias de que era capaz una criatura predestinada para ser Madre de Dios.
«Todas las generaciones me llamarán bienaventurada porque el Señor ha hecho obras grandes en mí»
(Lc 1, 48-49).
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: “¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del
infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia.
Amén
Recitar la jaculatoria:
«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona
de doce estrellas en la cabeza».(Ap 12,1)
«Con ánimo verdaderamente maternal, al tener en sus manos el negocio de nuestra salvación, Ella se
preocupa de todo el género humano, pues está constituida por el Señor Reina del cielo y de la tierra y
está exaltada sobre los coros todos de los Ángeles y sobre los grados todos de los Santos en el cielo;
estando a la diestra de su unigénito Hijo, Jesucristo, Señor nuestro, con sus maternales súplicas
impetra eficacísimamente, obtiene cuanto pide, y no puede no ser escuchada».
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno,
lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén
Recitar la jaculatoria:
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bautismo
Llegado a la edad de 30 años, Jesús decidió dejar el retiro de Nazaret para iniciar su vida pública en
cumplimiento de la voluntad del Padre.
Por aquellos días había aparecido Juan el Bautista, predicando en el desierto la conversión y
bautizando en el Jordán a las multitudes que acudían a él y confesaban sus pecados.
Entonces se presentó también Jesús, que venía de Nazaret (en Galilea) para ser bautizado por Juan.
Pero éste intentaba disuadirlo diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a
mí?»
Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere». Entonces
Juan se lo permitió.
Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una
paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi
predilecto, en quien me complazco».
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno,
lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén
Recitar la jaculatoria:
Caná
Por aquel tiempo se celebraba una boda en Caná de Galilea, cerca de Nazaret, y estaba allí la madre
de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara el vino, le dice a
Jesús su madre: «No tienen vino». Jesús le responde: «Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha
llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga».
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada
una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y
llevadlo al maestresala». Ellos se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino,
como ignoraba de dónde venía (los sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo sabían), llama al novio
y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya todos están bebidos, el inferior. Pero tú
has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus signos. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus
discípulos.
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno,
lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén
Recitar la jaculatoria:
anuncio
Jesús, al enterarse de que Juan el Bautista había sido entregado en manos de Herodes Antipas, dejó
Judea y marchó a Galilea, donde proclamaba la Buena Nueva de Dios, diciendo: «Se ha cumplido el
tiempo y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». En estas palabras se
describe, como en programa, el contenido de la predicación de Jesús, el Reino de Dios, su llegada y lo
que para los hombres trae consigo forman el tema fundamental de la «Buena Nueva» o «Evangelio»
de Jesús.
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno,
lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén
Recitar la jaculatoria:
trans
Pocos días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y se los llevó aparte
a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos
se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él.
San Lucas puntualiza que hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro entonces
tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué hermoso es estarnos aquí! Si quieres, haré tres tiendas,
una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa
los cubrió con su sombra, y de la nube salía una voz que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, el
predilecto, en quien me complazco. Escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra
llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo: «Levantaos, no tengáis miedo». Al
alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó:
«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».
Rezar el Padre Nuestro:
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno,
lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén
Recitar la jaculatoria:
eucaristia
Cuando llegó la hora, Jesús se puso a la mesa con los apóstoles y, mientras estaban cenando, les dijo:
«Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la
comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios».
Tomó luego pan y dando gracias lo bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: «Tomad y
comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros». Del mismo modo,
acabada la cena, tomó el cáliz y, dando gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos diciendo: «Tomad y
bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será
derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en
conmemoración mía». Y añade San Pablo: «Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa,
anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga».
Rezar 10 Avemarías:
Rezar el Gloria:
Rezar la oración de Fátima: ¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno,
lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén
Recitar la jaculatoria: