Gonzalo Zambrana-Gestion Ambiental Municipal

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Estado actual y proyecciones

de la gestión ambiental municipal

por Gonzalo Zambrana

Las diferencias entre los municipios de Bolivia

Existen diferencias marcadas entre los municipios de Bolivia; según datos del úl-
timo censo, el 62% de la población boliviana es urbana; de las poblaciones más
urbanas, el 12% tienen más de 70.000 habitantes; 50 municipios tienen más de la
mitad de su población urbana, mientras que el 60% de los municipios tiene un
100% de población rural; existen 15 municipios con menos de 1.000 habitantes y 6
de ellos tienen menos de 500, siendo los casos extremos, el municipio de Yunguyo
del Litoral de Oruro, con 221 habitantes y el municipio Nazacara de Pacajes de La
Paz, con 267 habitantes.

Como es bien sabido, desde la promulgación de la Ley de Participación Popular,


se definen jurisdicciones y competencias en base a los recursos de coparticipa-
ción tributaria; posteriormente los recursos HIPC y últimamente el IDH, además de
otros fondos concurrentes, contribuyeron en el incremento de recursos disponibles
en municipios. En el caso del municipio de Yunguyo del Litoral de Oruro, referido
anteriormente, su presupuesto de coparticipación y HIPC alcanza aproximada-
mente a Bs 72.000 anuales y gracias a los recursos del IDH, su presupuesto se ha
incrementado en un 134% por lo que se estaría hablando de casi Bs 160.000 (Bs
13.000 mensuales). El alcalde tiene un sueldo de Bs 350, el Presidente del Concejo
Bs 150 y los Concejales 100 Bolivianos.47

Indudablemente la disponibilidad de los recursos financieros es fundamental para


la gestión municipal efectiva, puesto que en los municipios pequeños, las oportu-
nidades para el desarrollo y las capacidades de enfrentar grandes problemas, no
tienen el correlato financiero necesario, más allá de la voluntad política de sus au-
toridades. De cualquier forma, la capacidad de gestión no necesariamente está
en relación a la disponibilidad de recursos ya que, aún con recursos disponibles,
existen Municipalidades con notables limitaciones de gestión.

La problemática del ambiente en el desarrollo municipal

La problemática ambiental municipal en Bolivia, como es obvio, tiene caracterís-


ticas diferenciadas y está determinada, entre otros, por aspectos biogeográficos,
tamaño y proporcionalidad urbano-rural de los municipios, etc. Los municipios ur-
banos tienen los típicos problemas del proceso de urbanización que se ha produ-
cido en los últimos lustros en Latinoamérica, como es el crecimiento rápido y gene-
ralmente desordenado de asentamientos, con frecuencia en zonas no aptas para
viviendas y por tanto carentes de servicios básicos; incremento descontrolado de
vehículos y vías; y el incremento de PyMEs, como práctica social de generación
de empleo e ingresos, sin un adecuado tratamiento de los temas ambientales.
Debemos recordar que la tasa de crecimiento de la ciudad de El Alto fue en su
momento una de las más altas de la región con un 10% anual,48 y la inexistencia

47 www.enlared.org.bo
600 48 En condiciones no forzadas.
de un complemento en servicios básicos redundó en el deterioro de su calidad
ambiental.

La gestión en municipios de áreas metropolitanas tampoco ha tenido una aten-


ción adecuada, expresada en términos de una gestión supramunicipal del de-
sarrollo o el ambiente; y las Prefecturas no han tenido la capacidad de liderizar
la gestión supramunicipal del ambiente y la sostenibilidad, a pesar de que ello
corresponde a sus atribuciones y competencias. Por su parte, los municipios rurales
tienen problemas relacionados con la pérdida de recursos naturales renovables,
con el deterioro de las bases productivas como el suelo, por efecto de sobreex-
plotación o uso de agroquímicos; mientras que los municipios de vocación forestal
enfrentan la pérdida de bosques por la insuficiencia de políticas de promoción
para un aprovechamiento sostenible de los recursos forestales.

La gestión de la biodiversidad en los municipios, solamente juega un rol “coadyu-


vante” al gobierno central. Los problemas de minería e hidrocarburos han estado
casi completamente al margen de la capacidad de gestión de las municipali-
dades, a pesar de ser los sectores de mayor potencial de contaminación y de
impacto localizado, además de ser causantes del dramático problema de los pa-
sivos ambientales. En Potosí existen ingenios mineros en el área urbana y en Oruro
existen concesiones mineras que casi coinciden con áreas urbanas. En el caso de
los hidrocarburos, la refinería Gualberto Villarroel está en medio de un área urbana
densamente poblada de Cochabamba debido al crecimiento de la ciudad y, a
pesar de existir problemas de contaminación evidentes, la municipalidad se man-
tiene al margen porque “no tiene competencias”.

Las experiencias de planificación territorial han tenido diferentes alcances y no se


conoce de casos en que los aspectos ambientales hayan sido la variable funda-
mental para sus definiciones. En Cochabamba por ejemplo, a pesar de contarse
con información técnica suficiente y georeferenciada sobre contaminación at-
mosférica, la norma sobre reordenamiento vial y vehicular no ha considerado fac-
tores ambientales. En general los PMOTs no han pasado de ser instrumentos téc-
nicos que han engrosado los anaqueles. De cualquier forma, el Viceministerio de
Planificación Territorial está en un proceso de revisión de las guías de formulación
de Planes Municipales de Ordenamiento Territorial, con la intención de constituir
un solo instrumento estratégico que contenga los PDMs y los PMOTs.

Existe una desarticulación entre la promoción económica y la gestión ambiental


y esto también muestra diferencias entre lo urbano y lo rural, pues mientras en los
municipios grandes no se tiene programas de promoción económica sistemáticos
y consolidados, en los municipios rurales se está entrando con fuerza creciente en
esta temática,. Sin embargo en ninguno de los dos se ha logrado articular econo-
mía y ambiente, excepto por razones como el valor mercantil de la producción
orgánica, por ejemplo. Por tanto la temática ambiental se ha mantenido como
un sector más, con políticas y acciones propias, a veces incompatibles con las
políticas de promoción económica.

La planificación de la gestión ambiental

La Gestión Ambiental Municipal, luego de casi 10 años del primer Plan Maestro
formulado por la Municipalidad de Cochabamba, ha cumplido un ciclo que ha
estado asociado al modelo de gestión vigente en las instituciones públicas y a la
valoración y tratamiento que se ha hecho de la temática ambiental. Las institu-
ciones gubernamentales, principalmente departamentales y municipales, han te-
nido avances diferenciados; además han habido experiencias concretas depen-
601
dientes del gobierno central,49 que han trabajado principalmente en temas de
gestión ambiental relacionados con actividades industriales y mineras. De cual-
quier forma, los avances relativos a este ámbito de la gestión pública han estado
definidos, como se anotó anteriormente, por el tamaño de los municipios: por un
lado, los Gobiernos Municipales más grandes han logrado un gran desarrollo de
instrumentos burocráticos para la gestión ambiental, principalmente urbana, con-
tando con planteles técnicos numerosos, equipamiento, disponibilidad de recur-
sos financieros, etc. y asimismo se han elaborado innumerables Planes de Acción
Ambiental en varios departamentos del país; por su parte los municipios pequeños
y rurales han tenido muchas dificultades en la efectivización de una gestión am-
biental propiamente dicha, mas aún cuando se ha apelado a la solución acos-
tumbrada: el establecimiento de unidades de medio ambiente y la formulación
de planes de acción ambiental municipal.

De acuerdo a ello, se ha observado un desarrollo relevante en temas concretos,


como la gestión de residuos sólidos o la exhaustiva evaluación de la contamina-
ción atmosférica en algunos municipios del eje central. El modelo de gestión am-
biental basado en el enfoque de norma-control, ha enfatizado acciones relacio-
nadas con la calidad ambiental urbana, sin articulación al desarrollo económico,
que por su parte tampoco ha considerado de manera adecuada los aspectos
ambientales; esta insuficiente comprensión del carácter integral del desarrollo ha
impedido el auténtico desarrollo sostenible municipal y se constata que ha persis-
tido el enfoque sectorial en el tratamiento de los temas ambientales.

Procesos de descentralización

Desde hace varios años nuestro país ha entrado en una tendencia descentraliza-
dora sostenida; la gradual consolidación de la gestión municipal autónoma y el
establecimiento de los gobiernos departamentales con demandas crecientes de
mayor autonomía definen este proceso descentralizador como histórico e irrever-
sible. Sin embargo de ello también se debe reconocer la multiplicidad de visio-
nes que se tiene sobre esta temática, tanto entre los diferentes actores guberna-
mentales, como en diferentes ámbitos geopolíticos del país; estas concepciones
van desde la propuesta autonómica departamental de los segmentos sociales
nucleados en torno al Comité Cívico de Santa Cruz, hasta las autonomías indígenas
promovidas por las organizaciones indígenas y campesinas.

Tan diferenciada es la problemática de la gestión pública subnacional que, mien-


tras la Prefectura de Santa Cruz está avanzando activamente con la descentrali-
zación a nivel provincial, con asignación presupuestaria y estructura institucional
especifica (modelo que está siendo imitado por las prefecturas de Beni, Pando y
Tarija), la Prefectura de Oruro ha elaborado el Plan de Desarrollo Departamental
de Oruro, recuperando la territorialidad indígena originaria y por tanto con un
enfoque autonómico indígena. Pero también existen muchos matices, como el
caso de los municipios productores de hidrocarburos del Gran Chaco, que han
logrado una asignación presupuestaria de casi la mitad de las regalías departa-
mentales, la misma que es ejecutada por autoridades de la subprefectura y los
corregimientos; otro caso relevante es el municipio de Yapacani, que a través de
una movilización campesina, reivindicó sus derechos sobre los recursos generados
por el campo petrolero Víbora; similarmente los campesinos de Tarija lograron que
la Prefectura distribuya directamente recursos a municipalidades rurales.
A su vez el gobierno actual ha presentado en el Plan Nacional de Desarrollo, cri-
terios de regionalización a partir de indicadores de pobreza; y el Viceministerio de

602 49 como los Proyectos BID-929, PMAIM y PCDSMA.


Descentralización está impulsando una intensa promoción de la regionalización
(Amazonía, Pantanal, Norte de Potosí, etc.), manteniendo empero la decisión po-
lítica de no modificar la territorialidad y las autonomías municipales.

En resumen, se constata que existen diferentes concepciones en el tema de la


descentralización y está claro que los aspectos ambientales o ecosistémicos están
ausentes de las propuestas de descentralización o autonomías.

Planificación estratégica mancomunada

Las mancomunidades tienen un respaldo normativo desde hace varios años y por
tanto existe una importante experiencia en su gestión; estas unidades de planifi-
cación del desarrollo han tenido limitaciones, relativas a:

 Carácter voluntario de las decisiones para su vigencia.


 Ausencia de competencias.
 Asignación voluntaria de recursos por parte de las autoridades de los munici-
pios miembros.
 Importancia política secundaria para las autoridades municipales.
 Criterios de aglutinación desarrollistas y no necesariamente biofísicos o ecosis-
témicos.
 Operativización de ejes de desarrollo como proyectos municipales, más que
proyectos mancomunados.

Sin embargo, las mancomunidades son un tipo de institucionalidad que, en mu-


chos casos, se ha generado a partir de criterios de homogeneidad: Chaco, Pan-
tanal, río Caine, río Pilcomayo, Trópico, Andes, Yungas, Chiquitanía, Tahuamanu,
Mamoré, etc. Por esas características las mancomunidades se muestran como un
escenario potencial adecuado y “en funcionamiento” para operativizar las políti-
cas de regionalización o autonomías regionales e indígenas.

En la planificación del desarrollo de las mancomunidades, se observa que los cri-


terios empleados han sido similares a la planificación municipal, lo cual está ex-
presado en la Ley de Mancomunidades, donde se indica que la formulación del
Plan de Desarrollo Mancomunado deberá sujetarse a la norma del SISPLAN y los
lineamientos de planificación participativa.

Las experiencias de planificación ambiental mancomunada, tampoco han sido


exitosas ya que se han expresado en capítulos de Planes de Desarrollo o Planes
de Acción Ambiental Mancomunados, que terminan siendo un grupo de proyec-
tos ambientales;50 es decir que la inefectividad de la gestión ambiental manco-
munada es similar a lo sucedido en municipios y prefecturas, pues adolece del
proverbial defecto del sectorialismo en el tratamiento de los temas de ambiente
y sostenibilidad.

Planificación en escenarios de incertidumbre

La historia de la Planificación Estratégica (PE) en Bolivia es relativamente corta


pero muy densa en términos de vivencia. A partir de criterios de Planificación Es-
tratégica Empresarial, se introdujeron metodologías en las instituciones públicas,
privadas, sociales, etc. Todas las instituciones han elaborado Planes Estratégicos

50 Por ejemplo los casos de las mancomunidades del Cono Sur de Cochabamba o del Chaco
Chuquisaqueño. 603
en base al ZOPP, FODA, Sinfonía, etc. y lo siguen haciendo.51 En el área rural se
han utilizado los Diagnósticos Rurales Rápidos, Participativos y otros. En todos los
casos se ha definido acciones con diferentes plazos y responsables, habiéndose
llegado inclusive a la formulación de Estrategias de Ejecución. Por ello, la teoría
y métodos sobre PE, como un conjunto deliberado de acciones que pretenden
alcanzar resultados especificados de corto, mediano o largo plazo en términos de
crecimiento de variables de diferentes tipos y denominaciones, son abundantes,
tanto para el área urbana como rural.

Entonces, después de esa amplia experiencia de planificación estratégica, la pre-


gunta es ¿Cuánto de lo planificado ha sido ejecutado? y quizás más importante
que ello es ¿Cuáles han sido las razones por las que no se han ejecutado?. Se
debe evaluar sistemática y exhaustivamente la experiencia de la planificación,
para obtener respuestas a estas preguntas. Pero desde un acercamiento fenome-
nológico, es posible afirmar que en nuestro país, hasta ahora no se ha prestado
la debida atención al horizonte de certidumbre de los procesos de planificación
estratégica, ni siquiera bajo criterios de ajuste de acciones planificadas. Las ca-
racterísticas institucionales en países como el nuestro definen un haz de factores
de incertidumbre, que normalmente no son tomados en cuenta en su debida
magnitud; por ejemplo, temas como la “movilidad de personal técnico de las mu-
nicipalidades”, por razones políticas, o la “falta de recursos financieros”, que son
conclusiones que se repiten en los talleres de evaluación de la gestión publica, son
dos ejemplos de temas que ya no pueden ser entendidos como problemas a ser
resueltos, sino como escenarios de las políticas públicas.

Los aspectos fiscales en la gestión ambiental subnacional

Durante el periodo de gestión ambiental transcurrido, se han efectuado una serie


de definiciones institucionales y fiscales para el funcionamiento de los niveles sub-
nacionales de la gestión publica, Ley de Participación Popular, Ley de Descentra-
lización, Ley del Diálogo (para la distribución de recursos HIPC) y otras de carácter
fiscal como la distribución de los recursos provenientes de los hidrocarburos, etc.
Las medidas de carácter institucional han definido atribuciones y competencias
para los gobiernos subnacionales; y en el ámbito fiscal se ha establecido el origen
y destino de los recursos para el funcionamiento de estas instancias.

Las transferencias de recursos han tenido una distribución isotónica52 y a pesar de


criterios de ecualización, como los fondos de compensación departamental, en
general las transferencias no han respondido a una distribución que permita un
desarrollo equilibrado o equitativo a la diversidad de municipios y departamentos
de nuestro país, ya que no es lo mismo Bs 200.000 para el Municipio de Nazacara
de Pacajes, que tiene menos de 300 habitantes, que para el Municipio de Santa
Cruz de la Sierra, que tiene más de un millón de habitantes.
El destino de los recursos financieros transferidos después de la asignación por
coparticipación definida en la Ley de Participación Popular, en general ha prio-
rizado las inversiones en salud, educación y en menor grado (pero de manera
creciente), en promoción al desarrollo económico-productivo; la ley del dialogo
especifica más claramente el destino de los recursos de la reducción de la deuda
externa, hacia el alivio a la pobreza y últimamente los recursos del IDH53, que man-
tienen las inversiones sociales, visibilizan mejor las inversiones en promoción del

51 ZOPP: Ziel Orienterte Projekt Planung, Planificación de Proyectos Dirigidos a Objetivos;


FODA: análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas.
52 Distribución “a todos por igual”, sin considerar las características diferenciadas de cada
municipio en diferentes ámbitos (necesidades, capacidades, etc.), según Barrios, 2004.
604 53 Decreto Supremo 28421.
desarrollo económico y adicionalmente aparece la seguridad ciudadana como
nuevo destino de las inversiones.

Se debe destacar que también las universidades públicas son beneficiarias de


una importante proporción de los recursos del IDH, los mismos que tienen una de-
finición específica para su ejecución.

De acuerdo a lo anterior se observa que no existen asignaciones específicas para


los temas de ambiente y sostenibilidad; quizás la única referencia normativa es-
pecifica, es la indicada en el Reglamento de Residuos Sólidos de la Ley del Medio
Ambiente, que en su Art. 13 define que por lo menos el 2% de los ingresos por los
servicios de residuos sólidos, deben destinarse a actividades de educación sobre
residuos sólidos. Hoy, a la luz de las tendencias desarrollistas de fuerte base social
popular, se podrían enfrentar problemas ambientales de gran magnitud, sin los
recursos necesarios para enfrentarlos.

En todo caso, no se trata de buscar un porcentaje de recursos para destinarlos a


las inversiones en ambiente y sostenibilidad, como el 2% referido líneas arriba, ya
que este tipo de asignaciones proporcionales suelen tener un efecto regresivo y
además no podrían expresar las múltiples realidades de municipios y prefecturas
del país.

Modelo competencial ambiental en los diferentes niveles del gobierno

Durante los anteriores años, en el curso de maduración del ciclo de políticas pú-
blicas referidas a temas integrales (como desarrollo, ambiente, etc.) y la dificul-
tad creciente del modelo de desarrollo vigente para un tratamiento desintegra-
do de temas integrales, se ha generado un desorden normativo-competencial
y, por tanto, la inexistencia de un modelo de definición de competencias entre
los diferentes sectores y niveles de gobierno. Esto ha sido más fuerte en el tema
ambiental, ya que por su carácter integral es multisectorial y diseminado en los
diferentes niveles de gobierno. Esto se puede observar fácilmente en la diversidad
de normas y planes ambientales existentes, que definen diferentes tipos de com-
petencias entre los sectores, sin una coherencia entre ellas. Actualmente, el Plan
Nacional de Desarrollo ha propuesto la transversalización del tema ambiental en
el desarrollo, pero aún se mantienen las incoherencias, como el hecho de que la
autoridad ambiental competente para actividades de minería e hidrocarburos se
encuentre en el Ministerio de Agropecuaria y Desarrollo Rural. Por otro lado, la eje-
cución de planes nacionales carece de articulación efectiva (obligatoria) con los
niveles subnacionales; es el caso por ejemplo para el Plan Nacional de Cuencas
o las iniciativas de regionalización territorial de los Viceministerios de Planificación
y Descentralización.

La posibilidad de la aprobación de una Nueva Constitución Política del Estado,


y el establecimiento de gobiernos subnacionales, define una oportunidad única
para estos propósitos. Para ello, es necesario evaluar el conjunto de las políticas
de gestión ambiental, que incluya a los diferentes sectores y niveles de gobierno
para diseñar un modelo competencial coherente y efectivo.

Necesidad de una gestión del ambiente y la sostenibilidad bajo un


enfoque transversal

Como se dijo anteriormente, los procesos estratégicos de gestión ambiental subna-


cional se han basado en un modelo sectorial, que ha sido inefectivo. La intención
más avanzada de articular los temas de ambiente y sostenibilidad en el desarrollo 605
fue la propuesta de la Municipalidad de Cochabamba, que a fines del 2004 pre-
sentó un proyecto para la formulación de la Agenda 21 Municipal del Cercado.54
Esta iniciativa fue ampliamente discutida, ese mismo año, en el Primer Encuentro
Nacional de Unidades Ambientales que organizó esta Municipalidad, con el apo-
yo del Viceministerio de Biodiversidad, Recursos Naturales y Medio Ambiente, al
cual asistieron más de 60 técnicos de prefecturas y municipalidades de todo el
país; algún, el resultado fue un Plan de Acción Ambiental con denominación de
Agenda 21, es decir el tratamiento sectorial no logró ser superado. Algo similar se
observa en el contenido de la propuesta de Agenda 21 de la Municipalidad de
La Paz, que también tiene notables características sectoriales.

Es evidente que el modelo de tratamiento de los temas de ambiente y sosteni-


bilidad han sido inefectivos y, considerando el proceso histórico de nuestro país,
se debe convenir en que se ha cumplido un ciclo y por ello se deben proponer
nuevos enfoques de gestión ambiental para el desarrollo. Si bien puede haber
diferentes enfoques y metodologías, que pretendan conducir a un manejo ade-
cuado de los temas ambientales en los procesos de desarrollo, no son suficientes
si la concepción de transversalidad no está precisada claramente, ya que puede
suceder que, como en Cochabamba, un enfoque concebido para transversali-
zar, como es la Agenda 21 Local, se lo convierta en sectorial. Uno de los efectos
centrales del enfoque de transversalización, además de la necesaria articulación
de los temas ambientales al desarrollo, es su carácter preventivo, puesto que el
tratamiento de los temas ambientales o de manejo de recursos naturales renova-
bles, es simultáneo a las actividades de desarrollo.

Sin embargo, la dificultad radica en la carencia de instrumentos metodológicos


para transversalizar ambiente y sostenibilidad en la planificación y gestión estra-
tégicas del desarrollo. Por tanto es necesario entender la transversalización como
el proceso por el cual, los temas de ambiente y sostenibilidad son introducidos en
el conjunto de las estrategias (proyectos, actividades, etc.) de la planificación
y gestión del desarrollo, principalmente asociadas a las actividades económico-
productivas y no sólo como un capitulo sectorial de Recursos Naturales o Calidad
Ambiental, sin que esto limite la consideración de temas sectoriales que por sus
características y magnitudes no pueden ser articulados a alguna actividad espe-
cifica.

A partir de este enfoque se deben desprender los diferentes temas que correspon-
den a la gestión del ambiente y la sostenibilidad municipal y su articulación a los
diferentes niveles de la gestión pública. Se deben considerar prioritariamente los
siguientes aspectos:

 En consideración a las características diferenciadas de los municipios de Bo-


livia, se deben diseñan instrumentos y modelos también diferenciados para
la gestión ambiental municipal, se ha de entender que no es lo mismo hacer
gestión ambiental en Santa Cruz de la Sierra y en Yunguyo del Litoral. Esto plan-
tea desafíos para la gestión supramunicipal, los cuales deben ser asumidos por
prefecturas y mancomunidades.

 La Planificación del Desarrollo que está definida por el Sistema Nacional de


Planificación, a través de los manuales de planificación participativa y los ma-
nuales para la formulación de los planes de ordenamiento territorial debe asi-
milar los aspectos ambientales, expresados en los planes de acción ambiental
municipal y, en conjunto, deben constituir un único instrumento de planifica-
ción del desarrollo sostenible. Es decir, se debe eliminar la práctica de elabo-

606 54 www.lostiempos.com
ración de diferentes tipos de planes, para elaborar un único plan de desarrollo
sostenible basado en el ordenamiento territorial y en el cual los aspectos de
ambiente y sostenibilidad estén incluidos transversalmente.

 Se debe efectuar una evaluación de las propuestas de descentralización y


regionalización a la luz del enfoque ecosistémico y, a partir de ello, proponer
estrategias que permitan que las iniciativas de descentralización y regionali-
zación consideren conceptos de conservación de los ecosistemas. Para ello,
las mancomunidades son un escenario potencial de mucha importancia, en sí
mismos y además para el acercamiento a la planificación regional. Ello permi-
tiría introducir los (tan abandonados) criterios biofísicos o ecosistémicos en la
planificación del desarrollo, lo que a su vez implicaría una gestión adecuada
y sostenible del ambiente y los recursos naturales.

 Es necesario aplicar criterios de planificación-gestión en escenarios de incer-


tidumbre, lo que requiere establecer verdaderas y efectivas alianzas entre los
diversos actores involucrados en la problemática del ambiente y desarrollo
local, y debe hacerse en base a la intercooperación y gestión asociada entre
involucrados y/o cooperación intermunicipal. La misma debe ser innovadora
y flexible, permitiendo por una parte aprovechar efectiva y sinérgicamente
las capacidades existentes frente a la insuficiencia de recursos y medios, y por
otra, viabilizar la gestión participativa del proceso de planificación

 Es imprescindible evaluar el modelo competencial-fiscal para la gestión del


ambiente y la sostenibilidad. Por tanto se debe pensar en mecanismos ca-
paces de tomar en cuenta el enfoque de transversalización entre ambiente
y actividad productiva, a la hora de definir el destino de los recursos transfe-
ridos y por otra parte se debe considerar la forma de relacionar ambiente y
sostenibilidad en las asignaciones para el tema de seguridad ciudadana y los
recursos que se destinan a las universidades. Para ello se requiere diseñar una
estrategia fiscal que permita considerar los temas ambientales en la definición
del destino de los recursos asignados a los diferentes niveles de gobierno y se-
gún las temáticas consideradas.

607
AUTOR :
Gonzalo Omar Zambrana Avila
Economista
La Paz - Bolivia
[email protected]
____________________________

Este articulo ha sido publicado el Año 2008 en el Informe Ambiental de Bolivia 2008, publicado por
la Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA).

El informe se lo puede descargar en toda su extensión de la dirección:

http://www.lidema.org.bo/portal/index.php?option=com_docman&task=doc_download&gid=20
&Itemid=329

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