Maldonado - Camino A La Complejidad
Maldonado - Camino A La Complejidad
Maldonado - Camino A La Complejidad
a la complejidad
Revoluciones – científicas e industriales
Investigación en complejidad
Susanne Kummer
Cargadora Contadora
El camino a la complejidad
© Carlos Eduardo Maldonado Castañeda
Primera edición, agosto de 2020
ISBN: XXXXXXXXXX (digital)
Se permite la copia, de uno o más artículos completos de esta obra o del conjunto de
la edición, en cualquier formato, mecánico o digital, siempre y cuando no se modifique
el contenido de los textos, se respete su autoría y esta nota se mantenga.
Contenido
Introducción 5
Primera parte
Revoluciones científicas e industriales 9
Capítulo 1
La primera revolución científica y la primera revolución industrial 11
1.1. Evolución de la ciencia a través del tiempo 11
1.2. La primera revolución científica: la ciencia moderna (clásica). Siglo XIV hasta 1905 13
1.3. La preocupación por seguridades 15
1.4. Una doble nota sobre la ciencia en la modernidad: la biología y la química 19
1.5. La ciencia de la revolución industrial 21
Capítulo 2
La segunda revolución científica y la segunda revolución industrial
2.1. Los llamados principios de la mecánica cuántica 27
2.2. La segunda revolución industrial 29
2.3. El carácter contraintuitivo de la segunda revolución científica 31
2.4. Temas recientes de punta de la revolución cuántica 34
Capítulo 3
La tercera revolución científica y la tercera revolución industrial 35
12.1. 3.1. Lógica y economía de la información 36
12.2. 3.2. El mundo como información 39
12.3. 3.3. Naturaleza de la información 43
Capítulo 4
La cuarta revolución industrial: una historia en curso 47
Capítulo 5
La revolución de las ciencias de frontera o de síntesis 52
Segunda parte
Cómo se investiga en complejidad 64
Capítulo 6
Cómo investigar en complejidad: un desafío 65
6.1. Tres tipos de ciencia, desde el punto de vista lógico y metodológico 67
6.2. El estudio y discusión de modelos 70
6.3. Con modelos, hacia teorías y ciencias 72
6.4. Algunas ideas en torno a la investigación 74
Capítulo 7
Herramientas de complejidad 79
7.1. Medición de la entropía 80
7.2. Leyes de potencia 82
7.3. Medición de la aleatoriedad/azar 83
7.4. Metaheurísticas 84
7.5. Modelamiento y simulación 85
7.6. Problema P versus NP 86
7.7. Lógicas no-clásicas 87
Conclusiones
Recapitulando: el estudio de los fenómenos de complejidad creciente 89
Bibliografía 93
Introducción
No existe una única lectura, comprensión o interpretación de la ciencia; como tampoco
de la filosofía. Antes que una falencia, este es un rasgo de riqueza, diversidad y fortaleza,
en marcado contraste con la religión, la cual sí asume que existe una única interpretación.
(No en vano toda la historia de las luchas religiosas). Este libro presenta una de estas
lecturas, a saber: el camino que conduce a la complejidad; esto es, a las ciencias de la
complejidad.
La ciencia no existe; es decir, la ciencia, sola, por sí misma, es una abstracción. Los
hombres y mujeres de ciencia son mujeres y hombres de acción. En verdad, la ciencia es
una forma de actuar en el mundo. Existen, y son posibles, numerosas formas de acción
en el mundo. La ciencia es una de ellas. La ciencia actúa mediante buenas explicaciones,
a través de teorías, mediante experimentos, con demostraciones, y siempre con base en
construcciones argumentativas.
Cabe precisar los conceptos articuladores de este libro. Una revolución científica es una
revolución en la concepción del mundo y la realidad, y en la forma como los seres humanos
actúan correspondientemente y se relacionan entre sí. Por su parte, una revolución
industrial es una revolución en el trabajo –en el trabajo, y no en el capital-, y por tanto
en la forma como se organiza la sociedad. Aquí, el pretexto es el estudio –resumido- de
ambas, revoluciones científicas y revoluciones industriales-, a fin de considerar el camino
que conduce la complejidad. Este es el tema de base, aquí.
5 5
Este tema –la complejidad puede ser entendido de tres formas elementales. De un lado,
se trata de ver cómo se va allanando el camino hacia las ciencias de la complejidad,
mucho más y mejor que al pensamiento complejo. La razón para esta elección no
es difícil: el pensamiento complejo sabe de ética y es eminente o distintivamente
antropocéntrico. Pero no sabe nada de ciencia, y lo que dice de ciencia lo dice muy mal.
Un autor latinoamericano ha puesto esto suficientemente al descubierto (Reynoso, 2019).
En segunda instancia, se trata de reconocer de entrada que la complejidad no es, contra
todas las apariencias, el estudio de la no-linealidad, emergencias, autoorganización, y
demás. En términos mucho más básicos, es la vida, los sistemas vivos. Así, este libro es un
camino hacia una comprensión de la vida y los sistemas vivos y lo que ello significa. Y la
tercera forma elemental del tema de base aquí es la forma como podemos comprender
al conocimiento; se toma como base a la ciencia, pero gradualmente va siendo evidente
que no existen y no son posibles formas de separación y jerarquización, por ejemplo
entre ciencia y filosofía, o entre ciencia y artes, y demás. En otras palabras, quien piensa
verdaderamente bien, no piensa en compartimientos o compartimentadamente. Pensar
no sabe de fronteras, y entonces lo más importante no es, contra Aristóteles y su tradición:
aquí empieza la ciencia, aquí termina la poesía, y así sucesivamente.
***
6 6
La ciencia clásica emerge del pequeño mundo de los pequeños intereses de la burguesía;
primero en ascenso, y luego triunfante. El lenguaje de esa ciencia –que es, en rigor, todo
el lenguaje de la modernidad, se creó para el comercio, el cortejo y la conversación
(Ball, 2018). Es decir, un mundo de intereses inmediatos y concretos. En esto consiste,
exactamente, la estructura mental de la modernidad.
En el curso del siglo XX y XXI nuevos lenguajes empiezan a emerger y a encarnarse, que
buscan expresar realidades con las cuales, cuando se los mira con los ojos del pasado,
no estábamos acostumbrados. De hecho, la inmensa mayoría de cosas de las que hoy
no ocupamos no las vemos; es decir, no las vemos con los ojos. Calentamiento global,
solidaridad, investigación, ADN, RNAm y RNAt, información, vida, cerebro, y muchos
toros, son ejemplos de fenómenos contraintuitivos. No en última instancia cabe recodar
en este contexto a Magritte, ese pintor que odiaba que lo presentaran como artista: “Ceci-
n’est pas une pipe”; a propósito del cerebro y tantos otros fenómenos. Estamos viendo
cosas hoy que nunca antes jamás la humanidad ni siquiera imaginó. El vacío, materia
oscura, energía oscura, big-bang, fermiones, quarks, enlaces de van der Waals, biomas
y ecosistemas, todas las ómicas en biología de sistemas: la glucómica, la genómica, la
metabolómica, la lipidómica y muchas otras. Estamos viendo agujeros negros, ondas
gravitatorias, megas, gigas teras y petas, y tantísimas otras realidades. Vivimos un mundo
fantástico, inmensamente rico, como nunca antes, jamás lo había sido. La lista podría
hacer indefinida, y siempre apuntaría a lo mejor de la ciencia y el conocimiento de punta
en el mundo, hoy.
AL FINAL: [Del libro]. Al final del día, la gran sabiduría no habla ciencia ni tampoco filosofía.
La gran sabiduría del mundo habla poesía. (…).
7 7
Primera parte
Revoluciones científicas
e industriales
La primera revolución científica y la primera revolución industrial
1. Capítulo 1
La primera revolución científica y la primera
revolución industrial
Existen numerosas formas de racionalidad. Así, por ejemplo, el mito, la religión, la poesía,
el sentido común, la filosofía y otras. Sin embargo, por sus consecuencias, la forma más
importante de racionalidad es –particularmente a partir de la Modernidad y hasta la
fecha-, la ciencia.
w 11
Camino a la Complejidad
Esta episteme –que significaba tanto “ciencia” como filosofía”- se formaliza propiamente,
mucho mejor que con Platón y Aristóteles, en la obra de Euclides: los Elementos. De esta
forma, en la geometría en general y con el método axiomático en particular, se sistematiza
la forma de pensamiento que define a Occidente, a saber: un tipo de racionalidad
deductivo, o lo que es equivalente, hipotético-deductivo. Como es sabido, Euclides
parte de cinco axiomas o postulados; y posteriormente formula los teoremas, es decir,
las demostraciones de lo que se sigue de los postulados o axiomas. Sin ambages, ser
occidentales significa, literalmente, estar pre-juiciados, andar por el mundo con una serie
de pre-concepciones y pre-comprensiones, algo que quedó suficientemente expuesto
por la filosofía fenomenológica en las versiones tanto de Husserl como de Heidegger. Así
las cosas, ser occidentales significa tener principios, por ejemplo, y ver el mundo a partir
de los principios –o valores- y establecer hasta qué punto el mundo se adecúa o no a los
principios o valores , los cuales por definición, no se cuestionan (= axiomas, postulados),
sino, se estudia lo que sigue de ellos (= teoremas). Esta forma de pensamiento, de
racionalidad y de vida funda toda una historia de violencia, guerra y exclusión. Es la
historia de Occidente. Los griegos dividen el mundo entre los griegos y los bárbaros; el
medioevo, entre cristianos y gentiles; en fin la modernidad y el mundo contemporáneo,
entre amigos y enemigos, o entre partidarios del sistema de libre mercado y opositores
y terroristas; por ejemplo.
Pues bien, la ciencia griega muere, debido a los factores: la decadencia griega, que
presencia el período helenístico, y la llegada de los bárbaros que todo lo arrasan: los
romanos. El segundo factor es la llegada del medioevo, y con él, de la cristiandad, que
impone un tipo de pensamiento único –ese establecido a través de sínodos y concilios- y
que convierte a una pequeña secta en una gran religión, ulteriormente, dominante en
Occidente. Sobre la razón, se impone el imperio de la fe, a sangre y fuego (Eisler, 1997).
12 e
La primera revolución científica y la primera revolución industrial
Cada época desarrolla la ciencia que puede, y cada época desarrolla la ciencia que
necesita; ciencia, pensamiento, racionalidad – aquí, por lo pronto, da lo mismo.
Una larga observación se impone aquí. Tiene que ver con el quiebre de la visión medieval
del mundo, y el surgimiento de la ciencia moderna.
Vale detenernos, con calma, en lo que propiamente significa ser medievales, pues la
ciencia moderna nace en oposición radical y como negación del pensamiento medieval.
Los medievales eran originariamente paganos –el paganismo es una muy larga tradición
en la historia de la humanidad que se remonta “hasta la noche de los tiempos” (Th.
Mann). El paganismo se caracteriza por una multiplicidad de dioses y divinidades de todo
tipo. Existen los dioses de las selvas y los bosques, de los ríos y los mares, y el mundo y la
naturaleza están literalmente encantados. Existen hadas, ninfas, enanos, gigantes, semi-
dioses, cíclopes, gnomos, y toda clase de seres mágicos. Esta estructura de pensamiento
medieval se puede observar claramente en textos clásicos de la literatura medieval como
r 13
Camino a la Complejidad
los siguientes: Los Cantos de Goliardo, y muy particularmente, el Carmina Burana (1981),
el Edda Mayor (2015) y el Edda Menor (2016); en los Cantos y Cantares clásicos de la
Edad Media, como el Cantar de Rolando (2013), el Cantar de las Huestes de Igor (2015),
la Saga de los groenlandeses y la Saga de Eirik el Rojo (2010), La búsqueda del Santo
Grial (2012); naturalmente, en el Beowulf (2006), en la literatura celta (1995), o también,
por ejemplo, en la compilación sobre literatura germánica de Borges (1965). Incluso,
pero ya con muchos matices, este pensamiento medieval alcanza a sentirse todavía en el
Cantar del Mio Cid. Otras buenas referencias incluyen, sin la menor duda, toda la gesta
de El anillo de los Nibelungos, incluso hasta esa versión epónima que es en las manos de
Wagner y su ópera.
Como se apreciará sin dificultad, es en la periferia de Europa, entre los nórdicos, los celtas
y los germanos o en alguna historiografía sobre los pueblos llamados bárbaros en donde
mejor se puede observar esta mentalidad medieval (Heather, 2018). Italia, España y Francia
estaban demasiado cerca del poder –El Vaticano-, que fue el principal perseguidor de
las estructuras de vida y pensamiento medievales. Tres argumentos rápidos justificaron
la persecución de estas estructuras del medioevo: el miedo a las herejías –y las había
de todo tipo-, la persecución de la brujería, y la, digamos, institucionalización de una
única forma de vida y de pensamiento: el cristiano. La Inquisición jugó, al respecto, el
más importante papel para la eliminación, por todos los medios, del paganismo y las
herejías, y la imposición de una sola forma de entender el mundo, acorde a los deseos y
concepciones de Roma.
14 t
La primera revolución científica y la primera revolución industrial
De suerte que la ciencia moderna nace en medio de una dúplice circunstancia: una psicología
de miedo generalizada (Gribbin, 2005), y una mentalidad que, concomitantemente,
rechaza todo lo que no sea visible, material y tangencial. En esta historia, el capitalismo
ha emergido; los primeros banqueros, en Florencia y en la Liga Hanseática, definen la
racionalidad emergente, y gradualmente se va imponiendo una mentalidad centrada en
la eficiencia y la eficacia. No en última instancia, la deuda con el mundo árabe permanece
impagable, pero sin ningún reconocimiento explícito. Nace el capitalismo en su primera
fase: como capitalismo comercial, en torno al cual pivota toda la historia el esclavismo, la
piratería, la conquista y colonización de América, las guerras en la India, China y Japón
con las potencias del mundo occidental. Esta historia ha sido narrada numerosas veces.
Pues bien, la ciencia moderna puede decirse que nace, de manera puntual, gracias
a las contribuciones, primero de R. Bacon, luego con las de F. Bacon, y la estructura
de pensamiento específica de Descartes –a saber, el dualismo y el mecanicismo-, y
con la preocupación por el método. El concepto de theoria, tal y como lo conocemos
actualmente –por ejemplo, a propósito de la teoría de la evolución o la teoría de la
relatividad, aparece por primera vez con Burnet en 1681 (primera edición), con su Theoria
Terra Teluris (Teoría sagrada de la tierra)1.
En la Edad Media había una “ciencia”. Era, en su contexto y a su manera ciencia, aun
cuando nada tuviera que ver ni con la episteme griega, ni con la ciencia moderna. Se
trataba de la Theologia, la cual era llamada Scientia Magna. Se trataba de la ciencia de
Dios, y de cómo, o bien todos los conocimiento se derivaban de Dios o bien todos los
conocimiento conducían a Dios. La teología como “scientia magna” se articulaba en tres
dominios fundamentales: la psicología racional, la ontología racional y la cosmología
racional. A su vez, esta “scientia magna” tenía una via regia; se trataba de la filosofía, la
cual era el conocimiento de Dios medio de la razón y: a) para quienes no tenían fe, o bien,
b) mientras les llegaba la fe. Dicho brevemente, la filosofía era la vida regia de y para la
scientia magna.
La dificultad consiste en que esa ciencia del medioevo murió; falleció cuando los teólogos
se dedicaron a matar a Dios, lo cual con una historia larga coincidente exactamente
con los Sínodos y Concilios, tiene lugar entre el siglo XIII y el siglo XIV. El resultado fue
1 Como se observa, así las cosas, el concepto de teoría” deja de tener cualquier afiliación a la “theoria” o al “theorein” de los
griegos, en cualquier interpretación posible. Las referencias de la “teoría” a la Grecia antigua quedan, en el mejor de los casos,
para erudición y divertimento filosófico. Pero ya nada tiene que ver con la historia subsiguiente que se abre con la modernidad y
se proyecta hasta nuestros días. Esta nota de pie de página se convertirá en texto central más adelante.
y 15
Camino a la Complejidad
el Renacimiento –Quattrocento-, incluso con esa lectura, ya clásica, según la cual hubo
varios renacimientos (Panofsky, 1983). Burckhardt dibujó como nadie el Renacimiento en
esa ambigüedad de vitalidad y decadencia (Burckhardt, 1952).
El desencantamiento del mundo medieval condujo a la ciencia modera con sus tres rasgos
distintivos. La ciencia moderna es mecanicista, determinista y reduccionista. En la jerga
académico, esto ha sido llamado como el paradigma cartesiano-newtoniano. Se trata,
en verdad, de ciencia mecanicista porque cualquier atisbo de animismo u organicismo
desaparece completamente. El mundo es visto como la obra del Gran Relojero, una
máquina perfecta. Asimismo, es determinista porque toda la realidad es explicada con
base en un aparato físico-matemático riguroso que encuentra en un extremo a la geometría
analítica, y en el otro al cálculo infinitesimal. Y finalmente, es ciencia reduccionista porque
la totalidad del universo es explicada ulteriormente con base en tres leyes simples: la ley
de la gravedad, la ley de la inercia y la ley de la acción-reacción. Newton era considerado
en su época prácticamente como un dios.
16 u
La primera revolución científica y la primera revolución industrial
Todas las condiciones para una mentalidad positivista, utilitarista, pragmática –tres rasgos
de una misma familiaridad-, quedan así sembradas con Descartes con su concepción y
preocupación por el método. No en última instancia, el medio termina convirtiéndose en
el fin, y se termina cayendo, de esta suerte, en el cientificismo.
i 17
Camino a la Complejidad
El gran logro de la modernidad fue, sin la menor duda, y muy de lejos la mecánica clásica.
Un refinado, elegante pero simple aparato de explicaciones de a totalidad del mundo y el
universo. La mecánica clásica permitió explicar, por ejemplo, las relaciones entre la tierra
y la luna, entre la tierra y el sol, y la caída de los cuerpos, como la caída de la manzana,
verosímilmente, sobre la cabeza de Newton. El mundo, por primera vez, fue explicado
en términos de un sistema de dos cuerpos, y cada uno con su trayectoria. Hasta ese
momento, la totalidad de la realidad, el universo y el mundo fueron explicados por un
solo cuerpo; por ejemplo, Atenas, o Roma, y demás.
Ahora bien, una vez que se hubo consolidado la mecánica clásica, con la obra de Newton,
nace, especialmente en el siglo XVIII la mecánica estadística. Con los aportes fundamentales
de Achenwald y Laplace, y posteriormente de Galton y Pearson, la estadística se convierte
en el lenguaje de la ciencia, así: es el lenguaje que san las ciencias para comunicarse, y es
18 o
La primera revolución científica y la primera revolución industrial
también el lenguaje que usará la ciencia para comunicarse con la sociedad. El mundo se
vuelve, mucho antes del nacimiento de la física cuántica, distintivamente probabilístico.
Hasta aquí la historia, parcial y resumida de la ciencia moderna, que es, ampliamente,
el primado de la física o la mecánica clásica. Ciencia de cuerpos inanes. Sin embargo,
dos otras ciencias existen, aunque con mucho menor espacio y prestigio social desde los
albores de la modernidad y hasta muy avanzada la misma.
De un lado, se trata de la química, que es, en realidad, la alquimia. Puede decirse, sin
ambages, que la química es una ciencia mucho más antigua de la física, incluyendo
incluso en ésta a los trabajos de Aristóteles y Ptolomeo, por ejemplo. La historia de
la química se remonta al antiguo Egipto, y lega desde la antigua India y China. Sólo
que se llamaba, de acuerdo con el nombre árabe heredado, alquimia. Ciencia de las
transmutaciones. En verdad, si la física no hubiera triunfado como la ciencia hegemónica
en la modernidad, las cosas habrían sido muy distintas. En lugar de pensar en términos
de cuerpos y trayectorias, en términos centralizados y jerárquicos, también en términos
de causa y efecto, la estructura mental habría sido perfectamente distinta. Pensar en
términos químicos significa pensar en procesos, antes que en estados (de la materia), y
en relaciones y en términos de teoría de conjuntos. Digámoslo de manera breve pero
de pasada: la razón por la que triunfó la física y no la química en la modernidad se debe
esencialmente a razones extra-científicas antes que científicas. Al fin y al cabo, mientras
que entre los físicos –en sentido amplio- sólo Bruno fue conducido a la hoguera, y Galileo
logró salvarse del juicio, los alquimistas fueron duramente perseguidos ya desde la Edad
Media; al fin y al cabo siempre se lo asimiló a brujería, herejías y satanismo. Incluso, a
pesar de que Tomás de Aquino y su maestro, Alberto Magno también hubieran escrito
sobre alquimia. Era sencillamente imposible ser inteligente en la historia de la humanidad
y no haberse interesado por los procesos de transformación que comporta la alquimia.
Ya la organización de los elementos era un tema recurrente de estudio entre los alquimistas,
y la organización que logra darle Mendeleiev a la Tabla de Elementos fue tan sólo la
conclusión de una historia larga. Por razones políticas y religiosas, principalmente, la
alquimia desaparece en su discurso o saber, pero logra mantenerse en sus prácticas y
habilidades. La historia de la alquimia-química es, humanamente hablando, una historia
de mucha violencia, persecución y malentendidos.
p 19
Camino a la Complejidad
De otra parte, la biología era una ciencia con una relativa fortaleza, ya desde la antigüedad.
Sin la menor duda, algún aristotélico consumado no dudaría en reconocer que Aristóteles
fue un biólogo, mucho antes que un físico, educador o político. Lo que sucede es que
el estudio de los animales estuvo proscrito durante toda la Edad Media debido a que el
medioevo es una mentalidad teológica fuertemente antropocéntrica. Al fin y al cabo, se
trató de entender siempre al ser humano como la mejor creación de Dios. No en vano, en
el siglo XII nace el concepto de “persona”, en la distinción, en el seno de la cristología,
entre a persona divina y la persona humana. Y el estudio de las plantas fue mucho más
el objeto de la alquimia y la “brujería” antes que de la teología y la filosofía. Aristóteles,
convertido en el filósofo oficial de la cristiandad, enseñó siempre que existen diferencias
de naturaleza, y que es imposible que una naturaleza tenga algo que ver con la otra.
Imperó la división y la jerarquización. Las plantas jamás ocuparon el primer plano en las
preocupaciones del conocimiento, digamos, académico.
Será ya solamente en una modernidad relativamente muy asentada en donde, por primera
vez emerja la voz: “biología”, que, como es sabido, fue inventada, en su acepción actual,
por Lamarck. El terreno quedaba allanado para los trabajos de connotados biólogos,
siendo Ch. Darwin el más importante. De suerte que la biología nace muy tardíamente,
relativamente a la física, y no alcanza el prestigio y reconocimiento de ésta. S. J. Gould
ha narrado muy bien la cantidad de dificultades, obstáculos y avatares que acompañaron
a Darwin desde la formulación de su teoría, en 1859, hasta prácticamente comienzos del
siglo XXI (Gould, 2004).
Al fin y al cabo, Darwin sitúa al ser humano en un mismo plano con toda la trama de la vida,
lo cual constituyó un motivo de escándalo. Tan pronto fue publicado, el Origen de las
especies por medio de la selección natural fue proscrito e incluido en el índice Romano.
Sólo mucho después, en la primera mitad del siglo XX sería sacado de esa lista de libros
prohibidos. Digamos en general que todo lo que fuera “vida” o “animado” y que no
estuviera bajo la égida de las Iglesias era considerado como rezagos de ese pensamiento
organicista propio del medioevo. La vida, como un programa de investigación, sólo sería
descubierta o formulada, muy tardíamente, en 1944 gracias a E. Schrödinger, uno de los
padres de la física cuántica. Antes, y mientras tanto, siempre prevaleció un dúplice modelo:
un universo mecanicista, y una concepción fuertemente antropocéntrica, antropológica y
antropomórfica. Pero el ser humano mismo fue siempre, una máquina (Claude Bernard,
Quetelet, Marx, Pearson, y muchos otros).
20 1
0
La primera revolución científica y la primera revolución industrial
La revolución industrial comenzó con la máquina de J. Watt entre 1763 y 1775. La máquina
de vapor cambió el mundo radicalmente. Una parte del movimiento ecologista ha visto
en ella el comienzo de la depredación en escala global y sistemática de la naturaleza. La
máquina de vapor de Watt se tradujo en el automóvil, el ferrocarril, los motores de todo
tipo, las hilanderas, y condujo directamente a la producción en masa. Con ella, en un
momento subsiguiente, se produce una de las más desastrosas políticas económicas en
toda la historia de la humanidad: la obsolescencia programada. Es decir, literalmente, se
le paga a los ingenieros, físicos y diseñadores para que hagan mal las cosas; esto es, para
que no duren, y tengan ciclos de vida programados desde su fabricación.
Pues bien, la ciencia de la revolución industrial fue la termodinámica. Y esta puede ser
vista –por encima de la química y la biología- como la segunda ciencia de la modernidad.
De esta suerte, nace la ingeniería, propiamente dicha, y la física (ciencia) y la ingeniería
(tecnología) se refuerzan recíproca y necesariamente.
La termodinámica es una ciencia que tarda casi ciencia años en nacer, y que se funda en
tres principios: primero, la ley de la conservación de la energía, formulada originariamente
por Fourier en 1811. Esta será llamada como la primera ley de la termodinámica. La
segunda ley es formulada, sobre la base de la máquina de Carnot, por L. Boltzmann en
1854: se trata de la ley de la entropía, y que afirma que todo sistema cerrado o aislado
tiende naturalmente al equilibrio. Finalmente, el tercer principio de la termodinámica es
formulado en 1876 por Thompson, como la temperatura del universo, equivalente a 0
grados Kelvin equivalentes a -273 grados Celsius.
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Camino a la Complejidad
La ciencia que plasma y al mismo tiempo da lugar a la revolución industrial es, por tanto,
la termodinámica. En todos los sentidos de la palabra, la burguesía, que alguna vez
había sido una clase revolucionaria (Hobbes, Locke, Diderot, y muchos otros), se vuelve
totalmente conservadora. Desarrolla entonces, de consuno, una estructura mental y de
gestión del mundo y de la vida fundada en el control y la manipulación. Entre finales del
siglo XIX y comienzos del siglo XX nace la administración, llamada eufemísticamente
como administración científica: Ford, Fayol, Taylor y Forrester, principalmente. El mundo
se convertirá en lo sucesivo en objeto de administración. Hoy, la administración en general
–administración hotelera, gestión, administración hospitalaria, y muchas otras- constituye
alrededor del 5% del PIB mundial. Los autores mencionados dan lugar a la segunda
revolución industrial.
***
Sintetizando, la ciencia clásica o ciencia moderna o también en, otro contexto, la ciencia
normal (Th. Kuhn) es, en rigor, la primera revolución científica. Se trató de una revolución
que tardó cuatro siglos en llevarse a cabo, desde el siglo XV y XVI hasta comienzos del
siglo XX. Esta revolución correspondió al ascenso y triunfo de una clase social. Thomas
Kuhn ha llegado a llamar a esta clase de ciencia como “ciencia normal”.
Pues bien, lo que peor que se le puede hacer a un ser humano no es callarlo, torturarlo
o asesinarlo. Lo peor es normalizarlo. Y hay muchos mecanismos de normalización. La
psicología y la educación, notablemente, han sido sensibles y han llamado, adecuadamente,
la atención acerca de los procesos, mecanismos y consecuencias de la normalización de
los seres humanos. Los seres humanos normales son, para decirlo con Napoleón, “idiotas
útiles”. Son, para decirlo descriptiva o estadísticamente, sin adverbios ni adjetivos,
“el hombre promedio” (Quetelet), o también, “el hombre mediocre” (J. Ingenieros).
Sociológica, cultural y estadísticamente, el capitalismo es el triunfo del hombre mediocre.
Que es lo que se denomina, eufemísticamente, como la “clase media”.
En otras palabras, la ciencia normal tiene de a estandarizar las cosas, habla en términos
de medias, medianas y promedios, pero también de vectores y matrices, y entiende y
gestiona el mundo en términos de la ley de grandes números. Si el Renacimiento fue
el (re)descubrimiento del individuo, el individuo acabara difuminándose en términos de
comprensiones estadísticas. Si el cálculo fue el lenguaje que inventó la mecánica clásica
para explicar el movimiento, la estadística fue el lenguaje que produjo la síntesis entre la
primera revolución científica y la primera revolución industrial. No es gratuito que sus más
importantes representantes y fundadores pertenezcan al siglo XIX y la primera mitad del
siglo XX. Las expresiones que se introducen y empiezan a manejar y gestionar el mundo
son, por ejemplo: regresión lineal, frecuencia acumulada, frecuencia estadística, análisis
de varianza, análisis factorial, y otros próximos y semejantes.
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La primera revolución científica y la primera revolución industrial
Pues bien, una historiografía de las revoluciones científicas puede sostener, sin ninguna
dificultad que la primera revolución científica cubre desde el siglo XV y XVI hasta el año
1905. Ese año nace la física cuántica y se da comienzo a la segunda revolución científica.
Podemos girar la mirada en esta otra dirección.
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Camino a la Complejidad
2. Capítulo 2
La segunda revolución científica y la
segunda revolución industrial
La segunda revolución científica puede decirse que comienza en 1905, y se prolonga hasta
nuestros días. Si la primera revolución tarda varios siglos en completare, esta segunda
revolución tarda varias décadas en llevarse a cabo. Los tiempos se contraen, los ritmos
se aceleran.
En agosto de 1900 Max Planck tiene una intuición. Se sienta, escribe un artículo singular
que habrá de romper en dos la historia de la física, y este artículo sale publicado en
noviembre del mismo año. Formado en termodinámica, y con su tesis doctoral sobre el
mismo campo, Planck venía trabajando, sin embargo en lo que técnicamente se conoce
como la radiación del cuerpo negro. Planck era un respetado profesor conocido por sus
contribuciones a la termodinámica; sin embargo, el paper publicado en noviembre y
luego las presentaciones que hizo sobre el mismo ante la Sociedad Alemana de Física
(Deutsche Gesellschaft für Physik) apenas si merecieron algún comentario. Un profesor
tan prominente no podía estar diciendo cosas semejantes. Finalmente, nadie le puso
demasiada atención. Cuando se es un profesor con prestigio no se puede salir con cosas
desatinadas; lo mejor es el silencio y la prudencia.
Hubieron de pasar cinco años. Un joven físico recién graduado, sin haber podido
conseguir ninguna plaza de prestigio como profesor trabaja, por la ayuda de un amigo
de su padre en la Oficina de Patentes de Suiza. Es el año 1905. Einstein escribe ese
año cinco artículos publicados en Annalen der Physik –es su llamado annus mirabilis,
análogamente a lo que se conocía también con respecto a J. Maxwell, en 1865, cuando
Maxwell logra unificar dos de las fuerzas físicas en el electromagnetismo. Pues bien,
será este físico joven, entonces perfectamente desconocido, pero sobre quien recaen
inmediatamente todas las miradas, quien llamará la atención sobre el descubrimiento de
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La segunda revolución científica y la segunda revolución industrial
Planck en 1900. Se trata del hecho de que la energía es discreta, para cuya designación
Planck apela al concepto de quantum. Einstein asume el descubrimiento de Planck y da
un paso adelante formulando la teoría especial de la relatividad con la famosa ecuación:
E = mc2, y que quiere significar que la masa y la energía son iguales o equivalentes y que
la única diferencia entre ambas es con relación a la velocidad de la luz. En otras palabras,
la energía es materia vertiginosa, y la materia es energía lenta. En resumen, la energía y
la materia son discretas. Nace, así, la física cuántica. Entonces la comunidad científica se
sienta a considerar, más pausadamente pero con mucho interés, el descubrimiento de M.
Planck.
Si la mecánica clásica nace a partir del estudio de la caída de los cuerpos, la física cuántica
nace a partir del estudio de la luz. El experimento que se encuentra en la base de esta
nueva ciencia es el de Th. Young en 1802 (y publicado en 1803) sobre la doble ranura que
pone en primer plano el problema acerca de si la luz es corpuscular u ondulatoria, y en el
que un fotón de luz interactúa consigo mismo. El artículo original de Young se llamó: On
the Theory of Light and Colours.
Digámoslo de manera escueta: hoy por hoy, muy de lejos, la mejor teoría para explicar
qué es el mundo, la naturaleza, el universo, la realidad o la vida es la teoría cuántica.
Y esta comienza con la física cuántica. De todas las teorías jamás desarrolladas en la
historia de la humanidad hasta hoy, la teoría cuántica es la más testeada, confirmada,
verificada o falseada de todas las teorías. Ha sido testeada o conformada hasta el
onceavo decimal; es decir, 0.00000000001. No hay absolutamente ninguna teoría, en
sentido amplio o restringido que haya sido confirmada o verificada de esta forma. Es
sencillamente imposible tener una educación medianamente buena o una cultura básica
sin tener algunas ideas básicas, por lo menos, acerca de la teoría cuántica; y con ella,
acerca de la física cuántica.
Hablamos de teoría cuántica para designar el hecho de que esta comprende cinco
capítulos; estos son, cronológicamente: la física cuántica, la química cuántica, la biología
cuántica, todas las tecnologías basadas en principios o comportamientos cuánticos, y
2 Al cabo, atores como Capra hacen referencia a conexiones entre física cuántica y pensamiento hindú; Varela con el
Dalai Lama (budismo y cognivismo); Matul (mayas y física cuántica).
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Camino a la Complejidad
más recientemente, incuso, las ciencias sociales cuánticas. Lo que la gente normalmente
sabe de “cuántica” es básicamente física cuántica; y como veremos seguidamente, sólo
el primer período.
La física cuántica tiene dos grandes momentos. Los padres de la física cuántica en su
primera fase son conocidos: entre ellos, cabe enconar a Planck, Einstein (también padre
de la teoría de la relatividad), Bohr, Born, Jordan, De Broglie, Heisenberg, Schrödinger,
Dirac y W. Pauli, principalmente. El primer período comprende desde 1900 hasta 1933,
que se cierra con un artículo famoso escrito por Einstein, Podolsky y Rosen (el famoso
EPR paper), llamado: Can quantum physics be complete? La razón por la que este primer
período se interrumpe abruptamente es por razones extracientíficas: Hitler sube al poder
como Canciller alemán, empeiza la persecución también a los científicos judíos, se
desencadena la segunda guerra mundial, y tiene lugar el nacimiento de la física atómica
o nuclear, a raíz del Proyecto Manhattan, de las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, y la
guerra fría subsiguiente entre los E.U. y la URSS, y sus satélites.
Sin embargo, gracias, con nombre propio a D. Bohm y R. Feymann, la física cuántica
renace de sus cenizas (Gilder, 2008). Con el trasfondo de un científico importante pero
conocido sólo por especialistas, A. Wheeler, la física cuántica renace a comienzos de los
años 1960s. Bohm hará aportes importantes a la idea de variables ocultas y Feymann
habrá de desarrollar la electrodinámica cuántica (Quantum Electrodynamics, en inglés; o
QED), por la cual se hará merecedor del premio Nobel de física en 1965.
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6
La segunda revolución científica y la segunda revolución industrial
La mecánica cuántica que es el núcleo duro de la física cuántica es, simple y sencillamente,
un muy refinado aparato matemático para explicar fenómenos o comportamientos
cuánticos (Susskind and Friedman, 2014).
Los motivos que dan origen y alimentan durante un largo tiempo a la física cuántica
son tanto científicos como filosóficos. No es clara, en manera alguna, la distinción entre
ambos planos. Este es un rasgo fundamental de la segunda revolución científica y su
contraste con la primera. Será sólo a partir de 1913 cuando se empieza a formular el
aparato matemático que soporta las comprensiones y explicaciones sobre los fenómenos
cuántico. Este aparato matemático fue desarrollado originariamente por Heisenberg y
perfeccionado por Born y Schrödinger. Hasta el final de sus vidas, las reflexiones de Bohr,
Einstein y los demás sobre la física cuántica serán científicos y filosóficos. La matemática
es sólo un motivo de compresión del lenguaje y de las explicaciones.
La física cuántica parte del estudio de partículas subatómicas y los procesos mediante
los cuales ganan o pierden energía, llamados saltos cuánticos. La luz es comprendida
como una expresión de la energía, y se hace inmediatamente claro que los tipos de
razonamientos cuánticos no se fundan en observaciones, sino en consideraciones filosóficas
y matemáticas. De manera muy significativa, las matemáticas de la física cuántica son
matemáticas de sistemas discretos, en marcado contraste con toda la matemática habida
en la historia de la humanidad que fue siempre matemática de sistemas continuos. Más
radicalmente, el mundo, la naturaleza, el tiempo y el espacio son comprendidos como
lo que son: sistemas, fenómenos o comportamientos que son contables o enumerables,
que saben de soluciones de continuidad. En pocas palabras, el tiempo es discreto, el
espacio es discreto y la naturaleza y el mundo lo son igualmente.
Vale la pena destacar este aspecto. Toda la historia de la humanidad fue abierta o
implícitamente la historia de una cultura, filosofía, religión y ciencia de sistemas continuos.
Es decir, en términos elementales, a 28 le seguía siempre 29, a jueves viernes, a la
primavera el otoño, y a octubre noviembre, por ejemplo. Por el contrario, con la física
cuántica emergen matemáticas de sistema discretos y, para decirlo en términos físicos,
la materia, la energía y más tarde también la información serán comprendidas como
fenómenos discretos.
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Camino a la Complejidad
desarrollada por G. Cantor (1845-1918). Cantor descubre que existe el infinito y, mucho
mejor, infinitos infinitos. Que hay unos infinitos más grandes que otros, y que hay también
infinitos más pequeños que otros. Ulteriormente, la idea de infinitos infinitos se condena
en el número Aleph –el mismo que recogerá Borges en un famoso cuento (Aleph) (2012)-.
Si el motivo principal por el que Giordano Bruno fue juzgado y quemado fue su idea de
que el universo era infinito (la idea misma de infinito no aparece jamás en la Biblia) quien
termina triunfando en la historia es Bruno y no el cardenal que lo juzgó aun cuando a
comienzos del siglo XX fuera “elevado” a la categoría de Doctor de la Iglesia.
En cualquier caso, la mecánica clásica puede ser identificada, sin dificultad en una serie
de ideas clave, llamadas originariamente como “principios”. Sin embargo, el término
mismo no debe prestarse a malentendidos. No se trata, en absoluto, desde ningún punto
de vista, de una postura principialista. “Principio” fue, simple y llanamente, la forma como
los fundadores de la física cuántica definieron a las ideas pivote de la física cuántica. Estos
son:
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La segunda revolución científica y la segunda revolución industrial
rasgos cognitivos o emocionales. Será siempre mejor hablar, por tanto, de principio de
indeterminación, y no de incertidumbre.
• Principio de no-localidad. Este principio sostiene que dos –o más- objetos, sin
importar la distancia que los separa, pueden influirse mutuamente de forma
instantánea, incluso a una velocidad que puede superar el límite físico de la
velocidad de la luz. En otras palabras, la medición de un fenómeno no requiere,
para nada, restringirse a una teoría local realista. Toda la historia de la humanidad
estuvo marcada abierta o tácitamente por la idea de acción local y de realismo
local. Quizás este es el principio más contraintuitivo de todos. Hasta su muerte,
Einstein se rebeló constantemente contra el mismo. En la historia de la física
cuántica, este tema será contextualizado como el entrelazamiento cuántico, cuyo
padre teórico fue J. Bell, pero el más importante de los investigadores es A.
Zeilinger.
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Camino a la Complejidad
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La segunda revolución científica y la segunda revolución industrial
Son varias las ideas que cabe destacar acerca del carácter contraintuitivo de la teoría
cuántica, y que permiten establecer, sin ambigüedades, por qué es una revolución
científica. Mientras no se la observa, una partícula se encuentra en todas partes. Es ólo
cuando se la observa que está en un lugar determinado. Esta idea es conocida como
decoherencia cuántica. El mundo cuántico es decoherente en el sentido de que en él
todas las posibilidades suceden al mismo tiempo. Como lo expresará Schrödinger en el
famoso experimento mental, el gato está vivo y muerto al mismo tiempo. Es el acto de
medición o de la observación lo que convierte al mundo cuántico en el mundo clásico;
exactamente ese mundo regido por el principio de tercero excluido formulado por
Aristóteles; esto es, es imposible que una cosa sea ella misma y su contrario al mismo
tiempo. El mundo clásico es analítico.
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w
Camino a la Complejidad
Simple y llanamente, la física cuántica facilita que la vida pueda existir. La vida es un
fenómeno fundamentalmente metabólico, y como lo afirma un investigador: “…la
potencia liberada por el Sol por unidad de masa es unas cien veces inferior a la energía
metabólica que desprende una célula biológica, ya que una gran parte del Sol no produce
energía, sólo la transmite” (Jou, 2012: 74).
En otras palabras, la vida es el proceso mediante el cual la propia vida genera sus condiciones
de aparición y transforma elementos y procesos abióticos en procesos bióticos. La vida
nace ya compleja, con una complejidad mínima, y va ganando en complejidad. Este
proceso de biogénesis no es agregativo ni composicional; por el contrario sucede en la
forma de síntesis y con base en la esencia misma de las matemáticas de sistemas discretos:
que es la combinatoria. Ya volveremos sobre esta idea. La cuántica sienta todas las bases
para una estructura relacional o nodal en la comprensión del universo y la realidad. Toda
la tradición fundada en la causalidad estalla, aquí en mil pedazos. La cuántica no sabe de
causalidad.
Al mismo tiempo, y sobre la base de lo que precede, es posible sostener sin la menor
duda que la realidad no sucede según una sola historia. Esto fue lo que hicieron creer la
ciencia, la filosofía, la religión y toda la tradición desde siempre. Antes bien, la realidad
tiene lugar en una superposición de todas las historias posibles. Pero si ello es así,
entonces el reduccionismos –es decir. Reducir la realidad a una sola historia, cualquiera
que sea- se revela como limitado e ignorante. De este modo, pensar bien es pensar
en todas las posibilidades, no porque alguna de ellas tiene lugar o tiene lugar, sino
porque todas tienen lugar y cualquier puede saltar al primer plano. Pensar, al cabo, no es
determinar los fenómenos, sino, mucho mejor y más radicalmente, indeterminarlos. Una
idea perfectamente contraintuitiva cuando se la sopea con toda la tradición.
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e
La segunda revolución científica y la segunda revolución industrial
El mundo es esencialmente cuántico. Lo que sucede es que los seres humanos forman
parte del mundo clásico, o ven al mundo de forma atávicamente clásico. Pues bien, las
diferencias –o también, las relaciones-, entre el mundo cuántico y el mundo clásico son
graduales, de umbrales, jamás abruptas y como fronteras rígidas y definidas de manera
firme. El mundo acaece, sencillamente, como umbrales, series de degradés, en escalas
crecientes o decrecientes. Análogamente a lo que acontece entre la lucidez y la locura,
la salud y la enfermedad, la vida y la muerte, la pobreza y la riqueza, y así sucesivamente.
En otras palabras, la física cuántica enseña a pensar en procesos, o lo que es equivalente
en grados o gradientes, jamás en reinos. Un rasgo de fineza y sensibilidad, como en la
música o en pintura, en poesía o en culinaria (= alquimia).
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Camino a la Complejidad
En otros términos, el mundo clásico es sólo un caso límite del mundo cuántico. La fuerza,
la tradición y la impronta de la percepción natural va quedando relegada en el proceso
de formación del espíritu; aquí, mediante la ayuda de la física cuántica.
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t
La tercera revolución científica y la tercera revolución industrial
3. Capítulo 3
La tercera revolución científica y la tercera
revolución industrial
El siglo XVIII se inventó un concepto novedoso hasta entonces y explicó la totalidad del
universo en términos suyos: la masa. Esta es la historia de la mecánica clásica. Todo lo
que sucede en el universo es el resultado: a) de masas más pequeñas y más grandes.
Toda masa más pequeña siempre será atraída por un cuerpo con una masa mayor. Los
cuerpos se mueven libremente en el espacio de forma inercial; hasta que se encuentran
con una masa mayor. Y finalmente, los cuerpos interactúan entre sí en términos de acción
y reacción. Toda reacción es inversamente proporcional a la acción ejercida inicialmente.
El elemento novedoso, ad hoc, que introduce la física clásica para explicar las dinámicas
y trayectorias de y entre los cuerpos es el de fuerza. Newton jamás definió o explicó la
fuerza. La introduce como un elemento ad hoc; en el mejor de los casos es una metáfora.
La ciencia de las masas es la física clásica.
El siglo XIX introduce un concepto perfectamente novedoso que explica mucho más
y mejor que o que hacía el concepto de masa. Se trata del concepto de energía. Sin
embargo, mientras que la masa es unívoca, y sólo se entiende en términos de mayor
o de menor masa, el concepto de energía es polisémico. Así, existe energía térmica,
calórica, química, potencial, mecánica, cinética, informacional y otras más. La ciencia de
las energías es la termodinámica, o también, la química.
Pues bien, el siglo XX se inventa un concepto que explica aún mejor lo que explicaba
la energía que explicaba mucho mejor lo que hacia la masa. Se trata del concepto de
información. Es este concepto el que gatilla, por así decirlo la tercera revolución científica,
que consiste en la teoría de la información. Esta idea puede condensarse en la siguiente
ecuación:
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y
Camino a la Complejidad
***
La tercera revolución científica tiene inicio con un artículo publicado en dos partes en 1948
por Shannon y Weaver: la teoría de la información. En inglés, la teoría de la comunicación:
A mathematical theory of communication (Shannon, 1948), (Shannon era el profesor, y
Weaver el alumno).
La información no es un objeto o una cosa: es lo que une a las cosas y a los seres humanos,
por ejemplo. La información –por ejemplo, las tecnologías de la información-, no son los
teléfonos celulares, los computadores y demás. Esos son sencillamente los aparatos a
través de los cuales fluye la información. La información es lo que sucede entre, y unifica (o
distancia) a los seres vivos, los fenómenos y n sistemas del mundo y la naturaleza. Quizás
su rasgo más importante es la no-conmutatividad. Es de esta forma, ulteriormente, como
se estructura toda la información en el universo.
Una precisión se hace necesaria: si la primera revolución científica tarda varios siglos, la
segunda revolución científica tarda varias décadas; queda dicho. Pues bien, la tercera
revolución científica tarda varios años. Los ritmos de avance del conocimiento son
verdaderamente hiperbólicos.
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u
La tercera revolución científica y la tercera revolución industrial
Los sistemas vivos organizan el mundo, y lo organizan de una manera bastante mejor que
si no estuvieran en él. Sólo que la dinámica de los sistemas vivos es la evolución, y por
tanto, la inestabilidad. Los sistemas vivos se nutren de entropía y por ello mismo reducen
y mantienen baja la entropía del universo. Un resultado maravilloso.
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i
Camino a la Complejidad
El mundo entero está escrito en algún tipo de código o, incluso también, en diferentes
sistemas de código. Si es así, debe ser posible leer e interpretar, por decir lo menos, esos
diferentes códigos.
Puesto en términos básicos, es posible sostener, sin ambages, que la vida consiste en
procesos de procesamiento de información crecientemente complejos, de tal suerte que
a mayor complejidad, mayor vida; o lo que es equivalente, a mayor información, mayor
vida. En otras palabras, podemos hablar perfectamente de sistemas de complejidad
creciente, y lo que establece exactamente esta complejidad es la cantidad de información
disponible y, concomitantemente, la capacidad de procesamiento de la misma. Un autor
lo pondrá en los siguientes términos: la juventud y la salud consisten en la capacidad
para procesar nueva información disponible; pero en el momento en que se hace difícil
el procesamiento de nueva información empieza la vejez y se acaba en la muerte (Vedral,
2010). No en última instancia, el universo mismo es un sistema de información cuántico,
o lo que es lo mismo, un gran procesador cuántico de información. Exactamente como la
vida (Maldonado, 2018a).
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o
La tercera revolución científica y la tercera revolución industrial
• Los sistemas vivos son neguentrópicos; esto es, niegan la entropía incesantemente
• Los sistema vivos viven alejados del equilibrio o, lo que es equivalente, en el filo
del casos
Tres ideas fuertemente entrelazadas; tres maneras de decir una sola y misma cosa. En
esto consiste exactamente la complejidad. Por esta misma razón, las ciencias de la
complejidad son ciencias de grados de libertad, o de vida, lo que es igual. Como lo
afirmara uno de los más importantes científicos o teóricos de la complejidad: a cada
paso hay solo un fino cabello de distancia entre lo “trivial” y lo “imposible”. Cuanto
más simple sea un fenómeno, menor información posee; por el contrario, cuanta más
información posea será más complejo. Así las cosas, la complejidad es directamente
proporcional a la información, y concomitante y necesariamente, al procesamiento de
la misma. Como se aprecias sin dificultad, tres ideas aparecen como fundamentales,
fuertemente entrelazadas: complejidad, información y aleatoriedad.
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Camino a la Complejidad
Si bien es cierto que la teoría de la información tiene varias avenidas muy técnicas, es
igualmente posible destacar diversos caminos acerca de sus implicaciones culturales e
históricas. El más importante de éstos es el reconocimiento de la emergencia de un
nuevo momento en la historia desde la modernidad. Este momento adquiere inicialmente
el nombre de “sociedad de la información”, cuyo mejor estudio, sin duda, lo lleva a
cabo M. Castells (2005). Es a la luz de esta idea como cabe hacer referencia a la tercera
revolución industrial.
Si bien los computadores tienen una historia que pivota alrededor de la segunda guerra
mundial, con el Eniac I y II, y otros (Isaacson, 2014), social o culturalmente hablando el
computador es una realidad cotidiana para los seres humanos hacia finales de los años
1980s. Es a partir de ese momento cuando comienza el tránsito de un mundo analógico
a un mundo digital. En términos generales, comienzan a nacer temas como: teletrabajo,
digitalización, gobierno en línea (e-government) y más adelante, (grandes) bases de
datos, entre otros aspectos. Es tan sólo unos pocos años después cuando se proclama la
tercera revolución industrial. El padre del concept es J. Rifkin (2011). Es, exactamente, la
revolución de internet, y todo lo que la red comporta.
Sin la menor duda, la tercera revolución industrial establece una muy fuerte ruptura con
respecto a la primera y a la segunda revoluciones industriales. Se trata del reconocimiento
explícito de la distribución – del trabajo, de los procesos, de la sociedad. Es exactamente
lo que significa internet. No en última instancia, por primera vez en toda la historia de la
humanidad, el conocimiento no pertenece ya a nadie –individual o colectivamente- en
particular. Se convierte en un acervo de todos. La distribución, y no ya centralización ni
jerarquización de la vida social, en toda la gama de la palabra, es algo que jamás había
existido en la historia de la civilización occidental; por decir lo menos.
Pues bien, hay dos conceptos adicionales que vienen a agregarse a la sociedad de la
información; son la sociedad del conocimiento y la sociedad de redes – tres nombres o
momentos diferentes para una sola y misma dinámica.
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0
La tercera revolución científica y la tercera revolución industrial
A fin de entender lo anterior, cabe un comentario adicional. Castells sostiene dos ideas
clave sobre este punto (Castells, 2005). De un lado, afirma que el capitalismo industrial
y postindustrial –éste último es el que tiene lugar en los años 1960s-1980s, que es
cuando emerge específicamente el capitalismo financiero-, se transforma en capitalismo
informacional no porque fuera una alternativa o una posibilidad, sino como el único giro
posible si el capitalismo quería seguir existiendo. Y en el mismo, sentido, que la sociedad
de la información es el resultado de la emergencia de una nueva clase social. Esta se
caracteriza por que no tiene los medios de producción y no necesita tenerlos para generar
la riqueza de la nueva sociedad. Pues bien, la riqueza de la sociedad de la información –o
del conocimiento o de redes- es lo que puede comprenderse como el “capital relacional”
o, lo que es equivalente, por la producción de información y conocimiento.
Existe, ha emergido, efectivamente, una nueva clase social. Castells, afirma que no le tiene
nombre a esta nueva clase social; ella es la productora de información y conocimiento; y
para ello no es necesario poseer los medios de producción, en absoluto. El nuevo capital
es la información o el conocimiento; no ya el dinero, las máquinas o los trabajadores y
obreros que se posee o que se controla. Con aportes diferentes, U. Beck, S. Sasses y Z.
Bauman afirman, cada uno por aparte, que sí le tienen nombre a esta nueva clase social.
Manifiestamente, no es ya del tipo plebeyos, campesinos, obreros, o proletariado. Existe
una clase social que vie de generar información y conocimiento. Y permite, así, nueva
calidad de vida y nuevas formas de dignidad humana. El horizonte de es todas estas
consideraciones, sin embargo, ya no es el propio ser humano. Mucho mejor, es la vida
en general: la vida tal-y-como-la-conocemos, tanto como la vida tal-y-como-podría-ser-
posible (life as it could be).
Pues bien, por decir lo menos, se trata de una nueva clase social que conoce muy bien
los detalles de la teoría de la información, en toda la extensión de la palabra. Al respecto
se impone una precisión.
Las tecnologías convergentes –no ya simplemente las TICs-, son las tecnologías específicas
del siglo XXI. Se trata de las tecnologías NBIC+S, así: la nanotecnología, la biotecnología,
las tecnologías de la información, las tecnologías del conocimiento y la dimensión
social de las nuevas tecnologías. Dicho de manera puntual, se trata, ulteriormente, de
la capacidad para leer y para escribir código – computacional. Una manera precisa de
decir esto es la siguiente: la diferencia entre lo nativos digitales y los inmigrantes digitales
estriba en que los primeros no solamente entienden qué son las nuevas tecnologías, sino,
mucho mejor, son capaces de escribir código; esto es saben lenguajes de programación.
Con los lenguajes de programación, pueden modelar y simular. Los que no pertenecen a
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Camino a la Complejidad
esta categoría, se sirven, en el mejor de los casos del aprendizaje de máquina (machine
learning), que es la forma como actúa la web 2.0, y 3.0. Y los grandes motores de búsqueda
en internet: google chrome, safari, bing, y otros.
La más fuerte conclusión emerge en este punto. Mientras que toda la historia de la
humanidad se caracterizó por el miedo o la sospecha o el encerramiento de la información
y el conocimiento; su confinamiento, digamos. Hoy, si metáforas, vivimos un mundo
rico en datos, ticos en información, rico en conocimiento. Y el futuro se asemeja mejor
gracias a más y mejor información, más y mejor educación, más y mejor conocimiento
e investigación. El proceso más apasionante es, hoy por hoy, la de la emergencia,
constitución y fortalecimiento de redes: redes de colaboración, redes de aprendizaje,
redes de conocimiento.
Así, toda la historia de la logofobia queda claramente atrás; la logofobia: esto es el miedo
al conocimiento, del tipo “de este árbol no comerás”, y otras formas semejantes. El
conocimiento es hoy, por primera vez, un acervo común para toda la humanidad. Cada vez
se impone más la idea acceso abierto (Open Access). En 1998 aparece por primera vez el
concepto de grandes bases de datos; hacia el año 2010 nace la ciencia de grandes bases
de datos (big-data science). Diversos lenguajes de programación permiten trabajan con
ellos, y novedosas herramientas, estadísticas y de otro tipo permiten trabajar con ellas. En
su base, como condición mínima se encuentra la minería de datos (data mining). Vivimos,
literalmente una época de luces, de mucho conocimiento. Al aprendizaje de máquina
le ha sucedido el aprendizaje profundo (deep learning), que permite explorar bases de
datos de forma cruzada o transversal y no ya solamente por contigüidad. Un horizonte
rico emerge ante la mirada. Internet a pesar de todas las pretensiones de diferentes
gobiernos variopintos, no puede ni podrá ser controlada. Al fin y al cabo, el nacimiento
de internet es la primera tecnología de origen no militar o belicista en toda la historia de
la humanidad. El lugar de su nacimiento fue el CERN (Centro Europeo de Investigación
Nuclear), un centro de investigación de punta en el que participan más de 100 países del
mundo y más de 3000 investigadores.
3 Vale recordar que la Modernidad no accedió a su propio nombre sino muy tarde; apenas en el giro del siglo XVIII al siglo XIX.
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La tercera revolución científica y la tercera revolución industrial
La masa es inerte. De acuerdo con Newton, todo lo que le sucede a la masa es resultado
o bien de la inercia –una idea que fue desecha por la teoría de la relatividad de Einstein-,
o bien de la acción de fuerzas, siendo la más importante la gravedad. La mecánica jamás
explicó en qué consistía la “fuerza”. Gracias a la física cuántica, al cabo, el concepto
de “fuerza” desaparece en la física. Las fuerzas son sencillamente el resultado de las
interacciones de las partículas subatómicas y del intercambio de unas por otras. Mucho
mejor aún, el concepto de “fuerza” desaparece dando lugar a la idea “campos”: campos
electromagnéticos, campos gravitatorios, por ejemplo.
Por su parte, el concepto de energía presenta una cierta ambivalencia. Si bien la energía
es dinámica –excepto, siempre, la energía potencial-, la dificultad, teórica y práctica, es
que una vez que se genera la energía es muy difícil almacenarla o contenerla: hay que
ponerla a circular. La energía hace cosas. El reto que plantea es el de la entropía.
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Camino a la Complejidad
De manera más profunda y precisa, la información permite entender una de las preguntas
últimas de la humanidad. El origen de la vida fue y es aún, normal y normalizadamente,
visto como un asunto físico, químico y físico-químico. Este camino nunca ha producido
buenos resultados. Lo mismo sucede con el problema relativo al origen del universo. Pues
bien, de lejos, la teoría de la información –y más exactamente la teoría de la información
cuántica-, arroja nuevas, muy refrescantes y significativas luces.
Es fantástico. Así las cosas, todo parece indicar que no es la segunda ley de la
termodinámica la que resulta cardinal o desafiante. Mucho mejor, es la primera ley.
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La tercera revolución científica y la tercera revolución industrial
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de matices, en fin, polifónica. En una palabra: no existe, en absoluto algo así como “la”
realidad. Existen o bien numerosos niveles de realidad, y lo determinante son los niveles,
graos o escalas, o lo que es lo mismo, existen y son posibles numerosas realidades. Una
dúplice idea que no tiene nada que ver con la realidad que se inaugura en la Grecia
clásica.
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La cuarta revolución industrial: una historia en curso
4. Capítulo 4
La cuarta revolución industrial: una historia
en curso
Los ritmos de avance del conocimiento son hiperbólicamente acelerados. Hoy sabemos
en numerosas áreas el 99% o el 100% de lo que jamás llegamos antes a saber de un
fenómeno o sistema. En numerosos dominios, si se acumula todo lo que jamás se llegó a
saber o conocer, difícilmente se llega al 1% o 2% de lo conocido y sabido. Hay numerosos
motivos de optimismo. El mundo ha cambiado y está cambiando a ritmos vertiginosos.
Queda dicho: una revolución científica es una revolución en la cosmovisión del mundo
y la realidad, y en la forma como nos relaciones con ellos, o cómo los entendemos. A la
vez, una revolución industrial es una forma como se organiza el trabajo. No existe una
relación uno a uno entre un tipo y otro de revoluciones. La razón por la que le dedicamos
un capítulo propio a la cuarte revolución industrial tiene que ver con el hecho de que es
el futuro inmediato, y a corto plazo, previsible para todos nosotros.
Las expresiones más inmediatas y cotidianas de esta revolución son las impresoras en 3D,
los carros que se pueden conducir a sí mismos, la inteligencia artificial, internet de la cosas,
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Camino a la Complejidad
Para entender mejor algunos de los elementos anteriores, hay que decir que los procesos
de comunicación se han complejizado, y por tanto, integrado, crecientemente. Así, la
primera generación de los procesos de comunicación permitió hacer llamadas; es el
1G. La segunda generación permitió añadir texto; es el 2G. La tercera generación de
las capacidades tecnológicas de comunicación hizo posible enviar y recibir, además,
imágenes; es el 3G. La cuarta generación consiste en el uso de internet móvil y video; es
el 4G. La quinta generación, el 5G, permitirá conectar todas las anteriores, de tal suerte
que se entrelazan entonces las cosas, los hogares, las industrias, la salud y las ciudades.
Política y económicamente este es exactamente el centro del debate entre China y E.U.
China, todos lo saben, ha tomado ampliamente la delantera en tecnologías 5G. Con
todo, ya se está trabajando, en varias escalas en las tecnologías 6G. Estas serán las
tecnologías que permitirán las conexiones entre el cerebro y los dispositivos tecnológicos
– notablemente del tipo 6G. La revolución será de tal envergadura, se ha dicho, que las
tecnologías %g parecerán como si fueran apenas del tipo 2G.
Sobre estos avances la pregunta no es: si sucederán, sino cuándo. Todo es, ya, cuestión
de tiempo.
Una observación de tipo político se impone en este punto. Dicho en términos generales,
la inmensa mayoría de científicos, académico, políticos y economistas son reacios a los
desarrollos y las previsiones de avance de la inteligencia artificial. En este sentido, son
ampliamente conservadores; ya sea con respecto al fenómeno mismo o con relación a los
tiempos y ritmos. En contraste, hay una muy amplia minoría de científicos e investigadores
que son partidarios y optimistas con respecto al hecho mismo y a sus consecuencias
e implicaciones – de la inteligencia artificial. Estos, puede decirse, son mucho más
progresistas. Quizás las dos voces más destacadas de esta minoría –progresista- son M.
Tegmark (2018) y Russell (2019).
Es un hecho: los seres humanos han tenido una hija y deben aprender a vivir con ella.
Esta hija tiene varios nombres –como a veces sucede también en la vida diaria-. Se llama
inteligencia artificial, o vida artificial, o robótica, o tecnologías NBIC+S, o su nombre “de
pila”: revolución industrial. El ritmo vertiginoso de los avances científicos y tecnológicos es
totalmente disímil del ritmo, pausado y conservador de la cultura y la psiquis cotidiana. La
gran mayoría de los seres humanos –incluyendo gobiernos, iglesias, industrias, academia
y demás-, no han tenido el tiempo suficiente para adaptarse a los cambios en curso.
Y sucede, naturalmente, la más básica de las reacciones en biología: todo organismo
siempre rechaza de entrada cualquier cuerpo nuevo. Pues pudiera implicar amenazas y
peligro. La cultura en general es eminentemente conservadora. Los cambios en la historia
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La cuarta revolución industrial: una historia en curso
suceden a pesar de la cultura, y la mayoría de las veces contra ella. Semántica, lógica,
metodológica y políticamente la primera función de la cultura es la conservar – creencias,
formas de vida, estilos y estándares de vida; no transformarlos.
Sin embargo, ya desde cuando fue anunciada, inmediatamente surgieron alertas acerca de
las consecuencias que tendrá, que no son siempre positivas. Desempleo, desaparición de
sectores económicos e industriales –como la logística y buena parte del sector bancario-,
crisis de adaptación –como en el sector transporte-. Son numerosos los estudios al
respecto. Algo análogo ha sucedido con cada revolución industrial. Ha habido, en cada
momento, diversos sectores de la sociedad que han debido reinventarse. La educación
ha sido entonces fundamental en estos procesos.
Una manera adicional de entender los procesos en curso es reconociendo las características
de la web. En verdad, internet es sólo una manera de hablar –relativamente a la tercera
y a la cuarta revoluciones industriales-. Internet es, por así decirlo, la radio o la televisión;
sin intrascendentes. Lo verdaderamente importante es lo que sucede gracias a ellas;
estas son las emisoras (y frecuencias) o los canales, respectivamente. Así, la web 1.0 es
el internet básico, de la forma como la inmensa mayoría de las personas la entienden. Es
decir, navegadores de texto bastante rápidos. Es unidireccional, se construyó de arriba
hacia abajo, y tiene un carácter esencialmente divulgativo. La web 1.0 corresponde al
surgimiento y auge del computador personal, ya sea en la forma de computador de
escritorio o portátil. Puede decirse que cronológicamente corresponde a los años
1980s-1990s, que es justamente la etapa de socialización del computador, pero se
proyecta también hasta el año 2000.
Por su parte, la web 2.0 es construida socialmente es más dinámica; aparecen las rede
sociales de todo tipo, se comparten los recursos (por ejemplo, el drive, y en general las
nubes de toda índole). En ésa, la información es compartida, y se puede acceder a ellas
desde cualquier lugar. Esta es la web que, en la punta del mundo, corresponde a los años
2000-2010. Es el auge de las aplicaciones, YouTube, y las primeras redes sociales en todo
su auge.
Ahora, la web 3.0 es construida de abajo hacia arriba, de forma colectiva, reinventado de
forma permanente contextualmente. Se la conoce como la web semántica de las nubes
y los mutidispositivos: celular, computador, etc. Esta es la web de la inteligencia artificial
y los gráficos en 3D. (Ya hay revistas científicas que incluyen clips, videos y gráficos 3D
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Camino a la Complejidad
La web 4.0 emplea la voz como comunicación –cuyo primer avance es Siri o Alexa, por
ejemplo-. La voz permite activar y buscar contenidos y navegar. La integración se lleva a
cabo en tiempo real, dado que las velocidades de búsqueda procesamiento son cada vez
más vertiginosas. La ingeniería de hardware ha resultado muy importante en este plano.
Esta es la web de los años 2020-2030. Se caracteriza, notablemente, por la búsqueda
distribuida –y por tanto, cruzada- de información. Es la web del internet de todas las
cosas (IoT, el acrónimo en inglés), y la interconectividad de todos los aparatos. Asistimos,
así, al triunfo, consolidado de la domótica.
Ahora bien, desde ya se está hablando y se está trabajando en la web 5.0, que
verosímilmente, corresponde a los años 2030-2040. Esta ha sido llamada la web
emocional, y su fundamento es la inteligencia artificial; puntualmente dicho, se trata de
la importancia de las cámaras en todos los dispositivos y en la vida social (por ejemplo,
el “crédito social”, cuyo primer atisbo tuvo lugar en la China, pero que ya se aplica en
numerosos otros países, aun cuando no haya reconocimiento oficial por parte de los
gobiernos).
En esta web 5.0 los dispositivos pueden leer las emociones de los usuarios; por ejemplo,
la arrugas, los gestos, la dilatación de las pupilas, la sudoración de la manos, el color de
la piel, y otros aspectos fisiológicos, y descubrir así, con base en aprendizaje profundo
(deep learning), los gustos, disgustos, preferencias y demás de los usuarios. Entonces
podrán saber si, por ejemplo, los resultados de una búsqueda son satisfactorio o no, y
demás. La base o el fundamento de esta web es una ingente cantidad de datos sobre
cada usuario. Hay que recordar que la información es física, pero no pesa nada; se la
puede acumular, compartir y demás. La gente no tiene en general la más mínima idea de
la ingente cantidad de información que ella misma divulga –por ejemplo a través de las
redes sociales-, y que esa información es acumulada y procesada incesantemente.
Es exactamente en este punto en donde cabe mencionar la importancia del hacker ético
(cfr. https://internetglosario.com/1131/Hackingetico.html). Un tema sensible que atraviesa
aspectos éticos, sociales y políticos. Los principales referentes de lo que significa esto
es gente como Julián Assange, Edward Snowden y Chelsea Manning, para mencionar
los casos más conocidos; y organizaciones como Wikileaks, Anonymus, y muchos otros
grupos, todos, de un perfil totalmente bajo (cfr. Maldonado, 2019b).
La web 5.0 comprende igualmente los mp3 y mp4 –tan útiles en podcasts, de radio y
video-. No en última instancia, se habla del tránsito de la web de las palabras y las cosas,
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q
La cuarta revolución industrial: una historia en curso
a la web de los pensamientos, las creencias y las sensaciones. El estudio del cerebro es
determinante en este plano, y todo lo que él comporta (creencias, miedos, fantasmas,
gustos y recelos, por ejemplo). Esto es lo que ha llegado a consolidarse alrededor de la
Iniciativa Brain, de un lado o el Proyecto Brain, de otra parte, según si se mira a Europa o
a E.U. Algunos de los desarrollos de punta considerados en este plano incluyen implantes
subcutáneos y otros para el seguimiento de personas, compartimiento de información y
otros aspectos relacionados. La lectura de frecuencias no habituales a la vista humana, el
empleo de ropas o trajes que invisibilizan a los seres humanos a través de la disipación
del calor de los cuerpos), y otros más forman parte de este espectro.
Las distribuciones de fechas de las diferentes web son en realidad esquemas clasificatorios;
pues la verdad es que los ritmos son acelerados, y nada impide en principio que estas
fechas puedan precipitarse en el tiempo. Son numerosos los intereses de trabajo en este
sentido: al mismo tiempo académicos, científicos, económicos, financieros, de seguridad,
industriales y de ritmos y procesos sociales.
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w
Camino a la Complejidad
5. Capítulo 5
La revolución de las ciencias de frontera o
de síntesis
Hay que decir que en el curso del panorama que hemos establecido aparece un grupo
de nuevo de ciencias que se diferencian enormemente de la ciencia clásica o moderna,
que son paralelas a la segunda y a la tercera revolución científica, pero que aparecen
también como paralelas o independientes a éstas. Se trata del surgimiento de un grupo
de ciencias de frontera, fundadas justamente a partir de problemas de frontera.
La historia de estas academias tiene, en cada caso, aspectos que valdrían un capítulo,
por lo menos, por sí mismas. La forma primaria como son conocidas es como los
“colegios invisibles”, determinantes en la forma como se piensa y se organiza la ciencia
en la modernidad. Existen versiones desde su génesis en la masonería, hasta ideas
de tipo conspirativo y revolucionario (Lomas, 2002). En cualquier caso, es una historia
intelectualmente apasionante cuyas aristas se prolongan en formas de investigación,
digamos, no oficiales, hasta la fecha (por ejemplo, en la investigación sobre Ovnis,
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e
La revolución de las ciencias de frontera o de síntesis
Vale anotar, de pasada, que la primera vez que aparece la palabra “científico” –acuñada
por W. Whewell (1794-1866)-, significó “aquel que está interpretado en todos los campos
del saber” y no en uno sólo. Un científico, en verdad, no es alguien que se interesa por
una ciencia o disciplina, se forma y trabaja en ella. Que es en lo que devino la ciencia y
el científico (Watson, 2017). En verdad, la ciencia moderna es la continuación, por otros
medios, de la visión medieval, divida, jerarquizada, centralizada y, más atrás aún, de esa
estructura mental que funda Aristóteles con base en el análisis. Todo ello constituye,
nuclearmente, el cuerpo más firme de la civilización occidental.
Pues bien, dicha estructura mental empieza a romperse con la primera revolución científica,
se termina de quebrar con la segunda revolución científica, y termina por estallar en mil
pedazos, por así, decirlo, si cabe la expresión, con el siguiente grupo de ciencias. Con lo
cual emerge inmediatamente un contraste: en toda la historia de la humanidad estuvimos
acostumbrados –incluyendo aún la ciencia normal- a hablar en singular, así: “la” ética, “la”
ciencia, “la” filosofía, “la matemática”, “el arte”, y demás. En contraste, la complejidad
aparece en el momento en que se hace el reconocimiento explícito de que hoy hablamos
de “matemáticas” (en plural), “las” ciencias, y así sucesivamente. La consecuencia radical
de una expresión y comprensión semejante no escapa a un entendimiento sensible.
Pues bien, dicho lo anterior, cabe presentar los nuevos grupos de ciencias; estas son:
• Ciencias cognitivas
El primer grupo de ciencias con las ciencias cognitivas, que aparecen originariamente
en el MediaLab del MIT en los años 1960s. El tema de este grupo de ciencias es un
problema, a saber: establecer qué es el conocimiento. A fin de aclarar este problema,
confluyen diferentes ciencias y disciplinas: la psicología, las ciencias de la computación, la
biología, la filosofía, la lingüística, y varias más. El conocimiento (knowledge) se convierte
en un problema; es claro que deja de ser una prerrogativa o un problema distintiva o
específicamente humano. También los sistemas artificiales conocen, aprenden y tienen
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r
Camino a la Complejidad
memoria; y lo mismo puede decirse, sin ambages, de los animales y, más adelante, de
las plantas. Precisamente por ello se acuña un neologismo: cognition, para designa que
ya no se tiene un objeto o tema de trabajo (knowledge), sino un problema (cognition).
Así, desde la primera de las ciencias de frontera, aparece un rasgo que contribuye a
comprender a todas las siguientes. Se trata de ciencias que, en contraste con la ciencia
moderna, ya no tiene un objeto de trabajo y, derivativamente, un método (propio), un
lenguaje (propio), una tradición (específica) y demás. Son, simple y llanamente, ciencias
de frontera que se definen a partir de un problema de frontera. Un problema de frontera,
así, se dice como un problema que o bien convoca a diferentes ciencias disciplinas y
enfoques para ser resuelto, o bien, es un problema en el que confluyen tradiciones
científicas y de investigaciones diferentes con el ánimo de entender el problema mismo
que emerge y resolverlo entonces.
Algunos de los problema medulares, por extensión, de las ciencias cognitivas tienen que
ver con la explicación sobre la naturaleza y el origen de la conciencia, el estudio de la
mente, y las relaciones entre mente y cuerpo. De manera sorprendente, en contraste con
toda la historia de la humanidad anterior, se llega al reconocimiento de que la conciencia
no es un rasgo específico de los seres humanos y que, por el contrario, la conciencia
existe, por decir lo menos, en los mamíferos superiores, los cordados y los mandibulados.
Más radicalmente, es posible hablar legítimamente, y sin ambigüedades o metáforas,
de autoconciencia con respecto a los mamíferos superiores, hasta la fecha. Quizás, en el
futuro inmediato podrá ampliarse el rango del fenómeno de autoconciencia también a
otras especies y clasificaciones de la vida.
Las ciencias cognitivas son uno de los ejes más dinámicos de la investigación de punta;
constantemente nuevos descubrimientos y avances se logran de manera sólida.
• Ciencias de la salud
Las ciencias de la salud tienen una larga historia que se confunde con la historia de la
medicina. Sin embargo, en su sentido fuerte, este grupo de ciencias emerge entre los
años 1950s y 1970s. Uno de los centros principales de su constitución como tal es la
Universidad Johns Hopkins, en E.U. La idea de base es el reconocimiento de que la
salud humana no es un problema singular, que la salud como la enfermedad existen
en otras dimensiones del mundo y de la naturaleza, y que por tanto, deja de tener una
prerrogativa distintivamente disciplinar y antropocéntrica. Para cuidar la salud y resolver
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t
La revolución de las ciencias de frontera o de síntesis
Forman parte de las ciencias de la salud todas las especializaciones médicas, además de la
medicina veterinaria, la enfermería, las terapias en general, así como las diferentes escalas
que va adquiriendo la medicina así: medicina clínica –basada en el paciente individual-,
la medicina familiar y comunitaria, la medicina social e incluso, más recientemente, las
consideraciones ambientales o ecológicas acerca de la salud y la enfermedad. Dicho
en otras palabras, la salud, como la enfermedad, con un fenómeno que sucede mucho
antes del ser humano, que atraviesa a cada quien, y que termina mucho después de cada
individuo o persona.
La medicina, así, debe entrar en diálogo con otros saberes, entre los cuales se incluyen,
la farmacología, la química en todas sus expresiones y derivaciones, las ciencias sociales
y humanas y la ecología. En esto proceso, la contribución de la investigación básica,
experimental y aplicada resulta fundamental, así como los propios desarrollos, básicos y
aplicados de las tecnologías, tales como la radiología, la imagenología, la física cuántica
(rayos x, rayos láser, y otros). La historia de la medicina y también la filosofía de la medicina
se robustecen y se transforman contribuyendo un panorama singular en toda la historia
de la humanidad. Se trata del hecho de que las expectativas, tanto como las esperanzas
de vida, han aumentado de una forma que jamás sucedió en la historia de la humanidad.
La ciencia y la tecnología, aunadas a la cultura le han “arrebatado” a la naturaleza un
tiempo que ella jamás creyó posibles. Al fin y al cabo los seres humanos forman parte de
una especie –los mamíferos-, y de un género –los homínidos y primates-, con ciclos cortos
de vida; un aproximado de 15-18 años. En la actualidad, en el mundo, las expectativas y
esperanzas de vida rondan los 80 años. Un logro fenomenal.
• Ciencias de la vida
Las ciencias de la vida nacen también alrededor de los años 1980s gracias a la confluencia
entre tradiciones científicas y disciplinares diferentes a partir del reconocimiento explícito
de que lo que sabía que era la vida resulta un problema. El descubrimiento de los
extremófilos, en un extremo, los desarrollos de la vida artificial –Ch. Langton, Ch. Adami,
J. Conway y muchos otros-, en el otro extremo ponen de manifiesto que la vida no es un
tema de la biología, en absoluto, sino que convoca a otras ciencias y disciplinas.
Forman parte de las ciencias de la vida, además de todas las ramas de la biología y la
medicina, la astronomía la astrofísica y la astroquímica, la biolingüística y la bioinformática,
la ecología, la biología cuántica, la semiótica y la epigenética, y campos recientes como
la biosemiótica. Como se aprecia sin dificultad existen numerosos puente o cruces entre
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y
Camino a la Complejidad
las ciencias de la vida, las ciencia de la salud y las ciencias del espacio (que veremos a
continuación). De una forma fundamental, las ciencias de frontera saben de inter, trans y
multidispclinariedad y marcan una ruptura fuerte y definitiva con respecto a la tradición de
habla de ciencia; cada ciencia; una ciencia en cada caso, y demás. Desde todos los puntos
de visa vivimos una época de mucha luz, mucho conocimiento, muchas posibilidades.
Como nunca antes en la historia.
No es necesario que la vida tenga las formas que conocemos, y las estructuras y
condiciones que hay en el planeta Tierra. Puede ser perfectamente posible otras formas,
estructuras y expresiones de la vida. Si esta idea tiene sentido, entonces la ventana de
observación, por así decirlo se amplía magníficamente. La idea que emerge es hermosa
por elemental. Se trata de comprender a la vida-tal—y-como-es, tanto como a la vida tal-
y-como-podría-ser-posible.
• Ciencias de la Tierra
Las ciencias de la Tierra por objeto el estudio de la historia de la Tierra, que comprende
un período de cerca de 4 billones de años, pero no desconoce, en absoluto, la historia
anterior. De consuno, las ciencias de la Tierra sirven de fundamento para otros programas de
investigación de punta actuales, tales como la búsqueda de exoplanetas4, la exobiología,
el programa de SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) y la terraformación.
Como es sabido, el sol tiene una vida de 5000 millones de años. Cuando nace el sol se
forma, simultáneamente el sistema solar. Todos los sistemas solares se forman de afuera
hacia adentro. De este modo, la conformación del sistema solar permite identificar el
4 El premio Nobel de física de 2019 fue otorgado, a dos investigadores por sus logros, a partir de 1992, en la metodología que ha
permitido encontrar, a la fecha, miles de exoplanetas en el universo visible. Semanalmente se descubren por lo menos 4 exoplane-
tas, desde 1992. Es un programa con muchos logros y pleno de optimismo. Un exoplaneta es aquel en el que verosímilmente puede
haber vida: exobiología.
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u
La revolución de las ciencias de frontera o de síntesis
nacimiento de la tierra hace 4500 millones de años. Es decir, casi dos terceras partes
después del nacimiento (= big-bang) del universo (de este universo). El siguiente
momento importante tiene lugar alrededor de hace 3800 millones de años: el nacimiento
de la vida, gracias al Gran Evento de Oxidación; esto es, la creación de la atmósfera
terrestre. Pangea, el continente originario, se divide gradualmente dando lugar a la deriva
continental. En ésta, la tectónica de placas resulta importante. Las aguas se articulan
como aguas saladas –mares y océanos- y aguas dulces, con son subterráneas, y de ríos
y lagos. Al cabo, nacen los primeros organismos vivos y conquistan la Tierra –aunque
algunos de ellos, específicamente mamíferos se devuelven a los océanos; son las ballenas
y los delfines-. La vida ha aparecido y desaparecido en cinco ocasiones. Se trata de las
grandes extinciones en masa. La última vez sucedió hace 56 millones de años con el
meteorito que cayó en el Golfo de Yucatán. Gracias a ese evento nacen los mamíferos
–más pequeños-, termina la era de los saurios, que duró 250 millones de años, y con los
mamíferos, nacen los primates. Al cabo, una rama de los primates termina triunfando: el
homo sapiens, y el homo sapiens sapiens. Con el paso del tiempo, llegamos al día hoy.
Las ciencias de la tierra estudian las circunstancias de esta historia, en la que la climatología
resulta fundamental, y con ella, la bioquímica y la historia de los diferentes ciclos
biogeoquímicos –el ciclo del oxígeno, del carbono, del nitrógeno del fósforo, y demás-.
No en última instancia, aquello que caracteriza a un planeta con vida –la biosfera-, son
inestabilidades, cambios, turbulencias y fluctuaciones; en otras palabras, terremotos,
tifones, huracanes, lluvias, volcanes y ríos y océanos. El movimiento incesante y el cambio
son la mara de la vida. Un planeta así deja de llamarse Tierra, un concept físico o fisicalista,
y pasa a llamarse biosfera, o Gaia, o Pachamama, o Tonanzin, y así, de acuerdo con los
pueblos y culturas originarios.
La conclusión es que las ciencias de la Tierra estudian la historia de cómo el planeta está
vivo; no que hay vida e planea, a la manera de continente y contenido. Y entonces, sobre
este reconocimiento, se lanzan a la búsqueda de planetas semejantes en la vastedad
del universo. Así, las ciencias de la Tierra consisten, ulteriormente, en la búsqueda de
planetas vivos. Con una salvedad: mirar lejos es mirar al pasado. Esto quiere decir que
otras formas de vida y, por derivación, de inteligencia, debieron preceder el origen de la
vida en nuestro planeta. Una conclusión sencillamente fascinante.
Las ciencias del espacio suponen los primeros logros de la antigua Unión Soviética con
Yuri Gagarin, Valentina Tereshkova y la perra Laika, y las primeras misiones de E.U.,
toda la serie Apolo. Sobre esta base, ya a partir de los años 1970s, y hasta la fecha
se desarrollan y consolidan, con aristas al mismo tiempo internacionales –en las que
colaboran los diferentes observatorios astronómicos alrededor de la Tierra, los telescopios
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i
Camino a la Complejidad
Las ciencias del espacio se estudian desde la tierra, pero también desde el espacio, con
magníficos telescopios y enormes microscopios –siendo el más importante el acelerador
de hadrones del CERN-, robustos aparatos o sistemas matemáticos, y nueva física y
química. Muy notablemente, este grupo de ciencias son hijas de la segunda y de la
tercera revolución científica.
Las ciencias que componen o articulan a las ciencias del espacio son todas las ramas
de la astronomía (astronomía observacional, astronomía teórica, astronomía estelar
y varias otras), la geología planetaria –la cual da lugar también a la exogeología, que
estudia la composición geológica de los planetas y estrellas estudiados-, pero también
la astrobotánica y la astrobiología, la arqueoastronomía y la medicina espacial. Este
panorama permite una observación general para este grupo de diferentes ciencias
de frontera. Han nacido y continúan naciendo numerosas ciencias y disciplinas –tanto
como sub-ciencias y sub-disciplinas- que antes fueron inimaginables en la historia de
la humanidad. No solamente, por tanto, hay verdaderas revoluciones –científicas e
industriales-, sino, además, asistimos a una verdadera explosión de nuevo cambios de
investigación y estudio. Una situación semejante de ciencias sólo ha sucedido, con muy
guardadas proporciones, primero en el Renacimiento (Quattrocento), y luego también en
el curso del siglo XIX cuando, particularmente, comienzan a nacer las ciencias sociales.
Desde cualquier punto de vista, una eclosión semejante de ciencias y disciplinas es una
señal evidente de mucha vitalidad en el conocimiento; pues bien, sin la menor duda, la
vitalidad en el conocimiento es expresión de vida, en cualquier acepción y sentido. Esta
es una idea, mucho más que de optimismo (que lo es)-, de afirmación de la vida. Al fin
y al cabo, la vida es conocimiento, o también, conocer es vivir, una idea bien conocida
gracias a investigadores tan diferentes entre sí como Maturana y Varela, Solé, Goodwin,
Kauffman, y varios más.
Las ciencias del espacio son muy jóvenes, ero sus logros no encuentran ningún parangón
en el panorama de la ciencia en general. A la vez, su futuro es promisorio, a pesar de crisis
económicas, recortes financieros y otras dificultades en el mundo. De manera mucho más
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La revolución de las ciencias de frontera o de síntesis
significativa, este grupo de ciencias permite claramente poner sobre la mesa, a plena luz
del día el siguiente hecho: hoy, y por primera vez en toda la historia de Occidente, se está
haciendo ciencia intergeneracional y, mejor aún, transgeneracional. Existe presupuestos
y programas de investigación de cara a generaciones que no han nacido aún. Se trata de
ciencia que se proyecta a 60, 80 y hasta 120 años; es decir, para científicos e investigadores
que no han nacido todavía. Sólo grandes proyectos “científicos” antiguos pueden ser
comparados en este plano; por ejemplo, la construcción de las pirámides en Egipto, la
construcción del Calendario Maya, las observaciones astronómicas de los sumerios.
Una de las misiones más sensibles de este grupo de ciencias es el estudio y previsión de
la probabilidad de que algún cuerpo solar –meteorito, por ejemplo-, pueda impactar a la
Tierra; un fenómeno que sucede con frecuencia, pero, afortunadamente con meteoritos
de poco volumen. Buena parte de la supervivencia de los seres humanos depende de esta
capacidad, y de las acciones subsiguientes. Sólo, muy recientemente, se han comenzado
a tomar acciones anticipativas al respecto. Al fin y al cabo, desde el sistema solar –en
especial con el cinturón de Kuiper-, pero también desde fuera del sistema solar existe un
sinnúmero de cuerpos cuya dinámica es esencialmente aleatoria.
• Ciencias de materiales
Uno de los campos más importantes, y si embargo desconocido para no especialistas son
las ciencias de materiales, que es la hibridación entre la propia ciencia de materiales y la
ingeniería; de forma creciente, hablamos de la ingeniería en el marco de la segunda y la
tercera revolución industrial.
Puede situarse el nacimiento de este grupo de ciencia en los años 1960s cuando los E.U.
crean la agencia Advanced Research Projects Agency –en un contexto en el que se crean
diferentes agencias nacionales con distintos fines; por ejemplo, la NASA, los Institutos
Nacionales de Salud, la CIA, y otras-. De entrada, los materiales se clasifican en tres
grupos principales: cerámicas, metales y polímeros. Asistimos al nacimiento de dominios
novedosos como la biotecnología, la nanotecnologías, y los mejores esfuerzos se dedican
al estudio sobre las propiedades de los diferentes materiales. La conjunción entre física,
química e ingeniería se torna determinante. Se trata de investigación básica pero con
evidentes intereses experimentales y aplicados. Por vía de síntesis, como es sabido por
el estudio de la Tabla de Elementos, los seres humanos han creado elementos artificiales
(= materiales) que no existen en el universo. Es, notablemente, el caso del Prometo, el
Tectenio, el Francio y el Astateno. Un logro sorprendente, sin duda.
Son cuatro los ejes de trabajo en las ciencias de materiales; esto son:
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Camino a la Complejidad
• Ciencias de la complejidad
Como tales, las ciencias de la complejidad nacen en 1984 con la creación del Instituto
Santa Fe, en Nuevo México (E.U.). Fueron originariamente concebidas como el estudio de
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La revolución de las ciencias de frontera o de síntesis
Aunque nunca habido una explicitación puntual de cuáles son estas ciencias, Maldonado
(xyz) ha sugerido que, en su fase originaria, las ciencias de la complejidad son: el caos,
la termodinámica del no-equilibrio, la teoría de catástrofes, la geometría de fractales, la
vida artificial –hoy más genéricamente conocida como inteligencia artificial-, y la ciencia
de redes complejas. Esta comprensión ha sido ampliamente acogida. Posteriormente,
Maldonado ha sugerido que las lógicas no-clásicas forman parte también de las ciencias
de la complejidad (Maldonado 2018 y 2020).
Ahora bien, ¿qué caracteriza en general a las ciencias de la complejidad? Desde el punto
dela historia de la ciencia, la filosofía de la ciencia y los aspectos culturales, son varios los
rasgos definitorios. Sin ser exhaustivos, estos son:
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Camino a la Complejidad
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A partir de lo que precede, es posible afirmar que los grupos de ciencias de frontera
constituyen convergencias de intereses, lenguajes, fortalezas, aprendizajes y métodos y
metodologías. Esta convergencia abre, de par en par, las puertas para los encuentros entre
lenguajes, métodos y metodologías, aproximaciones, formas de organización y formas
de acción disímiles con el fin de alcanza mejores luces sobre el mundo, la naturaleza y la
ida en general. Con ello, ulteriormente, se trata de abrir de par en par las puertas para el
encuentro entre “las dos culturas” (C. P. Snow): las ciencias y las humanidades.
Simple y llanamente, nadie podrá tener una comprensión cabal de la realidad, el universo,
el mundo y la vida son integrar al mismo tiempo las artes y las ciencias, las humanidades
y las ingenierías, en fin, el concepto y la metáfora. Nadie piensa bien únicamente
con conceptos y categorías; además, pensamos con tropos: metáforas, sinécdoques,
metonimias, parábolas, analogías, y otras figuras literarias. Al cabo, debeos poder pensar
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La revolución de las ciencias de frontera o de síntesis
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Segunda parte
Cómo se investiga en
complejidad
Cómo investigar en complejidad: un desafío
6. Capítulo 6
Cómo investigar en complejidad: un
desafío
El concepto de “verdad” en la ciencia contemporánea coincide con el concepto y el
proceso mismo de investigación. Esto significa que verdad es un proceso, no un estado,
una búsqueda y no una adquisición. En otras palabras, “verdad” es un proceso asintótico
de continua aproximación, provisorio en cada momento, pero jamás definitivo. Lo que
hacen hoy los científicos, artistas y pensadores es investigar; por ejemplo, explorar,
conjeturar, arriesgar, proponer, buscar, indagar y demás.
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Cómo investigar en complejidad: un desafío
Lógica y metodológicamente cabe distinguir tres tipos de ciencia. Estas tres clases de
ciencia corresponden, grosso modo –esto es, no al pie de la letra-, al espíritu de las
revoluciones científicas consideradas. Estos tres tipos son:
• La ciencia inductiva
Hume fue quien primero formuló (1711-1776) el problema de la inducción; este consiste en
establecer cuantos casos particulares son necesarios para establecer una generalización.
Como se observa, se trata de evitar el peligro de generalizaciones rápidas y vagas, y sólo
aceptar aquellas que tengan un criterio riguroso. En ese momento, la ciencia moderna
estaba boyante con trabajos con investigadores prestigiosos como Newton, Darwin,
Hooke, Vesalius, Leeuwenhoek, Crooke, Boule, Harvey, Lyell, y muchos otros. Ya se han
creado las diferentes Academias de ciencias en distintos países y otras están en proceso
de creación. La modernidad está en auge. Inglaterra se ha convertido en una nación de
avanzada en el mundo, y pronto Francia verá el triunfo de la Revolución Francesa. Escocia
es el gran reservorio científico del mundo. Es en este contexto que se plantea y discute
la inducción; que será todo el basamento de la ciencia clásica.
Este constituye el método científico, por antonomasia. Y hay que decir que “el” método
científico se desarrolla con base en el prototipo de ciencia que se está desplegando,
cuyo epítome es la física. En pocas palabras. El método científico será físico o a la manera
de la física. De esta suerte, todas las ciencias habrán de desarrollar una lógica y una
metodología acorde al método de la física. Será a comienzos del siglo XX, especialmente
con el Círculo de Viena, que la discusión sobre el llamado método científico habrá de
sistematizarse. Emergen los problemas relativos a los criterios de demarcación –que
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Camino a la Complejidad
• La ciencia deductiva
Esta puede ser llamada también de otras formas; por ejemplo ciencia axiomática, o
hipotético-deductiva. Este tipo de ciencia tiene una historia más antigua que el método
inductivo, y puede decirse, que o bien nace con Platón y Aristóteles, incluso aunque
ellos jamás hayan hecho mención explícita del término, ni nada cercano, o bien, lo que
es equivalente se sistematiza con la obra de Euclides y el nacimiento de la geometría y
el método euclidiano.
En esto consiste ser griegos –a partir del período clásico y el helenístico-: en andar con
una serie de postulados –técnicamente llamados “axiomas” o “definiciones”, y ver hasta
el mundo se acoge o no a dichos pre-conceptos, pre-juicios, pre-comprensiones. Dicho
técnicamente, ese es el objeto de los teoremas (en el caso de Euclides). La Edad Media,
con todo y sus particularidades y diferencias con el mundo antiguo no modificará para
nada esta estructura de pensamiento, y por tanto, de relacionamiento con el mundo.
El epítome de este capítulo será en el contexto de la teología (scientia magna), la
dogmática teológica; postulados que no se cuestionan para nada y se dan por sentados.
Lo importante es lo que se sigue de los mismos. Este capítulo fue construido a través
de los Concilios y los Sínodos, dio lugar a la Inquisición y actualmente a la Oficina de la
Congregación para la Santa Fe, en el Vaticano. En la modernidad, un papel análogo se
lleva a cabo en el positivismo jurídico, que es, sin duda, el núcleo duro en el nacimiento
y consolidación del Estado moderno.
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Cómo investigar en complejidad: un desafío
Otro lenguaje perfectamente idóneo en complejidad es Gephi, que tiene las mismas
bondades que NetLogo, pero sirve específicamente para trabajar redes complejas; por
tanto, la estructura y dinámicas de redes, en desarrollo hacia hubs y clusters.
Quizás el mejor lenguaje científico de todos es Mathematika, por su robustez para estudiar
numerosos temas y problemas. Sin embargo, se trata de un programa por el que hay que
pagar licencia –los dos anteriores son gratuitos-, y que requiere, consecuentemente, un
conocimiento anterior de matemáticas, estadística y lógica.
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Camino a la Complejidad
Una tipología de modelos científicos (Maldonado, 2017) pone de manifiesto que éstos
se articulan de la siguiente manera: de entrada, cabe distinguir un modelo teórico o
conceptual. Este se expresa en el marco teórico o conceptual de una investigación,
y supone un manejo suficiente del estado del arte de aquello sobre lo cual se está
investigando. Puede decirse que, por defecto, toda investigación ya posee un modelo
semejante. Sin embargo, desiderativamente un buen investigador –independientemente
del nivel de desarrollo o del área de trabajo en el que se encuentre- debe poder discutir
o proponer un nuevo modelo.
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Cómo investigar en complejidad: un desafío
formal clásica se denomina de varias maneras; así, por ejemplo, la lógica simbólica, la
lógica matemática, la lógica de predicados o la lógica proposicional. De otra parte, se
trata del panorama, bastante más amplio, rico y sugestivo de las lógicas no-clásicas
(Maldonado, 2020). Un modelo lógico no es de menor valía o fortaleza que, por ejemplo,
un modelo matemático. De manera atávica, habitualmente se conoce mejor a la lógica
formal clásica; sin embargo, creciente, aunque aun incipientemente, es cada vez mayor el
papel de alguna de las lógicas no-clásicas como soporte de un modelo científico.
Dicho lo anterior, una buena investigación de punta, hoy en día, debe poder tener por
lo menos dos tipos de modelos. Uno, el modelo teórico o conceptual, lo cual comporta
claridad suficiente sobre el panorama intelectual del problema de trabajo, tanto como de
las vecindades epistemológicas, afines o en disputa. Y de otro lado, por lo menos uno
de los modelos adicionales mencionados: matemático –continuo o discreto-, estadístico,
lógico –clásico o no-clásico-, e informacional o computacional. Este reconocimiento
permite una observación puntual.
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Camino a la Complejidad
El tiempo pasa, el joven investigador crece, se consolida como tal, va haciendo distintas
publicaciones y demás. Ya formado y acaso con algo más de madurez, un científico (=
filósofo) debe poder, adicionalmente, formular o desarrollar teorías. Esto, naturalmente,
tiene tan sólo un valor desiderativo; nada obliga a que así deba ser. En todo caso, un gran
científico formula, concibe, desarrolla o estructura una teoría – sobre un campo científico
o disciplinar particulares, o sobre un dominio dl mundo o de la realidad, para decirlo
genéricamente. A lo largo de la historia, sólo un puñado de investigadores contribuye
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Cómo investigar en complejidad: un desafío
activamente a la comprensión del mundo. Esos son los que logran alcanzar teorías. La
teoría de la evolución, la teoría de la relatividad, la teoría de juegos, por ejemplo.
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Camino a la Complejidad
Tener una estructura de mente abierta, significa alcanzar la capacidad tanto para, si llega
ser preciso, lograr reconocer que se está equivocado, o también, en un plano distinto,
tener la capacidad para re-inventarse (continuamente). En toda la línea de la palabra, se
trata de desplegar una actitud de revalorización, de cuestionamientos, preguntas, de un
sano escepticismo. Las doctrinas, en verdad, impiden entender las ciencias abiertas y los
cambios en los fenómenos y en el mundo.
En cuanto forma de vida, la ciencia y la filosofía son una extraña mezcla de hybris –
por la vida- y de sosiego –gracias a la idea misma de procesos y a que se define por
tiempos largo, muy largos-. Manifiestamente, el conocimiento es uno de esos pocos
bienes mediante los cuales damos y no quedamos con poco o menos; todo lo contrario.
Si en el campo de la educación es ya suficientemente sabido que la mejor manera de
aprender es enseñando, en la investigación, la mejor forma de recibir es dando, incluso
a sabiendas que no se espera recibir nada. Una extraña forma de vida, en verdad. Jamás
se recibe tanto como cuando se da, incluso con el reconocimiento explícito de que no
se da para recibir. Eso es el conocimiento, como la vida misma; o en otro plano, el amor:
philía por el sophos.
Hubo un tiempo en el que el saber se bastaba con la palabra hablada. Es en este sentido,
se ha dicho, que cuando muere un chamán muere una biblioteca entera. Existen culturas y
pueblos en los que la palabra hablada es suficiente. Occidente, por el contrario, descansa
ampliamente en la palabra escrita. La escritura, parece ser, es la memoria –permanente-
de la palabra hablada. El desarrollo del video, y en general, justamente, el tránsito desde
la web 1.0 hasta la web 4.0, por lo menos, permiten la combinación de la palabra hablada
con otras formas de permanencia o de memoria. La ciencia forma parte, cada vez más,
de una cultura semejante.
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Cómo investigar en complejidad: un desafío
La ciencia –como la filosofía- (y ellos pesar de esa tradición a la que perteneció Sócrates),
se hace, si cabe la expresión, en blanco y negro. Es decir, la investigación se plasma, al
cabo, en productos tangibles, o de lo contrario, no existe. Una idea, en verdad, fuerte.
5 Como es sabido, el índice h fe elabora originariamente por el profesor Jorge Hirsch de la Universidad de California. Se trata
de una ecuación que mide al mismo tiempo la calidad y el impacto de la producción intelectual. Son numerosos los críticos de
la idea de que los académicos y científicos puedan mediré por este índice; por regla general, los críticos pertenecen a grupos de
profesores y demás que no tienen un índice h, o que es muy bajo.
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Camino a la Complejidad
En cualquier caso, hacer ciencia es como meterse a la piscina, si cabe la metáfora. Hay
que exponerse, y la mejor y más clara forma de hacerlo es justamente escribiendo y
publicando. Una vez que algo está publicado, se sale de las manos del autor, ya no le
pertenece, literalmente, pasa a ser propiedad común, y entonces hay consecuencias. Una
de ellas es el reconocimiento de que, quizás, se está contribuyendo a la comprensión del
mundo y de las cosas. Y se hace así a la vida mejor.
Pues bien, una de las consecuencias es un ejercicio de moderación, de respeto hacia las
gentes, y de aceptación de otros puntos de vista. Solo un déspota define la genialidad
o la normalidad, o lo real, a partir de sí mismo. En ciencia en general, por el contrario,
son los demás los que definen si un texto es claro, si un argumento es razonable, si u n
producto es bueno o no, por ejemplo.
Una de las condiciones más importante importantes para un buen científico es manejar
un buen estado del arte. Esta es la única obligación de un buen investigador; n siquiera
evitar el plagio, pues hoy en día existen distintos programa antiplagio que son usados por
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Cómo investigar en complejidad: un desafío
colegas, editoriales, revistas y otras fuentes. Estar permanentemente al fía en el estado del
arte puede ser identificado, sin la menor duda como una obligación al mismo tiempo ética
y epistemológica, y es verdaderamente ésta la que permite establecer si un investigador
es de calidad, o si hay excelencia en una trabajo o en una obra. Hay, en verdad, muchos
profesores que leyeron, pero que ya no leen. Ahora bien, la actualización, permanente,
en el estado del arte es cada vez más fácil gracias a las bases de datos disponibles, en
universidades, centros de investigaciones e incluso, dependiendo de los países, muchas
veces públicas. Al fin y al cabo, la calidad de una biblioteca estriba exactamente en
las bases de datos que maneja: bases de revista y demás, además de los indicadores
claramente bibliométricos.
Es sobre la base de un sólido estado del arte que, entonces, y sin que sea una receta, el
segundo capítulo de una tesis, o la segunda sección de un artículo entra ya a discutir el o
los problemas de la investigación y a desarrollar la tesis que se quiere defender.
Hacer ciencia no es fácil. Hay muchas otras actividades que son inmensamente más
fáciles de llevar o de hacer. La razón de la dificultad no estriba en aspectos como la
importancia del bilingüismo, la existencia de bibliotecas y bases de datos de alta calidad,
presupuestos para viajar y organizar eventos, política de calidad de publicación y muchas
más. No sin éstas y otras, la razón por la que la ciencia es, de lejos bastante evidente
y excepcional, es porque, por así decirlo, en ciencia no hay medalla de bronce ni de
medalla de plata, no hay premio de participación y premio de consolación, por ejemplo.
En ciencia solo hay medalla de oro. Esto quiere decir: no se puede pensar lo que ya se
ha pensado, no se puede descubrir lo que ya se ha descubierto, no se puede inventar lo
que ya ha sido inventado.
Si cabe una analogía con la vida cotidiana, en ciencia sucede todo lo contrario a esas
reuniones de amigos, de vecinos o de colegas, por ejemplo, en los que después de que
se ha hablado ya sobre un tema, alguna persona pide la palabra y vuelve a decir lo que
ya se ha dicho, pero con otras palabras. Cosas semejantes son posibles en numerosas
instancias de la vida y la sociedad; no en ciencia. Es decir, alguien fácilmente se descredita
si dice lo que ya alguien ha dicho, aunque sea con sus palabras, y se desacredita si no
contribuye activamente al conocimiento; notablemente, al proceso, difícil y riesgoso, de
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Camino a la Complejidad
Si cabe decirlo de manera metafórica pero fuerte: hacer ciencia es un acto poético, y la
buena poesía debe ser distinta – distinta y novedosa en cada caso, en cada momento. Un
buen investigador solo puede aspirar a medalla de oro, porque no hay más. Con algo de
ironía cabría decir: más vale ser profesores –y los hay muy buenos- antes que científicos;
los riesgos y las apuestas son bastante menores en el vaso de la educación; en ciencia –o
filosofía-, las apuestas y la capacidad de novedad y creatividad debe –exige- ser de alto
rendimiento, en toda la acepción de la palabra.
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Herramientas de complejidad
7. Capítulo 7
Herramientas de complejidad
Dicho en una sola palabra y de manera muy condensada, la complejidad consiste en el
estudio del movimiento. Ahora bien, el movimiento fue descubierto explícitamente, por
primera vez, en la modernidad. La forma como se lo descubrió y explicó fue en términos
de mecánica clásica; esto es, por ejemplo, de revoluciones celestes. Se trató de la idea
de un movimiento cíclico, periódico, regular. Para explicar este movimiento se desarrolló
el cálculo –es decir, ecuaciones integrales y ecuaciones diferencias, incluso ecuaciones
diferenciales de segundo grado-.
Pues bien, no es éste el tipo de movimiento que interesa ni el que define a la complejidad.
Antes bien, se trata, propiamente, de movimientos súbitos, imprevistos, incontrolables e
irreversibles. Esta clase de movimientos se llama: caos, o catástrofes, o inflexiones, por
ejemplo. Estrictamente hablando, las ciencias de la complejidad no estudian sistemas
dinámicos sino que sistemas dinámicos no lineales. El concepto de “dinámica” y “sistemas
dinámicos” es, por el contrario, justamente propio de la mecánica clásica y, con ella, de
la mecánica estadística.
De suerte que, grosso modo y de u modo muy general, puede decirse que los problemas
complejos son aquellos que implican movimientos, tiempos, cambios que son súbitos,
imprevistos, irreversibles. Son exactamente éstos los que pueden ser llamados como
cisnes negros. Pues bien, esto significa que no todos los problemas son complejos; que
las ciencias de la complejidad no son ciencias de todas las cosas –un enunciado trivial,
en verdad-, y que existe, consiguientemente una serie de herramientas propias de las
ciencias de la complejidad que permite estudiar esos problemas que son estrictamente
complejos.
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Camino a la Complejidad
La entropía es general la medición del orden, o bien del desorden. La clave al respecto es
que si se adopta que es la medida del desorden de un sistema, entonces no es posible
afirmar lo contrario. La inmensa mayoría de comprensiones entienden la entropía como
una medición cuantitativa de desorden. Sin embargo, esta es el resultado de los procesos
de configuración de orden. Me explico.
El tema de la entropía permite una recisión importante. La ciencia en general mide las
cosas, el mundo, los fenómenos. Todas las cosas pueden y deben medirse. También en
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Herramientas de complejidad
Una ilustración rápida pero puntual de este tema puede ser la siguiente: cuando se es
pobre se genera poco desorden en el entorno; los ricos, particularmente en el sistema
de libre mercado y el imperio del consumo y el hiperconsumo, generan bastante mayor
desorden en el entorno. Simple y llanamente, se trata del reconocimiento de que el
sistema de libre mercado genera una producción abundante de productos, de bienes
de servicio y demás. Aparece una enorme segmentación del mercado y se produce, por
ejemplo, un champú para cada segmento de la población; hay champús para mujeres de
pelo liso y crespo, tinturado y descolorido, para hombres, para perros y automóviles, para
niños y para niñas, champú ara el tapete y para la alfombra, etc. Los ejemplos y casos se
pueden multiplicar a voluntad.
A título meramente histórico: las razones del fracaso del imperio romano estuvieron en
el triunfo mismo del imperio romano, que se expandió y no pudo manejar su propio
tamaño. Otros imperios han conocido un destino similar. En cada caso, sin embargo, se
trata de medir un tipo de generación de entropía diferente.
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Camino a la Complejidad
Las leyes de potencia son distribuciones, en otras palabras, que se fundan en una dúplice
característica: existe siempre una potencia en la forma como las cosas se estructuran en
el mundo de tal suerte que siempre se dará lugar. A partir de una medición determinada,
a nuevos comportamientos, fenómenos y estructuras. En este sentido las leyes de
potencia han sido observadas incluso en fenómenos astronómicos, tanto como también
en movimientos sociales, religiosos y políticos. Esta potencia permite distinguir entre
estados de subcritalidad, estados de supracriticalidad, y los estados críticos; estos son
autoorganizados.
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Herramientas de complejidad
tener en cuenta lo masivo y frecuente pero precisamente para girar entonces la vista
hacia lo inesperado e inaudito. Todo un cambio de estructura mental. No porque esto
inesperado surgirá inevitablemente: porque puede suceder, este es el punto crucial. No
hay determinismo.
Uno de los más difíciles problemas, en vida tanto como en ciencia, es comprender el azar.
Originariamente descubierto en los orígenes de la modernidad gracias a matemáticos
que jugaban juegos de azar, como G. Cardano, el problema del azar da lugar muy pronto
al nacimiento de la teoría (clásica) de probabilidades. La función de esta teoría era y
ha sido siempre la de reducir los umbrales del azar y poder controlarlo. El azar se lo
determina, así, a fin de excluirlo o dominarlo. Posteriormente, ello dará origen a la teoría
de riesgos.
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Exactamente en este sentido cabe subrayar una idea enunciada con anterioridad. Pensar
en términos de complejidad consiste en indeterminar el mundo y los fenómenos, una
idea claramente contraintuitiva y totalmente divergente de toda la historia de la cultura.
La ciencia y la filosofía occidentales. En verdad, el azar es indomable: hay cosas que
suceden sin ninguna razón y hay cosas que suceden sin ninguna razón pero mejor que
otras. La bestia de la ciencia normal es realizar predicciones retrospectivas,, lo que es, en
verdad, hacer mala ciencia, o mala reflexión.
En otras palabras –y es una idea que emerge de las lógicas no-clásicas en general- es
imposible tener una teoría consistente. Incesantemente nos encontramos en un mundo
de imposibilidades y la tarea consiste en descubrir las posibilidades dentro de las mismas
imposibilidades. Hay que decir que en complejidad podemos medir la incertidumbre.
Se trata, de una medición por imposibilidad. Exactamente en esta dirección es que se
debe poder tener una estructura de mente abierta; es decir, no-algorítmica en ninguna
acepción de la palabra, y por consiguiente incompresible.
7.4. Metaheurísticas
La ciencia clásica posee una determinada heurística. En este sentido, se dice que tiene
una cierta capacidad para resolver un problema, o bien, lo que es equivalente, que se
caracteriza por una determinada capacidad de innovación o creatividad. En verdad, la
mejor manera de resolver un problema consiste en innovar; y una manera de innovar es
resolviendo problemas.
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Herramientas de complejidad
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Camino a la Complejidad
válida en numerosos dominios: hay que sospechar de cosas como Facebook, Whatsapp y
otras: cuando el producto es gratis, cada quien es (verdaderamente) el producto.
Puede decirse que la columna vertebral de las ciencias de la complejidad son los problemas
P versus NP, que constituyen el centro de la teoría de la complejidad computacional.
Formulado originariamente en el año 2002 como uno de los problemas más importantes
en matemáticas, encuentran sus orígenes, sin embargo en 1977 por vía independiente a
partir de los trabajos de tres científicos: Cook, Levin y Karp. Los problemas P versus NP.
Una vez más, se trata de una herramienta propia de las ciencias de la complejidad. En
tanto columna vertebral, todos los demás temas y problemas cuelgan o se desprenden
de los problemas P versus NP.
Los desarrollos en el los esfuerzos por resolver este grupo de problemas ha sido lento
pero muy consistente en los últimos años. Ello ha dado lugar a identificación de distintos
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Herramientas de complejidad
Es este capítulo de problemas P versus N el que permite establecer, sin ambages, cuáles
son propiamente problemas complejos, y cuáles no lo son. Las ciencias de la complejidad
no trabajan sobre problemas que no sean complejas, huelga decirlo.
Las lógicas no-clásicas constituyen un amplio y muy rico abanico reciente de trabajo en
complejidad (Maldonado, 2020). Hay que decir de entrada, sin embargo, que no todas
as lógicas no-clásicas sirven para un mismo fenómeno, sistema o interés. Más bien, se
trata de una gama de opciones que pueden ser empleadas en función del marco o el
momento en consideración. Lo que sí es posible establecer, sin embargo, es que varias
de las lógicas no-clásicas tienen distintos tipos de conexiones con otras, de suerte que la
gama de posibilidades de trabajo y explicaciones es amplia.
Algunas de las lógicas no-clásicas son: la lógica modal, la lógica mutimodal, la lógica
epistémica, la lógica doxástica, la lógica alética, la lógica de contrafácticos, la lógica
difusa, las lógicas polivalentes, la lógica paraconsistente, la lógica erotética y la lógica de
la ficción, por ejemplo.
A diferencia de la lógica formal –o lógica formal clásica- que fie entrada considerada
por Aristóteles como un organon, las lógicas no-clásicas no son un instrumento del
conocimiento. Aquí están presentadas como herramientas de las ciencias de la complejidad
en el sentido amplio de la palabra, como cuando se dice, por ejemplo, que la ecología
es una herramienta para estudiar las crisis del medioambiente, o también las relaciones
entre los organismos vivos y el medioambiente. Se trata, simple y llanamente, de una
aproximación al proceso de investigación, y con él, a la comprensión y explicación del
mundo, la naturaleza y las cosas.
Hay que decir que, de manera genérica, el estudio de la lógica no es muy favorecido en
el contexto latinoamericano. Y ciertamente el desconocimiento de las lógicas no-clásicas
es amplio y sostenido. También aquí hay un trabajo de educación necesario por delante.
La primera responsabilidad recae sobre todos aquellos interesados en el estudio de la
vida y de la complejidad en general.
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Camino a la Complejidad
En efecto, gracias a este abanico de lógicas es posible comprender que existen y son
posibles más de un sistema de verdad, y que el mundo y la vida admiten siempre más d
una versión de las cosas – una idea extremadamente difícil en toda la tradición occidental,
acostumbrada siempre a la existencia de una verdad única. El hecho de que todas las
historias admitan siempre más de una versión no implica, en absoluto, el relativismo,
sino mejor aún, una profundización en los procesos de comprensión y nos permite
acercarnos algo a la sabiduría. Quizás la última frontera de la buena educación, la buena
información, la buena ciencia y la buena filosofía. Algo que quedó en el camino, oficial y
sistemáticamente, hace mucho tiempo, atrás.
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Recapitulando: el estudio de los fenómenos de complejidad creciente
8. Conclusiones
Recapitulando: el estudio de los fenómenos
de complejidad creciente
Parte de la sabiduría de la vida, de la investigación, pasa por la posibilidad de reinventarse
a sí mismo, alguna vez, o de tanto en tanto. La historia de la ciencia, queda visto, es
la historia de verdaderas revoluciones. Concomitantemente, se trata, también, de
revoluciones en el trabajo y en la forma como la sociedad se organiza. Estas revoluciones
no son teleológicas; van emergiendo, se interpretan a sí mismas, y van avanzando, a
veces a paso lenta y en ocasiones de manera vertiginosa conformando el mundo siempre
en entornos locales. La marca de calidad de la vida es el cambio, la impermanencia;
dicho en términos fuertes pero clásicos, la transformación incesante de una forma de
energía en otra (primera ley de la termodinámica). Las ciencias de la complejidad, puede
decirse, consisten ese tipo de conocimiento sobre lo impredecible, lo indeterminado, lo
siempre esencialmente abierto, en fin, la vida misma. Desde cualquier punto de vista,
el fenómeno de máxima complejidad posible conocida es la vida. Las ciencias de la
complejidad con ciencias de lo que hacen los sistemas vivos para vivir y cómo se hacen
posibles, incluso contra toda adversidad. Los seres humanos forman parte del tejido de
estos sistemas vivos: la trama. La vida es la mejor metáfora del propio universo. Mientras
que los conceptos y las categorías son fijos, las metáforas son figuras vivientes. Como
toda la tropología, de hecho.
Hay un tema importante pero oculto a todo lo largo de este libro. Se trata de la importancia
de las pasiones. Al fin y al cabo es imposible hablar de revoluciones –espirituales, religiosas,
políticas, científicas, culturales, artísticas u otras-, al margen de las pasiones. La pasión es
la gran maldita en la historia de Occidente. Con la antigüedad greco-romana o sin ella;
con el medioevo y el cristianismo o sin ellos, en fin, con la ciencia moderna y sus secuelas,
o sin ellos. El protagonismo ha pasado a ser por parte de las emociones. Pero ambas son
cosas perfectamente distintas. Esto es gratuito: al fin y al cabo, las emociones residen en
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el cerebro, y puede por tanto ser manipuladas, como en efecto lo son. Existe toda una
ingeniería social y una muy buena parte de las tecnologías y la ciencia destinadas a eta
manipulación.
Necesitamos más y mejor investigación, más y mejor información, más y mejor educación.
Al fin y a cabo, lo que está en juego es la vida misma. Y la vida se hace posible con más
y mejor educación, investigación y ciencia. Frente al miedo al conocimiento que define
el pasado, nos abocamos, en el futuro, a una época de luz, de mucha luz. Este libro ha
querido mostrar cómo y por qué. Ese ha sido todo el esfuerzo.
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Recapitulando: el estudio de los fenómenos de complejidad creciente
hoy más que nunca podemos aprender que nadie viene solo al mundo, ni tampoco nadie
se va solo de este mundo. Somos mucho más que cada quien. Este es el horizonte que
emerge, sugestivo, de una estructura de mente abierta y nodal. Estamos, en medio de
una revolución, y asistimos a la autora, tímida aún, de una nueva civilización.
Nos encontramos con las ciencias de la complejidad. Pero hay que decir que estas Las
ciencias de complejidad necesitan una pizca de sabiduría. La enorme dificultad estriba
en que mientras que la ciencia, como la filosofía, saben de una propedéutica, no existe
una propedéutica para la sabiduría. Esta no se la puede enseñar. Sólo se la aprende.
Con una salvedad: una vez que se la ha aprendido o mientras se la está aprendiendo,
se la puede compartir. El lenguaje de la sabiduría, todo parece indicarlo, es el ejemplo;
simple y llanamente. Jamás la proclama, ciertamente no el sermón, y definitivamente no
la cátedra.
Decía Siddartha Gautama que la mente es un mono loco, borracho, picado por una
avispa. Debemos poder, en ocasiones, sospechar incluso de la mente. Al cabo, debemos
poder dominar la propia mente. También en esto consiste la sabiduría. En efecto, la
percepción nos engaña en ocasiones. En contraste, el cuerpo jamás miente. La dificultad
estriba en que nunca nos enseñaron a escuchar el cuerpo. Pues bien, para quien, el
cuerpo es la expresión más inmediata de la naturaleza. Platón y todos los que le siguieron
y le hicieron caso, nos enseñó a disociar el cuerpo del alma. Un error; o una mentira que,
repetida muchas veces termina siendo una verdad, como bien sabía Goebbels.
Los educadores han venido subrayando, con insistencia pero recientemente, acerca de la
importancia del desaprendizaje. Si ello tiene sentido, esta idea se encuentra exactamente
en la misma longitud de nada que el estudio de la memoria. En verdad, una de las
funciones más importantes de la memoria consiste en el olvido, no en recordar. Las
ciencias cognitivas y la medicina en general han arrojado luces refrescantes al respecto.
Hay, al cabo, cosas, que merecen ser olvidadas.
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Camino a la Complejidad
Como se aprecia sin dificultad, mantenerse al día, medianamente informado, es una tarea
titánica. Y además, claro, hay que reflexionar. Y siempre, vivir, lo cual tiene sus propios
tiempos. Para conocer, todo parece indicarlo, se requiere de mucha pasión. Y tanta más
para investigar. La vida no admite dilaciones. De aquello de lo que se trata es despertar
sin cesar la alegría de vivir (joie de vivre), y las ganas y la voluntad de vivir. Pues bien, esta
es imposible sin la mente y la cabeza. Pero encuentra sus motivos en otros espacios y
lugares más recóndita. Es desde allí desde donde nace el buen conocimiento; y al cabo,
la sabiduría. El tema que se abre entonces ante todos.
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