Consigna 17. El Secreto Mejor Guardado
Consigna 17. El Secreto Mejor Guardado
Consigna 17. El Secreto Mejor Guardado
Cuando empecé a pensar en alguna de las consignas del taller este año, estaba presente
también el tema de los sueños, como tema y como procedimiento.
Los sueños y la literatura van juntos desde tiempos inmemoriales. En la Biblia el sueño es
concebido como un don divino: muchos oyen en sus sueños la voz de Dios. Pero quizás el más
importante de todos es el que aparece en el Génesis: Dios infunde el sueño a Adán y cuando
se despierta, Dios ha creado a Eva, iniciándose así la humanidad. Según este concepto, el ser
humano procede de un sueño de Dios, y nos hace plantearnos la pregunta que Borges
también nos plantea: ¿dejamos de existir cuando Dios deja de soñarnos?
En la tradición griega, el tema del sueño está siempre presente y va a ser de tal importancia
que va a haber un dios, Hipnos, encargado de inspirar a los seres humanos en sueños (a través
de su hijo, Morfeo, que es quien los dirige) y a veces les susurra poemas.
A propósito de los sueños en el ámbito de la creación literaria, les adjunto un fragmento de una
entrevista publicada en la revista Ñ el 5 de diciembre de 2014 a diez años de la muerte de
Mario Levrero que me parece puede ser evocadora en relación a la consigna que les daré:
“¿Qué es lo que se logra a partir de un sueño que no se logra con otro tipo de consigna?
–Los sueños tienen imaginación, están compuestos fundamentalmente de imágenes y son
uno de los pocos vínculos que tiene alguna gente para conectarse con el inconsciente, que
es el depósito de la experiencia personal más profunda y la materia prima esencial del
arte, sea para la literatura o para cualquier otra disciplina artística.”
Los invito entonces a escribir un texto de cualquier género que provenga del mundo de los
sueños, dictado tal vez por Hipnos, que hayan soñado realmente o no, y que posea esa otra
lógica que tienen los sueños: nada es lo que parece, la realidad puede ser difusa, delirante, son
frágiles, livianos, las verdades no son tan rígidas como en la vida real… nada empieza y nada
termina, se yuxtaponen las imágenes entre sí, todo es posible, la luz tiene otras cualidades… En
definitiva, un texto onírico.
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La otra cara de los sueños, la pesadilla. Lo oscuro que aparece en medio de la noche y nos
desvela. La idea es que puedan meterse en ese mundo para convertirlo en arte.