31 201 PB
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ISSN:
• Comentario editorial 7
María de la Paloma Escalante Gonzalbo
• Presentación 123
Francisco de la Peña
Renée de la Torre
• Profecías de la mexicanidad: entre el milenarismo 127
nacionalista y la new age
Francisco de la Peña
Reseñas
Resumen: En este artículo hacemos una revisión de los sitios arqueológicos en donde se ha re-
portado el uso temprano de la cal en la arquitectura, con la finalidad de entender la forma en que
esta tecnología fue inventada y posteriormente difundida a las distintas regiones de México y
Centroamérica. Con base en nuestro análisis proponemos que las tierras bajas mayas, el valle de
Oaxaca y la región de Puebla-Tlaxcala constituyen las tres zonas con el uso más temprano de la
cal; por lo tanto, son las dos primeras zonas donde probablemente se inventó esta tecnología de
manera independiente. Asimismo, discutimos las problemáticas de datación y caracterización
de los materiales a base de cal.
Abstract: In this article we review the archaeological sites where the early use of lime in
architecture has been reported, the aim being to understand how this technology was invented
and its diffusion to other regions of Mexico and Central America. Based on our analysis, we
propose that the lowland Maya areas, the Valley of Oaxaca and the Puebla-Tlaxcala region were
the three zones in which this technology was first used, the two initial areas being the regions in
which the technology was independantly invented. Moreover, we discuss the issues related to the
dating process and the characterization of the lime-based elements.
Introducción
1
Los agregados son los materiales inertes que se mezclan con la cal apagada para pos-
teriormente ser aplicados sobre superficies arquitectónicas. Estos materiales inertes
suelen ser arenas y gravas locales de diversas mineralogías.
Los orígenes tecnológicos de la cal 17
2
Se conoce como lechada de cal a una capa muy delgada de cal mezclada con agua, que
se aplica sobre una superficie a modo de pintura.
18 Isabel Villaseñor Alonso • Luis Barba Pingarrón
del procesamiento con cal son relevantes debido a que la deficiencia de esta
vitamina produce pelagra, una enfermedad común en sociedades con altos
consumos de maíz que no practican el procesamiento alcalino [Katz et al.,
1974].
Finalmente, otro aspecto relevante en la invención y adopción de la
tecnología de la cal se refiere a la obtención de superficies adecuadas para
la captación y el almacenamiento de agua. A diferencia de las superficies
de tierra o sedimentos compactados, los recubrimientos de cal proveen una
superficie mucho menos permeable. Existen múltiples ejemplos de arqui-
tectura prehispánica en donde los techos, recubrimientos y pisos sirvieron
para la captación y conducción del agua de lluvia hacia cisternas o reservo-
rios, pero quizá el ejemplo más temprano está en el sitio de Nakbé, donde
se han encontrado canales cubiertos de estuco destinados al transporte y
recolección de agua, lo que nos habla de la centralización del trabajo y el
control administrativo durante el Preclásico Medio [Hansen, 1992:176]. De
manera más tardía, en el caso de la zona Puuc, en la zona maya, la cons-
trucción de cisternas, o chultunoob’, incorporaba recubrimientos de cal, a
menudo en varias capas, para disminuir la permeabilidad y mejorar así
la capacidad de almacenamiento del agua [Matheny, 1982:164], lo cual era
fundamental para asegurar el sustento de las poblaciones durante la época
de secas.
Más allá de beneficios prácticos del uso de la cal, la arquitectura de
mampostería, que se dio de manera inseparable con los morteros y aplana-
dos de cal, representó un símbolo de poder y estatus social, y formaba parte
de la expresión e identidad cultural de las élites [Kowalski, 1999; Hansen,
2000], especialmente en la zona maya, donde los aplanados y relieves de
cal fueron usados con mayor profusión. Los centros cívico-ceremoniales
y los templos y residencias de élite ahí construidos se manifestaban como
número 55, septiembre-diciembre, 2012
cocción, lo que pudo haber sentado las bases para la producción de cal o
bien haberse desarrollado de manera paralela con esta tecnología. El aná-
lisis de los reportes de hornos de cerámica está fuera del alcance de este
escrito, pero se remite al lector al estudio de Ciudad y Beaudry-Corbett
[2002], quienes sintetizan la evidencia en este sentido. Algo que cabe men-
cionar, tal y como sucede con la tecnología de la cal, es que las evidencias
arqueológicas de producción cerámica, tanto de Ejutla como de Monte Al-
bán, ponen de manifiesto que se utilizaban hornos efímeros en donde la ce-
rámica se quemaba a cielo abierto junto con el combustible, lo cual sugiere
que mucha de la evidencia de la producción cerámica prehispánica ha per-
manecido sin ser detectada debido a las evidencias tan sutiles que deja este
tipo de prácticas pirotecnológicas. Esto, a su vez, sugiere que existía una
gran diversidad de técnicas de quemado que se encuentran subrepresen-
tadas debido a las pocas excavaciones que se han llevado a cabo en zonas
de producción cerámica, especialmente en ámbitos domésticos [Blakansy
et al., 1999].
Al igual que en el caso de la producción cerámica, existen muy pocas
zonas de producción del cal para la época prehispánica. Los escasos ejem-
plos de producción de cal reportan restos de hornos efímeros o semiper-
manentes, en donde se han detectado restos de cal recarbonatada, suelo
oscuro, piedra caliza quemada y restos de escoria.
La región de Tepeaca, en el actual estado de Puebla, ha sido una zona
muy importante de producción de cal debido a los abundantes afloramien-
tos de roca caliza que posee. Incluso el Códice Mendoza menciona que la
región de Tepeaca pagaba 4 000 cargas de cal anualmente al imperio mexi-
ca. Castanzo [2004] describe 87 hornos, todos ellos abiertos, 37 de los cuales
cuentan con evidencia de producción de cal. En estos hornos se recuperó
material de los periodos Preclásico, Clásico, Postclásico y Colonial.
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Figura 1.
Sitios con evidencia prehispánica de producción de cal
2002:90-96], así como reportes de las Tierras Bajas del Norte, que mencio-
nan piedras quemadas y restos de cal que se descubren al talar los árboles
para la transformación de tierra de cultivo [Morris et al., 1931:225].
El único reporte de un horno cerrado de cal fue publicado por Abrams
y Freter [1996], quienes describen los restos de paredes de un horno cerra-
do construido con tierra mezclada con pasto, aunque esta interpretación
ha sido puesta en duda por Schreiner [2002:95], quien considera que estas
evidencias son los restos de un horno de cerámica.
Considerando las grandes cantidades en que se empleaba la cal en la
época prehispánica, la evidencia de producción hasta ahora identificada
resulta sumamente escasa. Creemos, como ya se mencionó, que las limita-
das evidencias arqueológicas se deben a la dificultad de reconocer los res-
tos de hornos abiertos efímeros. Otra probable explicación es que las zonas
de producción de cal se encuentren en las afueras de los sitios, ya que es
precisamente ahí donde existían los recursos forestales que servirían como
combustibles, pero estas áreas no se han excavado de manera extensiva. Su-
mado a estas razones se encuentra el hecho de que las zonas de producción
simplemente no se han buscado, ya que no ha sido un tema de interés para
la arqueología.
La zona maya
Los asentamientos más tempranos en la zona maya, tales como los que
prosperaron en las Tierras Altas y la planicie costera del Pacífico, hicie-
ron uso de arquitectura de tierra y materiales perecederos, lo que pone
de manifiesto que las primeras sociedades no conocían o no adoptaron
la tecnología de la cal para sus construcciones. Sin embargo, en el caso de La
Victoria, un pequeño poblado en la Planicie Costera de Guatemala, la cal
se usó de manera incipiente durante la Fase Conchas del Preclásico Medio
Temprano (900–600 aC.), ya que los muros de las estructuras estaban recu-
biertos con lechadas de cal [Coe, 1961, citado en Flannery, 1976:23]. Debido
a que la región no tiene afloramientos de roca caliza [ibid.], es probable
que la cal de estas construcciones se hubiera obtenido de conchas de mo-
luscos, ya que existen rellenos de conchas que subyacen a muchas de las
estructuras de este sitio.
A lo largo del Preclásico Medio se comienzan a observar numerosos
ejemplos del uso de la cal en las tierras bajas mayas, lo que coincide con
otras evidencias del desarrollo de la complejidad sociocultural, como el co-
mercio entre sitios, la construcción de obras públicas, el crecimiento pobla-
cional y el inicio de la especialización artesanal [Sharer, 2006:179].
Uno de los reportes más tempranos que se tiene del uso de la cal en las
tierras bajas mayas proviene del pequeño sitio de Cuello, en Belice (v. fig.
2). En este sitio, las plataformas estucadas de las estructuras 325, 326 y 327
han sido fechadas para las fases Swasey y Bladen, entre 1000 y 600 aC, con
base en su asociación con la cerámica más temprana del sitio y con mate-
rial orgánico analizado por radiocarbono [Gerhardt, 1988:140; Hammond y
Gerhardt, 1990; Andrews y Hammond, 1990:571].
La zona norte de Belice presenta varios ejemplos de arquitectura con cal
que datan del Preclásico Medio. En el sitio de K’axob, McAnany y López
Varela [1999:156] reportan un piso de cal en la estructura 1i, del Preclásico número 55, septiembre-diciembre, 2012
Medio Temprano, mientras que en el sitio de Colha, también en el norte de
Belice, se han reportado plataformas estucadas de la arquitectura del Pre-
clásico Medio Tardío, que, al igual que aquéllas de Cuello, son plataformas
de planta absidal. En el caso de Altun Ha, en la parte oriental de Belice, el
piso más temprano de cal, de la secuencia C-13, data del Preclásico Medio
Temprano [Pendergast, 1979:171-172], mientras que la estructura circular
B4/7th de Cahal Pech, que se desplanta sobre plataformas con gruesos pi-
sos de cal, data del Preclásico Medio Tardío [Aimers et al., 2000:74]. Los si-
tios de Cerros y Pacbitún también tienen juegos de pelota con argamasas de
cal fechados en el Preclásico Tardío [Scarborough et al., 1982; Healey, 1992].
En la Cuenca del Mirador, en la parte norte central del Petén, existe una
gran cantidad de arquitectura pública monumental del Preclásico Medio.
24 Isabel Villaseñor Alonso • Luis Barba Pingarrón
Figura 2.
Sitios con los reportes más tempranos de uso de cal en la
arquitectura (numerados en orden de aparición en el texto)
150 km
1: Cuello, 2: K’axob, 3: Colha, 4: Altun Ha, 5: Cahal Pech, 6: Tikal, 7: Cerros, 8: Pacbi-
tún, 9: Lamanai, 10: Nakbé, 11: Río Azul, 12: Uaxactún, 13: Calakmul, 14: El Mirador,
15: Cival, 16: Altar de Sacrificios, 17: Itzán, 18: Puerto Escondido, 19: Yarumela, 20:
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Yaxuná, 21: Dzibilchaltún, 22: Komchén, 23: San José Mogote, 24: Huitzo, 25: Monte
Albán, 26: Tlapacoya, 27: Teotihuacan, 28: Cholula, 29: Tlalancaleca, 30: La Victoria.
postería, ya que las juntas con cal proveen a este tipo de arquitectura de
una mayor estabilidad estructural. De no haber existido el uso de la cal, las
tipologías arquitectónicas quizá se habrían desarrollado hacia un énfasis en
el tallado de piedras y el uso de la junta seca, como ocurrió en Sudamérica.
Una dificultad para rastrear los ejemplos tempranos del uso de la cal
es que los reportes arqueológicos no describen a los materiales construc-
tivos con detalle, por lo que a menudo no es posible saber si los pisos o
aplanados que se mencionan son de cal o de otros materiales. En el caso
de la zona maya, como se describe más adelante, los pisos de sedimentos
calcáreos compactados pueden confundirse fácilmente con pisos de cal,
lo que dificulta la identificación y el reporte de los pisos más tempranos, lo
cual es relevante porque la tecnología y la fuerza laboral requerida para la
construcción de pisos de sedimentos compactados es muy diferente a aque-
llas requeridas para los recubrimientos a base de cal.
En este sentido, es importante mencionar que la existencia de pisos de
sascab no necesariamente implica que se desconocía la tecnología de la cal.
En el caso de Lamanai, en Belice, por ejemplo, la cal fue usada ininterrum-
pidamente desde el Preclásico Tardío, pero se emplearon también pisos de
sascab compactado durante el Clásico Temprano y el Clásico Tardío [Villa-
señor, 2010:150-151]. Asimismo, se han reportado pisos de sascab compac-
tado en plataformas de Nakbé y el Mirador en periodos donde ya se utili-
zaba la cal [Hansen, 1998:56], lo que demuestra que el sascab compactado
se usó de manera paralela a la cal y, por lo tanto, no hubo una suplantación
tecnológica.
Oaxaca
Fuera del área maya, en el valle de Oaxaca, los materiales de cal se usaron número 55, septiembre-diciembre, 2012
de manera muy temprana, lo que sugiere una invención tecnológica inde-
pendiente de la zona maya. Flannery y Marcus [1990] afirman que duran-
te la Fase de las Tierras Largas (1400-1150 aC), existe mucha arquitectura
doméstica de sociedades igualitarias construida con bahareque, recubierta
en su exterior con lechadas de cal [Flannery y Marcus, 1990]. En el caso de
San José Mogote, los edificios públicos, como son las estructura 5 y 6, tienen
aplanados y pisos de cal en donde se observan huellas de postes [Flannery,
1976; Flannery y Marcus, 1990; Marcus, 1989:163]. En estas estructuras se
reportan hoyos en el piso con restos de cal en polvo, que los autores creen
que pudo haberse mezclado con tabaco. Sin embargo, llama la atención el
estado de “polvo” de la cal descrita, ya que, después de tantos siglos, lo
normal sería encontrar una capa dura recarbonatada de cal.
28 Isabel Villaseñor Alonso • Luis Barba Pingarrón
donde llevaban siglos de trabajo con la cal y desde donde se pudo haber
importado este conocimiento tecnológico.
Para periodos posteriores, la cal se siguió usando en los sitios del va-
lle de Oaxaca, tales como Yagul, Lambityeco, Mitla y Dainzú, en donde
se utilizó como mortero de rejunteo y en los pisos, aplanados de muros y
escultura arquitectónica [González Licón, 1998].
El Altiplano Central
Figura 3.
Piso de sascab y piso de cal
Acerca de los problemas de datación, generalmente los estucos arqui- número 55, septiembre-diciembre, 2012
tectónicos representan la evidencia más temprana del uso de la cal, ya que
las evidencias de las zonas arqueológicas de producción son muy escasas.
Sin embargo, la mayoría de las veces la arquitectura se fecha de manera
relativa por medio de tipologías arquitectónicas o mediante su asociación
con tipologías cerámicas, lo que con frecuencia resulta preliminar o con
amplios márgenes de error.
En muchas áreas de Mesoamérica, los asentamientos más tempranos
se encuentran cubiertos de ocupaciones más tardías, así como también los
problemas de conservación son más marcados para los sitios más tempra-
nos. Más aún, muchas de las zonas tempranas, como la zona norte de las
Tierras Bajas Mayas, tienen muy pocas dataciones directas [Stanton y Ar-
dren, 2005:214].
32 Isabel Villaseñor Alonso • Luis Barba Pingarrón
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Resumen: El presente artículo es una crítica al concepto religión empelado actualmente en los
estudios antropológicos e históricos que han analizado la perspectiva religiosa de los rarámuri
(o tarahumaras). Mediante un diálogo entre antropología y filosofía, se hace un intento por
deconstruir dicho concepto proponiendo el de praxis religiosa, cuyo contenido, de acuerdo con el
autor, parece más apropiado para referirse en adelante a este fenómeno social entre los rarámuri de
la región conocida como Alto Río Conchos.
Abstract: This article is a critique on the concept of religion used nowadays in anthropological
and historical studies that have analyzed the religious perspectives of the rarámuri (or
tarahumaras). By way of a dialogue between anthropology and philosophy, it is an attempt to
deconstruct the said concept by proposing religious praxis, the contents of which, according
to the author, seem more appropriate when making future reference to this social phenomenon
between the rarámuri of the upper Conchos river.
Introducción
1
No se trata de un capricho posmodernista, como juzgó Harris [2000:156], al intento
de deconstruir el lenguaje. El camino de la superación de los conceptos es una conse-
cuencia del juego dialéctico existente entre la crítica teórica y la revisión de la realidad
empírica.
2
Las ideas principales de este artículo formaron parte del primer capítulo de mi tesis
doctoral en Estudios Mesoamericanos [Rodríguez López, 2010]. Así pues, mis datos
fueron recogidos en campo entre los años de 2006 y 2010, mediante entrevistas no for-
males y la observación participante. A su vez, un primer esbozo de este documento fue
presentado en la Mesa de Avances de investigación enah/Centro inah-Chihuahua, el
09 de junio de 2010, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Unidad Chihu-
ahua (actual eahnm).
3
Los rarámuri, o tarahumaras, a quienes me refiero aquí habitan la zona sur del mu-
nicipio de Carichí, Chih., en la región conocida como Alto Río Conchos, conformada
por los ejidos de Narárachi, Tewerichi, Wawachérare, Chinéachi y Bakiáchi. Rarámuri
es el endoetnónimo de los habitantes de esta región. Según cifras del inegi [2011], en
el estado de Chihuahua actualmente viven unas 85 316 personas de 3 años y más, ha-
Religión o praxis religiosa en el mundo indígena. El caso rarámuri del Alto Río Conchos 45
también debe guardarse de […] que las oposiciones entre los politeísmos de
las ciudades griegas y los monoteísmos de las grandes religiones del Libro le
induzcan a descalificar a los primeros, a retirarlos del plano religioso para rele-
garlos a otro ámbito, incorporándolos, como han llegado a hacerlo los grandes
partidarios de la escuela antropológica inglesa, siguiendo a J. G. Frazer y J. E.
Harrison, a un fondo de “creencias primitivas” y de prácticas “mágico-religio-
sas” [ibid.: 6].
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Una tendencia similar han seguido en no pocos casos tanto la historia
como la etnología de la Tarahumara. Según Vernant, las religiones anti-
guas no son ni menos ricas ni menos complejas y organizadas intelectual-
mente que las actuales. Son distintas (ibid.:7). Ser distinta a otras formas y
contenidos religiosos es el caso de la perspectiva religiosa de los rarámuri
en el Alto Río Conchos que, a mi modo de ver, no se limita a ser una reela-
boración del cristianismo en general o del catolicismo en particular, por-
que el cristianismo católico no se reduce a la práctica del bautismo o al uso
blantes de la lengua rarámuri; además de otros 1 864 en Sinaloa; 636 en Sonora y 558
en Durango. Así como, al menos, un hablante de esta lengua en el resto de los estados
de la República mexicana.
46 Abel Rodríguez López
Ya desde los primeros contactos con los europeos, los rarámuri debieron
enfrentar la deslegitimación de sus prácticas rituales. La búsqueda de las
deidades indígenas para su destrucción y la inmediata descalificación de
sus creencias, era el primer paso seguido por los misioneros en el trabajo
de evangelización. Según González Rodríguez [1987:188], el primero en dar
noticia de estos eventos en la Tarahumara hacia 1611 fue Joan Font quien
señalaba que, aunque había procurado saber si estos “gentiles taraumares”
tenían ídolos o alguna adoración, “no he habido rastro de esto. Verdad es
que tienen muchas supersticiones y hay entre ellos muchos hechiceros”.
De acuerdo con Merrill [1992b:146], después del inicio del restableci-
número 55, septiembre-diciembre, 2012
[…] ellos se han hecho unos sacramentos a su modo, que a su juicio hacen el
mismo efecto que los que usan los cristianos […] el que los ministros del demo-
nio los casan sin respecto de parentesco; y aún me ha dicho un vecino práctico,
que tienen sus tratos entre ellos, que les dan libertad de dejar una y tomar otra
mujer. Hablo de gentiles y cristianos […] [cit. en González Rodríguez, 1987:358].
4
Sobre la complejidad del cristianismo y sus elementos sustantivos (como la salvación),
puede verse Clément [2007:7-38], y sobre el catolicismo, y sus elementos sustantivos
(sacramentos, Iglesia como “cuerpo de Cristo”, poder central, teología, etc.), Rouges,
[2007:87-104].
48 Abel Rodríguez López
a fin de que sus párrocos, o ministros instruidos ya por medio de esta obra en
el idioma de ellos [de los tarahumares], les hagan entender en él, sus más es-
trechas y recíprocas obligaciones […] que es lo único que los hará verdaderos
adoradores del Dios verdadero [Tellechea, 1826:3].
Y más adelante agrega que: “Una cosa nomas Dios quiere que le deis,
vuestro corazón que no penseis que el Sol, la Luna, el Tecolote, Dios son”
[ibid.:83].
De este modo, los misioneros de la época colonial y postcolonial, señala-
ban que los rarámuri no contaban sino con elementos religiosos que mostra-
ban sus idolatrías y hechicerías, concepciones propias de la época debidas a
los parámetros desde los cuales se juzgaba aquella religión que no consistía
en la creencia de un Dios de corte metafísico, que no registraba su liturgia al
modo cristiano y que no consistía en ser una religión sistematizada, cuyos
número 55, septiembre-diciembre, 2012
5
Archivo Histórico de Zapopan, Fondo Guadalupe Zacatecas, Descripción Topografica,
Phisica, Natural, Politica y Metalurgica, De las Misiones de Propaganda fide de la Sierra
Madre de la Viscalla, pertenecientes al Colegio Apco. N. Sra. Guadalupe de Zacatecas.
Copia manuscrita anónima [foja 15v, de 24 fojas y media], 1778, caja 1 s/c.
Religión o praxis religiosa en el mundo indígena. El caso rarámuri del Alto Río Conchos 49
Siglo xx
6
Se trata de una carta (24 de junio de 2000), comunicación entre Harris y Pike [Harris,
2000].
50 Abel Rodríguez López
7
Y véase también el apartado “La magia no es religión”, en el que Velasco distingue una
y otra, en la primera versión de su obra [1983:58-60] y en la segunda, reeditada 23 años
después [2006:86-88].
Religión o praxis religiosa en el mundo indígena. El caso rarámuri del Alto Río Conchos 51
El concepto religión nos remite a su origen muy determinado y guarda una número 55, septiembre-diciembre, 2012
serie de relaciones externas que muestran su insuficiencia a la hora de em-
plearse en el abordaje a la mentalidad indígena y, en concreto, al caso que
nos ocupa. Desde distintas perspectivas teóricas pero con un referente de
religión similar, se han impuesto parcialmente las observaciones al sistema
religioso rarámuri con referencia a un punto de vista externo, al modo en
que Pike plantea la dimensión etic en el acercamiento a otra cultura y sin
atender al modo en que Vernant lo hace, cuando se pregunta si en el estudio
de las creencias y prácticas religiosas griegas es posible hablar de religión
como nosotros la entendemos.
El concepto de religión que surgió dentro de las religiones históricas
fue también el que inspiró el concepto que se impuso en las ciencias so-
52 Abel Rodríguez López
ciales de los siglos xix y xx.8 Frazer [2006 (1890):76], por ejemplo, afirmó
que la visión que se tiene de la relación entre magia y religión “estará ne-
cesariamente teñida por la idea que nos hemos formado de la religión mis-
ma”, y él pone el ejemplo. Siguiendo la tradicional figura preferida de los
colonizadores ibéricos del siglo xvi, es decir, Santiago, el punto de partida
de la concepción de religión de Frazer [ibid.:76-77] es lo dicho por el após-
tol en su epístola que aparece en el Nuevo Testamento.9 En su definición
de religión, el padre de la sociología moderna, Durkheim [1995 (1912):42],
pone el énfasis en la noción de Iglesia, precisamente en la noción que más
nos remite a la manera jerárquica en que se estructuran las iglesias también
llamadas mundiales. Marcel Mauss [1971:52], por su parte, distinguió la
religión de la magia tomando como referente para la primera lo acontecido
en ciertos ritos judíos e hindúes, ambas religiones de Libro. Como se pue-
de ver, el origen de este concepto se enmarca en las tradiciones religiosas
históricas, algunas de las cuales (judaísmo, cristianismo) permean al pen-
samiento clásico en que la mayoría de los estudiosos del mismo fenómeno
han sido formados y las cuales, en algunos casos, han sido mínimamente
objeto de estudios antropológicos [Cannell, 2006].
Más recientemente, debido a su intento universalista, y en apariencia
abarcador para explicar toda experiencia religiosa, el concepto de reli-
gión de Clifford Geertz [2005 (1973):89, 112] fue criticado por Talal Asad
[1993:27-52] para quien, por el contrario, es preferible desarrollar “concep-
tos comprensivos” a partir de los elementos específicos que se estudian. No
obstante, según McCutcheon [1995:289], esta posición es complicada pues-
to que la categoría de “religión” es un concepto demasiado amplio para
ser científico y empleado sólo como instrumento conceptual es demasiado
estrecho para ser tomado en serio [ibid.:287].10 Por mi parte, las observacio-
número 55, septiembre-diciembre, 2012
8
Una religión (como el cristianismo, el budismo, el islam o el hinduismo) es históri-
ca cuando sus “dogmas primordiales descansan en acontecimientos” [Bloch, 2006
(1949):35]. Recuérdese, por ejemplo, el credo de los católicos, “Jesús murió en una cruz
[…] en tiempos de Poncio Pilatos […]” [ibid.].
9
“La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es ésta: Visitar los huérfanos y
las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo” [Epístola de
Santiago 1, 27]. Lo que para Frazer encierra esta cita es “el ideal ético, notablemente
inculcado ya desde los profetas hebreos, de la bondad y santidad de Dios y del deber
de los hombres de asemejarse a éste” [Frazer, 2006 (1890):77].
10
En México, Elio Masferrer, basado primeramente en Geertz, ha propuesto la definición
de religión como un “sistema conceptual, mítico, simbólico y ritual que se plantee en
términos de verdades absolutas, operando sin necesidad de verificación o si la reclama
es en realidad un proceso de verificación, que se verifica a sí mismo, un esquema tau-
Religión o praxis religiosa en el mundo indígena. El caso rarámuri del Alto Río Conchos 53
tológico” [Masferrer, 2009:14]. Dejo de lado esta definición, ya que se trata de una que
este autor propone para, como él mismo dice, “sociedades complejas […] sociedades
de masas” [ibid.].
11
La crítica literaria positivista del siglo xix hizo una distinción entre la denotación y
la connotación. Sólo la denotación era cognitiva y, por ende, constituía el objeto del
cuestionamiento semántico; la connotación era considerada extrasemántica porque
abarcaba evocaciones emotivas y no tenía un valor cognitivo. Paul Ricoeur criticó esta
postura con su teoría de la tensión de la metáfora [Ricoeur, 2006:10]. Siguiendo a este
autor, considero que la connotación lleva a múltiples significados que dicen siempre
cosas distintas sobre la realidad y, al mismo tiempo, que la connotación remite a signi-
ficados distintos. La connotación, así, tiene valor cognitivo, no simplemente emotivo.
54 Abel Rodríguez López
12
Este autor señala, además, que “en el sistema de ideas rarámuri no hay condenación
ni sufrimiento eterno” [Merrill, 1992a:172].
Religión o praxis religiosa en el mundo indígena. El caso rarámuri del Alto Río Conchos 55
gación es algo distinto. Es este último sentido al que quiero referirme. Si-
guiendo de cerca al filósofo vasco Xavier Zubiri (1898-1983), entiendo que
la religión es el resultado de una particular interpretación cultural, social
e histórica de la religación.13 De este modo, entendemos que la religión no
es un hecho universal, y tampoco atemporal. La religión es un hecho cul-
tural e histórico, pero ¿qué es la religación? La respuesta está en el modo
de inteligir humano. El hombre es un animal que se enfrenta a las cosas
como reales, no como a simples estímulos al modo del animal no humano.
El hombre es un animal (aprehensor) de realidades en el que sentir e inte-
ligir no conforman una dicotomía [Zubiri, 1984:75]. Desde este punto de
vista, lo más radical de la inteligencia humana no es concebir, conceptuar,
desvelar o razonar [Husserl, Heidegger]; es la actividad sentiente [Zubiri,
1986:35]. En tanto que el proceso de inteligir comienza en el sentir, tanto
el logos como la razón son actualizaciones de lo primeramente aprehendi-
do en los sentidos [Zubiri, 1984, 1995]. Este hecho nos ubica en los niveles
prelógicos y preconceptuales de la inteligencia, pero no niega que las co-
sas sean también representaciones; es decir, que las cosas estén en el nivel
del concepto o del “ser”. Se trata del primer nivel de la realidad que los
perspectivistas han criticado a otros haber pasado por alto. Esta manera de
entender la inteligencia nos permite atender primeramente las relaciones
que constituyen a las entidades que forman nuestro universo, y las cuales,
de acuerdo con Descola [2001:120], “sólo tienen significado e identidad a
13
El intento por deconstruir el concepto religión a partir de los planteamientos de un
filósofo europeo tiene su razón de ser. Si bien Zubiri estudió en Alemania y se vio
influido por la fenomenología enseñada por Husserl y Heidegger, él también fue es-
pecialista en lenguas semíticas [Corominas y Vicens, 2006]. Como lo ha demostrado
la traducción de la escritura cristiana, estas lenguas y las lenguas indoamericanas son
número 55, septiembre-diciembre, 2012
mucho más afines que estas últimas y aquéllas de origen indoeuropeo [Ricardo Ro-
bles, teólogo, traductor del ritual rarámuri de semana santa de Pawichíki, comuni-
cación personal, 2009]. A partir de la terminología del arameo, por ejemplo, Zubiri
reformula una serie de categorías propias de la filosofía occidental. Por otra parte, si
tomamos en cuenta que la estructura gramatical de una lengua transmite, además, una
estructura mental particular, entonces tenemos un motivo más para emplear a Zubiri
como sustento de nuestra crítica. Una de las mayores similitudes entre las estructuras
mentales del mundo semítico y el mundo indoamericano es la unidad materia-espí-
ritu, contraria a la dicotomía creada en la filosofía occidental a partir de Platón con el
mundo de las ideas y el mundo material, enfatizada por Descartes en la concepción
dicotómica del mundo en la que sobresale la clara distinción sentidos y razón. Una
visión dicotómica que es posible palpar en las antropologías ideacionalistas, aquellas
que renuncian a integrar el comportamiento humano en su concepto de cultura y con-
ciben que únicamente las ideas y estructuras profundas del cerebro crean la cultura.
Religión o praxis religiosa en el mundo indígena. El caso rarámuri del Alto Río Conchos 57
través de dichas relaciones puesto que éstas son anteriores a los objetos que
conectan”.14 Así, por su particular modo de inteligir, el ser humano está
envuelto y al mismo tiempo posibilitado por la realidad que lo rodea. Es en
la realidad y sólo en ésta donde el hombre encuentra las posibilidades de
realización personal y colectiva. En el transcurso de su vida, el hombre está
“dominado” por su realidad circundante; es lo que contiene la expresión
“la realidad se impone”, y es en este sentido que el ser humano está radical-
mente religado a la realidad [Zubiri, 2003 (1984):93]. El hecho se manifiesta
en el “poder” que la realidad ejerce sobre el hombre [ibid.:96-98]; es decir, en
las posibilidades que ésta dona al hombre y por las posibilidades que éste
es capaz de abrir en ella. En medio de su sistema de posibilidades, los re-
cursos que ofrece la realidad, el ser humano se ve forzado a proyectar y, en
ello, constantemente a elegir y a optar; a constituirse y, al mismo tiempo, a
construir un modo particular de comprender su relación con lo real (con lo
“otro” y con los “otros”). En cualquiera de sus actos, consciente o incons-
cientemente, el hombre está apoyado en la realidad y a su vez la realidad
lo impele. A decir de Zubiri, “sólo en y por este apoyo puede la persona
vivir y ser: es el fenómeno de la religación”. La persona está vinculada a las
cosas y es dependiente de ellas pero, más aún, está constitutiva y formal-
mente religada al poder de lo real, “el cual constituye eo ipso la fundamen-
talidad misma de la vida personal” [ibid.:128] y social.
La realización del hombre, y con ello de toda expresión cultural, pues
está posibilitada e impelida en última instancia por la realidad histórica y
social y, en este sentido, “la realidad es fundamento de la realización hu-
mana” [ibid.:107]. La plasmación o interpretación y lectura (no relectura),
que históricamente las distintas sociedades han hecho de este fundamen-
to de su realidad, se ha traducido, por ejemplo, en los distintos tipos de
arte, de generación del conocimiento o en la diversidad de perspectivas número 55, septiembre-diciembre, 2012
religiosas como productos de procesos históricos y sociales. No obstante,
la interrelación de las distintas sociedades, la plasmación e interpretación,
aun absorbiendo elementos externos, conserva siempre una “personali-
dad social” que se manifiesta en una praxis. ¿Cómo explico a otros lo que
aprehendo? La realidad primeramente se aprehende y posteriormente es
actualizada, y es en este proceso cuando el humano considera ciertos as-
14
A pesar de cierta concordancia de pensamientos, Descola considera el suyo como una
fenomenología estructuralista. Zubiri, en cambio, aunque en el terreno filosófico es-
trictamente, al darle valor a las estructuras noérgicas de la intelección (sentir activo) y
al ir en contra de la logificación de la inteligencia y la entificación de la realidad podría
ser considerado como la base de una antropología postfenomenológica.
58 Abel Rodríguez López
90, 95, 98, 122, 129].15 Hacerse cargo de su realidad corresponde al ser hu-
mano. La praxis es actividad pero también es realización y transformación.
En el nivel antropológico esto se traduce en la construcción de la propia
persona como sujeto y como cultura y sociedad. Pero en la construcción
social, ¿todo acto es praxis? Si la praxis humana es “hacerse cargo de su
realidad”, entonces el hombre está comprometido en su realización y trans-
formación como sujeto personal y social. La praxis considerada aquí no es
la simple unidad práctica-teoría sino aquello que une ambas dimensiones
15
“Ante todo, es la habitud fundamental del hombre, enfrentamiento sentiente unitario
con la realidad, enfrentamiento que incluye no sólo la dimensión intelectiva, sino tam-
bién la sentimental y la volitiva” [Dávalos Sánchez, 1998:91].
Religión o praxis religiosa en el mundo indígena. El caso rarámuri del Alto Río Conchos 59
16
En este sentido, y haciendo énfasis en el carácter dialéctico de la praxis, otro autor
afirma que ésta “es tanto la actividad objetiva del hombre, transformadora de la na-
turaleza y donadora de sentido humano al material natural, como la formación de la
subjetividad humana, en la creación del sujeto humano, en la cual los aspectos existen-
ciales se presentan como parte de la lucha por la realización” [Kosik, 1967:242-243].
60 Abel Rodríguez López
tanto a las particularidades como a las influencias que una cultura puede
aceptar en su sistema de prácticas y creencias. Por lo tanto, praxis religiosa
es un concepto que remite a las relaciones que se forman y explican la cons-
trucción de la perspectiva religiosa de los rarámuri del Alto Río Conchos
como una formulación de creencias, ritos y ceremonias, plasmada dentro
de una historia y contextos particulares en conflicto y convivencia con otras
visiones afines en el pasado (tepehuanes, pimas, guarijíos, apaches, etc.),
con el cristianismo en su versión católica (siglos xvii-xx) y, más actualmen-
te, en algunos casos, con algunas de sus versiones protestantes (evangéli-
cos, testigos de Jehová, bautistas, etcétera).
En la primera casa estaban Juan bautista, las serpientes y otros animales con
mucha agua. En la segunda casa, estaban Jesucristo y las almas de los antiguos
rarámuri, no hay de los mestizos. Allí está muy bonito, hay muchas flores y
cada quien tiene su casa, como aquí, pero está más bonito que aquí. En la terce-
ra casa viven los que dicen los rarámuri que son Padre y Madre [sol y luna], y
las almas de los rarámuri que no han nacido pero ese no lo vi, sólo sé. Y así, me
paseó. Luego volvimos otra vez a mi casa…17
número 55, septiembre-diciembre, 2012
17
Fragmento de registro, transcripción y traducción, ARL, en Narárachi, Chih. 06-01-07
[Rodríguez López, 2010:154].
Religión o praxis religiosa en el mundo indígena. El caso rarámuri del Alto Río Conchos 61
Es bueno que se escuche decir estas palabras a los hijos del que es Padre y de la
que es Madre […] el niño que se llama Jesús, que anduvo antes aquí en la tierra
anduvo aconsejando […] anduvo en el mundo aconsejando […] ciertamente
fue muy grande por eso ahora es muy fuerte nuestra curación […] así nosotros número 55, septiembre-diciembre, 2012
como doctores tratamos de cuidar […] a los hombres que despiertan con frac-
turas o con ceguera, por soñar con un fallecido. Pasando la mano el que cura,
18
Biré apóstolo ko a cheware biré wa’rura mayora piónawara. A ripúnare watoná nakachí ru.
Jesusi ko je anere: Arewesi. Ké tasi echi regá orasi. We chachere rejói nakárachi. Ku sa’were pa
[ibid.:216 y 170].
19
Nejé binói wé échi nikúroame júku, Onorúame juráruame [ibid.:28].
20
esucristo ko, ábe ga’rá oragá simírore jéna wichimóbachi, ga’rá botánaka rarámuri mápu re’ré
betéame banisútua eyéne, chakéna yúroga, ga’rá ówea eyéne nayúame, rarámuri ruyegá bené-
rire chó…
62 Abel Rodríguez López
en los ojos del enfermo, lo hace sentir bien de salud… [registro de Bonfiglioli,
2002; transcripción y traducción, arl, 2009].21
Conclusiones
número 55, septiembre-diciembre, 2012
21
Ga’rá ju mapuregá aníchani jepuná risóa areke, jepuná risóa onorúame kúchuwara Eyerúame
risóa… towí Jesusi reweame, mapuregá iyénari ki’ya wichimóba risóa niráa… aberá ‘ne wa’ru-
ra niráa iyénari tu… echikó che rapé iwéame iyéni tamú sipáara ru mapu reká tamú rejoy jenaí
rotóri niráa… rejoy í tibuame bané, echiko ya busurébuna i’siitu, bire na’pokame ku kareweika,
bire busikachí, biré mukúame. Biré seká semeroka busuchí tu, ku ga’rá owíiniti tu bané echirigá
ko nimi riiru…
Religión o praxis religiosa en el mundo indígena. El caso rarámuri del Alto Río Conchos 63
Imágen 1.
22
Mi postura es contraria, además, a la teoría del sincretismo, fundamentalmente por-
que a este punto de vista le subyace la categoría de diálogo. La historia, y mis datos
64 Abel Rodríguez López
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número 55, septiembre-diciembre, 2012
Afinidad biológica a través de
la morfología dental de dos
muestras de la Península de Yucatán,
México
Martha Pimentel Merlín
Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales, unam
Alfonso Gallardo Velázquez
Centro inah Yucatán
Héctor Cisneros Reyes
Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación, unam
Abstract: This paper presents the results obtained from an anthropolgical dental analysis carried
out on two contemporary samples obtained from the Yucatan Peninsula, Mexico; to do this, first,
the Average Divergence Measurement between the two samples was taken, then, applying the
same methodology, a comparative analysis was carried out on several populations worldwide,
along with a multivariate analysis of multidimensional scaling, which provided results that
demonstrate that the Yucatan populations, although very similar to each other, registered a
differing level of mixed-race European influence, given that the locality of Xpujil, in the Southern
part of the Yucatan Peninsula, demonstrates a lower grade of European influence compared
with the average, thus supporting the position that throughout the contemporary history of
the Mexican Republic, the mixing process has been unequal in different regions of the national
territory and that the most (geographically) marginalized populations have seen lower levels
of mixing, thus demonstrating that the ancestral Mesoamerican gene pool has —to a certain
extent— been maintained.
zado lo que hoy conocemos como continente americano hace 25 000-15 000
años [Schurr y Sherry, 2004; Kemp et al., 2007; Tamm et al., 2007; Achilli
et al. 2008; Fagundes et al., 2008; Kitchen et al., 2008] se vieron enfrentados a
los europeos a finales del siglo xv y poco tiempo después a las poblaciones
traídas de África en calidad de esclavas por los mismos europeos.
Este proceso de mestizaje ha sido estudiado por la antropología física
tomando en cuenta la variabilidad en los rasgos fenotípicos que se mani-
fiestan dentro de las poblaciones humanas. Ahora bien, a estas caracterís-
ticas se las ha investigado con el propósito de conocer sus determinantes,
ya sea que se presenten en una variación continua o en una gradación. De
hecho, sabemos que todas las características fenotípicas del ser humano,
tanto externas como internas, muestran una variabilidad en la expresión
Afinidad biológica a través de la morfología dental de dos muestras 71
Tabla 1.
Rasgos observados
Maxilar Mandíbula
6 Tubérculo dental (pis, sis, cs) 26 Patrón de los surcos (pmi, smi, tmi)
7 Cresta mesial del canino (cs) 27 Número de cúspides (pmi, smi, tmi)
Desviación en el pliegue
8 Cresta distal accesoria (cs) 28
(pmi, smi, tmi)
Cúspide de carabelli
15
(pms, sms, tms)
Se calcularon las frecuencias de aparición para cada uno de los rasgos con-
siderando lado izquierdo y derecho, posteriormente se eligieron los dien-
tes antiméricos que presentaban el mayor grado de ausencia o presencia
del rasgo observado. Una vez hecho esto, se procedió a elegir los dientes
focales y se les asignó el punto de corte más adecuado para registrar en-
tre presencia y ausencia en cada comparación realizada; esto se debe a
número 55, septiembre-diciembre, 2012
que los diferentes investigadores en sus publicaciones (de las cuales se to-
maron los datos para comparar con otras poblaciones extracontinentales)
establecen distintos grados como mínima manifestación para que éste sea
considerado como presente o ausente; así también, la exigencia de que los
rasgos sean dicotómicos se debe a un requisito para poder calcular las mmds
y sus varianzas [Sjovold, 1977]; los puntos de corte que fueron utilizados
en cada una de las comparaciones se pueden ver en la tabla 2. Este proce-
dimiento se realizó en 13 rasgos, ya que los trabajos publicados por otros
autores con los que serían comparados los nuestros contaban con sólo ese
número de rasgos con posibilidad de contrastar. En esta tabla también
se pueden apreciar las frecuencias de presencia/ausencia de estos rasgos
para la series de Xpujil y de Mérida (facultad).
Afinidad biológica a través de la morfología dental de dos muestras 77
Tabla 2.
Rasgos y frecuencias utilizadas para elaborar las mmds
% Presencia /Ausencia
Punto de
Rasgo Diente focal
corte Facultad Facultad Xpujil Xpujil
n k n k
Pala PIS += 2-6 76 45 100 68
Tubérculo
SIS += 1-6 60 39 77 48
dental
Canino
CS += 1-3 93 12 94 6
bosquimano
Cresta dental
CS += 1-5 76 69 96 90
accesoria
cúspide 5 PMS += 1-5 78 9 91 19
Carabelli PMS += 2-7 94 41 104 49
Hipocono SMS += 0 98 15 105 30
PPS, SPS,
Odontoma += 1 92 4 105 2
PPI y SPI
Cúspides
SPI += 2-9 94 43 102 24
linguales
Cúspide 6 PMI += 6 75 53 78 45
Cúspide 7 PMI += 1-4 75 8 101 7
Patrón
SMI += Y 69 11 90 4
oclusal
Molar
SMI += 4 75 6 101 14
tetracúspide número 55, septiembre-diciembre, 2012
No hay que olvidar que las mmd nos proveen de una estimación de la
divergencia biológica entre las muestras comparadas con base en el grado
de similitud fenética para todos los rasgos utilizados; así las mmd calculadas
para cada par de muestras son una medida de similitud/disimilitud; por
tanto, los valores bajos de las mmd indican una gran afinidad biológica
entre las muestras, y viceversa. Para determinar si las muestras divergen de
manera significativa una de otra, se compara cada mmd calculada con su
desviación estándar; si la mmd es mayor a 2 desviaciones estándar, enton-
ces la hipótesis nula de que la población uno es significativamente similar a
la población dos (P1=P2) es rechazada a un nivel de significancia del 0.03
[Sjovold, 1977; Greene, 1982].
78 Martha Pimentel Merlín • Alfonso Gallardo Velázquez • Héctor Cisneros Reyes
Tabla 3.
Matriz de distancias entre la Facultad de Medicina,
Xpujil y otras poblaciones
Tabla 4.
Matriz de distancias entre México (mex) y otras poblaciones
Los datos de la tabla 4 nos muestran que las poblaciones menos diver-
gentes y menos disímiles fenéticamente con mex son los sundadontes en
primer lugar (no hay que olvidar que los valores bajos de las mmd indican
una gran afinidad biológica entre las muestras, y viceversa); posteriormen-
te, son los granadinos y los europeos; para alcanzar la distancia mayor con
el grupo de los sinodontes, hay que recordar que los sundadontes son los
grupos ubicados en Nueva Guinea, Australia y Melanesia, lo cual es de
llamar la atención, ya que se esperaría que se unieran con los sinodontes
que han sido identificados como poblaciones de Siberia y América. En la número 55, septiembre-diciembre, 2012
figura 1 vemos el resultado del análisis multidimensional correspondiente
y podemos apreciar espacialmente la ubicación de mex con respecto a los
sundadontes, los granadinos, los europeos y los sinodontes.
Estos resultados un tanto extraños nos llevaron a considerar nueva-
mente a las muestras yucatecas de manera separada con el propósito de
verificar si se producía el mismo efecto en cada una de ellas y cotejar si
las semejanzas o disimilitudes fenéticas se modificaban. Advertimos de ese
modo, en la tabla 3, y dejando a un lado por el momento la semejanza
probada estadísticamente entre las muestras de la facultad y Xpujil, que la
muestra de la facultad es menos diferente, en primera instancia, con respec-
to a la muestra que corresponde a los granadinos; en segundo término, con
la de los europeos, y en tercer orden, con la perteneciente a los sundadon-
80 Martha Pimentel Merlín • Alfonso Gallardo Velázquez • Héctor Cisneros Reyes
Figura 1.
Análisis multidimensional (mex)
Modelo de distancia euclídea
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Dimensión 2
Dimensión 1
Afinidad biológica a través de la morfología dental de dos muestras 81
Figura 2.
Análisis multidimensional (facultad)
Dimensión 1
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Abstract: The influence of linguistics has been of great importance in the development of
ethnomusicology and musicology, accompanying them from the beginning. The application of
theories, methods and concepts, in linguistic and musical studies began in the mid-20th Century,
contemporary to the growing tide of structuralism. However, there are few specialists who dominate
both these fields of study, which gave rise to a conceptual confusion, or rather, the readings applied
to the said concepts are relegated, given that they seemed sophisticated from a methodological
point of view. Due to the above, the objective of this paper is to present three research projects, by
way of a brief overview, that link linguistics and music, breaking down the most basic elements in
both disciplines in such a way as to make them understandable for both linguists and musicians,
and any others interested in the theme. This article is part of a literature review that presents
concepts and theories of the language used in music research developed in Mexico from 1985, the
year in which the career of Ethnomusicology was created in the Universidad Nacional Autónoma
de México (unam), until 2009, demonstrating that structuralist linguistics may be used as a
starting point for ethnomusical studies in our country.
Introducción
Cuadro 1.
Algunos elementos de la lingüística que utilizaron los
investigadores de los trabajos analizados
Autor que la
Concepto Definición musical
define
Signos armónicos
Signo
(acordes dotados de un “significado funcional Pedro Ayala
musical
diferente”).
Signos audibles a estudiar; pueden ser musicales
Arturo
o no-musicales, tomados como vehículos de
Chamorro
significado que representan la vida nativa.
Sintagma Combinación de signos musicales. Rafael Figueroa
La relación sintagmática se establece cuando en
un conjunto de acordes pertenecientes a una
clasificación paradigmática diferente se asocian Pedro Ayala
para formar progresiones, es decir, sintagmas
armónicos con sentido musical pleno.
Relación paradigmática
Acordes que se relacionan de acuerdo con el
parecido o igualdad de su estructura interna, y a la
sensación constante o disonante de su brillantez
Paradigma Pedro Ayala
u opacidad, alegre o triste, dinámico o estable,
de tensión o distensión, agitación o reposo; se
asocian, clasificándose en mayores, menores,
disminuidos, aumentados, etcétera.
La clase paradigmática, o paradigma, se constituye
por unidades que pueden presentarse en un sitio Lizette Alegre
concreto de una secuencia musical.
Combinación de sonidos e intervalos armónicos
Significante Pedro Ayala
que son perceptibles por el oído.
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Cuadro 1. (Conclusión)
Autor que la
Concepto Definición musical
define
Lexema del acorde
Por tener “significación funcional”, es el intervalo
de quinta justa del acorde que se forma entre la
Lexema quinta y la fundamental de los acordes Mayores Pedro Ayala
(M) y menores (m), ya que este intervalo no puede
variar sin que la estructura y significación funcional
de los acordes se altere también.
Sintaxis armónica
Estudia la coordinación y unión los acordes para
formar progresiones (sucesión de dos o más
acordes) es decir, el orden lineal de aparición
Sintaxis de los acordes dentro de las progresiones, la Pedro Ayala
agrupación de acordes dentro de las categorías
sintácticas y la estructura jerárquica mediante
las que se organizan las progresiones armónico-
tonales.
Progresión
Estableciendo una equivalencia con el enunciado,
Enunciado Pedro Ayala
la progresión se define como la mínima sucesión
armónica con sentido completo.
Unidad Equivalente a la unidad fonemática lingüística,
distintiva está constituida por una señal melódica mínima,
pertinente, definida por su contraste pertinente en relación Lizette Alegre
o con otras señales del mismo tipo, que en su
fenómeno conjunto constituyen una escala musical.
Conjunción de las formas extremas que adopta
Unidad un patrón rítmico (las que han sido totalmente Rolando Pérez
diacrónica binarizadas y las que no han experimentado Fernández
ninguna transformación binaria). número 55, septiembre-diciembre, 2012
Cuadro 2.
Algunos conceptos utilizados en las metodologías de los
trabajos analizados
Autor que la
Concepto Definición musical
define
Presentación científica de la música de
otras culturas y la ejecución activa y aun
de composición en el idioma musical de
Bimusicalidad Mantle Hood
otra cultura como medio para aprender
los elementos esenciales de su estilo y
comportamiento musicales.
Procedimiento que consiste en dividir una
Segmentación secuencia musical en unidades discretas. El Lizette Alegre
segmento es el resultado de esta operación.
Operación que prueba la identidad de
los elementos de un paradigma, es decir,
su capacidad de entrar en las mismas
Conmutación Lizette Alegre
construcciones, para ser sustituidos unos por
otros. La conmutación es posible cuando existe
una clase de equivalencia.
Dos o más elementos de un paradigma
Clase de
que presentan las mismas propiedades Lizette Alegre
equivalencia
distribucionales.
La repetición no es exactamente igual, sino
que cada repetición añade algo nuevo y que
Rafael
Repetición las partes nuevas no sean tan nuevas como
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Figueroa
para que sean inconexas con lo que ya sucedió
anteriormente en el discurso musical.
Repetición significa identidad entre segmentos
repartidos en diversos sitios de una cadena Lizette Alegre
sintagmática.
Una disposición jerárquica de categorías,
Organizaciones
donde se guardan entre sí relaciones de Fernando
semánticas de
inclusión y contraste, y estas categorías no son Nava
tipo taxonómico
permutables ni vertical ni secuencialmente.
Lingüística e investigación musical en México 95
codificación teórica derivada del uso práctico del mismo [Ayala, 2007:4].
Primero, Ayala define la música como un medio de comunicación y argu-
menta sus propiedades como lenguaje cotejando las propiedades generales
del lenguaje que formula Charles F. Hockett en su Curso de lingüística
moderna, comparando en un cuadro la lengua1 y la música:
Cuadro 3.
Algunos rasgos que propone Hockett sobre el lenguaje y la
lengua aplicados a la música, según la propuesta de Pedro Ayala
[Ayala, 2007:22-24]
2
Aplicación en la música
Rasgo En la lengua
(lo que propone Pedro Ayala)
1
Ayala considera que Hockett maneja los conceptos del lenguaje, lengua y sistema de
comunicación como si fueran sinónimos, ya que no especifica con exactitud a qué
grado del lenguaje son aplicados estos rasgos. Sin embargo, Ayala piensa que es evi-
dente que estas características son propias no sólo del lenguaje sino de la lengua como
sistema de comunicación, pues se pueden aplicar a cualquier lengua, pero no a todos
los lenguajes ni mucho menos a todas las formas de comunicación [Ayala, 2007:24].
2
Se entiende por denotación a la operación mediante la cual determinamos por medio
de un enunciado (normalmente una unidad léxica) a cada uno de los objetos y concep-
tos de la realidad extralingüística, con el fin de distinguirlos de los demás, haciendo
referencia al mundo físico y al de la experiencia humana. La connotación se opone a la
denotación, ya que esta última consiste en todo lo que puede evocar, sugerir, implicar
de una forma clara o vaga en cada uno de los hablantes individualmente, es decir, los
valores de tipo expresivo, propios de la vida emotiva [Ayala, 2007].
Lingüística e investigación musical en México 97
Cuadro 3. (Conclusión)
3
La doble articulación se refiere a que el lenguaje humano se manifiesta en dos planos
diferentes, en donde cada una de las unidades que resultan de una primera articula-
ción es a su vez articulada en unidades de otro tipo. La primera articulación es aquella
con arreglo a la cual todo hecho de experiencia que se vaya a transmitir se analiza
en una sucesión de unidades, dotadas cada una de una forma vocal y de un sentido
[Martinet, 1984:20]; es decir, son unos pocos miles de morfemas no muy específicos,
número 55, septiembre-diciembre, 2012
con los cuales es posible forjar una infinidad de comunicaciones diferentes, por ejem-
plo, florero se compone de la raíz flor y el sufijo -ero, al igual que frut-ero. La segunda
articulación es el análisis de unidades sucesivas más pequeñas, cada una de las cuales
contribuye a distinguir las unidades lingüísticas; es decir, es la combinación de pocas
docenas de fonemas con lo que se distinguen todos morfemas (Martinet, 1976). Por
ejemplo, en la raíz flor, que en la primera articulación es una unidad dotada de signifi-
cado, está a su vez articulada en elementos menores carentes de significados, es decir,
en fonemas: /f/, /l/, /o/, /r/.
4
Trubetzkoy explica que la idea de diferencia supone la idea de oposición. Por lo tanto,
la función distintiva sólo puede ser desempeñada por una particularidad fónica en
la medida en que sea término de una oposición fónica. Las oposiciones fónicas que
en la lengua de que se trata pueden diferenciar las significaciones intelectuales de
dos palabras serán llamadas fonológicas, o fonológicamente distintivas [Trubetzkoy,
1973:29].
Lingüística e investigación musical en México 99
Cuadro 4.
Equivalencia entre las unidades lingüísticas y las unidades
armónicas en cada uno de los niveles, según la propuesta de
Pedro Ayala 1
Nivel de
Concepto lingüístico Concepto musical
estudio
Gramema
Intervalo gramema
Morfema variable que comple-
Es el intervalo de 3a y el de 7a
menta la significación del lexema.
Morfología del acorde, y que influye en la
El gramema indica accidentes
sonoridad de los acordes [Ayala,
gramaticales (por ej., número y
2007:55-56].
persona)5 [Ayala, 2007:54-55].
Categoría gramatical armónica
En la armonía tonal no hay signi-
Categoría gramatical ficado conceptual, por lo que las
Es la clasificación de las palabras categorías gramaticales se deter-
tomando en cuenta su función minan únicamente por su función
gramatical y su significado; de dentro de las progresiones. Las
la significación deriva la función categorías son las siguientes: tó-
dentro del sintagma (sustanti- nica (I grado), supertónica (II gra-
vos, adjetivos, adverbios, prepo- do), mediante (III grado), subdo-
siciones, conjunciones)6 [Ayala, minante (IV grado), dominante (V
Sintaxis 2007:62]. grado), superdominante (VI gra-
do) y sensible (VII grado) [Ayala,
2007:63].
Acordes de enlace
Acordes que tienen como fun-
Palabras nexos o de enlace
ción unir acordes y progresiones.
Palabras cuya función es la unión
Se considera que el grado cuya
de palabras y sintagmas [Ayala,
función se limita a ser acorde de
2007:68-69].
paso o nexo es el III grado [Ayala, número 55, septiembre-diciembre, 2012
2007:68-69].
5
Suponemos que el autor se refiere a los morfemas flexivos.
6
El autor se refiere a la categoría gramatical entendida como categoría léxica, que hace
referencia a cada una de las clases en que se agrupan las palabras tomando como base
sus propiedades morfológicas, sintácticas y semánticas, es decir a una clase o grupo
de elementos que cumplen una misma función o una función similar en una lengua
determinada, y no entendida como las partes de una oración [Richards et al., 1997].
100 Yasbil Y. B. Mendoza Huerta
El canto y el habla
Cuadro 5.
Construcción de los tres verbos con el formativo -mskurhi
7
En morfología, se identifica como base a la unidad morfológica, de complejidad varia-
ble (puede ser raíz, un tema complejo o compuesto, una palabra), que sirve de soporte
inmediato para un proceso de formación de palabras. El formativo es cualquier elemen-
to constitutivo de una cadena, que puede ser morfológico, léxico o sintáctico, y que
en este caso es un morfema constituyente de una palabra verbal. El juego de flectivos
se refiere al conjunto de morfemas flexivos. La flexión es un proceso morfológico que
consiste en la modificación de las palabras mediante la adjunción de morfemas flexi-
vos, es decir, de afijos con significados o valores gramaticales (tiempo, modo, aspecto,
persona, género, número). A diferencia de la derivación, la flexión está generalmente
determinada por las relaciones sintácticas que se establecen entre palabras (como la
concordancia), y la adjunción del morfema no da como resultado una nueva unidad
léxica [Alcaraz y Martínez, 1997].
102 Yasbil Y. B. Mendoza Huerta
Cuadro 6.
Fragmento de “Tatsúnharhikua Xunhápiti”
[Nava, 1995:483]
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Cuadro 7.
Diferencias de estructura morfológica entre el texto del habla
y del canto en el fragmento de la canción “Tatsúnharhikua
Xunhápiti”
júrhaskakin juánguchínia
Primero Jurhásïkakini juánguchini ia, mále
mále
Tatsúnharihikua xhunhápitini
tátsunharhik xúnhapítin ménhar
Segundo ménhari jimbóka xáni uandákua
jimbok xán uandák__ axáj
axájka
ka nóchkakini ísï jupirinha ka nochkakin ís jupírinh
Tercero
juánguchini ia, mále juánguchínia mále
méntku jimbóri t’u xáni uandákua
Cuarto mentk jimbor t’u xán uandák áxaj
axájka.
Cuadro 8.
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Cuadro 8. (Conclusión)
Los estudios entre habla y canto, como el presente, son un gran tema
de estudio de la lingüística, y dan pie a preguntarse hasta dónde la música
influye sobre la lengua poética (rítmica o melódicamente), o si el habla in-
fluye en la creación musical. Con este artículo, Fernando Nava nos invita a
vincular un estudio lingüístico aplicado a la literatura cantada, sistemati-
zando y clasificando los tipos de “producción oral”, es decir, todo lo que se
encuentra entre el habla y el canto.
8
El vinuete es un género musical de la región de la Huasteca potosina, que está asociado
con el culto a los difuntos por su empleo en los rituales de Angelitos, Velación de Cruz y
Xantolo [Alegre, 2005].
Lingüística e investigación musical en México 105
9
La dicotomía paradigma/sintagma que establece Saussure en su Curso de lingüísti-
ca general explica que las relaciones sintagmáticas son las relaciones que las palabras
contraen entre sí, en virtud de su encadenamiento, fundadas sobre la posibilidad de
número 55, septiembre-diciembre, 2012
pronunciar dos elementos a la vez, los cuales se alinean unos detrás de otros en la ca-
dena del habla. Situado en un sintagma, un término adquiere su valor sólo porque se
opone al que precede o al que sigue, o a los dos. En cambio, las relaciones asociativas
o paradigmáticas, agrupan elementos que son equivalentes o comunes, es decir que
unen términos en una serie mnemónica virtual [Saussure, 1918:173].
10
El adjetivo discreto es un término tomado de la matemática, que se aplica en lingüística
con el significado de discontinuo, separado, dividido, al hablar del signo lingüístico y de las
demás categorías lingüísticas, y se opone, por tanto, a continuo [Alcaraz y Martínez,
1997]. Martinet explica que el hablante necesariamente deberá elegir entre una u otra
interpretación; por ejemplo, entre decir pino y vino no se puede concebir una realidad
lingüística que no sea que no fuera del todo /p/ o fuera casi /b/. Las unidades discre-
tas son, pues, aquellas cuyo valor lingüístico no resulta afectado en nada por variacio-
nes de detalle determinadas por el contexto o por circunstancias diversas [Martinet,
1984:34-35].
106 Yasbil Y. B. Mendoza Huerta
(rítmico) y la melodía (lo que marca el violín)11, por lo que se dio a la tarea
de buscar lo que llamó rasgos idiosincráticos, que son estructuras musica-
les que están presentes con relativa frecuencia y que coadyuvan a la defi-
nición identitaria del vinuete. El objetivo de este análisis no es encontrar
características específicas de cada pieza del repertorio ni determinar la gra-
mática que subyace al código, sino señalar aspectos comunes o genéricos
del vinuete [Alegre, 2005:114].
Se examinaron como rasgos pertinentes el rasgueo12 y la melodía, que
fue dividida a la vez en altura y ritmo. La armonía y el timbre (del trío huas-
teco) no se incluyó dentro del análisis debido a que, según los músicos, no
es un rasgo que identifique particularmente al vinuete [Alegre, 2005:118].
El procedimiento de análisis para cada uno de los elementos (rasgueo,
altura y ritmo) se rigió por el criterio de repetición: “repetición significa
identidad entre segmentos repartidos en diversos sitios de una cadena sin-
tagmática” [Ruwet en Alegre, 2005:119].
Después del análisis se compararon los resultados y se clasificaron en:
paradigmas de melodía, que se dividen en: a) paradigmas de ritmo y b) pa-
radigmas de altura. Y se tomó como base si los vinuetes tenían un compás
de 2/4 o de 6/8.
Posterior a este exhaustivo análisis paradigmático, Lizette Alegre con-
cluye que el repertorio de vinuetes se conforma en dos grandes grupos
fuertemente diferenciados por el tipo de rasgueo que emplean y por la con-
figuración rítmica de la melodía, en donde existe una superioridad numéri-
ca de repertorios de vinuetes en 2/4 sobre el de 6/8; en general, los músicos
cuando hablan del vinuete en términos genéricos apelan a las característi-
cas del conjunto del 2/4, y lo señalan como de carácter “típico”.
A pesar de que la autora aclara que el objetivo de su análisis no era
encontrar características específicas de cada pieza del repertorio ni deter-
número 55, septiembre-diciembre, 2012
11
El vinuete se interpreta con el violín, que ejecuta la línea melódica, y con la jarana
huasteca y la guitarra quinta huapanguera, que acompañan la melodía con una base
rítmico-melódica. A esta agrupación musical se le denomina trío huasteco.
12
El rasgueo es un estilo de ejecución que consiste en rasguear la cuerdas, es decir, rozan-
do varias cuerdas del instrumento a la vez con las puntas o con las uñas de los dedos
[Real Academia, 1992].
Lingüística e investigación musical en México 107
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Pensar
118 Oliver Victoria Castillo
Conversar
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Pisar
10 Verbos sobre la lepra, tercer lugar, XXX Concurso de Fotografía Antropológica 119
Amar
número 55, septiembre-diciembre, 2012
120 Oliver Victoria Castillo
Ser observado
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Dossier
Francisco de la Peña
Escuela Nacional de Antropología e Historia, inah
Renée de la Torre
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Antropología Social-Occidente
Francisco de la Peña
Escuela Nacional de Antropología e Historia, inah
Abstract: The prophecies associated with awaiting a radical change in society are an important
component within the belief system of the component groups that make up the Movement of
Mexicanism. Broadly speaking, these beliefs are divided into two types: those linked with the
nativist and revitalising nationalist ideology, and those associated with the para-religious universe
of the new age. If the former belong to the most radical and popular Mexican neo-indianism, then
the latter are shared by the most elitist and eclectic groups. In both cases, the arrival of the new
historical age, dominated by the ethos of pre-Hispanic civilization, or a pre-Hispanic indigenous
spirituality, is provided in two different forms. This paper describes and analyzes some of these
prophecies, showing the order of the symbolic principles, as well as the ideological ghosts which
support the subjective viewpoints of the different currents of this movement: radical Mexicanism
and neo-Mexicanism.
Introducción
tiva nativista, son sólo algunas de las prácticas que llevan a cabo los activis-
tas de este movimiento. En este sentido, el movimiento neoindio en nuestro
país, dada su compleja composición y la diversidad de las prácticas a que
da lugar, puede ser analizado desde muy diversas aristas: históricas, polí-
ticas, económicas, psicológicas, religiosas. Pero en todos los casos, e inde-
pendientemente de cuál o cuáles actividades sean privilegiadas por algún
grupo en particular, las profecías ocupan un lugar destacado, permeando y
legitimando estas prácticas.
Aunque muchos adeptos a las doctrinas mexicanistas no gustan hablar
de profecías (un término que en su opinión suena demasiado “religioso” y
asociado a la Iglesia) y prefieren referirse a ellas como “predicciones cientí-
ficas” o “mandatos”, lo cierto es que, en gran medida, ellas constituyen un
Profecías de la mexicanidad: entre el milenarismo nacionalista y la new age 129
El fantasma de Cuauhtémoc
decir a sus hijos lo que ha sido hasta hoy Anáhuac, protegida por los dioses y
como resultado de las buenas costumbres y la buena educación que nuestros
ancestros nos inculcaron con tanta perseverancia. Que no olviden tampoco de-
cir a sus hijos cómo se elevará lo que un día será de nuevo Anáhuac, el país
del nuevo sol.
Nieva afirmaba haber recibido esta consigna a través del señor Esta-
nislao Ramírez, un ingeniero nativo del pueblo de Tláhuac y supuesto
depositario de la consigna a través de la tradición oral. Pero, según otra
versión, la consigna secreta había sido guardada por un anciano de nom-
bre Atilano, del pueblo de San Lorenzo Tlacoyucan, lugar en el que toda-
vía se tiene memoria de él, que la transmitió en náhuatl al señor Clemente
Alvarado, octogenario de Santa Ana Tlacotenco, quien a su vez la comu-
nicó al señor José González Rodríguez, vecino de Santa Cruz Acalpixcan.
En cualquier caso, la aparición de los restos de Cuauhtémoc y la con-
signa de Anáhuac se han convertido en dos de los principales motivos que
alimentan la utopía mexicanista. Una curiosa variante de la creencia en el
retorno de Cuauhtémoc es la que sostiene la señora Bernardina Green, di-
rigente de una agrupación mexicanista y quien se considera a sí misma
como profetisa. Ella ha elaborado una versión a propósito de la imagen
de la Virgen de Guadalupe, cuyo simbolismo interpreta según el código
mexicanista.
Como es sabido, la colina del Tepeyac, donde la virgen hizo su apa-
rición en los inicios de la época colonial, es el lugar donde en la antigüe-
dad era celebrado el culto a Tonantzin Coatlicue, diosa de la tierra, de la
muerte y de la fertilidad, y madre de Huitzilopochtli, dios tutelar de los
aztecas. Desde su nacimiento, el culto guadalupano ha conservado este
sustrato indígena y la imagen de la virgen ha sido considerada como un
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El retorno de Quetzalcóatl
Para completar este recuento, nos referiremos ahora a las profecías sobre
la restauración de la cultura prehispánica vinculadas a las doctrinas de la
nueva mexicanidad, una corriente de este movimiento estrechamente li-
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gada a la subcultura new age. Una creencia que subyace en las profecías
de esta corriente es aquella que se refiere al nacimiento de una civilización
antimaterialista e inspirada en valores “espirituales” a causa del cambio de
la era de Piscis a la de Acuario.
Interpretada y asimilada al universo de la mexicanidad, esta creencia,
que forma parte del arsenal de postulados de la new age, ha adquirido
un fuerte acento indianista. La nueva civilización de la era de Acuario es
vista como el resultado del despertar de las civilizaciones prehispánicas, y
las profecías de inspiración prehispánica asociadas a los ciclos cósmicos (el
retorno de Quetzalcóatl en México o el retorno de Pachacutec en Perú) se
confunden en este contexto con el arribo de la era de Acuario. Las varian-
tes de esta creencia son diversas, pero todas parten del principio de que el
Profecías de la mexicanidad: entre el milenarismo nacionalista y la new age 139
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Las danzas aztecas en la nueva era.
Estudio de caso en Guadalajara
Renée de la Torre
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social-Occidente
Resumen: Las tradiciones dancísticas religiosas son expresión del sincretismo religioso, donde se
disputa la relación entre el sentido de lo indígena, lo mestizo, y el catolicismo criollo. No obstante,
en el contexto de la globalización cultural y de la intensificación de movilidad simbólica, estas
danzas están siendo reinterpretadas por movimientos urbanos de neomexicanidad que, inspirados
en novedosas creencias de tipo new age, establecen vínculos entre los saberes de las civilizaciones
prehispánicas, el catolicismo popular, la cultura popular urbana y una red planetaria conocida
como religiosidad nueva era. Se analiza un caso de estudio basado en un grupo de danza azteca
de Guadalajara, que es uno de los más antiguos de la ciudad, pero que, a la vez, es el lugar donde
ocurren las interfaces entre practicantes de la neomexicanidad regina, buscadores espirituales,
católicos místicos, intelectuales, y danzantes populares de larga tradición.
Palabras clave: danzas rituales concheras, neomexicanidad, espirirualidad new age, sincretismo,
tradición
Abstract: Religious dance traditions are an expression of religious syncretism in which the
relationship between the indigenous, mixed blood and Creole Catholicism groups are disputed.
However, in the context of cultural globalization and the intensification of symbolic mobility,
these dances are being reinterpreted by urban neo-Mexicanism movements that inspired
innovative New-Age type beliefs, establishing links between the pre-Hispanic civilizations,
popular Catholicism, popular urban culture and a global network known as New-Age religion.
We analyze a case study of an Aztec dance group from Guadalajara, which is one of the oldest
groups in the city and acts as an interface for the practitioners of neo-Mexicanism, spiritual
seekers, Catholic mystics, intellectuals and for the popular dance traditions.
Introducción
La danza azteca, como la conocemos hoy, nace del conflicto propiciado por
el enfrentamiento y el encuentro entre dos civilizaciones: la mexicana nati‑
va y la hispana católica:
1
Las culturas prefigurativas son características del mundo contemporáneo, debido al
descentramiento en la transmisión de la cultura provocada por las tecnologías de la
información y la intensificación de flujos globales, que contribuyen a desenraizar a los
pobladores de sus contextos culturales, generando culturas que sufren de la ruptura
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 147
Hasta hace muy poco decir identidad era hablar de raíces, de raigambre, te‑
rritorio, y de tiempo largo, de memoria simbólicamente densa […] pero decir
identidad hoy implica —si no queremos condenarla al limbo de una tradición
desconectada de las mutaciones perspectivas y expresivas del presente— ha‑ número 55, septiembre-diciembre, 2012
blar de redes y flujos, de migraciones y movilidades, de instantaneidad y de
desanclaje [Martín, 2003:21].
Aspectos metodológicos
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2
Un mayor desarrollo sobre el movimiento de la mexicanidad puede consultarse en De
la Peña, 2002, y sobre la historia de la danza conchera y su hibridación con la mexica‑
nidad y el new age [v. González Torres, 2006].
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 149
El grupo a estudiar fue fundado por Juan Plascencia (el hermano ma‑
yor de esta familia de danzantes) quien se inició danzando en un grupo de
“conquista”; después se integró a un grupo sonajeros y, posteriormente, en
1936, fundó el Grupo Concheros de Jalisco.3 Cuenta Rosendo Plascencia
que los conquistó a la tradición conchera un señor que venía de San Fran‑
cisco del Rincón, Guanajuato. Desde entonces los cinco hermanos (Juan,
Celia, el Chato, Tello y Rosendo) han mantenido la continuidad y la tra‑
dición del grupo de danza Hermanos Plascencia. Actualmente, sólo vive
Rosendo (Chendo), quien es el capitán del grupo.
Este grupo goza de amplio prestigio entre la tradición conchera-azte‑
ca, ya que fue fundado por dos capitanes reconocidos por su grado y por
su antigüedad en la tradición, el capitán José Natividad Reyna (origina‑
rio de San Francisco del Rincón, Guanajuato) y Manuel Pineda (capitán de
la ciudad de México, a quien se le reconoce la introducción de la estética
azteca).4 En 1944 se le levantó su estandarte. Es así como el Grupo de los
Hermanos Plascencia nace dentro del movimiento de la tradición, y desde
su nacimiento se integran a la Corporación Red, Unión y Conquista, que
funciona como una hermandad ritual, mediante rituales de compadrazgo
(entre ellos se saludan como “compadritos”), que mantiene reciprocidad
ritual para las fiestas de cada grupo. Este procedimiento, conocido como
“conquista”, habilita el mantenimiento y reproducción de la tradición, e
inscribe a los grupos dentro de un linaje dancístico, que mantiene una es‑
tructura jerárquica y hereditaria [González, 1996, y González Torres, 2006].
De hecho, la familia Plascencia es valorada como una dinastía dentro de la
tradición azteca.
El estandarte de cada grupo, al cual valoran como “reliquia”, es un
símbolo de autentificación, pues en él se inscriben la fecha, el lugar de fun‑
dación, el santo patrón de su mesa, así como el nombre de los capitanes
número 55, septiembre-diciembre, 2012
3
En ese tiempo, dos eran las tradiciones dancísticas presentes en Guadalajara y vincula‑
das a la romería de la Virgen de Zapopan. Las danzas de conquista, que con coloquios
representaban las batallas épicas de la conquista cristiana sobre los indígenas, y los
sonajeros (reconocida así por el uso de sonajas) y que recrean morismas. Esta tradición
regional dancística se practica en el sur de Jalisco, en Tuxpan. Con el tiempo, la mayo‑
ría de esos grupos fueron reconvertidos en concheros y aztecas [v. Torre, 2009].
4
En trabajos anteriores he desarrollado el tema del proceso de aztequización de las dan‑
zas rituales, que fueron reconstruidos con base en historia oral de la familia Pineda, y
con el análisis de un álbum de foto de la misma familia (v. Torre, 2006 y 2008).
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 151
más el simbolismo azteca. Y entre estos dos extremos existe una variedad
de interpretaciones sincréticas donde cohabitan distintas combinaciones de
las dos raíces que conforman la síntesis del símbolo. Este símbolo tiene una
presencia tanto en las danzas como en las alabanzas. Por ejemplo, cada
danza se inicia con un saludo a los cuatro vientos; para pedir permiso a la
madre tierra. Es, además, parte central de los ritos de velación donde le‑
vantan el Santo Xúchitl (este rito, que hace recordar los ritos más antiguos
de los indígenas, se acostumbra realizar en ocasiones especiales, como son
los rituales funerarios de algún destacado danzante o en la velación que se
realiza para pedir protección a las ánimas para la jornada de danzas).
Desde su fundación se mantiene también otro símbolo ambivalente:
el Santo Santiago, quien durante la conquista fue el santo intercesor de
los conquistadores, reconocido como el “mata-moros” y, posteriormente,
como “mata-indios”, y que fue reinterpretado por los concheros indíge‑
nas como Quetzalcóatl (gracias a sus rasgos: barbado y de tez blanca), e
incorporado por los concheros como su santo patrón, resignificado como
el “Señor de los Cuatro vientos”.
quienes dirigieron y formaron el Grupo Ritual Azteca. Todos sus hijos son
danzantes y varios de ellos ya recibieron el grado de capitanes, formando
la segunda generación de danzantes. Sus nietos, la tercera generación, tam‑
bién están danzando. Los miembros orginarios del grupo (alrededor de
150) son personas que podríamos caracterizar como habitantes de barrio,
la mayoría son obreros o comerciantes informales, y practican la danza
como parte de su vivencia y compromiso con el catolicismo popular, en
especial como una práctica votiva a la Virgen de Zapopan.
La familia Plascencia, al igual que la mayoría de los grupos aztecas,
mantiene la tradición por herencia familiar. Aunque el resto de los integran‑
tes son los que le dan la fuerza, son las familias las que se encargan de
mantener viva la tradición. Sus antepasados tienen un valor muy especial, y
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 153
cuando un capitán de danza muere se vela toda la noche y a los nueve días
de su fallecimiento se realiza el ritual del levantamiento de la sombra para
ayudarlo a salir del purgatorio. En él se entonan alabanzas y se levanta la
cruz.5 Es una ceremonia privada, sumamente mística. A los difuntos genera‑
les danzantes se los llama y venera como las “ánimas conquistadoras de los
cuatro vientos”, y siempre se les recuerda como presentes en este mundo,
pues al inicio de las danzas y en las velaciones se pide su protección.
Dentro de cada grupo, la danza se maneja como un ejército: existe un Es‑
tado mayor, con generales, capitanes, sargento primero y segundo, y solda‑
dos y doncellas (en otros grupos se les conoce como malinches, pero Chendo
dice que eso no es correcto, pues Malinche sólo hay una). Cada cargo tiene
una función importante para el mantenimiento de la tradición. Por ejemplo,
la capitana del sahumador se encarga de purificar con copal el espacio, la
capitana de campana, el alférez es el que porta el estandarte, el capitán de
marcha (es el que encabeza las columnas).
Cada grupo de danza tiene un cuartel, donde se alberga el altar “la
mesa” y donde se realizan las reuniones del grupo. Los instrumentos mu‑
sicales son considerados como “armas de conquista”: No se trata de una
conquista bélica, sino de una conquista de corazones, mediante la cual los
danzantes se esfuerzan por ganar más adeptos para adorar a la virgen o
santo patrón de “la mesa” y para mantener viva la tradición de sus ances‑
tros: los auténticos mexicanos. Como en cualquier ejército, los principios
de orden, disciplina y obediencia a la jerarquía de las danzas, son los más
importantes.
Los grupos de danza tienen tres tipos de jerarquía: la humana (com‑
puesta por el general, los capitanes, los sargentos y los soldados y donce‑
llas); la de las ánimas, o semidivina, donde se venera a las “ánimas con‑
quistadoras” (desde Cuahutémoc y Conín hasta los generales danzantes número 55, septiembre-diciembre, 2012
que murieron), y los antepasados rituales (padrinos y generales destacados
en la danza) y los antepasados de sangre (“los ancestros”). A ellos se les
dedican los rituales de velación y se les pide su protección para la danza,
pues creen que son los intercesores entre la tierra y el cielo, y que operan
como mediadores con la virgen y los santos invocados, y, por último, la
más importante, la jerarquía divina: Dios (el Cristo de Chalma), la Virgen
(Guadalupe o Tonatzin), los santos, pero también las deidades prehispáni‑
5
En muchas comunidades étnicas vivas se practican rituales funerarios similares al de
los danzantes. El levantamiento de la cruz o de la sombra, sólo se hace cuando muere
algún miembro “de la tradición”, y se realiza a los nueve días cumplidos del falleci‑
miento, con el propósito de darle luz y acompañar al difunto hacia el más allá.
154 Renée de la Torre
cas. Jefe Chendo describió así la jerarquía divina que se plasma en el altar
de su cuartel: “Ahí en el centro está la Virgen. A la izquierda está el Cristo
fundador, que es el Señor de Chalma. Además de los dioses católicos, les
debemos culto a todas las deidades que habitan las cuatro direcciones y
pedir a todos los elementos”.
El lema del grupo es “Unión, conformidad, conquista, disciplina y dan‑
za”. La unión se perpetúa a través de la herencia de la tradición mediante
los lazos consanguíneos, mediante el compadrazgo ritual (existen compa‑
dres de cruz de santo, velación, iniciaión), pero también mediante el matri‑
monio entre descendientes de los grupos de danza. Conformidad significa
obedecer la jerarquía y el reglamento; conquista significa el compromiso
asumido de reclutar nuevos adeptos tanto a la danza como a la festividad
propia de un grupo. La danza, que es en forma circular, es la combinación
de la unión interna y entre los grupos.
La tradición se mantiene porque respetan el Reglamento, que es el mis‑
mo con que se rigen los demás grupos concheros y en el que se establecen
los compromisos con el ritual.6 La primera obligación es cumplir con el com‑
promiso de la danza a su santo patrón.7 Además, la memoria de los linajes
danzantes se transmite y se mantiene por transmisión oral, en las alabanzas
(cantos rituales), pues en sus letras se narran las historias y hazañas de cada
general y de los grupos de danza actuales. Uno de los ritos más antiguos
6
El reglamento del Grupo Ritual Azteca Hermanos Plascencia fue entregado por la
Unión de Danzas de San Francisco del Rincón, Guanajuato, el 4 de octubre de 1944, fe‑
cha en que fue levantada esta “Santa Mesa de obligación, cuyo jefe era Julián Plascen‑
cia Américo. El reglamento indica las obligaciones que todo soldado deberá cumplir:
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asistir a la mesa cada semana a llevar luz y limosna, asistir a los ensayos, respeto por
los superiores, por las doncellas (o comadritas), asistir a los rituales, obedecer los man‑
datos de los superiores. En el reglamento se señala que todo cargo deberá ser aproba‑
do por la mesa de San Francisco del Rincón. La mesa tiene como obligación realizar
tres velaciones al año: 3 de mayo a la Santísima Cruz, 29 de septiembre al Señor San
Miguel, y el 1 de noviembre a todos los Santos y las benditas ánimas del purgatorio.
7
Para los miembros del grupo de danza Hermanos Plascencia existen cuatro fechas en
las que se debe danzar por obligación: el 12 de octubre, fiesta de la Virgen de Zapopan
(el recorrido de 7 kilómetros de catedral a la Basílica, y la danza a medio día); 13 de
octubre (día del danzante) y 18 de diciembre (día original de la Virgen), y una cuarta
más, que es para pedir permiso (el último domingo del mes de junio). En la danza se
adquiere un compromiso y una responsabilidad para con la danza, que implica asistir
a los ensayos que se realizan de julio al 30 de septiembre (3 días a la semana, a las 8:30
pm, una hora diaria); después, se dejan 12 días de descanso.
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 155
8
El Santo Xúchitl puede ser también conocido como Santa forma o tendido de la flor
(Xúchitl, Súchil o Xochitl). Es una ceremonia que se realiza durante la velación. Con‑
siste en vestir el santo Xúchitl y prender las velas “cuentas” en honor de las ánimas
conquistadoras. Santa forma puede tener dos representaciones: la del “Santo Xúchitl”,
símbolo híbrido que recrea la cruz de los cuatro vientos y la custodia católica, o el na-
hui hollín, versión aztequizada de los grupos de mexicanidad que representa el cuarto
movimiento [v. González Torres, 2006].
156 Renée de la Torre
los sones, las danzas se llevan a cabo de lo que es los ayoyotles,9 esto es parte
de la danza —¿por qué?— porque es el movimiento de todo tu cuerpo, sonido
movimiento, hay que darle ritmo a la vida.10
En las danzas aztecas se realiza un ritual que se inicia con un saludo a los
cuatro puntos cardinales, “los cuatro vientos”, y aunque se viva en la ciudad,
y se dance en la calle recubierta de asbesto, se ofrece la danza a la madre tie‑
rra y se saluda a los cuatro vientos:
Cada vez que ensayamos, yo pido permiso a la madre tierra, y que aunque
dancemos aquí en la calle, sobre el asbesto, y aunque ya se sabe que de ahí no
sacaremos frutos de la tierra, de todos modos pienso que hay que seguir vene‑
rando y pidiendo permiso para danzar a la tierra que pisamos. También cada
vez danzamos hacemos un saludo a los cuatro vientos, “ollin”.11
9
Ayoyotl o ayoyotles (también conocidas como “huesos de fraile”) son las semillas con
las cuales confeccionan las tobilleras que hacen sonido al danzar. confeccionadas con
las semillas que hacen sonido al danzar.
10
Entrevista a Salvador Gutiérrez, ensayador de la danza azteca Xalixtli, nieto del gene‑
ral Gutiérrez (12 de noviembre de 2003).
11
Entrevista personal a Rosendo Plascencia (3 de noviembre de 2004).
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 157
12
En el trabajo de Aldo Arias, incluido en esta revista, se documenta el intercambio entre
el movimiento de la mexicanidad y la espiritualidad lakota, cuyo inicio data de un
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14
La trayectoria de Patricia Ríos se reconstruyó con base en una entrevista realizada en
y por su Testimonio escrito por ella misma que se puede consultar en Ríos, 2002. Asi‑
mismo una reconstrucción más amplia de su trayectoria y relaciones se encuentra en
Torre y Gutiérrez Zúñiga, 2011.
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 159
María, de los hombres de sabiduría indígena… Para mí Regina no fue una no‑
vela, sino algo absolutamente verdadero. De ahí van a partir muchas cosas en
mi vida. Brinda la posibilidad de ir integrando los cuatro vientos, pues cuando
Regina camina con cuatro ancianos de los cuatro rumbos: norte, sur, este y oste,
ella va integrando su quehacer, su iniciación tibetana y su misión en México
[Entrevista a Patricia Ríos por Renée de la Torre, septiembre de 2005].
15
La fundamentación de la correspondencia entre las rutas sagradas y los nadis y los
chakras de la geografía sagrada del planeta se puede consultar en Velasco Piña, 1993:49.
160 Renée de la Torre
Los indígenas nunca han dejado de existir, pero llegó el momento de que sal‑
gan. Han sufrido 500 años de represión y silencio, pero eso terminó; ahora los
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16
Los chakras “son centros de energía espiritual en el cuerpo que sólo pueden verse a
través de la clarividencia. En la yoga tradicional tántrica hay siete centros de energía
kundalini en el cuerpo. Los chakras pueden ubicarse en correspondencia con otros
conjuntos de siete objetos importantes en tradiciones religiosas y ocultas. Hay vas‑
tas diferencias entre las correspondencias que varios autores asignan” [Melton et al.,
1990:96]. Esta visión es propia de los movimientos new age, pero ha sido reapropiada
por los movimientos de la neomexicanidad.
17
Según los seguidores de Velasco Piña, las rutas sagradas son fáciles de descubrir: “las
rutas sagradas-humanas-masculinas son aquellas en las que comúnmente se efectúan
desfiles y manifestaciones; las rutas sagradas-humanas-femeninas son en donde se
llevan a cabo habitualmente las peregrinaciones” [Velasco Piña, 1993:49].
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 161
necesitamos ¿Qué pasaría con el planeta sin ellos, si nosotros nos hemos olvi‑
dado de la madre tierra?18
18
Patricia Ríos, coordinadora de Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas (uaci) y a
su vez líder del círculo de reginas, entrevista realizada por Ricardo Ibarra, publicada
en Gaceta Universitaria, Guadalajara: Universidad de Guadalajara, [11 de marzo del
2002:20].
162 Renée de la Torre
19
Los puentes cognitivos se refieren a la situación donde “se relacionan dos marcos
interpretativos ideológicamente congruentes con respecto a un problema particular,
pero que estaban estructuralmente desconectados” [Frigerio 1999:9].
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 163
20
Luciano Pérez murió el 16 de septiembre del 2003. De origen purépecha, desde chico
emigró a los Estados Unidos. A su regreso de combatir en la guerra de Vietnam, se
puso en contacto con los jefes y hombres-medicina de la nación lakota (sioux), de los
cuales se hizo discípulo. Posteriormente fue reconocido como jefe lakota, dirigiendo
una comunidad en San Diego, California. Desde los años ochenta estableció contacto
con la comunidad ecológica de los Guayabos de Guadalajara, a la que acudía para rea‑
lizar una ceremonia “Búsqueda de la Visión” y las Caminatas por la paz, cuyo objetivo
era lograr la sanación, la unidad y la paz del planeta.
164 Renée de la Torre
¿Cuál es mi sacrificio? Pues mi sacrificio dura cuatro meses, durante los cuales
yo ofrezco mi tiempo y dedicación para mantener al grupo de danza. Durante
este tiempo yo destino todas mis tardes, desde las seis de la tarde yo dejo de
hacer cualquier actividad y me pongo a afinar los instrumentos, esperando
que lleguen los miembros de la danza. Aunque esté enfermo o cansado, yo
tengo que estar aquí en el cuartel, afinando mis chihuandas y a las 8 pm empe‑
zamos a cantar alabanzas, y luego a danzar.
21
Según me respondieron, es común que Antonio Velasco Piña firme libros con seudóni‑
mo. Éste puede ser el caso del libro firmado por Patricia Zarco, pues tiene los elemen‑
tos literarios propios del autor de la novela Regina. También puede ser que la autora
sea una discípula cercana al autor.
Las danzas aztecas en la nueva era. Estudio de caso en Guadalajara 165
La columna fue formando una larga espiral en torno a la enorme asta bande‑
ra colocada en el centro del Zócalo. Estaba por dar inicio la primera parte de
una maniobra militar que sólo se había efectuado en la Atlántida. El espíritu
del Ajusco había proporcionado las instrucciones precisas para poderla llevar
a cabo. Cuatro guerreros (dos olmecas: Francisco Lerdo de Tejada y Ricardo
Picard, y dos náhuatl: Chendo Plascencia22 e Inocente Morales) portando es‑
tandartes que representaban el símbolo de México (el espíritu que trasciende
la materia) hincaron su rodilla derecha en tierra e inclinaron sus estandartes
apuntando hacia el norte. Veintitrés mujeres guerreras formaron una espiral
alrededor del cuarteto masculino y dieron tres vueltas en torno del mismo gi‑
rando conforme a las manecillas del reloj [Zarco, 1997:283].
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El Zócalo cumplía su función de altar central del país, la conexión entre la di‑
mensión sagrada y la terrenal operaba al máximo. Como si proviniese no sólo
de su garganta sino de incontables y ancestrales voces del pasado, se dejó es‑
cuchar por siete veces el mantram más sagrado de la nación pronunciado con
resonante acento por Soledad Ruiz:
¡ME-XIH-CO! [ibid.:240].
22
Vale aclarar que Rosendo Plascencia no es hablante de náhuatl ni tampoco pertenece a
etnia alguna.
166 Renée de la Torre
Danzar en círculo produce energía que conecta al hombre con el cosmos y con
la naturaleza, los movimientos que realizamos en la danza azteca son espirales,
y, al igual que los caracoles cuando son tocados permiten que la energía sople
hacia arriba de manera ascendente. Es por eso que yo vigilo el que nadie ajeno
al grupo se meta al círculo de la danza, porque si lo obstaculiza se rompe con el
círculo de energía.
Yo tengo un mandato, que fue hecho por tlatoanis, que son quienes ordenan,
número 55, septiembre-diciembre, 2012
son quienes mandan, aunque también hay otro a los que se les llama chama‑
nes, pero ellos son más bien curanderos espirituales. A mí me escogieron los
tlatoanis de aquellos años, y me llegan los mandatos como si fueran por ondas
(espiritualmente) y los mandatos por la Virgen y por el Señor.
Reflexiones finales
La danza azteca puede ser considerada como una tradición (que promueve
una cultura prefigurativa), pero que está siendo transversalizada por mo‑
vimientos cosmopolitas new agers (representativos de culturas postfigu‑
rativas). La tradición dancística tiene una base orgánica tradicional, jerár‑
quica, y fundada en lazos de parentesco ritual, fuertemente arraigada a la
repetición de la historia y al mantenimiento de la memoria y al cutlo de los
ancestros. Asegura reproducir la tradición con normas y reglamentos y con
reglas de transmisión y reproducción cultural. Sin embargo, esto no invalida
que, siendo una expresión tradicional de la cultura, sea un lugar clave de
la reelaboración simbólica que está exigiendo la construcción del futuro en
una sociedad posmoderna, urbana, y abierta a la cultura del mundo. Por su
parte, el grupo de reginos de Guadalajara, se componen de individuos que
no se reconocen como herederos de una tradición particular, no nacieron en
una sociedad que les indicara su ubicación y su destino en la sociedad, y no
tienen un anclaje con un grupo social determinado. Más bien son actores número 55, septiembre-diciembre, 2012
itinerantes en búsqueda de anclajes, tradiciones y memoria.
Por su parte, la identidad de las agrupaciones aztecas, como es el caso
aquí estudiado, se teje sobre una trama que corre tanto de manera vertical
(estructura de la herencia de la tradición y sistema de células militarizadas)
como horizontal (mediante los lazos de padrinazgo ritual y la reciprocidad
23
En un cajón, donde el general Rosendo guarda sus documentos a manera de archivo,
tiene un póster enmicado de la Sexta Danza por la Paz, la sanación y la unidad 2002,
que fue convocada por el Jefe Luciano Pérez (líder espiritual de la tradición lakota). En
el papel se nombra al círculo de ancianos, donde están presentes los fraccionadotes y
líderes del la colonia Guayabos Miguel Miki, Aldana y su esposa Marucha, junto con
Antonio Velasco Piña, el autor de Regina.
168 Renée de la Torre
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El retorno virtual de Quetzalcóatl:
una netnografía de la mexicanidad y
neomexicanidad
Abstract: Mexicanism and neo-Mexicanism has now been uploaded to the Internet, a space
where these religious groups have new opportunities to extend their outreach and organizational
practices. However, to acheive this aim, an adaptation must be constructed in both the content
and its practices. This paper is based on a netnographic study of the networks, circuits and pages
on Mexicanism on the Web, and presents a hermeneutic analysis which allows for the comparison
of spatial and representational identity along with discourses that differentiate between the two
versions of Mexicanism: the essentialized, which tends to reduce space and restrict communicative
codes; and the hybridized (better known as neo-Mexicanism), which generates an interactive and
ecumenical space for other ideologies and spiritualities.
Mexicanidad y neomexicanidad
La netnografía
Aunque parece que hay una especie de desfase entre las innovaciones téc-
nicas y los recursos (económicos y teórico-metodológicos) para seguirlas en
número 55, septiembre-diciembre, 2012
1
Utilizaré off-line para referirme a la “realidad” física, fuera de la internet. On-line para
el “estar en línea”, o en internet, en el ciberespacio.
2
Por ejemplo, el movimiento de Occupy Wall Street, las últimas protestas estudiantiles
en España, e incluso en México.
El retorno virtual de Quetzalcóatl: una netnografía de la mexicanidad y neomexicanidad 175
3
Ciberespacio es un término que “fue acuñado por William Gibson, y cobró popularidad
gracias a Benedikt” [Escobar, 2005:15]. Yo utilizaré ese término para designar el espa-
cio en donde se llevará a cabo mi observación de los grupos y las redes.
4
Proceso que Escobar [2005:19] señala se encuentra detallado en la edición de 1992 del
Social/Cultural Anthropology of Science and Technology Newsletter, editado por Da-
vid Hess.
176 Lizette Y. Campechano Moreno
5
Por ejemplo con Emilio Fiel, o el nodo PRD (fuertemente relacionados con Velasco
Piña) y PET [De la Torre y Gutiérrez, 2011], Ricardo Ocampo de casa de la red y con
Sergio Ruiz del Kalpulli Tenochtitlan [Campechano, 2010].
6
Para la elaboración de la tesis de licenciatura “Netnografía de los circuitos de mexica-
nidad y neomexicanidad en el ciberespacio” [Campechano, 2010].
7
Entendiendo por nodo un lugar “multipracticado” por actores con diferentes oríge-
nes nacionales, culturales y religiosos [Castells, 2001]. En internet, se consideran lu-
gares nodos aquellos que se generan como consecuencia del flujo (visitas y links con
otras páginas).
178 Lizette Y. Campechano Moreno
Representaciones espaciales
8
Merleau-Ponty distinguía espacio geométrico, y otra espacialidad que él llamaba
“espacio antropológico” [De Certeau, 1996:129], entendido como ese espacio que es
practicado culturalmente, donde los sujetos interactúan dentro de la “telaraña de sig-
nificados” compartidos por varias personas.
180 Lizette Y. Campechano Moreno
por parte de usuarios habituales. Esto permite elaborar trayectos, con base
en una articulación por prácticas comunitarias distintivas. Graficando este
proceso, mediante el software Visio, se observa que la neomexicanidad
se configura como una especie de red, pero que se concentra en tres nodos
principales. Por otra parte, la mexicanidad tiene una constitución diferente,
más lineal en cuanto a los estratos, y con pocas referencias entre el mismo
nodo. Estos circuitos y trayectos de la mexicanidad y neomexicanidad nos
hablan de cómo practican el espacio, o en términos netnográficos, cómo
transitan e interactúan tejiendo conexiones en el ciberespacio. La misma
idiosincrasia de la neomexicanidad se presta para esta formación de con-
tactos, la cual está centralizada pero no deja de vincularse con otras redes a
la par. La mexicanidad es un poco más cerrada y jerarquerizada.
Las narrativas, así como el sentido dado al espacio sobre su uso y valor
para los fines que persiguen los creadores de las páginas, van formando
trayectos de “cómo moverse en la página”. Un ejemplo es que en varias
páginas el “menú” da a elegir al usuario entre conocer la historia del grupo,
ver las fotos o videos, leer artículos, etc. El ciberespacio con todas sus posi-
bilidades, y sus limitantes tecnológicas, se transforma en espacio practicado
por intervención de los usuarios, y esta práctica del lugar constituye un
sistema de signos, que podemos leer [Cfr. De Certeau, 1996].9
La otra representación espacial es la autorrepresentación conceptual
de los grupos mismos, y cómo practican el ciberespacio desde su concep-
ción como grupo. Hay quienes diseñan el espacio (webmaster, proveedo-
res de plataformas; por ejemplo: myspace, facebook, etc.), lo construyen,
lo nombran (establecen los nombres bajo los cuales el espacio será conocido)
y establecen ciertas reglas con respecto a las prácticas sociales y usos que
serán aceptables. Al poseer la capacidad de nombrar o simbolizar el espa-
cio, los creadores entregan una guía metafórica a quienes lo habitan, una
número 55, septiembre-diciembre, 2012
forma de “hacer sentido” del espacio para moverse en su interior. Sin em-
bargo, en la práctica cotidiana los usuarios o navegantes desestiman algu-
nos de estos símbolos o relativizan su significado. Al no poder transformar
directamente el espacio, practican en él de tal manera que lo adaptan a sus
necesidades cotidianas, alternando sus normas y significados [Salcedo,
2008]. Por ejemplo, en myspace,10 por la constitución de ese tipo específico
de espacio web, los hipertextos hacen visible una “ubicación” dentro de
9
Qué tipos de contenidos son los más vistos, por ejemplo.
10
En el momento en que se elaboró la investigación, myspace era la plataforma social más
popular; en estos momentos se podría hablar de que facebook lo es. Pero también ahí se
encuentra este tipo de prácticas por parte de los usuarios.
El retorno virtual de Quetzalcóatl: una netnografía de la mexicanidad y neomexicanidad 181
11
<http://web.jet.es/planetagaia/mesa.htm> [ref. de 10 noviembre de 2009].
12
Como ya se mencionó anteriormente en el apartado sobre mexicanidad.
182 Lizette Y. Campechano Moreno
para los apartados del sitio, o que la página web se perfuma y embellece
con las ideas de los usuarios:
Visita la nueva página Web, cuélgala de tus favoritos y contribuye con tus
ideas a perfumarla y embellecerla. Nuestro Webmaster o jefe de este tingla-
do electrónico, Kepa, registrará tus aportaciones […] Tras acceder a la página
principal (home-page) se presentan al visitante cuatro vientos, cuatro posibles
rumbos […] Concheros.com pondrá al alcance de los interesados los entresijos
de una tradición que marcó un antes y después en nuestro paseo por la Tierra
y nos proporcionará además un medio eficaz de comunicación entre nosotros
[http://web.jet.es/planetagaia/mesa.htm último acceso: 16/10/11].
El retorno virtual de Quetzalcóatl: una netnografía de la mexicanidad y neomexicanidad 183
13
Por ejemplo, en <http://aztlanrpg.net/forums/index.php?topic=1586.0> [ref. de 10
noviembre de 2009].
186 Lizette Y. Campechano Moreno
Imagen 1.
Mexicanidad
número 55, septiembre-diciembre, 2012
El retorno virtual de Quetzalcóatl: una netnografía de la mexicanidad y neomexicanidad 187
etc. [Barthes, 1986:25]. Así, podemos definir que cierta imagen gráfica se
encuentra en alguna de las vertientes de la mexicanidad, esencializada o
hibridizada. En este caso, por el hecho de estar dentro de la piel de un
hombre al parecer blanco, desollado, la sangre escurriendo de un casco
militar español similar al de la época de la “conquista”, el arma en la mano
derecha y la actitud guerrera al mismo tiempo que sangre derramada, pa-
recen características de un mexicanismo radical o esencialista por los valo-
res reflejados mediante distintos elementos simbólicos de esa imagen. La
idea que la escena representa (un combate que ha sido ganado a base de
violencia y sangre, un regreso triunfal) tiene valores (bravura, superiori-
dad, raza triunfante) que son vínculos para acceder a un sentido ulterior,
a la mexicanidad radical. Los significantes de la mexicanidad radical pue-
den no ser algo que se capte en su totalidad en un primer vistazo o si hay
la carencia de referentes. Aun así, remiten a la idea o caracterización de la
mexicanidad de una manera actual; por ejemplo: la parte central o hebilla
del cinturón nos remite a la mexicanidad quizá sin saber que es el centro del
calendario azteca y simboliza a Tonatiuh, el dios del sol de los mexicas. Las
imágenes en la web refuerzan los contenidos e incluso muchas veces son
los contenidos mismos, de ahí la creciente importancia de una estética pro-
pia pero, sobre todo, de la inclusión de gráficos, como imágenes y fotogra-
fías en las páginas o sitios web. Esta estética hibridada en esta imagen en
particular está influenciada por la estética de los cómics, donde se recrea a
los danzantes, y que algunos llegan a utilizar como avatar.
El siguiente ejemplo es una imagen de la otra vertiente de la mexicani-
dad. Podríamos señalar que esta imagen se inscribe en la neomexicanidad,
dentro de los llamados reginos. Los reginos, o reginistas, son partidarios de
una doctrina centrada en el culto de Regina, a quien consideran una suer-
te de encarnación de Cuauhtémoc, un avatar o ser superior con la misión número 55, septiembre-diciembre, 2012
de despertar a México, en un renacimiento espiritual de alcances planeta-
rios. Esto basado principalmente en varios libros de Antonio Velasco Piña,
el más conocido: Regina: 2 de octubre no se olvida, publicado en 1987. Esta
novela ha popularizado las doctrinas de la mexicanidad, pero por sus ínti-
mas conexiones con la espiritualidad tibetana, y en los últimos años, new
age [De la Peña, 2002]. Obtuve esta imagen la de una página en Japón. En
ese país la novela de Velasco Piña, Regina, ha tenido éxito y se ha represen-
tado a manera de musical en el teatro. Es interesante encontrar que resaltan
ciertos símbolos específicos de acuerdo con el contexto cultural, aunque a
primera vista se encuentra una superposición de imágenes que construyen
la representación del movimiento regino.
188 Lizette Y. Campechano Moreno
Imagen 2.
Neomexicanidad
Los japoneses son excepcionalmente amables y corteses, pero es muy difícil que
alberguen un extranjero en su casa; a mí me albergó una señora y me contó que la
casa donde estábamos, de estilo completamente japonés (te sientas en el suelo,
las paredes son de papel, no hay regadera...), había sido totalmente distinta.
“Mi esposo murió hace dos años y desde entonces yo estaba deprimida, sentí
que mi vida no tenía sentido, y entonces alguien me platicó de Regina y eso
me cambió la vida. Gracias a la inspiración de Regina, demolí la casa donde
vivía, que era occidental, y construí esta casa completamente japonesa”. Y eso
pasa con muchas otras personas que vuelven a sus raíces y demuelen su casa
occidental para recuperar las casas japonesas. Que Regina esté ejerciendo tal in-
190 Lizette Y. Campechano Moreno
fluencia en algo tan cotidiano como es el lugar donde habitas es algo que jamás
me iba a imaginar. No es obra mía, es de Regina [De Lorenz, 2008].
Un reencuentro con las llamadas raíces es algo que también puede ex-
traerse de la mexicanidad y neomexicanidad, esas raíces que anclan en un
presente discontinuo y fracturado por la globalización, brindando además
una espiritualidad que se remite a los antepasados y se recrea de manera
flexible en el presente, frente a nuevas situaciones concretas. Y aunque mu-
chas veces se atribuye a la internet el ser uno de los vehículos por los cua-
les se da esta fragmentación, también brinda herramientas para un anclaje
en las tradiciones a los usuarios que practican este espacio. Las imágenes en
internet son bastión de la relación e identidad en la web, ya que “captamos
el significado de una colectividad a través de las imágenes que nos proyec-
ta, los símbolos que usa y las ficciones o narrativas” [Castells, 2001:471].
Quizá por ello una de las orientaciones funcionales que adquiere la mexi-
canidad principalmente en la web es místico/esotérico/espiritual, lo cual
se concluye por el alto porcentaje de páginas que tratan estos temas,14 junto
con el aspecto cultural. Esto determina, en gran parte, los fines que se ge-
neran en cuanto al tránsito de la mexicanidad y neomexicanidad en inter-
net, como crear redes espirituales transnacionales que ayuden a vivir esta
espiritualidad, el intercambio de información, la creación de comunidades
virtuales, la oferta de bienes y servicios, la invitación a ritos, etc. Además,
explica por qué la mayoría de las representaciones de identidades de los
sujetos o grupos y las concepciones del ciberespacio desde la mexicanidad
y neomexicanidad se permean de este sentido místico.
Reflexión
número 55, septiembre-diciembre, 2012
14
168 de 324 páginas de las que se registraron [Campechano, 2010]
15
¿Ciencia y religión? Se pregunta Calil [2008], a este binomio podría añadirse ¿realidad
y virtualidad?, ¿vanguardia y folklore?
El retorno virtual de Quetzalcóatl: una netnografía de la mexicanidad y neomexicanidad 191
16
Como señaló Merleau-Ponty: “Hay tantos espacios como experiencias espaciales exis-
tan” [en De Certau, 1996:130].
192 Lizette Y. Campechano Moreno
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Páginas de internet
Abstract: This text describes and analyzes the cultural phenomenon of Mexicanism and its
relationship with Lakota spirituality by way of the appropriation of the Sun Dance ritual. The
aim is to articulate the senses conferred by the practitioners of Mexican ritual dances drawn
from the native American traditions and the implications regarding identity. To this end, the
text presents a historical recreation of the appropriation process and of the arrival of the Lakota
Sun Dance ritual to Mexico. Thereafter, an example hybridization and relocation process is
provided through the description of a particular case study: the Axixik Temaskalpul-li group
(Kalpulli of Mexicanism), located on the shores of Lake Chapala, Jalisco (which also practices
Sioux rituals, and which is the second oldest group in Mexico to practice the Sun Dance). Finally,
the paper questions the phenomenon of identity and meaning conferred by the people immersed in
the network of alternative spiritualism, which in a certain way circulates within the neo-indian
circuit, and particularly those aspects related to Mexicanism and the Sun Dance.
Introducción
por supuesto, con algunas otras tradiciones nativas del continente ameri-
cano. Al respecto, la tradición lakota es con la que más intercambio ha te-
nido y, en buena medida, de la que ha tomado una cantidad importante de
símbolos, rituales, objetos e idiosincrasia, entre otros. De la espiritualidad
lakota, una de las prácticas más importantes tomada en la mexicanidad es
el ritual llamado Wi Wanyang Wachipi, la Danza del Sol.
Éste es un ritual de agradecimiento y de ofrenda a la fuerza vital del
universo, llamado por ellos Wakantanka (el Gran Espíritu). Es un ritual
eminentemente masculino; sin embargo, en la actualidad también se per-
mite hacerlo a las mujeres. Esta ceremonia se realiza en el verano, regular-
mente en los meses de julio o agosto, meses en los que los días son más
largos y calurosos, además de ser la época en que los árboles comienzan
Significados y apropiaciones mexicas de la Danza del Sol 197
1
El acto de llevar sus pipas en la danza supone que, al danzar con ellas y hacer su ayuno
y oraciones, el Gran Espíritu les dará bendiciones mediante el tabaco y éste será com-
partido con el pueblo.
198 Aldo Daniel Arias Yerena
2
Para una explicación más extensa, consúltese Arias Yerena, 2011.
Significados y apropiaciones mexicas de la Danza del Sol 199
Mesa, Arizona, presidido por Tigre Pérez [Jiménez, 1992:227], simposio que
congregó a un gran número de jefes nativos de todo el continente americano.
En dicho simposio se conocieron el jefe de la reservación lakota de Ro-
sebud, Leonard Crow Dog y Tlakaelel, y, según este último, el jefe Crow
Dog lo invitó a Dakota del Sur a realizar la ceremonia de la Danza del Sol.
Así fue como Tlakaelel y un grupo de sus alumnos fueron a la reser-
vación de Rosebud en ese mismo año a realizar la Danza de Sol. En esa
ocasión fueron iniciados Tlakaelel y sus alumnos, entre los que iban actua-
les líderes de grupos de la mexicanidad, como Acasio Acatécatl Oltehua,
actual dirigente de la Danza del Sol en Veracruz.
Después de dos ocasiones de ir a danzar a Dakota del Sur, el grupo de
danzantes creció, y Tlakaelel decidió importar la Danza del Sol a México.
Así fue como el jefe Leonard Crow Dog autorizó3 que Tlakaelel hiciera
dicha ceremonia en México en 1982: “cuando les dije eso a los lakotas, ‘voy
a hacer la Danza del Sol en México’, por varios motivos: éramos muchos
para estar yendo hasta allá, pudiéndola hacer aquí, y así lo hicimos” [en-
trevista a Tlakaelel].
Esa primera Danza del Sol se llevaría a cabo en el Estado de México,
en Coacalco, en 1982; sin embargo, no podría seguir realizándose ahí, dado
que el lugar era pequeño y el grupo de danzantes crecía, fue entonces cuan-
do consiguieron un lugar en el Ahuehuete, en Ocuilan, Estado. de México,
en un lugar llamado “el cerro del chivo”.4 Así, la Danza del Sol en 1983 se
realizó en Ocuilan, con un grupo más amplio de danzantes, y en ese lugar
se celebró desde 1983 hasta 1990, año en que Tlakaelel se separó de Fausti-
no Pérez por diferencias personales, por lo que esa Danza del Sol quedó a
cargo de don Faustino, y Tlakaelel buscó un nuevo lugar para llevar a cabo
la Danza del Sol que él realizaba.
Para 1988, poco antes de dicho rompimiento, un grupo de buscadores número 55, septiembre-diciembre, 2012
de la mexicanidad de Guadalajara y Ajijic, Jalisco, fueron invitados a la
Danza del Sol de Ocuilan, como observadores para presentarse con Tlakae-
lel. Al año siguiente, algunos de ellos se iniciaron en el culto de la Danza
del Sol bajo la guía del mencionado dirigente [entrevista a Malinalkuikatl].
Al quedarse Tlakaelel en 1990 sin un terreno para llevar a cabo la Danza del
3
Al respecto, debo decir que hay muchos líderes que afirman que Tlakaelel no fue auto-
rizado por el jefe Crow Dog para hacer la danza; sin embargo, hay varias fuentes que
afirman lo contrario (entrevista con Arturo Meza).
4
Tlakaelel dice haber comprado dicho terreno; sin embargo hay otras versiones que di-
cen que ese terreno siempre fue, y hasta la fecha es, de don Faustino Pérez. Entrevista
a Tlakaelel, ya citada, [ibid.].
200 Aldo Daniel Arias Yerena
Tlakaelel llevó el mando de la Danza del Sol en Ajijic durante los años
1991 y 1992, donde danzó la mayor parte de las personas que acostumbra-
ban danzar en Ocuilan, así como varias del grupo de Ajijic. Sin embargo,
por problemas con los terrenos, Tlakaelel tuvo que dejar dicho lugar para
buscar otro donde instaurar su danza. Así, la Danza del Sol se quedó tam-
bién en Ajijic, y Tlakaelel movió de nuevo su Danza del Sol.
Según Tlakaelel, la danza se mudó de Ajijic a La Paz Citlaltepec, en el
estado de Puebla; de ahí a Ocotepec, en Morelos; después a Oaxaca (un
año por lugar), y, alternativamente, en Taos, Nuevo México, y en Huatapa,
reservación Guampanuag, Mass., en Estados Unidos, hasta que, en 1995, se
realizó en Teotihuacan, en San Martín de las Pirámides, donde actualmente
él todavía la realiza [documento de explicación del cartel de la Danza del
Sol de 1995 y entrevista a Tlakaelel].
número 55, septiembre-diciembre, 2012
5
Ésta es la primera Danza del Sol que Leonard Crow Dog autoriza en México y que es
dirigida por él mismo.
Significados y apropiaciones mexicas de la Danza del Sol 201
Como verás, este hombre (se refiere a Crow Dog) es un guía espiritual de mu-
chas naciones, y luego cuando hice la primer danza, le llevaron chismes, que
yo permitía que gente no indígena danzara, este… y que yo estaba violando
los reglamentos. […] En las leyes de la danza señalaba que debían danzar los
nativos, y yo le dije (al jefe Crow Dog) que ese hombre me había demostrado
que es un nativo de África. Le dije que era un nativo de África, y que las reglas
decía que nativos, no sólo nativos de América. Y dijo: “Ajá”, entonces ahora
deja que toda la gente de todos los colores hagan la Danza del Sol con él. O
sea, abrimos las puertas. También abrimos las puertas, porque los lakotas no
permitían que danzara un chicano. Nosotros los mexicanos, los hispanos, allá
del otro lado somos hispanos. Yo les dije que no era hispano. Me dijeron que
cómo no, si hablaba español. Dije: “bueno, tú no eres inglés, y estás hablando
inglés”. Dicen: “pos sí”, ah pos igual nos pasó a nosotros. Con eso ya entramos
en razón. Con eso abrimos las puertas a todos los chicanos en la Danza del Sol
de Estados Unidos, y luego con la Danza del Sol aquí. Lo hice para acabar con número 55, septiembre-diciembre, 2012
la discriminación racial que existía en Estados Unidos y de esta manera la bo-
rramos. [Entrevista a Tlakaelel]
Según este argumento, Tlakaelel no sólo abrió las puertas para que en
México danzaran nativos de otros lugares, sino que “hizo entrar en razón”
a los lakotas para que ellos también permitieran la entrada de otras perso-
nas (incluso hispanos) en las danzas del sol, y desde entonces esa opción
es una realidad.
Sin embargo, esta versión puede no ser del todo fiel, ya que, según
Tenopal, es muy posible que sujetos no nativoamericanos participaran de
dicho ritual desde los años setenta, a raíz de la rebelión y toma de Woun-
ded Knee por parte de distintos grupos nativos (pertenecientes al American
202 Aldo Daniel Arias Yerena
6
Este grupo es liderado por Malinalkuikatl, una de las dirigentes de la Danza del Sol
de Ajijic, y existe desde 1986. Tunkul lleva a cabo diversas actividades, como un taller
de creación de instrumentos musicales autóctonos, un taller de música autóctona, en
ocasiones clases de lengua y filosofía náhuatl, y sobre todo, danza azteca [entrevista a
Malinalkuikatl el 8 de febrero de 2010, en Guadalajara, Jalisco].
Significados y apropiaciones mexicas de la Danza del Sol 203
Lo que hacemos en el kalpulli tiene que ver con danza, por ejemplo danza
azteca pero por ejemplo también con Danza del Sol, para enlistar algo. Tam-
bién hacemos el temascal, y hacemos otras ceremonias un poco menores que
también son importantes. Por ejemplo el solsticio de invierno que le llamamos
Panketzalistli, también son de las prácticas que se hacen, el Mikiskuikatl o el
día de reposos, que también es una festividad la de noviembre de los difuntos;
los amarres de tilma y de huipil, que son enlaces matrimoniales, el Tokatilistli,
la siembra de nombre, en fin, son un conjunto de prácticas que en la mayoría
tienen que ver con la tradición mesoamericana, tolteca o Anahuaca que recibe
muchos a adjetivos, Azteca o mexica, y ese conjunto de ceremonias de tipo tol-
teca provienen básicamente del centro de México en teoría, del altiplano central
y son de filiación relativamente reciente, sí, de la última mitad del siglo pasado,
pero que al menos, discursivamente se anclan en un pasado remoto. Enton-
ces hay un discurso de que provienen de los tiempos antiguos, de los pueblos
originales, etc. pero su formato conocido actual proviene de la mitad del siglo
pasado. Por un lado, y hay otras ceremonias […], la Danza del Sol, la implora-
ción nocturna o el vision quest, en que nos hemos involucrado, no sabemos ni
cómo directamente con los pueblos nativos del norte de Estados Unidos, con
los pueblos de las praderas de Estados Unidos muy entre nos, con gente del
estado de Dakota del sur, en donde hay cuatro reservaciones indígenas de los
que son conocidos como el pueblo Sioux, pero que ellos se llaman a sí mismos
lakotas, pero con tribus concretas. [Entrevista a Tenopal].
Cuando, en 1990, Tlakaelel terminó su relación con don Faustino Pérez, número 55, septiembre-diciembre, 2012
Axixik Temazkalpul-li inició los trabajos para modificar parte del cerro del
Tempisque con el permiso de la Comunidad Indígena de Ajijic, en lo que
antes eran dos puntas de cerro, con el trabajo de mucha gente, pertenecien-
te y no al Temazkalpul-li, hicieron una explanada en el cerro con la finali-
dad de emparejar el terreno para hacer la Danza del Sol. Pingüino Sagrado
lo relata así:
7
Los temascales que realiza Axixik Temascalpul-li son de tipo lakota, hechas de varas
de algún árbol flexible, sembrados en la tierra y cubiertos con mantas y lonas.
204 Aldo Daniel Arias Yerena
Se encontró el lugar en una meseta, que de hecho eran dos cerros, no en una
meseta como está hoy, que eran dos puntas. Y se eligió ese lugar y ahí empeza-
mos a trabajar; desbaratamos un cerro para hacer la meseta. Desbaratamos un
cerro para hacer el lugar, donde hoy es la cocina, allí era un cerro. Y desbarata-
mos ese cerro a punta, pala y carretilla para hacer la meseta de la Danza del Sol.
[Entrevista a “Pingüino Sagrado”.]
Era muchísima gente, entre 100 o 120 danzantes, unos venían de Estados Uni-
dos, pero también venían de México, de Veracruz, de San Luis, de Durango.
Había poca gente de Guadalajara, la mayoría eran de fuera. [Entrevista a “Pin-
güino Sagrado”.]
La ceremonia de ese año se llevó a cabo con éxito y satisfacción para los
asistentes y se pensaba llevarla a cabo en ese sitio de ahí en adelante.
En 1992 se realizó la primera carrera continental llamada Jornadas de
Paz y Dignidad Indígenas. Ésta fue una iniciativa de un grupo de chicanos
inmiscuidos en las cuestiones indígenas de México y Estados Unidos, radi-
cados en varias partes de la unión americana8 y que englobaba un sentido
espiritual y a la vez político en resistencia a los 500 años de conquista euro-
pea en América. En esta carrera de relevos que recorrió todo el continente
número 55, septiembre-diciembre, 2012
8
Tlakaelel dice ser uno de los organizadores de esta carrera continental de resistencia,
a 500 años de la conquista. En un principio afirmó serlo junto con Alfonso Pérez y Au-
relio Díaz Tekpankalli. Sin embargo, lo desmiente, y dice que Aurelio Díaz, junto con
Nanita Sanabria y Domingo Días Porta, se adjudicaban la originalidad de dicho evento
[Jornadas de paz y dignidad 1992].
Significados y apropiaciones mexicas de la Danza del Sol 205
volver a México a una reunión muy grande con el pretexto de la Danza del Sol
y de una reunión preparativa para la siguiente jornada o carrera de tres años
después. [Entrevista a Tenopal.]
Así fue como Gustavo Gutiérrez envió una carta a Alfonso Pérez, infor-
mando que una comisión de chicanos y mexicanos había ido a la reserva-
ción Lakota de Rosebud, en Dakota del Sur, con el jefe Leonard Crow Dog,
para pedir la autorización para realizar la Danza del Sol en Ajijic en ausen-
cia de Tlakaelel. Leonard Crow Dog aprobó la iniciativa9 y autorizó a Ed
Mendoza dirigir la danza del verano de 1993 [carta de Gustavo Gutiérrez a
Alfonso Pérez, con traducción al español por parte de Axixik Temaskalpul-
li]. Incluso el jefe Crow Dog estuvo interesado en asistir a dicha Danza del
Sol; sin embargo por problemas personales, no pudo salir de Estados Uni-
dos para esas fechas [entrevista a Kuauhtli Tekwani].
De esa manera se llevó a cabo la Danza del Sol los días 30 de septiem-
bre y 1, 2 y 3 de octubre de 1993, con la dirección de Ed Mendoza y una
numerosa comisión de danzantes del sol provenientes de distintas partes
de Estados Unidos.
Para el año siguiente, en 1994, el mismo grupo de chicanos que apoyó
al Temascalpul-li envió para dirigir la danza de ese año a Rubén Hernán-
dez, un heyoka.10 Ésa fue una de las danzas del sol más controversiales en la
historia de Axixik Temascalpul-li, dado que este dirigente, utilizando sus
conocimientos de heyoka, dirigió una Danza del Sol al revés. Malinalkuikatl
lo cuenta así:
Fue una danza muy controversial, muy llena de todo. Ya hemos platicado que
nos mandaba a dormir y teníamos que estar despiertos, y la mayoría se dor-
mían. Y los ponía a comer y teníamos que ayunar, y muchos caímos en esa
número 55, septiembre-diciembre, 2012
cuenta del revés, y no como debiera ser, pero como pusimos una voluntad muy
grande y nuestra inocencia, las cosas se dieron y nos fue muy bien. Todo salió
bien. [Entrevista a Malinalkuikatl.]
9
Es importante decir que el jefe Crow Dog autorizó esta danza, dado que en México
existen fuertes críticas a la mayoría de danzas del sol que se han instaurado por su ca-
lidad de “no auténticas”, o de no gozar de ningún permiso de los jefes nativos. Incluso,
parte de estas críticas se da mucho en los danzantes del sol de Estados Unidos.
10
La figura del heyoka es de las más importantes y a la vez controversiales de los lakotas;
es también conocido como “el payaso sagrado”. El heyoka se distingue por dar ense-
ñanzas “al revés”, por ejemplo, bañarse en tierra, burlarse de las cosas sagradas, entre
otras acciones.
Significados y apropiaciones mexicas de la Danza del Sol 207
gente chicana, y gente de los barrios de Los Ángeles y de otros lugares que
venían a apoyar la danza. De Denver, Colorado, vino mucha gente. [Entrevista
a Malinalkuikatl.]
Con los de Ajijic, después de que yo los dejé, vinieron unos lakotas de Pine
Ridge, a ayudarlos, y andan diciendo: “uy vinieron los lakotas a ayudarnos con
nuestra danza”. Y ya por eso son bien auténticos.
Mira, hay mucha gente que se siente auténtica con esas cosas, cuando viene
un lakota, y dicen: “nombre sí, ésta sí es una ceremonia sagrada, la dirige un
lakota” y no es cierto, a veces es gente que no sabe.
Está bien que la gente busque eso, pero lo que no saben es que eso también
está en la mexicanidad, que eso también lo tenemos nosotros, la danza, el te-
mascal, todo, y es lo mismo, sólo que se dejan llevar porque lo hace un lakota.
[Entrevista a Tlakaelel].
número 55, septiembre-diciembre, 2012
hemos tenido el intercambio tan fluido y tan presencial como antes. [Entrevista
a Tenopal.]
ellos (los lakotas) dijeron: “no se trata nada más que nosotros vengamos, sino
de crear un puente o un intercambio cultural”, de hecho hasta le pusimos un
nombre, que era el proyecto de intercambio cultural mexica-lakota… [Entrevis-
ta con Tenopal.]
En el año 1999 fue la última danza que dirigió Acasio Acatécatl, debido
a que ya había cumplido su ciclo de cuatro años, además de haber provoca-
do una cuestión sumamente controversial en ese grupo, por lo que decidie-
ron hablar con Acasio y pedirle que dejara la dirección de la danza. [Charla
informal con Malinalkuikatl.]
Para el año 2000 vendría uno de los sucesos más importantes de este
grupo. La familia Moves Camp entregaría formalmente una pipa ceremo-
nial a la comunidad de Axixik Temaskalpul-li, formando una alianza ritual
entre los dos grupos. Esta alianza ritual permite que la Danza del Sol de
210 Aldo Daniel Arias Yerena
Ajijic se lleve a cabo con el apoyo ceremonial del reconocido “Hombre es-
piritual” de la reservación de Pine Ridge, lo que de alguna manera significa
que existe una dependencia, por muy leve que sea, de la familia lakota de
Richard Moves Camp:
Nos entregaron formalmente una pipa que venía bendecida por la familia de
Moves Camp, como un hermanamiento ceremonial entre su familia y este cír-
culo. Entonces ellos comentaron que era un mismo altar. Así le llamaron un
solo altar un solo fuego. Entonces ‘estamos con ustedes’. Entonces hubo, por así
decirlo una formalización de esa relación. [Entrevista a Tenopal.]
Como ya fue apuntado, la Danza del Sol lakota fue introducida a México
por medio de un líder de la mexicanidad llamado Tlakaelel. Este dirigente
perteneció al Movimiento Confederado Restaurador de la Cultura de Aná-
huac, organización mexicanista que data de la década de los años cincuenta
del siglo xx y que pretendía restaurar los valores del Anáhuac en el México
moderno. Tlakaelel perteneció a la línea más espiritual de esa organización,
y tomó camino propio al desaparecer dicho organismo.
Tlakaelel ha sido difusor y promotor de la mexicanidad desde esos
años, y ha participado en diversos congresos, simposios, conferencias y re-
uniones de ancianos tradicionales de América en varias ocasiones, lo que
le permitió hacer contactos, vínculos y alianzas con diversos dirigentes y
líderes espirituales indígenas.
En 1980, al conocer a Tigre Pérez y a Leonard Crow Dog, y ser invita-
do por este ultimo a realizar la Danza del Sol, Tlakaelel, después de dos
ocasiones de ir a danzar a Dakota del sur, decidió traer la Danza del Sol a
México.
Este proceso puede ser explicado mediante la teoría de la translocali-
zación, donde una práctica ritual y sus símbolos se deslocaliza, dejando su
territorio físico o geográfico, e incluso su anclaje étnico, para entrar en las
dinámicas de intercambios globales. De esa manera, se translocaliza, entran-
do en ese flujo de intercambios culturales de distintas culturas y sujetos, número 55, septiembre-diciembre, 2012
para después relocalizarse en un nuevo lugar físico-geográfico y con nuevos
sujetos. Es así como la Danza del Sol lakota, se deslocalizó cuando Tlakaelel
la adoptó y decidió traerla a México, traslocalizándose ésta en el proceso de
alianza de los dos dirigentes y en la readopción de esa ceremonia entre un
lugar y otro, y relocalizándose en México con nuevos sujetos, nuevos luga-
res y nuevos sentidos [De la Torre y Argyriadis; 2008:14-19]. Sin embargo,
no es sólo que la ceremonia en un nuevo lugar y con nuevos sujetos lo que
sucede, también existe una adopción y adaptación de símbolos rituales.
La Danza del Sol ha sido adoptada por distintos grupos de mexicani-
dad en todo México, tomada como un ritual guardado hace siglos por nati-
vos, que de alguna manera se dice son de la misma confederación Anáhuac
y, según la teoría de las cuatro flechas, esa ceremonia era originalmente
212 Aldo Daniel Arias Yerena
11
Es justo decir aquí que no todos los danzantes del sol aceptan la Danza del Sol como
azteca, y, de manera contraria, aceptan que dicha ceremonia es de origen lakota.
Significados y apropiaciones mexicas de la Danza del Sol 213
dad los códigos esenciales de todos los contextos donde él evoluciona, in-
cluyendo el contexto transnacional” [ibid.: 34]. Este actor es el que de alguna
manera representa un liderazgo, y también puede ser la cabeza o represen-
tante de una agrupación. Es importante decir de éste que sus actividades
no se remiten únicamente a las del grupo, sino que, al ser él un nodo, puede
tener y generar relaciones con otros sujetos y grupos alternativamente a
su lugar o grupo de procedencia. Entonces, Tlakaelel, con los contactos y
alianzas que ha establecido a lo largo de su vida, tejió fuertes relaciones con
distintos jefes indígenas y dirigentes espirituales, lo que le implicó conocer
muchas tradiciones y establecer una red, que culminaría en la translocali-
zación de la Danza del Sol a México. Como un nodo, ha estado en diversas
reuniones importantes de los pueblos nativos de América, conoce las tradi-
ciones de muchos de ellos y, además de ser el líder de la única iglesia nativa
en México,12 ha generado relaciones importantes con sujetos individuales y
con grupos enclavados en el nativismo en toda América.
Conclusiones
12
In Caltonal, a.c.
214 Aldo Daniel Arias Yerena
13
Para una amplia explicación del término, consúltese: Galinier y Molinié [2006].
Significados y apropiaciones mexicas de la Danza del Sol 215
Bibliografía
Entrevistas
Ponencias
Mendo, Alejandro
2008 “La invocación acústica al sol: El silbato del águila en la Danza del Sol de
los oglala Lakota”. Ponencia que se presentó para la Mesa 3 “Sustitutos
acústicos del lenguaje verbal” dentro del IV Seminario Internacional de
Etnomusicología organizado por la Universidad de Guadalajara, Guada-
lajara, Jal., 30 y 31 de octubre.
Publicaciones periódicas
Abstract: This paper presents a historical reconstruction of the emergence and rupture between
two esoteric associations linked to the spiritual movement of the New Age in Guadalajara: the
Gran Fraternidad Universal - Great Universal Brotherhood (gfu) and the Mancomunidad de la
América India Solar - Solar America India Commonwealth (mais). It will support the hypothesis
that the central element of the conflict between the two groups is due to the acceptance, by the mais
members, of the local indigenous traditions as a legitimate source for a shared ideal of spiritual
search and synthesis; whilst the said ideal is revindicated as universalist, in the local environment
it has clearly been reduced to the Eastern traditions and the spritual consumer preferences of the
middle-class people from Guadalajara in the 70s and 80s who were linked to the gfu organization.
The analysis of this case within the confines of the local society is carried out through the use of
original materials (brochures and in-house publications of the organization), as well as some other
publications from the same period and recent interviews with several personalities involved in
the process through which the conflictive character of the emergence of a revindicated indigenous
trend on the part of the spiritual seekers who identify themselves with the New Age, thus showing
the limits of the unrestricted inclusion, or collage, of different ingredients from varying origins
with which this global spiritual movement is usually associated.
Introducción
1
De acuerdo con la metodología propuesta por José Guilherme Magnani: “El circuito se
define como un padrón de la distribución y la articulación de los establecimientos que
permiten el ejercicio de sociabilidad por parte de usuarios habituales, que no supone
necesariamente una contigüidad espacial, pero sí una articulación por prácticas típi-
cas” [Magnani, 1999:27-46].
2
Para una exploración histórica a profundidad de este caso consúltese [García, 2010].
La indianización de la nueva era en Guadalajara 221
age pierde su especificidad para expresar una forma más amplia de confi-
guración religiosa, denominando “religiosidad a la carta” [Hervieu-Léger,
1993],3 “una nebulosa esotérica”4 o un “circuito alternativo” a la religiosi-
dad institucional que consagra la autonomía de la persona en su búsqueda
de desarrollo espiritual [Carozzi, 1999 y 2004].5
Por otra, se ha intentado definir el new age como un movimiento reli-
gioso específico cuyas creencias centrales y comunes serían, según Gutié-
rrez Zuñiga y De la Torre [2011], las siguientes:
Estas creencias dan como resultado uno de los aspectos más salientes
de esta forma nueva de espiritualidad contemporánea: su funcionamiento
con base en una dinámica de constante mezcla y combinación de elementos
provenientes de distintas tradiciones espirituales consideradas ancestrales
y aun de distintas corrientes psicológicas y de literatura de divulgación número 55, septiembre-diciembre, 2012
científica, por lo que también se han intentado definiciones en torno a esta
particularidad. La definición de Leila Amaral, por ejemplo, propone al new
age como:
3
[Hervieu-Léger, 1993].
4
[Champion, 1995:709-739].
5
[Carozzi, 1999] y Carozzi, 2004:139-154].
6
[De la Torre y Gutiérrez Zúñiga, 2011:395-426].
222 Jesús García Medina • Cristina Gutiérrez Zúñiga
7
Por relocalización entenderemos uno de los tres momentos en los que metodológica-
mente podemos analizar los procesos de translocalización cultural de formas sim-
bólicas: el primero alude a la desterritorialización del contexto de origen (local); el
segundo se refiere al momento “trans” en tanto circulación de dichas formas (i.e. en
los medios de comunicación, en los flujos de internet), y el tercero es la relocalización
de dichas formas como proceso de reapropiación y reinterpretación en un nuevo con-
texto local. Estos conceptos han sido el punto de partida de los proyectos “Religio-
nes transnacionales del sur: entre la etnización y la universalización” coordinado por
Kali Argyriadis (ird-Francia) financiado por el anr y el aird (Francia), [2008-2010],
y “Transnacionalización y relocalización de las religiones indo y afro americanas”,
dirigido por Renée de la Torre y financiado por sep-Conacyt, en cuyos seminarios
participamos los autores del presente artículo. Para una exposición completa de esta
La indianización de la nueva era en Guadalajara 223
Por un lado los bienes de circulación global, que han sido desenclavados de sus
contextos históricos de producción, y que circulan por la red, se enraízan en los
marcos institucionales presentes de las culturas locales; pero por el otro lado,
reubican el alcance de lo local y lo tradicional en redes de intercambio que lo
conectan con grupos, instituciones, individuos que interactúan recorriendo y
construyendo circuitos de intercambio simbólico y económico dentro del siste-
ma de la red global, acercando distancias culturales entre realidades lejanas, y
creando nuevas experiencias de identidad que conllevan a creativos e inimagi-
nados hibridismos.8
10
Las fechas y datos biográficos de SRF han sido tomados del texto publicado en Red
gfu en Internet <http://www.redgfu.cl/html/sma.htm>, y en Agrupación mundial de
cosmobiología 2008, en Internet <http://www.unint.org/biografias.htm>, consultadas
en marzo de 2009.
11
La Sociedad Teosófica fue fundada en Nueva York en 1875 por Helena Blavatsky, Hen-
ry Olcott y William Judge. A esa corriente se adhirió Alice Bailey también durante
su juventud. En dicha sociedad se buscaba el conocimiento de “la Sabiduría Divina,
Sabiduría Oculta o espiritual”.
12
En referencias externas al movimiento, el nombre Sun Wu se encuentra asociado a
una familia china que jugó un importante papel en la apertura de la enseñanza de la
tradición marcial del tai chi al mundo occidental.
La indianización de la nueva era en Guadalajara 225
13
La intención era llegar a Machu Pichu, pero le resultó complicado ir directamente a
Perú. “Íbamos a residenciarnos en Venezuela porque era el país que más fácilmen-
te admitía la inmigración. Pero en realidad nuestra idea primera era el Perú así que
pensábamos dirigirnos a este último después de cierta temporada en Venezuela”. Cfr.
[Raynaud, 1991].
14
El emblema de la gfu, la cruz del Acuario, tomó en cierta manera el papel de pasapor-
te pero solamente en el sentido de que, gracias al hecho de ser portadores de la cruz
acuariana, los miembros de la gfu consideraban que serían bien recibidos en cualquier
lugar donde hubiera miembros de la fraternidad.
226 Jesús García Medina • Cristina Gutiérrez Zúñiga
15
La voz del León, en Internet <http://www.lavozdelleon.org/content/view/26/28/>,
consultada el 20 de abril del 2009.
La indianización de la nueva era en Guadalajara 227
ñoles, sino a los verdaderos Iniciados de América, que datan de 10, 15, 20 000 y
más años atrás [Ferriére, 1978:562].
Origen de mais
16
“Peguche, situado en las faldas del Taita Imbahura, es lugar propicio para ritual por
las aguas de su cascada y los poderes curativos que posee, por lo que también se le
llamó pueblo del salto del agua.” Cfr. [Lema Otavalo, 2003:]
17
Entrevista de Domingo Días Porta con Jesús García Medina, Zirahuén, Michoacán, 22
de agosto de 2009.
18
mais fue el primero de tres grupos organizados bajo la dirección de Días Porta, los
otros dos movimientos que fundó Días Porta fueron la Soberana Orden Solar de Chi-
chén Itzá (sosxi), en 1992, y la Acción por la Unidad Mundial (aum), en 2000.
19
Ibid.
La indianización de la nueva era en Guadalajara 229
los aspectos mental y espiritual del ser. Y la práctica de la yoga como disci-
plina formativa del carácter y excelente para templar el cuerpo”.20
Otras organizaciones, como la International Society for Krishna Conscious-
ness (ISKcon) se encontraban ya también activas, integrando una oferta
contracultural de la mano de la música juvenil, el pacifismo y la utopía de
la vida comunitaria en armonía con la naturaleza.21 De una manera parti-
cular, los jóvenes se vieron atraídos por el carisma de Días Porta, a quien
llegaron a conocer como “el Gurú de los hippies”. Así, en Guadalajara, se
formó un comité universitario de yoga con jóvenes que incluso iban a dar
clases de yoga en diferentes ciudades.22 Pero a finales de la década de los
setenta, mais se empezó a difundir en Guadalajara; entonces comenzó un
proceso de cambio en la gfu: Días Porta comenzó a promover el acerca-
miento a las tradiciones indígenas entre los seguidores e inició los llamados
peregrinajes a comunidades indígenas.
El primero de los peregrinajes al sur, fue hacia la selva del Amazonas.
De Guadalajara fueron unos veinte seguidores del movimiento, en 1986.
Fue la primera vez que la gente de mais tuvo contacto con las comunidades
indias del Amazonas por Colombia, con un jefe llamado Noel Rodríguez,
quien les aseguró ser los primeros con quienes tenían contacto.23 Ahí estu-
vieron siete días y conocieron a los huitotos24 y estuvieron en “ceremonias
de danza, de gracias a la tierra en las malocas,25 lugares donde se reúnen
ellos”.26
20
“Conferencia”, El Informador, 6 de octubre de 1965.
21
Una cronología de la evolución del campo religioso de Guadalajara puede consultarse
en [Gutiérrez Zúñiga y De la Torre, 2011:15-98.] número 55, septiembre-diciembre, 2012
22
“Conferencia”, El Informador, 6 de octubre de 1965.
23
Entrevista de Lucía Herrada Rodríguez con Jesús García Medina, Guadalajara, 14 de
julio de 2009.
24
Los uitoto, huitoto, witoto o güitoto son una comunidad o etnia indígena de la Amazonía
colombiana y peruana. Este grupo se ubica en las orillas de los ríos: Ampiyacu y Putu-
mayo, Napo, Nanay, Yaguasyacu. En Brasil, son denominados iitotó y son tan sólo 120
y viven en el Estado de Amazonas. Cfr. [Pezo Díaz. s/f.].
25
“La población macuna comprende unos 500 habitantes, que viven en grandes casas
comunales llamadas malocas, distribuidas a lo largo de los ríos y las quebradas de
la selva. Los hombres de una maloca generalmente pertenecen al mismo clan; por lo
tanto tienen que buscar esposas en otras malocas. Al casarse la mujer se va a vivir con
la familia del hombre”. Cfr. [Árhem, 1991].
26
Entrevista de Lucía Herrada Rodríguez con Jesús García Medina, Guadalajara, 14 de
julio.
230 Jesús García Medina • Cristina Gutiérrez Zúñiga
27
Entrevista de Esperanza Morán con Jesús García Medina, Teopantli Kalpulli, 26 de
marzo de 2009.
28
[González, 1992:46].
29
Luciano Pérez fue considerado líder espiritual de la comunidad ecológica “Los Gua-
yabos” en Zapopan Jalisco. En 1992 organizó la danza por la paz en Guadalajara. Mu-
rió en 2003 y al frente de la comunidad quedó Patricia Ríos. A Luciano Pérez se lo
conoció también como el tío. V. [Parra, 2008].
30
Sobre la fundación de comunidades utópicas en la Guadalajara de los setenta y ochen-
ta. V. Gutiérrez y De la Torre [2011].
31
Raymundo Tigre Pérez convivió con indígenas lakotas desde su niñez; entonces, re-
gresó a su comunidad de origen, con los purépechas, cuando ya había asimilado las
costumbres del norte. Por tal razón, lo que trajo a Guadalajara no era el temascal, era
La indianización de la nueva era en Guadalajara 231
Es el vigésimo séptimo miembro del linaje Ywahoo, que tiene el encargo de transmitir
la sabiduría ancestral de su pueblo. Es fundadora y directora de la Sunray Meditation
Society, da conferencias y dirige, bajo la orientación de ancianos nativos, un programa
de formación bajo el título The Peacekeeper Misión (Misión de Pacificador).
33
Sobre la importancia de los huicholes en el circuito neoesotérico de la ciudad y, en
particular, sobre Pablo Taisán como actor nodo de esta red, véase la obra de Alejandra
Aguilar Ros. i.e. “Estrategias de resistencia y negociación de los bienes culturales en
el chamanismo wixaritari” ponencia presentada en el Coloquio Internacional sobre
Reinterpretaciones new age de las tradiciones sincréticas latinoamericanas”, realizado
en Ciesas-Occidente del 21-23 de septiembre de 2011.
34
“akasha es una palabra de origen sánscrito, que se utiliza para denominar un plano
de la conciencia cósmica que actúa como archivo, en el cual se graban o registran to-
dos los eventos, situaciones, pensamientos, emociones y acciones de un ser. Allí está
registrada toda la historia del planeta, así como toda la historia personal de cada uno
232 Jesús García Medina • Cristina Gutiérrez Zúñiga
El conflicto
39
[Carrillo Armenta, 2000:6].
234 Jesús García Medina • Cristina Gutiérrez Zúñiga
40
Entrevista de María Rosas de Manjarrez con Jesús García Medina, Guadalajara, 26 de
marzo del 2009.
41
Entrevista de Esperanza Lastra con Jesús García Medina, Guadalajara, Jalisco, 20 de
abril del 2009.
42
Entrevista de José Luís Sánchez Aldrete con Jesús García Medina, Guadalajara, Jalisco,
25 de marzo de 2009.
43
Idem.
La indianización de la nueva era en Guadalajara 235
44
El movimiento de la mexicanidad ha sido ampliamente analizado por Francisco de
la Peña, de quien citamos la siguiente definición “El mexicanismo es un movimiento
revitalista, nativista y neotradicionalista caracterizado por una afirmación de lo autóc-
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Raymundo Tigre Pérez señaló en esa ocasión que el Canto de la Tierra “se reúne
para promover una Renovación Espiritual del Pueblo Indígena, unos hacia los otros y
hacia todos los seres que le rodean”. Por tal razón, en la reunión de líderes indígenas,
después del tercer día de prácticas rituales, se abrió espacio para recibir personas de
cualquier credo religioso que comulgaran con la idea de ofrendar a la Madre Tierra
en desagravio del daño que la humanidad le ha hecho, y al mismo tiempo pretenden
buscar la armonía entre los seres humanos.
47
En 1992, la coyuntura de la conmemoración de los 500 años del descubrimiento de
América representó una nueva oportunidad de afianzamiento de esta vertiente. La
primera Jornada empezó en Machu Pichu, Perú y en Chickaloon, Alaska. Las Jornadas
de Paz y Dignidad que se realizan desde 1992 cada cuatro años, han tenido el objeti-
vo de promover el reencuentro con los “hermanos originarios” de todo el continente
americano, a través de una carrera tradicional, de relevos, con participantes de todo el
continente. En 1992, las Jornadas tuvieron su meta en Teotihuacan.
La indianización de la nueva era en Guadalajara 237
Conclusión
Esta carrera es una manifestación visible de una nueva “web”, una telaraña
que se está tejiendo por toda América, en reacción a las globalizaciones ma-
croeconómicas, y que se constituirá en una fuerza importantísima en el futuro,
reivindicando al aborigen como parte (no “dueño”) de este mundo, que nos ha
recibido a los hijos de europeos y con quienes constituye ahora un solo pueblo,
para compartir un lugar de paz, comprensión y solidaridad, que quizás el siglo
xxi ilumine el mundo [Morhain, 1996].
48
Sobre la distinción intra, inter y trans, consúltese [Argyriadis y De la Torre, 2008:37].
240 Jesús García Medina • Cristina Gutiérrez Zúñiga
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Fuentes hemerográficas
Vincent Basset
Universidad de Perpiñán
Resumen: Desde hace unos diez años, un nuevo sector de actividades turísticas tiende a
desarrollarse al margen del mercado mundial: el turismo místico-espiritual. Entre el etnoturismo
y la búsqueda de experiencias espirituales, cada vez más viajeros internacionales fascinados con
los pueblos autóctonos tienden a sumergirse en culturas llamadas tradicionales a través de una
iniciación o inmersión chamánica. En América Latina, los lugares más emblemáticos de las culturas
prehispánicas se han vuelto objeto de numerosas especulaciones turísticas. Bien sean enmarcadas
por agencias profesionales o que sean consideradas como “salvajes” por las autoridades, estas
actividades invierten en nuevos espacios carentes de todo tipo de infraestructura adaptada.
Apoyándome en un estudio llevado a cabo en la reserva natural sagrada de Wirikuta, en México,
espacio de peregrinación de los indios wixaritari, se tratará de entender mejor a través de este
ejemplo las realidades y los riesgos de tales prácticas turísticas. Si este tipo de turismo tiende a
sobreestimar la figura del amerindio —y a elevarlo al rango de indio auténtico, como redentor
del hombre blanco—, este estudio contribuye también a demostrar, paradójicamente, que el
fenómeno de redescubrimiento y de reapropiación del chamanismo autóctono representa para el
turista una posibilidad de establecer una comunicación transcultural durante la cual él sufre una
transformación de identidad.
Abstract: Over the last decade, a new niche of tourism activity has been developing on the
fringes of the world tourism market: mystical-spiritual tourism. Classed as ethnic tourism
and the search for spiritual experience, more and more international travellers, fascinated with
the native peoples, are submerging themselves in the “so called” cultural traditions by way of
initiations or shamanic rituals. In Latin America, the most emblematic locations of the pre-
Hispanic cultures have become the object of numerous tourism businesses. Whether organized by
professional travel agencies, or considered as “native” by the authorities, these activities invest
in new spaces bereft of any form of appropriate infrastructure. Based on a study carried out at the
sacred Wirikuta natural reserve in Mexico, a place of pilgrimage for the Wixaritari indians, the
idea is to provide a better understanding of the realities and risks related to this type of tourism
activity. If this type of tourism tends to overestimate the figure of the Amerindian, elevating
them to the rank of authentic indian, and thus seen as the redeemer of the white man, this study
also —paradoxically— demonstates that this phenomenon of rediscovery and reappropriation
of native shamanism represents ‑for the tourist‑ the possibility of transcultural communication
through which his/her “identity” undergoes some form of transformation.
Introducción
Foto 1.
Turistas a la búsqueda de peyote en la sierra Real de Catorce
(San Luis Potosí)
Foto de V. Basset.
250 Vincent Basset
A. Contexto
1
Los concheros son grupos de danzantes neoindigenas; se dicen guardianes de las tra-
diciones aztecas y realizan sus danzas en las principales plazas de las grandes cuida-
des mexicanas.
2
La communidad wixarica es más conocida en México como la communidad huichola. Con
más de treinta mil personas, esta población indígena vive en la Sierra Huichol en los
estados de Jalisco y de Nayarit. Cada año, organiza una de las más viejas peregrinacio-
nes prehispánicas en Mexico, en dirección de wirikuta, para cortar el peyote.
3
El peyote es un cactus. Su nombre cientifico es Lophophora Williamsii, crece en el desier-
to del norte de Mexico hasta el sureste de Estados Unidos y contiene más de treinta
alcaloides, entre los cuales está la mescalina.
4
El Universal, 3 de octubre de 2004: “Denuncian profanacion de sitios sagrados huicho-
les”, La Jornada 7 de septiembre de 2002 “Un lugar sagrado en peligro”.
252 Vincent Basset
que, como pude constatarlo in situ, el hecho de que sea una reserva natural
no ha cambiado nada en cuanto a la llegada de turistas a esta región y a la
preservación de este sitio.
La reserva de Wirikuta, terreno de juego del turismo místico-espiritual,
no es considerada por las autoridades locales como un lugar turístico pro-
piamente dicho; su desarrollo turístico resulta más bien de una creación ex
nihilo de los diferentes actores de este tipo de turismo. De hecho, desde los
años setenta, muchos extranjeros se han instalado en la ciudad fantasma de
Real de Catorce, principal atracción turística de la región del Altiplano, y
han arrastrado en su estela a otros viajeros en búsqueda de espiritualidad.
Frente a este desarrollo turístico, otros pueblos situados en el corazón de la
reserva natural sagrada, tales como Estación Catorce, Wadley o Margaritas,
se han beneficiado de este maná turístico. La vía ferroviaria México-Texas
y luego la construcción de una carretera desde Matehuala han contribuido
a la circulación de un flujo continuo de turistas tanto nacionales como in-
ternacionales. La mayoría de los turistas ha conocido este lugar a través de
una red de personas o por las lecturas de los libros de Carlos Castañeda.
Desde hace poco, algunas asociaciones europeas y americanas proponen en
internet circuitos turísticos para cumplir “una peregrinacion”. Estas activi-
dades se desarrollan al margen de la voluntad o los apoyos institucionales
del estado de San Luis Potosí. Aunque sea difícil calcular el número total de
turistas que visitan la reserva, ya que las entradas a un área desértica
pueden ser múltiples, algunos guardianes, encargados de velar por los in-
tereses de la comunidad wixarica, tales como R. Guzmán, han enumerado,
a partir de tres pueblos citados aquí abajo, más de tres mil personas que
han visitado la reserva el año 2005.
En el seno de esta reserva, tres tipos de poblaciones se relacionan y se
confrontan: el primero y más antiguo, el de los indígenas wixaritari. Ellos
número 55, septiembre-diciembre, 2012
B. Turistas
5
C. Castañeda, M. Harner, P. Furst, J. Halifax, J. Horwitz, V. Sánchez, M. de La Garza.
254 Vincent Basset
y sigue, para ello, la ruta de los “lugares de poder”, erigida y difundida por
el movimiento espiritual de la neomexicanidad [De la Peña, 2002].
Más que una simple visita, estos turistas dicen efectuar a su manera
una “peregrinación”. De los treinta y dos peregrinos observados, solamen-
te cuatro venían por primera vez a Wirikuta, los otros veintiocho ya habían
realizado varias estancías en esta reserva, y dieciocho de ellos visitaban
exclusivamente Wirikuta. Una cierta regularidad en la frecuencia de la vi-
sita del lugar indica que estos turistas peregrinos se comprometen duran-
te varios años a volver a este lugar; algunos intentan incluso efectuar a
la manera de los wixaritari “una peregrinación anual”. Esta asiduidad en la
visita de la reserva demuestra cómo los peregrinos, al contrario de los psi-
conautas, por ejemplo, han sido “afectados por la vibración de este lugar”.
Del turismo al neochamanismo: ejemplo de la reserva natural 255
6
El temascal es un baño de vapor de tradicion amerindia, llamada Sweat Lodge en Esta-
dos Unidos.
256 Vincent Basset
que en poco menos de cinco siglos en los que fue sometido al tamiz del occi-
dente, el chamanismo ha pasado de la alteridad máxima como la “religión del
diablo” a la identidad casi perfecta como símbolo cultural, y hasta como una
nueva forma de espiritualidad o de “terapia colectiva” en el mundo occidental
[Chaumeil, 1993:75].
artesanales del país como en los de Estados Unidos o Europa, así como sus
conocimientos en materia de chamanismo, son actualmente objeto de una
comercialización a larga distancia.
Dicho de otra manera, somos testigos de un proceso de “exomitifica-
cion” turística, es decir, un movimiento de “mitificación” de nosotros hacia
ellos [Girard, 2000:282], donde la práctica de un neochamanismo occidental
aparece como un medio para los otros turistas viajeros de acercarse a la cul-
tura amerindia manteniéndose alejados físicamente de ésta. El encuentro
con el autóctono no sería necesario, ya que el neochamanismo propuesto
por poblaciones noindígenas se presenta como el corazón del chamanismo
[Harner, 1982]. El neochamanismo occidental constituye un espacio sim-
bólico creado entre la cultura occidental y la cultura amerindia, en el que
ciertas formas simbólicas chamánicas son extraídas de su contexto cultural
y social para ser reutilizadas con el fin de responder a las preocupaciones
relativas a nuestras sociedades modernas occidentales.
A través de los dos grupos de turistas presentados, resulta que las ac-
tividades observadas en la reserva natural sagrada de Wirikuta oscilan en-
tre prácticas neochamánicas “a geometría variable” [Chaumeil, 2003]. Esta
distinción me parece indispensable a fin de entender los distintas cuestio-
nes de identidad a las cuales remiten estas prácticas, y hace que nos pre-
guntemos: ¿a cuáles expectativas responden estas actividades turísticas?,
¿se trata acaso de una búsqueda personal o de una iniciación en el sentido
religioso de la palabra?
Para algunos investigadores como I. Rossi, estas prácticas místicas remiten a número 55, septiembre-diciembre, 2012
un encuentro consigo mismo más que a una iniciación [Rossi, 2008:18], por-
que, como lo postula G. Escande, “los occidentales no poseerían la media-
ciones necesarias para enmarcar una experiencia alucinógena dentro de una
meta prospectiva” [Escande, 2008]. Sin embargo, me parece importante ma-
tizar estos comentarios, ya que en mi trabajo de investigación constaté que,
según los diferentes grados de implicación personal y las modalidades de
aprendizaje del neochamanismo, el grupo de turistas peregrinos, por ejem-
plo, se integra en un proceso de recomposición de la identidad a través de ac-
tos simbólicos, pruebas físicas y psíquicas. El aprendizaje de prácticas rituales
por intermedio de poblaciones indígenas, neoindígenas u otros turistas y el
carácter introductorio del que se invisten, les permitirían ordenar y enmarcar
las experiencias extraordinarias vividas durante este tipo de actividad.
258 Vincent Basset
7
La organizacion “El Fuego Iztachilatlán” o”Iglesia Nativa Americana de Itzachilatlán”,
dirigida por Aurélio Diaz, es la version mexicana de la “Native American Church” de
Estados Unidos. A pesar de muchas solicitudes ante la Direccion General de Asuntos
Religiosos” para ser reconocida a través de la ley “de Asociaciones Religiosas y Culto
Público”, fue clasificada según la legislación mexicana como una organización secta-
ria. Su particularidad es de reivindicar un chamanismo panamerindio.
Del turismo al neochamanismo: ejemplo de la reserva natural 259
los participantes van a pie o en carro a unos diez kilómetros del pueblo
de Wadley con el fin de recoger el peyote. El procedimiento indica que la
primera planta encontrada debe ser escatimada y, además, sirve de ocasión
para realizar un rito de ofrendas en el que las personas dejan comida, agua
o bienes personales. Luego, se trata de recoger las plantas necesarias para
la ceremonia con la ayuda de un cuchillo de metal o de madera preparado
especialmente para este fin. Antes de cortar los peyotes, los participantes
le piden permiso oralmente a la planta y se lo agradecen, después cortan
con cuidado la parte superior de la planta. Llegado el momento de conse-
guir un lugar donde acampar para pasar la noche, mientras que unos se
van en búsqueda de madera, otros hacen un círculo de piedras alrededor
del campamento con el fin “de estar protegidos” simbólicamente de los
“malos espíritus”. Los peyotes son luego lavados, pelados y puestos en
un recipiente o sobre un altar situado cerca de la fogata. Un participante
o el maestro de ceremonia los inciensa antes de ser consumidos. Al caer la
noche, la ingesta de plantas puede comenzar. Dado que el peyote tiene un
sabor relativamente amargo, cada quien se prepara su propia receta utili-
zando bien sea frutas, chocolate o agua. Después de transcurrir unos cua-
renta minutos, los primeros efectos comienzan a sentirse; los participantes
guardan generalmente un largo periodo de silencio y luego aparecen las
primeras palabras y risas al haber pasado un poco más de una hora. A lo
largo de toda la noche, cada quien puede cantar o tocar un instrumento,
y la ceremonia se termina generalmente al salir el sol. En muchos casos
observados, los participantes hacen, como los wixaritari, un recorrido pre-
ciso, que los conduce a los diferentes lugares de culto indígena situados en
el valle en el que nace el peyote, como El Vernalero, Las Ánimas, la gruta
de Las Narices, y hacia la sierra de los Catorce, con el fin de realizar una
última etapa en la cima del Quemado. número 55, septiembre-diciembre, 2012
Por otra parte, el estudio de los beneficios rituales relativos a estas ac-
tividades turísticas me autoriza a identificar estas prácticas como prelimi-
nares, en la medida en que representan un momento clave en la experien-
cia del sujeto; es decir, un punto de no retorno marcado por la transición
entre un antes y un después [Turner, 1969], marcado por pruebas físicas y
morales, y caracterizado por la búsqueda de una hierofanía, signo de una
probable elección chamánica.
A. La fase liminar
Durante la etapa llamada liminar, los participantes viven una ruptura con
el mundo ordinario sumergiéndose en un universo de los sentidos donde
260 Vincent Basset
todo les parece sagrado. Las prácticas rituales tomadas de diversas tradi-
ciones amerindias son reproducidas de manera sincrética mezclando nom-
bres de divinidades wixaritari y aztecas, objetos rituales y motivos rituales.
Estas tradiciones juegan el rol de matriz cultural y permiten como soporte
factual reconstruir un universo simbólico más o menos cercano al chama-
nismo amerindio. Estas prácticas rituales son indicadores que revelan las
relaciones de la alteridad que mantienen los turistas viajeros con respecto
a los amerindios.
En la reserva de Wirikuta, los turistas tienden a reapropiarse de los es-
pacios divinizados por la cultura wixárica a fin de asegurar su pasaje del
mundo profano al mundo sagrado. Siguiendo el itinerario observado por
los wixaritari, asimilan los elementos históricos y mitológicos disponibles y
necesarios para la correcta celebración de sus ceremonias. El reconocimien-
to de Wirikuta como lugar de culto para los extranjeros pasa necesariamente
por una consagración de orden mitológico, donde las historias transmitidas
oralmente por los pioneros del turismo internacional en la región se mez-
clan y se relacionan curiosamente con la historia del primer wixárica que
descubrió Wrikuta; es decir, la figura del héroe mítico Marra Kwarri, quien
tuvo su primera revelación en estos lugares.
La parte introductoria no representaría este momento crucial en la ex-
periencia del participante si éste no soportara las pruebas físicas y mora-
les. Resistir el calor del desierto, someterse a los procesos rituales, ingerir
plantas psicoactivas o el peligro de una caminata en el desierto, contribu-
yen a legitimar la determinación de los participantes de liberarse de una
identidad construida; pero también, y sobre todo, cumple una función
terapéutica. Según Juan, un neochamán mexicano, “Si quiere sanar, tiene
que pagar y aceptar el sufrimiento”. La ingesta de plantas psicoactivas,
tales como el peyote, durante las ceremonias observadas facilita, según
número 55, septiembre-diciembre, 2012
Durante una ceremonia, siempre es mejor que comas (peyote) todo lo que pue-
das, que llegues al límite y que lo pases para que llegues a otra dimensión y a
otro conocimiento de tu propia capacidad que posees dentro de ti, despertar
Del turismo al neochamanismo: ejemplo de la reserva natural 261
8
Extracto de una entrevista grabada en diciembre de 2004 con Juan, un neochamán
mexicano, proponiendo sus servicios “temascaleros” a los turistas en la reserva de
Wirikuta.
262 Vincent Basset
B. La fase postliminar
9
Extracto de una entrevista grabada en diciembre de 2005 con David, un turista ameri-
cano.
Del turismo al neochamanismo: ejemplo de la reserva natural 263
Conclusión
sobre todo en los turistas peregrinos, como una acción performativa capaz
de transformar la realidad y de permitir al sujeto alcanzar las finalidades
que se había fijado: negociar su diferencia frente a otros turistas, cambiar de
estatus como “peyotero”, establecer una comunicación con el otro-mundo
con el objetivo de volverse él mismo chamán o de lograr una sanación. De
una identidad sobrevaluada e idealizada, asistimos, a través de las movili-
dades turísticas con finalidad mística, a la creación de una identidad trans-
cultural existente en los hechos, la del chamán moderno occidental.
Del turismo al neochamanismo: ejemplo de la reserva natural 265
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266 Vincent Basset
Pablo Yankelevich
Escuela Nacional de Antropología e Historia, inah
El conocido refrán que asegura que una cosa es el árbol y otra muy distinta
es el bosque bien podría aplicarse a la docena de ensayos reunidos en este
libro. Sucede que Javier Garciadiego, al compilar en este volumen parte de
su obra desperdigada en un sinfín de libros y revistas, pone al descubierto
la amplitud de los asuntos que estudia y la originalidad de sus estrategias
de investigación.
Visto en su conjunto, los ensayos se significan como un renovado
esfuerzo por examinar la complejidad de la historia mexicana en la década
del novecientos diez. Garciadiego ajusta cuentas, contradice mitos, previe-
ne sobre modos y modas con que se han abordado personajes, circunstan-
cias y sucesos de la Revolución. Frente a cuadros de la historia nacional
pintados exclusivamente en blanco y negro, esta obra es un recordatorio de
los peligros que conlleva mezclar las pasiones del pasado con las banderías
del presente. En este sentido, Garciadiego hace suya aquella observación de
Marc Bloch acerca de que la costumbre de juzgar en muchos historiadores
los conduce fatalmente a perder el gusto por explicar.1
En las páginas de este libro, una notoria frontera separa viejos y nuevos
temas de la historia y la historiografía de la Revolución mexicana. En buena
medida, algunos de los ensayos son un buen ejemplo de la consustancial
provisionalidad del conocimiento histórico. Toda historia está sujeta a re-
visión, todo lo escrito puede y debe ser reexaminado con base en nuevas
perspectivas analíticas, con base en nuevos fondos documentales. En rela-
ción con esto destacan tres ejemplos.
1
Marc Bloch, Introducción a la historia, México, fce, 1957, p. 110.
la importancia del caudillo y del ejército que lideró, Garciadiego explora las
causas que condujeron a Zapata a la hacienda de Chinameca. Sucede que
la popularidad de Zapata y el tamaño del mito que alimenta una memoria
colectiva de lucha contra las injusticias en el campo mexicano, ha obturado
la reflexión sobre el desastre que clausuró esa experiencia revolucionaria.
“A la historiografía, sentencia, le ha sobrado simpatía por el zapatismo y le
ha faltado perspectiva crítica” [p. 175]. Garciadiego demuestra que el de-
bilitamiento de los alzados de Morelos antecedió con mucho al asesinato
del caudillo. Por ello, reconstruye episodios que incomodan a la memoria
oficial: fusilamientos, expulsiones y una despiadada purga en las filas del
zapatismo. La desconfianza, producto del acoso de las fuerzas carrancistas
se instaló en el Cuartel General de Zapata, y condujo al fusilamiento de
Descifrar la Revolución 271
porfirianos comprometidos con todos los bandos y todas las bandas contra-
rrevolucionarias, permiten acceder a una reflexión sobre la naturaleza de
la oficialidad del ejército federal, sobre los vínculos de la institución militar
con el poder político, y sobre la arquitectura de ese muy heterogéneo sec-
tor que apostó por el Cuartelazo de febrero de 1913, para alzarse en armas
cuando el triunfo de los revolucionarios, un año y medio más tarde.
La revolución fue una guerra y en la guerra los ejércitos son los pro-
tagonistas. Entender esa guerra obliga a estudiar a las tropas y a sus jefes.
2
Jorge Luis Borges, “La biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)”, en Obras Comple-
tas, Buenos Aires, Emecé, 1989, vol. 1, p. 562.
Descifrar la Revolución 273
Las autoras nos dicen que su pregunta inicial fue acerca del incesto,
y con ella trataban de entender cómo éste llega a convertirse en lo que es y
significa hoy. Plantean el tema del incesto osadamente, pues éste significa-
ba una grave herejía con respecto a los planteamientos bastante aceptados
de Lévi-Strauss, que hubiera sido una prohibición universal, omnipresente
y, de hecho, fundadora de nuestra especie.
Lo herético y osado tiende a ser atractivo, por lo que se antoja desde el
inicio el seguir la aventura que, sin mayores pretensiones, nos proponen y
empezamos entonces a caminar con ellas, sin darnos cuenta al principio de
las consecuencias que esta aventura nos va a traer.
Por lo que hace estrictamente a su pregunta inicial, por qué existe y por
qué se transgrede siempre la prohibición del incesto y si se puede aludir al
tabú como un tema de naturaleza o de cultura, realmente, en mi opinión,
queda claramente respondida y despachada de un plumazo en la intro-
ducción, pues, recuperando simplemente sus reflexiones sobre el texto de
Robin Fox, La roja lámpara del incesto, el asunto no es de relaciones sexuales
o procreación, sino de uniones matrimoniales, vínculos políticos y legisla-
ciones. Entonces ¿por qué seguir y llegar a hacer un libro tan voluminoso?
Pues bien, continúan porque su respuesta les abre la verdadera pregun-
ta que seguirá guiando la aventura de su investigación: ¿Cómo es que se es-
tablece, consolida, permite y perpetúa el orden patriarcal en las sociedades
humanas desde que comienzan a ser hasta nuestros días?
No valía una respuesta simple que afirmara que el incesto se relaciona
con la fuerza física, la división del trabajo, la crianza, etc., como se ha con-
siderado generalizadamente. La respuesta tenía que ser mucho más pro-
funda porque sus implicaciones son inmensas, graves y profundas, porque
determina y marca quiénes somos, cómo construimos la identidades sexo-
genéricas que se vuelven destino en nuestra vida y en nuestra muerte.
número 55, septiembre-diciembre, 2012