Prometeo
Prometeo
Prometeo
dentro de la cultura
mitológica griega hay que plantearnos en principio la cuestión formativa de este mito desde
una perspectiva griega y en toda su filosofía, es decir adentrarnos al contexto, al espíritu de
la época, no sólo con el fin de comprender la simbología que conlleva estudiar el mito de
Prometeo, sino también lograr una aprehensión de esa simbología para llevarlo a nuestro
contexto actual que en suma repercute en el acervo cultural de nuestra modernidad.
Pero hay que recalcar que estamos refiriéndonos a un mito que es en sí una forma de explicar
el mundo o como dice Carlos García Gual:
“...los mitos tienen una función significativa en la vida de una sociedad primitiva
o arcaica: explican el mundo, justifican los hábitos y los ritos, ofrecen las causas de las
pautas de comportamiento y relatan por qué las cosas son de un modo determinado”.2
Prometeo, siendo un personaje que se rebela a los dioses para el bien de la humanidad,
también se afirma en el hecho de engañarlos (en todo caso a Zeus) y además el de crear al
hombre, no sólo de una naturaleza semejante a la de los dioses, sino con algo que se le
atribuye y lo hace una categoría mayor a la de los animales: la inteligencia.3
Podemos plantear que hay una relación significativa dentro del perfil de Prometeo que tiene
una analogía muy estrecha con la modernidad, o en todo caso el hecho de civilización del
hombre que parte desde una desdivinización que en cierta medida favorece a la humanidad
proveyéndola de ciertos medios por los cuales no sólo sistematiza de una manera más rápida
sus actividades (el fuego, que es un elemento muy importante después del agua y que
simboliza el adelanto tecnológico), sino que crea las primeras ideas acerca de
la tecnología, es decir la creación y utilización instrumental de un determinado objeto para la
facilitación de los actos cotidianos vitales. Podemos plantearnos basándose en este elemento
principal (fuego), que cualquier ánimo de conocimiento o descubrimiento se da a raíz de una
necesidad por la supervivencia y, en ese sentido, Prometeo, conociendo la necesidad de los
humanos, trata de rebelarse ante Zeus para robar el fuego y por ende su tecnología en pos de
la humanidad:
Con respecto a la idea concreta de creación y evolución de los hombres, en el mito podemos
notar que no sólo hay una condición ya de dependencia divina, sino que también existe un
patente sometimiento por parte de los dioses ante los hombres, pues es sabido que el poder
que éstos tienen (el conocimiento) y por ende este “poder”, logra hacer que el hombre no sólo
se rebele ante las divinidades opresoras, sino que se independice de ellas y les “robe poder”
que utilizan para someterlos.
Esta relación casi dialéctica Dios-Humanidad, gira en el mito como una constante
íntimamente ligada al hecho de necesidad y rebelión, que es la que regulariza todos los actos
de “engaño” que Prometeo utiliza ante Zeus, para robarle poder, con el único objetivo que es
el de proporcionarlibertad a la humanidad. Entre estos actos de engaño, podemos diferenciar
dos importantes: el sacrificio a los dioses y el robo del fuego.
En el sacrificio a los dioses, Prometeo demuestra que no sólo basta ser poderoso para obtener
el conocimiento, sino que hay que ser muy precavido en nuestro juicio antes de tomar una
decisión:
En otro “engaño” a los dioses, Prometeo roba el fuego para entregarlo a la humanidad y así
hacer que ésta alcance el grado de civilización, partiendo del control, utilización y
perfeccionamiento del fuego y todos sus posibles beneficios, que en todo caso restará poder a
los dioses y centrará sus ojos en el vislumbramiento hacia el conocimiento y la inteligencia,
es decir cualidades humanas por excelencia que serán el eje central del desarrollo de las
civilizaciones a lo largo de la historia:
“Es curioso señalar que algunos de los principales escritores cristianos vieron en
Prometeo una imagen semejante a la de Cristo... El dios filántropo se sacrifica o se expone
al sacrificio —no de la cruz, pero sí de una tortura parecida en la soledad del Cáucaso”.11
En suma la amplitud que tiene el mito de Prometeo dentro de una conformidad literaria y
mítica dentro de la tradición antigua griega, no sólo nos hace referencia a la facultad a la que
aspira el hombre asombrado de la naturaleza (conocimiento) sino que parte de una necesidad
inherente del hombre por llevar su vida a un nivel mayor. Cabe rescatar el hecho importante
que conlleva a pensar que es necesario la idea de oposición para que haya un cierto desarrollo
dentro de las civilizaciones y que a raíz de esta oposición no sólo obtengamos ciertos
beneficios, sino también la certeza de que el ser humano es y será siempre una dualidad
inconforme ante su contexto y con un ansia casi obsesiva por lograr una identidad concreta.
Es decir su esencia primordial proyectada al horizonte del progreso.