El Duelo
El Duelo
El Duelo
Introducción:
1. El duelo se puede estudiar desde varias perspectivas: psicológica y/o bíblica, entre
muchas.
2. El duelo, hoy en día, es pasado por alto por muchos y falta mucha consideración de
nuestra parte para los que sufren. En los tiempos bíblicos el duelo duraba desde
semanas hasta meses. Eso significa que el duelo era muy significativo en la vida pasada,
pero de poca importancia para la sociedad de hoy.
3. El duelo es influenciado por la sociedad, la cultura y la religión de la persona. Nosotros
debemos considerarlo a las luz de la Revelación.
Naturaleza del duelo
1. Es un error pensar que el duelo solo se sufre cuando muere un ser amado. El duelo no
se sufre sólo en caso de muerte. También por pérdida de la pareja, el trabajo, un
negocio, nuestras posesiones o de cualquier objeto o persona de valor. Dios tiene apoyo
para cada caso.
2. Duelo, viene del latín dolus, dolor, lástima, aflicción o sentimiento. También se refiere
a las demostraciones que se hacen para manifestar el sentimiento que se tiene por la
muerte de alguien.
3. Se dice que es la respuesta emocional de una persona ante la experiencia de una
pérdida. Es el proceso de adaptarse a la nueva vida después de una pérdida.
4. El duelo tiene sus etapas, desde la negación hasta la aceptación.
1) Negación. La persona no acepta la pérdida del ser querido. Represión de
sentimientos o emociones exaltadas, pueden aparecer.
2) Ira. Puede ser una ira irracional, mal orientada, angustiosa y agobiante.
3) Depresión. Lucha interna por aceptar la realidad de la pérdida, encontrar una nueva
identidad y reconstruir la vida. La depresión es un enojo dirigido hacia adentro,
incluye sentimientos de abandono, falta de esperanza, impotencia. Es perturbación
del ánimo.
4) Aceptación. Se asume la pérdida de lo amado. Entonces comienza a vivir
nuevamente su vida y a ordenando. Se levanta con fe y para fe.
Si usted es quien sufre el duelo
1. Sufra su dolor, no se avergüence; es algo natural y parte de la vida, como el beber,
comer, vestirse. Si tiene hambre, come; si tiene sed, bebe; si tiene frío, se viste; si siente
tristeza, llora; y si sufre duelo, es normal que se entristezca, llore y sufra. El duelo sirve
para la salud; así como comer para que se alimente. Quien no come se muere, quien no
hace luto se enferma.
2. Acepte la compañía, el apoyo y la consolación de las personas. Si no hay quien se
acerque y apoye busque la ayuda.
3. Acérquese, deje que se acerquen a usted, las personas que quieren sanarla. Y recuerde
esto: Usted está en un total derecho de retirarse de las personas que en vez de ayudarla,
la enferman más: los que le crean sentimientos de culpa.
4. Otros consejos:
Jesucristo el duelo
Jesucristo estuvo en toda clase de experiencia humana. Estuvo frecuentemente en las fiestas
y en los momentos de duelo de sus seres amados. Y no solo eso, sino también apoyó a las
personas de manera apropiada. Es aconsejable estudiar el trato de Jesucristo para los
dolientes. Una de las características de su ministerio en esta área es que siempre llevó
esperanza a los dolientes.
Veamos el caso particular de Lucas 24:13-25
1. Los acompañó durante el camino. Sucedió el mismo día de la resurrección y del luto
(24:13-15). Pero los ojos de ellos estaban velados. No sólo porque Dios les mantuvo
cerrado los ojos, sino también porque estaban llenos de asombro, de dudas y preguntas,
como resultado de su dolor: su maestro había muerto, y así sus esperanzas del
establecimiento del reino a Israel.
2. Mostró interés por su dolor, les preguntó, pero con verdadero interés de ayudarles: “Y
les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué
estáis tristes?” (24:17).
3. Les escuchó. A partir del versículo 18 hasta el 24 los que hablaron fueron los dos
discípulos. Jesucristo sólo escuchaba. Si hay algo que debemos aprender es a escuchar.
Para eso es necesario callarse, mirar a la persona de frente y el mayor tiempo posible. Si
el doliente habla, se desahoga y el consejero tiene más información y recursos para
poder ayudar; además, tiene la ventaja de equivocarse menos.
4. La pregunta: “¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que
en ella han acontecido en estos días?” (24:18), es un tanto ofensiva; pero Jesucristo no
reaccionó mal.
5. Investigó más sobre el caso. Preguntó: “¿Qué cosas?” (24:19). Aunque Jesucristo sabe
todo, investiga y escucha para mayor información, conocer lo que piensan y lo que
sienten. Los dos discípulos estaban revelando su frustración.
6. En 24:25 Jesucristo les habla conforme a su realidad. Ellos estaban equivocados y
Jesucristo no les podia mentir. No aliente al doliente con falsas esperanzas y con
mentiras. Hable conforme a la realidad, pero también con cuidado.
7. Usó las Escrituras. Les explicó las cosas a partir de ellas (24:26-27). Ocúpese en dar
consejo conforme a la Biblia, no en la terapia. Usted es un pastor cristiano, no un
psicólogo. Para esto es necesario un amplio conocimiento de la Palabra de Dios.
8. Se separó, se alejó de los discípulos y vuelve hasta que lo invitan a quedarse con ellos
(24:28). No se quede con el doliente hasta el fastidio. Y ellos sienten confianza en usted
y sinceridad y buena intención de ayudarles lo llamarán.
9. Comió con ellos (24:29-30). Él compartió con ellos aproximadamente dos horas de
camino y ahora en la cena, no mucho porque al orar lo reconocieron, entonces
Jesucristo desapareció. No tienes que quedarte todo el tiempo con el doliente, pero sí lo
suficiente.
10. Dejó que los dos discípulos hicieran su parte. Éstos sintieron en su corazón el ardor de
las palabras del Señor, luego se levantaron y fueron a los otros discípulos. De esa
manera se sobrepusieron a su luto. El luto desaparece al volver la esperanza.
Conclusión
Lea los siguientes textos y descubra cómo trató Jesucristo cada caso de luto.
Juan 11:1-44
Juan 14:1-3
Juan 20:11-18