Zelotas

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¿Zelotas, sicarios y bandidos son términos sinónimos?

Extraído del libro "Los manuscritos del Mar Muerto. Balance de hallazgos y de cuarenta
años de estudio." Antonio Piñero y Dimas Fernández-Galiano (Eds.), Ediciones El
Almendro de Córdoba (2003)
Capítulo V: El Judaísmo en la Época de Jesús. Por N. Fernández Marcos, del
Departamento de Filología Bíblica y Oriente Antiguo del Instituto de Filología del
CSIC, Madrid.
Para completar la imagen del judaísmo y de la sociedad de Palestina del siglo I es
necesario aludir a los grupos marginales y radicales. En los manuales de historia judía
se repite que había un movimiento religioso-político, los zelotas, fundado por Judas el
Galileo el año 6 dC [cuando Jesús contaba con 10-12 años de edad], que luchó por
liberar al pueblo judío del yugo romano, hasta provocar la gran revuelta de los años 66-
70, que culminó con la destrucción del Templo, la esclavitud de gran parte de la
población judía y la dispersión del resto. Según la versión más difundida, sicarios y
bandidos serían otros nombres para ese mismo movimiento organizado, en particular,
según el libro “Zelotas y Sicarios” de Hengel, Josefo tomó esta terminología de la obra
antijudía de Nicolás de Damasco. Pero el término “bandido” [lestés en
griego, latrones en latín] corresponde al derecho romano, según el cual todos los
revoltosos que no podían declarar la guerra a Roma o no eran dignos de que Roma
se la declarase no eran considerados hostes o enemigos, sino ladrones o piratas. El
libro de S.G.F. Brandon “Jesús y los Zelotas” (1963) suscitó un encendido debate al
poner en conexión el movimiento de Jesús y su trágica muerte con los zelotas, sin
olvidar la imagen de un Jesús revolucionario dentro del marco de la Teología de la
Liberación. Pero los estudios más modernos obligan a distinguir estos tres grupos como
movimientos distintos.
1) Los zelotas son un movimiento “fundamentalista” de fanáticos religiosos y
nacionalistas. Los estudios sociológicos explican que sistemáticamente, en
determinadas circunstancias sociales, aparecen este tipo de movimientos. Son grupos
que intentan traer por la fuerza la teocracia, como por ejemplo al inicio del Islam, en las
Cruzadas, el fundamentalismo islámico actual, etc. El movimiento de los zelotas
comenzó en el 6 dC cuando Judea se convierte en provincia romana y Judas el
Galileo (cf. Hechos 5, 37) se niega a pagar el tributo a los romanos (Guerra 2, 118).
Nació del ala radical del fariseísmo y mantuvo estrechos contactos con la escuela de
Samay, los cuales mantenían que nadie fuera de Dios podía ser rey o señor, es decir, no
admitían ningún poder extranjero en Israel. Consideraban que pagar impuestos al
emperador era un acto idolátrico y admitían el uso de la fuerza militar contra los
paganos e incluso contra los judíos colaboracionistas. Sus modelos bíblicos eran Pinjás
(Nm 25, 7-13), Elías (1Re 18-40) y los hermanos Macabeos.
Con ocasión de la hambruna del año 48 se incrementó el apoyo de la población hacia
este grupo y cuando conquistaron Jerusalén en el 66 destruyeron todos los archivos y
registros de deudas. (Guerra 2, 18). Con todo, sus disposición para el martirio y su
desprecio hacia la muerte solo se explican por su fundamento religioso y su
orientación escatológica. En efecto, había más explotación y sufrimiento en otras
áreas del Imperio, pero en ninguna surgió un movimiento de estas características.
Desde el año 8 hasta el 44 dC [que incluye toda la vida pública de Jesús] Josefo no
menciona actividades de los zelotas. Más tarde se suceden cada vez más disturbios, con
los procuradores Tiberio Alejandro (46-48) sobrino de Filón de Alejandría, Cumano
(48-52) y Félix (52-60).
Al parecer, un discípulo de Jesús, Simón, era zelota (Mc 3,18 – Lc 6,15) [Quizás
también el otro Judas, no el Iscariote] y la purificación del Templo se ha interpretado a
veces como un intento de ocupar el Templo con una banda armada. Algunos dichos
sueltos de Jesús podrían reflejar el pensamiento zelota: “y el que no tiene alforja que
venda su manto y compre una espada” (Lc 22,36) y “no he venido a traer paz sino
espada” (Mt 10,34). Pero, a menos que se saquen de contexto, es imposible presentar
una imagen consistente de Jesús como zelota a partir de los evangelios. Los zelotas
creían servir a Dios exterminando a todo el que quebrantara la ley, mientras que
Jesús reclama amor para el prójimo, incluso al enemigo.
2) Los sicarios fueron antiguos terroristas (Guerra 2, 254, Antigüedades 20,164 y
Hch 21,38). [Algunos sostienen que Judas Iscariote recibía este nombre por haber sido
un sicario] Reúnen todas las características del terrorismo tal como se le conoce en los
modernos estados colonizados, explotados y oprimidos. Así como el bandolerismo es un
fenómeno rural de sociedades agrarias, los sicarios siembran el terror en la ciudad de
Jerusalén. Es un fenómeno urbano que emplea tácticas como asesinatos simbólicos
selectivos y secuestros. Josefo describe el asesinato del sumo sacerdote Jonatán (Guerra
2, 254), añadiendo que los sicarios se mezclaban en las fiestas con la concurrencia,
ocultando pequeños puñales bajo la ropa. Cuando los clavaban a sus enemigos, se unían
a la multitud indignada, por lo que era imposible descubrirlos. Generalmente los
asesinatos y secuestros iban dirigidos a judíos en puestos de responsabilidad, no contra
civiles o soldados romanos. Josefo describe también el secuestro del hijo del sumo
sacerdote Ananías (Antigüedades 23,208) para que éste presionara a Albino y que
soltase a diez de los suyos que tenía presos: Ananías y Albino cedieron al chantaje. El
miedo era lo peor, porque todo el mundo esperaba la muerte de un momento a otro, y no
se fiaban ni de los amigos, espiando a todos los que pudieran ser sospechosos.
Su momento de mayor actividad aparece en torno al año 50, coincidiendo con varios
movimientos populares carismáticos que anunciaban la liberación apocalíptica (Guerra
2, 259), precipitando los acontecimientos que llevaron a la Guerra Judía. En la revuelta
del 66 jugaron, sin embargo, un papel más limitado. Lograron escapar a Masada, al
mando de Eleazar ben Jair, donde resistieron lo que pudieron y terminaron por
suicidarse colectivamente (Guerra 7, 389)
3) Los bandidos no son rebeldes en general. No solo aparecen en la Guerra Judía,
sino también en el Nuevo Testamento como lestes más de diez veces: Mt 21,13:
26,55; 27,38; Lc 10,30.36, Jn 18,40… Carece de base que el vocablo lestes en Josefo se
refiera sistemáticamente a los zelotas. R.A. Horsley en su libro “Ancient Jewish
Banditry and the Revolt against Rome” (1981) describe diversas características del
bandolerismo que se daban en la Palestina del siglo I:
a) Surge en una situación en la que se experimenta que el Estado o los gobernantes
actúan de modo injusto. Por ejemplo, los desertores militares con frecuencia se hacen
bandidos.
b) Goza del apoyo de los paisanos, que los distingue claramente de los criminales.
c) Suelen hacer frente a los ricos y poderosos, al estilo de Robin Hood, Curro Jiménez,
etc.
d) comparten los valores básicos de la sociedad campesina de la que proceden.
Hay numerosos datos, aunque fragmentarios, sobre un bandolerismo de estas
características, especialmente en tres momentos:
a) antes de que Herodes se consolidase en el poder,
b) a mediados del siglo I, coincidiendo con la hambruna del 48 (Guerra 2,228),
c) en la década que condujo al estallido de la guerra (Guerra 2,253).
El pueblo los apoya e incluso los llama en su ayuda. Las aldeas ni los persiguen ni los
arrestan. Félix crucificó a muchos de ellos (Guerra 2,253). Se dio el caso de Juan de
Giscala, que al frente de una banda de 400, fue capaz de apoderarse de la aldea de
Giscala (Guerra 2,585), y al caer Galilea se convirtió en uno de los líderes en Jerusalén,
uniéndose a otras facciones revolucionarias.
IMAGEN: JUDAS ZELOTE (actualmente Judas Tadeo) representado en la cúpula del
Baptisterio Neoniano de Rávena (Italia)

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