CASTÁN ESTEBAN. La Religiosidad en Las Sierras Ibéricas

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Iglesia y Religiosidad en España.

Historia y Archivos, Anabad-Archivo Histórico Provincial de


Guadalajara, Guadalajara, 2002, Tomo I, pp. 125-144.

LA RELIGIOSIDAD EN LAS SIERRAS IBÉRICAS DURANTE LA


EDAD MODERNA: LA DIÓCESIS DE ALBARRACÍN1

José Luis Castán Esteban


Doctor en Historia Moderna

El hombre de la sierra celebra especialmente aquellas fiestas que tienen una


relación directa con la protección de sus bienes. En las ermitas se acumulan ofrendas
con las que se intenta conseguir el bienestar y la salud. La confianza en la divinidad
resulta fundamental en un mundo que está constantemente condicionado por las
inclemencias atmosféricas. Pero junto a las prácticas religiosas convivían un entramado
de leyendas y mitos sobre maleficios y brujas. Todo ello se plasmaba en letanías que
aún hoy se repiten para espantar el mal de ojo o remediar la desgracia propia o ajena.

En esta comunicación presentamos el avance de un proyecto más amplio de


investigación en el que trataremos de explicar a través de las fuentes proporcionadas
por las instituciones eclesiásticas (estatutos de hermandades, informes de párrocos y
obispos, procesos criminales e inquisitoriales), esta particular cosmovisión religiosa de
las comunidades rurales de la diócesis de Albarracín durante la Edad Moderna.

1. LA DIÓCESIS DE ALBARRACÍN

La sierra de Albarracín es una de las regiones en las que el medio natural se impone
de manera excluyente. A pesar de tener una altitud media de 1.400 metros, no se puede
caracterizar de montañosa al estilo de los Pirineos. Es más bien una elevada meseta
maciza, de origen paleozoico, en la que erosión diferencial ha hecho que se combinen
las formas planas con las abruptas.2

Los macizos de Gúdar y Javalambre se interponen a modo de pantalla evitando que


la alcancen las influencias mediterráneas, produciendo el efecto de continentalización
“por barrera”. Además, la altitud y la masividad de las tierras favorecen la irradiación
térmica y la persistencia de las masas de aire frío. La consecuencia más descatable,
junto con la fuerte oscilación térmica entre el día y la noche, es la persistencia de la
estación fría durante un periodo de siete a ocho meses. La agricultura es escasa y pobre,
y la mayor parte de la sierra únicamente puede ser objeto de explotación ganadera y
forestal. Y no durante todo el año. Los pastos sólo son aprovechables en la temporada

1
Este trabajo se enmarca dentro del Proyecto de investigación OTRI 2000/0107 de la Universidad de
Zaragoza. Ha sido financiado por la actual Comunidad de Albarracín. Presentado a las V Jornadas de
Castilla-La Mancha sobre investigación en Archivos: Iglesia y Religiosidad en España. Historia y
Archivos, Guadalajara, 2001
2
Existen numerosas síntesis sobre el medio natural de la zona, vid. PEÑA, José Luis, El medio físico de
la Serranía de Albarracín, en IV Curso de Geografía Física, Teruel, 1989, pp. 131-154; VILA
VALENTÍ, Juan, El paisaje humano de la sierra de Albarracín, “Teruel”, 7 (1952), pp. 25-94; o CALVO
PALACIOS, José Luis, Geografía humana de la sierra de Albarracín, “Teruel”, 49-50 (1973), pp. 33-40.
estival. A comienzos de noviembre se hace necesario partir con los rebaños hacia las
tierras cálidas de Valencia, Murcia o Andalucía, y no volver hasta el mes de mayo. La
población debía ser, por fuerza, escasa. Un informe de 1795 lo enunciaba con estas
palabras:

“Ésta [la ganadería] era la única riqueza del Partido, el único fondo de su
manutención; y como la arte pastoricia es totalmente opuesta a la
población, y los pueblos pastores son generalmente poco numerosos; de
aquí nacía que este distrito se hallaba reducido a cinco o seis pueblos de
pequeño vecindario. Desde el año de 1170, que es la época más remota y
cierta de la historia de este Partido, hasta el de 1400, parece que estos
naturales se mantuvieron entregados al espíritu de pastura, género de vida
bárbaro, comparado con la Agricultura que despreciaron”3

Sin embargo, esta pequeña comarca del sur del reino de Aragón contaba desde el
siglo XII con un obispado. El caballero navarro Pedro Ruiz de Azagra ocupó
militarmente la taifa bereber, la pobló y dotó de fuero, e hizo las gestiones necesarias
para conseguir que la ciudad de Santa María asumiera la restauración de un antiguo
obispado visigodo, primeramente con el título de Arcabricense y posteriormente con el
de Segobricense.4 Cuando el reino de Aragón se expandió hacia levante y fue tomada la
ciudad de Segorbe, el Papa Alejandro IV decretó la unión eclesiástica de ambos
territorios, que pasaron a depender del arzobispado de Zaragoza al ser elevada ésta a
sede metropolitana en 1318. La situación se mantuvo hasta que en 1577, tras el concilio
de Trento, se decretó la desmembración de dichas iglesias. La diócesis quedaba
reducida a la ciudad de Albarracín, su comunidad de aldeas, y algunas villas y lugares
próximos a dicha sierra, lindando con los obispados de Cuenca, Teruel, Segorbe y
Valencia. Un pequeño conjunto de parroquias rurales.5

3
Carta de D. Isidoro de Antillón, Socio de mérito de la Real Sociedad Aragonesa de amigos del país, a
un paisano suyo. ANTILLÓN y MARZO, Isidoro de, Carta Primera, en Continuación del Memorial
Literario. Noviembre, parte II, Madrid, 1795, pp. 277-278.
4
Sobre este periodo pueden consultarse: TOMÁS LAGUÍA, César, La erección de la diócesis de
Albarracín, “Teruel”, 10 (1953), pp.203-230; RIBERA RECIO, La erección del obispado de Albarracín,
“Hispania”, Madrid, (1965), pp. 27-52; y GARCÍA EDO, Vicent, El obispado de Segorbe-Albarracín en
el siglo XIII, Segorbe, 1989. La historia política del señorío ha sido trabajada por ALMAGRO BASCH,
Martín, Historia de Albarracín y su sierra, tomo III. El señorío de Albarracín bajo los Azagra, Teruel,
1959; y tomo IV, El señorío soberano de Albarracín bajo la Casa de Lara, Teruel, 1964; LACARRA,
José María, El rey lobo de Murcia y la formación del señorío de Albarracín, en Estudios dedicados a
Menéndez Pidal, Madrid, 1952, pp. 515-530; VÁZQUEZ, Cándido, Albarracín: noticias históricas de la
ciudad, Madrid, 1944.
5
ALMAGRO BASCH, Martín, Las vicisitudes de la diócesis de Albarracín y catálogo de sus obispos,
“Teruel”, 55-56 (1976), pp. 99-130; ALMAGRO BASCH, Martín, Dos obispos desconocidos de
Albarracín, “Teruel”, 64 (1978), pp. 91-108. El proceso de desmembración ha sido estudiado por
TOMAS LAGUÍA, César, La desmembración de las iglesias de Albarracín y Segorbe, Teruel, 1965. En
el concordato de 1851 se suprimió la diócesis. Desde 1878 fue gobernada por los obispos de Teruel como
Administradores Apostólicos. Para regular esta situación, la bula de Juan Pablo II “Cum nostrum” de 13
de agosto de 1984, la unía inseparablemente a la diócesis de Teruel. POLO RUBIO, Juan-José, Santoral
Hispano-Mozárabe en la diócesis de Albarracín, “Memoria Ecclesiae”, XVI (2000), p. 579.
Los feligreses eran pocos. Una simple aproximación, basaba en los censos y
vecindarios de la Edad Moderna lo evidencia con claridad. Cada aldea contaba entre
diez y treinta vecinos. Únicamente Terriente u Orihuela superaba los cincuenta, y sólo
la ciudad llegó a doscientos en el setecientos.

VECINOS DEL PARTIDO DE ALBARRACÍN6

Año 1439 1495 1646 1718 1764 1776


Vecinos 642 833 1262 950 1891 2719

Para su atención espiritual existían treinta y una parroquias, distribuidas en cuatro


Sesmas. La ciudad contaba con tres. La que se ubicaba en la catedral (El Salvador), la
de Santiago, y la de Santa María.7 El resto de las veintiocho localidades del obispado
sólo disponían de una. Terriente, (parroquia de El Salvador), Arroyofrío (Santísima
Trinidad), Bronchales, Frías, Javaloyas, Monterde, Saldón (que compartían la
advocación de la Asunción), Bezas (Visitación), Toril (Santos Abdón y Senen),
Tramacastilla (Santa Ana), Royuela (San Bartolomé), Pozondón, Ródenas (las dos bajo
la titularidad de Santa Catalina), Villar del Cobo (Santos Justo y Pastor), Noguera,
Torres de Albarracín (San Miguel), Orihuela (San Millán de la Cogulla), Valdecuenca
(San Nicolás), Guadalaviar (Santiago Apóstol), Calomarde, Griegos y Moscardón
(ambas con parroquias dedicadas a San Pedro Apóstol) se correspondían con las aldeas
de la Comunidad de Albarracín. Tramacastiel (El Salvador), Alobras (San Fabián y San
Sebastián),Veguillas (Santísima Trinidad), El Cuervo (Asunción), Tormón (Nuestra
Señora de la Natividad), y Gea (San Bernardo) pertenecían al señorío de Conde de
Fuentes.8 A las parroquias tenemos que unir las ermitas y santuarios. En Frías, por
poner un ejemplo, los cincuenta vecinos habían construido y mantenían seis ermitas en
1606.9 En total 62 recintos de culto cristiano diseminados por las sierras. Algunos,
como El Cristo de la Vega, en las afueras de la ciudad, y sobre todo el Santuario de
Nuestra Señora del Tremedal, en Orihuela, constituían un auténtico punto de referencia
para los habitantes.10 En estas iglesias se asentaban un total de 220 capillas, entre las

6
Fuente: LEZAUN, Tomás Fermín de, Estado eclesiástico y secular de las poblaciones y antiguas y
actuales vecindarios del reino de Aragón, [manuscrito del siglo XVIII editado en facsímil], Zaragoza,
1990.
7
GARCÍA MIRALLES, Fray Manuel, Orígenes de la iglesia de Santa María de Albarracín: sus
primeros obispos; sus capillas, “Teruel”, 23 (1960), pp. 205-244.
8
Existe una relación manuscrita de 1606, hecha posiblemente con motivo de una visita a la diócesis. Está
custodiada en el Archivo Diocesano de Albarracín. Citada por TOMÁS LAGUÍA, César, Las iglesias de
la diócesis de Albarracín, “Teruel”, 32 (1964), pp. 5-173. hasta el momento sólo ha sido publicado el
catálogo de pergaminos del archivo catedralicio. TOMÁS LAGUÍA, César, Catálogo de la sección de
pergaminos del archivo de la S.I. Catedral de Albarracín, Teruel, 1955.
9
Con las advocaciones de Santa María Magdalena, San Sebastián, San Juan, San Pedro, Nuestra Señora
de la Concepción, y Nuestra Señora del Carmen. TOMÁS LAGUIA, César, Las iglesias..., p. 78.
10
SOLAZ VILLANUEVA, Ángel, Orígenes y vicisitudes del santuario del Santo Cristo de la Vega de
Albarracín, “Teruel”, 51 (1974), pp.35-48. Sobre el santuario del Tremedal hay una amplia bibliografía.
Recogemos una sola referencia, que ha sido fuente de inspiración de muchas de las posteriores:
que destacan, por su reiteración, las dedicadas al Santo Cristo –13-, Nuestra Señora del
Rosario –25- y a las ánimas del purgatorio-13-11

Tampoco hay que olvidar las comunidades religiosas. En el siglo XVII se


establecieron los dominicos, tanto en su rama masculina como femenina, en la ciudad
de Albarracín. 12 En el señorío de Gea, los carmelitas calzados y las capuchinas. Por
último, en las afueras de la aldea de Royuela, los trinitarios tenían fundado un
monasterio desde el siglo XIII. Junto a él se celebraban fiestas religiosas, plegas
generales de la Comunidad y Mestas de ganaderos.

Casi toda la población formaba parte de instituciones eclesiásticas. No sólo por su


inclusión en una parroquia o por su participación en romerías a ermitas, sino por su
pertenencia a cofradías. Se han documentado un total de 68. Algunas, como las del
Santísimo Sacramento o de Minerva, fueron alentadas por los obispos postridentinos.
Otras, como las del Rosario, eran fomentadas por la orden de predicadores. Muchas
solían estar agrupadas por profesiones, lo que les daba mayor cohesión social. Así, los
albañiles pertenecían a la de San José, los tejedores a la de Santa Ana, los labradores a
la de Santa Bárbara y los zapateros a la de San Crispín. Incluso había una clasificación
por estamentos sociales. La hermandad de Santiago sólo permitía el acceso a caballeros
de nobleza probada. Estas cofradías, dirigidas por laicos con el cargo de clavarios o
mayordomos, gozaban de fuero eclesiástico, por lo que la justicia real no podía
intervenir en su gestión. En su origen, eran sociedades de ayuda mutua, pero en el siglo
XVIII se habían convertido en juntas de fiestas, en muchos de los casos con costumbres
poco acordes con la moral cristiana. La jerarquía eclesiástica intentó controlarlas, las
más de las veces sin éxito.13

En definitiva, una representación considerable a pesar de la escasa población. Una


presencia que se hace mayor a lo largo de los siglos modernos. Casi todas las capillas y
fábricas de las iglesias son de esta época. Hay pocas referencias a iglesias anteriores al
siglo XV: Bronchales, Calomarde, El Cuervo, Moscardón, Noguera. Pero en la segunda
mitad del quinientos la actividad constructiva es intensa. Se rehacen los templos de
Saldón, Royuela, Monterde o Terriente, este último con un magnífico atrio pagado por
el concejo en 1585.Se remodela la iglesia de Villar del Cobo. Se crean las parroquias de
Guadalaviar, Arroyofrío o Alobras, anteriormente ermitas. Se multiplican el número de

LORENTE, Francisco, Historia panegírica de la aparición y milagros de María Santísima del Tremedal,
venerada en un monte del lugar de Orihuela, obispado de Albarracín, Zaragoza, 1744.
11
POLO RUBIO, Juan-José, Santoral hispano-mozárabe..., pp. 581-584; TOMÁS LAGUÍA, César, Las
capillas de la catedral de Albarracín, “Teruel”, 14 (1955), pp. 147-186. Es difícil calcular el número de
personas al servicio de estas iglesias. Hay que tener en cuenta no sólo a los que recibían órdenes mayores,
que posiblemente no llegarían al medio centenar entre el cabildo, párrocos, vicarios y capellanes en el
siglo XVI, sino también un número indeterminado de beneficiados, sacristanes, visitadores,
recaudadores..., acogidos a tonsura y bajo jurisdicción eclesiástica.
12
GARCÍA MIRALLES, Fray Manuel, Los dominicos en Albarracín, “Teruel”, 14 (1955), pp. 147-186;
ESPONERA CERDÁN, Alfonso, Las dominicas de Albarracín, Valencia, 1998.
13
Destacamos a este respecto los trabajos de POLO RUBIO, Juan-José, Cofradías y hermandades de
Teruel y Albarracín en el siglo XVIII, “Aragonia Sacra”, IX (1994), pp. 89-98; La cofradía del Santísimo
sacramento de Guadalaviar (Teruel) según los datos del Archivo parroquial, “Memoria Ecclesiae”, IX
(1996), pp. 545-565.
fundaciones y capellanías.14 Todo ello unido al desarrollo económico de las sierras,
empujado por el auge del precio de la lana y la abundancia de ganado trashumante15.

2. LA RELIGIÓN COMO FENÓMENO SOCIAL

La religión no sólo abarca un conjunto de dogmas de los que se deriva una práctica
o ritual, sino que sanciona una moral determinada para sus fieles. Estos tres planos, las
creencias, la celebración, y la ética, conforman gran parte de la dimensión antropológica
del ser humano.16

2.1. LAS CREENCIAS

El dogma es la creencia en un conjunto de elementos de orden sobrenatural. Con


independencia de su verdad, las personas viven con esas ideas en su interior, o mejor
dicho, con la visión cultural que se trasmite sobre ellas en una determinada época. La
idea de Dios no es la misma para los cristianos del siglo XVI que para los del siglo XXI.
Si nos situamos en la óptica del ganadero, que se enfrenta a una naturaleza hostil, a la
necesidad de trashumar, la concepción de la divinidad y sus revelaciones, se establecía
en otras coordenadas.17

La inestabilidad de la condición humana, el miedo a la muerte cercana –el hambre,


la peste, las guerras-, la creencia en el demonio, en las fuerzas del mal, estaban muy
presentes. Además, los siglos XV y XVI en Aragón están marcados por la violencia y el
bandolerismo. En la Comunidad de Albarracín las luchas por el poder local, la presencia
de forajidos asociados en ocasiones a facciones nobiliarias, y la parcialidad en la
administración de la justicia creaba una fuerte sensación de inseguridad tanto en la
ciudad como en los dispersos y alejados lugares de la sierra. 18
14
Las referencias están extraídas de la relación de 1606 y del libro de capellanías del archivo diocesano.
Cfr. TOMÁS LAGUÍA, César, Las iglesias de la diócesis..., pp. 5-173; ALMAGRO, Antonio, ARCE,
Ernesto, PONCE de LEÓN, Pedro, El palacio episcopal de Albarracín, Teruel, 1995. A este respecto son
también útiles las obras de SEBASTIÁN LÓPEZ, Santiago, Guía artística de Albarracín y su sierra,
Albarracín, 1970; y Catálogo monumental del partido de Albarracín, “Teruel”, 64 (1981), pp. 91-108.
15
Sobre la importancia de la ganadería en la época moderna puede consultarse, CASTÁN ESTEBAN,
José Luis, La trashumancia de las Comunidades de Teruel y Albarracín sobre el reino de Valencia en los
siglos XVI y XVII, “Estudis. Revista de Historia Moderna”, 22 (1996), pp. 311-323.
16
GINER, Salvador, Sociología, 1976, pp.173-173. Recoge la interpretación sociológica de la religión de
TROELSCH, E., Die Soziallehren der Kristlichen kirchen und gruppen, Tuhinga, 1912.
17
MARCO SIMÓN, Francisco, Consideraciones sobre la religiosidad ibérica en el ámbito turolense,
“Kalathos”, 3-4 (1983-84), pp. 71-93; IBÁÑEZ HERVÁS, Raúl, Leyendas curiosas de Albarracín y su
sierra, Teruel, 1999. A nivel general siguen siendo válidos los planteamientos de BURKE, Peter, La
cultura popular en la Europa Moderna, Madrid, 1991. En el ámbito nacional pueden consultarse los
trabajos recogidos en ÁLVAREZ SANTALÓ, Carlos; BUXÓ i REY, M.ª Jesús; RODRÍGUEZ
BECERRA, Salvador, La religiosidad popular, 3 volúmenes, Barcelona, 1989.
18
BERGES, Juan Manuel, El intervensionismo de la monarquía en el régimen municipal de Albarracín
en el siglo XV, según las ordinaciones de 1438, en Los Fueros de Teruel y Albarracín, Coordinador: José
Manuel Latorre, Teruel, 2000, pp. 209-226. Vid. también ALMAGRO BASCH, Martín, Las alteraciones
de Teruel, Albarracín y sus Comunidades en defensa de sus fueros durante el siglo XVI, Teruel, 1984, pp.
165-169. Sobre la situación política de Albarracín en el reinado de Carlos I puede consultarse CASTÁN
ESTEBAN, José Luis, Poderes forales y poder real en Aragón. Albarracín bajo Carlos I (1516-1556),
Para la Iglesia, Dios Padre es el principio ordenador; en su nombre se hacen
todas las cosas, desde el origen de la república a la última disposición foral: Nadie debía
cuestionar la preponderancia de la religión. La ley humana era expresión de la ley de
Dios.19 En su nombre y a su servicio está creada la sociedad:

“En el nombre de Dios y de la gloriosa su madre, sea conocida cosa a


todos hombres, a los que son y están por venir, como nos, don Alvar Pérez
de Açagra, vasallo de Santa María, con franco corazón y con buena
voluntad y a exalçamiento de la chistiandad santa e ha confundimiento de
los enemigos de la cruz, hago y poblo una ciudad en el lugar de Santa
María de Albarrazín”20

Una idea de Dios que se asocia sistemáticamente a la paz y la justicia, de la que


participa también la monarquía. Los gobernantes tenían como finalidad que “la presente
ciudad de Albarracín, una de las más principales deste Reyno,(...) sea regida y
gobernada en paz y justicia, al mayor servicio de Dios y de su majestad, beneficio
público, tranquilidad y sosiego de los vecinos y habitares della”21

Mucho más presente que Dios como encarnación del bien, está la idea del Dios
todopoderoso, omnipotente, justiciero. Una divinidad que puede conceder nuestros
deseos a cambio de nuestras ofrendas. Esto implica una concepción de la religión como
petición. Construir un templo, asistir al culto o rezar oraciones ante las imágenes de las
iglesias, tanto de Cristo como los santos, es el modo más frecuente de relacionarse con
el Creador. Y más aún a través de la Virgen, patrona de la ciudad y de su Comunidad.

Junto a la divinidad celeste, por oposición, las fuerzas del mal; el demonio. También
con poderes sobrenaturales, capaz de tentar y corromper a los hombres. Un obispo del
siglo XVII aconsejaba que con “mucho cuidado y diligencia procuren aprender la
Doctrina Cristiana, y a los padres que la enseñen a sus hijos y familia, para que
armados con estas armas de la Fe, puedan vencer los embustes y engaños del demonio
enemigo de nuestras almas, y caminar por el camino de la virtud.”22

“Estudis”, 26 (2000), pp. 37-58. Sobre Teruel, LATORRE CIRIA, José Manuel, La conflictividad política
en la ciudad y comunidad de Teruel durante los siglos XVI y XVII, en, Los Fueros de..., pp. 137-208.
19
La idea de una divinidad suprema, asociada al firmamento, al día, está presente de todos los pueblos
indoeuropeos. La bóveda celeste y Dios padre se identifican. Su poder se manifiesta en forma de
tempestad, a través del rayo. CARO BAROJA, Julio, Las brujas y su mundo, Madrid, 1961, pp. 20-22.
20
PASTOR, Juan del, Suma de Fueros y Privilegios de las Ciudades de Santa María de Albarracín y de
Teruel, de las comunidades de aldeas, de las dichas ciudades y de la villa de Mosqueruela e de otras
villas convecinas, Valencia, Jorge Castilla, 1531. Libro I, fuero, 1.
21
OZCARIZ Y BÉLEZ, Ioseph, Insaculación y ordinaciones reales de la ciudad de Santa María de
Albarracín, hecha por el muy Ilustre Señor D. Ioseph Ozcariz y Bélez, del Consejo de su Majestad, en el
criminal desde Reyno de Aragón, y su comisario Real en este presente año de 1678, Zaragoza, herederos
de Pedro Lanaja, 1678, f. 9.
22
BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano celebrado en la ciudad de Santa María de Albarracín en el
mes de mayo de 1604, Barcelona, 1604. Título 1, artículo 1, f. 1. Los dos únicos ejemplares de que
tenemos noticia se encuentran depositados en la Biblioteca Universitaria de Valencia. En este trabajo
utilizamos la trascripción de Manuel Ángel Antón Guillén.
El demonio tiene dos manifestaciones. Una en la tierra, a través de la hechicería,
los sortilegios y la brujería, y otra tras la muerte, en el purgatorio y en el infierno.23 A la
primera se la condena y persigue, a la segunda se la teme y se intenta combatir con las
armas de la iglesia. El testamento de un vecino de la aldea de Javaloyas en 1599 lo
expresaba con claridad:

“Estando enfermo en su persona y cuerpo y con temor de la muerte,


ignorando la hora de aquella, la qual ha de venir con enfermedad y sin ella,
sacándolo de su juicio, memoria y libre voluntad, estando pues por la
gracia de nuestro señor Dios en su buen seso, firme memoria y palabra
manifiesta, temiendo las horribles penas del purgatorio y deseando, como
buen cristiano, gozar de la bienaventuranza celestial, queriendo prevenir el
día de su fin, (...)”24

La Iglesia insiste en la condenación eterna. Por un lado, es un instrumento de


coerción social, que protege al grupo de la violencia. Por otro, garantiza la fidelidad a
sus creencias y refuerza su autoridad moral. Para evitarla, además de la fe y las buenas
obras existen indulgencias, misas por el alma de los difuntos, limosnas o
peregrinaciones.25 Se intimaba constantemente con esta idea. Era costumbre que una
persona, por la noche, recorriera la aldea con un candil y una campanilla, rezando
oraciones por las almas de los vecinos que purgaban sus penas en el otro mundo.26

2.2. LA CELEBRACIÓN

Las fuerzas y entidades sobrenaturales que hemos mencionado no son perceptibles


de la misma forma que las personas o las cosas. Sin embargo, esto no quiere decir que
no podamos tener acceso a ellas. Toman contacto con este mundo a través de ciertos
23
Sobre esta idea, LE GOFF, Jaques, El nacimiento del purgatorio, Madrid, 1981, o ARIES, Philipe, El
hombre ante la muerte, Madrid, 1983. Referida a nuestro espacio pueden verse los trabajos recogidos en
Muerte, religiosidad y cultura popular. Siglos XIII-XVIII, Editor: Eliseo Serrano, Zaragoza, 1994.
24
Archivo Municipal de Albarracín. Sección III. nº 1. Testamento de Vicente Agoto, cirujano de
Javaloyas, 1599. Utilizamos la clasificación del archivo hecha por AGUIRRE GONZÁLEZ, Francisco
Javier; MOLES VILLAMATE, Carmen; ABOS CASTEL, María Pilar; CASAUS BALLESTER, María
José; LÓPEZ SÁEZ, José Luis; y RUIZ DOMINGO, Alicia, Catálogo de los archivos municipales
turolenses (III): Albarracín, Alcalá de la Selva, Bezas, Bronchales, Calomarde, Fuentes de Rubielos, Gea
de Albarracín, Miravete de la Sierra, Torres de Albarracín, Villar del Cobo y Villarroya de los Pinares,
Teruel, 1984. Existe una ordenación anterior de CARUANA GÓMEZ de BARREDA, Jaime, Catálogo
del archivo de la ciudad de Albarracín, Teruel, 1955.
25
A modo de ejemplo, se otorgaban 40 días de indulgencia a los que acompañasen el Santísimo
Sacramento, o se fomentaba el rezo del rosario por el convencimiento de su eficacia en el momento del
juicio final. BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 5, art. 1, f. 17. La existencia de trece
altares dedicados a las ánimas del purgatorio en la diócesis no hace sino reforzar esta idea. POLO
RUBIO, Juan-José, Santoral hispano-mozárabe..., p. 583.
26
La primera referencia la encontramos en el sínodo diocesano de 1656, presidido por el obispo
Jerónimo Salas Malo de Espulgas. Citado por ANTILLÓN y MARZO, Isidoro de, Carta X, en Memorial
literario. Parte II, Madrid, 1797, pp. 231-233. También está recogida en una obra inédita, escrita por el
canónigo Collado en el siglo XIX, Historia de Albarracín, f. 354, que informa que la costumbre se
mantenía en el momento de su redacción. Sobre esta obra y su crítica puede consultarse TOMÁS
LAGUIA, César, Notas para la historiografía de Albarracín, “Teruel”, 11 (1954), pp.35-55.
espacios que sacralizan. Un espacio de lo sagrado al que pertenecen tanto los edificios
(iglesias, ermitas, altares), las personas (los sacerdotes), los objetos utilizados (libros,
cálices, casullas,...) y los rituales que se celebran (eucaristías, oficios divinos,
procesiones,...)

Casi todos los ritos están asociados a la idea de remisión del pecado y salvación
del alma. Participar en ellos permite comunicarse con lo divino para dispensar las faltas
y sobre todo, solicitar favores y gracias ante quien todo lo puede, tanto por las
intenciones de la colectividad, como de los particulares.27 Pero, aun coincidiendo en los
planteamientos generales que acabamos de enunciar, la jerarquía eclesiástica, de
formación escolástica, y las comunidades rurales, divergirán en la forma de expresar sus
sentimientos religiosos.

El catolicismo después de Trento, insistió en el rito no como expresión de la fe


de un pueblo, sino como devoción ante el misterio sagrado. La primera exigencia era el
silencio en la celebración. Se ordenó que los sacerdotes “no permitan estruendo ni
ruido en las capillas, o altares que para este efecto están señalados, ni ellos den voces
descompuestas, ni inquieten a nadie, particularmente los días que haya frecuencia; y en
semejantes días hagan arrodillar al pie del altar, o en la grada a los que cupieren, y a
estos solos administren el santísimo Sacramento sin desviarse del altar, ni alargar tanto
la mano que parezca indecencia.”28 Evidentemente, nada de tabaco, “porque de él se
siguen el toser, escupir y otras asquerosas evacuaciones que estorban la devoción y
distraen a los fieles.”29 Y por supuesto, se debían suprimir los bailes, juegos, o danzas
con ocasión de celebraciones litúrgicas.30 En su lugar se impuso la música sacra, el
canto coral, que se exige a los clérigos para acceder al sacerdocio.31 La exaltación de la
eucaristía y del Santísimo Sacramento tiene su mejor reflejo en la creación doce
cofradías de Minerva en las parroquias de la sierra.32 Como señal del poder de la

27
Un reflejo de la concepción de la religión como petición son los exvotos. Ha trabajado sobre este
aspecto SÁEZ GUALLAR, Francisco Javier, Los exvotos de la provincia de Teruel. Un importante
patrimonio etnográfico gravemente amenazado, en Homenaje a Purificación Atrián, Teruel, 1996, pp.
319-344.
28
BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 5, Artículo 18.
29
ANTILLÓN y MARZO, Isidoro de, Carta X..., pp. 237-238.
30
BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 41, Artículos, 3 y 4. La visita pastoral del obispo
Pedro Jaime prohibió en Javaloyas los juegos durante misa y vísperas, bajo una pena de cinco sueldos.
POLO RUBIO, Juan José, La visita pastoral del obispo Pedro Jaime a la diócesis de Albarracín (1598-
1599), “Teruel”, 77-78 (1987), pp. 243. También del mismo autor, Las visitas ad limina de los obispos
albarracienses Pedro Jaime (siglo XVI) y Juan Francisco Navarro Salvador (siglo XVII), “Hispania
Sacra”, 39 (1987), pp. 589-615.
31
La construcción de órganos en los principales templos de la diócesis datan del siglo XVII. Sus
composiciones han sido recogidas por MUNETA MARTÍNEZ de MORENTÍN, Jesús María, Música de
tecla de la catedral de Albarracín. Cuaderno I: música de órgano, Teruel, 1981; Cuaderno II: música de
tecla, Teruel, 1981; Cuaderno III: música de tecla, Teruel, 1987; Catálogo del archivo de música de la
catedral de Albarracín, Teruel, 1984; VALLÉS, Francisco, Obras de la capilla de música de la Catedral
de Albarracín (Teruel) de los siglos XVII y XVIII, Zaragoza, 1986. Se pueden escuchar las grabaciones de
GONZÁLEZ URIOL, José Luis, Maestros de capilla de la catedral de Albarracín, Teruel, 1984. (Disco),
y JORDÁ, Teresina, Música de tecla de la catedral de Albarracín, Teruel, 1987. (Disco)
32
Este nombre le viene del templo de Santa María de Minerva en Roma, donde Paulo II (1534-1549)
aprobó la congregación del Santísimo Cuerpo de Cristo para promover el culto eucarístico. La de
eucaristía, los párrocos no dudaban sacar la custodia a la calle para llamar al orden en
riñas y tumultos.33

La mayor expresión de religiosidad en la sierra fue, y lo sigue siendo, la


procesión.34 Las cofradías llegaban a celebrar en las aldeas las de Nuestra Señora del
Rosario, del nombre de Jesús y de Minerva los primeros, segundos y terceros domingos
de cada mes, incluso sin la presencia de clérigos.35 En ellas se combinaba la devoción,
que evidentemente existía, con la convivencia social y la fiesta. Todos los intentos por
limitar estos espectáculos fueron infructuosos. El ilustrado Isidoro de Antillón, que los
conocía de primera mano, comentaba de esta manera la prohibición que hizo el obispo
Jerónimo Salas en 1656:

“Unos usos bárbaros y más costumbres supersticiosas habían introducido


en esta comunidad, como en otras, la detestable inveterada corruptela de
celebrar y santificar los días festivos no con súplicas humildes y repetidas
en el templo de Dios, como manda la Iglesia, sino con corridas de toros
bravos, y con soldadescas, llamadas en la sinodal zuizas, pasando en tirar
escopetazos y hacer un jerigonza de cuerpo militar, o en despedazar al
manso animal, apoyo de la agricultura, las horas que la Iglesia quiere se
empleen en el rezo, en la meditación, ó en el uso de los santos sacramentos.
Considerando quanto estos excesos alteran el espíritu y pureza de nuestra
divina religión, y la asemejan a los espectáculos y diversiones, o profanas o
crueles de los gentiles, manda el Sínodo incurran en pena de excomunión
mayor latae sententiae, ipso ipso incurrenda, los que se presenten al
desjarrete de toros, o formen esquadrones en las zuizas o soldadescas. A
pesar de esta terrible pena, cuya gravedad me parece es mayor que la que
corresponde al delito, continúan las zuizas y las corridas de toros y sólo se
puede esperar del progreso de las luces la abolición de estas fiestas, hijas
del paganismo o del espíritu militar de nuestros abuelos.”36

De entre todas las romerías de la diócesis en el siglo XVI, podemos destacar dos.
La celebración del día de la Santa Cruz de mayo, con procesión de la ciudad y aldeas de

Guadalaviar ha sido estudiada por POLO RUBIO, Juan-José, La cofradía del Santísimo Sacramento...,
pp. 547. El sínodo de 1604 ordenó que se creara en todas las iglesias del obispado. 32 BALAGUER,
Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 1, Artículo 10.
33
BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 5, Artículo 14.
34
Sobre las romerías turolenses hay un amplio proyecto de investigación en Seminario de Arqueología y
Etnografía Turolense. Destacamos, a modo de síntesis, SÁNCHEZ SANZ, M.ª Elisa, La devoción y las
romerías: dos aspectos fundamentales de la religiosidad popular turolense, “Kalathos”, 2 (1982), pp.185-
206, o GARCÍA HERRANZ, Rafael, Estampas etnográficas de Albarracín, Madrid, 2000.
35
El obispo obligaba a los rectores y vicarios asistir con modestia y compostura, en silencio, con rosarios
en las manos, procurando dar ejemplo a los seglares, que no debían guardar tanto decoro. BALAGUER,
Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 29, Artículo 7.
36
ANTILLÓN y MARZO, Isidoro de, Carta X..., p.242. Las soldadescas también estaban asociadas a la
cofradía del Santísimo Sacramento, como en la aldea de Guadalaviar. POLO RUBIO, Juan-José, La
cofradía del Santísimo Sacramento..., pp. 555-557.
Albarracín a Nuestra Señora de Royuela, y la subida al santuario de la Virgen del
Tremedal, en Orihuela.

La conmemoración del día de Santa Cruz coincidía con la llegada de la


primavera, con el fin del frío, con la vuelta de los hombres de los extremos con sus
ganados. En la explanada próxima al monasterio, los vecinos de la ciudad y su
comunidad celebraban una jornada festiva en la que junto a la eucaristía y la procesión,
se comía, se bailaba y se organizaban juegos hasta bien entrada la noche. El concejo
municipal y la comunidad de Albarracín corrían con los gastos: pagos al clero por sus
servicios, limosnas para el monasterio, comida de campo para oficiales y ciudadanos y
leña para las hogueras.37 La fiesta del santuario del Tremedal, tuvo su origen, como
muchos otros, en la aparición de la Virgen a un pastor en el siglo XII. En lo alto del
monte se alza la iglesia y la hospedería, acudiendo devotos de todos los pueblos de los
alrededores. La celebración religiosa se complementaba con música, toros, y en el siglo
XVIII, con fuegos de artificio.38

Estas fiestas eran básicas para la socialización de una comarca montañosa, poco
poblada, y que había estado sometida desde la Baja Edad Media a fuertes tensiones y
enfrentamientos. Además, propiciaban el conocimiento mutuo, y las posibilidades de
concretar negocios ganaderos o familiares, no menos importantes, como eran noviazgos
y alianzas matrimoniales. No es de extrañar que coincida con la fiesta de los mayos, en
la que los mozos eligen pareja hasta la noche de San Juan.39

2.3. LA MORAL

No hay religión sin ética. Los conceptos del bien y el mal son inherentes a su
definición. Partiendo una armonía divina, el delito/pecado, fruto tanto de la acción
humana como de las fuerzas del maligno, se concibe como una alteración del orden
preestablecido y querido por Dios. La salvación pasa por la reparación de la culpa.
Quien no la expíe en este mundo lo hará a su muerte, tras el juicio final. De ahí que la
teología se considere la fuente de la norma moral, y la iglesia la institución dedicada a
aplicarla, con la fiel colaboración de las autoridades civiles. Las visitas pastorales de los
siglos XVI y XVII se hacen con esa finalidad. Para que “haciéndola cada año, los
vicios y malas costumbres se extirpen, y la virtud se plante en los corazones de los

37
Los pagos están registrados en los libros de cuentas tanto de la ciudad (Archivo Municipal de
Albarracín. Sección I, nº 154), como de la Comunidad (Archivo de la Comunidad de Albarracín. Sección
III, nº 6 ) Usamos la clasificación de AGUIRRE GONZÁLEZ, Francisco Javier; MOLES VILLAMATE,
Carmen; ABOS CASTEL, María Pilar; y CASAUS BALLESTER, María José, Catálogo del archivo de
la Comunidad de Albarracín (Tramacastilla), Teruel, 1990. Las disposiciones sobre la fiesta están
recogidas en las ordinaciones de 1678. OZCARIZ Y BÉLEZ, Ioseph, Insaculación y ordinaciones...,.
Ordinación 76.
38
Además de lo relatado en la obra de LORENTE, Francisco, Histórica panegírica..., pp. 1-20, hay una
interesante descripción de los festejos que se efectuaron con motivo de la dedicación de un nuevo templo
en 1748 en MIGUEL POVES, José María, Apuntes para una historia de Orihuela del Tremedal, Teruel,
1928, pp. 67-77.
39
Las fiestas de los mayos han llamado la atención de etnógrafos desde el siglo pasado. De la amplia
bibliografía recogemos el trabajo pionero de POLO y PEYLORÓN, Manuel, Los mayos, Madrid, 1879
[reedición 1982]; y ROMEO PEMÁN, M.ª Carmen, Los mayos de la sierra de Albarracín, Teruel, 1981.
Cristianos, y entre ellos se conserve la paz, religión y sincera Fe”40. Como valores
supremos la paz, la hermandad. Algo que no debía ser muy frecuente entre los
feligreses. El objetivo, la armonía y las buenas costumbres. Los miembros de una
cofradía de la aldea de Valdecuenca lo expresaron así: ser “amadores de Dios y de
nuestro próximo, verdaderos servidores de los bienaventurados mártires sant Fabián y
sant Sebastián, y devotos buenos, legítimos hermanos”41

Para conocer cuales eran las acciones reprobables desde el punto de vista moral,
contamos con la información que proporcionan los edictos episcopales. A partir de los
de Pedro Jaime de 1598, y los de Andrés Balaguer de 1604, podemos establecer una
lista de pecados, cuya reiteración durante dos siglos no hace sino señalar su persistencia
a pesar de los esfuerzos de la acción pastoral:42

- Tratos demoníacos: hechicería, encantamientos, sacrilegios, conjuros,


adivinaciones, maleficios, encantamientos, sortilegios, adivinaciones,
maleficios, brujerías, blasfemias.

- Delitos sexuales: fornicación, adulterio, pecado contra natura, bestialidad,


incesto, separación de cónyuges, falta de dispensa para contraer matrimonio.

- Incumplimiento de deberes religiosos: precepto dominical, confesión y


comunión anual, pago de diezmos.

- Delitos económicos: fraude o transacciones monetarias, en venta de animales


y tierras, cobro de tasas arbitrarias.

- Riñas y agresiones: Entrar violentamente en iglesias o cementerios, agredir a


los clérigos, expulsar por la fuerza de las iglesias a los acogidos a ellas.

Para hacerles frente, la iglesia contaba diversos mecanismos. El más efectivo fue
el sentimiento de culpa, a través de la predicación y el sacramento de la confesión.43
Pero la culpa también se podía redimir con indulgencias, con limosnas que
tranquilizaban a conciencias titubeantes. Por ello, el clero no dudó en aplicar medios

40
Edicto de la visita pastoral a la diócesis de Albarracín del obispo Fray Andrés Balaguer. Está inserto en
la edición del sínodo de 1604..
41
Archivo Municipal de Albarracín. Sección II, nº 24, f. 1. Estatutos de la hermandad y compañía de
San Fabián y San Sebastián, del lugar de Valdecuenca, aldea de la Comunidad de Albarracín. CASTÁN
ESTEBAN, José Luis, La cofradía de San Fabián y San Sebastián: Religión y conflictividad social en la
Comunidad de Albarracín durante el siglo XVI, en V Jornadas de Castilla-La Mancha sobre
investigación en Archivos: Iglesia y Religiosidad en España. Historia y Archivos, Guadalajara, 2001.
42
El edicto de 1598 forma parte de la documentación que sobre la visita pastoral se conserva en el
Archivo de la Catedral de Albarracín. Estante 1, armario 2, ff. 1-4. Ha sido estudiada por POLO RUBIO,
Juan-José, La visita pastoral del obispo Pedro Jaime..., pp. 239-240. El de 1604 se transcribe en el
apéndice documental.
43
Los párrocos llegaban a llamar a confesión y penitencia pública a los fieles directamente al pie del altar,
lo que ocasionaba no pocos escándalos. BALAGUER, Fray Andrés, Sínodo diocesano…, Título 6,
Artículo 21.
más contundentes. Así, a los que defraudaban diezmos, se les aplicaba directamente la
excomunión, y se les impedía ser enterrados.44 Los vecinos con conductas sexuales
escandalosas (amancebamientos, adulterios) eran perseguidos por la jurisdicción secular
“exceptados las mugeres casadas, que cohabitaren con sus maridos, a las quales sólo
han de poder acusarles sus maridos”45 El tribunal de la inquisición trató de intervenir
durante el siglo XVI en las aldeas, pero la lejanía -dependían jurisdiccionalmente del
tribunal de Valencia-, los problemas de legitimación foral que suponían sus
procedimientos en Aragón, y la obstrucción de que fueron objeto en sus pesquisas, hizo
que fueran las autoridades locales las competentes en estos casos.46

3. CONCLUSIÓN: LA IGLESIA COMO COMUNIDAD

La organización social que subyace en la mentalidad de la Iglesia es la de


comunidad de creyentes. Una comunidad fue caracterizada por Ferdinand Tönnies,
Weber o Durkheim, como una formación de cariz emocional, basada en los lazos
personales que se establecen entre los individuos. La capacidad para influir, para
participar en la vida privada, en la conciencia de los fieles, es lo que la diferencia de la
asociación. Se es sólo en cuanto se pertenece al grupo y el grupo le pertenece. Crea
conciencia de identidad social. De ahí la mezcla entre lo religioso y lo profano. Un buen
ejemplo eran algunas prácticas devocionales, como las vigilias a los santos. Durante
nueve días seguidos, tras abstenerse de comer durante el día, los vecinos hacían voto de
velar en el interior de la ermita durante la noche. Pero la velada no transcurría a base de
plegarias, sino en tertulias. “la experiencia nos enseña que en nuestros tiempos faltando
aquella antigua devoción, han aflojado los fieles, que hacen semejantes velas del rigor
con que fueron instituidas en su principio, trocando la abstinencia y ayunos de los
nueve días en comidas y banquetes, y las vigilias de las noches en parlerías y
conversaciones profanas, tomando por recreación de los cuerpos lo que fue tan
santamente instituido para aflicción de ellos, y sólo para recreación y aprovechamiento
espiritual de las almas: y porque suelen también en semejantes velas seguirse algunos
escándalos y ofensas de Dios nuestro Señor, de la Virgen benditísima, y de los demás
santos, a cuya devoción dicen que las hacen”47 Otra muestra de esta concepción
religiosa es la celebración de los concejos de las aldeas en los templos. La iglesia es un
lugar de reunión, de participación popular.48

La insistencia en la dimensión comunitaria hizo necesaria la creación de un


estamento clerical, que debía sustentarse a partir de rentas y diezmos. El crecimiento

44
Así lo dispone el sínodo de 1657. ANTILLÓN y MARZO, Isidoro de, Carta XX..., p. 246.
45
La acusación se podía hacer tanto ante el justicia de la ciudad, como ante la Audiencia o la Corte del
Justicia de Aragón. OZCARIZ Y BÉLEZ, Ioseph, Insaculación y ordinaciones...,. Ordinación nº 76.
46
Los requerimientos de los inquisidores para pedir la detención de reos son frecuentes en la
correspondencia de la ciudad Archivo Municipal de Albarracín. Sección I, nº 1, f. 40, f. 133 y f. 142.
Puede consultarse FLORIANO, Antonio, El tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Teruel en
“Boletín de la Real Academia de la Historia”, LXXXVII (1925), pp. 173-260.
47
BALAGUER, Fray Andrés, Sínodo diocesano…, Título 23, Artículo. 1. Las vigilias se intentaron
prohibir sin demasiado éxito.
48
Ibidem, Título 25, Artículo 7. Estas iglesias han sido estudiadas por ALMAGRO GORBEA, Antonio,
Urbanismo y arquitectura en la sierra de Albarracín, Teruel, 1993.
económico del quinientos, y la política rentista de sus inversiones favoreció su
consolidación.49 A esto también ayudaba el patronazgo laico, que a cambio del
privilegio de presentación de candidatos, dotaba una capilla o beneficio curado.50 El
problema de estas fundaciones era el de la simonía. Según Fray Andrés Balaguer los
clérigos intentaban sobornar a los patrones para obtener uno o varios beneficios, lo que
propiciaba que éstos crearan auténticas redes clientelares entre los sacerdotes
diocesanos.51 Y es que la búsqueda de la renta hacía que la vocación eclesiástica no
estuviera muy presente en algunos presbíteros. Los obispos postridentinos insistieron en
su formación, en su selección y en sus buenas costumbres. Las visitas a las parroquias
de la diócesis censuraban de forma reiterada abusos tales como la participación en riñas,
el juego a los “dados, tablas, naipes y pelota”, el trato con mujeres, el uso de vestidos
no apropiados con su condición, el uso de armas, y el participar frecuentemente en
cacerías y monterías a caballo.52

Para acentuar su papel rector de la sociedad, se fortaleció la jurisdicción


eclesiástica, que si bien pudo reforzar los mecanismos de control sobre la población –a
través de la excomunión-, en ocasiones generaba problemas debido a las personas que,
acogiéndose a la inmunidad eclesiástica, se escondían -retraían- en el interior de los
templos. Los casos debían ser frecuentes a comienzos del siglo XVII. Las situaciones de
mayor tensión se daban cuando los criminales asistían a las celebraciones religiosas
junto a las familias de las víctimas. Las miradas y palabras tarde o temprano daban lugar
a alborotos y enfrentamientos en medio del templo.53

Asentada sobre sólidas bases, la presencia del clero y su mensaje ideológico se


proyectaba sobre la sociedad en todas las etapas vitales del ser humano. O por lo hemos
eso pretendía. La vida del cristiano se intenta poner bajo a protección de la Iglesia y sus

49
Queda todavía pendiente un estudio de las rentas del obispado. Únicamente se ha hecho una
aproximación a la contribución decimal. DOÑATE BARQUERO, Arnaldo José, Los diezmos en la
Diócesis de Albarracín (del modo y forma de cuartear en el dicho obispado), Albarracín, 1991. Hemos
evidenciado como el clero era el beneficiario de la mayor parte de los censales cargados sobre la ciudad y
la Comunidad en los siglos XVI y XVII. Archivo de la Comunidad de Albarracín. Sección III, nº 1 al 12.
50
En el Archivo Diocesano de Albarracín existe un libro de capellanías donde se registraron estas
fundaciones. Citado por TOMAS LAGUIA, César, Las iglesias..., pp.5-6. Algunas, como la concesión de
1572 a la Comunidad en la iglesia de Santa María, o el altar construido en la casa de la institución en
1685, se conservan en el Archivo de la Comunidad de Albarracín. Sección XIII, nº 2 y nº 19.
51
BALAGUER, Fray Andrés, Sínodo diocesano…, Título 21, Artículo 4. La importancia del patronato
laico ha sido puesta de manifiesto en Teruel por LATORRE CIRIA, José Manuel, El clero del obispado
de Teruel en 1753,”Aragonia Sacra”, VI (1982), pp. 113-149.
52
POLO RUBIO, Juan José, La visita pastoral del obispo Pedro Jaime..., p. 238. Se insistía
especialmente en la prohibición de ejercer tareas seculares, como la compra y venta de lana o la
confección de paños. Las mujeres a su servicio debían tener al menos 40 años (excepto hermanas,
sobrinas o parientes) Sobre la situación del clero en otras diócesis, como Valencia, puede consultarse,
CASTÁN ESTEBAN, José Luis, La reforma del clero en los sínodos valencianos del siglo XVI (1548-
1607),”Anales valentinos” (1998), pp. 81-112.
53
BALAGUER, Fray Andrés, Sínodo diocesano…, Título 25. No hay que olvidar que la diócesis contaba
con un tribunal tanto para causas civiles como criminales, así como de cárcel para delincuentes. El
funcionamiento de estas instancias está regulado en los Títulos 51-56 de las constituciones sinodales. Sus
fondos están depositados en el archivo diocesano.
santos. La Iglesia protege, la Iglesia educa, la Iglesia vigila y en su seno se muere. Así,
en el bautismo, que supone la integración del nuevo ser en la comunidad, con su reflejo
en los libros de la parroquia, el niño asume el nombre de pila bajo el patrocinio de
Jesús, la Virgen, o un santo del cielo, intercesor y modelo que se ha de imitar. De igual
modo los sínodos intentan regular el matrimonio, la muerte o los enterramientos. Los
párrocos están obligados a asistir a los enfermos para disponer su alma y testamento
como hijos de la Iglesia.54 En cuanto al entierro, la posibilidad de inhumarse en las
capillas particulares del interior de las iglesias se convirtió en un auténtico signo de
distinción social.55

Para reforzar la devoción no hay nada mejor que asociarlo al cobro de la


soldada. La vigilia de Navidad era celebrada, entre otras cosas, porque en ella se
pagaban los sueldos de los oficiales, parte del de los pastores y posiblemente, por
imitación, el de muchos más trabajadores.56 Después de la fiesta de Santa Cruz, se
realizaba la visita a las sierras universales.57 Las penas de la Mesta se pagaban desde
San Miguel hasta San Martín.58

Un último factor que actuó como elemento cohesionador de la comunidad fue la


labor asistencial y educativa. Las iniciativas fueron numerosas. Desde las limosnas, que
permitían suavizar la polarización social a la vez que consolidaban la hegemonía del
grupo dirigente, hasta la creación de fundaciones piadosas para casar doncellas en los
pueblos.59 Dominicos en el siglo XVII y escolapios en el XVIII asumieron la enseñanza
de la juventud. Sus colegios son obra de particulares que alentados por obispos celosos
de su apostolado, canalizaron sus rentas para educar a los escasos niños que podían
obviar las tareas domésticas.60 Esta última labor, la de la socialización de los niños
mediante el trabajo, tampoco era desdeñada por el clero y las autoridades civiles. Como

54
Sínodo de 1657 de Jerónimo Salas Malo. Citado por ANTILLÓN y MARZO, Isidoro de, Carta X..., pp.
231-232. Sobre la labor de este obispo vid. POLO RUBIO, Juan José, Jerónimo Salas Malo (1599-1664),
deán y obispo de Albarracín, devoto de Nuestra Señora del Pilar, “Xiloca”, 9 (1984), pp. 147-169; 10
(1984), pp. 71-94; y 11 (1985), pp. 95-122.
55
Las familias principales de la diócesis, con privilegio para enterrarse en las iglesias son bastante
conocidas. GARCÍA MIRALLES, Manuel, Linajes de Albarracín: la casa de los Dolz de Espejo,
“Teruel”, 33 (1965), pp. 77-123; CAÑADA SIERRA, Javier, Relación de infanzones de los partidos de
Albarracín y Alcañiz, “Teruel”, 60 (1978), pp. 91-108; GARCÍA HERRANZ, Rafael, La heráldica en
Albarracín, Madrid, 1999.
56
OZCARIZ Y BÉLEZ, Ioseph, Insaculación y ordinaciones...,. Ordinación nº 109.
57
Ibidem, Ordinación nº 70.
58
Ibidem, Ordinación nº 64.
59
Existen fundaciones para casar doncellas tanto de particulares, como de las instituciones civiles y
religiosas. Las particulares suelen ser consecuencia de una disposición testamentaria. Archivo de la
Comunidad de Albarracín. Sección XIII, nº 6. Capítulos de la almosna para casar doncellas, año 1529.
Los libros de cuentas de la Comunidad recogen periódicamente los pagos efectuados por este concepto.
Archivo de la Comunidad de Albarracín Sección III, nº 6. Cuentas de 1591.
60
Sobre la labor de los dominicos en Albarracín vid. ECHARTE, Tomás, Obispos dominicos en la sede
de Albarracín, “Aragonia Sacra”, X (1995), pp. 127-140. Sobre los escolapios MARTÍNEZ ORTIZ, José,
y BLAY GARES, José María, El origen de las Escuelas Pías en Teruel. El colegio de Albarracín,
“Teruel”, 26 (1961), pp. 79-227.
dijo un prelado en 1774,“Vista la obligación de los padres (la misma es a proporción la
de los amos y tutores) veamos en breve los perjuicios que se siguen de sus omisiones.
Quédanse muchos hijos de padres pobres, como dicen, sin oficio ni beneficio, crecen, se
hacen adultos, por su mala crianza o su inutilidad no sirven, ni quieren servir a un
amo; ya los tenemos ociosos, y en una grave o gravísima necesidad sin tener habilidad,
ni modo para ganar los alimentos. ¿Qué harán estos hijos? (...) Estos desgraciados
hombres, oprimidos de la necesidad se ven forzados a ser sonsacadores, estafadores y
aún ladrones (...) ¿Qué hará una muger moza, pobre y mal educada? No hay plaza tan
fuerte que no la rinda el hambre.”61

Como respuesta a esta necesidad social, las autoridades, tanto de la ciudad como
de la Comunidad, instauraron la figura del Padre de huérfanos. Este vecino,
frecuentemente secular, debía investigar a los mozos, niños y mujeres desamparados y,
si pudieran servir con un amo, hacerlos contratar, si no, azotarlos y echarlos del lugar.
Para evitar abusos, supervisaba el pago de sus soldadas, teniendo potestad para castigar
a los amos que no les enseñaran un oficio. Su competencia se ampliaba “también en los
mismos que tienen padres, si acaso aquellos son gente perdida, y que no acostumbran a
tener cuenta con sus hijos, ni ponerlos a servir, sino dexarlos ir bellaquando y criarlos
olgaçanes, como suele acontecer”62

61
Carta de D. José Molina Lario y Navarro sobre fomento de la industria popular, 4 de noviembre de
1774. Citada por HIGUERUELA del PINO, Leandro, Un obispo ilustrado de Albarracín en el contexto
del episcopado de su época: D. José Molina Lario y Navarro, “Teruel”, 55-56 (1976), p. 122.
62
OZCARIZ Y BÉLEZ, Ioseph, Insaculación y ordinaciones...,. Ordinación nº 86. f. 92.
APÉNDICE DOCUMENTAL

1603, junio, 14. Albarracín.

Edicto de la visita pastoral a la diócesis de Albarracín del obispo Fray Andrés


Balaguer, exhortando a denunciar a quieres hayan cometido acciones contrarias a las
leyes de la Iglesia.

Inserto al inicio del Sínodo Diocesano celebrado en la ciudad de


Santa María de Albarracín en el mes de mayo de 1604,
Barcelona, 1604. Trascrito por Manuel Ángel Antón Guillén.

EDICTO

Nos D.N. por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de


Albarracín, del Consejo de su Majestad, etc. A todas las personas eclesiásticas y
seglares de cualquiera estado y calidad de todo nuestro Obispado, a cuya noticia las
presentes letras en cualquiera manera vinieren, salud en el Señor. Como entre los
oficios del prelado la visita sea de los más principales y más necesarios para la salud
de las almas, los sagrados Cánones siempre lo han encomendado con mucho
encarecimiento, y últimamente el sacro santo Concilio Tridentino, para que
haciéndola cada año, los vicios y malas costumbres se extirpen, y la virtud se plante
en los corazones de los Cristianos, y entre ellos se conserve la paz, religión y sincera
Fe; por tanto queriendo corresponder cuanto en nos fuere a esta obligación, para que
podamos proveer del remedio en lo que hubiere necesidad, os exhortamos y
amonestamos que todos los que supieredes o hubieredes entendido algunas cosas que
esté a nuestro cargo el castigo y corrección de ellas las manifestéis ante nos,
especialmente si sabéis o habéis entendido que algunas personas eclesiásticas de
cualquiera grado o dignidad que sean, hayan hecho falta no asistiendo en los divinos
oficios, diciendo misa y vísperas, y las otras horas canónicas, no a los tiempos y con
el silencio, decencia y reverencia que deben; y si al tiempo que se celebran los oficios
divinos han andado fuera del coro paseándose, o tratando negocios profanos, u otras
cosas de mal ejemplo, o que hayan dejado de rezar las horas canónicas, y decir misa
como son obligados, guardando las reglas y ceremonias del Breviario y Misal
Romano, o que hayan recibido las órdenes antes de la edad legítima, o por simonía,
sin letras dimisorias de su Ordinario, o por Prelado que no tuviese poder para ello, o
estando descomulgados, suspensos, irregulares, o entredichos han celebrado, o
ingerídose a los divinos oficios con el dicho impedimiento, o que no siendo
ordenados se han atrevido a decir misa, u oír confesiones, o que hayan sido proveídos
de alguna dignidad, Beneficio o capellanía por simonía, o interviniendo alguna ilícita
pasión, o estén intrusos, o tengan los Beneficios en confianza, con pacto o sin él, y
que no tengan título e institución canónica de ellos, y que sin tenerla gocen los frutos
o pensiones de ellos, sin beneplácito de la Santa Sede Apostólica, o que tengan
Beneficios incompatibles sin dispensación sobre la incompatibilidad.

Item si sabéis que los que tienen cargo de administrar Sacramentos no los han
querido administrar sin que les pagasen primero; y si los han dejado de administrar, o
descuidándose de noche o de día, de manera que por su culpa o negligencia haya
muerto algún parroquiano sin recibir los santos Sacramentos; y si han dejado de
visitar los enfermos, exhortándoles que ordenen las cosas convenientes al descargo de
sus conciencias; si han faltado en acudir a ordenarles los testamentos, siendo
requeridos, y en ayudarles a bien morir; y si los domingos y fiestas tienen cuidado de
enseñar públicamente al pueblo la Doctrina Cristiana, y las demás cosas tocantes a
sus oficios.

Item si sabéis que los eclesiásticos dan de sí buen ejemplo de manera que sean
luz y dechado de virtud al pueblo; y si procuran la paz y concordia de todos; y por el
contrario si han sido causa de algunas riñas, o disensiones; o si han jugado a los
dados, tablas, naipes, pelota, u otros juegos prohibidos e indecentes a su estado, o
tenido en su casa tablagería, para que otros jueguen; si han sido tratantes o entendido
en algunos otros oficios contra lo instituido por los sagrados Cánones; si han vivido o
viven deshonestamente, y tenido conversaciones con personas sospechosas, de
manera que de su trato resulte murmuración, o escándalo; si tienen o han tenido a su
servicio mujeres sospechosas; si andan con hábito decente, deshonesto, y colores
prohibidos; si traen armas y andan rondando de noche, o en otras travesuras, o por su
rondar, mirar, o pasear han sido causa de infamia de alguna mujer, o dado ocasión
que se murmure de ella, o si han andado disfrazados, o hecho otras cosas indecentes
al hábito sacerdotal; si han tenido y tienen costumbre de cazar y montear contra lo
que acerca de esto está por derecho determinado.

Item si sabéis que algunos clérigos hayan administrado Sacramentos sin ser
examinados, y tener para ello licencia nuestra o de nuestros antecesores, o dicho dos
misas en un día, o siendo de otra diócesis celebran misas en esta y administran
Sacramentos sin haberse primero presentado ante nos o nuestro Vicario General, y
obtenido licencia para ello.

Item si sabéis que algún clérigo o seglar que tenga algunas escrituras,
contratos u otros cualesquiera papeles, casas, campos, heredades, huertos, o
posesiones de la mitra y dignidad Episcopal, o de las fábricas de las Iglesias, de las
dignidades, Canonicatos, Beneficios, Capellanías, Hospitales, Ermitas, y Cofradías,
enajenadas, usurpadas, o quitados los mojones, o rotas las lindas,, trocadas o vendidas
sin decreto del prelado, o que se hayan dejado de pagar diezmos y primicias como
son obligados.

Item si sabéis de algunas personas sospechosas en la Fe, o que hayan dicho


algunas proposiciones escandalosas, o que usen de hechicerías, encantamientos,
sortilegios, conjuros, ensalmos, adivinanzas; o que liguen o aten con hechizos a los
casados, o que hagan decir misas con cierto número de candelas, creyendo que si se
dicen con más o menos no tienen tanta eficacia y valor, u otra cualquier manera de
maleficios, brujerías, supersticiones, o que sean saludadores, o que tengan libros o
escrituras de conjuros, encantos o supersticiones, y otros cualesquiera libros
reprobados, o hagan nóminas, o caracteres para traer al cuello, o en otra parte de su
persona; y los que tuvieren semejantes cosas las exhiban ante nos, para que sean
vistas y examinadas.

Item si sabéis de algunas personas que tengan costumbre de jurar, o que hayan
blasfemado del nombre de Dios y de sus santos, diciendo: reniego, no creo, por vida,
o jurando por la cabeza o miembros de Dios, y otras cualesquiera blasfemias, o que se
hayan perjurado, o de algunos excomulgados que con ánimo endurecido perseveran
en la excomunión, y no curan de hacerse absolver, o que públicamente quebrantan las
fiestas dejando de oír misa, o están sin la compostura decente y cristiana, o si sabéis
de algunos que no hayan confesado ni comulgado alomenos una vez al año, y en el
tiempo instituido por derecho.

Item si sabéis de algunas misas, trentenarios, aniversarios, legados, y otras


obras pías que estén por cumplir, y de algunos testamentos que no se hayan ejecutado
de la manera y en el tiempo que ordenaron los difuntos; y todos los que tuvieren
testamentos y codicilos los manifiesten, exhiban, y presenten ante nos para ver si
están enteramente cumplidos, y se provea lo que convenga.

Item si sabéis o habéis entendido que haya algunas personas eclesiásticas o


seglares que vivan en pecados públicos, estando amancebados públicamente, o de
algunos casados que no hacen vida maridable, o de algunos desposados que no
habiendo recibido las bendiciones nupciales viven juntos como casados, o que
algunos están casados siendo parientes, o afines dentro del cuarto grado, o habiendo
entre ellos otro legítimo impedimento, sin tener dispensación para ello, o que se
hayan desposado clandestinamente sin preceder las moniciones y forma del santo
Concilio de Tridentino, o que alguno o alguna se haya casado segunda o más veces
siendo vivo su primer marido o mujer, o que alguno haya cometido el pecado nefando
contra natura o bestialidad, o tenido acceso con sus parientes, o afines dentro del
cuarto grado, o de algunas personas que tengan en sus casas juegos públicos o
tablagería, recibiendo de los jugadores paga, tablaje, o cualquiera otra remuneración.

Item si sabéis de algunos logreros, usureros y personas que dan a logro o


usura, o que hayan dado bueyes, vacas, ovejas, u otros cualesquiera ganados a no
morir, para que pagando quien los recibe, renta de ellos cada un año, después al fin
del arrendamiento haya de volver de la misma manera, edad y diente que lo recibió, o
que en el ganado que en el interim que se muere se muera al arrendador y no al
dueño, o de algunas personas que venden panes y otros granos, u otra cualquiera
mercaduría, que por la dar fiada, y aguardar algún tiempo el pagamiento la venden
más cara que a luego pagar, o de algunos que por dar dinero adelantado en las
compras antes que se les haga la entrega de la mercaduría compran a menos del justo
precio, o que dan, o ponen dineros en poder de mercaderes u oficiales a ganancia y no
a pérdida, o que prestan dinero a otros con pacto tácito, o expreso que después se les
volverá aquello y algo más, o que reciban alguna posesión empeñada sin tomar en
cuenta el usufructo que renta el tal empeño, o que hayan cobrado algunas heredades,
o casas con carta de gracia por mucho menos del justo precio, porque se ha de regular
esta vendición como si fuese claro empeño, descontando los frutos de la suerte
principal, o que arriendan heredades por mucho más del justo precio, dando con ellas
mulas y bueyes, u otras cosas con condición que se lo hayan de volver acabado el
arrendamiento, o que habiendo comprado trigo, lana, corderos o otra cualquiera
mercaduría dando el dinero adelantado, no se lo entregando el vendedor al tiempo del
concierto se lo hayan revendido en mayor precio de lo que se lo habían comprado, u
otros contratos que en cualquier manera sean y parezcan ser usurarios.

Item si sabéis que algunas personas hayan cometido sacrilegio riñendo


atrozmente en la Iglesia, o cementerio, o poniendo las manos injuriosamente en
alguna persona eclesiástica, o sacando violentamente alguna persona de la Iglesia,
cementerio, o lugar sagrado.
Item si sabéis que alguna persona eclesiástica o seglar tengan tomados,
hurtados o escondidos, o en su poder de cualquiera manera algunos libros, escrituras,
procesos, cédulas de nuestro consistorio, o que los oficiales, notarios, fiscales de la
corte eclesiástica hayan llevado derechos demasiados, admitido cohechos, o hecho
alguna cosa no debida en sus oficios so color de ellos.

Item si sabéis o habéis oído decir que algunos notarios no hayan hecho bien y
fielmente sus oficios, con la verdad y fidelidad que a su oficio por razón del
juramento deben, particularmente en actos y contratos tocantes a la Iglesia, y si
habéis oído decir, o sabéis que los médicos visitan los enfermos de dos o tres visitas
adelante, sin que primero les manden confesar conforme a los Sacros Cánones.

Y porque de todo lo dicho resulta gran daño al pueblo y detrimento de nuestra


conciencia no lo procurando remediar: por tenor de la presente os amonestamos, y
exhortamos, y en virtud de santa obediencia y so pena de excomunión mayor
mandamos que los que algo supiéredes o hubiéredes entendido de lo sobredicho, o de
otros cualesquiera pecados públicos lo vengáis a manifestar y denunciar ante nos
dentro de nueve días, los cuales os damos y señalamos por tres plazos y términos
peremptorios, para que se provea lo que convenga al servicio de Dios, y provecho de
las almas. Otro sí intimamos y amonestamos a todos los patrones de Beneficios,
Capellanías, celebraciones y limosnas para casar huérfanas y repartir a pobres u otros
legados píos, que traigan ante nos los testamentos y fundaciones con los libros de
cuentas para que veamos como ejecutan la voluntad y disposición de los que lo
dejaron, y habiendo necesidad de proveer alguna cosa acerca de su cumplimiento se
haga; y los que pretendieren tener alguna capilla, altar, sepultura o asiento en esta
nuestra iglesia Catedral, o claustro de ella vengan ante nos a mostrar sus derechos y el
título que tuvieren, dentro de quince días, los cuales les señalamos por tres plazos y
términos peremptorios, con apercibimiento que no los mostrando dentro del dicho
tiempo se declarará no les competir derecho alguno, sin más llamarlos ni citarlos, y
les parará la dicha declaración el mismo perjuicio que si se hiciese con su asistencia.
Datt. en Albarracín a catorce días del mes de Junio de mil y seiscientos y tres.

F. Andrés Obispo de Albarracín.


De mandamiento de su señoría Reveren.
Francisco Valero, notario.

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