Los acólitos que ya han iniciado el camino de servicio renuevan sus promesas arrodillados ante el altar. Prometen servir a Cristo y a la Iglesia en las liturgias y la Eucaristía, donde el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Piden al Espíritu Santo que los siga acompañando en su ministerio con el fuego de su amor.
Los acólitos que ya han iniciado el camino de servicio renuevan sus promesas arrodillados ante el altar. Prometen servir a Cristo y a la Iglesia en las liturgias y la Eucaristía, donde el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Piden al Espíritu Santo que los siga acompañando en su ministerio con el fuego de su amor.
Los acólitos que ya han iniciado el camino de servicio renuevan sus promesas arrodillados ante el altar. Prometen servir a Cristo y a la Iglesia en las liturgias y la Eucaristía, donde el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Piden al Espíritu Santo que los siga acompañando en su ministerio con el fuego de su amor.
Los acólitos que ya han iniciado el camino de servicio renuevan sus promesas arrodillados ante el altar. Prometen servir a Cristo y a la Iglesia en las liturgias y la Eucaristía, donde el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Piden al Espíritu Santo que los siga acompañando en su ministerio con el fuego de su amor.