000 - A Trabajo Final Bernardo Hermeneutica

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Sobre la hermenéutica: antecedentes,

evolución, tareas y procesos asociados.


30 Noviembre – 5.43 pm
Introducción.
Tomando como punto de referencia nuestros apuntes de clases, percibimos la
importancia del Hermenéutica en el desarrollo del Seminario dictado por el Profesor
Bernardo Malaver. Debido a ello decidimos tratar de profundizar las nociones que Usted
nos dio en clases. En tal sentido, hicimos una búsqueda en la Red que nos permitió
profundizar las explicaciones dadas en clases.

Entrando en materia, pudimos observar que la Hermenéutica se constituye en elemento


fundamental en la consecución de los propósitos del; puesto que no puede darse una
buena investigación, si no tenemos un mecanismo rico y eficaz para poner en
funcionamiento nuestro pensamiento. Al respecto, dentro de la Hermenéutica; como una
Herramienta que sirve para orientar de otra forma nuestra relación con “la cosa”. Sus
disertaciones en clase nos llevaron a admirar la trascendencia de la obra de Heidegger, de
allí nuestro interés por tratar de comprender sus principales dimensiones, la
trascendencia de esta doctrina en el quehacer de la ciencia.

Desarrollo.
En tal sentido, desde nuestras limitaciones trataremos de exponer la importancia de esta
corriente del pensamiento. Siguiendo el hexámetro técnico de Quintiliano, procederemos
a exponer la naturaleza de este tema.

El término hermenéutica vio la luz por vez primera en el siglo XVII cuando
el teólogo de Estrasburgo Johann Conrad Dannhauer lo inventó para
denominar lo que anteriormente se llamaba Auslegungslehre
(Auslegekunst) o arte de la interpretación. Dannhauer fue de este modo
el primero en utilizar el término en el título de una obra suya,
Hermeneutica sacra sive methodus exponendarum sacrarum litterarum,
de 1654, título que resume por sí solo el sentido clásico de la disciplina:
hermenéutica sagrada, es decir, el método para interpretar (exponere:
exponer, explicar) los textos sagrados. (Grondin, 2008:21)
Por otra parte, es relevante advertir que Grondin (2008) hace las siguientes
consideraciones con respecto a la evolución teórica de la hermenéutica:

1. Friedrich Schleiermacher (1768-1834) Contemporáneo de los grandes


pensadores del idealismo alemán, Fichte, Hegel y Schelling, pero más
cercano al romanticismo de Friedrich Schlegel, Schleiermacher era a la
vez un gran filólogo, un teólogo de primera línea, un filósofo y un
teórico de la hermenéutica. (pág. 27)

El mismo autor, complementa lo antes dicho con las siguientes observaciones:

Después de haber sido hasta el siglo XVIII un arte de la interpretación


de los textos, luego una metodología de las ciencias del espíritu en el
XIX, la hermenéutica se convertirá en algo totalmente distinto en el
siglo XX, en una «filosofía», pero también en un término cada vez más
en boga. Así sucede primeramente en el seno de la escuela de Dilthey,
donde su alumno Georg Misch se esfuerza en desarrollar una «lógica
hermenéutica», que quiere mostrar que las categorías fundamentales
de la lógica y de la ciencia hunden sus raíces en una búsqueda de la
comprensión de la vida misma. Se trata de una lógica que Misch
presentó en sus cursos, que no salieron a la luz hasta muy
recientemente1 y no han desempeñado más que un modesto papel en
la transmisión del pensamiento hermenéutico. (pág. 43)

En tal sentido procederemos a explicar que es la Hermenéutica:

Verdaderamente, uno de los posibles sentidos del término


«hermenéutica» puede ser el de designar un espacio intelectual y cultural
en donde no hay verdad, ya que todo es cuestión de interpretación. Esta
universalidad del dominio de la interpretación ha encontrado su primera
expresión en el verbo explosivo de Nietzsche: «No hay hechos, sino sólo
interpretaciones».2 De esta hermenéutica relativista ha podido decir
Gianni Vattimo que era ella la koiné, la lengua común, de nuestro
tiempo.3 (…) Y sin embargo, como no nos cansaremos de recordar, esta
concepción se sitúa en las antípodas de lo que siempre ha querido ser la
hermenéutica, a saber, una doctrina de la verdad en el dominio de la
interpretación. La hermenéutica clásica ha querido, efectivamente,
proponer reglas para combatir la arbitrariedad y el subjetivismo en las
disciplinas que tienen que ver con la interpretación. Una hermenéutica
consagrada a la arbitrariedad y al relativismo encarna, por pura
consecuencia, el más claro contrasentido. (págs. 14 - 15)
Con respecto al significado de la Hermenéutica es relevante advertir que la misma tiene
varias acepciones de acuerdo a Grondin (2008):

Tres grandes acepciones posibles de la hermenéutica En su sentido más


restringido y usual, el término «hermenéutica» sirve para caracterizar en
la actualidad el pensamiento de autores como Hans-Georg Gadamer
(1900-2002) y Paul Ricoeur (1913-2005), que han desarrollado una
filosofía universal de la interpretación y de las ciencias del espíritu que
pone el acento en la naturaleza histórica y lingüística de nuestra
experiencia del mundo. Por una parte, sus ideas han puesto su sello en
buena parte de los grandes debates intelectuales que han jalonado la
segunda mitad del siglo XX (estructuralismo, crítica de las ideologías,
deconstrucción, posmodernismo), recepciones que forman también parte
de lo que puede llamarse pensamiento hermenéutico contemporáneo.
Por otra parte, las ideas de Gadamer, Ricoeur y sus herederos apelan a
menudo a la tradición más antigua de la hermenéutica, cuando ésta no
designaba todavía una filosofía universal de la interpretación, sino sólo el
arte de interpretar correctamente los textos. (págs. 15-16)

Por otra parte es necesario observar que la Hermenéutica, no se puede entender de una
forma única, históricamente ha evolucionado como forma de entender. Al respecto tiene
varias interpretaciones como en efecto lo evidencia la siguiente nota:

1) En el sentido clásico del término, la hermenéutica designaba en otro


tiempo el arte de interpretar los textos. Este arte se ha desarrollado sobre
todo en el seno de las disciplinas que tienen que ver con la interpretación
de los textos sagrados o canónicos: la teología (hermeneutica sacra), el
derecho (hermenéutica juris) y la filología (hermeneutica profana). (…)

2) Dilthey conocía bien la tradición más clásica de la hermenéutica, que él


presupone siempre, y la enriquece con una nueva función: como la
hermenéutica estudia las reglas y los métodos de las ciencias de la
comprensión, puede servir también de fundamento metodológico para
todas las ciencias del espíritu (humanidades, historia, teología, filosofía y
lo que llamamos hoy «ciencias sociales»). La hermenéutica se convierte
entonces en una reflexión metodológica sobre la pretensión de verdad y
el estatuto científico de las ciencias del espíritu. (…)

3) La tercera gran concepción ha nacido en gran parte como reacción a


esta manera de entender la hermenéutica desde la metodología. Adopta
la forma de una filosofía universal de la interpretación. Su idea
fundamental (prefigurada en el último Dilthey) es que la comprensión y la
interpretación no son únicamente métodos que es posible encontrar en
las ciencias del espíritu, sino procesos fundamentales que hallamos en el
corazón de la vida misma. La interpretación se muestra entonces cada vez
más como una característica esencial de nuestra presencia en el mundo.
(…) Este avance puede invocar dos paternidades: una paternidad anónima
en Nietzsche (anónima porque él habló poco de hermenéutica) y su
filosofía universal de la interpretación, y una paternidad más declarada en
Heidegger, aun cuando este último defiende una concepción muy
particular de la hermenéutica, en ruptura con las hermenéuticas clásica y
metodológica: según él, la hermenéutica en principio nada tiene que ver
con los textos, sino con la existencia misma, henchida ya ella misma de
interpretaciones, pero que aquélla puede iluminar. La hermenéutica se
encuentra entonces puesta al servicio de una filosofía de la existencia,
llamada a despertarse a sí misma. Se pasa así de una «hermenéutica de
los textos» a una «hermenéutica de la existencia». (págs. 16-19)

En este orden de ideas, es relevante advertir que las distintas versiones de la


Hermenéutica ponen diferente énfasis en el significado de la misma. Al respecto estos
énfasis se refieren a las siguientes dimensiones:

La mayoría de grandes representantes de la hermenéutica


contemporánea (Gadamer, Ricoeur y sus epígonos) se sitúan en la estela
de Heidegger, pero no han seguido su «vía directa» de una filosofía de la
existencia. Han preferido más bien reanudar el diálogo con las ciencias
del espíritu, más o menos abandonado por Heidegger.
1.- De este modo han restablecido la tradición de Schleiermacher y
Dilthey, pero sin suscribir la idea según la cual la hermenéutica estaba en
principio investida de una función metodológica. Su propósito es
preferentemente desarrollar una mejor hermenéutica de las ciencias del
espíritu, deslastrada del paradigma exclusivamente metodológico
2.- y que hace más justicia a la dimensión lingüística e histórica de la
comprensión humana. Al adoptar la forma de una filosofía universal de la
comprensión, esta hermenéutica acaba abandonando el terreno de una
reflexión sobre las ciencias del espíritu y elevándose a una pretensión
universal. Aquí veremos cómo esta universalidad puede revestir diversas
formas. (págs. 19-20)

Por otra parte, es relevante señalar que la Hermenéutica no solo varía en sus definiciones,
sino que además tiene diferentes propósitos, al respecto pretende explicar de acuerdo a
Grondin (2008) los siguientes:

Por tanto, podemos distinguir aquí el esfuerzo hermenéutico de


explicación de sentido, que remonta del discurso exterior hacia su
interior, del esfuerzo retórico de expresión, que precede a la tarea
propiamente hermenéutica y le da todo su sentido: sólo podemos querer
interpretar una expresión para comprender su sentido partiendo del
supuesto de que quiere decir algo, que ella es la expresión de un discurso
interior. No es, por tanto, por azar que las principales reglas
hermenéuticas provengan a menudo de la retórica, el arte del buen
hablar, que se funda en la idea de que el pensamiento que se intenta
comunicar debe ser presentado de una manera eficaz en el discurso. Y
éste es el caso sobre todo de la importante regla hermenéutica del todo
y las partes, según la cual las partes de un escrito deben comprenderse a
partir del todo que constituye un discurso y de su intención general (…)
(pág. 23)

Por otra parte, es relevante advertir que el mismo autor hace una serie de observaciones
muy interesantes con respecto a la manera en que opera la Hermenéutica, al respecto
toma en consideración los siguientes componentes:

Si es verdad que «todo discurso descansa sobre un pensar anterior»,2 no


hay duda de que la primera tarea del comprender es reconducir la
expresión a la voluntad de sentido que la anima: «Se busca en el
pensamiento aquello mismo que el autor ha querido expresar». La
hermenéutica se entiende así como la inversión de la retórica. De manera
que «se trata de comprender el sentido del discurso a partir del lenguaje».
«Todo lo que es preciso presuponer en hermenéutica –dirá Schleiermacher
con un adagio destinado a una posteridad duradera– es el lenguaje».3
(pág. 29)

Tomando como punto de referencia las anteriores observaciones, Grondin (2008) señala
que la hermenéutica se divide en dos grandes partes:

A semejanza de todos los grandes teóricos de la hermenéutica,


Schleiermacher se inspira abundantemente en la tradición retórica. Al
comienzo de su hermenéutica, se lee, efectivamente, que «todo acto de
comprensión es la inversión de un acto de discurso en virtud de la cual ha
de hacerse presente a la conciencia aquel pensamiento que se encuentra
en la base del discurso».1 Si es verdad que «todo discurso descansa sobre
un pensar anterior»,2 no hay duda de que la primera tarea del comprender
es reconducir la expresión a la voluntad de sentido que la anima: «Se busca
en el pensamiento aquello mismo que el autor ha querido expresar». La
hermenéutica se entiende así como la inversión de la retórica. De manera
que «se trata de comprender el sentido del discurso a partir del lenguaje».
(pág. 29)
Con el transcurso del tiempo, las visiones y propósitos de la Hermenéutica han variado en
cuanto a sus principios y objetos de estudio:

Consagrada al lenguaje, la hermenéutica se divide en dos grandes partes: la


interpretación gramatical, que abarca todo discurso a partir de una lengua
dada y de su sintaxis, y la interpretación psicológica (a veces llamada
«técnica») que ve preferentemente en el discurso la expresión de un alma
individual. Es evidente que el intérprete debe siempre partir del marco
global de la lengua, pero no lo es menos que los hombres no piensan
siempre lo mismo aunque usen las mismas palabras (lo cual es sobre todo
verdadero de las creaciones geniales que enriquecen el tesoro de la
lengua). Si no fuera así, «todo dependería de la gramática», suspira
Schleiermacher. (…) La interpretación psicológica encarna sin duda el
aspecto más original de Schleiermacher (Gadamer insistirá en esto, pero
para criticar lo que considerará una deriva psicologizante que perdería de
vista el objetivo de verdad de la comprensión). Si Schleiermacher le ha
dado primeramente el nombre de interpretación «técnica», es porque
tiende a comprender el arte (téchne) absolutamente particular de un autor,
su virtuosidad característica. La esperanza de Schleiermacher es desarrollar
una «hermenéutica universal», que en su opinión todavía no existía: «La
hermenéutica como arte del comprender no existe todavía en una forma
general; sólo hay muchas hermenéuticas especiales».4
(págs. 29-30)

Por otra parte, es importante señalar que el autor toma en la exposición de su discurso,
las distintas fases involucradas en el desarrollo del pensamiento, al respecto diferencia el
comprender de interpretar (explicar). En tal sentido realiza las siguientes observaciones:

El acento que recae sobre el comprender es realmente nuevo, porque


hasta este momento la hermenéutica se ha entendido como un arte de la
interpretación (ars interpretandi, Auslegungslehre), que debía llevar a la
comprensión. Ahora es el acto de comprender en sí mismo lo que el arte
debe asegurar, y en esa insistencia podemos reconocer el momento
subjetivo ya presente en su teología del sentimiento. (pág. 31)

Por otra parte Grondin (2008) realiza una serie de comentarios sobre la incomprensión
tomando como punto de referencia la obra de Schleiermacher:

Este acento se empareja con una temática propia de Schleiermacher, la de


la universalización del fenómeno de la posible incomprensión. ¿Qué nos
permite afirmar que una comprensión es correcta? Schleiermacher
distingue a este respecto dos maneras bien distintas de entender la
interpretación: 1) Una práctica laxa que «parte de la idea según la cual la
comprensión se produce de por sí misma». Según ella, la incomprensión
constituye más bien la excepción. Esta práctica de la hermenéutica
«expresa el objetivo negativamente: hay que evitar el error en la
comprensión». Podemos reconocer aquí la concepción clásica de la
hermenéutica que hacía de ella una ciencia auxiliar a la que se recurría sólo
para interpretar los pasajes ambiguos. 2) Una práctica estricta partiría, en
cambio, «del hecho de que la incomprensión se produce de por sí misma y
que la comprensión debe ser absolutamente querida y buscada».5
(págs. 31-32)

Siguiendo la interpretación que realiza Grondin, es importante señalar que el sujeto que
realiza la comprensión y posteriormente la explicación “o” interpretación, sólo tiene
acceso directo a los signos externos, a lo escrito por el autor. Mas sin embargo, el autor
debe intentar, debe estar pendiente de conocer, comprender la interioridad del autor
analizado para así tener acceso al sentimiento vivido (Erlebnis) del autor. (Cf Grondin,
págs. 40-41). De esta forma tenemos que tener muy pendiente que: “El proceso de la
comprensión consiste en «re-crear» en uno mismo el sentimiento vivido por el autor,
partiendo de sus expresiones. “(pág. 41)

De esta forma:

la tarea hermenéutica de la interpretación podía verse como la inversión


del acto de expresión retórica. La tríada de lo vivido, la expresión y la
comprensión aparecía a partir de ahí como el componente esencial de la
hermenéutica de las ciencias humanas. Si esto era así, la hermenéutica
podía ser investida con una nueva tarea: «Frente a la irrupción constante
de la arbitrariedad romántica y de la subjetividad escéptica en el campo de
la historia», Dilthey sugiere que el papel esencial de la hermenéutica será
«fundar teóricamente la validez universal de la interpretación, sobre la que
descansa toda la seguridad de la historia ».12 (pág. 41)

En otro orden de ideas, es relevante señalar que, los cambios de dirección y de contenido
de la hermenéutica no sólo cambian de acuerdo a los autores, sino que muchas veces
provienen de un mismo autor como muy bien se señala en la siguiente cita:

la obra última de Dilthey iba a propulsar lo esencial de la herencia


hermenéutica en una dirección muy distinta. Se trata de la idea según la
cual la comprensión que se desarrolla en las ciencias del espíritu no es
más que la prolongación de una búsqueda de comprensión y de
formulación que ya caracteriza a la vida humana e histórica como tal. «La
vida se articula ella misma», dirá Dilthey, (…) Asentada sobre una filosofía
universal de la vida histórica, la intuición de fondo de Dilthey, cargada de
consecuencias, es que la comprensión y la interpretación no son solamente
«métodos» propios de las ciencias del espíritu, sino que traducen una
búsqueda de sentido y de expresión, más originaria aún, de la vida misma.
(…) Este carácter «hermenéutico» de la vida no hizo más que confirmarse
con las ideas desarrolladas casi al mismo tiempo por el último Nietzsche en
su filosofía universal de la voluntad de poder, para la cual no hay hechos,
«sino sólo interpretaciones». (pág. 42)

Por otra parte, Grondin realiza un comentario muy interesante en el cual señala las
diversas dimensiones en las cuales cambia la hermenéutica con Heidegger:

Sin ser el único, y en consonancia ya con las ideas de su época, Martin


Heidegger (1889-1976) es sin duda el principal artífice de esta
transformación filosófica de la hermenéutica, convertida totalmente en
una forma de filosofía. Con Heidegger, la hermenéutica cambiará de
objeto, de vocación y de estatuto. Cambiará primero de objeto al no
remitirse ya a los textos o a las ciencias interpretativas, sino a la misma; se
puede hablar, por consiguiente, de un giro existencial de la hermenéutica.
Cambiará también de vocación, porque la hermenéutica no se
comprenderá ya en sentido técnico, normativo o metodológico. Tendrá
una función más fenomenológica, más «destructora» en el sentido
liberador del término, que deriva de su cambio de estatuto: será no
solamente una reflexión que se funda en la interpretación (o en sus
métodos); será también el cumplimiento de un proceso de interpretación
que se confundirá con la filosofía misma. (pág. 45)

Heidegger propone una hermenéutica de la facticidad, de esta forma:

Se ha subrayado poco, pero Heidegger fue de hecho el primero en otorgar


a la hermenéutica el título de filosofía cuando presenta su pensamiento, en
el enunciado de uno de sus cursos de 1923 (que él citará en Ser y tiempo y
todavía en 1959), como una «hermenéutica de la facticidad». La facticidad
designa aquí la existencia concreta e individual que no es primeramente
para nosotros un objeto, sino una aventura a la que hemos sido lanzados y
a la que podemos prestar atención de una manera expresa o no.
(págs. 45-46)

Con respecto a la Hermenéutica como filosofía que tiene por objeto la existencia humana,
Grondin (2008) advierte que:
Esta concepción más bien amplia de la hermenéutica proviene de tres
fuentes: 1) Procede en parte de Dilthey y de su idea según la cual la vida es
en sí misma intrínsecamente hermenéutica, es decir, orientada a
interpretarse a sí misma. 2) Ha recibido también la marca de la concepción
de la intencionalidad en Husserl, según la cual la conciencia vive de por sí
en el elemento de la búsqueda de sentido, percibiendo siempre el mundo
desde la perspectiva de una compresión constituyente. 3) Su inspiración
proviene en última instancia, de la filosofía cristiana de Kierkegaard, que ya
había hablado de la elección ante la cual se ve emplazada la existencia que
debe decidir la orientación de su ser, elección que presupone que la
existencia es un ser de interpretación. (págs. 46-47)

Por otra parte, este mismo autor señala que:

Esta posibilidad de elucidación se funda en lo que la existencia es: un


espacio abierto que no está integralmente regulado por el orden de los
instintos, sino que puede determinar su orientación vital fundamental y
liberarse de las interpretaciones «alienantes» de su ser. (pág. 47)

También advierte que:

Para el acceso a esta facticidad, la elección del término de hermenéutica no


es azarosa. Se funda en la facticidad misma, subraya Heidegger. Porque la
facticidad, a un mismo tiempo, 1) es susceptible de interpretación; 2)
espera y necesita interpretación, y 3) es vivida siempre desde una
determinada interpretación de su ser. (…) Se trata, en otros términos, de
despertar la existencia a sí misma: «El tema de la investigación
hermenéutica es, en cada ocasión, el existir propio, cuestionado,
justamente por ser hermenéutico, acerca de su carácter de ser con vistas a
configurar una atención [= Wachheit, un despertarse] a sí mismo bien
arraigada».3 Se percibe aquí la distancia que separa a Heidegger de la
hermenéutica clásica: la hermenéutica ya nada tiene que ver con los
textos, ¡tiene que ver con la existencia individual de cada uno para
contribuir a despertarla a sí misma! (págs. 47-49)

Con respecto a la interpretación Grondin (2008), realiza los siguientes comentarios:

Dos desplazamientos importantes se efectúan aquí respecto de la


problemática clásica de la interpretación. 1) Aquello que se pretende poner
en claro no es en principio el sentido del texto o la intención del autor, sino
la intención que mora en la existencia misma, el sentido de su proyecto.
Este desplazamiento tiene mucho que ver con el giro existencial de la
hermenéutica en Heidegger, que abandona el paradigma de la
interpretación de los textos (no sin las correspondientes repercusiones
sobre esta última, como reconocerán los herederos de Heidegger, que
serán Bultmann, Gadamer y Ricoeur). 2) La interpretación ya no es aquí el
«procedimiento» que permite acceder a la comprensión, de acuerdo con la
estructura teleológica de la interpretación y de la comprensión que ha
prevalecido en la concepción clásica de la hermenéutica. No, la
interpretación es más bien esclarecimiento crítico de una comprensión que
la precede. Primero hay comprensión, luego su interpretación, donde la
comprensión acaba comprendiéndose a sí misma y haciéndose cargo de
sus anticipaciones. (pág. 56)

Heidegger advierte que la comprensión posee una triple estructura, en tal sentido:

llama la Auslegung o la «interpretación explicitante». Toda comprensión


posee: 1) un «haber previo» (Vorhabe), un horizonte a partir del cual
comprende; 2) una «manera previa de ver» (Vorsicht), porque se lleva a
cabo con una cierta intención o un determinado punto de vista; 3) una
«manera previa de entender» (Vorgriff), ya que se despliega en el seno de
una conceptualidad que se anticipa a lo que hay que comprender y que
quizá no es inocente. (págs. 56-57)

Con respecto a la relación existente entre la estructura de anticipación y la interpretación


explicitante, Grondin realiza la siguiente interpretación de las ideas de Heidegger:

El propósito de la interpretación explicitante es hacer aparecer por sí


misma («en cuanto tal o cual») esta estructura de anticipación y lo que ella
implica. A Heidegger le anima claramente aquí una perspectiva de
Aufklärung o de elucidación (algo atemperada después en su discípulo
Gadamer). En Ser y tiempo, Heidegger no piensa primeramente en los
modos psicológicos de la interpretación o de la comprensión, piensa sobre
todo en dos tipos de anticipación que están en espera de explicitación o de
«destrucción»: a) la anticipación de una determinada concepción del ser
(como presencia subsistente: «lo que es», lo que se instala en una
presencia permanente bajo una mirada dominadora, concepción que
habría dominado toda la historia de la metafísica); b) la anticipación de una
determinada concepción de la existencia (el hombre como cosa pensante,
o animal rationale). (pags 57-58)

Heidegger está interesado en comprender la naturaleza de las preconcepciones; en tal


sentido trata de responder de La pregunta: ¿de dónde vienen estas preconcepciones? En
este sentido, en:
Ser y tiempo se propone hacerlo, aplicando de esta manera a la cuestión
del ser y del hombre la estructura de la comprensión y de la explicación
que es ahora la de la existencia. La obra practica de este modo, en el plano
filosófico, la hermenéutica del ser y de la existencia que se efectúa ya en el
seno de la existencia. De nuevo se percibe la distancia que puede separar a
Heidegger de la hermenéutica clásica: no se trata de interpretar el sentido
de un texto o del pensamiento de un autor, sino de elucidar la
precomprensión de la existencia para determinar si depende de una
aprehensión auténtica o no. (pág. 58)

Heidegger propone si se quiere una forma de pensar en la cual propone los sustratos, los
componentes, fases, tareas y procesos que afectan su visión de “la cosa”, en tal sentido
toma en cuenta para el desarrollo del circulo de la comprensión, que:

1.- toda comprensión se eleva desde el fondo de determinadas


anticipaciones, dictadas por el cuidado de la existencia para consigo
misma.

2.- La existencia se comprende entonces según una determinada


experiencia, un determinado punto de vista y una determinada
conceptualidad. Es otra manera de decir que no hay una tabula rasa de la
comprensión. (pag.58)

Después de haber leído con interés a este autor, pudimos observar que existe una
PROCESO, La primera tarea de la interpretación no es ceder a los prejuicios arbitrarios
que podría plantear a nuestro modo de ver las siguientes secuencias:

1.- Se debe elaborar la Estructura de Anticipación del comprender a partir de las cosas
mismas, de esta forma Heidegger propone:

“la concepción clásica de la verdad como adecuación a la cosa (…) por tanto,
invita a la interpretación a un ejercicio de rigor, esto es, de autocrítica. Y a
este ejercicio se entrega todo el proyecto de Ser y tiempo al preguntarse por
los presupuestos hermenéuticos de la inteligencia dominante del ser y de la
existencia.” (pág. 60)

La interpretación de la hermenéutica es compleja por cuanto, tiene variaciones que se


manifiestan tanto entre los diversos autores; sino que también puede sufrir cambios en
un mismo autor, como lo evidencia los cambios experimentados por Heidegger; al
respecto estimamos conveniente considerar la siguiente observación:
5. La última hermenéutica de Heidegger Esta explicación crítica continuará
en su última filosofía, realmente su última «hermenéutica», que adoptará la
forma de una explicación de la historia de la metafísica y su concepción
dominante del ser como presencia de la que puede disponerse. Aunque es
verdad que el último Heidegger ya casi no habla de hermenéutica, radicaliza
su exigencia al dedicar todos sus esfuerzos a poner al día los supuestos del
pensamiento metafísico al que considera ahora responsable del olvido del
ser. (…) Este cambio del pensamiento, de Heidegger se manifiesta en el
cambio de los temas de su interés, en tal sentido advierte la necesidad de
examinar con “una atención renovada, absolutamente hermenéutica, al
fenómeno de la lengua y del lenguaje poético. Ser y tiempo había dicho ya
que la tarea de la hermenéutica era anunciar a la existencia el sentido del
ser.”(…) Además, Heidegger lo hizo en un «diálogo» retrospectivo, publicado
en 1959, en el que recuerda con nostalgia su proyecto de una hermenéutica
de la facticidad y donde cita, por primera vez en treinta años, textos de
Schleiermacher y de Dilthey. Quiso de este modo sellar su solidaridad con la
herencia de la hermenéutica que le había precedido, pero al afirmar que el
habla era el elemento de la relación hermenéutica, anticipó también así los
desarrollos de la hermenéutica de sus herederos. (págs. 60 - 62)

CONCLUSIONES:

1.- No existe una sola hermenéutica, ella ha variado en el tiempo, desde el siglo XVII con
el teólogo Johann Conrad Dannhaue, pasando por Friedrich Schleiermacher, Dilthey,
Georg Misch, Heidegger, Bultmann, Gadamer, Ricoeur entre otros.; incluyendo de forma
indirecta al propio Nietzsche.

2.- En el tiempo ha variado de una técnica para interpretar pasajes ambiguos de la Biblia,
hasta convertirse en una Filosofía de la existencia misma.

3.- Quizás los cambios más profundos fueron propuestos por Martin Heidegger en virtud
de que este filosofo: “es sin duda el principal artífice de esta transformación filosófica de
la hermenéutica, convertida totalmente en una forma de filosofía. Con Heidegger, la
hermenéutica cambiará de objeto, de vocación y de estatuto.” (Grondin, pag.45)

BIBLIOGRAFIA:

Grondin, Jean (2008). ¿Qué es la Hermenéutica? Herder Editorial, S.L., Barcelona

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