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Historia del Empresarismo en el nororiente de Colombia Tomo 4. Empresas


agroindustriales: Oficios y profesiones del “Gran Santander”.

Book · April 2015


DOI: 10.13140/RG.2.1.1876.4326

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1 author:

Luis Rubén Pérez Pínzon


Autonomous University of Bucaramanga
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1

Historia del Empresarísmo


en el nororiente de Colombia Tomo 4

Luis Rubén Pérez Pinzón


HISTORIA DEL EMPRESARISMO EN EL
NORORIENTE DE COLOMBIA

Tomo 4. Empresas agroindustriales:


Oficios y profesiones del “Gran
Santander”

Luis Rubén Pérez Pinzón


2

Historia del Empresarismo en el nororiente de Colombia


Tomo 4. Empresas agroindustriales: Oficios y profesiones del
“Gran Santander”.
Luis Rubén Pérez Pinzón

Primera edición
Abril 13 de 2015
La imagen de la portada sobre la provincia de Vélez fue tomada de:
COLOMBIA, MINISTERIO DE CULTURA, BIBLIOTECA NACIONAL
DE COLOMBIA. Láminas de la Comisión Corográfica (1850 – 1859). [En
línea]. Bogotá: Biblioteca Nacional de Colombia, 2009. Disponible en:
http://www.bibliotecanacional.gov.co/recursos_user/exposicionesvirtuales/co
mision_corografica/exhibicion-laminas-primera-parte.html

ISBN 978-958-46-6355-9
Diseño, Edición y Publicación: Luis Rubén Pérez Pinzón
La reproducción total o parcial, en cualquier soporte o plataforma,
sólo se podrá hacer con previa autorización del autor.

Publicado en Colombia.
3

Contenido

Tomo 1 Pág.

1. EMPRESARIOS FUNDADORES
Pacificar la muerte: Orígenes espirituales y materiales de
7
Bucaramanga y su Área Metropolitana

2. EMPRESARIOS ENCOMENDEROS
Prácticas productivas y tecnológicas de los mineros en los 169
Andes nororientales

3. EMPRESARIOS MINEROS
Impacto de las innovaciones tecnológicas y las
transformaciones de la minería colonial neogranadina 239

Tomo 2
4. EMPRESARIOS RESTAURADORES 7
Las empresas políticas de los generales libertadores y el
revisionismo de los linajes dominantes

5. EMPRESARIOS REGENERADORES
La familia Santos y las redes de poder entre las elites militares 43
y agroindustriales al sur de Santander

6. EMPRESARIOS REFORMADORES
263
La familia Ferrero y las redes de poder entre las elites
comerciales al norte de Santander
4

Tomo 3
7. EMPRESARIOS EDITORIALES
Útiles lancasterianos, didácticas pestalozzianas y 7
confesionalismo mediático en los Andes colombo-venezolanos
(1857 – 1957)

8. EMPRESARIOS TABACALEROS
Aportes de la producción agrícola tabacalera de Pamplona a la 308
consolidación de las reformas educativas neogranadinas (1819
– 1837)

9. EMPRESARIOS INSTRUCCIONISTAS
“Instrucción pública” e innovaciones didácticas radicales 367
durante el Estado Soberano de Santander (1857 – 1886)

10. EMPRESARIOS DIGITALES


Innovaciones y mediaciones en la formación de profesionales 407
en ciencias sociales y humanas a partir del uso de las TIC

Tomo 4
11. EMPRESARIOS CIGARREROS
Factorías coloniales, cosecheros parroquiales, empresarios 7
exportadores y mujeres cigarreras en la historia de los cigarros
santandereanos

12. EMPRESARIOS GANADEROS


La feria exposición del socorro y la cebuización del nororiente 210
de Colombia (1914 - 2014)

13. EMPRESARIOS INDUSTRIALES


Los ingenieros físico-mecánicos de Santander y su pertinencia 345
socio-productiva para Colombia
5

Presentación

Empresario y empresariado tienen como raíz común la palabra


Empresa, la cual se asocia con toda forma emprender, y consigo,
apropiarse de retos y compromisos que se asumen como
difíciles, aventurados o riesgosos de alcanzar por la gente
común. El Empresarismo es entendido a su vez como la razón,
espíritu, motivación o convicción político-económica o socio-
cultural que ánima a los empresarios desde el riesgo y la
incertidumbre de éxito a través de sus empresas o al
empresariado a gestionar, invertir, planear, concesionar,
explotar y retornar con maximización de ganancias, el capital de
riesgo que no es presupuestado por las instituciones nacionales,
autorizado por los gobiernos estatales ni invertido por los
negociantes extranjeros o los empresarios tradicionales.
Ese empresarismo (o emprendurismo) que ha caracterizado la
actividad productiva de algunos empresarios y gremios les
permitió reconocer oportunidades de riqueza y transformar ideas
novedosas de negocios riesgosos en procesos productivos
exitosos que generaron cuantiosas ganancias, así como la
adaptación socioeconómica del entorno (o ecosistema
empresarial) a la demanda de materias primas, socios
territoriales, mano de obra e inversionistas externos requeridos
por las empresas en constitución y consolidación. A la par del
beneficio económico esperado y la satisfacción entre asociados,
el liderazgo innovador de los empresarios les permitió lograr el
reconocimiento social, la confianza inversionista, la seguridad
legal y la realización personal asociadas con nuevas formas de
poder económico y alianzas estratégicas con las élites locales.
6

La colección “Historia del Empresarismo en el nororiente de


Colombia” analiza el espíritu empresarial que motivó desde el
siglo XVI a diferentes tipos de empresariado a poblar,
transformar, civilizar e innovar en los territorios que
conformaron los actuales departamentos de Santander, Norte de
Santander, Arauca y sur del Cesar. El tomo 1 “Empresas
Coloniales en las provincias de Pamplona y Girón” describe los
procesos de colonización territorial de las provincias indígenas e
hispánicas neogranadinas al ser fundadas ciudades, villas y
parroquias, y consigo, los procesos de financiación y
subsistencia del colonizador a través de instituciones
económicas como fueron la encomienda y mita minera. El tomo
2 “Empresas republicanas de los Generales-Presidente al sur y
al norte de Santander” analiza las empresas políticas, sociales,
económicas y culturales que emprendieron los Generales
Presidentes de Colombia durante los siglos XIX e inicios del
XX, centrando la atención en la influencia pública y los
intereses privados que defendieron los linajes asociados con los
generales de las familias Mosquera, Bolívar, Santos y Ferrero.
El tomo 3 “Empresas educativas e innovaciones didácticas en
Santander” presenta las inversiones públicas y privadas que las
instituciones públicas y los empresarios importadores hicieron
en el fomento y uso de los útiles escolares o los elementos
didácticos que caracterizaron el lancasterianismo republicano, el
pestalozzianismo radical, el confesionalismo mediático de la
regeneración y los retos contemporáneos de las ciencias
sociales. Finalmente, el tomo 4 “Empresas agroindustriales:
Oficios y profesiones del “Gran Santander” revisa el
protagonismo inversionista y las innovaciones productivas
promovidas por los empresarios asociados con la producción de
cigarros finos, ganados bovinos y productos industriales del
actual Santander.
7

11. EMPRESARIOS CIGARREROS


FACTORÍAS COLONIALES, COSECHEROS
PARROQUIALES, EMPRESARIOS EXPORTADORES Y
MUJERES CIGARRERAS EN LA HISTORIA DE LOS
CIGARROS SANTANDEREANOS1
“…Trabajar uno en tabaco no es
ningún delito. Que le digan a uno:
“chicotera”, ¡De malas!. Sí, porque
uno lo que trabaja es para uno, no le
van a dar a uno nada, ni uno les va a
dar nada. Entonces por qué a uno le va
a dar pena trabajar en el oficio que a
uno le gusta. A mí me gustaba mucho
el oficio de los tabacos…”. (Nelly
Carrillo Delgado. Cigarrera del barrio
San Antonio, retirada en 1991)

INTRODUCCIÓN. “Mujeres cigarreras e identidad


piedecuestana” surgió como una investigación etnohistórica
concebida y promovida por la Secretaría de Desarrollo Social de

1
Texto final del proyecto de investigación titulado: “Elaboración del PIRS
para la declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial de las “mujeres
cigarreras” de Piedecuesta, acorde con los manuales del Ministerio de
Cultura” financiado por la Alcaldía de Piedecuesta–Secretaría de Desarrollo
Social-Coordinación de Cultura en 2011, con la colaboración de la
Asociación Banda de Músicos de Piedecuesta. El resultado de ese proyecto
fue el informe: “Mujeres cigarreras e Identidad Piedecuestana. Historia
económica y social del tabaco, los cigarros y las cigarreras como
Patrimonio Cultural Inmaterial del Municipio de Piedecuesta, Santander,
Colombia”.
8

Piedecuesta a través de su Dirección de Cultura con el propósito


de cumplir una de las metas del Plan de Desarrollo Municipal
“Piedecuesta Incluyente” del alcalde Dr. Jorge Navas Granados
(2008 – 2011) al identificar, comprender y describir cuál ha sido
el papel de las mujeres trabajadoras del tabaco y su
caracterización como Patrimonio Cultural Inmaterial del
Municipio de Piedecuesta
Para cumplir con las expectativas de la Administración
Municipal se partió de la premisa, según la cual, las mujeres
cigarreras son una de las representaciones intangibles de las
tradiciones culturales, sociales y económicas de Piedecuesta
durante los últimos dos siglos de vida republicana como de
liberación comercial y manufacturera del tabaco.
Comprender las características de su oficio y el impacto
sociocultural que ha tenido la tradición productiva de la
artesanía denominada “chicote” en la vida del género femenino,
como en las familias de los barrios populares de la ciudad que se
articulan a dicha actividad, se constituye en uno de los alcances
y resultados más importantes de este estudio concebido desde la
etnohistoria de las tradiciones y prácticas socioculturales.
Los resultados de la investigación que se presentan en siete
partes o capítulos se asocian directamente vez con metas del
sector cultural propuestas para el Municipio durante la
administración del Dr. Jorge Navas como fueron: “Incrementar
en un 5% las investigaciones sobre el patrimonio visual,
arquitectónico, memoria escrita, memoria musical y ecológica”,
así como – “declarar el 66% de las expresiones vivas que por su
trascendencia histórica en el municipio requieren ser declaradas
como patrimonio vivo”. Específicamente, “Declarar patrimonio
vivo dos expresiones artísticas y/o culturales del Municipio”. La
9

primera expresión propuesta para ello ha sido -la Semana Santa


con sus procesiones, hermandades y rituales pascuales-, la
segunda se demuestra y sugiere con esta investigación que sean
los -cigarros de tabaco y las mujeres cigarreras”-.
Para ello, se desarrolló un estudio etnohistórico acerca de la
actividad social, cultural y productiva de la mujer cigarrera del
municipio de Piedecuesta a partir de estudios históricos, análisis
etnográficos y reconocimientos sociales a las trabajadoras del
tabaco más reconocidas o influyentes. Estudio cuyos resultados
tangibles son la presentación de un estudio histórico (capítulos
uno a cinco) sobre la incidencia del tabaco en la trayectoria
social, cultural y económica de los piedecuestanos, así como se
realizó un trabajo de campo con el fin de delimitar un
inventario cultural de las fábricas y fabriquines, especialmente
de las mujeres cigarreras más representativas del Municipio.
Mujeres cuyos testimonios permitieron componer un estudio
etnográfico final (capítulo seis) mediante el cual se describió la
situación del trabajo manual y artesanal de elaboración de
cigarros de tabacos durante los últimos sesenta años, a la par de
componerse las historias de vida (capítulo siete) de las diez
mujeres cigarreras sugeridas por las empresarias y trabajadoras
del tabaco como protagonistas de la industria cigarrera,
símbolos emblemáticos del gremio y ciudadanas que por sus
valores y virtudes bien merecen ser identificadas, reconocidas y
declaradas como Patrimonio Cultural Inmaterial de
Piedecuesta. Finalmente, expresamos nuestro agradecimiento al
Asesor Municipal de Cultura Henry Obregozo como al maestro
Mario Gamboa por el apoyo recibido.
10

11.1 LOS PARROQUIANOS


La historia de Piedecuesta es la historia del tabaco. Los orígenes
de Piedecuesta como sitio urbanizado por feligreses de Girón
(1763) y posteriormente como Viceparroquia (1772) adjunta a la
parroquia de San Juan Bautista de Girón (1773) estuvieron
directamente relacionados con el cultivo, secado,
comercialización y manufactura artesanal del tabaco sembrado
en sus vegas y valles como consecuencia de la gradual
sustitución durante el siglo XVIII de la extracción de metales
preciosos del río de Oro para dar paso a la crianza de animales
de ceba, el cultivo y transformación de las cañas de azúcar en
mieles, dulces (panela, azúcar) y aguardientes, así como la
producción de las plantas que como el tabaco eran
comercializadas monopólicamente por el Estado virreinal
español a través de sus factorías reales.
La necesidad de contar con un templo católico y un sacerdote
permanente que garantizase la salud espiritual de los gironeses
residenciados en Los Santos, el Pie de la Cuesta, el Hato –
Limonal, Ruitoque y Palogordo al serles imposible llegar hasta
la iglesia de Girón los días de fiesta y guarda en los que las
quebradas y ríos crecían súbitamente, impedían el paso y
arrastraban con las vidas de quienes se atrevían a cruzarlos,
motivaron a las mujeres cabeza de familia y a los patriarcas de
las familias residenciados en esos sitios a solicitar a su cura
párroco, y consigo a las autoridades del cabildo municipal como
al gobernador de Girón a autorizar la gestión y erección de una
parroquia con su respectiva cabecera urbana, previa autorización
del Arzobispado de Santafé, la Real Audiencia y el Virrey de la
Nueva Granada como vicepatrono de la iglesia católica y el
estado español.
11

Culminado el proceso de fundación de la parroquia al ser


constituida, reconocida y financiada por el virrey don Manuel
Guirior por decreto real del 17 de Octubre de 1774, durante los
siguientes días, meses y años los feligreses se enfrentaron entre
sí sobre quién debía ser su primer párroco. Siendo dispuesto
finalmente por el Estado virreinal el nombre y autoridad del
presbítero Dr. Dn. Joseph Ignacio Zabala, nombrado para tal fin
desde el 31 de octubre de 1774, quien solo llegó al sitio de
fundación de la parroquia en donde se había empezado a
levantar el poblado trazado alrededor del templo parroquial, la
plaza y la cárcel municipal a finales de diciembre de 1775 con el
fin de iniciar sus labores pastorales desde enero de 1776.
Siendo la causa pretérita de división y disputas entre los
feligreses, la presencia del cura párroco Zabala acrecentó las
divisiones entre los parroquianos durante los siguientes años.
Considerando problemas asociados con la falta de agua potable,
el creciente número de hormigueros y el reparto desigual de los
solares para la construcción de la casas de las familias
principales en el marco de la plaza, el bando zabalista decidió
trasladar y reconstruir la parroquia cuatro cuadras al norte del
lugar donde se había enterrado la cruz original, así como se
comprometieron por medio del acta de constitución parroquial
del 26 de julio de 1776 a sostener la congrua del párroco,
establecer cofradías parroquiales, reconocer un síndico
mayordomo de los bienes parroquiales y pagar por los servicios
rituales que les fuesen prestados.
Los opositores a ese bando, en su mayoría patriarcas
octogenarios de la familia Mantilla, contrarios a la decisión de
sus hijos y sobrinos continuaron edificando el templo parroquial
y sus viviendas en el trazado original. Esa división social entre
los dos bandos de feligreses, y consigo, entre las dos parroquias
12

fue dirimida finalmente al llegar hasta el Pie de la Cuesta el


visitador y fiscal de la Real Audiencia Francisco Antonio
Moreno y Escandón quien dispuso entre el 8 y el 11 julio de
1778 que se debía abandonar la nueva parroquia erigida, se
debían congregar los feligreses en el trazado original, se advirtió
con enviar a la cárcel a quienes se resistieran u opusieran, así
como se amonestó al cura párroco a cumplir sus deberes en pro
de la armonía y paz parroquial sin alentar la división entre los
feligreses bajo su cuidado espiritual. Siendo aprobadas y
reafirmadas esas disposiciones por el virrey Dn. Manuel Flórez
La mayor preocupación del Fiscal como del Virrey era que por
causa de esas disputas parroquiales se había descuidado la
fuente de rentas más valiosa para el Gobierno provincial y
virreinal como era el cultivo del afamado tabaco piedecuestano
y su comercialización en la factoría real establecida en la ciudad
de Girón a la par del proceso de fundación de la parroquia de
San Francisco Javier desde 1772. Si los feligreses de
Piedecuesta y Los Santos no vivían en armonía parroquial y
policía municipal era imposible que cumplieran con las metas de
cultivo y cosecha a la que se habían comprometido con el Factor
provincial, las demás municipalidades pedirían la concesión de
siembra y cosecha que se había otorgado única y
monopólicamente a los tabacaleros de Girón y Zapatoca, o en el
peor de los casos, se estimularían los cultivos clandestinos y el
contrabando desde otras provincias que se había pretendido
acabar. Así mismo el efecto en cadena por el desabastecimiento
podía generar una crisis económica al no cumplirse con las
metas comerciales y fiscales del Estado a través de la factoría, el
trabajo de los arrieros y comerciantes del tabaco se paralizaría,
así como se causaría el desabastecimiento de los estanquillos y
tiendas de las provincias que dependían del aprovisionamiento
gironés.
13

De allí que al pedir el Fiscal Moreno al Virrey Manuel Flórez


(11 de julio de 1778) un escarmiento ejemplar para el cura
párroco y sus partidarios manifestase puntualmente:
En vista de la veleidad e inconstancia de los vecinos, y de que
teniendo influjo el Cura, sería aparente cualquier reconciliación; y
que tal vez me vería en la sensible necesidad de escarmentar
cualquiera contravención a la providencia que yo tomare: Tuve por
acuerdo más prudente omitirla y reservarla a Vuestra Excelencia,
dándole; cuenta de todo, como lo ejecuto en el Expediente Original
por ser materia que pide pronta resolución, en que se versa la
quietud, e interés público y el adelantamiento de una población que
por todas circunstancias merece comentarse, pues se compone de
bastantes vecinos, y muchos de éstos distinguidos, que pierden en
inútiles disputas el tiempo y caudal, que convendrá con suma en
el cultivo de sus posesiones y siembra de tabaco, y que con el
rigor de la pena se reduzca a concordia 2.

Si bien en las conciliaciones municipales, las elecciones


vecinales de párroco, las constituciones parroquiales y en los
procesos judiciales (1774 a 1775) figuran los nombres de los
vecinos principales, en su mayoría cultivadores o comerciantes
de tabaco que estaban en disputa, es importante resaltar que
tanto en el proceso de solicitud, erección como edificación de
la parroquia (1772 a 1774) también fueron importantes las
mujeres piedecuestanas que desde sus haciendas o casas
urbanas estaban dedicadas al cultivo, cosecha o aliñado del
tabaco. De allí que en los padrones de población sean
reconocidos y señalados los nombres de viudas, solteras y
madresolteras. Entre las ciento cincuenta y ocho familias
registradas en los padrones de vecinos de Girón residentes en
esa sitio y viceparroquia durante 1773 se encontraban las
familias representadas por nombres de mujeres como fueron:
2
MORENO Y ESCANDON, Fernando. Indios y mestizos de la Nueva
Granada. Bogotá: Banco Popular, 1989.
14

a) Vecindario de blancos [del Valle de Piedecuesta y Río Frío del


Oro]:

6. Doña Juana Teresa Mantilla y García, viuda, ocho hijos y seis


esclavos;

19. Doña Rosa Becerra, viuda, cinco hijos, nueve esclavos y tres
sobrinos;

22. Doña Margarita [Gutiérrez] Calderón, viuda, seis hijos y


diecisiete esclavos;

29. Doña María Mantilla, viuda, dos hijos y cuatro esclavos;

32. Doña María Rey, viuda, cinco hijos, dos esclavos y un sirviente;

39. Doña Margarita Arenas y una hija

b) Vecindario de la quebrada de Los Santos: [Ninguna]

c) Vecindario [blanco] de Palogordo:

47. Doña Petronila Forero, viuda, doce hijos y tres esclavos;

53. Doña Eusebia Francisca Macías, su hija y dos esclavos

d) Vecindario mestizo y pardo [de los tres sitios]:

77. - María Llanos, tres hijos, suegra y tres hermanos;

84. - María Arguello con una hija;

98. - María Arias y una hija;

101. - María Peñuela y su hijo;

129. - Salvación Gómez, su suegra y dos hijas;

131.- Rosa Ramírez y tres hijos;

132. - Manuela Hernández;


15

144. - Juana Acacio, su madre y cinco hermanos;

148. - Mariana Mantilla, viuda, con cuatro hijos;

151. - Juana Díaz con tres hijos

La factoría de Girón era resultado del modelo fiscal de


regulación y monopolio de la compra – venta de bienes de
interés estatal ideado desde 1674 para Francia por el ministro
Borbón Juan Bautista Colbert, al servicio de Luis XIV. Las
factorías de tabaco del virreinato de la Nueva Granada fueron
creadas un siglo de la innovación francesa al finalizar el
gobierno virreinal de Pedro Messía de la Zerda (1760 – 1772),
en cumplimiento de las disposiciones ministeriales peninsulares
y con el fin de constituirse en el medio a través del cual el
Estado borbón español podía monopolizar y garantizar de forma
permanente una nueva renta fiscal a partir del control en el
cultivo, cosecha, comercio y consumo del tabaco de cualquier
calidad. Inicialmente fueron establecidas en Honda, Antioquia,
Santa Marta, Cartagena y Panamá.
Para el abastecimiento de las provincias de Santanfé y Tunja se
dispuso una administración virreinal especial abastecida con los
tabacos y polvos provenientes de la gobernación virreinal de
San Juan de Girón, como de aquellos cosechados en la parroquia
de Zapatoca, e incluso los oriundos de Vélez, a través de un
experimento de tres años consistente en el arrendamiento de su
administración a comerciantes privados.
Los resultados de esa experiencia iniciada en 1771 permitieron
comprobar que el monopolio y estanco de los tabacos de
superior calidad, conocida excelencia y mejor precio eran
altamente rentables para las arcas del Estado Borbón, razón por
la cual la Real Orden expedida en el Pardo, a 23 de marzo de
16

1774, dispuso cesar el arriendo de la factoría a los particulares,


dándose “principio a administrar dicha renta por cuenta de la
Real Hacienda, bajo la reglas que se prescribieron, con el objeto
de dar fomento a las siembras de tabaco auxiliando a los
cosecheros que se ocupan en su cultivo, pagándoselo a dinero
efectivo y reduciéndolo a una clase, con que se evitasen las
altercaciones que ocasionaba la variedad en calidad y precios,
de modo que reportasen utilidad de su trabajo”.
Los reportes y efectos de esa crear esa institución fiscal fueron
además la gradual independencia de las rentas reales por
concepto de quinto y acuñado de los metales preciosos al
lograrse la recaudación anual de más de cien mil pesos, con la
posibilidad de continuar su incremento en los siguientes años al
establecerse otras factorías, se reconocía “casi ninguno el
perjuicio que se ocasiona y que sólo sufren los revendedores,
reportando muchas ventajas los cosecheros dedicados a su
cultivo, que aseguran su expendio a precios fijos y dinero
efectivo”, aunque desde un primer momento se advertía que
parte de las rentas obtenidas se consumían en pagar los guardas
y administradores de esos resguardos.
La concentración de los tabacos en estancos oficiales contribuía
además a planificar las siembras y los volúmenes de bultos
seleccionados para la exportación, se reprimía con la
destrucción los sembrados no permitidos, e impedían que los
extranjeros que compraban el tabaco en hoja sin aliño alguno lo
revendieran en los puertos neogranadinos al doble del costo
original al someterlo a los procesos de maduración y “curado”
que no realizaban los neogranadinos al comercializarlo en rama.
De allí que las factorías cumpliesen a su vez la condición de
autoridades aduaneras, inspectores de caminos reales, justicias
17

en contra de toda forma de contrabando o fraude, resguardos


militares de la renta y administración de aguardientes y centros
de acopio de las materias primas o los frutos nativos que fueron
gradualmente estancados por el Estado virreinal como fueron la
quina, tintes, sales, naipes, mieles fermentadas e incluso el rapé
derivado del tabaco en descomposición.
Las expectativas fisiocráticas proyectadas para la expansión del
tabaco neogranadino estancado eran de tales proporciones que el
Doctor Don Francisco Antonio Moreno y Escandón, en su
condición de Fiscal de la Real Audiencia de la Nueva Granada,
Juez Protector de Indios y “conservador de reales rentas”, había
propuesto en su relación sobre el “Estado del Virreinato de
Santafé…” la posibilidad de exportar el tabaco para el consumo
directo o en cigarros manufacturados a través de las reales
fábricas de España. Explícitamente planteaba en 1772 sobre la
renta de tabaco:
Y aunque con su abundancia pudiera temerse que se cogiese en
mucha mayor cantidad de la que se consume, ocasionándose fraudes
a la renta, no obstante para reparar este inconveniente me ha
ocurrido algunas veces el pensamiento de que podrán comprarse por
cuenta del Rey todos los tabacos que se labran, y después de
proveídas suficientemente las administraciones, remitirse los
sobrantes a España donde producirán conocida utilidad a S. M.
porque según tengo entendido, los tabacos de la Isla de Cuba no son
suficientes para el abasto de aquellos reinos, para el cual se ocurre a
comprarlos a los extranjeros a quienes se privaría en todo, o en
parte, de este ingreso, mayormente habiendo facilidad de conducir a
poco costo los tabacos desde Girón a Mompós y de allí a Cartagena;
lo que igualmente sucede para los sobrantes de lo que se cultiva en
Ambalema, Chaguaní y orillas del Río de la Magdalena, de donde se
provee la villa de Honda, y lugares comprendidos en el arriendo de
esta Renta; pues aunque pudiera objetarse que con estos mismos
tabacos deberían antes abastecerse las administraciones de
Cartagena y Panamá; pero hallándose sus habitadores
18

acostumbrados al uso del tabaco de Cuba, no es fácil, sin un


conocido riesgo, variar aquel sistema, no obstante a que se ha
estimado conveniente inducirlos al consumo del de este Reyno y aun
para el efecto se ha concedido a D. Josef Visbal, que en algunos
sitios de aquellas inmediaciones pueda indistintamente vender de
uno y de otro; y que según los efectos de estas providencias podrá
con acierto resolverse, si será útil la remesa de sobrantes a España,
con que si no en dinero efectivo, a lo menos en efectivo tribute este
virreynato algunas utilidades a beneficio de aquellos Reynos3.

Si bien la renta y estanco de tabacos fueron gradualmente


aceptados como una necesidad fiscal para pagar los gastos de
funcionamiento gubernamental y otorgar auxilios provinciales
para obras públicas por parte de los cultivadores y comerciantes
condicionados a la misma, así mismo debió contenerse judicial,
militar y pastoralmente a los comuneros insurrectos que una
década después de establecidos pedían la derogación de los
impuestos y las rentas estancadas asociadas con el tabaco
(1781).
De igual manera, los virreyes comprendieron y advirtieron a sus
sucesores sobre las resistencias culturales de los provincianos a
sólo consumir las variedades de tabacos tradicionalmente
acostumbrados negándose a comprar y usar los tabacos
provenientes de otras provincias. En el caso de los provincias y
puertos caribes (Riohacha, Santa Marta, Cartagena y Panamá) la
tradición siguió siendo consumir exclusivamente los tabacos y
cigarros provenientes de Cuba, en las zonas mineras de
Antioquia, Chocó y el Cauca los tabacos provenientes del valle
del Cauca, en el valle interandino del Magdalena los tabacos
oriundos de la provincia de Mariquita, así como las provincias
de la cordillera andina habían sido tradicionalmente abastecidas

3
COLMENARES, Germán. Comp. Relaciones e informes de los
Gobernantes de la Nueva Granada. Bogotá: Banco Popular, 1989. T. 2
19

con los tabacos provenientes de las cuencas de los ríos Lebrija y


Sogamoso, específicamente las provincias de Girón y Socorro.
Sin embargo, derivados manufacturados del cultivo y comercio
estatal de tabacos en hoja como eran los cigarros, acordes con
los tamaños y características de los fabricados en España y
Cuba, se constituyeron en una alternativa recurrente para la
penetración de los tabacos de la provincia de Girón en los
mercados de otras provincias neogranadinas, como en los demás
reinos (peninsulares y de ultramar) del imperio español. Un
ejemplo de ello es narrado por José Joaquín García en sus
“Crónicas de Bucaramanga” quien al describir las costumbres y
ocupaciones de los pobladores de la provincia entre 1751 y 1775
expresó:
Al fin del capítulo segundo citamos el nombre de don Manuel
García Gómez, y ahora queremos consignar aquí un incidente
curioso relativo a él.

Este señor, que era natural de España, conservaba buenas relaciones


con algunos personajes de alta posición en la Península, y una vez
recibió carta de alguno de ellos, en la que le suplicaba
encarecidamente que le solicitara mil cigarros de Girón, de la
mejor calidad que pudieran hallarse, y le hacía mucho hincapié para
que no se fijara en la cuantía del precio, pues que, como sabía, él era
persona de gusto y hombre que tenía, de sobra, cómo satisfacer sus
caprichos.

Los puros de Girón gozaban de gran fama en el extranjero, y nada


fue más fácil para el señor García que conseguir lo que su amigo le
encargaba, con todas las condiciones exigidas. Empacó, pues, los
cigarros convenientemente, y apenas hubo posibilidad, los dirigió a
España, anunciando que su valor, a todo costo, ascendía a cien
duros.

Pasado algún tiempo, don Manuel hubo de recibir, con sorpresa, la


misma encomienda, que le era devuelta, y con ella otra carta en que
20

su amigo le decía, poco más o menos lo siguiente:

"Te dije repetidas veces que deseaba fumar el mejor tabaco


que pudiera cosecharse en Girón, y lo mejor beneficiado
que fuera dable, por subido que se juzgara su precio.
Cigarros que se compran a cien duros el mil tienen que ser
cosa despreciable. No has llenado bien tu comisión, y por
eso te devuelvo la encomienda sin abrirla. Si quieres
desempeñar con fidelidad mi encargo, te quedaré
agradecido y te cubriré puntualmente los gastos".

Apercibido don Manuel de lo que había en el caso, tomó los mismos


cigarros devueltos, les dio nuevo empaque, y en la primera
oportunidad volvieron a España, con nueva cuenta por valor de mil
duros.

El ricachón español le contestó agradecido, y sin demora cubrió la


cantidad, haciendo mil elogios de los sabrosos gironés que habían
ido a aromatizar la sobremesa en las escogidas reuniones
madrileñas.

Por su parte, don Manuel se pagó de lo invertido y destinó el


remanente para algunas obras de piedad 4.

A pesar de ser el tabaco la promesa económica que guiaba el


desarrollo económico de la provincia de Girón desde 1774,
Fray Mateo de Valencia, quien actuaba como cura párroco
encargado de la Parroquia de Pie de Cuesta, expresaba en 1802
a la autoridades virreinales a través del Gobernador de Girón su
posición sobre las reformas borbónicas en pro de una
instrucción ilustrada y la reconcentración de las provincias en
corregimientos, especialmente la reducción de la provincia de
Girón al corregimiento de Pamplona.
Sin dar importancia al tabaco que se cultivaba, cosechaba,
4
GARCÍA, José Joaquín. Crónicas de Bucaramanga. Bucaramanga:
Imprenta del Departamento, 1944. Cap. III, p. 16 - 17
21

curaba y comerciaba privilegiadamente en su parroquia por


algunas familias y comerciantes contratadas por la Factoría
Real, prefería centrar su noción de “progreso” en ilustrar a las
gentes criollas y mestizas en artes útiles asociados con los
algodones y cacaos producidos por la mayoría de la población,
la superación de los vicios o adicciones heredados de los
indígenas sin obligar a las familias a reducirse y congregarse en
los poblados de las parroquias, así como en la civilización de
los niños criollos por medio de escuelas de primeras letras para
formar un “buen labrador”. El fraile capuchino explícitamente
expresaba:
Para hacerse felices a los pueblos necesitan de comercio, la
situación actual lo impide, lo impracticable de los caminos, la falta
de víveres, frutos y manufacturas. Para que una provincia sea rica
necesita que se extraigan los frutos del propio país. Aquí no hay
más frutos que extraer que son algodones y cacaos. El labrador
los vende a ínfimo precio, porque recibe un año antes el precio de
ellos, y si no cogió algodón o cacao al tiempo del pago son los
afanes, y en lugar de hacerlos felices, a muchos los hace pobres y
miserables.

La gentes de estos países se hallan imposibilitados de vivir en los


lugares por tener su comer en las casas de campo, en ellas tienen
sus labores y ganados que es de lo que se mantienen. Si estas gentes
se vienen a los lugares ¿con qué subsisten, qué comen, que visten?.
En estos lugares parroquias no hay fábricas en que se empleen todas
estas gentes, si viven en lugar, ¿en qué?. En embriagarse como lo
hacen muchos de la ínfima plebe cuando vienen a cumplir con
el precepto de la misa…

No hay instrucción sin escuelas ni colegios… El cura los instruye el


día de fiesta con su plática, y éste es un medio muy superficial para
la instrucción, y muchos de ellos ni aun se pueden servir de este
medio, por serles imposible asistir, pues hay muchos de ellos que
viven [a] un día de camino, y para venir han de gastar tres días; el
que vienen, el que se están, y el que se vuelven. Muchos no pueden
22

venir por ser el tiempo de la siembra, por cuidar sus ganados no se


entren en sus labranzas, por sus enfermedades, por no tener bestias
en que venir, o no tener con qué mantenerse en el lugar.

Para instruir a estas gentes se había de poner una escuela en cada


lugar… Todo parecer fácil, pero se presentan un tropel de
dificultades que son imposibles de vencer, con la pluma sobre el
papel todo se vence, pero los que lo palpamos en la práctica vemos
que no es tan fácil, y la mayor imposibilidad es la falta de
patriotismo de estas gentes5.

11.2 LOS INDÍGENAS


Cultivar, cosechar, comerciar y manufacturar las hojas de tabaco
había sido una práctica sociocultural propia de las comunidades
nativas precolombinas desde antes de la llegada de los europeos
al “Nuevo Mundo”.
Al incrementarse el consumo adictivo de las hojas por los
europeos, mestizos y esclavos, especialmente en los territorios
malsanos para alejar los insectos, aliviar las heridas y aminorar
las cargas y malestares del trabajo, entre otros usos, las
autoridades españolas durante la transición del régimen austro-
hasburgo al borbonico optaron por monopolizar desde inicios
del siglo XVIII como rentas exclusivas del Estado el cultivo,
comercio, traslado y consumo del tabaco en rama, hoja y en
forma de cigarros que circulara en las provincias productoras del
mismo como parte de las reformas borbonicas para el
incremento de los ingresos del estado español y la exportación
interprovincial e internacional de las materias primas que

5
GUERRERO, Amado y GUTIÉRREZ, Jairo. Comp. Gobierno y
administración colonial siglo XVIII: fuentes para la historia de Santander.
Bucaramanga: UIS, 1996
23

caracterizaban a cada jurisdicción municipal ante las demandas


de esos bienes por parte de otras naciones e imperios europeos.
De las sesenta y cuatro especies de tabaco reconocidas
mundialmente, cincuenta y una son americanas (80%) (14 del
norte-centro y 37 del centro - sur), siendo las más destacadas y
mezcladas por los horticultores prehistóricos los grupos
Nicotiana rustica (angosta, amarga y con alta nicotina),
Nicotiana tabacum (ancha, suave y baja de nicotina, dividida en
las variedades havanesis, brasilensis, virgínica y purpúrea,),
Nicotiana petunoides y Nicotiana Polidiclia por su alto
rendimiento floral y su fácil diseminación como solanáceas al:
…crecer espontáneamente en terrenos perturbados - es decir en los
bordes de senderos, huellas y caminos, en campos y especialmente
en la tierra revuelta y enriquecida de los lugares de enterramiento.
Dada esta última característica, es probable que el tabaco fuera
relacionado con los antepasados, de quienes se sostiene en muchos
pueblos en América del Sur y del Norte que son los causantes de
que crezcan sobre sus tumbas como un regalo especial del mundo
espiritual para sus descendientes. De esta manera, también el tabaco
llegó a ser una planta sagrada, aunque la principal causa de la
fenomenal difusión del tabaco a través de toda la América indígena
fue seguramente su utilidad como medio para el éxtasis y los estados
alterados de conciencia en los que esos especialistas que lo usaban
se comunicaban con los ancestros y con el mundo de los espíritus en
general6.

Al ser la planta sagrada que crecía en terrenos sagrados y se


constituía en el medio de purificación y relación de los rituales
sagrados, fue usual para los europeos encontrar desde finales del
siglo XV comunidades enteras dedicadas a cultivar y mezclar

6
WILBERT, Johannes. El significado cultural del uso de tabaco en
Sudamérica. Disponible en: http://aqui-ahora.blog.com.es/2009/12/18/el-
significado-cultural-del-uso-de-tabaco-en-sudamerica-7602161/
24

esas plantas en sus asentamientos religiosos y urbanos, así como


fumar se constituía en el vínculo de amistad que estrechaba las
relaciones entre los extranjeros y los nativos. Sin embargo, la
ingestión del tabaco variaba a lo largo de las costas e islas
americanas.
La intoxicación con tabaco en Norteamérica se realizaba con la
inhalación nasal del humo por medio de tubos (pipas), al soplar
de forma ritual el humo sobre los asistentes a los rituales por
medio de cañas alargadas o como enemas rectales con ayuda de
cañas (jeringas) en Centroamérica, como se puede constatar en
petroglifos mayas y aztecas, así como desde las Antillas hasta el
Brasil se acostumbraba la elaboración de cigarros para fumar
con el fin de “aplacar el hambre y la sed y para las
deliberaciones en concejos”, e incluso, era bebido el zumo
fermentado o el cocimiento del tabaco entre las tribus del
Amazonas y las Guayanas. En las costas del Caribe como el
resto de Sudamérica también los conquistadores y misioneros
identificaron el uso del soplado ritual, así como el lamer una
jalea con sales hecha del tabaco (ambil o chimó), la inhalación
de rapé de hojas pulverizadas y la masticación de las hojas del
tabaco, al igual que las prácticas indígenas preservadas aún al
mascar coca con cal obtenida de las conchas marinas
pulverizadas. De igual manera, el tabaco era empleado como
sustancia tópica y terapéutica para curar los dolores musculares
y las enfermedades de la piel al soplar o escupir jugo de tabaco
sobre las heridas, untar saliva mezclada con nicotina sobre las
extremidades, restregar tabaco en polvo, hacer masajes con
saliva mezclada con tabaco masticada, a través de abluciones
con jugo, rapé o envoltorios de hojas, así como por medio de
compresas.
De todas esas prácticas, la que permitía una mayor
25

autorregulación del consumo de tabaco y del grado de


intoxicación al que se quería llegar eran los cigarros para
masticar o fumar, a lo cual se sumaban otras prácticas
complementarias como inhalar o mascar con el tabaco otras
sustancias como la coca y el betel, consumir hongos
alucinógenos, así como bebidas rituales como la chicha o el
yagé. Con cigarros pequeños y en pocas cantidades el tabaco
cumplía los efectos estimulantes, la inhibición del hambre y la
sed, así como el uso analgésico para el cual lo consumían los
indígenas. En dosis mayores, con cigarros hasta de un metro,
alteraba el estado de conciencia y permitía a los caciques,
shamanes y guerreros realizar los rituales sagrados mediante los
cuales obtenían las visiones, hacían consultas a los espíritus,
entraban en trance con los dioses o permitía la psicoterapia
individual o colectiva al ser consumido en rituales y festines de
purificación o celebración.
Si bien el fumar cigarros o cigarrillos requería secar
previamente las hojas de tabaco al sol o al viento para luego ser
molido y finalmente enrollado por medio de envoltorios hechos
en su mayoría con las hojas más bajas, gruesas, largas y
resistentes de la planta, muchas comunidades indígenas
sudamericanas ampliaron los efectos narcóticos de la picadura
interna con yerbas y resinas como de la capa externa al elaborar
manualmente sus cigarros con envueltos de hojas de palma,
banano y maíz, e incluso, cortezas de árboles aromáticos. Así
mismo ampliaron el efecto narcótico al comprobar las
propiedades y usos de las hojas superiores como poseedoras de
la mayor cantidad de nicotina.
Las características de la inhalación como de los cigarros
empleados han sido descritas de la siguiente manera:
Los indígenas de América del Sur usualmente fuman con
26

inhalaciones profundas o hiperventilación, pero raramente


reteniendo una bocanada de humo en la boca antes de expelerla o
inhalarla. La inhalación es descrita como absorbiendo el humo del
cigarro hasta los pulmones con "profundas aspiraciones", "usando
los pulmones como fuelles" Cigarros gigantes que miden casi un
metro de largo y dos centímetros de ancho son fumados con
hiperventilación por los Warao en el Orinoco y por varias otras
sociedades tribales, tales como los indígenas del Vaupés. Este
último cigarro, de acuerdo al naturalista A. R. Wallace, "tiene ocho
o diez pulgadas de largo y una pulgada de diámetro, está hecho de
tabaco molido y secado, y encerrado en un cilindro hecho de una
hoja grande torcida como una espiral. Se coloca en un gran soporte
bifurcado de dos pies de largo. Tiene un extremo inferior aguzado,
de modo que cuando no está en uso puede ser clavado en el suelo 7.

Considerando las tradiciones tabacaleras del período colonial


español y republicano se ha considerado que los indígenas
guane y chitareros que habitaron el actual territorio de
Piedecuesta fueron los primeros cultivadores y comerciantes del
tabaco en rama, y por ende de la elaboración y consumo de
cigarros envueltos y rellenos de tabaco. Sin embargo, el tabaco,
al igual que la coca, era una planta cultivada, intercambiada y
consumida por la mayoría de los indoamericanos para el
consumo personal de carácter narcótico y estimulante durante
sus trabajos como agricultores, cazadores, pescadores [cuyo
producto dicen los guane-descendientes: “lo salamos y
colgamos como las hojas del tabaco”], alfareros o tejedores
como para el intercambio en pequeñas cantidades con fines
rituales por los caciques, shamanes y jeques. Reafirmándose así
la especialización productiva de textiles y objetos de uso
cotidiano con algodón, fique y arcillas elaboradas.
Los etnohistoriadores de los guane al indagar entre los cronistas
de indias como entre los archivos sobre encomiendas de la
7
Ibíd.
27

provincia de Guane no reconocen el cultivo ni la tributación con


volúmenes significativos de tabacos entre los pueblos de indios
y resguardos de cada repartimiento a la llegada ni durante el
primer siglo de dominio español. Primando así la extracción y
pago de tributos con oro, maíz, algodón y mantas8. Sin embargo,
en las crónicas y relaciones geográficas del siglo XVI se
reconoce en los mercados (o días de feria interétnica),
especialmente en el de Sorocotá [Puente Real – Moniquirá], los
indios guane intercambiaban sus cargas de algodón, telas y
tabacos con los muiscas a cambio de panes de sal y bultos de
coca provenientes de Nemocón y Zipaquirá. Cuyos excedentes
eran a su vez intercambiados con los yariguíes y chitareros en
lugares fronterizos, equidistantes y de tránsito interétnico como
era el valle del río de Oro.
Sin embargo, la representación sobre los guane tabacaleros
sigue siendo una constante en las provincias de Santander.
Apelando al anacronismo simbólico, etnohistoriadores como
Luis Duque Gómez expresan que los Guane “se vieron
obligados a mercar el producto de esta provincia; tabaco, que se
daba de muy buena calidad; aún hoy es en la región de
Santander donde se encuentran las mejores tierras tabacaleras de
Colombia, lo mismo que los cultivos más extendidos, que
suministran la materia prima para los populares tabaquines
[“fabriquines”] de la zona del Socorro, al tiempo que abastecen
las fábricas modernas de cigarrillos”9

8
MORALES GÓMEZ, Jorge. Etnohistoria guane: Territorio e identidad
étnica. Bogotá: Canal Ramírez – Antares, 1984. P. 51
9
DUQUE GÓMEZ, Luis. Prehistoria: Los Guanes. En: Historia Extensa de
Colombia. Bogotá: Academia Colombia de Historia – Lerner, 1965. Vol. I,
T. 2, P. 594
28

A lo cual se agrega la sobrevaloración etnocéntrica,


caracterizada por ejemplos como el de los empresarios y
cultivadores guanentinos que establecieron en Bucaramanga la
empresa de cigarros “El Guane de Oro Ltda.”, bajo la
convicción que “fueron los indígenas Guanes quienes
encontraron en el tabaco propiedades medicinales y espirituales
desde épocas aborígenes donde eran los únicos dueños y
señores de la tierra. El cigarro se elaboraba como actualmente y
era privilegio de caciques y guías espirituales de su tribu. Con la
llegada de los españoles fue llevada a Europa como regalo y
símbolo de cortesía a los reyes”.

11.3 LOS FACTORES


Desde el arribo de Colón a las costas de las Antillas y Tierra
Firme fue constante reconocer que hombres y mujeres mientras
cargaban sus cosechas o trabajaban en sus cultivos
acostumbraban llevar a través de los caminos un tizón en la
mano con el fin de encender las hierbas y hojas aromáticas con
las que preparaban los “sahumerios” que acostumbraban a
inhalar a falta de otros estimulantes como la coca continental.
Colón describió esas prácticas al expresar en su “Diario de
navegación” (6 de noviembre de 1492) que los navegantes
Rodrigo de Jerez y Luis de Torres al internarse hasta el río
Cunao habían descubierto que: “Iban siempre los hombres con
un tizón en las manos [cuaba] y ciertas hierbas para tomar sus
sahumerios, que son unas hierbas secas [cohiba] metidas en una
cierta hoja seca también a manera de mosquete..., y encendido
por una parte del por la otra chupan o sorben, y reciben con el
resuello para adentro aquel humo, con el cual se adormecen las
carnes y cuasi emborracha, y así dizque no sienten el cansancio.
29

Estos mosquetes... llaman ellos tabacos”.


Siendo ampliada la descripción sobre las características y usos
de los “tabacos” con su forma semejante a los cuerpos de las
cigarras (cigarros) al manifestar Fray Bartolomé de las Casas en
su “Historia de las Indias” que desde tiempos inmemoriales los
indios mayas y antillanos empleaban «ciertas hojas secas
envueltas en otras hojas, también secas, parecidas a los petardos
... Se encienden por un extremo y se chupan por el otro ... para
introducir en los pulmones ese humo con el que adormecen el
cuerpo y así se embriagan».
El hábito de fumar aprendido en las antillas por los
expedicionarios españoles fue introducido y promovido en
España por Rodrigo de Jerez al retornar con Colón. Por
atreverse a cultivar y emplear entre los cristianos de su natal
Ayamonte (Andalucia) ese hábito pagano y demoniaco asociado
con el culto al fuego, la expulsión de humo por la boca, la
inhalación de vapores, la dependencia al vicio de estar borracho,
la pérdida de la cordura al intoxicarse el fumador, etc., fue
enjuiciado y encarcelado por la Inquisición.
Sin embargo, los marineros transatlánticos lo continuaron
empleando para amenguar sus dolencias como para alejar a los
insectos, así como al interior de España se fomentó su uso
ornamental y botánico al ordenar Felipe II al cronista Hernández
de Boncalo y al médico Francisco Fernández de Toledo traer
desde América y sembrar en España semillas secas y retoñadas
de Tabaco (1559), las cuales fueron trasplantadas y cultivadas
en la región de Toledo conocida como los “Cigarrales” como
una estrategia para alejar las crecientes plagas de cigarras que
azotaban esa provincia, siendo a su vez consumido por los
vecinos de esos sitios formando los cigarros acostumbrados por
30

los nativos americanos.


No obstante, las comunidades religiosas se constituyeron en las
principales mediadoras del fomento y legitimización del
consumo del tabaco al ser cultivado por las monjas y frailes con
fines ornamentales, medicinales y terapéuticos siguiendo las
crónicas y descripciones sobre sus usos y formas de consumo en
el Muevo Mundo. Siendo promovido su uso principalmente
entre las gentes pobres enfermas de bubas y demás
enfermedades epidérmicas ocasionadas por los invertebrados
propios de los ambientes malsanos al servir para calmar los
dolores y ayudar a secar las heridas.
El uso terapéutico del tabaco, y consigo su popularización en
toda Europa como en sus colonias territoriales, alcanzó su
cúspide al ser demandado por los súbditos de Francia e
Inglaterra al difundirse que el embajador francés en Portugal
Jean Nicot había logrado que la Reina Catalina de Médicis
(1560) se recuperara de las fuertes jaquecas que sufría al hacerle
aspirar por la nariz rapé de tabaco preparado para tal fin. Siendo
reafirmadas las propiedades medicinales de la hoja amarga y la
publicidad de la corte al nuevo medicamento botánico al lograr
el mismo Nicot que un sirviente de la corte francesa aliviara sus
dolencias ulcerosas. De allí que la proeza terapéutica de Nicot, y
consigo la demanda de un nuevo producto exótico americano
entre los mercados mundiales, alentara al botánico sueco Linneo
a bautizar científicamente al tabaco en su obra “Species
Plantorum” como la “Nicotiana”.
De igual manera, la reina Isabel I de Inglaterra aprendió a fumar
con pipa, alentó su consumó entre sus súbditos, promovió su
expansión por las colonias asiáticas y fomentó la
comercialización del tabaco siguiendo las costumbres de los
31

nativos de las colonias norteamericanas, especialmente la


bautizada en su honor por Sir Walter Raleigh como “Virginia”
(1619), de la cual procedía la variedad de tabaco más famosa y
consumida por todo su imperio. Con lo cual, la expansión y
comercialización de la planta narcótica americana llegó a ser de
tales proporciones que el mismo papa Gregorio XIII (1572 –
1585), aliviado de sus dolencias al usar terapéuticamente el
tabaco, se constituyó en uno de los defensores y promotores del
vicio condenado y perseguido un siglo antes por el tribunal del
santo oficio español.
Desde entonces, los europeos mediterráneos adoptaron los
hábitos de los nativos mesoamericanos y antillanos al enrollar y
envolver las mejores hojas de tabaco como cigarros para inhalar
o exhalar el humo del tabaco con fines terapéuticos o vicios
personales mientras que los europeos anglosajones lo
aprendieron a usar por medio del tabaco picado o pulverizado
acorde con las pipas de los nativos norteamericanos.
Las gentes pobres también consumían tabaco aunque en la
mayoría de los casos los elaboraban como cigarros rústicos,
deformados y con materiales en mal estado obtenidos de tabacos
de tercera como de los residuos de los cigarros de las gentes
pudientes que eran arrojados al suelo o la basura, los cuales eran
envueltos con cáscaras o cortezas de plantas o con fragmentos
de las capas no consumidas, desusadas o despreciadas (hoy
“chicotes”). En el caso de los mendigos de Sevilla, hacían
envueltos con papeles viejos o envejecidos, especialmente de
arroz, formando así rollos rellenos de las tripas y capas de
tabaco no consumidas, dándose así origen al popular cigarrillo
que desde 1825 empezó a ser envuelto en España en tiras de
papel blanco.
32

Ante la demanda de hojas y tripas de primera calidad por las


demás naciones europeas, los gobernantes y súbditos españoles
afrontaron la demanda terapéutica del tabaco en polvo como en
hojas y cigarros por sus competidores mercantiles europeos al
legitimar y legalizar el cultivo, cosecha, consumo y comercio
del tabaco como producto de interés estatal y fuente de riqueza
general. Para ello se fomentó y protegió su cultivo en las antillas
y el caribe, así como centralizó y controló su cosecha y
comercialización a través de las autoridades provinciales con el
fin de ser estancado y exportado bajo custodia militar, al igual
que los metales preciosos enviados a España. Con lo cual, al
garantizarse la materia prima producida y enviada desde las
colonias atlánticas por los españoles americanos, los españoles
europeos se concentraron en su procesamiento industrial para
abastecer el creciente mercado europeo. Para ello fueron
fundadas las Reales Fábricas de Tabacos en los puertos de
Sevilla (1620) y Cádiz con el fin de producir polvo terapéutico
de tabaco (rapé) y finalmente cigarros finos acordes a las
dimensiones y características demandadas por cada mercado
nacional.
Considerando los costos en materias primas y mano de obra, la
calidad de los materiales al ser trasportados y las pérdidas por
concepto de la piratería y los cambios ambientales oceánicos, la
Corona optó por descentralizar la producción de los derivados
elaborados con las hojas del tabaco al fundarse la Real Factoría
de La Habana (1717) desde la cual se debía abastecer el
mercado americano y el mercado de ultramar europeo. A la par
del incremento en la demanda europea de variedades cultivadas
como de derivados del tabaco, en las provincias españolas y
americanas de igual manera se incrementó el número de
cultivadores del tabaco como de comerciantes, y consigo de
consumidores que demandaban el comercio minorista de la hoja
33

y sus derivados, razón por la cual, en cada Reino y Virreinato


fue necesario establecer y reglamentar el funcionamiento de las
reales factorías de tabacos y productos estancados del estado
español.
Factorías provinciales que se dedicaron al control del cultivo,
cosecha y comercio del tabaco en hoja y el polvo ó rapé
consecuente con su secado y descomposición natural sin centrar
su interés en la manufactura de cigarros como se llevaba a cabo
en España y Cuba a través de procesos industriales
especializados. De allí que hasta mediados del siglo XIX se
preservaron las tradiciones indígenas sobre elaboración rústica o
corriente de hacer cigarros, según las cuales, las mujeres eran
las encargadas de enrollar y envolver artesanalmente los
cigarros que deseaban consumir sus esposos, padres o ellas
mismas. Siendo delegada a su vez la tarea ritual de prender los
cigarros y darles varias chupadas con el fin de asegurar la
combustión antes de ser entregados a sus consumidores finales,
con lo cual se promovía y heredaba su vez el “vicio” de fumar y
mascar tabaco entre las mujeres de todas las clases y
condiciones sociales, aunque las de mayor distinción preferían
optar por la costosa inhalación de rapé aromatizado cuyos
precios sólo eran accesibles para los sectores privilegiados.
En el caso de la Nueva Granada, una de las factorías más
protegidas y vigiladas por el Estado virreinal durante el siglo
XVIII y XIX era la establecida en la ciudad capital de la
Provincia y Gobernación de San Juan de Girón al concentrarse
allí la variedad de tabacos andinos provenientes de la vegas de
Los Santos, los ríos Chicamocha-Umpalá-Manco, como de los
sitios del Pie de la Cuesta, Palogordo y Chocoa en la cuenca del
río Sogamoso. Siendo el volumen y la calidad de los tabacos
producidos por la factoría de Girón tan sólo superados por la
34

factoría de Ambalema en las fértiles y cálidas tierras


interandinas a orillas del río Magdalena.
De allí que al ser pacificada la parroquia por las autoridades
virreinales, unificados los intereses socioculturales de los
cultivadores de tabaco de Piedecuesta desde 1778, regularizada
la producción y comercialización del tabaco estancado en Girón,
e incluso, alterado el orden sociopolítico al ser seducidos los
peninsulares por la prestancia, belleza, linaje y espíritu
emprendedor de las piedecuestanas, optando algunos
funcionarios españoles de la Factoría Real de tabacos de Girón
por desacatar varias disposiciones legales, específicamente las
que prohibían casarse los europeos con las criollas americanas o
hacer traslado de las instituciones estatales, la producción de
tabacos centralizada en Piedecuesta adoptó un nuevo rumbo.
Ese fue el caso del Factor de Tabacos de Girón quien en 1786
decidió trasladar la factoría y estanco a la parroquia de
Piedecuesta para estar más cerca de su esposa e hijos, sin estar
fuera de la jurisdicción provincial de Girón ni incumplir con sus
funciones legales. Argumentado la paz que se vivenciaba entre
esa comunidad parroquial, el incremento en la producción y
comercialización estancada del tabaco “gironés” a partir de los
volúmenes sembrados y extraídos de Piedecuesta, la
concentración de la mayor parte del tabaco producido en la
Provincia en esa parroquia, aunado a las condiciones climáticas,
la centralidad de su ubicación y el paso obligado por ella de los
caminos reales a Santafé, Pamplona y el Magdalena, el factor
Dn. José Antonio Portocarrero entre Agosto y Septiembre de
1786 solicitó e hizo efectivo el traslado de la factoría de la
ciudad de Girón a la parroquia del Pie de la Cuesta,
complaciendo y beneficiando así a los linajes piedecuestanos
con los que se hallaba emparentado al casarse con una de sus
35

parroquianas.
La respuesta de los vecinos de Girón como los pamploneses de
Bucaramanga no se hizo esperar ante la deslegitimización y
deshonor jurisdiccional que se les hacía, asociado a los
sobrecostos que representaba trasladarse los cosecheros de
Bucaramanga hasta el Pie de la Cuesta en comparación al viaje
hasta Girón. Para buscar una solución definitiva a ese abuso de
poder a través de una instancia superior, el 27 de Septiembre de
1786 el procurador general de Girón Josef Antonio Calderón, en
nombre de sí y del público de Girón y Bucaramanga, dio su
poder especial al vecino de Cartagena Dn. Lorenzo Alonso
Carrizosa o a cualquiera de los procuradores allí establecidos,
para que ante el Arzobispo - Virrey Antonio Caballero y
Góngora presentase:
... el agravio que se ha hecho a éstos comunes con haberles quitado
la factoría de compras de tabaco en hoja que se erigió en esta
ciudad y la han mudado a la parroquia del Pie de la Cuesta en
que experimentan los cosecheros los mayores perjuicios por la
mucha distancia en que hallan sus labores, y el mal despacho
que se les da, entreteniéndolos muchos días para comprarles o
pagarles las cargas que han llevado, pues como en un fuera de su
centro cuando llegan a conseguir el pago ya han gastado en
mantenerse allí lo que anhelaban para satisfacer sus acreencias... 10

La mudanza hecha por Portocarrero no fue desautorizada por los


virreyes sucesivos, debiendo conformarse los gironeses con la
concentración y comercialización del tabaco y por consiguiente,
de otros ramos estancados, así como los transportes en mula
desde Piedecuesta. Siendo los factores sucesores Orbegozo,
Paredes y Berenguer de igual opinión, intereses y deseo de

10
UIS ARCHIVO HISTORICO REGIONAL. Archivo Notarial de Girón:
Escrituras, 1786.
36

mantener la factoría allí; incluso, en esa parroquia nacieron


algunos de los descendientes de dichos factores, así como se dio
origen a linajes emblemáticos como los de Don Victoriano
Paredes, hijo del factor Pedro Paredes.
No obstante, los gironeses continuaron con su inconformidad
hasta la reconquista colonial por el ejército expedicionario y
pacificador de Fernando VII, cuyos generales los beneficiaron
con privilegios otorgados por su lealtad a la regencia, entre los
cuales estaba su petición de retornar la factoría a la ciudad
capital provincial en Septiembre 1816. Con el triunfo criollo en
Boyacá, la factoría patriótica de Piedecuesta fue reestablecida
por el ejército republicano y libertador siendo reducida la de
Girón a una subfactoría dependiente de la piedecuestana.
La presencia de la casa y plazuela de Factoría (hoy Colegio de
la Presentación) en el barrio donde el bando zabalista había
pretendido trasladar la parroquia contribuyó al aumento de la
población fluctuante y residenciada en la parroquia, así como a
una mayor concentración de oficios y funciones públicas y
privadas en torno a ella, ganando por ello el reconocimiento de
las autoridades reales y la gestión empresarial, política, social y
urbanística de los parroquianos ante el gobierno central. Esa
condición de prosperidad socio-económica y agro-productiva
que vivían los piedecuestanos se materializó con la solicitud,
compra y expedición del título y ascenso municipal de la
parroquia como “Villa de San Carlos” por el gobierno real y
virreinal español (16 agosto de 1810), así como con la condición
de “Villa de Piedecuesta” por las leyes de reordenamiento
político – administrativo del Estado republicano por los
Generales – Presidente desde 1821.
Los vecinos de la Parroquia de Pie de Cuesta, en el
37

Corregimiento de Pamplona del Nuevo Reino de Granada, al


solicitar al Rey Fernando Séptimo el 10 de marzo de 1810 su
constitución como “república” con cabildo propio y “con
absoluta independencia de la ciudad de San Juan de Girón a que
está sujeta y con el goce de las preeminencias y privilegios
correspondientes con arreglo a las leyes” demostraron ante el
Virrey de Santa Fe con testigos y documentos, acorde con la
Real Cédula, que:
…el lugar de Pie de Cuesta tiene más de mil casas y la población
pasará de tres mil vecinos: que la situación es la mejor de aquellos
contornos y muy saludable. Que goza de abundantes y buenas aguas,
de un aire puro, de cielo despejado, abundancia de víveres, de
bosques inmediatos de donde se sacan las mejores maderas para
fabricar casas a poco costo y cómodas; que en el distrito se cultivan
con mucha utilidad algodón, cacao, añil, café, trigos, tabacos y
quinas de cuyos ramos hacen el comercio exterior e interior; que su
vecindario tiene muchas familias expresadas en una lista inserta en
dichas diligencias, distinguidas por su nacimiento y conducta, y
sujetos que los más son acomodados y algunos de riqueza
considerable atendidas las circunstancias del país estando dedicados
unos al comercio y otros a la agricultura; que hay más de ciento
cincuenta vecinos aptos para desempeñar los empleos los empleos
concejiles sin parentesco ni tachas legales y con las cualidades
necesarias de probidad, virtud y demás que se exigen para tal
confianza; …que el terreno donde está situada la factoría de tabacos
de la provincia fue donado por los vecinos de dicho lugar, y que
estos han contribuido con lo necesario para construir una cárcel a fin
de custodiar con toda seguridad a los reos.

El Gobierno republicano presidido por los Generales –


Presidente S. Bolívar y F. Santander dispusieron por la Ley I del
29 de septiembre de 1821 que la renta de tabaco (en hojas,
cigarros, polvos, rapé), las factorías y la exportación de tabaco
para el extranjero debían preservar el estanco al que estaban
sometidos por el Gobierno virreinal español, así como se
38

autorizó la supresión o el establecimiento de otras factorías en


los “parajes de donde puedan trasladarse fácilmente a los
puertos de comercio para su extracción al extranjero en la forma
prevenida”.
Ejemplo de ello fue el decreto de 30 de julio de 1822 mediante
la cual se estableció la factoría de tabacos de San Gil para el
estanco de los tabacos cultivados y cosechados en San Gil,
Barichara y Zapatoca, dependiente de la Administración
principal del Socorro, y acorde a las prácticas sobre beneficio,
recibo, paga y distribución del tabaco usuales en la factoría
pamplonesa de Piedecuesta. Factoría reestablecida en 1847
(Decreto del 24 de junio) para administrar las siembras,
cosechas y comercio contratado con la sociedad comercial
“Grice y Compañía” (14 de diciembre de 1846), a la par del
monopolio concedido en la factoría de Ambalema a la compañía
de “Montoya – Sáenz” un año antes, bajo la inspección en sus
siembras por funcionarios enviados desde la factoría de Girón.
No obstante, derivados procesados del tabaco como el chimó y
el mohó (Ley 28 de julio de 1824) empleados en los llanos
orientales fueron excluidos de ese monopolio estatal tanto en su
producción como en su comercialización.
Para proteger las rentas nacionales estancadas en esa misma
fecha se decretó que los tabacos importados de otros países
debían pagar el 50% su precio de compra por derechos de
importación. Siendo radicalizada tal decisión al decretarse el 7
de julio de 1823 que la “introducción de toda clase de tabacos
extranjeros, ya sea en hoja, cigarros, polvos o rapé por los
puertos de Colombia” (Venezuela, Nueva Granada, Panamá y
Ecuador) quedaba plenamente prohibida.
Siendo la renta o producto del tabaco de consumo interno y
39

exportación una de las rentas fijas del Estado (Ley 26


septiembre de 1827) para el pago y sustento de los gastos
públicos como para la buena administración interna de las rentas
nacionales, requirió a su vez que los administradores
departamentales de rentas, los factores de tabacos, los
administradores de estanquillos y los comandantes de los
resguardos militares encargados de proteger las rentas y
factorías (Ley I del 3 de agosto de 1824) aumentaran las
cosechas de tabaco y previnieran el contrabando aumentando el
precio de las compras de tabaco por los factores a los cosecheros
hasta en ocho reales (equivalentes a un peso de plata) por arroba
en las provincias productoras. Así mismo, se dispuso disminuir
el precio del tabaco vendido en las factorías de las provincias no
productoras, los militares del resguardo de las factorías de
tabaco estaban autorizados a “allanar las casas u hogares de un
ciudadano a cualquiera hora del día, cuando tengan denuncio de
que en ellos se ha ocultado algún contrabando de tabaco” fuese
en hoja, cigarros o polvos (Decreto del 1 de mayo de 1826), así
como se eximió a los cosecheros de tabaco matriculados ante las
factorías y estancos del Estado del pago del impuesto colonial
español denominado “alcabala” (10% del costo del precio del
bien) al que estaban obligados los demás ciudadanos al realizar
la compra-venta de cualquier bien mueble o inmueble (Circular
del 12 de marzo de 1828).
Con la secesión de la República de Colombia y la creación
constitucional de la República de la Nueva Granada, la
Convención del Estado neogranadino decretó la “continuación
del estanco del tabaco” en toda la jurisdicción del nuevo Estado,
siendo financiadas temporalmente las compras a los cosecheros
con las rentas estatales por diezmos (Decreto del 31 de marzo de
1832). Dicho decreto fue reafirmado por la Ley del 4 de junio de
1833 mediante la cual el General - Presidente F. Santander y sus
40

ministros promovieron ante el Congreso la supresión de los


administradores y visitadores generales siendo dispuesto un
ordenamiento del estanco estatal por medio de una Dirección
General de tabacos, una Contaduría General de tabacos,
Administradores principales (o nacionales), Almacenes de
Deposito, Factorías (provinciales, conformadas por un factor, un
interventor, un oficial de fiel de almacenes, un veedor, un
sobrestante y un empacador conservador de cueros), Comisiones
principales de plantaciones encargadas de autorizar y vigilar los
volúmenes de tabaco contratados con los cosecheros registrados
ante el Estado, estanqueros proveedores, estanquillos
parroquiales de expendio y los resguardos militares (cabos y
guardas (mayores y menores) de ronda) encargados de la
seguridad y vigilancia de los tabacos vendidos en almoneda o
remate público, así como el dinero almacenado en las cajas de
las administraciones principales y las factorías fruto de las
compras y ventas.
Clasificadas las compras y ventas del tabaco en hoja adquirido
por las factorías acode con su primera (hojas de mitad de mata y
de color uniforme), segunda (hojas bajeras o cogoñeras, o las
medianeras verdes) o tercera clase (hojas superiores o finales y
los maltratados o descompuestos) debía ser empacado en bultos
envueltos en cueros vacunos, lo cual aseguraba que sus precios
oscilaran entre 3 reales por cada libra de primera a 1 peso por
cada arroba de tercera calidad (Ley mayo 23 de 1834). Sin
embargo, el tráfico de los cigarros hechos con las hojas de
tabaco por los puentes y puertos nacional resultaban ya más
costosos que el de las hojas y los polvos derivados del mismo,
siendo el costo más elevado pagado por derechos de peaje para
los cigarros el que se pagaba en el camino que iba de norte a sur
en el istmo de Panamá al cobrarse 1 peso por cada arroba de
cigarros mientras que sólo se dispuso el cobro de 0,4 pesos por
41

cada arroba de tabaco en hoja para la exportación. Siendo el


valor del pontazgo de los cigarros semejante al que se pagaba
por el opio y el té importados de otros países y continentes.
La Ley II del 9 de junio de 1835 decretó a su vez mayores
medidas de control del tabaco en hoja y en polvo para la
exportación al disponerse que en las factorías de las provincias
de Pamplona (Piedecuesta, Girón, Cúcuta, etc.) y Mariquita
(Ambalema) debían incrementarse las visitas a los cultivos para
“evitar que se cultive o venda el tabaco de contrabando”
incumpliendo con las áreas y volúmenes contratados con el
Estado, se debía contar con un escribiente exclusivo para llevar
el “libro de matrículas y de todo el demás negociado de
siembras y plantaciones” a cargo de la factoría al ser suprimidas
las comisiones de plantaciones (Decreto del 10 de junio de
1835), se dividieron las rondas en montadas y a pie, la atención
de los factores a los cultivadores durante las cosechas debía
garantizarse de 6 am. a 2 pm. y de 3 pm. a 5 pm., así como se
expresó explícitamente después de un siglo de ser prácticas de
conocimiento público quiénes se consideraban y debían ser
perseguidos como “contrabandistas de tabaco”.
Si bien el Decreto del 19 de marzo de 1834 había descrito las
causas y penas para los funcionarios y cultivadores
defraudadores o contrabandistas de la renta de tabacos en hojas
o polvos, sólo en el artículo 17 de la Ley II de 1835 se manifestó
de forma explícita el contrabando a través de los cigarros
manufacturados al considerarse como defraudadores a:
1. Los que siembren tabaco sin la matricula que previenen las
instrucciones del ramo;

2. Los que teniendo matricula sembraren mayor cantidad de matas


de aquellas por que se han matriculado;
42

3. Los que estando matriculados no entreguen todo el producto de la


cosecha en la respectiva factoría;

4. Los que compraren tabaco en otra parte que en los estanquillos


del ramo;

5. Los que conduzcan tabaco de una parte a otra sin la


correspondiente guía, que acredite que lo conducen por cuenta de la
renta;

6. Los que conduzcan tabaco en cigarros, a menos que prueben


que son para su uso, y que aparezca que los cigarros no pesan más
de seis libras11.

Las penas para los conductores o traficantes de tabaco en


cigarros cuyo uso no era el consumo personal en volúmenes
mayores a una cuarta parte de una arroba fue dispuesta en el
artículo 24 al ser “castigados con una multa igual al triple del
valor del tabaco; y si este valor principal, excediere de cincuenta
pesos serán condenados a presidio urbano por uno a doce
meses”, siendo graduada la pena “por el mayor valor del género
en que se hace el fraude”, para lo cual se calculaba el valor del
tabaco del fraude “por el precio a que el Gobierno lo vende en la
provincia donde se aprehende el contrabando”.
Contrarias a esas disposiciones y restricciones tradicionales, el
fomento al tráfico y comercio de los cigarros de tabaco con otras
provincias o para su exportación con otros países se delimitó por
la Ley II del 7 de junio de 1837 mediante la cual se dispuso que:
Artículo 3º. Se permite la exportación de tabaco en cigarros en la
cantidad que quiera hacerse, sujetándose los exportadores a las
reglas que al efecto dictara el Poder Ejecutivo, con el fin de evitar

11
Las citas enunciada a continuación fueron tomadas de:
COLOMBIA. Codificación Nacional: 1819 – 1851. Bogotá: Imprenta
Nacional, 1924 – 1929. 14 tomos.
43

los fraudes que puedan cometerse; en cuyos términos se reforma lo


dispuesto en el número 6º. Del artículo 17 de la ley de 9 de junio de
1835, adicional a la orgánica de este ramo, y el artículo 24 de la
misma, y se deroga el último inciso del artículo 10 de la ley de 4 de
junio de 1833, que prohíbe se permita sacar el tabaco de los
almacene sin hacer constar que se está ya en el caso de conducirlo
fuera de la República.

Parágrafo único. El Poder Ejecutivo podrá prorrogar hasta por seis


meses los plazos de que habla el artículo 9º de la ley de 1 de junio
de 1836 para el pago del valor del tabaco que se exporte en cigarros.

Artículo 4º. El tabaco para la exportación podrá entregarse en


cualesquiera oficinas de la renta, quedando vigente en lo demás el
artículo 8º de la ley de 4 de junio de 1833.

La presión de los comerciantes y empresarios al pedir la libertad


de comercio para el tabaco manufacturado en cigarros (puros o
finos) de exportación se reafirmó por el gobierno del presidente
José Ignacio Márquez al ampliarse las características de esa
prerrogativa por el decreto del 11 de julio de 1837 mediante el
cual se dispuso que:
Artículo 3º. Para que pueda hacerse la exportación del tabaco en
cigarros se observarán las formalidades siguientes: luego que el
individuo pretenda hacer la exportación haya rematado el
tabaco que deba reducir a cigarros, y prestado la correspondiente
fianza, conforme al artículo 11 de la ley de 4 de junio de 1833,
podrá entregársele por el jefe de la oficina en la que se hubiere
convenido a recibirlo, bajo la precisa obligación de presentar en la
misma oficina los cigarros en un peso igual, o menor a lo más en
dos libras en cada arroba, si el tabaco rematado lo fue en andullos o
tangos, y en una libra si fuere en hojas del llamado de rollo o
longaniza. Verificada esta operación se expedirá la correspondiente
guía, en que se exprese el peso neto de los cigarros para que pueda
verificarse la exportación, llenándose entonces las demás
formalidades prevenidas en el citado artículo 11.

Artículo 4º. Para el pago del tabaco que se exporte en cigarros,


44

disfrutarán los compradores cuatro meses más sobre cada uno de los
plazos que concede el artículo 9º de la ley de 1 de junio de 1836.

El efecto de la liberalización comercial del tabaco


manufacturado en cigarros trajo como consecuencia adicional la
compra del tabaco para la elaboración de los cigarros de
exportación directamente ante las Juntas de Hacienda de la
República (Ley I del 19 de abril de 1839) con la asistencia del
Director General de la renta de hacerse en la capital de la
República o ante el administrador del ramo o de los empleados
de hacienda en cada provincia acorde a los plazos dispuestos
para el pago de los remates (almoneda).
Así mismo, el General – Presidente Pedro Alcántara Herrán
mejoró el sistema colonial virreinal de resguardo de las
principales factorías de Colombia (Ambalema y Piedecuesta) y
los transportes (o conducciones) de tabaco por los caminos
nacionales interprovinciales (Decreto del 20 de septiembre de
1847) al transformar la función de los cabos y guardas de ronda
por la de un cuerpo formal de policía (Decreto del 25 de febrero
de 1845) compuesto por inspectores (los cabos) y comisarios de
1º, 2º y 3º grado (los guardas montados y a pie) cuyas
principales funciones públicas, sin hacer custodias o
protecciones especiales a los cosecheros y traficantes
particulares de tabacos, eran: cumplir las tareas de policía
delegadas por los inspectores; custodiar los intereses y bienes
públicos; perseguir y aprehender en flagrancia a los
delincuentes; contrabandistas y defraudadores de las rentas
públicas, incluidos los hijos, esclavos y familiares de los
sospechosos o aprehendidos; decomisar los bienes e
instrumentos de fraude; recorrer durante las rondas diurnas y
nocturnas las plazas, calles, salidas públicas, caminos, campos y
lugares despoblados de los poblados en donde se asentaban las
45

factorías estatales.
Así mismo, debían garantizar la seguridad, tranquilidad y
policía urbana para los funcionarios, cosecheros, comerciantes y
empresarios cigarreros al cumplir otras funciones judiciales
como eran:
Séptimo. Impedir y perseguir los robos, incendios, asesinatos, riñas
y peleas, juegos prohibidos por las leyes, y no cediendo a las
insinuaciones de los delincuentes, conducirlos ante el inmediato jefe
de policía.

Octavo. Circular con rapidez los datos y noticias que a este efecto se
les comunique sobre algún delito que se haya cometido, señales de
los delincuentes, de objetos perdidos, extraídos o robados, para
facilitar el conocimiento de los delincuentes, y su aprehensión y el
de sus efectos y recuperación.

Noveno. Dar noticia a las respectivas autoridades de los vagos y


ociosos que se reputen por tales en un distrito; y

Décimo. Prestar mano fuerte a las autoridades, ejecutando y


auxiliando la ejecución de las providencias y órdenes que se dicten
en conformidad de las leyes y en ejercicio de sus funciones, sin
perjuicio de cumplir las órdenes que se les dieren por los empleados
de la renta de tabacos de la factoría…

Los efectos consecuentes a esa mejora en el servicio de


seguridad y policía requeridos para el funcionamiento de las
factorías, y consigo el incremento trimestral en el número de
delincuentes e infractores, fue para el caso de la factoría y
cantón de Piedecuesta el establecimiento de un circuito judicial
independiente del existente en Girón - Bucaramanga (Decreto
del 4 de junio de 1847) al incrementarse el número de
delincuentes e infractores aprehendidos y encarcelados. A lo
cual se aunó la contratación directa de empresarios extranjeros
con el Estado para exportar desde los puertos nacionales los
46

tabacos en hojas o tripas (hojas despedazadas para rellenar los


cigarros) empacados y conducidos directamente por los guardas
o policías de las factorías.
La bonanza tabacalera que se vivía para entonces en el país al
incrementarse la demanda interna y externa de las hojas secadas
y tratadas como de los cigarros manufacturados en las factorías
y los poblados circundantes conllevó incluso a que por primera
vez en 1847 (Decreto de 24 de junio) el General – Presidente
Tomás Cipriano de Mosquera acordara y aprobara una
reglamentación específica para la producción de tabaco en
forma de Cigarros regulada y controlada por los funcionarios de
las factorías dedicadas a la cosecha y comercio de exportación
para impedir fraudes a las rentas nacionales. Instituyéndose así
la producción manufacturera en serie de tabacos a través de una
infraestructura propia de las fábricas antillanas y españolas de
cigarros por medio de edificios cercanos o circundantes a las
factorías hasta donde debían llegar los funcionarios nacionales a
supervisar la producción de los cigarros acorde con los
volúmenes destinados y aprobados para tal fin. A su vez, los
inspectores de las factorías debían ser supervisados
mensualmente por los Jefes Políticos del cantón donde se
hallaban establecidas. Específicamente se decretó sobre la
producción de cigarros:
CAPÍTULO II

DEL TABACO QUE SE DESTINE PARA FABRICAR


CIGARROS

Artículo 6º. En el caso de que los contratistas quieran destinar


tabaco a la fabricación de cigarros, bien sea en hojas [capas de
envoltura], bien despedazado para tripa [“liga”/fortaleza del cigarro
fino ó “picadura” del cigarro corriente], se les entregará el que
declaren que necesitan para este objeto, tomándose nota del que así
47

se les entregue.

Artículo 7º. El tabaco que se entregue a los contratistas con el objeto


indicado en el artículo anterior, sólo podrá elaborarse en cigarros
bajo la inspección de la misma factoría, y a medida que se vaya
convirtiendo en cigarros, será pesado por el contador
almacenista, empacado y custodiado en los almacenes [de las
factorías] hasta el momento en que se haya de conducirse para
exportarlo. Al pesar los cigarros en la factoría, se abonará a los
contratistas, para computar el peso del que recibieron, un 16 por
100 de merma, es decir que por cada cien libras de tabaco que
recibieron en hojas o tripa, se les recibirán ochenta y cuatro libras
en cigarros.

Los altos costos que causaban la creciente burocracia nacional


para la vigilancia de las siembras, cultivos y cosechas, el
funcionamiento de las factorías, la supervisión de las fábricas
productoras de cigarros y la conducción de los tabacos en hojas
o manufacturados por los cuerpos de guardas y policías hasta los
puertos nacionales de exportación (Decreto del 13 de enero de
1848); la presión de los comerciantes y empresarios nacionales
y extranjeros sobre el desestanco y el librecomercio del tabaco
centrándose las rentas del Estado en los impuestos locales,
pontazgos e impuestos de exportación para lo cual se requería
una burocracia mínima; la llegada al Congreso de los
representantes provinciales de los comerciantes y empresarios
exportadores de tabacos con exigencias de reformas liberales a
la economía nacional de exportación; aunado a la competencia
con otras naciones americanas productoras y exportadoras de
tabaco en hoja o cigarros en mayores volúmenes, con mayor
calidad y por ende con menores costos de comercialización para
los consumidores antillanos y europeos.
Esas y otras razones político-económicas motivaron finalmente
al General – Presidente Tomás Cipriano Mosquera y a su
48

secretario de hacienda José Eusebio Caro a expedir la Ley del


23 de mayo de 1848 mediante la cual se decretó que “desde el
1º. de enero de 1850 será libre en toda la República el cultivo
y comercio del tabaco”, reduciéndose la inherencia del Estado
en el cultivo, comercio y manufactura del tabaco sólo al cobro
del derecho aduanero de exportación “a razón de cuarenta reales
por cada quintal de tabaco que se exporte en rama, y de veinte
reales por cada quintal de cigarros” (0,2 reales por libra).
Siendo preservada hasta esa fecha los controles estatales a los
sembradíos de cultivo, caneyes de secado, almacenes de
empaque, comercio exclusivo en los edificios de las factorías y
elaboración de cigarros en fábricas cercanas a las mismas.
Sin embargo, el General – Presidente José Hilario López
considerando las proyecciones económicas y laborales que
podía generar la producción y exportación de tabaco en cigarros
aprobó en compañía de su Secretario [o ministro] de Hacienda
(el caudillo liberal radical Manuel Murillo) y el Secretario de
Relaciones Exteriores, el empresario tabacalero de Piedecuesta
Victoriano de D. Paredes, la Ley I del 12 de junio de 1849
mediante la cual se dispuso y decretó que desde el 1 de
septiembre de 1850 “por el tabaco que se exporte en cigarros
no se pagará derecho de exportación”, se dispuso
categóricamente que “no pueden imponerse contribuciones
municipales sobre el cultivo del tabaco”, se eliminó el
incremento del 25% para el tabaco de consumo interno (Decreto
del 23 de noviembre de 1849). También se autorizó a los
comerciantes y empresarios cigarreros a pujar y repujar en los
remates de tabaco remanente en las factorías provinciales de
Piedecuesta y Girón al cumplirse el plazo para la entrada en
vigencia de la ley sobre libertad absoluta en la siembra, cosecha,
comerció y manufacturera cigarrera del tabaco provincial.
49

El papel del tabacalero y educador piedecuestano Victoriano


Paredes en la eliminación del monopolio neoborbónico y
neogranadino del tabaco en rama como en cigarros, resultado de
sus indagaciones e investigaciones sobre la libertad comercial
en Estados Unidos y Europa desde 1844 a 1846, es reiterado en
sus “Memorias” de 1885 al expresar:
Poco después de haber llegado á esta capital supe que se me
había nombrado para el Congreso en sustitución del Dr. Soto,
y como yo venía entusiasmado con la idea de trabajar en favor
de la libertad de la industria del tabaco, inmediatamente después
de mi llegada escribí algunos artículos conducentes á aquel
fin con el objeto de ir preparando la opinión en pro de él. En
los años de 48 y 49, muchos de mis colegas me constituyeron
como una especie de protagonista del desestanco, con lo cual
me ví por demás estimulado á sacar avante aquel pensamiento
á través de una formidable oposición. El General Mosquera
que nunca careció de ciertos bellos rasgos de progreso presto su
sanción al proyecto de ley que sobre el particular se le pasó, y el
Dr. Eusebio Caro, Secretario de Hacienda por aquel tiempo, en
vez de entregar el proyecto ya sancionado, al Presidente de la
Cámara, me hizo llamar á la galería de dicha Cámara y me
dijo: "El General Mosquera me ha ordenado poner en sus manos
esta ley sobre libertad del tabaco, y sírvale á Ud. de gobierno
que ella no lleva mí voto ni el de los demás Secretarios de
Estado". Yo le respondí: pero Sr. Caro, observo en esto dos
irregularidades, la primera que no dándole Ud. su voto venga
firmada por Ud., y la segunda que Ud. me la entregue á mí en
lugar de entregársela al Presidente de la Cámara. Y entonces él
me replicó: "pronto sabrá Ud. la razón de estos procedimientos".
Yo me dirigí con la ley al Presidente de la Cámara, que lo era
el Dr. Ezequiel Rojas, y le referí lo que había pasado. Pocos
meses después siendo el mismo Dr. Rojas Secretario de Ha-
cienda y el Dr. Murillo de Relaciones Exteriores, ya en tiempo de
la administración del General López, me encontraba en la
Cámara de Representantes cuando se presentaron anunciando que
el Gobierno se hallaba resuelto á pedir la derogatoria de la ley y el
restablecimiento del estanco en virtud del desfalco que había en el
50

Tesoro público, y de la exigüidad de las rentas para atender á los


gastos mencionados. Casi fuera de juicio salté de mi asiento á
la mitad de la Cámara y en medio de una breve y vehemente
peroración se me zafaron las siguientes frases con que ella empezó:
"¿Quiénes son los locos que vienen á estas horas á proponer el
restablecimiento del ignominioso monopolio del tabaco! Acaso
tuvimos poco que macanear la ley que lo abolió, ni nos falta
poco que hacer para complementar la absoluta libertad de esa
industria?". Este verbo macanear causó mucha hilaridad en la
Cámara y no pocas censuras; censuras entre burlescas y
benévolas con que me persiguen hasta ahora mis amigos, no sin
confesar el buen efecto que alcanzó, pues hallándome en mi casa
un poco rabioso ó despechado por lo que acababa de pasar,
recibí una carta del Sr. General López en que me decía que me
tranquilizara, que acababa de dar la orden á los Secretarios para
que no volvieran a tocar la cuestión. Al día siguiente pasaba yo
por el atrio de la Catedral cuando el Sr. General López que se
hallaba allí con el Sr. Juan de Francisco Martín y otras varias
personas, me llamó y me dijo: "habrá quedado Ud. muy satisfecho
de la orden que he dado á los Secretarios para que no insistan en
contrariar la abolición del monopolio del tabaco, sino antes bien
en hacer algo por complementar la ley, dejando la industria
enteramente libre, no obstante las buenas razones aducidas por
Mosquera en uno de sus últimos mensajes sobre la
conveniencia de sostener el estanco; pero estando Ud. designado
para ocupar el puesto de Secretario de Hacienda, es menester que
se vaya preparando para allanar las dificultades en que nos
vamos á ver con la supresión de tan importante renta" —Estimo
mucho Sr. General, le contesté, la distinción con que Ud. piensa
honrarme; pero á mí me seria de todo punto imposible
corresponder á su benevolencia por muchas poderosas razones
que tengo y que no son del caso exponer aquí. Por tanto debe Ud.
pensar en otra persona para el manejo de la Secretaría de
Hacienda y por lo que respecta al desfalco que Ud. teme por la
supresión del estanco, estimo que no debe tener el menor cuidado,
pues, libre aquella industria, y teniendo como tiene, tanta
aceptación nuestro tabaco en los mercados de Europa, bien pronto
se exportará en grandes cantidades cuyos productos acrecerán
con su retorno al país los derechos de aduana, amén de los ingresos
51

que tendrá el Tesoro público con el aumento de riqueza que dicha


industria ha de procurar al país.

Todas esa reformas de directo beneficio para la próspera


Piedecuesta se consolidaron con la división de la Provincia en
tres nuevas provincias (Santander, Pamplona y Soto) (Ley del
17 de abril de 1850), de las cuales la Provincia de Soto tendría
como “su capital la villa de Piedecuesta, compuesta por los
cantones de Girón, Piedecuesta y Bucaramanga”. Para lo cual,
se consideró necesario alquilar, adecuar y emplear la casaquinta
empleada hasta entonces como factoría de tabacos para que se
constituyese en la casa de gobierno provincial, y posteriormente,
en sede provisional del Colegio Provincial de Soto (antiguo
Colegio de Floridablanca).
Entre tanto, en Europa se inmortalizaba el nombre de la
cigarrera más famosa de todos los tiempos: “Carmen”. Cigarrera
gitana cuya leyenda popular fue masificada en toda Europa
desde 1845 por Prosper Mérimée al escribir la novela “Carmen”
siguiendo los relatos de la Condesa de Montijo sobre los hechos
trágicos acontecidos en 1830 a la cigarrera sevillana Carmen de
Triana.
Trabajadora independiente quien siendo la amante y protegida
de un oficial vasco de uno de los Regimientos de Caballería se
enamora de un afamado picador, razón por la cual, el amante
deshonrado decide asesinarla al terminar una corrida de toros a
la que asistía la gitana con sus compañeras cigarreras,
materializando su acción ante la Puerta del Príncipe de la Plaza
de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Treinta
años después Georges Bizet universalizó dicha leyenda con la
ópera “Carmen”.
52

11.4 LOS TABACALEROS


Las reformas liberales promovidas por los representantes
políticos de los gremios económicos de las provincias,
especialmente los comerciantes y empresarios que reclamaban
libertad de comercio con otras naciones y el desestanco de los
monocultivos de mayor exportación, para el caso particular de
los tabacos de la provincia de Soto, no sólo conllevó a que los
gobiernos de los Generales – Presidentes Tomás Cipriano de
Mosquera y José Hilario López a través de sus ministros
liberales propiciaran la adecuación del país como una república
política, social y económica semejante al modelo paradigmático
de los Estados Unidos de América pues atrajo la concentración
de los capitales privados y el interés de los inmigrantes europeos
en el cultivo, cosecha y exportación del tabaco clasificado de
acuerdo a su calidad ó manufacturado como cigarros, rapé,
chimó o mohó.
Todo ello demandó a su vez una mayor mano de obra de
hombres cosecheros, mujeres clasificadoras o cigarreras,
arrieros y guardas de las cargas hasta los puertos, y
especialmente, crecientes y regulares inversiones en la
construcción de caminos carreteables, puentes sólidos y
finalmente, la construcción de vías férreas en la medida que se
incrementaron las demandas exportadoras de tabacos, seguidas
por las de sombreros, quinas y finalmente cafés. Ante la
decadencia y crisis de las artesanías hechas en algodón,
especialmente el batán, los lienzos y las ruanas consideradas
telas crudas y baratas de la tierra como consecuencia de la
demanda de los textiles importados de Europa al ser más finos,
durables y económicos que los nacionales, la liberación del
tabaco del monopolio centenario en que se había mantenido para
asegurar las rentas estatales y provinciales se constituyó para
53

los políticos liberales en la promesa a través de la cual los


campesinos y artesanos en ruina aumentarían los medios de
subsistencia al aumentarse la demanda de obra en todos los
ramos en la medida que se incrementaran las exportaciones a
Europa.
Antes de la creación del Estado de Santander (13 de mayo de
1857), los representantes políticos de las provincias que
conformaron esa jurisdicción ya coincidían en la necesidad de
reformas liberales que abolieran con monopolios y prácticas
colonialistas, entre las cuales se encontraba el fin del estanco
oficial como del control oficial al consumo interno y las
exportaciones de tabaco. En 1846, los librecambistas del tabaco
como el representante de Vélez Juan N. Azuero incitaban a los
gobiernos provinciales y nacionales a abolir ese monopolio al
ser la alternativa más importante para asegurar el progreso de
las provincias cultivadoras, transportadoras o comercializadoras
del mismo, siendo sus efectos inmediatos la desaparición de los
vagos, mendigos y los criminales menores al extinguirse toda
forma de desempleo y pobreza general; y consigo, “La
expansión espontánea abriría las fábricas, se emplearían nuevas
tierras, se talarían los bosques y se construirían carreteras; con el
fin del monopolio el desarrollo comenzaría en forma
automática”.
Sin monopolios ni censuras de ninguna clase y a partir de la
riqueza obtenida con el comercio de tabaco, el partido liberal
prometía a las gentes comunes de Santander la realización de la
promesa socialista europea de repartir la riqueza entre pobres y
ricos, así como cumplía la tarea de “sembrar ahora para
cosechar más tarde” acorde con los postulados del caudillo
liberal radical Manuel Murillo Toro, primer presidente de
Santander. Con lo cual, antes que la educación para obtener
54

grados y títulos en escuelas, colegios, seminarios o


universidades debían primar y aprenderse los hábitos propios de
los comerciantes del mundo como eran: “la comunicación entre
los hombres, el contacto entre los pueblos, la industria y los
viajes”.
Demostración de esas expectativas fue el traslado de la capital
de Santander de la agrícola y conservadora ciudad de Pamplona
a la principal provincia exportadora y tabacalera del Estado,
específicamente a la ciudad capital de Bucaramanga (1857), al
tener una ubicación vial y geoestratégica más equidistante para
las demás provincias, por ser uno de los bastiones político-
económicos y socio-culturales de los comerciantes liberales
radicales, y específicamente, porque para entonces era el núcleo
de la producción y el comercio de los tabacos, sombreros,
cacaos, cafés y pequeñas artesanías que a través de los puertos
sobre el Magdalena y el Catatumbo eran exportados al Caribe,
las Antillas, Estados Unidos y Europa.
Constituyéndose así en capital política y económica del Estado
hasta la reubicación de la capital política en El Socorro (1861 –
1886). Así mismo, al constituirse el tabaco en el producto
nacional de exportación que sustituyó gradualmente las
exportaciones tradicionales del costoso y riesgoso oro, envuelto
en una crisis mundial de sobreoferta y bajos precios, motivó a
varios empresarios a redirigir sus capitales acumulados como
sus inversiones tradicionales de la industria del oro metálico a la
del oro humeante en su afán de buscar nuevas posibilidades de
crecimiento y rentabilidad económica.
Los empresarios neogranadinos asociados a los europeos,
especialmente los tabacaleros de Soto, confiando en la pericia
de empresarios como Geo von Lengerke, a través de sus casas
55

comerciales en Socorro, Bucaramanga y Cúcuta lograron


exportar desde 1872 a 1876 al mercado tabacalero de Bremen
por lo menos la tercera parte de los 18.080.902 kilos de tabaco
en hoja de primera calidad que envueltos en los tradicionales
bultos recubiertos en cueros fueron enviados preferencialmente
a esa plaza12. Si bien los cultivadores y comerciantes de tabaco
de Santander conocían las dinámicas del cultivo y el mercado
provincial y nacional no estaban preparados para asumir la
economía de exportación al ser un ámbito que por décadas
habían administrado factores españoles y neogranadinos
expertos en las transacciones externas. Así mismo, no contaban
con las condiciones industriales, financieras, técnicas ni
tecnológicas para competir y asegurar su dominio en los
mercados internacionales al acrecentarse la demanda europea y
por ende la bonanza neogranadina.
Con la exportación experimental republicana a Inglaterra
(1834), la fiebre exportadora de hojas de primera calidad
curadas por las factorías (1840) a Alemania y la liberalización
exportadora del tabaco (1850) se alcanzó la cuadruplicación de
la siembra y comercialización del tabaco colombiano, la riqueza
interna permitió a los trabajadores el consumo de las
manufacturas nacionales, se propició el desarrollo y
consolidación de los transportes a vapor por el río Magdalena
hasta los puertos marítimos, así como contribuyó al crecimiento
de la producción ganadera de carnes, cueros y bestias de carga
para el empaque y transporte del tabaco hasta los puertos
fluviales.
No obstante, la inexperiencia productiva y la improvisación

12
NIETO ARTETA, Luis E. Economía y cultura en la historia de Colombia.
Bogotá: El Ancora Editores, 1983. P. 200 - 201
56

exportadora era tan preocupantes que el comerciante y


diplomático británico Guillermo Wills, citado por David Church
Johnson, consideraba ya en 1831 que los neogranadinos del
Socorro y Girón por ser gente belicosa y afecta a los monopolios
estatales no tenían experiencia comercial, eran ignorantes y
pobres, y en el peor de los casos, sus monocultivos y artesanías
eran poco rentables al ser la ganancia esperada previamente
consumida en fletes y sobrecostos de transportes a falta de
caminos fluviales, carreteros o férreos seguros, rápidos y
apropiados para las exportaciones.
A ello se sumaban las conclusiones de Johnson al manifestar
que “la expansión del tabaco fracasó a causa de la baja calidad,
de los altos costos del transporte, de la falta de concentración
del capital y, lo que es más importante, de la naturaleza
esencialmente democrática del cultivador santandereano”13. De
allí que la decadencia y el abandono de la producción tabacalera
piedecuestana con fines de exportación, como reflejo de la crisis
nacional, fuese explicable por causas como:
Causa 1. El cíclico ambiente de preguerra, guerra y
posguerra civil bipartidista que se vivía en las provincias
productoras de Tabaco (1858 - 1859, 1861 - 1862, 1867 - 1868,
1876 - 1877, 1885 – 1886, 1899 - 1902), así como los cambios
constitucionales y legislativos impuestos por el bando vencedor,
todo lo cual consumía los capitales de financiación de los
cultivos, acababa con la mano de obra al ser reclutada y
sacrificada en los campos de batalla, conllevaba al descuido o
los obstáculos para el uso de los caminos y vías de transporte
por cada uno de los bandos, y por consiguiente, generaba la

13
JOHNSON, David. Santander Siglo XIX – Cambios Socioeconómicos.
Bogotá: Carlos Valencia, 1984. P. 139
57

imposibilidad de cumplir con las demandas y pedidos


nacionales e internacionales al paralizarse la cadena de
producción.
Causa 2. Las técnicas obsoletas de cosecha y empaque
de las materias primas comercializadas que al pretender
aumentar el peso de las cargas y los ingresos del cosechero
conllevaba a la desconfianza y desprecio en la calidad de las
materias primas provenientes de Santander en Colombia como
en el exterior. Al igual que las fibras de algodón y las cáscaras
de quina que socorranos y gironeses empacaban con semillas y
ramitas húmedas para aumentar su peso y volumen, los
cultivadores de tabaco “curado” eran ignorantes en las técnicas
básicas de siembra, cosecha y empaque para mercados externos.
Un ejemplo de ello es el análisis hecho por Johnson a los
esfuerzos de Victoriano Paredes, empresario y político
piedecuestano vocero del gremio tabacalero, quien se propuso
mejorar el cultivo de las variedades nativas y foráneas de
tabacos empleando sus experiencias como cultivador parroquial,
contador provincial y administrador general de esa renta.
Siguiendo la “Instrucción para el cultivo y beneficio del tabaco
semilla de Cuba y de Ambalema adoptada en cuanto ha sido
posible a las prácticas y costumbres de los cosecheros de Girón,
Palmira i Ambalema (Bogotá, octubre 18, 1838), Johnson
expresó:
En 1838 Victoriano de Diego Paredes, quien más tarde sería
presidente del Estado de Santander, intentó promover en Girón y
Ambalema la experimentación con esquejes cubanos y el análisis
comparativo de las técnicas utilizadas en estas regiones con el fin de
averiguar qué podría ser útil para mejorar la producción. El gobierno
ordenó que se enviaran copias de este panfleto a todas las fábricas
del monopolio; desafortunadamente, los conocimientos de Paredes
sobre suelos se limitaban a la clasificación en húmedos y secos y
58

fértiles o infértiles. Sus sugerencias para la plantación y recolección


solamente confirmaron las prácticas corrientes y no
contribuyeron a mejorar la calidad 14.

Siendo presidente del Estado Soberano de Santander, Paredes


hizo nuevos esfuerzos por el fomento del mejoramiento técnico
y tecnológico de la producción de tabacos al entregar a las
gentes pobres tierras baldías para su cultivo, siendo modificada
esa política al darse preferencia a cultivadores expertos en la
siembra y cosecha de ese monocultivo. Personas capaces a
quienes se les orientó en las innovaciones agrícolas a seguir para
mejorar ese cultivo por medio de artículos agronómicos en la
Gaceta de Santander (1868). Una estrategia de instrucción
popular a través de los medios masivos de comunicación que
desde la perspectiva de Johnson cumplía los siguientes fines:
La publicación de artículos de carácter semi-técnico ayudaría a los
agricultores a evitar los errores en los que se había incurrido
recientemente en la industria del tabaco, cuya decadencia estaba
directamente relacionada con la introducción de una nueva variedad
de semillas. Con el propósito de satisfacer a los exportadores, los
cosecheros plantaron semilla Palmira o San José de los Llanos,
que producía una mata grande con muchas hojas que les ayudaba a
sacar ganancias con el método de pago según el volumen;
desafortunadamente, a pesar de la lozanía de las matas, las semillas
de Palmira cultivadas en suelo santandereano producían el "peor
tabaco de América". La información y la experimentación
científica habrían evitado este problema que desacreditó el tabaco
de Santander en los mercados europeos. Una reglamentación más
estricta parecía ser la respuesta tanto en la agricultura como en el
gobierno. No se podía confiar en que la gente siguiera la senda más
prudente15.

Las consecuencias de las equívocas técnicas productivas para

14
Ibíd. P. 132
15
Ibíd. P. 185
59

cultivar más cantidades con menos calidad se evidenciaron al


ser sustituida la demanda del tabaco colombiano por el
dominicano después de tener precios superiores al 25% de
diferencia. El tabaco de exportación enviado a Europa perdió los
elogios del pasado siendo cuestionado y despreciado después de
la depresión de 1858 al ser evidentes los cambios en las semillas
de las variedades nativas, la falta de preparación y fertilización
del suelo, las enfermedades foliares, la esterilidad de los suelos
empleados por los pequeños cosecheros al poseer laderas
arcillosas y no en las vegas fértiles de las haciendas empleadas
para sembrar pastos o cañas, diferentes métodos de secado y
curado al seguir cada cosechero sus técnicas individuales, y
consigo, diferentes colores y sabores en los lotes enviados. Todo
lo cual hacía inútil y poco viable el comercio en Europa de los
tabacos considerados en Colombia como de primera a los bajos
precios del tabaco ordinario (o de tercera).
Causa 3. Los problemas internos de competencia y
desorganización entre productores y comerciantes. A falta de los
inspectores oficiales de siembras, cosechas y manufactura del
tabaco que habían garantizado la exportación de tabacos desde
1834 hacia los puertos anglosajones, acordes con las demandas
del mercado europeo, al no existir regulaciones ni consensos
sobre la calidad de las semillas, los procesos de cultivo, el
tratamiento de las cosechas, el uso final del tabaco seleccionado,
y especialmente, la calidad de los empaques para garantizar su
transporte hasta los puertos de destino, las características,
condiciones y demanda del afamado tabaco “gironés” fueron
decayendo hasta ser finalmente sustituidas las actividades
comerciales de los grandes empresarios tabacaleros por la
extracción de quinas, la ampliación de los cultivos de cacaos en
las cuencas hidrográficas más cálidas (Sogamoso, Lebrija,
Zulia), la incursión en los sembradíos de cañas de azúcar y
60

algodón para abastecer la demanda interna y externa a partir de


la guerra civil estadounidense, y especialmente la masificación
del cultivo del café cuyas exportaciones en la Provincia de
Pamplona (Cúcuta, Pamplona, Bucaramanga) para 1808 eran
superiores a las 5000 arrobas.
Causa 4. La conformación de monopolios comerciales
privados que administraban y controlaban los precios de la
producción de tabacos a través de sus haciendas. Los
terratenientes al acaparar la producción demandada por el
mercado arruinaron a los pequeños cultivadores que
tradicionalmente habían contratado y vendido a las factorías sus
cosechas, los condicionó a emigrar a otras provincias o asumir
la condición subyugantes como aparceros o jornaleros, así como
condicionaron la actividad de los comerciantes exportadores al
mantener o incrementar constantemente sus precios internos de
venta de las hojas de primera y segunda clase que sacaban al
mercado nacional al cumplir con sus compromisos
internacionales mientras en el exterior fluctuaban y decaían los
precios de negociación y compra de los que dependían las
ganancias y la recirculación de los capitales de los
intermediarios y exportadores.
Sumándose a esas pérdidas, los altos costos de transporte
terrestre desde los lugares de empaque hasta los puertos de
exportación, lo cual generaba sobrecostos para los comerciantes
intermediarios o distribuidores, quienes al agregarlos a los
precios finales de venta hacían inviable y poco rentable la
compra y comercialización del tabaco santandereano.
El gobierno estatal contribuyó a su vez a legitimar esos excesos
y abusos al otorgar a los grandes terratenientes permisos de
cultivos excesivos, incluso hasta de millón y medio de plantas,
61

lo cual les permitía redistribuir a su libre criterio esas cotas de


cultivo entre los pequeños cosecheros particulares asentados en
tierras de ladera no aptas para el tabaco o entre los cosecheros
que actuaban como jornaleros o aparceros en sus haciendas. Con
lo cual, los cosecheros estaban condicionados a depender de sus
favores, préstamos o tierras, y consigo, a venderles
exclusivamente las cosechas a precios inferiores al mercado, a
aceptar pagar un porcentaje sobre los precios finales de venta ó
a retener arrobas específicas de tabaco por hectárea o
porcentajes de la cosecha. La consecuencia de esas formas de
explotación laboral, iguales o peores a las vividas durante el
monopolio estatal español y republicano, se manifestaron en el
cultivo de mayores cantidades de hojas por los cosecheros
pobres sin cumplir con las calidades mínimas para ser
exportables como eran ser finas, livianas y uniformes en su
proceso de secado y curado.
Causa 5. La competencia de los empresarios y
exportadores holandeses quienes desde sus colonias e islas en
América y el sudeste de Asia (Java, Sumatra) inundaban el
mercado europeo con hojas de tabacos de mejor calidad,
conservación y propiedades fisicoquímicas a menores precios,
aunado a los tabacos exportados por dominicanos y cubanos, así
como la escasez de la tripa brasileña empleada para los puros
europeos, que conllevaron a partir de 1870 a fluctuantes crisis
en la bonanza de las exportaciones de las hojas de tabaco
colombianas desde que se había liberado gradualmente el
cultivo y comercio de esa renta fija del Estado colombiano en
1846. La situación de dependencia a la demanda de un solo
mercado internacional desde 1853 era de tales proporciones que
al colapsar el mercado alemán en 1878: “Bremen recibía el 89%
de las exportaciones colombianas de tabaco, pero únicamente el
13,7% de las importaciones de tabaco en Bremen provenían de
62

Colombia”16.
A ello se sumaban prácticas equívocas de planificación de los
cultivos y las épocas de siembra basadas en la masificación del
cultivo por los agricultores al conocerse el incremento de los
precios en Europa como efecto eclipsante de las anheladas
“bonanzas”. Con lo cual, entre el tiempo de la demanda inicial
del tabaco que había propiciado los precios altos de compra y el
tiempo de la exportación del tabaco sembrado las bodegas
alemanas habían acumulado tanto tabaco que al empezar a
venderlo a los altos precios iniciales y ser inundado el mercado
con el tabaco sembrado sin proyección alguna y a bajos precios
por los comerciantes colombianos al no tener capital suficiente
para retenerlo y acumularlo, era inevitable la quiebra de los
comerciantes alemanes y la caída dramática de los precios de
compra de los nuevos lotes cuyos efectos mediatos eran la ruina
para los comerciantes colombianos, y consigo, la pérdida de
todo interés en invertir o comprar las futuras cosechas.
Constituyéndose así el tabaco en un producto despreciado y
poco rentable en los años posteriores a las crisis exportadoras de
1857 – 1858 y 1878 – 1879.
Causa 6. Los importadores alemanes empleaban el
tabaco en hoja que compraban para elaborar cigarros finos
siempre y cuando tuviesen las características físico-químicas
necesarias para su transformación en puros que imitaban las
vitolas españolas de Cuba. Al respecto, Don Ramón Mercado,
Cónsul de la República de los Estados Unidos de Colombia en
Bremen, respondió al Secretario [federal] de Hacienda y
Fomento (febrero de 1871) a sus preguntas sobre las “causas
principales que, en concepto de las casas consignatarias de esta

16
Ibíd. P. 129
63

ciudad, han influido sobre el precio del tabaco colombiano” al


expresar que la calidad del tabaco colombiano había decaído y
era depreciado por el mercado alemán porque se había agotado
la tierra de producción en Colombia al hacerse más de una
cosecha anual, con lo cual, los tabacos carecían de “los jugos
necesarios para nutrir esta planta, o bien porque no se cultiva
con todo el cuidado necesario”. Por el contrario, el tabaco de
Java exportado a Alemania se caracterizaba por una “hoja fina,
delgada y de buen color, acanelado como obscuro, y por esto la
aplican para capa de una gran parte de los cigarros finos, porque
a más de tener buen sabor y olor, arde bien, produce la ceniza
blanca y gusta a los consumidores, lo cual, unido a que por ser
la hoja delgada se producen con una libra muchos cigarros, son
causas que contribuyen a mejorar sus precios” 17.
A la calidad de la hoja se sumaba que los tabacultores europeos
al hacer sus envíos desde las colonias y factorías tabacaleras
asiáticas se preocupaban por escoger y empacar con mucha
escrupulosidad las cargas, razón por lo cual eran muy confiables
para los demás europeos porque “los compradores les basta ver
la primera muestra al abrir un bulto, para tener seguridad de que
todo es casi igual, lo que no sucede, en muchos casos, respecto
del nuestro, el cual les sale muy mezclado”. Siendo agravada la
situación de los tabacos colombianos cada vez que se
sobreofertaba el tabaco de primera calidad del Brasil, lo cual
conllevaba a que por sus bajos precios fuese empleado por los
cigarreros europeos como tripa para los cigarros ordinarios, así
como presionaban a que los demás tabacos americanos fuesen
condicionados a bajar sus precios o ser vendidos como tripas
enrolladas y envueltas por las afamadas y apetecidas “capas”
asiáticas.

17
NIETO ARTETA, Luis E. Op. cit. P. 202
64

En general, los tabacos colombianos después de cuarenta años


de exportación ininterrumpida y en volúmenes quintuplicados
no cumplían ya para 1871 con las expectativas y necesidades de
los cigarreros alemanes porque, en palabras del mismo Cónsul
R. Mercado:
La mayor parte del tabaco colombiano es aplicado por los fa-
bricantes alemanes para capa de cigarros, por lo cual exigen que su
color sea igual acanelado obscuro, que sea fina y consistente la hoja,
que arda bien produciendo buena ceniza, y que reúna en lo posible
las apariencias del habano, porque los cigarros se venden general-
mente como tales, y aún muchos llevan las marcas de las fábricas
principales de Cuba. Puede decirse que a excepción de los cigarros
muy finos que se fabrican con solo tabaco de La Habana, en todos
los otros entran diferentes clases, para producir con esta mezcla el
color, el olor y el sabor convenientes, en relación al precio. / Según
la opinión de todos, aquí el tabaco de Ambalema, y en general el de
Colombia, de buena calidad, bien escogido y empacado obtendría, si
no los altos precios que en otras épocas, por lo menos unos que
halagarían y dejarían satisfechos a los productores. Hoy han
mejorado ya algo los precios por ser la calidad en este año mejor
que la del anterior; y si las ventas no han sido tan considerables, de-
pende esto de que la guerra y el invierno han interrumpido las comu-
nicaciones...

El consumo de tabaco en Alemania, lejos de haber disminuido,


aumenta. Las fábricas de cigarros son numerosas, y la ciudad de
Bremen es, en lo general, la plaza de depósito y expendio de este
artículo. Casi sólo el de Java se lleva a Amsterdam y Rotterdam por
ser una colonia holandesa y ofrecer el Gobierno de ese país una
exención de derechos al tabaco que se introduzca en aquellos
puertos en buques nacionales; mas el consumo de este tabaco es
muy considerable en Alemania, y si no se introduce en mayor
cantidad, sí en igual que el de Colombia... 18

Si bien el tabaco santandereano se quintuplicó en su producción

18
Ibíd. P. 203
65

entre 1857 y 1879, los precios descendieron en un 30% a


medida que decaían las exportaciones generales. Con lo cual,
para producir cinco veces más se requerían cinco veces más
trabajadores y capitales, quienes al ganar cinco veces menos fue
incontenible el desinterés de los cosecheros en continuar
cultivando tabaco optando por los cultivos de pancoger, así
como la mano de obra fluctuante migró hacia las provincias
prósperas del norte de Santander, incluidos los estando andinos
venezolanos, en donde se vivía la prosperidad material que
generaba la caficultura, la fiebre comercial y el desarrollo
ferroviario. La tendencia era tan evidente que mientras las
exportaciones de café pasaron de tener una participación del
9,8% (1.168.828 pesos en 1876) al 11% (1.504.074 pesos) en
1878, el tabaco pasó de tener una participación del 14,7%
(2.129.945 pesos) en 1876 a sólo el 5% (564.074 pesos) en
1878.
El retroceso y desinterés por cultivar los cientos de miles de
cargas de tabaco que se había acostumbrado a producir y
exportar los tabacultores de Soto y Guanentá después de la
supresión legal del estanco en 1850 también se veía reflejados
una década antes en las cifras de producción agrícola
departamental [provincial] reportadas al Gobierno federal en
1870, las cuales sumaban un total de 472696 cargas, superando
la producción de panela (38,35%), hortalizas (35,04), café
(8,59%), trigo (5,79%) y azúcar 3,11%) a la producción de
tabaco (2,72%), la cual superaba de forma incipiente a nacientes
renglones productivos como el arroz (2,47%) y el algodón
(1,49%), o exportaciones tradicionales como la quina (1,2%), el
cacao (1,08) y el añil (0,11%).
En cuanto Respecto a la producción de tabaco, de las 12897
cargas producidas en los ocho departamentos del Estado de
66

Santander, el 57,37% se habían cosechado en el Departamento


de Guanentá, 38,76% en Soto, 2,45% en Socorro y el 0,96%
restante en el Departamento de Cúcuta. Evidenciándose a su vez
la mayor concentración y especialización en la producción de
panela en Guanentá, trigo en Pamplona, azúcar y panela en el
Socorro, los tradicionales café y cacao en Cúcuta, mientras que
Soto se orientó prioritariamente a producir hortalizas (70,32%
de la producción estatal) y panela (12,73% de la producción
estatal) 19.
De tal modo, el interés por buscar soluciones de fondo para la
crisis tabacalera fue mínimo o nulo por los empresarios
exportadores y los gobernantes liberales que representaban esos
gremios pues mientras al norte del Estado se redireccionaban
todos los esfuerzos en función del paradigma cafetero
promovido por los comerciantes y caficultores de Pamplona,
Cúcuta y los estados andinos venezolanos, al sur del Estado los
empresarios exportadores orientaron sus esfuerzos en el
próspero, rentable y nada costoso negocio de extracción de
cáscaras de los árboles de quina existentes en todos los montes y
bosques de Santander al conocerse que los empresarios
alemanes Lengerke y Lorent había confirmado la alta calidad y
los exorbitantes precios pagados por la exótica y muy
demandada variedad de chinchona santandereana (cuerea,
lancifolia o punta de lanza) en los mercados europeos desde
1881. Llegándose incluso a una guerra de guerrillas entre los
ejércitos de cada una de las casas comerciales extranjeras por
monopolizar esa extracción en las tierras baldías.
Desde tal perspectiva, al darse todo la importancia a “el tiempo
de las quinas” seguida de la “fiebre del café”, el cultivo y la

19
COLOMBIA. Diario Oficial. Bogotá. Oct, 7, 1870. No. 2052.
67

manufactura del tabaco en hoja santandereano desde 1880,


especialmente los de Girón, Piedecuesta, San Gil y Capitanejo
exportados a Europa, reasumieron la dinámica colonial
española de abastecimiento interno en pocos volúmenes a las
provincias nororientales y fronterizas hasta llegar a la capital del
país. Los tabacos de Palmira exportados a Perú y Chile
reconcentraron sus abastos al litoral pacífico, los tabacos de
Ambalema enviados a las Antillas, los países caribes y los
Estados Unidos reconcentraron su lugar en abastecer el sur de
Colombia, los valles interandinos y los puertos caribeños, así
como el tabaco del Carmen de Bolívar fue distribuido a la
mayor parte del litoral caribe. Aunque el mercado interno fue
abastecido especialmente por el tabaco cosechado en Palmira y
Ambalema al no ser demandado ni consumido por el mercado
externo, con lo cual, el mercado del tabaco gironés fue reducida
a la demanda local y provincial tradicional.
Siguiendo la recomendaciones de mejoramiento de la
tabacultura de exportación por parte de líderes liberales como el
Dr. Dn. Rafael Núñez, Cónsul General de la República en El
Reino Unido (1872 – 1874), especialmente aquella en la que
expresaba la necesidad de garantizar “4o. La exportación de
cigarros, cigarrillos, picadura, etc., tratando de imitar los
artículos, de estos géneros que aquí se consumen" 20, y
considerando el reestablecimiento de la calidad entre los
cosecheros al no existir la presión de cosechar grandes
cantidades para la exportación, aunado a la concentración de la
economía estatal en la producción exportadora de café al norte
de Santander, un sector de los empresarios tabacaleros, acorde
con Mario Galán Gómez “perfeccionó la elaboración de
cigarros y dio principio a la industria de cigarrillos”. Siendo

20
NIETO ARTETA, Luis E. Op. cit. 203
68

ampliada esa idea por David Johnson al expresar que ese mismo
sector puso “…a salvo parte de su capital con la fabricación de
cigarrillos y rapé; este viraje no se debió a una intuición de
tipo tecnológico o especulativo sino al hecho de que el suave
tabaco santandereano era más apropiado para los cigarrillos,
razón por la cual Santander tenía una participación tan baja en el
mercado de exportación de cigarros”21.
Los nacientes empresarios cigarreros se esforzaron a su vez por
incursionar en el mercado adoptando las vitolas de las industrias
españolas de cigarros, incluidas las cubanas, al incrementarse la
demanda de fumadores habidos de las manufacturas de puros y
cigarrillos acordes con las modas y tendencias seguidas en los
bares y cafés de Europa y los Estados Unidos. Para lo cual,
debieron reconcentrar la mano de obra de las cigarreras
empleadas en el pasado, los instrumentos artesanales de
producción y la tecnificación de las materias primas a través de
edificios acondicionados como fábricas para el almacenamiento
de tabacos refinados y la producción en línea de los cigarros
bajo la supervisión de los administradores y propietarios de las
fábricas como de las marcas comerciales que las identificaban
en el mercado local, nacional e internacional.
Para la elaboración de los cigarrillos artesanales se emplearon
las máquinas estadounidenses patentadas desde 1860 mediante
las cuales el tabaco rubio debidamente curado y aliñado se
introducía dentro de una tira continua de papel que iba
ingresando a un “tubo conformador” que daba al tabaco la
forma de un cilindro regular, el cual era asegurado al ser
engomada la tira de papel. Seguidamente una cuchilla giratoria
de acción intermitente cortaba los cigarrillos, siendo posible

21
JOHNSON, David. Op. cit. P. 264
69

producir diariamente de esa manera al menos cien cigarrillos


antes de pasar al proceso manual o automatizado de empaque 22.
La fabricación industrial de cigarros acordes con los estándares
de calidad internacional desarrollados por los españoles
(europeos y antillanos) a través de sus fábricas reales de cigarros
requirió entrenar a los hombres y mujeres en el proceso de
enrollado, torcida, envoltura y acabado del cigarro, cuya técnica
de elaboración a inicios del siglo XXI sigue siendo la misma
que la adoptada a mediados del siglo XIX.
Descripciones sobre la elaboración de los cigarros. Herederos
de las tradiciones mercantiles europeas los empresarios
cigarreros contaban con libros donde llevaban el sistema de
cuentas de la producción realizada por los obreros, para lo cual
registraban la vitola realizada, la cantidad de materia prima que
se les entregaba y debían emplear para la elaboración, el número
de cigarros producidos con ese material y para esa vitola, y en
una última columna la ganancia pagada al obrero, “cuya
ganancia es directamente proporcional a la tarea diaria”.
Producir un cigarro fino para 1919 requería seguir un proceso
industrial uniforme descrito de la siguiente manera por un
“cronista” del naciente periódico regional “Vanguardia Liberal”
al visitar la fábrica “La Hamburguesa” de Pedro Sepúlveda:
Pasamos después al primer claustro del establecimiento donde están
los depósitos de tabaco y las obreras que se ocupan en quitarle la
vena [limbo o nervadura central] a la hoja, que va a transformarse
luego en picadura. Allí funcionan dos magníficas máquinas
picadoras marca Miller Dubrull, que desmenuzan cada una 400

22
ESPINAL, Carlos y MARTÍNEZ, Héctor. Observatorio Agrocadenas
Anuario 2005: Agroindustria y competitividad. Estructura y dinámica en
Colombia. Bogotá: Ministerio de Agricultura, 2005. P. 227
70

libras diarias.

En los claustros del segundo patrio trabajan unas 85 obreras. Hay


alegría en los semblantes y se observa en todo el mejor orden. Las
enrolladotas hacen el trabajo de pié, cada una frente a su máquina en
mesas separadas. Las <<torcedoras>> o encargadas de poner la
última envoltura del cigarro, trabajan sentadas alrededor de mesas
especiales colocadas simétricamente. Otros empleados se encargan
de tiquetear y de clasificar uno a uno los cigarros.

Tiene la fábrica su departamento de carpintería exclusivamente para


la fabricación de cajas para empaque. Todo aquí es absolutamente
limpio y confortable23.

Afán por la disciplina y la higiene reafirmado en la recién


creada fábrica de cigarros “La Herradura” de José Antonio
Escandón, caracterizada por sólo emplear materias primas y
maquinarias colombianas para “probar que podemos
independizarnos en mucho de los mercados extranjeros”, en
donde otro cronista de Vanguardia Liberal observó en 1919 que:
“Al atravesar el zaguán me detengo a leer una inscripción
terminante: “Se prohíbe la entrada con niños”, y encuentro que,
realmente, la invitación de Jesús, “Dejad a los niños que vengan
a mí”, en este siglo está por completo reñida con la higiene de
las fábricas”24. Evidenciándose así los relatos de las
octogenarias cigarreras piedecuestanas quienes recordaban que
su escuela de formación como torcedoras de tabacos finos,
regulares u ordinarios había sido en las “faldas de sus mamás” o
debajo de sus mesones de trabajo ayudando a espalar o haciendo
perillas desde los ocho años. Siendo una constante también
vivida por las actuales dueñas de fábricas y fabriquines como se

23
CRONISTA. Una visita a la fábrica de cigarros “La Hamburguesa”. En: La
Vanguardia Liberal. Bucaramanga. 22, dic, 1919. P. 62
24
D’ANTORMARSE. Desarrollo industrial de Santander: En la fábrica de
Cigarros La Herradura. En: Ibíd. P. 65
71

puede reconocer en el capítulo final a través de las historias de


vida de diez mujeres cigarreras representativas del patrimonio
inmaterial del tabaco, los cigarros y las cigarreras de
Piedecuesta.
La importancia de formar desde muy niñas a las futuras rolleras,
torcedoras, empacadoras, administradoras y propietarias de
fabriquines o fábricas que engrosaban las siguientes
generaciones de cigarreras fue analizada y explicada en 2009
desde la articulación del oficio mecánico – manual con la
apropiación socio - lingüística de un tecnolecto acorde con las
necesidades locales y gremiales de la producción cigarrera de la
siguiente manera:
La población tabacalera de Piedecuesta se desenvuelve
profesionalmente en los fabriquines y en las fábricas cuyo rango de
edad oscila entre los 16 y 56 años. Siendo los de menor rango de
edad los auxiliares de cada uno de los sitios de trabajo y los de
mayor rango quienes desempeñan las grandes tareas.

En el tecnolecto del tabaco de la comunidad estudiada, dos hechos


marcan su diferencia dialectal con quienes no se dedican a este
oficio: una tradición oral por medio de la cual se adquiere el
tecnolecto en su complejidad, que es transmitido desde una
temprana edad en la que los procesos de internalización de la lengua
son críticos (queriendo con esto afianzar por lo menos la primera
parte de ésta, que es la producción oral antes del conocimiento
consciente de la gramática), por lo que no se presentan variaciones
significativas (esto es de alguna manera comparable a la lengua
materna) en los recursos lingüísticos de la comunidad tabacalera;
otra, la tradición cultural que configura cada fabriquín o fábrica y
determina la mayoría de relaciones sociales, de convivencia y
pertenencia que en éstas se dan.

Es pertinente ahora mostrar cómo se dan dichas relaciones en la


parte interna de la estructura sociolingüística de cada ámbito
estudiado. Por un lado, se da en la comunidad las
72

relaciones fuertes, como las familiares y de los amigos, por otro


lado, se dan las relaciones de conocidos (personas que llegan por
algún contacto al lugar de trabajo). Este hecho condiciona
sistemáticamente los tipos de relaciones que allí se configuran
diariamente: la cercanía, la confianza, y de alguna forma el
conocimiento de y con la otra persona, determina el trato, el lugar de
trabajo y posiblemente la permanencia; se crea un espacio
restringido y restrictivo de estos lugares que habitualmente están
conformados por un núcleo familiar. Estas relaciones son más
estrechas en los fabriquines ya que el sitio de trabajo es su misma
casa, allí se encuentran primos, mamá e hijo etc. A este respecto
cada ámbito tiene una organización específica: El fabriquín que está
conformado principalmente por los torcedores que en su mayoría
son mujeres y los rolleros comúnmente hombres, también cuenta
con otros trabajadores de menor rango como son los cajeros y los
emperilladores, estos dos oficios sólo se requieren en época de alta
productividad por lo que no es común encontrar estos personajes en
todos los fabriquines.

La fábrica que está constituida jerárquicamente por un


administrador, que dirige un grupo de empacadores que se
subdividen de la siguiente manera, primero el cajero, luego el
anillador, posteriormente el amarrador, el empacador corriente y
finalmente el englasinador. Generalmente trabajan más hombres que
mujeres.

De esta misma forma, la pertenencia a este grupo humano incluye


dentro de sus requerimientos el compartir ciertos conocimientos
como el tecnolecto. Es así como los fabriquines y empacadores se
configuran en comunidades lingüísticas, en tanto poseen una serie
de conocimientos de la variedad de la lengua a la que están inscritos
y que definen la comunidad misma y en comunidades de práctica,
en tanto los participantes y miembros se reúnen en torno a un
objetivo común.

A medida que los conocimientos de estos oficios se afianzan, los


trabajadores son cambiados de puesto hacia otro que genera mayor
responsabilidad, procesos más cuidadosos, y en algunas ocasiones
oficios que requieren de una mayor destreza. Así mismo, las
relaciones inter-grupales se consolidan y la persona ajena a un lazo
73

de consanguinidad entra a ser parte de la comunidad como si fuera


miembro de la familia. En la fábrica estas relaciones no son tan
constantes debido a que el personal varía de acuerdo a las
necesidades de empaque, es decir que si necesita nuevo personal por
un periodo corto se contrata y luego se prescinde de ellos. Lo que se
rescata de los dos procesos es que todos ellos son desarrollados
manualmente y sin ellos quizás no existiría la producción del tabaco
en Colombia25.

La experiencia cigarrera de de la segunda mitad del siglo XX,


centrada en la producción de cigarros ordinarios (“chicotes” o
de tercera calidad”) y regulares (“corrientes anillados” o de
segunda calidad) de los fabriquines (fábricas domésticas,
microfamiliares e independientes de tabacos) fue descrita entre
1975 y 1995 a través de los siguientes pasos o etapas para la
producción de cigarros:
El proceso de elaboración de los tabacos es el siguiente:

a. Espalar la capa y el capote, es decir, sacarle a cada hoja de


tabaco, la vena más gruesa.
b. Hacer el rollo; en una pequeña máquina manual de metal que
lleva un pedazo de lona.
c. Envolver el rollo en la capa; el terminado consiste en pegar con
almidón por una de sus puntas el último pedazo de capa.
d. A cada uno de los tabacos más finos, se le coloca anillo.
Los tabacos en paquetes de 25, 50 o 100 unidades, sellados con la

25
RUÍZ BERNAL, Jesie Lorena. Estudio del campo léxico del tabaco en
Piedecuesta (Santander). Trabajo de Grado como Lingüista. Universidad
Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas. Bogotá. 2009. P. 8-
11. Disponible en:
http://www.humanas.unal.edu.co/linguistica/index.php/download_file/view/1
33/120/.
74

estampilla adquirida en la Renta Departamental26.

Bajo la premisa que la elaboración de cigarros puros y


corrientes ha sido en Colombia “una actividad muy tradicional
en las zonas especializadas en la producción primaria de tabaco,
principalmente en el Departamento de Santander en los
Municipios de Girón y Piedecuesta”, los investigadores del
Ministerio de Agricultura recrearon en 2005 el proceso
manufacturero de los cigarros de la siguiente manera:
La elaboración de los cigarros en forma manual sigue siendo
importante, y en general, se lleva a cabo como se hacía a mediados
del siglo pasado…

La torcida del tabaco es un proceso muy particular, en primer lugar


se seleccionan las hojas por calidad, tipo y tamaño, para preparar la
tripa, la capa, y el capote. La tripa es lo más importante del cigarro,
es el núcleo donde diferentes combinaciones de hojas de tabaco le
dan a éste sus características de aroma, de sabor y calidad. “La capa
es la hoja que está en contacto directo con la boca, por lo que su
sabor acompaña toda la fumada” y el capote es la parte del cigarro
que sujeta la tripa.

Lo primero que se hace es ligar el tabaco, lo cual consiste en


mezclar 2 ó 3 clases de tabaco, seco y ligero, que componen la tripa
del tabaco, se combinan estos tipos de tabaco de manera que una
mezcla de cada marca contenga unas características especiales y
distintivas. La composición de las ligadas es uno de los secretos más
bien guardados de las fábricas. El “torcedor” enrolla los tabacos,
distribuyendo las hojas en las palmas de la mano y retorciéndolas,
utilizando para ello, herramientas como la tabla de rollar (donde se
enrolla el cigarro), una cuchilla con forma de media luna llamada
chaveta (para cortar las hojas) y una guillotina (para cortar el largo
del tabaco a la medida).

26
DÍAZ DE ALMEIDA, Carmen Cecilia. Piedecuesta: Mi patria chica.
Piedecuesta: Formas Gráficas, 1995. P. 22 - 23
75

Una vez se ha torcido la tripa, se recubre con el capote y se


introduce en un molde para que el tabaco vaya adquiriendo forma.
Dichos moldes se cierran y se colocan en una prensa, con el objeto
de sujetar las hojas. Enseguida se coloca la capa, esta se recorta a la
medida y por último, se le pone al cigarro una perilla (una
prolongación de la capa que recubre la cabeza del cigarro), la cual se
fija con goma. En Colombia se fabrican cigarros desde el siglo XIX,
en la actualidad las empresas que procesan este producto se
caracterizan por ser pequeñas y utilizar técnicas de producción
“rudimentarias”. Su actividad se desarrolla casi en su totalidad en
los departamentos de Santander, y Valle del Cauca. La
comercialización de este producto es regional y localizada, se hace
al detal y en el caso de las exportaciones, éstas son esporádicas e
insignificantes

Se calcula que la elaboración de un puro hecho a mano implica un


proceso de más 222 etapas desde su siembra hasta el producto
terminado antes de ser distribuido, el cual consume un tiempo no
inferior a cuatro años, ya que pasa por procesos de selección,
clasificación, empaque y añejamiento; a diferencia de los “chicotes”
tradicionales, que tienen un proceso de fabricación con una duración
de algo más de quince días. En todo este proceso se requiere de un
gran número de mano de obra no calificada 27.

A partir de su experiencia en la fábrica de cigarros Picasso, así


como desde la construcción propuesta para un tecnolecto del
tabaco entre los rolleros, las torcedoras las torcedoras y los
empacadores de cigarros de las fábricas y fabriquines de
Piedecuesta, la lingüísta Jesie Ruíz describió y caracterizó entre
2007 y 2009 el proceso de producción de los cigarros corrientes
piedecuestanos diferenciando el fabriquín de elaboración de
cigarros corrientes de la fábrica de empaque, a pesar de estar

27
ESPINAL, Carlos y MARTÍNEZ, Héctor. La agroindustria de tabaco en
Colombia: El negocio de los cigarrillos y los cigarros. Bogotá: Ministerio de
Agricultura y Desarrollo Rural- Observatorio Agrocadenas Colombia, 2005.
P. 9 - 11
76

directamente corelacionados al trabajar los fabriquines sólo para


las fábricas y al sólo poder las fábricas comercializar las
“compras” hechas a los fabriquines. Desconociendo además los
procesos paralelos de producción y empaque de los cigarros
finos, tipo exportación, elaborados desde 1987 en Piedecuesta
en fábricas de Cigarros como “Gamos”, a la cual visitó y
fotografió la investigadora. En su descripción sobre los cigarros
corrientes expresaba:
En cuanto a la producción del tabaco en Piedecuesta Santander, hay
dos ámbitos diferenciados en los que se siguen diferentes
procedimientos.

El fabriquín

Es un lugar acondicionado para la elaboración artesanal del tabaco


en él se encuentra un grupo de trabajadores llamados los artesanos
del tabaco o fabriquines, nombre que utilizan los administradores
de las fábricas para hablar de ellos, son en la misma ciudad el grupo
de cigarrero y familiarmente también se les puede nombrar como los
chicoteros pues ellos se encargan de elaborar el chicote que para
este caso será el tabaco artesanal o corriente. Dentro de este gran
grupo hay personas que son especialistas en un oficio, aunque
conocen el procedimiento de todos son diestros más en uno que en
otros. Aquí encontramos los rolleros, las torcedoras, los cajeros y
los emperilladores. El rollero es la persona que hace el rollo, y
para elaborarlo emplea la maquina rollera o mesón, como
instrumento de trabajo y la picadura y capote como materia prima
para elaborar el rollo.

La picadura está constituida por los recortes, las venas o palillos


y la broza, que son los sobrantes pues en la producción de tabaco
nada se desperdicia. Para cumplir con la producción masiva del
rollo, el rollero se ayuda con el cajero quien manipula el capote, lo
espala con la ayuda de la puntilla y lo corta en el tamaño indicado
para elaborar el rollo. Este rollo necesita para su elaboración un
buen capote que es una hoja seca de baja calidad, una picadura que
77

se elabora con el recorte de las perillas y la vena que queda de


espalar.

La torcedora, es por lo general, una mujer que se encarga de


terminar todo el trabajo artesanal del tabaco y le da al producto la
forma y belleza necesaria con sus valiosas manos, para que esté
listo para la venta. Para torcer estas artesanas necesitan, en primer
lugar acondicionar la capa para que pueda ser manipulada sin
dificultad, para ello la humedecen con un rociador y luego de que
ella adquiera la textura deseada, la empalman. Posteriormente la
(d)espalan o (d)espalillan con la puntilla como hacen los rolleros
y finalmente emperillan el tabaco, es decir que le hacen una perilla
con los recortes para dejar listo el producto para el consumo.

Por lo tanto, para elaborar este producto se necesitan varios


instrumentos, la capa y el rollo por un lado y por otro lado el
cortador o guillotina, la pacora, el aparato y la goma dentro de su
gomera respectivamente, además del mesón para torcer y la silla o
tabrete para proporcionar comodidad a las chicoteras o cigarreras.
Una torcedora hace todas sus labores, empalma, corta, espala,
tuerce, emperilla y amarra. Los emperilladores, son las auxiliares
de las torcedoras y como su nombre lo indica se encargan de hacer
las perillas de los tabacos hay que aclarar que estas perillas en este
campo solo se le hacen al romo o reina.

La fábrica

Es el lugar donde llegan todos los tabacos que hacen los artesanos.
Allí continúa el proceso y pasa al empaque del que se encargan los
empacadores.

Los empacadores al igual que los fabriquines desempeñan varias


tareas y se especializan en una de ellas. Dentro de este grupo
encontramos primero los cajeros que se encargan de cajear,
aromar y prensar, los anilladores que se encargan de anillar, los
amarradores que se encargan de amarrar y los empacadores de
etiquetar, y envolver con manifol y los englasinadores también
empacan pero con celofán o polipropileno. Los cajeros necesitan
el aromar creado especialmente en la fábrica, necesita un
compresor y el aroma, esencia o salsa, las tablas y la prensa. El
78

cajero de la fábrica es el que hace los oficios varios de un


empacador, aroma, cajea en las tablas, prensa y amarra.

Luego de cumplir estas tareas el cajero le pasa las tablas al


anillador. Los anilladores necesitan los anillos con la marca de la
fábrica para anillar y el almidón de yuca, harina de trigo o bore
para pegar, por otro lado, encontramos los amarradores
especializados en amarrar los tabacos corrientes (entre los cuales
se distinguen en primer lugar los chicotes, además los cigarros, los
romos, las reinas, las calillas pequeña y las calillas grandes) en
paquetes de cincuenta con cabuya, papel periódico en el caso de
los tabacos de menor calidad y con cinta para el englasinado de los
tabacos de mejor calidad.

Finalmente, el proceso del empaque se divide en dos tipos, un


empaque corriente que los hacen los empacadores con papel
manifol y almidón de yuca y, otro que hacen los englasinadores
con papel celofán o papel polipropileno, para terminar de
enchuspar lo pegan con la plancha o con un bombillo terminando
todo el trabajo pegando la etiqueta o tiquete que identifica a cada
fábrica y así queda listo el paquete ya para la venta. Hay que
resaltar que estos dos tipos de empaque están relacionados con la
calidad del chicote. El empaque corriente se elabora con los de
menor calidad y el englasinado se hace con aquellos que tienen
mayor calidad o son más “finos”.

El léxico presentado aquí forman parte del tecnolecto del tabaco en


el perímetro urbano de Piedecuesta Santander, los significados de
estas palabras los encontrarán debidamente explicados en el glosario
del trabajo28.

Una de las descripciones históricas más autorizadas sobre cómo


se elaboran los cigarros tradicionales de Piedecuesta ha sido
realizada por Martha Yolanda Niño Carreño, honorable concejal
municipal, líder y representante del gremio de los cigarreros, al
ser descendiente de una familia de abuelos tabacaleros y padres

28
RUÍZ BERNAL, Jesie Lorena. Op. cit. P. 37 - 41.
79

cigarreros nacida en 1964, así como por ser microempresaria en


la producción y comercialización de cigarros corrientes. En
2011 resumió sus conocimientos como “torcedora”
experimentada al expresar:
Yo hice tabaco. Al tabaco se corta la capita, se coge el rollo. Bueno
primero se hace un proceso de una picadura que es lo que va por
dentro de un cigarrillo, que es lo que va por dentro del tabaco, con
una hojita se pone en una máquina y se le echa lo que le digo la
picadura y se baja la máquina y queda hecho un rollito, como un
rollo de pan digámoslo así. Eso lo hace el rollero, luego la torcedora
hace el proceso de picar la capa, coge el rollito y lo enrolla y lo baja.
Luego le hace la perilla depende del tabaco que haga porque hay
perilla, panetela, romo, romo fino que se hace con hoja al revés, que
la hoja es bien lisita sin venas.

Luego ese tabaco pasa a colocársele la marca. La marca se hace a


través de un papelito como un anillito, como la forma de un anillito,
así se manda hacer la papelería con la marca de la empresa y se le
coloca el anillito al tabaco. Cuando el tabaco esté anillado se reparte
en cajas por cincuenta que se meten a una prensa. Se prensa el
tabaco y queda marcadito y cuadradito cada tabaco. Después de que
se prensa entonces se coge el paquete de cinco en cinco tabacos y se
hacen los veinticinco. Esos veinticinco con un pedacito de papel
periódico se cogen y se envuelven. Ya después de estar allá, después
de envuelto en el papel periódico, ya el paquete de los veinticinco
usted coge un papel celofán, algunas empresas lo hacen con papel
bond, pero la mayoría utilizan el papel celofán blanco, y ese
paquete de veinticinco se pone dentro del papel celofán. Se le
coloca un sello más grande que se hace en papel redondito,
triangular o como sea la marca la empresa y envuelve. Luego se le
quita el periódico y se pega con gomita, y ese paquete sale a
exportar.

Hay otra clase de producción y exportación de tabaco que es el que


hace fábricas de cigarros como la de doña Justa Gualdrón [Gigarros
Gamos dese 1974, produce la marca “Brevas” desde 1987] que es ya
fino, que se empaca en cajas de madera de cedro o en cajas de
cartón tipo exportación. El tabaco fino de Piedecuesta se hace en
80

varios estilos, hay varias vitolas. La vitola tipo brevas es el fortín de


exportación de doña Justa, así como el fortín de la “Chicamocha”
[Cigarros Chicamocha de Leonidas Castro desde 2001] es el cubano.
Aquí cada fábrica tiene su fortín29.

Orígenes de la ética empresarial de las cigarreras. Un factor


a favor de los empresarios cigarreros era la libertad,
responsabilidad y autonomía laboral que caracterizaba a las
mujeres santandereanas, especialmente las piedecuestanas, al
incursionar desde décadas previas en actividades artesanales que
fomentaban su emprendimiento productivo y su independencia
de género como mujeres solteras, madres-solteras o madres
cabeza de familia como eran la elaboración de artesanías hechas
de hilos de algodón, especialmente los lienzos de batán y mantas
de vestir, la elaboración y comercialización local de artesanías
hechas de paja como los sombreros de “jipijapa”, y finalmente,
las artesanías hechas con las hojas de tabaco como eran los
cigarros para el consumo nacional o la exportación, que al igual
que los hilos y las pajas también se diferenciaban en cuanto a su
calidad en primera, segunda y tercera clase.
La disciplina y responsabilidad de las artesanas de los
sombreros de la provincia de Soto (Bucaramanga, Girón y
Piedecuesta) que eran demandados para las plantaciones
esclavistas algodoneras del sur de los Estados Unidos, las
plantaciones azucareras antillanas y los tabacultores
neogranadinos fue descrita por el corógrafo Manuel Ancízar
(1851) al hacer la siguiente descripción sobre la actividad propia
de las manufacturas hechas por esas mujeres:
La tejedora permanece toda la semana en su casa, ora sentada en la

29
NIÑO, Martha Yolanda. Honorable Concejal Municipal de
Piedecuesta.Piedecuesta: (Entrevista en audiograbación), 24 de junio de
2011.
81

sala barrida y pulcra, sobre una esterilla momposina, sobre la cual


está una taza de agua para remojar la paja mientras confecciona la
copa del futuro sombrero, ora invisible terminándolo a puerta
cerrada, pero anunciando su afán y su esperanza con alegres
cantares interrumpidos y variados cada rato, como quien tiene la
atención puesta en otra cosa.

Llega el sábado: el sombrero se ha terminado en mitad de la noche


anterior a la luz de un candil; la joven tejedora peina desde temprano
su cabellera de ébano, dividiéndola en dos trenzas magníficas que
deja caer a la espalda; ciñese a la breve cintura las enaguas profusas
de muselina o zaraza fina, no tan largas que al andar no descubran el
arqueado piececito metido al descuido en una alpargata blanca y
diminuta; cúbrele el firme busto una camisa de tela blanca, entre
opaca y transparente, ribeteada con flores y calados, obra de sus
incansables dedos, y puesto al desgaire un pañolón bien matizado,
sale despejada y risueña, ladeando en la cabeza el sombrero que para
sí ha tejido poco a poco los domingos con todo el primor de su arte,
teniendo escogida de antemano la brillante cinta que lo adorna, y se
encamina para la plaza en busca de los compradores de sombreros,
quienes la esperan sentados con aparente indiferencia en la esquina
de la tienda, y junto al taburete la rolliza mochila de reales,
elocuente aunque mudo reclamo.

El sábado es día de pocas ventas porque las tejedoras van, más bien
que a negociar, a explorar el campo del mercado calcular la
extensión de la demanda y contraminar la confabulación de los
mercaderes para no pasar de cierto precio mínimo. La tejedora no se
deja engañar por la indiferencia postiza de sus contrarios: sabe que
ellos deben completar con urgencia las partidas de sombreros
exigidas por los comerciantes de Cúcuta y opone los incalculables
ardides mujeriles al cómico estoicismo de los mochileros. Estos, que
de cierta hora en adelante comienzan a sobresaltarse, llaman, se
sonríen, dicen cariños, y cuando llega el domingo acaban por
sucumbir, olvidando sus pactos de oferta y tomando cuantos
sombreros alcanzan, antes que sus rivales se los lleven.

Triunfantes las hijas de Eva, como lo usan y acostumbran en


materias que les interesan, vuelven a sus casas con los manojos de
nacuma para la tarea siguiente, arman sus corrillos alegres, pasean
82

un poco y al empezar la noche empiezan también el sombrero de la


otra semana, sin perjuicio de... pero respetemos los asuntos de
aquellos ingenuos corazones. Sin el amor, sin el aura divina de los
íntimos afectos, ¿qué sería la vida?30.

Las tejedoras piedecuestanas de sombreros elaboraban cuatro


variedades o calidades para la exportación y el consumo
nacional como eran los de: jipijapa, caña, ramo y cuba. Lo cual
les permitía asegurarse para sí mismas condiciones dignas e
independientes de bienestar como solteras al llegar a obtener
algunas de esas mujeres una renta anual de 200 pesos,
“suficientes para cubrir los gastos de existencia, y algunos de
placer y regalo, en un país en que la manutención abundante no
cuesta más de 92 pesos al año”.
Materializándose la prosperidad obtenida por las sombrereras,
como por las tejedoras de alpargatas, mantas, lienzos y ruanas
de algodón, en “el esmero en el vestir de telas finas, y cierta
dignidad en el porte y modales, sugerida por el sentimiento de la
independencia y el laudable orgullo del propio mérito, modesto,
inofensivo y callado, no ese orgullo petulante de las
mediocridades vanidosas que se agitan, y se pregonan, y
oprimen a los demás con su enfadoso individualismo”31.
Siendo reafirmado ese espíritu de emprendimiento y prosperidad
de las mujeres de mediados del siglo XIX a través de las
recreaciones hechas por Eugenio Díaz Castro (1804 – 1865)
sobre las aliñadoras de tabaco en Ambalema durante 1856. A
través de la novela “Manuela”, el publicista liberal concibe la
vida de “María Manuela Valdivia”, una campesina trapichera de
30
ANCÍZAR, Manuel. Peregrinación de Alpha por las Provincias del Norte
de la Nueva Granada en 1850 y 51. Bogotá: Librería de Echeverría
Hermanos, 1853. Cap. 31, p. 398 – 399.
31
Ibíd.
83

la parroquia cundinamarquesa de La Mesa quien al negarse a


seguir los caprichos de los hacendados y gamonales que
tradicionalmente habían tenido el poder de “decidir de los
precios de las cosechas, de la suerte y del honor de las
estancieras y de las sentencias de los jueces”32, había decidido
huir a la villa tabacalera de Ambalema.
Al llegar a las orillas del río Magdalena se encontró que las
mujeres solteras residentes allí vestían “enaguas de crespón
blanco con fondo del mismo color, camisa bordada de seda
negra, y un pañuelo de punto sobre los hombros. Sus dedos,
garganta y orejas brillaban con los adornos de oro lino, y aun su
cabeza, porque las peinetas estaban chapeadas del mismo metal.
Tenía zapatos enchancletados, pero no tenía medias, y en la
mano cargaba un rico pañuelo de batista”.
Y a pesar de ser sólo peonas o trabajadoras tabacaleras “algunas
se cruzaban fumando tabaco y caminando con cierto aire de
liviandad y descoco, únicamente tolerable en los puertos y en
los lugares demasiado calientes, pero que en otras partes no
tiene disculpa” al ser un privilegio andino sólo de las mujeres
privilegiadas.
A pesar del clima calido y la amenaza de sufrir enfermedades
mortales, la mayoría de esas mujeres, como era el caso de Matea
manifestaban estar “muy amañada, porque gano todos los días
mi peso en el trabajo de los aliños del tabaco, como a mi gusto,
me baño dos veces al día, a las nueve y a la oración; bailo todos
los domingos y una que otra vez en medio de la semana. No
dependo de nadie, porque para eso tengo plata; conmigo no se
mete la justicia, y teniendo gratos a los empleados de la casa, no
hay quien oprima mi voluntad ni quién me haga sufrir”. Con lo
32
DÍAZ, Eugenio. Manuela. Cali: Carvajal, 1967. Cap. XX: Ambalema.
84

cual se libraban del hambre, la pobreza y los maltratos que en


las haciendas andinas tenían que padecer ante “la zurriaga de los
amos, y de los capitanes, y de los mayordomos, y ganando un
triste real”.
Al igual que las sombrereras, las tabacaleras compraban legal o
ilegalmente el tabaco a los cosecheros evadiendo los controles
de los guardas y las romanas de treinta libras. Al ser llevada
Manuela por Matea al caney de la Compañía de aliños, pudo
comprobar además que:
…en donde alisaban tabaco en un corredor solado con neme ciento
cincuenta mujeres; pesaban y enmanojaban ciento veinticinco,
apartaban clases enlistonaban y levantaban prensas más de
doscientos hombres. Manuela se quedó asombrada de la actividad de
la gente, en especial de las mujeres, que movían las manos con la
ligereza con que las tominejas mueven las alas, y que dejaban el
puesto con repugnancia cuando era la hora, por tal de ganar seis u
ocho pesos en la semana, sin que las arredrase ni el hambre ni la sed,
ni el calor, ni la fatiga. ¡Honor al fundador de la primera casa de
aliños (don Francisco Montoya), quien con sus cálculos comerciales,
sus recompensas al trabajo y su espíritu de orden mantuvo en el
interior de la república un plantel de especulaciones para los ricos y
los pobres...!”. [Siendo complementado ese lugar por el edificio de
la factoría española que servía de oficina de aliño; aunque desde el
corredor se percibía] “…el olor pestilente de las garras podridas de
los cueros y del neme con que se zuaquean las petacas de cuero. En
todas partes orden y actividad, y peones esforzados y diestros en sus
maniobras”33.

El tabaco se constituía en el producto que liberaba laboral y


socialmente a las mujeres del yugo patriarcal, así como era el
símbolo de las conductas liberales y emancipatorias de muchas
de ellas al comprar, fumar o mascar tabaco al igual que los
hombres, después de haber sido en su infancia quienes
33
Ibíd.
85

enrollaban y preparaban sobre sus rodillas los cigarros para sus


padres o en sus adultez y viudez quienes torcían y daban
combustión a los cigarros que preparaban para sus maridos,
acorde con las costumbres heredadas de indios y mestizos. Con
lo cual, las provincias reconocidas como las mayores
productoras de tabaco de exportación eran a su vez donde se
consumían los mayores volúmenes de cigarros manufacturados
por parte de las mujeres.
Evidencias de ello son las descripciones de Ancízar (1851)
sobre las mujeres de Piedecuesta, tanto las comunes como las
principales, de quienes expresaba a su paso por la capital de
Soto:
Las mujeres calzan alpargata o zapato, y visten camisa prensada y
adornada con farfalás, amplias enaguas de zaraza, un pañuelo
abierto anudado por las dos puntas a la garganta y el resto flotante
sobre la espalda o el lado izquierdo, y el cabello recogido en trenzas
bajo un sombrero de paja cuyas dimensiones y figura varían según
la coquetería de la portadora; son, por lo general, de aspecto gentil y
despejado, blancas algunas y la mayor parte mestizas de indio y
africano, grandes fumadoras desde la infancia, en lo que, si es
posible, les ganan a los hombres, de genio independiente y alegre,
y naturalmente filántropas como lo requiere el clima. Los domingos,
día de mercado, sacan a lucir lo mejor parado de sus galas,
anunciando su marcha desde lejos con el crujir del alzuidón que
suelen prodigar en las ropas; venden el sombrero de nacuma o
palma, tejido despaciosamente en la semana, y con el producto de
esta industria, que en el cantón alcanza nada menos que a 13.000
pesos anuales, hacen sus compras, y después de haberse mostrado en
público entablan, al caer de la tarde, franca tertulia sentadas junto a
la puerta y del lado de la calle.

… ¡Notables contrastes! El pueblo llano de Piedecuesta es músico y


poeta; y el pueblo encumbrado, antiguamente llamado clase alta, no
es poeta ni músico; entre el pueblo llano hay tertulias y serenatas;
entre las familias de rumbo, que por fortuna son pocas, faltan lo uno
86

y lo otro con tal exceso, que viven aisladas, reducidas a fumar


solas sus tabacos y entregadas a tristes rivalidades que les
imposibilitan cualquier diversión, pues al punto que alguna se
proyecta, comienzan a averiguar si se han convidado señoras de
primera o de segunda, clasificándose así ellas mismas, como si
fueran andullos de tabaco, y resultando a la postre que no pueden
reunirse, o apenas se juntan por rareza en número suficiente para
formar un baile vacío y glacial. ¡Miserias humanas, en que la
vanidad se hace pagar con usura en aburrimiento y horas desabridas
los mentidos triunfos que aconseja! Multitud de jóvenes amables y
agraciadas que animarían un sarao, pasan los ratos de solaz
guardadas en sus casas, o si salen van sin acompañantes cual si
formaran una tribu enemiga de la tribu de varones 34.

El tradicional consumo de grandes cigarros por parte de las


mujeres neogranadinas siguiendo las modas europeas y
estadounidenses, fue cuestionado y rechazado un cuarto de siglo
después por los pedagogos liberales, moralistas, progresistas e
instruccionistas en su afán por cambiar y civilizar las
costumbres de las santandereanas y los santandereanos.
En el periódico científico oficial de la Sociedad Didáctica de
Santander, pedagogos y normalistas guiados por el alemán
Alberto Blume expresaron a los demás maestros del Estado las
acciones que se deben seguir para cambiar las costumbres
indecentes por parte de las mujeres, entre las cuales se
encontraba el consumo femenino de tabaco en lugares públicos.
De forma anónima, ESV manifestó en el número 16 (enero 05
de 1876) de “El Pestalozziano” su rechazo a la existencia de las
mujeres fumadoras a través del siguiente artículo:

34
ANCÍZAR, M. Op. cit. Cap. XXX
87

EL TABACO

He aquí un elemento presentado por la moda a la colectividad


humana como indispensable a la existencia social.

Pero esto no es extraño: todas las sociedades tienen sus


extravagancias (y esto no es de ahora), que más o menos
estrambóticas, santificadas por la ley de las costumbres, han
barahustado las reglas más triviales e indispensables a la
conservación del organismo.

El pueblo inglés es uno de los más raros en sus extravagancias que,


hijas del spleen o del té, han hecho raya en los anales de su vida
propia, como en tiempos abolengos lo fueron las vivezas de tío
conejo con tío tigre.

Pero como no es mi ánimo viajar a Inglaterra en estos momentos, ni


mucho menos llevar de compañero al lector en ese dilatado viaje,
atendido a que tendría que andar un año a caza del fletamento de
una mula, quedémonos en Colombia y hablemos de el tabaco.

Para el agricultor es un ramo de industria, que aunque merece un


esmero particular en su cultivo, porque ya la pinta, la miel, el
gusano y el modo de ponerlo en pila forman mil contrariedades
que tienen en continua preocupación los cálculos del propietario, si
la primer cogida es buena y la soca da dos cosechas regulares,
queda alguna utilidad después de tanto quebradero de cabeza.

Para el comerciante es un ramo de especulación, porque calculando


que en Bremen se cotiza a 36 grots, por ejemplo, y que hay muy
pocos zurrones en existencia, con la romana de pita atrás y raya
ancha, le paga a $ 12 quintal y he ahí una utilidad tan precisa como
lo es verídico el axioma de Newton de que a+b=a-b.

Para los tintoreros es también un ramo de negocio: compran el de


tercera, el piulado y el veranero a precios infinitamente bajos para
dar tinte a sus telas, engañando al más o menos vivo que penetra en
lo firme de la pinta que colora.
88

Para el hombre es un elemento de distracción, porque muy bien lo


ha dicho un coplero:

El tabaco es un consuelo

Para el que triste suspira,

Porque como el humo al Cielo

Volar los suspiros mira.

Pero lo que es de propiedad del hombre no debe en modo alguno


abrogárselo la mujer, y sobre todo si no ha llegado a la maternidad,
ni ha salvado las barreras de la juventud.

Causa lástima en nuestro país ver algunas de nuestras señoritas


concurrir a visita con su enorme cigarro, que casi parece estar en
lucha abierta con la mandíbula inferior; y sobre todo causa mayor
lástima ver la ostentación con que hacen alarde nuestras smicking
young ladies de aquel hábito en mala hora contraído.

La mujer, por la delicadeza de su organización y lo fino de sus


sentimientos, debe pagar tributo a distracciones más honorables. La
música, el canto, la pintura, el baile, el baño, el recreo &, serian
acaso agentes más convenientes a distraerlas del trabajo cotidiano o
de los pesares (más o menos supuestos, más o menos reales) que
combatieran su alma de paloma.

A las mujeres no les gusta que los hombres tomemos brandy, ni que
para neutralizar nuestras penas escogitemos placeres que rayen en
vulgares, y en esto no les falta razón.

Si, pues, ellas quieren la perfección del hombre, porque ya como


padre, hermano, amante, esposo o amigo tienen un punto de afinidad
y de intereses mutuos en la elaboración de nuestra dicha, que la
mujer calcule lo agradable que es para el hombre sentir de cerca el
aliento de una boca saturada por los miasmas de ese ámbar y de la
nicotina y caerá en cuenta de que no son exageradas y sí
filantrópicas estas cortas y respetuosísimas memorias.
89

Socorro, noviembre 14 de 1875.


E. S. V.

Prácticas femeninas reafirmadas por García (1895) al


rememorar como parte de las costumbres que caracterizaron la
provincia entre 1840 y 1850 el consumo de cigarros de tabaco
como parte de los hábitos domésticos y los rituales sociales al
expresar que para entonces “por la noche solían hacerse visitas
de confianza, siendo en ellas indispensable el tabaco rodillero,
destinado a aromatizar la animada conversación, hasta que
sonaba el toque de queda, hora en la cual todos se retiraban a
sus casas”.
Siendo institucionalizadas esas reuniones sociales mediadas por
el consumo de los cigarros elaborados con las hojas de mejor
calidad aportadas por las familias cosecheras y los comerciantes
exportadores con la creación de clubes sociales en
Bucaramanga, centro agroexportador y capital financiera de los
tabacos de la provincia de Soto, como fueron el establecimiento
“El Tívoli” adecuado y abierto al público masculino en la calle
del comercio por el exportador alemán de tabacos y sombreros
Geo von Lengerke en donde los asistentes, además de fumar los
cigarros hechos con los tabacos curados por el empresario y
beber los tragos importados exclusivamente por el mismo,
podían divertirse en el salón público con “dos juegos de bolo,
sala de billar, cantina, jardines y un patio con dos trapecios”.
A ello se sumaron otros centros de reunión para la selecta,
distinguida y discriminante clase social conformada por los
comerciantes y empresarios quienes se reunían a fumar y
“estrechar las relaciones sociales y ventilar los intereses
comerciales y literarios del Departamento”, además de contar
con mesas de juego para loterías y billares. El primero de esos
centros fue el Liceo de Soto (1872), sustituido por el Club de
90

Soto (1873) y reorganizado después de la guerra civil como el


Club del Comercio (1877). Los campesinos, artesanos y
comerciantes de poco prestigio o fama se congregaron en el
“Liceo de Artesanos” creado por el Doctor Agustín Linares
(1874 – 1876), a la par de darse origen a sociedades de artesanos
como la beligerante y proteccionista “culebra pico de oro”,
mientras que los alemanes optaron por congregarse y reunirse
con sus socios santandereanos de forma libre y segura en el
Consulado Alemán que solicitaron abrir y sostener a partir de
1872, siendo finalmente atacados y picados por los miembros de
la peligrosa “culebra” entre el 7 y 9 de septiembre de 1879.

11.5 LOS INDUSTRIALES


Las crisis exportadoras de mediados del siglo XIX,
especialmente la de 1857 – 1858, aunado a la creciente demanda
de tabaco en rama por todos los sectores sociales, hicieron del
tabaco procesado y manufacturado como cigarros una
alternativa económica tan importante para los tabacaleros y
comerciantes de tabaco de Soto como lo era para los Mariquita
en el Estado del Tolima, que su nombre y fortaleza como
gremio fue inscrito como parte de las placas de agradecimiento
que se pegaron a las paredes de los templos parroquiales dando
gracias a los santos patronos locales como a los curas párrocos
que habían promovido su actividad productiva y el progreso de
cada ciudad.
En el caso de Bucaramanga, en una piedra tallada García había
leído al pie del altar mayor: “Los cigarreros en obsequio al
doctor F. Romero. 1871”, como parte de los homenajes hechos
por la ciudad al cura emprendedor que había promovido la
construcción de un nuevo templo parroquial contando para ello
con los aportes económicos y los auxilios en materiales de
91

construcción de los tabacaleros, específicamente del enladrillado


del templo donado por los “señores Francisco Ordóñez
Rodríguez y Geo von Lengerke, y en parte a una suscripción
levantada y recogida por los mismos”. Sin embargo, la
elaboración de cigarros era una actividad productiva y
económica de poco reconocimiento social, educativo y
comercial por lo cual permaneció oculta a los ojos de las demás
personas.
Siendo la capital del Estado de Santander de 1857 a 1861, del
Departamento (provincial) de Soto y del Departamento de
Santander a partir de 1886, y a pesar de haberse establecido en
ella las principales fábricas de cigarros, el nombre y la actividad
comercial de las mismas eran invisibles para la mayoría de los
vecinos de Bucaramanga. Siendo reafirmada esa condición en
los censos de población que desde 1870 registraban no sólo la
edad y estado civil de los habitantes pues también se informaba
sobre la ocupación y procedencia de los habitantes del Estado
como de la República.
El censo de 1870 reconocía como estado social de los
santandereanos a los: infantes sin oficio, empleados, militares,
ministros del culto, religiosos, institutores, propietarios,
capitalistas, agricultores, ganaderos, mineros, pescadores,
comerciantes, marineros, arrieros, artistas, administradores
domésticos, legistas, médicos, ingenieros, literatos, estudiantes,
sirvientes, vagos, reos rematados, ancianos sin oficio,
fabricantes y artesanos, entre los cuales se infiere que estarían
agregados los cigarreros y cigarreras, en el caso particular de
Piedecuesta entre sus 223 artesanos y las 316 artesanas. Siendo
reafirmada y usada esa misma clasificación en los censos de
1896 (1754 artesanos y 182 artesanas piedecuestas), 1912, 1918
(644 artesanos y 294 artesanas piedecuestas), y 1938. Incluso en
92

las crónicas históricas sobre los oficios y profesiones más


importantes de la capital de Santander durante los siglos XIX y
XX de historistas como Roberto Harker sólo se reconoce la
importancia social y la incidencia económica de los alcaldes,
literatos, religiosos, médicos y farmacéuticos, peluqueros,
sastres, cocineros y meseros, carpinteros, mecánicos, ganaderos,
militares, choferes, educadores, abogados y personajes típicos35.
De igual modo, la formación de artesanos trabajadores en la
elaboración técnica y con fines de exportación de los cigarros de
tabaco no era considerada de relevancia social ni económica
para las autoridades educativas pues al establecerse en 1888 la
Escuela de Artes y Oficios se consideró imperativa la formación
artesanal de “ciudadanos modestos y laboriosos” con una
formación teórico – mecánica en herrería, carpintería,
talabartería, zapatería, tipografía y sastrería además del plan de
estudios básico (lectura, escritura, aritmética, gramática,
religión, dibujo, geografía, física, ortografía, gimnasia y
geometría), desconociéndose o minimizándose así la
importancia de educar y tecnificar a los hijos de los cigarreros y
cigarreras que deseaban continuar y ser titulados como
“Maestros” en el oficio artesanal de sus padres así fuese
menospreciado, maloliente, mezquino y malpagado al no ser
considerada una actividad industrial o productiva por los demás
sectores sociales.
J. García reconocía que: “la industria de sus habitantes produce
sombreros, jabón velas, alpargatas, chocolate, cerveza, panela,
lazos, cuerdas de acero, ladrillo, teja, cigarros, cigarrillos y una
multitud de riquísimos dulces. / El comercio, las artes y la

35
HARKER VALDIVIESO, Roberto. Y sucedió en Bucaramanga.
Bucaramanga: Academia de Historia de Santander, 1977
93

agricultura constituyen las principales ocupaciones de los


moradores, y los que no se hallan entregados a uno de esos
ramos, desempeñan, por lo general, algún cargo público”36.
Sin embargo, al enumerar el número de fábricas de cigarros, a
partir de los avisos públicos y comerciales visibles en la calles
de la ciudad como de los registros oficiales con los que contaban
funcionarios municipales, la cantidad de cigarrerías y cigarros
era nula o desconocida. García señalaba al respecto que: “se
encuentran en la localidad ciento dos talleres de artes distintas, a
saber: veintidós carpinterías, ocho herrerías, cuatro hojalaterías,
trece zapaterías, doce guarnicionerías, veintidós sastrerías,
cuatro platerías, dos oficinas de dibujo, una fotografías, ocho
peluquerías, cuatro imprentas y dos sombrererías de diferentes
clases…, y diez y seis fábricas de otros artículos”. A lo cual se
sumaban 291 tiendas (53 de mercancías, 188 de licores y
granos, y el resto locales desocupados), 33 almacenes, 9 boticas
[farmacias o droguerías] y dos librerías.
Los primeros artesanos de Soto dedicados a la herrería,
hojalatería, zapateros, músicos, sastres, carpinteros, e incluso
sangradores, provenían de Venezuela o habían sido formados en
la fronteriza ciudad de San José de Cúcuta con los emigrantes
europeos y norteamericanos que se habían residenciado en ella.
De igual manera, a fines de 1869 llegaron a la capital
departamental los franceses José Delfino y José Lambolé, el
primero fundó una fábrica de cerveza artesanal con su propia
tienda de expendio, la cual fue continuada por su familia dos
décadas más, y el segundo hizo lo mismo al producir confites
aprovechando la abundancia provincia de mieles y azucares
36
GALÁN GÓMEZ, Mario. Geografía Económica de Colombia. Tomo VIII:
Santander. Bucaramanga: Imprenta Departamental de Santander, 1947. P.
510
94

después de la guerra civil norteamericana.


La lucha gubernamental contra la producción y expendio
artesanal de chicha y guarapo, contribuyó a que el negocio de
las cervezas fuese ampliado a través de la cervecería de Jonesa y
Jeremías Otalora (1878) en Bucaramanga, así como la
cervecería “La Violeta” de Juan José Valderrama en Málaga
(1895), continuada por sus hijas (1935) y conservada por otros
empresarios (1975, 1986) hasta el siglo XXI, constituyéndose en
la última y más antigua cervecería artesanal colombiana.
La transformación de la cerveza de un producto artesanal a un
producto industrial se inició al establecerse en 1882 la
Compañía cervecera de los experimentados cerveceros Restrepo
& Villa, oriundos de Antioquia, primero en Floridablanca y
luego en Bucaramanga (Cervecería Santander). A esos esfuerzos
de industrialización de un producto artesanal contribuyeron
finalmente los hermanos alemanes Leo y Emile Kopp, siendo el
segundo el fundador de la “cervecería alemana Kopp y cía.” en
El Socorro (1890), la cual continuó a cargo de la “Cervecería La
Fenicia” así como su maestro cervecero, el alemán Rudolf
Kohn, funda en Bogotá la “Cervecería Germania” (1903) para
competir con la creciente y monopólica “Cervecería Bavaria”
(Bavaria Kopp´s Deutsche Brauerei) (1889) establecida por Leo
Kopp en Bogotá (1991).
Sin embargo, se considera que fue el inmigrante danés Christian
Peter Clausen con la creación (1887) y puesta en
funcionamiento (1889) de la “Cervecería La Esperanza” en
Floridablanca quien introdujo y dio inicio a la industria
cervecera colombiana fabricando con estrictos procesos
industriales y de calidad las marcas “Sol y Clausen Pilsen”. La
producción fue trasladada medio siglo después a Bucaramanga,
95

la empresa abastecedora cambió su razón social a “Cervecería


Clausen Ltda.”, así como la Cervecería Bavaria pretendió
apropiarse del mercado cervecero bumangués al construir su
propia infraestructura de producción y embase entre 1940 y
1948. Además de los Clausen en Santander, empresarios
bumangueses como David y Ernesto Puyana a la cabeza de un
grupo de inversionistas incursionaron en el mercado cervecero
nacional desde Bogotá al fundar la Cervecería Andina (25 de
septiembre de 1945), consolidándose en el mercado
cundiboyacense y constituyéndose en la segunda fábrica más
grande del país. Finalmente, Bavaria se apropió en 1958 de la
fábrica, marca y mercado cervecero que poseía Clausen en
Santander, cerró la cervecería (1964) y continuó produciendo
sus marcas a través de la Cervecería de Bucaramanga. Así
mismo, en 1975 Bavaria se apropió de la parte de la cervecería
Andina que correspondía a David Puyana después de apropiarse
gradualmente de las acciones de los demás socios,
especialmente las de Ernesto Puyana, aprovechando las disputas
internas entre los empresarios santanderanos.
Una dinámica semejante se vivió entre los productores de
cigarros de tabaco de la provincia de Soto al competir desde
finales del siglo XIX los productores tradicionales con sus
rústicos procesos artesanales contra los empresarios que
incursionaron en el negocio inyectando más capitales para traer
materias primas de mejor calidad oriundas de otras regiones y
países fronterizos, así como condicionaron a sus trabajadores a
adquirir y poner en práctica las técnicas y tecnologías para la
manufactura, curado y empaque de los tabacos acorde con los
estándares internacionales para la exportación de cigarros con la
calidad de los españoles y antillanos, especialmente los cubanos.
Así, mientras los cigarreros tradicionales continuaron
96

produciendo artesanalmente cigarros “criollos” para el consumo


local, provincial o interprovincial con hojas de segunda y tercera
calidad rellenas de picaduras fabricadas con los rezagos de los
tabacos no consumidos por el mercado industrial, los cigarreros
de las grandes fábricas y capitales centraron su interés en la
producción de cigarrillos acorde con los estándares
internacionales, así como en la exportación de cigarros finos con
hojas de tabacos curadas, vitolas muy elaboradas, empaques de
gran estética y fortalezas compuestas por tripas de los mejores
tabacos regionales, nacionales e internacionales. Siendo
aquellos que trabajaron como administradores o cigarreras para
esas grandes fábricas quienes se encargarían de propiciar el
renacimiento de los cigarros extrafinos en el último cuarto del
siglo XX después de la decadencia y cierre sufrido por la
mayoría de esas fábricas a mediados del siglo XX con la
expansión de la industria cigarrera liderada por la Compañía
Nacional de Tabacos, las limitaciones en competitividad y
tributación para poder competir con las exportaciones cigarreras
antillanas en los mercados internacionales, así como la
ampliación de las políticas de seguridad social y laboral para los
trabajadores.
El caso más representativo de esa dinámica fue la incursión en
el mercado cigarrero provincial de los hermanos David y
Gabriel Puyana entre 1910 y 1915 con la fabricación de puros,
tipo habano, cuya marca “Puyana” fue reconocida nacional e
internacionalmente constituyéndose en insignia de la producción
de cigarros y puros de Santander, especialmente desde 1988 al
obtener el “Trofeo Iberoamericano a la mejor imagen de marca”
en España. Al ser liquidados los negocios asociados con el
nombre comercial de David Puyana, la fábrica de cigarros
Puyana fue adquirida en 1978 por el cigarrero propietario de la
fábrica Noel de Piedecuesta, Don José del Carmen Correa
97

Garza, quien trasladó la ubicación de la fábrica de


Bucaramanga, continuó la producción de la marca Puyana en
sus fábricas de Piedecuesta y Girón, siendo sus sucesores
continuadores de esa tradición productiva tanto de los cigarros
corrientes para consumo nacional como de los puros extrafinos
con calidad, diseño y empaque de exportación a partir de 1995.
Los puros continuaron siendo producido con los mismos
cuidados y técnicas adoptados por los creadores de la marca
como eran emplear capas suaves debidamente aliñadas y
curadas provenientes del mercado regional, nacional o
internacional, los cigarros terminados eran madurados durante
tres años en una habitación con control de temperatura y
humedad, así como para conservar sus propiedades eran
empacados en cajas de maderas resistentes y aromáticas como el
cedro antes de ser exportados.
Otro ejemplo de esas dinámicas empresariales fue el
establecimiento y consolidación de la fábrica de cigarros
“Villamizar Hermanos”, creada en 1902 y considerada la más
importante de Santander durante el primer cuarto del siglo XX,
cuyo prestigio y producción fue de tan grandes volúmenes que
llegó a contar con 700 obreros, siendo finalmente liquidada y
vendida tanto su vitola original como su afamada marca
“Montecristo” en 1930 a la sociedad cubana “Menéndez,
García y Cía.”, propietarios de la prestigiosa marca “H.
Upmann“, quienes iniciaron la producción de esa vitola y marca
como el cigarro más popular y barato de Cuba a partir de 1935.
Hasta 1927, Villamizar hermanos producían anualmente
1,653.000 cigarros “extrafinos” (Premium o de primera) de los
2034 producidos en Santander (81,3%), 21,884.000 cigarros
“finos” de los 69,563.000 producidos en Santander (31.4%) y
65,699.000 cigarrillos de los 97,940.000 cigarrillos producidos
98

en Santander (67%). De los cigarros extrafinos más


comercializados se encontraban los “High life” (18 pesos la
gruesa) y los “Monte Christo” (9 pesos la gruesa), a los cuales
seguían cigarros finos como los “presidenciales” (80 pesos el
millar), “0091” (60 pesos el millar), “flor” (19 pesos el millar) y
“Reinos finos” (19 pesos el millar), así como los cigarrillos
“Poker” (6,50 pesos el millar). De tal manera, Villamizar
hermanos dejaba a las 57 fábricas restantes de Santander, cada
una no menor a 50 obreros, la producción del 18,7% de los
cigarros extrafinos y el 68,6% de los cigarros finos, mientras
que esas mismas fábricas competían entre sí por elaborar los
107,312.000 de cigarros regulares (o de segunda), así como
compraban o competían con las fábricas menores, con no menos
de 10 obreros, por la producción de los 48,004.000 cigarros
ordinarios (o de tercera) comercializados37.
Para abastecer de materias primas a esa naciente industria, a la
par del desarrollo de la industria cafetera, los inmigrantes
extranjeros desarrollaron una idea de negocios viable y rentable
en la importación y comercialización de hojas, tripas, papel,
prensas y demás insumos requeridos por la industria cigarrera
regional. Ese fue el caso del inmigrante italiano Leonardo Fossi
quien en 1904 publicó en el periódico “La Defensa” el siguiente
aviso al público bumangués a nombre de su casa comercial:
SILVA Y FOSSI. Venden la casa del altillo situada en la plazuela de
Belén [hoy Parque Santander]. Una descerezadora D’Costa Gómez
en perfecto buen estado. Manteca americana fresca en latas de a 10
libras. Papel blanco para hacer cigarrillos, clase superior. Picadura
de hebra preparada para fumar en pipas y para hacer cigarros
finos. Tiquetes para cigarros grandes, medios cosecheros y
recortados. Cigarrillos “Legitimidad” y los acreditados “18” de la
[fábrica] Zuliana. Molduras para darle forma perfecta y elegante a

37
DANE. Censo 1923 – 1929. Bogotá: DANE, 1929. P. 151.
99

las tripas para cigarros finos. Dos máquinas picadoras de hebra


para cigarros caporales y una máquina picadora para cigarros
corrientes. Compra permanentemente café y moneda 0,83538.

El desarrollo y consolidación de esos establecimientos


industriales y comerciales, así como la expansión e importancia
de la industria manufacturera de tabacos ante el resto de las
fuentes de riqueza y desarrollo económico del país, fue
resultado de las políticas nacionales y regionales de fomento
fiscal de la producción de cigarros. Especialmente por los
efectos de la Ley VIII de 1909, expedida durante el gobierno del
General-Presidente santandereano Ramón González Valencia,
mediante la cual los gravámenes del tabaco pasaron del
productor al consumidor del mismo, la renta del tabaco se cedió
a los Departamentos (Ley X de 1909) y se exigió a las
autoridades fiscales no gravar de forma alguna al cultivo ni
“estorbar en forma alguna el desarrollo de la industria”.
No obstante, bajo la dirección de Mario Galán Gómez y la
asesoría de Juan de Dios Arias, los empresarios e intelectuales
liberales más importantes del Departamento a través del tomo
(VIII) de la Geografía Económica de Colombia dedicada a
“Santander” expresaron en 1947 que si bien la economía
generada por los cigarros era muy importante para las rentas
departamentales no había tenido la importancia y dedicación
suficiente a lo largo del siglo XX. Explícitamente M. Galán
manifestaba en 1947 que Santander:
…con el Tolima creó la industria de cigarros que ha perfeccionado
incesantemente hasta lograr productos de reconocida fama.
Aquí se inició la industria nacional de cigarrillos y si no fuera por la
calidad de la hoja santandereana tampoco habría alcanzado esta in-

38
HARKER VALDIVIESO, Roberto. Bucaramanga Los inmigrantes y el
progreso 1492 – 1992. Bucaramanga: Roberto Harper, 1992. P. 112
100

dustria el desarrollo que tiene y la significación económica que hoy


alega con orgullo. Infortunadamente, por la evolución de la industria
y la torpe política fiscal que pesa sobre ella, nuevos problemas se
han creado, que amenazan de muerte su desarrollo y determinan una
situación de ruina para cultivadores y fabricantes en pequeño.
Santander ha dado ya el grito de alerta sobre las consecuencias que
aquella política fiscal pueda traer para la economía tabacalera; ha
llevado el problema varias veces al congreso, pero siempre se ha tro-
pezado con la incomprensión, y sólo el día en que la competencia
extranjera, favorecida por un tratado de comercio inconsulto,
desaloje de los mercados los productos de la industria nacional, se
convencerán los departamentos de lo equivocada de su política
impositiva y verán entonces también la ruina de la renta39.

La variedad de tabaco santandereano conocida como “García”,


después de ser mezclada con el apoyo de la Compañía
Colombina de Tabaco en la “Granja Tabacalera de Piedecuesta”
con variedades de países competidores como eran las de
Sumatra para hacerla más fina y suave o las de Cuba para
obtener mayor número y tamaño de hojas, se había constituido
en la fuente del 60% del tabaco cosechado en el país.
Renovándose ese proceso de mejora a inicios del siglo XXI al
importarse técnicos y tecnologías cubanas para mejorar la
variedad provincial agotada, improductiva y alterada
genéticamente por las malas prácticas agronómicas de los
cosecheros.
De dicho tabaco se abastecía la mediana (cigarros) y gran
(cigarrillos) industria del tabaco manufacturado y transformado
que se distribuía al mercado nacional e internacional,
especialmente las hojas, broza y tripas cosechadas en la
Provincia de Soto. Sin embargo, cultivar el tabaco continuaba
siendo una actividad económica ruinosa e improductiva para el

39
GALÁN, Mario. Op. cit. P. 305
101

pequeño cosechero o el gran aparcero al depender de los


préstamos de las compañías comerciales como del arriendo de la
tierra de los terratenientes, con lo cual, la continuidad de la
tabacultura sólo se explicaba “porque el vicio de sembrar tabaco
es tan persistente como el de fumarlo”40.
A lo anterior se aunaba una contradicción productiva
consecuente con la inexistencia de planes de siembra,
regulaciones comerciales y tarifas mínimas de compra-ventas
entre los miembros del gremio al sembrar y cosechar el 70% de
los tabacultores provinciales las variedades de tabaco –rubio de
las clases “Virginia y Burley”- demandadas por la industria de
cigarrillos, aunque sólo existía mercado para el 30% del mismo.
Lo cual representaba que los precios de compra de tabaco para
cigarrillos siempre estuviese a la baja por causa de la
sobreoferta, la forma de pago era condicionada e impuesta por el
comprador a su libre arbitrio, se alteraban las pesas y romanas, e
incluso, se jugaba con la confianza productiva del cosechero al
elevar de forma exorbitante los precios de compra en la carga de
tabaco para cigarrillos en las semanas previas a la siembra de
tabaco, propiciando al llegar el tiempo de cosecha una caída
dramática en los precios al inundarse el mercado con las cargas
retenidas o las transportadas por los cosecheros.
El tabaco –negro de las clases “García” y “Estufado”- para
cigarros regulares y ordinarios (corrientes o criollos), por el
contrario, al ser más escaso siempre tendía a la escasez, a la
especulación en los precios y al pago directo en dinero exigido a
contraentrega por los cosecheros o los intermediarios
vendedores41. Ello se podía comprobar al analizarse las cifras

40
Ibíd. P. 319
41
Ibíd. P. 325
102

aportadas por la publicación de la Contraloría mediante las


cuales se informaba que de los 2,308.444 kilos de tabaco
cosechados en Santander, 35% se había empleado para producir
cigarros, el 9% para cigarrillos y el 56% restante era tabaco en
rama salido de Santander para la industria cigarrera y de
cigarrillos de otros departamentos. Tabaco que debía competir
con los bajos precios de los producidos en Valle, Tolima y
Bolívar (tabaco negro de la clase “Cubita”), así como la
penetración de tabacos importados por los cigarreros de las
Antillas y los Estados Unidos.
A esa desvalorización y poco uso del tabaco en rama producido
en Santander como materia prima fundamental para la
producción de cigarros y cigarrillos se agregó durante la
segunda mitad del siglo XX el hecho que los insumos y las
materias primas complementarias de la producción (papel,
pegantes, aromatizantes, saborizantes, filtros, cintillas,
empaques, iluminación, etc.) eran más costosas en la
elaboración de un cigarro que el tabaco mismo.
En 1938, de los 4,805.040 kilos comercializados, 31,5% había
sido empleado para elaborar cigarros, el 8% para cigarrillos y el
60% porcentaje restante al no ser comprado ni consumido en
Santander debió ser exportado a otras regiones. Finalmente, en
1945 de los 6,614.039 kilos cosechados, el 31,6% se empleó
para hacer cigarros, 7,6% para cigarros, y el 61% fue desechado
para ser consumido artesanal o industrialmente en el mismo
Departamento.
Demostrándose además, que mientras la producción de cigarros
se había triplicado (2.6 veces) entre 1930 y 1945, y la de
cigarrillos sólo se había duplicado (2.4 veces), la de tabaco en
rama no consumido ni procesado en el Departamento se había
103

triplicado (3.1 veces), siendo acorde con la triplicación en la


producción de tabaco. Al compararse la producción de cigarros
y cigarrillos elaborados, exportados y consumidos para los
demás mercados del país las cifras oficiales estimaban que la
elaboración de cigarrillos se había triplicado al pasar de 607035
kilos procesados en 1930 a 1,874.758 kilos en 1945, mientras
que la producción de cigarrillos sólo se había duplicado.
Tales cifras demostraban además un constante crecimiento en el
número de personas, fabriquines y fábricas dedicados a la
producción de cigarros. Acorde con el Censo Industrial y las
indagaciones del equipo de campo contratado por Galán Gómez,
en Santander existían hasta 1945 un total de 3 fábricas de
cigarrillos y 133 “establecimientos productores de cigarros” a
través de procesos manuales y artesanales. Las fábricas de
cigarrillos y picadura para pipa producían solo 716.701 pesos de
los 4,341.141 pesos que reportó en 1945 la industria del tabaco
de Santander, con lo cual, los cigarros aportaba el 83,5% de los
ingresos industriales de ese ramo. Los mayores ingresos los
obtenía la industria de los combustibles (petróleo) con
11,171.144 pesos, seguida por la de los alimentos con 7,338.235
pesos42.
Entre la gran industria de cigarrillos y la mediana industria de
cigarros se contaban en total 110 empleados y 3075 obreros,
ocupando los empleados el tercer lugar entre la población
laboral departamental con esas características (9,6%), después
de los empleados de las industrias de combustibles (47,5%) y
artes gráficas (17,2%); así como los obreros y obreras cigarreras
eran la primera población con esas características en el
departamento (34,8), seguidos por los obreros de la industria de

42
Ibíd. P. 497
104

los alimentos (15,4%). Así mismo, se contabilizaron por lo


menos 1500 personas dedicadas a elaborar cigarros de tercera
clase (“chicotes) en El Socorro, Zapatoca, Piedecuesta, Málaga
y Bucaramanga, quienes no se podían considerar empleados ni
obreros al no tener una relación contractual legal y regular con
sus patronos.
Dichas personas estaban adscritas laboralmente a los 483
fabriquines que producían el 100% de cigarros corrientes, los
cuales eran comercializados tradicionalmente para el consumo
local, departamental o regional entre las gentes comunes aunque
algunos de esos fabriquines elaboraban vitolas de segunda clase,
quedando a las grandes y renombradas fábricas de cigarros la
elaboración de la totalidad de los cigarros de primera (puros
finos y extrafinos) y la mayoría de los de segunda (anillados).
Sin embargo, con las políticas fiscales diferenciales para el
tabaco en rama o en cigarros para cada Departamento la cosecha
y manufactura de la hoja “parda y aromática tan valiosa como su
tamaño” que había liderado Santander perdió su creciente
desarrollo y estímulo financiero viéndose ello reflejado en la
reducción de los fabriquines hasta en una cuarta parte hacia
1931, siendo tan alarmante la situación que ante la Asamblea
Departamental el Gobernador de turno expuso que “el hambre
acosa a gentes que saben trabajar y que antes veíamos producir
con afán de colmena el grueso de la exportación de cigarros”.
Valga señalar que el desempleó y la pobreza que vivían los
cigarreros santandereanos si bien no los llevaba a tener que
comerse su producción a falta de ingresos demostraba que su
situación era menos trágica que la de los trabajadores y
propietarios al sur de los Estados Unidos, quienes durante los
años de entreguerras encontraron en el campo la única fuente
palitatia del hambre al comer literalmente el tabaco que podían
105

comprar enlatado. Erskine Caldwell en su novela “El camino del


tabaco” de 1932 denunciaba:
[El capitán John] dijo que no valía la pena de seguir arando y por
eso ya no tenemos más tabaco ni comida. Ada dice que tiene que
tener un poco de tabaco de vez en cuando porque le parece que le
aplaca el hambre, y así es. Cada vez que vendo una carga de leña me
compro una docena de tarros de tabaco aunque no me quede dinero
para comprar harina y carne, porque el tabaco es algo que todo
hombre debe tener. Cuando siento un dolor fuerte de vientre, puedo
tomar un poco de tabaco y ya no siento más hambre en todo el día.
El tabaco es una gran cosa para poder vivir 43.

La crisis de los cigarreros santandereanos también afectó a las


grandes empresas productoras de cigarros al debilitar su
incursión en otros mercados y por ende reducir su fortaleza
financiera, lo cual fue aprovechado por las grandes industrias de
cigarrillos, picaduras de pipas y cigarros Premium de
exportación para apropiarse de las infraestructuras, maquinarias
y mano de obra. El caso más sonado que desencadenó un efecto
de crisis y desarticulación de la industria cigarrera
santandereana fue la compra con fines monopólicos y
oligopólicos de la Compañía “Villamizar Hermanos” por los
industriales antioqueños de la “Compañía Colombiana de
Tabacos” quienes habían incursionado como cigarreros en el
mercado bumangués desde antes de 1929, razón por la cual
conocían las fortalezas y oportunidades de negocio regional y
nacional de los cigarros bumangueses. A ello se sumó la venta
de su marca insignia a los industriales cigarreros cubanos, con lo
cual, la compañía fue desvertebrada en sus componentes
estructurales después de tres décadas.

43
CALDWELL, Erskine. El camino del tabaco. Bogotá: Oveja Negra, 1985.
P. 23
106

El dominio, posicionamiento y expansión de la industria


cigarrera antioqueña un lustro después demostraba a los
santandereanos más regionalistas y proteccionistas “la lucha
inclemente y despiadada entre la pequeña y la grande industria”,
cuyos efectos eran la desaparición de la mediana industria de
cigarros finos y el crecimiento de los fabriquines [o pequeñas
industrias: mayores o iguales a cinco personas] de tabacos
corrientes, de baja calidad y costos que empezaron a competir
con la creciente y expansiva industria de cigarrillos entre las
gentes y mercados populares provinciales. Un fenómeno de
poco interés para los analistas económicos y los funcionarios
públicos caracterizado porque: “el poder exclusivista y
absorbente de la compañía, poder fatalmente inherente a toda
organización capitalista, ha traído como funesta consecuencia la
paralización y hasta la quiebra de muchas fábricas de cigarros y
cigarrillos que hoy no pueden competir”44.
Entre las grandes empresas cigarreras de tabacos finos, tipo
habanos, se exaltaban hasta mediados del siglo XX, para el caso
de Bucaramanga, las cigarrerías de David Puyana Hermanos
(Marca “Puyana”), Villamizar Hermanos (“Montecristo”),
Valenzuela & Cía., etc. A las cuales se sumaban los apellidos de
familias prestantes (García Cadena, Serrano, Gavassa,
Uscátegui,) o cigarreros reconocidos como Francisco García,
José Antonio Escandón (“La Herradura”), Ramón Vergel,
Sinforoso Cardoso, Pedro Sepúlveda (“La Hamburguesa”),
Víctor Martínez Villalba y [Luis] Emilio Garnica (Cigarros
“Buen Tono”). Éste último se inmortalizó así mismo como
empresario cigarrero al mandar que su tumba en el cementerio
universal (o laico) fuese un monumento a la vitola de cigarro

44
VALDIVIESO CANAL, Susana. Bucaramanga Historia de setenta y cinco
años. Bucaramanga. Cámara de Comercio de Bucaramanga, 1992. P. 18
107

fino que había estado asociado a su nombre y actividad


comercial.
Así mismo, algunos cigarreros lograron controlar toda la cadena
de producción que requerían al ser cultivadores, cosecheros,
cigarreros y comercializadores de los tabacos como fue el caso
de los Alarcón con sus sembrados en “El Diamante”, los
Villamizar Hermanos en las “vegas del Río de Oro” y los
Puyana en la hacienda “Cañaverales. También fueron creadas
fábricas de cigarros por los inmigrantes como “La Vienesa” del
descendiente alemán Alfonso Schneider, la “fàbrica de cigarros
y cigarrillos Foch” del libanés Pablo Chalela Saab y “La
Violeta” de los hermanos Gregorio y Benjamín Johnston. A las
cuales se sumaban en el Directorio Comercial de Bucaramanga
las fábricas de otros inmigrantes como Vicente Hasbon, Alfredo
Canawati y Chalela hermanos.
Para el caso de Piedecuesta las fábricas más importantes y
reconocidas como industrias cigarreras hasta mediados del siglo
XX eran:
- “Las Fábricas Unidas”, establecida por Esteban
González R, Agustín Ríos, Tomás Serrano y Alcibíades
Barajas desde 1880. Ocupaban un promedio de 150
obreros encargados de elaborar un millón de cigarros
mensuales, y como lo indica su nombre hacía parte de un
cartel de fábricas cigarreras de Piedecuesta y
Bucaramanga conformado por las fábricas creadas por
cada uno de sus socios;
- “La Imperial”, creada por Isaías y Felipe Barco en
1902. Se caracterizó por importar picaduras de La
Habana y elaborar vitolas cubanas, siendo premiada con
la “Medalla de Oro y Diploma de Honor” en la
108

Exposición Industrial de Santander en 1907.


- “La Antioqueña”, establecida por Humberto Gómez
Arenas y José Miranda en la década de 1930 a 1940.
Ocupaban a 200 trabajadores y producían cien mil
cigarros diarios. Con la liquidación de la fábrica de
Villamizar Hermanos se constituyó en la fábrica
cigarrera más importante y reconocida de Santander;
- “La Cucuteña”, fundada después de la Guerra de los
Mil Días por Agustín Ríos como símbolo de la
separación de Santander en dos departamentos (1910),
siendo traspasado a su vez a Urbano Rey Arenas 45.
Acorde con las construcciones monumentales en las que
acostumbraba vivir su propietario y a diferencia de las
demás fábricas adecuadas en las casonas coloniales y
republicanas, fue la primera fábrica para la cual se
diseñó y construyó un edificio con características y
dimensiones industriales, la cual fue empleada
posteriormente como fábrica industrial de Plásticos
(Rambal), Supermercado (FONCEP) y recientemente
una iglesia adventista. El monumental edificio aún se
conserva ubicado en la calle 6 con carrera 6 esquina.
- “La Marina“, creada por el comerciante de tabaco en
rama Marcos Carreño quien empezó a fabricar cigarrillos
con una máquina manual y posteriormente incursionó en
la producción de cigarros con el apoyo administrativo de
Agustín Carreño, su hermano. Fue la última de las
grandes fábricas de cigarros finos y regulares que existió
en Piedecuesta como parte de la edad dorada en la
producción de cigarros que caracterizó la primera mitad
del siglo XX. Fue liquidada y desapareció con la muerte

45
PRADA GARCIA, Alfonso. Piedecuesta, Pasado y presente.
Bucaramanga: Imprenta de Santander, 1997. P. 48
109

de su último propietario, don Antonio Plata, siendo


trasladada a Girón.

De forma regular la producción de cigarros finos o puros de


primera y segunda calidad en Piedecuesta estuvo reducida a un
poco número de fábricas con un número menor a doscientos
empleados y obreros cada una mientras que el número de
tabacos de tercera calidad se caracterizó por un creciente
número de fabriquines que se constituyeron en la principal
alternativa laboral para la población nativa como para los
desplazados por el conflicto bipartidista de los municipios y
provincias cercanos para obtener su sustento.
En 1933, por ejemplo, la población rural piedecuestana
concentraba sus esfuerzos en la extracción de leche en las
altiplanicies y la fabricación de panela en los abundantes valles
por medio de “cincuenta trapiches movidos por la fuerza
hidráulica y ocho por fuerza animal, con una producción
semanal de cien cargas los primeros y cuarenta en los últimos”,
a lo cual se sumaba en Guatiguará “un ingenio para la
fabricación de azúcar”, razón por la cual se le adjudicaron
durante las fiestas y ferias provinciales títulos como “capital
lechera y panelera” de Soto. La mayor parte de la población
urbana por su parte centraba su actividad económica en función
de los cigarros a través de las “cinco grandes fábricas y más de
ciento cincuenta fabriquines o pequeñas fábricas” en las cuales
se producían “por término medio mensual 46.000 cigarros de
primera clase, 978.000 de segunda, y de tercera 3.700.000 con
un peso de 21.000 kilos”46.

46
ARS. Ed. 1933-1934: Álbum de la República de Colombia. Bogotá:
Tipografía Velásquez, 1934.
110

La importancia laboral y económica que tenía para entonces la


producción de tabaco en cigarros, sin tenerse en cuenta la del
tabaco en ramo no reportado por los historistas, era de tales
proporciones que si se considera que cada fábrica de “puros”
daba trabajo por lo menos a cincuenta familias de cinco
miembros en promedio y que cada fabriquín de “chicotes”
empleaba por lo menos a cinco familias, de forma moderada se
podría calcular que esas mil familias (5000 hab.) representaban
el 30% de toda la población del Municipio conformada por
17600 hab., y por lo menos el 70% de la población urbana
municipal compuesto por el 40% de toda la población
municipal. De igual manera se pueden corroborar las tendencias
productivas inversamente proporcionales que han caracterizado
la producción cigarrera al ser tradicionalmente menor la
cantidad de tabacos de primera y segunda calidad mientras es
mayor la cantidad de tabacos de tercera y menor calidad, que
para el caso de 1933 se identificaba por una proporción de 80
tabacos de tercera por cada tabaco de primera y 4 tabacos de
tercera por cada tabaco de segunda.
De igual manera era visible la diferenciación geográfico –
económica de la producción en los diferentes barrios de la
cabecera municipal, al oriente las casaquintas de las familias
principales y los barrios obreros de sus jornaleros; al norte las
familias tejedoras de fique por medio de fábricas de costales y
lazos como la prestación de servicios alrededor del hospital,
monasterio y colegios; al occidente las gentes comunes
dedicadas al comercio de abastos alrededor de la casa de
mercado y al comercio de ganados, el sacrificio de reses, el
procesamiento de vísceras y el secado de cueros alrededor del
matadero; y al sur, las dedicadas al comercio de panelas y
tabacos como a la elaboración de cigarros.
111

Con la decadencia y desuso industrial del fique, los barrios


tejedores del norte se constituyeron durante el último cuarto del
siglo XX en los centros manufactureros de tabacos, tanto puros
en hoyo chiquito como chicotes en San Rafael y Villanueva,
siendo esa tendencia revalidada en la distribución espacial de las
mujeres cigarreras seleccionadas para la composición de los
siguientes capítulos. Una copla de mediados del siglo XX
resumía esa diferenciación, reconocida un siglo antes por el
corógrafo M. Ancízar, al expresar:
En hoyo grande el tabaco,

en hoyo chiquito el fique,

y como son vecinos,

mejor que tengan tabiques47.

A pesar de las crecientes cifras de expansión y desarrollo de las


manufacturas tabacaleras hasta 1939, especialmente con la
constitución de nuevas fábricas o la inyección de capitales por
empresarios y financistas externos al ramo o de otra regiones y
países, la producción de cigarros finos estaba condenada a
decaer al ser improductivos e irrecuperables a corto plazo los
capitales invertidos mientras que la de la de los cigarros
corrientes o de tercera clase continuó impidiendo el
mejoramiento de las condiciones materiales de vida de los
cigarreros al no ser posible obtener riquezas ni acumular
capitales a través de su producción barata, sin valor agregado ni
expansión de mercados.
Los industriales productores de cigarros finos debían enfrentarse

47
FUENTE, Juan de la. Acuarelas folclóricas de Santander: Piedecuesta.
Bucaramanga: Imprenta del Departamento, 1963. P. 134
112

a políticas fiscales contrarias a todo estímulo empresarial como


eran la reducción en 50% a la tarifa aduanera que debían pagar
los cigarros extranjeros, especialmente los estadounidenses
elaborados con las materias primas cosechadas y subsidiadas
por los gobiernos (estatales y federal) estadounidenses, al pasar
de 10 pesos el kilo empacado o maquilado a sólo 5%, a lo cual
se sumó la prohibición de gravarse con impuestos de consumo
al interior del país mientras que las autoridades fiscales
territoriales imponían gravámenes a productores y consumidores
nacionales que empezaron en 0,20 pesos el kilo hasta sobrepasar
los pesos completos seguir aumentando esos tributos, y los
agregados a los mismos.
Así, el mercado nacional fue de forma creciente saturado de
puros importados de mayor tamaño, calidad en los materiales y
estética en la presentación y empaque a precios semejantes o
menores a los nacionales. A los cigarreros piedecuestanos no
quedó otra opción que expandirse a mercados internacionales
cercanos promoviendo el contrabando y la evasión de impuestos
aduaneros, compitiendo en el mercado local y nacional con
cigarros de precios más bajos y por ende de menor peso, curado
y calidad a la ofrecida tradicionalmente por cada fábrica
cigarrera a través de sus afamadas marcas, sin importar la
quiebra y el desprestigio de todo el sector, y finalmente,
reorientaron su producción y comercio industrial hacia los
cigarros corrientes haciendo “compras” a las mujeres y
fabriquines que los hacían fuera de las fábricas, alcanzando así
su punto de equilibrio.
La inconformidad social de los cigarreros y el desencanto de los
dueños de las fábricas de tabacos se materializó en
Bucaramanga con una populosa manifestación del gremio
tabacalero en contra de las políticas fiscales del Gobierno
113

central. El movimiento social antitributario del 7 de mayo de


1939, si bien se llevó a cabo en varias ciudades de Santander,
tuvo su mayor concentración en Bucaramanga en donde se llegó
a “reunir 50.000 personas en el Parque Centenario y oradores de
talla nacional se hicieron presente para llevar la palabra en
defensa del gremio, entre ellos, dos piedecuestanos, Arturo
Regueros Peralta y Carlos Vicente Rey, el político, que con
elocuentes palabras entusiasmaron ardorosamente a la multitud
desde los balcones del antiguo colegio El Pilar, aportando sus
ideas en ayuda de los productores del tabaco”48. Una
manifestación de iguales proporciones fue realizada los líderes y
empresarios cigarreros piedecuestanos el 14 de febrero de 1996
al manifestarse por las calles de Piedecuesta, declararse en paro
general, y finalmente, al concentrarse en la tarima principal
protestando contra el impuesto al consumo de cigarros
manufacturados al ser considerados un producto industrial
semejante a los cigarrillos.
La necesidad de competir las fábricas nacionales de puros por el
dominio y apropiación de los mercados departamentales con
variedad de vitolas, el control en la calidad de las materias
primas usadas en cada cigarro fino, la competencia desleal en
las condiciones de venta y precios ofrecidas a los compradores
mayoristas, e incluso, el prestigio y desprestigio promovido
entre marcas y fábrica, si bien fueron el resultado de las alzas y
las variaciones tributarias desde 1909 hasta 1945, aún hoy, en
pleno 2011, siguen siendo estrategias comerciales reconocidas y
empleadas entre la decena de empresas productoras de cigarros
puros o extrafinos de Piedecuesta que compiten por preservar o
dominar los mercados regionales mientras que siguen siendo
constreñidos por los altos gravámenes fiscales territoriales o

48
PRADA GARCIA, Alfonso. P. 48
114

aduaneros y las políticas sanitarias en contra del consumo de


toda forma de tabaco al ser causante directo de cáncer entre sus
consumidores activos y pasivos.
Las dinámicas de expansión y dominios de mercados
departamentales e internacionales por los fabricantes de puros
ya había sido descritas y proyectadas extensamente por M.
Galán Gómez en 1948 al expresar en su geografía económica
sobre Santander:
La industria de cigarros también ha sido fuertemente acosada por la
política impositiva de los departamentos.

Como bien es sabido, el fabricante en la elaboración de sus pro-


ductos debe atender a los tipos preferidos por el consumidor. En ma-
teria de cigarros tales tipos son las vitolas, de formas distintas y pre-
cios diferentes, según las costumbres y usos de cada región. Estos
últimos dan lugar a una gran variedad de vitolas en el mercado na-
cional. De modo que el fabricante de cigarros debe tener en cuenta
esta diversidad de formas que limita extraordinariamente los consu-
mos de cada una, ya que la vitola solicitada en ciertas regiones ca-
rece de mercado en otras y lo precario de su conservación hace im-
posible la búsqueda de nuevos mercados, en caso de
superproducción. Como dato ilustrativo baste recordar que, por lo
que hace a los cigarros de centavo, existen más de diez vitolas o
formas distintas.

Pues bien: sobre estos tipos o vitolas se hace en cada Departamento


la respectiva imposición, tomando como base, en varios casos, el
kilo de producto dado al consumo y en otros la unidad. El fabricante
debe, pues, tener en cuenta, el impuesto que soporta cada clase en el
Departamento de consumo, para acondicionar a aquél el peso de la
unidad, a fin de que pueda resistir -mejor el gravamen respectivo.
Este problema de acondicionar el peso de la clase a las distintas
tarifas impositivas es extraordinariamente embarazoso para el
fabricante, por la diversidad de gravámenes en cada clase, en los
distintos departamentos. Así, por ejemplo, la tercera clase soporta
tarifas departamentales que van desde treinta centavos el kilo hasta
115

tres pesos; y por lo que hace a la segunda clase de cigarros, las


tarifas presentan también la misma diversidad.

El sólo hecho de esta diversidad de tarifas, aún en el caso de que


fueran estables, es ya un serio problema para el fabricante por la
razón de que tiene que acondicionar el peso de la unidad a esa
diversidad de imposiciones. ¿Qué trastornos no le traerá, pues, el
cambio frecuente de tales tarifas y el alza inmotivada de las
mismas?

Veamos algunas de las repercusiones que acarrea para el fabricante


el alza constante del impuesto.

Es claro que todo aumento de éste obliga al expendedor a subir el


precio del artículo con la consiguiente disminución en el consumo y,
por lo tanto, en las ventas del fabricante. Y como es natural que el
expendedor no se resigne a vender menos, apela a los artículos
sucedáneos y solicita del fabricante una vitola similar, de menos
peso y costo que le permita sostener los precios anteriores en el
mercado al detal. En este caso, si el fabricante no quiere perder
el mercado de la región afectada por el impuesto, tiene que idear
una nueva forma, de peso más reducido que responda a las
exigencias de un menor costo. Cuando conserva existencias de la
vieja vitola desalojada por el impuesto, en la mayoría de los casos
las pierde y el tipo nuevo que se ve obligado a producir para
conservar el mercado, le acarrea, desde luego, los gastos de
adquisición de moldes y el entrenamiento de personal. De modo que
la frecuente y caprichosa alza del impuesto ocasiona al fabricante la
pérdida de existencias, con pesos y formas acondicionados a las
antiguas tarifas y lo obliga a idear nuevos tipos y calidades—
siempre reduciendo el peso del artículo—que estén en armonía con
las situaciones creadas por el cambio en el impuesto, todo ello con
recargo de gastos, tanto de elaboración como de propaganda.

En otros casos, el excesivo aumento del gravamen imposibilita


esta defensa y entonces, el consumo de la vitola afectada se
pierde muchas veces, viéndose el expendedor obligado a
suprimir los pedidos de esa forma, con la consiguiente pérdida
del mercado para el fabricante.
116

Esta continua zozobra de pérdida de mercados y de existencias ya


elaboradas, de cambios constantes en los tipos o formas, de in-
seguridad en la demanda de los mismos, de recargo en los gastos por
los factores enunciados, son las consecuencias principales que sufre
el fabricante por el alza constante e inmoderada de los gravámenes.
Consecuencias desastrosas para el desarrollo de la industria cigarre-
ra, que lleva al desmejoramiento de las calidades más económicas
para el consumidor e impide la standarización de la industria 49.

Los diversos y crecientes gravámenes fiscales nacionales y


departamentales a los cigarros de cualquier calidad, los cambios
en las características de las vitolas acorde con la demanda
departamental o nacional, la competencia desleal en calidad,
pesos y precios de los cigarros, entre otros factores, conllevaron
a la decadencia y desinterés de los grandes fabricantes de puros
y cigarros de segunda. Siendo asestados los golpes definitivos
para la quiebra y desaparición de los grandes cigarreros, acorde
con las cigarreras que trabajaron para esas fábricas, por causa de
dos factores específicos: la violencia bipartidista que se
desencadenó a partir de 1948 propiciando la persecución,
desplazamiento o intolerancia entre patronos y obreros
cigarreros de diferentes bandos, y especialmente, por la puesta
en ejecución e imposición del régimen de seguridad social
(salud, pensión, accidentes de trabajo) a partir de lo dispuesto en
la Ley 90 de 1946, siendo obligados todos los patronos a
asegurar a sus empleados y obreros haciendo los pagos y
contribuciones respectivas, con lo cual, la mayoría de las
fábricas cigarreras fueron liquidadas al no ser rentable para los
propietarios trabajar a riesgo, perdida y deuda con el fin de
garantizar los puestos laborales de sus trabajadores.
Aquellas que no cerraron después de 1948, a pesar de resistir los
embates fiscales y legales, finalmente no cedieron a las
49
GALÁN, Mario. Op. cit. P. 332- 333
117

pretensiones colectivistas de los trabajadores que organizados en


sindicatos pretendían en la década de los años setenta mayores
reivindicaciones laborales y la participación directa en la toma
de las decisiones de esas empresas privadas incitados por los
“exitosos” modelos comunistas de producción. Valga destacar
que para 1945 varias fábricas de Piedecuesta contaban y tenían
reconocidos sus sindicatos obreros industriales ante la
“Inspección Seccional de Trabajo”.
La industria “pequeña”, artesanal o “casera” de cigarros
corrientes si bien no aventuraba grandes capitales para obtener
ganancias mínimas de subsistencia, se caracterizaba ya en 1947
por la dependencia económica a los grandes comerciantes y
fabricantes dueños de las materias primas, las adversas
condiciones ambientales para el trabajo y la inexistencia de
políticas de seguridad social o laboral para cigarreros y
cigarreras al actuar como -jornaleros urbanos- sin relaciones
contractuales con los propietarios de las fábricas. Un panorama
de trabajo informal y subcontratado que en 2011 sigue siendo
identificable entre los fabriquines de los barrios más populares
de Piedecuesta.
Las continuidades y resistencias al cambio entre los fabriquines
de mediados del siglo XX y los del siglo XXI ya eran descritas
escuetamente por M. Galán Gómez en 1948 al expresar:
Trabajan en condiciones económicas muy limitadas; venden el
artículo principalmente a las fábricas, y a intermediarios o
exportadores; el standard de vida es muy estrecho y casi siempre
de miseria. Algunos transforman unas cuantas cargas de tabaco en
rama, en la semana; otros una porción menor y muchos no pasan de
una o dos arrobas semanales. En ocasiones la materia prima la
suministran las fábricas o los exportadores y en muy contados casos
las obreras compran por su cuenta la materia prima que van a
elaborar. Las condiciones higiénicas del fabriquín son muy malas
118

y deplorables: piezas estrechas y mal ventiladas, corredores


destartalados o el simple tugurio sirven de campo para instalar el
fabriquín del cigarrero en pequeño. En muchos casos, como se ha
expresado anteriormente, predomina el trabajo a domicilio, en
otros, el de tarea o destajo y en muy pocos el dueño del
fabriquín tiene a su cargo trabajadores a jornal. Cuando esto
sucede el jornal se paga por millar de unidades elaboradas según la
clase, alcanzando la "rollera" a ganar hasta $ 0.60 y la "retorcedora"
hasta $ 1.70, la misma cantidad.

La producción anual de estos pequeños fabriquines se puede cal-


cular en 230 millones de unidades entre cigarros de tercera y segun-
da clase. Es decir, que la industria casera de cigarros produce un
47% de los cigarros que se elaboran en el Departamento.

Antiguamente este tipo de empresa era muy numeroso en Santander,


pero a medida que la política impositiva de los departamentos ha ido
gravando los consumos en forma desorbitada, la pequeña industria
casera ha sufrido el impacto de dicha política fiscal que tiende cada
día a hacer desaparecer este tipo de industria 50.

Sumados los cigarros corrientes de la tercera clase o calidad


(“chicotes”) con sus pesos, materiales, empaques y vitolas, la
población de Piedecuesta compuesta por 20000 habitantes
producía anualmente un total de 80 millones de unidades
aproximadamente (1945). No obstante, esa riqueza no
beneficiaba a toda la población pues los menos favorecidos
resultaban ser las espaladoras, rolleras, torcedoras y
empacadoras que elaboraban los cigarros de forma domiciliaria,
oculta e incluso clandestina. Siendo reafirmada esa
contradicción en otro informe de la Contraloría de 1944 en el
cual se describía la plena carencia de seguridad laboral para las
trabajadoras independientes del cigarro corriente al expresar que
existía en Bucaramanga como en Piedecuesta:

50
Ibíd. P. 329 - 330
119

… un crecido aunque desconocido número de pequeños talleres que


por la irrisión de sus salarios, la pobreza extrema y abandono de sus
dotaciones y hasta por la oculta ubicación de sus domicilios… se
catalogan, no sin razón, como industrias clandestinas, la grande
industria clandestina del tabaco. El empresario de este género
específico de trabajo a domicilio, del cual derivan la subsistencia
diaria centenares de familias pobres… paga jornales hasta de $0,18
y obliga a sus operarios al servicio continuo, sin discriminación de
horario ni estipulación de bonificaciones por servicios
complementarios.

Rolleras y tocerdoras perciben menos de un 2% de utilidad por


elaborar un artículo cuyo valor comercial satisface las exigencias
de una gigantesca cadena de intermediarios y traficantes locales,
hasta llegar a las grandes empresas quienes finalmente venden el
artículo a los consumidores51.

En 1993, tres años antes de la crisis laboral municipal


propiciada por el cierre simbólico de las fábricas y fabriquines
en protesta contra por el impuesto al tabaco aprobado por el
Gobierno Nacional, la situación económica y de bienestar social
del gremio cigarrero continuaba siendo muy semejante a la
descrita medio siglo antes. Los artesanos de cigarros ordinarios
o corrientes expresaban puntualmente su situación a través de
los siguientes datos:
Existen aproximadamente 400 fábricas, las cuales producen
anualmente 20,000.000 de tabacos. Esta industria da empleo a unas
tres mil personas aproximadamente.

El precio promedio de los materiales utilizados en la elaboración de


tabaco es: Arroba de capa $16.000 [pesos], arroba de capote $9.000,
arroba de picadura $3000. El precio de los tabacos elaborados
depende de la clase y en promedio es: panetela, el millar $4.000;
romo, el millar $5000.

51
VALDIVIESO CANAL, Susana. Op. cit. P. 47
120

Los impuestos cada vez en aumento perjudican notoriamente al


pequeño fabriquín y por lo tanto desestimulan esta industria.

Los obreros desempeñan su oficio según la especialidad y el salario


está de acuerdo con la habilidad personal para desempeñarse, ya que
el porcentaje se tiene en cuenta.

El problema que tienen las personas que se dedican a esta actividad


es la falta de instalaciones higiénicas, trayendo como consecuencias
enfermedades relacionadas con el aparato respiratorio.

… Los obreros ganan porcentaje generalmente así: Rollero $400


[pesos] el millar, Espalador $300 la arroba, Torcedora $1000 el
millar52.

La permanente queja de los fabricantes de cigarros finos (puros)


como de los dueños de los fabriquines de cigarros corrientes
(chicotes) por el creciente número y monto de los impuestos al
ser considerado un cigarrillo industrial y no una artesanía hecha
manualmente con hojas de tabaco, especialmente porque del
100% de un cigarro el 37% correspondía a impuestos y otro
17% el margen de ganancia para el distribuidor o
comercializador, aunado a las crecientes restricciones y
prohibiciones sanitarias a su consumo y comercio público, fue
explicado en 2005 por los investigadores del Banco de la
República de la siguiente manera:
La cadena de tabaco representa una importante fuente generadora de
rentas, tanto para la Nación, como para los departamentos, a través
de una serie de impuestos que gravan la producción y el consumo.

De acuerdo con lo anterior, la serie comienza con el 1.5% de


retención en la fuente, sobre el tabaco en rama que vende el
agricultor, 2% pagado por los agricultores del valor del tabaco en
rama vendido, como cuota parafiscal; 55% de impuesto al consumo
de cigarrillos del precio de venta en puerta de fábrica al detallista;

52
DÍAZ DE ALMEIDA, Carmen Cecilia. Op. cit. P. 22 - 23
121

10% de impuesto sobre los cigarrillos para apoyo del deporte en los
departamentos; 16% de IVA con destino al fisco nacional; 20% de
arancel para los productos importados con destino al fisco nacional,
sobre el precio CIF para los cigarros y cigarrillos, 15%, para el
tabaco en rama desvenado y 10%, para el tabaco sin desvenar.

… Si bien el tabaco es fuente de empleo e ingresos para un buen


sector de la población, no se puede desconocer que el problema
social que deriva su consumo, es de graves consecuencias, debido a
que el producto es altamente perjudicial para la salud, por los
problemas pulmonares y cardiovasculares, dos de las patologías más
importantes que provoca la adicción al tabaco. Entre los efectos más
nocivos que el tabaco produce en la salud de los fumadores se
encuentra el enfisema o tumefacción pulmonar que se gesta a largo
plazo en los fumadores habituales y que es considerado como el
responsable del 80 por ciento de las muertes por cáncer de pulmón 53.

La relación entre capitales locales acumulados de bonanzas


pretéritas, exportación de cigarros finos, selección de las
mejores mujeres cigarreras, compra y clasificación de los
tabacos santandereanos para elaborar los cigarros
piedecuestanos de exportación y “persecución” fiscal como
sanitaria por parte de las instituciones estatales, entre otros
factores que caracterizaban la pequeña industria cigarrera de
Piedecuesta fueron resumidos por el periodista y literato
piedecuestano Vicente Arenas Mantilla al retratar en 1960, con
sus recuerdos de 1915, la vida y obra del empresario cigarrero
Agustín Ríos, propietario de la fábrica “La Cucuteña” y
copropietario de las “Fábricas Unidas” al expresar:
Fabricando el mismo los primeros cigarros que bajo su afamada
marca viajaron hacia los más apartados rincones colombianos,
dando fama y adquiriendo prestigio día a día, fue adelantando

53
MOJICA, Amilcar y PAREDES, Joaquín. Ensayos sobre economía
regional: Características del cultivo del tabaco en Santander. Bucaramanga:
Banco de la República, diciembre 2005. P. 12, 29
122

lentamente en conocimientos de elaboración, lo que le facilitó en


breve dar a su industria una amplia organización, que poco a poco le
franqueó las puertas del más completo éxito, rodeándolo por
consiguiente de un ventajoso y envidiable bienestar económico.

Inquieto y madrugador, le miramos muchas veces ir y venir en torno


de aquel enjambre de atractivas y diligentes obreras que él formó a
su antojo, con perseverancia y labor, remunerando ampliamente la
tarea, que era abundante y prodigiosa, por la muy simple razón de
que el tabaco que Agustín empleaba para la elaboración de sus
diferentes clases de cigarros, provenía de los mejores cultivos
santandereanos, y era seleccionado cuidadosamente por verdaderos
expertos en el arte, como lo fueron los Peñuela, los Zafra y los
Calderón.

Fue la buena calidad de los .tabacos de "La Cucuteña", los que


despachados en enormes pedidos por todo el occidente colombiano,
conquistaron esa enorme fama de que hoy disfruta la industria
tabacalera, tan perseguida por todos los gobiernos, con todo y ser, si
no la única, una de las más poderosas riquezas de estos encantados
valles54.

Representaciones literarias, imaginarios colectivos y


experiencias vitales. A la par de las luchas de los políticos, los
fabricantes de las cigarreras y los trabajadores cigarreros en
contra de los impuestos, aranceles y restricciones fiscales contra
los cigarros y cigarrillos artesanales de Santander, el papel
productivo de las mujeres cigarreras en la economía regional,
aunado a la redefinición del simbolismo ideológico y cultural de
su vida productiva como artesanas, obreras y “proletarias” por
parte de los movimientos políticos de tendencia socialista u
obrera fue recreado a mediados del siglo XX por los principales
literatos de Santander.

54
ARENAS MANTILLA, Vicente. Estampas de mi tierra. Bucaramanga:
Imp. Departamental, 1941. P. 49
123

En plena crisis cigarrera y tabacalera, el afamado poeta


bumangués Aurelio Martínez Mutis (1884 – 1954) dedicó en
1991 una de sus obras a recrear el folclore y las costumbres de
los santandereanos al titularla “Romancero del Tabaco”,
reafirmando así el esfuerzo de literatos como Enrique Otero
D’Costa o Juan de Dios Arias por reafirmar la identidad
santandereana desde la exaltación de las costumbres, trabajos y
hábitos productivos.
Martínez Mutis exaltño en su obra las diferentes etapas de
siembra, cultivo, cosecha, secado producción de picaduras y
manufactura del tabaco, dedicando a ésta última versos
justificantes del nombre del objeto artesanal más preciado al
manifestar:
Cigarra, es canto litúrgico

que empieza con el morado

día de Carnestolendas.

Memento, homo. Cigarro

es también una canción

que no sé cómo ni cuándo

nace, brilla y desparece

en el límite lejano 55.

Preocupación por explicar los orígenes americanos del cultivo y

55
MARTÍNEZ MUTIS, Aurelio. Romancero del Tabaco. Bucaramanga:
Alcaldía de Bucaramanga – SIC, 2000. P. 62. (Apologo de la fábrica)
124

la inhalación del humo de las hojas secas de tabaco enrolladas


con formas de cigarras al expresar:
Sonríe, en su austera tribuna,

el consistorio singular.

Pronto va a darse la sentencia.

Pero alguien falta por hablar.

El ancho estadio se oscurece.

Hay cantos, olor de mujer

y olor de montaña. Parece

que está empezando a atardecer.

Y entre anillos de humo, teñido-

de achiote, brea y bermellón,

un indio joven, parecido

al gran cacique de Chanchón,

con su haz de flechas de macana

y otro haz de plumas de paujil

en la cimera soberana,

dice su arenga varonil:

Soy el Tabaco. Fui en la Antilla

pequeña, símbolo maduro

que anunciaba la maravilla


125

de la América del futuro.

Para mis hojas no hubo valla;

y hoy de la esfera alrededor

como el de una inmensa batalla

está el humo fascinador.

Sé toda lengua y toda lira;

música fácil e inspirada,

suspiro con el que suspira

y bailo con la carcajada.

Visité las chozas sombrías,

las mediaguas del arrabal;

me vio Conde en las Tullerías,

Velásquez en el Escorial.

Mi planta es indiana princesa,

pero sugiere a quien la ve

una pagoda japonesa

verde y vibrante como el té.

Héroes, artistas, inventores

han menester para triunfar

mis impulsos animadores.

Soy numen y amigo sin par;


126

y con sus hojas de campanas

enfiladas bajo el azul,

mis lindas plantas son hermanas

de San Vicente de Paúl.

El cigarro es el diamantino

símil del hombre y su destino:

se enciende en la llama bermeja,

arde, da el humo que semeja

el sueño que no se realiza;

se consume enseguida, y deja

su vestidura de ceniza.

Se miran entonces los sabios

en actitud de complacencia;

y, luminosa, de sus labios

brota la unánime sentencia.

al que es del Trópico fecundo

riqueza, ornato y esplendor

y con su ser abarca el mundo

porque es el gran consolador,

le dan la cúspide suprema

en la república floral,
127

y le ciñen, con la diadema,

la roja clámide imperial56.

Siendo reafirmada la importancia del tabaco para la cultura


hispanoamericana al recrear las reuniones de fumadores entre
Simón Bolívar con sus contertulios de Bucaramanga durante su
estadía en la villa republicana por un período de setenta días en
1828. Al rememorar las prácticas decimonónicas de enrollado y
torcido de los cigarros en las piernas de los fumadores a la par
de discutirse los asuntos de Estado, el poeta afirmaba:
Pasó el mazo de tabaco

de Girón, de silla en silla,

para torcer en la pierna

cada quién, a su medida...

Y la china mandadera

les fue pasando en seguida

el braserillo de plata

con brasas de la cocina.

—Ah! qué bien huele el tabaco!

—Y qué fragancia exquisita

la de las hojas maduras

con alta sabiduría.

56
Ibíd. P. 116-118 (Disputa de la Botánica, II)
128

No fuma el Libertador,

mas las azules espiras

se asemejan a sus sueños

de geométricas teorías,

y le recuerdan la carga

de Boyacá, en cuya lidia

surgió la Nueva Granada,

que con su tierra nativa

restaurada en Carabobo,

oy como el humo declina

y se va desvaneciendo

en fúnebres agonías.

—Qué nuevas trae el correo?

—La Convención anarquiza

las conciencias, y la patria

va paso a paso a la ruina57.

Finalmente, el autor centra su atención en el papel de las


cigarreras del siglo XX al recrear con el poema “Seguidillas del
humo” la atracción romántica que generaban esas mujeres
liberadas e independientes, así como sus mágicos secretos y

57
Ibíd. P. 123 – 124 (El braserillo de plata)
129

talentos para hacer los cigarros finos y extrafinos más


importantes del país. Preocupado por enaltecer la figura de la
mujer cigarrera en nombre del amor Aurelio Martínez Mutis
resaltaba:
Tres docenas de amores tuvo Consuelo.

Juan se casa con ella rendido y ciego:

declara el novio que es justamente

el cabo lo más sabroso.

El "prestar la candela" no es buena lógica;

quienes la necesiten váyanse a Europa:

por toneladas allá sin dar fiadores

se la regalan...

Que no vuelve a casarse dice Rosario,

porque ella es ya tan solo "papel quemado";

¡vayan ustedes a fiarse de las viudas y sus papeles!

Un dolor, cigarrera, me está matando:

que el cigarro que fumo se está acabando.

Para otro día te invito a que fumemos en compañía.

No permitas colillas y menos colas

cuando salgan los puros de las vitolas;

pues se irá el charro y a tí te queda el fuego

y a él el cigarro...
130

Frágil copo el cigarro pronto se vuelve

porque la vida es humo que se disuelve.

Todo va al viento, todo... menos tus gracias

y mi tormento.

En corridas de toros como en las fábricas

hay capas y capotes y hay hembras majas.

Pero se advierte que allá sacan las tripas

y aquí las meten58.

El poeta, cronista y periodista piedecuestano Vicente Arenas


Mantilla amplió esas descripciones sobre el ser y el hacer de las
mujeres cigarreras, especialmente su espíritu franco,
independiente y sociable, al publicar en 1960 el “Romance de
las Cigarreras” en el cual exalta a la última generación de
mujeres especialistas residentes en el barrio obrero de la
Cabecera del Llano (hoy San Rafael, Hoyo Chiquito,
Villanueva) quienes desde niñas y hasta su muerte por
enfermedades respiratorias o nutricionales enrollaban, torcían y
empacaban cigarros finos en las últimas fábricas de cigarros de
Piedecuesta en San Antonio y Hoyo Grande. Previo
reconocimiento y diferenciación con las “chicoteras” en la
crónica de igual nombre, una vez más cuestiona las presiones y
persecuciones estatales contra los cigarreros, así como revelaba
detalles de las variedades de vitolas que para entonces se
producían. Sobre esas “abejas” de la pequeña industria cigarrera
piedecuestana, especialmente las obreras de “La Antioqueña”,
expresaba el poeta en su romance:

58
Ibíd. P. 147 – 148 (Seguidillas del humo)
131

ROMANCE DE LAS CIGARRERAS

Es lunes por la mañana;

a paso largo y seguido,

con garbosos movimientos

cuatro pies a un mismo ritmo

de marcha, van adelante

por otros cuatro seguidos,

calzando blanca alpargata

atada con galón fino.

Son preciosas cigarreras

de mi Piedecuesta antiguo

que van de "La Sucursal"

todos los días con cariño,

hacia la fábrica grande

armadas de su cuchillo,

su cajita de almidón

y de la mano su niño.

La una es Julia la pecosa,

la otra es Fabiola Patino,

la de verde es Rosa Vargas,

Zoila Ruiz, la de amarillo;


132

y las cuatro de adelante,

de andar tan airoso y fino,

son Luz y Amparo Monsalve,

y Beatriz y Leonor Pinto.

Cuando pasan por la plaza,

el viento alegre y ladino

que en torbellinos avanza,

azota su cuerpo tímido,

y hace tremolar los pliegues

de encaje de su corpiño.

Su falda de oían brillante

ellas oprimen con tino,

pues temen que las levante

el viento en su torbellino.

—Adiós lindas, grita un chato.

—Me llevan? . . . dice Gabino.

—Claro que sí. . ., pero luego,

responde la de amarillo:

porque si nos demoramos,

el patrón que es condenillo,

nos espunta en la tarea


133

y adiós el pan del domingo.

Las Vargas hacían pepitos,

elegantes, las Urquijo,

regalías hacían las Torres,

y viuditas las Murillo.

Amarraban las Mendoza,

y empacaban los Chorizos,

los más viejos cigarreros

de mi Piedecuesta antiguo.

Un tal Luis, las vigilaba,

y era rollera la Suca;

picaba Juan el tabaco

y recogía la basura;

y charlaba como un loro

la tal Candelaria Cuca.

Enjambre de obreras lánguidas,

de la industria de mi tierra;

abejas que en su labor salud y

hermosura entierran,

clavadas sobre el mesón

donde la muerte les llega,


134

cuando les falla el pulmón

o la anemia las entrega.

Cigarreras laboriosas,

cuan grandiosa es la obra vuestra,

en pro de una rica industria

que no escucha vuestras quejas;

que sabe de tus angustias

pero que no las remedia,

porque hay corazones duros

y almas que son como piedras.

Obreritas de mi villa,

unas blancas y otras negras;

casadas, solteras, viudas,

espigadas y pequeñas,

parlanchínas, cantadoras,

ojiazules y hasta tuertas...

Yo ví un día rodar tu llanto,

tu llanto amargo y sincero;

y supe de tu quebranto,

cuando entre flores y cantos,

llevaste hasta el camposanto


135

a Margarita Forero59.

A fin con la reivindicación folclórica y las crónicas simbólicas


sobre Piedecuesta por parte de Vicente Arenas Mantilla, en la
segunda mitad del siglo XX el reconocimiento de las cigarreras
como artesanas y trabajadoras populares fue exaltado por el
poeta, novelista e historista Germán Valenzuela, conocido al
igual que su periódico como “Picapica”, al rememorar el
devenir de su barrio natal La Feria (o “La Pesa”) con los
siguientes versos:
Era el barrio un paisaje macondiano,
donde el “diestro” se hacía en las calles,

El oficio aristocrático de las mujeres:


combar tabacos,
los hombres ser rolleros y los chicos
descalzos y en el suelo despallibar la hoja.
¡Qué vida! ¡Qué destino! los envolvía la congoja 60.
El simbolismo social, cultural y económico que representaba la
manufactura de cigarros llegó a ser de tales proporciones que las
familias de las cigarreras más devotas aseguraban haber sido
testigos de la revelación de la virgen María en hojas de tabaco,
transformando las casas de sus humildes fabriquines en lugares

59
ARENAS MANTILLA, Vicente. Crónicas y romances. Bucaramanga:
Imp. Departamental, 1941. P. 442
60
PILARICA, Plinio [Seudónimo de Germán Valenzuela]. En la feria, nació
Piedecuesta. En: Vanguardia Liberal: Dominical. Bucaramanga. 29, sep,
1991. P. 3
136

de peregrinación y culto colectivo de los creyentes y feligreses


católicos de los barrios más populares. En el caso de
Piedecuesta, al decaído culto de la virgen de Monguí se sumó
durante la segunda mitad del siglo XX la divulgación de varias
de esas revelaciones. Siendo una de las más divulgadas la
aparición y culto a la Virgen de "Las Angustias" en el barrio
Hoyo Grande.
De acuerdo a la crónica relatada por Luis Enrique Figueroa,
“Juan de la Fuente” divulgó en su obra sobre el folclor
santandereano esa naciente advocación de Santa María virgen
como patrona de los cigarreros piedecuestanos en la década de
los años sesenta de la siguiente manera:
… la Virgen de "Las Angustias", que dizque se "reveló"
en una tabla de esas en que hacen los tabacos las
cigarreras y la cual es objeto do veneración en una
casita que existe en la loma de "Alto Viento", sector de
"Hoyo Grande" (naturalmente en ese sector que es el de
los fabriquines de tabaco), de propiedad del nonagena-
rio don Lorenzo Gutiérrez, quien me refirió que cuando
su esposa María de la Cruz Cancino había muerto, la
imagen de esa Virgencita ya se había "revelado", de ello
hace ya quince años. La verdad es que se trata de un óleo
antiguo realizado sobre una tabla. Y bueno. Allí van las
gentes piadosas a venerar y a rezarle a la imagen que es
patrono de las cigarreras, quienes la visitan
invariablemente los lunes y martes de coda semana61.

61
FUENTE, Juan de la. Op. cit. P. 146.
137

11.6 LAS CIGARRERAS62


A las limitaciones fiscales, comerciales y laborales para la
producción de cigarros de primera calidad en Piedecuesta se
aunó desde mediados del siglo XX el desestímulo al consumo
interno propiciado por los altos precios de venta a cambio de
baja calidad en los materiales y pocas dimensiones en su
longitud, volumen y peso. Con lo cual, resultaba más rentable
para los sectores populares el consumo de cigarrillos comunes o
de los abundantes y comunes tabacos hechos con materiales y
técnicas de manufactura de tercera calidad (“chicotes”) a través
de vitolas conocidas popularmente como romo (más largo,
voluminosos y pesado), reina (romos cortos), panetela (cigarro
intermedio entre el romo y la calilla), calillón (calilla largo y
gruesa) y calilla (cigarro de tabaco con la longitud, volumen y
62
Para corroborar las continuidades, rupturas y fluctuaciones de la
producción de cigarros en Piedecuesta hasta mediados del siglo XX, así
como las condiciones de vida de las mujeres cigarreras y la identidad
socioeconómica y político-cultural que tienen esas trabajadoras para con el
Municipio fueron visitadas y entrevistadas en profundidad las diez cigarreras
más destacadas y representativas del gremio cigarrero a partir de las
recomendaciones de los empresarios y empresarias más importantes del
sector tabacalero. Para ello se consideraron además factores explícitos de
identidad y reconocimiento colectivo como fueron: la procedencia familiar o
social como cigarreras, los años de dedicación al oficio artesanal, el
emprendimiento laboral o empresarial alcanzado, los reconocimientos
públicos por su labor, y el liderazgo en campañas de defensa, bienestar o
mejoramiento de las condiciones de vida de las cigarreras piedecuestanas.

Las características de esas mujeres como muestra representativa y simbólica


del Patrimonio Cultural Intangible de la producción artesanal de tabacos en
la municipalidad son resumidas en el siguiente capítulo por medio de las
Historias de Vida narradas desde su perspectiva como cigarreras y
empresarias de los cigarros (corrientes y puros) elaborados en Piedecuesta.
138

peso de un cigarrillo).
Desde entonces, la demanda y consumo de cigarros de primera
calidad (puros tipo “Premium” de alta calidad) producidos en
Colombia fue mínima o nula al dominar ese costoso y exclusivo
mercado las cigarrerías de Cuba, Centroamérica y algunos
países de África y Asia. Con lo cual, la participación de las
cigarrerías tradicionales santandereanas más afamadas debieron
reducir su producción al segundo segmento de calidad de los
puros denominada “Mass Market” con marcas tradicionales que
a bajos precios imitan en materiales, empaques y vitolas los
habanos. Siendo sus principales consumidores las altas clases
sociales de las regiones industriales fronterizas, y en el caso de
Colombia, la región cafetera del viejo Caldas.
Las demás fábricas cigarreras que incursionaron en el mercado
de puros, especialmente aquellos administradores y cigarreras
que habían trabajado para las grandes fábricas de la primera
mitad del siglo XX, se centraron en la producción del tercer
segmento de los puros denominados “Little Cigars” o puros
pequeños, que hasta la fecha son producidos para el consumo
local, como regalos y “souvenirs” llevados desde Piedecuesta a
los fumadores y coleccionistas de otras regiones del país, o
como producto artesanal comprado por nacionales y extranjeros
al valorar la estética de los empaques, la refinación de las capas
y el curado aromatizado de las picaduras.
Mientras que las fábricas cigarreras de “chicotes” pasaron de
medio centenar a un millar de “fabriquines”, muchas de ellas
con sus propias marcas para el comercio de sus tabacos
tradicionales y rústicos en los mercados provinciales y
departamentales más cercanos, las fábricas tradicionales de
“puros” conservaron sus procesos técnicos de maduración y
139

producción de los tabacos no menores a tres años, expandieron


sus mercados a los centros urbanos más grandes del país, así
como a los países andinos fronterizos.
Siendo reconocidas por el Ministerio de Agricultura hasta 2005
como las empresas y marcas más tradicionales de cigarros finos
y corrientes de Santander a: Cigarros Puyana (Bucaramanga y
Piedecuesta), Cigarros Duque E.U (Bucaramanga), Compañía
Cigarrera Monseñor Ltda. (San Gil), Cigarros Santa Lucía
(Piedecuesta) Fábrica de Cigarros La Universal (Piedecuesta),
Cigarros Gamos (Piedecuesta), Cigarros Comandantes
(Piedecuesta) y Cigarros Centauro (Piedecuesta). Con lo cual,
las fábricas de Tabaco más importantes de puros no sólo estaban
en Piedecuesta pues el 68% de la producción de todo los
cigarros de Santander se concentraban allí mismo, seguida por
Bucaramanga (20%) y Girón (10%).
Así Piedecuesta dejó de ser la capital de la panela y la leche para
constituirse plenamente en el principal centro manufacturero de
cigarros de todo el nororiente colombiano. A los nombres de las
fábricas y marcas cigarreras expuestas se suman otros como
Cigarros Roa, Cigarros la Península, Cigarros el Vigilante,
Cigarros Miranda, Cigarros La Vallenata, Cigarros Legítimos,
Cigarros 3 Coronas” (1956-1980), Cigarros Humo Seda,
Cigarros Picasso y Cigarros Gamos.
Si bien durante la década de los noventa el contrabando, el
incremento de los aranceles para la importación de tabacos para
cigarros finos hasta en 15%, la revaluación del peso y la
pretensión del Gobierno nacional en imponer nuevos
gravámenes tributarios al tabaco (1996, 2000), etc., influyeron
negativamente en la recesión y la falta de inversión en el sector
cigarrero, en Piedecuesta, por el contrario se redinamizó la
140

producción de puros piedecuestanos con la creación de nuevas


empresas cigarreras lideradas por los dueños de fabriquines de
cigarros corrientes (“chicotes”) acorde con su interés de mejorar
la producción y calidad de los productos tabacaleros para
expandirse a mercados más rentables. Ejemplo de esos procesos
de emprendimiento el establecimiento y consolidación de
nuevas fábricas de puros reconocidas comercialmente e
impulsadas territorialmente como microempresas por entidades
como la Cámara de Comercio de Bucaramanga a través de
proyectos como el denominado "Desarrollo de una estrategia de
comercialización para las microempresas productoras de puros
del Área Metropolitana de Bucaramanga" (2008).
Las fábricas beneficiadas por esos procesos de mejoramiento y
competitividad exportadora fueron marcas tradicionales y
reconocidas como Cigarros Santa Lucía, Cigarros Roa y
Cigarros Puyana, así como marcas y fábricas emergentes como
Cigarros Corona Real, Cigarros Guane de Oro, Cigarros
Chicamocha y Cigarros Caney. Si bien la pionera y reconocida
fábrica Cigarros Gamos se mantuvo al margen de ese proceso al
ser explícitos los intereses particulares de cada uno de los
participantes, los propietarios, representantes, empleados y
operarios que participaron del proceso además de aprender a
producir, contratar y negociar en el mercado internacional
también recibieron capacitación para su desarrollo en
competencias gerenciales, productivas, de asistencia técnica,
logística y capacitación a los miembros de sus organizaciones
empresariales.
Incluso esas siete fábricas se agremiaron como productores de
cigarros finos y extrafinos a través de la sociedad de acciones
simplificadas denominada “Casatabaco Grupo empresarial
Tabacalero S.A.S”, representada por Gabriel Pico Gutiérrez,
141

ubicada en la fábrica de cigarros Chicamocha de Leonidas


Castro en Piedecuesta (Cra. 7 5-49), registrada ante la Cámara
de Comercio de Bucaramanga el 16 de febrero de 2010, y cuyo
fin es la producción de productos derivados del tabaco,
especialmente puros con fines de exportación a Estados Unidos
y Europa.
Desde el año 2000, los empresarios y trabajadores de los
fabriquines de cigarros corrientes, conocidos tradicional y
despectivamente como “chicoteros”, se habían organizado,
asociado y gestionado ante las autoridades municipales procesos
de capacitación como torcedores y empresarios de cigarros
puros apelando a sus conocimientos y habilidades en la
elaboración de los cigarros corrientes (“chicotes”). Para ello
contaron con instructores del SENA escogidos entre los
cigarreros retirados de las empresas tradicionales más afamadas,
especialmente de cigarros Puyana y cigarros Gamos, como fue
el caso de Luis Aurelio Vega, aunado a las capacitaciones
realizadas por expertos traídos directamente desde Cuba y
República Dominicana como fue el caso de Arsenio Ramos.
Ese proceso fue a su vez materializado y simbolizado con la
creación y establecimiento del “Centro de Capacitación y
Desarrollo Empresarial Tabacalero”, a cargo de la Asociación
de trabajadores artesanales de cigarros de Piedecuesta
(Asotracig), para lo cual fue construido y entregado en
comodato un espacioso edificio de grandes salones sobre las
ruinas del antiguo coliseo de ferias y matadero municipal en el
Barrio La Feria (o la “Pesa”). Así mismo se procuró el
mejoramiento en la calidad de la materias primas empleadas
para la producción de cigarros al llevarse a cabo programas de
capacitación y proyectos de innovación agroindustrial como fue
el caso del proyecto “Desarrollo tecnológico de la Cadena
142

Productiva del Tabaco para la fabricación de puros”, promovido


por Corpoica, la Cámara de Comercio de Bucaramanga,
Fedetabaco, la Corporación Colombia Internacional, el Sena,
COLCIENCIAS y los industriales piedecuestanos al fomentarse
la tecnología productiva cubana denominada “tapado”,
consistente en cultivar el tabaco “premium” a la sombra, con la
ayuda de sombríos hechos con tela de poliéster y con el fin de
alcanzar un desarrollo foliar mayor.
Las vivencias y el protagonismo de las mujeres cigarreras
durante ese medio siglo de cambios e innovaciones permiten
reconocer las dinámicas y los aportes de muchas de ellas a la
construcción de la y a la reafirmación de la piedecuestaneidad.
Identidad profesional. Las cigarreras de Piedecuesta con
mayor número de años y experticia han optado por dejar de
trabajar aunque la mayoría no cuentan con una renta ni
reconocimiento pensionario, otras se han constituido en
empresarias con sus propios fabriquines o fábricas de tabacos, y
muy pocas han asumido el rol de maestras artesanas al interior
de la decena de fábricas cigarreras preservadas o establecidas en
Piedecuesta hasta mediados del 2011 con fines de exportación.
Sin embargo, la mayoría de ellas reconocen que su escuela de
formación fueron las fábricas cigarreras más importantes de
mediados del siglo XX como eran la Cucuteña, la Antioqueña y
las Fábricas Unidas. Así mismo coinciden en que las últimas
grandes fábricas y escuelas para el aprendizaje y el trabajo
industrial de los tradicionales cigarros finos que caracterizaron a
Piedecuesta fueron las creadas y preservadas por Antonio Leal y
Marcos Carreño (La Marina).
Una de esas mujeres anónimas para la mayoría de
piedecuestanos pero reconocida a nivel nacional al ser divulgada
143

una crónica periodística sobre su vida en el diario capitalino “El


Espectador” (Octubre 5 de 2008), tanto en sus soportes en papel
como digital, es Nelly Carrillo Delgado. Siendo presentada
como una experta y dedicada cigarrera residente en el barrio San
Antonio, para lo cual fue sugerido su nombre y persona por
parte de Antonio Delgado Gómez, su sobrino y copropietario de
la fábrica de cigarros “Comandante”, los medios de
comunicación nacionales realzaron su condición como mujer
representativa de las cigarreras piedecuestanas quienes después
de 75 años de vida podían continuar realizando con destreza y
abundancia la labor aprendida desde niñas.
Al relatar su proceso de formación y dedicación como cigarrera
resumió la vida típica de las cigarreras piedecuestanas de
mediados del siglo XX quienes como jóvenes, mujeres, esposas,
madres y ancianas no dejaron un solo día de sus vidas laborales
en desempeñarse en el oficio aprendido y ejercido por décadas.
A través de su relato se rememora el proceso de aprendizaje,
contratación, independencia y retiro de cada una de las
cigarreras de las fábricas de tabacos finos (primera clase) que al
aumentar sus años y disminuir sus capacidades optaban por
trabajar para las fábricas de tabacos regulares (segunda), y
finalmente, se independizaban al crear sus propios fabriquines
para la elaboración de tabacos ordinarios o corrientes (tercera).
Desde la comodidad de su hogar recordaba:
Yo aprendí el oficio de los tabacos en la Cucuteña. En
ese entonces era por la sexta acá al frente [de la casa de
menores] eso ya acabaron y lo volvieron fue local. Yo
empecé de cajera, a espalar capote, a alargar rollos. Yo
aprendí a hacer rollos… Yo aprendí a torcer ahí en la
Cucuteña. Ahí duré siempre tiempito trabajando,
torciendo tabaco. Yo hacía hasta mil.
144

Después me retiré, ya no me acuerdo por qué fue. La


cosa fue que de ahí salí a la fábrica Noel que era de don
José Correa a torcer calilla, pero ya entonces exigían
tarea. Tenía que hacer 1400 diarios, pero eran los 1400, y
yo pues solo alcance a hacer diarios 1300 un día, otro
1400, y eso… aunque ese trabajo le rinde a uno, pero no
sé, no fui capaz, no tuve sino un mes.
Después trabajé donde José Rey, allá pues también duré,
después me vine pa’ donde don Marcos Carreño. Ahí no
exigían tarea a día sino la que uno hiciera. Ahí ya trabajé
y me casé con mi esposo.
Yo de ahí salí, yo trabajaba en la casa hasta inclusive
trabajé y tuve obreras. Pero resulta que las personas
piensan que porque uno ha trabajado ya y porque uno los
busca pa’ que trabajen, entonces se la quieren velar a uno
porque uno ha sido obrera, porque uno exige que el
trabajo quede bien entonces o porque no les gusta así.
Entonces ese es el problema de la gente, y dicen, esa
vieja no fue chicotera. Pues sí: uno fue chicotera también
y uno elaboraba pero a uno le exigían la elaboración del
tabaco que quedara bien hecho, que no quedara con
rotos, que no quedara volando, que bueno, eso siempre
tiene su exigencia.
Y pues, desde entonces yo dije: ¡no yo no tengo porque
que la gente me la velen a mí, porque yo les decía que no
los quería que les quedaran volados, que no quedaran
rotos!. Resulta entonces que quede yo sola, trabajé unos
días sola, pero entonces yo sola tampoco hacía nada.
Entonces yo acabé todo y vendí la máquina de hacer
rollos.
145

Acabé con todo y me puse a torcer por fuera pero


tampoco me amañé mucho por que daban las libras de
capa bien pesadas. Llevaba libra y media para torcer un
mil de tabacos que era grueso y por más que yo picaba
finito y por más que yo después lo escogiera, y todo, yo
dije: ¡no, no hago sino chinos!. Me cansé entonces y no
volví a trabajar [desde 1991]63.
El relato de Nelly Carrillo permite reconocer a su vez dos
conductas laborales que aún persisten en la elaboración de
cigarros en Piedecuesta: la disciplina de las fábricas de cigarros
finos o regulares con fines industriales y las relaciones sociales
de confianza y amistad al interior de los fabriquines de cigarros
ordinarios o corrientes. Respecto a la disciplina de las grandes y
afamadas fábricas, Nelly Carrillo rememoraba a su vez cómo
eran las condiciones laborales de una de las últimas fábricas de
cigarros de tabaco fino de Piedecuesta, heredera de las
tradiciones de la edad de oro de los cigarros santandereanos de
la primera mitad del siglo XX al expresar:
Cuando trabajé en la Cucuteña allá había mucha
disciplina. Uno tenía que sentarse bien, don Agustín
[Ríos] era un señor muy fregado, tenía uno que sentarse
así bien sentado, bien acomodado, no podía sentarse uno
de medio lado, era bien sentado, que la capa estuviese
bien arreglada, que aquí los rollos, que el cortador, que
cada uno limpie, no botar recorte al suelo, y si lo botaba
cuando me paraba recogerlo y echarlo al cajón. Entonces
todas esas cositas así eran muy exigentes. Pero habían
obreras que no cogían nada reparaban encima y con el

63
CARRILLO DELGADO, Nelly. Cigarrera retirada del barrio San Antonio.
Piedecuesta: (Entrevista en audiograbación), 24 de junio de 2011.
146

mismo recorte limpiaban: muy desordenadas, y por una


pagábamos todas. Nos llamaba la atención a todas, no
decía fulana, no, era para todas. Entonces yo siempre me
acostumbré al trabajo legal, cumplí con el oficio, aseada,
no hacía el reguero, limpiaba el mesón que los tabacos
no fueran con picaduras, ponerlos en el aparato de una
vez para amarrarlos, porque se amarraban de a 50.
Entonces yo ponía el aparato ahí, y limpiaba, a lo que
amarraba limpiaba, y limpiaba pa’ cuando llegará el
patrón a revisar que estuviera el puesto limpio. Usted
sabe que pasa como en la cocina: está uno limpie y
limpie y no se ve. No bregaba por desordenada, eso si yo
era ordenada pa’ mi trabajo, me preocupaba mucho por
ser ordenada y por hacerlo bien.
El patrón a veces llegaba y se sentaba y le decía a uno
coja la capa así, y le decía esto se quita así y con cuidado
le quitaba la vena, le quitaba la capa, cogía un rollo lo
torcía mire así es que se hace… nos enseñaba, era una
persona fregada pero él nos enseñaba a la gente a que
fuera ordenada y a que el oficio quedara bien hecho.
…En ese entonces se hacía tabaco fino y siempre
buscaban las personas que lo hicieran más bonito, no
había mucha gente porque exigían que el tabaco fuera
bien hechicito64.
Justa Gualdrón de Carreño, cofundadora y propietaria de la
fábrica de cigarros “Gamos” hizo su escuela de formación como
cigarrera en otra de las grandes fábricas de cigarros finos que se
establecieron en la primera mitad del siglo XX en Piedecuesta,
particularmente en la Fábrica “La Antioqueña”, ubicada en la
64
Ibíd.
147

esquina suroccidental del parque principal, continuando su labor


en las “Fábricas Unidas” que si bien habían nacido en
Piedecuesta fueron trasladadas a Bucaramanga a mediados de
siglo como consecuencia de la violencia bipartidista. Entre sus
recuerdos sobre los primeros años de aprendizaje al lado de su
madre (Rosalbina Pimiento Sánchez) y su hermana en la
Antioqueña y luego como obrera experta de las Fábricas Unidas
también al lado de su hermana y de su madre, Justa Gualdrón
rememoraba que:
Una hermana mía hacia un tabaco que se llamaba
“Bucarica” con capa cubana de excelente calidad. Solo
cuatro de las cien operarias que tenía esa empresa lo
elaboraban cuando había el pedido. Una de esas cuatro
era una hermana mía: ¡imagínese!. Yo contaba con ocho
años, me iba y le decía que me dejara la tercera ronda:
hacerle la perillita. Yo soñaba, a mí me gustaba, yo
jugaba en la casa de niña con hoja de higuerilla a hacer
cigarros. Las soasaba y me ponía hacer paqueticos no
por lo que uno ve sino porque me gustaba. A mí me
gustaba eso y jugaba con todo esas cosas del tabaco.
… Del año 48 para acá, tenía que hacer uno una escuela:
espalar una hoja y ordenarla bien desde los ocho años.
Eran empresas grandes las que había en Piedecuesta, yo
creo unas treinta. Había que hacer la escuela: aprender a
espalar, había que ayudar a una señora que se llamaba
doña Rubiela que tenía un grupo de cuatro operarias.
Ella tenía que hacerles rollos para que ellas los
elaboraran, pero había que prensarlos y cajearlos. Eso
era lleve cajas, recoja cajas para que cada torcedora
prense. Uno de niño tenía que ayudar pues mi mamá era
cabeza de familia, entonces teníamos que ayudarle a
148

trabajar y ya con eso pues tenía para ayudarnos a la


escuela, nos compraba los libros y todas esas cosas.
Hacia los 11 años seguía uno mirando como hacían los
cigarros y entonces ya uno salía a torcedora. Ya sabía lo
que hacía la torcedora, uno se animaba y aprendía a
elaborar un trabajo corriente, sabía cómo se mojaba una
hoja de tabaco, qué era picadura, qué era capote, cuáles
eran las calidades, los colores y todo lo demás
…A la edad de nueve años me fui para Bucaramanga
porque se fue mi mamá… y a la edad de 19-20 años
volví a Piedecuesta [1959]. Entonces ya había otro
cambio: habían más fabriquines. Las fábricas que uno
conoció que eran fabriquines ahora eran tres o cuatro
empresas que le daban a usted tabacos para hacer en la
casa. La única empresa grande que figuraba era la de
Marcos Carreño. Él tenía y mantenía unas cincuenta
sesenta operarias para hacer un tabaco corriente, tipo
romo y tipo panetela, tenía empaque y tenía mucha
gente trabajando. Desde entonces se fue transformando
todo en fabriquines y fabriquines. Quien sería mi esposo
era el administrador de esa fábrica de Marcos Carreño,
se llamaba La Marina, y ahí nos conocimos con él.
… Cuando yo empecé a trabajar en fábricas en
Bucaramanga, en las Unidas que se la habían llevado
para Bucaramanga, yo llegué como ayudante de mi
mamá. Ahí ya me decía el dueño: ¡venga, venga que
usted ya sabe!. Eso parecía una escuela [de niños
aprendices] esa fábrica porque entonces no había manera
149

de estudiar y los papás no se afanaban como ahora.


Antes era “trabajar, trabajar y trabajar”65.

Al igual que el régimen laboral aprendido por Nelly Carrillo en


La Cucuteña al adoptarlo a su fabriquín de cigarros corrientes, la
disciplina aprendida por Justa Gualdrón en las fábricas de
cigarros de mediados del siglo XX se ha constituido en el
modelo de conducta a seguir en su propia fábrica hasta inicios
del siglo XXI. Prácticas de orden, respeto, pulcritud y
responsabilidad productiva caracterizadas por:
Yo empecé de niña, con una primaria escasa y hacía
tabaquitos. Yo empecé en fábricas con orden, con
horario, había disciplina. Inclusive no dejaban entran
menores de edad, no los dejaban entrar, pero yo me
volaba. Entraba con ese deseo de ayudarle a mi mamá y
como los directores me veían que era juiciosita, ahí
empecé, y desde entonces fue para adelante, a trabajar.
Hoy aquí en fábricas “Gamos” la disciplina es más o
menos que las operarias hagan su tarea. Que no fumen.
También nos tocó limitarles los celulares porque
hablaban mucho. La disciplina es porque tenemos gente
correcta. Inclusive ha venido gente de Bucaramanga a
trabajar acá. Es un corre - corre pero se amañan y
trabajamos. Los hombres son correctos en el empaque
porque trabajan a tarea, y el que trabaja a tarea sabe que
tiene que rendir. Yo estoy contenta con el aseo, que

65
GUALDRÓN DE CARREÑO, Justa. Cigarrera propietaria de fábrica de
cigarros finos del barrio Hoyo Chiquito. Piedecuesta: (Entrevista en
audiograbación), 23 de junio de 2011.
150

tengamos esto limpio. Tantas cosas que quisiera que la


empresa tuviera demás… Doy muchas gracias a Dios.
…Por las capas tan costosas, en Cuba, por ejemplo, una
obrera no puede llevar anillos, perfumes, porque cada
hoja se le dan contada y allá tienen que pagarlas… Eso
es disciplina. Aquí no, se perdió y tal….
Por la disciplina, no soy tan bien vista porque dicen que
¡si molesta!. …Yo siento que he querido enseñar a
muchas mujeres. Por ejemplo, cómo se hace un tabaco,
cómo se hace una perilla, empezando cómo se moja la
hoja, cómo se debe sentar, cómo deben manejarse.
Todas esas cositas. Y recuerdo que todos los fines de
año, cuando salen a sus vacaciones, se hace una fiesta
grande... Y a todas las quiero66.
Nelly Carrillo con su fabriquín de “chicotes” en San Antonio y
Justa Gualdrón con su fábrica de “puros” en hoyo chiquito
coinciden a su vez con Mercedes Urrea, propietaria de la fábrica
Noel y productora de la afamada marca “Puyana” en “Hoyo
Grande”, en la necesidad de asegurar el éxito de la producción
por medio de una cigarrera experta en la elaboración de cigarros
y experimentada en la administración de personal y el
entrenamiento de los operarios acorde con las prácticas que
acostumbraban las fábricas de la primera mitad del siglo XX. De
allí que las tres insistan en que sólo a través de la disciplina
impartida en cada una de sus empresas fue como lograron
capacitar y asegurar el reconocimiento y la demanda comercial
de sus productos y marcas.

66
Ibíd.
151

Mercedes Urrea, es una piedecuestana quien conoció en El


Socorro al empresario zapatoca Don José del Carmen Correa
Garza, quien ya trabajaba en la producción y comercialización
de cigarros. Fruto de esa relación laboral se constituyó una
familia de hecho de la cual nacieron doce hijos, José Correa se
separó de su primera familia y sentó sus raíces en Piedecuesta
desde 1952 al establecer e iniciar la producción de cigarros finos
y corrientes con la fábrica Noel. El éxito comercial y la
expansión regional de su negocio, al punto de comprar la
legendaria fábrica de cigarros “Puyana”, se basó en la división
de roles al dedicarse José Correa a la comercialización directa
de los cigarros en otros departamentos y países mientras
Mercedes Urrea se encargaba de la compra de materias primas,
la supervisión en la elaboración de los cigarros, el control de
calidad de las vitolas y empaques, así como el embalaje y los
envío contra reloj que debía hacer a su esposo, en la medida que
hacía las solicitudes de producto a través del teléfono o vía
telegrama.
Con la muerte de José Correa en 1995, esa división de roles y
funciones productivas fue continuada en la fábrica de
Piedecuesta por su hijo Elías Correa al encargarse de la
distribución y comercialización mientras Mercedes Urrea aún
continúa de forma incansable, cada día laboral, supervisando y
orientando cada etapa de la producción al interior de la fábrica,
así como evaluando los cigarros traídos desde diferentes
fabriquines del área metropolitana al considerarlo una terapia
ocupacional necesaria para sentirse útil para garantizar la
continuidad de la empresa y el nombre de marca que ayudó a
posicionar. Esa incansable experiencia como cigarrera que se
ha constituido en maestra artesana y supervisora productiva de
una de las fábricas y marcas más emblemáticas de Piedecuesta
es rememorada de la siguiente manera:
152

Él salía a viajar. Eso sí duraba quince días viajando, y


allá me ponía telegramas, porque cuando eso eran
telegramas. “Alísteme tantas cajas pa’ fulano y mándelos
pa’ tal parte”. Y corra y empaque, corra pa’ allá y corra
pa’ acá y, supervise la elaboración. A quien se veía
desocupado le decía “vaya haga tal cosa”. Así ha sido mi
meta desde que yo empecé el trabajo y dio rendimiento,
rendíamos mucho.
Cuando compramos la fábrica a los Puyana, José se fue
para allá [Bucaramanga] y yo me quede acá
[Piedecuesta]. No descuidábamos el trabajo,
supervisando que esté bien tal cosa, que este bien tal
otra, que estén bien los tabacos, que no vayan a tener
rotos el tabaco, que no vaya estar mal… y de todas
maneras ese es el control que yo tengo.
A mí me dio muy duro la muerte de él porque salía a
vender. Yo después de que él murió no trabajé. Digamos
que yo despaché tres meses y eso me tomaban el pelo pa’
mandarme la plata, entonces eso ya no funcionaba así,
sobre todo se necesitaba salir a viajar, a visitar los
clientes. Preguntarles: “¿usted que necesita?. Yo podía
hacerlo pero entonces ¿quién me atendía la fábrica?. Yo
seguí atendiendo la fábrica en la carrera 6 entre octava y
novena [actual centro comercial La Molienda –
Coomultrasan], ahí se nos quemó todo pero volvimos y
nos levantamos aquí en la carrera sexta entre doce y
trece.
Como yo era la que atendía la fábrica entonces
autorizaba a que a las señoras de los fabriquines que
hacían nuestras vitolas se les diera fiados los materiales y
153

los pagaran cuando traían los tabacos. Entonces figúrese


usted, yo tenía 40 fabriquines en ese momento. A mí me
tocaba “compras”, llegaba una señora con un cajón y
tenía que vigilar que no me lo fuera a poner allá al pie
de los otros que habían sobrado de la semana anterior, y
todo ese control. Mire, yo era pilas, porque me la
hicieron una vez me acomodaron un cajón y lo apegaron
a la tarea que iban a entregar como cajones de ellas.
Al recibir los tabacos yo estoy mirando eso de quién es,
quién está echando, porque cada una tiene que tener su
nombre en el paquete que manda.
Además de que estén bien hechos, también les reviso que
las tres partes del tabaco ardan bien, porque son tres: la
picadura, el capote y la capa. También la supervisión del
tabaco necesita que esté al tanto de los obreros porque
hay unos que trabajan y hay otros que no.
Para que los tabacos queden bien hechos las señoras que
lo desean deben venir y aprender acá en la fábrica. Las
que dicen que ya saben hacer finos y pide que le
hagamos “compras”
viene a la fábrica y yo la pongo a torcer. Le digo:
“hágame una muestrica aquí, hágame un cincuenta,
¿cómo los hace?”. Y si veo que no sabe, le digo para
evitar enemigos: “No pues por lo pronto yo la llamo”,
porque este oficio necesita experiencia. Si uno no tiene
experiencia está perdido, porque decirles: “esto no me
sirve, esto está tan malo, esto no sé qué”, nunca se les va
154

a decir. Prefiero decirles: “yo la llamo, deme su


teléfono”67.
Identidad patronal. En los relatos obtenidos de las cigarreras
del pasado como en las observaciones y entrevistas realizadas a
las cigarreras propietarias, expertas u obreras de las principales
fábricas y fabriquines de Piedecuesta también ha sido posible
reconocer estrechos vínculos de relaciones entre los patronos y
administradores con sus trabajadores.
En el caso de las fábricas de cigarros finos, recuerda Nelly
Carrillo que sus mejores años como cigarrera los pasó en la
fábrica “La Marina“ de Marcos Carreño, administrada por su
hermano Agustín Carreño. Allí conoció a su esposo, hicieron
compadrazgo con los patronos, e incluso, estuvieron atentos al
devenir de la fábrica al cambiar de propietario. En su relato
Nelly Carrillo expresaba:
Mi marido trabajaba en esa empresa, el hermano de él
[Agustín Carreño] era don Marcos Carreño que era el
dueño de la fábrica… Yo llegué a trabajar ahí, nos
conocimos y ahí fue cuando nos casamos. Ellos fueron a
la media fiesta que hicimos, ahí que era a la vuelta por la
once, y luego tuvimos los chinos y todo eso y no sé nos
dio por buscarlo a él de padrino y pues él no dijo que no.
A mi esposo lo querían tanto porque él era el que
colaboraba con ellos, era la mano derecha del patrón.
Donde fuera el patrón lo llevaba a él porque sabían que
él lo cuidaba, que él lo llevaba, que él lo traía mejor

67
URREA DE CORREA, Mercedes. Cigarrera propietaria de fábrica de
cigarros finos del barrio Hoyo Grande. Piedecuesta: (Entrevista en
audiograbación), 30 de junio de 2011.
155

dicho todo. Entonces no había ningún problema de las


cosas porque ellos le tenían mucha confianza a él. Y
pues el compadre a mí también me tenía confianza
porque en ese entonces yo como trabajaba ahí en la
fábrica, y él era una buena persona.
Ahora es que está enfermito. No sé qué sería para él
ponerse así malo porque uno no piensa que una persona
buena trabajadora como ellos irse a poner así tan
enfermo, que él no sabe nada, no más ver y que le
larguen su comidita. Menos mal que la mujer se le metió
por el medio, lo atendió esa es la solución del compadre,
que tal que él hubiera conseguido otra mujer, que mejor
dicho. Lo hubiera dejado por ahí a mitad del camino68.
A la par de la enfermedad y muerte de los patronos de las
fábricas de cigarros de Piedecuesta también se vivió la
decadencia de la producción de tabacos de primera y segunda
calidad porque, acorde con Nelly Carrillo “… decían que los
tabacos tenían que acabarse porque los tabacos no sé qué,
porque aquí en Piedecuesta era una cosa o la otra, que un
fabriquín, que las fábricas las acabaron por el problema que el
tabaco tenía que acabarse porque era malo para la salud, porque
el tabaco no sé qué…”.
Sin embargo, los trabajadores y cigarreras de antaño seguían
trabajando fielmente para sus patronos hasta que, acorde con
Nelly Carrillo “…poco a poco fueron acabando [las fábricas]
hasta que la última fábrica que quedó fue la de don Marcos
Carreño. Después de él morirse le quedó a don Antonio Plata, y
después, como don Antonio Plata se puso mal al final se
desapareció y no se supo del patrón. Cuando mi esposo supo
68
CARRILLO DELGADO, Nelly. Op. cit.
156

del patrón era que ya lo tenían en Bucaramanga en la clínica


estaba enfermo y ya ellos se habían ido para Girón. Y en Girón
eso quedó paralizado porque las compras se acabaron, mejor
dicho eso quedo en nada”.
Esa nostalgia por los patronos de antaño, por la Piedecuesta en
la que las gentes pobres y comunes podían obtener siempre
trabajo como “chicoteros”, por las cigarreras que eran obreras
solteras e independientes que con sus salarios ayudaban de
forma suficiente a sus familias, así como el anhelo por ese
espíritu de ganancias compartidas tanto para los propietarios,
quienes invertían sus capitales, esfuerzos y tiempo para obtener
rentas que hiciesen viables sus empresas de cigarros, como para
los trabajadores al ganar de acuerdo a la calidad y cantidad
diaria de tabacos producía, son rememorados por Nelly Carrillo
al comparar las condiciones de vida de las cigarreras de su
generación con la actual situación del gremio cigarrero al
manifestar:
Hoy en día es muy rara la persona que diga: ¡Yo voy a
poner un fabriquín para darle trabajo a fulano! porque el
material hoy en día es muy caro: las capas a cien, los
capotes a sesenta mil o picaduras a sesenta o setenta,
¡hoy en día si pa’ que den trabajo, poco!. La que tiene su
trabajo trabaja porque está acostumbrada a tener su
trabajito, a tener su centavo, poco o mucho tiene pa’
coger sus centavos el día sábado. Pero pa’ que hoy en día
una persona busque gente pa’ trabajar: ¡no!, porque
dicen que el material mucho caro y que no les queda
mucho. Aunque los que tiene muchachas en fabriquín les
pagan más o menos.
157

…A una señora amiga mía que trabajó toda la vida, que


trabajó conmigo en la fábrica, le dije:
“- ¿Usted trabaja?
- ¡Si, yo trabajo!
- ¿En compras suyas?
- ¡No yo ahorita no tengo “compras”69 estoy trabajando
por fuera!
- ¿Y qué hace?
-¡Calilla!
- ¿Y a cómo la pagan?
- ¡A diez mil pesos!
-¡Ah, entonces está bien pago, porque calilla a diez mil
es bien pago, porque en ese entonces era a quinientos
pesos!”.
Yo me acuerdo que me tocaba ganar cuarenta pa’ poder
pagar arriendo, pa’ mi mamá, pa’ hacer mercado y bueno

69
Por “compras” se entiende la adquisición de tabacos de segunda o tercera
calidad de las torcedoras o de los fabriquines independientes por las grandes
fábricas empacadoras como maquilas para sus marcas previo cumplimiento
de requisitos acordados en cuanto a calidad, materiales, forma y acabados de
los cigarros a comprar. Hasta hace dos décadas la mayoría de los dueños de
las fábricas entregaban a las cigarreras o a las dueñas de los fabriquines los
materiales para elaborar sus cigarros, siendo descontados los costos de los
mismos al ser entregadas las tareas compradas. En la actualidad, los
materiales se entregan previa compra o dejando fianza del pago (al fiado),
por lo general, por un contrato verbal de mutua confianza.
158

a uno le alcanzaba la plata porque todo era barato. Hoy


en día uno coge cien mil y no le alcanza antes le hace
falta. Tiene que michicatear pa’ todo, pa’ poder tener los
tres golpes del día, así sea aguapanela y pan, porque no
alcanza70.
Acorde con esas preocupaciones de Nelly Carrillo en cuanto a la
necesidad de preservar las técnicas y tradiciones cigarreras que
se habían desarrollado en Piedecuesta sin sacrificar la calidad de
los tabacos y las vitolas piedecuestanas, y consigo, garantizando
más y mejores fuentes de trabajo para los artesanos
especializados en cigarros, la experimentada cigarrera Justa
Gualdrón con su esposo Agustín Carreño, el reconocido
administrador de la fábrica de cigarros de Marcos Carreño,
decidieron en 1973 crear la fábrica de cigarros finos y extrafinos
“Gamos”, con la cual se rescató a su vez el espíritu de los
afamados cigarros de las fábricas La Antioqueña, Fábricas
Unidas y la Cucuteña que habían dado lustre y fama a los
cigarros piedecuestanos. Cinco años después el empresario
cigarrero de Piedecuesta José Correa incursionó en el mismo
mercado al comprar los derechos comerciales, tanto en marcas
como en vitolas, de los afamados cigarros “Puyana” de
Bucaramanga.
El origen de los cigarros “Gamos” como la primera y más
antigua de las fábricas de puros finos y extrafinos existente
actualmente en Piedecuesta al incursionar en ese mercado desde
1987 con sus “Brevas” es rememorado por Justa Gualdrón de la
siguiente manera:
Yo le decía a mi esposo: ¡Ola, hagamos un tabaco que
nosotros sepamos hacer!. Empezamos con el tabaco que
70
Ibíd.
159

dice “brevas extras”, un tabaco muy bien elaborado,


lleva mucho pero no se gana tanto. Es como una pasión,
como querer uno su trabajo. Muchos han intentado acá
hacerlo pero pues vuelven al corriente porque les toca
que gastar y eso es un reto. Es una satisfacción hacer
puros y que le digan a uno: ¡están muy buenos, están
excelentes! Nos llegan correos electrónicos gratificantes.
Por ejemplo un tipo que se fue para Francia contaba que
con “brevas” había organizado un grupo musical
fumándose unas “brevas”. Todas esas cositas son muy
agradables. De aquí llevan regalos, les llevan a los
ministros.
En Piedecuesta, modestia aparte, nosotros somos los
primeros en elaborar puros. Y ello se debe a la
experiencia en La Antioqueña.
La idea de hacer los puros surge porque venía un
compadre que iba a Venezuela y le decía a mi esposo:
¡Venga compa’, allá en Venezuela hacen un tabaco
bueno, inclusive hay gente que se fue de Piedecuesta a
las grandes fábricas de allá a hacer tabaco, incluso
algunas marcas que él las trajo. Nosotros no teníamos
moldes y él traía moldes, o sea las cajas donde se ponen
los rollos a eso se le dice moldes, en Cuba le dicen
Mazos, pero aquí no tenían las medidas adecuadas.
Entonces, Agustín [Carreño], mi esposo, como era tan
curioso, pues él las sacaba y las pulía. Empezamos con
cinco moldecitos de “Brevas extras” y ahí empezamos.
Con los puros ya llevamos más de quince años, inclusive
están hechos con capas ecuatorianas importadas en
dólares porque ya en Colombia, en Santander no hay ese
160

proceso de curado para que dé el olor, para que de la


finura. Solo hay tabaco para todo el cigarro corriente71.
Identidad Productiva. La elaboración de cigarros de tabaco en
cualquiera de sus tres calidades se ha constituido desde finales
del siglo XIX en la alternativa laboral de la mayoría de la
población, a inicios del siglo XX de por lo menos el 90% de la
población urbana y a inicios del siglo XXI por lo menos del
30% de la población de los barrios más populares y céntricos de
la ciudad, cuyo número aproximado de beneficiados directos del
comercio, procesamiento y exportación de los cigarros es de
30.000 hab.
Los cigarros han permitido subsistir a las familias más humildes
e incluso transformar las expectativas productivas y laborales de
sus hijos, quienes después de cursar carreras o estudios en
educación superior, optan por continuar con el pleno desempeño
de sus profesiones, o en el mejor de los casos, se hacen cargo de
las empresas de sus padres, incorporando a las mismas sus
conocimientos y habilidades con el propósito de asegurar su
continuidad como de ampliar los mercados y volúmenes
productivos. Siendo los casos más representativos de esa
dinámica de continuidad generacional entre los miembros de las
familias propietarias el nombre fábricas de cigarros finos como
Puyana (familia Correa), Gamos (familia Carreño) y Picasso
(familia Roa).
La elaboración de cigarros finos en empresas familiares propias
se ha constituido a su vez en el paso obligado para las nuevas
generaciones de empresarios al ser herederos de una generación
de cultivadores de tabaco (los bisabuelos), de pequeños
productores de tabacos corrientes (abuelos) como de
71
GUALDRÓN DE CARREÑO, Justa. Op. cit.
161

trabajadores de las grandes fábricas (padres y tíos). Uno de esos


casos es el Yesid Vega quien al postularse en 2007 a la cuarta
convocatoria de estímulos del Fondo Emprender con el plan de
negocios para el proyecto empresarial “Cigarros Vegas” hizo el
siguiente recuento sobre la tradición heredada y el deseo
familiar por dar continuidad a la producción de cigarros de su
familia en Piedecuesta:
Mi nombre es Yesid Eduardo Vega, en la actualidad
tengo 30 años, y trabajo con el tabaco desde los 10 años.
Desde que tengo uso de razón toda la actividad familiar
ha girado en torno al tabaco. Mi bisabuelo fue cultivador
de tabaco, al igual mi abuelo Luís Felipe Vega, quien en
el año de 1956 creó la empresa “Cigarros 3 Coronas”
que se liquidó en el año de 1980 a raíz de la crisis del
sector. Mi padre y mis tíos han trabajado toda la vida en
el sector fabricando cigarros y puros. Mi padre
(padrastro) Leonardo Camacho, trabaja como
independiente maquilando puros (2400 unidades
mensuales) las cuales vende a un valor de $3.000 unidad.
Mi tío Luís Aurelio Vega lleva 14 años elaborando puros
en la empresa “Cigarros Gamo” y es reconocido como
uno de los mejores artesanos de la región en la
fabricación de puros, la empresa “Cigarros Gamo” vende
aproximadamente 10.000 cigarros puros mensuales a un
valor promedio de $8.000 unidad, también se venden
aproximadamente 400.000 cigarros mensuales entre fino
y corrientes, aun valor promedio de $200. Mi tía Marina
Sánchez y mi tío Jesús Vega trabajan en la empresa
“Cigarros Picasso” como administradora y artesano
respectivamente, la empresa en la actualidad vende en
162

promedio 1.600.000 unidades de cigarros mensuales a un


valor promedio de $8072.
A pesar de esos ejemplos de superación personal a partir de un
trabajo menospreciado por siglos, la mayoría de los jóvenes y
adultos jóvenes de Piedecuesta a inicios del siglo XXI no
conciben su futuro como continuadores de las tradiciones
empresariales de sus abuelos y padres ni tampoco como obreros
asalariados o trabajadores contratados por “tareas” en ninguno
de los oficios asociados al cultivo (cosechero, comerciante),
manufactura (desvenador, rollero, torcedor), empaque (cajero,
anillador, envolvedor, glacinador) o comercialización
(secretario, administrador, gerente, agente viajero) del tabaco.
Mujeres cigarreras octogenarias como Nelly Carrillo conciben
que el futuro de la producción artesanal de cigarros estará
caracterizada por una mano de obra escasa, desvalorada y sin
autoestima cultural de continuarse las prácticas de desprestigio,
vergüenza y ocultamiento social de los hombres y mujeres que
desde su infancia crecen con la convicción que el trabajo de las
cigarreras como el de los rolleros y empacadores es la peor y
más vil de las ocupaciones productivas de los piedecuestanos al
ser una opción laboral asociada sólo con las gentes más
comunes, pobres, sucias y analfabetas de los barrios populares.
La experiencia de más de medio siglo de trabajo en cigarros, el
desencanto con las cigarreras que enseñó y contrató para
elaborar “tabacos” en su fabriquín, aunado a sus propias
vivencias con hijas y nietas que se han negado a trabajar en el
oficio que realizaba con su esposo, le dan la autoridad suficiente

72
FONDO EMPRENDER. Cuarta Convocatoria. [Hoja de cálculo].
Colombia: Fondo Emprender, 2007. Disponible en:
www.fondoemprender.com/.../respuestaaobservacionescuartaconvocatoria11
1.xls
163

para enjuiciar a la actual generación de adolescentes


piedecuestanos al expresar:
La juventud de hoy en día no le gusta eso, no le gusta el
tabaco porque dice que eso pa’ qué, que eso huele a feo,
que eso les emborracha. Yo no sé, yo trabajé en tabacos
y yo nunca me emborraché con el tabaco ni nada, yo no,
y aquí tuvimos el trabajo y yo nunca me puse mala por el
olor del tabaco que porque era fuerte, yo no, pero hay
gente que sí. La juventud de hoy en día dice: ¡Ay no, eso
untarme de chicote no!. Prefieren otras cosas. Como digo
yo: eso trabajar uno en tabaco no es ningún delito, que le
digan a uno chicotera: ¡de malas!; si, porque uno lo que
trabaja es para uno, no le van a dar a uno nada, ni uno les
va a dar nada. Entonces por qué uno le va a dar pena
trabajar en el oficio que a uno le guste. A mí me gustaba
mucho el oficio de los tabacos, estaba en la casa no tenía
[que irme] así tuviera como estuviera.
…Este oficio de las cigarreras yo sí que lo veo cada vez
más difícil. Por lo menos aquí mis hijas, esta china que
estaba ahí ahorita, ella nunca aprendió a hacer tabacos
porque la otra hija tampoco. La única que aprendió es la
otra la que tiene la papelería. Tengo una nieta tampoco,
hizo un curso de enfermería y trabaja por allá de
enfermera. Cada uno coge pa’ su lado entonces hay que
respetarles lo que escojan73.
Para Justa Gualdrón, copropietaria de Fábrica “Gamos”, el
devenir de las cigarreras de Piedecuesta estará condicionado por
factores como son la independencia, la experticia y la identidad

73
CARRILLO DELGADO, Nelly. Op. cit.
164

de las trabajadoras con su oficio como una labor profesional


antes que para la supervivencia económica semanal porque:
El trabajo del tabaco es muy bonito porque hay mucha
libertad. Si por ejemplo alguien quiere trabajar, por
ejemplo en la empresa -por decir- “Gamos”, viene una
señora y se le dá su trabajo. Elaboró sus diez o veinte
mil, los que ella esté capacitada, se le pagó, se amañó, y
si no: se puede ir a trabaja a otra fábrica. Y como esa
señora no va hacer los veinte o treinta mil que se
compromete, ella ocupa a otras señoras que los pueden
hacer en raticos en la casa. Ella se encarga de los veinte
y treinta mil, se encarga del fabriquín grande y
representa a la fábrica que la contrata. En la fábrica
“Gamos” tenemos de planta diez operarias, quienes están
contratadas con toda la ley social, primas y vacaciones.
…No es fácil la mano de obra. Las que hacen puros son
contadas, las que hacen un tabaco corriente en un mes
aprende. Para un tabaco de estos extrafinos de la fábrica
tiene que hacerse una escuela que se gasta dos o tres
años en calidad. Por cantidad una obrera de corriente
hace mil quinientos al día mientras de los puros sólo se
hace un cien de tabacos.
… Yo creo que, sin equivocarme, la vocación de las
cigarreras depende hoy del costo de vida y pues como
esto es un oficio para ayudar a la casa sirve para la
supervivencia. Es de supervivencia y que logremos
todavía a estas alturas vincularlas es un logro. Pero ya la
identidad de la obrera de sobresalir desaparece y los
hijos de esas señoras no quieren que los hijos
continúen… No hay identidad, falta ese sentido de
165

pertenencia. Por ejemplo, yo les hice ver eso a mis hijos,


a tener ese sentido porque eso vale, esas son sus raíces y
uno no puede quitárselo74.
Visión de transformación del oficio a partir del mejoramiento y
la cualificación profesional de la mujer cigarrera que bien se
puede ejemplificar en la experiencia vital de la Honorable
Concejal de Piedecuesta Martha Yolanda Niño quien siendo
cigarrera por tradición familiar y elección laboral logró llegar a
ser una microempresaria cigarrera, así como alcanzar por
elección popular un cargo de representación y dignidad
municipal. Su permanente cualificación y mejoramiento ha sido
narrado de la siguiente manera:
Mi relación con los cigarreros nace porque en mi casa se
tenían grandes fábricas de tabaco, exportaban tabaco. Mi
madre y mi abuela vendían y le compraba a la gente del
campo el tabaco en hoja. Las hojitas se amarraban en
bultos y esos bultos se iban a vender a una bodega: La
bodega tabacalera. Cuando yo era una bebé la bodega
existía dentro de la plaza de mercado de Piedecuesta
[hoy pabellón de pescados], luego ya al pasar el tiempo
tuvieron que sacarla de ahí y la mandaron para Girón
pero el gremio empezó a pedir que aquí debía tenerse la
propia bodega tabacalera. Por eso es que hoy existe la
bodega tabacalera en la plaza de mercado campesina,
donde los jueves, los sábados y los domingos la gente
del campo llega con sus maticas y las vende. Se las
venden a un grupo de amigos, esos amigos se las venden
a los pequeños y a los grandes comerciantes de tabaco.

74
GUALDRÓN DE CARREÑO, Justa. Op. cit.
166

Ese es uno de los procesos, el sembrado se hace


prácticamente aquí en la Mesa de los Santos.
La verdad yo aprendí a hacer el fino fue desde niña
porque allá le enseñaban a uno y uno aprendía y así
estudiaba y trabajaba y salí adelante gloria a Dios
siempre amando a mi rey a mi señor. Desde muy niña, y
luego con el tiempo cuando me casé, también me casé
con un tabacalero. Él se hacía sesenta mil rollos
semanales entonces madrugábamos desde las dos de la
mañana. Yo tenía que salir a la Alcaldía de Bucaramanga
a trabajar pero me levantaba a las dos a ayudarle a mi
esposo a hacer los rollos, a dejar hechos los alimentos y
a irme a trabajar. Tuvimos obreras también, más de
treinta obreras, y empezamos a hacer tabaco en cantidad.
Luego ya con el tiempo pues fueron pasando, fuimos
estudiando, preparándonos, y poco a poco uno fue
aislándose un poquito pero no de corazón porque uno no
se debe avergonzar de su trabajo y además ese era el
trabajo tradicional del municipio de Piedecuesta. Hoy
hay un porcentaje del 25% al 30% de la población de
Piedecuesta que trabaja haciendo tabaco dentro de sus
casas, por ser un trabajo casero, porque permite que las
mujeres trabajen en su casa, cuiden de sus hijos y no
dejen de cocinarles. Viven de eso.
Pero si se compara las condiciones de vida de las obreras
de las fábricas con las que trabajan en sus casas la
diferencia es muchísima. La que va la fábrica tiene un
mejor salario porque se especializó en hacer un mejor
tabaco y no es por la cantidad sino por la calidad. A ellas
ya les pagan por calidad así no hagan un montón diario,
mientras en el fabriquín casero, haciendo tabaco
167

corriente, todo depende de la cantidad de tabaco que se


haga semanalmente. Hay diferencia en el salario, hay
diferencia en que si preparan mejor las cigarreras como
las torcedoras para hacer tabaco fino, tipo exportación,
mejoraría económicamente la situación de ellas, lo que
pasa es que a veces la cultura de nuestras mujeres y de
nuestro pueblo hace que aún se siga conservando ese
tabaco ordinario tradicional75.
Una de las contrariedades más vivenciadas y expresadas por las
mujeres cigarreras indagadas, como por las hijas de las mismas
que estudian y realizan actividades diferentes a trabajar con
tabacos, tiene que ver con su pérdida de independencia y
autonomía al transformarse en las obreras de las fábricas o en
las empleadas de cualquier otra empresa u oficio al deber usar
uniformes, cumplir horarios, aceptar el descuento de las horas
no laboradas y tener que cumplir reglamentos o aceptar
sanciones por su vocabulario o conducta.
Situación que no ocurre al interior de la mayoría de los
fabriquines en donde las cigarreras se visten con ropa casera,
por lo general deportiva y cómoda, inician y terminan a las
horas que desean, saben que su paga es proporcional al número
de cigarros que elabore y no a las horas o tareas cumplidas, así
como al interior del fabriquín pueden emplear el lenguaje
popular y relacionarse con los demás acordes con las prácticas
de insultos, maltratos y ofensas acostumbradas al no existir un
administrador encargado de regular y disciplinar las relaciones
sociales y los hábitos higiénicos entre los trabajadores.
La defensa de esa autonomía productiva es reconocida por
líderes de las cigarreras y los cigarreros como Martha Cecilia
75
NIÑO, Martha Yolanda. Op. cit.
168

Santos quien decidió ser cigarrera por iniciativa propia y


posteriormente al casarse a los 17 años se constituyó en
copropietaria de un fabriquín obtenido con la ayuda de su
suegro Eduardo Gamboa, propietario de la fábrica de cigarros
Gamboa. Al comparar la vida laboral de las cigarreras de las
fábricas con las de los fabriquines ha expresado:
…Antiguamente a uno nunca le decían: ¡mija, mire
estudie, mire prepárese, vaya haga cursos, interésese en
otras cosas!. No, a uno lo primero que los papas le
infundían era aprenda espalar mijita, aprenda emperillar
y mire a ver qué hace con eso y para que aprenda y con
eso se levante. Pero uno mismo hoy día se encarga de
que los hijos no se metan en eso, es que inclusive en la
mayoría de fábricas antiguamente todos los hijos desde
el más pequeño hasta el último todos se untaban en el
tabaco. El papá se moría, la mamá o cualquiera faltaba y
ellos seguían en la cuestión porque sabían el trabajo,
sabían todo. Hoy en día los papás los mandan a
prepararse a la universidad y ya el olor del tabaco les
fastidia.
…Antiguamente a las cigarreras nos daba pena decir: yo
hago, yo vendo tabacos. Pero nosotros cambiamos toda
esa mentalidad con la Asociación porque nosotros les
decíamos: ¡qué cosa más hermosa que usted está
trabajando en su casa, que está cuidando a sus hijos, que
está cuidando su hogar, entonces usted no tiene por qué
avergonzarse de eso, ni porque nos vean la manita así
manchada porque ya eso es un deshonor!. Para mí no.
Nosotros tenemos un frabriquincito todavía y es una
fuente de vida porque nosotros de ahí dependemos,
pagamos arriendo y de ahí vivimos. Entonces por qué
169

nos vamos a menospreciar. Yo noté eso inclusive cuando


llegaban a veces a entrevistar a las muchachas, a las
obreras. Yo les decía: ¿por qué les da pena?. ¡Que las
vean trabajando porque es un arte muy hermoso, esto es
un oficio que no lo sabe cualquiera. Es una manualidad
que usted en su casa se defiende!. ¡Qué cosa más linda!.
Inclusive mi hija, ella misma dice: ¿yo no sé por qué no
quise aprender?. Porque ella no quiso aprender, porque
yo la obligaba que aprendiera pero no, ella no. Ahorita
ella misma dice: ¡si yo hubiera aprendido estaría yo
trabajando en eso poco o mucho me defendería, estaría
trabajando tranquila, a la sombra y sin tanto problema!.
En cambio ahorita tiene que depender de un jefe, tienen
que depender del tiempo, tiene que depender de
todo…llueva ó truene... lo que sea tienen que depender
de alguien. No quiso aprender y entonces ahorita ella ya
envidia el trabajo de uno porque esta uno en la casa, está
pendiente del hogar y está pendiente de todo y no deja de
obtener las cositas que necesita76.
Sin embargo, el mejor ejemplo sobre el uso independiente del
tiempo por parte de las cigarreras hasta nuestros días es la
distribución de la jornada laboral durante la semana. La compra
de los materiales para trabajar se hace los días jueves, domingo
ó lunes en la bodega de Piedecuesta dependiendo de la calidad y
cantidad que traen hasta allí los cosecheros o los comerciantes
intermediarios de materiales, ó en el mejor de los casos viajan
los miércoles hasta Girón para aprovisionarse de las capas y
capotes que se cosechan en sus afamadas vegas, la entrega de
76
SANTOS COTE, Martha. Expresidenta de Asotracig; Cigarrera propietaria
de fabriquín de cigarros corrientes del barrio Hoyo Chiquito. Piedecuesta:
(Entrevista en audiograbación), 25 de junio de 2011.
170

cigarros torcidos se hace el día sábado con lo cual sólo se


trabaja hasta el mediodía, se cumple con los días de pleno
descanso los días domingos y fiestas de guardar, algunas se
toman el día lunes para realizar actividades personales o
familiares, o en su defecto el martes cuando el lunes es festivo,
así como cada una empieza a trabajar o dejar de hacerlo en
cualquier momento de los siguientes días en jornadas que van
tradicionalmente de las siete de la mañana hasta el mediodía y
de la una de la tarde hasta las siete de la noche. Con lo cual
estando la cigarrera en su casa tiene: “la ventaja de trabajar en la
casa y si necesita salir hoy en la tarde entonces decide que más
bien madruga. Entonces si vengo temprano me empeño. Esa es
la ventaja de uno estar en la casa que uno puede madrugar o
también trabajar hasta tarde, aunque muchas viejitas no se
cuidan la vista y trabajan a veces hasta las ocho o nueve de la
noche. Yo si me cuido mucho y más de la vista es una cosa muy
sagrada”77.
Desde la perspectiva de Mercedes Urrea, en su fábrica se les
enseña a todas las mujeres que quieren aprender a hacer cigarros
finos. Sin embargo, a diferencia de otras fábricas de Piedecuesta
hay un gran número de mujeres menores de edad escogidas o
recomendadas entre las familias que han trabajado con la fábrica
y que son de la confianza de la octogenaria administradora.
Jovencitas que se consideran aptas para colaborar a la fábrica
cuando hay gran demanda y pedidos, para lo cual: “toca
capacitarlas, enseñarles, porque hay mucha muchacha que no
está interesada, están a la deriva porque no tienen nada que
hacer”.

77
Ibíd.
171

Sin embargo, esa dinámica de futuras cigarreras expertas en su


oficio, contratables con todas las condiciones de ley en fábricas
de puros como la de Justa Gualdrón (Gamos), Edmundo
Acevedo (Humos seda) o Leonidas Castro Sánchez
(Chicamocha), con la creciente presión sanitaria y el incremento
de los impuestos a la industria del tabaco limita la posibilidad de
continuar con el número de empleados de planta existentes, así
como dar la oportunidad laboral a las nuevas generaciones de
espaladoras, rolleras, torcedoras y empacadoras que desean
ingresar al gremio cigarrero desde muy tierna edad, al igual que
la experiencia de vida de las cigarreras más exitosas y
reconocidas de Piedecuesta.
En palabras de Mercedes Urrea, los principales problemas que
requieren atención por los Gobiernos municipal, departamental
y nacional deben ser:

Aumentar mercados internacionales para los cigarros


finos con tratados comerciales que eliminen
impuestos y aranceles para las artesanías hechas de
tabaco:
“Eso si debe ponerle cuidado el gobierno, que
hablara el gobierno para que haya mercados: para
el Canadá hay mercados, pero entonces no da, no
es muy rentable hacer todo ese esfuerzo. Hace
cuatro meses fue mi hijo a buscar a un cliente a
Lima pero el impuesto vale casi igual al tabaco
que llevaba. En Guayaquil también estuvo
mirando a ver cómo nosotros abrimos ese
mercado. Desde 1955 nosotros ya mandábamos,
pero entonces el impuesto lo iban poniendo, lo
172

iban incrementado, hasta que sólo se pudo


mandar como contrabando”78.

Redimensionar los cigarros de tabaco como


artesanías extrafinas de exportación que no son
perjudiciales para la salud:
“A pesar de que los alcaldes y gobernadores
promovieron detener el cobro de impuestos para
los tabacos, en este momento la situación vuelve
a ser la misma, nos siguen considerando
productores industriales.
Dicen que es nocivo para la salud pero el tabaco
no es cigarrillo: Mi mamá lo mascaba, mi tío lo
mascaba, una señora que lo mascaba y duró cien
años y nunca tuvo cáncer, nunca, y mi tío
tampoco.
Por eso es que yo solamente digo que los
Gobiernos se pongan de acuerdo a no cobrarnos
tanto impuesto porque los cigarreros
exportadores no resisten más. Si no nos cobran se
van abrir más mercados porque va haber más
producción, uno puede ocupar más gente,
podríamos ayudar a más gente, a sostenerla al
menos, convirtiéndose el trabajo en tabacos finos
en una alternativa de vida”79.

78
URREA DE CORREA, Mercedes. Op. cit.
79
Ibíd.
173

Manifestando igual rechazo por los impuestos, Gloria Acevedo


en nombre de los cigarreros y los dueños de los fabriquines de
tabacos corrientes, expresaba su oposición a los tributos fiscales
de la Nación contra la industria tabacalera y sus nefastas
consecuencias socioeconómicas para los piedecuestanos al
manifestar:
Haciendo tabacos corrientes hay muchísima gente de por
medio que con lo que se ganan ahora no les alcanza para
comer, pagar arriendo, vestir a sus hijos y darles
educación. Hay mucha gente que no puede pagar su
salud porque no le alcanza a quedar los sesenta y nueve
mil que vale la mensualidad de una EPS. Y también a
nosotros los que les damos trabajo con los fabriquines
también nos afecta totalmente ese IVA [Impuesto de
valor agregado a los bienes de consumo masivo], ese
impuesto que dijo el Presidente [Juan Manuel Santos]
que iban a ponerle nuevamente a los tabacos. Ese IVA
afecta a todas las personas que trabajamos con tabacos
porque, supongamos que usted es el dueño de fabriquín,
usted tiene plata y una posición pero si el negocio ya no
es rentable entonces decide que no quiere trabajar más y
no trabaja. Eso no lo pueden hacer los rolleros y las
torcedoras que viven de este oficio.
Lo único que yo digo es que se debe quitar el impuesto
al tabaco para que pueda trabajar toda la gente que
dependemos de hacer tabacos, porque en el tabaco
trabajamos y hemos trabajado desde niños, las personas
que les gusta y su familia completa. Esos impuestos,
toda esa cosa que pone el gobierno, a nosotros nos
afecta. Qué vamos a hacer los que no sabemos hacer
nada más que tabacos. Esto es un trabajo artesanal, todo
174

se hace a mano desde los rollos. Nosotros necesitamos


patrones que puedan salir adelante y nos ayuden a
sacarnos más adelante porque sólo ellos nos pueden dar
y asegurar el trabajo a nosotros. Como yo hago: le vendo
a varios señores el tabaco que hacemos, pero si ellos no
pueden trabajar, ni nada, así nos quieran ayudar ya no
pueden con todos esos impuestos persiguiéndolos a ellos,
y sin ellos ¿quién nos ayuda a nosotros?80.
Afín con la causa de capacitar a las cigarreras para hacerlas más
productivas a la par de gestionar mejoras tributarias para los
cigarreros, la honorable concejal Martha Yolanda Niño
expresaba:
Las mujeres cigarreras que no están dispuestas a
aprender y trabajar en otros artes y oficios a pesar de la
crisis tabacalera con los cambios en las relaciones
económicas impuestas con Venezuela por Hugo Chávez,
después de que la mayoría del tabaco y los cigarros se
mandaban para Venezuela, lo primero que tendrían que
hacer es capacitarse con el SENA. Tendría que el
Municipio como hace diez años entrar a pedir la
capacitación, enviarnos los docentes. Que ellas se
capaciten y a través de las grandes fábricas de
Piedecuesta que ellas realicen la práctica.
Es así como yo pienso que se puede llegar a que esas
mujeres que realizan un trabajo en tabaco, que yo llamo
mediocre, a formarse como buenas empleadas de
grandes fábricas de tabaco. Pero las grandes fábricas

80
ACEVEDO, Gloria. Cigarrera propietaria de fabriquín de cigarros
corrientes del barrio Villanueva. Piedecuesta: (Entrevista en audiograbación),
26 de junio de 2011.
175

también hay que motivarlas a través de la Nación, a


través del Departamento, porque es que los impuestos
absorben demasiado. Entonces toca mirar cómo llevarles
un proyecto, una ley a los congresistas para que ellos a
su vez disminuyan en parte esos impuestos. No solo
Piedecuesta hace tabaco fino, Socorro, San Gil también
Girón, Florida, Bucaramanga.
Se buscaría que ellas a través del SENA hicieran la
práctica en fábricas pudientes, que las miraran y
empezaran a darles cabida. Por ejemplo, Cigarros
Chicamocha, es una de las fábricas de las últimamente
creadas en Piedecuesta y donde el dueño [Leonidas
Castro] realmente empezó de abajo, fue surgiendo y
surgiendo, y hoy por hoy es una de las grandes marcas
ya también en el sector colombiano. A través de la
Cámara de Comercio se han dictado capacitaciones. A
través de la Cámara de Comercio se ha buscado
orientación para que los tabacaleros y la gentes del
campo empiecen a sembrar de otra manera, como con
cultivos hidropónico, para que el tabaco se cuide y
salgan buenas ramas que ardan, porque lo que buscan los
fumadores de tabacos finos es que la hoja prenda, arda y
de una buena ceniza81.
Identidad Prospectiva. El reto de reposicionar a Piedecuesta
como una de las mayores plazas nacionales e internacionales en
la producción de puros finos y extrafinos alcanzada hasta
mediados del siglo XX ha implicado la renovación técnica,
tecnológica e ideológica de los empresarios y las familias que
durante más de medio siglo se habían dedicado a elaborar por

81
NIÑO, Martha Yolanda. Op. cit.
176

cantidades y sin pretensiones de calidad millones de “chicotes”


para el mercado de cigarros ordinarios.
Y si bien, cigarreras expertas como Justa Gualdrón o Mercedes
Urrea han logrado con la ayuda de sus hijos y trabajadores de
confianza establecer sus fábricas de cigarros extrafinos y
posicionar sus marcas en el mercado nacional e internacional,
han sido realmente algunos adultos jóvenes quien han hecho
visible la posibilidad de pasar los piedecuestanos de ser
productores de hojas comunes de tabacos y cigarros baratos a
empresarios de tabacos curados técnicamente tratados, así como
artesanos manufactureros con productos y empaques de altísima
calidad.
Ese deseo por constituirse en empresarios cigarreros con marcas
y productos innovadores ha tenido su mejor ejemplo en la
fábrica de cigarros “Chicamocha”, creada en 2001 por
Leonidas Castro Sánchez, siendo respaldado después de diez
años de gestiones, capacitaciones y penetraciones graduales en
los mercados sudamericanos por un crecido número de mujeres
jóvenes que han aprendido sus conocimientos en elaboración de
puros, siendo supervisadas a su vez por su joven esposa y cuya
meta inmediata es obtener la Certificación de Calidad ISO 9001
que respalde la producción del cigarro con estándares
internacionales aunado a una mejor prestación del servicio a los
clientes nacionales e internacionales. Siendo los mismos clientes
los principales difusores y promotores del producto, la
presentación y las especificaciones técnicas de los cigarros
Premium.
De allí que al presentarse la empresa, las vitolas y la calidad de
la producción al mundo a través de su página web en internet no
sea modesto el expresar el reconocimiento internacional de sus
177

esfuerzos al expresar que: “Los productos de Cigarros


Chicamocha se destacan, sobre todo, por su elegancia y su arte
de manufactura, resultado directo del estilo de su creador,
Leonidas Castro, un fabricante especialista e investigador en
genética del tabaco que además de una exitosa empresa de
elaboración crea su propio cultivo de tabaco en las profundas y
fértiles vegas del Cañón del Chicamocha donde encuentra
inmejorables condiciones”82.
Y aunque existen fábricas y empresarios cigarreros con una
mayor tradición y volumen de producción, la visión productiva
y el pleno control de la cadena de producción y
comercialización por parte “Cigarros Chicamocha” les ha
permitido alcanzar metas y presentarse públicamente como: “el
mayor exportador colombiano de tabaco Premium hechos a
mano, es reconocido a nivel nacional e internacional, además de
sus productos de excelente calidad por la especial atención que
presta a las normas técnicas y fitosanitarias exigidas por el
mercado excediendo para sus clientes las expectativas de los
mismos”83.
Incluso, Leonidas Castro se ha constituido en uno de los
representantes más reconocidos y visibles del grupo empresarial
de fabricantes de cigarros finos denominado “Casatabaco Grupo
empresarial Tabacalero S.A.S”, como parte de los proyectos de
capacitación productiva y gerencial impulsados por la Cámara
de Comercio de Bucaramanga, con el apoyo del Sena,
Proexport, Fedetabaco, Colciencias y la Gobernación de
Santander.

82
CIGARROS CHICAMOCHA. Producción. [En línea]. Piedecuesta:
Cigarros Chicamocha, 2009. Disponible en:
http://www.cigarroschicamocha.com/produccion.html
83
Ibíd. Historia
178

Las metas de ese grupo empresarial cigarrero son incursionar en


el mercado estadounidense (0,80 -1,20 dólares) y europeo (0,80-
2,50 euros) con alta calidad y bajos precios por cada cigarro
Premium considerando la calidad de los materiales, la
combinación de ligas (tripas o fortaleza) con hojas nativas e
importadas, y especialmente, la superioridad en la confección o
hechura de las vitolas más finas y demandadas en el mercado
internacional. Con lo cual el trabajo de las cigarreras
piedecuestanas ha permitido expresar a “los entendidos y
respetando la tradición tabacalera de los centroamericanos, [que
la confección] está por encima de la de ellos. Es decir, son de
mejor hechura”. Con lo cual, Leonidas Castro auguraba en
octubre de 2010 que: “Estamos a muy poco de ser los
mejores"84.
La creación de Cigarros Chicamocha en 2001 fue a su vez
reflejo de la coyuntura de transición y cambio productivo
asumido por los cigarreros y las cigarreras de Piedecuesta que se
abrieron paso al siglo XXI ante los retos asumidos con el paro
de todo el gremio en 1996 al rechazar la imposición de más
impuestos y regulaciones al tabaco. Los fabricantes de puros
optaron por viajar a Cuba y otros países de Centroamérica con el
fin de perfeccionar las técnicas de producción de las materias
primas, así como la elaboración y comercialización de los
cigarros, así como los dueños de los fabriquines, animados por
el espíritu de la internacionalización de la producción de los
cigarros plantearon la necesidad de ser capacitados en la
producción de puros para obtener las ganancias y el
reconocimiento social que durante más de medio siglo no habían

84
FOROSPUROS.COM. Un puro colombiano, el producto tabacalero para
UE. 2010. Disponible en Internet vía:
http://www.foropuros.com/printthread.php?tid=2952
179

podido obtener con sus “chicotes” como cigarros ordinarios,


criollos o corrientes.
Una década antes de la agremiación de los fabricantes de puros
en “Casatabaco”, los empresarios y trabajadores de los
fabriquines concibieron la necesidad de crear la Asociación de
Trabajadores del Cigarro (Asotracig) cuya misión, en palabras
de su actual representante Henry Lozano Barajas, ha sido: 1. “El
mejoramiento en la calidad del tabaco que redunde en el
mejoramiento de la calidad de vida de las torcedoras y la gente
base, que hagamos un comercio, -estilo paisa-, sin envidias ni
egoísmo pero mejoramiento en la calidad” y 2. “Conquistar el
mercado internacional”85.
La calidad de vida de las torcedoras tradicionales de los
fabriquines de Piedecuesta ha estado asociada desde la segunda
mitad del siglo XX en hacer grandes volúmenes de cigarros
ordinarios para ganar unos montos mínimos de dinero, sin tener
derecho a la seguridad social. Cosa contraria a las cigarreras
expertas de las fábricas de puros que haciendo una tarea mínima
de puros diarios tienen un sueldo mínimo, bonificaciones por
producir más de la tarea acordada o por trabajar horas extras, así
como todos los reconocimientos de ley en cuanto a salud,
pensión, riesgos profesionales, primas, prestaciones, etc. De allí
que con la creación de Asotracig se pretenda mejorar la
condición de vida de las “chicoteras” de los fabriquines
partiendo de análisis diagnósticos como el realizado por el
presidente de esa Asociación al manifestar:

85
LOZANO, Henry. Presidente de Asotracig; Cigarrero propietaria de
fabriquín de cigarros corrientes del barrio La Feria. Piedecuesta: (Entrevista
en audiograbación), 21 de junio de 2011.
180

Si yo califico el tabaco de uno a diez: ¡póngale un siete!.


No es tan lucrativo pero tampoco tan degenerativo. Si de
pronto hay que mejorar la mano de obra de la mujer,
pagarle mejor que vamos apuntándole a eso. Que una
mujer gane 600.000 pesos al mes o 500.000, estando en
su casa, viendo a sus niños, esa es la ventaja del tabaco a
comparación de otro arte. La señora puede estar en su
casa y cocina y hace tabaquitos, que si hay que pagar un
poco y más apuntar de pronto a ganar más o que ahí le
gane más. Yo creo que el tabaco nos da la pauta para
mejorar, si no le apuntamos a eso…, por eso queremos
jugar la calidad. Quedías el alcalde me ayudó a vender
una caja de nuestros cigarros finos. Una señora que me
haga 100 de estos se gana 40 mil pesos diarios, en
cambio, para el otro tabaco toca hacer mil. No se
diferencia en cuanto al movimiento a la rapidez, este
requiere más de calidad que de cantidad ese es el
mejoramiento que queremos darle el impacto. ¿Pero
ustedes se demoraron mucho? no es que demore mucho
es que esto es un proceso y las cosas hay que hacerlas
bien hechas para llega… pero ya tenemos la autoridad
moral para decirle ya tenemos el tabaco a donde vamos a
exportarlo86.
El mejoramiento económico está condicionado a la capacitación
técnica y al mejoramiento de las competencias de las cigarreras
acostumbradas a elaborar cigarros corrientes al tener que
empezar a producir en adelante cigarros finos. Así mismo, ha
sido necesario que los cultivadores del tabaco mejoren las
variedades producidas, así como cada fabriquín o fábrica que
pretende producir puros debe mejorar la calidad de las

86
Ibíd.
181

picaduras, y especialmente, el proceso de elaboración de los


cigarros empleando rolleras y torcedoras capacitadas, con
salarios fijos y preocupadas en la calidad de la producción diaria
más no en la cantidad acostumbrada para ganar el sustento
personal.
Procesos de cultivo y producción autonómica que se
reafirmaron con la liquidación de la Cooperativa Agroindustrial
Tabacalera de Santander (Cooptabalera) con sede en
Piedecuesta cuyas actividades financieras cesaron ante la
Supersolidaria el 1 de octubre de 2000, siendo reportada en
2003 con capital superior a los doce millones, excedentes
negativos superiores a los treinta millones de pesos, cero en
activos y pasivos, y únicamente 10 socios. Dicha cooperativa
había sido creada en los años sesenta para suplir el vacío dejado
por la Cooperativa Tabacalera de Santander que había servido a
los cigarreros desde su fundación en 1943 por 53 socios
cigarreros de Bucaramanga con un capital de 120.000 pesos.
La liquidación de la cooperativa en 2000 ha sido explicada por
Martha Santos como expresidenta de la Asociación de
Trabajadores Cigarreros (Asotracig) de la siguiente manera:
Esa cooperativa se liquidó porque llegaron muchos
vividores a administrarla…. Esa cooperativa cuando yo
tenía como unos 15 añitos ya existía. En ese tiempo, no
me acuerdo bien quienes eran los directivos… ellos no se
metieron en la Asociación de nosotros porque la visión
de ellos era alta. Ellos comercializaban con la
Colombiana, con Coltabaco, con Cotracolta, algo así no
me acuerdo bien, bueno y comercializaban con parte de
gente de Cali, de muchas partes. Ya ellos sabían a cómo
era la producción por allá y ya podían ellos pedir en
182

cantidad, traían cartón, traían papel, mejor dicho todo lo


que necesitaba una fábrica o un fabriquín ellos todo lo
tenían ahí para vender: goma, almidón, molían. También
ahí mismo producían picadura para venderle a todos los
cigarreros de Piedecuesta que compraran porque cuando
eso casi nadie tenía máquinas. Entonces ellos eran los
únicos que la tenían y la hacían y la vendían. En ese
tiempo ellos empezaron a ver que tenían conexiones que
no era más sino llamar a tal empresa y ellos le traían
todo el recorte, toda la vena o traían cantidades de hoja.
Y entonces ellos ya arreglaban esto para la empresa y
otro poco para las fábricas de ellos, para las casas de
ellos. Y empezó a salir así. Y entonces empezó fue a
pasarle la cuestión a ellos ya los otros se si se dieron
cuenta de cómo era la cuestión y eso más o menos yo
creo que más o menos unos seis, siete años se acabó
totalmente87.
Desde la experiencia y perspectiva de otra cigarrera como es
Gloria Acevedo, socia que fue de esa cooperativa, las razones
de su liquidación estaban relacionadas con:
Yo era socia en esa cooperativa pero nunca iba a la
cooperativa, y la gente que elegían para administrarla no
la manejaba bien. Para mi tengo que las gentes que no
manejan bien las cosas hacen una mala administración.
Esther Tarazona trató de sacar un poco la cooperativa
adelante, otros dicen que es cierto otros que no. Yo no sé
mucho de eso pero mientras ella estuvo se vio que logró
sacarla adelante. Lo que pasó es que la misma gente que
éramos socios en vez de ayudar a sacar la cooperativa

87
SANTOS COTE, Martha. Op. cit.
183

teníamos deudas allá, y lo otro es que no ayudábamos a


la cooperativa a comprar la materia prima que ella
misma vendía sino que la compraríamos a quienes la
compraban al por mayor porque eran más grandes para
poder comprar o se iban a comprarla a otros lados. Las
deudas que no se pagaban y la compra de materiales en
otros lugares dejaron caer la cooperativa hasta que la
cerraron y liquidaron. La señora Esther fue la última
gerente de la cooperativa88.
Para emprender las mejoras anheladas y acordadas por los
asociados a Asotracig se requería además posicionar y generar
la demanda de los puros piedecuestanos en el mercado
internacional, razón por la cual uno de los productos y
resultados materiales de la Asociación fue la creación de su
propia marca de cigarros finos (“Puro Santandereano”). Los
fabriquines de Piedecuesta tradicionalmente habían producido y
comercializado las vitolas criollas denominadas romo, reina,
panetela y calilla pero al contar con la formación especializada
del SENA durante cinco años de estudio, orientados por
cigarreros formados y experimentados en las principales
fábricas de cigarros extrafinos de Piedecuesta (Gamos) y
Bucaramanga (Puyana), se hizo necesario, en palabras de Henry
Lozano, adoptar una marca propia de puros “para vender más
que marca vender región porque queremos vender la región.
Podemos llegar al exterior al estilo de café de Colombia. Desde
entonces tenemos diversos moldes o lo que se llama vitolas” 89.
La marca “Puros Santandereanos” producida por los miembros
de Asotracig demostraba a su vez que después de cinco años de

88
ACEVEDO, Gloria. Op. Cit.
89
LOZANO, Henry. Op. cit.
184

capacitación y de prácticas era necesario empezar a elaborar y


comercializar los tipos de puros que se habían aprendido a
torcer y empacar, a la par de realizar proyectos paralelos de
divulgación cultural y formación social como el establecer un
punto de información y comercialización en el Parque Nacional
Chicamocha (Panachi), así como la adecuación en el centro de
capacitación cigarrera de un museo regional etnográfico del
tabaco, los cigarros y las cigarreras desde el período
prehispánico hasta el presente. Siendo los resultados de esas
experiencias empresariales lo que justificaría continuar las
capacitaciones en el centro de los artesanos del tabaco en el
antiguo matadero del barrio La Feria (La Pesa).
Los orígenes, actividades y expectativas del proceso de
formación de los cigarreros de tabacos corrientes (populares,
criollos u ordinarios) como cigarreros capaces de elaborar puros
han sido descritos por Martha Santos como primera presidenta
de Asotracig al expresar:
La idea de hacer puros empezó con don Luis Aurelio
Vega Cristancho. Él estuvo capacitándose y trabajó en
muchas fábricas donde se hacia el tabaco puro y todo
eso. Entonces ahí empezó la amistad con nosotros
entonces. Él nos dijo que sabía todo eso, nosotros
formamos un proyecto y lo pasamos al SENA. Pero
como el SENA no sabía nada de eso, nosotros le
montamos el instructor para que no les quedara tan caro,
por ejemplo al traerlo de otros países. Y como alguien
del pueblo ya estaba y sabía hacer las cosas, lo
montamos. Entonces ahí fue donde metimos a Aurelio
como parte del proyecto ante el SENA y el SENA no lo
dio como profesor. Desde ahí salió la cuestión, él sabía
mucho, él trabajo como quince años en Cigarros
185

Gamos, inclusive él fue uno de los que también nos dijo


de que miramos para eso lados, que empezaramos a
hacer puros.
…El proyecto de capacitación en cigarros puros que
hicimos en la Asociación tuvo el apoyo del ICP -
Ecopetrol y otras empresas que nos estuvieron ayudando.
Pero entonces en la Junta había mucha desorganización,
ya empezaba a verse “cositas”, ya había quien empezaba
a fastidiar…
…La gestión de un profesor directamente de acá de
Piedecuesta se hizo durante tres años. En el último año
cuando la capacitación se le entregó SENA, la condición
fue que teníamos que dejar formada una microempresa
para poder tener un profesor. Ellos nos dijeron que
papeles debíamos hacer, todo, inclusive los papeles de
cómo tenía que quedar constituida, todo muy bien
organizado. Duramos dos años con el instructor del
SENA.
Muchos dueños de fabriquines se beneficiaron con esas
capacitaciones. Por ejemplo está Gabriel Pico, estaba el
mismo profesor Aurelio y creo que hay como dos
señoras más. Ah así, estaba Mercedes, personas de la
fábrica de cigarros Noel que hacían los Puyanas, otro
señor de la carrera trece. Los Ordúz debido a la
capacitación que nosotros hicimos, fueron recogiendo y
contratando a todos los cigarreros que nosotros
capacitamos, los tienen trabajando y ellos le están
produciendo, y le están trabajando.
Si usted va donde Gabriel Pico puede ver que también
está trabajando y haciendo puros, el trabajó como uno de
186

nuestros profesores piedecuestanos con el SENA al


lograr meterse allá. Él fue el primero de los profesores
cigarreros de Piedecuesta que nosotros metimos al
SENA, ya el segundo fue Aurelio quien siguió
trabajando como capacitador para otros lados y
descubriendo mercados por otros lados. También nos
colaboró Heliodoro. Aurelio fue profesor de nosotros en
esos dos o tres años que lo tuvimos, pero entonces, ahí
empieza la cosa, porque él trajo a su familia y ellos si
sabían por dónde iba la cuestión. Y esa era la idea de que
alguien surja y salga de esto, no solo nosotros, no
podíamos estar toda la vida estancados.
Hacer puros también fue una idea promovida por Nelson
Chaparro, el propietario de la Fabrica “El Centauro” de
San Rafael, miembro de una familia de cigarreros con
sus propias fábricas y marcas registradas. Él viajaba para
todas partes, fue con los cigarreros de puros a Cuba,
todo eso lo conoció, y fue quien que empezó con la idea
de pasar de los chicotes a los puros piedecuestanos para
mejorar la calidad del tabaco y las condiciones de los
trabajadores del tabaco.
Después de las capacitaciones del SENA empezamos a
trabajar con puros pero yo les decía a los socios de
Asotracig: “tenemos que pegarnos a alguien que venda y
alguien que nos permita aprender y hacer”. Por eso hice
el curso de Churchill, del Cubano, hice como tres cursos
más. Los aproveché todos al máximo porque desde la
Alcaldía nos lo traían. Inclusive uno de esos cursos lo
hicieron en la fábrica de Nelson Chaparro y doña
Amanda Vargas. Yo estuve allá haciendo esas
capacitaciones, aprendí debido a eso, y pensé que lo
187

podíamos seguir haciendo y fuimos montando nosotros


mismos la empresa, una microempresa que teníamos
pensada nosotros ya armar, que es la que hoy elabora los
“puros santandereanos” a nombre de Asotracig.
Hacer tabaco especial le permite ganar a uno más y no se
friega tanto. Pero no es tan fácil. Por ejemplo, no hay en
Piedecuesta material abundante y de buena calidad. Por
eso empezamos fue por el campo, tocaba empezar por la
raíz, ya el cuidado, ya el tabaco lo tenían que forrar, los
caneyes los tenían que forrar para el control de la
humedad, todo eso se hizo. Inclusive Nelson, como él
tenía fincas lo hizo, inclusive saco también cosecha. Él
sembró dominicano, sacó varias variedades de tabaco.
Lo que pasó fue que en la parte donde él tenía la finca la
tierra no era muy apta, y lo otro, fue que también donde
medio se pudo dar no lo cuidaron como tenía que
hacerse. Eso fue90.
Los efectos y alcances de las capacitaciones de los cigarreros en
puros gestionadas e impartidas por Nelson Carrillo en el año
2000 y por Asotracig en 2010 han sido reconocidas incluso por
las maestras artesanas de fábricas expertas en cigarros finos
como es el caso de “Gamos” de Justa Gualdrón de Carreño. Con
la dedicación de Luis Aurelio Vega como capacitador en
cigarros finos del SENA desde el año 2001, y posteriormente al
entrar al mercado con su propia fábrica, fue necesario para la
familia Carreño Gualdrón incorporar a la producción de sus
cigarros finos y extrafinos a una persona experimentada, siendo
elegida para ello Margot Martínez de Fuentes. Cigarrera quien
a los catorce años había hecho escuela en un fabriquín del barrio

90
SANTOS COTE, Martha. Op. cit.
188

Campo Hermoso de Bucaramanga seleccionando capas y


haciendo “tabaco basto”, para luego aprender y dedicarse desde
los diez ocho años a la elaboración de puros en las principales
fábricas de Bucaramanga como las “Unidas” y posteriormente
“Puyana” hasta su liquidación y adquisición por la “Noel” de
José Correa.
Después de cuarenta años de trabajar en el mismo oficio es la
única de tres hermanas que sigue “enamorada del arte” de los
puros, y a pesar de estar pensionada encuentra en el trabajo
como cigarrera una terapia física y ocupacional que le permite
mantenerse enérgica, distraerse y obtener un dinero extra al
seguir siendo la más capacitada y diestra para hacer de forma
manual los doscientos rollos diarios que tuerce como cigarros
extrafinos. Valga resaltar que la producción media de los
artesanos cigarreros cubanos y dominicanos es de 120 cigarros
diarios. Sin embargo, con sus años de experiencia y los
conocimientos adquiridos en las principales fábricas cigarreras
de la región no le impiden reconocer que gracias a la gestión de
los cigarreros de Piedecuesta pudo incorporar innovaciones
técnicas y tecnológicas de origen cubano a su actividad laboral
al manifestar:
Nosotras tuvimos [en 2008 y 2010] una capacitación con
el SENA en Asotracig para la elaboración del tabaco
puro fino y nos ha servido mucho porque yo no trabajaba
con estos implementos91. Parecía que como que era

91
Entre esos instrumentos se encuentran: tabla de rolar que antes era de
madera y ahora es en fibra de vidrio, una cuchilla llamada chaveta que antes
era una media luna y ahora es una rueda cortante, una guillotina (para cortar
el largo del cigarro a medida), un pote de goma vegetal con la que se pega la
perilla acorde con cada vitola), una prensa y los moldes para prensar los
rollos de los puros.
189

imposible que yo pudiera trabajar con esto entonces allí


nos enseñaron a manejar la tijera, trabajar con el vidrio.
Aunque en lo que más nos insistieron es que todo el
proceso depende del material. Claro, si una persona
trabaja con material bueno da rendimiento, da buena
producción a la empresa92.
El papel protagónico y el liderazgo de Nelson Chaparro en la
formación de cigarreros capaces de producir mejores tabacos
curados y cigarros finos con vitolas cubanas, tipo exportación,
es reafirmado por Amanda Vargas, su esposa, al rememorar
que:
Mi esposo estuvo muy preocupado por sacar adelante el
gremio. Hizo muchos viajes a Cuba, hizo viajes a
Centroamérica donde se elabora el cigarro tipo habano.
Él quería, él tenía en mente el proyecto de fundar
empresas que mejoraran la calidad de vida primero de la
gente y también la calidad del producto que nosotros
elaboramos acá en Piedecuesta. Pero realmente eso se ha
quedado ahí estancado. Él hizo un esfuerzo por traer a
Piedecuesta asesores extranjeros quienes estuvieron
dictando cursos, inclusive aquí en la Fábrica se dictó un
curso con un dominicano que vino e hizo una
capacitación de tabaco fino. Varias personas realmente
aprendieron, inclusive yo estuve en el curso y aprendí.
Pero resulta que a eso nunca se le dio importancia, mi
esposo se cansó de luchar por eso, inclusive puso su
propia fábrica de tabacos finos.

92
MARTÍNEZ, Margot. Maestra cigarrera y principal obrera de la fábrica de
cigarros Gamos del barrio Hoyo Chiquito. Piedecuesta: (Entrevista en
audiograbación), 22 de junio de 2011.
190

Él no quería un tabaco fino, él quería sacar un tabaco


tipo exportación, un tabaco que no fuese igual al de Cuba
porque si acá se produce tabaco, ¿por qué no sacar un
tabaco que se pueda vender en dólares?. Eso para él era
una maravilla para el bienestar del gremio. Con esos
tabacos y cigarros piedecuestanos se levantaría la
industria totalmente y seria reconocida a nivel mundial.
Pero nunca se logró porque la gente de Piedecuesta,
como él decía, está acostumbrada a lo mismo, no se
dejan enseñar porque ya llevan muchos años haciendo
“chicotes”. Se cansó de luchar y dijo: ¡No, yo ya
realmente no le veo solución!. Inclusive, él les trajo
cultivadores de tabaco de Cuba, estuvo cultivando, sacó
un proyecto donde sacó tabaco, trajo semillas cubanas,
sembró con todas las especificaciones, trajo al técnico
cubano Arsenio Ramos quien ahora es uno de los
mejores técnicos que tiene Nicaragua y asesor de los
tabacaleros de Estados Unidos y Europa.
Mi esposo fue un líder bastante reconocido y bastante
querido por el gremio, muchísimo. Inclusive tenemos
que decir que ahora no nos cobran el impuesto al tabaco,
que es un impuesto altísimo, por la lucha que ellos
llevaron en una ocasión y no dejaron imponer el
impuesto de tabaco acá en Piedecuesta [Decreto 650 de
1996]. Ellos lucharon y lograron muchísimo, incluida
una ley que la tengo yo aquí guardada todavía, en la que
se dice que los chicotes están exentos de pagar impuesto
porque es un oficio artesanal [Ley 488 de 1998]. Eso se
logró con esa resistencia que ellos hicieron en esa
ocasión, fue dura pero lo lograron. Y de ahí para acá
sinceramente no recuerdo que haya habido realmente una
acción popular para luchar por sus derechos como
191

trabajadores cigarreros. Siempre estuvieron ahí al lado


de la gente convocando y apoyando y siempre como
buscando el beneficio, el bienestar del gremio, hasta que
después de eso no ha habido algo así, claro está que yo
tengo que reconocerlo tampoco lo hice, se dispersó todo,
cada cual trabaja por su lado, cada cual se sostiene como
mejor puede cada uno y ya pare de contar. No ha sido
posible que el gremio tenga un liderazgo desde que
estuvo al frente mi esposo93.
De tal modo, con la capacitación del gremio y la transferencia
técnica y tecnológica de las grandes y tradicionales fábricas de
cigarros finos, así mismo se promovió el redimensionamiento
del papel del cigarrero en la economía y la sociedad
piedecuestana para lo cual se organizó el día del tabacalero
como fiesta popular que engalanaba cada conmemoración de la
fundación de Piedecuesta, siendo la abanderada de esas
celebraciones la empresaria cigarrera y concejal municipal
Martha Yolanda Niño. Siendo exaltadas las capacidades
laborales de los cigarreros al realizarse competencias para
proclamar y premiar a quién más rápido tuerce, al quién le rinde
más haciendo cigarros, al rollero más rápido, el tabaco más fino,
el espalador más capaz y todo aquellas actividades de destreza
asociadas con la producción de cigarros populares. Sin embargo,
su gestión como Concejal en función del mejoramiento de las
condiciones de vida de las cigarreras y demás miembros del
gremio tabacalero de Piedecuesta iban mucho más allá al
considerarse una de las gestoras de la capacitación de los
cigarreros tradicionales en la producción de cigarros finos, así

93
VÁRGAS, Amanda. Cigarrera propietaria de fábrica de cigarros corrientes
del barrio San Rafael. Piedecuesta: (Entrevista en audiograbación), 24 de
junio de 2011.
192

como al propiciar programas de bienestar para las mujeres


trabajadoras del Municipio. Al respecto expresaba:
En la época del alcalde Raúl Cardozo (2004 – 2007)
presenté un Proyecto de Acuerdo con el cual quise
motivar al cigarrero a tratar de llegar a vender un
tabaco especial, a que no solo se haga un tabaco
ordinario. Aquí hay fábricas donde sus obreras van con
su bolso y bien elegantes como cualquier funcionaria a
trabajar, igual que una funcionaria de la Alcaldía. Así
quisiéramos ver a todas aquellas obreras que de pronto
están con sus pantuflas y su pantaloneta en su casa
torciendo tabacos corrientes. Esa es la visión a donde
queremos llegar y por ello apoyamos la Asociación de
cigarreros que queda en el barrio la Feria [Asotracig],
que se reúne, que administra un restaurante escolar
tabacalero. A esa gente se le preparó con el SENA,
nosotros capacitamos a los docentes y ellos les
expusieron cómo era la forma para que a través del
SENA se empezaran a dar certificados a muchos
cigarreros y cigarreras de nuestro municipio como
personas capacitadas en hacer puros finos y de
exportación. Fue un proceso que se hizo en la anterior
administración y la verdad en este periodo si ha estado
un poco quieto, nos faltó de pronto más motivación a
favor de un trabajo familiar donde los niños son los que
espalen el capote, donde los niños son los que ayudan a
poner el capote al rollero, donde el papá hace los rollos,
donde la mamá es la que tuerce el tabaco y es en el
núcleo familiar donde se forma ese pequeño fabriquín,
ese pequeño trabajador.
193

…De igual forma, a través de la oficina de Desarrollo


Social en el anterior cuatrienio se trabajó con psicólogas,
con personal profesional para que a las cigarreras se les
diera implementos de trabajo. E empezando por
enseñarles que debían tener uniforme, un delantal y una
careta para cuidarse su salud. En los municipios los
recursos presupuestales son escasos, a veces se nos
cierran las puertas a nosotros como líderes cuando uno
tiene proyectos muy buenos para las comunidades. De
pronto en ese rubro no hay plata y no hay plata y yo no
tengo lapicero para mandar. Durante esta administración
[Jorge Navas, 2008 – 2011] tengo conocimiento que se
dictaron unas charlas para el personal tabacalero, para las
cigarreras, eso es lo único que en esta administración se
ha venido haciendo.
…Hace días que tengo ahí el proyecto para ver si
hacemos la motivación del “día del tabacalero” el mismo
día de cumpleaños de Piedecuesta pero lamentablemente
es el 26 de julio y ese día ya estamos en ley de garantías.
No podremos hacerlo, pero lo voy a dejar para el día 14
o 15 de noviembre. Entonces en esa fecha de noviembre
vamos a trabajar para presentarle a muchos habitantes
foráneos que se han venido a vivir en nuestra tierra que
nosotros los acogemos como piedecuestanos, y
especialmente para que conozcan a través de los
cigarreros las cigarreras una de las labores
piedecuestanas que mueven una parte de la economía de
nuestro municipio94.

94
NIÑO, Martha Yolanda. Op. cit.
194

A la par del mejoramiento de las condiciones laborales y de


sustento de las cigarreras paralelamente las líderes sociales,
políticas y empresariales de ese gremio han buscado mejorar las
condiciones de vida física del gremio al solicitar un espacio de
reunión y encuentro de los artesanos tabacaleros. Para ello
contaron específicamente con la entrega en comodato del lote
donde había funcionado el matadero municipal durante la
administración municipal de Fernando Moreno, siendo iniciado
el diseño y construcción de un edificio con las características
propias de un “Centro de Capacitación y Desarrollo Empresarial
Tabacalero” desde el año 2000. Centro que fue concluido e
inaugurado durante la administración municipal de Raúl
Cardozo y la administración departamental de Hugo Eliodoro
Aguilar Naranjo el 8 de junio de 2007.
La presidenta de esa Asociación y representante del Centro de
Capacitación para entonces era Martha Cecilia Santos Cote,
quien recuerda cómo se organizaron los cigarreros y la
nombraron como la primera representante de todos los
cigarreros de Piedecuesta sin importar su condición de mujer. Al
respecto expresaba:
El centro de capacitación en el antiguo matadero se
empezó adecuar cuando Fernando Moreno era alcalde
pues nosotros era mucho molestar allá, cansones. Ya
teníamos la asociación, inclusive nosotros la montamos
con quienes dieron la idea y todo eso como eran Nelson
Chaparro, Juan de Jesús Bueno Chucho Cartagena, entre
otros. Habían varios representantes buenos en ese
tiempo, quienes tenían más o menos poder pero a mí me
fue quien nombraron Presidenta de los tabacaleros en
una reunión que hicieron en un Colegio. Se invitaron a
todos los tabacaleros, yo fui esa tarde de lunes. Ahí fue
195

donde se formó la asociación, y todo eso, pero ya ellos la


traían constituida también, todo arreglado, todo mejor
dicho. Ahí fue cuando empezamos a empaparnos, a mí
me gustaba mucho todo lo de tabaco y yo estaba metida
en todo esas cosas y conocía a mucha gente pues,
imagínese desde los 17 años yo había tenido fabriquín,
así como lo veían a uno ya en la bodega, ya en el
consejo, ya en Girón trayendo material y pues todo el
mundo lo conocía a uno. Debido a eso ellos prefirieron
que ojalá fuera una mujer, que entrara y que hablara, y
que bueno que la conocieran y la llamaran cuando venían
proyectos o cualquier cosa para los tabacaleros.
Sin embargo, había mucho apoyo para los empresarios y
poco para los fabriquines. Nosotros le pedimos a la
Cámara de Comercio colaborarnos también e hicimos
cursos de formación en cuestiones de microempresa y
capacitaciones para los empresarios. Entonces ellos nos
avisaban, nosotros mandábamos a avisar a todos los de la
fábrica, ellos se reunían bueno, y todo eso. Ellos también
se capacitaron mucho e hicieron muchas cosas. Inclusive
de ahí fue donde nació la fábrica de cigarros
Chicamocha. Ahí fue cuando empezamos con Fernando
Moreno a pedirle un espacio y nos dio el terreno que era
para un parque, e incluso, nos ayudó a crear y dar inicio
al Restaurante Escolar para todos los niños de los barrios
cercanos con el apoyo del ICBF y Comfenalco95.
Si bien los principales líderes y gestores cigarreros han
promovido el cambio técnico y tecnológico hacia la producción
de cigarros finos como la opción inmediata, viable y más segura

95
Ibíd.
196

para garantizar el mejoramiento socioeconómico de las mujeres


cigarreras durante el siglo XXI, los representantes de las
fábricas más prestantes y tradicionales en la fabricación de
cigarros corrientes (criollos u ordinarios) consideran que en ese
camino no están dadas todas las condiciones ni será rentable
para todos al no crecer la demanda, el mercado ni la producción
de materias primas de calidad superior y suficiente calidad. Es el
caso de María Rocío Caballero Calderón, copropietaria de la
fábrica de tabacos “Cigarros Comandantes Puro”, quien con su
esposo, madre y siete hermanas comparten la responsabilidad de
dar continuidad a la fábrica creada y posicionada por su padre
cuarenta y ocho años antes después de morir en 2004. En lo
concerniente a los procesos de capacitación y la transferencia de
conocimientos, técnicas y tecnologías de los cigarreros cubanos
traídos a Piedecuesta ha manifestado:
Desde la edad de los diez años he estado elaborando
tabacos. Empezamos haciendo primero el empaque
porque mi papá manejaba el empaque. De ahí
empezamos con la obra de mano, con la elaboración de
los tabacos. La única recompensa que recibíamos por
nuestro trabajo era la alimentación, y eso como ayuda,
razón por la cual no trabajé en ninguna otra fábrica,
solamente aquí en la fábrica de la familia. Ahora que
soy la administradora de la fábrica nuestra preocupación
es el mejoramiento, cada día mejorar más en la calidad
de los romos corrientes que compramos y procesamos
para la comercialización.
Para mejorar la calidad de ese romo con el que se
identifica el nombre de la fábrica y la marca fuimos a
capacitarnos con el SENA, con los cubanos, y hemos
estado en varias partes practicando. O sea, hemos ido a
197

diferentes partes a mirar cómo es la elaboración, cómo


puede uno mejorar en el trabajo de uno. Y la verdad es
que me parece que es igual elaborar tanto el fino como el
corriente. Hace un año recibimos la última capacitación
con el propósito de mejorar la calidad en la elaboración
de los cigarros como en su empaque y presentación. Esas
capacitaciones nos sirven entonces para adquirir más
experiencia y conocimiento para la fábrica, y claro, para
nosotros mismos sacar adelante la fábrica. Sin embargo,
ser una mujer empresaria me parece difícil porque hay
cosas que uno no tiene capacidades para desenvolverse.
Sobre todo porque toda la vida con mis hermanas, toda la
familia se dedicó a trabajar en la fábrica en lo
concerniente al empaque y no manejabamos otros
asuntos como los materiales o la calidad de los rollos y
las vitolas torcidas.
Nosotros queremos que la fábrica nos siga asegurando el
bienestar que tenemos, que podamos salir más adelante.
Pero eso no se logra sino mejoramos la calidad de los
cigarros corrientes que sabemos hacer para poder
mantenernos en el mercado y no dejarnos sacar por la
competencia. Por eso pienso que no hay mucha
diferencia entre las fábricas y los fabriquines, aunque si
se nota que varias fábricas que hacen “compras” a los
fabriquienes no pagan lo que debe ganar cada torcedora,
no les pagan lo que es, no se le reconoce el precio que le
han de pagar a la persona.
Por eso es que quienes trabajamos con tabacos corrientes
pensamos que se necesita más apoyo para las empresas
que hemos hecho y seguiremos haciendo tabacos
corrientes, nosotras también necesitamos ser capacitadas
198

en lo que hacemos. Acá en Piedecuesta en los últimos


diez años sólo se hacen capacitaciones para que hagamos
o se mejore el tabaco fino pero acá no todos lo elaboran
porque el tabaco fino poco tiene salida acá.
En Piedecuesta todo más lo que se da es el corriente, por
eso se necesita capacitar a los rolleros y torcedoras que
toda la vida han hecho el mismo tabaco a mejorar lo que
hacen y no a cambiarles las hojas, los tabacos y perillas
imitando las grandes fábricas. Quienes hacemos el
tabaco corriente también necesitamos capacitaciones
para que las empresas mejoren su calidad, para enseñar a
la gente a hacer un buen tabaco corriente con el que la
gente gane más y tenga un buen precio la obra de mano.
Sólo así, con más y mejores fabriquines que necesiten
poca inversión y mucho trabajo también se le da
oportunidad a otras gentes para que salgan adelante y
puedan montar su propia empresa, cosa que no va a pasar
si solo algunos saben y pueden hacer los tabacos finos96.
Ser un empresario cigarrero exitoso y reconocido resulta ser una
tarea muy difícil que requiere grandes aventuras financieras,
iniciativas en el mejoramiento de las materias primas como en
los productos elaborados buscando mercados internacionales, y
especialmente, motivación a los demás empresarios, cigarreros y
trabajadores del tabaco para buscar alternativas que contribuyan
a mejorar los productos elaborados, y consigo, los ingresos y las
condiciones de vida de todos. Ese fue el caso del legendario
Nelson “El loco” Chaparro quien con su liderazgo entre el
gremio propició el cambio en la imagen que los cigarreros
96
CABALLERO, María Rocío. Cigarrera propietaria de fábrica de cigarros
corrientes del barrio La Feria. Piedecuesta: (Entrevista en audiograbación),
24 de junio de 2011.
199

tenían de sí mismos (de trabajadores parias a artesanos


industriales) como en sus capacidades para producir mejores
productos (de “chicotes” o tabacos corrientes y ordinarios a
“puros” finos, tipo habanos) y fuentes de ingreso. Su viuda,
Amanda Vargas Herrera rememoraba la memoria de ese líder
de las causas e innovaciones para los cigarreros piedecuestanos,
después de diez años de muerto, al expresar:
Cuando mi esposo fundó la fábrica implicaba mucha
sagacidad en el negocio. Hay gente acá en Piedecuesta
que lleva toda la vida haciendo rollos y se quedan
haciendo rollos. Bueno por muchos motivos pienso yo:
lo uno porque como que las personas no tienen esa
aspiración de ser, si como la conformidad, nosotros
hacemos rollos y seguimos haciendo rollos toda la vida.
El papá de mi marido tenía fábrica de tabacos, entonces
él aprendió ese oficio por el negocio del papá. Cuando
eso el negocio del tabaco daba rentabilidad. Él empezó
comprando materiales, comprando todo lo que se utiliza
acá para el trabajo del tabaco como el polipropileno, los
pegantes, y un poco de cosas más. Entonces él se fue
más allá, inclusive él empezó a comprar y vender
materiales y todo lo que se utiliza para la industria. Pero
realmente, él en un momento determinado se dio cuenta
que era rentable montar una fábrica y empezamos así.
Nosotros empezamos comprando material en un lado y
en otro, haciendo lo que son las picaduras para venderle
a la gente. Él tuvo la visión de que poca gente tenía acá
máquina para hacer picadura, entonces hizo el esfuerzo
de comprar las máquinas y montar todo lo que es la
maquinaria para elaborar la picadura y venderle a las
personas que hacen tabacos. Nos enrolamos en ese
200

trabajo, continuamos con eso, y llegó el momento en que


dijo: ¡Quiero sacar al mercado una marca para vender
tabacos!. Fue entonces que montó “El Centauro”, la
primera marca que sacó. Luego compró otra marca aquí
a otro comerciante de tabaco. Y hasta ahora ha
mantenido la fábrica con muchos tropiezos y muchísimas
dificultades.
Hubo un momento donde una subida en la producción y
tuvimos hasta unos 35 o 40 fabriquines de tabacos, aquí
los llamamos “compras”, a los cuales uno les entrega los
materiales y ellos van, elaboran sus cigarros y vuelven a
traer los cigarros, yo les descuento lo que le entregamos
de material, picadura y ellos se llevan lo de su trabajo,
su pago, más una pequeña utilidad que a veces les queda
por el manejo de eso. Pero ahora si ya definitivamente
estamos cada día con más dificultades. Lo primero
porque cuando mi esposo saco la marca y montamos la
fábrica eran pocas las fábricas en Piedecuesta, ahora hay
mucha gente, inclusive de la que nos trabajaba en
“compras” que “abrieron los ojos” y dijeron: “Nosotros
vamos a sacar una marquita para también llevarla y
venderlas a otros lados pues si yo la elaboró y empaco
como ponerle mi marca voy, la vendo y hago más”.
Ahora la competencia es muchísima y yo creo que aquí
en Piedecuesta están empacando por ahí unas doscientas
a trescientas marcas no registradas.
Nosotros tenemos que inscribirnos en la
Superintendencia de Industria y Comercio, en la Cámara
de Comercio, en Fedetabaco, una serie de entidades que
hay que manejan este acá del gremio del tabaco, y nos ha
tocado inclusive pagar industria y comercio a nivel
201

municipal, pagamos Sayco y Acinpro… un pocotón de


cosas, que el derecho de no sé qué… Bueno eso son una
cantidad de impuestos que nos toca pagar a nosotros por
tener la marca registrada, además de responderle a los
empleados con los salarios y la seguridad social
cumpliendo con todas las normas legales que hay para
poder funcionar. Mientras tanto, las personas
independientes que están sacando sus marquitas y
haciendo su esfuerzo con sus fabriquines están haciendo
todo lo contrario. Al producir con precios más baratos,
sin pagar impuestos ni salarios de ley, sus cargas ya no
nos permiten competir en el mercado de Barranquilla o
Montería porque ellos si pueden vender el tabaco
muchísimo más económico. A raíz de eso quienes
tenemos empresa hace muchos años, legalmente
constituidas, estamos ya en vía de decadencia. Por
ejemplo de cuarenta compras que teníamos hoy no tengo
sino unas quince o doce tal vez. Son poquitas y la
producción es exactamente igual. Si una vez hicimos
seiscientos mil tabacos semanales ahora estamos
haciendo ciento cincuenta mil tabacos semanales. Es por
ellos, que mientras la producción a nivel del gremio de
cigarros corrientes no ha bajado, por el contrario sigo
subiendo, para los empresarios formales y legales cada
vez baja más97.
Entre los dueños de fabriquines que decidieron reafirmar su
independencia, libertad y autonomía de las grandes fábricas de
cigarros al crear su propia marca y ofrecer su producto en el
mercado local como nacional uno de los ejemplos más dicientes
es el caso de Gloria Acevedo, popularmente conocida como

97
VÁRGAS, Amanda. Op. cit.
202

“Gloria Macabaeo”, quien es reconocida como una propietaria


de fabriquín de cigarros corrientes del barrio Villanueva que
desde los diecisiete años ha trabajado y se ha hecho a un nombre
entre el gremio de los cigarreros al defender posturas como las
siguientes:
Con Doña Genoveva Serrano a mí me gustó el oficio y aprendí
en tres días. Uno miraba como lo hacía el otro, todo depende del
interés que tenga uno, si uno quiere salir adelante se pone la
meta: ¡Si, voy a hacer esto y se hace!. Mi hermana fue la que
empezó primero a hacer tabacos porque el resto de la familia
trabajaba con un telar de fique. Tejían sacos e hilaban bien su
telar, pero yo nunca aprendí eso porque a mí no me fascinaba, a
mí me gustaban mucho los tabacos y me gustó haber aprendido,
haber luchado por ese oficio.
Trabajé una semana con doña Justa Gualdrón y luego
varios años con Rodrigo Rosas, quien ya murió. Hace
como cuatro años saqué mi propia marca y a uno le va
mejor, porque ya uno sin patrón gana más sin tener que
llevarlos como “compras” a las fábricas. Yo hago
tabacos acá y los vendo acá, no mando tabacos para
ninguna parte, empaco poquito y vendo por cincuenta la
“panetela”. Yo hago y vendo poquito tabaco. Si lo vende
uno mismo pues gana más. Sin embargo, cuando uno
trabaja con un patrón no tiene tantos problemas porque
uno hace la tarea, entrega a la tabacalera y le pagan por
lo que hizo.
Con una marca propia uno espera que si ya en el mañana
pega igual a las de otras personas o fábricas que van en
lo alto, pues una puede llegar a ser igual, a ganar lo
mismo, así no se compare. Toda la materia prima
203

anterior era mucho mejor, se vendía mejor, no había


tanta competencia como ahora que cualquiera hace, va y
vende así no tenga marca. Va y vende como quiere y le
hace mala competencia al que si paga todos los
impuestos, le hace un daño sin querer.
Otra diferencia son las capacidades de las torcedoras que
trabajan en fábrica y las de fabriquín. La obrera de
fabriquín no es igual a ser una obrera de una empresa,
quien todos sus vínculos de base, les pagan liquidación,
cesantías, salud, incapacidades, y todos los reglamentos
de ley. Pero eso no es en todas las empresas. La obrera
de fabriquín sólo gana por cada mil que hace los
dieciocho mil o veinte mil pesos con lo que asegura el
bienestar diario o semanal para su familia pero sin
derecho a pensión, salud, ni a nada. Sin embargo, las
empresa no les da trabajo como lo hace uno que llegan,
piden el trabajo, si yo puedo les enseño a trabajar, y si
ya saben les doy trabajo y me dan la dirección de su casa
y yo les mando el trabajo. A diferencia de las fábricas
que en todo llevan las cuentas, yo les tengo una
confianza absoluta, porque uno aquí se les da el material
y si quieren volver traen el material ya torcido. Se pierde
o se gana pero toca ser así.
Ahora, muchos fabriquines y torcedoras de corriente han
decidido hacer tabaco fino, pues bueno, eso lo hace el
que quiere para salir más adelante, para surgir más con
otras capacidades y ventas. Pero yo no creo que todo el
mundo haga fino, no creo que todos hagan acá en
Piedecuesta, porque todos no lo hacen, no lo hacemos.
Yo soy una que no hago fino, yo hago es corriente de
pronto porque se cuál es la capacidad de cada cual.
204

Trabajar con tabaco corriente es rentable. Uno tiene


ganancias y tiene perdidas, toca es saberlo llevar. Si uno
no sabe, le va bien. Yo por ejemplo no sé hacer nada más
que trabajar en tabacos. Yo sé que no voy a entrar en una
empresa porque no soy estudiada entonces no aspiro a
eso porque yo no tengo estudios, él que tiene estudios si
puede aspirar a eso.
A pesar que hay gente que le gusta desvalorizar el
trabajo de los tabacos, se olvidan que el gremio del
tabaco corriente mueve mucho la economía de
Piedecuesta. Los negocios se mueven por el tabaco, sino
hubieran tabacaleras no habrían tiendas por qué quién
iría a consumir. Acá la mayoría es gente de estratos bajos
y todos de alguna manera se benefician del gremio del
tabaco. Incluso muchos políticos dicen en campaña ser
cigarreros pero muchos no saben cómo se tuerce un
tabaco. Aquí en Piedecuesta el gremio del tabaco es
muchísimo, todo el mundo trabaja en eso. Usted puede
bajar a cualquier barrio y no hay barrio donde no hagan
tabaco, puede ser que no tenga su propio de fabriquín
pero si le trabajan a un fabriquín. Digamos que trabajan
acá en Villanueva pero llevan para la Cantera porque
viven allá, otros para Hoyo Grande, otros a Miradores de
la Cantera. Hay mucha gente independiente que incluso
en sus apartamentos hace tabacos con toda la comodidad
aunque los sacan demasiado envueltos para evitar “el
qué dirán” de las otras personas que viven ahí.
En pleno 2011, el gremio cigarrero de Piedecuesta está
afrontado gradualmente una nueva crisis cigarrera como la
acontecida después de 1939 al ser cerradas y liquidadas las
fábricas de cigarros formales que existían al ser inviables para
205

sus propietarios al ser mayores los cobros tributarios y el pago


de la seguridad social para los trabajadores que las ganancias
obtenidas mientras que los empresarios independientes,
capacitados en la producción de cigarros de diferentes calidades,
inundan los mercados con sus cigarros baratos, burdos, evasores
y de baja calidad apelando a una competencia desleal rechazada
por los fabricantes industriales y justificada por los dueños de
los fabriquines artesanales como alternativa para asegurar su
bienestar físico semanal y poder mejorar económica, social y
culturalmente los miembros de sus familias.
La situación vivida por las grandes fábricas que dan trabajo y
hacen las “compras” de los “chicotes” (tabacos bastos,
corrientes, criollos o populares) que elaboran los fabriquines y
las mujeres independientes que saben hacer cigarros bien puede
ser resumida por Martha Reyes Quijano, popularmente
conocida como “Martha Caritas”, una de las cigarreras más
reconocidas y populares de Piedecuesta. Una líder natural que
ha encabezado las principales huelgas del gremio tabacalero en
defensa del cigarro torcido como una artesanía que no requiere
IVA (1996, 1998), así como por el mejoramiento y control de
las tarifas a los servicios públicos.
Después de cuarenta y dos años de estar dedicada a empacar y
luego a elaborar en fábricas y fabriquines el popular “chicote”, o
cigarro corriente de los piedecuestanos, Martha Reyes es una
mujer reconocida que en el 2011 intenta por segunda vez llegar
al Concejo Municipal como una digna y fiel representante del
gremio cigarrero y tabacalero. Cargo de elección popular para el
cual cuenta con una visión amplía e integral de la producción
cigarrera y la crisis por la que pasan empresarios y cigarreros en
el último año al expresar:
206

Desafortunadamente aquí la clase tabacalera es la más


pobre, siempre nos han llevado por debajeados. Si usted
en un día no trabaja y dejarse de ganarse 18 mil pesitos
por cada mil de corriente que haga entonces causa una
calamidad doméstica porque no pudo trabajar y pues no
ganó. Entonces no tiene usted de dónde prenderse,
llueva o truene le toca a usted sentarse a torcer para
ganar. Por eso en que hoy en Piedecuesta cada cual
trabaja independiente. Somos póngale un promedio de
7500 fabriquines.
Las ganancias del tabaco se quedan prácticamente es con
el mayorista. Nosotros los minoristas ganamos poco,
pero tampoco hay que hablar mal del trabajo en tabaco
porque de todas maneras yo he criado a mis hijas a
tranca y a mochas, mal comidas, pero he pagado el
arriendito. Pongámosle además una mudita de ropa pa’
los diciembres que es lo tradicional de nosotras: para las
tabacaleras la navidad es para poder comprar la ropa del
resto del año. Para las tabacaleras, y para todo el
mundo, la navidad es comercio y no deja uno de estrenar
su ropita, pero que yo al final del año tenga que una casa
o un carro no, para nada, nosotros los minoristas
apuradito tenemos una “zorra” para cargar y empujar los
chicotes.
En estos momentos, ahoritica, estamos los tabacaleros en
la situación más crítica que he visto en mis 49 años. Este
año estamos llevando del bulto los tabacaleros, bueno
desde el año pasado, pero este año especialmente por la
invernada que hubo se nos vino todo encima porque
llegamos a tener que gastar los ahorritos en capas de
hasta 270 [mil pesos] la arroba, con capotes de 100, 160
207

y 170 y nos pagaban el millar a 90. Y nosotros tenemos


que sacar de ahí lo de la materia prima y la mano de obra
de las obreras: ¡nos colgamos!. Yo creo que todos los
tabacaleros, hablo por todos, porque todos son mi gente,
estuvimos colgados porque ya bajaron los materiales.
Ahora ya hay capas, pero sólo capas de 80, 100, y 120
[mil pesos], capotes de 60, 70 y 80, y lo peor, entonces
los tabacos de 90 se bajaron a 50 y 60 los están pagando
los mayoristas: ¡seguimos en las mismas!
Ahoritica uno trabaja ya es por mera necesidad. En el
caso mío yo no puedo llegar y decirle a mis hijas: ¡voy a
parar! porque ahí sí que aguanto hambre y aguantan
hambre mis viejitas. Tampoco puedo decirles: ¡esperen
porque esto se acabó!. Uno no es bolita de billar que
cada vez que “está bueno” los patronos abren “compras”
y cada vez que se “pone malo” “cerramos”. No, no se
puede que lo cojan a uno como bolita de billar.
La situación está tan critica que don Edmundo Acevedo
Rueda, el dueño de cigarros Humo Seda, un señor muy
conocido aquí en Piedecuesta por su bondad, por su
manera de tratar la gente, porque para él los cigarreros
somos como sus hijos, a quien considero como mi papá,
cuando él por equis motivo le toca parar las “compras” a
los fabriquines entonces yo tengo que comprar por aparte
picadurita, fiar el material y hacer por aparte los
tabaquitos, él después pasa preguntando si tengo
tabaquito y aunque yo veo que estoy perdiendo a veces
al vendérselo a sus precios de compra, le toca darlo a
uno así por necesidad, para el arriendo, para los
servicios, le toca a uno soltarlo a 70 [mil pesos] el millar.
Esa situación estamos viviendo en esos momentos. Si
208

don Edmundo le toca parar por equis motivo, porque él


nunca para, entonces todos los fabriquines de él
quedamos a la deriva. Lo mismo está pasando con las
demás grandes fábricas de corriente. Entonces ya no
paga el mil igual, pongamos que la capa está a 80 y se
necesitan 2 libras y pesa de capa, se invierte 4 libras de
capote, 8 kilos de picadura, la torcida a 18000 ó 18500 y
los rollos a 8000, sume usted vendiendo los tabacos a 60
¿qué le puede quedar?
En el gremio tabacalero de minoristas, estoy hablando de
los minoristas de la vida cotidiana, lo única riqueza son
chinos y perros98.
Una de las propuestas de campaña de Martha Reyes,
reafirmada por cigarreras experimentadas como Margot
Martínez, ha estado centrada en el mejoramiento de las
condiciones de vida material de las cigarreras después de una
década de capacitaciones y proyectos empresariales para
mejorar sus técnicas de trabajo. Al preocuparse específicamente
de la vivienda ha planteado a los demás miembros del gremio:
Entre las siete mil o siete mil quinientas tabacaleras de
Piedecuesta, cada una con cinco o seis hijos y familiares
por responder, es muy raro la que tiene casa propia. No
se nos ha dado esa oportunidad de un proyecto que nos
permita construir en un lote unas 60 casas para el
gremio tabacalero. Que nos las den con una cuota inicial
o sino pongamos con un arriendo fijo o cuota fija de 400
o 500 [mil pesos] al mes. Han salido planes de casas

98
REYES, Martha. Cigarrera propietaria de fabriquín de cigarros corrientes
del barrio La Cantera. Piedecuesta: (Entrevista en audiograbación), 22 de
junio de 2011.
209

baratas y de interés social pero de dónde vamos a sacar


las tabacaleras para pagar la cuota inicial, y luego quedar
pagando tanto, y mientras no las entregan pague que
pague arriendo. Eso no se puede. Además de eso ninguna
tenemos seguro de salud, pensión ni riesgos, todo toca es
con el sisben.
Mi primera expectativa si llego al concejo es tramitar
todo un plan de vivienda donde no se nos pida cuota
inicial: Un proyecto de acuerdo en plan de vivienda sólo
para los tabacaleros y las tabacaleras siempre y cuando
se compruebe que son trabajadores minoristas, no para
que se beneficien lo mayoristas. Necesitamos tener un
buen vivir como mujer cigarrera, que nos valoricen.
210

12. EMPRESARIOS GANADEROS


LA FERÍA EXPOSICIÓN DEL SOCORRO Y LA
CEBUIZACIÓN DEL NORORIENTE DE COLOMBIA
(1914 - 2014)99
“Puede sonar extraño y hasta
sorprendente, pero de todos los
actores históricos que han ayudado a
construir a Colombia uno de los más
importantes fue la vaca” (S. Van
Ausdal, 2006).

12.1 GANADOLOGÍA
El fomento a través de las ferias de la adaptación o mestizaje de
los ganados criollos (“vacas mestizas”) (Álvarez, 2012, 98) con
nuevas razas importadas desde otros países tropicales pasó de
ser una novedad de hacendados excéntricos a mediados del siglo
XIX (Fedegan, 2003) a una opción productiva para los
hacendados más innovadores, médicos veterinarios como para
un crecido número de empresarios inexpertos en las lides
pecuarias pero muy interesados en invertir capitales de riesgo,

99
Texto inédito del proyecto de investigación y extensión interinstitucional
titulado:
“La ganadería, los ganaderos y los ganados de Santander. La feria
Exposición del Socorro y la cebuización del nororiente de Colombia (1914 -
2014)”, financiado por el Comité de Ganaderos de la Hoya del Río Suárez y
la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab) en 2014, con la
colaboración de la Casa de la Cultura “Horacio Rodríguez Plata” del Socorro.
El texto que se presenta complementa el resultado de ese proyecto cuyo
informe publicado como el libro: “La Feria Exposición del Socorro 1914 –
2014” (Bucaramanga: SIC, 2014).
211

presionando así la articulación del sector industrial al pecuario


con metas productivas concretas, inmediatas y alejadas de
tradiciones o prácticas gremiales.
Ello se evidenció y cuestionó abiertamente desde mediados del
siglo XX con el choque de propósitos y expectativas que tenía
cada sector del gremio ganadero al participar en las ferias
especializadas con razas puras, como eran: el oportunismo de
los empresarios jóvenes Vs la tradición de los viejos
hacendados, el exhibicionismo Vs la perfección, el prestigio
inversionista a corto plazo Vs el mejoramiento productivo a
largo plazo (Álvarez, 2012, 96).
De tal manera, factores como la importación de razas puras, la
producción de crías mejoradas, el mejoramiento de los ganados
criollos y el incremento de la rentabilidad en proporción directa
a la calidad productiva propiciaron a lo largo del siglo XX la
coexistencia de diferentes experiencias productivas, visiones
agropecuarias y sectores socioeconómicos autodenominados
como “ganaderos”, como fueron:
1. Ganaderos industriales o comerciantes: “Grandes
inversionistas” caracterizados por ser “promotores de
innovaciones”, “agentes del despegue”, “industriales
reconocidos de la élite” por lo general miembros de las
seccionales de las asociaciones de industriales del país o
ganaderos con “capitales de alto riesgo” a quienes no les
importaba los altos costos, pérdidas o derroche de sus
decisiones.
Foráneos al sector considerados como oportunistas comerciales
quienes encontraron en la renovación de la ganadería “una
inversión atractiva, dado el crecimiento del consumo de
derivados”, tanto cárnicos como lácteos (Álvarez, 2012, 95). En
212

el caso de la industria ganadera asociada a la raza Holstein de


Antioquia ese tipo de ganadero fue descrito a mediados del siglo
XX por un Ganadero profesional o técnico contradictor:
“Su estándar alto de vida le hace construir mansiones lujosas hasta
las cuales lleva sus comodidades que en la ciudad ha conquistado y
él no quiere perder, así sea momentáneamente. Con criterio similar
construye establos, cuartos de leche, depósito para alimentos, cuarto
pica pasto, enfermería y piezas para maternidad. Siembra a
cualquier costo pastos de corte, compra o importa animales de alta
selección y así edifica las bases para su explotación lechera. Sus
terneros se alimentan artificialmente […] y los que no corresponden
a la calidad de sus ascendientes, son sacrificados al segundo día de
nacidos. La leche en estas condiciones producida, es generalmente
aceptable desde el punto de vista higiénico, no así el económico y
del técnico, que, como cuadro es un adefesio” (Zapata, 1954, 4).

2. Ganaderos profesionales o técnicos: Empresarios


moderados e interesados en mejorar la ganadería y propiciar una
mayor producción local o regional quienes desde su condición
profesional como médicos especialistas, médicos veterinarios o
en áreas biotecnológicas afines promovieron, fomentaron y
persuadieron a los demás ganaderos por medio de asociaciones
territoriales a adoptar “cambios e innovaciones en el manejo del
hato” (Álvarez, 2012, 95).
Su compromiso como profesionales catedráticos, reconocidos
por su experticia teórica en las facultades universitarias, les
llevó a comprometerse con cambios prácticos, visibles e
innovadores invirtiendo su limitado patrimonio personal o
familiar en la consolidación de sus negocios agropecuarios, así
como se comprometieron en el liderazgo regional de los
diferentes procesos productivos que se requerían para el
desarrollo de las ganaderías especializadas en razas específicas.
Específicamente con la organización periódica de las ferias-
213

exposición al convocar y persuadir a los demás empresarios


miembros del gremio a hacer presencia con sus mejores
ejemplares y a estar dispuestos a comprar o vender entre sí. Sus
esfuerzos y luchas personales fueron heredados por sus
hermanos, hijos o nietos como parte de un legado ganadero
asumido como un honroso linaje (Álvarez, 2012, 96).
3. Ganaderos intensivos o empresarios: Descendientes
de generaciones decimonónicas dedicadas a la ganadería como
carniceros, comerciantes especuladores durante los días de
mercado o feria comercial o intermediarios entre ganaderos y
expendedores de carne (4. Ganaderos tradicionales o
“analfabetos”), etc., se caracterizaron por hacer inversiones
ganaderas regionales o locales muy planificadas y rigurosas al
encontrar en una “mayor intensidad” del negocio lo que no
podía hacer a falta de grandes capitales, volúmenes de animales
o extensiones de tierra.
Sus proyectos empresariales estuvieron directamente
relacionados con su participación activa y permanente en las
ferias-exposición de las razas en las que se especializaban los
gremios regionales, la asociación y el respaldo biotecnológico
de los grandes empresarios a los pequeños ganaderos, el
fomento y participación de los ganaderos regionales en los
eventos y competencias nacionales o internacionales, la
asociación industrial de los pequeños ganaderos a
macroproyectos productivos como las fábricas de procesamiento
lechero, etc., siendo recompensados sus esfuerzos con
reconocimientos, premios y estímulos públicos por sus logros en
la adaptación de los machos puros importados como el fomento
de vacas mestizas como símbolo del desarrollo de la industria
pecuaria nacional (Álvarez, 2012, 96 - 98).
214

Así, los beneficios de las nuevas tendencias productivas y


empresariales de la ganadería eran admiradas por los
empresarios industriales y los comerciantes mayoristas al
conocer los cuantiosos negocios que se hacían dentro y fuera del
país por la compra - venta de sementales de raza pura, al
calcular mayores ganancias con un menor tiempo, riesgo, gastos
y costos de producción que otro bien comercial. Y
especialmente, por encontrar a partir de la Ley 73 de 1916 un
pleno respaldo estatal (Álvarez, 2012, 92) a la importación,
producción y comercialización de ejemplares genéticamente
mejorados o purificados al constituirse en el producto de mayor
demanda agroindustrial (Angarita, 1997) para la cualificación de
las crías, la cuantificación productiva de otras ganaderías o
regiones ganaderas del país (Álvarez, 2012, 86).
La experiencia expansionista del ganado Holstein al occidente
del país o del ganado Cebú al oriente, al expandirse éste último
desde los criaderos momposinos hasta los mercados de Girardot
o El Socorro (Pinzón, 1984), y desde éstos hasta los Llanos
Orientales, se constituyen en los mejores ejemplos de los
resultados de la interacción e intercambio genético entre los
ganaderos (Gallini, 2005, 193) al ser motivados y mediados por
los eventos feriales de las regiones con los mejores especímenes
o criadores.
La feria ganadera como medio para la congregación de los
empresarios agropecuarios de cada localidad, provincia o región
se constituyó en el espacio periódico para la socialización y
encuentro de los miembros del gremio, al igual que el de sus
familias y colaboradores. Desde inicios del siglo XX se
constituyó en el evento económico, social, político y cultural
más importante y esperado por cada comunidad municipal al
caracterizarse por:
215

1. Encuentro de poderes y poderosos. La feria hizo


públicos “los modos de sociabilidad de las élites locales o
regionales y sus relaciones con el poder político”, así como las
exposiciones ganaderas se constituyeron en “el lugar
privilegiado de enunciación de las demandas agrarias de cara al
poder político” (Hora, 1994).
Hasta mediados del siglo XX las ferias y exposiciones “fueron
organizadas por iniciativas particulares, sin formalidad
reconocida por alguna organización nacional o internacional”
(Achf, 1947, 11-13).
Esa independencia conllevó a que los gremios ganaderos por
medio de sus asociaciones nacionales y seccionales certificaran
de forma autónoma la pureza de las razas y las autoridades
agropecuarias por medio de sus Secretarías e Institutos
fomentaron y certificaron la productividad cárnica o láctea de
esas razas en cada una de las haciendas. Control dual y de
existencia paralela que para en el exitoso caso de la asociación
de ganaderos Holstein se caracterizó por:
“Debido a la conveniencia de unificar ciertos servicios, la
Asociación nacional se encargará de expedir los certificados de
registro de animales puros y la seccional [departamental], de
acuerdo con aquella, se ocupará de promover campañas en favor de
la raza, inducir a sus afiliados para que en sus hatos usen solamente
toros puros, organizar periódicamente exposiciones y remates de
animales de la raza, proceden a clasificar por tipo las hembras
mestizas, solicitar del Gobierno y de las entidades oficiales leyes y
decretos que tiendan al desarrollo de la ganadería y la industria
lechera, dar instrucciones a sus afiliados sobre la manera de llevar
correctamente los libros genealógicos de su ganadería, difundir
informaciones útiles referentes a las genealogías de los animales
registrados, preparar, publicar y distribuir folletos con dicho objeto
y, en general, iniciar y desarrollar campañas en beneficio de los
criadores y de la raza” (Escalante, 1946, 21).
216

La organización y financiación interinstitucional de las ferias de


exposición de razas puras permitía a los ganaderos como a los
gobernantes reafirmar el reconocimiento o fama de sus regiones
o municipios como epicentros de la ganadería cárnica o lechera,
y consigo, propició que “se conjugaran esfuerzos técnicos y
políticos para concretar la Exposición” (Álvarez, 2012, 87).
Cuando esas alianzas se fracturaban o se decaía en el
enfrentamiento sociopolítico directo entre ganaderos y políticos
sus consecuencias se materializaban con la extinción o la
prohibición de nuevas ferias, el ganado puro y de exposición
eran liquidados, así como al pretenderse el restablecimiento de
las ferias en años posteriores, el prestigio, confianza e interés de
los organizadores no lograban revivir “el esplendor, la periodi-
cidad y el reconocimiento anteriores” (Álvarez, 2012, 91).
2. Demostración de poder tecnológico. Las ferias
como encuentro entre las haciendas más desarrolladas o
innovadoras han permitido reconocer “las estrategias de
extensión técnica y de reproducción material de la Sociedad”.
Es por ello que cada una de las exposiciones organizadas
durante el desarrollo de cada feria “cumple el papel de la
articulación efectiva entre el nivel genético alcanzado por las
haciendas y el mercado”; (Hora, 1994).
Someter a exposición y valoración de un jurado a los mejores
ejemplares de cada hacienda, acorde a su edad, género o raza, se
constituye “en un mecanismo destinado a la difusión de las
mejoras genéticas de las haciendas de la región y de las técnicas
de gestión necesarias para su reproducción, además de articular
las necesidades de los distintos hacendados, productores rurales,
empresas proveedoras de insumos y entidades gremiales”
(Álvarez, 2012, 87).
217

La importación de razas puras y el seguimiento por sus primeros


propietarios a través de asociaciones extranjeras conllevó a que
desde mediados del siglo XX se formalizara la promoción y
desarrollo de cada nueva raza en el país. Con ello, “se buscaba
normativizar la competencia e incluir requisitos que conllevaran
el mejoramiento de la raza y de la producción de leche”
(Álvarez, 2012, 88).
Para garantizar la pureza de la raza y la propiedad sobre los
ejemplares importados que la poseían, los ganaderos nacionales
adoptaron las normas técnicas de los ganaderos estadounidenses
y americanos que como aliados gremiales les ayudaban como
proveedores de sementales, jurados durante las ferias de
exposición o avaluadores durante las ferias comerciales
paralelas a las de exposición. Específicamente se adoptó el uso
de prefijos, cuya práctica se justificaba porque: “Los criadores
de ganado de pura sangre lo utilizaban a manera de marca
registrada con un doble fin: evitar imitaciones fraudulentas e
impresionar a los consumidores o compradores con las ventajas
o distintivos que caracterizaban ese ganado” (Achf, 1947).
De igual modo, la participación en las exposiciones como en las
jornadas de compra y venta de los ejemplares llevados a las
ferias fue regulado por la presentación obligatoria de un
certificado nacional o internacional de compra, pureza y registro
de propiedad del ganadero y su ganadería que los ganaderos
como las autoridades estatales exigían para cumplir dos
objetivos: “la selección de aquellos animales que tienen la
habilidad de transmitir características de tipo deseables y la
eliminación de aquellos cuya progenie herede características
indeseables” (Álvarez, 2012, 93).
218

Cada certificado se constituyó ante cada una de las asociaciones


o gremios promotores de las razas puras importadas en garantía
de las crías o sementales importados y su descendencia, en
continuidad o control del grado de pureza, protección del
potencial genético, garantía al comprador de su ascendencia y
““sobredominancia genética” capaz de arrastrar, sin importar
con quién se cruzara, y mejorar la productividad”, “contar con la
posibilidad de reproducir un hato con garantías genéticas”, y
consigo, la “clasificación de ejemplares machos puros y las
hembras puras y mestizas en diversos grupos, según edades del
ejemplar” (Álvarez, 2012, 93).

3. Poderío de haciendas y familias ganaderas.


Presentarse las familias ganaderas a las ferias más populares o
afamadas de cada Región, Departamento o Municipio y
someterse al juicio de jurados nacionales o extranjeros permitía
a las familias ganaderas compararse, competir y ganar en la
exposición, lo cual se traducía en reconocimientos o ganancias
simbólicas materializadas “en premios o trofeos, los cuales a su
vez distinguen y señalan el valor de la producción, y se
concede una publicidad a la hacienda y su propietario que se
aprovecha para vender y lograr utilidad” (Álvarez, 2012,
88).
Los triunfos de sus mejores ejemplares evidenciaban a su vez la
adecuación ambiental de bosques y sabanas, la transformación
productiva de los ganados criollos a los puros o los mestizos y,
la transferencia tecnológica alcanzada por las empresas
agropecuarias al reflejar cada espécimen “la introducción de
ejemplares de pura sangre, el mejoramiento de los pastales,
aplicación de métodos científicos en las crías, la modernización
de los establos, el anhelo de dar un permanente impulso y de
luchar por la prosperidad de esta industria” (Carmona, 1949, 2).
219

La importación de razas puras como primera etapa de la


transformación ( o modernización) productiva de las empresas
ganaderas asociadas con linajes productores de crías, carne o
leche, como de las empresas comerciales de las sociedades de
empresarios arriesgaban sus capitales, esfuerzos y redes de
poder para incrementar sus ganancias, condicionó a los
ganaderos a demostrar sus avances en la adaptación y
reproducción de los especímenes y razas importadas, así como
los motivó a adecuar los recursos ambientales, humanos y
productivos existentes para obtener y explotar variedades
nacionales o criollas resultados de la adaptación de sus mejoras
genéticas a las condiciones ambientales de la región como del
país. Siendo considerado su momento culmen de éxito y
prestigio gremial poder criar variedades nacionales doble
propósito (cárnicas y lecheras) de mejor calidad, crianza,
rendimiento y producción que las importadas originalmente
(Álvarez, 2012, 94).
De allí que al nombre tradicional del ganadero, el linaje
ganadero o la empresa ganadera que se hacía presente en cada
feria exposición con sus innovaciones productivas y
biotecnológicas se asociara la confianza, calidad, resistencia y
prestigio genético de sus ejemplares puestos en competencia, a
lo cual se aunaron otras representaciones ideológicas como el
conferir apelativos regionales a los logros empresariales al
empezar a discriminarse entre la “holstein antioqueña”, el “cebú
momposino” (Zambrano), el “romosinuano”, “sanmartinero” o
el “chino santandereano”.

4. Las ganaderías “ganadoras” y su poderío


comercial. Los reconocimientos simbólicos obtenidos por las
ganaderías en cada feria exposición como los mejores ganados
se reflejaban en la comercialización de los sementales, terneras,
220

crías y esperma por parte de los ganaderos al transferirse el


valor socioproductivo de los jurados en el incremento
exorbitante de los precios de compraventa de esos triunfadores a
través de la feria comercial de reses.
El prestigio de los animales como de sus haciendas de origen
limitaba el acceso a la descendencia de esos sementales por
parte de compradores foráneos o asociados a la competencia
productiva, así como las familias propietarias regularon la
circulación de los descendientes de esas razas puras al hacer
seguimiento a los procesos de venta o al limitar la expansión de
los mismos en el entorno provincial o a otras regiones del país.
Esa relación entre pedigree racial, superávit productivo y ethos
ganadero reafirmaba la importancia que la feria exposición tenía
para regular el mercado, los precios y las dinámicas de la feria
comercial al condicionarse toda oferta de negociación a los
resultados de la selección. Con lo cual, para los empresarios
ganaderos que se presentaban a competencia no generaba los
mismos beneficios y la rentabilidad económica esperados
obtener el cuarto puesto que el primero en las rondas
clasificatorias o la condición de Ganador (adulto, joven,
reservado) o Gran Ganador.
Siendo explicada esa racionalidad ganadera entre ganar los
mejores premios para ganar los mejores clientes y negocios
porque: “Seleccionar un animal con respecto a los demás, lo
acredita con un valor diferente en el mercado, y también a sus
crías. Este último negocio motiva el de la ganadería de selección
como empresa, pues acredita a un hato o criadero y le genera
rentabilidad. La inversión en ese ganado se recupera con su
venta, o mejor, con la venta de sus crías” (Álvarez, 2012, 94).
221

La razón de ser de toda feria exposición era la venta de las


“estrellas” premiadas, sus descendientes, así como el ganado
mezclado con los ejemplares ganadores que era puesto a
disposición de los empresarios ganaderos de grande, mediana o
pequeña capacidad de inversión, negociación y adquisición. Así,
la ganadería como actividad gremial ha propiciado la alianza,
asociación e intercambio de bienes y servicios entre los
empresarios agropecuarios y los empresarios comerciales que
requieren crías, carnes, lácteos o sus derivados.
La apertura de nuevos negocios asociados con el mejoramiento
o la innovación de las razas propició a su vez la inversión y
circulación de grandes flujos de cambio, y consigo, la
intervención de empresarios diferentes a los linajes ganaderos,
quienes estaban interesados por “trasladar su experiencia y
participación en el desarrollo comercial e industrial a la
modernización del sector agrario” (Álvarez, 2012, 101).
Desde 1907 cada feria exposición ha estado planeada y
orientada al fomento, promoción y consolidación de la
“ganadería genéticamente especializada”. Es por ello que tras
cada ejemplar en competencia existen grandes, complejos y
costosos procesos de inversión por parte de una élite local o
regional que a través de su participación activa en las
competencias y juzgamientos reafirma las exclusiones y
especializaciones productivas entre los grandes empresarios del
sector ganadero y los demás empresarios del gremio.
Sin embargo, el interés de los pequeños y medianos empresarios
ganaderos por la adquisición de los recursos biotecnológicos
(machos, terneras, crías, etc.) importados o desarrollados por las
haciendas campeonas y acaparadoras del mercado sigue
haciendo de las ferias el espacio ideal para “fomentar
222

complementariedades y asociaciones para construir un enclave


de producción industrial local con proyección regional”
(Álvarez, 2012, 101).
De allí que estudiosos de la relación entre producción ganadera
y ferias de exposición de razas especializadas como José
Roberto Álvarez Múnera insistan que:
“…para cualquier empresario tener animales en la Exposición y
alcanzar trofeos era muy importante desde el punto de vista
económico, porque si éstos alcanzaban algún reconocimiento tenían
mayores valoraciones en el mercado. En general, en los torneos
ganaderos la puja por los trofeos en disputa ha sido una lucha por
posicionar mejor al empresario frente a los compradores que
constituyen sus clientes potenciales. Además, era notoria la
importancia de la relevancia social que otorgan a los propietarios
estas distinciones. Este hecho marca las haciendas, que trascienden
hacia un modelo de empresa rural al ofrecer al mercado como
producto un ganado de selección con los requisitos más altos de
genética y productividad” (Álvarez, 2012, 98).

A las relaciones internas y comerciales propias de la dinámica


ganadera que caracterizaba cada feria de exposición se sumaron
las interacciones promovidas por los organizadores feriales y las
élites agropecuarias con las “autoridades políticas municipales,
departamentales y hasta nacionales, y con los sectores sociales y
de opinión, para afianzar sus relaciones” (Álvarez, 2012, 101) a
través de fiestas y desfiles.
Posteriormente, fueron agregados a esos procesos de
intercambio socioeconómico los empresarios industriales
dedicados a proveer productos y servicios especializados en
cuanto a complementos alimenticios (concentrados),
medicinales (vacunas), logísticos (transportes), desarrollos
genéticos (laboratorios), etc., todo lo cual propició una mayor
presencia y asesoría profesional por parte de médicos
223

veterinarios y zootecnistas (Gallini, 2008, Cap. VI) al requerirse


de especialistas en reproducción bovina antes, durante y después
de cada feria (Álvarez, 2012, 100).

12.2 GANADERISMO
A la par de la invasión de las huestes españolas de los territorios
de asentamiento y producción indígena también se propició la
penetración y posicionamiento territorial de los animales que
complementaban las empresas de exploración conquista y
colonización como eran los caballos, los perros, los cerdos y
gallinas, los parásitos y microrganismos, y en particular las
vacas con sus crías y toros reproductores, los cuales
demandaron sus propios espacios de civilidad para descansar,
pastar, pisotear, reproducirse, extraer derivados, acumular sus
secreciones, ser sacrificados, etc.
Los colonos europeos debieron adecuar sus “feudos” a la
diversificación productiva de los bienes de consumo que
demandaban sus demás empresas comerciales al actuar como
encomenderos, mineros, comerciantes, e incluso, como
regidores encargados de abastecer las ciudades y villas más
cercanas los días de mercado. Así mismo, la ganadería a partir
del período colonial europeo fue establecida “como una gran
empresa” que crecía a pasos agigantados ante el interés de los
nuevos colonos por crear haciendas dedicadas a la producción
de carne y de leche”, lo cual dio “inicio al comercio de bovinos
en distintas regiones del país” (Udca, 2012).
Así, las empresas y empresarios agropecuarios desde el siglo
XVI sentaron las bases de las ideas y prácticas sobre la posesión
y dominio del actual territorio de Colombia con el pretexto de
garantizar el desarrollo productivo de las provincias y el
incremento en las rentas públicas del Estado. Entre las prácticas
224

heredadas y continuadas por los linajes ganaderos hasta el siglo


XX estuvieron:
1. Las tierras que habían ocupado y explotado las
comunidades nativas reducidas a encomienda,
doctrina y vida en pueblos de indios distantes,
especialmente aquellas ubicadas en los valles y
piedemontes formados por los ríos tributantes del
Magdalena y el Orinoco, fueron otorgadas, cedidas o
concedidas por medio de títulos de propiedad, previa
retribución a la Hacienda estatal.
2. Para preservar el dominio de los territorios titulados
y usufructuar los limítrofes como propios ante la
imposibilidad de verificar los linderos por los
funcionarios y la variación de los mismos al cambiar
el rumbo de ríos o quebradas, los hacendados y
estancieros optaron por talar y quemar los bosques
limítrofes, sembraron pastos nativos que se
expandían como maleza y usufructuaron esas
mejoras moviendo sus ganados de pastoreo
debidamente marcados y herrados hacia las fronteras
de sus propiedades. Incluso, la masiva concentración
de trabajadores y ganados en función de la casa del
hacendado y su capilla de oración (oratorio)
conllevaron a la conformación y erección de aldeas y
viceparroquias (Pérez, 2014), constituyéndose en una
tendencia propia de los andes y llanos colombo-
venezolanos que en los lugares de asentamiento de la
feligresía trabajadora de los hatos ganaderos
(potreros, corrales cercados, caneyes de residencia,
establos, gallineros, porquerizas, cocinas o
barbacoas, caneyes de sacrificio, descueramiento,
esviceración, descarnamiento, tasajo y salazón,
225

perchas para el secado de los productos de peletería y


talabartería, etc.) surgieran nuevas villas y ciudades
durante la época republicana (Trujillo, 2013, 4-10).
3. Antes que estereotipos motivacionales como “el
culto al toro” (Van Ausdal, 2014, 149) o el afán
señorial y expansionista por controlar la mano de
obra y los mejores ganados, la ganadería a través de
hatos y estancias junto a los caminos reales, puertos
o centros urbanos que servían de tránsito y abasto
hacia los enclaves mineros o de extracción
exportadora fue considerada la actividad productiva
más rentable y de menores riesgos o costos para los
vecinos más acaudalados porque “el ganado era más
resistente que la mayoría de cultivos agrícolas a los
caprichos del clima y a las plagas periódicas de
langostas y otras pestes. La coordinación del tiempo
no era tan crucial en su “cosecha” y, dada la pobre
infraestructura del país, era significativo el hecho de
que el ganado podía caminar al mercado” (Van
Ausdal, 2014, 146). Así mismo, el vecino -
hacendado podía administrar su hato a distancia por
medio de mayordomos y vaqueros, así como no tenía
que competir en la plaza pública con los demás
productores pecuarios al poder concentrar la venta de
su producción a través del “rodeo” realizado anual o
semestralmente en sus propiedades.
4. La creciente posesión sobre la tierra y las fuentes
básicas del abastecimiento general reafirmaban el
poder socioeconómico de los empresarios ganaderos.
Hacendados o estancieros impedían desarticular o
cuestionar las redes monopólicas de poder local que
controlaban los abastos, los precios y los controles a
las medidas y pesas al ser ellos mismos o sus
226

familiares los regidores que administraban justicia


comercial y otorgaban los permisos de
abastecimiento local. El poder e influencia de los
empresarios rurales limitaba o cuestionaba las
decisiones tributarias o las acciones administrativas
que pretendían promover los empresarios urbanos o
las autoridades centrales, y de ser contrariados o
afectados optaban por el desabastecimiento de
insumos, el aislamiento en sus propiedades o la
participación y fomento de alzamientos insurgentes
respaldados por la “servidumbre” bajo su dominio
(Feder, 1975, 78).
De tal modo, para tener un poder absoluto sobre la
economía y las relaciones sociales, las familias de los
empresarios ganaderos más poderosas o los
empresarios agremiados en Sociedades, Casas
Comerciales o Compañías optaron por hacerse con el
poder político a nombre de los partidos o las
facciones políticas dominantes, gobernaron
privilegiando a sus asociados al otorgarles la
administración de las rentas públicas, evadieron o
suprimieron impuestos como el “contribución
comercial, cría y levante”, se apropiaron o
concedieron a sus familiares los territorios baldíos
habitados por indígenas y adjudicaron de acuerdo a
las conveniencias políticas o económicas los
contratos estatales de inversión más cuantiosos o
rentables (Solano, Flórez y Malkún, 2010, 31).
5. Tener el control, propiedad y dominio expansivo
sobre la tierra y demás bienes de producción
agropecuaria permitía a los hacendados y estancieros
regular las tendencias y precios del mercado
227

ganadero, así como limitaban la movilidad y acceso a


la propiedad de la tierra por parte de la mano de obra
a su servicio. Su interés era la perpetuación de
prácticas productivas como el uso de indios
encomenderos o mitayos, mestizos peones o
jornaleros y blancos pobres asalariados o
arrendatarios antes que aceptar la presencia de
pequeños propietarios que con sus propios hatos o
sembradíos escaparan a sus redes de sumisión
sociopolítica, dependencia económico-cultural, el
condicionamiento municipal y la adecuación de las
decisiones estatales a sus intereses particulares
(Reyes, 1978).
Fueron esos sectores sociales sometidos y
dependientes quienes minimizaron los costos y
gastos para la limpieza de terrenos, siembra de pastos
y adecuación de los potreros para los ganados de los
hacendados neogranadinos. Los suministros y el
pago de salarios para realizar esas obras un siglo
después se constituyó en la principal causa de la
ruina y quiebra de las sociedades agroindustriales
que pretendieron colonizar baldíos pues al tratar de
formar potreros “los costos de deshierbar eran
mayores que lo que los potreros producían” (Van
Ausdal, 2014, 141, 142).
6. El crecimiento en el número de dependientes y la
excesiva concentración de trabajadores, jornaleros y
servidumbre al interior de las haciendas ganaderas
conllevó a la gradual fragmentación y acceso a la
tierra por parte de los “siervos” a través del
arrendamiento, contratación, e incluso la venta de
terrenos en los linderos (Pérez, 2010). Para poder
228

garantizar el abastecimiento de pastos y potreros los


hacendados preservaron prácticas coloniales como
las de adjudicar por contrato tierras boscosas a sus
siervos de más confianza, dándoles la opción de
sembrar o cebar ganados, a cambio de devolver esas
mismas tierras convertidas en potreros útiles años
después (Fals Borda, 1976).
El aparcero se sometía a las condiciones de
explotación de su amo y el hacendado ganaba si él
cumplía o también si incumplía al exigir resarcir los
daños con multas o castigos carcelarios, motivo por
el cual la ley que permitía ese abuso se consideró que
daba continuidad a “la esclavitud, abolida 40 años
antes, en un nuevo disfraz” (Van Ausdal, 2014, 147).
En departamentos de ganadería extensiva como
Bolívar, la “Matricula” fue impuesta y exigida por
los hacendados a los jornaleros para garantizar la
“Protección a la industria agrícola y pecuaria y el
arrendamiento de criados domésticos” desde 1892
(Ordenanza 54) hasta 1921, siendo respaldados por
los jefes y agentes de policía cuando reclamaban “su
apoyo para la efectividad de los contratos que
celebren con los jornaleros, con los concertados o
con los que trabajen a destajos o de cualquier otro
modo en sus trabajos” (Negrete, 2006, 4) .
A lo cual se sumaron prácticas coloniales de
sometimiento como las falsas cuentas, cobro
excesivo de comidas, abastos o vestidos, adulteración
o robo de escrituras, juego a los gallos y cartas de las
propiedades, sometimiento a través de relaciones de
compadrazgo, cobros ilegales por “terraje”, así como
la invasión directa de las tierras de los campesinos
229

colonos con cercas, ganados y arrendatarios leales.


De tal modo, los ganaderos al apelar a sus redes
clientelistas y a sus influencias político-partidistas
perpetuaban su dominio sobre la mano de obra
campesina, no perdían su derecho a la propiedad
sobre los extensos territorios acumulados durante
décadas o generaciones, prevenían ocupaciones o
usurpaciones ilegales al facilitar el acceso temporal a
la posesión o usufructo, contaban con una fuerza real
de personas dispuestas a defender, reclamar y
patrullar sus dominios, así como el pastoreo de los
ganados resultaba ser una actividad asistida y
protegida por todos aquellos dependientes ubicados
en sitios estratégicos (Bolívar, 2008, Cap. V).
7. Finalmente, ninguna de esas acciones y prácticas
agropecuarias pudieron ser posibles para los
ganaderos de no haber protegido, conservado y
revalidado ante cada sistema, régimen y modelo
político-constitucional republicano los documentos
coloniales que demostraban su dominio a
perpetuidad. De allí que S. Van Ausdal haya
planteado que: “En Colombia el ganado tampoco era
la única forma de reclamar propiedad sobre la tierra.
Una manera efectiva era obtener títulos. En Bolívar,
el departamento ganadero más importante de
Colombia en la primera mitad del siglo XX, cerca de
la mitad de la tierra en la que se desarrollaron
potreros tuvo origen en propiedades con títulos del
periodo colonial” (Van Ausdal, 2014, 143).
Solo con títulos de propiedad inmemoriales antes que
con la ocupación directa de ganados o las mejoras de
las tierras con potreros los “empresarios
230

terratenientes” podían evitar las ventas de baldíos por


medio de bonos del Estado, limitaban el accionar de
la especulación sobre los terrenos más afamados o
cotizados al hacer parte de proyectos viales o
enclaves productivos, desautorizaban los títulos de
propiedad obtenidos por los colonos sobre tierras
públicas que eran reclamadas por los hacendados
como propias, así como justificaban la expulsión de
los colonos que habían ocupado y mejorado sin
permiso los potreros del hacendado no siempre de
forma pacífica ni con previa indemnización y
conciliación judicial.
Esas prácticas de los estancieros y hacendados coloniales,
preservadas y reafirmadas por los terratenientes republicanos
conllevaron a que los grandes ganaderos y señores de las tierras
productivas hayan sido históricamente considerados los únicos
“acusadores, jueces, jurados y agentes de la ley” entre las
gentes, los territorios y los seres rentables bajo su dominio (Van
Ausdal, 2014, 148).
La Parroquia del Socorro. Consolidados los procesos de
reducción, evangelización y resguardo de las almas y cuerpos de
los indios a través del sistema de encomiendas, regulada la vida
de los blancos y mestizos a través de ciudades, villas y aldeas
rurales (parroquias) regidas por los Cabildos e, instauradas las
instituciones reales, eclesiásticas y fiscales del Estado español
en cada Reino y Provincia al ser presididas por la Real
Audiencia y un Virrey fue necesario establecer, regular y
garantizar las fuentes de subsistencia de los habitantes de los
Nuevos Reinos Hispánicos.
231

A falta de estudios en letras y cánones, quienes no optaron por


riesgosas actividades financieras como la minería, la agricultura,
la vida militar o el comercio de importación optaron por
concentrar sus esfuerzos en la ganadería, constituyéndose en los
artífices de la conquista ambiental, la regulación sociocultural y
la reafirmación de las instituciones del régimen hispánico. De
allí que la ganadería haya sido considerada como factor
fundamental de la formación de los Estados – Nación que
conforman la actual América e “industria que construyó” cada
país (Sourdis, 2011) porque:
“La ganadería tiene una especial importancia por su aporte al
producto interno bruto agropecuario y a la demanda agregada a
través del consumo de los hogares. Las mejoras tecnológicas y la
distribución del hato entre llanura y piedemonte…ocurren por el
margen de rentabilidad que ofrecen la tendencia de los precios y
consumo y la capacidad de competencia de la actividad frente a
otros usos del suelo. La población ganadera y la producción anual
dependen en gran medida de la dinámica que exprese el crecimiento
de los mercados terminales. El consumo determinado por los
ingresos, el precio, las elasticidades del ingreso y precio del
producto y el comportamiento poblacional así como el tipo de
mercado competitivo con una lógica especial de formación de los
precios a su interior, condicionan la evolución del subsector” (Otero,
2013).

El Socorro fue un asentamiento de blancos y libres, en su


mayoría oriundos de la ciudad de Vélez (Carreño, 2001, 56),
resultado de los rigurosos procesos de erección y ascenso
político – administrativo dispuestos por el Estado Monárquico
Español (Pérez, 2014). Los encomenderos veleños asentados en
los alrededores del resguardo y pueblo de Chanchón obtuvieron
a partir de 1616 títulos de propiedad y dominio sobre las tierras
que habían dejado de usar los indios encomendados al contar
con el respaldo del Cabildo de Vélez.
232

Al igual que los primeros asentamientos de vecinos veleños del


siglo XVII (adelantados) como fueron San Gil (1620) y Girón
(1631), El Socorro (1668) sirvió como lugar de paso, descanso y
protección para los comerciantes, ganaderos y viajeros que
recorrían las rutas hacia los puertos fluviales pues “de San Gil se
decía que era caserío con fonda y hospedería, mientras que el
Socorro al principio no era más que algunas de las “fondas y
rancherías” a la vera por un lugar de tránsito obligatorio. Estas
apariciones sin planeación se confirma en la irregularidad del
plano del Socorro, la cual se realizó “según el interés de los
moradores”, y que confirma su vocación: el comercio” (Llache,
2006, 11-12).
A la par de la prosperidad económica de los pobladores
españoles también creció el número de familias criollas,
mestizas, libres e indígenas congregadas alrededor de la capilla
doctrinera de Chanchón que conllevaron a sus vecinos
principales, representados y apoderados por Blas García y
Cadena y el cura Doctrinero Juan de Bustamante Quijano (“cura
y doctrinero de Chanchón”) (diciembre de 1683), a manifestar
ante el Patronato Real el “abandono espiritual” de por lo menos
400 familias por el cura párroco de San Gil (15 abril de 1682).
Y consigo, solicitaron la erección y traslado de su residencia a
una parroquia de blancos consagrada como “Nuestra Señora del
Socorro del Valle de Chanchón” en los potreros planos donados
para tal fin por Don José de Archila, el Alférez Real Don José
Díaz Sarmiento y su hijo Juan (Carreño, 2001, 10, 63).
Seguido el proceso regular ante el Arzobispado y la Real
Audiencia como vicepatronos de la iglesia neogranadina el 27
de noviembre de 1683 se erigió la “Parroquia de Nuestra Señora
del Socorro del Valle de Chanchón”, siendo formalizada y
233

reconocida esa jurisdicción eclesiástica como parte de la ciudad


de Vélez a partir del 2 de diciembre de 1683.
A pesar de la erección de la nueva parroquia el proceso de
segregación y desocupación de los blancos y mestizos del
pueblo de indios de Chanchón fue muy lento (1681 – 1752) al
requerirse varias reformas a los resguardos hasta propiciarse su
extinción y remate de tierras, así como los parroquianos
socorranos debieron gradualmente someterse al gobierno y
jurisdicción municipal del Cabildo y las élites de la Villa de San
Gil desde su petición en 1688 (Carreño, 2001, 111), su licencia
en 1689 y su confirmación real como Villa de Santa Cruz y San
Gil de la Nueva Baeza en 1694. San Gil, Socorro y Vélez
estuvieron a su vez sometidos hasta 1795 a la autoridad del
Corregidor de Tunja, cuya autoridad provincial estaba
representada por el vecino de San Gil que actuaba como su
Teniente de Corregidor y Justicia Mayor de Tunja, Corregidor
de Naturales y Forajidos de San Gil, Juez subdelegado de tierras
y Juez de cobranzas reales (Velasco, 2011, 38-39).
Las bondades de ser erigida la parroquia del Socorro junto al
camino real, la laboriosidad y prosperidad manufacturera de sus
artesanos, la capacidad de comerciar con abastos de lujo o
comunes, así como la expansión comercial de los socorranos
hacia todos los extremos del Reino, especialmente hacia las
regiones mineras de Pamplona y Antioquia y las regiones
ganaderas de Neiva y el Casanare, garantizaron las rentas
familiares necesarias para edificar las construcciones (cárcel,
cabildo, plaza, palo de justicia) y sustentar los cargos públicos
de los vecinos elegidos como regidores de una nueva ciudad.
La expansión comercial hacia el Maracaibo era conocida y
realizada con periodicidad por comerciantes de la Provincia San
234

Gil – Socorro como el capitán y sargento mayor Joseph Cortés


quien acompañado de su sobrino don Agustín Cortés y del
esclavo mulato Joseph “intercambiaba panelas, tabaco, lienzos
de algodón y cacao con ciudades como Ocaña, Pamplona,
Mompox, Santafé, Mariquita y Medellín” (Salazar, 2009, 257).
Los vínculos y las interrelaciones de los ganaderos y
comerciantes del Socorro con los empresarios agropecuarios de
los Llanos del Casanare se hicieron evidentes durante el año de
insurrección y movilización de los “Comuneros” de la villa del
Socorro, apoyados y secundados por los “Comuneros” del
Casanare, quienes respetaban la jerarquía militar de los
capitanes territoriales y volantes socorranos, así como acataban
plenamente las decisiones del Capitán General Juan Francisco
Berbeo, específicamente sus negociaciones y capitulaciones con
los delegados del Visitador General y Regente virreinal (Raush,
1996). Vínculos e intercambios que se habían gestado a partir de
transacciones de abastecimiento interprovincial ante la escasez
de vacunos y sus derivados como las siguientes:
“En 1758, don Pedro Domingo de Torres conducía a San Gil ganado
vacuno de los Llanos por el valle de Sogamoso. En 1799 y 1800, la
villa de San Gil necesitaba aproximadamente unas 20 reses para
sacrificar semanalmente, pero junto al Socorro, padeció de
desabastecimiento de carne y altos precios, por lo que requirió de su
conducción desde la jurisdicción de Vélez, y un mayor control por
parte de las autoridades locales para evitar la saca a otras provincias
buscando mejores precios. Al parecer los ganaderos locales
buscaron mejores ganancias por fuera de la jurisdicción de San Gil,
ajustándose a mercados externos con más altos precios” (Salazar,
2009, 253).
235

Sus deseos de ser erigida la Parroquia en Ciudad fueron


formalizados, sin someterse a la condición intermedia como
Villa, al ordenar el Arzobispo Francisco de Cossio y Otero (en
su condición de Presidente de Real de la Audiencia de Santafé)
la erección de la “Ciudad de Nuestra Señora del Socorro Cossio
y Otero” (22 de mayo de 1711). Los socorranos aprovecharon
los privilegios fiscales de ese título, los beneficios municipales y
la conformación de un Cabildo regulado por las élites de la
ciudad hasta que en 1716 les fue prohibido el uso de esa
condición, así como su jurisdicción fue degrada nuevamente a la
de parroquia al no contar la fundación del Arzobispo Cossio con
el reconocimiento, escudo de armas ni los servicios reales
requeridos por la Corona para el pretendido ascenso y
reconocimiento estatal (Carreño, 2001, 13).
Objetadas las razones y decisiones fundacionales de la Ciudad
del Socorro en la Nueva Granada por el Rey Felipe V a través
de su Real Consejo de Indias (30 diciembre 1712) al otorgar “el
título quien no tenía facultad para ello” (Oviedo, 1930, 174),
solo sesenta años después los parroquianos socorranos
demostraron sus servicios, lealtad, desarrollo material e
intelectual, capacidad de pago de las contribuciones exigidas por
la Real Hacienda, etc. Condiciones que les permitieron solicitar
y justificar la erección, reconocimiento, título y condición
intermedia como Villa “Muy Noble y Leal” del Socorro (Real
Cédula del 25 de octubre de 1771), resultado de las diligencias
iniciadas desde el 23 de abril ante de 1771 ante el Virrey por
parte de algunos procuradores socorranos en Santafé.
A ello siguió el otorgamiento de su escudo de armas (25 abril
1773), la definición de su jurisdicción municipal conformada
por las parroquias de Charalá, Páramo, Simacota, Confines,
Chima y Oiba (14 diciembre 1776), la reafirmación por el
236

Virrey y la Audiencia de Santafé del título de Villa y su escudo


de armas (junio 1777) y, la adjudicación de la condición
jurisdiccional como capital del “Corregimiento del Socorro”
(1795) que le garantizaba ser una provincia segregada de San
Gil y Vélez, y a su vez, podía congregarlas y regularlas a través
del Corregidor asentado en su territorio (Triana, 2004, 21).
Desde mediados del siglo XVIII El Socorro como parroquia y
villa fue considerada una región destacada por su desarrollo
comercial y manufacturero más no por ser una región ganadera
a pesar del crecido número de propiedades rurales adecuadas
como estancias para ganados. Esa tendencia histórica fue
respaldada por las descripciones y determinismos productivos
divulgados por el cura de San Gil, y luego de Mogotes, Basilio
Vicente de Oviedo, al expresar sobre la parroquia de Nuestra
Señora del Socorro antes de 1761:
“Su territorio produce de todos frutos de tierra caliente, caña dulce,
plátanos, maíz, yucas, algodón y muchas frutas…” (Oviedo, 1930,
174).

“En el Socorro hay mucho comercio de varios géneros del país,


lienzos, pabellones, mantas, paños, sobrecamas, listados y
muchísimas cosas de Castilla y de la tierra; pero tiene mucha gente
baldía y mal acostumbrada” (Oviedo, 1930, 176).

Sin embargo, los vecinos principales que contaban con los


recursos necesarios para comprar títulos y oficios en las villas
de San Gil y el Socorro como para afianzar el arrendamiento y
administración de las rentas reales sustentaban sus fuentes de
riqueza en haciendas de esclavos o de siervos mestizos en la
agricultura de mieles y fibras, la ganadería bovina o caballar
para el sustento de los traficantes de mercancías y la producción
de manufacturas de los derivados agropecuarios.
237

Ello se evidenciaba en el Informe de los Oficiales de la


Dirección de Rentas de Cartagena a las autoridades virreinales y
peninsulares al manifestar en 1795 que la provincia del Socorro:
“Remite a todo el Reino algodones en rama, con pepita y sin
ella, lienzos, paños de manos, colchas y otras piezas útiles. A
Santafé y Popayán se envían por tierra. A Cartagena, Antioquia,
Santa marta y Riohacha se conducen en rama y en pacas de
cuero por los puertos de Opón y Pedregal. Las mieles se reducen
a panela, aguardiente y azúcares que con los de Vélez y Puente
Real hacen giro a Santafé y a alguna parte de Cartagena”
(Jaramillo, 1990, 74).
El origen de la prospera economía parroquial del Socorro ha
sido explicado para el período entre 1700 a 1750 como resultado
de “una gran actividad de compra y venta de tierras, sobre todo
de predios rurales, sembrados de pastos, platanales, cañaverales
y frutales, mostrando la importancia de la agricultura dentro de
la vida de esta sociedad” (Carreño, 2001, 19).
Sin embargo, la crisis y decadencia de la producción de hilos y
telas burdas o finas (lienzos) a causa del “tejido defectuoso y la
falta de control de calidad” (Carreño, 2001, 26), conllevó a la
concentración de la riqueza y la producción en los productos
agropecuarios, y consigo, a la gradual fragmentación de las
grandes propiedades en “pedazos”. De las 650 transacciones
comerciales registradas en la primera mitad del siglo XVIII, el
67% estuvieron asociadas con la compraventa de pedazos
extraídos de las estancias de ganado y las haciendas durante ese
medio siglo.
Durante el período colonial neogranadino las haciendas que se
constituyeron, ampliaron o redujeron en su extensión estaban
divididas en tres clases: las haciendas de campo para la cosecha
238

de monocultivos y cría de diferentes ganados a pequeña escala


(plantaciones), las haciendas cañeras que con trapiches obtenían
las mieles usadas para producir dulces o aguardientes y, las
haciendas conformadas por estancias de ganado empleadas para
la cría y ceba de los hatos usados para el degüello y
abastecimiento local o provincial de la carne y demás derivados
vacunos. Los tres tipos de haciendas intercambiaban productos y
se abastecían entre sí al ser propiedad de los miembros de un
mismo linaje o al apelar a los lazos de amistad que generaban
las alianzas matrimoniales y los compadrazgos.
Las haciendas de ganado de la parroquia del Socorro, al igual
que las adscritas a la jurisdicción de la provincia de San Gil, se
caracterizaban porque:
“…se dedicaban a la cría de ganado bovino y equino, lo cual
constituía pequeños hatos que era la base productiva más importante
de la posesión, y por lo tanto, la inversión más elevada de la
hacienda. La compraventa de la hacienda de Pescadero realizada en
1720 ejemplifica este punto, ya que el ganado representó el 51,7%
del valor total de la hacienda, pues la propiedad se negoció en 850
pesos, en los que se incluyeron 54 reses vacunas, 66 yeguas, dos
burros hechores y tres bueyes. Si tomamos los precios para los
inventarios del mismo año, a 3 pesos los vacunos y las yeguas, a 30
pesos los burros y a 7 pesos cada buey, nos totaliza 440 pesos en
ganados” (Salazar, 2009, 252).

El cura párroco de Bucaramanga, Juan Eloy Valenzuela, primer


Secretario de la Expedición Botánica y quien era considerado
por el sabio F. J. Caldas como un eclesiástico “recomendable
por sus virtudes y célebre por sus conocimientos” por haber
“dirigido sus indagaciones hacia aquellos objetos económicos
que tanto interesan al bien de los hombres y de la sociedad”
(Valenzuela, 2006, 59), describió en 1809 la situación de la
239

ganadería y de los ganados de las provincias nororientales de la


Nueva Granada de la siguiente manera:
“La carne, que casi es de primera necesidad en el Nuevo Reino de
Granada, cada día va escaseando y encareciendo más. De 20 años a
esta parte se ha duplicado su precio y pocas poblaciones hay en que
no falte enteramente por algunas temporadas. Los grandes hatos de
Casanare es de creer que se disminuyen mucho, porque ya no son
solamente novillos los que en numerosas partidas se sacan por esta
banda occidental de la cordillera. Las hembras salen con la misma
libertad, pues hasta esta parroquia de Bucaramanga han llegado en
un año poco más de ciento, la mayor parte de primera preñez, lo que
es seña evidente de la aniquilación del ganado. Es pues de temer que
de aquí a otros 20 años ya sea tan caro este alimento que de ningún
modo le pueda conseguir el pueblo. Si no salimos del camino
ordinario de tener grandes rebaños a costa de grandes terrenos, es
evidente que la labranza se ha de minorar, y con ella las
subsistencias y la población” (Valenzuela, 2006, 59).

Para incrementar la producción de más y mejores ganados de


carne, para evitar apelar a recursos extremos para la ceba de
novillos y reses viejas como era reducir los potreros útiles o
adecuar otros al “acotar o cercar los terrenos más pingües y
arrancar algunos matones, que es el único que han adelantado en
Vélez, Charalá y otros lugares en que está muy válido este
género de granjería”, para no usar los frutos de la agricultura
como alimento de los ganados ante la inutilidad de las pasturas
de “los parajes más secos, pedregosos e inútiles en que no
prueba el maíz, el algodón, ni casi alguna otra de las plantas
usuales”, así como para fomentar la ganadería como ramo
fundamental “de la economía rural, y de la pública comodidad”
J. Valenzuela consideraba necesario ayudar las fuerzas de la
naturaleza con industria, ahorro y esfuerzo para que “sin
perjuicio de los hombres se multipliquen y rindan más los
animales de su manutención; es decir, que ya es tiempo de que
240

pensemos en prados artificiales, con cuyo auxilio los rebaños se


multiplican a proporción de la mayor y más bien cultivada
tierra; uso que es antiquísimo en las mejores provincias de
Europa y que es el cimiento de su poder y riqueza”.
Para tal fin, propuso renovar los potreros neogranadinos con el
uso de una ‘grama’ andina como pastura para los ganados
mayores, cuyas características y utilidad fueron descritas a los
habitantes andinos a través del “Semanario de la Nueva
Granada” (1809, Año 2, No. 1 y 2)de la siguiente manera:
“Entre las muchas plantas que nos franquea el Reino en todos sus
temperamentos, y que por ser espontáneas o silvestres no exigen
otro trabajo que el de aumentar su número, coordinarlas y cuidarlas,
he fijado la consideración en una de las cordilleras y tierras frescas
que he cultivado por mí mismo para imponerme y dar noticia de su
carácter, del beneficio que exige y de la utilidad que rinde. En los
distritos de Pamplona y Tequia se nombra Sibalá, y es un pasto que
crece y envicia mucho en los maizales y otras sementeras; tal vez
será una ligera corrupción de silabá, porque la espiga con sus
flósculos como que remeda una dicción impresa de caracteres
góticos o alemanes….
Por mayo de este año advertí en mi huerta un césped de esta grama
que se me hizo notable por lo blanco y tierno de la hoja. Cuidé que
no la maltratasen, y de arrancarle tal cual hierba; esto bastó para que
dentro de poco tiempo extendiese sus ramos, los cruzara,
multiplicara con tanto vicio que llegó a ocupar un espacio como de
tres varas cuadradas, cuyo espesor era por lo menos de dos tercias.
La parte que caía fuera del alar se desmedró mucho, y lo mismo
sucedió con los pies que hice trasponer al descampado; sin embargo
por septiembre, en que ya estaba muy espigada y con alguna hoja
amarilla la mande segar y me hallé con 24 libras de buen pasto que
consumió en dos días un caballo. Tenemos pues con sola una mata
ración para dos reses en un día, debiéndose notar que éstas comen
menos que las bestias, y que ninguna dejará de quedar satisfecha con
12 libras diarias” (Valenzuela, 2006, 60).

Los volúmenes de producción y las aproximaciones nutritivas


que podía generar a los ganados vacunos la grama recomendada
241

como cultivo de los potreros fueron proyectados y explicados a


la usanza de los agrimensores de su tiempo de la siguiente:
“En un terreno de cien varas por cada lado caben 30 surcos de
manzanos, olivos, duraznos, &c. apartados el uno del otro casi tres
varas, y son en todo 900 frutales que algún día nos han de rendir
mucho. Por los intermedios se trasplantan igual o mayor número de
céspedes y pies nuevos de esta grama. Es evidente, según lo
observado en mi huerta, que aún no llega al temperamento favorable
a esta planta, que dentro de pocos meses toda la cuadra estará
cubierta de pasto, y que por lo menos ha de dar 900 arrobas con las
que se pueden racionar 1.800 reses en un día, 60 en un mes, 30 en
dos y 20 en tres. Las reses engordadas por tanto tiempo y con tan
buen pasto, como tengan agua y sombra suficientes, no dejan de dar
una o dos arrobas de manteca, tres de sebo y carne a proporción.
Reduzcamos la ganancia líquida a las 5 arrobas de unto, que a real la
libra hacen un beneficio de 15 pesos por cabeza y 300 en todo el
balance, lo que parece increíble, atendida la cortedad del capital, del
costo y del trabajo.
Para que se vea que esta cuenta no es excesiva, se ha de advertir que
los novillos o vacas viejas al entrar en ceba no pasan de 7 pesos por
cabeza. Si algunas llegan a 10, también dan más producto, o gastan
menos hierba porque se sacan más pronto; y como las de 20 libras
de sebo se venden a 20 y 22 pesos podemos regular que las de tres
meses de potrero no bajan de 30 pesos unas con otras; tenemos por
una parte el principal de 140, y por otra el producto de 600, cuya
diferencia de 460 sería la ganancia si no hubiera que descontar los
costos que se van a resumir” (Valenzuela, 2006, 61).

De igual modo el cura párroco de Bucaramanga planteaba la


rentable alternativa de arrendar los potreros sembrados de la
nueva pastura a falta de ganados propios al considerar los
siguientes escenarios contables para los estancieros y
hacendados:
“Por el arrendamiento de la cuadra 5 pesos y aun es mucho, porque
a esa proporción sería el de una estancia de 1.210, y su valor o
capital de 24.200, lo que no es creíble. Por la chamba o vallado 25
pesos, a medio real cada vara. Por 2 pesos en bueyes, reja y aperos
de arar. Por 50 en dos concertados que aran, desyerban y plantan;
242

que al cabo del mes dan otro desyerbo, mientras crece el pasto y
ahoga toda otra mata, y que después no les queda más trabajo que
cortar yerba y cuidar el ganado; por lo que no se hace cuenta de la
manutención, y muy bien se devenga con los otros oficios para que
tienen sobrado tiempo. Deducidos 82 de los 460, quedan fuera de
todo costo 378 pesos que se aproximan algo más a la verdadera
ganancia. El segundo y tercer año es el costo un poco menos, de los
cuatro en adelante ya las podas dan leña, a los 6 hay fruta, y siguen
las grandes cosechas, que a más de sufragar a todo el gasto han de
dejar considerable utilidad” (Valenzuela, 2006, 61).

12.3 GANADOGRAFÍA
Los procesos de unificación y “mejoramiento genético” de las
razas bovinas universales con las “nacionales” se consolidaron a
inicios del siglo XX al mezclarse las crías de las razas ibéricas y
europeas preexistentes con las razas cebúes “puras” importadas
directamente del sudeste asiático (India, Pakistán) hasta las
antillas y las variedades de Cebú mejoradas genéticamente en el
sudeste de los Estados Unidos conocidas con el nombre
genérico norteamericano “Brahma” (Orejarena, 2014).
Esas mezclas fueron justificadas por los empresarios ganaderos
al considerar los atributos multipropósito propios del ganado
índico como eran su fuerza para el trabajo, su volumen y
armonía muscular, su resistencia a las enfermedades tropicales y
las picaduras de los insectos, y especialmente su doble uso como
productor de carne y leche al demostrarse que el ganado criollo
resultado de la mezcla genética con cebú o brahma alcanzaba un
rendimiento mayor del 16% sobre su peso vivo (Patiño, 2002,
182).
El linaje letonio-estadounidense de Santiago Eder optó en 1901,
a través de su hijo Carlos Eder, por la importación desde
Hamburgo de un toro cebú originario de Madagascar con el
propósito de cruzarlo con ganados criollos para “obtener fuertes
243

animales de carga para la hacienda azucarera La Manuelita en el


Valle del Cauca” (Gallini, 2005, 193), propiedad de la
Compañía Agrícola Caucana. En la Feria Industrial de 1910 en
Bogotá, realizada en conmemoración del centenario de
independencia nacional, se conoció la existencia de otro toro
cebú en el país cuya importación y propiedad pertenecían al
ganadero de Tocaima Eduardo de la Torre Sánchez.
Entre enero de 1910 y septiembre de 1913 fueron importados de
Jamaica, de los hatos de Ernest Lagarde, cinco toretes de dos
años cuya mezcla genética índica estaba compuesta por 0,75 de
sangre Hissar y 0,25 de sangre Mysore. En febrero de 1920
fueron importados 6 toretes más de 2 años de sangre Hissar pura
(Patiño, 2002, 181).
A partir de 1938, Jorge García Borrero mezcló ejemplares de
ganados criollos obtenidos de la Hacienda Manuelita con 15
toretes de “alto mestizaje cebú” obtenidos de la ganadería cebú
del Caribe promovida por C. Held en su hacienda Jesús del Río,
y éstos a su vez con los centenares de toros y hembras puras que
desde 1945 hasta 1945 fueron importados directamente de los
Estados Unidos al ser adquiridos a los hatos de J. D. Hudgins
(Hungerford, Texas), A. Duda & Sons (Cocoa, Florida) y Henry
O. Partin & Sons (Kissimmee, Florida). Así mismo, Oliverio
Lara gestionó desde 1956 la importación desde Pakistán del
ganado cebú rojo lechero Sindhi. Constituyéndose todas esas
mezclas e intercambios genéticos en la base de la ganadería
cebú del occidente y suroccidente (Amazonía) de Colombia
(Patiño, 2002, 183).
Los resultados obtenidos por el linaje Eder y la calidad de los
cruzamientos “llenó de entusiasmo a los hacendados vecinos,
extendiéndose rápidamente su uso por el resto del Valle y de allí
244

al Cauca y a Nariño” (Pinzón, 1948, 69-70). Siendo reafirmados


los propósitos de la introducción de la ganadería cebú al valle
interandino del río Cauca y al resto del occidente de Colombia
como era:
“mejorar las condiciones del ganado criollo existente en aquella
época, buscando como finalidad tipos de animales más vigorosos y
aptos para el servicio de tiro de caña y el laboreo de la tierra, y más
resistentes a la plaga de la garrapata y a las enfermedades por ella
transmitidas, todo lo cual se alcanzó en alto grado de perfección
merced a los cruces metódicos sucesivos y a la selección racional
que dieron por resultado animales de alta talla y buena
configuración, clasificándose como ejemplares excelentes para
bueyes de trabajo y para la producción de carne, pese a su
temperamento un tanto indómito y nervioso” (Patiño, 2002, 182).

A la par del Valle, en otras regiones de Colombia se focalizó el


cruce de las razas taurinas e índicas, irradiándose a las regiones
circundantes. Ese fue el caso del valle alto del río Magdalena, a
partir de las inversiones de Eustacio de la Torre, quien en 1907
“importó también un reproductor para Tocaima, formando allí el
foco de irradiación hacia el resto de Cundinamarca, hacia el
Tolima y el Huila” (Patiño, 2002, 180). La costa Caribe oriental,
la antigua gobernación de Santa Marta, fue influenciada por la
compañía norteamericana United Fruit que fomentó el cruce de
sus toros cebúes con los ganados criollos de la región Caribe
para obtener animales grandes y fuertes para los trabajos y
transportes de las plantaciones bananeras, e incluso, algunos
toros cebúes usados para espectáculos públicos o para tirar las
carretas de los circos europeos llegados al país se mezclaron con
vacas criollas.
La costa Caribe occidental, la antigua gobernación de
Cartagena, fue abastecida desde Sincelejo por los gremios
ganaderos extranjeros y nativos quienes “importaron un buen
245

número de ejemplares, primero de Hamburgo, luego de Jamaica,


y por último de Venezuela” (Patiño, 2002, 180). Las crías
obtenidas permitieron la sustitución y abastecimiento con razas
mestizas de ganados a lo largo y ancho del valle del río
Magdalena, así como se fomentó su penetración a través de los
valles y cañones interandinos de los santanderes hacia los llanos
orientales al ser exhibidos y comercializados los lotes
aclimatados a través de las ferias provinciales de “tierra
caliente”.
Entre los empresarios productores del “cebú puro” y el “cebú
criollo” de Colombia los más destacados fueron los miembros
del linaje alemán representado por el exitoso empresario Adolfo
Held quien desde febrero de 1914 desarrolló la industria
pecuaria de cría, ceba y reproducción especializada de ganado
cebú a partir la reproducción obtenida del toro “Palomo”
importado desde la India, vía Puerto de Barranquilla, gracias a
la intermediación comercial del Jardín Zoológico de Hamburgo.
La descendencia del “Adán del cebuísmo colombiano”
originada en los criaderos de “Jesús del Río” (Udca, 2012) fue
forrmalizada a través del hato y hacienda registrados como
“Casa Helda” (Gallini, 2005, 193), la cual se constituyó en el
criadero de cebú más grande y organizado del país (Patiño,
2002, 180). Desarrollo empresarial agropecuario que les
permitió incrementar en número y calidad los cruces y mezclas
genéticos con razas criollas hasta constituirse en la raza de
mayor expansión y adopción entre los hacendados de las
regiones ganaderas de Medellín, Barranquilla, Ocaña,
Bucaramanga y Santa Marta (Gallini, 2005, 193), así como
“Casa Helda” fue reconocida como la propiedad ganadera desde
donde se “irradió activamente la cebuización de Colombia. Allí
adquirieron los ganaderos de Bolívar y otros departamentos,
246

ejemplares para dedicarse al cruzamiento con criollos en las


diferentes partes del país” (Pinzón, 1948, 69-70).
La expansión genética del cebuismo caribeño fue de tales
proporciones que se calculan de 16000 a 17000 los ejemplares
descendientes de “Palomo”, los cuales propiciaron que más del
90% de la población bovina nacional de inicios del siglo XXI
tenga ascendencia o mezcla Cebú (Udca, 2012). Y consigo, que
sea Colombia el país de América con la mayor población de
híbridos descendientes de Cebús puros, mestizos y Brahman.
La introducción del Cebú tuvo varios propósitos en Colombia.
En el occidente a través del ingenio Manuelita fue utilizado
“como animal de tiro en el arrastre de caña” en el norte su
adaptación a partir de 1914 en los hatos de A. Held, tuvo como
propósito “mejorar el ganado criollo”, y para el caso de
Santander e interior del país se considera que su masiva
presencia y mezcla con los bovinos nativos conllevó a la
erradicación y gradual extinción de las razas criollas que habían
abastecido los mercados locales y provinciales.
En el caso de Santander, con la cebuización de las ganaderías de
las provincias del Socorro y Mares ocasionó la reducción y en
algunos lugares la desaparición genética de la raza criolla “chino
santandereano”, siendo explicado ese fenómeno por razones
como las siguientes: “Santander ha sido uno de los más activos
en el sistema de cebuización incontrolado de todas sus
ganaderías; primero el Socorro, luego San Vicente, y, por
último, la mayor parte de las regiones del departamento. Allí
está desapareciendo por completo el ganado “Chino
santandereano”, la raza nativa más lechera del país. Para la
selección de ese puñado de ganado, que es orgullo de Colombia,
no han alcanzado los dineros oficiales” (Pinzón, 1948, 69-70).
247

De tal modo, mientras la mayor parte del ganado de engorde (o


levante) de Santander prosperaba en las tierras calientes y
templadas asociadas con las “regiones de colonización y en las
vegas de los ríos Sogamoso, Lebrija, Carare, Opón, Quiratá,
Oponcito, Pienta, Táquiza, Oibita, Lenguaruco, Cascajales,
Vergelano y riberas del Magdalena”, el ganado de cría y el
ganado de selección se habían concentrado en “los Municipios
de Socorro y San Vicente, parte de Charalá y Suaita, y en
algunas haciendas de la provincia de Vélez” (Galán, 1947, 428).
La vocación productiva de los ganaderos del Socorro andino
estaba asociado a la cría mientras que los ganaderos de las
tierras planas se dedicaban al engorde del ganado flaco pero
muy resistente a los pisos cálidos que era comprado e
introducido desde los Llanos del Casanare y de las Sabanas de
Bolívar, obteniéndose rendimientos de “cinco a seis arrobas el
aumento de carne y grasa de los toros durante los cinco o seis
meses de ceba”.
Ello representaba 52% en carne, 7% en sebo, 41% en hueso,
asaduras, cuero, extremidades y desperdicios (Galán, 1947,
436). Sin embargo la ganadería predominante del Socorro se
caracterizaba por el control de la leche al ternero, la venta de la
leche en las ciudades cercanas y porque “en las ganaderías de
selección la cría es el negocio principal por los altos precios que
tienen los terneros de raza fina y la gran demanda de ellos”
(Galán, 1947, 435).
Razas “finas” entres las cuales el “Chino Santandereano” hasta
inicios del siglo XX había sido la raza criolla dominante en la
producción de carne y leche en las provincias santandereanas. A
mediados de siglo aún se consideraba que “la vaca de cría más
predominante es aún la criolla o “china”, pero en algunas partes
248

en donde prospera la ganadería de selección se encuentran ya


ejemplares con cruces de Holstein o de otras razas lecheras”
(Galán, 1947, 434).
La condición de “Chino” (sinónimo de criollo, nativo o común)
se remontaba a los procesos de aclimatación y adaptación que
habían sufrido las razas trasplantadas por los fundadores de las
ciudades y villas emergentes de la colonización desde Vélez y
Pamplona, así como su producción era simple y poco
tecnificada porque: “las explotaciones de este género eran
siempre adelantadas en forma extensiva, aprovechando los
pastos naturales que iban quedando en los rastrojos después de
los desmates, y en pocos casos, en potreros artificiales hechos a
base de pastos altos. Predominaban, pues, los potreros de grama
o praderas” (Galán, 1947, 425).
La rentabilidad del Cebú y sus mestizos en contraste con las
limitaciones productivas del Chino y demás criollos propició
que los médicos veterinarios al igual que los estudios científicos
divulgados por las diferentes instituciones del Estado
coincidieran en recomendar la adopción, expansión y
popularización de nuevas razas capaces de adaptarse y dominar
la adversa topografía santandereana caracterizada en las
pendientes como en los baldíos planos por suelos pobres de
calcio, fósforo y yodo, conllevando la carencia del último a
impedir “un metabolismo correcto y ocasiona trastornos y
dolencias en los animales” (Galán, 1947, 428).
Partiendo del principio agropecuario según el cual “la raza entra
por la boca”, las razas más indicadas para repoblar y expandirse
por los suelos agrestes y poco nutritivos de Santander debían ser
razas que en otros lugares del mundo ya habían evolucionado
mutado para sobrevivir a las mismas. De allí que los
249

funcionarios nacionales de la Contraloría General atendiendo las


recomendaciones de los médicos veterinarios de Santander
reafirmaran el hecho que “la topografía impone un tipo de raza
capaz de dominar las dificultades de relieve o de adaptarse sin
mayor perjuicio para su desarrollo” (Galán, 1947, 429), siendo
el lugar más indicado para su reproducción, cría y engorde los
valles y sabanas que servían de ribera a los ríos. Los casos más
exitosos de ocupación y explotación de las vegas de los ríos eran
para entonces los del Socorro y San Vicente (Galán, 1947, 430).
Una alternativa a corto plazo para alcanzar la raza santandereana
mejorada, una raza criolla netamente santandereana debía ser la
mezcla del Chino con el Cebú, al igual como los antioqueños
habían hecho con el orejinero y los ganaderos caribeños con el
romosinuano. Teniendo en cuenta mezclas exitosas como las
obtenidas por Enrique Gast Galvis en su hacienda “Junín” del
Socorro (Gast, 2014), los estudios económicos de mediados del
siglo XX recomendaban a los gobernantes departamentales y a
los gremios municipales:
“En Santander se necesitan, pues, razas capaces de soportar sin
mengua las dificultades topográficas, es decir, de una gran
resistencia. Las que mejores ventajas ofrecen en este sentido son, sin
duda, la criolla o “china”, el orejinegro, el llanero, el cebú y el
brown swiss; las tres primeras de larga aclimatación en estos
terrenos y las dos últimas procedentes de regiones similares o
parecidas en su relieve al de Santander”. …”el Departamento tiene
una gran riqueza en su raza criolla o “china”, la mejor adaptada, que
al cruzarla con brown swiss o cebú le daría especificaciones
convenientes de tamaño, capaces de determinar rendimientos
halagadores en carne y aun en leche. Todo cuanto haga el
Departamento por seleccionar su raza criolla será muy provechoso
para su ganadería…” (Galán, 1947, 429).

Para alcanzar ese anhelo de una “Raza Santandereana” el Plan


Ganadero Departamental había financiado la fundación de
250

nueve estaciones zootécnicas “muy bien dotadas de ejemplares


de raza noble”, compuesta por la “sangre noble” de 48
reproductores de uso público y de diferentes razas (Holstein,
Cebú, Red Polled, Devon, Durham, Normando, Hereford y
Brown Swiss) importados de Estados Unidos o Canadá como de
las mejores ganaderías de selección de Cundinamarca y
Atlántico (Galán, 1947, 437-438), así como se establecieron
puestos de monta (fijos e itinerantes) para aparear las mejores
vacas locales o provinciales, en su mayoría descendientes de las
razas criollas coloniales de origen taurino, con los sementales
más selectos de origen índico o europeo comprados y
administrados por el Gobierno Departamental a través de sus
Granjas Ganaderas.
El procedimiento seguido por las instituciones agropecuarias y
los ganaderos de Santander, al igual que las ganaderías de otros
lugares de Colombia, partió por mezclar las razas criollas
provinciales con los ganados cebúes para obtener un ganado
base y de transición caracterizado por tener mayor resistencia y
tamaño, el cual fue a su vez mejorado con un nuevo cruce con
“razas especiales” importadas que generó un ganado más
productivo y multipropósito, siendo empleado para ello “las
razas nuevas de Normando (carne y leche), Holstein (leche),
Hereford (carne y trabajo) y Red Polled (carne y leche),
principalmente” (Galán, 1947, 437).
Los mejores ejemplos del mejoramiento de la raza bovina
santandereana, y consigo el incremento en la calidad y
productividad de los nuevos ganados, podían ser comprobados a
mediados del siglo XX en El Socorro y San Vicente, en donde
las iniciativas particulares de algunos ganaderos pudientes al ser
respaldadas y reguladas por las instituciones agropecuarias
departamentales se habían constituido en una práctica adoptada
251

por los ganaderos de todas las clases sociales, y consigo era


considerada la “ganadería dominante” por la biogenética
obtenida como por los rendimientos alcanzados. Del Socorro y
su renovación ganadera se decía en particular:
“La experiencia que han logrado los ganaderos de tales regiones en
el proceso de aclimatación y en los cruzamientos, es satisfactoria y
la calidad de los ejemplares obtenidos está muy acreditada, tanto en
el Departamento como en otras secciones del país. El precio de un
ternero destetado de primer cruce es más o menos de $80.00 y
cuando el animal ha alcanzado los dos o tres años y se destina para
reproductor, su precio es de $300.00, aproximadamente. Los
ejemplares de pura sangre obtenidos en el Departamento tienen un
precio hasta cuatro veces mayor que los de cruce” (Galán, 1947,
438).

Durante la segunda mitad del siglo XX, muchos de los


ganaderos de Santander optaron por confiar en la rentable
explotación de los ganados índicos mezclados con las razas
criollas al obtenerse ganados que exigían poca atención en los
potreros, mínima alimentación de calidad o agua potable, pocos
sitios de sombrío al tener piel y glándulas sudoríparas muy
resistentes y desarrolladas, por mantenerse en terrenos con
pocas pasturas o poco nutritivas, así como los hatos adoptaron
prácticas productivas acordes a cada raza.
El medio dejó de ser adecuado a los ganados como se
acostumbraba desde el período colonial (Rojas, 1938). Lo que
fue inicialmente una innovación alternativa de los ganaderos
más prósperos para mejorar su rentabilidad y reducir gastos
productivos terminó siendo la única opción productiva
promovida y regulada por el Estado porque: “Al principio se
buscó ante todo resistencia y tamaño y, últimamente, se
persiguen también, con tales cruzamientos, leche, carne y otras
ventajas” (Galán, 1947, 426).
252

La amenaza que representó para las “razas criollas” andinas la


introducción y mezcla con razas foráneas, no europeas, en las
tierras planas, calientes y deshabitadas del país no solo fue
considerada una afrenta a los símbolos de la ganadería
neogranadina o una alteración al orden productivo provincial
por parte de los empresarios extranjeros en su afán de mejorar
sus ingresos con ganados más productivos tanto en carne como
en leche pues el Ministerio de Agricultura restringió y
finalmente prohibió entre 1931 y 1939 la importación de
ejemplares cebú al país con el pretexto de representar un
“presunto peligro de introducción de nuevas enfermedades”
(Patiño, 2002, 54).
Argumento contradictorio al ser los especímenes cebú los más
recomendados para mejorar la ganadería colombiana de tierra
caliente al ser comprobada en el sudeste asiático y en las
Antillas, específicamente en las islas de Trinidad y Jamaica, su
rápida adaptación a los climas y ambientes tropicales, por ser la
raza más resistente a las enfermedades parasitarias y los ataques
de los insectos y plagas ecuatoriales. Lo cual reducía las
pérdidas, los gastos en personal y el mantenimiento de potreros,
así como ser un animal multipropósito para trabajo de carga o
arado, productor de carne o leche, reproductores útiles para
ganados de cría o levante.
Esas condiciones biogenéticas que hacían al ganado cebú más
apto para los bioclimas tropicales se aunaban a las practicas
improductivas y ruinosas de los empresarios ganaderos con las
razas finas y puras al no logar incrementar el coeficiente de
natalidad ni reducir el de mortalidad de los hatos, con lo cual
“en muchas regiones, el porcentaje real de natalidad, es decir, el
número de terneros que nacían en cada hato de cría, fue del
orden del 45%. Este porcentaje permitió únicamente un aumento
253

anual muy modesto. Solo cuando se superó el 60% y la


mortalidad anual fue inferior al 5% al año, el crecimiento del
hato fue mayor” (Torre, 1987, 7).
Para los médicos veterinarios y los ganaderos vacunos la
importación y mezcla de bovinos taurinos e índicos era un
despropósito para la agroindustria nacional al estimularse los
intereses particulares extranjeros a la par de contar con la
autorización, fomento o inversiones públicas del Estado
colombiano porque: “con el fomento particular, la ayuda oficial
y el fervor ilimitado de los ganaderos, no sólo se ha usado sino
que se ha cruzado localmente, sin control y en forma abusiva,
con perjuicio para nuestra ganadería global, ya que nuestras
razas nativas están desapareciendo absorbidas por el cebú, es
decir, se está alejando a éste de su verdadero papel económico”
(Pinzón, 1948, 69-70). Así mismo, se denigraba de las razas
criollas de Cebú por caracterizarse los “mestizos” por tener “las
extremidades demasiado largas, el esqueleto muy desarrollado y
la carne, aunque de mejor calidad que la del Cebú puro, es sin
embargo inferior a la del ganado criollo” (Chardón, 1930, 56).
Las razones del Gobierno nacional para restringir la importación
de ganado cebú como “plaga contaminada y contagiosa” y una
década después autorizar plenamente su introducción y
mestizaje regulado por las instituciones agropecuarias del país a
través de “granjas experimentales” y “puestos de monta” para la
protección de las “razas criollas – puras” (Gallini, 2005, 194)
fueron las siguientes:
“En 1931, durante el gobierno de Olaya Herrera, se expidió el
Decreto No. 1771 del cinco de octubre, prohibiendo estrictamente su
importación por ofrecer peligro para la sanidad de nuestros ganados,
pues se le atribuía la propagación de algunas enfermedades como la
tripanosiamiasis, ordenando el sacrificio de los que llegaran a los
254

puertos o el reembarco a su país de origen. Lo anterior fue derogado


por el gobierno del doctor Eduardo Santos, quien por medio del
decreto No. 1248 del 14 de septiembre de 1939 dio amplia
autorización para la importación del cebú, previo estudio y
concepto técnico sobre las circunstancias y conveniencia de los
trabajos de cruzamiento que fueran a ejecutarse; la primera parte del
decreto se cumplió, pero la segunda no, es decir, se importó, pero no
se ha tecnificado ni vigilado convenientemente su uso. Basados en
esta última disposición oficial, el departamento de ganadería
procedió a importar ejemplares de los Estados Unidos, y de 1940 a
1943 se trajeron a Colombia en forma oficial más de seiscientos
veinte (620) ejemplares para los puestos de monta del gobierno y
suministrarlos a algunos particulares” (Pinzón, 1948, 69-70).

Considerando las cualidades adaptativas del cebú a los


ecosistemas tropicales, el fomento de los híbridos cebuinos
mezclados con razas criollas de Casa Helda y la producción de
ganados cruzados con cebú desde el Socorro al resto del país,
entre otros factores, los promotores de la “revolución genética
ganadera” representada por el mejoramiento genético de las
razas taurinas con las índicas demostraron que la ganadería
Cebú había sido la única que en medio siglo había logrado
mezclarse con el 95% de la sangre bovina del país (El cebú,
1976, 5).
La cebuización también propició la transformación de los
ecosistemas hasta donde fueron llevados al demandar su
alimentación la ampliación de los hatos ganaderos y la
colonización pastoril de la frontera agrícola, así como la calidad
de sus derivados incremento la demanda de su carne, leche,
cuero, pieles y demás tejidos útiles a pesar de ser una raza
primitiva, salvaje y rustica cuyos usos entre las gentes pobres de
la India la habían alejado de los cuidados y manipulaciones
genéticas de la zootecnia (Gallini, 2005, 193).
255

Las razas finas y puras introducidas desde Europa habían


contagiado con nuevas enfermedades a los ganados criollos,
específicamente el carbón sintomático y la fiebre aftosa, su
adaptación a las condiciones del trópico dependían de una
cuidadosa y costosa intervención en la alimentación, cuidado y
separación de otras razas, así como era menospreciada su
existencia en Colombia por comentarios en favor de las “razas
cimarronas” como el siguiente: “Las razas importadas son
solamente muy bellas […] sirven para lucir y recibir premios en
una Exposición Nacional…”. (Terán, 1910, 149).
Las razas mezcladas con cebú, por el contrario, fueron asumidas
como ‘máquinas orgánicas’ que convertían los pastos, aguas y
complementos minerales en las materias primas demandadas por
la industria nacional. La mejor adaptación de los vacunos
índicos a las condiciones tropicales “había hecho posible la
selección de los bovinos mejor capacitados para reproducirse y
producir en los medios colombianos” (Gallini, 2005, 191). Los
bovinos criollos, por el contrario, eran considerados “máquinas
poco eficientes” caracterizados porque “su talla era pequeña, el
rendimiento lechero y en carne bajo, y su desarrollo físico lento”
como consecuencia de las adversidades ambientales y la
esterilidad de los terrenos (Gallini, 2005, 188).
Situación similar padecían las razas finas y puras que desde
mediados del siglo XX se habían traído al país para garantizar la
“recolonización ganadera” de los ganados europeos al ser los
pastos y suelos deficientes en minerales, lo cual generaba
deficiencias nutricionales, a lo cual se sumaban los cíclicos y
agresivos períodos de sequía, y consigo, la inevitable
trashumancia de los hatos para garantizar su supervivencia en
las llanuras como en las sabanas. Así mismo, los defensores de
la cebuización al defender la resistencia de sus ejemplares
256

recordaban que las razas importadas resultaban ser un riesgo


financiero al morir los vacunos atacados por el nuche, la
garrapata, los insectos y los parásitos de las aguas malsanas. De
tal manera, los ganados más útiles y seleccionables eran
aquellos que se habían adaptado al medioambiente ecuatorial al
ser “más parcos en comer, más resistentes a los embates de las
enfermedades de los parásitos, a las condiciones climáticas y al
trabajo duro (Gallini, 2005, 192).
La protección de la “pureza” de las razas criollas nacionales y la
autenticidad de las razas puras importadas a la par de la
reapertura en 1939 de los mercados de importación y mezcla de
las variedades de ganado cebú con las diferentes razas y mezclas
preexistentes en el país, conllevó a una mayor intervención del
Gobierno Nacional y sus representantes departamentales al crear
más granjas experimentales que con puestos de monta regulaban
el mestizaje en cada región o provincia al ser los propietarios de
los únicos toros reproductores registrados y certificados
sanitariamente.
A través del Plan de Fomento Ganadero que se promovió en
Santander a partir de 1940 (Decretos 1414 y 1157) se buscó el
incremento en la oferta de carne vacuna con el mejoramiento e
incremento de los hatos al exigirse el uso intensivo de los
potreros (Ortíz, 2012, 115) y una redistribución de las razas de
la siguiente manera: “a) Altiplanicies y zonas aledañas y frías,
para razas seleccionadas europeas puras y en cruzamiento
ascendente con el criollo. Regiones cálidas para criolla
calentano y romosinuano para el cruzamiento intercurrente con
cebú y razas seleccionadas europeas. Regiones clima medio para
criolla orejinegra pura y en cruzamiento con otros tipos criollos”
(Ortíz, 2012, 87).
257

Ese proteccionismo nacional al romosinuano, la demanda de


mayores crías entre los ganados cárnicos y de exportación de
tierra caliente, así como la necesidad de una variedad resistente
a las condiciones bioclimáticas de regiones ganaderas como La
Dorada o Aguachica, entre otros factores, motivaron en 1955 al
ganadero José Velásquez a propiciar la reconversión genética de
esa raza al mezclar dos toros brahman rojo con novillas
romosinuano. Las hembras que resultaron las cruzó con toretes
Red Poll, obteniendo finalmente un ganado compuesto de Red
Poll (50%), Brahman Rojo (25%) y Romosinuano (25%) que
fue llamado, reconocido y expandido por sus atributos físicos y
productivos como la raza criolla “Velásquez”
(Contextoganadero.com, 2014).
A ello se sumaron medidas extremas de autosuficiencia
departamental como prohibir la “exportación de los
reproductores machos o hembras de las razas de ganado vacuno
denominado comúnmente oreginegras y romosinuano” so pena
de una multa de 500 pesos por cada cabeza para las autoridades
locales y el decomiso estatal de los reproductores (Ortíz, 2012,
91).
También se prohibió el sacrificio de reses hembras, menores a
los nueve años y aptas para criar, la cría de novillos y
reproductores criollos vendidos a bajo precio a los campesinos,
la monta de vacas aptas con reproductores pura sangre llevados
en romería de municipio en municipio, se fortalecieron los
controles tributarios y sanitarios locales al deguello y venta de
los animales sacrificados o muertos accidentalmente, e incluso,
la Asamblea de Santander promovió el “establecimiento de un
almacén de veterinaria para curar y prevenir las enfermedades
de los ganados” (Ortíz, 2012, 93).
258

Almacén oficial a través del cual se pretendía vender y certificar


las vacunas que debían portar los ganados antes de ser
comercializados para consumo humano como eran:
“Bacteriana Mixta Bovina. No 1: Contra neumonía,
mastitis, metritis. 10 dosis por un valor de 1,35
pesos.
Bacteriana Mixta Bovina. No. 2: Contra mamitis [sic] de
las vacas. 14 dosis por un valor de 1.35 pesos.
Serobacteriana Mixta Bovina. No. 3: Suero vacuno
contra diarrea o disentería de los terneros, peste
bona (previene y cura). 10 dosis por valor de 1,80
pesos.
Vacuna contra Ántrax o Carbón Bacteridiano:
Preparada con esporas activas No 4. 10 dosis por
valor de 1,45 pesos” (Ortíz, 2012, 107).
Para tratar las demás afecciones de los vacunos ya se recurría a
la importación de los ungüentos empleados entre los ganaderos
estadounidenses. El uso de los mismos se justificaba por las
medallas de oro obtenidos en las ferias de los más grandes
países de Sudamérica como eran Brasil y Argentina. Entre esos
“infalibles remedios veterinarios” los más recomendados eran
los ungüentos de Humphreys Medicine Co., al ser útiles para
fiebres, congestiones e inflamaciones; afecciones de los
tendones y tumores; enfermedades de las glándulas y epizootia
de la garganta; enfermedades por lombrices; afecciones
respiratorias; cólico, espasmódico, dolor de barriga, diarrea y
evacuaciones sanguinolentas; abortos o partos extemporáneos o
prematuros; enfermedades del sistema urinario; afecciones del
aparato digestivo y, “para toda clase de afecciones cutáneas,
259

erupciones, sarna arestín, hinchazones, abscesos, úlceras, etc.”


(El Tiempo, 1927, 23 noviembre). Ofreciendo un catálogo
semejante para dolencias con nombres semejantes entre los
humanos.
Como parte de las políticas del Gobierno Nacional se dispuso el
fomento de la producción a mayor escala de la ganadería de cría
y levante en los departamentos del Magdalena, Bolívar,
Antioquia y los territorios nacionales (Llanos orientales)
mientras que la ganadería lechera fue centralizada en las zonas
vecinas a los centros de población por medio de hatos a gran
escala, alimentados con pastos artificiales o grama.
La reducida oferta de lotes de ganados adaptados para el
consumo en Santander elevó los precios urbanos de la carne, así
como conllevó a la importación y dependencia de los
abastecimientos provenientes de los hatos del norte del país, así
como de los llanos orientales se importó el 30% (Ortíz, 2012,
99) del total de la década a través de la intermediación de los
empresarios ganaderos de Boyacá y el Socorro, constituyéndose
además en el ganado más barato que ingresó al departamento, en
comparación al comprado de Antioquia y el Caribe porque
“pasó de tener un promedio por cabeza de 50 pesos en 1940 a 94
pesos en 1945, es decir un aumento de 47,9% sobre el precio
inicial” (Ortíz, 2012, 96). El ganado importado desde Bolívar
tuvo un promedio de 110 pesos por cabeza.
Con el incremento en la demografía urbana y su demanda de
abastos también incrementaron los volúmenes importados al
pasar de 15986 cabezas en 1940 (3212623 kilos) a 117957
cabezas en 1949 (23709357 kilos), lo cual representaba un
crecimiento del 738% (Ortíz, 2012, 89) en los animales
revendidos con sobrecostos y estando enfermos la mayoría.
260

Situación que benefició a los grandes empresarios ganaderos de


Bolívar y Boyacá que con mayores volúmenes y mejores
transportes regulaban los precios y la calidad de los ejemplares
(sanos o enfermos, gordos o flacos, viejos o jóvenes, vacunados
o sin vacunar) en las épocas de lluvia o sequía, y sin importar
los precios establecidos en ferias ganaderas como la de
Medellín.
Los pequeños ganaderos provinciales de Santander continuaron
su actividad agropecuaria con pérdidas o mínimas ganancias en
las ferias locales porque: “ante la falta de medios culturales y
recursos técnicos y financieros… se encontraron en inferioridad
y más si el sistema de mercadeo del producto se manejó en un
medio ineficiente y desorganizado. Además la distancia entre
mercados, la falta de una infraestructura sólida (caminos,
carreteras, puertos) y transportes adecuados debido al poco
margen de ganancia, a causa de los altos costos de producción y
mercadeo del ganado en pie” (Ortíz, 2012, 100).
Los costos y sobrecostos en los ganados terminaron siendo
asumidos por los consumidores de carne, leche y demás
derivados vacunos al no lograr los gobernantes regular los
precios ni contar con un Fondo Ganadero que redujera con
subsidios los altos precios del mercado fluctuante de
especulación, especialmente de hembras para satisfacer la
demanda local y regional (Ortíz, 2012, 110 y 114).
Hasta antes de los sistemas de refrigeración doméstica, los
consumidores debían estar dispuestos a digerir en sus dietas las
carnes y leches puestas en el mercado por los intermediarios
agropecuarios sin conocerse sus condiciones sanitarias o las
características físicas de enfermedades como el “mal de ranilla o
fiebre de tejas” que caracterizaba a todos los ganados de “las
261

llanuras de Oriente, Bolívar, Santander y Patía” (Bolívar y


Flórez, 2005, 179).
Los estudios recientes sobre consumo de carne vacuno han
planteado que “desde tiempos coloniales en casi todas las
regiones colombianas, se consumía de carne de muy baja
calidad y en una proporción que variaba enormemente
dependiendo de las regiones” (Bolívar y Flórez, 2005, 182).
Sumándose a ello en las zonas ganaderas, y a falta de carnes
obtenidas entre animales de monte, el consumo de las vísceras
menospreciadas en los mercados locales y en las carnicerías
citadinas por parte de las gentes pobres, a partir de las cuales se
generaban dietas territoriales.
La ganadería bovina de Santander hasta mediados del siglo XX
se caracterizó por “la existencia de conocimientos técnicos
obsoletos e ineficientes y limitados por parte de la industria y el
gobierno”, y consigo, “la industria ganadera en el departamento
estuvo lejos de ser un renglón importante en la economía del
departamento, si se le compara con otros renglones” (Ortíz,
2012, 116 y 118).
Las ferias ganaderas a través de la venta anual de ganados
(mayor y menor) no lograron congregar y unificar las prácticas
productivas de todos los ganaderos al continuar muchos de ellos
aislados de “los esfuerzos de regulación del consumo de carne y
la comerciaban en condiciones que impedían o limitaban las
posibilidades de control estatal y de publicación regulación
monetaria” (Bolívar y Flórez, 2005, 179.
Al igual que la tendencia endoproductiva del siglo XXI, a
inicios del siglo XX muchos ganaderos preferían no presentarse
a las ferias para evadir los controles sanitarios, el pago de
vacunas y los registros oficiales, además de resultar un gasto
262

inoficioso invertir en transportes, arriendo de corrales, pago de


alimentación y cuotas de participación en las exposiciones
cuando no se obtenía ningún reconocimiento ni se vendían
ejemplares que justificaran el traslado de las mejores y más
distantes ganaderías a ferias afamadas como la del Socorro.
De tal modo, los ganaderos más prácticos y sin pretensiones de
reconocimiento o popularidad para sus ganados y ganaderías
(Pérez V, 2014) preferían comerciar sus ejemplares y lotes de
forma directa, en sus fincas y reduciendo cualquier forma de
exposición a la observación de los ejemplares en venta desde
“los corrales de las fincas a las cuales acuden los compradores
sin competidores en la transacción, y sin que quede ningún
rastro de la operación diferente al relato de los protagonistas”
(Araujo, 1981, 196).
Degüello y profilaxis. Siendo Presidente de la Asamblea Daniel
Gómez Pinzón y Gobernador del Departamento J. M. García
Hernández fue aprobada, publicada y ejecutada la Ordenanza de
Santander 68 del 30 de abril de 1920, mediante la cual se
dispuso todo lo concerniente al “fomento de Exposiciones de
ganado vacuno en el Departamento” (Colombia, 1920, 68, art.
1).
Fue intención de los diputados ponentes y el Secretario de
Hacienda que las Ferias de capitales provinciales como la del
Socorro obtuviesen un auxilio anual, que ese auxilio se
distribuyese únicamente como premios de Exposición, que cada
Exposición contara con una Junta que reglamentara la
distribución de los premios anunciados a los mejores ejemplares
vacunos exhibidos, y que los vacunos en competencia solo
podían ser ejemplares nacidos y desarrollados en territorio de
Santander.
263

Decisión que con el aliciente de un premio monetario dejaba


abierta la oportunidad para que los ganaderos socorranos
incursionaran en los mestizajes, híbridos y mejoramientos
genéticos con toros puros de otros lugares del país o del mundo
capaces de reproducirse con las vacas criollas como ya se hacía
en los hatos ganaderos de la costa caribe, especialmente en el
hato de la casa comercial “Casa Helda”, propiedad del ganadero
alemán Adolfo Held, en Jesús del Río.
El mismo día en que se aprobaron esos estímulos para los
ganaderos y el mejoramiento de las razas criollas exhibidas en
cada Exposición ferial, contradictoriamente la Asamblea y el
Gobernador incrementaron la tarifa de Deguello para el ganado
mayor. Durante los siguientes cuatro años los ganaderos y
administradores encargados del matadero municipal debían
demostrar que se habían pagado los siguientes derechos: “Por
cada res macho o hembra inhábil para la reproducción o mayor
de diez años, $4 cada una. Por cada res hembra apta para la
reproducción, $6 cada una” (Colombia, 1920, 69, art. 1).
Para demostrar que las hembras eran inhábiles y adultas se debía
apelar a peritos designados por el Recaudador del Impuesto y
otro por el propietario de las reses. De igual modo se prohibía
castrar o mutilar de cualquier forma para inhabilitarlas “para la
reproducción o para la amamantación de la cría” (Colombia,
1920, 69, art. 3).
Por renta de degüello fue preciso definir “el impuesto por matar
y expender reses para el consumo y se causa tanto por el hecho
de degollarlas en el territorio, como por la introducción de
carnes en él” (Colombia, 1924, 49, art. 1). Siendo aplicado ese
impuesto por cada res y sin distinción de género al “total que
resulte, en peso bruto y viva la res, a razón de veinticinco
264

centavos por arroba, prescindiendo de fracciones de arroba”


(Colombia, 1924, 49, art. 2). Desde entonces, en cada lustro el
incremento de ese impuesto osciló entre 7% y 10%, siendo
exceptuadas de ese pago las reses muertas accidentalmente o por
causa natural.
En los mataderos municipales, al igual que durante los días de
feria comercial o de exhibición de ganados era obligación de los
ganaderos como de las autoridades representadas por el alcalde
o el oficial municipal de Estadística reportar en un registro
especial “el sexo, color, marcas, estado o calidad y peso [en
báscula]…, dueño, expendedor y derechos fiscales,
departamentales o municipales con que resulten gravadas”
(Colombia, 1924, 49, art. 5).
Disposiciones que conllevaron a reconstruir el matadero del
Socorro acorde a las nuevas normas higiénicas, fiscales y de
policía dispuestas para el Departamento, siendo destinado para
ello “el diez por ciento del producido de la renta de Deguello…
para la pavimentación y el servicio de aguas de los mataderos
públicos” (Colombia, 1926, 38, art. 1).
Medida que fue considerada permanente mientras las obras de
reconstrucción y mejoramiento de los mataderos estuvieran en
ejecución (Colombia, 1929, 42, art. 3). Así mismo, para
asegurar el traslado de los líquidos corporales y las aguas sucias
resultantes de las labores del matadero como de las demás
actividades domésticas, comerciales e industriales del Socorro,
desde abril de 1929 se ordenó destinar un auxilio departamental
de diez mil pesos ($10.000) para realizar las obras de
alcantarillado de esa capital provincial con más de quince mil
habitantes, la cual terminó siendo declarada como obra de
“necesidad pública”.
265

Para regular el uso eficiente de esos dineros públicos se


condicionó a las autoridades municipales a emplear los planos y
la dirección técnica de los ingenieros del Departamento
pertenecientes a la Secretaría de Fomento y Obras Públicas, así
como se les exigió elaborar para los siguientes años un
“Presupuesto de Gastos de sus alcantarillados y demás servicios
públicos” (Colombia, 1929, 42, art. 4).
A todas esas restricciones y condiciones para transportar,
exhibir, comerciar o sacrificar los ganados al interior de la
provincia del Socorro se aunaron las rigurosas medidas de
profilaxis que fueron impuestas desde 1929 al ganado vacuno
antes de ingresar a las provincias de Santander. Disposiciones
cuya radicalización conllevaron dos años después a la
prohibición y persecución de los ejemplares puros o mestizos de
“blanco” asociados con el ‘bos indicus’ Cebú y Brahma. Razas
consideradas por el Ministerio de Agricultura y Comercio un
peligro para las razas criollas y europeas, y especialmente,
porque fueron catalogadas agentes portadores y transmisores de
enfermedades asiáticas, antillanas o norteamericanas incurables
o desconocidas en el ‘trópico’ sudamericano.
El protocolo de profilaxis que se ordenó cumplir para poder
presentar los ganados de otras provincias o departamentos en el
Socorro, tanto a su feria comercial semanal o a su Feria
exposición anual, debía seguir rigurosamente los siguientes
procedimientos:
1. El ganado antes de entrar a los caminos, potreros,
corrales o sitios de feria debía “sufrir un baño que lo
libre de la garrapata e impida que infecte los potreros”
(Colombia, 1929, 14, art. 1). La plaga de garrapatas fue y
sigue siendo un problema recurrente entre las ganaderías
266

del Socorro, razón por la cual las grandes haciendas


ganaderas que se establecieron en la primera mitad del
siglo XX como Junín, Tamacara, San Lorenzo o Villa
Marta, entre otras, debieron adecuar los pajonales
infestados de garrapatas en potreros aptos para los
ganados seleccionados y de exposición que se
desarrollaron allí (Rugeles Av, 2014).
2. En los municipios de mayor circulación, comercio y
sacrifico de ganados foráneos como eran Charalá,
Onzaga, Socorro, San Vicente y Oiba debían existir
“bañaderos para toda clase de ganados que se
introduzcan o existan en el Departamento” (Colombia,
1929, 14, art. 2). El uso de esos bañaderos oficiales,
construidos por la Gobernación de Santander, era una
obligación de todo ganadero o propietario de ganados
que se encontrara a una distancia de cinco kilómetros al
no tener tanques o bañaderas propias, siendo
indispensable la certificación mensual de cumplimiento
de esa norma sanitaria para su traslado o
comercialización (Colombia, 1934, 8, art. 3).
3. Los bañaderos de propiedad particular que fuesen
construidos por los ganaderos podían exigir al Gobierno
Departamental una financiación del 30% de los gastos y
contar con la Dirección Técnica de los ingenieros
adscritos a la Secretaria de Fomento y Obras públicas.
De tal manera, los propietarios de ganados que tenían sus
propios bañaderos y daban “exacto cumplimiento” a las
disposiciones nacionales (Ley 7 de 1929, Decreto 1022
de 1930) y departamentales quedaban exentos de mover
sus ganados hasta los tanques públicos y de pagar los
267

derechos exigidos por cada cabeza desinfectada


(Colombia, 1934, 8, art. 3).
En la hacienda Tamacara aún existe el tanque que
construyó Gregorio Rugeles para bañar y garantizar la
higiene de los ganados que adquiría o vendía, el cual es
considerado el primer bañadero técnico que existió en el
Socorro. La experiencia adquirida por Gregorio Rugeles
en su hacienda principal la replicó y perfeccionó al
dirigir las obras de construcción de los bañaderos que
fueron empleados en la hacienda Junín y Villa Martha,
propiedad de sus socios y amigos Enrique Gast y
Francisco Pinzón (Carlier, 2014).
4. Los bañaderos de propiedad del Departamento en las
capitales provinciales podían ser arrendados o
administrados directamente por sus representantes
municipales, no siendo posible cobrar a los ganaderos o
a los pequeños propietarios de reses “más de cinco
centavos ($0,05) por cada res que sea sometida al baño”.
Al culminar el baño de la res el encargado de la bañadera
debía expedir un certificado provisional de
cumplimiento, el cual era sustituido por un certificado
definitivo, sellado y firmado por el Alcalde Municipal
mediante el cual se hacía constar “que el ganado ha
recibido el baño correspondiente o que no lo ha recibido
por no estar infectado” (Colombia, 1929, 14, art. 5 y 6).
Cada bañadero construido por el Departamento costó
inicialmente dos mil pesos y fueron realizados siguiendo
los planos dispuestos por la Secretaría de Fomento y
Obras Públicas.
268

5. Quienes incumplieran la obligación de desinfectar los


ganados antes de presentarlos en público debían pagar
como multa un peso ($ 1,0) por cada cabeza sin
certificado, debían ser requeridos y avergonzados
públicamente por los Recaudadores de Rentas
Departamentales a cumplir la pena fiscal, así como los
recaudos obtenidos fueron empleados “en el
mejoramiento de los mismos bañaderos”. Cinco años
después al no tener las disposiciones sobre bañaderos y
desinfección “el efecto que era de esperarse”, las
sanciones contra los ganaderos o los propietarios de
ganados se endurecieron al ordenarse a los alcaldes
castigar con multas “desde dos pesos ($2) hasta veinte
pesos ($20)” el incumplimiento en el baño técnico y la
desinfección mensual de los ganados (Colombia, 1934,
8, art. 4).
6. Para atender a los ganaderos y empresarios
agropecuarios con problemas de plagas e infecciones, los
campesinos y ganaderos podían recurrir a la “institución
de profesores ambulantes de agricultura”, adscrita a la
Dirección de Educación Pública, cuya misión era
“enseñar y divulgar prácticamente los métodos de
producción agrícola”, así como uno de los cinco
profesores auxiliares encargados para las provincias del
Socorro y Charalá podía cumplir su Jefe Técnico
“funciones consultivas” ambulantes.
Al ser esos funcionarios especialistas en la “técnica de la
agricultura tropical” debían realizar estudios, presentar
informes y publicar folletos sobre sus hallazgos,
prácticas y soluciones en temas de interés primordial
para los ganaderos como eran: Abonos, “insecticidas,
269

parasiticidas y fungicidas: su preparación, usos y


aplicación práctica en los campos”, “estudio de la
garrapata y su exterminio por sales arsenicales o sus
sucedáneos”, “estudio comparativo de las yerbas
forrajeras, nativas y exóticas, su adaptación a los
distintos climas y su valor nutritivo”, “cuido y manejo de
una lechería”, entre otros (Colombia, 1929, 28, art. 10).
Tareas que décadas después continuaron cumpliendo los
asesores técnicos del Instituto Colombiano Agropecuario
(ICA) con sede en Socorro.
A falta de salas de exposición para sus muestras y
hallazgos, esos mismos investigadores y profesores al
servicio del Estado en el Socorro podían contar con el
apoyo del “Museo Histórico municipal del Socoro” al ser
creado, fomentado y financiado para su funcionamiento
con auxilios departamentales, así como con sus correrías
por las haciendas de la provincia debían contribuir a
enriquecerlo con “objetos que tengan alguna
significación histórica o facilitándole a la expresada
municipalidad los medios de adquirir esos objetos”
(Colombia, 1929, 64, art. 1).
7. A la presencia y regulación en las ferias comerciales y
de exposición ganadera de los funcionarios de policía,
higiene, recaudo de rentas, profesores de agricultura, etc.
a partir de 1930 se exigió la presencia en cada una de las
ferias de los profesores y estudiantes becarios de las
cuatro Granjas Agrícolas provinciales (Bucaramanga –
Piedecuesta, Málaga, Charalá y Vélez) más cercanas.
Ellos eran considerados personas idóneas para contribuir
en el cumplimiento de las normas policivas, fiscales y
270

sanitarias vigentes, así como sus conocimientos técnicos


podían mejorar las prácticas de los campesinos y
ganaderos en campos específicos de la forma
especializada en las granjas como eran “la sanidad agro-
pecuaria” y “las exposiciones agrícolas y pecuarias”
(Colombia, 1930, 10, art. 1). al ser formados por la
Sociedad de Agricultores de Santander, el Agrónomo
designado para cada zona de provincias, e incluso,
granjeros experimentados contratados en Puerto Rico.
8. La Feria Exposición del Socorro se constituyó en un
medio ideal para restringir el acceso a los ganados
infestados con garrapatas, nuches y demás ‘plagas’, así
como para exaltar y premiar a las ganaderías con las
mejores prácticas sanitarias y de higiene visibles en los
ejemplares puestos en exhibición y competencia. De tal
manera, la pulcritud y presentación de los ganados en
exposición reflejaban los atributos de honorabilidad y las
cualidades socioculturales de los ganaderos, sus familias
y trabajadores.
La exaltación de las mejores ganaderías, y por ende la
exclusión de los ganados enfermos o infestados, fue
dispuesta por el Gobierno Departamental a sus
subordinados municipales de la siguiente manera: “En
las exposiciones agropecuarias que haya en el
Departamento, se discernirá un premio especial a los
propietarios de ganados absolutamente exentos de
garrapata y nuche” (Colombia, 1929, 14, art. 3).
El apoyo técnico, la financiación departamental y el
reconocimiento público de las Ferias Exposición en las capitales
provinciales hizo necesario a los diputados y gobernadores que
271

en la capital del Departamento fuese creada, financiada y


realizada de forma permanente una Feria Exposición de
mayores proporciones a las provinciales. Para tal fin, a la
Secretaría Pública del Departamento se le creó y agregó una
“Sección de Industrias y Agricultura” cuya tarea principal a
partir de 1930 fue “establecer exposiciones agrícolas y pecuarias
tanto en la capital como en las provincias” a partir de los
productos locales, las enseñanzas agrícolas impartidas, los frutos
de las colonias agrícolas y agrícola-penales, las innovaciones de
las cooperativas agrícolas y las estadísticas agrícolas y pecuarias
realizadas en cada escuela rural del Departamento.
Ante la existencia, regulación y consolidación de las
Exposiciones provinciales desde 1914, el interés de esa sección
de fomento de la agricultura fue crear y organizar la
“Exposición agrícola y pecuaria en la capital del departamento”.
Los premios de la misma estaban centrados en los cultivadores
de cacao a quienes se les otorgó “derecho a una prima de
cincuenta pesos ($ 50,0) por cada mil plantas de tres años”
(Colombia, 1930, 56, art. 7).
Las demás industrias también obtenían “premios anuales” al ser
elegidos los mejores productos de tabaco, algodón, fique, etc.
exhibidos en los pabellones organizados para tal fin. De tal
manera, las exposiciones oficiales de Bucaramanga continuaron
centradas en la exhibición de los productos agrícolas y
manufactureros propios de una ciudad y provincia agroindustrial
mientras que ferias como las del Socorro se constituyeron en
recinto para la exposición, juzgamiento y premiación de las
mejores ganaderías y ganados vacunos de la provincia, el
departamento y el país.
272

Búfalos. A la par de la introducción y mestizaje vacuno de toda


Colombia desde 1914, de forma más tardía ocurrió la
introducción de la ganadería de búfalos en Colombia. Con la
importación de los primeros ejemplares en 1967 se inició el
fomentó agroindustrial de reproducción, cría y consumo de los
derivados de búfalos (bubalus bubalis) a Colombia, siendo
considerado por los empresarios ganaderos como por la
autoridades sanitarias y agropecuarias que si bien ese ganado no
era parte de las razas bovinas (bos Taurus, bos indicus) que
tradicionalmente se había criado y consumido en Colombia, al
compararse ambas especies se había demostrado que el búfalo
tenía una mayor capacidad para el trabajo en climas cálidos y
ambientes malsanos, así como se obtenían mayor volúmenes de
producción en carnes o leches con un menor cantidad e
inversión en pasturas, forrajes o terrenos para el pastoreo, lo
cual resultaba muy atractivo para los empresarios agropecuarios
de las regiones más áridas o estériles del país.
Al igual que los Cebúes, los primeros ejemplares de búfalos
fueron importados entre aquellos que traídos de las antiguas
colonias británicas en el sudeste asiático después de haber sido
aclimatados y adaptados a las condiciones ambientales de las
Antillas, específicamente desde Trinidad y Jamaica en abril de
1967. El primer lote registrado compuesto de “38 cabezas de
búfalo de agua, raza Bufalipso” (Patiño, 2002, 69), la cual era
reconocida como la raza lechera “murrah” (Patiño, 2002, 76). Al
igual que el ganado asiático cebú, en menos de un cuarto de
siglo los búfalos superaron los veinte mil ejemplares en
Colombia, así como los empresarios ganaderos de ese bóvido se
agremiaron en asociaciones departamentales y nacionales, las
cuales terminaron siendo agrupadas y confederadas con las de
las demás razas y especies por la Federación Nacional de
Ganaderos desde 1963 (13 diciembre).
273

Algunos estudiosos de la ganadería colombiana han considerado


que el siglo XXI deberá ser el de la sustitución de los bovinos
por los bóvidos, es decir de la ganadería “criolla” mezclada con
el cebú y las razas “puras” europeas por una ganadería
altamente productiva en los climas tropicales compuesta por la
mezcla de nuevas razas vacunas originarias del sudeste asiático
con las diferentes razas de búfalos. Para ello se planteaban
argumentos como el siguiente:
“Hay que introducir nuevas razas de búfalos, para zonas
climáticamente diversas y con distintas especialidades,
preferentemente las lecheras. El rebaño bovídeo debe completarse
con especies tropicales mansas del Asia, que aquí no se conocen,
como el banteng (Bos sondaicus) de Bali y lompoc en Indonesia; el
mithan o gayal (Bos frontalis) del nordeste de la India y Assam; el
gaur (Bos gaurus), del sur y el sureste de Asia; el kouprey (Bos
sauveli), de Cambodia y el sur de Laos. Casi todos ellos se cruzan
con el taurino y con el cebú y les pueden impartir genes favorables.
Están adaptados a una alimentación más diversificada” (Patiño,
2002, 271).

La Feria Exposición del Socorro. A partir de 1931 la provincia


del Socorro fue denominada “Provincia de los Comuneros”.
Solo del 6 de abril (Ordenanza 7) al 28 de abril (Ordenanza 36)
estuvieron nuevamente integradas a la misma las provincias de
San Gil y Charalá (Provincia de Guanentá) al estar
interconectadas por la nueva carretera troncal central y la red de
puentes y ramales que la complementaban.
La histórica resistencia de los ‘guanentinos’ a integrarse a los
“comuneros” desde el período de Independencia, su rechazo a
someterse a la centralización y control de las instituciones
establecidas en el Socorro, propició diferentes procesos de
desarrollo de la ganadería en la hoya del río Suárez, la
concentración del interés regional en los ganados expuestos,
274

premiados y comercializados en la Feria Exposición socorrana,


así como la búsqueda de alternativas para el mejoramiento
genético de las razas criollas por parte de los ganaderos
socorranos sin contrariar las disposiciones departamentales y
nacionales. Específicamente la Ordenanza 45 de 1931, a partir
de la cual se adelantó en todo Santander “una activa campaña en
pro de la producción nacional y de la restricción del consumo de
artículos extranjeros” (Colombia, 1931, 45, art. 1).
Campaña de proteccionismo nacionalista que sumada a los
informes y recomendaciones de los funcionarios de las
Secretarias y Ministerio de Agricultura sobre los riesgos de
enfermedades desconocidas, plagas sin vacunas y extinción de
las razas criollas nacionales por causa de la introducción,
mezcla y expansión de los ganados ‘blancos’, de origen índico,
conllevaron a la restricción y prohibición en el uso y ‘consumo’
de ganados importados empleados para crear híbridos más aptos
al trópico, más productivos para la cría, ceba o el trabajo, y más
rentables para las ganaderías andinas al reducir gastos en
alimentación, tiempo de crianza y sanidad.
Al éxito de la campaña proteccionista departamental se sumó la
creación y realización con carácter permanente de una Semana
Industrial, liderada por la Sociedad de Mejoras Públicas de
Bucaramanga, cuyo “principal objeto” era “la exposición y
propaganda de los productos de las industrias santandereanas, a
fin de fomentar su producción y consumo” (Colombia, 1932, 9,
art. 1), y consigo, propiciar la creación e introducción de otras
nuevas industrias que emplearan las materias primas regionales
y la creciente mano de obra provincial. Siendo ese espíritu
proteccionista y nacionalista cultivado por el conservatismo,
ampliamente reafirmado y potencializado por parte de los
275

liberales en el poder al enfrentarse las fuerzas armadas de


Colombia y el Perú en el conflicto amazónico de 1932.
Esas nuevas empresas industriales y agroindustriales,
particularmente las ganaderas, encontraron respaldo a sus
iniciativas a través de la banca tradicional, las cooperativas
agrícolas y en la “Sociedad de Crédito Agrario e Industrial” que
al ser creada, respaldada y financiada con acciones compradas
por la Gobernación de Santander tenía como fin “estimular la
producción agrícola y el desarrollo de las industrias en el
Departamento” (Colombia, 1932, 35, art. 1), a partir de las
iniciativas y aportes accionarios de los municipios. Su
funcionamiento estuvo ajustado a los reglamentos y condiciones
dispuestos por la Caja de Crédito Agrario e Industrial
(reformada como Caja Agraria y Banco Agrario).
Para respaldar aún más la actividad productiva de los
empresarios agropecuarios de las provincias de Santander, desde
el Ministerio de Agricultura y la Gobernación de Santander se
promovió la creación de una “Federación Agricultores y
Ganaderos de Santander” conformada por el agrónomo
nacional, el veterinario nacional, un delegado de la Sociedad de
Agricultores de Santander, uno del comité de Cafeteros, uno de
la Cámara de Comercio de Bucaramanga, comités de
agricultores y ganaderos en todos los municipios del
Departamento y todos “los Agricultores y Ganaderos que
quieran federarse”.
Esa Federación estaba facultaba para contratar directamente con
el Gobernador “los servicios de fomento, desarrollo y
protección económica de las industrias agrícola y pecuaria,
comprendiendo el empleo de sistemas científicos que uniforme
y abaraten la producción”. En cuanto al fomento de la
276

ganadería, a través de las granjas y campos de demostración de


la Federación, se debían estudiar “los pastos y forrajes, los
sistemas de alimentación más convenientes; se montarán
puestos zootécnicos provistos de sementales de pura raza, de las
especie mejores de ganado vacuno, caballar, asnal y de cerda,
cabros, ovejas, aves de corral, conejos etc., se enseñará la
vacunación de los ganados contra las epizootias, se fomentará la
lechería, la quesería, la industria de la manteca, de las pieles, la
lana, etc., la organización de bañaderas para ganados en la vía
de entrada y centros de producción, de ferias y mercados para
ganados, exposiciones, concursos, etc., directamente o por
medio de cooperativas” (Colombia, 1933, 48, art. 2).
También fue obligación de la Federación “instalar directamente
o por medio de cooperativas, básculas para peso del ganado en
los principales centros de consumo”, recaudándose a cambio por
ese servicio “entre un máximum de un centavo por kilo de peso
de las res viva y mínimum de tres cuartos de centavo por kilo”
(Colombia, 1933, 48, art. 16).
Al contarse con eventos y organizaciones encargadas de
proteger la producción agropecuaria regional y promover el
consumo de los frutos y carnes provinciales, aunado a la
creación de instituciones dedicadas a financiar y asistir de forma
técnica a los agricultores y ganaderos de las cinco provincias de
Santander, la Asamblea Departamental ordenó la creación de
una Asamblea Agropecuaria compuesta por diputados elegidos
entre los comités agrícolas provinciales.
Los delegados a esa Asamblea debían reunirse “anualmente en
las ciudades de Bucaramanga y Socorro alternativamente”, antes
de instalarse la Asamblea Departamental de diputados políticos.
Durante las sesiones de sus comisiones debían llegar a acuerdos
277

sobre las acciones e inversiones “que tiendan al fomento y


preponderancia de la agricultura y la ganadería del
Departamento”, los cuales tenían que ser concertados y
unificados con los de la Federación de agricultores y ganaderos
y los del Comité de cafeteros del departamento. Los acuerdos
finales debían ser presentados al Gobernador, quien a su vez los
presentaba “en forma de proyectos de ordenanza a la Asamblea
departamental, a efecto de que los gremios se agricultores y
ganaderos lleven al primer cuerpo legislativo departamental, de
una manera práctica y oportuna el conocimiento de sus justas
aspiraciones y necesidades” (Colombia, 1934, 5, art. 4).
Dos años antes de la fusión del Ministerio de Agricultura y
Comercio con el Ministerio de Industrias y Trabajo para dar
origen al ‘Ministerio de Economía Nacional’ (1938 – 1947)
concebido por la Administración del Presidente E. Santos y sus
sucesores, la Asamblea Departamental y el Gobernador de
Santander crearon la Secretaría de Agricultura y Veterinaria de
Santander. Nombre que se anticipó al nombre que volvió a tener
el Ministerio responsable de la economía agropecuaria desde
1947 (Ministerio de Agricultura y Ganadería) en respuesta del
presidente M. Ospina a las exigencias de los diputados al III
Congreso Agropecuario Colombiano.
La Secretaría de agricultura como suma de las organizaciones y
dependencias creadas en Santander durante las décadas
anteriores para el fomento técnico y económico de la industria
agropecuaria fue concebida como la dependencia encargada de
dar viabilidad a las innovaciones productivas regionales. Para
ello, debía garantizar la reorganización y mejoramiento de los
servicios agrícolas existentes, dar a los agricultores y ganaderos
las mayores facilidades y los mejores recursos técnicos, lograr
que cada cultivo o res fuese resultado de la racionalización
278

técnica, la renovación de sus prácticas y el incremento en su


rendimiento académico, así como ante las innovaciones
agropecuarias consideradas como “imprescindibles en la vida
moderna, debemos procurar su vulgarización y aprovechamiento
por la industria” (Salazar, 1937, 1).
La ganadería era un sector prioritario para esa Secretaría y el
personal técnico de médicos veterinarios y agrónomos que la
conformaban porque “queda casi todo el campo para una
organización”. Para que la ganadería de las provincias
santandereanas fuese eficiente y rentable se requería: 1.
Aumentar en cantidad y calidad las reses al no satisfacerse las
necesidades del Departamento; 2. El incremento ganadero
requería una mayor precocidad y resistencia de los ganados, lo
cual se podía alcanzar introduciendo, mezclando y mejorando
genéticamente las reses con nuevas razas; 3. “El mejoramiento
por el cruce está en ciernes”; 4. Mayores y mejores ganaderías
solo se podían obtener con ‘higiene ganadera” al ser una
exigencia técnica desatendida a pesar de las restricciones
feriales y comerciales existentes desde 1914 (Salazar, 1937, 2).
Apelando al nacionalismo proteccionista de las razas criollas
impulsado desde 1931 y a la prohibición de importaciones de
ganados extranjeros ante su debilidad para resistir al nuche y la
garrapata ecuatoriales desde 1932, Carlos Alberto Rojas
Maldonado en 1937, adscrito a la Secretaría como Médico
Veterinario Nacional de Santander delegado por el Ministerio de
Agricultura y quien un año después obtuvo su título como
médico veterinario de la Universidad Nacional con el trabajo de
grado titulado “Estado actual de la ganadería de Santander y sus
perspectivas”, diagnosticó y divulgó como problemas
zootécnicos de la ‘ecléctica’ ganadería santandereana a
solucionarse durante las siguientes décadas:
279

1. El mejoramiento de la raza en cuanto a estado


sanitario como de la cantidad y calidad de carne y leche
por medio del “…mejoramiento de los ganados criollos
existentes, ya sea por la selección científica y cuidadosa
de la misma raza local, o mediante un cruce con ganados
extranjeros apropiados” (Rojas, 1937, 55).
2. Mezcla de razas haciendo selección de especies y
cumpliendo la finalidad zootécnica para la cual fueron
importados los ganados Holstein, Ayrshire, Jersey,
Durham, Red – Polled, Normando, Blanco – Orejinegro
y Cebú. Hasta entonces en Santander se había tratado de
imitar a menor escala los experimentos genéticos de
“Casa Held”, siendo reducida la ganadería de provincias
como la del Socorro a “una mezcla heterogénea formada
por todas las razas y tipos, prevaleciendo el Cebú, que
muestra hoy mestizos Cebú – Hereford, Cebú – Durhan,
Cebú – Holstein, Cebú – Normando, Cebú – Costeño,
Cebú – Criollo” (Rojas, 1937, 55).
3. Falta de control en las razas puras y los ejemplares
mestizos (o ‘degenerados’) su falta de higiene y sanidad
al ser delicados y requerir muchos cuidados, con lo cual,
permanecían “inmensamente invadidos por la garrapata
y el nuche y con una alimentación deficiente y en plena
aclimatación a un medio completamente adverso a sus
condiciones raciales de vida” (Rojas, 1937, 56).
Los comercializadores del producto ‘Gusanol’
explicaban las implicaciones económicas de no erradicar
el nuche de las reses al manifestar en un persuasivo aviso
publicitario: “Señor ganadero! Qué engorda Ud. Ganado
o nuches? Los nuches COMEN su ganancia noche y día,
280

cada semana y cada mes. Comen la carne que engorda su


ganado y para la cual usted tanto trabaja. Reducen el
valor del cuero en una proporción de $2,00 o $ 3,00 por
cada uno. Mantienen sus ganado flaco y roban ganancias
valiosas a su bolsillo”.
4. Las mezclas dispares y heterogéneas de razas
importadas con las criollas son hechas al “capricho
arbitrario de los ganaderos y dentro de una ignorancia
completa de razas y cualidades”. Con lo cual sus
híbridos impedían constituir una “ganadería uniforme, ni
de características precisas” (Rojas, 1937, 56).
5. La preferencia por la pureza de sangre y su
superioridad en la producción leche y carne conllevaba a
que, por “un sentido utilitario”, se despreciara el fomento
de los ganados criollos (costeños, llaneros y nativos
(‘chinos’) santandereanos) “por la inferioridad que
poseen nuestros ganados criollos” (Rojas, 1937, 56).
6. Falta de atención a la explotación lechera por medio
de un régimen mixto de alimentación o semiestabulación
(pastoreo y ración suplementaria en el establo). Los
rendimientos de los ganados lecheros podían ser mayores
considerando que “se debe tender más a la calidad de los
tipos de ordeño, que a la cantidad de vacas de leche; más
a la capacidad productora de la raza pura, que al
cruzamiento industrial, como el que se hace en casi todos
los hatos santandereanos con el reproductor cebú; más a
las medidas de saneamiento y de higiene, que al deseo de
buscar una raza utópica que no necesite de cuidados y
atenciones” (Rojas, 1937, 57).
281

7. La producción simultanea de ganado lechero y ganado


de cría impedía cumplir con la demanda de leche y el
aumento en la calidad y cantidad de leche para un mayor
número de terneros. De igual manera, se necesitaba
intensificar los cultivos de leguminosas para el pastoreo.
8. La mezcla heterogénea de razas entre tipos diferentes
y sin ninguna afinidad de carne o leche no permitía
obtener un cruzamiento aceptable ni la raza utópica
pluriresistente, multipropósito y acorde a los gustos de
cada ganadero. La opción más técnica era seguir un
‘derrotero’ genético y económico regulando los
veterinarios estatales de los reproductores de las razas
puras en los puestos de monta oficiales y a través de
“una Granja Zootécnica del departamento, establecida en
un sitio en donde las condiciones agrológicas,
bromatológicas y sanitarias se hallen en un justo medio,
y sea, por lo tanto, fácil efectuar la aclimatación de los
animales y se pueda trazar la conducta por seguir en
materia de ganadería de este departamento” (Rojas,
1937, 58).
La primera acción impulsada por el veterinario nacional para
contrarrestar esa problemática fue el fomento y bonificación
para los ganaderos que construyeran en sus predios tanques
bañaderos garrapaticidas. Recordando que las garrapatas
robaban grandes cantidades de sangre a los ganados, transmitían
muchas enfermedades, disminuían la producción de leche,
debilitaban el organismo de los animales y facilitaban la
penetración “de infinidad de gérmenes patógenos que pululan en
nuestro medio ambiente”, y finalmente esa debilidad les
provocaba la muerte, informó a los ganaderos de Santander los
beneficios de la Ordenanaza 72 de 1937.
282

Acorde con esa disposición, la Asamblea y el Gobernador


ordenaron que todo particular que construyera un tanque
bañadero garrapaticida, ajustándose a los planos y las exigencias
técnicas del Ministerio de Agricultura debía ser subvencionado
“con la suma de $150,00 sin perjuicio de la subvención nacional
y obtiene el cemento a razón de $25,00 la tonelada puesta en la
estación de Barbosa con destino a la construcción de la
bañadera” (Rojasb, 1937b, 39). Además de mejorar las
condiciones de vida y la productividad de los ganados, los
beneficios de acabar con las garrapatas y nuches se reflejaban
directamente en la valorización de cada finca, reducía los costos
de mantenimiento y la compra de materiales subvencionados
por los gobiernos nacional y departamental.
Al conmemorarse en noviembre de 1937 los primeros veinte
años de la Feria Anual del Socorro, acorde a las disposiciones
exigidas desde 1914, los ganaderos socorranos demostraron
estar cumplimiento la mayor parte de las exigencias sanitarias,
higiene y productividad animal exigidas por los veterinarios
oficiales. Entre los balances realizados a esa exitosa feria se
contabilizaban:
1. Transacciones por compraventa de ganados superiores
a los ciento cincuenta nil pesos.
2. La Feria del Socorro demostraba ser la más grande e
importante de Santander al demostrar ser “un centro
ganadero y agrícola de primer orden”.
3. La producción agroindustrial de tabaco (‘García
Rovira’: exquisito y de color claro), mieles y panes
extraídos de la caña de azúcar, algodón, añil, arroz, etc.,
exhibida en la feria había propiciado la demanda y
sobreprecio en mercados fronterizos como el de Cúcuta.
283

4. La mayor parte de las grandes haciendas ganaderas


contaban ya con bañaderas particulares, acorde a los
planos y los estímulos de los gobiernos nacional y
departamental. Para la Feria de 1937 se conocía ya la
existencia de bañaderas en las fincas: ““Sabaneta” de
Francisco Asis Gómez, “La Ceiba” de Humberto
Bohórquez, “Chanchón” de Dario V. Gómez,
“Tamacara” de Gregorio Rugeles, “Caraota” de
hermanos Albornoz, “San Lorenzo” de Familia Cadena,
“Peña Grande” de Rogerio Martínez, “Cinco mil” de
Luis Eduardo Gómez Ortíz y otras” (Silva, 1938, 123).
5. Ganado de ceba (rústico): “El número de cabezas de
ganado de ceba en la provincia se calcula en ocho mil y
los pastos empleados son el imperial, gordura, guinea,
parada, yaraguá, etc. En las últimas ferias se exhibieron
magníficos tipos, algunos de ellos de treinta y cinco
arrobas” (Silva, 1938, 123).
6. Ganado de cría y leche: Los ganados de “raza fina”
eran importados, criados, atendidos y exhibidos por las
ganaderías de Enrique y Aurelio Gast, Dario V. Gómez,
Gregorio Rugeles, los Hermanos Albornoz, Francisco
Pinzón, entre otros.
Contrarios a esas decisiones populistas, los más prestantes y
acaudalados ganaderos del Socorro aprovecharon sus lotes de
vacas y terneros cruzados de cebú que habían comprado en
grandes volúmenes a Casa Helda entre 1927 y 1931 para
continuar sus mezclas y mejoramientos genéticos privados. De
igual manera rechazaron los cuestionamientos de los médicos
veterinarios oficiales al fomento de la ganadería cebuista, así
como se resistieron a las acciones t recomendaciones
284

reguladoras a todo mejoramiento genético a través de las granjas


y puestos de monta de la Secretaría Departamental.
Por el contrario, optaron por continuar mezclando ganados
criollos e importados con los ejemplares Cebú, puros y
mezclados comprados a Casa Helda para desarrollar el ganado
socorrano ideal. Decisión que conllevó a que cada cada
ganadero y ganadería socorrana fuesen asociados con la
producción de un tipo particular de raza pura o híbrida, así como
se diferenció entre los productores de Cebú puro y los criados de
Brahma; es decir, del híbrido estadounidense resultado de la
mezcla entre de las razas índicas Guzerat, Nelore, Gyr y
Krishna Guzerat, Nelore, Gyr y Krishna desde 1854. En el
Socorro, el Brahma reproducido descendía del toro “Manso”
comercializado y exportado desde los Estados Unidos por “J.D.
Hudgins”. Toros, vacas y terneros que fueron rigurosamente
certificados por los ganaderos del Socorro integrados a Asocebú
desde 1946.
El ejemplo a seguir y la importancia económica para los
ganaderos socorranos de las mezclas genéticas logradas por
Casa Helda (A. Held – Ramo Ganadería) en su hato de Jesús del
Río, siendo la principal casa comercial que existía en el país, se
explicaba porque:
“…la vaca criolla que existía en la costa Caribe antes del cruce con
cebú era grande, huesuda, cornuda y de escasa carne. En
comparación con el ganado blanco orejinegro del interior del país, el
rendimiento del criollo costeño en carne y leche era bastante menor.
Los primeros cruces del ganado criollo costeño ocurrieron a finales
del siglo XIX con las razas normanda,Aberdeen-agnus y red polled,
arrojando resultados satisfactorios. El cruzamiento con las dos
últimas razas produjo el ganado romosinuano Luego, entre 1909 y
1913 Augusto Tietjen, apoderado de la casa A. Held – Ramo
Ganadería de Jesús del Río, intentó sin éxito mejorar el tipo de
285

ganado criollo, introduciendo algunos ejemplares de las razas short


hom, holstein y red polled. En 1914 se dio en Colombia el primer
cruzamiento de ganado cebú con el criollo costeño, en la Hacienda
Jesús del Río” (Meisel y Viloria, 1999, 45)

La heroica defensa del médico veterinario Manuel Gómez


Rueda del Ganado Cebú, su demostración científica que esa
raza no era la causante del contagio ni de la muerte de las razas
criollas e importada que había propiciado su prohibición y
restricción desde 1931, conllevó a que desde 1939 se levantaran
las restricciones a los cebuinos importados, y por ende el
mercado de sus cruces. Al corroborarse con los mestizos de
Cebú, con los nuevos ganados para tierra caliente, la resistencia
a las enfermedades y la digestión de las pasturas de los sitios
estériles o malsanos que caracterizaban la mayor parte de la
topografía de Colombia, la producción de ganados vacunos en la
provincia del Socorro empezó a ser asociada y caracterizada con
cuatro grupos socio-productivos diferentes.
Esos grupos eran a saber: Los comerciantes propietarios de
ganados que servían como intermediarios y abastecedores de los
carniceros, exportadores, etc.; los campesinos que tenían
algunas reses para su autoabastecimiento y actividad laboral; los
ganaderos en consolidación que compraban reses criollas o
mezcladas con el apoyo de las cooperativas agropecuarias y las
cajas de crédito que fueron creadas para financiar la actividad
pecuaria provincial y, las asociaciones privadas de ganaderos
que se apoyaron y ayudaron entre sí para comprar haciendas,
adquirir razas puras en Europa, Estados Unidos, Bolívar y
Cundinamarca y constituir sociedades para la expansión de la
nueva generación de ganados socorranos hacía el Tolima, el
Casanare y el norte de Colombia.
286

De igual modo, las Ferias Exposición se centraron desde


entonces en la comercialización del “blanco” (cebú puro) y
fueron entendidas como “los principales mercados para la venta
y distribución de los ganados”, especialmente los de cría y
levante producidos en Santander, siendo abastecida la creciente
demanda de ganado de carne con el consumo de los ganados
importados de Boyacá – Casanare, Bolívar y Magdalena (Galán,
1947, 438).
Después de medio siglo de realización ininterrumpida, las ferias
ganaderas de Santander habían sido tipificadas y agrupadas
entre sí considerando su periodicidad, calidad y volúmenes en
semanales, anuales ordinarias y anuales extraordinarias.
Las ferias semanales eran aquellas que se realizaban en las
principales ciudades y en los municipios más poblados del
departamento para el abastecimiento regular de sus mataderos y
carnicerías públicas. Su movimiento era “bastante intenso, pues
en ellas se vende y distribuye tanto el ganado gordo como el de
levante y cría, de la respetiva zona”. Las ferias semanales más
destacadas se hacían en: “Bucaramanga, Rionegro, Piedecuesta,
San Vicente, Barrancabermeja, Málaga, Mogotes, San Gil,
Charalá, Socorro, Sucre y Vélez” (Galán, 1947, 439).
Las ferias anuales ordinarias se realizaban en los municipios
más ganaderos del Departamento y tenían como propósito la
compraventa de grandes lotes de ganados local, provincial o
llegados de otros lugares del país, así como allí eran comprados
reproductores y vacas de las mejores razas o mezclas para ser
llevados al Casanare y contribuir a la renovación ganadera de
esa región (Orejarena, 2014). Durante esas ferias “el ganado se
vende teniendo como base el peso en carne del animal que se
estima “al ojo”, es decir, sin emplear báscula o romana. La
287

unidad de peso en estos casos es la arroba para ganado en pie y


para el expendio de carne la más frecuente es la libra” (Galán,
1947, 439-440).
Las ferias anuales extraordinarias eran aquellas que tenían
“características de exposición para dar a conocer los avances y
clases obtenidas en las ganaderías de selección” (Galán, 1947,
439), coincidiendo su realización con las fiestas patronales o
municipales. A mediados del siglo XX las ferias anuales
extraordinarias más reconocidas y esperadas eran las del
Socorro en noviembre y las de Charalá en enero para los
ganados de tierra caliente y templada. Para los ganados de tierra
fría la feria más esperada era la de Málaga durante sus fiestas
patronales a inicios de enero.
El cronograma anual de ferias ganaderas y de exposición que se
realizaban en Santander desde mediados del Siglo XX era
entonces:
Enero: Feria de Málaga
Febrero: Suaita y Mogotes
Marzo: [época de cuaresma y Semana Santa]
Abril: [época de cuaresma y Semana Santa]
Mayo y noviembre: Socorro
Junio: Molagavita y Cerrito
Julio y enero: Charalá
Agosto: Guaca
Septiembre: Bucaramanga
288

Octubre: [época de elecciones]


Noviembre: San Vicente
Diciembre: Jesús María (Galán, 1947, 439).
El carácter pionero de los ganados promovidos por los
empresarios agropecuarios del Socorro, así como la importancia
que tenían sus ferias anuales fue presentado al país por la
Contraloría General de la Nación a través de descripciones
como las siguientes:
“Es sin lugar a duda uno de los centros más importantes en
ganadería de selección, y en este ramo los cruzamientos principales
los realiza con cebú, holstein, hereford, normando y criollo. La
calidad de los productos obtenidos con tales cruzamientos es de
fama nacional. Existe cerca a la población una estación zootécnica
oficial para colaborar en aquella campaña. Sus ferias semanales de
ganado y sus dos ferias anuales, en mayo y noviembre, son muy
concurridas y el monto de las transacciones, muy apreciable. Su
ganadería es, pues, una de las mejor seleccionadas en el
Departamento y cuenta con más de 6.000 cabezas de vacunos de
gran calidad, y fuera de eso tiene unos 1.000 mulares, otros tanto
caballares y más de 2.000 porcinos” (Galán, 1947, 628).

El reconocimiento nacional e internacional de la exposición


pecuaria del Socorro y la comercialización ganadera que
paralelamente se realizaba estuvieron enmarcados por hechos
trascendentales como fueron la liberación de toda restricción de
importación, reproducción y comercialización del ganado cebú
(o “blanco”) por parte del Ministerio y la Secretaría de
Agricultura, el mejoramiento genético de las ganaderías de
Enrique Gast Galvis y Gregorio Rugeles, la designación y
adecuación de un espacio urbano específico para la realización
de la feria semanal, comercial (mayo) y de exposición
(noviembre) del Socorro por parte de las autoridades
289

departamentales y municipales (‘Plaza de Ferias’), así como por


el permanente acompañamiento técnico que tuvo la feria bajo la
dirección de médicos veterinarios como el Dr. Ramón
Santamaría S. en representación de la Secretaría de Agricultura.
Los programas de cada Feria fueron rigurosamente divulgados
por medio de catálogos por parte de cada Junta Organizadora y
las notas diarias que se hacían a través de los periódicos
regionales y nacionales. La estructura de cada catálogo ferial
procuró tener la misma estructura como era:
Portada con una fotografía alusiva a la Feria o a un
suceso histórico conmemorado durante el año de feria.
Agradecimiento y presentación a la Reina o las reinas
visitantes.
Fotografías de la Reina de la Exposición Pecuaria y las
Ferias paralelas.
Fotografías y gráficos alusivos a las actividades
pecuarias y artesanales del Socorro.
Miembros de la Junta Técnica.
Fotografías de diferentes ejemplares de ganados, razas,
ganaderos y ganaderías presentadas a exposición.
Agradecimientos e Invitación de la Casa de la Cultura
del Socorro.
Exaltación a las instituciones, organizaciones,
establecimientos, empresas, gremios y personas que
colaboraban para la realización de la Feria.
290

Miembros de la Junta Directiva.


Comisiones de funcionarios, empresarios y ganaderos
encargados de los festejos cívicos, exposición y forrajes,
sanidad y control de edades, alojamiento, etc.
Crónicas sobre los orígenes e importancia nacional de las
fiestas, ferias y exposiciones del Socorro.
Alcaldes de fiestas para cada uno de los tres días de
feria.
Programa de la Feria Exposición y ferias paralelas.
Reglamente de exposición.
Publicidad institucional y comercial.

Cada programa de la Feria Exposición del Socorro reflejaba la


continuidad del orden original de la feria, así como a través de
los mismos era posible reconocer las mejoras e innovaciones
que gradualmente fueron incorporadas al desarrollarse
paralelamente a la Feria Exposición de Ganado. Entre esos
eventos estaban las fiestas populares, Feria nacional del tabaco,
Exposiciones agroindustriales, Muestras artesanales, Reinado y
coronación de las soberanas de la Feria Ganadera y de la Feria
Tabacalera a la par de la llegada de circos, grupos artísticos,
plazas de toros itinerantes, etc. Incluso, eran los días durante los
cuales la Casa de la Cultura del Socorro recibía el mayor
número de visitantes al invitarse a los visitantes de la Feria a
conocer los museos y exposiciones que conformaban la casa
declarada “Monumento nacional”.
291

12.4 GANADOPEDIA: ENRIQUE GAST GALVIS


El principal atractivo de los ganados del Socorro fueron las
mejoras genéticas y la condición de razas híbridas perfectas que
habían logrado los ganaderos de la hoya del río Suárez al
aprender a mezclar las razas criollas (Chino y Blanco
Orejinegro) con las índicas (Cebú puro y Brahma), obtener la
reproducción de ganados mestizos o ‘barcinos’ altamente
resistentes y armónicos en su contextura, siendo las vacas de
esos ejemplares finalmente mezcladas con razas europeas para
obtener híbridos altamente productivos de crías, leche o carne.
292

Los empresarios pioneros y promotores de esas prácticas


innovadoras fueron los miembros del primer gremio y
asociación cebuista del Socorro conformada por Gregorio
Rugeles, Enrique Gast, Francisco Pinzón y los miembros de sus
respetivas familias, quienes antes que socios, empresarios o
aliados gremiales siempre actuaron respetando y apoyando al
otro a partir de relaciones propias de una ‘hermandad’.
A ese grupo se unieron paulatinamente los ganaderos en
consolidación que compraron a cada pionero lo mejor de sus
ganados, ese fue el caso Juan de Jesús Franco (Hacienda la
Capilla) y Horacio Plata (Hacienda El Carmen) al comprar los
mejores ejemplares de cebú puro y brahman herrado y
certificado a Francisco Pinzón como a Jorge Villarreal,
propietario de la Hacienda San Lorenzo, en donde consolidó su
vida como ganadero Enrique Gast (Franco, 2014).
Enrique Gast Galvis, descendiente de linaje de Curití, oriundo
de Charalá, arrendatario de “San Lorenzo” y propietario de
“Junín” junto al río Suárez era reconocido públicamente por sus
copartidarios como “gran caballero, gran trabajador y hombre de
dinamismo y acción”. Fue el padre Guillermo, Federico,
Augusto y Enrique Gast, sus hijas Eugenia, Matilde y Teresa.
En Charalá se le recordaba por ser uno de los mejores cuatro
estudiantes de la Escuela Superior de Varones que tuvo el honor
de sembrar el Samán conmemorativo del centenario de la
independencia de Colombia el 20 de julio de 1910, el cual fue
ubicado en el centro de la plaza para que se extendiese con
libertad hacia todos los horizontes.
Su padre fue el inmigrante alemán Frederich [Federico] Gast,
oriundo de Hamburgo, quien llegó al país como empresario
antes de la guerra de los mil días atraído por el éxito de las casas
293

comerciales alemanas y optó por radicarse en Santander al


casarse en Curití con Nicolasa Galvis, prima del político y
empresario Alejandro Galvis Galvis. Después de la guerra, F.
Gast decidió regresar a su patria natal, dejando a su esposa a
cargo de los seis hijos procreados.
Esa condición de abandono obligó a los miembros de la familia
Galvis, especialmente a aquellos que eran miembros del clero
eclesiástico, a hacerse cargo de la formación y educación
superior de los hijos mayores de la familia Gast Galvis: Augusto
llegó a ser uno de los médicos epidemiólogos más importantes
del país al investigar la fiebre amarilla, Aurelio se formó como
Odontólogo e incursionó como ganadero y Enrique con sus
estudios colegiales básicos en los seminarios capitalinos se
desempeñó como comerciante y empresario agropecuario. La
crisis de entreguerras en Europa y los excesos del nazismo
alemán obligaron a don Federico a retornar al país antes de la
segunda guerra mundial, residenciándose en la ciudad comunera
como comerciante de sombreros, telas y mercancías importadas
en el marco de la plaza principal (Gast Ed, 2014) y murió en
“Junín”.
Enrique Gast al residenciarse en el Socorro optó por hacerse
vecino de G. Rugeles, con quien era pariente político al ser sus
esposas familiares entre sí. De allí el apoyo logístico y el
respaldo financiero que recibió de sus socios y amigos para la
consolidación productiva de Junín como una de las propiedades
más prósperas de la Provincia por su cercanía al Río Suárez, el
aprovechamiento de la amplía meseta que le correspondía para
sembrar tabaco, arroz y algodón, al igual que la familia Rugeles,
y el respaldo incondicional de su hermano Aurelio, cuyo hijo
(Eduardo Gast) continuó la visión innovadora de su tío.
294

Al ocupar “Junín” el tercer escalón en las mesetas que


caracterizaban el descenso del Socorro hasta el Río Suárez, E.
Gast aprovechaba la abundancia de pastos, aguas y suelos
fértiles que se desprendían de las tierras altas propiedad de
Rugeles y Pinzón para fomentar la pureza y producción de
“unas trescientas cabezas de ganado de las razas Herdford,
Cebú, Normando y Criolla” (Silva, 1938, 114). E. Gast era
oriundo de Charalá, había iniciado su actividad empresarial
como comerciante de animales de ceba y carga, así como había
entablado una inquebrantable amistad con G. Rugeles al
compartir linderos sus haciendas.
La fama de criador generador de nuevas razas e híbridos a partir
del Cebú se originó con las compras e importaciones hechas a la
casa ganadera de A. Held en Jesús del Río, constituyéndose en
el segundo mayor comprador de terneros de esa ganadería
(Meisel y Viloria, 1999), así como por el perfeccionamiento de
sus conocimientos en la mezcla de razas mientras estuvo a cargo
de la Hacienda San Lorenzo, propiedad de sus familiares
políticos, hasta llegar a desarrollar una armónica, afamada y
muy demanda raza Holstein – Cebú en su hacienda Junín.
Treinta años después al ser condecorado como el mejor
socorrano y reconocido como el ganadero más respetado y
prestigioso de todo el Socorro por Alejandro Galvis Galvis y el
presidente liberal C. Lleras Restrepo, Jorge Corredor Poveda
hizo una semblanza sobre los orígenes de su vida como
empresario pecuario y las razones de su popularidad entre los
ganaderos santandereanos pues don Enrique Gast Galvis:
“Recibió por línea paterna las virtudes de la sangre germana. Hizo
estudios secundarios en el Seminario de Tunja y en el Rosario de
Bogotá curso años superiores. En 1915 bajo la mentoría de don José
Antonio Umaña y la de su pariente el padre Aurelio Urrea, se
295

hallaba ya en lides ganaderas, ocupado en traer vacunos cebados de


la provincia Tunjana y años más tarde de los llanos para suministrar
a los cebadores y criadores de esta provincia del Socorro. Por
entonces empezó a separar vacas con el anhelo de constituir para si
un buen criadero en la Hacienda San Lorenzo que tenía en
arrendamiento; de este modo fue uno de los iniciadores, en el
establecimiento de expendios de leche organizados”.

“Por 1928 para dar expansión a su natural emprendedor,


sobrepasando múltiples obstáculos, pues de Puerto Wilches al
Socorro el recorrido se hacía a pie, importaba de la costa Casa Helda
[sic]. Fue de dicha manera el primer introductor a esta región de
cruces seleccionados de cebú, para traer más tarde de esta misma
raza ejemplares de pura sangre. Hoy merced al indomable propósito
de hacer patria en la región y con acendrado amor por el trabajo,
dispone de una ganadería de alta selección en la raza cebú puro y
cruce de Cebú – Holstein, que nacen en las fertilísimas tierras de
Junín. Hacienda que se formó mediante adquisición de siete
porciones diferentes las cuales transformó en bellas dehesas, con su
esfuerzo y personal iniciativa.

Allí en las márgenes del turbulento Saravita en su casona señorial


que es la de todos, vigila su obra y reside ejemplarmente con su
digna esposa doña Matilde Amaya con quien comparte
filantrópicamente esa sensibilidad social que siempre ha tenido por
los necesitados y por las instituciones de caridad. Al servicio de esta
industria ocupó la Gerencia de la Caja Agraria en el Socorro, y
como fundador fue el primer Gerente del Fondo Ganadero de
Santander. Ha representado al Socorro en varios congresos
agropecuarios nacionales. Conductor de ocho hijos lo es además de
otros familiares y leal consejero de quien le solicite orientación.
Militante entusiasta y caballeroso en la política, selecto en sus
procedimientos, se destaca por el respeto de los ajenos conceptos.
Su distinguido don de gentes lo hace acreedor del aprecio de sus
amigos y de la estimación de todos los socorranos” (Corredor,
1967b, 19).

Desde la perspectiva de E. Gast lo que había logrado con sus


amigos no era una innovación sin precedentes pues antes de sus
296

esfuerzos empresariales algunos socorranos habían apostado


décadas antes a la ganadería como futuro productivo de la
provincia del Socorro al superarse la década de pacificación
nacional en 1914. Se consideraba que su inclinación por el
cruzamiento con los especímenes de la raza cebú que fueron
importados al Socorro y renovaron genéticamente la ganadería
del centro - oriente de Colombia fueron resultado del azar y la
persistencia empresarial al querer alcanzar un éxito semejante o
superior al obtenido por los propietarios y trabajadores alemanes
de Casa Helda en Bolívar.
En lo concerniente a los pioneros de la ganadería agroindustrial
de ganado seleccionado, la condecoración de 1967 garantizó su
participación en un foro intergremial sobre la realidad
económica del Socorro. Al emitir su opinión sobre las causas del
desarrollo o el atraso provincial optó por expresar desde su
perspectiva como ganadero:
“Si se ha dicho que el Socorro ha decaído en algunas industrias en
otras ha progresado ostensiblemente, digamos la ganadería. Ha
progresado hasta tal punto que ha desalojado a la caña, porque esta
actividad no le produce nada al que muele. Al ver esto se dedicaron
a hacer potreros. A este respecto debemos recordar a un hombre que
por su entusiasmo logró iniciar esta industria: el general Luis
Antonio Noriega [hacendado del Palmar, General reclutador
durante la Guerra de 1899]. Ese hombre fue un verdadero héroe en
esta materia. Traer el ganado de la sabana para aclimatarlo aquí
era una proeza de antiguos. Al ver esto algunos lo imitaron.
Trajimos ganado de la Casa Held, más fácil de aclimatar. Pero lo
importante es que el general Noriega nos entusiasmó y así logramos
iniciar una industria que en la pasada feria de Girardot se llevó las
mejores palmas. Nosotros con Gregorio Rugeles y Pacho Pinzón
llevamos las primeras reses a Girardot, apenas cruzaditas. Después
se han venido mejorando y ahora en la feria verán lo mucho que ha
avanzado el Socorro en la ganadería” (Gast, 1967, 15).
297

En cuanto al segundo aspecto, la emulación del éxito


empresarial ganadero, cuentan los descendientes de los pioneros
del cebuismo socorrano que al emprender un viaje de placer y
de negocios por la costa atlántica F. Pinzón, E. Gast y G.
Rugeles al visitar las ferias y mercados feriales se asombraron
de los ganados que habían creado, y consigo de los logros
comerciales y el desarrollo económico de la filial ganadera del
emporio comercial de A. Held en los departamentos del norte de
Colombia. De regreso, se les permitió visitar el hato ganadero
de Casa Helda en el corregimiento de Jesús del Río, municipio
de Zambrano, decidiendo G. Rugeles volver meses después a
esa región para adquirir los mejores ejemplares de la nueva
generación de ganados nacionales que se estaban desarrollando
por cruzamiento genético en ese lugar.
El éxito de Casa Helda se basaba en la mezcla de los ejemplares
puros e híbridos desarrollados desde 1914 con cuatro vacas y
cuatro toros de ‘pedigree’ entre los que se encontraba un
afamado toro reproductor a quien también se registró y conoció
como “Palomo”, en honor al reproductor hindú de 1914, los
cuales llegaron del Brasil a inicios de 1927 del Brasil y su raza
era Indico – Nelore puro. Cuando se compraba un toro, vaca o
ternero a Casa Helda se sabía de acuerdo a sus estadísticas y
registros individuales de cada animal que “el 53% tenía sangre
cebú con criolla costeña; el 26,4% era cruce de cebú con
Holstein, el 11,8% de hereford con cebú, criolla costeña y
orejinegra, y el 8,8% de cebú con jersey, cannon y durham”
(Meisel y Viloria, 1999, 54).
Contrario a los planes de G. Rugeles, la transacción personal
demoró más tiempo de lo esperado pues al llegar a la región se
enteró de la muerte del patriarca del empresariado alemán meses
antes como resultado de una grangena que le ocasionó ser
298

atropellado por una bicicleta (8 octubre de 1927). Al quedar a


cargo de la viuda (Paula Mauritz) y su hijo varón de 20 años
(Walter) de las empresas familiares, el manejo de las fincas
ganaderas que conformaban la rama agropecuaria de la cadena
empresarial Casa Helda continuó bajo la administración de sus
gerentes semestrales, los alemanes August Tiejten y Hans
Traeger, con quien G. Rugeles tiempo después negoció la
compra de “tal vez diez novillas” (Rugeles Av, 2014), algunas
preñadas por el “Palomo” brasileño.
Esos ejemplares fueron conducidos en barco hasta Puerto
Wilches, desde allí en tren hasta la estación del tren “bocas” en
cercanías a Bucaramanga, y el resto del viaje fueron arreados
por el camino de Sube hasta la entrada al Socorro (Berlín)
durante cinco o seis días (Rugeles Af, 2014), usando
obligatoriamente las cotizas diseñados por los Held para
proteger sus cascos y evitar daños físicos al someterse a largas
travesías. Desde allí los hijos y peones de don Gregorio se
encargaban de guiarlos hasta la finca designada para su
aclimatación, higiene y reproducción. Con la construcción de la
carretera troncal hasta Bucaramanga ese mismo ritual se hacía al
descender los ganados importados de los camiones (Rugeles Av,
2014).
Entre 1915 y 1938, el 24,26% de las compras de los ganados
desarrollados por Casa Helda fueron adquiridos entre los
ganaderos de las ferias santandereanas de Bucaramanga
(10,93%), San Gil (5,66%), el Socorro (2,81%), San Vicente de
Chucurí (1,55%) y Barrancabermeja (1,52%). Siendo tan solo
superados por las ventas realizadas en las ciudades y puertos de
Bolívar (32,50%) como área directa de influencia de esa
ganadería y sus abastos (Meisel y Viloria, 1999, 49 y 50).
299

El interés dominante de los empresarios ganaderos de la feria y


los carniceros de la plaza de Bucaramanga por los ganados de
Casa Helda, especialmente por “el ganado de inferior calidad
(la vaca vieja y el toruno o toro que se capaba viejo”, era
explicable porque “…mientras los novillos de ceba del ganado
criollo estaban para matadero entre los cinco y los seis años de
edad, los mestizos con cebú iban al matadero, como mínimo, 18
meses antes. En cuanto a rendimientos netos, el criollo no
excedía del 48% sobre el peso vivo, mientras el cruzado con
cebú daba rendimientos que oscilaban entre el 60 y 62%”
(Meisel y Viloria, 1999, 53).
En cuanto a los registros expedidos a los compradores de crías
(puras y mestizas) de la ganadería Held entre 1915 y 1942, el
empresario agropecuario que más ejemplares les compró fue
Pedro V. Tristancho de Bucaramanga (166 terneros),
quedándose con el 5% de toda la producción en 30 años. De la
región santandereana también se destacaron Leopoldo Gómez
de San Gil (135), Enrique Gast del Socorro (81), Pedro E.
Gómez de Bucaramanga (38), La Junta de la feria de
Bucaramanga (33), Apolinar Pineda (31), C. Rueda de San Gil
(24), Ricardo Gómez de San Vicente (22), la Sociedad Reyes
Hermanos de Barrancabermeja (21), Abdon Espinosa de
Bucaramanga (17), Los sucesores de Clímaco Gómez en
Zapatoca (16), Josué Canal de Cúcuta (13), La Sociedad de
Ardila y García Hermanos de San Vicente (12), W. Kingle de
Rionegro (12), Pedro A. Gracia de Barrancabermeja (11),
Alberto Gómez M. de San Gil (10), Eduardo Urquijo de Ocaña
(9), entre otros (Meisel y Viloria, 1999, 51).
La mayoría de las compras y transacciones de los socorranos
con Walter Held se hicieron en 1936 (Rugeles Af, 2014), siendo
emblemático el año de 1940 cuando G. Rugeles les compró un
300

toro cebú, guzerat puro, bautizado, registrado y conocido como


el “toro gacho”, revelando su enorme fisonomía y cornamenta
la pureza de su raza. Ese tipo de ejemplares puros, muy
productivos por ser una raza lechera, fue reproducido con vacas
de la raza criolla Chino Santandereano, obteniéndose “un
resultado fabuloso” (Rugeles Af, 2014). Cuando el “gacho” fue
exhibido por primera vez en la Feria del Socorro, ubicada en la
plaza de San Victorino “…la gente no sabía que eso existía y
llegaban al lado de ese animal…y entre los comentarios que
hacían decían que eso era un ‘camello’… por la forma”
(Rugeles Af, 2014).
Con los reproductores puros comprados a los Held, G. Rugeles
y sus hijos desarrollaron una población extraordinaria de
híbridos con Normando, Charolais y Santa Gertrudis, cuyas
vacas las compraron directamente G. Rugeles y sus hijos en la
Florida. Así mismo, importaron de los Estados Unidos el primer
Cebú rojo, vía aeropuerto de San Gil, cuya línea y color exótico
fue continuada por Alfonso Carlier, casado con Mercedes
Rugeles y yerno de don Gregorio. De Suiza, lograron comprar e
importar los primeros ejemplares de Simmental puro del
Socorro al renunciar su primer propietario a los mismos
(Rugeles Av, 2014).
Los exitosos resultados de la ganadería alemana Held partían de
la experiencia de los ganaderos alemanes del Brasil quienes
habían identificado y experimentado con el “vigor híbrido como
fundamental del éxito de los cruces de los ganados nativos con
el cebú” (Meisel y Viloria, 1999, 46), así como habían
desarrollado para la topografía del Brasil los híbridos Indubrail
y Tabapuá al mezclar entre si los tipos índicos nelore, gyr y
guzerat. A la par se había logrado en Estados Unidos el híbrido
301

Brahman al mezclarse los índicos guzerat y nelore con el taurino


herford.
Siguiendo esa tendencia, Held y Tietjen optaron por mezclar sus
toros cebú puros con ejemplares herford para desarrollar un tipo
de ganado cárnico semejante al beefmaster logrado por T.
Lacaster (1931) en los Estados Unidos (Rugeles Af, 2014),
combinando para ello toros puros importados directamente
desde la India a través de Alemania, así como híbridos
brasileños y norteamericanos. La ganadería Held demostró que
era posible en Colombia contar con los rústicos especímenes
Cebú al ser adecuados y adaptados a las necesidades
bioeconómicas de cada región productiva al lograrse la mezcla
genética con cada tipo de raza criolla.
El híbrido entre Cebú y el criollo Romosinuano que se
promovió y comercializó desde Jesús del Río con un desarrollo
precoz a los dos años se caracterizaba por haber logrado que “la
cría perdiera la agresividad de origen cebú, la jiba se atenuara, la
precocidad se conservara, se ganara en rusticidad, resistencia a
las enfermedades, a largas jornadas a pie, a la falta de agua y
bajara la mortalidad con respecto al criollo” (Meisel y Viloria,
1999, 47).
Las perspectivas empresariales y de renovación agropecuarias
que generó la experiencia productiva de ‘C. Held – Ramo
ganadería’ motivó a G. Rugeles a la adquisición de ejemplares
puros Herdford para que con sus toros Cebú generaran un
híbrido como el brahmán norteamericano. Siendo tal su
dedicación e interés por ese cruce que llegó a importar
ejemplares Herford directamente desde Argentina (Rugeles Av,
2014). La base de esa ganadería fue un toro exuberante, con un
color de piel desconocido, al cual se le llamó por sus atributos
302

como el “toro barcino”. Gracias a esos híbridos se generó la


ganadería emblemática e innovadora de Eduardo Gast Puyana
(Rugeles Af, 2014) quien al continuar haciendo los cruces
genéticos de razas que realizaba de G. Rugeles entre Cebú,
Hereford y Shorthon logró medio siglo después un ‘trihibrido’
de ganado semejante al beefmaster norteamericano, desarrollado
desde 1906 por T. Lasater en Texas. Híbrido nacional que fue
reconocido y exaltado como raza pura por los representantes y
jurados internacionales de la ‘Beefmaster’ durante la III Feria
Agroexpo de Bogotá en 1981
Durante esa misma feria se presentó la nueva generación de la
raza ‘Chino Santandereano’ como un híbrido que había
mejorado y superado el ganado criollo que había existido entre
el Socorro y Barichara desde el período colonial. El nuevo
‘Chino’ desarrollado por las ganaderías de las familias Gast,
Rueda y Orejarena como por el Fondo Ganadero de Santander
se caracterizaba por ser resultado del cruce entre el Shorthon,
Durham y Jersey con el Chino Santandereano tradicional, lo
cual había repercutido en el aumento de su calidad y cantidad
productiva en carne, leche y capacidad de trabajo. De allí que la
prensa capitalina, acogiéndose a la propuesta de Enrique Gast
Puyana, optara por llamar a ese ganado híbrido como el
“Comunero”, en honor al bicentenario de la gesta socorrana.
La importancia empresarial e innovadora de la ganadería
desarrollada por Gregorio Rugeles fue exaltada y divulgada a
nivel nacional en 1967 como un acto periodístico de desagravió
al solo ser condecorado Enrique Gast como el ganadero y el
ciudadano más cívico del Socorro en el marco del
cincuentenario de la Feria Ganadera.
303

Jorge Corredor Poveda, a nombre de Vanguardia Liberal, se


entrevistó con G. Rugeles como con sus más allegados para
redactar una biografía sobre uno de los Presidentes honorarios
de la Feria más premiados, respetados y homenajeados. Gracias
a la misma se esbozó la vida de uno de los pioneros cebuistas,
reafirmada en 2014 a través de los testimonios de sus hijos y
nietos, en la cual se manifestaba que:
“Huérfano a los 14 años forjó la personalidad, sin que nunca haya
tenido mínimo desfallecimiento; soportando desde tan temprana
edad el peso de sufragar la subsistencia para la familia; sin otra
perspectiva que responder ante la sociedad y la patria con dignidad
encomiosa; así moldeó un carácter enérgico suigéneris, hasta lo
irreductible; pues desde niño su único entretenimiento ha sido
obedecer al imperativo de cumplir con el deber, de tal manera se
connaturalizó con el trabajo en absoluto, acostumbrado a ordenarse
sin contemplaciones así mismo, dispone de autoridad de mando
incontrovertible, toda vez que como hombre de campo y ganadero
práctico en la universidad de su existencia, es catedrático.

Casó en primeras nupcias con la digna matrona Soledad Villarreal


dejando el fruto de nueve descendientes, y el año de 1966 por
segunda vez con la distinguida dama Ana Rosa Durán. Fue el
primero en construir bañadera para ganados en Santander, lo mismo
que el primero en introducir la raza Santa Gertrudis, y el único que
sostuvo hasta el éxito el cruce de ganado suizo, raza Simenttal,
atiende además vacunos de selección en las razas Herfort y Cebú
[sic].

Con puntualidad sistemática los amaneceres no han logrado


sorprenderlo en otro sitio que no sean los corrales o dehesas, del
mismo modo el sol se encarga de despedirlo en los atardeceres;
terminando el curso constructivo con un fresco de esperanza en el
espíritu, así su humanidad recibe la cotidiana satisfacción que deja
el trabajo en las conciencias, ya que en tal forma labora para el bien
común de una patria que adolece de estos hombres ejemplares.
Quienes juzgan ligeramente a los demás pueden como en el caso a
que nos referimos sufrir graves equivocaciones, por lo mismo deseo
304

el Socorro se entere que este señor aparentemente individualista, sin


ningún alarde atiende liberalmente a los dolores en nuestras casas de
beneficencia” (Corredor, 1967a, 9).

Enrique Gast hizo sus ensayos y mejoras genéticas del criollo


regional como de las razas europeas adquiridas en el altiplano
cundiboyacense, especialmente la Holstein, al comprar a los
Held los toros cebúes registrados con los nombres de
‘Suprimoto’ y ‘Rebelde’, así como se constituyó en uno de los
principales compradores de sus terneros puros y ‘cruzados’.
Ejemplares que tuvieron problemas de adaptación al estar
acostumbrados a vivir entre grandes sabanas y ser guiados por
vaqueros a caballo mientras que en la hacienda “San Lorenzo”
la ganadería era semiextensiva al ser regulados a través de la
vida en establos y potreros. De igual manera, los toros criollos
que pastaban a orillas del río Suárez controlaban su cercanía e
impedían su presencia al perseguirlos en manadas, obligándolos
a mantenerse del lado occidente en donde se encontraban las
tierras compradas o arrendadas por E. Gast.
La importancia de nombrar y registrar los ejemplares vacunos
de acuerdo a sus atributos físicos o sus símiles agropecuarios era
una práctica que desde inicios del siglo XX se evidenciaba en
las compra ventas, embargos y sucesiones de las fincas
ganaderas en la hoya del río Suárez. Ese fue el caso de la
sucesión de Gerardo Correa, ganadero de Chima y propietario
de los potreros “tierra amarilla”, “las gachas” y “el rodeo”.
El juez de la causa registró en 1913 que en ese sitio se
encontraban como activos: Un torete ‘zardo casi barcino’; el
torete cinchado llamado “cucaracho”; el torete “ciclón”; un
torete ‘pintado’, el torete ‘candelo’ lunarejo; un torete ‘lanoso’,
frontino; el torete enjalmado llamado “el turco”; un torete
‘hosco careto’; un toro ‘chino, padrón’; un torete ‘colorado
305

chino’; un torete ‘negro feo’; un torete hosco llamado ‘el triste’;


una novilla ‘colorada faldilla’ llamada ‘la cabra’; una novilla
colorada llamada ‘la ojera’; una vaca amarilla llamada ‘la jaula’;
una vaca llamada ‘la cucaracha peineta’; una vaca colorada
llamada ‘la granada’; una vaca amarilla llamada la “gocha
izquierda”; una vaca llamada la ‘hosca alegre’; una vaca
‘manzana’ con su ternero colorado; una vaca barcina llamada ‘la
fea’ con un ternero; una vaca colorada llamada ‘la corona’ con
una ternera bermeja; una vaca llamada la ‘cucaracha vieja’ con
un ternero colorado; una vaca jorobada llamada ‘la cayena’ con
un ternero colorado, entre otros.
La diversidad de ganados que ofreció cada uno de los pioneros
de la cebuización del Socorro a través de sus haciendas en la
hoya del río Suárez se constituyó en la principal razón para que
la Feria ganadera pasara de ser una Exhibición de los mejores
ejemplares existentes para constituirse en una verdades
Exposición anual de los ganados más excelsos, en donde solo
competían los ganaderos que deseaban demostrar sus logros
genéticos, la perfección de su propia ganadería y el incremento
en los precios de acceso de sus crías y reproductores entre los
demás ganaderos.
Alfonso Rugeles, hijo de Gregorio Rugeles, miembro de la Junta
Festejos encargada de organizar las actividades festivas de la
Feria Exposición a mediados del siglo XX y, ganadero
emprendedor que buscó obtener su propio éxito empresarial al
sur de Bolívar y en el norte de Antioquia, resumió los resultados
e impacto de las ganaderías creadas por los pioneros cebuistas
G. Rugeles, E. Gast y F. Pinzón al manifestar:
“Con ellos se empezó a formar la ganadería que se comparte en el
Socorro. Fue famosa, llamó tanto la atención y fue desarrollándose
tanto esa ganadería que antiguamente… en los años 36 o 37…
306

había una feria ganadera pero era ante todo de bestias que traían de
Chiquinquirá, entre 300 y 400 mulas más que de ganado. Con ellos
empezó a llamar tanto la atención y a coger tanto auge esa nueva
ganadería que la Gobernación de Santander y las autoridades locales
organizaron una feria exhibición, y no de exposición porque no
había juzgamiento sino solo se mostraba lo que había, otorgando
como premios varias medallas. Las cuatro mejores medallas que
envió la Gobernación estaban hechas de oro macizo… con la cabeza
del animal en relieve…habían cuatro en plata, cuatro en bronce y
diplomas. Mi papá ganó tres medallas de las cuatro [de oro], entre
esas ganó una por un caballo moro azul que sacó a exhibición…”
(Rugeles Af, 2014).

Esas inversiones feriales y la intervención directa del Gobierno


departamental en el fomento de la ganadería para la exposición
y exportación, y consigo el fomento de los ganados híbridos, se
formalizó un lustro después al ser creado el Fondo Ganadero de
Santander (Decreto 1344 del 11 de noviembre de 1944). De esa
instancia de inversión particular y anónima para el desarrollo de
la ganadería santandereana, tanto la tradicional andina como la
expansiva hacia el Magdalena desde la serranía de Yariguies y
la colonizadora de las sabanas del Magdalena medio (46%), los
ganaderos esperaban replicar las experiencias exitosas de los
ganaderos socorranos porque:
“Las únicas maneras de hacer prosperar la industria pecuaria son el
mejoramiento de las razas y la estabulización, esto último como
medio de hacer rendir los escasos forrajes. Algo semejante a lo que
se está haciendo en el Socorro, que es una obra meritísima y de gran
valor para la economía santandereana, pero de muy reducido alcance
para compensar los seis millones de pesos que estamos pagando
anualmente a otros departamentos por valor de ganado que nos es
forzoso importar. Porque es bien sabido que el ganado extraño que
consumimos nos cuesta tanto cuánto vale la exportación de tabaco y
café de Santander.
307

…El fondo ganadero no será un instrumento más de crédito: su


función consistirá en adquirir el ganado y ponerlo en manos de
quienes carecen de él teniendo potreros. No arriesgará su patrimonio
ni expondrá a la gente campesina a los peligros del abuso del
crédito, porque al dar el ganado en compañía entrega al colono un
medio de enriquecimiento seguro y no una facilidad de despilfarro.
Bajo ese punto de vista su misión es mucho más beneficiosa y
práctica que la de la Caja de Crédito Agrario” (Vanguardia, 1944a,
5).

Tres años después fue creado el Banco Ganadero. Una entidad


financiera privada que al dar prioridad a los ganaderos dando
“un tratamiento racional para los negocios de la ganadería”,
contemplando las características del proceso económico de la
industria ganadera y, garantizando “el más decidido apoyo a la
ganadería, puesto que en él encontrarán los interesados un
crédito, sino más barato más razonable en lo referente a plazos
de amortización, porque es sabido que en ganadería de cría y
levante los rendimientos no pueden atender a las obligaciones
del crédito en los primeros tres años, pero si pueden hacer
ampliamente a partir del cuarto” (El Espectador, 1947).
Contrario a lo esperado, el centro ganadero del oriente
colombiano veinte años después no contaba con una sucursal de
esa entidad. De allí que en plena celebración de la
quincuagésima feria exposición y ante los ministros que
acompañaban al Presidente C. Lleras Restrepo fuese planteada
la necesidad “que el gerente general del Banco Ganadero, doctor
Arturo Bonett se dé cabal cuenta de la importancia ganadera del
Socorro”, de la importancia que tenía para los ganaderos
socorranos contar con las “líneas crediticias de fomentos” de esa
entidad, así como exigían contar con bancos estatales orientados
a gremios y funciones sociales específicas, al igual que el Banco
Central Hipotecario, ante las limitaciones y altos intereses
crediticios exigidos por las entidades bancarias existentes como
308

eran el Banco Comercial Antioqueño, Banco Popular, Banco


Colombia y la Caja Agraria.
La reproducción y mezcla del ganado Cebú con las razas
criollas, razas puras y los ejemplares obtenidos de mezclas
previas se constituyeron en la esperanza para el mejoramiento
genético del nororiente de Colombia, el incremento de la
productividad multipropósito de la ganadería del Socorro y la
principal fuente de desarrollo económico alternativo para los
socorranos, diferente a las manufacturas tradicionales.
El destino de la economía santandereana sustentaba en la nueva
generación de ganaderías y ganaderos, especialmente desde la
iniciativa de los pioneros del Socorro, era concebida como
inevitable por los editorialistas de Bucaramanga al manifestar:
“El Socorro es, sin duda, el primer municipio ganadero del
departamento. Allí un puñado de hombres ha puesto todo su interés
y toda su fe, con razón, en la ganadería, y han logrado, no sin
sacrificios y erogaciones costosas, producir una raza especial, un
tipo clásico de las razas conocidas, que se aclimata a nuestro medio
y se adapta a nuestro terreno. Con San Vicente y Barranca, aquel
municipio forma el trípode, que podemos llamar, sobre el cual, muy
seguramente, Santander organice su industria ganadera”
(Vanguardia, 1944b, 5).

Algunos veterinarios nacionales, contrarios al prometedor futuro


que tenía esa tendencia productiva, no recomendaban el uso de
los ganados Cebú para el mejoramiento de la ganadería
santandereana desde el Socorro aunque reconocían que tipos
asiáticos como el Nelore de la ganadería de Jesús del Río: “es la
que actualmente está surtiendo de reproductores de Santander”
(Rojas, 1937, 35).
309

Desde la perspectiva de C. Rojas, el Cebú (o en su defecto el


Brahman) era una raza con limitaciones y riesgos indeseados
para la ganadería criolla colombiana con la que pretendía
mezclarse al caracterizarse por ser:
“…sobrio, rústico, resistente, el cebú puede dar un trabajo útil en la
India, sin que su salud se resienta. En lo que concierne a la leche, en
general el cebú no da más que la necesaria para nutrir el becerro”
(Rojas, 1937c, 35).

“…el cruce de nuestro ganado criollo con el cebú [no quiere decir
que] sea el mejor medio para mejorar nuestra ganadería criolla, ya
que el cebú, por su conformación, por localidad de su carne y por su
producción de leche no se acerca en nada a las verdaderas razas
especializadas en las cuales si se puede poner esperanzas para el
mejoramiento de nuestra ganadería”.

“…es un defecto característico del cebú el poco desarrollo de su tren


posterior, precisamente la parte del cuerpo más valiosa y apetecida
en animales de matadero; y en cuanto a mansedumbre hay que
desconfiarles siempre; su producción de leche siempre inferior a la
de un Holstein, como a las demás razas en buenas condiciones
alimenticias. Muchos ganaderos afirman que las razas seleccionadas
no se desarrollan bien en este departamento, sino antes bien se
degeneran; y a decir verdad, la degeneración se precipita de manera
vertiginosa cuando a la garrapata y al nuche se agregan las faltas de
higiene, la alimentación insuficiente e inapropiada, el
desconocimiento de las prácticas de la gimnasia funcional y de la
selección zootécnica bien dirigida”.

“Un verdadero axioma, que debe tener siempre presente el


ganadero, en que se debe ajustar el medio a las necesidades de la
raza, y no la raza al medio…” “Criar para animales especializados
de carnicería al cebú en pastos ricos y variados, es verdadero error,
empezando porque la constitución física de esta raza no permite un
aprovechamiento perfecto, ni da un rendimiento completo que
verdaderamente satisfaga; gran desarrollo de piernas, tren posterior
delgado, gran desarrollo de giba, grandes orejas y grandes papadas
310

lo hacer inservible para un aprovechamiento industrial completo”


(Rojas, 1937c, 36).

“Se afirma que el cebú come de todo y se da en cualquier parte: con


esto se está haciendo la peor recomendación para la integridad física
de esta raza” (Rojas, 1937c, 37).

Contrario a esos supuestos, la oferta, innovación y superioridad


de los ganados desarrollados desde entonces en el Socorro atrajo
a los compradores de ganado y a los ganaderos de todas las
regiones del país. La Feria Exposición del Socorro al cumplir su
cincuentenario de existencia alcanzó la cima de todas sus
expectativas al ser reconocida por la prensa y el Gobierno
nacional como ¨”el evento insignia del principal centro cebuista
de Colombia”.
La calidad y cantidad de las nuevas ganaderías permitió a los
grandes ganaderos socorranos exhibir, exponer y competir con
sus mejores ejemplares en la primera Exposición Nacional
ganadera realizada en Bogotá (1939), así como en la primera
Exposición y remate de ganado Cebú durante la Feria de
Girardot (1947), la más antiguas, afamadas y concurridas entre
los ganaderos de razas ‘tropicales’.
El riesgo económico y patrimonial que representaba mover los
mejores ejemplares hasta Girardot se compensaba con las ventas
y los aprendizajes que se obtenían al intercambiar experiencias y
acordar negocios o sociedades con los cebuistas del norte de
Colombia, los llanos orientales y el valle del río Magdalena que
se hacían presentes. Llegar hasta el puerto fluvial, ganadero y
agroindustrial más importante del país requería mover los
animales hasta la estación ferroviaria de Barbosa, ya fuese en
camiones o arreándolos con sus cascos calzados, viajaban en
vagones hasta la fría Bogotá donde era necesario cambiarlos de
311

vagón, y desde allí, continuaban su tránsito ferroviario hasta la


estación final. Como la feria de Girardot también se realizaba en
las calles alrededor de una plaza de ferias como la del Socorro,
los ganados llevados desde el Socorro permanecían agrupados
bajo algún árbol público soportando el calor, la falta de agua y
el alimento fresco (Rugeles Af, 2014).
Las autoridades y empresarios de Girardot aprovechando su
posición equidistante como puerto comercial, aéreo, fluvial y
terrestre reafirmaron su interés por hacer de la Feria local el
evento más importante de la ganadería nacional a la cual
posicionaron como “La gran feria exposición nacional de
ganado cebú” al aliarse con la Asociación Cebú de Colombia de
reciente creación. Para ello en 1947 se propusieron realizar “La
primera exposición nacional y remate de ganado Cebú” de toda
Colombia.
Los expositores y comerciantes de ganados tenían plazo de
inscribir sus ganados hasta el 10 de noviembre siempre y
cuando fueran “animales de buena conformación y excelente
calidad” (El tiempo, 1947). Los animales inscritos para
exposición (200) y remate (80) debían estar instalados el 5 de
diciembre en Girardot, la calificación se realizaba el día 6, la
inauguración oficial y colocación de cintas se llevaba a cabo el
día 7, y finalmente, los remates se llevaron a cabo “los días 8 y
9 de las 9 a.m. en adelante” (El Espectador, 1947).
Asocebú y la Junta de Ferias de Girardot también gestionaron
alternativas financieras para la compra del ganado en remate al
informar a los ganaderos asistentes y/o expositores que: “La
Caja de Crédito Agrario dará especiales facilidades para
conceder préstamos del 50% sobre el valor de los animales
rematados con 4 años de plazo. Un funcionario de esta entidad
312

estará en Girardot durante los remates para recibir las


solicitudes” (El Espectador, 1947). Esa feria también sirvió para
que el Gobierno Nacional reafirmara su respuesta positiva
respecto a la creación del Ministerio de Agricultura y Ganadería
promovido por la Junta de la Sociedad de Agricultores de
Santander y los ganaderos delegados por Santander (Cesar
Ordóñez y Augusto Espinosa) ante el III Congreso Nacional de
Ganaderos, realizado un mes antes en Bogotá, al considerarse
que ya el país contaban con una industria pecuaria técnica
(importaciones, bañaderas, medicamentos, aranceles) y acorde a
los estándares internacionales de mejoramiento genético y
calidad productiva de ganados de cría, levante y leche (El
tiempo, 1947).
En ese mismo año la Junta Directiva de Girardot ofertó a los
asistentes un “suntuoso ‘Hotel de Turismo’” con más de 200
departamentos amoblados y con comodidades propias de un
balneario europeo, se garantizó la inauguración con la presencia
del Ministro de Economía y las demás dignidades nacionales
asociadas con la producción ganadera, así como consolidaron su
estrategia de entregar premios y trofeos gestionados ante los
empresarios particulares y la casas comerciales de la industria
agropecuaria que se hacían presentes durante los días de feria.
Entre esas empresas estaban: “el Banco de Bogotá, Laboratorios
Life, Colombia Ganadera, el Doctor H. Bonilla Guzmán, la
oficina del Doctor Manuel Gómez Rueda, Herrera y Compañía
de Girardot, Almacenes Unidos, el Gran Hotel de Girardot,
etcétera” (El Espectador, 1947).
Esa competencia en servicios, prestigio y reconocimientos
comerciales o estatales no distorsionaba la razón de ser de toda
Feria Exposición como era la inscripción, exhibición,
juzgamiento y elección de los mejores ejemplares de cebú puro,
313

criollo o cruzado que se desarrollaban en cada ganadería


regional.
De allí que al hablarse de las ganaderías del Socorro fuese
imperativo referirse a las ganaderías de G. Rugeles, E. Gast y
los herederos de la genética de F. Pinzón. En 1967, a una
semana de iniciarse la quincuagésima Feria Exposición del
Socorro con 800 cabezas de ganado cruzado para remate, 150
ejemplares de selección, 50 equinos de competencia asociados
con Omar Gómez,etc., José H. Sánchez recordaba a los
ganaderos de Colombia los atributos diferenciadores de la
ganadería socorrana con las del resto del país al manifestar:
“…las ganaderías más importantes están situadas sobre las márgenes
del río Suárez, en tierras bastante quebradas, pedregosas, en donde
predomina la piedra de cal, factor este que facilita el desarrollo de
ganados de configuración o formas perfectas, que da un alto
porcentaje de natalidad, conservación de las madres en perfectas
condiciones y rendimiento económico a bajo costo. En esta región
se han desarrollado cruces con ganados de carne y leche, teniendo
siempre como base la sangre cebú, así encontramos, por ejemplo, la
ganadería de don Gregorio Rugeles, la que se ha dedicado al cruce
de ganado cebú con Herford, con un resultado sorprendente y que
aún conserva, cruce que será presentado en la feria próxima a
realizarse.

También, don Enrique Gast Galvis, se ha dedicado al cruce de cebú


con Holstein, produciendo animales de muy buen tamaño, buenas
cualidades de carne y magnifica producción lechera. De todos estos
cruces, personalmente, soy amigo del producto de carne de más
precocidad, resistencia y porcentaje alto de natalidad.

En relación con los cruces de Santa Gertrudis, Cebú Rojo y


Herford, con pesos verdaderamente increíbles, por ejemplo, se
mostrarán cuarenta terneros y terneras de cinco a ocho meses con un
promedio de ocho arrobas, cincuenta novillas de dos y medio con
promedio de veintidós arrobas de peso, y treinta toretes de dos años
314

con promedio de veintidós arrobas de peso, junto con treinta vacas


de vientre en los mismos cruces.

Todos estos animales será presentados por tres ganaderías dedicadas


a los referidos cruces, así: Hacienda “Tamacara” de don Gregorio
Rugeles; hacienda “Buenavista” de don Alfonso Carlier, y hacienda
“El Canal” de don Eduardo Gast Puyana. Por todo lo anterior, es
aspiración dejar plenamente satisfechos, de una manera práctica y
real, a todos los ganaderos y visitantes” (Sánchez, 1967, 10).

El esfuerzo de los ganaderos pioneros por posicionar la


ganadería “mejorada” hizo de la Feria novembrina del Socorro
el evento ganadero donde por primera vez se dieron a conocer
en la región como en el departamento los primeros ejemplares
puros, híbridos y ‘criollos’ de la raza cebú llegados al país,
después de ser adquiridos por los grandes empresarios cebuistas
a los gerentes de Casa Helda o a los criadores norteamericanos.
Uno de los momentos más legendarios de triunfo y
reconocimiento en el fomento de la ganadería cebú en el
Socorro ocurrió durante la feria Exposición de 1942 al ser
premiado la ganadería de Horacio Plata como campeona de ese
certamen, lo cual propició el surgimiento de una de las
ganaderías y linajes ganaderos más importantes en la memoria
pecuaria de los socorranos
Si bien los circos que transitaban por el país realzaban la
personificación divina del toro Cebú al ser presentado como
animal sagrado, oriundo de la India y medio perfecto de
reencarnación para los brahmanes, no obstante los sometían a
tirar las carretas o hacer malabares y piruetas, así como su
mezcla con las vacas criollas no resultaba ser una constante. De
igual manera, la experiencia antillana y caribe permitió
reconocer que esos toros al ser sometidos a las labores
agropecuarias tenían la condición propia de un animal tropical al
poseer gran fuerza y aguante, extremada resistencia a las
315

enfermedades bovinas ecuatoriales y su rápida adaptación,


reproducción y crianza en las sabanas y bosques secos
interandinos de Colombia.
No obstante, la visión empresarial de los alemanes asociados a
Casa Helda lo transformaron en la base genética de todos los
nuevos biotipos de leche, cría y levante que se reprodujeron y
criaron en el país, que sumado al incremento en el uso de
camiones y tractores, conllevaron a que dejaran de ser los
animales de carga empleados tradicionalmente en los ingenios
azucareros y las plantaciones bananeras.
La presencia de los toros ‘puro sangre’ que daban renombre a
cada ganadería y ganadero reafirmaron la condición del Socorro
como Centro Ganadero de la Región y Distrito Agropecuario del
Departamento, consolidaron en el ámbito regional y fronterizo
sus ferias ganaderas al anunciarse con cada Feria Exposición en
la plaza principal de la ciudad nuevas mejoras genéticas por
parte de los ganados socorranos, así como los ganaderos de la
costa atlántica, el valle del río magdalena y los llanos orientales
al reconocer las bondades de los cruces socorranos
incrementaron sus compras de terneros y vacas, así como
aumentaron el número de ejemplares de ganado con los que
llegaban a la feria al venderlos como animales de engorde.
De igual manera cada noviembre se reafirmó la cuádruple
condición expositora de la feria del Socorro al presentarse y
juzgarse durante la misma lo mejor de los ganados puros e
híbridos, las exposiciones agroindustriales y artesanales propias
de la producción académica y gremial regional, la exhibición y
premiación de las mejores muestras del tabaco en rama y
manufacturado que desde el período colonial aún se producía en
las laderas cálidas del Municipio, así como se promovieron los
316

atributos agroturísticos (o en ‘turismo social’) de la hoya del río


Suárez (o Saravita) representados por sus haciendas ganaderas y
los paisajes infinitos de la cordillera de ‘los cobardes’.
La autorización para organizar y juzgar la feria exposición del
Socorro como un certamen agropecuario tipo B fue divulgada
como caratula del catálogo ferial de 1964 por el Presidente de la
Feria Horacio Plata Gómez y su director técnico Dr. Ramón
Santamaría, al ser decretado que:
“REPÚBLICA DE COLOMBIA

MINISTERIO DE AGRICULTURA

Decreto Número 2365 de 1964

(Septiembre 29 1964)

Por el cual se determina la clasificación de una Feria Exposición


Agropecuaria

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA

en uso de sus atribuciones legales, y

CONSIDERANDO

Que dentro de los diversos tipos y categorías para la


realización Ferias y Exposiciones Agropecuarias, determinadas en el
Decreto 1218 de 1962, se clasificó como Feria Exposición
Agropecuaria de Zona tipo “D” la que se lleve a cabo en la ciudad
de el Socorro,

Que la Gobernación del Departamento de Santander, la


Corporación de Ferias del Socorro y otras importantes entidades
relacionadas con el fomento agropecuario han solicitado del
Ministerio de Agricultura que la referida Feria Exposición se eleve a
317

la categoría “B” aduciendo que esa Feria llena los requisitos y que
durante los tres últimos años ha puesto de presente la importancia de
ese evento,

DECRETA:

ARTÍCULO ÚNICO. Clasificase como Feria Exposición


Agropecuaria Tropical

Nacional, Tipo “B” la que se celebra cada año en


la ciudad del Socorro.

COMUNÍQUESE Y PUBLIQUESE

Dado en Bogotá, D. E. a SEP. 29 1964

Virgilio Barco Ministro de Agricultura.


G. Valencia [Presidente de Colombia]

La Feria de 1967, cincuentenario de la Feria Exposición del


Socorro, sirvió como medio para exaltar a los ganaderos más
importantes e innovadores de la ganadería socorrana. A la par de
planear la visita del presidente Carlos Lleras Restrepo, de
divulgarse las gestiones de los diputados y representantes de
Santander por construir un “Hotel de Turismo”, un Acueducto
Municipal y un monumento a la raza en homenaje al cacique
Chanchón, e incluso, de denunciar la carencia de servicios
públicos (agua potable), su mal funcionamiento (telefonía) o el
costo excesivo de los mismos (electricidad), los organizadores
de la Feria y el Club Rotario del Socorro decidieron durante un
almuerzo y por unanimidad tributar un reconocimiento y
distinción pública “al distinguido hombre de acción don Enrique
Gast Galvis, con la denominación de “el mejor socorrano””,
presentando para ello su nombre como candidato a obtener la
“Orden de la Patria Chica” (Acta 25 de 1967).
318

Igual decisión adoptaron los miembros de Acción Comunal al


proclamar dos de los presidentes de las Juntas de Acción
Comunal como “Socorranos Meritorios”. El plan original era
imponer el premio la “Patria Chica, al mejor socorrano”
conferido por el periódico Vanguardia Liberal durante el coctel
bailable que se realizaba en el cuarto día de feria. Sin embargo,
ante la imposibilidad de contar con la presencia del presidente
C. Lleras durante varios días se optó por condecorarlo el mismo
tercer día de la inauguración, de manos del primer mandatario.
La elección de E. Gast antes que otros personajes o ganaderos
socorranos como Horacio Plata o Alfonso Carlier quienes
presidían y había ganado varias veces la Feria, o los ganaderos
Pedro José Albornoz y Gregorio Rugeles quienes actuaban
como Presidentes Honorarios de la feria de 1967, se justificaba
por ser un “distinguido ganadero y hombre cívico”, por tener en
cuenta los gobernadores sus conocidas virtudes cívicas para
encargos públicos y por cumplir las condiciones de la casa
periodística Vanguardia Liberal al crear esa distinción en 1959
“…como un motivo para la integración santandereana de todas
las regiones bajo el incentivo del servicio del conglomerado”.
Al informar Alejandro Galvis Galvis a E. Gast su elección como
“el mejor hijo de la tierra socorrana”, le expresó:
“Bucaramanga, Noviembre 18 de 1967

Enrique Gast Galvis

Socorro

Plácenos comunicarle que en acatamiento unánime voluntad


plebiscitaria que de esa ciudad indicólo como ciudadano meritorio y
esclarecido servidor de la comunidad, digno del merecido homenaje,
nos ha sido grato discernirle la honorífica condecoración de la Patria
Chica. El miércoles 22 acudirá nuestro director a congratularlo
319

personalmente y poner manos del presidente Lleras Restrepo la


condecoración para que realce con su prestigio el solemne acto de la
imposición.

Cordial saludo,

VANGUARDIAL LIBERAL

Galvis Galvis”

El mismo A. Galvis Galvis en la editorial del 22 de noviembre


justificó entre sus copartidarios la presencia del Presidente de la
República en la Feria del Socorro al presentarla como “una de
las más importantes entre las que se vienen celebrando en
Santander y a ella acuden ejemplares finos de razas vacunas de
las distintas zonas del país”. De igual modo, reafirmó las
razones cívicas y periodísticas que ameritaban condecorar
públicamente a E. Gast al expresar de forma extensa a sus
lectores que:
“La feria del Socorro ha venido mostrando año por año un esfuerzo
de superación que no ha pasado inadvertido, que todos aplaudimos
con entusiasmo y que señala a quienes han sido sus promotores y
organizadores, a la gratitud del pueblo por el que trabajan al
acrecentar sus propios intereses. Entre esos hombres se destaca uno
especialmente, que ha sido como el timonero de la selección
ganadera, el consejero autorizado de quienes tratan de incrementar
la producción de carne y de leche, y el exponente de una capacidad
y una larga experiencia que todos admiran y saben valorar en cuanto
significan como incentivos de desarrollo para la región. Es don
Enrique Gast Galvis, a quien todos señalan como el hombre del día
en esta conmemoración cincuentenaria, y que a justo título ha sido
escogido por el plebiscito popular para honrarlo con la
Condecoración de la Patria Chica que hoy le será impuesta por las
propias manos del presidente Lleras Restrepo, como un homenaje de
su ciudad y del departamento de Santander a quien ha sabido
destacarse por sus eximias virtudes cívicas.
320

Porque Enrique Gast Galvis no ha sido solamente un ganadero


afortunado. Ha sido el varón de perseverante espíritu público que
trata de servir a sus conciudadanos y los sirve con la mejor voluntad
y un ardiente deseo de cooperar al bienestar general. Por ello sólo
voces de gratitud y simpatía se oirán en torno suyo en el día de hoy,
de parte de su pueblo que lo aclama como al más sobresaliente de
sus conciudadanos que ha consagrado su vida a la labor fecunda
dentro de un callado ambiente alejado de la ostentación y del
reclamo honorífico. Porque si hoy se le rinde homenaje no es porque
él lo haya querido y menos solicitado, sino porque la espontánea y
alborozada voluntad de sus conciudadanos lo ha buscado para
discernírselo. Pues los hombres de valer son modestos y sencillos, y
así ha sido Enrique Gast a todo lo largo de su meritoria existencia”
(Vanguardia, 1967, 4).

El hacendado, político e ícono de la santandereanidad, Luis


Enrique Figueroa, hizo lo propio al presentarlo como el “alférez
cívico de la Ciudad Comunera”, así como recordó sus orígenes
alemanes al describirlo como “un hombre alto, delgado, de piel
rubicunda, que denota la ascendencia sajona”. Como empresario
agropecuario de Piedecuesta, Figueroa destacaba en E. Gast la
autoridad del ganadero reconocido y respetado por sus colegas
de oficio al recordar la siguiente anécdota ferial: “Quien llega a
una Feria – Exposición Agropecuaria en cualquier territorio
santandereano oye hablar de un juez supernumerario y
honorífico de todos los juzgamientos.
Cuando el expositor muestra los trofeos y las escarapelas de sus
ganados y sus bestias triunfadoras, siente el orgullo de haber
cumplido una tarea fecunda en sus empeños de mejoramiento
de las razas. Pero también va confesando una satisfacción más
profunda y que nos la cuenta en intimidad placentera: “no sólo
los diplomas firmados por el gringo o el profesional veterinario
tienen para mi importancia, sino que estos animales le gustaron
mucho a Don Enrique” (Figueroa, 1967, 4).
321

El domingo anterior a su condecoración, don Enrique Gast


participó en un foro promovido por el Directorio Liberal durante
el cual reafirmó su inconformidad por el sistema de ‘goteo” con
el que se aprobaban e invertían los auxilios gubernamentales
para terminar la construcción de la nueva ‘Plaza de Ferias’.
Siendo uno de los delegados que por Santander hizo parte de la
creación de la Federación Colombiana de Colombia (Fedegan)
durante el IX Congreso Nacional de Ganaderos en 1963,
justificó la existencia una Plaza o Coliseo de Ferias al
constituirse la ganadería en la principal actividad económica,
productiva y laboral del Socorro en menos de cincuenta años. Al
respecto expresaba ante los medios de comunicación escrita:
“Yo creo que el avance de la ganadería en la provincia del Socorro
se ha debido a cuestiones topográficas. Si como agricultor voy a
emprender un cultivo, quedo amarrado por el terreno quebrado, por
la tierra pedregosa y por la falta de agua. Por eso decidimos
fomentar la ganadería y hoy día es una de las mejores despensas del
país. Tenemos poca tierra, pero con ella hemos logrado muchos
avances en la ganadería… De ahí la capacidad del ganadero
socorrano, ya que no solamente ha tenido que luchar sobre la
adversidad del terreno sino sobre una porción muy pequeña de
terreno para buscar sus sustento.

Quiero aprovechar para darles algunos datos ganaderos de la


provincia. Contamos con un promedio de sesenta mil cabezas de
ganado. El promedio de ventas anuales asciende a 40 millones de
pesos. Muy desproporcionada con relación a lo producido, por los
cultivos de tabaco, maíz y café que se producen sobre las márgenes
del río Suárez. El café produce más o menos doce millones de pesos.
Eso es todo lo que tendría que decir sobre la ganadería, en donde las
frías cifras de las ventas pueden demostrar la pujanza de este vital
renglón del progreso de la provincia comunera” (Gast, 1967a, 15).

El miércoles 23 de noviembre, ante el público que había salido a


recibir al Presidente C. Lleras acompañado por sus ministros de
hacienda (el ganadero santandereano Abdón Espinosa
322

Valderrama), agricultura, trabajo y salud, aceptando el honor de


presentarse y hablar ante las autoridades en el atrio de la
catedral, recibió de manos de los líderes liberales Alejandro
Galvis Galvis y Carlos Lleras Restrepo la banda blanca que lo
distinguía como “El Mejor Socorrano” y ganador de la “Orden
de la Patria Chica”. Con lo cual, antes que un próspero e
innovador ganadero se le reconocía como un ciudadano
comprometido con el desarrollo de su Municipio sin renunciar a
las virtudes cívicas de los demócratas colombianos. Al leer sus
palabras de agradecimiento, E. Gast optó por recordar sus
orígenes como ganadero al encontrar en ello las bases de sus
atributos cívicos y humanos, expresando para ello:
“Aunque inmerecida esta distinción, no puedo dejar pasar
desapercibido este momento para dejar constancia de que hay
ciudadanos más dignos de ser llamados para recibir tan preciado
galardón. Sin embargo, registro con infinito placer este acto que
conmueve profundamente mi corazón y lo aprovecho para expresar
mi agradecimiento al pueblo socorrano, por el cual he procurado
luchar en bien de adelanto moral y material.

Que sea esta oportunidad feliz en mi vida, para decir que si he


alcanzado algún mérito en mi lucha se debe a la ayuda generosa de
mis amigos y de mi familia, que en horas muy oportunas me dieron
su apoyo decisivo. Entre esos amigos gallardos, recuerdo con
emocionada gratitud a don José Antonio Umaña, quien con su
rectitud de hombre noble fue mi guía, a los hermanos Cayetano y
Gustavo Camacho, quienes me brindaron su ayuda material y moral
cuando yo más la necesitaba en la faena de mi lucha. Y debo
mencionar con plenitud de afecto, a mi esposa Matilde Amaya,
siempre dispuesta a brindarme su cariño y su estímulo para salir
adelante en mis empresas y trabajos.

Sólo me resta decir que el galardón que se me otorga, será un


motivo más para redoblar mis esfuerzos en bien de la colectividad, y
un recuerdo imperecedero para mi familia. Las manos que colocan
323

esta medalla en mi pecho acrecientan el honor que se me dispensa


con sobra de generosidad. Mil gracias” (Gast, 1967b, 2).

Don Enrique Gast también fue homenajeado por la Caja de


Crédito Agrario, Industrial y Minero [Caja Agraria] porque
siendo uno de los clientes más frecuentes de créditos para la
compra de ganados fue también el primer gerente de la sucursal
de esa entidad financiera en El Socorro. Para ello se le entregó
en el palco del coliseo de ferias y a nombre del Gerente General
de la Caja “el trofeo “Gerente de la Caja de Crédito Agrario”
por sus invaluables servicios prestados a la institución”. De
igual manera, ante las peticiones de una sucursal del Banco
Ganadero en el Socorro, la Caja Agraria buscó afianzar sus
lazos e intereses con ese gremio al donar para la Feria
Exposición “sus bellos trofeos “Copa para el mejor criador de
ganado Cebú”, dentro de su campaña de fomento ganadero y un
segundo trofeo para el mejor criador de caballos a paso
colombiano” [sic].
Ese ambiente festivo, de competencia y reconocimiento público
a los mejores ganaderos durante las principales ferias ganaderas
del país que se vivió entre 1964 y 1967, y con ello, el fomento al
desarrollo pecuario en las nacientes regiones ganaderas de tierra
calientes caracterizadas por grandes volúmenes de ganados
seleccionados, empezó a ser empañado y cuestionado al ser cada
constantes las pérdidas, robos y acciones delincuenciales contra
las ganaderías a pesar de las mejoras y correctivos en la
aplicación de las medidas policivas dispuestas desde 1914. En
carta enviada al Ministerio de Defensa por la Federación de
Ganaderos de Santander, representada por Gerardo Silva
Valderrama, en noviembre de 1964 se pidió pública y
abiertamente una mayor intervención y presencia de las fuerzas
324

armadas, tanto del ejército como de la policía, “para combatir


los delitos de abigeato que se multiplican en el departamento”.
Desde la perspectiva de los ganaderos era necesario para
Santander un nuevo contingente de policías – carabineros ya que
los treinta agentes con los que se contaba estaban
“deficientemente dotados” y les resultaba “imposible adelantar
acción enérgica contra delitos rurales”. Ese llamado fue
repetitivo y cada vez más frecuente durante los siguientes años
al conformarse y expandirse durante ese mismo año de 1964 los
ejércitos populares y comunistas de liberación al suroriente
(Farc) y al Nororiente (Eln) del país.
Con lo cual, en solo dos décadas se limitó el intercambio
ganadero con los llanos orientales ante los problemas de “orden
público” que impedían mover ganados comerciales o de
exposición. Al interior de la Provincia Comunera se
incrementaron constantemente los casos por invasión y robo de
ganados, la extorsión o secuestro de ganaderos, la intimidación
empresarial a través de la destrucción y matanza de los mejores
ganados, y en el peor, de los casos el homicidio selectivo y
terrorista contra los ganaderos que se resistían a ser
extorsionados o secuestrados al optar por desplazarse a las
ciudades, dejar el manejo de sus haciendas a mayordomos,
vender a bajos precios sus bienes a los narcotraficantes u optar
por conformar grupos de “autodefensa campesina”, cuyos
orígenes se remontaban al Gobierno Nacional de Carlos Lleras
Restrepo (Ley 48 de 1968).
Todo ello como consecuencia de la estrategia de los insurgentes
comunistas colombianos por apelar a todas las formas de lucha
para financiar, a través de las contribuciones criminales
denominadas ‘impuesto revolucionario’, el triunfo de sus
325

movimientos armados contra el Estado capitalista y burgués


controlado por las élites bipartidistas. De acuerdo a los datos
compilados y contrastados por Fedegan en 2007, a partir de las
informaciones obtenidas de sus diez comités ganaderos filiales,
se concluyó que desde 1997 “más de 3000 ganaderos habían
sido asesinados por la guerrilla de las Farc y el Eln”. Cifras que
corroboraban el creciente fenómeno de violencia selectiva
identificada por Jesús Antonio Bejarano al considerar en 1987
que el 7,9 de toda la población colombiana había sufrido algún
tipo de acto violento por parte de los grupos insurgentes.
En marzo de 1983 murió Enrique Gast Galvis. Al igual que
la Feria de 1965 dedicada a la memoria de Horacio Plata muerto
en junio y la de 1972 en honor de Gregorio Rugeles fenecido en
marzo, la feria de 1983 fue concebida y se constituyó en un
homenaje de exaltación perenne a su memoria.
Al ganadero socorrano reconocido como el primer gran criador
industrial de Santander, el propietario con la primera ganadería
de cruces exitosos y productivos de Criollo, Pardo Suizo y
Holstein con cebú, la ganadería con el mayor volumen de
compras de terneros puros, híbridos y puros de la costa caribe, y
consigo, la ganadería que mayor número de crías reproducía y
vendía a los llanos orientales, el Magdalena medio y Venezuela.
También fue la ganadería con la que se inició la primera
producción y expendió de leche organizado en alianza con
Lechesan, para lo cual se estableció una estación de acopio y
enfriamiento de leche en la ciudad.
La prensa capitalina publicó una nota necrológica en la cual se
exaltó su obra empresarial y su espíritu cívico con términos que
variaban muy poco en la representación nacional que desde
1967 se había publicado sobre el “Mejor Socorrano”:
326

“Enrique Gast Galvis

Con la muerte de don Enrique Gast Galvis, la sociedad socorrana, la


provincia comunera y el departamento de Santander han perdido su
mejor exponente.

Fusión de razas alemana y santandereana creó la viril estampa de


don Enrique: su vida sana de alma y cuerpo transcurrió haciendo el
bien y dispensando sin taza el maravilloso don de su amistad plena
de bondad humana. Comprensivo con su prójimo a todos les llegaba
con su fina inteligencia. Sabía darse y sabía dar y siempre pasaba
del sentimiento a la acción para aliviar el dolor y la escasez ajenas.

Su matrimonio con doña Matilde Amaya, mujer valerosa y


trabajadora, gentil y tímida ante su maravillosa presencia fue su
mayor acierto. En “Junín”, la hacienda ganadera, la casa solariega
de puertas siempre abiertas y mesa pródiga, transcurrió la mayor
parte de su vida entregado a sus labores y logrando con tenacidad
inquebrantable la raza magnífica que enorgullece las Ferias
Socorranas al Holstein – Cebú.

Ante su ausencia definitiva nos queda todo un mundo de recuerdos.


El pueblo socorrano conmovido y respetuoso le rindió un homenaje:
el dolor presente era grande porque sus huellas en la tierra y en los
corazones son imborrables no solo porque su trayectoria fue larga
sino porque tuvo los mejores matices de una vida de patriotismo,
trabajo, amor a sus semejantes, integridad y generosidad (El
Tiempo, 1983, 3d).

En diciembre de 2013 murió Eduardo Gast Puyana. Sobrino


de don Enrique, quien aprendió las técnicas de cruce y
comercialización de los ganados socorranos con el apoyo de don
Gregorio Rugeles. Como único ganadero de la tercera
generación de la familia Gast, y sin desmeritar el interés de
Enrique Gast Amaya por presidir y organizar la Feria
Exposición desde mediados del siglo XX, don Eduardo hizo sus
propios méritos como importador de razas puras, criador
experimental en la hacienda Valdepeñas (propiedad de su padre
327

Aurelio Gast), presidente de la Asociación Beefmaster,


productor de ganados cruzados entre “ganado de razas Pardo
Suizo, Santa Gertrudis, Hereford con ganado Cebú Rojo y Cebú
Blanco”70, creador de los híbridos socorranos “Beefmaster” y
“Comunero” (nuevo Chino), así como fue promotor de los
centros de acopio lechero con Lechesan y recientemente con
Freska Leche71. Vida, obra y memoria empresarial que se
constituyeron en modelo a seguir por la generación de
ganaderos encargados de conmemorar el centenario de las ferias
ganaderas del Socorro en noviembre de 2014.
Durante esos treinta años de existencia y continuidad de la Feria
Exposición del Socorro, la muerte de los pioneros de las
innovaciones ganaderas, la fragmentación de sus haciendas y
riqueza genética entre sus herederos, la falta de descendientes
interesados en continuar la industria pecuaria de los grandes
ganaderos, la criminalidad subversiva, la penetración de las
mafias narcotraficantes en la producción ganadera y equina para
el lavado de sus riquezas ilegales, la concentración de la
producción ganadera de carne y leche en las grandes sabanas,
llanuras y altiplanos del país, entre otros factores, conllevaron a
que la ganadería del Socorro al igual que su Feria, perdieran
gradualmente el prestigio, interés y atractivo que tuvieron hasta
su cincuentenario. No obstante, las ganaderías de los herederos
de Jesús Franco, Horacio Plata, los hermanos Orejarena y
Eduardo Gast continuaban figurando entre los finalistas o los
ganaderos de los más importantes campeonatos ganaderos del
país como en las Exposiciones Nacionales promovidas por las
asociaciones y federaciones de ganaderos del país.
Enrique Gast y Eduardo Gast fueron empresarios testigos,
protagonistas y visionarios de los cambios que se requerían
adoptar para afrontar los cambios políticos, sociales y
328

económicos del país. Hasta mediados del siglo XX, la


proyección de la producción nacional basada en el fomento y la
protección de la industria nacional alcanzó su mayor auge al
optarse por el mejoramiento genético a través del cruzamiento
entre razas taurinas e indicas.
Con el cambio de modelo económico como parte de la
postguerra mundial, y consigo, el fomento de la exteriorización
de la producción y la apertura a la competencia con los
productores gremiales de otros países, aunado a la violencia
insurgente y el desplazamiento de la mano de obra campesina a
los cinturones de pobreza urbanos, la tendencia productiva de la
ganadería se redujo considerablemente. Esa dinámica se ha
explicado así: “La participación del sector agropecuario en la
composición de la economía latinoamericana disminuyó. En
Colombia, de un 40% que representaba en 1949, se redujo a
menos del 23% a comienzos de la década de 1980 y siguió
descendiendo. En 2007, sólo alcanzó una participación del
10,6% en conjunto con las actividades de silvicultura, caza y
pesca” (Soudis, 2008, 238).
Siguiendo esa misma perspectiva, la ganadería representaba a
mediados del siglo XX el 15% del PIB (Producto Interno Bruto)
y representaba el 36% de la participación agropecuaria nacional,
superando al café, considerado el sector más importante,
rentable y regulador de la economía nacional (García, 2006, 6).
Esa tendencia de crecimiento y expansión se resumía en
tendencias divulgadas por el Banco de la República y Dane
como las siguientes: “Entre 1950 y 1977 el volumen físico de
producción del sector de ganado vacuno tuvo un crecimiento
anual del 2.8%, inferior al 4% registrado por el sector agrícola.
La extracción de animales (sacrificio más exportaciones)
aumentó en 2,2% anual, al pasar de unos 1,4 millones de
329

cabezas de ganado en 1950 a unos 2,6 millones en 1975”


(García, 2006, 6).
Con el desarrollo regional de nueva técnicas y prácticas de
mejoramiento hasta lograr nuevos tipos o vacunos locales tan
perfectos como los norteamericanos, especialmente entre los
miembros de la familia Gast tanto Don Enrique (Holstein –
Cebú) como su sobrino Eduardo (Beefmaster, Santa Gertrudis,
Hereford), se logró una creciente proporción directa entre mejor
tecnología y mayor productividad.
Los ganaderos y las ganaderías del Socorro superaron las
tendencias de atraso, ruina y error biotecnológico de la mayor
parte de las regiones ganaderas del país al ser cada vez más
competetitivos, innovadores y exitosos entre sí, especialmente al
presentar en público y demostrar las bondades multipropósito de
sus creaciones en las ferias locales como en las nacionales.
Ferias que se constituyeron en el mejor incentivo para ser
reconocidos sus esfuerzos, recuperadas de forma simbólica sus
inversiones con cada trofeo y banderín, garantizar las ventas tras
la gloria de tener en sus hatos a los ‘campeones’, e
inevitablemente, para condicionar a los gobernantes a prestar
mayor atención y ofrecer mayores auxilios al sector
agropecuario.
En la historia de la ganadería bovina desde mediados del siglo
XX sea una constante nacional “que los ganaderos responden a
incentivos. De ahí que existe campo para mejorar el desempeño
del sector si los ganaderos se ven enfrentados a competencia
más fuerte, sea por la tierra frente a otros cultivos, o de parte de
productores externos de carne y leche” (García, 2006, 46).
330

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de culminado el proceso de investigación de ésta obra, el documento
fue encontrado y aportado por María Teresa Carlier Rugeles del
archivo documental existente en la hacienda Tamacara, hija del
ganadero Alfonso Carlier y nieta de Gregorio Rugeles. Su
divulgación se logró gracias a Carlos Pinto desde su condición como
yerno de María Teresa Carlier, administrador de Tamacara y
miembro del Comité de Ganaderos de la Hoya del Río Suárez].

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333

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(Abril 29) por la cual se atiende al fomento y desarrollo del Museo
Histórico municipal del Socorro. Bucaramanga: Gobernación de
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(Marzo 27) por la cual se crean cuatro granjas agrícolas y se
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Bucaramanga: Gobernación de Santander.

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(Mayo 9) por la cual se organiza el servicio de la Agricultura en el
Departamento, y se crea una sección en la Secretaría de Educación
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se establece en el Departamento con carácter permanente, la
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13. EMPRESARIOS INDUSTRIALES


LOS INGENIEROS FÍSICO-MECÁNICOS DE SANTANDER
Y SU PERTINENCIA SOCIO-PRODUCTIVA PARA
COLOMBIA100

INTRODUCCIÓN. Con el objetivo de garantizar la


“enseñanza técnica en las ramas de Ingeniería más acordes con
las necesidades del país y con las exigencias y conquistas de la
Industria nacional”101, el primero de marzo de mil novecientos
cuarenta y ocho inició labores la Universidad Industrial de
Santander acorde con la organización administrativa y
académica que fue propuesta para tal fin por el abogado Mario
Galán Gómez, y posteriormente por el ingeniero español Julio
Álvarez Cerón, a partir del modelo de formación en Ingeniería
Industrial existente en Europa.
Un modelo formativo y productivo llamado “a prestar
incalculables beneficios a la cultura técnica nacional”, que se
caracterizó por la preparación de ingenieros capacitados para

100
Informe final inédito de la investigación realizada en 2008, con la
colaboración de Nidia Echeverri Carrillo (Archivista y Filosofa), por petición
de las directivas de la Facultad de Ingenierías Físico-mecánicas de la
Universidad Industrial de Santander (UIS). El título de ese informe fue:
“Devenir histórico y pertinencia social del Proyecto Educativo de la
Facultad de Ingenierías Físico-mecánicas de la Universidad Industrial de
Santander UIS”.
101
GALAN GÓMEZ, Mario. Algo más sobre la Universidad Industrial de
Santander. En: Anuario. Bucaramanga: Instituto Industrial Dámaso Zapata –
Imprenta del Departamento. 1945. No. 1
346

afrontar los retos y demandas técnicas de la revolución


industrial al especializarse en campos de conocimiento
científico y tecnológico específicos como eran las ingenierías
mecánica, eléctrica y química. Para tal fin, la nueva generación
de ingenieros que aportó Santander al desarrollo económico del
país debía ser formada a través de un proceso que iniciaba en las
escuelas de expertos, técnicos y bachilleres industriales, para
culminar su formación al ser titulados como ingenieros. De allí
que los títulos en ingeniería Eléctrica, Mecánica, Química e
Industrial102 que concedió la UIS a partir de 1961, fuese
inicialmente equiparable al de “Ingeniero Doctor” que en otras
ramas de la ingeniería, era conferido por las universidades
europeas como último nivel de formación en educación
superior103.
La Facultad de ingeniería Industrial que precedió a la UIS fue
concebida originalmente por Galán Gómez como la primera de
varias facultades de educación superior que debía tener la
universidad de los santandereanos, a la cual le debían seguir
otras en Ingeniería Industrial, Minas, Veterinaria y Agronomía,

102
Sobre el origen, estructura, financiamiento y continuidad de la
Universidad Industrial de Santander como una institución orientada por el
proyecto de formación en ingeniería industrial promovido por los
inmigrantes europeos a mediados del siglo XX ver:
PÉREZ PINZÓN, Luis Rubén. Revoluciones tecno-educativas de los
europeos ‘civilizadores’. Ciencias útiles, educación técnica e Ingeniería
Industrial en América Latina, siglos XVIII al XX. El caso de la Universidad
Industrial de Santander (Colombia). Bucaramanga: Ediciones UIS, 2014.
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https://es.scribd.com/doc/238086449/Revoluciones-tecno-educativas-de-los-
europeos-civilizadores-Luis-Ruben-Perez-Pinzon
103
ALVAREZ CERÓN, Julio. La ciencia y la técnica en la universidad. En:
Anuario. Bucaramanga: Instituto Industrial Dámaso Zapata – Imprenta del
Departamento. 1945. No. 1
347

con sus respectivos institutos técnicos anexos. Sin embargo, el


modelo propuesto y abanderado por Álvarez Cerón, siendo
director del Instituto Dámaso Zapata, redujo la razón de ser de
la UIS a tan sólo la formación técnica profesional, al fragmentar
la Facultad de Ingeniería Industrial en las tres Facultades
Mayores que representaban a cada uno de los tres programas de
formación en pregrado con los cuales fue creada en 1947, que
posteriormente matriculó aspirantes e inicio labores en 1948.
Asimismo, los institutos anexos concebidos por Galán (Instituto
Dámaso Zapata y Colegio Santander) pasaron a ser Facultades
Menores, administradas y reguladas académicamente por las
Mayores, regidas por el rector y sus respectivos decanos (Ver
Anexo 3).
13.1 FACULTADES MAYORES Y MENORES. La UIS
afrontó desde 1950 cambios fundamentales en su Estatuto
Orgánico, impulsados por el gobierno militar y las crisis
presupuestales que amenazaron su desaparición prematura
meses después de iniciar actividades. Esa alteración de la
estructura fundacional, dispuesta para reducir costos y apaciguar
el desencanto de los diputados o de los gobernantes
departamentales, se vio reflejada a su vez con la ruptura del
modelo de facultades que caracterizó sus primeros años de
funcionamiento al ordenarse la fragmentación y separación de
las facultades menores, representadas por el Colegio de
Santander y el Instituto Técnico Industrial “Dámaso Zapata”, de
las facultades mayores con las cuales se asociaba la formación
universitaria.
Esas instituciones de bachillerato y su interés por garantizar la
formación técnica de sus egresados eran, contradictoriamente,
las que habían justificado la creación de la UIS desde 1940 por
parte de los directores de instrucción pública y los gobernadores
348

de turno, al considerar necesario preparar nuevas generaciones


de profesionales dispuestos a asumir los retos productivos y las
demandas laborales de nacientes y prometedoras industrias
como la petrolera, la metalúrgica y la manufacturera. En el caso
del Instituto Técnico Industrial, fue allí donde se gestó y
planificó la primigenia “Universidad de Santander”, para lo
cual, se formaron bachilleres industriales y se construyeron siete
pabellones de laboratorios (física, química, electricidad y
magnetismo, petróleos, tratamientos térmicos, metalográfico y
de resistencia de materiales)104. De igual modo, allí funcionó el
Departamento de Producción que se constituyó en símbolo
primigenio de la cultura técnica santandereana
contemporánea105.
La separación administrativa, formativa y presupuestal de los
colegios de educación secundaria de las facultades de educación
superior que conformaban la Universidad a partir de 1950 no
alteró el régimen autonómico que había caracterizado desde un
primer momento a los programas de ingeniería industrial con
énfasis en electricidad, mecánica y química. Cada dependencia
y decanato regentaban de forma particular los cursos y títulos
técnicos ofrecidos por la institución, así como las tres facultades
se articulaban entre sí por medio de un Proyecto Educativo
mediante el cual la UIS tenía como misión: "la enseñanza
técnica profesional en las ramas de ingeniería industrial, acordes
con las necesidades del país y las exigencias y conquistas de la

104
Ibíd.
105
ACEVEDO TARAZONA, Álvaro. La UIS. Historia de un proyecto
técnico-científico. Bucaramanga: UIS – Escuela de Historia, 1997. Pág. 70
349

industria nacional"106 , acorde a los principios fundacionales


propuestos por Galán.
Para cumplir con esos propósitos, cada una de las facultades
realizó hasta las reformas académicas y administrativas
emprendidas a partir de 1963 tareas comunes y generales que no
implicaban la inherencia, intervención ni control evaluativo de
unas a otras, ya que los docentes y su respectivo decano eran
autónomos en el cumplimiento de las mismas. Así, cada facultad
debía dominar las ciencias fundamentales, las herramientas,
maquinarias y técnicas de la ingeniería industrial que
caracterizaba su campo de especialización, así como debía
conocer acerca de los aspectos económicos, los recursos
industriales, la significación social y los perfiles académicos
necesarios para la formación profesional de los educandos a su
cargo.
Durante sus primeros cinco años de funcionamiento la Junta
Directiva de la Universidad, compuesta por el rector, un síndico,
un secretario y los tres decanos que representaban cada uno de
los programas de formación en ingeniería que ofertaba la
Universidad, se caracterizó por “largas y acaloradas
discusiones”107 sobre las funciones y atributos de unos y otros;
sobre el centralismo administrativo del rector, especialmente de
J. Álvarez Cerón después de haber codirigido la Universidad
siendo director del Instituto Técnico, aunado a otros temas como
la coeducación, las inherencias gubernamentales y las

106
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS). Reseña
Histórica. (Página electrónica). En:
https://www.uis.edu.co/portal/nuestra_uis/historia/historia.html.
107
DÍAZ OSORIO, Ariel. LEÓN GUARÍN, Libardo. Historia de una
universidad del medio siglo: La UIS. Bucaramanga: UIS – Escuela de
Historia, 1996. Pág. 182
350

autonomías profesionales propias de un cuerpo de directivos


entusiasmados con la idea de tener una universidad pública en el
Departamento.
Inspirados por todo lo que representaba “tan bella aventura” 108
los hermanos Álvarez Cerón (Julio y José) y los primeros
decanos, entre quienes figuraban el ingeniero Hernando Pardo
Ordóñez como Decano de la Facultad de Ingeniería Eléctrica, el
ingeniero Alfonso Penagos Mantilla como Decano de ingeniería
Mecánica y Lelio Martínez Villalba como Decano en ingeniería
Química, contribuyeron con la creación y el inicio de
actividades de la Facultad de Ingeniería Metalúrgica (1954),
consideraron necesario formar ingenieros acorde a las demandas
industriales de los empresarios y las riquezas mineras de la
región, especialmente las ubicadas en inmediaciones de
Barrancabermeja, Cúcuta y Paz del Río en Boyacá .
De igual manera participaron en el proceso de creación de la
Facultad de Ingeniería de Petróleos (1954) a consecuencia de la
reversión de la Concesión de Mares a la Nación a través de la
naciente Empresa Colombiana de Petróleos (ECOPETROL),
dirigida por Mario Galán Gómez. Funcionario liberal que no
dejó de participar en los procesos de consolidación de la UIS
después de ser su gestor fundacional y quien dispuso, en su
condición de Presidente de la estatal petrolera, financiar la
totalidad de los gastos de adecuación, funcionamiento y
administración de dicha Facultad. Siendo así continuados los
proyectos inconclusos y las tareas consecuentes a las
innovaciones universitarias concebidas por los primeros decanos
por parte de los ingenieros europeos y los ingenieros egresados
(Cuadro 1).

108
Ibíd.
351

Cuadro 1. Decanos de las facultades de Ingeniería de la UIS antes


de su reorganización en divisiones y departamentos 1948 - 1967
Nombre Cargo Año

Ing. Hernando Pardo Ordóñez Decano de Fac. Ing. Eléctrica 1949

Ing. Alfonso Penagos Mantilla Decano de Fac. Ing. Mecánica 1949

Ing. José Álvarez Cerón Decano de Fac. Ing. Eléctrica 1952

Ing. Antonio J. Pinto Parra Decano de Fac. Ing. Mecánica 1952

Ing. Rafael Gabón Insern Decano de Fac. Ing. de Electricidad 1954

Ing. Guido Burzi Cappelletti Decano de Fac. Ing.Mecánica 1954

Ing. Jacob Seib Decano de Fac. Ing. Mecánica 1954

Ing. Guido Burzi Cappelletti Decano de Fac. Ing. Mecánica 1955

Ing. Francisco Paillie O. Decano de Fac. Ing. de Electricidad 1955

Ing. Guido Burzi Cappelletti Decano de Fac. Ing. Mecánica 1958

Ing. Luis Eduardo Lobo Carvajalino Decano de Fac. Ing. Mecánica 1958

Ing. Francisco Cozza D´ Onofrio Decano de Fac. Ing. Eléctrica 1958

Ing. Guillermo Camacho Caro Decano de Fac. Ing. Industrial 1959

Ing. Willhelm Spachovsky Decano de Fac. Ing. de Electricidad 1959

Ing. Juan Luis Faura Decano de Fac. Ing. Eléctrica 1962

Ing. Álvaro Cala Hederich Decano de Fac. Ing. Industrial 1962

Ing. Héctor Prada Salas Decano de Fac. Ing. Industrial 1963

Ing. Ciro Villabona Granados Decano de Fac. Ing. Mecánica 1963

Ing. Carlos Suárez Rueda Decano de Fac. Ing. Industrial 1964


352

Ing. Roberto Jaimes Durán Decano de Fac. Ing. Eléctrica 1964

Ing. Hernando Montagut Montagut Decano de Fac. Ing. Industrial 1965

Ing. Eduardo Moreno Blanco Director de Dpto. Ing. Civil 1965

Ing. Gustavo Forero Jerez Decano de Fac. Ing. Industrial 1965

Ing. Hernán Daniel Acero Manrique Decano de Fac. Ing. Mecánica 1965

Ing. Roberto Jaimes Duran Decano de Fac. Ing. Eléctrica 1965

Ing. Eduardo Moreno Blanco Director de Dpto. Ing. Civil 1966

13.2 FACULTADES Y DEPARTAMENTOS. El


nombramiento del ingeniero Rodolfo Low Maus como rector de
la Universidad, después de una conflictiva década caracterizada
por el cambio constante de rectores, crecientes logros
académicos y luchas políticas por la institución, trajo consigo
cambios estructurales en el funcionamiento administrativo y en
la autonomía de las facultades. El principal de ellos fue la
adopción del modelo gerencial por departamentos de servicios
especializados que caracterizaba a las universidades industriales
norteamericanas asociadas con la industria del caucho,
instituciones donde recientemente se había formado el nuevo
rector al igual que Guillermo Camacho Caro, su asesor
administrativo y primer decano de Ingeniería Industrial.
El inicio de la administración rectoral de Low Maus en
noviembre de 1957 coincidió a su vez con la coyuntura nacional
propiciada por la Asociación Colombiana de Universidades
(ASCUN). Desde entonces, las universidades departamentales
se constituyeran en “entidades autónomas con personería
353

jurídica propia y con patrimonio propio”, exentas de impuestos


y gravámenes.
Lo primero que hizo el nuevo rector fue examinar la
organización administrativa de la institución, quedando
sorprendido al constatar que después de una década de
funcionamiento “no existía ninguna organización y que el rector
tenía que estar al frente de todo, aunque al parecer, esto no era
lo que sucedía en la práctica”109. Los rectores nombrados o
encargados pretendían tener el control de las facultades y los
docentes pero eran los decanos quienes decidían administrativa
y académicamente qué se debía planear y hacer en cada una de
las dependencias a su cargo, apelando para ello a sus fueros y
funciones autónomas dispuestas en el Estatuto fundacional.
Para afrontar esa problemática y con el ánimo de hacer de la
UIS “un centro universitario de alto nivel” dedicado a la ciencia
y la tecnología, Low diseñó y adoptó a partir de 1958 un
organigrama funcional. A través del mismo se asignaba a cada
uno de los seis decanos (Facultades de Ingeniería Eléctrica,
Mecánica, Química, Petróleos, Metalúrgica e Industrial) y al
director (Departamento de Matemáticas y Física) un conjunto de
actividades y responsabilidades específicas que les colocó, en la
práctica, “bajo las órdenes directas del rector” (Ver Anexo 4).
Ese radical proceso de centralización fue complementado con la
reorganización de los cargos y funciones dispuestas en el
Estatuto Orgánico de la Universidad desde 1948. Para tal fin,
nombró un secretario académico, un secretario financiero y un
secretario administrativo, dispuestos de la siguiente manera: “el
primero era el mismo Secretario General anterior, pero
únicamente con funciones académicas; el segundo era el mismo
109
LOW MAUS, Rodolfo. Memorias. Bucaramanga: UIS, 2002. Pág. 74
354

Síndico anterior, pero con funciones específicamente


financieras, y el tercero fue un nuevo funcionario que debía
tener a su cargo todos los asuntos administrativos de la
Universidad”110.
La concentración de los planes de desarrollo y gastos de la
Universidad en el componente académico fue reforzada con la
idea “salvadora”, equilibrante y neutralizadora de vincular a la
UIS profesores e investigadores extranjeros, especialmente
españoles, que debían apoyar las tareas de los decanos y
garantizar la realización de los planes científico y tecnológicos
del rector, especialmente, hacer de la UIS una universidad con
proyección internacional durante su período administrativo
(1957 – 1962). Desde entonces, la comunidad académica regida
por R. Low Maus empezó a incorporar elementos fundamentales
del modelo universitario norteamericano que fue adoptado una
década después, lo cual requería superar el modelo
profesionalizante europeo para adoptar el principio según el cual
“una verdadera universidad era aquella que investigaba”.
Ello implicó el “desarrollo de nuevas aplicaciones y
profesiones”, para lo cual Low gestionó ante el Consejo
Directivo de la UIS y ante ASCUN la creación de la novedosa y
desconocida “Facultad de Ingeniería Industrial” (1958) bajo la
dirección de Guillermo Camacho Caro y la “creación y
enseñanza de nuevas ciencias destinadas tanto a las élites como
a las masas”111 por medio de departamentos de servicios
académicos que, en el caso de la UIS, fueron concretados y
centralizados por la División e Instituto de Investigaciones
Científicas dirigida por el español Juan Ramírez Muñoz.

110
Ibíd. Pág. 74
111
ACEVEDO, Álvaro. Op. Cit. Pág. 91
355

El rechazo administrativo de los decanos de las facultades de


ingeniería y la oposición académica de algunos docentes
extranjeros a la creación de la Facultad de Ingeniería Industrial,
al considerarla una “super-ingeniería” norteamericana que
pretendía superar, concentrar o hacer innecesarias las demás
ingenierías de origen europeo, sumado a la campaña de
desprestigio contra el rector y las obras de su Plan de Desarrollo
por algunos docentes nacionalistas, acrecentaron el
cuestionamiento oficial a la labor de R. Low Maus, sin importar
que contaba con el apoyo de la mayoría de docentes, estudiantes
y empleados.
Las campañas de desprestigio en contra del rector lideradas por
algunos docentes y decanos nacionales y el permanente
cuestionamiento a sus innovaciones académicas y
administrativas por parte de los líderes estudiantiles y algunos
docentes europeos hicieron inviable la posibilidad la reelección
de R. Low Maus como rector. Específicamente porque se le
señaló a su llegada como un alemán fascista y genocida, y al
finalizar su administración rectoral, como un comunista
desestabilizador que apoyaba los movimientos revolucionarios
liderados por estudiantes y docentes disidentes.
Todo ello desembocó en la ruptura critica de la institucionalidad
al ser rechazado con paros y protestas por parte de los
estudiantes, docentes y trabajadores administrativos el
nombramiento político–administrativo del ingeniero químico y
de petróleos Juan Francisco Villarreal como nuevo rector,
cumpliéndose así lo dispuesto por el bando político conservador
del Consejo Superior de la UIS (Gobernador, Obispo católico y
representantes de la industria, banca y comercio).
356

13.3 DIVISIONES Y DEPARTAMENTOS. El proceso de


adopción del modelo universitario norteamericano iniciado por
Rodolfo Low Maus fue continuado y consolidado en su
totalidad por Juan Francisco Villarreal (1962 – 1965). Logró la
aprobación de un nuevo Plan de Desarrollo mediante el cual “la
escuela de ingenierías dio paso a la auténtica universidad de
todas las ciencias y profesiones” 112, e incluso de todos los
géneros, al disponer el gobierno departamental la integración de
la Universidad Femenina de Santander (o de las profesiones
sanitarias) con la masculina (o de las profesiones de ingeniería)
representada por la UIS, en el ámbito de una única ciudad
universitaria (1965). No obstante, ambas universidades
continuaron académica, administrativa y espacialmente
separadas al transformarse la universidad femenina en la
División de Ciencias de la Salud junto al Hospital Universitario
y la masculina en las Divisiones de Ciencias Físicas (mecánicas
y químicas).
El modelo universitario europeo, centrado en el estudio y
desarrollo de las disciplinas científicas a través de facultades,
fue sustituido gradualmente por el activo y dinámico modelo de
profesionalización universitaria norteamericano, caracterizado
por divisiones y departamentos que debían: 1. Responder a las
necesidades investigativas y profesionales que se habían dado
antes, durante y después de la segunda guerra mundial por parte
de las sociedades y los estados en conflicto; 2. Afrontar la
adopción del desarrollismo económico posbélico propuesto por
la CEPAL y, 3. Responder a la demanda regional de cupos
universitarios por parte de los bachilleres, al crecer

112
UIS. Reseña histórica. Op. Cit.
357

exponencialmente el número de estudiantes de la universidad de


un año al siguiente113.
Para asumir esos desafíos sin interrumpir la continuidad de la
internacionalización de la UIS, como una verdadera universidad
industrial que contribuía al desarrollo material e intelectual de la
Nación, Villarreal buscó una vez más la raíz institucional de las
deficiencias administrativas y las académicas al revisar la
funcionabilidad y los problemas existentes en el interior de los
órganos directivos y reguladores de la institución. A pesar de los
esfuerzos de reforma y mejoramiento impulsados por Álvarez
Cerón y Low Maus, Villareal comprobó que el Consejo
Académico aún era “un órgano inoperante y lo seguiría siendo
en tanto cada una de las seis carreras de ingeniería siguieran
autonombrándose facultades y tuvieran autonomía académica y
administrativa a su interior”114. En virtud de esta concepción, las
facultades se asumían como feudos universitarios cuyos fueros y
privilegios estatutarios las hacían inmodificables por el Consejo
Superior o el Consejo Directivo en tanto no se efectuara una
reforma académica y administrativa de fondo.
El proceso de centralización administrativa y académica
emprendido por Villareal y sus sucesores fue alterado
periódicamente por paros estudiantiles en oposición a las
reducciones presupuestarias del gobierno nacional y
departamental o ante las reformas arbitrarias autorizadas por los
consejos (superior, directivo, académicos) institucionales. No
obstante, la reforma emprendida se fundamentó en los estudios
y recomendaciones de investigadores norteamericanos de gran
prestigio como G. L. Thuering de la Universidad del Estado de

113
ACEVEDO TARAZONA, Álvaro. Op. Cit.
114
Ibíd. Pág. 104
358

Pensilvana (1962), así como enriqueció con la participación del


rector en Seminarios sobre mejoramiento de la educación
superior en universidades de Estados Unidos que apoyaron
posteriormente el proceso de reforma institucional emprendido
con el aval de la Asociación Colombiana de Universidades
(ASCUN).
El rector y sus consejeros buscaron además consenso, equilibrio
y representatividad de los estamentos extranjeros y nacionales
en la dirección de la universidad, para lo cual las secretarías
administrativas adoptadas por Low Maus fueron transformadas
en departamentos que aglutinaban a sectores y funciones
estratégicas de la Universidad. Para ganar el apoyo de los
docentes extranjeros, el rector designó a uno de ellos como
Vicerrector Académico, la Dirección de Planeación fue confiada
a un reconocido docente y exalumno colombiano, así como para
el Decanato Académico, a través del cual se regulaban y
cogobernaban los decanos con el rector, fue destacado un
ingeniero de su confianza, quien logró hacer imperativas la
autoridad y las decisiones de la rectoría. Adicionalmente se
canceló toda forma de diálogo o concertación con los líderes
estudiantiles radicales al ser considerados estos como peligrosos
izquierdistas.
La vida académica técnico-profesional que se adoptó se hizo
evidente al prepararse y cumplirse con rigurosidad las clases y
evaluaciones de acuerdo a los programas académicos de cada
asignatura en cada carrera. Asimismo, se asumió como una
necesidad institucional inaplazable para el mejoramiento de las
condiciones de vida de toda la sociedad, la modernización de
sus facultades y programas de pregrado por medio de una
Reforma Académica complementaria a la Reforma
Administrativa que se había puesto en marcha.
359

Con esa nueva reforma se pretendía reestructurar el ciclo básico


de las carreras industriales de ingeniería, reorganizaron las
facultades y los departamentos en divisiones académicas y se
concretó la creación de programas en nuevas profesiones
adscritas a las nacientes Divisiones de Humanidades y Ciencias
de la Salud. De allí que durante la siguiente década, la UIS fuese
presentada nacional e internacionalmente como una universidad
que ofrecía todas las ciencias y profesiones, a semejanza del
modelo seguido por las instituciones de educación superior
norteamericanas que fomentaba en Latinoamérica la UNESCO.
Esas decisiones de Villarreal reflejaban además el gran acuerdo
nacional existente entre las universidades públicas y privadas
asociadas en ASCUN al planear la futura educación superior de
Colombia con la ayuda de una Comisión Asesora de la
Universidad de California dirigida por George C. Feliz. Uno de
los compromisos asumidos consistió en ampliar el número y
variedad de profesiones ofrecidas hasta cubrir todas las
necesidades socioeconómicas existentes en el área de influencia
de cada institución universitaria con el propósito de promover el
desarrollo regional. Ello implicaba optimizar al máximo las
funciones y usos del “talento humano” con el que se contaba
para crear y enseñar nuevos conocimientos y habilidades
mediante nuevas aplicaciones y desarrollos científicos, técnicos
o tecnológicos.
El afán por alcanzar el progreso social exigido por las políticas
norteamericanas para un hemisferio anticomunista conllevó a
que las universidades latinoamericanas reformaran su modelo
universitario sin considerar las tradiciones académicas, las
autonomías precedentes, las prácticas culturales y las
limitaciones financieras y de infraestructura existentes, hasta
llegar a emularlas con las instituciones de educación superior de
360

las naciones desarrolladas. La UIS asumió un doble compromiso


al respecto al adoptar los cambios acordados en el plan básico
dispuesto por ASCUN y al mismo tiempo cumplir con el
compromiso transformador que había acordado el Consejo
Superior desde la rectoría de R. Low Maus. Se aceptó para ello
la asesoría y financiación de proyectos por parte de la
UNESCO, a cambio de dar continuidad a los planes de
innovación profesional en todas las ciencias y suministrar apoyo
a la investigación en todos los campos de la producción
industrial.
Para optimizar el rol de todos los docentes en la formación de
los estudiantes de las diferentes profesiones se llevó a cabo un
doble proceso de mejoramiento institucional con ayuda de la
UNESCO y de universidades norteamericanas como fueron el
Kansas State Teacher College, la Kansas State University y el
Adams College de Colorado. A esas instituciones se enviaron
algunos docentes para realizar estudios de postgrado, en tanto
que algunos docentes y asesores de dichas universidades
norteamericanas se trasladaron hasta la UIS (1967) para
promover e impulsar su reforma estructural (académica y
administrativa).
Entre las tareas que debían asumir esos expertos extranjeros
figuraban: 1. Reorganizar, a través de departamentos y
divisiones, la enseñanza de las asignaturas básicas y de
profundización profesional de las trece carreras (siete
ingenierías, cinco profesiones en salud y una carrera en
humanidades) con las que ya contaba la institución; 2.
Estructurar y organizar los programas de postgrado para las
carreras primigenias de la universidad y 3. Elaborar un Plan
General de Desarrollo orientado por un Departamento de
Planeación creado para tal fin. Cumplidas esas metas, la UIS
361

podía ser considerada como una universidad completa e integral


que contaba con un número funcional de dependencias
académicas y administrativas divididas en departamentos de
servicios académicos especializados.
Los departamentos académicos tenían además la
responsabilidad de formar integralmente a los estudiantes de
pregrado y postgrado de acuerdo con las ciencias y disciplinas
que aglutinaban sus asignaturas, así como debían promover la
formulación de problemas de investigación y la divulgación de
respuestas académicas a todas las necesidades socio productivas
de la región con la participación directa y permanente de los
estudiantes y docentes de las diferentes carreras profesionales.
Ello implicaba “la desaparición de linderos entre las ciencias
básicas y las carreras profesionales”115 como se pretendía con el
modelo europeo de facultades y, la adopción del modelo de
departamentos caracterizado por garantizar la “continuidad entre
la investigación y las escuelas profesionales”, y de éstas últimas
con los programas de postgrado que se empezaban a crear e
institucionalizar en la UIS.
La Departamentalización de los servicios, programas y
proyectos de investigación de la UIS, a partir de 1967, siguiendo
el “plan de la Universidad hacia afuera” y considerando
experiencias exitosas como las divulgadas por la Universidad de
los Andes y la Universidad de Antioquia, se caracterizó
finalmente por:
Suprimir las tradicionales facultades unitarias limitadas
a las ingenierías y a su reducido volumen de matrícula.
Estas facultades serían reemplazadas por
departamentos, cada uno de los cuales sería
115
Ibíd. Pág. 135
362

responsable por áreas específicas y afines de


conocimiento. A su vez, los departamentos se agruparían
administrativamente dentro de conjuntos denominados
divisiones. La totalidad de la actividad académica e
investigativa recibiría la coordinación y supervisión de
una Decanatura Académica. Los coordinadores de los
diferentes departamentos de carrera conformarían el
Comité Académico bajo la presidencia del Decano
Académico. A la reforma se le llamó sistema de
administración docente departamentalizada116.
Las seis divisiones académicas que se aprobaron para la UIS
(Humanidades, Ciencias Básicas, Ciencias de la Salud, Ciencias
Físico-mecánicas, Ciencias Físico-químicas e Investigaciones),
con sus respectivos departamentos, hacían parte de una
estructura común de formación centrada en estudios generales
que eran asignados a cada dependencia de acuerdo con sus
funciones institucionales y sus propósitos académicos. De esta
manera, la División de Ciencias Básicas y sus cinco
departamentos estaba a cargo de la inducción a la vida
universitaria de los nuevos estudiantes, les motivaba a equilibrar
la salud psico-académica con la psico-física a través de la
disciplina deportiva y la adscripción a las selecciones deportivas
existentes en la universidad, así como debía proveerles los
conocimientos necesarios en matemáticas, física, química y
biología integrando así el ciclo básico de las asignaturas que
eran consideradas como requisito necesario para todas las
carreras.
La División de Humanidades complementaba ese proceso de
inducción por medio de la formación socio-humanística

116
Ibíd. Pág. 139 - 140
363

impartida a los estudiantes universitarios de todas las carreras


durante sus ciclos de estudios básico e intermedio a través de las
asignaturas que ofrecían o atendían los Departamentos de
Letras, Ciencias Sociales y Ciencias Económicas. Humanidades
estaba a cargo de los ciclos intermedio y profesional de la
carrera de Trabajo Social (o Asistencia Social) que ofrecía la
Universidad.
Cumplido el ciclo básico de formación, los estudiantes
ingresaban a los ciclos de formación intermedio y profesional a
cargo de las divisiones en los cuales se impartían las asignaturas
específicas de cada una de las carreras profesionales de la UIS.
Los estudiantes de las cinco carreras asociadas el área de la
salud pública debían cursar las asignaturas ofrecidas o reguladas
por los cuatro departamentos que conformaban la División de
Ciencias de la Salud. Los estudiantes del área tecnológica que
se habían matriculado en la UIS para titularse en alguna de las
siete ingenierías que hacía parte de su portafolio de pregrado
pasaban a cursar las asignaturas dispuestas en el plan de
estudios de su carrera, las cuales eran impartidas por los cinco
departamentos de la División de Ciencias Físicomecánicas y
los cuatro departamentos de la División de Ciencias
Físicoquímicas.
La división de las ciencias que articulaba a cada una de las
ingenierías había sido planteada originalmente por R. Low Maus
en la reforma del Plan de Estudios de 1957 al considerar
necesario formar profesionales universitarios que resolvieran
“los problemas de los procesos industriales en los que
predominaran cambios físicos y químicos de la materia” 117. Sin
embargo, fueron el gobernador Julio Obregón Bueno y el rector

117
Ibíd. Pág. 165
364

Villarreal, como presidente y vicepresidente del Consejo


Superior de la UIS, quienes lograron mediante Acuerdo número
14 de Julio 14 de 1967, que los “estudios de orden técnico”
formaran dos divisiones de ciencias, retornando así al modelo
europeo de división y organización de las ingenierías118. De
igual modo se estableció que cada uno de esos bloques
académicos debía estar integrado por departamentos.
Esa nueva estructura fue justificada además en el hecho que “la
integración académica es una tendencia universal, en mira a
economizar esfuerzos y a hacer más funcional la educación
superior”119, a lo cual se agregó el informe y la propuesta de
reestructuración del profesor norteamericano G. L. Thuering,
quien había sido traído como asesor a la UIS en 1962 por
intermedio de Álvaro Cala Hederich. Ambas propuestas se
materializaron a su vez en el “Proyecto de Reestructuración
Académica y Administrativa de la UIS” presentado el 27 de
Agosto de 1963 al rector por parte de Fernando Mejía
Valenzuela, ex-decano de la Facultad de Ingeniería Química,
Guillermo Camacho Caro como docente y ex-decano de la
Facultad de Ingeniería Industrial y el Director del
Departamento de Planeación de la UIS, Luis Eduardo Lobo
Carvajalino, reconocido ingeniero químico, quien fue el primer
egresado de la UIS en ser nombrado profesor, decano y rector
de la misma.

118
ENTREVISTA al ingeniero Eduardo Moreno Blanco. Exdirector de la
Escuela de Ingeniería Civil. Bucaramanga, Diciembre 14 de 2007. Casete de
sonido.
119
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS).
SECRETARÍA GENERAL. Acuerdo del Consejo Superior número 14 de
Julio 14 de 1967. Mecanografiado
365

El rector procedió a enviar ese mismo día al Consejo Superior el


Plan de Reestructuración, considerando que el mismo
“constituirá un paso definitivo hacia una administración
universitaria superior, facilitará la ejecución de programas
académicos que permitan mejorar la calidad de nuestros
profesores y estudiantes, reducirá costos y duplicaciones y
colocará a la Universidad a la vanguardia de la administración
universitaria en Colombia”120. La respuesta que obtuvo
Villarreal, ocho meses después, fue la aprobación del nuevo
Estatuto Orgánico de la UIS por medio del Acuerdo del Consejo
Superior número 15 de abril 28 de 1964.
Así, desde mediados de 1967, la mayoría de departamentos de
las dos divisiones aglutinadoras de las ciencias y técnicas
llevaron el nombre o tenían a su cargo el desarrollo
administrativo y académico de cada uno de los programas de
ingeniería de la UIS. La División de Ciencias Físico-mecánicas
estaba compuesta por los Departamentos de Materiales y Diseño
(ingeniería Civil121), Fluidos y Térmicas (Ingeniería Mecánica),
Producción Industrial (Ingeniería Industrial), Electricidad y
Electrónica (Ingeniería Eléctrica), Dibujo (Tecnología en Dibujo
Arquitectónico, Delineante en dibujo publicitario (y
decoración), Delineante en dibujo de ingeniería), y a partir de
1972 le fue adscrito el de Sistemas y Computación (Ingeniero de
Sistemas) (Ver Anexo 5). La División de Ciencias Físico-
químicas quedó compuesta por su parte por los Departamentos
de Producción de Petróleos (Ingeniería de Petróleos), Procesos

120
LOBO CARVAJALINO, Luis Eduardo. Mi paso por la UIS, 1951 – 1965.
Evocaciones y recuerdos. Cúcuta: Imp. Color, 2004. Pág. 40 – 41
121
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS).
SECRETARÍA GENERAL. Acuerdo del Consejo Superior No. 24 de
Diciembre 22 de 1964. Artículo único
366

Metalúrgicos (Ingeniería Metalúrgica), Operaciones y Procesos


Químicos (Ingeniería Química), y Geotecnia.
Valga aclarar que la carrera de Ingeniería Civil fue creada en
1951 y suprimida en 1952 por considerarse una carrera
tradicional que contaba con un número excesivo de facultades y
profesionales en todo el país y que iba en contra de los
programas novedosos y prioritarios que impulsaba la UIS. Sin
embargo, y por solicitud de la Sociedad Santandereana de
Ingenieros, el rector Villarreal contrató en 1964 al entonces
Decano de Ingeniería Civil de la Universidad de Cartagena,
Ingeniero Eduardo Moreno Blanco, como docente de la UIS,
con la explícita tarea de elaborar un estudio mediante el cual se
demostrara la viabilidad y necesidad de volver a crear un
programa de Ingeniería Civil en la UIS.
Los resultados de ese estudio conllevaron a la creación del
programa de pregrado y a la creación de un Departamento del
mismo nombre, adscrito a la División de Ciencias Físico-
mecánicas, bajo la dirección del mismo Eduardo Moreno
Blanco122. Asimismo, Ingeniería Civil fue el primer programa
en acoplar su plan de estudios al sistema norteamericano de
estudios y asignaturas comunes adoptado posteriormente por las
demás carreras. Sistema en el cual cada estudiante cursaba las
asignaturas que eran comunes para todas las ingenierías durante
su ciclo básico de instrucción y al llegar al ciclo profesional de
formación elegía las asignaturas que más le interesaban,
considerando para ello el campo de especialización o área de
interés a través de la cual quería titularse. Dicho sistema resultó
exitoso puesto que flexibilizó los planes de estudio de cada
programa y fue sustituida posteriormente por el sistema de

122
ENTREVISTA al ingeniero Eduardo Moreno Blanco. Op. cit.
367

créditos académicos dispuesto por las políticas de Estado para el


mejoramiento de la Educación Superior123.
Con la creación del programa de Diseño Industrial adscrito a la
Facultad de Ciencias Físico–Mecánicas (Acuerdo del Consejo
Superior número 97 de diciembre 21 de 1983), de acuerdo a la
propuesta presentada por los docentes del Departamento de
Dibujo Julio Cubillos y Luis León con énfasis en Arquitectura y
con el ánimo de ofrecer programas diferentes a los ya existente,
se decidió suspender a partir del segundo semestre de 1984 la
admisión de estudiantes a la carrera de Tecnología en Dibujo
arquitectónico y de Ingeniería. Todo con el fin de fortalecer las
inscripciones y matriculas al naciente programa de
profesionalización en Diseño Industrial, así como se aprobó el
cambio de denominación del Departamento de Dibujo por el
Departamento de Diseño y Análisis Gráfico. Decisiones que
tuvieron cabal cumplimiento al iniciarse las labores del nuevo
programa académico a partir de mayo de 1985, aunado a la
aprobación de su Plan de Estudios en 1990 y su acreditación a
partir de 2002124.

123
Ibíd. Uno de los egresados más reconocidos del programa de Ingeniería
Civil es Álvaro Beltrán Pinzón quien fue el primer egresado de la UIS en
desempeñarse como Gobernador del Departamento de Santander y quien se
desempeñó como Rector de la UIS desde el año 2003 al 2006. Igualmente, y
con posterioridad a su desempeño en el sector industrial y de servicios
públicos, accedió a la rectoría de la UIS el ingeniero civil, egresado también
de la institución, Miguel José Pinilla Gutiérrez.
124
UIS. ESCUELA DE DISEÑO INDUSTRIAL. Reseña conmemorativa de
los veinte años de creación del programa de Diseño Industrial. Bucaramanga,
2005. Impreso.
368

La carrera de Ingeniería de Sistemas125, por su parte, fue


resultado del proyecto educativo y el plan de estudios
presentado en 1969 por el profesor Leónidas Mouthon, plan que
fue complementado con las sugerencias de los doctores Lloyd
Edwards, Director del Centro de Procesamiento de Datos de
Kansas State Teachers College, Alfonso González O., Director
del Centro de Procesamiento de Datos del DANE, Alfonso
Azpeitia y Richard Roth de la Comisión Fulbright.
El Consejo Superior aprobó el mismo año la carrera y la
adscribió a la División de Ciencias Básicas, dos años después la
aprobó con un enfoque matemático, y quedó adscrita en 1972 a
la División de Ciencias Fisico-mecánicas (Acuerdo No. 037 de
febrero 15 de 1972) con un plan de estudios centrado en el
enfoque computacional. Plan acorde con la propuesta presentada
por José Alberto Villabona S., profesor y coordinador del
programa. Finalmente, el Ministerio de Educación Nacional con
la Resolución No. 3736 (Junio 25 de 1975) aprobó el programa
de Ingeniería de Sistemas y autorizó a la UIS otorgar el título de
Ingeniero de Sistemas.
En 1985 se dio continuidad a la formación de los profesionales
egresados del pregrado al crearse la Maestría en Informática
(Maestría en Ciencias de la Computación) según lo dispuesto
por el Acuerdo 254 del ICFES 126. Una década después, al
transformarse el Departamento de Ingeniería de Sistemas y
Computación en la Escuela de Ingeniería de Sistemas e

125
UIS. FACULTAD DE INGENIERÍA FISICOMECÁNICAS. Escuela de
Ingeniería de Sistemas: Reseña Histórica. En:
https://www.uis.edu.co/portal/info_academica/escuelas/escs.jsp?cual2=18
126
Ibíd. Maestría en Ingeniería, Área Informática y Ciencias de la
Computación: Información básica del programa. En:
https://www.uis.edu.co/portal/info_academica/prog_academicos/progs.jsp
369

Informática se crearon los programas de Tecnología en


Administración e Informática en la Sede UIS del Socorro
(1994), la Especialización en Pedagogía Informática (1996), la
Tecnología en Informática orientada a aplicaciones agrícolas y
pecuarias (1996), el programa de Ingeniería de Sistemas en la
sede UIS Barrancabermeja y el programa de Tecnología en
Administración e Informática en Charalá (1997).
La sexta de las divisiones en las cuales se reestructuró la UIS
fue la División de Investigaciones que tenía como fin atender
los servicios de extensión universitaria. Por medio de ella se
debían canalizar las consultorías industriales, las investigaciones
productivas y los estudios económico-administrativos
demandados por el sector industrial y empresarial de la región.
Acorde con los resultados esperados por los empresarios se
asignaba o delegaba esas tareas a los grupos de investigación, a
los directivos y docentes de los diferentes departamentos o a los
estudiantes que se encontraban realizando proyectos de grado o
prácticas laborales durante sus últimos semestres de estudio.
A pesar de todos esos esfuerzos y gestiones, la reforma
académica de la UIS emprendida por el rector Villarreal fue
asumida por algunos miembros de la comunidad universitaria
como una imposición unilateral del rector. Los detractores
consideraban que bajo el principio de “educación y formación
integral” para todas las carreras, a través de cada uno de los
departamentos y divisiones, lo que realmente se hacía era
cumplir con los elementos fundamentales del modelo
universitario norteamericano, caracterizado por:
“…racionalización de la enseñanza, agilización del proceso de
departamentalización académica, estructuración de los estudios
básicos, racionalización de los costos docentes y
370

aprovechamiento de los recursos de planta física, económicos y


humanos” 127.
Sumándose a esos cambios administrativos una reforma general
a los “pénsumes” (o planes de estudio) de los programas de
ingeniería “con el objeto de hacerlos más flexibles,
introduciendo la modalidad de materias exigibles y electivas y
un número mínimo de Horas–Créditos necesario para poder
optar al título en cualquiera de las especialidades”128. Siendo
consideradas entre esas materias electivas las ciencias básicas
como la “enseñanza de humanidades durante los años de estudio
de las carreras de ingeniería con especial énfasis en Sociología,
Ciencias Políticas y Económicas, Socio-economía colombiana,
Desarrollo y planificación nacional y Metodología de la
investigación y la enseñanza” 129. Fue justificada así la creación
de una división y sus departamentos asociados directamente con
las Ciencias Humanas y Sociales, tanto en la UIS como en las
demás universidades del país.
La acción estratégica emprendida con el propósito de garantizar
el éxito de esa reforma académica, sin considerar el contexto
humano ni las condiciones institucionales, fue la realización de
una reforma administrativa previa mediante la cual se dividió la
universidad en comités, departamentos y secretarías, con lo que
el rector dejó en el olvido todo recuerdo o comparación de su
127
ACEVEDO, Álvaro. Op. Cit. Pág. 144
128
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER. FACULTAD DE
INGENIERÍA MECÁNICA. Oficio del Decano de Ingeniería Mecánica
Hernán D. Acero al Rector de la Universidad (Juan Francisco Villarreal).
Bucaramanga, Abril 8 de 1967. Microfilm.
129
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER. FACULTAD DE
INGENIERÍA MECÁNICA. Oficio del Decano de Ingeniería Mecánica
Hernán D. Acero al Rector de la Universidad (Juan Francisco Villarreal).
Bucaramanga, Octubre 17 de de 1968. Microfilm.
371

gestión con la de R. Low Maus, sumado al reposicionamiento de


la UIS como un modelo nacional digno de imitar.
Al finalizar su período rectoral, Villarreal debió afrontar, al
igual que R. Low Maus, múltiples cuestionamientos a su gestión
y constantes ataques a su persona a causa de su obsesiva y
apresurada tecnologización norteamericanizante de la UIS.
Perdió el respaldo gubernamental por no someterse a la
burocratización politiquera, así como fue impedida la plena
ejecución de su reforma por las protestas estudiantiles y
docentes que consideraban sus transformaciones una caricatura
imperialista llevada a cabo en todo el país. Huelgas y protestas
que al ser reprimidas militarmente motivaron a que varios
estudiantes e ingenieros, liderados por el reconocido
representante de los estudiantes Jaime Arenas, optaran por
incorporarse al temido grupo guerrillero Ejército de Liberación
Nacional (ELN). Todo lo cual fue considerado una consecuencia
causada, provocada y de entera responsabilidad del cuestionado
rector.
El desprestigio y desconfianza que inspiraba Villarreal en el
seno del Consejo Superior impidió que fuese reelegido como
rector en noviembre de 1968, después de seis años de
administración ininterrumpida y fue nombrado en su reemplazo
Neftalí Puentes Centeno, quien se comprometió a culminar las
reformas iniciadas por el rector saliente, consideradas como el
modelo hemisférico que debía adoptarse. El nuevo rector era
reconocido como uno de los promotores del plan “la universidad
hacia fuera” del rector saliente, defendía las políticas de
desarrollismo implementadas en las universidades colombianas,
con las cuales se pretendía aumentar su eficiencia cualitativa y
cuantitativa y compartía la necesidad de impulsar estudios de
372

postgrado como reflejo del modelo liberal, el énfasis


investigativo y la continuidad del pregrado.
Puentes se apersonó, durante su administración, de gestionar y
concretar ante la UNESCO y el Banco Interamericano de
Desarrollo BID el empréstito financiero necesario para
garantizar el desarrollo y la total ejecución de la reforma
estructural propuesta (académica y administrativa) a partir de
marzo de 1970, la cual había sido autorizada en 1964 y
ejecutada parcialmente en 1967. A la par de esos cambios, la
universidad afrontó una vez más un ambiente desestabilizador
caracterizado por huelgas, paros, recortes y crisis presupuestales
que generaban movimientos de protesta contra las políticas
estatales.
El rector afrontó esas contrariedades pero logró concluir la
reforma académica y administrativa con la aprobación y
divulgación del nuevo estatuto y organigrama institucional.
Mediante los mismos se se dividía la estructura funcional de la
universidad en un subconjunto de estamentos, dependencias y
funcionarios de carácter directivo interconectados, a través de
un Rector Asistente, con los departamentos y comités de
servicios administrativos, así como con las seis divisiones y
treinta departamentos en las que se había reorganizado
académicamente la Universidad desde 1967 130. La División de
Ciencias Fisico-mecánicas, según el plan original, continuó
dividida en los departamentos aglutinantes de las carreras
profesionales de ingeniería como eran los de materiales y
diseño, fluidos y térmica, producción industrial, electricidad y
electrónica, y dibujo.

130
ACEVEDO, Álvaro. Op. Cit. Pág. 142, 145
373

Los cambios que se propuso concretar Puentes en su cuatrienio


de rectoría mediante la financiación de la reforma quedaron una
vez más truncos cuando el Rector decidió renunciar y no aceptó
ser reelegido debido a las presiones del Gobernador de turno,
quien actuaba como presidente del Consejo Superior. Ese hecho,
que impidió una vez más la concreción de la anhelada reforma
para la UIS conllevó al nombramiento de un rector ajeno a la
Universidad, el cual fue rechazado por la comunidad educativa,
así como la situación desembocó una vez más en un ambiente de
inestabilidad e intervencionismo político–militar (“la guerra en
la UIS”), que caracterizaron la vida en la universidad durante la
década de los años setenta e inicios de los ochentas del siglo
XX.
A partir de la experiencia y la práctica académica, la reforma
impulsada por Villarreal y Puentes no alcanzó los logros
esperados al no lograrse la integración plena de las divisiones,
departamentos y carreras en un ciclo básico común,
esencialmente porque no existían criterios sobre qué tipo de
instrucción y enseñanzas se debía impartir. Por otra parte, los
estudiantes que iniciaban los ciclos intermedio y profesional de
sus carreras asumían las posibilidades de su ejercicio como
“toderos” en el extenso ámbito de las ingenierías, circunstancia
que, si bien correspondía con la demanda nacional de técnicos
prácticos, contrariaba el espíritu investigador e innovador de la
universidad al pretender reducir el conocimiento a procesos
utilitarios caracterizados de las carreras y asignaturas
académicas más cortas, aunque laboralmente eficaces para los
egresados.
Contrarios a esos balances externalistas, los docentes que
ocuparon cargos directivos como Directores de Departamentos o
Decanos de División han expresado, décadas después de vivir
374

las reformas de Villarreal y sus continuadores, que esos cambios


obedecieron a factores económicos y financieros que pretendían
ahorrar a la UIS dinero y gastos en burocracia al designar un
número menor de decanos. Y por ende, de funcionarios
administrativos al reducir el sueldo de los jefes de departamento
a la mitad del obtenido por los decanos y al especializar la labor
de cada departamento con programas o asignaturas de su
exclusivo manejo con una planta de docentes muy específica.
Recientemente, el ingeniero Rodrigo González ha planteado que
esa reforma obedecía además a “… un sistema más funcional y
más integracional, porque con [ella] se evitaba que cada carrera
fuera como un ente aparte, que funcionaba sin ninguna
integración con las demás carreras; en cambio con este sistema
[que agrupaba] muchas carreras dentro de una misma división
[y] que tenían ciertas cosas afines, se pretendía hacer una
integración, tanto en el aspecto académico como en el aspecto
administrativo, [y] en el aspecto funcional de relaciones
humanas…”131.
Así, “era mucho más fácil para la rectoría manejar todas las
carreras a través de los decanos de división” debido a los efectos
de una estructura de control vertical y piramidal de las
relaciones académicas y administrativas. De igual manera, las
relaciones entre los profesores y estudiantes tendían a ser más
estrechas y significativas ya que “se conocían más los
profesores dentro de la misma división, los alumnos tenían más

131
ENTREVISTA al ingeniero Rodrigo Gónzalez. Exdirector del
Departamento de Ingeniería Industrial y Exdecano de la División de
Investigaciones. Bucaramanga, Diciembre 8 de 2007. Casete de sonido.
375

relaciones y más integración, y esto era para la Universidad


mucho más benéfico”132.
El conjunto de estas estrategias contribuía a un mayor orden y
por ende a una mayor centralización, caracterizada por un
exacerbado autoritarismo entre jerarquías, especialmente de los
Decanos, quienes, según el ingeniero Rodrigo González:
“trataban de inmiscuirse tanto dentro de la jefatura del
departamento, que el jefe del departamento no tenía libertad
para moverse. No era totalmente independientes […], todo había
que consultarlo; [no obstante que] uno podía resolver bien el
problema, tenía que, sin embargo, consultarlo con el decano de
la división”133.
Al ser revisado el Plan de Desarrollo UIS – BID, una década
después de su adopción, los contradictores del mismo plantearon
a través de sus publicaciones que: 1. El desarrollismo reformista
había incrementado la dependencia política y financiera de las
universidades a los planes anticomunistas norteamericanos; 2.
Se limitó la autoridad de los rectores al ser revocadas la mayor
parte de sus decisiones después de ser expedidas; 3. El sistema
académico–administrativo adoptado no incrementó la demanda
de matriculas ni la oferta de investigaciones científicas y
tecnológicas; 4. Las pretendidas reformas exacerbaron los
ánimos y las ideologías anti-imperialistas de las minorías de
estudiantiles que se opusieron a las imposiciones rectorales y se
negaron a aceptar el Plan Básico y; 5. Se redujo el número de
docentes e investigadores con la experiencia y calidad
suficientes para regir los destinos de la universidad.

132
Ibíd.
133
Ibíd.
376

Los datos cuantitativos y los análisis cualitativos, una vez


evaluados, denotaron además que la implementación del modelo
universitario norteamericano resultó ser un fracaso general y
que la departamentalización no condujo a los resultados
esperados porque: 1. Las estrategias de profesionalización
habían mutilado la identidad hispano-europea que había
consolidado la institución y 2. La creciente creación de carreras
y la posterior ampliación de programas de acuerdo con lo
dispuesto en el Decreto Ley 80 de 1980 no se sustentaba en una
base presupuestal definida y permanente, aunque la Universidad
contaba con una nueva infraestructura para ello.
Esa continua oposición entre los alcances prometidos y los
resultados vivenciados no impidió que el orden administrativo y
académico adoptado siguiera vigente. De allí que el Decanato (o
División) de Ciencias Físico–Mecánicas continuó organizado
por departamentos, variando sólo la cantidad y el nombre de
algunos de ellos, al decidirse en 1977 que algunos se
denominarían de acuerdo con los programas de pregrado que
coordinaban y ofrecían (Ingeniería Mecánica, Ingeniería Civil,
Dibujo), y los demás, de acuerdo con los campos de
conocimiento en los cuales prestaban servicios o asesorías sus
ingenieros (Electricidad y Electrónica, Producción Industrial,
Sistemas y Computadores)134.
No obstante, las limitaciones institucionales, las contrariedades
socioculturales y la discontinuidad administrativa en la
ejecución del modelo adoptado hicieron inviable el deseo
fundacional por hacer de la UIS el modelo universitario piloto
de América Latina, confiándose desde entonces “que el
134
ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE FACULTADES DE INGENIERÍA
(ACOFI). Historia de las Facultades de Ingeniería en Colombia. Bogotá:
ACOFI, 2001. Pág. 106
377

desarrollo educativo sería el milagro para el desarrollo


económico y social de Latinoamérica, además de ser la solución
de los conflictos políticos”135. Una pretensión cíclicamente
evocada a lo largo de décadas o en cada aniversario de la vida
institucional, al avizorar el futuro de la universidad a través de
tareas comunes para cada una de las facultades, departamentos y
escuelas que la conforman.
También ha sido insistente apelar al ideario de personajes
santandereanos como Gabriel Turbay, quien anhelaba una
universidad técnica para el desarrollo de las Américas, la
bifurcación (técnica y científica) de la formación profesional de
los bachilleres santandereanos a través de la Facultad de
Ingeniería Industrial propuesta originalmente por Mario Galán
Gómez y, el anhelo permanente de la generación de ingenieros
europeos que se encargaron de la “internacionalización” técnica
de la UIS136.
13.4 FACULTADES Y ESCUELAS. La evaluación del Plan
de Desarrollo UIS–BID, después de una década de aprobación y
ampliación, coincidió con la aprobación y ejecución del Decreto
- Ley 80 de 1980, mediante el cual el Gobierno Nacional
intervino directamente la Educación Superior apelando a las
funciones extraordinarias delegadas al Presidente y a sus
Ministros. Esas acciones fueron defendidas como una necesaria
intervención gubernamental en las políticas de Estado en
materia de educación superior, que pretendían imponer la
autoridad interinstitucional y el centralismo nacional sobre las
tradicionales autonomías departamentales, supuestamente

135
ACEVEDO, Álvaro. Op. Cit. Pág. 207
136
MORA APONTE, Christian Henry. Egresado: Reflexiones sobre la UIS.
En: Cátedra Libre. Edición Conmemorativa. Bucaramanga, UIS. No. 107.
Feb, 2008. Pág. 5
378

incapaces de enfrentar las crisis administrativas y académicas


acrecentadas por los movimientos estudiantiles gestados al
interior de los programas de cada departamento y división.
Para tal fin, se estableció un modelo de estatuto orgánico que
debía ser común para todas las universidades colombianas,
exceptuando la Universidad Nacional. De igual forma se
dispusieron, por vía legislativa, amplias facultades al Poder
Ejecutivo en materia del manejo administrativo, fiscal,
disciplinario y académico de esas instituciones consideradas
como organismos prestadores de un servicio público con
funciones sociales y reguladas por la Constitución y la Ley.
Toda esa regulación a la autonomía universitaria en lo
concerniente a las competencias institucionales de las
universidades en materias de enseñanza, investigación,
extensión y titulación se consolidó una década después por
medio de la Ley 30 de 1992.
A partir de 1980, el Gobierno Nacional dispuso, además, la
necesidad de crear nuevas carreras profesionales con currículos
mínimos y profesionalizantes, y condicionó la expedición de
títulos al registro y aprobación oficial de sus planes de estudios;
igualmente condicionó los nombramientos y decisiones
institucionales debido a sus efectos en materia financiera y
presupuestal, a los aportes prometidos por la Nación; reguló a
través del ICFES los reglamentos sobre mejoramientos
salariales y políticas disciplinarias; y dispuso condiciones
específicas en virtud de las cuales los estudiantes perdían su
condición de universitarios a pesar de tener, cada institución, sus
propias reglas de admisión y de manejo disciplinario.
A pesar del lustro de querellas y demandas por la
inconstitucionalidad de gran parte de los artículos
379

reglamentarios del Decreto–Ley 80, que alteraban las reformas


administrativas y los modelos académicos de cada universidad,
el mismo fue cumplido a cabalidad en sus disposiciones sobre
reestructuración de las dependencias académicas ya que en él se
“señalaban los criterios de organización interna, dentro de los
que se contaban el nombre de los órganos de carácter decisorio,
las denominaciones de las dependencias de las áreas académicas
(Facultades, Escuelas, Institutos, Departamentos o Centros) y
las denominaciones de las instancias asesoras, entre otros” 137.
Todo lo cual, sumado a la inherencia directa del Gobierno
Nacional y regional en los nombramientos y en las decisiones
administrativas, docentes e investigativas llevaron a que las
universidades pasaran a ser simples ejecutoras de las normas y
decisiones del Ejecutivo, siendo comisionado el ICFES para
supervisar, inspeccionar y vigilar el cumplimiento de las mismas
bajo la amenaza de penas coercitivas, disciplinarias o
sancionatorias (Decreto 1277 de 1989).
Como resultado de esa innovación centralizadora de la
Educación Superior y sus dependencias, específicamente las
divisiones y sus departamentos, paradójicamente no se logró
“mejorar la calidad, ni controlar el crecimiento indiscriminado
de programas e instituciones de dudosa calidad e incluso de
origen. Por el contrario, ese desconocimiento de las
universidades como comunidades académicas y su percepción
como simples prestadoras de un servicio, restringieron la
posibilidad de fortalecerlas como espacios públicos”138. Sin
embargo, a través de la Ley 25 de 1987 se dispuso que algunas

137
VILLAMIL ARDILA, Carol. Alcance de la Autonomía Universitaria en
Colombia, 1980 – 2002. (Página Electrónica). En:
bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/lbecas/espacio/Ardila.pdf. Pág. 227
138
Ibíd. Pág. 233
380

de las normas de 1980 debían ser cambiadas, mejoradas o


revalidadas y dar así respuesta a sus detractores judiciales,
decidiéndose finalmente la derogación de los estatutos básicos u
orgánicos que habían regido a las instituciones oficiales de
educación superior, para ser asumidos como tales, las
cuestionadas leyes de 1980 y 1987.
Un lustro después, el cambio constitucional e institucional del
país conllevó a la “constitucionalización de la autonomía
universitaria” noción jurídica garantizada con especificidad en
el artículo 69 de la Constitución de 1991 destinado a la
“autonomía universitaria”. Dicha autonomía universitaria es
entendida en adelante como la facultad de cada institución de
educación superior para nombrar sus propias directivas,
decanos, directores de departamento, docentes, etc., rigiéndose
para ello por sus propios estatutos, aunque continuarían las
universidades siendo reguladas e inspeccionados por la Ley y
por las instituciones estatales delegadas para tal fin, por ser
considerados sus servicios y programas como un derecho,
servicio y función social.
Apelando a esa nueva condición fue expedida la Ley 30 de
1992, y fue la Universidad Nacional una de las primeras
instituciones universitarias en ser reorganizadas y
reestructuradas por el Estado, de acuerdo con lo dispuesto en la
Constitución, la nueva Ley y específicamente el Decreto 1210
de 1993, por medio del cual se reconoce a la institución como
un ente universitario autónomo con plenas potestades y
capacidades para organizarse independientemente, gobernarse,
designar sus directivos y dictar sus normas o reglamentos.
En ese mismo Decreto, el Gobierno Nacional dispuso la
reorganización de su Gobierno Universitario a través de
381

estructuras superiores representadas por el Consejo Superior, el


Rector y el Consejo Académico, mientras que los Vicerrectores
de sede con sus respectivos Consejos y los Decanos con sus
Consejos de Facultad, pasan a ser autoridades intermedias
encargadas de la administración institucional y académica de los
“demás cuerpos, autoridades y formas de organización”.
Finalmente, las innovaciones y transformaciones implementadas
en la Universidad Nacional se constituyeron en modelo de
referencia que imitarán las demás universidades del país, a tal
punto que los rectores y vicerrectores de esa institución fueron
invitados a compartir sus estatutos y experiencias con la
comunidad universitaria de la UIS.
Siendo incontenibles las reformas que debían adoptar las
universidades públicas, las unidades académicas y
administrativas conocidas como Facultades (de Escuelas),
después de una década de transición en su condición como
Divisiones (de Departamentos), fueron asumidas en adelante
como las “[las[ estructuras básicas de [la] organización
académica de la Universidad” y se les asignó la responsabilidad
de administrar los programas curriculares de pregrado y
postgrado, la investigación y la extensión, así como al Decano
se le asignó la responsabilidad de ser “la autoridad responsable
de la dirección académica y administrativa de la respectiva
facultad”139.
En la UIS, esos procesos de transición del sistema centralizado
de 1980 a los descentralizados (de control, inspección,
acreditación, etc.) adoptados a partir de 1992, fueron
plenamente asumidos mediante la expedición de un nuevo

139
UIS. Estatuto Orgánico (Acuerdo Superior 166 de 1993). Art. 42 – 47.
Bucaramanga: UIS, 1994.
382

Estatuto General (Acuerdo Superior No. 166 de Diciembre 22


de 1993) en virtud del cual se apela a la autonomía conferida
por el Decreto Departamental 1300 de 1982 que reglamentaba y
daba cumplimiento al Decreto nacional 80 de 1980, y se actúa
en concordancia con lo dispuesto en la Ley 30 de 1992.
Atendiendo a lo dispuesto en la Ley de 1992 y en las
disposiciones decretadas a la Universidad Nacional desde 1993,
el Consejo Superior de la Universidad Industrial de Santander
decidió adoptar la división de los órganos de gobierno y
dirección de las universidades públicas y privadas, como lo son
el Consejo Superior Universitario, el Rector y el Consejo
Académico. A través de los miembros del Consejo Académico
se reconocen, a su vez, las directivas y dependencias
administrativas intermedias de la universidad como son los
decanos de facultades y los directores de programa, y a éstos
últimos se les asume como los encargados de dar cumplimiento
a los planes institucionales de formación en ocupaciones,
profesiones, disciplinas o especializaciones al interior de cada
Facultad.
Esa articulación de prácticas y experiencias formativas
contradictorias implicó, para las directivas de la UIS: 1.
Retornar al modelo europeo de facultades, al asociarse a ellas
los procesos de autonomía, desarrollo y descentralización
alcanzados por las universidades nacionales en el pasado, a lo
cual se sumó la indirecta e imitable obligatoriedad que tenía el
Decreto 1210 de 1993 para las demás universidades del país; 2.
Adoptar el modelo de Escuelas Tecnológicas que caracteriza a
las instituciones universitarias especializadas en formar en
profesiones u ocupaciones y 3. Asumir la responsabilidad de
preservar el costoso y conflictivo modelo norteamericano por
departamentos e institutos (o centros) de investigación que había
383

caracterizado a la UIS, modelo gracias al cual se había


constituido en universidad acreditada por su estructura común
de estudios básicos, investigación científica, y producción y
desarrollo del conocimiento, así como por la transmisión,
interpretación y preservación de la cultura nacional e
internacional, que complementan esos conocimientos científicos
y tecnológicos.
En consideración de estas razones, se dispuso que la
organización de la función académica de la UIS se estructurara
en Facultades constituidas por dependencias denominadas
Escuelas, Departamentos y Centros de Investigación. La
Facultad fue definida desde entonces como “una instancia
académica que agrupa datos y disciplinas afines del
conocimiento, profesores y personal administrativo, bienes y
recursos; con el objeto de planificar, ofrecer y administrar
programas curriculares, de investigación y de extensión, de
conformidad con las políticas y criterios emanados de los
órganos de Gobierno de la Universidad”140.
Considerando que la Ley 30 de 1992 dispuso que en Colombia
los campos de acción de la Educación Superior se deben centrar
en el desempeño de ocupaciones y el ejercicio de profesiones o
disciplinas basadas en la técnica, la ciencia, la tecnología, las
humanidades, el arte, la filosofía y las artes liberales
(multidisciplinariedad), la UIS conservó la organización que
tenía desde 1967, variando solamente el nombre de sus cinco
divisiones científicas por el de facultades. Así, los

140
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS). Estatuto
General de la Universidad Industrial de Santander (Acuerdo Consejo
Superior 166 (Diciembre 22 de 1993). Bucaramanga: UIS, 1994?. Art. 42,
Pág. 25
384

conocimientos disciplinares de las ciencias continuaron a cargo


de las asignaturas y programas ofrecidos por las facultades de
ciencias básicas y humanidades, así como la interacción
profesional multidisciplinaria entre ciencia, técnica y tecnología
continuó centrada en los programas de las Facultades de
Ciencias de la Salud, Ingenierías Físico-mecánicas e Ingenierías
Fisicoquímicas.
El Decano de cada Facultad es, nuevamente, reconocido como
“el representante del Rector y es la máxima autoridad académica
y administrativa en la respectiva facultad” y es él quien debe
codirigir la dependencia académica y administrativa a su cargo
con la asesoría y autoridad académica de un Consejo de
Facultad conformado en su mayoría por los Directores de cada
Escuela, Departamento y Centro de Investigación de la
respectiva Facultad.
Las continuidades administrativas y académicas del modelo
adoptado por la UIS entre 1960 y 1980 pueden ser reconocidas a
través de las disposiciones reguladoras de esas prácticas entre
1980 y 1990, así como el otorgamiento de facultades autónomas
para su funcionamiento a partir de 1992. Ejemplo de ello es la
comparación entre las funciones asignadas a los decanos de
acuerdo con el estatuto disciplinante y centralizador de 1964, el
cual estaba a su vez basado en el reglamento y funciones de los
decanos de 1960 (Acuerdo 009 de marzo 8), frente al estatuto
autónomo y dinamizador de 1993 (Cuadro 2).
Como se puede verificar, las quince funciones de 1964
coinciden de forma general o directa con las diecinueve
funciones asignadas en 1993, aunque siete de dichas funciones
resultan ser mucho más novedosas y específicas que las del
estatuto expedido treinta años atrás.
385

Cuadro 2. Comparación de las funciones de los decanos de la


Universidad Industrial de Santander 1964 - 1993

ESTATUTO ORGÁNIGO ESTATUTO GENERAL DE


DE1964141 1993142

Acuerdo Consejo Superior 015 Acuerdo Consejo Superior 166

(Abril 28 de 1964) (Diciembre 22 de 1993)

1a. Cumplir y hacer cumplir los a. Cumplir y hacer cumplir en


Estatutos, Reglamentos, Acuerdos la Facultad los Estatutos,
y Resoluciones, emanados del Reglamentos y Acuerdos
Consejo Superior, del Consejo emanados del Consejo
Directivo, del Comité Académico Superior, Consejo Académico,
y del Rector de la Universidad. Consejo de Facultad y las
Resoluciones del Rector.

2a. Elaborar, con el visto bueno b. Dirigir y Controlar el


del Decano Académico, el funcionamiento de la Facultad
Reglamento interno de la Facultad de acuerdo con los planes
y hacerlo cumplir. institucionales y reglamentos
de la Universidad, asesorado
por el Consejo de Facultad.

c. Presidir el Consejo de
10a. Convocar a sesiones del
Facultad y mantener informado
Consejo de Facultad y presidir sus
a este Consejo de las políticas
y decisiones de las autoridades

141
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS).
SECRETARÍA GENERAL. Estatuto Orgánico de la UIS, 1964. Artículo 32.
Mecanografiado
142
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS). Estatuto
General de la Universidad Industrial de Santander (Acuerdo Consejo
Superior 166 (Diciembre 22 de 1993). Op. Cit. Art. 47
386

reuniones. universitarias.

d. Presentar a los Órganos de


Gobierno de la Universidad
sugerencias y recomendaciones
del Consejo de Facultad
referentes a programas y planes
académicos y administrativos
que incidan en la buena
marcha de la Universidad.

5a. Rendir mensualmente al e. Mantener informado al


Rector un informe escrito sobre la Rector del funcionamiento de
marcha de la Facultad. la Facultad.

f. Dirigir y organizar la
6a. Mantener el orden y la adecuada utilización de las
disciplina en su Facultad. instalaciones y recursos
educativos de la Facultad.

3a. Velar por el cabal g. Dirigir y Controlar la


cumplimiento de los programas de programación de las
cada una de las materias. actividades del cuerpo docente.

4a. Velar porque se cumplan los


programas de enseñanza, por la
competencia y cumplimiento de
cada profesor, por la puntualidad
de los alumnos y por el completo
desarrollo, en el período lectivo,
de cada una de las materias del
pénsum.

7a. Revisar y aprobar los temas de


examen,
387

12a. Hacer cumplir los horarios de h. Gestionar y canalizar


clase, elaborados por la Secretaría recursos orientados a la
General. investigación, la extensión y la
consultoría que debe
desarrollar la Facultad.

i. Planear y promover la
8a. Autorizar la matrícula de los formación y capacitación del
estudiantes, ciñéndose personal docente de la
estrictamente a los planes de Facultad.
estudios aprobados por el Comité
Académico y el Reglamento de la
Universidad. j. Presentar al Consejo de
Facultad las propuestas sobre
11a. Convocar mensualmente el planes y programas de
cuerpo de profesores para debatir desarrollo académico, cultural
cuestiones Inherentes al correcto y administrativo, los programas
funcionamiento académico de la de inversión y el presupuesto
Facultad. anual de ingresos y gastos de
Facultad.

k. Presentar al Consejo
Académico el proyecto de
9a. Presentar anualmente un ante-
presupuesto anual de ingresos
proyecto del presupuesto de la
y gastos de Facultad
Facultad al Comité Administrativo
previamente estudiado en el
de la Universidad.
Consejo de Facultad.

13a. Imponer a los estudiantes las l. Imponer las sanciones


sanciones disciplinarias disciplinarias que le
contempladas en el Reglamento. correspondan por disposición
de los Reglamentos de la
Universidad.
388

m. Refrendar con su firma los


títulos que otorga la Universidad
en los programas adscritos a la
respectiva Facultad.
n. Autorizar las comisiones al
exterior y las comisiones de
estudio al personal docente de la
Facultad, cuya duración sea
inferior a seis (6) meses, de
acuerdo con el Vicerrector
Académico.
o. Promover y administrar los
convenios interinstitucionales que
involucren los programas
académicos adscritos a la Facultad.
p. Suscribir las ordenes de
trabajo y de presentación de
servicios de conformidad con la
reglamentación y las normas de la
Universidad.

q. Presentar al Consejo
14a. Presentar oportunamente al Académico los nombres de las
Decano Académico lista de los personas que a juicio del
candidatos para profesores de su Consejo de Facultad sean
Facultad. merecedoras de distinciones
autorizadas por la Universidad.

r. Velar por el cumplimiento


de las disposiciones y
reglamentos relacionados con
el proceso de selección de
personal docente de la
Facultad.
s. Las demás que le asigne el
Estatuto General, los
reglamentos y normas de la
Universidad.
389

13.5 FACULTAD DE INGENIERÍAS FÍSICOMECÁNICAS. A


partir de 1994, los programas de pregrado y postgrado asociados
con las ciencias y los procesos científicos físico mecánicos
fueron articulados y continuaron siendo parte de la Facultad de
Ingenierías Fisicomecánicas, acorde a la División establecida en
1967.
Sus Decanos (Cuadro 3) y los miembros del Consejo que la
rigen, consideraron que la Facultad debe cumplir su condición
de unidad académica y administrativa establecida para agrupar
las disciplinas afines a las ingenierías físico-mecánicas. Para
ello se integró a los profesores, el personal administrativo y los
bienes y recursos que hacían parte de los seis Departamentos de
la División precedente, en seis Escuelas, con el objeto de
orientar, planificar, fomentar, coordinar, integrar y evaluar las
actividades de cada uno de los programas de formación de
pregrado o postgrado, asociados con esas unidades académicas,
así como con las ciencias, disciplinas o técnicas que articulan,
cultivan y representan, a través de los títulos profesionales
conferidos, como de los grupos de investigación establecidos
para incrementar o revalidar los conocimientos de su cuerpo
docente.
Cuadro 3. Decanos de la División de Ciencias Físico-mecánicas y la
Facultad de Ingenierías Físico-mecánicas 1967 – 2008

Nombres y apellidos Nombrado como Período

Inq. Hernán Daniel Decano de la División de 1967


Acero Ciencias Físicomecánicas

Inq. Gustavo Forero Decano (e) de la División de 1968-1971


Jerez Ciencias Físicomecánicas
390

Inq. Roberto Jaimes Decano de la División de 1971


Duran Ciencias Físicomecánicas

Ing. Pedro García Decano (e) de la División de 1971


Arenas Ciencias Físicomecánicas

Ing. Edgar Rojas Arias Decano de la División de 1972-1975


Ciencias Físicomecánicas

Ing. Edgar Barrios Decano de la División de 1975 - 1976


Urueña Ciencias Fisico-Mecánicas

Ing. Pedro García Decano (e) de la División de 1976


Arenas Ciencias Físico-Mecánicas

Ing. Jorge Enrique Decano de la Facultad de 1976 -1982


González Corrales Ciencias Físico-Mecánicas

Ing. Luis Enrique Decano de la Facultad de 1982 - 1986


Aramburo Bolamos Ciencias Físico-Mecánicas

Inq. Julio César Pava Decano de la Facultad de Ing. 1987 -1990


Barbosa Físicomecánicas

Ing. Oscar Jesús Decano de la Facultad de Ing. 1990-1991


Carvajal Pino Físicomecánicas

Ing. Isnardo González Decano de la Facultad de Ing. 1992 - 1993


Jaimes Físicomecánicas

Ing. Roberto Martínez Decano de la Facultad de Ing. 1993 - 1995


Ángel Físicomecánicas

Ing. Francisco Decano (e) de la Facultad de 1995


Mosquera Robbyn Ing. Físicomecánicas
391

Inq. Abel Parada Decano de la Facultad de Ing. 1995 – 1996


Corrales Físicomecánicas

Inq. Alirio Cala Vecino Decano de la Facultad de Ing. 1997-2002


Físicomecánicas

Inq. Gilberto Carrillo Decano de la Facultad de Ing. 2002 – 2003


Caicedo Físicomecánicas

Inq. Hernán Porras Díaz Decano (e) de la Facultad de 2003


Ing. Físicomecánicas

Inq. Adolfo León Decano de la Facultad de Ing. 2003 – 2007


Arenas Landínez Físicomecánicas

Cada una de esas unidades académico-administrativas,


dependientes y reguladas por su respectiva facultad, cuenta con
orígenes institucionales, procesos de desarrollo, planes de
innovación y programas de formación diferentes entre sí y muy
específicos (Ver Anexos 1 y 2), aunque coincidían en: 1. La
formulación de una misión centrada en la “formación integral”
de los ingenieros, en su condición de personas, ciudadanos,
profesionales e investigadores, tal como lo dispone el Acuerdo
100 de 1998143 del Consejo Académico y; 2. La creación de
programas de postgrado de interés general para las
especialidades de ingeniería de la Facultad como son las

143
SUÁREZ DÍAZ, Reynaldo. La formación de profesionales integrales en la
UIS. El acuerdo 100 de 1998: ¿Avance o Retroceso?. En: Cátedra Libre. Año
4, Número 18. Jun-jul, 1999. Pág. 5
392

Maestrías en Potencia Eléctrica e Informática144, creadas


durante el decanato del Dr. Luis Enrique Aramburo Bolaños
(1982 – 1986), las cuales han tenido continuidad hasta el
presente y como es el caso de la Maestría de Ingeniería con
áreas o énfasis específicos.
Para dar continuidad a ésta meta, L. Aramburo promovió la
cualificación académica de los docentes, fomentando su
formación doctoral en el exterior, constituyéndose ese mismo
grupo de Doctores en la razón de ser para justificar y demostrar
la viabilidad de crear posteriormente un Doctorado
representativo de la Facultad de ingenierías físico-mecánicas,
que hiciese un mayor aprovechamiento de sus docentes
cualificados en el más alto nivel de formación y promoviese y
asegurase todos sus saberes, influencias, innovaciones y
aprendizajes, y evitar su jubilación prematura, lo cual implica
ser atraídos y altamente valorados por universidades privadas al
momento de ser “desperdiciados”145 por la UIS. Al mismo
tiempo, con esa estrategia se pretende dar continuidad a las
Maestrías en Ingeniería que ofrece la Facultad146 y asegurar a
los egresados de y a los profesionales de otras carreras o
universidades un nivel de calidad semejante al ofrecido por las
maestrías y los doctorados de las Facultades de Ingenierías
Físico-químicas (Ingeniería Química) y Ciencias (Química y
Física).

144
ENTREVISTA al ingeniero Luis Enrique Aramburo. Exdirector del
Departamento de Materiales y Diseños, Exdecano de la División de Ciencias
Fisico-Mecánica. Bucaramanga, Diciembre 11 de 2007. Casete de sonido.
145
Ibíd.
146
ENTREVISTA a la ingeniera Piedad Arenas. Directora reelegida de la
Escuela de Estudios Industriales y Empresariales. Bucaramanga, Octubre de
2007. Casete de sonido.
393

La adopción del modelo de escuelas, mediante el cual cada


programa de pregrado y postgrado cuenta con organización
administrativa y académica propia dispuesta a garantizar su
continuidad y funcionalidad, ha facilitado además el
cumplimiento de las metas de descentralización nacional e
institucional que permiten que cada una de esas unidades
gestione y genere recursos propios destinados a garantizar su
sostenimiento anual. De esta forma, los docentes y funcionarios
administrativos están condicionados a asumir plena e
integralmente las tres grandes metas de toda universidad como
son la enseñanza, la investigación y la extensión, al participar
del objetivo común de “… buscar recursos” 147, siendo el mejor
ejemplo de ello en algunas escuelas de la Facultad “la
ampliación de la cobertura de desarrollo de proyectos de grado,
para que los estudiantes los realicen en convenio con las
instituciones públicas y privadas (proyectos aplicados)”148.
Con la supervisión administrativa y la dirección académica de
los directores y docentes de cada una de esas escuelas se logró
conformar, constituir, multiplicar y ser reconocidos por
COLCIENCIAS los centros y grupos de investigación con los
que cuenta la Facultad149 bajo la gestión y control de la
Dirección de Investigaciones de la Facultad (DIEF). Centros
entre los cuales se encuentran el de Ergonomía de Diseño
Industrial y el de Innovación y Tecnología (INNOTEC) de la
Escuela de Estudios Industriales y Empresariales desde 1995,

147
ENTREVISTA al ingeniero Alirio Cala Vecino. Primer director
(reelegido) de la Escuela de Ingeniería Eléctrica, Electrónica y
Telecomunicaciones; Gestor del programa de Ingeniería Electrónica.
Bucaramanga, Diciembre 13 de 2007. Casete de sonido.
148
ENTREVISTA al ingeniero Leonel Parra Pinilla. Exdirector de la Escuela
de Sistemas. Bucaramanga, Diciembre de 2007. Casete de sonido.
149
ACOFI. Op. Cit. Pág. 108
394

así como grupos de investigación en Predicción y Modelamiento


Hidroclimático, Estructuras y Nuevos Materiales y Geomática
de la Escuela de Ingeniería Civil; los grupos de investigación en
Comunicación Educativa (GEMA), Tecnologías y Educación
(GENTE), Ingeniería Biomédica (GIIB), Modelos y Simulación
(SIMON), Sistemas de Tecnología Moderna en Informática y
Computadores (SISTEMIC), Sistemas y Tecnologías de la
Información (STI), Ingeniería Telemática y Sistemas
Inteligentes (GITSI), Inteligencia Artificial y Sistemas de
Conocimiento Experto (LINCE) y, Sistemas Operativos y
Telecomunicaciones (LISOTEL) de la Escuela de Ingeniería de
Sistemas; los grupos de Investigación en Sistemas de Energía
Eléctrica (GISEL), Conectividad y procesamiento de señales
(CPS), Innovación y Desarrollo en Ingeniería del Software
(CIDLIS), y Control, Electrónica, Modelado y Simulación
(CEMOS) de la Escuela de Ingenierías Eléctrica, Electrónica y
de Telecomunicaciones; y el Grupo de estudios e
investigaciones en Energía y Medioambiente (GIEMA) de la
Escuela de Ingeniería Mecánica150, entre otros.
Las reformas de 1994 preservan adicionalmente la experiencia
adquirida durante las décadas anteriores al permitir y promover
la oferta de servicios asistenciales y de extensión externa,
apelándose para ello a las escuelas o por medio de dependencias
creadas con el fin de concentrar y asignar docentes y estudiantes
para la atención de asesorías, proyectos de investigación o
prácticas asistenciales y empresariales. De igual forma se
promueven nuevas formas de participación y administración
democrática al disponerse la elección de los directores de

150
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS). Facultad de
Ingenierías Fisicomecánicas. (Página electrónica). En:
https://aguila.uis.edu.co/portal/info_academica/facultades/facs.jsp?cual=3
395

escuela por medio del voto secreto de sus compañeros docentes


y no por designación del Decano o el Rector; con el mismo
espíritu se constituyeron y aseguraron las reuniones periódicas
de los Consejos de Escuela conformados por el director de la
unidad académica, los representantes de los docentes, de los
estudiantes de pregrado y de los estudiantes de postgrado,
elegidos por los miembros de su respectivo estamento.
La conmemoración de los sesenta años de fundación de la UIS y
de las carreras (facultades) con las cuales inició actividades en
1948, entre las cuales se encuentra Ingeniería Mecánica e
Ingeniería Eléctrica, y tardíamente Ingeniería Industrial (1958) a
pesar de ser concebida y promovida en el primer trimestre de
1948151, motivaron al Decano Adolfo León Arenas Landínez y a
los directores de escuela a realizar, a partir del año 2007, una
reflexión sistemática e integral sobre el devenir de las unidades
académicas a su cargo a la par del devenir institucional de la
UIS y las demás universidades públicas del país, con el fin de
entender el impacto que los directivos, docentes y egresados de
los diferentes programas regulados por la Facultad de
Ingenierías Físico-mecánicas han propiciado en el mejoramiento
productivo y el desarrollo humano de la región.
Reflexiones históricas que versan sobre el devenir institucional
de la Facultad, como unidad administrativa y académica de la
UIS, con las cuales se complementaban las representaciones que
se tenía de dicha dependencia como resultado de las
investigaciones y publicaciones financiadas por la Universidad,
de las publicaciones institucionales de las Escuelas y Centros de
Estudios, e incluso, de las publicaciones y entrevistas realizadas
por docentes activos o jubilados que han hecho parte de la

151
DÍAZ OSORIO, Ariel. LEÒN GUARÌN, Libardo. Op. Cit. Pág. 16 - 17
396

Facultad de Ingenierías Físicomecánicas. Por otra parte, las


representaciones sobre el devenir de las facultades primigenias
de la UIS, las Divisiones de Ciencias y sus Departamentos, y
finalmente la constitución de las Facultades de Ingenierías, han
pretendido contribuir, desde la tradición oral y las evidencias
documentales, a reafirmar las conclusiones a las que llegaron los
estudios realizados por estudiantes de Ingeniería Industrial sobre
la pertinencia social de los programas académicos de pregrado
de la Facultad, bajo la dirección de los docentes Martha Vitalia
Corredor Montagut y Luis Eduardo Becerra Ardila.
Estudios que evalúan cuantitativa y cualitativamente la
pertinencia social de los programas aducidos de acuerdo con
los testimonios y experiencias de los egresados, concluyeron
que los estudiantes titulados por la Facultad son profesionales
que se han constituido en “motor[es] de desarrollo comunitario
y social” de la región y ocupan diferentes roles que les permiten
“ejercer un impacto positivo en la sociedad, en sus instituciones
y en la calidad de vida de sus miembros” 152 a través de
actividades y proyectos productivos que desarrollan o dirigen.
Con ello se pone en evidencia que la retroalimentación oportuna
y apropiada de los problemas del entorno simultáneamente con
la definición de un perfil profesional integral por parte de las
escuelas de la facultad, para cada uno de sus programas, ha
incidido en que sus egresados interpreten y busquen soluciones

152
CAMPOS RUEDA, Ramón Alberto. Et. al. Evaluación de la pertinencia
social de los programas académicos de pregrado de la facultad de Ingenierías
Físico – Mecánicas de la Universidad Industrial de Santander. 2 tomos.
Bucaramanga, 2003. Universidad Industrial de Santander. Facultad de
Ingenierías Físico – Mecánicas. Escuela de Estudios Industriales y
Empresariales. Tomo 2; Pág. 511 – 512
397

a los problemas o necesidades de su entorno inmediato, así


como a participar en los procesos de autoevaluación y
transformación académica y administrativa de las escuelas,
requisito necesario para la obtención de la Acreditación de
Calidad de cada uno de los programas académicos ofrecidos por
la Facultad.
Si bien, los ingenieros industriales reciben formación
especializada en proyectos de investigación en producción
industrial y en administración del talento humano, los
investigadores autores del estudio, concluyeron que existe un
alto grado de satisfacción ante la formación recibida por parte
de los egresados de la Facultad que superaba el 70% de la
muestra de profesionales físico-mecánicos encuestados.
Entre los aspectos positivos de mayor realce e identidad con la
UIS, abordados por el estudio, se mencionan: “… una sólida
preparación matemática. Formación técnica y académica en los
tópicos relacionados con el programa académico. Habilidades
[para el] autoaprendizaje y [la] autoformación. Sentido de
responsabilidad y de calidad en el trabajo. Sentido crítico” 153.
Ese alto grado de satisfacción formativa se asocia a su vez con
la satisfacción que en investigación y extensión han alcanzado la
facultad y sus programas y se reconocen aportes, acciones e
innovaciones específicas ante las “necesidades de tipo técnico,
científico, social y cultural de su entorno”.
La ausencia de mecanismos de integración de los egresados con
la facultad no impidió verificar, además, que la mayor parte de
los mismos se desempeñan en “actividades afines con el perfil
profesional para el cual se prepararon”, incluidas algunas
actividades docentes; los entrevistados manifestaron sentirse
153
Ibíd. Tomo 2. Pág. 515
398

satisfechos por la reflexión ética y social hecha durante el


tiempo que fueron estudiantes. De igual modo declaran con
sincera convicción que los egresados de la facultad “presentan
fuertes ventajas competitivas con respecto a los egresados de
programas académicos afines”154 y gozan de una amplía y
excelente formación tanto científica como técnica, corroborada
por su excelente desempeño laboral y su perfil de alto
rendimiento productivo.
Finalmente, la evaluación hecha al modelo educativo y a la
pertinencia social de la Facultad de Ingenierías Físico-
mecánicas a partir de los programas de pregrado ofrecidos por
las seis escuelas que la componen, permitió concluir a los
investigadores y a sus directores que en la Facultad “… hay una
clara y definida correspondencia entre los objetivos, los
propósitos y las políticas de cada programa académico, con las
demandas sociales, las necesidades y las expectativas del
entorno”. Lo cual implica reconocer que los miembros de la
comunidad educativa de la Facultad, a través de sus siete
programas de pregrado, llevan a cabo “una serie de actividades
que se proyectan directa o indirectamente en la comunidad” 155.
A partir del 2008 y de acuerdo con el Plan de Desarrollo de la
Universidad, los miembros de la Facultad de Ingenierías Físico-
mecánicas han asumido el reto de ampliar la cobertura de sus
escuelas formulando la creación de nuevos programas de
postgrado denominados: Especialización en Infraestructura del
Transporte y Especialización en Geotecnia (Escuela de
Ingeniería Civil), Especialización en Comunicación Visual
(Escuela de Diseño Industrial), Maestría en Ingeniería Mecánica

154
Ibíd. Pág. 518
155
Ibíd. Pág. 524
399

(Escuela de Ingeniería Mecánica), Maestría en Ingeniería


Industrial (Escuela de Estudios Industriales y Empresariales),
Maestría en Ingeniería de Telecomunicaciones y Doctorado en
Ingeniería (Escuela de Ingenierías Eléctrica, Electrónica y de
Telecomunicaciones)156.

FUENTES157
1. ORALES
ENTREVISTA al ingeniero Eduardo Moreno Blanco. Exdirector de la
Escuela de Ingeniería Civil. Bucaramanga, Diciembre 14 de 2007.
Casete de sonido.
ENTREVISTA al ingeniero Rodrigo González. Exdirector del
Departamento de Ingeniería Industrial y Exdecano de la División de
Investigaciones. Bucaramanga, Diciembre 8 de 2007. Casete de
sonido.
ENTREVISTA al ingeniero Luis Enrique Aramburo. Exdirector del
Departamento de Materiales y Diseños, Exdecano de la División de
Ciencias Físico-Mecánica. Bucaramanga, Diciembre 11 de 2007.
Casete de sonido.
ENTREVISTA a la ingeniera Piedad Arenas. Directora reelegida de la
Escuela de Estudios Industriales y Empresariales. Bucaramanga,
Octubre de 2007. Casete de sonido.

156
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER. FACULTAD DE
INGENIERÍAS FISICOMECÁNICAS. Programas de Gestión.
Bucaramanga, 2008. Presentación ppt.
157
Los conceptos, juicios, fuentes y conclusiones expresados a lo largo de la
reseña son responsabilidad de los autores. Agradecimientos especiales a los
ingenieros Iván Hurtado y Gerardo Latorre por sus observaciones,
sugerencias y correcciones.
400

ENTREVISTA al ingeniero Alirio Cala Vecino. Primer director


(reelegido) de la Escuela de Ingeniería Eléctrica, Electrónica y
Telecomunicaciones; Gestor del programa de Ingeniería Electrónica.
Bucaramanga, Diciembre 13 de 2007. Casete de sonido.
ENTREVISTA al ingeniero Leonel Parra Pinilla. Exdirector de la
Escuela de Sistemas. Bucaramanga, Diciembre de 2007. Casete de
sonido.

2. DOCUMENTALES
INSTITUTO INDUSTRIAL DÁMASO ZAPATA. Anuario.
Bucaramanga, Imp. Departamento. 1945. No. 1
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER. FACULTAD
DE INGENIERÍA MECÁNICA. Oficios del Decano de Ingeniería
Mecánica Hernán D. Acero al Rector Juan Francisco Villarreal.
Bucaramanga, 1967 y 1968. Microfilm.
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS).
SECRETARÍA GENERAL. Estatuto Orgánico de la UIS, 1964
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS). Estatuto
General de la Universidad Industrial de Santander (Acuerdo Consejo
Superior 166 (Diciembre 22 de 1993). Bucaramanga: UIS, 1994
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS).
SECRETARÍA GENERAL. Acuerdo del Consejo Superior No. 24 de
Diciembre 22 de 1964. Artículo único
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS).
SECRETARÍA GENERAL. Acuerdo del Consejo Superior número
14 de Julio 14 de 1967. Mecanografiado

3. BIBLIOGRAFICAS
ACEVEDO TARAZONA, Álvaro. La UIS. Historia de un proyecto
técnico-científico. Bucaramanga: UIS – Escuela de Historia, 1997.
Pág. 70
ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE FACULTADES DE
INGENIERÍA (ACOFI). Historia de las Facultades de Ingeniería en
Colombia. Bogotá: ACOFI, 2001
CAMPOS RUEDA, Ramón Alberto. Et. al. Evaluación de la
pertinencia social de los programas académicos de pregrado de la
401

facultad de Ingenierías Físico – Mecánicas de la Universidad


Industrial de Santander. 2 tomos. Bucaramanga, 2003. Pág. 511 –
512. Universidad Industrial de Santander. Facultad de Ingenierías
Físico – Mecánicas. Escuela de Estudios Industriales y Empresariales
DÍAZ OSORIO, Ariel. LEÒN GUARÌN, Libardo. Historia de una
universidad del medio siglo: La UIS. Bucaramanga: UIS – Escuela de
Historia, 1996.
LOBO CARVAJALINO, Luis Eduardo. Mi paso por la UIS, 1951–
1965. Evocaciones y recuerdos. Cúcuta: Color, 2004
LOW MAUS, Rodolfo. Memorias. Bucaramanga: UIS, 2002
MORA APONTE, Christian Henry. Egresado: Reflexiones sobre la
UIS. En: Cátedra Libre. Edición Conmemorativa. Bucaramanga, UIS.
No. 107. Feb, 2008
SUÁREZ DÍAZ, Reynaldo. La formación de profesionales integrales
en la UIS. El acuerdo 100 de 1998: ¿Avance o Retroceso?. En:
Cátedra Libre. Año 4, Número 18. Jun-jul, 1999

4. ELECTRÓNICAS
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER. FACULTAD
DE FÍSICO – MECÁNICAS. Escuelas. (Página electrónica). En:
https://www.uis.edu.co/portal/info_academica/facultades/facs.jsp?cual
=3
UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER (UIS). Reseña
Histórica. (Página electrónica). En:
https://www.uis.edu.co/portal/nuestra_uis/historia/historia.html.
VILLAMIL ARDILA, Carol. Alcance de la Autonomía Universitaria
en Colombia, 1980 – 2002. (Página Electrónica). En:
bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/lbecas/espacio/Ardila.pdf.
ANEXOS. ESCUELAS QUE CONFORMAN LA FACULTAD DE INGENIERÍAS
FÍSICO – MECÁNICAS DE LA UIS
1. PROGRAMAS Y DEPENDENCIAS CREADAS COMO FACULTADES
ESCUELAS158 CREACIÓN VISIÓN MISIÓN PROGRAMAS

Ordenanza 41 de 1940 Será líder en la formación Formación de Ingenieros Pregrado:


(Junio 21). Se crea como integral de Ingenieros Mecánicos con alta calidad
Ingeniería especialización de una Mecánicos con amplia humana, ética, política, técnica y Ingeniería Mecánica
Mecánica Facultad de Ingeniería dimensión humanista, científica; la construcción,
Industrial. científica, técnica, política, aplicación y divulgación de
ética, social y ecológica. conocimiento; el desarrollo y
Postgrado:
transferencia de tecnologías; la
promoción de una cultura -Especialización en Gerencia de
Decreto Departamental orientada al aprovechamiento
583 del 25 de marzo de Mantenimiento
racional de la energía y la
1947. Primer Estatuto conservación de los recursos -Especialización en Gerencia
Orgánico de la UIS. naturales; el fomento del espíritu Energética
emprendedor, y la interacción con
la comunidad. -Especialización en Mecatrónica

158
UIS. FACULTAD DE FÍSICO – MECÁNICAS. Escuelas. (Página electrónica). En: https://www.uis.edu.co/portal/info_academica/facultades/facs.jsp?cual=3
401

Ingeniería Ordenanza 41 de 1940 En el año 2025: promueve Formación integral de personas, la Pregrado:
Eléctrica, (Junio 21). Se crea como
el crecimiento personal, investigación con pertinencia
Electrónica y especialización de una científico, tecnológico y social y la extensión orientada al - Ingeniería eléctrica
de Facultad de Ingeniería profesional de su desarrollo sostenible del país, para
Telecomunica Industrial. comunidad, a través de dar respuesta a problemas - Ingeniería electrónica
ciones programas de pregrado, tecnológicos y económicos de la
Postgrado:
especialización, maestría y sociedad colombiana en los
doctorado, cumpliendo campos de la electricidad, la -Especialización en
Decreto Departamental estándares de alta calidad electrónica y las
583 del 25 de marzo de reconocidos Telecomunicaciones
por las telecomunicaciones. Orientan su
1947. Primer Estatuto autoridades competentes. misión los principios Maestría:
Orgánico de la UIS. Sus centros y grupos de democráticos, la reflexión crítica,
investigación aportan al el ejercicio libre de la cátedra, el Maestría en Ingeniería, áreas
país la innovación, trabajo en equipo, la relación con Ingeniería Eléctrica, Ingeniería
generación de otras comunidades académicas y el Electrónica e Ingeniería de
conocimiento y la solución respeto por las personas y el medio Telecomunicaciones
de problemas relacionados ambiente.
con el desarrollo y
402

aplicación de dispositivos Soportan el logro de esta misión el


y sistemas electrónicos, así talento y las cualidades humanas
como la generación, de sus integrantes, la capacidad de
transmisión y distribución trabajo de su comunidad y la
y comercialización de la excelencia académica de sus
energía eléctrica; todo ello docentes.
de acuerdo con las
necesidades de la industria
y la sociedad colombiana.
Asimismo, esos centros y
grupos de investigación
lideran la oferta de
formación permanente, de
alta calidad y con
pertinencia social, en los
temas propios de su
quehacer académico e
investigativo.
403

Estudios Acuerdo 3 del 29 de La carrera de Ingeniería Forma profesionales integrales Pregrado:


Industriales y Octubre de 1958 de Industrial de La capaces de diseñar, emprender,
Empresariale ASCUN. Se crea como Universidad Industrial de dirigir y mejorar sistemas Ingeniería Industrial
s especialidad industrial. Santander será reconocida generadores de bienes y servicios
a nivel nacional e para incrementar la productividad
internacional como el y mejorar la posición competitiva
Postgrado:
programa colombiano de de las organizaciones, basados en
Acuerdo 22 de julio 6 de formación integral de el entendimiento y respeto del ser
1960 de ASCUN. Se le -Especialización en Alta
profesionales, líderes en humano y su entorno, orientados Gerencia
concede licencia productividad y hacia el logro de un mundo mejor.
provisional para seguir competitividad -Especialización en Evaluación y
funcionando. organizacional. Gerencia de Proyectos
Acuerdo 18 de Agosto 2
-Especialización en Gerencia
de 1961 de ASCUN. Se
Estratégica de Marketing
concede aprobación
definitiva
404

2. PROGRAMAS Y DEPENDENCIAS CREADAS COMO DIVISIONES Y DEPARTAMENTOS


ESCUELA CREACIÓN VISIÓN MISIÓN PROGRAMAS

Ingeniería UIS. Acuerdo del Consejo Formación permanente de Formación integral de Pregrado:
Civil Superior No. 16 de 1951. Se profesionales, apreciados por ingenieros civiles con
crea como especialidad su alto valor humanístico y su capacidad de liderazgo social, Ingeniería Civil
industrial. conocimiento científico y científico y tecnológico,
tecnológico, capaces de comprometidos con el Postgrado:
UIS. Acuerdo del Consejo contribuir a la transformación desarrollo de una sociedad
-Especialización en estructuras
Superior No. 19 de 1952 de la sociedad, desde la sostenible.
(Octubre 30). Se suprime generación de nuevo -Especialización en Gerencia de
conocimiento, la aplicación y Proyectos de Construcción
UIS. Acuerdo del Consejo transferencia de tecnología en
Superior No. 24 de 1964 el desarrollo de -Especialización en Asfaltos de
(Diciembre 22). Se crea infraestructuras de obras Pavimentos
como Departamento civiles
405

Ingeniería UIS. Acta del Consejo Se proyecta como una unidad Formación de personas Pregrado:
de Superior No. 17 (septiembre
académica y administrativa, autónomas, creativas, que
Sistemas e 10) de 1969. Se crea comorespaldada por la calidad actúen según principios éticos Ingeniería de Sistemas
Informáti carrera de la División dehumana de su personal universalmente aceptados, de
ca Ciencias Básicas administrativo, académico e alta calidad ciudadana y
investigativo, la formación comprometidos con el
Maestría:
científica de sus docentes, el desarrollo regional y nacional;
nivel académico de sus y la construcción, innovación y Maestría en Ingeniería, Área
UIS. Acuerdo del Consejo estudiantes y su integración mejoramiento del
Superior No. 027 (Agosto con las políticas institucionales Informática y Ciencias de la
conocimiento, que permitan Computación
23) de 1971. Aprobación y la sociedad para la disponer de la fundamentación
definitiva generación, proyección y teórica, tecnológica e
aplicación del conocimiento, instrumental para administrar y
poniéndolos de manifiesto en tratar los sistemas de
sus planes de estudio y información, las
concretándolos en sus procesos comunicaciones y la
de docencia, investigación e automatización industrial.
406

integración con la comunidad. Forma, actualiza y proyecta el


recurso humano en áreas de
pregrado, postgrado y de
educación continuada,
soportadas en el respeto de los
valores humanos, logrando
profesionales competentes. La
EISI define, establece,
desarrolla y evalúa su proceso
administrativo, pedagógico e
investigativo, apoyándose en el
enfoque sistémico y el
reconocimiento propio y ajeno.
Fundamenta su labor en el
liderazgo, la pertenencia, la
tolerancia y el trabajo
unificado de profesores,
estudiantes y demás
colaboradores.
407

Diseño UIS. Acuerdo del Consejo Forma integralmente personas en los Pregrado:
Se proyecta como una
aspectos: humanístico, ético, científico,
Industrial Superior No. 097 (Diciembre organización académica, técnico, estético y profesional, logrando
21) de 1983. Creación de administrativa, autónoma y profesionales competentes con
Diseño Industrial
carrera y Departamento. autorregulada donde sobre sale capacidad creativa y de liderazgo para
la excelencia en lo el cambio social y tecnológico.
humanístico, ético y
académico, cumpliendo las Generación, adaptación, mejoramiento
funciones de investigación, y reconstrucción del conocimiento con
docencia y proyección social soporte conceptual, científico y
tecnológico, enmarcados en el campo
que genera conocimiento,
del diseño.
enmarcado en un proyecto
pedagógico-dialógico y Orienta su misión en los principios de la
cultural-humanístico, con libertad, la autonomía y la reflexión
capacidad de relacionarse y crítica para definir, establecer,
abierta a las manifestaciones desarrollar y evaluar su proceso
culturales propuestas por los administrativo, pedagógico e
diferentes estamentos que la investigativo, mediante la Investigación
conforman. aplicada, programas de consultoría,
asesoría, asistencia técnica y educación
continuada.
ANEXO 3. ORGANIGRAMA INSTITUCIONAL UIS. 1948
410

ANEXO 4. ORGANIGRAMA INSTITUCIONAL UIS. 1958


411

ANEXO 5. ORGANIGRAMA INSTITUCIONAL UIS. 1970


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