Caida de Kodak

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ESCUELA SUPERIOR POLITÉCNICA DE

CHIMBORAZO
FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
CARRERA DE MERCADOTECNIA

ADMINISTRACIÓN

KODAK: HISTORIA Y
FRACASO
PRIMERO 2

Nombre del Tutor

09/11/2021
EMPRESA QUE NO SE ADAPTO AL CAMBIO
Kodak: Historia y fracaso

Ni los 120 años de trayectoria, ni llegar a poseer alrededor de un 90% del


mercado norteamericano de películas para cámaras, fueron suficientes.
¿Cómo pasó esto? Su historia se convirtió en un caso de estudio para
quienes desean adentrarse en el mundo de los negocios.

Los inicios: de cero experiencias a revolucionar la industria

La historia de Kodak es fascinante: su fundador George Eastman se había


mudado a la ciudad junto a su familia, luego de la muerte de su padre, quien
era un hombre de negocios. La fortuna se desvaneció, por lo que pasaron de
una gran prosperidad económica, a una vida modesta en la que con solo 14
años George, tuvo que dejar los estudios y trabajar.

Era difícil imaginar que este humilde joven iba a formar una empresa de
impacto mundial, más aún, en un área en la que no tenía experiencia. A sus
24 años, George compró una cámara con el fin de registrar sus vacaciones,
pero no fue capaz si quiera de tomar una fotografía. No era nada de fácil
utilizar una cámara en aquellos tiempos, por lo que tuvo que pagar a un
fotógrafo por clases particulares. Así comenzó a adentrarse al mundo de la
fotografía, dedicando tiempo a ello luego de salir de su trabajo en un banco,
experimentando hasta altas horas de la noche.

Mientras el foco de los fabricantes estaba en cámaras, había algo que todos
necesitaban y en lo que él vio la oportunidad: las películas. Le esperaba un
prometedor futuro como banquero, sin embargo, decidió renunciar a su
trabajo para dedicarse con todo a su pasión: hacer la fotografía accesible a
las masas.

George, sin duda, era una persona adelantada a su época, en tiempos


donde imperaba el machismo, su empresa era una de las pocas que tenía
entre sus altos mandos a una mujer; además repartía parte de sus
ganancias entre sus empleados y dedicó gran parte de su fortuna a ayudar a
la comunidad, es decir a la filantropía, donando recursos para salud y
educación.

Pero la vida del fundador de Kodak, no tuvo un final feliz. Un intenso


malestar en su columna le impidió mantener una vida activa; los dolores
llegaron al punto en el que no podía ni caminar, impulsándole finalmente a
escribir una nota de despedida: “A mis amigos: mi trabajo está hecho ¿para
qué esperar?”. El astuto inventor y hombre de negocios, se suicidó de un
disparo al corazón a los 77 años.

Auge y caída de Kodak: la perdición en sus propios laboratorios

Alguna vez la fotografía fue un arte accesible solo para unos pocos; tomar
una fotografía podía ser muy engorroso. Kodak llegó a cambiar esa
realidad, creando cámaras que podían ser utilizadas por cualquier persona
gracias a su facilidad de uso. Su lema era “Tú presionas el botón, nosotros
hacemos el resto”.

El negocio se basaba principalmente en la venta de rollos y suministros para


imprimir las fotografías. Vendían sus cámaras a precios muy bajos,
obteniendo márgenes mínimos. Luego ganaban dinero cuando la gente
tomaba e imprimía las fotos.

Kodak era esplendorosa a inicios de los noventa, llegando a tener más de


140.000 empleados a lo largo del mundo y suculentas ganancias. Se trataba
de una empresa altamente innovadora y exitosa, era muy difícil imaginar su
caída, pero el inicio de su “fin”, nació en sus propios laboratorios, con la
primera cámara digital.

Uno de sus investigadores, fabricó el primer prototipo en 1975, siendo en


esos tiempos una tecnología cara y de baja calidad. Pasaron los años y la
fotografía digital cobró cada vez mayor relevancia, Kodak consciente de ello,
también dedicaba parte de sus recursos a crear este tipo de cámaras. No
obstante, otros fabricantes lograron crear cámaras digitales de mejor calidad.
En Kodak se habían especializado más en las películas e impresión de las
fotografías, que en la fabricación de cámaras y el mundo ya no necesitaba
imprimir; solo bastaba con guardar las imágenes en el computador, en CDs,
en pendrives o más adelante, publicarlas en redes sociales.
Paradójicamente el "momento Kodak" se esfumó justo cuando más gente
disfrutaba tomando fotografías. La impresión era sólo un medio, no un fin en
sí mismo.

La gente quería compartir momentos importantes y qué más fácil que la


versatilidad de Internet para ello. Kodak olvidó que su misión no era generar
las mejores tecnologías para imprimir fotografías, sino que ayudar a la gente
a compartir momentos importantes. Si bien invirtieron recursos en lo digital,
incluso lanzaron una plataforma para compartir fotos online, no fue
suficiente. Se requería un cambio radical.

Aferrarse a lo que les dio muy buenos resultados en el pasado, se convirtió


en un lastre para Kodak: querían a toda costa incentivar a la gente a imprimir
las fotografías, pero las reglas del juego habían cambiado: lo análogo estaba
destinado a ser desplazado por lo digital, y las imágenes físicas por las
virtuales.

3 lecciones que nos deja esta historia

Hay tres cosas que podemos aprender tras esta interesante evolución (¿o
involución?) de Kodak.

1. Hay que pensar "fuera de la caja”

Más que una frase cliché, hace una diferencia entre el que detecta la
oportunidad y el que no. Cuestionar el orden actual de las cosas, fue lo que
llevó a George Eastman a revolucionar la fotografía; él no sólo comprendió el
estado actual, sino dónde hasta dónde se podría llegar. Pero la evolución no
se detiene y sus más grandes saltos, serán impulsados por este tipo de
pensadores. Eso mismo es lo que le faltó a Kodak para evitar hundirse.

2. No descuidar nunca a la competencia ni el "clima social"


Es otro consejo que hemos visto, pero que no deja de ser cierto, ¿qué habría
ocurrido si Kodak hubiese realizado una lectura más acertada de su
competencia? ¿Qué hacía que la gente ya no imprimiese sus fotos?
Indudablemente algo estaba ocurriendo en su entorno y alguien se estaba
beneficiando: sus nuevos competidores, que tal vez ya ni siquiera eran solo
los fabricantes de cámaras; sino que también las redes sociales y las nuevas
formas de compartir lo que alguna vez fueron “momentos Kodak”. Hay que
tener un ojo mirando al lado.

3. La rapidez de adaptación

La capacidad de adaptarse no se suple por la experiencia y en el mundo de


hoy, no sólo la requieren las empresas, sino toda organización y persona. La
experiencia por si sola nos puede jugar una mala pasada, si es que no se
acompaña de una lectura acertada de lo que está pasando en nuestro
entorno. Kodak tenía experiencia, recursos y prestigio. No fue suficiente, ya
no lo es y no sabemos si en 20 años más, las grandes marcas de hoy
seguirán liderando el mercado. Todo está cambiando muy rápido y es más
que seguro, que haya otro Kodak en la habitación. Por el momento nosotros,
podemos aprender de sus fascinantes historias.

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