Historia Alternativa
Historia Alternativa
Historia Alternativa
RESUMEN:
El presente análisis se propone repasar las diversas actitudes que hacia la historia
alternativa han mostrado los historiadores desde los primeros testimonios conservados
hasta la historiografía más reciente, examinar las diferentes aproximaciones que,
especialmente a partir de finales del siglo XX, se han planteado su utilización como
recurso didáctico en el aula de historia y apuntar las escasas aunque interesantes
aportaciones que en este ámbito han tenido lugar en España.
PALABRAS CLAVE:
Historia alternativa – Historia contrafáctica – Ucronía – Historia – Didáctica de la
historia – Pensamiento contrafáctico – Universidad de la Experiencia de Zaragoza
(España).
ABSTRACT:
This analysis aims to review the various attitudes that historians have shown for the
alternate history from the earliest preserved testimony to the recent historiography, to
analyze the approaches that have been raised as a teaching resource in the history
classroom –especially from late twentieth century– and to show the few but interesting
contributions that have taken place in Spain in this field.
KEYWORDS:
Alternate History – Counterfactual History – Uchronia – History – Teaching History –
Counterfactual Thinking – University of the Experience (University of Zaragoza,
Spain).
*
La realización del presente trabajo se halla en deuda con la profesionalidad y competencia mostradas en
todo momento por Marién Martín y Carlos Lafontana desde la Biblioteca de la Facultad de Ciencias
Humanas y de la Educación (Universidad de Zaragoza), a quienes con estas líneas deseo mostrar mi
mayor agradecimiento por su buen hacer al facilitarme la consulta de la bibliografía menos accesible
durante mi permanencia en dicha Facultad como profesor del área de Didáctica de las Ciencias Sociales.
El mismo agradecimiento se extiende igualmente a Jesús Gascón y Daniel Gracia por las sesiones
compartidas en el curso monográfico de la Universidad de la Experiencia de Zaragoza Una historia
alternativa: la historia que pudo ser, a Agustín Ubieto, director de la misma, por su apoyo continuado, y
a los alumnos matriculados en las ocho ediciones celebradas de dicho curso, por su interés y
reconocimiento hacia la labor desarrollada.
1
J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
I. PENSAMIENTO CONTRAFÁCTICO
“¿Qué hubiera pasado si...?” es una pregunta que casi todos nos hemos
planteado en algún momento de nuestra vida a propósito de las posibles consecuencias
derivadas de haber adoptado, en un momento cronológicamente anterior, una decisión
diferente de aquella por la que en ese momento nos inclinamos y que, por tanto, hubiese
encaminado nuestra trayectoria vital posterior por un rumbo distinto en términos
laborales, académicos, familiares, sentimentales, etc. Ya sea imaginando cambios
trascendentales o puramente anecdóticos, la acción de reflexionar acerca de lo que
podría haber ocurrido si los acontecimientos hubiesen sucedido de otro modo y de
construir, en consecuencia, alternativas a nuestro pasado –y, en última instancia, a
nuestro presente– parece ser un rasgo esencial de la consciencia humana, emerge muy
temprano en el desarrollo del individuo, se observa en todas las culturas y constituye lo
que denominamos “pensamiento contrafáctico” (Roese 1994: 805). Como en el poema
de Borges Things that might have been,
1
Poema publicado originalmente en la colección Historia de la noche (Buenos Aires, 1977) y recogido en
J. L. Borges (2005 [orig. 1996]), Obras completas, Barcelona, RBA Editores – Instituto Cervantes, vol.
III, 189. Vid. un análisis del mismo en McDermid (2005).
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Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
Pero fue la psicología la que mostró una mayor atención hacia el pensamiento
contrafáctico por cuanto esta capacidad de los seres humanos para explorar y, a su vez,
experimentar la influencia de las alternativas que ellos mismos construyen, se muestra
directamente relacionada con las emociones, la percepción social y la comprensión de
uno mismo (Roese 1997). Así, en la década de 1970 la psicología cognitiva se interesó
por el pensamiento contrafáctico para explicar los procesos básicos del aprendizaje y de
2
A diferencia de sus respectivos opuestos “fáctico” y “factual” –“perteneciente o relativo a los hechos”–,
los términos “contrafáctico” y “contrafactual” no figuran en el Diccionario de la Lengua Española
editado por la Real Academia Española, si bien el primero de ellos aparece ya desde 1965 en el
Diccionario de Filosofía de José Ferrater Mora, que define la noción de “condicional contrafáctico” (o
“contra-fáctico”) como “un enunciado condicional en el cual interviene la noción de posibilidad,
expresada gramaticalmente por la introducción del subjuntivo” (vol. I, s.v. “condicional”, pp. 330-331).
3
En el desarrollo de esta línea de pensamiento resultan clave los estudios de N. Goodman (1947), “The
problem of the counterfactual conditionals”, The Journal of Philosophy 44, 113-128 (existe traducción
española: “El problema de los condicionales contrafácticos”, en M. Bunge [ed.] [1960], Antología
semántica. Buenos Aires: Nueva Visión, 197-217); R. C. Stalnaker (1968), “A Theory of Conditionals”,
en N. Rescher (ed.), Studies in Logical Theory, Oxford, Blackwell, 98-112; y D. K. Lewis (1973),
Counterfactuals. Harvard: Harvard University Press; vid. un panorama actualizado del tema en Collins et
al. (2004). En la medida en que la reflexión contrafáctica contempla la existencia de posibilidades
alternativas en planos ajenos a nuestra realidad, la teoría filosófica de los “mundos posibles” conecta con
la teoría de los “universos paralelos” defendida por la física cuántica y se encuentra en el origen de la
teoría de los “mundos ficcionales” o “universos narrativos” planteada desde la semántica formal por
autores como Umberto Eco y Lubomír Doležel; vid. Ryan (2006).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
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Hitos fundamentales en esta trayectoria vienen representados por los trabajos de S. Fillenbaum (1974),
“Information Amplified: Memory for Counterfactual Conditionals”, Journal of Experimental Psychology
102, 44-49; D. Kahneman, A. Tversky (1982), “The simulation heuristic”, en D. Kahneman, P. Slovic, A.
Tversky (eds.), Judgment under Uncertainty: Heuristics and Biases. Nueva York: Cambridge University
Press, 201-208; D. Kahneman, D. T. Miller (1986), “Norm Theory: Comparing Reality to Its
Alternatives”, Psychological Review 93, 136-153; Roese (1994); Roese & Olson (1995); Byrne (1997);
Roese (1997). Vid. una acertada síntesis en Segura (1999): 9-32, completada con aportaciones posteriores
como las recogidas en Mandel et al. (2005) y la monografía de R. M. J. Byrne (2005), The Rational
Imagination: How People Create Alternatives to Reality. Cambridge (Mass.): The MIT Press.
5
Algunos de estos estudios se enmarcan en publicaciones periódicas dedicadas ocasionalmente de manera
monográfica al tema en cuestión: así, Management and Organizational History 2.4 (2007) y 3.1 (2008)
recogen contribuciones al Symposium on Counterfactual History in Management and Organizations,
celebrado en la Universidad de Warwick en diciembre de 2005; Isis 99.3 (2008) reúne varios estudios
sobre la aplicación de contrafácticos a la historia de la ciencia bajo el título “Focus: Counterfactuals and
the Historian of Science”; y más recientemente Journal of Historical Geography 36.3 (julio de 2010) se
ha centrado en el tema “Counterfactual Historical Geographies”. A la inversa, es precisamente el recurso
al pensamiento contrafáctico desde disciplinas muy diferentes lo que aglutina los trabajos recogidos en
Historical Social Research / Historische Sozialforschung 34.2 (2009) bajo el título “Counterfactual
Thinking as a Scientific Method / Kotrafaktisches Denken als wissenschaftliche Methode”.
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
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Hellekson 2000; Ead. 2001: 3 y ss.; Henriet 2003: 17 y ss.; y finalmente, abordando la
cuestión de un modo específico, Ransom 2003)6.
6
El término “uchronie” fue acuñado en 1857 por el filósofo francés Charles Renouvier en su obra del
mismo título (vid. infra) a modo de equivalente temporal de “utopía”. En su Diccionario de Filosofía
(19655), Ferrater Mora, autor de la única traducción española de la obra de Renouvier (Buenos Aires,
1945), recoge por vez primera el término “ucronía” y lo define –aludiendo directa y exclusivamente a la
obra de aquél– como “literalmente lo que no tiene tiempo, lo que no está alojado en el tiempo, y, en
particular, en el tiempo histórico, pasado o futuro... La ucronía es, por lo tanto, «lo que hubiera pasado
si...» y supone la posibilidad de un cambio radical de la historia por la más ligera desviación de su curso
conocido en un momento determinado” (vol. II, 844-845). En la vigésima segunda edición de su
Diccionario, la Real Academia Española define “ucronía” como “reconstrucción lógica, aplicada a la
historia, dando por supuestos acontecimientos no sucedidos, pero que habrían podido suceder” y se
propone enmendarlo en su vigésima tercera edición por “reconstrucción de la historia sobre datos
hipotéticos” (<http://buscon.rae.es/draeI/>, s.v.).
7
Hdt. VII 139, 2-3: “Si los atenienses, aterrorizados ante el peligro que se les venía encima, hubiesen
evacuado su patria, o bien si, pese a no evacuarla, se hubieran quedado en ella, pero rindiéndose a Jerjes,
ningún Estado hubiese intentado oponer resistencia al rey por mar. Pues bien, si nadie hubiera opuesto
resistencia a Jerjes por mar, en tierra habría ocurrido, sin lugar a dudas, lo siguiente: aunque los
peloponesios hubiesen levantado a través del Istmo muchas fortificaciones defensivas, los lacedemonios
habrían sido irremisiblemente abandonados por sus aliados (no espontáneamente, sino a la fuerza, ya que
sus ciudades hubieran sido tomadas una tras otra por los contingentes navales del bárbaro), y se habrían
quedado solos; y, únicamente con sus efectivos, aunque hubiesen realizado grandes proezas, habrían
sucumbido heroicamente” (trad. de C. Schrader, 1985). Th. I 74: “Pero si nosotros [sc. los atenienses]
hubiésemos comenzado por pasarnos al Medo, temiendo, como hicieron otros, por nuestro país, o si,
después, por considerarnos perdidos, no nos hubiésemos atrevido a embarcarnos en las naves, ya no
hubiera servido de nada que vosotros [sc. los espartanos], sin tener naves suficientes, hubierais entablado
una batalla naval, sino que la situación hubiera evolucionado tranquilamente según los deseos del Medo”
(trad. de J. J. Torres Esbarranch, 1990).
8
Tac., Ann. II 73, 3: “si hubiera sido el único árbitro del estado, si hubiera tenido derecho y título de rey,
hubiera obtenido la gloria militar tanto antes que Alejandro cuanto lo sobrepasaba en clemencia,
templanza y demás buenas cualidades” (trad.de J. L. Moralejo, 1979).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
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hubiera tenido que hacer la guerra con Alejandro” (IX 17-19)9. Tras narrar la victoria
sobre los samnitas con la que en 319 a.C. Lucio Papirio Cúrsor sometió la Italia central
y vengó la derrota y humillación que dos años antes habían sufrido las legiones frente a
esos mismos enemigos en las Horcas Caudinas, Livio elogia al general romano hasta
compararlo con Alejandro, coetáneo suyo fallecido en 323 a.C. La evocación del
conquistador macedonio constituye un recurso destinado en exclusiva a destacar las
sobresalientes capacidades de Roma frente al éxito fulgurante de Alejandro como
consecuencia de la superioridad de la colectividad frente al individuo, de la tradición
frente a las transformaciones y de la república frente a la monarquía. Una superioridad
que Roma demuestra en 319 tras las Horcas Caudinas, que volverá a demostrar un siglo
más tarde frente a Aníbal y cuyos resultados se plasman, mejor que nunca, en la época
de Augusto desde la escribe el propio Livio, porque, evidentemente, el autor romano
concluye su reflexión contrafáctica afirmando del modo más patriótico que “el Imperio
Romano no hubiera sido vencido tampoco por este rey, igual que no lo fue por otros
reyes y pueblos” (IX 17, 4) y considerando que así será “mientras perdure el amor a esta
paz en que vivimos y la preocupación por la concordia entre los ciudadanos” (IX 19,
17)10.
El prolongado vacío que sigue a estos testimonios de época antigua sólo llega a
su fin cuando a partir del siglo XVI volvemos a encontrar reflexiones contrafácticas en
pasajes, tan escasos como escuetos, dispersos ya no sólo en obras históricas, sino de
muy diverso género –desde ensayos filosóficos hasta relatos novelescos, pasando por
narraciones históricas y obras de teatro– escritas por autores franceses, británicos y
algún italiano que, ocasionalmente y de manera tangencial, se plantearon este tipo de
9
Liv. IX 17, 2: “al hacer mención de un rey y un general tan grande, me siento impulsado a exponer las
reflexiones que a menudo me han pasado por la mente de forma callada, de suerte que se me permita
conjeturar cuál hubiera sido la suerte de Roma si hubiera tenido que hacer la guerra con Alejandro” (trad.
de J. A. Villar, 1990).
10
Vid. Morello (2002); Oakley (2005): 184-261 (“The digression on Alexander”) y 655-663 (Apéndices
4-6); Ligeti (2008). Sobre el recurso –explícito e implícito– al planteamiento contrafáctico entre los
autores antiguos, vid. el reciente estudio de Zhang (2008). Dado que, a pesar de la introducción de un
cambio en el curso conocido de los acontecimientos –el enfrentamiento entre Alejandro y Roma–, el
desenlace coincide con la historia real en época de Livio –el éxito de Roma como potencia
conquistadora–, el planteamiento del autor latino revela un carácter más bien “semifáctico”, un tipo de
reflexión que, según la psicología, permite exculpar de responsabilidades y reduce las emociones
negativas (pena, culpa, vergüenza) (McCloy & Byrne 2002: 43). En este sentido, no extraña que este
pasaje figure como colofón del relato de la mayor humillación sufrida por el ejército romano durante toda
la República, cuando a la derrota y la rendición le sigue la vergüenza que deben soportar los
supervivientes al tener que pasar bajo un yugo desarmados y semidesnudos entre las burlas de sus
enemigos (Liv. IX 5-6).
7
J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
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interrogantes (Henriet 2009: 29-34; Schmunk 2010). Entre ellos cabe destacar al
filósofo Blaise Pascal, en cuyos Pensamientos (1669) aparece recogida la famosa
expresión “la nariz de Cleopatra, si hubiese sido más corta, hubiera cambiado toda la faz
de la tierra” (n.º 162), y al historiador Edward Gibbon, que en su Historia de la
decadencia y caída del Imperio Romano (1778) se plantea cómo una victoria
musulmana sobre el campo de Poitiers en 732 “habría llevado a los sarracenos hasta los
confines de Polonia y las Tierras Altas de Escocia” de tal modo que “quizá la
interpretación del Corán sería enseñada ahora en las escuelas de Oxford, y sus púlpitos
podrían mostrar a un pueblo circuncidado la santidad y verdad de la revelación de
Mahoma” (vol. VI, cap. LII).
Iniciado el siglo XIX ven la luz las primeras aproximaciones al tema en las que
el planteamiento y desarrollo de hipótesis contrafácticas ya no son tratados de manera
ocasional, sino que constituyen el objetivo fundamental de su autor. Una primera
reflexión acerca de la reflexión contrafáctica y su aplicación al ámbito de la historia la
proporciona Isaac D’Israeli en su ensayo Of a History of Events which Have Not
Happened (1824). Considerando la digresión de Livio “modelo para la narración de
acontecimientos que nunca sucedieron”, este autor selecciona una serie de encrucijadas
históricas a partir de las cuales la historia habría podido ser otra –entre ellos la victoria
de Carlos Martel en Poitiers y la protección que el emperador Carlos V otorga a Martín
Lutero para intervenir en el concilio de Worms– con la finalidad de “ampliar nuestra
perspectiva general de los asuntos humanos y ayudarnos a comprender aquellos
acontecimientos que están inscritos en los registros de la historia” (1824: 99 y 104).
Todo ello convierte a D’Israeli en el primer autor que dota de una forma literaria a la
reflexión contrafáctica y, lo que más nos interesa, el primero que se plantea la utilidad
de formular hipótesis históricas alternativas, por todo lo cual este ensayo ha sido
considerado “una especie de prospecto para el género” (Stableford 1980: 396;
McKnight 1994: 11-12; Rodiek 1997: 63-66)11.
11
Este ensayo forma parte de la colección Curiosities of literature, un conjunto de anécdotas –
“investigaciones en historia literaria, biográfica y política, cuestiones críticas y filosóficas e historia
secreta”, en palabras del propio autor– publicadas entre 1791 y 1823 en cuatro volúmenes que fueron
agrupados en uno solo en la edición de 1824 que hemos consultado vía Internet y que gozaron de gran
popularidad. Curiosamente, algunos estudiosos han visto en el primer ministro británico Benjamin
Disraeli, hijo de Isaac, al autor de la primera historia alternativa, identificable con su novela The
Wondrous Tale of Alroy (1833), pero ésta se ajusta más bien a una “historia secreta” por cuanto describe
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un pasado alternativo que nunca fue descubierto porque no modificó el relato histórico conocido; vid.
Schmunk (1991-2010): secc. “Oldest Alternate Histories”; Henriet (2009): 28.
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equivalentes alternativos de las figuras históricas reales (Saint-Gelais 2007: 325), hasta
el punto de que el propio Geoffroy en ningún momento cuestiona la historicidad de su
relato. Es más: desde su planteamiento alternativo, incluso se horroriza ante la
posibilidad de que los hechos hubiesen sucedido como, de hecho, lo hicieron realmente,
algo que, tal como afirma en el prólogo, “arrancaría lágrimas de los ojos de quienes
leyesen semejante historia”, y sobre lo que vuelve más adelante al criticar la supuesta
existencia de un relato que así lo narra, “no sé qué innoble y detestable invención”,
“confusión inaudita de absurdo y vergüenza” (Geoffroy-Château 1836: II, 339 y 343)12.
12
“Es una de las leyes fatales de la humanidad que nada alcance el final... Y que si Napoleón Bonaparte,
aplastado por esta ley fatal, por desgracia hubiera sido derrotado en Moscú, destruido antes de los
cuarenta y cinco años de edad, para ir a morir en una isla-prisión, en el extremo del Océano, en lugar de
conquistar el mundo y de sentarse en el trono de la monarquía universal, ¿acaso no es como para arrancar
lágrimas de los ojos de quienes leyesen semejante historia?” (Geoffroy-Château 1836: I-II); vid.
asimismo el capítulo “Une prétendue histoire” (ibid.: 338-344); sobre la cuestión, vid. Carrère (1986): 26-
30. El volumen fue reeditado en 1841 bajo el título Napoléon apocryphe. Histoire de la conquête du
monde et de la monarchie universelle.
13
La civilización de Asia representa un “inmenso y noble trabajo confiado a Francia y que sólo Bonaparte
había comprendido”, pues a este continente de culturas milenarias sólo le falta “el soplo inteligente que
despierta. Francia guarda ese soplo para sus labios y lo exhalará por todas partes” (Méry 1854: 79).
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varios autores situados en nuestro marco temporal construyen sucesivamente una utopía
pretérita según la cual, tras el reinado de Marco Aurelio, su sucesor Avidio Casio habría
decretado una serie de medidas cuya aplicación habría impedido la expansión del
cristianismo por el Occidente romano y en los siglos que siguieron habría hecho de éste
un modelo de tolerancia y progreso frente a un Oriente cristiano tiránico y bárbaro14. A
diferencia tanto de Geoffroy y su posicionamiento alternativo declarado como de Méry
y su nítida diferenciación entre realidad y ficción, Renouvier en un principio funda la
historicidad de su relato en su presentación mediante el recurso clásico del “manuscrito
reencontrado” –utilizado desde la Antigüedad clásica, pasando por el Cidi Hamete
Benengeli de Cervantes, hasta el Adso de Melk de Umberto Eco–, pero en su edición
definitiva de 1876 introduce una nota final en la que se presenta como autor de la obra,
reconoce las dificultades de su redacción y se muestra esperanzado de que el fruto de su
trabajo resulte de utilidad en una dirección muy determinada: “habrá obligado al espíritu
a detenerse un momento en el pensamiento de las cosas posibles que no se han realizado
y a elevarse más resueltamente al pensamiento de las posibilidades que todavía se hallan
suspendidas sobre el mundo. Habrá combatido y, ¿quién sabe?, habrá acaso sacudido
los prejuicios cuya raíz está constituída por el fatalismo declarado o desfigurado”
(Renouvier 1945: 375)15.
14
Esta obra fue publicada originalmente de forma anónima en tres artículos de la Revue philosophique et
religieuse (1857) bajo el título “Uchronie, tableau historique apocryphe des révolutions de l’empire
romaine et de la formation d’une fédération européenne”, y hasta 1876 no apareció la edición definitiva,
revisada y ampliada, con el título arriba indicado. Sobre Uchronie, vid. Carrère (1986): 53-62; Vial
(2003).
15
Renouvier hace proceder el texto de Uchronie del manuscrito de un religioso condenado por la
Inquisición en la Roma de 1601, tal como lo traduce, transmite y amplía en un primer momento su
confesor huido a Holanda y, posteriormente, los descendientes de éste. Sobre el recurso al “manuscrito
reencontrado”, vid. García Gual (1996).
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Interesa destacar cómo, de las tres actitudes, las de Geoffroy y Méry anticipan el
tratamiento que el tema recibirá por parte de la narrativa ficcional en épocas posteriores,
mientras que la de Renouvier se acerca a la que posteriormente caracterizará al
historiador en su relación con la reflexión contrafáctica en la medida en que, a la hora
de preguntarse acerca de un pasado alternativo, lo hace con un propósito definido,
confiesa –si bien a posteriori– su intención desde el presente real, define y aplica una
metodología y extrae conclusiones.
Será la línea iniciada por los dos primeros la que en las décadas siguientes
seguirán las aportaciones que en este ámbito realicen autores posteriores, sobre todo
franceses y anglosajones, pero también la primera historia alternativa redactada en
16
“Hay profesores de humanidades que exhalan, en la cátedra, punzantes lamentaciones ante la idea de
que Aníbal no marchó sobre Roma tras la batalla de Cannas. Estos profesores no se consuelan: se diría
que hubiesen ganado algo con esta marcha de Aníbal, y que sus salarios universitarios habrían sido
doblados. Yo me parezco un poco a estos profesores; mis lamentos, sin embargo, me parecen más
legítimos. Nunca he vertido lágrimas por las delicias de Capua, sino que me he entristecido
profundamente ante el fracaso de San Juan de Acre, la pérdida de la India y la derrota de nuestro heroico
aliado, el sultán de Mysore” (Méry 1854: 6-7). El pensamiento político de este autor resulta evidente en
parte de su producción, como lo delatan el poema en ocho cantos Napoléon en Égypte (1828) –una loa de
la campaña en la que Bonaparte “se reveló con su aureola de gloria tan fresca y tan pura”– y los más
breves Waterloo. Au général Bourmont (1829) –“un canto de venganza mezclado con sátira” dirigido
contra el traidor que se pasó al enemigo en esta batalla– y Une revanche de Waterloo (1836) –el relato de
la victoria obtenida en Londres por el ajedrecista francés Louis-Charles de la Bourdonnais sobre el
británico Alexander McDonnell en 1834.
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lengua española. Se trata del relato Cuatro siglos de buen gobierno (1883), de Nilo M.ª
Fabra, en el que este periodista y fundador de la primera agencia de noticias española
plantea la cuestión de qué hubiera pasado si en 1500 el príncipe don Miguel, hijo del rey
don Manuel de Portugal y nieto y heredero de los Reyes Católicos, no hubiese fallecido
a los dos años de edad17. Esta obra constituye un análisis implícito de las causas
históricas de la decadencia española durante la Edad Moderna en la medida en que,
como bien ha apuntado Cecilio Alonso, la visión positiva que el autor proyecta sobre lo
que pudo haber sido el reinado de Miguel I y sobre las consecuencias de su obra –paz,
estabilidad, progreso económico y tecnológico– se funda en el mismo tipo de medidas –
respeto a las instituciones populares, libre comercio dentro de los dominios hispanos,
repoblación forestal, política hidráulica, mejora de las comunicaciones– que, años más
tarde de la publicación de este relato, propondrán los autores regeneracionistas en su
intento de mejorar España (Alonso 1997: 18-19). Un planteamiento desde el que, al
modo de Geoffroy, Fabra contempla la historia real como un cúmulo de infortunios,
motivo de lágrimas y responsabilidad exclusiva de la dinastía de los Austrias18.
17
El texto fue publicado originalmente en dos partes en los números de La Ilustración española y
americana correspondientes a 30 de noviembre y 8 de diciembre de 1883, unidas dos años más tarde,
junto con otros relatos que otorgan a este autor un importante papel en el origen de la ciencia ficción
española, en la recopilación Por los espacios imaginarios (con escalas en tierra) (Madrid, 1885).
18
“¡Cuán grandes infortunios no lloraríamos ahora si la muerte, arrebatando en flor a D. Miguel I, último
vástago varón de las dinastías nacionales, hubiese elevado al trono español a la casa de Austria,
convirtiendo a la nación señora de tantos pueblos, en feudo de una familia ajena a nuestras costumbres, de
distinta raza, enemiga de las libertades populares, obligada a amparar derechos patrimoniales en Europa
que ni directa ni indirectamente afectaban a la Península, encarnación del despotismo que inmolaba la
razón de Estado a un derecho personal, blanco de los odios y rencores de príncipes poderosos, obligada a
defender los disgregados territorios de su herencia, y en fin, sin abnegación ni alteza de miras bastantes
para deponer el interés privado en aras del vital principio de la nacionalidad ibérica y del afianzamiento
de su unidad política y geográfica!” (Fabra 1883b: 339; Id. 2006: 53-54). Sobre esta obra, vid. más
recientemente Merelo (2009).
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Ambos seleccionan diferentes episodios a modo de hitos históricos en relación con los cuales la historia
podría haber cambiado y especulan acerca de las posibles causas y consecuencias de esos cambios, y
aunque Chamberlin se inclina por contextos propios de la historia de los Estados Unidos y Hearnshaw
abarca un horizonte más universal, el conjunto se aproxima a lo que con el tiempo ha llegado a constituir
buena parte del “canon” temático objeto de la reflexión contrafáctica –previo, evidentemente, al primer
tercio del siglo XX–, integrado por personajes como Alejandro Magno, Genghis Khan, Napoleón o
Abraham Lincoln, y episodios como Teutoburgo, Poitiers, Hastings, el descubrimiento de América, la
Armada Invencible y la Guerra Civil norteamericana; como Chamberlin indica en su prólogo “en todos
los acontecimientos, no podemos descartar el «si»” (Chamberlin 1907: X).
20
En el mismo año la edición británica (Londres: Longmans, Green) fue revisada –y ampliada con el
ensayo de Trevelyan, entre otros– para publicar una edición americana con el título If; or, History
Rewritten (Nueva York: Viking).
21
Alkon (1994): 69-70. Algunos de los autores incorporan en sus relatos fuentes primarias alternativas
sobre las que construir su particular visión de la historia, como hace Philip Guedalla en “If the Moors in
Spain had Won”; Hellekson (2001): 14-15.
14
J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
22
En 1901 Meyer (Geschichte des Altertums, III, 445-446) consideraba que una definitiva victoria persa
en las guerras Médicas hubiese instaurado un marco religioso oriental que hubiese amenazado los
orígenes mismos de la civilización occidental, el racionalismo, la libertad y la democracia, y en 1925
Pirenne afirmaba que “sin el Islam, sin duda, no hubiera existido nunca el Imperio franco, y Carlomagno
resulta inconcebible sin Mahoma” (Medieval Cities. New Jersey: Princeton Univ. Press, 18).
23
La metodología utilizada por Meyer para llegar a la citada conclusión fue criticada en 1905 por Max
Weber, el cual reconoció que para determinar la significación histórica de los hechos resulta “de
considerable valor” imaginar que la ausencia o modificación de ese hecho histórico en un complejo de
condiciones históricas daría lugar a un curso de los acontecimientos históricos diferente en aspectos
históricamente importantes, y ello incluso cuando, “en la práctica, el historiador sólo raramente –a saber,
en casos de discusión acerca de la auténtica «significación histórica»– se decide a desarrollar y defender
esa afirmación de un modo deliberado y explícito” (Weber 1949: 116).
24
En 1934 Toynbee plantea explícitamente una serie de escenarios alternativos en los Anejos al tomo II
de A Study of History –“La perdida primogenitura de la abortada Civilización Cristiana del Lejano
Occidente” (Toynbee 1953: 420-426 = Anejo IV), “La primogenitura perdida de la Civilización
Escandinava abortada” (430-434 = Anejo VI), “Las oportunidades perdidas por escandinavos y
osmanlíes” (435-436 = Anejo VII) y “La primogenitura perdida de la Civilización Cristiana abortada del
Lejano Oriente” (436-443 = Anejo VIII)–, y ese mismo año en su Freedom and Organisation, 1814-1914
Russell menciona varias posibilidades contrafácticas para destacar la importancia del azar y lo trivial en
su análisis de la visión marxista de la causalidad económica (Russell 2001: 227-228).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
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La historia alternativa se convirtió en un subgénero de la ciencia ficción sobre la base de una
redefinición de sus tramas y recursos literarios –en particular el viaje en el tiempo y la existencia de
mundos alternativos– plasmada en la publicación en revistas norteamericanas tipo pulp –muy populares
durante la década de los 30– de relatos como Ancestral Voices de Nat Schachner (1933), Sidewise in Time
de Murray Leinster (1934) y Lest Darkness Fall de L. Sprague de Camp (1939); vid. al respecto
Winthrop-Young (2009).
26
La mayoría de estas valoraciones han sido recogidas en Ferguson (1998): 15-19, y MacKay (2007):
297-298. Vid. en particular Carr (1987): 176-177; Fischer (1970): 16-19; Thompson (1978): 168-169.
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
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Años más Fogel publicó junto con Stanley Engerman Time on the Cross: The Economics of American
Negro Slavery (Boston, 1974), obra en la que la aplicación de modelos contrafácticos para demostrar que
la esclavitud en los Estados del Sur fue económicamente provechosa y su respuesta positiva en este
sentido provocaron un amplio debate; vid. Elster (1994): 257-267. Es precisamente la función crítica de la
historia cliométrica lo que Hobsbawn valora más positivamente por cuanto “obliga a los historiadores a
pensar claramente y hace de detector de tonterías” (2002: 123).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
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A la tesis doctoral de Helbig le han seguido otras que, si bien centradas a menudo en la historia
alternativa en tanto que narrativa ficcional, no dejan de abordar la relación entre la reflexión contrafáctica
y la historia real: así William J. Collins, Paths Not Taken: The Development, Structure, and Aesthetics of
the Alternative History (Universidad de California - Davis, 1990); Edgar V. McKnight Jr. Alternative
History: The Development of a Literary Genre (Universidad de Carolina del Norte - Chapel Hill, 1994);
Nicholas Gevers, Mirrors of the Past: Versions of History in Science Fiction and Fantasy (Universidad
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
de Ciudad del Cabo, 1997); Karen Hellekson,. The Alternate History: Refiguring Historical Time
(Universidad de Kansas, 1998); Aleksandar B. Nedelkovh, British and American Science Fiction Novel
1950–1980 with the Theme of Alternative History (an Axiological Approach) (Universidad de Belgrado,
1994); Giampaolo Spedo, The Plot Against the Past: An Exploration of Alternate History in British and
American Fiction (Universidad de Padua, 2009); y Andreas Martin Widmann, Kontrafaktische
Geschichtsdarstellung. Untersuchungen an Romanen von Günter Grass, Thomas Pynchon, Thomas
Brussig, Michael Kleeberg, Philip Roth und Christoph Ransmayr (Universidad de Heidelberg, 2009). Por
el contrario, Yongle Zhang, Imagining alternate possibilities: Counterfactual reasoning and writing in
Graeco-Roman historiography (Universidad de California - Los Ángeles, 2008), analiza de manera
exclusiva la reflexión contrafáctica entre los autores antiguos griegos y romanos.
29
No por ello ha desaparecido la desconfianza de otros historiadores: así Collins (2007) sobre la teoría de
los “puntos de inflexión”, o Evans (2008) frente a Lebow, Rosenfeld y Cowley entre otros en el marco de
la discusión recogida en Yerxa (2008): 75-130 (“Part 3. Assesing Counterfactuals”). Por lo que se refiere
al ámbito hispano, las críticas de Bermejo (2000) y Palacios (2004) hacia el volumen de Ferguson
contrastan con la valoración favorable de Flores (1998-1999) y la participación de Santos Juliá y Juan
Carlos Torre en la edición española del volumen de Ferguson con sendos trabajos sobre España sin la
Guerra Civil (1998: 181-210) y Argentina sin el peronismo (1998: 271-311).
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Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
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Dejando a un lado que, evidentemente, estas últimas resultan muy diferentes de la de Squire publicada
en 1931, en este punto destaca por una parte el fin del “monopolio” anglosajón (Salewski 1999; Rowley
& Almeida 2009), la “especialización” nacional (Townson 2004 y Thomàs 2007 en el caso español),
cronológica (la Antigüedad clásica en Brodersen 2000) o temática (el mundo bíblico en Exum 2000) de
algunas de ellas, que en caso de la historia militar ha dado lugar a auténticas series –en ocasiones más
cerca de la ficción que del análisis histórico–, como las editadas por Peter G. Tsouras sobre la Segunda
Guerra Mundial (Third Reich Victorious: Alternate Decisions of World War II, 1997; Rising Sun
Victorious: An Alternate History of the Pacific War, 2001; Battle of the Bulge: Hitler’s Alternate
Scenarios, 2004; Hitler Triumphant: Alternate Decisions of World War II, 2006 [trad. esp. Tsouras
2008]).
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Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
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Sobre el interés actual por la historia, vid. De Groot (2009); Korte & Paletschek (2009): 9-20. Sobre la
historia alternativa entendida en dicho contexto, vid. Otten (2010). Resulta evidente la proliferación de
publicaciones divulgativas de historia –no sólo militar– en torno a sucesos cuya consideración en tanto
que “decisivos” implica, paralelamente, una valoración más o menos explícita acerca de qué hubiera
pasado si el desenlace de los mismos hubiese sido diferente, como p.ej. E. Durschmied (2002), El factor
clave. Cómo el azar y la estupidez han cambiado la historia. Barcelona: Salvat; J. C. Losada (2004),
Batallas decisivas de la historia de España. Madrid: El País-Aguilar; W. Weir (2007), 50 batallas que
cambiaron el mundo. Barcelona: Inédita Ediciones; I. Kershaw (2008), Decisiones trascendentales. De
Dunquerque a Pearl Harbor (1940-1941). El año que cambió la historia. Barcelona: Península; G.
Ugidos (2008), Cartas que cambiaron el mundo: 25 historias que hicieron historia. Madrid: J de J
Editores; J. Black et al. (2009), Las setenta grandes batallas de todos los tiempos. Barcelona: Art Blume;
P. Furtado y F. Casal (2010), 1001 días que cambiaron el mundo. Barcelona: Grijalbo; o la colección de
26 DVD Magnicidios y atentados que cambiaron la historia (2005), Crest Media. Sobre el concepto
“batallas decisivas” y su aplicación interesada, vid. Harari (2007).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
“¿Se puede recurrir a la ucronía para enseñar Historia?” es el título bajo el que,
en una fecha tan reciente como 2009, por vez primera un estudio de conjunto sobre el
tema de la historia alternativa dedica un apartado específico a la cuestión de la posible
utilidad de ésta como herramienta didáctica en el ámbito de la enseñanza de la historia
32
Una visión actualizada de la historia alternativa en sus diferentes géneros y formatos la proporciona
Henriet (2004) y (2009). Novelas y relatos ucrónicos: Schmunk (1991-2010) ofrece la base de datos más
completa; para el caso español, vid. Melero (2006) completado por Schmunk (1991-2010), pues aunque
tenemos noticia del libro de Campo Ricardo Burgos Pintarle bigote a la Mona Lisa: las ucronías (2009,
Bogotá: Universidad Sergio Arboleda), todavía no hemos podido consultarlo; resulta asimismo
significativo comprobar cómo, más allá del ámbito anglosajón –que, con enorme ventaja sobre los demás,
concede anualmente desde 1995 los Sidewise Awards for Alternate History a la publicación de la mejor
novela y el mejor relato corto ucrónicos–, en fechas recientes algunas editoriales han creado colecciones
dedicadas exclusivamente a novelas de tema ucrónico, concretamente “Ucronía” de la española
Minotauro en 2005 y “Ukronie” de la francesa Flammarion en 2008. Conferencias: las más recientes
posiblemente hayan sido las pronunciadas durante la table ronde que se ha celebrado el 23 de octubre de
2010 en el Auditorium Austerlitz del Musée de l’Armée de París bajo el título Histoire et uchronie:
Quand l’histoire rencontre la fiction (las grabaciones de todas ellas pueden escucharse en:
<http://uchronies.com/News/Table_ronde_uchronie.html>). Cine: C.S.A.: The Confederate States of
America (2004), dirigida por Kevin Willmott. Televisión: ¡Viva la República! (2008), documental
dirigido por Jaime Grau y emitido en España por La Sexta el 13 de abril de 2008. Radio: destacan las más
de cien emisiones realizadas entre 2004 y 2008 del programa irlandés What If (RTÉ Radio 1)
(<http://www.rte.ie/radio1/whatif/>). Cómic: The Golden Vine, de Jai Sen et al. (2003). Videojuegos:
Making History: The Calm & The Storm (2007), desarrollado por Muzzy Lane. Juegos de rol: O. Caïra &
J. Larré (eds.) (2009), Jouer avec l’histoire. Villecresnes: Pinkerton Press.
33
Páginas web: Uchronia: The Alternate History List (<http://www.uchronia.net/>). Foros:
AlternateHistory.com (<http://www.alternatehistory.com/>). Blogs: Today In Alternate History
(<http://www.todayinah.co.uk/[email protected]>). Redes sociales: Facebook -
Alternate History Online (http://www.facebook.com/group.php?gid=2208892565&v=info).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
(Henriet 2009: 70-75). Pero eso no implica que ese interrogante no haya sido formulado
con anterioridad y de manera particular por autores relacionados profesionalmente con
el mundo de la educación.
Éric B. Henriet recuerda cómo fue en los Estados Unidos donde la cuestión se
planteó por vez primera y donde, en consecuencia, comenzaron a aparecer respuestas en
publicaciones en las que se recogieron las experiencias e investigaciones realizadas por
docentes insatisfechos con los métodos de enseñanza-aprendizaje tradicionales que se
interesaron por conocer hasta qué punto en la clase de historia es posible abordar el
análisis de acontecimientos que nunca sucedieron con la finalidad de enseñar y
comprender mejor los acontecimientos y procesos que conforman la historia real.
Entre estos pioneros destaca en primer lugar Wayne Dumas, que en enero de
1969 publicó en la revista Social Education un breve artículo titulado “Speculative
Reconstruction of History: A New Perspective on an Old Idea” en el que defendía la
utilización de la historia alternativa en el aula al considerar la reconstrucción
especulativa una técnica didáctica que “desafía al estudiante en cada punto del espectro
de desafíos con los que se enfrentan el historiador y el usuario del conocimiento
histórico” (Dumas 1969: 55). Ya en la década de los setenta, diversos autores abordaron
el tema en relación con la propuesta de introducir nuevos recursos didácticos en la clase
de historia. En el número correspondiente a febrero de 1975 de la misma revista Social
Education, Bernard C. Hollister incluía un breve comentario acerca del recurso a la
historia alternativa en un ensayo sobre la utilización de la literatura de ciencia ficción a
la hora de diseñar actividades orientadas a la enseñanza de aspectos diversos de la
historia de los Estados Unidos –política, economía, relaciones internacionales, estudios
sobre las minorías–34.
34
Bernard C. Hollister (1975), “Teaching American History with Science Fiction”, Social Education,
39.2, 81-85.
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
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El estudio se enmarca en la línea de trabajo que Cooper desarrolló durante esos años con trabajos como
“Popular Music, Science Fiction and Controversial Issues: Sources for Reflective Thinking” (The History
and Social Science Teacher 12, 1976, 31-45), “Bob Dylan, Isaac Asimov, and Social Problems: Non-
Traditional Materials for Reflective Teaching”, (International Journal of Instructional Media 4.1, 1976-
1977, 105-115) y “Beyond Flash Gordon and «Star Wars»: Science Fiction and History Instruction”
(Social Education 42.5, 1978, 392-397). Animado por los primeros pasos que desde comienzos de la
década habían dado en esa dirección disciplinas como la psicología, la sociología, la antropología y las
ciencias políticas, Cooper consideraba que la mayor parte de los conceptos históricos clave que deben
impartirse en la educación formal pueden ser aprehendidos a través de ensayos y relatos de ciencia
ficción, y por ello llega a elaborar una propuesta para la impartición de un curso de entre cuatro y seis
semanas de duración denominado “Introducing Historical Concepts Through Science Fiction Stories” con
el objetivo de que los alumnos desarrollen un mayor interés y concienciación ante el estudio de problemas
sociales y políticos, analicen y sugieran propuestas alternativas destinadas a la resolución de esos
problemas y descubran la relación existente entre la aplicación del método científico y la valoración de
determinadas formulaciones, en particular a través de “la técnica de pensamiento disciplinado necesaria
para reconstruir situaciones de causa-efecto” (Cooper 1978: 392-394).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
y, finalmente, valorar de manera crítica “lo que fue” y “lo que pudo haber sido” a la
vista de las implicaciones de cada contexto para el eventual desarrollo del género
humano. Y aunque ello no resulta fácil, investigar los resultados de los sucesos reales
con la finalidad de juzgar las consecuencias de un pasado alterado debería estimular al
alumno hasta el punto de generar una nueva atmósfera creativa en el aula de historia.
Iniciados los años 80, Stephen Kneeshaw reconocía las limitaciones de los
métodos tradicionalmente utilizados en la enseñanza de la historia –reducidos a lecturas,
manuales y exámenes– y proponía introducir en la clase “un excitante nuevo método”
que juzga como una aproximación “exitosa y fascinante”, al que se refiere con la
expresión Alternativing (Kneeshaw 1982: 3) y que consistiría en plantear
ocasionalmente en el aula cuestiones del tipo “¿qué hubiera pasado si...?”. Como en el
caso de Cooper, el método de Kneeshaw descansa en la lectura por parte de los
alumnos, pero en este caso se inclina por fragmentos de Robert Sobel, For Want of a
Nail…; If Burgoyne Had Won at Saratoga (1973, Nueva York: Macmillan), una obra de
ficción redactada por un profesor de historia que adopta la forma de un manual de
historia para narrar una visión alternativa de la historia de los Estados Unidos entre
1775 y 1971. Para Kneeshaw, las posibilidades de “alternativizar” son ilimitadas, y en
el proceso el alumno comienza a comprender mejor lo que ocurrió y lo que no ocurrió;
y, lo más importante: comprende por qué, y tal vez pueda aplicar esas lecciones al
presente y al futuro. Pero en este caso al diseño de la propuesta se suman su
experimentación práctica y su evaluación crítica. Según las encuestas de evaluación
anónimas realizadas al final del semestre por el propio docente, 18 de los 25 alumnos
reconocieron el éxito de aplicar esta técnica, ninguno definió la experiencia como
“mala” ni “regular”, los calificativos positivos la consideraron “muy eficaz”, “muy
interesante”, “inusual”, “desafiante” y “estimulante”, de manera que uno de los
comentarios reconocía que “explicando lo que pudo haber ocurrido, resulta más fácil
comprender lo que ocurrió y por qué” (Kneeshaw 1982: 6-7). Pero el mismo autor
reconoce también que no es un método sencillo ni rápido, pues frente a la comodidad y
seguridad de estudiar la historia tal como sucedió, este método conlleva un desafío y un
esfuerzo añadido para el docente. Finalmente Kneeshaw recomienda la utilización de la
historia alternativa en el aula en la medida en que rescata a los alumnos de su papel
tradicional como observadores pasivos y los convierte, por una parte, en aprendices de
historiador, y por otra, al verse obligados a tomar decisiones y resolver problemas, en
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
En esa misma década se abre una nueva vía para la aproximación a la historia
gracias al desarrollo de la informática, y en esta ocasión las propuestas referidas a la
historia alternativa proceden del ámbito británico. En uno de los números de la revista
de historiografía History & Theory correspondientes a 1983 y dedicado al tema “The
Philosophy of History Teaching”, Frances Blow afirma que en el aula de historia “el
ordenador permite explorar la estructura de lo posible” (Blow, 1983: 121). La
utilización de los entonces jóvenes recursos informáticos en la clase de historia no sólo
ayuda al alumnado a examinar la estructura de los acontecimientos pretéritos, a
desarrollar los conceptos de cambio y causa y a reforzar la comprensión de la historia
real, sino que también le anima a considerar y formular alternativas posibles a los
hechos reales que sucedieron en el pasado. Para ello esta autora propone utilizar el
programa Palestine 1947 –diseñado para que los estudiantes comprendan por qué las
Naciones Unidas planearon el reparto de Palestina en 1947 y por qué fracasó este
intento de resolver el conflicto árabe-israelí– y plantea tres niveles diferentes de
aplicación contrafáctica –en los que el alumno puede identificarse o no con alguno de
los protagonistas (israelíes, árabes, los Estados Unidos, la Unión Soviética y la ONU)–,
en el último de los cuales el alumno-jugador construye su propio modelo causal, de
manera que la constatación de los múltiples resultados obtenidos diferentes a la realidad
y el análisis del camino recorrido durante el juego impulsan una evaluación crítica del
modelo, subrayan la importancia relativa de los factores individuales y la complejidad
de la conexión causal y revelan al alumno hasta qué punto es posible la multiplicidad de
explicaciones en historia dependiendo de la selección e importancia concedida a las
variables que intervienen en cada proceso (Blow, 1983: 121).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
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los alumnos a comprender mejor que el pasado no está preestablecido, sino que es
consecuencia del pensamiento y de la acción de los seres humanos (Arnold 1998: 196).
La publicación en 1997 del libro coordinado por Niall Ferguson Virtual History:
Alternatives and Counter-Factuals, al que ya nos hemos referido en la primera parte del
presente trabajo, impulsó una serie de reflexiones y de experiencias en el ámbito de la
didáctica de la historia relacionadas con el recurso a la historia alternativa. En un
artículo cuyo título se traduce en el significativo interrogante “¿Qué hubiera pasado si...,
si..., si todos hubiésemos sido menos desdeñosos respecto a la historia contrafáctica en
el aula?”, el británico Andrew Wrenn considera que el mayor potencial de la historia
contrafáctica radica en que se trata de una forma dinámica de considerar el significado
de las diversas causas que conducen a los hechos y de desafiar las interpretaciones
establecidas y se pregunta cómo llevar a cabo una práctica en este sentido con alumnos
de diferentes niveles de Educación Secundaria. Para ello les plantea una discusión en
torno la validez de una alternativa contrafáctica en la que las potencias centroeuropeas
proponen la paz en 1918 tomando como modelo la de Brest-Litovsk con el objetivo de
ayudarles a valorar el tratado de Versailles como primer paso hacia la Segunda Guerra
Mundial. De acuerdo con la propuesta de Wrenn (1998: 48), con los alumnos de entre
12 y 13 años el docente identificará provisionalmente las principales causas del
acontecimiento para que aquéllos las conozcan y comprendan, y a continuación el
docente y/o los alumnos individualizarán una causa para tratarla en profundidad al
preguntarse “¿qué habría sucedido si esta causa hubiese desaparecido?” y así indagar
acerca de la mayor o menor importancia de las causas, su repercusión a corto o a largo
plazo, etc. Con los alumnos de entre 13 y 14 años el docente planteará además una serie
de actividades para fomentar la especulación y el razonamiento contrafáctico en el
marco histórico de una Gran Bretaña gobernada por Eduardo VIII en la que los
ocupantes alemanes combaten contra la resistencia local, todo ello para que los alumnos
aprendan a manejar fuentes históricas, construyan a partir de ellas sus propias versiones
contrafácticas de la historia real y discutan acerca de la importancia de las causa
seleccionada a la vista de los resultados obtenidos a partir del razonamiento
contrafáctico, los cuales permitirán además debatir acerca de la Resistencia francesa y
de la actitud británica hacia la guerra en 1940. Como complemento, Wrenn propone la
visita a un campo de batalla y la realización de una actividad en la que habría que
rediseñar el cementerio militar a partir del supuesto contrafáctico de una victoria
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El nuevo siglo contempla en este ámbito una auténtica revolución. Por una parte,
continúan las propuestas realizadas por docentes sobre la base de experiencias
particulares desarrolladas con sus alumnos que incluyen algún tipo de reflexión
contrafáctica, y así en 2003 Arthur Chapman propone un modelo para la enseñanza del
razonamiento causal destinado a alumnos con edades comprendidas entre los 16 y los
19 años y en el que, tras aclarar los conceptos e identificar el vocabulario con los que el
alumno tendrá que manejarse y realizar ejercicios para asimilarlos, centra su atención en
la relación entre causas y consecuencias planteando una serie de cuestiones
contrafácticas a propósito del episodio de la rebelión de los cipayos en 1857 y aludiendo
explícitamente al trabajo de Ferguson (Chapman 2003: 49).
Por otra parte, en esta década se multiplican los estudios que destacan el valor
didáctico que para un videojuego supone el hecho de ofrecer al alumno la posibilidad de
desarrollar sus propias historias alternativas. En la medida en que pretende situarse en el
marco de la historia real a la vez que se aleja de ella (Atkins 2003: 102-110, cap.
“Counterfactual Gameplay”), el videojuego ofrece al alumno la posibilidad de modificar
el curso de la historia (McMichael 2007: 205) –de no ser así, dejaría de ser un juego
para convertirse en “algún tipo de película computerizada” (Schut 2007: 229)–. Este
factor resulta fundamental para motivar a los alumnos, tal como demostró la experiencia
desarrollada por Kurt Squire y Sasha Barab en 2004 cuando alumnos de barrios
marginales sólo se interesaron por una actividad con Civilization III cuando al cuarto
día supieron que con el videojuego era posible reescribir la historia planteando historias
contrafácticas y el propio docente les sugirió que alterasen la historia real en sentido
inverso para crear una América colonizada por africanos (Squire & Barab 2004)36.
36
Vid. asimismo Whelchel (2007), MacCallum-Stewart & Parsler (2007), Simons (2007), Arruda (2009:
164-174) y Dogramacilar (2010: 44 y 52). En este sentido, resulta significativo el título “Developing a
Counterfactual Pedagogy” de uno de los apartados del libro de Harry J. Brown Videogames and
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
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Education (2008, Armonk: M. E. Sharpe Inc., 133-135). Con todo, no siempre las potencialidades
contrafácticas de un videojuego garantizan su éxito entre los alumnos: hay que tener en cuenta que, de
entrada, para rentabilizar el desarrollo en el videojuego de una historia alternativa a partir de determinado
suceso, resulta fundamental aprender a desenvolverse en el juego y conocer la historia real de ese suceso,
todo lo cual exige un esfuerzo –tanto al alumno como al profesor–, y aun así es posible que el desenlace
alternativo termine provocando confusión y, en consecuencia, rechazo (Egenfeldt-Nielsen 2005).
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Junto con películas como Lola rennt (Corre, Lola, corre, de Tom Tykwer, 1998) y The Butterfly Effect
(El efecto mariposa, de Eric Bress y J. Mackye Gruber, 2002), capítulos de series televisivas como The
One That Could Have Been de Friends (Friends, temporada 6, episodios 15 y 16; 2000) o If... de
Desperate Housewives (Mujeres desesperadas, temporada 6, episodio 11; 2010) y obras de autores de
best sellers no ligados a la ficción ucrónica ni al análisis histórico como Philip Roth (La conjura contra
América, 2005 [orig. 2004]) y Paul Auster (Un hombre en la oscuridad, 2008), todo ello constituye un
buen ejemplo de la “sensibilidad especulativa” mostrada por la cultura popular contemporánea que ha
favorecido la difusión de la historia alternativa en ámbitos diversos, como referíamos más arriba.
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En la página web en la que la editorial informa sobre las características de World History, Book 2 y
bajo el epígrafe Student Activities, se indica de manera explícita las posibilidades que esta guía ofrece por
lo que se refiere a la utilización didáctica de la historia alternativa: “Academic activities include reading,
writing, questioning, charting and mapping, small- and large-group discussions, problem solving, student
presentations, panels and debates, role-playing and simulations, and addressing «what-if» situations” (el
subrayado es nuestro) (<http://www.centerforlearning.org/c-56-world-history.aspx> [Consulta realizada
el 15 de octubre de 2010]).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
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sido diferentes si ese suceso no hubiese tenido lugar, para preguntarles seguidamente si
así ellos serían mejores, peores o igual que como son en realidad. A continuación, los
alumnos repetirán el proceso con algún episodio de la historia de su país y se distribuirá
entre los alumnos un cuestionario que figura adjunto (Kovacs, Lambert & Lane 2004:
270-273) para que cada uno seleccione uno de entre 22 escenarios alternativos dados –
desde la Grecia clásica hasta la Primera Guerra del Golfo– y, orientado por las dos o
tres cuestiones-guía que acompañan a cada uno de ellos, especule acerca de cómo la
civilización podría haber sido diferente si la historia se hubiese desarrollado de otro
modo y si el resultado hubiese sido mejor, peor o igual que la historia real. Una vez
completado el cuestionario, se recogerán las respuestas para leer algunas al azar, y se
pedirán opiniones acerca de por qué esto o aquello puede o no ser el resultado lógico de
la premisa original. La sesión terminará con un debate en el aula en torno a la
afirmación de George Santayana según la cual “aquellos que no recuerdan el pasado,
están condenados a repetirlo” (Kovacs, Lambert & Lane 2004: 269).
39
El programa de radio está planteado como un debate entre el presentador y sus invitados: el historiador
militar Victor D. Hanson, el novelista Caleb Carr y el profesor de periodismo y ensayista Lance Morrow,
todos los cuales habían participado ese mismo año en la publicación de Cowley (2003 [orig. 2001]).
Puede descargarse de Internet en: <http://www.npr.org/templates/story/story.php?storyId=980404>
(consulta realizada el 15 de octubre de 2010).
32
J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
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Títulos: Native America from Prehistory to First Contact; Colonial America from Settlement to the
Revolution; A House Divided; Manifest Destiny and the Expansion of America; America in Revolt during
the 1960s and 1970s; y The Reagan Era from the Iran Crisis to Kosovo.
41
En relación con la elección de un suceso clave, Raham incorpora el siguiente ejemplo: “Si Newton no
hubiese existido, ¿otros científicos habrían descubierto sus leyes? ¿Cuánto tiempo habrían tardado en
hacerlo? ¿Cómo se habrían visto afectados otros acontecimientos históricos por este hecho?” (Raham
2004: 96).
33
J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
42
El paso entre la recomendación bibliográfica de publicaciones sobre historia alternativa y la propuesta
de incorporar algunas de ellas a las bibliotecas escolares de Educación Secundaria y “High School” lo da
Adam Snider ese mismo año, pero sus recomendaciones se limitan exclusivamente al ámbito de la ficción
–incluso al de la ciencia ficción y la fantasía–, plasmadas en obras de autores como Harry Turtledove,
Orson Scott Card y Greg Bear (Snider 2004).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
una dinámica destinada a “ejercitar nuestra mente con posibilidades” (Boettcher &
Conrad 2010: 216). Por ello, desde una perspectiva diferente a las anteriores, su uso
resulta igualmente recomendable en la medida en que fomenta un pensamiento
espontáneo y flexible –los alumnos tratan con hechos ficticios, pero dentro de un marco
presidido por la coherencia interna–, permite plantear posibilidades tanto correctas
como erróneas –al introducir un cambio en los supuestos, el escenario cambia–,
aumenta la confianza de los alumnos –explorar los supuestos en un escenario requiere
que los alumnos examinen sus propios conocimientos y comuniquen claramente lo que
piensan y por qué– y contribuye a mantener el dinamismo en el aula, razones todas ellas
por las que plantear la reflexión contrafáctica en grupo constituye una excelente
actividad colaborativa (Boettcher & Conrad 2010: 222-223).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
proporcionar claves para una comprensión histórica que se aleje del determinismo. Para
ello desarrolla un estudio durante ocho semanas de la primavera de 2008 para examinar
la cuestión tomando una muestra de tres grupos de secundaria integrados en total por 85
alumnos de entre 17 y 19 años procedentes de un mismo centro que eligieron analizar
diferentes momentos históricos, si bien al final todos participaron en el análisis de dos
temas concretos: el motín del té que en 1773 anunció la Guerra de la Independencia de
los Estados Unidos y la figura de Napoleón. Todo lo cual le permite concluir afirmando
que la utilización de la historia alternativa en el aula permite que los alumnos
comprendan los factores estructurales y el papel desempeñado por el individuo, refuerza
su capacidad de razonamiento, combate el pensamiento determinista y desarrolla la
empatía en historia (Lilliestam 2009).
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Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
¿Y en España?
Si la narrativa española descubrió con retraso la ficción ucrónica –pues, más allá
de la honrosa excepción de Nilo M.ª Fabra, cuando por fin aparecieron las primeras
obras pasaron muchos años hasta superar la inevitable atracción ejercida por la Guerra
Civil y poder hablar en la actualidad de un moderado despegue– y el análisis histórico
sólo se inició como consecuencia de la publicación del libro de Ferguson43, por lo que
se refiere a la didáctica de la historia el panorama es todavía más limitado y las
experiencias desarrolladas en esa dirección que se ajusten a un marco formal se reducen,
por lo que sabemos, a muy pocos casos.
Por una parte podemos afirmar con conocimiento de causa que este tipo de
práctica existe en la medida en que es llevada a cabo por los docentes ocasionalmente y
a título particular, si bien en la mayoría de los casos no supera los límites del aula44. Sin
embargo, a veces afortunadamente no es así, y llega más allá de dichos límites gracias a
Internet. Un buen ejemplo lo proporciona Dos Centurias – Historia del Mundo
Contemporáneo (http://doscenturias.com/), el blog personal de Feliciano Gámez Duarte,
en el que este profesor de Enseñanza Secundaria y Bachillerato tiene dos entradas en
2010 que nos interesan. Por una parte, la que se refiere al pseudo-documental ¡Viva la
República! (2008; vid. supra), en la que con fecha 14 de abril ha incluido un enlace web
entre la expresión “Historia Contrafactual” y su entrada en la Wikipedia, ha dispuesto el
mismo tipo de enlaces al site de YouTube en el que durante un tiempo era posible
visualizar por partes dicho documental y expresa su intención de comentarlo en el aula
como actividad asociada a la explicación del tema de la Segunda República española. Y
43
En lo relativo a los textos de ficción, tan fácil de entender resulta su ausencia durante el franquismo
como su multiplicación durante la Transición; vid. al respecto Santiago (2001) y López García (2009). El
actual despegue se ejemplifica en la reciente colección “Ucronía” publicada por Minotauro. En cuanto a
los estudios históricos, vid. Townson (2004) y Thomàs (2007), además del trabajo de Santos Juliá
mencionado supra n. 29 que fue incorporado a la edición española del volumen de Ferguson (1998).
44
Una situación similar describe en el caso francés Henriet (2009: 72-75), manifestada en “acciones
individuales y espontáneas” llevadas a cabo por docentes voluntariosos y en las que él mismo colabora;
entre ellas este autor reconoce guardar un especial recuerdo de un auditorio de Educación Infantil ante el
que proyectó el episodio de la serie franco-canadiense de dibujos animados Babar titulado Babar: une vie
de rêve (1990), en el que el rey de los elefantes se ve envuelto en una ucronía personal al modo del
protagonista de It’s a Wonderful Life (¡Qué bello es vivir!, dirigida por Frank Capra en 1946).
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Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
por otra, la que desde el 1 de febrero de ese mismo 2010 presenta la película Patria
(Fatherland, 1994, producida por HBO e inspirada en la novela del mismo título de
Robert Harris publicada dos años antes), que incluye una breve sinopsis, más enlaces a
la Wikipedia y el comentario del propio autor según el cual la novela constituye “uno de
esos ejercicios de historia contrafactual de los que tanto me habréis oído hablar en clase
y que ya pudieron comprobar los compañeros del curso pasado a través de otra película:
V de Vendetta”, de lo que podemos deducir que Gámez desarrolla con cierta frecuencia
este tipo de práctica con sus alumnos. Es de desear que pronto figuren más entradas
relacionadas con el tema45.
45
F. Gámez, Dos Centurias – Historia del Mundo Contemporáneo: ¡Viva la República! (14-IV-2010):
<http://doscenturias.com/2010/04/14/%C2%A1viva-la-republica/> (consulta realizada el 15 de octubre de
2010); Patria (1-II-2010): <http://doscenturias.com/2010/02/01/una-guerra-fria-alternativa-patria/>
(consulta realizada el 15 de octubre de 2010).
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
Proyecto CLIO, 36. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
videojuego Faraón con una afirmación que no puede ser más clara: “las cosas pasaron
como pasaron, pero podrían haber pasado de otra manera” (Hernàndez Cardona 2000:
93)46. Hernàndez Cardona y Cuenca abrieron así una vía por la que han continuado con
trabajos posteriores hasta la actualidad (Cuenca 2001 y 2006; Cuenca & Martín 2010a y
2010b; Hernàndez Cardona 2001; 2007: 140 y 173; 2010) y a la que se han unido otros
autores (Gómez García 2006; Pérez, Oliva, Ciaurriz & Guerrero-Solé 2008) en la
defensa de la utilización en el aula de videojuegos y simulaciones mediante los cuales el
alumnado pueda desarrollar planteamientos contrafácticos y, en consecuencia, construir
historias alternativas para comprobar que para los problemas históricos pueden existir
soluciones diferentes a las que en su día se tomaron y de este modo interactúe con la
historia y comprenda más fácilmente los hechos históricos (Cuenca & Martín 2010a:
36-37), pues “eso es precisamente lo interesante de la simulación en historia, el mostrar
que las cosas pueden suceder de una u otra manera según las personas decidan, que no
hay decisiones pequeñas, que una mínima acción es importante, y que no hay
«predestinación»” (Hernàndez Cardona 2001).
Por otra parte encontramos una iniciativa muy distinta, impulsada por Prometeo
– Ciencia (http://www.prometeo.netfirms.com/index.html), una asociación cultural
zaragozana integrada por profesionales de distintas áreas de la ciencia que ofrece la
realización de actividades de divulgación a colegios, bibliotecas, ayuntamientos, etc.
Fundada en 1993 por Javier Tapia y Francisco Javier Mateos, sus talleres de
divulgación científica tienen como finalidad que cada participante aprenda a elaborar su
propio método, piense y reflexione sobre lo aprendido y sea capaz de elaborar hipótesis,
de proponer diversas vías de solución, de aprobar o cuestionar las propuestas iniciales,...
Y junto a otras secciones dedicadas a ciencias como las matemáticas, la química, la
geología o la paleontología, entre otras, figura la de “Historia y procesos históricos”,
cuyo sumario incluye dos talleres que nos interesan especialmente. El primero de ellos,
titulado Cambiar la historia. La simulación de procesos históricos, plantea un juego de
46
En números posteriores de AULA – historia social José Luis de la Torre Díaz y José Luis de la Torre
Lorente destacan que en Rome Total War “el jugador es capaz de cambiar el rumbo de la historia” (De la
Torre Díaz & De la Torre Lorente, 2005: 71 y 72) y Francisco Navia alude en relación con The Entente a
“la posibilidad real, o mejor dicho, virtual, de alterar el rumbo de la Primera Guerra Mundial cambiando
algunos acontecimientos según la habilidad del participante... De esta forma resulta interesante la
mecánica de trabajo que se puede generar a partir de la acción de simular la realidad..., la cual, en este
caso, permite una reconstrucción virtual de contenidos, que usualmente poseen un grado de complejidad
destacable, sobre todo cuando éstos tienen relación con el análisis y la comprensión de las causas, el
desarrollo y las consecuencias de un proceso histórico determinado” (Navia 2006: 96).
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De carácter teórico y centrados en temas de carácter científico o cultural, los cursos monográficos de la
Universidad de la Experiencia de Zaragoza configuran, junto a las conferencias, los talleres de
investigación y las visitas y excursiones, el denominado Programa Básico. Dicho programa consta de 450
40
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Los docentes que hemos impartido el curso –tres especialistas en Historia con
estudios de Doctorado y dedicación profesional a la enseñanza de la misma, el primero
en la Universidad de la Experiencia de Zaragoza y en el área de Historia Moderna de la
Universidad de Zaragoza, el segundo en Enseñanza Secundaria y el tercero en el área de
Didáctica de las Ciencias Sociales de la mencionada universidad– nos planteamos como
objetivo del curso “proporcionar a los alumnos conocimientos y métodos para analizar
distintos episodios históricos y exponer las diversas formas en que pudieron haberse
resuelto”49. Para ello seleccionamos una serie de momentos históricos que consideramos
de interés a la hora de plantear desenlaces alternativos a partir de determinadas figuras
históricas (nacimientos, fallecimientos, matrimonios, etc.), batallas, descubrimientos e
inventos, de manera que, con una cierta variación entre unas ediciones y otras, los
diferentes temas se repartían entre la historia de Aragón, la historia de España y la
historia universal desde la Antigüedad hasta la época actual50. En todas las sesiones, a
una breve introducción le ha seguido un repaso de la historia real, seguido de la
identificación de aquellos momentos clave a partir de los cuales la historia podría haber
horas lectivas y se desarrolla a lo largo de tres años académicos: cada año, los alumnos deben
matricularse en cinco de estos cursos monográficos, de manera que, al cabo de los tres años cada alumno
ha realizado 15 de los 20 cursos propuestos. Sobre la Universidad de la Experiencia de Zaragoza, vid.
Ubieto (2009), monografía que actualiza y amplía los contenidos de Ubieto (2007).
48
Durante el curso académico 2005/2006 el curso fue impartido en la subsede de Utebo en un formato
reducido a 16 horas de duración.
49
UEZ. Universidad de la Experiencia de Zaragoza. Curso 2003-2004. Programa (2003): 17.
50
En conjunto, los temas tratados a lo largo de las ocho ediciones del curso, impartidos siempre en orden
cronológico, han sido los siguientes: las guerras Médicas; Alejandro Magno; Roma; los orígenes del
cristianismo; Atila; Guadalete y Poitiers; los vikingos; Sancho el Mayor y el origen del Reino de Aragón;
las Cruzadas; el matrimonio de Alfonso I de Aragón y Urraca de Castilla; el Compromiso de Caspe; el
matrimonio de los Reyes Católicos; la conquista de Granada; el descubrimiento de América; la invención
de la imprenta; la rebelión aragonesa de 1591; Lepanto; la Gran Armada; los tratados de Westfalia y
Utrecht; el Antiguo Régimen y las revoluciones burguesas; la Guerra de la Independencia; Napoleón; la
unificación italiana; la Guerra de Secesión norteamericana; las dos Guerras Mundiales; la Guerra Civil
española; la caída del Muro de Berlín; la desaparición de la Unión Soviética; y la guerra de Irak.
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sido otra, para lo cual se apuntaban a continuación algunas posibilidades hasta finalizar
con una conclusión y un breve debate.
Todas las ediciones han contado con una sesión inicial de carácter teórico a
modo de introducción a la historia alternativa y en la que se comentaba el programa del
curso, mientras que en la sesión final no faltaban ni una recapitulación del curso ni la
encuesta con la que los alumnos podían evaluar de manera anónima aspectos relativos a
la calidad global del curso y la labor de los docentes, así como añadir cualquier
comentario o sugerencia que considerasen oportuno. Y posteriormente se decidió
solicitar de los alumnos una valoración específica acerca de los contenidos del curso
mediante una segunda encuesta que indagaba acerca de la utilidad de la historia
alternativa para comprender mejor las causas de los hechos históricos, para impulsar la
reflexión acerca de las consecuencias de los mismos y, en suma, para mejorar nuestro
conocimiento de la historia real, y también se les preguntó sobre la utilidad de los
diferentes recursos didácticos empleados a lo largo del curso. En uno y otro caso los
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
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resultados fueron siempre muy positivos, lo que consolidó la propuesta realizada por la
jefatura de estudios ante la dirección de la Universidad de la Experiencia de Zaragoza y
sirvió de estímulo para la posterior labor de los docentes en el curso, hasta completar un
total de ocho ediciones celebradas a lo largo de siete cursos académicos.
_______________
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J. Pelegrín (2010). “La historia alternativa como herramienta didáctica: una revisión historiográfica”,
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