Ficha Técnica

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Ficha Técnica

Múltiple 360

"Múltiple" la primera Videodanza a través de una lente dual filmada en el


Ecuador, gracias al apoyo del Ballet Nacional de Ecuador y a los intérpretes-
bailarines del ballet contemporáneo logramos llevar a cabo esta experiencia
inmersiva audiovisual, que varía la percepción del espacio, cuerpo y tiempo.
Múltiple busca reflexionar sobre las posibilidades y contingencias espaciales,
anímicas y estéticas de los cuerpos en relación a un entorno inmersivo.

Guión y realización: Galo Terán

Cámaras y Asistencia: Paola Carrasco

Fotografía: Zamse

Intérpretes: Ballet Nacional de Ecuador BCC

Música: Rcouns

Edición y Postproducción: MivaLab

Producción General Miva Festival


Ficha Técnica

Ausentes, Cuerpos en Confinamiento.


Cuerpos en desconcierto, que se abrazan y comparten el registro de sus
reflexiones sobre la suspensión de la vida y su entorno social y cómo los
cuerpos se han ausentado del espacio público
Cuerpos suspendidos en tiempo de pandemia.
Cuerpos ansiosos que han gestionado la incertidumbre tensando cada
músculo 

Guión y realización: Galo Terán

Cámaras y Asistencia: Paola Carrasco, Marco Terán

Fotografía: Zamse

Accionantes - Intérpretes:

Roberto Chucuma, Geovanna López, Nelba Zambrano, Andrés Ordóñez, Carlos Francisco
Ordóñez, Stefanny Barragán, Nina Oña.

Música: C.DB.SN

Edición y Postproducción: Alterego Estudio Creativo

Producción General: Miva Festival

MIVA Vr 360”
XII EDICIÓN
FORMULARIO DE INSCRIPCION CONVOCATORIA 2018
Categoría: VIDEODANZA
"SIENTE LA EMOCIÓN QUE TE MUEVE"
¿Tienes un proyecto de Videodanza?
Revisa la convocatoria y aplica para la próxima Muestra Multidisciplinaria de Videodanza.
MIVA Festival Internacional Multidisciplinario.
"Tú eres la inspiración"
XII EDICIÓN
Categoría: VIDEODANZA
MIVA versión VR es una plataforma multidisciplinaria incorporando este año a sus
categorías tradicionales, proyectos basados en tecnología inmersiva con formato de visión
360º. Consiguiendo con esto que el espectador interactúe con el vídeo y controle el punto
subjetivo de visión, construyendo su propio recorrido, decidiendo qué quiere ver, dónde se
detiene, qué elige o qué descarta. De esta manera MIVA VR tiene como resultado una
experiencia única y singular en cada visionado.
Lanzamos la convocatoria de la primera fase, próximamente convocatoria actividades
complementarias (Coworking,Talleres,Itinerancia,etc.)
CATEGORIA “, VIDEODANZA, FASHION FILMS,VIDEOARTE”
solicitud de Ficha de inscripción y envio de obras:
[email protected]
PARTICIPANTES
Podrán participar filmmakers, video artistas, nacionales y extranjeros, colectivos. Cada
participante o colectivo podrá presentar hasta dos propuestas que se hayan producido
máximo en los últimos 4 años ( 2015, 2016,2107, 2018)
Videodanza. Sin tiempo limite
Formato: Tradicional o Sistema VR 360
Soporte audiovisual de creación para la danza y viceversa, donde predomina el movimiento
– no movimiento del cuerpo (ya sea uno o varios, humano o inhumano) en relación con el
espacio y el tiempo.
No se aceptan registro de obras.
ENVIOS Las obras audiovisuales deberán ser enviadas desde el 1 de Enero hasta el 31 de
Mayo del presente año ya sea de manera digital a través de: d) we-transfer, yousendit,
fileserve, o cualquier otro servidor al correo [email protected]
Las obras en video, deben ser enviados en los siguientes formatos , MOV, MPG / MPEG,
AVI o MP4, MTS.
DOCUMENTACIÓN ADICIONAL A ENTREGAR
Adjunto a la obra se deberá enviar además: - Formulario de Inscripción y carta de derechos
- 3 fotografías de la obra con resolución de 300 dpi, en formato JPEG, PNG o TIFF. Esta/s
imagen/es se utilizarán en los comunicados de prensa correspondientes al evento así
también en el catálogo MIVA 2018.
Si las imágenes deben ser acreditadas a alguien, estos deben ser especificados por el
participante en el campo correspondiente del formulario de inscripción.
SOBRE LA SELECCIÓN Los trabajos serán analizados por una comisión interna a juzgar,
que seleccionará las obras que formarán parte de la MUESTRA OFICIAL VIDEODANZA
MIVA 2018. CRITERIOS DE SELECCIÓN
– Técnica y lenguaje audiovisual
- Fundamentación conceptual de la propuesta
- Creatividad del tratamiento del tema
NOTIFICACIÓN
La notificación sobre la selección se dará a conocer el día viernes 4 de agosto del presente
año a cada uno de los participantes, a través de redes sociales, correo electrónico y teléfonos
especificados en el formulario de inscripción.
RECONOCIMIENTOS
- Certificado de su participación dentro de MIVA 2018
- Las obras resultantes formarán parte del catálogo MIVA 2018
- Rubro económico únicamente para realizadores nacionales previo mutuo acuerdo.
DE LA RESPONSABILIDAD DEL PARTICIPANTE - El participante será el único
responsable de la autenticidad de los datos facilitados, de la autoría de la obra y / o
contenido, siendo por tanto, la única persona responsable de tales creaciones, respondiendo
ante la ley civil y penal para la práctica del plagio o cualquier otro acto que puede dañar los
derechos de autor o la propiedad intelectual de otra persona. Es de total responsabilidad del
participante el uso de imágenes de terceros que puedan ser parte del contenido de las obras.
DE LOS DERECHOS DE AUTOR El/los realizadores mantienen los derechos de autoría
de las obras presentadas, cediendo de manera no exclusiva los derechos de reproducción de
los mismos en el marco de la X Edición MIVA 2018 tanto en su Itinerancia Nacional como
Internacional. Además los trabajos resultantes quedarán como parte del archivo histórico
del Festival pudiendo ser promovidos en otras actividades netamente culturales y afines al
festival.
DISPOSICIONES FINALES - La organización en cualquier momento, podrá a su
discernimiento exclusivo, complementar y / o modificar el presente documento, parcial o
totalmente. Todas las modificaciones o complementos que deben adoptarse para el
conocimiento general mediante su publicación en el sitio www.miva-
videoarte.blogspot.com. - La resolución de la comisión de selección será inapelable y la
organización se reserva el derecho de interpretación de las bases, así como la resolución de
cualquier incidencia que pudiera surgir. - Al cumplimentar el formulario de inscripción en
línea, los participantes aceptan totalmente las bases de la convocatoria, así como con el uso
de nombres, imágenes, sonido y fotos para dar a conocer resultados de la selección, además
de su uso en publicidad, exposiciones, sin responsabilidad adicional alguna para el
Organizador, o de terceros indicados por él.

Cuerpos de pandemia
Las huellas del confinamiento se dejan notar en nuestro
físico. Parece que hemos envejecido una década en poco
más de un año.
CARLA BERROCAL
KARELIA VÁZQUEZ
14 AGO 2021 - 22:40 ECT
2

Rígido, los hombros encogidos y la cabeza hundida. Las piernas torpes. Las caderas
cerradas y las articulaciones adoloridas. Impaciente. Irritable. La vista cansada y la piel
reseca. Tenemos cuerpo de clase turista, de vuelo transoceánico en aerolínea low
cost. Pero no hemos hecho tal viaje, sino otro que nos ha llevado del sofá a la mesa, de
la mesa a la cama, y vuelta a empezar. Con poco gasto calórico y mucha angustia.
Arrastramos un cuerpo de pandemia que también es más pesado —entre uno y tres kilos
más— y que lleva un año apretando la mandíbula.

Los subproductos de meses de confinamiento y teletrabajo empiezan a llegar a las


consultas de fisioterapeutas, psiquiatras, traumatólogos, oftalmólogos. Sí, con la
pandemia se ha esfumado su inversión en gimnasio de los últimos años. Grasa
acumulada en sitios poco habituales, rigidez en el cuello y dolor en la parte baja de la
espalda debido a las largas jornadas de teletrabajo en sillas diseñadas para sentarse a
cenar media hora. Cuerpos ansiosos que han gestionado la incertidumbre tensando cada
músculo y pasando noches en blanco.

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“Plantamos batalla al estrés apretando la mandíbula”, dice la fisioterapeuta Lida Herraiz


de la consulta de Gonzalo Vidal Quiropráctico. “Esta temporada casi el 80% de las
personas que trato tienen ese gesto de tensión acumulada”.

Sostiene la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) que el 49,8%


de los españoles ha ganado peso en lo que llevamos de pandemia. Proscritos los rituales
diarios de levantarse, vestirse, andar con prisa o coger el transporte público, la actividad
física se redujo al mínimo. Un año después, ponerse otra cosa que no sea un chándal es
un desafío. La caída brusca de lo que los expertos llaman actividad física incidental —
los movimientos para funcionar a diario, desde vestirse hasta bajar unas escaleras— ha
puesto todo patas arriba. “De un día para otro se abandonaron todos los rituales, eso
significa perder los puntos de referencia vitales, quedarse sin anclajes y entrar en una
sensación de pérdida de control”, opina Carlos María Alcover, profesor de Psicología
Social de la Universidad Rey Juan Carlos, y recuerda que hay una relación directa entre
los estados de ansiedad y el comer compulsivamente.

Los que intentaron hacer deporte en casa no se salvan. Los expertos dicen que se han
lesionado hasta los que nunca se lesionan. “La gente deportista que improvisó el
gimnasio en casa sufrió un impacto importante en su cuerpo por entrenar en suelos no
técnicos, también hubo mucho principiante que decidió empezar a hacer deporte a
través de pantallas sin la supervisión de un especialista”, dice Sara Álvarez, fundadora
del gimnasio Reto 48, y añade: “Ha habido cambios bruscos en el cuerpo: perdimos
algo de músculo en el camino y ganamos un par de kilos. O más”.

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Un estudio de la Universidad de San Francisco ha puesto cifras a esos kilos de más.


Según una medición realizada entre ciudadanos estadounidenses entre febrero y junio de
2020, por cada mes de confinamiento se ganaron 0,70 kilogramos de peso. Los
investigadores identificaron tres causas: una reducción significativa de los pasos diarios,
cambios drásticos en los patrones de vida y un incremento del picoteo y las comidas de
todo tipo.

“El aumento de peso ha causado desolación en muchas personas”, observa Sara


Álvarez. “Es la prueba de la claudicación, de que la voluntad se ha perdido, además de
la fuerza y la capacidad pulmonar. Todo cambio físico tiene consecuencias mentales, y
eso ha sido duro. La buena noticia es que el cuerpo tiene memoria, y con constancia y
esfuerzo es posible volver al punto donde estábamos antes de la pandemia”.

En un año sometidos a la crueldad de una cámara frontal mal iluminada durante largas
sesiones de Zoom hemos escrutado nuestra cara como nunca antes y hemos descubierto
cosas que ignorábamos que estaban ahí. Paz Torralba, directora de The Beauty Concept,
matiza que el encierro también ha pasado factura. “Mayor flacidez en el rostro,
envejecimiento prematuro, ojeras y arrugas marcadas, retención de líquidos y grasa
depositada en sitios donde antes no había”.

La mascarilla ha situado el foco de atención en la mirada, y justo ahí van las plegarias
de los clientes de las consultas de los centros de belleza. “Ahora se presta más atención
al rostro que al cuerpo, concretamente a las patas de gallo y a las arrugas de la frente. Se
piden tratamientos de resultados inmediatos. Por ejemplo, rellenos dérmicos, toxina
botulínica, antimanchas y fotorrejuvenecimiento. Y aunque las mujeres son mayoría,
uno de cada cinco hombres también ha buscado mejoras estéticas. La alopecia es su
drama. La revista The Economist habla del Zoom bum de la industria y refiere un 10%
de aumento de los procedimientos cosméticos en Estados Unidos, un 20% en Francia.
La SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética) habla de un
crecimiento de entre el 25% y el 30% en algunos centros.
Nuestro nuevo yo es un kamikaze, toma peores decisiones y tiene sed de venganza. Esas
son las conclusiones de un estudio del grupo Open Evidence de la Universidad Oberta
de Cataluña, que afirma que tras dos meses de confinamiento las capacidades cognitivas
se habían visto dañadas en los 5.000 ciudadanos de España, Italia y el Reino Unido
estudiados. “Durante la primera ola estaba en alza el debate entre salud y economía”,
recuerda Francisco Lupiáñez, profesor de la UOC, “y lo que conseguimos demostrar fue
que el encierro tampoco salía gratis”.

Si en el último año siente que ha envejecido una década de golpe, no está solo. Unos
2.900 millones de personas, más de un tercio de la población mundial, lo acompañan.

Una nueva clase ha nacido: los pobres de la tecnología. Son, por


definición, aquellas personas que no pueden permitirse esperar
24 horas para contestar un correo electrónico. Sobre sus
hombros pesa la responsabilidad de estar siempre disponibles.
“La conectividad es tanto un imperativo técnico como moral”,
define el filósofo Daniel Innerarity. “Algunos tienen poder para
desconectarse y otros el deber de permanecer conectados”,
escribe el sociólogo Francis Jaureguiberry, que acuñó el
término “pobres tecnológicos” en 2015.
Su contraparte es una especie de aristocracia con conocimientos
suficientes para gestionar internet como una herramienta a su
servicio. Que se usa y se suelta, y a la que no se permiten más
confianzas. Al principio la componían grandes nombres,
como Bill Gates, que esperó a que su hijo cumpliera 14 años
para darle su primer smartphone; Steve Jobs, que en 2010
reconoció a The New York Times que sus vástagos no tocarían
su recién estrenado iPad, o Richard Stallman, fundador del
movimiento del software libre, que trabaja sin internet y solo se
conecta dos veces al día para enviar y recibir correos
electrónicos.
Luego se supo que en el exclusivo colegio privado Waldorf of
Peninsula de Palo Alto (Califormia), donde la élite tecnológica
educa a sus hijos, no entra una pantalla hasta la secundaria, y
que algunas cuidadoras de esos alumnos tienen prohibido por
contrato el uso de móviles. El patrón se repite: cuanto más
conocen los adultos las nuevas tecnologías (algunos incluso las
han creado), más alejados las mantienen de sus hijos y de ellos
mismos.
Adriano Farano (Nápoles, 1980) vivió una década entre Palo
Alto y Menlo Park, el corazón de Silicon Valley, con su mujer,
Beatrice Martinet, y sus tres hijos, Lorenzo, Chiara y Lucca. En
su brillante camino de emprendedor fundó y vendió varias start-
ups. A él le deben los italianos que se incluyera entre los emojis
esa manera tan suya de juntar los dedos en copa para decir:
“¿Pero qué me estás contando?”.
En la imagen, Adriano
Farano en su panadería, Pane Vivo, en París.

Después de 10 años de “borrachera tecnológica”, cambió de


vida radicalmente. “Meterse en este mundo es como entrar en
un túnel, solo ves aplicaciones, pantallas, actualizaciones,
inversores, innovación… Vender WatchUp [su última empresa]
fue como sacar la cabeza y respirar aire fresco”. Era 2016.
Farano lo llama “el año de la resaca”: “La victoria de Trump,
las fake news, el escándalo de Cambridge Analytica… Vimos
cómo nuestros héroes se convertían en villanos”, recuerda. Dice
que no estaba “quemado”, pero necesitaba reconectar con “una
realidad más sensorial”.
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Fabricó un horno de arcilla en su casa de Menlo Park. “Fue


como un aquelarre, mis hijos y los de mis amigos vieron salir
algo útil de sus manos. Amasar el pan ha sido para mí un
ejercicio catártico. Le regalaron una masa madre de 113 años a
la que llamó Bibiana, que viajó con él a Europa cuando la
familia regresó a París hace un par de años, y fundó Pane Vivo
—cuya máxima es “el pan que sienta bien”—, su primer
proyecto no tecnológico en años. “Nuestro pan reivindica el
gluten y la manera tradicional de cultivar y moler el trigo para
mantener bajo control el índice glucémico, el peso y la
inflamación, las tres razones que la gente esgrime para no
comer un alimento que ha sido la base de nuestra civilización”,
explica. Su hijo mayor, Lorenzo (13 años), el que más tiempo
pasó en Silicon Valley, es el único de su clase que no
tiene smartphone. “Los adolescentes se comunican a través de
Discord, una app de mensajería instantánea con un sistema de
lo que llamamos gamification: la gente vota, unos son más
populares que otros y eso puede ser una herramienta
de bullying. Tengo que sentarme con Discord para entenderla
antes de que Lorenzo la use. Es un trabajo”, dice Adriano.

Adriano Farano da a
oler una masa de pan a su hijo Lorenzo en su obrador, Pane Vivo, en París.
En casa de los Farano nadie se queda colgado del algoritmo de
Netflix. “Acordamos lo que queremos ver y yo lo busco. Lucca,
el pequeño, puede ver episodios cortos, pero nunca en el
teléfono. “No se establece la misma relación con el dispositivo
si consumes un contenido en la tele desde el sofá que si lo haces
con los hombros encogidos, la cabeza baja y los ojos metidos en
la pantalla”, afirma el padre.

Rodrigo (14 años) ha sido el último de su clase en abrirse un


perfil de Instagram. Así lo decidió su madre, Laura Cuesta
Cano, profesora de Comunicación y Nuevos Medios de la
Universidad Camilo José Cela y experta en educación digital
para familias. “Nos sentamos juntos, configuramos la
privacidad y acordamos las normas de uso”, dice Cuesta, que
antes ya le había explicado a Rodrigo lo que quieren conseguir
de él estas empresas: sus datos y un tiempo de conexión cada
vez mayor. “Vivimos en un tiempo de hiperconectividad y hay
que entender la tecnología antes de usarla. Hay que explicarles
que irán dejando una huella digital que los acompañará toda la
vida”. Pero Cuesta Cano no es una apocalíptica. Cree que, si
queremos favorecer el estudio de carreras técnicas entre los
jóvenes, no se debe demonizar la tecnología, sino normalizar las
conversaciones sobre su uso.
Ella ha aplicado sus normas. En su casa no hay móviles encima
de la mesa a la hora de cenar, ni se contratan tarifas de datos
ilimitados para los niños. “Tienen que aprender a dosificar su
uso de internet porque cuando se acaban hay que esperar al mes
siguiente”. Tampoco se premia o se castiga con tecnología.
“Mis hijos nunca han tenido un móvil nuevo, heredan los que se
nos van quedando viejos. Si el teléfono es el regalo premium,
ya se le está posicionando como un objeto de deseo”, insiste.
El CAD Hortaleza
tiene salas de reuniones en las que tienen intervenciones y charlas con pac iente con
addicciones a nueva technologia. Sala de reuniones en el Centro de Atención a
Adicciones de Hortaleza, en MadridJAMES RATOTTE

Cuesta Cano detecta resignación en los padres y cierta falta de


autoestima para regular el consumo de tecnología en la familia.
“Les han hecho creer el mito de los nativos digitales y que sus
hijos saben más que ellos, y es indiscutible que tienen más
destreza, pero los padres tienen experiencia y madurez y no
pueden seguir postergando esta conversación”. Ella insiste en
que la alfabetización digital —que no tiene nada que ver con la
habilidad para usar un dispositivo— es parte de la educación de
un niño, como enseñarle a comer verduras. Una opinión similar
comparte Adriano: “El problema no son los hijos, son los
padres”, sentencia. Nieves Lahuerta, psicóloga y directora del
Centro de Atención a Adicciones (CAD) del distrito de
Hortaleza en Madrid lo describe con una imagen muy gráfica:
“Esas familias en un restaurante que le dan al pequeño, todavía
sentado en la trona, el móvil para que no moleste”.
En el CAD de Hortaleza se tratan adicciones variadas, entre
ellas las tecnológicas, que después del confinamiento suponen
casi la mitad de sus consultas. Estos expertos prefieren hablar
de uso abusivo de las tecnologías porque la adicción a internet
no está reconocida oficialmente, aunque sí la adicción a los
videojuegos. Laura Batanero, educadora social del CAD, se
patea los colegios del distrito en una labor preventiva para que
los chicos, que la conocen por su nombre, pidan ayuda si
sienten que están perdiendo el control. “Les pinto un círculo en
la pizarra y les digo: ‘Esto es vuestra vida y está compuesta por
varios quesitos: el sueño, la higiene, la familia, los amigos, las
aficiones’. Hay que evitar que la tecnología lo invada todo”.
De “educar” a los padres se encarga Rocío Gangoso Vega,
psicóloga experta en adicciones. “La señal de alarma llega
cuando bajan las notas o cuando les han robado dinero de una
tarjeta para comprar una caja botín de un videojuego, pero antes
los padres no suelen saber a qué juegan sus hijos. No han
observado ni supervisado su actividad en las redes. A muchos
padres la habitación les sigue pareciendo el lugar más seguro
del mundo”.
Laura Batanero constata cada día que hay redes sociales
diseñadas para perder el control. “En Instagram es muy claro.
Sigues a mil personas con todas sus stories, tocas una y el resto
se pasan solas, o TikTok, que cuando ves el primer vídeo ya no
puedes parar… Ese consumo pasivo engancha más, o los
videojuegos. Hay chicos que no están tan interesados en el
juego en sí, pero mientras están ahí hablan a través de Twitch o
de Discord con sus compañeros de equipo, y quizás es más
importante para ellos la socialización y el sentido de
pertenencia. A veces no juegan, solo hablan”.
Laura Cuesta Cano con
su marido Jose Luis Casal y hijo Rodrigo Tejero Cuesta en su casa en San Augustin de
Guadalix.JAMES RAJOTTE

Esa división de la vida online y offline, conectada y analógica,


es cosa de los adultos. Ellos viven en un continuum, su mundo
no tiene líneas divisorias. “Las discusiones que tienen en
WhatsApp no necesitan ser aclaradas cara a cara. Ya está
hablado. Si se abandona un videojuego a medias y penalizan al
equipo, ya está hecho. La ofensa no será menor porque se den
explicaciones fuera de internet”, dice Batanero.

El ecosistema digital parece cada vez más una ratonera con


pocas salidas. Algunos de los mejores cerebros del mundo lo
diseñan y perfeccionan cada día para pasar allí toda la vida si es
posible. Es su negocio: a mayor tiempo de conexión, mayor
exposición a los impactos publicitarios. La aristocracia digital
no se distingue por su pedigrí, sino por su dominio de estos
algoritmos y su capacidad para ponerse a buen resguardo. Ellos
y sus familias. La buena noticia es que ser un aristócrata digital
no es un mandato genético. Usted puede estudiar, aprender
cómo funciona este mundo y, con un poco de empeño,
convertirse en uno de ellos.

La pandemia COVID 19 ha instalado restricciones que alteran los modos de habitar el


espacio. Una serie de restricciones cuantitativas de distancia física, barreras y limitaciones
de aforo en espacios colectivos y ocupación han proliferado, pasándose a usar al cuerpo
humano desde una dimensión meramente antropométrica. Aquí se propone una
aproximación por medio de la crítica y las representaciones, confrontando estos hechos con
el conjunto de estándares desarrollados por Neufert en su manual ya clásico
(Bauentwurfslehre, 1936), quien declaraba allí al hombre como “medida de todas las cosas”.
Las relaciones de proximidad y ocupación prescritas en dicho manual parecen estar
temporalmente suspendidas, y en este ensayo se reconoce ese hecho como una
oportunidad visual para, a modo de interpretación, hacer una actualización de sus clásicas
representaciones, adaptadas a las nuevas condiciones espaciales, y dar lugar a una reflexión
acerca de la suspensión de la vida colectiva y urbana que ello implica, y cómo los cuerpos
se han ausentado del espacio público.

Constructores de utopías que conquistan


el mundo
Navegar más limpio. Enchufarse a un jardín. Detectar con
un botón una dolencia mientras se duerme. Bucear en el
cerebro. Soñar con curarlo. Sumergir ordenadores para
atajar su gasto energético. Ideas para un futuro mejor.
Ejecutadas por investigadores, emprendedores e
ingenieros españoles. Esta es su historia.

Desde las series más seguidas del momento, pasando por el cine, la literatura e incluso la
publicidad, nuestra cultura está saturada de imágenes de futuros. Muchas de ellas nos parecen
fascinantes, aunque la mayoría son solo versiones actuales de ideas que ya tienen más de un
siglo. Cada época ha tenido su particular visión del futuro condicionada, en buena medida, por
el contexto que la ha alimentado. La exposición ‘La gran imaginación. Historias del futuro’ –
comisariada por Jorge Camacho, experto en diseño de futuros– quiere proponer una
reflexión sobre el futuro. Entender cómo se pensó el futuro en el pasado y por
qué, comprobar de qué manera estas ideas siguen condicionándonos a la hora de imaginarlo y
repensar cómo podemos aventurar nuevos futuros desde el momento actual.

¿Siempre hemos imaginado, como lo hacemos ahora, futuros radicalmente distintos? ¿Cómo
ha ido cambiando nuestra idea de futuro en distintos momentos históricos? ¿Qué impacto han
tenido esas ideas en el devenir de nuestras sociedades? ¿Cómo aparecen y se desarrollan esas
imágenes, y qué papel juegan la imaginación y la creatividad en la producción de futuros
posibles? Para explorar posibles respuestas a todas estas preguntas la muestra propone un
recorrido por un universo de ficciones y ensoñaciones que en distintos momentos de la
historia han evocado cómo podría ser un tiempo futuro a través de la literatura, el cine, el
cómic, el diseño o la arquitectura, entre otras disciplinas. La exposición presenta así
proyectos que van desde las primeras utopías hasta las especulaciones más actuales, pasando
por todo el imaginario que se difunde a partir de la Revolución Industrial y del que seguimos
bebiendo en gran medida.

Tejiendo un diálogo entre imaginarios que van desde el siglo XVIII hasta nuestros días, la
exposición plantea en qué medida nuestra visión actual del futuro permanece anclada en ideas
y valores del pasado, y qué papel pueden jugar la imaginación y la creatividad en la
producción de alternativas posibles. En un siglo asolado por múltiples crisis cuyo devenir
puede ser crucial para la historia de nuestro planeta, ¿sigue siendo válido especular sobre
futuros idealizados como los que se imaginaron en el pasado? ¿Qué futuros alternativos
podemos imaginar para dar respuesta a los retos a los que nos enfrentamos? Liberar el poder
transformador de la imaginación para pensar mundos «radicalmente diferentes» tal vez sea
ahora más necesario que nunca.

‘La gran imaginación. Historias del futuro’ podrá visitarse de manera gratuita en la 4ª planta
de Espacio Fundación Telefónica, del 3 de noviembre de 2021 hasta el 17 de abril de 2022.

Resumen visual del nuevo número de la revista

Así es el nuevo número de TELOS que


explora cómo los nuevos espacios físicos
y virtuales condicionan la existencia
humana bajo el concepto de 'Fronteras'.

https://www.thisiscolossal.com/2021/11/i
mpasto-layers-li-songsong/?
fbclid=IwAR2fAbXrmtyTrjep8qufym-
A5Sq-7G7yDhjbYQjLAufn1mM-
ZbGygNfxlsQ

http://mudbodies.com/desktop.html?
fbclid=IwAR0ImMBTs3ZZ5WK71XzQJ
unvUP7JShJCwy6tQy_jufbLZZweqCioV
AJq4wo#Home

https://www.infobae.com/cultura/2021/10
/22/covid-art-museum-una-mirada-a-la-
pandemia-desde-el-arte/
Es tan importante un abrazo, una caricia o un beso como una conversación frente a
frente. El confinamiento se ha convertido en un banco de pruebas para comprobar
que “las conversaciones son necesarias para mantener una estabilidad emocional”, que
no son un automatismo absurdo y que la tecnología ha jugado un gran papel en este
aislamiento para dejarnos ver y escuchar. Estrella Montolío, miembro del Comité de
expertos de Levanta La Cabeza y catedrática de Lengua Española de la Universitat de
Barcelona, ha sido la protagonista del último directo de Levanta la cabeza en su
perfil de Instagram.

Moderado por Mario Tascón, el encuentro tuvo como eje principal la conversación,


ya sea presencial, telefónica o por videollamada. Montolío, que ha publicado
recientemente 'Cosas que pasan cuando conversamos' (Editorial Ariel), reivindica los
beneficios de tener un diálogo consciente y plantea formas didácticas para
conversar en el confinamiento: “Reúne a todas las personas que viven en tu casa. Hazlo
para conversar, para contar qué ha sucedido a lo largo de tu día. Ahora tenemos que
dejar el teléfono de lado. Llévalo a otra habitación y concéntrate solo en las personas
que tienes delante. Intenta asegurarte que todo el mundo habla. Escucha y no
interrumpas. Si quieres decir algo, pon un vaso frente a ti en el centro de la mesa para
que no se te olvide”.

“Cuando conversamos se dan muchos fenómenos de cooperación y de eco entre


personas. Los cuerpos de las personas que mantienen ese diálogo hacen una especie de
espejo, entran en ritmo y percibimos cómo sus gestos se adelantan”, asegura Montolío.

Durante el confinamiento todo lo presencial se ha convertido en telemático y las


videollamadas han sido pan de cada día. Aunque han servido de parche para paliar
o, al menos, ayudar en esta situación, nos agota hacerlas. “Y una de las razones es
porque no tenemos el cuerpo de los demás delante. El cuerpo da tanta información que
procesamos de manera automática, que cuando está ausente esa información no la
tenemos y nos focalizamos mucho en la cara y las palabras para interpretar ese vacío”,
detalla Estrella. Por eso, las llamadas por teléfono han vuelto a convertirse en grandes
protagonistas a la hora de conversar con los demás. “Prestamos solo atención a la voz y
nos descarga cognitivamente. Además, nos permite movernos. Las personas, cuando
podemos caminar funcionamos mejor mentalmente”.

¿Y qué ocurre con el lenguaje que se está utilizando durante la emergencia


sanitaria? En la pandemia se han utilizado numerosas metáforas para concienciar a la
sociedad. Esto es una guerra, es un partido de fútbol, o una barca donde todos remamos
en el mismo sentido. “Las metáforas son una manera de conceptualizar la
realidad. En nuestro país, cuando se vio que lo que estaba ocurriendo era un fenómeno
muy importante, me pareció que el término bélico se utilizó muy bien para reforzar que
hay un enemigo contra el que tenemos que luchar todos. Somos un equipo apela a la
responsabilidad colectiva”, detalla la especialista en lengua española.

Respecto a la comunicación clara como facilitador para superar la


incertidumbre, pone un ejemplo: “Fernando Simón ha demostrado que rigor no
significa rigor mortis, significa cercanía, claridad… Ha sido un buen ejemplo que viene
de un gran experto a la hora de comunicar de forma clara”, explica Montolío sobre el
director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio
de Sanidad.

https://artishockrevista.com/2020/05/13/p
andemia-bio-technopolitica-
performance/

https://www.abc.es/cultura/arte/abci-
sonando-futuro-
202111100049_noticia.html#vca=rrss&v
mc=abc-es&vso=fb&vli=cm-cultura

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