El Rol de Los Padrinos en La Vida de Los Niños
El Rol de Los Padrinos en La Vida de Los Niños
El Rol de Los Padrinos en La Vida de Los Niños
Parece que en la actualidad el rol o papel de los padrinos cada vez está más obsoleto o que se ha dejado en
un segundo plano, pero la realidad es que la figura de los padrinos en la vida de los niños sigue siendo
igual de importante y nunca se debería perder. Aunque los padrinos se tienen en cuenta sobre todo para
las personas católicas, la realidad es que algunas personas pueden asumir ese importante rol pese a no
tener ahijados.
Los padrinos y el bautismo
Los padrinos y madrinas serán las personas más importantes en el bautizo de un niño o una niña, ya que
son personas escogidas por los padres y hacen grandes promesas para alentar a su ahijado para crecer en la
fe y se comprometen a ayudar a que el pequeño o pequeña pueda vivir su vida y crecer de una manera
cristina. Dentro de la religión católica los padrinos tienen que tener algunas cosas en cuenta en
cuanto a su ahijado:
Hablar de cuestiones importantes de la vida como la fe, la esperanza o el amor.
Ser un buen modelo y animarle a desarrollar valores cristianos.
Ser amable y compasivo con los demás. Ser generoso con los necesitados, con el tiempo o con el
dinero.
Que se oponga a cosas del mundo que causan injusticia y sufrimiento.
Orar por el ahijado a través del camino de la fe.
Mostrar a su ahijado cómo tomar buenas decisiones en la vida (para sí mismos y para los demás).
Ayudarle a aprender más acerca de la fe cristiana.
Ir a la Iglesia con sus ahijados.
Aunque la Iglesia no especifica exactamente qué es lo que los padrinos deben hacer, son ideales para que
se mantengan en estrecho contacto con el niño y con los padres a lo largo de los años. La Iglesia Católica
exige que los padrinos sigan la fe cristiana y tengan un mínimo de 18 años de edad. Con un padrino o
una madrina es suficiente, pero las personas normalmente escogen a un hombre y a una mujer.
Conoce la importancia de los padrinos en la vida de tus hijos, cómo elegir al mejor y cómo ser el mejor.
La figura de los padrinos en la vida de tus hijos puede ser importante para algunas familias y para
otras puede parecer un papel sin importancia. Si tú y tu pareja ya decidieron que la mejor opción para
tus hijos es que sí los tengan, es importante aprender a elegir a esa persona que será parte de su vida.
La Lic. Adriana García de SoluSer, soluciones para el ser, desde el punto de vista psicológico, explicó
para bbmundo que «desde que nacen hasta los tres años, aproximadamente, los niños van
desarrollando la constancia objetal, que les permite saber de la existencia de los objetos o las
personas, aunque no lo vean. Es por eso que en el caso de los padrinos, cuya función es la de
suplir o apoyar a los padres, aunque no viven con ellos, cuando se va creando un lazo, el ahijado los
identifica como alguien cercano o parecido a sus papás.
Aunque en México esta figura sigue estando presente, ha ido en decadencia. Cada vez es más
común que se elija a los padrinos del bautizo pero que se escojan otros para la primera comunión y
nada más. Es decir, es una figura que se ha convertido para cumplir cierto papel religioso pero que con
el tiempo va desapareciendo de la vida del ahijado. Son pocos los casos donde la relación continúa
hasta la vida adulta.
Que sea una persona con estabilidad emocional, que puede lidiar con problemas y en alguna ocasión te
ha apoyado en momentos difíciles, son un buen indicativo
Deben estar de acuerdo con tu método de crianza
No lo elijas por presión social o familiar
Es ideal que sea un constante en tu vida antes de la llegada del hijo
Después de los rituales religiosos, debe seguir siendo un constante en la vida del niño. Idealmente debe
ser una figura que permanezca toda su vida. Aún si papás y padrinos llegan a tener diferencias.
Una vez que el bautismo tiene lugar, comienza la vida cristiana del neófito. Es normal que a partir de
aquí afloren preguntas y problemas. Ante esto, el padrino debe ser un apoyo para su ahijado, ya sea
proporcionando respuestas para las preguntas o un soporte para su búsqueda. Iniciarse en el
cristianismo no sólo implica el cumplimiento sacramental, sino el seguimiento voluntario de las
enseñanzas de Cristo. Por tanto, el padrino inicia al bautizado en el cristianismo transmitiéndole las
enseñanzas de Jesús.
Para lograr esta transmisión se puede contar con herramientas catequéticas o académicas (cursos,
catecismo, etc) Sin embargo, la mejor forma de transmitir las enseñanzas cristianas a es través del
recto ejemplo. Cuando el bautizado aprenda de su padrino que el cristianismo exige una preparación
rigurosa, pero que la plenitud en Dios vale la pena, entonces se puede asegurar que la semilla del
cristianismo a caído en buena tierra.
El acompañamiento que comenzó con la iniciación bautismal tiene su plenitud a lo largo de la vida del
bautizado. Sólo el acontecer cotidiano se puede comprobar el seguimiento de las enseñanzas dadas,
pues el cristianismo no es momentáneo, sino que pretende poseer primero la felicidad terrena en la
práctica de la caridad, y luego la la felicidad sobrenatural en la otra vida. La coherencia cristiana se
refiere a que las acciones de vida estén de acuerdo con las enseñanzas de caridad. Es aquí que el
padrino se convierte en una especie de juez de las acciones de su ahijado, a la vez que consejero. En
esta etapa el padrino ya no es sólo un informador, sino un caritativo supervisor de las acciones de su
ahijado. Esta plenitud de las funciones del padrino debe hacerse desde la caridad y la espontaneidad.
Es decir, evitando caer en perfeccionismos vanos.
En algunas regiones, los padrinos de bautismo no bastan para completar los festejos. Se consiguen
padrinos de ropón, de pastel, de comida, etc. Debemos recordar que el o los padrinos debieran ser un
apoyo para la formación cristiana de los bautizados y no sostenes económicos.
«El derecho canónico instituye al padrino en guía del nuevo bautizado, pretende que sea en cierto
modo su modelo de vida cristiana. El padrino ha de velar por el crecimiento espiritual del recién
bautizado -niño o adulto-, acompañarle en sus primeros pasos en la fe, que aprenda, como de su mano,
los fundamentos doctrinales y morales de la fe cristiana. Ya se ve que estas funciones son tan graves
que en absoluto se pueden considerar de suplencia de los padres, en el caso de los niños que se
bautizan: más bien se complementan con las funciones de los padres, por supuesto sin sustituirles.» (1)