Cuadraturina - Krzhizhanovsky
Cuadraturina - Krzhizhanovsky
Cuadraturina - Krzhizhanovsky
Sigizmund Krzhizhanovsky
D
esde afuera sonó un suave toquido en la puerta: una vez.
Pausa. Y de nuevo, un poco más alto y huesudo: dos ve-
ces.
Sutulin, sin levantarse de su cama, extendió, como era su cos-
tumbre, un pie hacia donde se escuchaban los golpes, pasó el dedo
del pie por la manija de la puerta y tiró. La puerta se abrió. En el
umbral, con la cabeza rozando el dintel, estaba un hombre alto y
gris, del color del atardecer que se filtraba por la ventana.
Antes de que Sutulin pudiera bajar los pies al suelo, el visitante
entró, cerró la puerta silenciosamente y, con un maletín que colgaba
de su largo brazo simiesco, golpeó una de las paredes, luego otra,
después dijo:
—Sí: una caja de fósforos.
—¿Qué?
—Su habitación, digo que es una caja de fósforos. ¿Cuántos me-
tros cuadrados tiene?
—Unos ocho.
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Instrucciones:
II
III
IV