Directrices para Los Esposos
Directrices para Los Esposos
Directrices para Los Esposos
Introducción:
Efesios 5:25-31
5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella,
5:26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la
palabra,
5:27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
5:28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
5:29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la
cuida, como también Cristo a la iglesia,
5:30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
5:31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
y los dos serán una sola carne.
5:32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la
iglesia.
5:33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí
mismo; y la mujer respete a su marido.
5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella,
Romanos 5:7-8
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser
que alguno osara morir por el bueno.
5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros.
Dios absolutamente Santo y Justo hizo el más grande y sublime sacrificio por
las personas más viles.
Los esposos debemos entender que somos pecadores junto con nuestras
esposas y esto nos lleva a ver que la gracia de Dios nos cobijo y en este
principio observamos que nuestro amor debe reflejas el amor de Cristo, que
nuestra esposa no es perfecta y que nosotros no somos perfectos.
Efesios 2: 8
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues
es don de Dios;
El amor, tal como Dios lo define, es mucho más una acción que una emoción
1 Co. 13:4-7
El esposo que ama a la esposa como Cristo ama a su Iglesia dará todo lo que
tiene por su esposa, incluyendo su vida si es necesario.
2. Amor purificante
Ese es un amor purificante, que nos enseña esta verdad básica: Cuando ames
a alguien, la pureza de esa persona es tu meta. No puedes amar a una
persona y al mismo tiempo querer profanarla.
El amor solo quiere lo mejor para aquel al que se ama y no puede soportar que
el ser amado sea corrompido o engañado por cualquier cosa mala o dañina.
No la tiente a pecar, por ejemplo, metiéndola en un argumento sobre un tema
que es sensible.
En la antigua Grecia, la futura esposa era llevada a un río para ser bañada y
limpiada ceremonialmente de toda la contaminación de su vida pasada. Eso le
permitía entrar en el matrimonio sin ninguna mancha moral o social, era
simbólicamente pura. Pero la limpieza que Cristo efectúa en los creyentes no
es ni ceremonial ni simbólica. Es real y completa. Él ha limpiado a la iglesia “en
el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una
iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que
fuese Santa y sin mancha”
5:28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
5:29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la
cuida, como también Cristo a la iglesia,
4. Amor inquebrantable
Así como Cristo es uno con su iglesia, los esposos son uno con sus esposas.
Por lo tanto, un esposo que daña a su esposa se daña a sí mismo, y un esposo
que viola y destruye su matrimonio viola y se destruye a sí mismo. Y si nuestra
sociedad nos ha enseñado algo, ha sido precisamente eso.
Pablo continúa diciendo: “Grande es este misterio; más yo digo esto respecto
de Cristo y de la iglesia” (Ef. 5:32). ¿Por qué es la sumisión al igual que el amor
sacrificial, purificador y bondadoso tan intensamente enfatizado en las
Escrituras? Porque lo sagrado de la iglesia está unido con lo sagrado del
matrimonio. El matrimonio suyo es o un símbolo o una negación de Cristo y de
su iglesia.
Lo sagrado del matrimonio motiva a Pablo a concluir: “Por lo demás, cada uno
de vosotros [esposos] ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer
respete a su marido” (v. 33).
No hay ninguna declaración más definitiva del ideal de Dios para el matrimonio
que esa.
Cuando los esposos y esposas cristianos andan en el poder del Espíritu, se
someten a su Palabra y a su control, y se someten el uno al otro, el resultado
es que habrá bendiciones.
Aplicación.
Esposos revisemos nuestro trato con nuestra esposa, revisemos nuestras
prioridades, estemos orando por nuestras esposas, seamos esos esposos
diligentes, proveedores, protectores y sacerdotes del hogar.
Taller No 6
2. ¿A quién realmente nos sometemos cuando nos ponemos bajo aquellos que
tienen autoridad sobre nosotros?
3 ¿A quién debe mirar un esposo cuando quiere saber cómo debe tratar a su
esposa?
5 ¿De qué maneras es el amor de Dios diferente del concepto de amor del
mundo?
6 ¿Cuál debe ser la meta del amor del esposo para su esposa?