Herramienta para Lideres de Jóvenes

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APRENDE A SER UN

LÍDER COMO

JESÚS 11 principios que te ayudarán a


SERVIR, INSPIRAR Y PREPARAR A OTROS

BOYD BAILEY
La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de calidad —con inte-
gridad y excelencia—, desde una perspectiva bíblica y confiable, que animen a las personas a
conocer y servir a Jesucristo.

Título del original: Learning to Lead Like Jesus, © 2018 por Boyd Bailey y publicado por
Harvest House Publishers, Eugene, Oregon, 97408, U.S.A. Todos los derechos reservados.
Traducido con permiso.
Edición en castellano: Aprende a ser un líder como Jesús © 2019 por Editorial Portavoz, filial de
Kregel Inc., Grand Rapids, Michigan 49505. Todos los derechos reservados.
Traducción: Ricardo Acosta
Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, almacenada en un sistema de
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El texto bíblico indicado con «rvc» ha sido tomado de la Reina Valera Contemporánea®,
© Sociedades Bíblicas Unidas, 2009, 2011. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
El texto bíblico indicado con «nvi» ha sido tomado de La Santa Biblia, Nueva Versión
Internacional®, copyright © 1999 por Biblica, Inc.® Todos los derechos reservados.
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El texto bíblico indicado con “dhh” ha sido tomado de la versión Dios Habla Hoy, © 1966,
1970, 1979, 1983, 1996 por Sociedades Bíblicas Unidas. Todos los derechos reservados.
El texto bíblico indicado con «tla» ha sido tomado de la Traducción en Lenguaje Actual
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El texto bíblico indicado con «nbv» ha sido tomado de la Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por
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El texto bíblico indicado con «pdt» ha sido tomado de la versión Palabra de Dios para Todos
© 2005, 2008, 2012 Centro Mundial de Traducción de La Biblia © 2005, 2008, 2012 World
Bible Translation Center.
Las cursivas en los versículos bíblicos son énfasis del autor.
EDITORIAL PORTAVOZ
2450 Oak Industrial Drive NE
Grand Rapids, Michigan 49505 USA
Visítenos en: www.portavoz.com
ISBN 978-0-8254-5898-9 (rústica)
ISBN 978-0-8254-6799-8 (Kindle)
ISBN 978-0-8254-7621-1 (epub)

1 2 3 4 5 edición / año 28 27 26 25 24 23 22 21 20 19
Impreso en los Estados Unidos de América
Printed in the United States of America
A mi amigo Randy Thrasher, quien lidera como Jesús
y me estimula tanto a mí como a muchos otros a hacer lo mismo.
Reconocimientos

Un agradecimiento especial para Paul Trotti padre, ¡un verdadero


hombre que le gusta hacer cosas varoniles y ama a Jesús! Admiro tu
servicio a Dios y a la nación con la División Aérea 82 en Panamá y
la Tormenta del Desierto, y tu inversión en cadetes de West Point
como profesor de ética mientras eres un editor experto. El Señor te
usó para darme claridad cuando estas páginas no eran más que una
niebla. ¡Sí señor!
Un saludo para Andy Stanley, mi amigo y pastor que me inspira
e instruye en aprender a ser un líder como Jesús.
Gracias al equipo de Wisdom Hunters por amar como Jesús: Rita
Bailey, Bethany Thoms, Gwynne Mauffet, Shanna Schutte, Rachel
Snead, Rachel Prince, Tripp Prince, Susan Fox y Josh Randolph.
Gracias a National Christian Foundation por la oportunidad de
alcanzar y restaurar a cada persona por medio del amor de Cristo, y
reunir recursos al inspirar generosidad bíblica.
¡Estoy agradecido con nuestro grupo comunitario por su auten-
ticidad! La vida es el doble de bendecida y la mitad menos difícil
debido a ustedes: Betsy y Bill Chapman, Alison y Bill Ibsen, Aria y
Josh Randolph, Jodi y Andy Ward y, más que nadie, a mi querida
Rita Isbill Bailey.
Chicos de rendición de cuentas Finishing Well, gracias por las
profundas conversaciones tipo «submarinismo» en lugar de charlitas
de «buceo superficial»: Frank Bell, Woody Faulk, Mike Kendrick y
Scotland Wright.
Los clubes del libro, ustedes son los mejores. Matinal: David Dee-
ter, Nathan Deeter y Mike Davis. Clásicos: Larry Green, Bill Ibsen
y Bill Williams. Virtuales: Dan Brown, Greg James y Greg Mauldin.
Estoy agradecido con nuestra familia por ser de gran apoyo: Rita,
Rebekah, Todd, Hudson, Harrison, Marshall, Rachel, Tripp, Lily,
Emmie, Charlie, Bethany, J. T., Weston, Anna y Tyler.

11
12 Aprende a ser un líder como Jesús

Gracias Paul Trotti, Susan Fox y Michael Jaffarian por la edición


experta de ustedes.
Gracias a la junta directiva de Wisdom Hunters por su amor, sus
oraciones y su responsabilidad: Cliff Bartow, Andrew Wexler y John
Hightower. Consejeros: Debbie Ochs y Cliff Bartow.
Gracias a Harvest House Publishers por su visión y apoyo para este
libro: Bob Hawkins, Aaron Dillon, Gene Skinner, Terry Glaspey, Ken
Lorenz, Kathy Zemper y Brad Moses.
Sobre todo, agradezco a Jesús, de quien estoy aprendiendo a ser
un líder.
Contenido

Prólogo de Cheryl Bachelder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15


Introducción: Donde el verdadero liderazgo empieza . . . . . . . . . . . 17
Capítulo 1 Humildad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Capítulo 2 Amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Capítulo 3 Rendición de cuentas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
Capítulo 4 Relaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Capítulo 5 Disposición de aprender . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
Capítulo 6 Disciplina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Capítulo 7 Gratitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Capítulo 8 Generosidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Capítulo 9 Perdón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
Capítulo 10 Motivación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
Capítulo 11 Fidelidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 190
Conclusión: Reflexión, oración y aplicación . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
Cómo llegar a ser discípulo de Jesucristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214
Apéndice A: Conviértete en un líder despojado de ti mismo . . . . . 217
Apéndice B: Libros clásicos recomendados . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233
Acerca del autor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
Wisdom Hunters . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236
National Christian Foundation . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
Prólogo

E n casi cuarenta años como directora he conocido toda clase de


líderes. Desde los que les gusta llamar la atención hasta los que
permiten que otros brillen. Cuando me convertí en directora de Pope-
yes Louisiana Kitchen, Inc., me propuse ser ejemplo y enseñar una
clase diferente de liderazgo. El secreto que descubrí y del que hablé
en mi libro, Dare to Serve [Atrévete a servir], es que los líderes más
extraordinarios son «tan valientes para llevar a las personas hacia un
destino atrevido, pero tan humildes para servir a los demás durante
el viaje».
Boyd Bailey es esa clase de líder.
En Aprende a ser un líder como Jesús, Boyd explora los once rasgos
de carácter que hacen de Jesús el patrón de oro para el liderazgo de
siervo, empezando con la humildad. Su motivadora narrativa y rele-
vante enseñanza muestran al lector el modelo de liderazgo de Jesús a
través del servicio.
La autoridad de Boyd en preparar a los lectores para seguir los pasos
de Jesús viene de su propio servicio humilde y de un compromiso
diario de vivir dedicado a seguir a Cristo.
No hay mejor momento que este para tomar la decisión de servir
con humildad y liderar con valor a fin de influir en tus relaciones, tu
familia, tu empresa, tu ciudad y tu mundo.

Cheryl Bachelder,
ex directora de Popeyes Louisiana Kitchen, Inc.

15
Introducción:
Donde el verdadero liderazgo empieza

A prender a dirigir como Jesús es un viaje de por vida que empieza


con humildad. «Es mejor decir: “Estoy aprendiendo”, que decir:
“He aprendido”», palabras sabias y humildes del doctor Charles Stan-
ley, que habló conmigo y con varios miembros del personal de la iglesia
First Baptist de Atlanta a finales de la década de los ochenta. Cuando
yo era un pastor joven, este líder veterano me ayudó a entender cómo
seguir al Señor Jesús a medida que continuaba mi aprendizaje y creci-
miento. Por ejemplo, no digas: «He aprendido a ser un líder paciente».
Di: «Estoy aprendiendo a ser un líder paciente». Esto me recuerda
ser un líder humilde, enseñable y en constante crecimiento que está
siempre en urgente necesidad de la gracia de Dios.
Este libro es para líderes que, al igual que yo, necesitan con urgen-
cia la dirección del Espíritu Santo, la sabiduría del Padre y el ánimo
del Hijo. Es para líderes que están aprendiendo a seguir bien a Jesús.
Aprender a dirigir como Jesús es una instrucción de por vida. Nunca
nos graduamos del instituto de liderazgo de Cristo, pero avanzamos a
medida que nos volvemos estudiantes más sabios a través de nuestras
luchas, fallas y éxitos.
«Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana, y a la inteligencia llama
parienta» (Proverbios 7:4).
Los líderes sabios son aprendices. Si dejan de aprender, dejan de
liderar sabiamente. Los líderes que aprenden a hacer las preguntas
correctas obtienen las respuestas más precisas y toman las decisiones
más sabias. ¿Cómo puedo quitarme del medio y ayudar al equipo a
tener éxito? ¿Cómo puede nuestra organización integrar y mantener
las mejores prácticas, para ir de lo bueno a lo mejor? El Señor anhela
derramar sabiduría en corazones fervientes y humildes.

17
18 Aprende a ser un líder como Jesús

¿Qué es en sí la sabiduría?
Santiago, el hermano de Jesús, experimentó de primera mano las
sabias palabras y acciones del Señor, y definió la sabiduría de este
modo: «La sabiduría que es de lo alto es primeramente pura [sin con-
taminación moral y espiritual], después pacífica [cortés y considerada],
amable, benigna [y dispuesta a escuchar], llena de misericordia y de
buenos frutos, sin incertidumbre ni [farisaica] hipocresía [ni engaños
egoístas]» (Santiago 3:17). Aprende a ser un líder como Jesús es un enfo-
que claramente cristiano de la vida y enseñanza de Jesucristo. Otras
tradiciones tienen algunas ideas útiles que personalmente respeto, ¡pero
la sabiduría del Dios todopoderoso no puede superarse!
«Dijo luego Josafat al rey de Israel: Yo te ruego que consultes hoy
la palabra de Jehová» (1 Reyes 22:5).

Sabiduría de lo alto
¿No habría sido maravillosamente esclarecedor e inspirador pre-
guntarle a Steve Jobs antes de su muerte acerca de su más grande crea-
ción: el Apple iPhone? En serio, si quisiéramos entender por completo
este invento que cambió el mundo, Steve sería la persona lógica a
quien preguntarle. ¿En qué pensaba? ¿Qué motivó este diseño? ¿Cuál
era su visión?
De la misma forma, para entender la vida y el liderazgo, ¿por qué
no buscar primero sabiduría de parte del Señor de la creación, quien
nos creó a ti y a mí? ¿No tiene sentido que el Dios que moldeó nues-
tras mentes nos enseñe a pensar? ¿O que Aquel que armonizó miles
de millones de células en nuestros cuerpos nos ayude a cuidarlos? ¿O
que del Dios que integró nuestras emociones en nuestros corazones,
almas y espíritus aprendamos a sentirlas y expresarlas? La sabiduría de
nuestro Creador nos hace más como Él. Nos volvemos como Aquel
a quien más amamos.

Uso correcto del conocimiento


El profético predicador bautista y prolífico escritor Charles Spur-
geon definió la sabiduría como «el uso correcto del conocimiento. Saber
no es ser sabios. Muchos hombres saben mucho, y eso los convierte en
los tontos más grandes. No hay tonto más tonto que un tonto que sabe.
Introducción: Donde el verdadero liderazgo empieza 19

Pero saber cómo usar el conocimiento es tener sabiduría».1 Por tanto,


mi objetivo en este libro no es presentar más conocimiento que solo
contribuye a hacer tontos educados. Más bien, me propongo presentar
correctamente conocimiento de las Escrituras, historias, principios e
instrucción sobre hábitos exitosos, para que nos ayuden a convertirnos
en lo mejor que podemos ser en los diversos papeles de nuestra vida.

No es un libro tipo «11 pasos fáciles para el liderazgo»


Aprende a ser un líder como Jesús no tiene que ver con soluciones
sencillas ni con evitar luchas. Tampoco muestra cómo nuestras deci-
siones perfectas nos protegen de todas las pruebas y tentaciones. Al
contrario, tiene que ver con once cualidades del carácter que influyen
en otros y dejarán un legado perdurable mucho después que nos haya-
mos ido. Estas cualidades inspiran la clase de sabiduría que permite a
los líderes tomar las mejores decisiones bajo las peores circunstancias.
Hoy día hay muchos libros sobre liderazgo, escritos por personas
de una amplia gama de profesiones: militares, empresarios, periodis-
tas, académicos y líderes de ministerios. El propósito de este libro es
explorar el ingrediente más esencial del liderazgo: la sabiduría. ¿Qué
mejor recurso para enseñar liderazgo sabio que las Santas Escrituras,
los escritos que revelan los caminos del liderazgo de nuestro Padre
celestial, el Espíritu Santo y nuestro Señor Jesús? Aprende a ser un
líder como Jesús ofrece ideas, experiencias, guía, historias y referencias
bíblicas para enseñar las once cualidades esenciales para convertirnos
en líderes cristianos sabios, que son las siguientes:

Humildad
Del mismo modo que una «droga no adictiva» es el punto de
entrada para otros males, la humildad es el punto de inicio para las
otras diez cualidades analizadas en estas páginas. Humildad incluye
preferir a los demás antes que a nosotros mismos y ceder a sus necesi-
dades por sobre las nuestras. Con ella aprendemos y crecemos por el
bien del reino y no por el bien de nuestros propios reinitos.

1. Charles Spurgeon, «The Fourfold Treasure», mensaje dado la noche del jueves
27 de abril de 1871, en Metropolitan Tabernacle. Ver http://www.romans45.org/
spurgeon/sermons/0991.htm.
20 Aprende a ser un líder como Jesús

Amor
El amor es posiblemente la característica máxima, ya que es el
mandato número uno de Cristo. Sus atributos, según los agrupan las
Santas Escrituras, son convincentes:

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el


amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido,
no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de
la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de
ser (1 Corintios 13:4-8).

Rendición de cuentas
Mejoramos cuando otras personas participan en nuestras vidas.
Formo parte de un grupo de otros cuatro hombres llamado Finishing
Well. Nos reunimos cada mes para profundizar en nuestras conver-
saciones, en lugar de quedarnos en la superficie. Lo llamamos sub-
marinismo en vez de buceo superficial. Nuestro deseo es ayudarnos
mutuamente a ver los problemas que se avecinan y hacer ajustes a fin
de evitar decisiones tontas. Rendir cuentas da permiso a otros para
meter la nariz en nuestros asuntos.

Relaciones
Las personas que permiten que otras las pongan sobre un pedestal
o, peor aún, que ellas mismas se pongan sobre un pedestal, sufren de
orgullo y están en posición de caer. Solo es cuestión de tiempo. Sin
embargo, quienes eligen intimidad sobre aislamiento son verdadera-
mente ricos. Tener comunión nos prepara para entender de veras a
otras personas y ayudarles de la mejor manera.

Disposición de aprender
A veces mientras más conocimiento tenemos, menos sabemos
realmente. Cuando renunciamos a aprender, morimos… tal vez no
por fuera, pero por dentro nuestras almas se marchitan. Benjamín
Franklin lo declaró muy bien: «Ser ignorante no es tan vergonzoso
Introducción: Donde el verdadero liderazgo empieza 21

como no estar dispuesto a aprender». Somos sabios si siempre miramos


alrededor y aprendemos de la gente que Dios pone en nuestras vidas.
Los líderes con disposición de aprender pasan toda la vida aprendiendo
a dirigir como Jesús.

Disciplina
Discípulo y disciplina son palabras similares. Es más, no pode-
mos convertirnos en discípulos de Jesucristo sin alguna medida de
disciplina. No se trata de servidumbre, sino de deleite. Eric Liddell
ejerció un nivel raro de disciplina física como atleta olímpico, pero
un nivel mucho más raro de disciplina espiritual como cristiano y
misionero. Esta famosa cita es de la película Carros de fuego, acerca
de la integridad espiritual y el talento atlético de Liddell: «Dios me
hizo veloz. Y cuando corro, siento su placer». La disciplina, moti-
vada por la gracia, nos permite correr toda la vida nuestra carrera
con placer santo.

Gratitud
Agradecer al Señor por el regalo de la salvación a través de su Hijo
Jesús es el fundamento de la gratitud. Nunca deberíamos olvidar la
sublime gracia de Dios que nos salva del pecado, nos libera del pecado
y en última instancia nos librará del pecado y la muerte. La gratitud
nos acerca a Dios. Nada es más repelente que un alma ingrata y mur-
muradora, y nada es más atractivo que una actitud de agradecimiento.
¡Anhelamos pasar tiempo con almas agradecidas y esperamos que sus
actitudes alegres se nos peguen!

Generosidad
No recuerdo nunca haber visto a una persona generosa que no
esté gozosa. La generosidad lleva a una vida realmente viva. La codicia
lleva a una vida como la de la esposa de Lot: un pilar de sal corrosiva
que se funde lentamente en un olvido poco atractivo. Para mi nueva
temporada de vida de nido vacío, mi versículo lema es Proverbios
11:25: «El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también
será saciado».
22 Aprende a ser un líder como Jesús

Perdón
¿Por qué perdonar? Porque Dios nos ha perdonado en Cristo.
Debemos perdonar a los demás por causa de Dios. Perdón es libertad:
libertad para el perdonador y una oportunidad de libertad para el
perdonado. De lo contrario solo torturamos nuestras almas con juegos
mentales de vengarnos de nuestro agresor. La ira no resuelta consume
nuestra propia paz y alegría, así como las de aquellos en nuestra estela
relacional. La cruz de Cristo nos obliga a perdonar a los demás de la
misma manera en que Él nos ha perdonado.

Motivación
«¿Cómo te das cuenta de que alguien necesita ánimo? Si esa persona
está respirando», declaró Truett Cathy, el fundador de Chick-fil-A. La
vida cotidiana nos roba el ánimo a todos, por lo que cada día tene-
mos la oportunidad de reavivar el ánimo en corazones agotados y de
aceptar ánimo de otros. Motivar nos ayuda a continuar, sabiendo que
no estamos solos.

Fidelidad
«Bien, buen siervo y fiel» es el elogio que los seguidores de Cristo
esperan oír de su Maestro. La fidelidad no siempre es divertida, pero
cuando todo se ha dicho y hecho, es muy satisfactorio saber que hemos
dado lo mejor para nuestro Señor. ¿Qué espera nuestro Padre celestial
de nosotros? Espera que demos lo mejor, que confiemos en Él con los
demás, y que descansemos en Él.
Espero que hayas disfrutado estos aperitivos de cada una de las once
cualidades de los líderes sabios. Ofreceremos verdades más amplias a
medida que avancemos en este libro.

¿Cómo adquirir sabiduría para dirigir como Jesús?


Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría [para ser guiado a
través de una decisión o circunstancia], pídala a [nuestro bene-
volente] Dios, el cual da a todos abundantemente y sin repro-
che, y le será dada. Pero pida [sabiduría] con fe, no dudando
nada [sobre la disposición divina de ayudar]; porque el que
duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el
Introducción: Donde el verdadero liderazgo empieza 23

viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal


haga, que recibirá [absolutamente] cosa alguna del Señor. El
hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos
[en todo lo que cree, siente o decide] (Santiago 1:5-8).

Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido


hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y reden-
ción (1 Corintios 1:30).

¿Cómo adquirimos sabiduría? La respuesta corta es pedirla a Dios


a través de su Hijo Jesucristo. Podemos estar agradecidos con Jesús
por mostrarnos una vida que buscaba sabiduría de su Padre celestial.
Nuestro Salvador se aislaba para estar con el Omnisciente y escuchar
cómo avanzar por fe. Cristo Jesús se convirtió en sabiduría de Dios
para nuestro bien. En Cristo tenemos la sabiduría de Dios, y a medida
que aprendemos a amar a quienes nos rodean, nos convertimos en
siervos sabios del Señor. ¡Por su gracia somos transformados en líderes
sabios como Jesús!

Los líderes sabios tienen cualidades en común


Al ser cofundador y líder de una empresa dinámica, y después de
haber asesorado, aconsejado y adiestrado individualmente a más de
mil líderes comerciales y ministeriales en los últimos veintidós años,
he visto lo que funciona y lo que no en la vida de un líder. Estas once
cualidades caracterizan a aquellos pocos que son líderes de líderes. Por
la gracia de Dios encarnan la sabiduría en el liderazgo.
En mi propia experiencia como líder he tenido el placer de servir
en entornos seguros en que me animaron a tomar riesgos y aprender
de mis equivocaciones. Un amigo me dijo en cierta ocasión: «Boyd,
mientras escribes, lideras y hablas de tus debilidades y luchas, nunca
te faltará contenido». Y vaya que tenía razón. Este libro se basa en
ideas y lecciones de fracasos, adversidades y enseñanzas aprendidas
por mí mismo y por otros.
Liderar como Jesús no es vivir de un modo en el trabajo, de otro en
casa y de una forma totalmente distinta en la iglesia. Nuestro llamado
es a liderar como Jesús en todo contexto, de modo que la gente pueda
24 Aprende a ser un líder como Jesús

ver coherencia en seguir a Cristo en nuestras actitudes, acciones y


conversaciones. Nuestras vidas fieles y nuestra humilde sabiduría nos
califican como líderes dignos de seguir.
Ninguno de nosotros es un líder perfecto, pero en medio de nues-
tras imperfecciones somos sinceros, sensibles y reales. A pesar de todo
dejamos de lado el control y confiamos totalmente en el Señor. Tam-
bién confiamos en otros y los preparamos para que crezcan como
líderes.
¿Qué requiere entonces Dios de quienes aspiran a ser líderes sabios
como Jesús? «Él [Dios] te ha declarado lo que es bueno, y qué pide
Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar [además de practicar
diligentemente] misericordia [compasión], y humillarte ante tu Dios
[dejando de lado toda sensación de importancia o de justicia propia]»
(Miqueas 6:8).
Mi oración es que permanezcas en el proceso de aprender a liderar
como Jesús, y que a medida que leas estas historias y reflexiones en las
Escrituras, integres sabiamente estas once cualidades a tu liderazgo.

Un estudiante de Jesús,

Boyd Bailey
Roswell, GA

Nota: ¡Te beneficiará en gran manera pensar en las preguntas que


aparecen al final del libro y actuar al respecto!
Capítulo uno

Humildad

No hagan nada por rivalidad ni orgullo. Sean


humildes y cada uno considere a los demás
como más importantes que sí mismo.
Filipenses 2:3, pdt

El orgullo nos hace artificiales, la


humildad nos hace reales.
Thomas Merton

Jesús fue humilde

E l cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual


a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a
sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a
sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz (Filipenses 2:6-8).

«Se humilló a sí mismo». El Hijo de Dios eligió ser humilde para


poder servir a otros seres humanos. En lugar de aprovecharse de su
divinidad, se despojó a sí mismo de su gloria por nuestro bien. ¡Vaya!
Humildad. Servicio. Obediencia. Muerte. Salvación. La humildad
de Jesús es la norma a la que aspiramos como sus seguidores. Alegría
viene de servir primero a Jesús, en segundo lugar, a otros, y en tercer
lugar a ti… todo con un corazón humilde.

¿Qué es humildad?
Ser humilde es tener una opinión sana de nosotros mismos, de
otros y de Dios. C. S. Lewis describió bien la humildad:

25
26 Aprende a ser un líder como Jesús

No nos imaginemos que si nos encontramos con un hombre


humilde de veras será «humilde» según el concepto de hoy día;
no será esa clase de persona pringosa y descuidada que siempre
anda diciendo que es «un don nadie». Probablemente lo que
pensemos de él es que parece ser un tipo alegre e inteligente,
que demuestra interés en lo que le decimos. Si no nos agrada
mucho es porque sentimos un poco de envidia de alguien que
parece gozar de la vida tan fácilmente. Él no se da a pensar en
la humildad; no piensa de sí mismo para nada.2

Reflexión: Las personas humildes dejan tras de sí el


residuo de Dios, no de sí mismos.

El problema
El orgullo y la humildad no pueden coexistir. El engreimiento y
la superioridad deben ser confrontados por la humildad. Estas dos
variedades del orgullo son como enredaderas prolíficas que ahogan
toda forma de vegetación que produce vida. Lewis expuso el orgu-
llo como una dificultad importante para conocer a Dios: «Mientras
seamos orgullosos no podemos conocer a Dios. El orgulloso siempre
se cree por encima de los demás; y, claro, mientras estemos mirando
hacia abajo no podemos ver lo que hay por encima de nosotros».3

El remedio
La humildad es la puerta de entrada a la gracia. «Dios resiste a los
soberbios, y da gracia a los humildes» (Santiago 4:6). Ya que debemos
vivir la vida cristiana del mismo modo en que nos convertimos en
cristianos (por gracia por medio de la fe) es imperativo llenar a diario
nuestras almas con la gracia de Dios. Si nos creemos humildes, no
lo somos. Pero sabemos que el humilde Jesús vive en nosotros, con
nosotros y a través de nosotros. La humildad cede felizmente en amor,
y dice: «¿Cómo puedo honrarte por encima de mí?». Los líderes sabios

2. C. S. Lewis, Cristianismo… ¡y nada más! (Miami: Caribe, 1977), pp. 128-129.


3. Lewis, Cristianismo, p. 125.
Humildad 27

andan en humildad, prefiriendo a los demás por sobre sí mismos y


cediendo ante otras almas necesitadas.

Reflexión: La humildad es la puerta que atravesa-


mos para experimentar la gracia de Dios.

Lecciones de vida aprendidas durante un café


«Ten la humildad de aprender de quienes te rodean», ha dicho
John Maxwell a menudo.
A inicios de mi carrera aprendí la auténtica humildad de un nuevo
amigo que era sencillo y sincero acerca de sus ideas sobre liderazgo.
Aunque no usó específicamente la palabra humildad, eso era lo que
describían sus palabras sinceras.
Yo era un joven pastor de menos de treinta años. Cada día mane-
jaba un modesto Nissan 210 por el centro de Atlanta para ir a trabajar
en una iglesia grande, usando un traje elegante y armado con deseos
de servir a la gente. En uno de mis primeros días en el trabajo, me
uní tímidamente al equipo de mantenimiento para tomar una taza
de café caliente. Se reunían informalmente para socializar y planificar
su día. Llegué a admirar a uno de ellos en particular, Eddie, por su
andar con Cristo y su excelente ética laboral. Me dio un consejo muy
sabio al comienzo de mi oficio en la iglesia.
«Boyd —me dijo—, la mayoría de los “bien vestidos” [espresión
coloquial para los ministros en el personal] esperan hasta el último
minuto para solicitar un salón, equipo audiovisual y sillas. No hay
problema con una petición aislada, pero cuando varios líderes olvi-
dan darnos tiempo necesario para atenderlos, entonces la calidad
de nuestro servicio sufre y nos sentimos menospreciados. Se espera
que respondamos a todo capricho de quienes no están preparados.
No parecen interesados en mí como persona ni en mi éxito como
compañero de trabajo». Entonces Eddie hizo una declaración que se
me incrustó en el corazón. «Boyd, lo que me hace sentir respetado y
valorado es cuando los “bien vestidos” planifican, comunican y me
avisan con anticipación sus peticiones de salón para poder servirles
con energía y excelencia».
28 Aprende a ser un líder como Jesús

Los comentarios de Eddie me recuerdan un eslogan militar: «La


planificación previa evita el mal desempeño».
Vaya, qué valiosa lección para un líder joven que deseaba servir
como Jesús. Allí estaba la frustración justificable de un colega siervo
de Cristo. Él experimentaba una desconexión entre lo que los líderes
afirmaban acerca de «considerar a los demás superiores a sí mismos»
y cómo esto se llevaba a cabo en la planificación diaria de los eventos
en la iglesia.
Así que durante muchas mañanas en los años siguientes yo llegaba
por mi taza de café y mi dosis de sabiduría práctica. Quería ser un
«bien vestido» que estuviera aprendiendo constantemente cómo servir
mejor a los que servían con tal desinterés.

ENSEÑANZA: Los líderes humildes muestran res-


peto al planificar con anticipación y escuchar a los
demás.

Una confianza infantil pide sabiduría


de un corazón humilde
Examinemos los inicios de la carrera del hombre más sabio que ha
vivido, segundo solo después de Jesús: Salomón.

Soy como un niño pequeño que no sabe por dónde ir. Sin
embargo, aquí estoy en medio de tu pueblo escogido, ¡una
nación tan grande y numerosa que no se puede contar! Dame
un corazón comprensivo para que pueda gobernar bien a tu
pueblo, y sepa la diferencia entre el bien y el mal. Pues, ¿quién
puede gobernar por su propia cuenta a este gran pueblo tuyo?
Al Señor le agradó que Salomón pidiera sabiduría (1  Reyes
3:7-10, ntv).

Los niños son muy alentadores en sus preguntas humildes y sin-


ceras acerca de Dios. Recientemente en el desayuno, nuestro nieto
de seis años me preguntó si tendríamos panqueques en el cielo. «Por
supuesto», contesté. Pero luego pensé: Espera… ¿es eso buena teología?
Humildad 29

¿Es realmente cierto? Sin embargo, para mi confiado pequeño la con-


firmación del panqueque abrió la puerta a una serie de preguntas
relacionadas con qué más experimentaríamos en el cielo. La humildad
se expresa en confianza infantil: muy simple, y no distraída por dudas
adultas.
Salomón, el hijo de David, no siempre aprendió de las equivoca-
ciones de su papá, pero se benefició al seguir el corazón para con Dios
de su padre. Con una combinación de expresión poética, perspicacia
aguda, entendimiento profundo, contrastes instructivos, ejemplos dia-
rios e inspiración del Espíritu Santo, el libro de Proverbios proporciona
una base de sabiduría para todo estudiante serio de las Escrituras.
En el pasaje de 1 Reyes citado anteriormente, Salomón reflexionó
en el nombramiento que el Señor le hiciera. Cuando la realidad de sus
responsabilidades comenzó a pesar en el corazón del nuevo rey, en un
sueño Dios le preguntó qué deseaba. Salomón contestó humildemente
que necesitaba sabiduría para gobernar bien al gran pueblo de Dios y
conocer la diferencia entre el bien y el mal.
¡Sí! El nuevo líder no actuó como si supiera lo que no sabía. No
declaró: «Fingiré hasta lograrlo». Al contrario, Salomón fue real res-
pecto a su falta de experiencia y conocimiento. Sabía que la sabiduría
de Dios le permitiría gobernar bien, y honró al pueblo reconociéndolo
como la posesión más preciada del Señor.
¡Qué estimulante! ¿Qué pasaría si todo líder gubernamental, ecle-
sial, comunitario, de empresa, militar y familiar enfocara su tarea con
una petición humilde de sabiduría?

ENSEÑANZA: Los líderes humildes piden a Dios


sabiduría para discernir entre el bien y el mal.

Un seguidor humilde de Jesucristo


trata de educar a los pobres
La Madre Teresa es una de mis favoritas seguidoras de Cristo. No
la conocí, pero he conocido a alguien muy parecido a ella. Dios llamó
a Ananthi Jebasingh a iniciar la escuela Good Samaritan a finales de
la década de los ochenta. Brillante, de mediana edad, con el nido
30 Aprende a ser un líder como Jesús

vacío y un doctorado, esta mujer entregó la vida al Señor en servicio


a los más pobres de los pobres, sin recibir un centavo de salario. Su
ministerio comenzó en su garaje en Delhi, India. Niños descalzos que
pedían comida, con el cabello enmarañado, irascibles y con narices
congestionadas, esperanzados y hambrientos, se presentaban como
un ejército de hormigas. Ananthi alimentaba sus cuerpos con pan
donado por un creyente en Cristo, y luego alimentaba sus almas con
el Pan de Vida, Jesús. Los niños sentían el amor de esta mujer a quien
le importaban lo suficiente como para abrir su casa y su corazón a
estos extraños andrajosos.

Reflexión: La humildad busca oportunidades para


enseñar y servir a los marginados de la sociedad.

La humildad desarrolla un legado para Cristo


Ananthi fue llamada por su Padre celestial de los salones artifi-
ciales de una educación superior a las calles poco sofisticadas de los
barrios marginales. Cuando la miro, veo el rostro de Jesús. La tranquila
humildad de esta mujer me habla de liderazgo, sabiduría y obediencia.
Ella aprendió humildad de su padre terrenal en el sur de India,
quien llevaba a casa marginados de la sociedad: los intocables. Sí, el
amor por el Señor que este hombre tenía lo obligaba a más allá, tocar
y amar a los que de otro modo eran rechazados por el prójimo. El
ejemplo de este padre que alimentaba indigentes, vestía desnudos
y brindaba dignidad a los oprimidos se alojó profundamente en el
alma de Ananthi. Más que nadie que yo haya conocido, ella honra
generosamente a los demás por sobre sí misma.
Ahora la escuela Good Samaritan tiene un campus principal y
cinco escuelas satélites en barrios marginales. Más de mil quinientos
niños reciben uniformes escolares, educación, alimentación y algo
de atención médica. Sobre todo, experimentan amor, respeto, risas,
seguridad y salvación en Jesucristo.
Nuestra familia ha experimentado el gozo de tener en casa a
Ananthi como invitada. Esperábamos que nuestras cuatro hijas y
nuestros amigos pudieran ser influidos por el ejemplo de esta mujer.
Humildad 31

Su llamado es del cielo para servir a los pobres de la tierra. Ananthi


es una de nuestras pocas heroínas vivas; su humildad nos señala más
allá de sí misma y su obra señala a Jesús, para adorarlo en alabanza
y gratitud.

Reflexión: La humildad se basa en el ejemplo de los


que dejan un fiel legado para Cristo.

La humildad evita la trampa de comparar


Pero espera. Pulsa el botón de pausa. Un momento. ¿No es Ananthi
un ícono? ¿Otra Madre Teresa? ¿Cómo podemos relacionarnos con
este nivel de amor sacrificial y compromiso cristiano? Es una trampa
sutil comparar nuestro llamado con el de Ananthi. En lugar de sentir-
nos conmovidos por su fe y tratarla como una santa súper espiritual,
debemos reconocer y aceptar nuestros propios llamados. ¿Cómo está
pidiéndonos el Señor a cada uno de nosotros, en nuestras propias
circunstancias, que caminemos en humildad, amor y servicio a los
demás, en particular a los que carecen, a los que sufren en pobreza de
cuerpo, alma y emociones?
Las personas en bancarrota espiritual necesitan nuestra ayuda, así
como los que han perdido empleos, hogares o seres queridos. Todos a
nuestro alrededor son niños, adolescentes y adultos a quienes podemos
amar y llevar al Señor con nuestras acciones y palabras. La vida de
Ananthi Jebasingh es un humilde recordatorio a mantenernos fieles
al llamado de amar a personas diferentes a nosotros. La sabiduría en
el liderazgo honra humildemente a otros por sobre nosotros mismos.
«Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humil-
dad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por
lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también
en Cristo Jesús» (Filipenses 2:3-5).

ENSEÑANZA: Los líderes humildes celebran el


éxito de los demás y se inspiran en ellos.
32 Aprende a ser un líder como Jesús

Las palabras humildes curan; las orgullosas, hieren


«La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama
comerá de sus frutos» (Proverbios 18:21).
¿No detestas cuando tus palabras salen demasiado rápidas y exponen
tus pensamientos demasiado pronto? ¿No te gustaría a veces que pudieras
retirar tus palabras apresuradas y que tuvieras una segunda oportunidad
de no hablar tan rápido? Cuando tu lengua se adelanta a tus pensamien-
tos, las palabras ásperas que salen son de orgullo, no de humildad. Hay
una forma de esperar antes de hablar. Exploremos algunas ideas sobre
cómo tus palabras pueden traer dulzura al alma y sanidad al cuerpo.
Algunos líderes se motivan por amor y estímulo; otros por miedo e
intimidación. En la secundaria tuve dos entrenadores diferentes de fút-
bol. El menos favorito era el intimidador. Le temía por sus diatribas y
su lenguaje iracundo y maltratador. Estuve motivado por poco tiempo,
pero temía no hacer precisamente lo que él quería. El entrenador que
más me ayudó fue el estimulador, quien esperaba un alto nivel de
rendimiento, pero su estilo era a la vez instructivo e inspirador. Con él
yo sabía que tenía espacio para el fracaso, pero mi objetivo era crecer.
Yo veía al primer entrenador como un individuo que esperaba
perfección; nunca estaba totalmente contento conmigo. Al segundo
lo veía como alguien comprensivo; extrajo lo mejor de mí y esperaba
lo mejor de mí. Hacemos nuestro mejor esfuerzo bajo líderes que nos
hacen sentir valorados y nos estimulan a alcanzar nuestra capacidad.
Las palabras importan, y las de un líder son analizadas cuidado-
samente por sus seguidores como una rana cloroformada en un labo-
ratorio de biología de la escuela. Los líderes sabios miden en oración
sus palabras antes de hablar.

Reflexión: La humildad ofrece aliento que produce


vida; el orgullo ofrece desánimo que produce
muerte.

Nuestras palabras pueden meternos en problemas o pueden disol-


verlos. Así como un soplo puede apagar la llama de una vela, una
palabra humilde de disculpa puede apagar el fuego de un corazón
enojado. «Perdóname por favor; estaba emocionalmente agotado y
Humildad 33

no quise lastimarte con mi tono irrespetuoso». El lenguaje trae vida


cuando viene de alguien inmerso en Cristo, o muerte cuando viene
de alguien que es indiferente al Señor. Las palabras importan. Cuando
nuestras palabras vienen de corazones que adoran a Dios, podemos
ofrecerle apropiados sacrificios de lenguaje a Dios.
El poder de la lengua debe ser domado bajo el poder superior del
Espíritu Santo. De lo contrario se convierte en un arma de destrucción
masiva. Al igual que una lluvia radioactiva, las palabras malévolas
envenenan la atmósfera, de modo que lo que el corazón inhala apaga
al espíritu. ¿Qué significa bendecir a otros por medio de conversacio-
nes mesuradas? El agua oculta dentro de una manguera de irrigación
que serpentea a través de un huerto exuberante puede hacer que las
plantas crezcan y prosperen. Así también el lenguaje de amor da vida
al entregar gracia a las raíces de un alma sedienta.

Reflexión: La humildad permite al Espíritu Santo uti-


lizar palabras para bien y gloria.

«Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina


para los huesos» (Proverbios 16:24).
Si mi corazón está lleno de orgullo, mis palabras estarán envene-
nadas con un tóxico verbal de juicio y superioridad. Si mi corazón
está lleno de humildad, mis palabras estarán sazonadas con gracia y
misericordia. Si mi corazón está repleto de miedo, comunicaré preocu-
pación y temor. Si mi corazón está cautivado por esperanza en Cristo,
experimentaré paz y tendré valor para hablar con expectación de la
fidelidad de Dios. Si me duele el corazón por negligencia, avergonzaré
descaradamente a los demás. Pero si mi corazón está consolado por el
amor del Señor, tendré la capacidad de ofrecer palabras de consuelo.
El fruto de las palabras sanas es sanidad.
«El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno;
y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque
de la abundancia del corazón habla la boca» (Lucas 6:45).
Los líderes sabios pueden vaciarse de sí mismos y permitir que
Cristo llene sus corazones con perdón, amor y bondad. Dios puede
llenar nuestras bocas con palabras fructíferas de aliento, corrección y
34 Aprende a ser un líder como Jesús

compasión. ¡Por la gracia de Dios podemos ser seguidores de Jesús cuyas


palabras dan vida al alma y muerte al pecado! Los líderes sabios miden
con humildad sus palabras para producir sanidad y no dolor a otros.
«Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios»
(Salmos 141:3).

ENSEÑANZA: Los líderes humildes usan palabras


para levantar, no para derribar.

Humildad, quebrantamiento, paciencia


y oración persistente
Una de nuestras hijas no podía tener hijos. Sufrió a través de años
de pruebas, sondeos y oración. Había ansiedad anticipada y tensión
sobre si el seguro pagaría todo, algo o nada. Al final, el médico llegó
a la conclusión de que la única esperanza era con un procedimiento
especial que incluso entonces ofrecía solo el 5% de posibilidades de
embarazo. Diez días antes del procedimiento programado nuestra hija
volvió a hacerse la prueba de embarazo… ¡y salió positiva! Sorpren-
dida y con ojos llorosos se hizo por segunda vez la prueba casera e
increíblemente, sí, ¡estaba embarazada! Esposa y esposo se abrazaron
en agradecida esperanza. Ella llamó a su madre (mi esposa); su esposo
llamó a sus padres; todos lloramos en humilde acción de gracias a Dios.
Un anhelo insatisfecho nos había puesto de rodillas, en necesidad de
la gracia generosa de nuestro Padre… y ahora, este regalo.
La humildad nos mantiene posicionados para las bendiciones del
Señor. Nuestra esperanza puede aplazarse, pero Dios todavía es bueno.
¡Donde el hombre ofrece el 5% de posibilidades, el Señor da 100%
de su fidelidad, cuidado y consuelo!
«Con amargura de alma [Ana] oró a Jehová, y lloró abundantemente.
E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la
aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva,
sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los
días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza» (1 Samuel 1:10-11).
Muchas veces la humildad precede al quebrantamiento. Esta parece
Humildad 35

ser la experiencia de Ana. Incapaz de concebir, clamó al Creador para


que formara dentro de su vientre una criatura preciosa.

Reflexión: La humildad espera en lo mejor de Dios


y se resiste a obligar que las cosas sucedan.

Estéril. Quebrantada. Rechazada. Triste. Avergonzada. Eran solo


algunos de los sentimientos que Ana pudo haber albergado en su
corazón herido. Su cultura etiquetaba como falla a la infertilidad.
La imposibilidad de tener hijos la interpretaban erróneamente sus
compatriotas como juicio divino. Quebrantada pero no sumida en su
propia pena, Ana se humilló y clamó en el nombre del Señor que la
bendijera con un hijo. Con sagrada devoción ella hizo un juramento
a Dios y dedicó con antelación todos los días de la vida del niño al
Señor. El Padre celestial contestó la oración de Ana y la bendijo con
Samuel, quien creció hasta convertirse en el sacerdote piadoso que
ungió a David, de cuyo linaje familiar finalmente nacería Jesucristo.
Dios bendijo la humildad, la oración audaz y la confianza anhelante
de Ana en Él.
No puedo imaginarme la conmoción emocional de no poder cum-
plir el deseo de maternidad dado por Dios, de tener anhelos de dar
a luz un bebé, pero ser incapaz de lograrlo. Quizá este sentimiento
compita con otros deseos no satisfechos y profundos del alma: el
afán por casarse que siente un adulto soltero, la aspiración de que
un matrimonio actual prospere y no solo sobreviva, el anhelo de una
oportunidad de trabajo que parece nunca llegar, o simplemente la
necesidad de sentirse reconocido, comprendido y amado por otros.
Cuando nuestros corazones ansían a alguien o algo, en nuestro total
quebrantamiento, en nuestra soledad, la misericordia de nuestro Padre
celestial nos encuentra. Su amor completa nuestras almas. Su gracia
sana nuestra fe fracturada.
¿Cómo está tu corazón? ¿Has aceptado con humildad tu quebranto
como un sendero hacia la oración contestada, hacia la bendición o
hacia una intensa intimidad con Dios?
36 Aprende a ser un líder como Jesús

ENSEÑANZA: Los líderes humildes usan el que-


brantamiento como una senda hacia una mayor
intimidad con Dios.

La humildad está dispuesta a adaptarse


por el bien de todos
Puedo quedar atrapado en mi pequeño mundo y olvidarme de las
necesidades de mi familia. Tal fue el caso cuando teníamos en casa
cuatro hijas adolescentes y yo viajaba mucho, sin darme cuenta de la
presión que mi esposa sufría. Necesité un llamado de atención.
A principios del 2001 me encontraba viajando libremente por el
país liderando nuestro equipo nacional de operaciones para Crown
Financial Ministries. Rita, mi dulce esposa, estaba en casa con nuestras
cuatro hijas adolescentes. Uno de los viajes resultó en una semana
emocionante de servir a nuestros equipos de liderazgo en California.
Yo había visto cómo Cristo llevaba esperanza a familias que descu-
brieron y aceptaron el señorío de Dios en todo: sus calendarios, sus
cuentas bancarias, su gente y sus relaciones. Cuando regresé a casa,
Rita expresó: «Debemos hablar». Su tono era serio pero esperanzado,
preocupado pero cariñoso.
«Hay razones de por qué el plan de Dios es que papá y mamá críen
juntos a los hijos». Cuando ella declaró lo evidente comencé a sentir
su dolor. Rita continuó: «Me alegra que puedas recorrer el mundo
hablando el evangelio y amando a los líderes, pero necesito más de ti
en casa para que me ayudes a criar a las niñas». Rita tenía razón: chicos,
tareas, chicos, voleibol, chicos, baloncesto, chicos, iglesia, chicos, coro,
chicos, excursiones, chicos, grupo de teatro, chicos, danza y chicos.
¿Mencioné chicos?
Los hijos pequeños necesitan la crianza de sus madres, pero los
adolescentes pueden aprovecharse de ellas. Los chicos requieren la
firmeza amorosa y la paciente sabiduría del padre para ayudarles a
manejar sus crecientes libertades.
A veces no hay necesidad de orar por la necesidad de hacer algo.
No necesito orar por si debo atravesar o no una concurrida autopista
de ocho carriles, por si debo ver o no a los Cachorros de Chicago ganar
Humildad 37

una serie mundial después de una sequía de ciento ocho años, o por
si debo ayudar o no a mi esposa a hacer lo mejor por nuestra familia.
Podía confiar en que mis colegas asumieran algunas de mis responsabi-
lidades laborales, pero yo era el único que podía ser el papá de las niñas.
Pudimos idear un plan sencillo, fácil de entender y de poca tecnología.

Reflexión: La humildad escucha y ofrece maneras


de ayudar.

Una calcomanía roja del tamaño de una moneda representaba


a papá estando fuera durante una noche. Una vez que había siete
calcomanías colocadas en el calendario mensual en la pared, yo no
programaba ningún día adicional de viaje durante ese mes. Cuando
un miembro del equipo me llamaba para que asistiera a un retiro de
liderazgo, le explicaba que mi calendario ya tenía siete calcomanías,
nadie se quejó alguna vez. En realidad, se reían conmigo de nues-
tra simple solución, y afirmaban nuestro sistema de responsabilidad.
Programaban la petición para una fecha posterior, o encontraban a
alguien más que se pusiera en la brecha, quien a menudo hacía tan
buen trabajo como yo habría hecho… o incluso mejor.
Rita apoyó increíblemente. Pudo haberse quejado de que papá
se ausentara mucho. Por el contrario, les explicaba alegremente a las
niñas: «¿Saben qué? Tendremos a papá durante veinticuatro días este
mes. Los otros siete días oraremos por él y lo enviaremos como misio-
nero. Él puede ayudar a las personas a crecer en su relación con el
Señor y animarlas a servir fielmente a otros».
Lo que parecía una interrupción en la carrera realmente permitió
que nuestra familia estuviera más unida y más cerca de Cristo. Al pulsar
el botón de pausa y hacer ajustes, nos preparamos para oportunidades
futuras de liderazgo que requerían una familia fuerte y estable, con la
necesaria energía emocional y resistencia espiritual.
Cuando hacemos lo que es mejor para la familia, el equipo o la
organización, y luego confiamos los resultados a Dios, Él interviene y
hace crecer relaciones saludables y organizaciones fuertes. Los líderes
humildes buscan lo mejor para la familia o el negocio, no solamente
38 Aprende a ser un líder como Jesús

lo mejor para beneficio personal. Reemplazan la ambición egoísta con


ambición piadosa.

ENSEÑANZA: Los líderes humildes hacen lo que


es mejor para «nosotros», no solamente lo que es
mejor para «mí».

La humildad comparte el mérito y quita la culpa


«Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está
entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe
tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe
que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo
tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la
misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en
Cristo, y todos miembros los unos de los otros» (Romanos 12:3-5).
Si las cosas salen mal, mi tendencia natural es «dar razones» o
incluso culpar a otros. Pero si las cosas salen bien disfruto asumiendo el
mérito y puedo olvidarme de celebrar con el equipo y con mi familia.
Puedo dejar de reconocer las contribuciones de todos en resultados
positivos. Es más difícil asumir la culpa y compartir el mérito. Expe-
rimenté esto de primera mano con un colega en el trabajo.
Una vez trabajé con un compañero que sentía la necesidad de
recibir mérito por cierto proyecto de equipo en que participó. Al
principio fue algo molesto. No era justo. Tanto los otros tres miem-
bros, cuyas contribuciones fueron igual de importantes, como yo,
sentimos la injusticia. Una noche durante la cena me quejé al respecto.
Mi esposa Rita manifestó: «Parece que él tiene un profundo deseo de
importancia que debe ser satisfecho». Yo no quería escuchar palabras
de compasión. Quería justicia, ¡y que él creciera! Pero con el tiempo
supe que ella tenía razón. El hombre ganó confianza y comenzó a
superar el acaparamiento de atención. Todos aprendimos a darnos
mérito por el éxito.
Es perjudicial que alguien se aferre al mérito por el éxito; corrompe
el juicio haciéndole tener un concepto más alto de sí mismo del que
Humildad 39

debería tener. Los líderes sabios otorgan rápidamente el mérito a los


demás y al equipo como un todo. El mérito otorgado reconoce la
contribución, la habilidad y la inteligencia de todo el personal.
Un líder humilde sabe que compartir el mérito va junto con delegar
bien. No pueden darse ejecución y seguimiento excelentes, a menos
que los socios presten tediosa atención a los detalles y la implemen-
tación. Los líderes seguros anhelan otorgar mérito. Al igual que un
fajo de billetes ardiendo forman un agujero en tu bolsillo, esto arde y
forma un agujero en el ego. La sabiduría en el liderazgo entiende cómo
valorar a los demás y sus contribuciones únicas para con la organiza-
ción. A Harry Truman se le reconoce haber dicho: «Es asombroso lo
que puedes lograr si no te importa quién se lleva el mérito».
La sabiduría en el liderazgo también asume la culpa por los fra-
casos, y muestra cómo debemos asumir responsabilidad por nuestras
acciones. Los líderes sabios asumen la culpa en lugar de echarla a
los demás. Son tan rápidos en asumir la culpa como en compartir el
mérito con otros. Al igual que un protector de corriente, evitan que el
equipo sufra una descarga inmerecida de fracaso. Los líderes maduros
permanecen en la brecha. No reclaman fama, sino que asumen la culpa
cuando las cosas resultan mal.
El ejemplo de un líder humilde que asume la culpa contagia a
sus seguidores, quienes inconscientemente se encontrarán emulando
la misma participación de culpa en sus esferas de influencia. «Soy el
responsable» o «es culpa mía» son declaraciones comunes de quie-
nes asumen culpabilidad. Cuando aprendes a asumir eficazmente la
culpa por las fallas y a dar mérito por el éxito, exhibes sabiduría en
el liderazgo. Los líderes fieles confían en el Señor, quien a su vez los
bendice. El Espíritu Santo fortalece a la gente a través de líderes sabios
que otorgan mérito y asumen culpa.

ENSEÑANZA: Los líderes humildes otorgan mérito


por el éxito a los demás y al equipo.

¿Qué viene entonces a tu mente sobre el nivel de humildad en


tu propio liderazgo? Quizá haya una o dos ideas que puedas aplicar
40 Aprende a ser un líder como Jesús

para hacer que tu humilde corazón crezca. Antes de fijar tu próximo


objetivo, considera ayudar a otro a cumplir su objetivo. O cuando
estés en un restaurante, enfócate en las necesidades del mesero, y no en
que satisfaga tu propia necesidad. Pon atención, escucha y aprenderás
mejores maneras de ayudar a quienes te rodean. Sobre todo, reflexiona
en la vida de Jesús y humíllate como Él se humilló: ¡de buena gana y
en obediencia!

Resumen de enseñanzas del capítulo uno

1. Los líderes humildes muestran respeto al planificar con antici-


pación y escuchar a los demás.
2. Los líderes humildes piden a Dios sabiduría para discernir entre
el bien y el mal.
3. Los líderes humildes celebran el éxito de los demás y se inspiran
en ellos.
4. Los líderes humildes usan palabras para levantar, no para derri-
bar.
5. Los líderes humildes usan el quebrantamiento como una senda
hacia una mayor intimidad con Dios.
6. Los líderes humildes hacen lo que es mejor para «nosotros», no
solamente lo que es mejor para «mí».
7. Los líderes humildes otorgan mérito por el éxito a los demás y
al equipo.

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