Sección Segunda, Tomo I
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“El Capital”, Tomo I, Sección Segunda: “La transformación del dinero en Capital”
Objeto de la Investigación:
Estudiar cómo se realiza la transformación del dinero en Capital tomando como punto de partida la circulación de
mercancías y del dinero. De esta transformación surgen nuevas relaciones de producción que se materializan y
expresan en nuevas categorías.
La presente sección es la más importante y determinante de todo El Capital porque aquí Marx coloca las bases de
su teoría de la plusvalía.
El punto de partida de la investigación se encuentra en la forma de movimiento del capital. Esta se toma tal como
aparece en la superficie de los fenómenos, como valor que en su movimiento recibe el don mágico de crear más
valor, por ser ella misma valor. Por medio de esto se formula el problema fundamental de toda la economía política:
¿de dónde toma esta “fuerza mágica”? Esta no solamente no dimana de la circulación mercantil, sino que se
encuentra en completa contradicción con ella, por poder tener lugar en la circulación mercantil, opera solamente el
cambio de la forma de valor, pero de ninguna manera su crecimiento. Este enigma es fácil de descubrir cuando nos
trasladamos de los objetos y su movimiento hacia las relaciones de los hombres que se ocultan detrás.
Orden de la Investigación:
Todo capital nuevo comienza pisando la escena, es decir, el mercado, sea el mercado de mercancías, el de trabajo,
bajo la forma de dinero. Por lo tanto el dinero tiene una nueva función, la de representar al capital, y con ello un
nuevo tipo de relaciones de producción.
De esta manera el dinero en forma de capital se manifiesta en un movimiento especial, que se diferencia
completamente de su movimiento en la circulación simple de mercancías.
Todas las funciones del dinero en la circulación mercantil simple, se hallan ligadas y condicionadas por la necesidad
del cambio de las mercancías. A través del dinero se realiza el enlace entre los productores de mercancías, mientras
que el trabajo de cada uno de éstos se manifiesta como parte del trabajo social en su conjunto. Esto encuentra se
expresión exterior en la fórmula M-D-M, lo que subraya de un modo más visible que el dinero es solamente un
intermediario, un eslabón de enlace, que el fin de todo el proceso está contenido en la fórmula M-M, en el cambio de
la primera mercancía por la segunda. Pero de un modo completamente diferente se presenta la circulación del
capital. Verdaderamente este último está constituido de los mismos actos de compra- venta que la circulación
mercantil simple, pero la concordancia y la continuidad de estos actos de compra y venta aquí, es completamente
diferente, lo que atestigua una revolución en las relaciones sociales. No es el cambio de los valores de uso lo que se
persigue con la circulación del capital, sino el aumento del valor mediante la misma circulación. El cambio de los
valores de uso se transforma de un fin, en un medio. El dinero en forma de capital no solamente presta sus servicios
al cambio de mercancías, sino que lo subordina a sus fines de aumento de valor, lo que otra vez se expresa
visiblemente en “la fórmula general del capital” D-M-D. El eslabón intermedio aquí no es ya D sino M; el movimiento
de ésta es solamente necesario a fin de aumentar D.
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Consultar directamente: Marx, Carlos; El Capital Tomo I, pp. 104-107 (S. XXI, TI, pp. 181-184).
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Economía Política I; El Capital, Tomo I, Sección Segunda
Prof. Jorge Hugo González Paredes
“D-D, dinero que incuba dinero, Money wich begets money, reza la definición del capital en boca de sus primeros
interpretes, los mercantilistas.”2
El enigma del dinero, dentro de los límites de una circulación mercantil simple –su don “milagroso” de expresar el
valor de cualquier mercancía- fue descubierto en la primera sección, durante el análisis de la forma simple del valor.
Pero actualmente, surge un nuevo enigma del dinero, su “fuerza mágica” de engendrar nuevo dinero. Y esta fuerza
aparece como ininterrumpida, creciente e incesante. D-M-D se diferencia de M-D-M todavía en que, “el final de cada
ciclo aislado, en el que se consuma la operación de comprar para vender, forma por tanto, de suyo, el comienzo de
un ciclo nuevo.”
A) Esencia de la contradicción
Del estudio del ciclo D-M-D surge la siguiente contradicción: ¿Es posible que en la fase de circulación surja el
excedente o plusvalía? Si la respuesta es afirmativa estaríamos rechazando las leyes anteriormente desarrolladas.
Marx lo plantea de la siguiente manera: “La forma de circulación en la que el dinero sale de la crisálida convertido en
capital contradice a todas las leyes que dejamos expuestas acerca de la naturaleza de la mercancía, del valor, del
dinero y de la propia circulación.”3 Las leyes que se estarían infringiendo serían las siguientes:
i) La mercancía, es, en primer, lugar, un valor de uso y un valor; o sea, es el resultado del proceso de trabajo
y del proceso de creación de valor. Por consiguiente, no es en el cambio donde el producto del trabajo se
hace mercancía, sino que entra en él, en el cambio, como mercancía.
ii) El valor como expresión materializada del trabajo abstracto, surge en la misma producción.
iii) El dinero no constituye más que una forma monetaria del valor; y otra vez, ya desde la misma producción
(mercantil), la mercancía sale (idealmente) como cantidad determinada de oro.
iv) Por último, en el cambio, en la circulación, la mercancía de una cantidad ideal de oro se transforma en oro
efectivo, y solamente tiene lugar en la circulación, (recordar además que la circulación es un acto
puramente formal, es decir, de cambio en la formas del valor, más no del valor mismo).
Por tanto, la admisión del surgimiento de la ganancia o plusvalía en la circulación contradice realmente “todas las
leyes que dejamos expuestas acerca de la naturaleza de la mercancía, del valor, del dinero y de la propia
circulación.”4
Resulta que por una parte, el valor en la circulación no puede crecer, y por otra, aparentemente crece y debe crecer.
En esto radica la esencia “de la contradicción de la fórmula general”.
B) Proceso de Demostración
Las leyes desarrolladas anteriormente no son inexactas, y Marx demuestra mediante los siguientes casos que el
nuevo valor (plusvalía) no surge en la circulación.
i) La circulación constituye un género especial de producción, ya que en la circulación las mercancías pasan
de las manos de aquellos para los cuales no tienen un valor de uso, a manos de aquellos para los cuales
tales mercancías son un valor de uso. He aquí lo que escribe Marx: “Si sólo nos fijamos en el valor de uso,
es evidente que ambas partes contratantes pueden salir ganando con el cambio. Ambos se desprenden de
mercancías que como valores de uso no les sirven de nada, obteniendo a cambio otras de cuyo uso
2
Marx, Carlos; El Capital Tomo I, pp. xxiii-xiv (S. XXI, TI, pp. 6).
3
Idem; p. 111. (S.XXI, TI, p.190).
4
Idem; p. 111. (S.XXI, TI, p.190).
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necesitan. Y puede ocurrir que esta utilidad no sea la única. A, que vende vino y compra trigo, produce
acaso más vino del que podría producir trabajando el mismo tiempo el agricultor B, y éste, a su vez, más
trigo del que, trabajando el mismo tiempo, podría producir el cosechero de vino A. Por el mismo valor de
cambio, A, obtendrá, pues, más trigo y B más vino que si ambos hubieran de producir trigo y vino
respectivamente para sus necesidades, sin acudir al intercambio. En lo que toca al valor de uso, cabe,
pues, afirmar, que “el cambio es una operación en la que ambas partes salen ganando”. 15 Otra cosa
acontece con el valor de cambio. “Un hombre que posee mucho vino y ningún trigo, trata con otro que
posee mucho trigo y ningún vino, y entre ellos se cambia trigo por valor de 50 por un valor de 50 en vino.
Esta operación no implica incremento del valor de cambio para ninguna de las dos partes, pues, antes de
celebrarse, ambas poseían ya un valor igual al que por medio de este trato obtienen.”
ii) El cambio tiene lugar no por su valor, sino con un cierto porcentaje adicional. No se debe perder de vista
que cada dueño de mercancías aparece alternativamente como vendedor y comprador. Y por el hecho de
que lo que gana en calidad de vendedor, vendiendo la mercancía por encima de su valor, lo pierde en
calidad de comprador al venderle su contratante la mercancía también por encima del valor de ésta. Y a la
inversa: lo que uno de los contratantes gana como comprador en el caso de comprar más barato, lo pierde
durante la venta, ya que él también tendrá que vender por debajo del valor.
iii) El tercer argumento de que la ganancia se obtiene como resultado de la astucia o del engaño por parte de
los mercaderes, puede explicar solamente el enriquecimiento de diferentes comerciantes, pero no de toda
la clase capitalista. Ante nosotros se encuentra planteado el problema que consiste en explicar la ganancia
de la clase de los capitalistas, y no el enriquecimiento casual de diferentes personas, lo cual se reduce
solamente a la ganancia de uno a cuenta de la perdida de otro; el valor en su conjunto, por esta razón, ni
aumenta ni disminuye.
Por esto: “Por muchas vueltas que le demos, el resultado será siempre el mismo. Si se cambian equivalentes, no se
produce plusvalía ni se produce tampoco si se cambian valores no equivalentes. La circulación o el cambio de
mercancías no crea valor.”5
Las leyes anteriormente desarrolladas son exactas, y la plusvalía no puede surgir del intercambio.
Por último podemos concluir que la plusvalía no se presenta directamente de la circulación, sino que necesita de ella
para poder surgir.
Apartándonos de la circulación mercantil simple como tal, ella se complica, se le añade una nueva calidad, tiene
lugar un “salto”, el mercado general de mercancías se “enriquece” con su separación específica, la del mercado de
trabajo. En el mercado del trabajo imperan las mismas leyes que en el mercado de mercancías corrientes. “El
cambio de mercancías no implica de suyo más relaciones de dependencia que las que se desprenden de su propio
carácter…El poseedor de la fuerza de trabajo y el poseedor del dinero se enfrentan en el mercado y contratan de
igual a igual como poseedores de mercancías, sin más distinción ni diferencia que la que uno es comprador y el otro
vendedor: ambos son, por tanto, personas jurídicamente iguales.”6
A través de este hecho se reconoce la unidad de ambos mercados –del mercado de trabajo y del mercado de
mercancías- expresándolo con más exactitud tal como lo hemos señalado anteriormente, el primero es solamente
una separación especial del segundo. Hemos dicho especial, ya que la unidad no solamente no excluye la
diversidad sino que la presupone, presuponiendo también la contradicción. La fuerza de trabajo se vende según la
ley del valor. Aunque por otra parte, la fuerza de trabajo como mercancía, como objeto niega el fundamento de la ley
5
Idem; p.118. (S.XXI, TI, pp.199).
6
Idem; p.121. (S.XXI, TI, pp.203-204).
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del valor, lo que implica la “transformación de las leyes de propiedades de producción mercantil, en leyes de
apropiación capitalista”. Este hecho no pudo ser comprendido por los clásicos de la economía política burguesa,
sufriendo su teoría del valor un desplome precisamente en este punto.
“Hace tiempo que en la economía política burguesa, prevalece la opinión de que las relaciones entre el trabajo y el
capital, entre los obreros asalariados y los dueños de los medios de producción, representan una transacción normal
de compra-venta, además de que los obreros son simples vendedores, y los capitalistas simples compradores de
trabajo. Marx demostró la completa inconsciencia de este punto de vista apologético. Así, en el libro titulado Las
condiciones post-bélicas de Gran Bretaña, editado en 1957, el profesor Cole escribe: “Aunque la lucha de clases no
desapareció, su carácter se transformó sustancialmente. Ella deja de ser una lucha entre desiguales, para hacerse
una competencia entre iguales sobre la base de una mutua comprensión” (Cole, J.D.H.; The Post-War Condition of
Britain”, Londres 1957, p.43).No hay necesidad de demostrar que ninguna igualdad jurídica de los obreros y
capitalistas como vendedores y compradores de la fuerza de trabajo, elimina el hecho final de que el comprador de
la fuerza de trabajo, el capitalista se apropia sin devolución del resultado del trabajo de los obreros asalariados y que
en la sociedad capitalista el trabajo no retribuido de los obreros constituye un medio de extensión del poder y de la
soberanía del capital sobre el trabajo.”7
B) El obrero “libre”
El capital presupone un trabajo asalariado, lo mismo, que el trabajo asalariado al capital. Ambos se presuponen,
como por ejemplo, se presuponen, una a la otra, la forma relativa del valor y su forma equivalencial. En la época que
precedió a la capitalista, no había capital en el sentido de época especial del proceso social de producción, como
tampoco había trabajo asalariado. En la Edad Media había, o bien productores libres de mercancías, como por
ejemplo, los maestros de talleres, o bien, personas que poseyendo medios de producción, vendían los productos de
su trabajo, y también siervos que poseían medios de producción pero que no gozaban de libertad personal. Pero
hombres “libres” en los dos sentidos, “libres” de los medios de producción, y “libres” de disponer de sí mismos, no
había. El punto de partida del capitalismo es la producción mercantil, la igualdad del trabajo de los productores de
mercancías expresándose en la igualdad de los objetos cambiables; sólo sobre la base de la producción mercantil,
el trabajo separado de los medios de producción, se convierte en trabajo asalariado.
Si el capital presupone el trabajo asalariado y el trabajo asalariado al capital, entonces uno de ellos no pudo
históricamente preceder al otro, en realidad ambos fueron condicionados por diversos factores que determinaron su
surgimiento. Estos factores los expone detalladamente Marx en el capítulo titulado “La llamada acumulación
originaria”, mientras que aquí, para la comprensión de las relaciones capitalistas, para entender cómo el valor
comienza a crecer por sí mismo produciendo plusvalía, la historia del surgimiento del capitalismo no pudo aportar
nada, sino interrumpir el análisis teórico y, por consiguiente, no es necesario. Marx declara: “Nos atenemos
teóricamente a los hechos (o sea que nos basamos en el hecho de que el obrero libre se contrapone en la esfera de
la circulación al poseedor del dinero), a los mismo hechos a que el poseedor del dinero se atiene prácticamente.”8
C) Fuerza de Trabajo
Hasta Marx, los economistas burgueses no diferenciaban, como tampoco lo distingue la economía política burguesa
contemporánea, la fuerza de trabajo y el trabajo. Sin embargo, en esta diferencia, está la clave para la comprensión
de la plusvalía, precisamente por la ausencia de esa diferencia quedó truncada la teoría del valor de Smith y de
Ricardo. El trabajo puede ser comprendido en un doble sentido: el trabajo, como proceso vivo, como uso productivo
de la fuerza de trabajo, y el trabajo, esto es, en el sentido de materialización de trabajo. El trabajo como uso de
fuerza de trabajo, no tiene valor, no es un valor, lo mismo que no tiene un valor el consumo de cualquier objeto útil,
pues el valor de uso no es un valor. El trabajo como trabajo materializado, es en la economía mercantil un valor,
valor de la mercancía creada por él, pero vender tal “trabajo” significa vender la mercancía producida por él. Pero en
7
Rozemberg, D.I.; Comentarios a El Capital de Carlos Marx, Ediciones de Cultura Popular; México, 1978;
Pag. 135.
8
Idem; p.122. (S.XXI, TI, pp.205-206)
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realidad lo que se vende es “fuerza de trabajo” y precisamente esto constituye la peculiaridad del obrero asalariado,
o sea que su trabajo materializado, su mercancía, no puede venderse sino lo único que puede vender es su
capacidad de trabajo. “Entendemos por capacidad o fuerza de trabajo el conjunto de las condiciones físicas y
espirituales que se dan en la corporeidad, en la personalidad viviente de un hombre y que éste pone en acción al
producir valores de uso de cualquier clase.”9
¿Cómo se determina el valor de la fuerza de trabajo? El valor de la Mercancía fuerza de trabajo se determina como
cualquier otra, por el trabajo necesario para la producción de medios de existencia indispensables para el obrero y
su familia. Según Marx, para la determinación del valor de la fuerza de trabajo también influyen otros factores: “… el
volumen de las llamadas necesidades naturales, así como el modo de satisfacerlas, son de suyo un producto
histórico que depende, por tanto, en gran parte, del nivel de cultura de un país, y sobre todo, entre otras cosas, de
las condiciones, los hábitos y las exigencias con que se haya formado la clase de los obreros libres. A diferencia de
las otras mercancías, la valoración de la fuerza de trabajo encierra, pues, un elemento histórico moral.”10
9
Idem; p.121. (S.XXI, TI, pp.203).
10
Idem; p.124. (S.XXI, TI, pp.208).