Payrató - Introducción A La Pragmática (Cap. 5 y 6)

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© Lluís Payrató

© EDITORIAL SÍNTESIS, S. A.
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ISBN: 978-84-9171-205-3
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Impreso en España - Printed in Spain


5
Las inferencias

Después de analizar la deíxis como un aspecto bá~ico del lenguaje, el mismo curso
del análisis se extiende de manera natural a un fenómeno más amplio: la referen-
cia, es decir, la forma de "apuntar" -como en la deíxis- o de referirse, mediante
el lenguaje, a cualquier entidad externa. Dicho de otra manera, no idéntica pero
contigua: cómo contribuir a crear significado y a anclarlo en contextos determi-
nados. Según cómo se plantee, se trata de dos preguntas muy distintas -qué es
la referencia y qué es el significado-, pero en la práctica acaban confluyendo. La
referencia enlaza el código con las entidades extralingüísticas, el significado (o el
sentido, que trataremos como sinónimo) es un proceso psíquico en términos cogni-
tivos o mentales. También es una propiedad de los sistemas lingüísticos, en cuyos
engranajes -semánticos- se integran multitud de piezas que se han construido,
definido y especificado las unas en relación con las otras ... y todo ello, siempre,
partiendo del uso, hasta el punto de que en un planteamiento radical (y propuesto
ya por el filósofo Ludwig Wittgenstein, vid. 1.2.1), el significado de los elementos
lingüísticos puede identificarse con su uso en la enunciación: volvemos así al lugar
de partida para reencontrar la referencia, también necesariamente contextual.

5.1. Referencia e inferencias

La referencia es el proceso por el cual un elemento lingüístico se conecta con una


entidad exterior al código del lenguaje: la expresión nominal ese pez se refier: a
una entidad que no es lingüística, pero que identificamos en un contexto enuncia-
tivo concreto, por ejemplo mirando una pecera. Aunque a veces se utilizan como
sinónimos los términos referencia y denotación, la referencia se da en un conte~to
enunciativo determinado mientras que ]a denotación se entiende en un sentido
, abstracto: pez denota' un tipo de animal. La referencia
mas · terpreta localmen-
· se m

97
Introducción a /apragma·1lea.
· una perspectlva
. sobre el lenguaje en acción
te·· ·si nos ". re fierimos
· " a 1noventa y ocho, solo en un contexto situacional recon
cercmos ~1 es el año 98 (1898, 1998), si es un número de una serie matemático-
un autobus, etc. El significado de pez está limitado por el de pescado (en otra,
lenguas, ~n c_ambio, la traducción de estas dos palabras lleva a un solo lexema~~
con dos s1gn1ficados). El "98" es el número que se encuentra entre el 97 y el 99
(dura~te mucho tiempo las definiciones de los diccionarios de los números eran de
este tipo, a partir de la unidad), pero "el 98" en otro contexto determinado puede
ser un año dramático o una generación extraordinaria.
Los procesos psíquicos que se realizan para manejar y obtener información
se pueden denominar, de manera simplificada, inferencias o procesos inferen-
cia]es. De hecho, se llevan a cabo mucho más a menudo de lo que se supone,
debido al fenómeno ya apuntado de la indeterminación semántica y a la consi-
guiente necesidad de poder "enriquecer" o "explicar" ("desarrollar") los enun-
ciados para entenderlos (vid. 3.1 ). En abstracto, sin contextos de uso directos
y reales, un enunciado oracional como Me encantan las fresas con nata y un
enunciado no oracional o una frase (en e] sentido de un fragmento no oracio-
nal) tan simple como La mesa no parecen ejemplos ambiguos ni problemáticos
en ningún sentido ... hasta que alguien profiere el primero en tono sarcástico 0
irónico (se las han echado encima, por ejemplo) o hasta que recordamos que
una mesa puede ser la del comedor, la de mezclas de un concierto o la de una
votación ( entre otras), y por tanto tener referentes y significados muy distintos.
Otro ejemplo y una distinción muy pertinente: si Juan quiere un tractor amari-
llo, aparentemente no hay nada ambiguo ... pero ¿es un tractor (concreto) que
existe y ha visto en un concesionario (uso referencial) o es un tractor amarillo
( cualquiera) que imagina y que está solo en su mente (uso atributivo), es decir,
un tractor que sea amarillo? Esta última diferencia es sistemática y perenne,
impregna cualquier uso lingüístico.
¿Por qué llevamos a cabo inferencias continuamente? Porque en los procesos de
intercambio comunicativo y lingüístico no todo está codificado y descodificado
de manera sistemática. No resultaría un sistema práctico ni eficiente, hay millones
y míl1ones de combinaciones posibles entre palabras y subsiguientes millones de
interpretaciones de enunciados combinados con contextos (y así pues dependien-
tes de ellos). Se necesitan por tanto guías de interpretación, como las vistas a lo
largo del capítulo 3: principios comunicativos de relevancia, o de infonnatividad
o de otros tipos que permitan crear un modelo inferencial de la comunicación (de
entrada más imprevisible o incierto) en lugar de un sistema simple de codificación
y descodificación, que a priori parece más fiable (porque es más "cerrado")_ pero
que no puede describir ni explicar la riqueza comunicativa de las interacc10~es
verbales y no verbales, donde la pragmática, mucho más allá de la "pura" seman-
tica tiene un rol fundamental. De acuerdo con M. Victoria Escandell (2014: 144),
' · · , · se de-
y como síntesis para caracterizarlos, los procesos mferenc1ales pragmat1cos
finen por los siguientes rasgos:

98
Las inferencias

a) Son interpretativos: operaciones heurísticas que llevan a hipótesis razona-


bles.
b) Son cancelables, es decir, las interpretaciones a las que conducen no son
infalibles, sino plausibles,
c) Son procesos globales u holísticos (no parciales ni limitados a un tipo par-
ticular).
d) Son dependientes del contexto, no se llevan a cabo en el vacío.
e) Tienen como resultado la interpretación de un enunciado en un contexto
determinado.

Planteadas como procesos de razonamiento, las inferencias se pueden clasificar


en tres grandes tipos: deductivas, inductivas y abductivas. Los dos primeros tipos
de razonamiento son bien conocidos, el tercero, mucho menos; imagínese los con-
textos siguientes:

(1) Se da como cierto o como regla que (todos) los calcetines de una bolsa
determinada son negros. Si se nos dice luego, como caso particular, que
otros calcetines son de esa bolsa ... se deduce a continuación, aunque no los
veamos, que son negros.

(2) Se da como ejemplo que unos calcetines son de una bolsa y a continuación
se nos dice que son negros. Se repite el ejemplo una y otra vez, siempre con
el mismo resultado ... de manera que al final se induce a pensar que (todos)
los calcetines de la bolsa son negros.

(3) Se da como hecho que unos calcetines son negros, por una parte, y por otra
que los calcetines de una bolsa contigua son (también) negros. A continua-
ción se abduce que los calcetines iniciales son de la bolsa; para ser más
precisos, que, "seguramente", "deben de ser" de la bolsa .. .

El margen de error en el primer caso es nulo: las deducciones son universales,


como en el caso del famoso silogismo: Sócrates es un hombre, los hombres son
mortales ... luego Sócrates es mortal. El margen de error en el segundo caso ya
es evidente: por muchos ejemplos que se recojan, nunca se estará seguro del todo
de si no hay un contraejemplo. Pero el margen es todavía mayor en el tercer caso:
realmente no sabemos si en el ejemplo de (3) los calcetines son de la bolsa ... pero
lo suponemos, al fin y al cabo es lo más probable. Este proceso es muy típico de
las inferencias pragmáticas, que en muchos sentidos son probabilísticas: lo más
probable/seguro es que ... El razonamiento pragmático no niega en absoluto las
deducciones ni las inducciones, que forman parte de nuestro patrimonio racional
básico, pero opera muchas veces con un procedimiento abductivo, con un compo-
nente inevitablemente intuitivo.
Las inferencias que se repasarán a lo largo de este capítulo tienen que ver con
procesos de implicación (5.2), de presuposición (5.3) y de implicatura (5.4), Y las

99
, • una pe,.\
Introducción a la pragmat1ca.
, . pecliva
· ·
~·obre el lenguaje en acció
·n

. d d ,,l . mpo estricto de la lógica y la sern,


tres marcan un cam1110 que va es e e ca , . . • t ) E antic,
· d I agmat1ca (1mp11ca ura . n este 4
(implicación), al campo estricto e a pr · .. , d I h d' ca111in0
.
es forzoso .. ,
encarar el Jenomeno de I·a presupos1c1on, e que , • seA a icho JUsta.

. , f1ca y otra pragmat1ca. ntes se
mente que presenta una vertiente seman .e Pasará
• • •, bd' · ·
revista a otra d1stmcwn o su 1v1sion · , fiundamental ' la que a1ecta a los pr0 ces0s
de referencia.

5.1.1. Tipos de referencia


En un texto, oral o escrito, las referencias, (_"fóricas") d~ los elementos pueden
ser externas (exofóricas) o internas (endoforzcas)., Las pnmeras son las deícticas
analizadas en el capítulo anterior: ¡Tú, sal de aqu~ Y llev~te eso! Son muy típicas
de los registros orales y sobre todo de los colo~UJales O mfonnales, que ~or esta
razón son tan dependientes del contexto, al reves, ~n general; ?e los escritos (en
especial, los formales y planificados). Las referencias end~foncas, por su parte,
crean correferencias, es decir, elementos enlazados porque tienen un referente co-
mún, que se aclara mirando a elementos anteriores (referencia anafórica, como en
el ejemplo 4) o posteriores (referencia catafórica, como en el 5):

(4) El club ha decidido expedientar al jugador. Se ha considerado que su con-


ducta no era la apropiada.

(5) Habiendo considerado que su conducta no era la apropiada, el club ha de-


cidido expedientar al jugador.

Tanto las referencias anafóricas como las catafóricas - pero sobre todo las pri-
meras, porque resultan mucho más habituales- son un mecanismo fundamental en
la cohesión del texto y ayudan también de manera evidente a clarificar los procesos
de coherencia, ]a interpretabilidad de] texto.

5.2. La implicación

Los procesos de implicación, también denominados de implicación lógica o de


entrañamiento, son en principio los más sencillos de analizar al menos aparente-
mente. Por ejemplo, el enunciado (6a) implica el enunciado (6b):

(6) a Perkins le ha comprado un ficus a su madre


// - b Perkins le ha comprado una planta a su madre

Que el enunciado (6a) implique (6b) significa dicho a ]a inversa, que (6b) ~e
deduce de (6a). Hay que prestar atención al hech~ de que se cumplen unas cond1-

100
las inferencias

ciones lógicas muy específicas; en el sentido más estricto de la implicación, son


(as tres siguientes:

a) Si el primer enunciado (6a) es cierto, el enunciado implicado (6b) también


será cierto.
b) Si el primer enunciado (6a) es falso, nada se puede decir de la verdad o
falsedad de (6b): puede ser cierto o puede ser falso.
e) Si el enunciado (6b) es falso, también será falso el enunciado inicial (6a).

La relación establecida entre estos enunciados es lógica, semántica: se trata de


un elemento hipónimo (ficus) respecto a un hiperónimo (planta), y por tanto se
repite en infinidad de casos, pues se trata de una relación semántica muy básica, al
lado de la sinonimia (significados iguales) y la antonimia (significados contrarios
0 inversos). De hecho, hay implicaciones dobles o biunívocas en el sentido de que
)os enunciados que las generan son intercambiables (María es hermana de Elena y
Elena es hermana de María), y en estos casos se altera la condición (b), ya que si el
primer enunciado es falso, el segundo también (y viceversa). En las relaciones de
antonimia también hay implicaciones de este tipo: cf. Santiago compró a su vecino
una bicicleta de segunda mano y El vecino de Santiago le vendió una bicicleta de
segunda mano.
Las implicaciones son muy evidentes en el caso de enunciados con cuantifica­
dores: Todos los empleados de Hacienda son honestos implica que Algunos em­
pleados de Hacienda son honestos, al menos en ténninos puramente lógicos (pero
no a la inversa). No hay implicaciones, en cambio, desde un elemento al conjunto:
Perkins está obsesionado con los ficus no implica la veracidad de Perkins está
obsesionado con [todas] las plantas, pues la veracidad del segundo enunciado no
queda garantizada por la del primero.

5.3. La presuposición

La presuposición semántica se entiende, en términos clásicos, corno la relación


que se establece entre enunciados como (7) y (8):

(7) a La madre de Perkins se llama Janet


b La madre de Perkins tiene la casa llena de ficus
e La madre de Perkins se pasa el día durmiendo
(8) >> Perkins tiene una madre ("Existe la madre de Perkins")

Las condiciones lógicas vuelven a ser parecidas a las establecidas más arriba
para la implicación, pero con diferencias significativas:

101
Introducción a la pragmática. Una perspectiva sobre el lenguaje en acción

:1
a) Si ~rimer enunciado (7) es cierto, el enunciado presupuesto (8) ta . ,
sera cierto (hasta aquí la coincidencia). 61
lll en
b) Aunque el primer enunciado (7) sea falso, el enunciado presupuest
continúa siendo cierto (esta es la característica fundamental de la pre: (8)
sición: se mantiene en ]a negación). upo.
c) Si el enunciado (8) es falso, ]os enunciados de (7) tienen un vacío en lo
ferente a los valores de verdad; no se puede decir en propiedad que sea re~
ciertos ni falsos, más bien hay que entender que son enunciados absurd: ni
0
no verificables, sin sentido (este sería un caso análogo al ejemplo tradi/
J • • 10-
na] de El actual rey de Francia es calvo, con a cons1gmente presuposición
de que existe un rey de Francia).

Ahora, por consiguiente, en el caso de las presupo~iciones, el hecho de que el


primer enunciado sea cierto o falso no afecta a la veracidad del segundo. Dicho de
otra manera, la presuposición no queda afectada por la negación: aunque sea falso
que la madre de Perkins se llame Janet, o que tenga la casa Hena de ficus, o que se
pase el día durmiendo, es verdad que Perkins tiene una madre (y que la madre de
Perkins tiene una casa, tiene nombre ... ). El mantenimiento de la presuposición se
da no solo en la negación, sino también en las modalidades interrogativas (¿Lama-
dre de Perkins tiene una mecedora?) o imperativas (¡Perkins, mece a tu madre!).
Otra característica muy específica de la presuposición es que, a diferencia de la
implicación lógica, resulta cancelable, es decir, se puede desestimar:

(9) a Perkins tiene una madre ... de hecho la tenía, ahora ya no


b Perkins tiene una madre, bueno en realidad no, tiene dos ...
e Perkins tiene una madre, o quizá no, pero como si la tuviera

Esta propiedad no se da en las implicaciones, que se mueven, como ya se ha


apuntado, en un terreno exclusivamente lógico y semántico. Por eso serían contra-
dicciones o carecerían de sentido enunciados en los que intentáramos negar o can-
celar la implicación, como *Perkins tiene una madre {y/no/pero/y sin embargo/. ..}
no tiene una madre.

5.3.1. Presuposiciones semánticas y pragmáticas

El fenómeno de la presuposición está en la frontera misma entre la semántica Y


la pragmática. Si se observa Ja evolución de su estudio, se podría decir que em-
pezó considerándose un fenómeno básicamente semántico (y muy próximo ª las
implicaciones, de hecho, como una clase de ellas) y luego tendió a ser vi st~ c0 ?1°
un fenómeno -o mejor como un conjunto de fenómenos- de naturaleza mas b~en
, . . .' , . . d base semántica
pragmat1ca. Esto significa que, ademas de las presupos1c10nes e

102
Las i,!ferencias

-ik' ti~~nd~n de las oraciones con independencia del contexto) en .


cua1quier
f
' • ·• · · d" ¡ . . ,
int~!ocWn re~!~ 1mpresc11~ tb e establecer un conJunto de premisas comunes en
r:rnli:.) .que rcrntono con~parndo por los l~ablantes. Asi, si los ejemplos anteriores
,6-~) ¡m fuemn construidos ad hoc en vistas a una exposición didáctica, sino re-
"<".h-..,idú~dt un 0orpus de datos reales, haría falta saber quién es Perkins para poder
eil'l;~nüerlos m~ior y saber de qué o de quién estamos hablando exactamente. o ,
('IL'T ej emplo, el enunciado Juanma se ha casado con su vecina del quinto presupo-

~~- d.:-~dc- un punto de , ·ista estrictamente semántico, que hay alguien que se llama
Jusnmi que tiene una vecina, que alguien vive en un quinto piso, que alguien se
n3 ,cas.ldO, ~te., ~te., pero lo más importante en un contexto no ficticio sería saber
re-.1.imenre quién eS Juanma; si no, el enunciado estará bien construido, pero será
p-r~on1áticamente anómalo, absurdo (piénsese en su efecto si, por ejemplo, sin
ningún orro dato, tal cual, figurara como noticia de entrada en un noticiario de
mtiio o televisión).
En cambio. compárese el ejemplo precedente con el titular (real) de una portada
de pcriódico como Ciudadanos y Podemos luchan por no caer en la irrelevancia
(El Pais. 19/ 12/2016) y con el titular interior Podemos y Ciudadanos luchan por
sa-r.zlermues un a11o después del 20-D (El País, 19/12/2016, pág. 16). La diferen-
cia o contradicción es notoria (como el cambio de orden) y solo está separada por
dieciséis páginas: en el primer caso se presupone (semánticamente) que los dos
partidos son (aún) relevantes , y en el segundo que son irrelevantes. Y por descon-
mio en ambos casos la redacción presupone (pragmáticamente) que los lectores
del periódico conocen a los referentes.
Vista de esta manera, la presuposición no es solo una cuestión semántica (en-
tre oraciones) sino una cuestión pragmática (entre enunciados e interlocutores):
la presuposición pragmática se debe entender como una base común de entendi-
miento entre enunciador y enunciatario, uno de cuyos fundamentos es la relación
Semántica y lógica entre enunciados. Esta consideración es para poder encarar la
cuestión de la coherencia de los enunciados. En un contexto dado, la interpretación
real de un enunciado no se puede concebir si no se comparte un conjunto (implíci-
to) de presuposiciones semánticas y pragmáticas.

5.3.2. Activadores presuposicionales

l¿1s presuposiciones se materializan a partir del efecto "disparador" de elementos


h~güísticos formales que se suelen denominar activadores presuposicionales, por
eJemplo, entre otras construcciones:

aJ El. artículo personal, que activa una presuposición existencial ("alguien


ex~ste"): El taxista {les avisó/ no les avisó} demasiado tarde (presupone la
existencia del taxista).

103
introducción a la pragmática. Una perspectiva sobre el lenguaje en acción

b) Los verbos de cambio de estado: Emilia {dejó de ver I no dejó de ve,- 1


J Q
Josefa(>> "Emilia veía a Josefa").
e) Los verbos fácticos: Carmen {sabe/ no sabe} que su hijo está en el parque
(>> "el hijo de Carmen está en el parque").
d) Los verbos iterativos: {Ha vuelto/ No ha vuelto} afumar(>> "había dejado
de fumar").
e) Los verbos implicativos: Claudia {consiguió I no consiguió} doctorarse en
la Universidad de París(>> "Claudia lo intentó").
f) Las oraciones escindidas: {Fue/ No fue} el nifio quien dejó la luz encendida
(>> "alguien dejó la luz encendida"). .
g) Condicionales contrafácticos (contrarios a los hechos): S1 yo fuera rico ...
(>> "Yo no soy rico").

Cada activador presuposicional tiene unas características específicas,_ ~or ejem-


plo, los verbos fácticos (en el caso c) presuponen la verdad de la orac1on subor-
dinada en cambio los condicionales contrafácticos (en el g) dan por hecho que el
'
contenido introducido por el marcador es falso (Si Luisa fuera millonaria, reparti-
ría su dinero presupone que Luisa no es millonaria). Un cuantificador como todos/
todas presupone que existen tres o más elementos, pero no dos (cf. Cummings
2005: 33); por eso no son posibles oraciones como *Todos mis ojos están llorosos
o *Todas mis manos están heladas, y sí en cambio Todos mis músculos están can-
sados o Todas mis costillas están doloridas.

5.4. Las implicaturas

Con las implicaturas dejamos el terreno de la semántica (o de la frontera semántica/


pragmática) y entramos de lleno en el terreno de la pragmática. En las implicacio-
nes y en las presuposiciones, las relaciones básicas eran entre oraciones, entre con-
tenidos (aunque en el caso de las presuposiciones ya acaba apareciendo el sujeto
enunciador e interpretador), y los procesos inferenciales son deductivos (vid. 5.1 ).
En el caso de las implicaturas siempre aparece un enunciador y un enunciatario
en un contexto determinado, y los procesos ya no son deductivos sino abductivos,
no basados en una lógica tradicional sino en modelos mentales que justifican la
elaboración de unas inferencias específicas. La deducción queda sustituida por un
tipo de razonamiento, muy habitual en la práctica del lenguaje corriente, donde el
componente probabilístico e intuitivo tiene un papel muy importante; combinado
este con nuestro conocimiento acumulado y con nuestra experiencia, lleva a la pro~
puesta de hipótesis plausibles sobre la intención con que se elaboran los mensajes
comunicativos y, por consiguiente, sobre la manera en la que hay que entenderlos.
En la implicación y la presuposición es básico lo que se dice: en la relación de
implicación lo implicado "está incluido", "es entrañado por" (ingl. entailment); en

104
j
/.os i11/i:re11c:/as

lu rduciún de prcs11posici(111 lo prcs11p11osto es como un contenido previo (de hecho


•s~ es el sig11iHc11do corricntu dd término), algo que precede ni enunciado. En la
~i~iplknturn. por último. es híisico lo que se comunica ... sin decirlo explícitamente.
Sic.t1il·ndo 111 propuesta d<.! Gricc ( 1975), el contcni<lo comunicativo se puede cla-
si11cnr en tipos distintos, tal como se muestra en la figura 5. 1 (basada en Levinson
¡t)8} . el: t11mbi1Sn Mcihnucr 2009):

Significndo.""
/ ~
dicho implicitado
/
convcncionalmcntc
~no convencionalmente
---------- ~ conversacional mente

----- -----
110 convcrsacionalmentc
geIIeral mente particularmente
(en la mayoría (en contextos
de contextos) muy específicos)

figura 5.1. Tipos de contenido comunicativo


y signilicado no natural (significado.m,).

rrcntc a un significado "natural", como en enunciados del tipo El sol calienta


o El .fi'ío es malo para la garganta, que presumiblemente no esconden ninguna
intención que haga pensar en significados adicionales o añadidos, Grice analiza
el significado no natural (significado.1111) separando lo dicho y lo implicitado ("im-
plicatndo" o "implicaturado", si se permitiera la expresión). Este significado co-
municado pero no dicho puede serlo convencionalmenle o no, y este último, a su
vez, convcrsado11al111ente (o no). Las implicaturas conversacionales pueden ser,
finalmente, como se ven\ en los próximos subapartados, generales (propias de la
mayoría de contextos posibles, si no lodos) o particulares o particularizadas (pro-
pias tan solo de algunos contextos específicos).

5.4. l . El principio de cooperación y las máximas conversacionales

Tal como se ha visto en el apartado 2.4, la implicalura es un proceso inferencia l


por el cual entendemos algo que se comunica aunque no se haya dicho explícita-
mente. Lns implicaturns se basan en el principio de cooperación, propuesto por

105
Introducción a la pragmática. Una perspectiva sobre el lenguaje en acción

H. Paul Grice y que se concreta en cuatro máximas conversacionales, tal co01 .


. t' , . , . o se
ha apuntado también en el subapartado 2.4.1 y se recogeª con muacion.

(I) Haz tu contn·buc10n


· , [a la conversación o interacción
d. ,verbal]
, lal eOfllo
• d"
sea requenda en el esta JO en qu e ocurre' por Ia . 1recc1on
. o el pro ,.
Pos110
aceptado de1:mtercam bi·o de habla en que estás 11nplicado.
, • de ca¡•,1
(II) a La maxtma tua
d(o verdad) se desglosa en dos submáximas·· •
(1) no digas lo que creas que es falso
(2) no di as aquello de lo que no tengas pruebas .
b La máxi!a de cantidad (o informatividad) también es desglosable en
dos submáximas: . •
(I) no digas menos de lo que sea req~endo (nece~ano)
(2) no digas más de lo que sea re~uendo (nec~~ar~o) . .
c Máxima de relación (o pertinencia, o relevancia). haz contribuciones a
la conversación que no sean irrelevantes . ' .
d Máxima de manera (o claridad): haz contribuciones a la conversación
que sean perspicuas, es decir: . ,
(]) evita la oscuridad (comphcacton)
(2) evita la ambigüedad
(3) sé breve
(4) sé ordenado

· Cuál es el sentido último de este principio y de las máximas? No se trata de


prin<>cipios éticos, sino de reglas que intentan reproducir o modelar la racionalidad
de la conducta comunicativa. Se trata por tanto de explicar lo que Grice denomi-
nó el significado no natural de los enunciados (significado_nn), y hacerlo sin tener
que recurrir al código (es decir, a todo lo que se codifica y descodifica); en lugar
de este recurso (que necesitaría una concreción extrema de todo lo dicho), Grice
propone que la comunicación humana tiene una base inferencia}, y que por tanto
las inferencias son básicas para poder entender correctamente un enunciado (y su
intención). Grice da la clave para poder explicar cómo entendemos, sin recurrir a
procesos explicativos de otro tipo que serían muy prolijos, que cuando alguien le
pregunta a otra persona si puede indicarle qué hora es, la respuesta adecuada no
puede ser solo "Sí", sino que es esperable añadir más información: la que se solici-
ta de manera implícita en ]a intención de la pregunta. Detrás de un enunciado como
The recen/ budget means that we shall have a hard year ("El reciente presupuesto
significa que tendremos un año duro"), uno de los ejemplos del propio Grice, no
se esconde ninguna intención particular, y este sería un caso de significado natu-
ral. Detrás de El producto elaborado por tu suegro tiene un cierto parecido con
un p~s~el, ha~ una clara intención (un significado "no natural") de tipo irónico 0
sa~ca~tico, mas allá de su significado natural y literal, que es el que entendería una
maquina no prep~rada, es decir, que no comprendiera ironías, sarcasmos o en ge-
neral dobles sentidos Yactos indirectos).

106
!1
Las inferencias
\·1·1
A continuación se presentan los distintos tipos de implicaturas que se han pro-
puesto y también, con más det~I,le y ejem~los que e~ l~s _apartad~s. precedentes,
1 unas posibilidades de reducc10n del conJunto de prmc1p1os y max1mas pragmá-
~!s que están en la base de los procesos inferenciales.

5.4.2. Tipos de implicaturas


La primera gran distinción de Gric~ es entre im~licaturas que ~enomina conven-
cionales e implicaturas que denomma conversacwnales. Las pnmeras se dan por
el mero hecho de combinar las palabras y derivar significados adicionales que se
aceptan por convención, como en ]os ejemplos de (1 O), de Grice (1975):
( 1O) a Es pobre, pero honesto
b Es inglés, y por tanto valiente

Este tipo de implicaturas han sido objeto de discusión muy a menudo en di-
ferentes estudios posteriores. Se podría decir que, aun encontrándonos ya en e]
terreno de la pragmática, son las más semánticas y menos pragmáticas de todas las
implicaturas. Se dan por e] carácter léxico de ]os elementos, en los ejemplos pero,
en (10a), y por tanto, en (10b). Tan es así que muchas veces se descartan, o como
mínimo no tienen mucho peso en el análisis pragmático. Ciertamente se basan en
convenciones, y por consiguiente en "acuerdos" tácitos sobre el uso de los elemen-
tos lingüísticos, pero son asimilables a los topoi de ]a teoría de ]a argumentación
(vid. 2.3), es decir, principios generales enunciados como reglas implícitas ("Los
pobres suelen no ser honestos", "Los ingleses son valientes" ... ); en muchos casos
recuerdan también la noción de connotación (frente a la de denotación) de la se-
mántica tradicional: donde se acaba el campo puramente denotativo y más fácil de
delimitar (mar como 'masa de agua') y donde empieza el campo asociado a signi-
ficados adicionales, con una delimitación mucho menos precisa y relacionados con
aspectos emocionales, afectivos, etc.
Las segundas implicaturas, denominadas conversacionales por Grice, depen-
d~n en cambio ya del principio de cooperación y de las máximas conversacionales
citados más arriba. Así, en los ejemplos siguientes las versiones (a) son respuestas
no marcadas, que cumplen ]as máximas, en contraste con las de (b) y (c), que son
pragmáticamente anómalas porque entran en conflicto con ellas:
( 11) a Son las once y cuarto
b ???[Sabiendo que es falso] Son las doce y cuarto
e ??'!(Supongo que] Son las diez

(l2) a Son más de las once


b ???S
··· on las once y cuarto y trece segundos
e mson las veintitrés quince, las once y cuarto p. m.

107
Introducción a la pragmática. Una perspectiva sobre el lenguaje en acción

( 13) a Son las once y cuarto .


b mson las once y cuarto, las diez y cuarto en Cana~1as
e mson las once y cuarto, y fijate qué pedazo de reloj que llevo y qu
regaló mi madre por m1· cumpteanos~ e rne

( 14) a Son las once y cuarto


b ??7No son sino las once y cuarto
c ???Cuando oigas un largo pitido serán las once y cuarto: pi, pi, piiii.

El estudio de las implicaturas se concentra, pues, en eSte tipo, en las conversa.


cionales. A diferencia de las anteriores de (1 O), en eSt as se _d~ben postular reglas 0
principios para poder explicar el porqué del signifi~ado adtcwn_al que se_ vehicula,
de todo aquello que se com~nic~ ,aunque_?º se diga. Esos, mismos ~r~ncipios y
máximas son una buena exphcac10n tamb1en de ]as anomahas pragmat1cas, de la
sensación de extrañeza que nos producen ciertos enunciados que pueden ser impe-
cables desde un punto de vista léxico y gramatica_I, como los (b) y (c) de (1 t _J4),
pero que chirrían ostensiblemente en el uso asociado a un contexto particular (o
incluso a casi todos los contextos imaginables).
Volviendo al principio de cooperación y a su concreción en máximas, si alguien
a quien hemos preguntado la hora contesta con el ejemplo de (11 a), justamente por
principio creeremos que dice la verdad. No pensaremos que nos engaña, ni que su-
pone o imagina ]a hora, sino que la sabe; ello es así porque consideramos que esta
persona está siguiendo ]a máxima de verdad, que la "obliga", pragmáticamente, a
no mentir y a no decir cosas que no pueda probar o de las que no tenga evidencia
(en este caso, a suponer o imaginar ]a hora que es), cf. (11 b) y (1 1c).
Por lo que se refiere al resto de las máximas, no se da más información de la
cuenta, como en (12 b) o (12c), y si la respuesta es (12a) pensaremos que el emisor
no puede aportar más información, no que no quiera darla; también se procura no
ser irrelevante, como en (13b) y (13c), que contrastan con la pertinencia de (13a),
ni ambiguo, prolijo o poco claro, como en (14b) y (14c), que contrastan con la
claridad de (14a), que cumple la máxima de manera.
Las implicaturas no se dan solamente por seguimiento de las máximas, sino
también cuando las infringimos, en concreto cuando parece que nos burlamos de
su existencia (en el sentido, pues, de transgredirlas intencionadamente). En casos
como la ironía o el sarcasmo esta situación es muy evidente, y un enunciado como
E_l futbol es apasionante puede interpretarse, en el contexto de presenciar un par-
tido soporífero, con un significado que no es en absoluto el literal, sino más bien,
en e~te caso, el contrario. Continuando con otro ejemplo de Grice, destacar ~na
cualidad de una persona cuando no es relevante no tiene efectos positivos smo
neg~tivos: para un puesto de responsabilidad en una empresa informática, decir de
algmen que Hace las m<;jores pajaritas de papel que he visto en toda mi vida no es
una_ buena_ recomendación (lo sería, en cambio, si alguien buscara un monitor de
paptroflex1a para un cursiIIo).

108
las inferencias

Este último ejemplo lleva a plantear otra distinción importante entre las im-
plicaturas, la que separa las parlicul~rizadas de las generalizadas. Las primeras
tienen lugar solo en contextos ~spectficos, co1~0 el que se acaba de exponer en
!ación con un puesto de trabaJo. Las generalizadas se suelen dar sin necesidad
re 'fi 1 ,
de ese contexto espec1. ,1co, son mue 10bmas comunes. Por ejemplo, las derivadas
del orden de la elocuc1on, que acostum ra a tomarse como icónico de los procesos
reales: Comió, se ji,e al cine, durmió ... se interpreta como un conjunto dl2 pr -
9
cesos realizados en el orden de lo expuesto solo si hay una implicatura, pero en
términos lógicos ese orden no necesariamente es así (tampoco con el conector y).
Podría ser que el agente de las acciones las hubiera llevado a cabo al revés, 0 en
otro orden, y que simplemente estuviéramos hablando de actos que hizo. También
las implicaturas que ocurren en el caso de los numerales y de la máxima de canti-
dad (y relación) son implicaturas generalizadas:

(15) a Ana tiene tres hermanos


b Ya ha cumplido los 32
e La bandera es roja
d Me lo dijo una mujer

La primera vez que nos enfrentamos con ejemplos de este tipo solemos pensar
que, en su interpretación, el enunciatario tiende a interpretar que Ana tiene tres (y
solo tres) hermanos, que alguien ha cumplido los 32 (y no más), que la bandera es
exclusivamente roja y que la mujer de ( 15d) no es ni la madre ni la hija del enun-
ciador. Pero en términos estrictamente lógicos, y aunque pueda causar extrañeza al
principio, debe aceptarse que si Ana tiene cinco hennanos ... también tres, que si
alguien ha cumplido los 40 ... también tiene que haber cumplido los 32, que si es
cierto que una bandera es roja y amarilla (p y q como proposiciones en lógica) es
ineludiblemente cierto que es roja (y amarilla), y que la mujer de (15d) puede ser la
madre o la hija del emisor, que simplemente -y por la razón que sea, ahí empieza la
implicatura- no ha querido aportar esa información, con lo cual ha conseguido pre-
cisamente aportar otra. Este tipo de implicatura es muy claro cuando se transgrede la
máxima de manera, porque se vehicula inmediatamente que la "anormalidad" de la
expresión va asociada a la transmisión de otra información, cf. ( 14b) y ( 14c).
Debe apreciarse que en las implicaturas de cantidad como las anteriores encon-
tramos el fenómeno de las implicaciones escalares y de cláusula. En las primeras,
el uso de un elemento situado a la derecha de otro en una escala, por ejemplo <mu-
cho' bastante, poco>, <cinco, cuatro, tres>, <madre, muJer,· persona>, "'1mp1·1c1·ta"
que el que está a la izquierda no es el adecuado o esperable: si alguien muestra
ba~tant
' , en una compra es que no tiene mucho; s1· a lgmen
e ·mteres · tiene
· tres her-

:e
manos es que no tiene cuatro si hablo de una mujer no es mi madre; si es seguro
l~overá no se dice Posibl~mente lloverá, etc. En las de cláusula se pueden dar
aciones como por ejemplo <estar al corriente, creer>: Está al corriente de que

109
Introducción a la pragmática. Una perspectiva sobre el lengucye en ac ..
c1on

el inspector es deshonesto está "a la izquierda" o "por encima" de Cre


in/Jpector es deshonesto, y no se utilizará este último enunciado si se coneoi:e e/
certeza la deshonestidad del referente. con
Lo q~e se int~nta explicar con la implicatu~~ (y las consig~ientes máximas
referencia) es por qué los hablantes suelen ut1hzar los enunciados de {]S) de
primer sentido expuesto, es decir, siguiendo las máximas de cantidad y relac~: et
pertinencia: si Ana tiene cinco hermanos, decir que tiene tres no parece en pri n~
· "razonable", "esperable" o "adecuado" (en e1 sent"d
p10 ' · ncr-
1 o pragmat1co, porque e
sentido lógico y literal sí lo es). Si alguien tiene 35 años, ¿por qué decir que hn
cumplido los 32? Si una bandera no es totalmente roja, ¿por qué no decir de en~
trada que es roja y amarilla? ¿Por qué ocultar -o no desvelar- que una mujer es 1
madre O la hija de quien habla? Los juegos discursivos, ya se puede comprende:
tienen mucho que ver no solo con las implicaciones y las presuposiciones, sin~
con el tipo de implicaturas que se materializan y que pueden ocasionar evidentes
malentendidos entre el significado perseguido por el enunciador y el interpretado
por el enunciatario.
Por otra parte, cabe apuntar también que en todas estas ocasiones, y como se
daba ya en el caso de las presuposiciones, las implicaturas son cancelables:

(16) a Ana tiene tres hermanos ... en realidad cinco, pero dos ya no viven en
casa
b Ya ha cumplido los 32 ... ¡de hecho ha cumplido los 35!
e La bandera es roja ... pero tiene una parte amarilla
d Me lo dijo una mujer... ¡y esa mujer era mi {madre/hija}!

Para ser exactos, no son cancelables las convencionales, razón de peso para no
considerarlas, de hecho, auténticas implicaturas: los ejemplos anteriores de (10a)
y (1 Ob) no se pueden cancelar, lo que los acerca a los fenómenos de implicación o
entrañamiento: */?17Es pobre, pero honesto ... en realidad no es pobre/ en realidad
no es honesto; */?77Es inglés, y por tanto valiente ... de hecho no es valiente. En
todo caso hay que negar el enunciado, no cancelarlo en el sentido técnico pragmá-
tico. Compárese con ]a facilidad, en cambio, de cancelar implicaturas conversacio-
nales de cantidad: Algunas chicas llevaban pantalones ... a decir verdad todas; Tu
suegro casi siempre hace unos pasteles deliciosos ... bueno, siempre.
La imp]icatura vehicula, en definitiva, un significado adicional que los ha-
blantes entienden que se comunica... aunque no se diga explícitamente. Según
Grice, la explicación del fenómeno descansa en el principio de cooperación Y_ en
las máximas conversacionales, y por descontado en el proceso de ]as inferencias.
Pero como ya se ha indicado en 2.4.2, en el contexto general de una teoría prag-
mática entendida como un conjunto de reglas, estas pueden, o bien multiplicarse
(por ejemplo en relación con la cortesía, cf. los posibles efectos de (16b) ~ el
capítulo 7; Y con la estilística, cf. los efectos de (16d) y el capítulo 8), 0 bien

I IO
Las inferencias

•mplificarse, tal como


s1 •
se analiza con más detalle
.
a continuación El n,e
·
.
canismo
de la implicatura, .
es mnegable y se da en diferentes frentes; lo que result
. 'fi . a muy
discutible, en teIT?mos cientt cos, es e 1 conJunto de reglas que se necesitan para
describirlo y explicarlo.

5.4.3. Propuestas de simplificación

Tal como se ha apuntado en el apartado 2.4.2, e] planteamiento de Grice puede


simplificarse de maneras más o menos radicales, eliminando o combinando máxi-
mas. Las tres reducciones más significativas son las de Stephen C. Levinson, Lau-
rence Horn y la teoría de la relevancia (Dan Sperber y Deirdre Wi]son).
Levinson (2000) propone no tomar en consideración el principio de coopera-
ción y sustentar el análisis pragmático de las imp]icaturas en tres principios:

a) El principio Q, de cantidad (basado en el la submáxima Ilb l de Grice, de


cantidad). Este principio estipula, en reJación con el emisor, como máxima,
que no se debe aportar una declaración (ingl. statement) que sea más débil,
en términos infonnativos, de lo que permite el conocimiento del mundo del
emisor. En relación con el receptor, el principio establece que este interpre-
tará que el emisor hace la declaración más fuerte entre todas las que son
consecuentes con lo que conoce. Este principio cubre las implicaturas esca-
Jares, como ]as que se generan en la interpretación de (17), y las de cláusula,
como en (18):

(17) Algunos turistas del grupo son japoneses

(18) María piensa que Mario está trabajando en el bar

En (17) la implicatura es que no todos los turistas del grupo son japo-
neses, y en (18) que María no sabe con certeza dónde está Mario, pues los
ténninos en juego se pueden concebir estructurados como <todos, muchos,
algunos>, en el primer caso, y <saber, pensar>, en el segundo.

b) El principio I, de informatividad (basado en la submáxima Ilb2 de cantidad


de Grice). Este principio actúa en un sentido complementario al anterior y
propone para el emisor una m áxima de minimización, en el sentido de dar
ta~ ~oca información como sea posible (y necesaria). Para el receptor ]a
maxima es de enriquecimiento (compleción) de la información aportada, de
u~.ª manera específica y de acuerdo con lo que se considera que es la inten-
~ion del enunciador. Este princ ipio sirve para explicar implicaturas como
as que se generan en la interpretación de ( 19) y (20):

111
lr1trod11rl'i1it111 lo ¡w<1.~m,iticu. U11a ¡JL•1~v1ectim sohre el le11?,11aje e11 acción

( \ l)) R\,:-:iri\, f\.1c a la pduqucrla y se hizo la permanente

(~O) 1\ \arla y 1\ lariu se hablan comprado un piso

En ln inkrprdadón dt' ( \ 9) se asume que Rosario se hizo la perman


. d . d . ente
('llfom:cs y l'n la pduqul'ría. no que se la 1uzo espues e 1r a la peluqu .
~
. . En . " simp
. le" ~ " econom1co"-
, . ena
oc-notro s1tm. ('.!O) pensamos -es mus que 1
P:m.'_ja S\.' compró un piso. no que cada uno de los miembros se compró u~
piso.

e) El principio tv\. de 11w 11<!ra (que agrupa las submá~imas lldl y Ild3 de m _
ncra de Gricc). Este principio estipula, co!no má~1~1a del emisor, que es~e
nuu-car:.\ una situación que n_o _es normal 111 protot1p1ca co_n un lenguaje que
tnmpoco resulta normal y ttp1co. Para el receptor es 1~ mversa: lo que se
ha marcado verbalmente como algo anormal y especial y no prototípic
responde a una cstilísticamente equivalente. Es_te principio explicaría segú~
Levinson las implicaturns que se producen al mterpretar enunciados como
( 1-fü) y ( 14c). vistos más arriba, en los que se da la hora de una manera
caprichosa o absurda. Sin embargo, teniendo en cuenta su reducción en re-
lación con el planteamiento de Grice y su redefinición de los conceptos de
cantidad e infonnatividad, se diría que estas implicaturas podrían explicarse
también con los dos principios anteriores y que no haría falta proponer este
último.

Laurence Horn (vid. Horn 2004) tomó el camino apuntado ahora en el párrafo
precedente y propuso una relectura simplificada de la propuesta de Grice que se
queda en tan solo dos principios, el de cantidad y el de relación, de hecho los que
la mayoría de especialistas tienden a escoger como los principales:

a) El principio Q (de cantidad, que agrupa las submáximas de cantidad llbl


y de manera lid 1 y Ild2 de Grice): haz que tu contribución (al intercambio
comunicativo) sea suficiente, di todo lo que puedas (pero teniendo en cuenta
el principio R).
b) El principio R (de relación, que agrupa la submáxima de cantidad IIh!, la
máxima de relación lle y las submáximas de cantidad lld3 y lld4 de Gnce):
haz que tu contribución sea necesaria, no digas más de lo que haga falta
(pero teniendo en cuenta el principio Q).

Dicho de una manera muy sintética Hom plantea una interacción en la que
1os 1mbl antes dan tanta información como ' les resulta post'ble.·· 51·empre .que sea
15
relevante, o sea pertinente con el desarrollo de la infonnación. To~os 1.~s e~e;:St~s
precedentes pueden explicarse ahora, a su entender, con la combmacion

112
Las inferencias

. • ·pi·os· E igual que en el caso


d0 s princ 1 . anterior de Lcvinson,
. los principios
· se con -
equilibran el uno en relac16n con el otro. Horn mcluso formula un princi-
1
tr~ an ~plementario para describirlo (1-lorn 1984: 22), que llama de la "división del
P.10bcon . 1a - en e11·on do de manera similar a otros
•o pragmático", y en el que se est1pu
tra·ncipios-
aJ que una expres1on· ' marca da ( anorma,1 comp1e.1a,
· no ord'mana · ... ) en
pn situación donde sería esperable otra no marcada (más simple, habitual. .. ) tien-
~:ªa ser interpretada inclt_1~e,ndo la transmisi?n de un m~nsaje también marca~o,
s decir, que no se trans1mtma con la alternativa convencional o no marcada. Bten
eodría añadirse, en términos todavía más generales, que el uso lingüístico, como
~anifestación de las intenciones de los interlocutores, no deja nunca nada al azar.
Siguiendo el camino de la simplificación iniciado por Horn, no cuesta mucho
ahora imaginar el último paso posible: la reducción de las explicaciones preceden-
tes a un solo principio, el de la relevancia. Se suele decir (y así se ha apuntado en
2.2.4) que la propuesta de Dan Sperber y Deirdre Wilson -pareja, y padre y madre
(respectivamente) de la teoría- eleva la máxima de relación de Grice a la categoría
de principio. Sin embargo, en este apartado y una vez vistos los ejemplos hay que
matizar la afirmación, puesto que el principio de relevancia está lejos de la máxi-
ma de relación de Grice y debe explicar con más detalle (y siguiendo lo expuesto
en 2.5) que lo que proponen Sperber y Wilson y sus numerosos seguidores es un
modelo propio de entender la pragmática y, en concreto, la producción e interpre-
tación de los enunciados. No se trata, para empezar, de un modelo estrictamente
lingüístico, porque su propuesta está encajada en el marco de la cognición y de la
comunicación (no es casualidad tampoco que el subtítulo de su obra fundamental
sea precisamente Communication and Cognition). Los dos principios básicos ya
apuntados en 2.5 se reproducen a continuación:

(1) a Principio cognitivo de relevancia: la cognición humana tiende a estar


orientada a la maximización de la relevancia.
b Principio comunicativo de relevancia: todo acto de comunicación os-
tensiva comunica una presunción de su propia óptima relevancia.

Si se repasan los ejemplos expuestos a lo largo de este capítulo, y aun a riesgo


de simplificar en exceso, la "solución" que se daría a los distintos casos tendría un
denominador común, que no es otro, claro está, que la noción de relevancia. La
explicación de las implicaturas desde esta teoría, sin embargo, no se puede reducir
a _decir que cualquier enunciado es tratado, por una parte, como un acto que comu-
ru~a su propia óptima relevancia y, por otra, como un enunciado que es producido
e mterpretado en función de la maximización de su relevancia. En realidad, 1a
teoría utiliza un concepto complementario, el de explicatura, que se combina con
el de implicatura. La explicatura es el proceso de enriquecimiento del enunciado
que se produce en su interpretación, y en el cual no se dan todavía implicatur~s.
Se trata de contenidos que se infieren de lo dicho (y que otros autores o tendencias

113
Introducción a la pragmática. Una perspectiva sobre el lenguaje en acción

han etiquetado con otros nombres, el más conocido impliciture, de Bach 1994) p
relación c~n_ lo dicho, no es -~ontenido implícito sino_ ex?lícito, es el desarroll~ d~
la forma log1ca (representac1on de la estructura de] stgmficado de la oración) p .
- , Or
eJemplo (21 b) respecto a (21a) o (22b) y (22c) respecto a (22a):

(21) a Ella lo ha cogido y se ha ido por allí


b [Referente de Ella] [referente de lo] y se ha ido por [referente de ali~

(22) a Pepe es muy pragmático. Él lee de todo, no como otros


b Pepe y él son la misma persona
e Pepe es un gran estudioso de la pragmática [o es muy práctico, o...]

En las explicaturas se dan sobre todo operaciones de contextualización, y entre


estas las más importantes son las de asignar y desambiguar los referentes y aclarar
homonimias y polisemias. Las explicaturas pueden ser básicas (elementales) o de
alto nivel ( o nivel superior), y en este último caso se acercan a lo que en un terreno
semántico se conoce tradicionalmente como modalidades (declarativa, imperativa,
interrogativa). En las explicaturas de nivel superior una proposición está inserida
en el marco de otra: Maria aseguró que [. ..]/pensaba que [. ..]/estaba enfadada
porque ... Mario la engañaba.
El concepto de explicatura provoca que, en la teoría de la relevancia, se restrin•
ja el de implicatura: vistas así, y aunque el tema resulta muy polémico, la mayoría
de implicaturas conversacionales generalizadas se consideran parte de la expli-
catura, y por tanto los significados correspondientes se recuperan, siguiendo este
planteamiento, a partir de procesos deductivos de enriquecimiento de los enun•
ciados. Solo en una fase posterior entrarían en juego las auténticas implicaturas,
que pueden ser de distinto tipo: fuertes o débiles, según su peso específico en la
interpretación del enunciado, y con una función que las hace actuar como premisas
impJicitadas (previas) o como conclusiones implicitadas (definitivas).
Así pues, en la teoría de la relevancia, el proceso completo de comprensión
se lleva a cabo, en definitiva, en tres fases: derivar el contenido explícito del
enunciado (explicatura), hipotetizar las premisas implicitadas e hipotetizar las
conclusiones implicitadas; en estos dos últimos casos, a través de inferencias
pragmáticas y con la guía del principio de relevancia. Este actúa como función
de dos factores (vid. 2.5): ]a relevancia es directamente proporcional al grado de
modificación o enriquecimiento de nuestro contexto mental, e inversamente pro·
porcional al coste de procesamiento. Si el enunciado es, pongamos por caso, Ella
siempre dice que tiene tres hermanas y dos hermanos, deberemos llegar a una
explicatura que aclare quién es ella ( como anáfora, por ejemplo de un referente
erior)· si ella y tiene son correferentes o tiene se refiere a otra perso~a, Y ~~e
an t ' h . · . das, a co~t1nuac1on
. 11c1ta
t enga en cuenta el acto de decir. Si no ay. premisas
. d
1mp
. . d I
. . d
nc1pt0 e
conclusión también imphc1ta a que, s1gmen o e pn -Y
se 11 ega a Una • t hermanas
1
re evanc1a, . m. t erpreta el enunciado como que 1a persona tiene res . __

114
las inferencias

dos hermanos y no más. No, habiendo . nada que haga pensar en Jo contrar,· o, con
. terpretación se llegana a un nive 1de relevancia óptimo dado el equ·1¡·1b •
esta in . ., . .' . no
la rnodtficac10n substancial del entorno o contexto cognitivo y el baJ· 0 coste
entre esamiento.
. s·1 por ot ros enuncia
. d
os se. d envaran
. .
premisas .
1mplicitadas en
de proC
ntido de que esa persona a menudo no dice la verdad, u oculta información
e1se'tera aunque el coste de procesamiento . fu era mas
, alto podría ser relevante'
etce , . ·, ·d (1 ·
hipotetizar una 1~terpreta~10n en otro sent1 o a correspondiente, por ejemplo,
a Ella siempre dice que llene tres hermanas y dos hermanos ... p ero tiene otro
hermano con el que no se habla). . . .
Para finalizar, y a pesar de la aparente senc11lez, comodidad y eficacia de la sim-
lificación, concretable como se acaba de ver en un solo principio de relevancia (o
~iguiendo otras sendas, en la noción de optimidad, o en el "extensible" dominio de
la metáfora), conviene recordar que el terreno de las implicaturas pragmáticas es
muy amplio y que se prolonga por ejemplo en el caso de las cuestiones de cortesía
(vid. 7) y en todo lo referente al estilo y la variación funcional (vid. 8). Sin insinuar
que Ja relevancia, pongamos por caso, no pueda ser una explicación -al menos par-
cial- de estos fenómenos, resulta siempre muy dificil reducir la gran c0mplejidad
de la realidad con sus datos a la "elegancia" científica o matemática de la máxima
simplificación y unificación. La ciencia se mueve entre varias dualidades, y una es
esta oposición entre lo complejo y variado, por una parte, y por otra el poder más
explicativo de la teoría más unitaria y sencilla posible. La pragmática no escapa de
esta dualidad, muy presente y llamativa en el panorama de los estudios actuales.

Actividades y ejercicios _ _ _ _ _ _ _ __ _ _ __ _ __ __ _

1. Expón la diferencia entre un uso referencial y un uso atributivo a partir de


estos dos enunciados:

a) Quiere alquilar un piso en la costa para pasar el verano.


b) Un piloto de motocicletas cae en cada carrera.

C_ompara ahora los enunciados siguientes con los dos anteriores. ¿Cuál es la
diferencia fundamental entre ellos, por lo que atañe a la referencia?

e) Es más raro que el perro ese verde que vimos ,en Vietnam.
d) Toda su vida ha querido comprar ese coche.

115
,,
/11/rod1u:l'ió11 a /a pmgmatu:a.
una pu,\
, ••pectiva •whre el lenguaje en acción

2, Un co11ocído chiste reza ,mí:


A
": I)'rccn que en Nuc va Yc·,,·k alrc>pcllan a una persona cada dos horas ...
B: An<ln, pobre, cómo cstaru' ... ¿no?
( llC sc ¡woduce entre las distintas interpretaciones según
--,~Xp1,ca
• ,
e1 ,111ego 1 , e1
tipo
' de referencia.

3, Los dos textos siguientes (y otros muchos ~uc se ,encuentran en i~ternet y en el


asfalto de muchas ciudades) parecen más bien an~ma 1os por cuest10nes de refe_
rcncía y desde la perspectiva semántica y pra~máttca. A~~umenta cuál puede ser
la anomalía y rcescríbclos de manera que su mterpretac1on no resu1te extraña.

a) Uno de cada tres muertos en accidentes de tráfico en Barcelona es un peatón


íEl mundo.es, edición digital]
h) Uno de cada tres muertos en accidente de tráfico en Barcelona iba a pie
[20 minutos, edición digital]

4. Analiza los textos siguientes (citados en el primer capítulo) desde el punto de


vista de la referencia. ¿Crees que los textos de este tipo son adecuados, gra-
maticales y habituales?

a) Se trocea el pollo en pedazos pequeños y se pone en una sartén grande con


aceite para dorarlo
[Internet]
b) Se corta el pollo en pedazos iguales y se condimenta con todos los [i]ngre-
dientes, se pone a cocinar en agua. Cuando está blando el pollo se saca y se
pone en una cacerola, agrega la crema, pimienta, achiote, sal y los lorocos
picados o enteros, según su gusto. Se deja a que rompa hervor durante 10
minutos, a que coja gusto a loroco.
[Internet]

5. Da un ejemplo de cada tipo de razonamiento: deductivo, inductivo y abductivo.

6. En los ejemplos siguientes, y en relación con los elementos subrayados, indica


cuáles determinan una referencia exofórica, y cuáles endofórica (anafórica Y
catafórica):

a) Hay que hacer siempre esto que os diré: las puntas para arriba.
b) Juana se ha leído Ulysses. ¡Y lo ha hecho en tres días!
e) Lo único que quiero es lo siguiente: que la habitación esté ordenada Ylos
deberes hechos.

116
las i1iferem:ia.,·

/l La batnlla de las Navas de Tolosa fue en 12 12. Ese mismo niio ocurrió otro
r.'/ .
ncontecim1cnto e1nvc.
e) Dejad eso allí, que aquí molesta 1~~ucho. .
./) Andrés es muy reservado, y k s d1.10 que no se mct1crnn en sus asuntos.

7_ Apunta una implicación que se dé en cada uno de los enunciados siguientes:


a) Le ha regalado un loro a sus suegros.
b) Están buscando _una n~esa de_madera para el comedor.
e) Le gusta la comida duna, In Japonesa no.
d) Pedro se zampó cuatro yogures como si nada.

8. ¿Qué presuposición semántica se da en cada uno de los enw1ciados siguientes?

a) María le calienta la leche cada día.


b) Todo el mundo lamentó que los nuevos vecinos hicieran tanto ruido el día
de la fiesta.
e) Si se hubiera construido el túnel, la carretera no tendría tantas curvas.

9. Señala cuál es el activador presuposicional que da lugar a una presuposición


en cada enunciado:

a) La reina de Inglaterra es más que millonaria.


b) Josefina no sabía que Napoleó_n había regresado.
e) Ha vuelto a beber.
d) Si fuera rico, continuaría trabajando en lo mismo, ya ves.
e) La cordada no pudo llegar a la cima a causa del mal tiempo.
f) Es el cambio climático lo que provoca esos fenómenos tan extremos.

1O. Di si el primer miembro de cada pareja presupone el segundo:

a) El barril de la bodega se está pudriendo.


a') En la bodega hay un barril.
b) Sus padres se construyeron una casa de madera en el bosque.
b ') Sus padres construyen casas.

11 · P_l?ntea a partir de los dos ejemplos siguientes la diferencia entre presuposi-


cion semántica y presuposición pragmática:

a) Julia Roberts ha tenido mellizos.


b) La Trini se ha roto una uña del pie.

117
- . rr spectiva sobre el lenguaje en acción
., ¡ gmátzca. u na per
Jntroducczon a a pra
. . d en el enunciado Es andaluza, y por tanto sabe
, t'
12. ¿Que 1Pº .
de unphcatura se
·Y , f
a I ·
de implicatura se establece entre e enunciado
bailar sevillanas? " que ipo · D · 1.
a) y el b)? Explica cómo el receptor puede llegar a in enr a.

a) A: ¿Has comprado el vino para la ce~a?


b) B: He tenido que ir al médico con m1 madre.

13. Aduce un ejemplo de implicatura por seguimiento de las máximas conver-


sacionales de Grice y otro que se produzca por transgresión o burla. Da un
ejemplo también de implicatura escalar y otro de implicatura de cláusula.

14. Propón un ejemplo de una implicatura generalizada y otro de una implicatura


~a~icularizada. A continuación compara el contexto en que se produce esta
ultima con otro contexto en que el mismo enunciado no genere la implicatura.

15. Es~oge un ejemplo de implicatura en un contexto determinado. AnaJíza]o si-


guiendo ~as tres propuestas de Levinson, Hom y Sperber y Wilson expuestaS
en e] ~ap1tu]o. Comenta cuál te parece más simple y cuál ere f mejor
capacidad explicativa. ¿Coinciden? es que iene

--
--
6
Actos de habla

De la misma manera que la deíxis conduce a la referencia y esta a los tipos de infe-
rencia, el propio concepto de inferencia acaba por poner sobre la mesa el concepto
de acto: ¿cuáles son los actos que producen o provocan esas inferencias? ¿Qué
tipo de acciones lingüísticas manifiestan o materializan significados? ¿Qué signi-
fica hablar? Llegados a este punto, la última pregunta es inevitable: ¿no será -el
significado- la propia acción?

6.1. Enunciados constatativos y performativos

La teoría de los actos de habla se expone a menudo como si fuera una narración, y
realmente no es un mal inicio: hubo una vez un filósofo, que se llamaba John L. Aus-
tin, nacido en Lancaster, Inglaterra, y que fue invitado en 1955 a la Universidad de
Harvard (en Estados Unidos) para dar un ciclo de conferencias. Dio una conferencia
cada día, en total doce, y luego escribió su experiencia -y lo expuesto en las con-
ferencias- en un libro que se publicó póstumamente, en 1962, titulado Cómo hacer
cosas con palabras; en la versión original inglesa, How to do things with words.
El título de su obra no podía ser más acertado. Y el comienzo de su primera
conferencia tampoco:

Lo que habré de decir aquí no es dificil ni polémico; el único mérito que quisie-
ra reivindicar para mi exposición es que es verdadera, por lo menos en parte. El
fenómeno que examinaré es muy difundido y muy obvio, y sería imposible que
otros no lo hubieran advertido, al menos ocasionalmente. Sin embargo, no he
visto que se le preste atención de manera específica. (Austin 1962: 41)

Dejand0 aparte si realmente es cierto o no lo que Austin dijo, lo que nadie


puede negar es que tuvo el acierto de decir algo que ha resultado dec1s1vo
· · para eI

119
Introducción a la pragmática. Una p erspectiva sobre el lenguaje en acción

desar~ollo de la pragmática (y de la filosofia del lenguaje ordinario, su campo d


estudio, ya que no era propiamente lingüista). e
En su primera conferencia, Austin establece la distinción entre enunciados co .
tatativos (ingl. constative) y enunciados pe,formativos (ingl. p e,formative) 0 re ns_-
. l d a1z-
zativos, etiquetados con dos neologismos ad hoc; no da eJernp os e los constatar.
1
vos (del tipo 1, porque le parecen obvios y corrientes) Y se centra ya de entrada en 1
performativos (del tipo 2), que sí ejem pi ifica (vid. Austin 1962: cap. I): os

( 1) a Pensó que tendría que hacer ~n jurame~to en el tribunal


b No estuvieron en la ceremonia del bautizo
c El reloj de mi padre atrasa mucho , _ _
d Las apuestas fueron prohibidas despues del mc1dente

(2) a Sí, juro


b Bautizo este barco Queen Elizabeth
c Lego mi reloj a mi hermano
d Te apuesto cien pesos a que mañana va a llover

Mientras que en los enunciados constatativos (o descriptivos) podemos apli-


car los valores de verdad que se han comentado ya en otros capítulos, y por tanto
podemos decir si (1 a-1 d) son ciertos o falsos, estas condiciones veritativas no se
aplican a los enunciados performativos o realizativos como los de (2), y este es el
primer gran descubrimiento y la primera gran aportación de Austin: el concepto de
pe1formatividad. Se trata de enunciados que no describen, como los de (1 ), sino
que llevan a cabo, cuando se enuncian, la acción que describen: Os pido disculpas
por haber llegado tarde, Os prometo que no volverá a suceder, Queda inaugurado
este pantano ... La condición que Austin encuentra para estos enunciados tiene que
ver con un fonnato lingüístico muy particular: la primera persona de un presente
de indicativo de un verbo performativo o realizativo. En efecto, Yo juro por mis
muertos que nunca más pasaré hambre es un juramento, es decir, un acto de jurar,
pero Yo lo juré, Yo lo he jurado o Ya lo juraré no son en absoluto juramentos. Yo
te bendigo bendice, Yo te maldigo maldice ... pero Ya te perdonaré algún día no
perdona, sino que anuncia o declara.
Sin embargo, a pesar de la aparente claridad y certeza de lo descubierto, la
mente de John Austin no se contentó con esta aportación, de hecho más bien al
contrario, porque ya al acabar la primera conferencia se dio cuenta de que algo no
funcionaba del todo bien en su formulación .. .

6.1.1. Performativos implícitos y condiciones de satisfacción


. .ertos verbos en
¿Realmente solo hay actos performativos cuando se enuncian ci . os explí·
primera persona del indicativo? Austin notó que al lado de performat,v

120
Actos de habla

. mo los comentados en el apartado precedente se dan otras construcciones


citos co ce que tenoan 1os mismos
· e fiectos; e f . 1as van· antes (b) respecto a \as (a)·
que pare º .
(3) a (Yo) Te lo prometo
b ¡Prometido!

(4) a (Yo) Lo haré, de acuerdo


b De acuerdo

(5) a (Por el poder que me ha sido conferido) Yo le nombro Secretario de esta


asociación
b Por la presente queda nombrado secretario de esta asociación

(6) a No se olvide el paraguas


b ¡Atención, el paraguas! / Se olvida el paraguas/ ¡El paraguas!

Austin se da cuenta de que hay unas construcciones, los pe,formativos im-


plícitos, que pueden actuar de la misma manera que los explícitos. En efecto, las
versiones (b) de los ejemplos anteriores, en tanto que actos, tienen las mismas
consecuencias que las versiones (a).
Los performativos implícitos abren un camino significativo en la medida que
ayudan a hacer ver a Austin que incluso los enunciados que había tratado como
constatativos (cf. el ejemplo anterior 1) tienen un componente performativo: si los
enunciados de (1) son falsos es porque su contenido proposicional (la proposición
que incluye) es falsa en relación con un determinado conocimiento. Pero los enun-
ciados no son falsos ... en cuanto a su carácter de enunciado, en este caso como
constatación o aserción: no es falso el acto de constatar, es falso el contenido de
la constatación. El acto de constatar tiene unos requerimientos para que sea ade-
cuado, y esto es lo que Austin llamará condiciones de satisfacción del acto (ingl.
felicíty conditions), pero el acto en sí no es falso ni cierto: al acto no se le pueden
aplicar condiciones de verdad. Una promesa, pongamos por caso, es "correcta"
Yestá hecha de buena fe si se hace de acuerdo a los requerimientos que necesita,
pero incluso si luego no se cumple, no será una promesa "falsa" (ni si se cumple
"verdadera"). Este es el segundo gran descubrimiento de Austin, el de las condi-
ciones de satisfacción de los actos y el de la necesidad de corregir -y finalmente
replantear- la distinción entre enunciados constatativos y performativos.

6.2. Locución, ilocución y perlocución

En su octava conferencia, Austin replantea completamente la distinción anterior Y


rropo_~e una división de los actos de habla en tres tipos: locución, ilocución y per-
ocucion. La distinción también debe entenderse en el sentido de que en cualquier

121
Introducción a la pragmática. Una perspectiva sobre el lenguaje en acclón

acto de habla se dan las tres vertientes o dimensiones, son los actos o accion ,
hacemos con las palabras: es <.¡u ,
e

a) Acto locutivo (ingl. locutionary act). Se realiza al hablar, es el acto flsicCJ


. as1:, pronunciar,
decirlo . escoger un~ palabra, se1eccionar
· est ruc~uras Stntác,1,¡_
. , Por
cas, crear significado ... incluye diferentes su~actos, que podnamos llarnar
actos "lingüísticos" o gramaticales, porque son inherentes al uso del lengua· e
y se materializan en cualquier lengua. :\ustin ,~19~~:, 139) l~s denomina te;_
néticos ("emisión de ciertos ruidos"), fattcos ( e11: 1s1on de ~,ertos ténninos 0
palabras") y réticos ("usar esos términos con u~ cierto sentido? referencia,').
Tal como se planteará más tarde en otros estud10s, el acto fonet1co y el fátic
implican un acto de emisión, y el rético incluye el de referencia y predicació:
que constituyen juntos un acto de proposición. Cuando se profiere un enun~
ciado como Segú,n Llull, la lluvia en Sevilla es una maravilla, se llevan a cabo
todos estos actos, desde la emisión de ruido Y términos hasta la proposición
con referencias a Llull y Sevi1la y la subsiguiente predicación). '
b) Acto ilocutivo (ingl. illocutionary act). Se lleva a cabo al hablar, en el mismo
acto de la enunciación, porque esta constituye necesariamente algún tipo de
acción: una aseveración, una promesa, un agradecimiento ... Un enunciado
es siempre una muestra de una acción lingüística. El cartero ha llamado por
segunda vez o Me he acordado de comprar té y magdalenas pueden mate-
rializar un (simple) acto declarativo o aseverativo, pero también, en ciertos
contextos, un aviso o una sugerencia. Formalmente la fuerza ilocutiva se
muestra con indicadores de fuerza ilocutiva, por ejemplo los verbos realiza-
tivos ya examinados o aspectos prosódicos (en especial la entonación y las
focalizaciones) y sintácticos (por ejemplo el orden de las palabras).
c) Acto perlocutivo (ingl. perlocutionary act). Se lJeva a cabo como resultado
del acto de hablar, es su consecuencia, su impacto en el receptor o enuncia-
tario: quedar convencido de algo, ofenderse, sentirse informado, amenaza-
do o ensalzado, etc., son actos perlocutivos.

Cuando alguien da el pésame a otra persona, pongamos por caso con expresio-
nes más o menos estereotipadas como Le acompaño en el sentimiento, la elección
de 1a expresión y su pronunciación son actos locutivos. Dar el pésame es, a su vez,
una iiocución, un tipo de acto expresivo, con el que mostramos nuestra solidaridad
con otra persona. Esta, por último, si se siente confortada O consolada, es por el
efecto perlocutivo del acto. La relación entre la dimensión locutiva (a) y la ilocu-
tiva (b) es convencional (y elJo afecta incluso a actos no verbales que pueden ad-
quirir fuerza i]ocutiva, como los gestos emblemáticos, cf. 3.3 y 8.4.2). En cambio,
1a relación entre la dimensión locutiva y la perlocutiva es causal: en ]a perlocución
se encuentran ]as consecuencias del acto de habla, el efecto perlocutivo se da por
el hecho de haber sido enunciado el acto.

122
Actos de habla

Los estudios. pragmáticos no. han entrado,


. . , en la práctica , en el ana•¡·1s1. s d e la
d,·mensión locut1va
.
(es la propia de la trad1c1on gramatical y de la lingüíst·
I I . (d. . . ica mas
.
"interna"), ni apenas en a per ocut1va 1ficl1 de estudiar y vista como algo «pos-
terior" a la acción o conducta verbal, externo a la lingüística). En cambio se han
centrado y desarro11ado -en algunos casos con mucho vigor- en la dimensión ilo-
cutiva, por una parte en las condiciones de satisfacción que requieren los actos de
habla y, por otra, y sobre todo, en la clasificación de los tipos i1ocutivos y en la
problemática de los actos de habla indirectos (cf. 6.2.2 y 6.3).
Un buen ejemplo de lo paródico y absurdo que puede resultar ]a falta de valor
ilocutivo (o de "fuerza ilocucionaria") se encuentra en las secuencias iniciales de
la película Toma el dinero y corre, de Woody Allen (1 969), en la que un torpe atra-
cador de bancos entrega en la ventanilJa de la oficina bancaria un papel escrito a
mano donde se supone que figura la instrucción s iguie_nte:

(7) Actúe con naturalidad. Ponga 50.000 dólares dentro de este saco. Le estoy
apuntando con un revólver
[Youtube]

Pero el empleado, al final de la nota, lee "al volver" . .. y no lo entiende, y se


enzarza en una discusión con el (frustrado) atracador sobre la ortografia de la nota.
Otro empleado que 11ega para intentar resolver la duda lee "revólver" pero también
"Actufe" (en lugar de "Actúe") y evidentemente no sabe a qué se refiere ... Todos
Jos empleados del banco y el director acaban en un corrillo comentando la nota ...
sin pasar de este nivel locutivo (escrito y leído). En ningún momento, pues, se
llega al nivel ilocutivo, que es el que desencadenaría e l acto propiamente dicho de
atracar ("asaltar con propósito de robo", RAE) y la amenaza (nivel perlocutivo)
de saberse y sentirse atracado.

6.2.1. Condiciones de satisfacción o éxito comunicativo

Austin (1962: 67) resume en un párrafo lo que se puede considerar como el con-
junto de "reglas" pragmáticas -en el sentido visto en el apartado 2.4- que hacen
posible que un acto de habla se lleve a cabo de m anera adecuada, "exitosa":

Tiene que existir un procedimiento convencional aceptado, que posea cierto


efecto convencional, y que debe incluir la expresión de ciertas palabras por
ciertas personas en ciertas circunstancias.

De forma más concreta, m ás diversificada y m enos resumida (pero también


men~s _afortunada, al parecer de algunos críticos), Austin propuso cuatro tipos de
cond iciones de satisfacción o éxito comunicativo (ingl.felicity conditions) para los
actos de habla:

123
Introducción a la pragmática. Una perspectiva sobre el lenguaje en acción

a) Condiciones preparatorias, que tienen que ver con los participantes


n'dos y las circunstancias adecuadas para que eI actO se rea1·ice conreqt1e
..·
Dos personas se pueden casar. .. s1. no estan, d ex110
casa as, pongamos por caso ·
b) Condiciones ejecutivas (la manera de llevarlo a ~abo): para bautizar se·.
el rito católico se sigue un procedimiento determma~o. gun
c) Condición de sinceridad: la buena intención del emisor, por ejemplo e
· · n el
caso de una promesa (si no existe, será una pr_omes_a msmcera).
d) Condición de compleción (del efecto perlocucwnano de] acto): una apuest
por ejemplo, no llega a ser tal si el interlocutor no la acepta. a,

Según la formulación de Austin, estas cuatro cl_ases de condiciones son ine]u.


dibles para que un acto de habla sea adecuado. Si se ~Iteran algunas de los dos
primeros grupos, nos hallaremos ante actos fallidos; si no se cumplen las de los
dos últimos grupos, ante actos abusivos. De los cuat~o ~rupos solo el primero
se ha acabado considerando como decisivo o imprescmd1ble, o en todo caso el
primero y el segundo. En efecto, el tercero se suele subsumir en planteamientos
más generales sobre el uso lingüístico, por ejemplo dentro de la máxima de ver-
dad de Grice (vid. 5.4.1 ), y el úJtimo no se suele tener en cuenta en los análisis
1ingüísti cos.
John Searle (1969), discípulo de Austin, retoma este punto y lo replantea tam-
bién en cuatro clases:

a) Condiciones de contenido proposicional.


b) Condiciones preparatorias.
c) Condiciones de sinceridad.
d) Condición esencial.

El planteamiento no es substancialmente distinto del de Austin, y los casos (b) y


(c) de Searle son equivalentes al (a) y al (c) de Austin, respectivamente, pero sí hay
algunas diferencias. Las condiciones de contenido proposicional tienen que ver
con las características que debe cumplir la proposición incluida en el acto de habla
para que sea adecuada: por ejemplo, una contradicción o paradoja no puede ser el
objeto de una orden (177 Te ordeno no obedecer esta orden); tampoco una promesa
puede recaer sobre algo que ya ha pasado: Te prometo que cambiaré es adecuada,
pero Te prometo que cambié, no (si acaso quiere decir "te aseguro que", igual que
Te prometo que he cambiado); en las órdenes también cuenta solo el futuro (no se
pueden dar órdenes para cambiar el pasado) ... pero ahora el comportamiento espe-
rable es por parte del receptor, no del emisor. En el caso de la condición esencial se
asocia con e) compromiso del emisor a hacer el acto indicado (asumir la responsa-
bilidad de cumplir una promesa, por ejemplo); el enunciador tiene la intención de
que el acto se reconozca con una intención determinada (el aviso del camarero en
El plato quema), y así tiene que reconocer1o también el enunciatario.

124
A e/os de habla

Eil otros estudios posteriores (vid. Searle 1983), Searle se ha centrado sob ,
todo en las condiciones de satisfacci~n de los estados mentales de los enunciad:~
. y en particular de los estados asociados al concepto de intencionalida<l. Al fin y
,es, bo para la realización de cualquier acto de habla es indispensable un determi-
a1 ca , d I . d
o estado mental por parte e enuncia or y unas condiciones que ya dependen
d
na tipo de acto, p~esto qu~ no es esper_abl e 1o m1s~o
·
del _en el caso de una modalidad
rtiva O declarativa (que intenta ser cierta y descnptiva: Tiene la llave), que en el
aseso de una modahda . d mterrogat1va
. . ( que b usca una respuesta como compleción:
~~ienes /a llave?) o de una modalidad imperativa (que intenta que el estado de
~osas de la realidad cambie y se adecue a lo dicho: ¡Coge la llave!).

6.2.2. Tipos de actos ilocutivos

Aunque confiesa que no está totalmente satisfecho con las categorías que establece,
Austin ( 1962: 198-199) distingue cinco clases de verbos según su fuerza ilocutiva:

a) Verbos de judicación, o judicativos.


b) Verbos de ejercicio, o ejercitativos.
e) Verbos de compromiso, o compromisorios.
d) Verbos de comportamiento, o comportativos.
e) Verbos de exposición, o expositivos.

Los primeros sirven para emitir un veredicto (absolver, condenar,juzgar, de-


terminar, estimar ... ); los segundos para ejercitar "potestades, derechos o influen-
cia", por ejemplo designar, votar, ordenar, instar, aconsejar, prevenir, etc.; los
terceros, prometen o comprometen (prometer, comprometer, garantizar, defender,
apostar, apoyar ... ); los cuartos " tienen que ver con las actitudes y el comporta-
miento social", como pedir disculpas,felicitar, elogiar, dar el pésame, maldecir,
desafiar; y los quintos, " [p]onen de manifiesto [ ... ] cómo nuestras expresiones
encajan en un argumento o conversación" (199), pongamos por caso contestar,
argüir, conceder, ejemplificar, sostener, postular.
Otras propuestas de clasificación se han elaborado tras la pionera de Austin, y
las clases de actos distinguidos varían aun cuando mantienen también bastantes
similitudes. El cuadro siguiente (traducido, original de Allan 1998 y reproducido
en Proost 2009) recoge estas propuestas (vid. cuadro 6.1 ).
Vendler (1972) introduce las categorías (más específicas) de interrogativos
(preguntar, interrogar ... ) y operativos (ordenar, condenar ... ), y Bach y Harnish
(1979) incluyen también los efectivos (cambios en los estados de cosas institucio-
nales). Allan (1994) es la única propuesta (del cuadro) que simplifica los grupos,
con unas categorías más amplias de declaraciones (los declarativos o expositi-
~os Y los compromisivos de otras clasificaciones) y los autoritativos (los veredic-
ttvos Y parte de los ejercitativos de Austin).

125
Introducción a fa pragmática. Una perspectiva sobre el lenguaje en acción

Cuadro 6.1. Propuestas de tipos de acto~ de h_abla ilocutivos


o de verbos de actos de habla zlocutzvos

Austin Vendler Searle Bach y Harnish


(1979) Allan
(/962) (/972) (1976)
0994)
Expositivos Expositivos Representativos Constatativos
(expositives) (expositives) (representatives) (constatives)
Dec Iaraciones
Compromisivos (statements)
Compromisivos Compromisivos Compromisivos
(commissives) (commissives) (commissives) (commissives)

Ejercitativos Interrogativos 1nvitacionales


(exercitives) (lnterrogatives) Directivos Directivos (invitationafs)
(directives) (directives)
Ejercitativos
(exercitives)
Efectivos Autoritativos
Veredictivos Operativos (authoritatives)
(,·erdictives) (operatives) Declaraciones (effectives)
(declarations)
Veredictivos Veredictivos
( verdictives) (verdictives)

Comportativos Comportativos Expresivos Reconocimientos Expresivos


(behabitives) (behabitives) (expressives) (acknowledgements) (expressives)

Pero la clasificación que sin duda ha dado más que hablar y ha sido más común-
mente aceptada es la de Searle (1976): representativos o asertivos, compromisivos,
expresivos, directivos y declaraciones. Aparte del contenido proposicional, que es
un criterio más bien complementario y de poco peso, el discípulo de Austin utiliza
tres criterios básicos (de hasta doce que analiza) para la clasificación:

a) El propósito ilocutivo (asimilable a la condición esencial de las condi-


ciones de satisfacción), con el rasgo básico de cada acto: la obligación°
compromiso de la promesa, la descripción cierta o falsa de la aserción,
la voluntad de cambio de la orden ... Desde esta perspectiva, Searle fun-
damenta sus cinco clases de actos de habla: sintetizado en palabras muy
corrientes, decir a otras personas cómo son las cosas (representativos 0
asertivos), hacer que otras personas realicen acciones (directivos), coi~-
prometernos a hacer algo (compromisivos) expresar sentimientos Yacti·
. ' onte·
tudes (expresivos) y provocar cambios en el estado de las cosas Yac
cimi~nto~ ~declar_ativos)._ . . ad. En
b) La dJrecc10n de aJUSte (cl!rection offit) entre el enunciado y la realrd , sas
el caso de los asertivos es de la palabra al mundo (primero son las co

126
..t,·111.,· de• li ohl"

y lucµo 111~ ckscrihi,~ws), Hn.lm1 co1npron1h1ivm, y Cll los directi vos es al


n,,vós (lwc111 d 1m11u.Jo ~wstcmw ~lt:sdc l1~s pululwm; - anteriores- ), y de los
1Jxprcsi vm, se i,:11vh., dc~11· ~¡uo 110 t 1c1w11 u,! uslu de cstu tipo, pero se podríu
C(lt1Si<krnr que los SClll lllllUlllllS son lm(unores y, por tanto, las palabras Se
ujus!n1111 olios (vid. Yulc l_<}W1: 55). 1~11 las deelarnl!io11cs el ujus(c es doble 0
1;¡ 1111 1voco. en los dos sc11(1<los II In Véz: c11a11do se <lkc11 las palabras, cambia
en ese i11stn11tc y s11hs(1111ci11lmc11tc un estmlo de cosas institucionales.
t) 1(1 cslado psicológico del e111isor. Los asertivos rclkja11 el pcnsumicnlo del
emisor, los expresivos un sentimiento o nctit.ud; los directivos muestran el
deseo del emisor de que alguien hagn algo, los compromisivos su intención
de hnccr algo (lns declaraciones no se nsocian a estados emocionales y se
definen pm otros lilctmes).

Lns cinco clnscs de netos de hnhla dislinguidas por Scarle se pueden acabar de
perfilar de In mnncrn siguiente:

l. Los representativos o asertivos son unúlogrn; n la categoría inicial que sirvió


u Austin parn cjcmplificnr su periplo filosófico (vid. 6.1 ): los constatativos.
Sin dudn es la categoría mús amplia y donde la terminología es más diver-
sa, puesto que también se denominan a menudo declarativos (un término
en este caso poco adecuado ya que entra en conílicto con la nomenclatura
gramatical de las ornciones declarativas y con el quinto grupo de Searle: las
declarnciones, que son actos de habla muy distintos). Se trata de actos que
se caracterizan en función de los valores de verdad: la manera de reconocer
un acto asertivo es preguntar si es cierto o falso. Entran en esta categoría
enunciados como los siguientes de (8):

(8) a Júpiter es un planeta, Plutón no es un planeta


b No es posible apretarse el cinturón y bajarse los pantalones al mismo
tiempo
c La doctora leyó el comunicado en nombre del equipo médico habitual
d Al fin y al cabo, maílana será otro dia
e En Espaifa la normativa civil establece que a efectos legales los nacidos
un 29 de febrero cumplen alfas a las 00.00 horas del día 28 de febrero
de aquellos aílos que no sean bisiestos
[Wikipedia]

2· ~os compromisivos muestran que el emisor se obliga a hacer una acción.


Ese compromiso es su condición esencial, y es muy evidente en las prome-
sa.s Yjuramentos. También tienen un componente compromisivo las ofertas
0
n~vitaciones (al lado e.le otro directivo). En todos estos casos no podríamos
aplicar los valores de verdad utilizados en la clase precedente. Son muest ras
de actos compromisivos los siguientes:

127
Introducción a la pragmátíca. Una perspectiva sobre el lenguaje en acción

(9) a Juro que nunca más volveré a pasar sed


b Prometo que no fumaré durante un mes
e Te lo comento en el almuerzo
d Pase, pase, adelante
e Si lo encuentra más barato, le devolvemos la diferencia
[Tienda Home, internet]

3. Los expresivos manifiestan una actitud psicológica o un sentimiento, est d


0
de ánimo o emoción por parte del enunciador (que se puede proyectarª
s~, en el enu~ciatario). No admiten ~ampoco valores veritativos. Son e~per:~
s1vos enunciados corno los de los ejemplos (1 O):

( 1O) a Lo siento mucho, le acompaño en el sentimiento


b Enhorabuena, la felicito de todo corazón
c ¡Qué burro que soy!
d Francamente querida, me importa un bledo
e ¡Cómo va a cuadrar el mundo si es redondo!
(Vagabundo gritando en la calle]

4. Los directivos apelan al receptor: se trata de órdenes, ruegos, indicaciones


ofrecimientos .. . Es evidente que tampoco se pueden calificar como cierto~
o falsos: : su objetivo es ~ue, en el futuro, el r~ceptor se comporte O haga
una acc10n de una determmada manera. Son ejemplos de actos directivos
los incluidos en (11 ):

( 11) a Abróchense los cinturones


b Dejar salir antes de entrar
c ¡No se lo pongas así!
d Prohibido fumar
e Lea las instrucciones de este medicamento y consulte a su farmacéutico
(Anuncio de un medicamento]

5. Las declaraciones son, según Searle, actos muy distintos de los que se dan
en los cuatro grupos anteriores. Se trata de actos que cambian un estado de
cosas propio de una institución: nombrar secretario a alguien, cesar a un mi-
nistro, firmar una sentencia, dar un veredicto ... Mutatis mutandis, y aunque
menos transcendente, la función es la misma que la que se da en cualquier
deporte o juego cuando se "declara" algo: por ejemplo Touché (en esgrima),
Jaque o Jaque mate (en ajedrez) o cuando se cantan las cuarenta (en el tute).
Son declaraciones, pues, ejemplos como los de (12):

( 12) a Yo os declaro marido y mujer . on ropías,


b Por la presente, y haciendo uso de las atrib~c1ones que~~tn delegada
como Director General le nombro Secretano de la Com1s1
c Se aplaza la sesión hasta nueva fecha

128
Actos ele habla

d ¡Tocado y hundido! [juego de los ba~·quitos o hundir In llolal


e Queda declarado d estado de c:xccpc1ón ~11 los Dcp11r1t111wnto:; dt Con-
cepción. S. Pedro. Amambny. Alto Parnguny y Pn:sidllnlc I laycs, t u
términos del art. '.!SS de la Constitución Nacional ·
[Internet]

disquisiciones sobre tipos de actos ilocutivos según los crikrios apuntn-


Las
11 ades: 1rny otros tipos
aootan todas las pos,'b'l'd . .
que convumc acl11rar y qur
dos no ~ •, • • •
, deben tenerse en cuenta en re1ac,on con cucst10nes mleracc1onalcs y aso-
ademas .
.. d a la interpretación contextual de los enuncmdos, tal como se prt!Sl'nln en el
ct3 as e
apartado siguiente.

6.3, Actos de habla, modalidndcs e interpretación de los enunciados


El tema de la modalidad y los tipos de modalidades, como conjunto de marcas de
la expresión del hablante a través de los enunciados, es otro de los que ocupa esa
línea más bien intangible que ya se ha visto y se ha comentado entre la granullica
(sintaxis y semántica) y la pra?_nática (vid. ? · 1_). Si bien la moda lidad incluye un
indudable componente pragmat1co, en la practica no aparece tratado actualmente
en muchos manuales de la disciplina porque se considera un dom inio mns propio
de la gramática (sintaxis).
Sea como sea, la relación entre modalidades y actos de habla está en la base de
un fenómeno transcendente: la interpretación de los enunciados, y por consiguien-
te del tipo de acto que tiene lugar en la interacción social. Un buen ejemplo de todo
ello se encuentra en la anécdota que se atribuye a Georges Bernard Shaw, de quien
se dice que recibió una nota de una señora con fama de buscar la amistad de figu-
ras importantes. En ella se decía, sin más, que la dama estaría en casa durante la
tarde de un día detenninado. Al reverso de la nota el escritor apuntó: "G. Bernard
Shaw hará lo mismo". Si apeláramos tan solo al significado literal de las notas
deberíamos decir que se trata de dos enunciados constatativos que materializan
actos representativos o asertivos. Pero nuestro conocimiento del mundo y nuestra
experiencia en la interpretación de actos de habla nos dice que la primera nota con-
tiene una oferta o invitación, y la segunda la declina. Esta es, dicho sea en términos
técnicos, la problemática de los actos indirectos.
. Las modalidades oracionales que se suelen distinguir a lo largo de los estu-
t1os son básicamente tres: declarativa, interrogativa e imperativa. A veces se
des suman otros tipos como la optativa y la desiderativa, menos básicos o lun-
amen_tales (y que también pueden ser considerados subtipos de la primera). La
m~dal_tdad puede tener también un componente afirmativo o negativo acoplado
ª os tipos citados.
dal·ctPordlo qu e se re fi ere a los formatos oracionales
. en que se concretan estas 1110-
1 a es en Ia · · de las lenguas se agrupan en tres clases: dec1arat,vo
·•
' gran mayona

129
1
mroaucción a la pragmática. Una perspectiva sobre el lenguaje en ac -,
• cton
1

(Juan toma fruta para desayunar), interrogatjvo (¿Juan quiere.fruta par d


nar?) e imperativo (¡Juan, come fruta para desayunar!). ª esay1,¡_
De manera prototípica, los actos de habla representativos o asertivo
terializan a través de enunciados con una modalidad y un formato ora/ se lña.
clarativo, mientras que los actos de habla directivos lo hacen con uno ¡~ona} ~e-
o interrogativo. En todos estos casos se tratará de actos directos: To,:erativo
¿Quieres fruta? y ¡Come fruta! En los directivos siempre es posible aña;/ a,
111

cadores explícitos de cortesía (¡Para, por favor!, Si es tan amable, ¿me r ~ar.
l a banueja?),
,1
que no tienen sentido en los representativos• (El uocumento
,1 acere
e. , a
blanco, ??? por favor, n?Si es tan amable, una mula es un híbrido). y si en s:~ ~n
caso parece aceptable un marcador como por favor, no es porque se refi gun
, ) . era al
receptor y su imagen ( como marcador de cortesta , smo porque se entiende
exc1amac1on · ' (de asom bro, 111
· d 1gnac1on
· · ' ... ) , por eJemp
· 1o en ¡L os tz'b urones noCOtno
~
manu.1eros, por favor.I ~

Pero en numerosas ocasiones las relaciones que se pueden establecer entre


dalidades, formatos oracionales y actos de hab]a distan mucho de ser biunívolllo-
Así, por ejemplo, en ( 13) se hallan afirmaciones o aserciones "escondidas" e~asj
formato de las llamadas tradicionalmente interrogaciones retóricas: e

( 13) a ¿Quién se podía imaginar que el Titanic se hundiría?


b ¿Hasta cuándo abusarán los políticos de nuestra paciencia?
c ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

A pesar del formato interrogativo, es evidente que el enunciado (13a) equivale


a Ja aserción Nadie se podía imaginar que el Titanic se hundiría, ( l 3b) a Los po-
líticos han abusado (desde hace tiempo) de nuestra paciencia y (13c) a Yo no he
hecho nada (reprochable) para merecer esto.
El caso inverso se presenta ahora en los ejemplos de (14), en los que varios
formatos oracionales declarativos materializan una pregunta o demanda, y así pues
un acto directivo:

(] 4) a Quisiera preguntarle lo que piensa de la actual corrupción


b Me gustaría saber qué piensa de la actual corrupción ..
c Le {pregunto/ estoy preguntando} si sabe algo de la actual corrupcwn

A su vez, una forma imperativa no implica necesariamente un acto directivo,


como en ( 15), y un acto directivo puede tener otros formatos oracionales al margen
del uso del imperativo, como en (16):
.l
( 15) a Hazte mayor y ya verás que todas las mutuas pasan de ti
b Vente para el sur y vivirás mejor b" án
c Arrimaos a buenos árboles, y buenas sombras osco 1Jªr

130
Actos de lwhla

( 16) a •A
1 cenar!
b Agitar antes de s u uso
e L~s pasajeros con destino 81.!rlin han de pcrsonnrsl! en el mos trador 45

los fenómenos más frecuentes en este sentido y más extendidos en


Uno denguas y culturas es 1a expres1.on · d e or
. de nes o dem:mdas a tTavés de una
,uchas 1e l . . d . .
n . terrouativa, que es e caso protot1p1co e neto mdirecto: no solo se hace
forma in<Tunta e(y de ahí la 111ten-ogac1on
·
smo que se t'ormula una demanda Orucoo
·• ) ·
una pree e

0
se da una orden:
( 17) a ¿Tiene fuego?
b ¿Podrían callar. los del fondo?
e ¿Sabe si hay una panadería por aqul?

Searle soluciona la aparente paradoja de estas construcciones proponiendo un


to doble: un acto directo literal, con una fuerza ilocutiva secundaria, y un acto
~cdirecto,
1
el no literal, pero que es el principal puesto que tiene·la fuerza ilocutiva
:imaria. En efecto, la "contestación" de los enunciados de ( 17) puede ser literal,
pero debe ir acompañada de una acción: en ( 17a) dar fuego a alguien, en ( 17b)
~aliar y en (17c) aportar una información (para darse cuenta del absurdo de una in-
terpretación estrictamente literal de los actos lingüísticos. a partir de una pregunta
como la de 17c, vid. https://www.youtube.com/watch?v=tprL9NEYlCc).
La solución de Searle no es la única posible. y la cuestión de fondo resulta po-
lémica: se puede explicar también a través de las implicaturas vistas en el capítulo
precedente o a través de otros mecanismos (como por ejemplo considerar que se
trata de convenciones o lexicalizaciones fraseológicas que ya no se pueden enten-
der en sentido literal).
En todo caso, lo que parece fuera de duda es que una de las razones que per-
miten explicar la altísima frecuencia de los usos lingüísticos indirectos tiene que
ver no con cuestiones gramaticales, semánticas o cognitivas, sino con cuestiones
sociales: la cortesía, el "debido" respeto que los hablantes se tienen entre sí y que
hace desplegar estrategias para que el discurso elaborado no resulte ofensivo para
la imagen de los interlocutores.
Para acabar la narración con la que se empezó este capítulo -y nada más lejos
que un final de cuento- es forzoso destacar que los actos de habla no se dan en el
vacío ni en el discurso filosófico, dicho sea sin mala intención: los actos de habla
de_verdad, por una parte, son propios de cada cultura y difieren interculturalmente
(:~d. cap. 9), y por otra se dan en la calle, dicho sea como metáfora: en la interac-
cion social que entablan los hablantes, tal como se plantea en el capítulo siguiente.

131
/11/l'(Jdlfcl'/1111 l , ,¡
· " "/Jf ugmal cJ(I, Uno /JIJl'S/JC!<;//vu sohre el lenouay·, ,
I'> e en acc•··
/(Jn

AcHvidnclcs y ejercidos _
------ ----- - -
1· Propón 1111 ~jcmplo de verho rea lizal ivo o performativo. A cont·1 .
·¡ nuac1 •
Cl'I _Jc . 1111 uso co11crclo de cslc verbo en un contexto concreto en on, des,
1
lcr111l1cc un 11clo de habla, en sus tres vertienles básicas: locució/ .que illa.
11
Y perloc11ci(m. l'arn acabar, apunta las condiciones básicas de sat{ f: oc~ción
t ,- , • • s acc10•
cx 11o comu111cal1vo que 11cces1ta. no

2. Apunln un ~jemplo de cadn una de las clases de acto de habla según 1


fic11ciú11 de Scnrlc ( 1976). Complementa cada ejemplo con las condici ªclas¡,
salisfocción del aclo. ones de

3. Según la clasificación de Searlc ( 1976), ¿a qué tipo corresponden los enu .


, . '? nc1a.
e1os siguientes

a) Te juro que te devolveré la cadena mañana.


h) ¡Velo la entrada al club de las personas propuestas!
e) ¡Qué frío que hace!
d) lfazte la cama.
e) Siéntese, por favor.

4. ¿Cuáles son las diferencias fundamentales que separan los actos de habla aser-
tivos o declarativos de las llamadas (por Searle) declaraciones? Da un ejem-
plo de cada tipo.

5. ¿Crees que siempre resulta clara la diferencia entre una orden, una sugerencia
o un consqjo? ¿Depende de factores contextuales o situacionales? ¿De cuáles?

6. ¿Qué actos de habla materializan enunciados como (a) y (b)? ¿Qué relación
puedes establecer con su contenido semántico?

a) jAlfredo es Alfredo!
b) El mejor consejo que puedo darte es no hacer caso de los consejos.

7. Imagínate el caso de una boda en un barco, oficiada por el capitán. ¿Qué


condiciones de satisfacción hacen falta para que el acto sea válido? ¿Son las
mismas que si se trata de una boda civil convencional o religiosa (siguiendº
un rito particular)?

8. Documéntate y describe el caso de un bautizo católico. ¿Con qué forma;;~


güística se debe llevar a cabo el acto ilocutivo? ¿Se trata de un verbo per
,nativo? ¿Qué condiciones de éxito comunicativo exige?

132
Actos de habla

Da un ejemplo de un acto compromisivo, otro de un acto directivo y otro de


9. 118 declaración que no cumplan alguna de las condiciones de satisfacción
~undamentales, y que por tanto se puedan considerar actos fallidos O abusivos.

Apunta un ~jemplo de formato oracional declarativo que implique un acto de


º·
1
habla direct1_vo (una orden o una pn~gun!a), y a su vez, una oración imperativa
que 110 implique un acto de habla d1rect1vo.

11 A través de preguntas (formatos oracionales interrogativos), ejemplifica actos


· de habla indirectos de tipos distintos. Describe, con brevedad, un contexto
situacional adecuado para cada caso.
.
12. Con la ayuda de la bibliografia, y en concreto de diccionarios de lingüística (o
pragmática), documéntate sobre la (posible) distinción entre actos de habla di-
rectos/indirectos y actos de habla literales/no literales. Propón un ejemplo de
cada uno. ¿Crees que se puede combinar un acto indirecto con uno no literal?
Si es así, da un ejemplo.

13. Di cuáles de los siguientes actos de habla son directos, cuáles indirectos y
cuáles no literales:

a) ¡Cierra la puerta del piso!


b) ¿Podrías decirme cómo se llega a la casa?
e) La distancia entre las dos ciudades es exactamente de 25 kilómetros.
el) Me estoy fundiendo, con este calor.
e) He engordado al menos doscientos kilos.
j) ¿Y por qué no vamos al teatro por la noche?

14. Considera el verbo apostar y determina qué tipo de acto de habla materializa
cuando se utiliza de manera performativa o realizativa. Compáralo con otros
verbos performativos y razona si el acto de apostar presenta alguna diferencia
significativa con los otros.

15. ¿El verbo amenazar es performativo? ¿Es gramatical el enunciado Yo te ame-


nazo en español? Y en otras lenguas que conozcas, ¿se puede traducir y utili-
zar como amenaza? Compara el caso con el de los verbos castigar y perdonar.
¿Son análogos?

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