Niño de Atocha - Dia 6
Niño de Atocha - Dia 6
Niño de Atocha - Dia 6
ORACION
Para todos los días a su Santísima Madre después del acto de contricción
Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo,
puerta del reino de los cielos, divina Aurora, por quien después de Dios vive toda criatura
racional de la tierra; inclina a mi esos tus bellísimos ojos, ilumina esta ciega y pobrecita alma,
mirala, Madre de Misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones;
compadecete, Señora, de su ruina, para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y
la restituya a su gracia, concediendome tambien lo que le pido en este día, y suplicale me de luz
en el alma, para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado, desviado del redil y
rebaño de su divina gracia, y no vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo,
dandome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me dejes perecer en los
precipicios de la carne. Si, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno
que haya implorado tu protección, que halla salido desamparado; con tal certeza, hoy me postro a
implorar tu divino auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y
alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurrieremos a implorar de tu divino Niño su
amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, concediendo benigna a nuestras
peticiones un buen éxito en nuestras necesidades, así espirituales como temporales; así lo
esperamos del Santo Niño de Atocha, tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos
conviene y es de su agrado nos lo conceda en honra y Gloria suya, y si no, que se haga su
santísima voluntad, dandonos una perfecta resignación en esta vida para que sirviendole y
llevando con paciencia los trabajos y aflicciones, logremos una buena muerte. Amén
Aqui se rezan tres Padres Nuestros y Tres Ave María con Gloria al Padre, luego la jaculatoria y
milagro del día, después se ofrecerá con la oración última de cada uno y así se hará en todos
los demás dias siguientes.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal. Amen
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo bendita eres entre todas la mujeres y
bendito el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, madre de Dios ruega por nosotros los pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
GLORIA
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como en un principio ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amén
SEXTA JACULATORIA
SEXTO MILAGRO
En el mes de noviembre de 1838, se hallaba Albino Ibarra enfermo gravemente de una rosada en
lo interior, y habiendo padecido mucho tiempo de ella sin encontrar remedio en lo temporal que
le diera alivio a su incurable mal, recurrió a implorar al Santo Niño de Atocha pidiendole con
íntimas veras de su corazón le restableciera su salud si le convenía, y si no que hiciera su
santísima voluntad, a lo que el Santo Niño, viendo la necesidad en que se hallaba aquel hombre y
ue los facultativos trataban dehacerle la operación, le mostró su misericordia y a pocos días se
hallo bueno y salvo por el milagro de su Majestad Santísima y para testimonio de esta maravilla
puso su retablo en el Santuario del Santo Niño en el que está dandole infinitas gracias al medico
tan soberano, por tan singular prodigio.
Agraciadísimo Niño de Atocha, que riendote estas, regocijandote con tu querida Madre, yo te
saludo y alabo en este sexto día y te ofrezco estos tres Padres nuestros y Ave Marías con Gloria
Patri y los acompaño con esta Sexta jaculatoria en memoria de aquella Sexta jornada que hiciste,
colocando en el vientre divinisimo de tu Santísima Madre Santa María de Atocha, hasta a aquel
despoblado sitio donde a los doce años de edad te lo perdiste de vista. Por este dolor que sintió
en su corazón después de haber sufrido con tan modesta humilidad tantos trabajos, subiendo los
montes, pisando los altos copos de nieve con sus delicadísimos pies, atravesando serranías,
sufriendo los aires fríos, la lluvia del cielo y la ingratitud e inclemencia del tiempo. Te pido por
todo esto que te hago recuerdo, me sea concedido el favor que te suplico en esta hora, para lo
cual interpongo los méritos de todas las dominaciones que preceden a todos los espiritus
inferiores y son ministros de tu Divina Providencia; y ellos se sujetan a tu voluntad siempre y por
estos grandes méritos y por lo que te recuerdo cada día en esta novena, introduciendolos a mi
súplica, espero no salir sin alcanzar lo que tanto solicito, y después al fin de mi vida alcanzar tu
gracia hasta gozarte en el paraíso celestial de la eterna morada. Amén
Aquí se hace la petición.
Portentosísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los
corazones, dulcísimo creador mío; único dueño de mi alma, piadosisimo Jesús de mi vida,
alegría incomparable de toda criatura, oh generosisimo Niño! Quien sino a Tí divino Manuel?
Quien sino a Tí amorosísimo Niño? A Tí que eres raudal de beneficios; a Tí que eres padre de la
misericordia: y todo nuestro ser en esta vida, a Quien sino a Tí que eres el inmenso, el infinito, el
solo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro conservador y todo lo que
somos. Adorente los angeles, las criaturas, todos te alaben en la tierra, las plantas; las flores y
todo lo que tenga ser te engrandezca, las aves todas se regocijan en oir tu dulce advocación.
Pacientisimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como a
tus divinos ojos nada es escondido. A Tí, poderosisimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y
angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediendome lo que en esta petición te
pido, pues Tú eres el árbol frondoso; al que se aloja a tu sombra le llenas de felicidades, Tú eres
el que conviertes los enojos de tu padre en dulces misericordias; Tú eres el mediador entre tu
Padre y los hombres; Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante tantas bondades,
tantos beneficios, los que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora
postrados delante de Tí, implorando tu clemencia como Tú eres el autor de nuestra vida a quien
debemos todo nuestro ser y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentado en la silla de
la sabiduría, en esa silla de potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia para que
con el purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad infinita.
Yo te ofrezco estas oraciones para que se las presentes a tu Eterno Padre; y por ellas logren
descanso las benditas almas del Purgatorio y nosotros, todos los necesitados, tengamos consuelo
y merezcamos alcanzar en Tí, Niño de Atocha, lo que deseamos; dandonos juntamente una
verdadera contricción y arrepentimiento de nuestras culpas para llegar a verte en la Gloria. Asi lo
esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en
el dia del jucio esperamos verte para pasar a gozarte en la celestial bienaventuranza eterna.
Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo bendita eres entre todas la mujeres y
bendito el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, madre de Dios ruega por nosotros los pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
ORACION
Para ofrecer las nueve Ave Marías a María Santísima de Atocha, para todos los días.
Purísima Madre del Santo Niño de Atocha, trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo
lirio de los valles, fosa celestial de Jericó, relicario purísimo de la Trinidad Santísima, fuente
clarísima donde estaban representadas las cristalinas aguas de la divina, gracia. Paraíso
deliciosísimo, jardín supremo de la Gloria, panal fecundo de la mas dulce y suave miel, Médica
soberana por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra. Hija querida del Eterno Padre
en quien se regocija y llena de placer, amorosísima esposa del Espíritu Santo aurora que alegras
a todos el mundo, general abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre
Mía. Yo te ofrezco estas nueve Ave Marías, en memoria de aquellas nueve jornadas que hiciste
desde Nazareth hasta Belén, donde te dignaste dar a luz al verdadero Dios, por cuyo recuerdo
espero de Tí que intercederás como tu Hijo el Santo Niño de Atocha, que me conceda lo que
pido en esta devoción y espero que me lo harás, piadosísima Madre Mía, valiendome de los
medios interpuestos juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tu la necesidad con que te
lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito, dandome antes o al concluir esta
novena que le dedico a tu nombre, el deseo y feliz consuelo de mis trabajos y afanes. Asi lo
espero, confiado de esto, por aquellas tres necesidades que al pie de la Cruz tuviste viendolo
clavado en ella y mas por aquellos sentimientos y dulces expresiones con que le hablaste en su
corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento; y ruegale a tu querido Hijo el
Santo Niño de Atocha, que por todos los méritos que le hago en cada día venga en mi amparo y
que asista con su santísimo poder, pues El es quien todo lo puede y de El depende mi solicitud,
para que despues de concederme lo que pido, me de una muerte feliz, para pasar a gozarle en tu
compañia y repetirle sin cesar himnos de alabanzas junto con los coros angélicos que en el
dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y paz a los hombres de Buena
voluntad, por los siglos de los siglos. Amén
Divino Jesus; Este dulce nombre, con tu eterna luz, ilumina el orbe.
Con grillos estas, Pero muy contento, Los dejas y vas, A hacer tus portentos.
Los presos humildes, Te hacen petición, Y luego son libres, De dura prisión.
A los ingnorantes, Los alumbras luego, Y a los caminantes, Los libras del riesgo.
Oh, que grande dicha, Gozais Fresnilleros, Con la gran reliquia, Que se halla en Plateros.!
Permitidme, Niño, De mi corazón, Morir con auxilio, De la Extrema Unción, Adios Niño
hermoso, Adios mi querido, Niño milagroso, De ti me despido. Tu dulce memoria, Nos lleve
triunfando, A tu eterna Gloria, A estarte alabando."
Nota: Los hechos milagrosos referidos en esta Novena solo merecen una fe humana, mientras
que la Iglesia no de su fallo sobre ellos, según lo dispuesto por S.S. Urbano VIII.