Escuelas de La Teoria de La Interpretación y Argumentación

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ESCUELAS DE LA TEORIA DE LA INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN

Han existido un grupo de escuelas que ejercen influencia a la hora de buscar


determinar los alcances interpretativos que tiene la norma jurídica y también la
argumentación que los operadores jurídicos deben practicar al justificar sus fallos,
puesto que el juzgador enfrenta conflictos al seleccionar la norma jurídica, su
interpretación y argumentación para lograr decidir sobre una problemática jurídica.
El derecho es un fenómeno social objeto de interpretación, y éste al regular las
conductas de los hombres posibilita múltiples apreciaciones sobre su contenido y
objeto, así una misma norma puede ser comprendida desde distintas ópticas. Para
ejemplificar esto, se expone el caso de que en nuestro país el órgano legislativo es el
que produce la norma, teniendo una impresión clara respecto a su producto, mientras
que esto puede ser aceptado o no por el ciudadano, por el órgano ejecutivo que es el
que aplica la norma o por el que resuelve su constitucionalidad.
Escuelas de la teoría de la interpretación jurídica
Escuela de la Exégesis
Esta corriente señalaba que la ley era la fuente única del derecho, por tanto los
aplicadores jurídicos debían limitarse a dicho espacio para cumplir con sus funciones.
Según ésta escuela, el juez debe buscar la voluntad del legislador en el texto normativo
y limitarse a ello, pues el ordenamiento jurídico completo y no tenía fallas. La escuela
de la exégesis planteaba dos métodos, el exegético y el sintético, en el primero el
análisis de la legislación se realizaba de acuerdo al orden del cuerpo legislativo y el
segundo se hacía apreciando la realidad social.
Escuela libre
Exponía que era imposible que el legislador pudiese prever en la legislación todas las
hipótesis que pudieran ocurrir en el mundo jurídico, y por esto mismo la solución de
un conflicto encontraría siempre contexto en la ley.
Escuela de Viena
Su interpretación pertenece al método del conocimiento jurídico que es, a su vez, un
problema de la teoría general del derecho. Para ésta escuela las normas son objeto de
la interpretación, es decir enumeran los posibles significados de las normas. Se
distingue una interpretación auténtica, que es la jurisdiccional de otra no auténtica,
que es la que realizan los particulares. La primera se plantea con vista a la jerarquía de
las normas, a la gradación del orden jurídico; deriva de la aplicación de la norma
general a la especial de la sentencia, es decir, deriva de la norma general su aplicación
a un caso concreto.
Realismo jurídico escandinavo
Los autores que la encabezaban exponían que el derecho era una realidad empírica,
producto de sentimientos, ideas morales o comportamientos interesados o
desinteresados. Hallivis Pelayo considera que la idoneidad de un sistema de normas
para interpretar, se funda en que las normas sean observadas y sentidas socialmente
vinculantes y así mismo obedecidas.
Como lo señala Hallivis Pelayo, quien a su vez alude al propio Alf Ross: La
interpretación se basa en que la ciencia del derecho debe ser reconocida como una
ciencia social empírica. Esto significa que no debemos interpretar proposiciones acerca
del derecho vigente como proposiciones que aluden a una “fuerza obligatoria”
derivada de principios o postulados a priori, sino como proposiciones que se refieren a
hechos sociales… Nuestra interpretación… en el contenido real de las proposiciones de
la ciencia del derecho se refiere a las acciones de los tribunales bajo ciertas
condiciones (Hallivis Pelayo, 2009).

Escuelas de la teoría de la argumentación


Las concepciones son, tópica de viehweg, la nueva retórica de Perelman y la lógica
informal de Toulmin.
Teoría de Viehweg
Viehweg redescubre la tópica, enlazada con la retórica, como el arte de descubrir
argumentos y debatir cuestiones que son básicamente problemáticas. La obra en
cuestión se centra en reivindicar el interés que para la teoría y la práctica jurídica tiene
la resurrección del modo de pensar tópico.
La tópica es un procedimiento de búsqueda de premisas o tópicos que en realidad no
terminan nunca: el repertorio de tópicos es necesariamente provisional, elástico. De
ahí que los tópicos se deban entender como posibilidades de orientación y, en ese
sentido, como hilos conductores del pensamiento que solo permiten llegar a
conclusiones cortas. El problema esencial que se plantea con su uso radica en que los
tópicos no están jerarquizados entre sí, de manera que para la resolución de una
misma cuestión cabría utilizar tópicos distintos, que llevarían también a resultados
diferentes.
La nueva retórica de Perelman
Perelman a plantea una distinción metodológica entre los medios de prueba utilizados
en la lógica formal moderna y aquellos de la retórica que permiten lograr, apoyado en
técnicas argumentativas, la persuasión del auditorio por medio del lenguaje. Así,
mientras la lógica formal permite demostrar, en un razonamiento deductivo, la verdad
de la conclusión por su relación necesaria con las premisas que se han aceptado
previamente, la retórica concierne a los valores que permiten a los sujetos adherirse a
estos con cierto nivel de intensidad variable y no de necesidad lógica absoluta.
El campo de la retórica es, en efecto, el de las elecciones y decisiones razonables que
hay que tomar en un contexto específico, en el marco de la jerarquía de valores que lo
configuran en su totalidad.
Perelman estima que existen tres elementos de la argumentación: el discurso, el
orador y el auditorio. Con el propósito de clasificar los tipos de argumentación, el
profesor polaco distingue cuándo se dirige a un auditorio universal, cuándo se trata de
un único oyente o cuándo la deliberación es a título individual o con uno mismo. Para
Perelman, una de las funciones principales de la argumentación se centra en el hecho
de persuadir o convencer. Es persuasiva aquella argumentación que convence o es
válida.
La lógica informal de toulmin
Toulmin considera que el análisis lógico formal es incapaz de descubrir cómo funciona
la argumentación y la discusión crítica en el marco de las interacciones comunicativas
cotidianas.
Existe un correspondencia entre lógica y jurisprudencia que permite situar en el centro
a la función crítica de la razón, pues un buen argumento, un argumento bien fundado,
es aquel que resiste a la crítica y a favor del cual puede presentarse un caso que
satisfaga los criterios requeridos para merecer un veredicto favorable.
Toulmin inicia por establecer los modos de comportamiento, lo cual constituye la
práctica de razonar, de brindar razones a favor de lo que hacemos o decimos.
Según dicho autor, existen dos modalidades principales del uso del lenguaje: aquel que
se usa a modo instrumental, y en cuyo caso las emisiones lingüísticas consiguen
directamente sus propósitos sin necesidad de brindar una razón adicional; y el uso
argumentativo, en el cual para que la expresión lingüística tenga éxito o sea acogida es
indispensable brindar razones, argumentos o pruebas que las soporten.
Sobre estas bases, el filósofo británico establece cuáles son los elementos clave de un
argumento, que al satisfacerse entrañan su corrección y son: la pretensión, las
razones, la garantía y el respaldo.
Aportes personales:
En el texto que el autor nos presenta se puede llegar a comprender un análisis de las
distintas escuelas e ideologías que han ejercido su influencia a la hora de determinar
los alcances interpretativos de la norma jurídica y la argumentación que los
operadores jurídicos utilizan para dar justificación a sus fallos. Se puede entender que
existe una visión amplia de las distintas posturas que han ejercido una gran influencia
en la argumentación e interpretación jurídica, así como los métodos histórico,
dialéctico, exegético, documental y sistemático.
Hoy en día los jueces presentan problemas la selección de la norma jurídica, su
interpretación y argumentación, para decidir adecuadamente una problemática
jurídica. Es decir, dichas herramientas juegan un papel trascendental en la correcta
solución de un conflicto, pero también pueden incidir directamente en la toma de
decisiones incorrectas.
Por ejemplo, el juzgador enfrenta un problema al tratar de dirimir los conflictos que
están a su cargo, esto en el sentido de que los alcances interpretativos que debe darle
al texto normativo que va a aplicar, o a la solidez argumentativa que vaya a justificar su
fallo, y estos aspectos pueden generar en ocasiones decisiones inexactas, este tipo de
situaciones se dan diariamente en el trabajo judicial de los jueces, quienes aplican de
manera casi mecánica algún texto normativo y argumentan con la debida fluidez, pero
también pueden incurrir en conflictos interpretativos y argumentativos.
Lo que comprendí y puedo aportar sobre el tema de la nueva retórica de Perelman: la
importancia de esta es que se busca rehabilitar la razón práctica, es decir se quiere
introducir algún tipo de racionalidad en la discusión de cuestiones concernientes a la
moral, el derecho, la política, etcétera, y que signifique algo así como una vía
intermedia entre la razón teórica y la pura y simple irracionalidad.
Además, la propuesta que este autor expone también es importante porque toma en
cuenta los razonamientos prácticos tal y como se presentan en la realidad. Así, se
concede importancia a el objetivo de la argumentación que es persuadir, al contexto
social y cultural donde se desarrolla la argumentación, al principio de universalidad o a
las nociones de acuerdo y de auditorio, anticipando elementos esenciales de otras
teorías de la argumentación que hoy centran el debate concerniente a la razón
práctica.

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