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Respirando en una atmósfera darwiniana

Carlos Castrodeza
Facultad de Filosofía, Dpto de Lógica y Filosofía de la Ciencia, Universidad Complutense,.28040
Madrid. E-mail: [email protected]

RESUMEN

La idea central de Darwin se extrapola al momento actual donde se refleja la filosofía existencial derivada.
Esa filosofía se contextualiza en el marco de la filosofía de la ciencia actual. Finalmente, dadas las premisas
iniciales, se naturaliza del único modo radical posible la propia condición humana en sus individuos
concretos. eVOLUCIÓN 4(2): 9-12 (2009).

Palabras Clave: Filosofía de la ciencia, existencialismo, condición humana.

ABSTRACT

Darwin’s central idea is transposed to the world today in the framework of existential philosophy. This
philosophy is contemplated from the vantage point of philosophy of science in its present form. Finally the
human condition is naturalized radically and individually in the only way possible given the initial premises.
eVOLUCIÓN 4(2): 9-12 (2009).

Key words: Phylosophy of science, existencial philosophy, human condition.

Puesta en escena Los organismos que prosiguen este juego


siniestro (Barash 2004) desde la perspectiva
Las 6 ediciones del Origen de las Especies humana más existencial, se denominan sarcásti-
constituyen en primera instancia un diálogo casi camente los más aptos como si fueran héroes sin
imposible de Darwin con sus críticos y en causa, aunque el pensador inglés estima con su
segunda instancia, en íntima optimismo victoriano irreprimible que esos prota-
conexión con la primera, un gonistas del momento están, generacionalmente,
querer mantener sus tesis gradualmente de alguna manera un tanto esoté-
iniciales contra viento y marea rica cada vez menos sujetos a las inclemencias de
sin apenas resultado positivo un medio que nunca cesa en su afán destructor de
alguno (Vorzimmer 1972). lo que sobrevive (Shanahan 2004). Uno de los
Así, por ejemplo, en el tercer pensadores más darwinianos e influyentes al
capítulo de la primera edición respecto de la primera mitad del siglo XX,
(1859) que el autor inglés profundamente imbuido de teología calvinista, el
titula ‘La Lucha por la anglicano Ronald Aylmer Fisher, dirá que los
Existencia’ (The Struggle for organismos ‘van a mejor’ y simultáneamente el
Existence’), y que se repite medio ‘va a peor’ o sea que, de nue-
con variaciones mínimas en vo en el mejor de los casos, resulta
las otras ediciones, se descri- ‘lo comido por lo servido’. Además,
ben los encontronazos de los por así decirlo, mientras más alto
organismos con un medio indiferente sujeto a empuja Sísifo su roca, más estre-
supuestas leyes naturales así como a sus intera- pitosa es la caída y vuelta a empezar
cciones aleatorias con ese medio que propician un hasta que al final, y una vez más en
‘sálvese quien pueda’ en el mejor de los casos, el mejor de los casos, la entropía
desenlace que se confirma hasta la saciedad en el pueda hacerse con esa farsa negen-
capítulo siguiente ‘La Selección Natural’. Se trata trópica que nunca produce más de lo
en fin de sobrevivir para reproducirse en una que desecha, sino siempre menos,
cadena en principio sin fin hasta que algún en un pseudo-equilibrio cutre que
cataclismo imprevisible acabe con esa especie de dura, dura y perdura sin ton ni son
movimiento perpetuo nutrido por un canibalismo como no podría ser de otra manera Ronald Aylmer Fisher
de la vida con la vida misma (parasitismo dada la naturalización subyacente.
generalizado) tutelado por la energía solar como Siete años después de la publicación de esa
plataforma de seguridad energética y de mante- primera edición, y después de la salida en el
nimiento de base. entretanto de tres ediciones más, una en 1860,
otra en 1861 y otra más en 1866, el propagandista

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más efusivo de la obra de Darwin, el alemán cuando se constata que el equilibrio es en efecto
Ernst Haeckel, proclama el nacimiento de una incómodamente ficticio y antes de darnos cuenta
nueva ciencia, la ecología, con el único objeto de con plenitud de que es el caos lo que domina
estudiar más a fondo lo que no tiene fondo, es nuestra realidad ‘racional’, ese mismo año de
decir, la lucha por la existencia, porque se trata de 1962, como digo, Rachel Carson publica su
embelesarse obsesivamente en los detalles (algo Primavera Silenciosa como llamada de atención
muy centroeuropeo) y observar en su múltiple ecologista innecesaria porque todos sabemos lo
variedad esas torturas interminables que tienen que ocurre y todos sabemos que no lo queremos
lugar en todos los rincones de lo vivo donde todas saber y está bien que alguien, como
las víctimas son asimismo verdugos en lo que es Carson, siga el juego y nos lo
un espectáculo que hace que el paso de la recuerde porque parte del juego es
existencia transcurra como si no pasara nada saber lo que pasa para hacer como si
(Dawkins 2004). Se trata en fin y en esencia de no lo supiéramos y es que ‘nada es
una manera de nutrirse del sufrimiento ajeno lo que parece’ porque en realidad
dando pábulo al propio como parte fundamental ‘todo parece lo que es’ valga el
de ese juego obligado que ni Darwin, ni Haeckel, galimatías de corte derridiano. Nadie
ni Fisher quieren ver como lo que es, un-sin- nos llamamos a engaño, está claro.
sentido, y que denominan ‘ciencia’ porque, se La ‘filosofía de la ciencia’ pretende
intuye, ‘más vale prevenir que curar’ o sea que infundir sensatez, ver las cosas en
‘no hay mal que por bien no venga’ que es para lo frío que es otra manera darwiniana
que vale la ciencia, para impedir males mayores y de adaptarse, colectivamente esta
que así, otra vez en el mejor de los casos, sean los vez, porque el interés de todos
males menores los que socaven la existencia en coincide, al menos a grandes trazos, Martin Heidegger
ese devenir incierto que, se insiste, dura, dura y y vituperar la ciencia y su filosofía,
perdura. diciendo, por ejemplo, que ‘la ciencia no piensa’
(Heidegger) es recordarnos de un modo ingenuo
Perspectiva desde la filosofía de la ciencia lo que igualmente todos sabemos pero, como
digo, queremos hacer como si no lo supiéramos,
Curiosamente la ‘filosofía de la ciencia’ se ha y es que gracias a Darwin, aunque muy indirecta-
ocupado poco del tema, especialmente en su mente, hemos descubierto un nuevo modo de
vertiente de ‘filosofía de la biología’, porque esa simular ser los más aptos que es de lo se trata
disciplina tiene poco o nada que ver con lo que a (Castrodeza 2003).
todas luces sería un pesimismo emocional que no Para Darwin, como para todos sus coetáneos,
tendría cabida posible en lo que es entender las existía una auténtica obsesión con lo que se
cosas racionalmente (Balashov et al. 2001; denominaban leyes de la naturaleza. Es decir, en
Gutting 2004). Y para ese entendimiento racional el peor de los casos esta vez, aunque no exista el
se postula en un principio una situación ideal, ‘el diseño natural cuya realidad proclama con tanta
equilibrio natural’ en el que todos queremos creer contundencia epistémica como indiferencia teoló-
a pesar de que la realidad nos decepciona conti- gica el casi coetáneo de Darwin, Georges Cuvier,
nuamente, o sea que a pesar de esa falsación que es lo mismo que preconizan los teólogos
popperiana continua persistimos en el empeño naturales ingleses, que asimismo tanto influyen
aunque no sea más que ‘porque a la fuerza en Darwin, singularmente el reverendo oxoniano,
ahorcan’ y mientras podamos creer algo que nos William Buckland, o el reverendo de Cambridge,
conforte, ‘adelante con los William Whewell (el Kant inglés), ambos ideoló-
faroles’. Y es que la ‘filosofía de gicamente en la perspectiva de los también
la ciencia’ es ‘filosofía de la reverendos anglicanos William Paley y Thomas
resignación’ en su versión exis- Malthus. O sea que aunque no exista en efecto
tencial más darwiniana. ‘Hay ese diseño a ‘ojos vista’ sí existen las leyes
que hacer pues de tripas cora- naturales que son como un diseño de segundo
zón’ y ver racionalidad por orden. Y luego aunque junto a las leyes naturales
doquier, la haya o no, porque haya ocurrencias aleatorias en las variaciones
como convenientemente perci- orgánicas como proclama Darwin, para disgusto
bía Hegel, ‘lo real es racional’ de esos mismos coetáneos que tanto le influyen,
como ‘verdad de cajón’ donde esas ocurrencias aleatorias atañen sólo a detalles
las haya. sin importancia metafísica, como aclara el mismo
El mismo año que el físico Darwin finalmente en su Autobiografía de 1876,
reconvertido en filósofo-histo- o sea que las leyes naturales dirigen todo el
riador de la ciencia Thomas espectáculo en lo que a la postre sería un diseño
Thomas Kuhn Kuhn publica su Estructura de de tercer orden una vez que introducimos una
las Revoluciones Científicas aleatoriedad aunque ésta sea más bien ornamental
donde los paradigmas constituyen nuevos refu- como hace Darwin en su afán de que su
gios de equilibrio epistémico que se sustituyen pensamiento sea coherente con el del mencionado

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reverendo anglicano Thomas Robert Malthus cada fórmula de supervivencia incluye más o
(Ospovat 1981). Y en efecto son estipulaciones menos inducciones, según la complejidad del
básicas de la filosofía de la ciencia los conceptos organismo, para seguir en la brecha. Darwin,
de ley natural, como de explicación, concepto siguiendo al mejorador agrícola, William Yarrell
este último que a su vez se remite al de ley (el tercer autor que más cita en sus cuadernos
natural en lo que es el concepto de explicación especulativos después de a su principal mentor
canónico de cobertura legal que estipulara el científico Charles Lyell y a su propio padre,
empirista lógico del Círculo de Berlín Carl Robert Waring Darwin) formula lo que denomina
Hempel tiempo ha. su tercera ley de la generación (o ley de Yarrell)
y es que mientras más persiste una inducción en
Las leyes naturales su acción en el tiempo más se consolidan
fisiológicamente las estructuras funcionales que
¿Hay o no leyes epistémicas? ¿Es lo aleatorio amparan esa inducción y punto (Manier 1978).
cuestión de detalle? Estas preguntas son parte
central de la, digámoslo así, demagogia metafí- Humanizar al animal/animalizar al hombre
sica que caracteriza a la filosofía de la ciencia.
Por ejemplo, desde ya hace algunos años a esta Esa realidad darwiniana profunda,
parte (desde 1980) Nancy Cartwrigt ha hecho que a los ojos de los agricultores y
capital epistémico (como diría Pierre Bourdieu) mejoradores era una realidad trivial,
del asunto con su ya escrito clásico ¿Establecen responde igualmente al eslogan de
las leyes de la naturaleza lo que denominamos Konrad Lorenz de que ‘los a priori
hechos? (Do the Laws of Physics State the kantianos son a posteriori biológi-
Facts?). El problema básico estriba en que no cos’, es decir que las categorías
sabemos auténticamente de qué estamos hablan- fundamentales del clásico alemán,
do. Darwin en su afán de naturalizar la naturaleza Kant, no serían más que actuaciones
(valga la redundancia) inicia sus famosos cuader- orgánicas tan básicas y persistentes
nos de notas al respecto sobre la transmutación que simplemente ya nacemos con
(B, C, D y E, de carácter general, y M y N en lo ellas incorporadas en nuestro genoma Konrad Lorenz
que atañe al hombre) que empezara a escribir al (lo mismo se podría aducir de los
poco tiempo de volver de su viaje alrededor del existenciarios heideggerianos y por supuesto de
mundo (vuelve en octubre de 1836, y empieza las categorías aristotélicas). O sea que en esencia
esos cuadernos en julio de 1837 que completa en ‘aunque la mona se vista de seda mona se queda’
dos años para luego hacer un esquema teórico puesto que por mucho que queramos dignificar
sobre la evolución de menos de 50 páginas en nuestro pensamiento estipulando sus funciones
1842 y un ensayo ya más completo, de unas 200 como las funciones de un ser orgánico de alguna
páginas, en 1844, donde va incluyendo explica- manera superior/especial, nos está pasando lo que
ciones pertinentes a las distintas ramas de la a cualquier otro organismo. Pero hay una diferen-
biología). En esa naturalización total que Darwin cia esencial entre el proceder de Darwin al
intenta (y cuya pretensión se remontaría por lo respecto y el que caracteriza a los darwinistas
menos a los sofistas griegos) el ínclito inglés actuales, y es que Darwin en su empeño naturali-
incluye el propio determinismo de las acciones zador humanizaba al resto del mundo orgánico
humanas que serían hoy parte de la etología. Para mientras que nosotros en lo que equivocadamente
Darwin lo que llamamos libre albedrío está tan creemos que es espíritu darwiniano animalizamos
sujeto a leyes como cualquier otra cosa, o sea que al hombre, y ya se sabe si lo humano merece
volvemos al eslogan de Hegel de que todo lo real cierto respeto y consideración, aunque no sea más
es racional que, en definitiva, es como no decir que porque ello supone ‘barrer para casa’, lo ani-
nada, o sea, como afirmar que ‘las cosas son mal sólo merece explotación/destrucción y, en el
como son y punto’ (incidentalmente, para Darwin mejor de los casos, abandono y en ello estamos, y
ese determinismo incluye la ‘creencia en Dios’ si es que la agresividad/indiferencia hacia ‘el otro’
así se tercia). es pertinente cuando ‘el otro’ es un competidor
En efecto, desde la etología, es decir, desde que nos puede desbancar; pero no es que Darwin
cualquier actividad humana, y animal en general, fuera éticamente más cuidadoso, su situación
todos, todo lo vivo, todo lo negentrópico en psicosocial era singular porque él en la sociedad
efecto, funciona por inducción. Cualquier fórmu- victoriana era un ser ‘todopoderoso’ financiera-
la de supervivencia, desde la del organismo más mente (de hecho su hijo primogénito, William
elemental hasta nosotros mismos, incide en la Erasmus Darwin, sería un banquero notable en
captación de recursos para mantener la negentro- Southampton), que es lo que cuenta. Y claro
pía subyacente, y el organismo que de momento dignificar humanamente ‘al otro’ incluso cuando
va captando los recursos mejor que sus congéne- el otro es un animal era ennoblecerse a si mismo.
res, por suerte y capacidad inductiva, o por ambas En cambio cuando el otro es una amenaza real,
circunstancias, es ese organismo más apto que de no como en la situación de Darwin sino en la de
momento procede con el show, de manera que ‘currantes de turno’, que somos la mayoría de

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nosotros, se le ve desde la ciencia biológica al Castrodeza, C. 2003. La Marsopa de Heidegger:


hombre como un animal, y más si en efecto se El Lugar de la Ciencia en la Cultura Actual.
estima como un animal propiamente dicho. De Dykinson.
hecho, los amigos íntimos pobres de Darwin, Dawkins, R. 2004. A Devil's Chaplain:
aunque fueran científicos de primera línea, como Reflections on Hope, Lies, Science, and Love.
es el caso de Alfred Russel Wallace y Thomas Houghton Mifflin Harcourt Trade & Reference
Henry Huxley, tenían una visión distinta al Publishers.
respecto, para Wallace, y para disgusto de Gutting, G., ed. 2004. Continental Philosophy of
Darwin, el hombre era una criatura cuidada por la Science. Blackwell.
divinidad y los animales eran animales nunca Manier, E. 1978. The Young Darwin and his
humanizables, para Huxley por añadidura el Cultural Circle: A Study of Influences which
pesimismo de su última época nos hacía a todos Helped Shape the Language and Logic of the
animales y en nuestro caso para sobrevivir lo más First Drafts of the Theory of Natural Selection.
dignamente posible teníamos que ir contra Reidel.
natura, difícil situación. Ospovat, D. 1981. The Development of Darwin's
Y efectivamente para que todo lo anterior Theory: Natural History, Natural Theology,
ocurra no es necesario el libre albedrío como and Natural Selection, 1838–1859. Cambridge
tampoco es necesario que haya leyes naturales ni Univ. Press.
de que todo se explique más allá de una mera Shanahan, T. 2004. The Evolution of Darwinism:
descripción, como diría y dice el gran positivista Selection, Adaptation and Progress in
lógico Ernst Nagel en su inefable La Estructura Evolutionary Biology. Cambridge Univ. Press
de la Ciencia (1961). A la hora de naturalizar el Vorzimmer, P.J. 1972. Charles Darwin: The
mundo Darwin sigue siendo un maestro de su Years of Controversy; the origin of species and
clase y condición como lo somos cualquiera de its critics, 1859-1882. Hodder & Stoughton.
los demás desde nuestra propia perspectiva.
Información del Autor
REFERENCIAS Carlos Castrodeza es ingeniero agrónomo y
Barash, D.P. 2004. The Survival Game: How profesor titular de Filosofía de la Ciencia.
Game Theory explains the Biology of Recientemente ha completado su trilogía ‘los
Cooperation and Competition. Macmillan. caminos profundos de la biología’ con su obra La
Balashov, Y. y Rosenberg, A. 2001. Philosophy Darwinización del Mundo (Herder, 2009) que es
of Science: Contemporary Readings. una bioantrología de la filosofía y la ciencia en su
Routledge. historia.

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