Montesquieu Espíritu de Las Leyes

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 19

UNIVERSIDAD PÚBLICA DE EL ALTO

U.P.E.A.

CARRERA DE DERECHO

UNIDAD DIDÁCTICA : Teoría Del Estado


TEMA : Montesquieu Espíritu De Las Leyes
DOCENTE : Carlos Carvajal
GRUPO : N° 12
PARALELO : 1º “C” MAÑANA
INTEGRANTES : Apaza Mamani Diego Alfredo
Calle Noa Roxana
Chipana Laura Jamil Rolando
Cuti Merma Juan Daniel
Cutile Carpio Eva Kasandra
Gutiérrez Falcon Juan José
Mamani Calamani Marisol
Mamani Choque Beatriz Mary
Mamani Quispe Lizeth
Salinas Quispe Denis Abraham
Ticona Callisaya Alison

La Paz - El Alto
Índice de Contenido

INTRODUCCIÓN........................................................................................................................3

MONTESQUIEU Y EL ESPÍRITU DE LAS LEYES.................................................................3

LA TEORÍA POLÍTICA DE MONTESQUIEU..........................................................................5

Tipología De Gobierno.............................................................................................................5

LIBERTAD ANTIGUA Y LIBERTAD MODERNA.................................................................8

LA TEORÍA SOCIAL DE MONTESQUIEU............................................................................10

EL ESPÍRITU DE LA NACIÓN Y DE LAS LEYES...............................................................11

CONSIDERACIONES GENERALES.......................................................................................13

CONSIDERACIONES PARTICULARES.................................................................................15

Exhortación del Equilibrio de Poderes:..................................................................................16

Supremacía de los Derechos Individuales:.............................................................................17

Mejoras en la Representatividad de los Legisladores:............................................................17

Importancia de la función del legislador:...............................................................................18

LA SOLUCIÓN ESTÁ EN NOSOTROS:.............................................................................18

BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................................19
INTRODUCCIÓN

El objeto del presente estudio consiste en poder identificar, resaltar y relacionar los

aspectos más salientes de la obra cumbre de Montesquieu, “Del Espíritu de las Leyes”. En

líneas generales, se trabajará en el análisis de la Teoría Política y Social del autor y en la

interpretación del concepto de Espíritu General. En términos particulares, se intentará rescatar

de su pensamiento, las causas que dan origen e incentivan el progreso en las sociedades

humanas. Asimismo, se tomará los aspectos más salientes del autor a fin de poder buscar

alternativas a la problemática.

A fin de encarar tamaña empresa, corresponde destacar que la obra de Montesquieu no

sólo se concentró en lo político sino también impactó en la filosofía, en las letras y en la

historia. Es más, autores de la talla de Isaiah Berlin y Raymond Aron consideraron a este

ensayista como pionero en ciencias tales como la sociología, la antropología y la psicología

social. Sucede que su enfoque ha sido altamente innovador. Su trabajo abrió todo un camino

hacia el estudio comparativo de las instituciones humanas y sus causas. Sin dudas, “Del

Espíritu de las Leyes” ha realizado un aporte sin precedentes en el pensamiento político liberal

de todos los tiempos.

MONTESQUIEU Y EL ESPÍRITU DE LAS LEYES

Charles-Louis de Secondat nació en 1689 en Bréde, Francia y falleció en 1755 en Paris.

Recordado por ser un gran observador y un aristócrata de finos modales, bajo el seudónimo

Montesquieu esgrimió su talento con obras de vasta envergadura tales como “Lettres Persanes”

(editado en 1721) y “Considérations sur les causes de la grandeur et de la décadence des


Romains” (impreso en 1738). Sin embargo, ninguna de ellas reflejó su pensamiento de manera

tan elocuente y vasta como fue la publicación su gran libro “Del Esprit des Lois” en 1748. Este

último ensayo, el cual le insumió a Montesquieu más de veinte años de su vida, fue criticado

duramente por Jeremy Bentham y Voltaire al considerarlo un trabajo sin método. No cabe duda

de que ambos se han equivocado. Como veremos más adelante, la lógica del método de

Montesquieu tiene por objeto hacer comprensible para la razón humana la diversidad histórica,

explicar la realidad por medio de principios o categorías únicas. No es casualidad que Isaiah

Berlin lo haya definido como el último de los filósofos clásicos y el primero de los sociólogos.

“El Espíritu De Las Leyes Montesquieu” es un tratado que tiene un criterio sistemático

en su forma de exposición. Raymond Aron escribió en su libro “Las etapas del pensamiento

sociológico” que la célebre obra puede estructurarse de la siguiente forma:

- La primera parte trata acerca de la Tipología de Gobierno (abarca los primeros trece libros).

- La segunda parte incluye toda la explicación de las Causas Materiales o Físicas que

afectan las sociedades humanas (cubre los libros catorce a dieciocho).

- La tercera parte expone un estudio acerca de cómo las Causas Sociales impactan sobre las

costumbres, los usos y las leyes (tiene un alcance que va del libro veinte al veintiséis).

- Por último, Aron entiende que el libro diecinueve es un capítulo aparte. Éste se refiere al

principio unificador del todo social, es decir, al “Espíritu de la Nación”.

El presente escrito va a estudiar la obra de Montesquieu siguiendo los lineamientos

propuestos por Aron. Primero, estudiaremos su Teoría Política; segundo, analizaremos su

Teoría Social (estudio de causas físicas y sociales); tercero, el desarrollo de la noción del
Espíritu General de la Nación. Por último, cerramos la exposición con una conclusión general y

particular del trabajo.

LA TEORÍA POLÍTICA DE MONTESQUIEU

Tipología De Gobierno

Casi siempre que se menciona el nombre de Montesquieu se lo relaciona con su doctrina

más famosa: la División de Poderes. Aquí veremos que su teoría política no se limita a la

separación de poderes sino que su pensamiento político es más amplio y profundo. En general, el

autor francés intentará demostrar que cada tipo de gobierno surge a causa de la Naturaleza

propia de su organización social, y que se fortalece en virtud del cumplimiento de sus

respectivos Principios de gobierno. Y en particular, su libro le mostrará al mundo que los

hombres tienen a su disposición las herramientas políticas necesarias (creación de leyes

positivas) como para poder generar mayor prosperidad individual y social con sólo considerar los

aspectos particulares y universales de cada organización social.

Montesquieu inició su loable trabajo desarrollando su teoría política. Tomó la concepción

clásica de tipos de gobierno (aristocracia, democracia y monarquía), adoptada oportunamente

por Aristóteles en su libro “Política”, y le realizó unas diferenciaciones en su tipología. Separó

y clasificó los gobiernos en tres clases: los republicanos (aristocracia y democracia), los

monárquicos y los despóticos. Así, el criterio de clasificación de los Tipos de Gobierno se basó

inicialmente en dos aspectos que definían la Naturaleza de cada gobierno: por un lado, quién

detenta el poder; por el otro, cómo lo hace. En el caso del Gobierno Republicano, el pueblo o una

parte conserva el poder soberano (ya sea democracia o aristocracia, respectivamente) y éste es
responsable de hacer las leyes. En el Gobierno Monárquico es el rey quien posee el poder y lo

hace bajo una estructura de leyes fijas y establecidas. En cambio, en el Gobierno Despótico

existe una persona que detenta el poder y lo ejerce sin leyes fijas imponiendo sus caprichos

personales. A esta altura, Montesquieu incorpora un criterio adicional para poder seguir con el

esquema de tipos. Es lo que se llama los Principios de gobierno. Mientras que la Naturaleza es

la estructura particular de cada gobierno, es lo que le hace ser tal; los Principios son las pasiones

humanas que impulsan dichos gobiernos, es lo que le mueve a actuar como tal. Con este

razonamiento, el francés definió a la Virtud Política como el Principio íntimo de la República, al

Honor Principio esencial para la Monarquía y al Temor Principio vital para el Despotismo. Esto

quiere decir que cada tipo de gobierno necesita actuar acorde de sus Principios para poder

conservar su autoridad. Lo novedoso de este análisis es que la Teoría de Principios de Gobierno

conduce a una Teoría de la Organización Social. Aron recuerda que la filosofía clásica formuló

una teoría de los regímenes políticos pero al margen de la organización de la sociedad y

presuponiendo validez intemporal de los tipos políticos. En cambio, Montesquieu combinó

estrechamente los Tipos de Gobierno con la estructura social (educación, tamaño, instituciones

intermedias, igualdad de los ciudadanos). Esto se puede interpretar de la siguiente manera: la

Virtud Política, Principio generador de la República, significa amor a la patria y a las leyes,

consagración del individuo por la colectividad. Esta última reflexión conduce a un sentido de

igualdad social de los hombres frente a la ley pues todos se sienten ciudadanos que viven por y

para la comunidad. Por otro lado, la Monarquía no proclama el renunciamiento personal ni

promueve el sentimiento de igualdad, sino que todo lo contrario, el Honor alienta la presencia de

jerarquías, nobleza y distinciones. Así como la ambición es perniciosa en la República, no lo es

en la Monarquía pues es la diferenciación social lo que le infunde vida al gobierno. Mientras que
en la República existe una organización igualitaria entre los miembros de la colectividad, la

Monarquía se fundamenta en un tratamiento social desigual frente a la ley. Luego, podemos

concluir que la República y la Monarquía tienen diferente esencia; uno se basa en la igualdad y

el otro se apoya en la diferenciación, uno se funda en la Virtud Política y el otro en el Honor. En

la República, el Principio de la Virtud permitiría encaminar el interés particular al interés

general, diferente es en la Monarquía, donde el Principio del Honor, falsa virtud, la sostiene al

brindar a los ciudadanos la posibilidad de actuar acorde a sus propios intereses y no

necesariamente al interés general. Sin embargo, ambos tienen un aspecto en común: son

moderados porque respetan la ley. En cambio, el Despotismo es arbitrario porque no gobierna

respetando la ley. El Despotismo se fundamenta en la igualdad pero basado en el Temor, donde

ninguno tiene participación del poder soberano. Sólo la religión y las costumbres actúan como

factor limitativo a esta forma absoluta de gobierno. Aquí, podemos vislumbrar cómo la

estructura o vida social varía según el modo en que se ejerce cada gobierno. Natalio Botana

rescata en su obra “La tradición Republicana” que para Montesquieu hay tres legitimidades

posibles –la Monarquía y las dos Repúblicas- y una ilegitimidad profunda, el Gobierno

Despótico, fruto de una sociedad sin leyes ni instituciones. Asimismo, Montesquieu resaltó que

hay una línea delgada entre el poder despótico y el monárquico. Citando su libro VIII capítulo

XVII:

...”los ríos corren a fundirse en el mar; las monarquías van a perderse en el

despotismo”... El autor entiende que cuando una Monarquía pierde de vista los Principios que

favorecen a la diferenciación social aparece el poder absoluto y arbitrario. Así considera

fundamental la presencia de la nobleza y de rangos intermedios como elemento disipador de

movimientos tiránicos en los regímenes monárquicos. Enrique Aguilar reconoce este concepto
con el nombre de División Vertical del Poder. Esto significa que cuanto más pluralista y

desigual sea una Monarquía, menor es la probabilidad de que dicha autoridad degenere en

Despotismo. La filosofía de la historia desarrollada por Montesquieu tiende a demostrar que

cuando los estados y los gobiernos contravienen los Principios que los sostienen, ellos caen por

sí solos (Imperio Romano, República Ateniense). Es decir, cuando un tipo de régimen moderado

(República o Monarquía) no gobierna basado en sus Principios se lo denomina generalmente un

gobierno corrupto.

LIBERTAD ANTIGUA Y LIBERTAD MODERNA

A partir del libro IX, Montesquieu incorpora a sus textos las vivencias experimentadas a

lo largo de un viaje revelador por Inglaterra. Sin lugar a dudas, aquí el autor descubre las

nociones de Libertad y de Representación Política como elementos fundamentales al momento

de celebrar una Constitución. En los libros anteriores, cuando se trataban los tipos de gobierno,

siempre identificó aquellos regímenes donde gobierna parte (aristocracia) o el total del pueblo

(democracia), pero sin considerar la existencia de aquellos sistemas formados por un congreso de

representantes elegido por el pueblo. En este punto, el autor también exhorta la importancia de la

Separación de Poderes como forma de atenuación y de salvaguarda de la Libertad Política.

A fin de profundizar, empecemos primero por desarrollar el concepto de Libertad

Política. Montesquieu indica en su libro que la noción de Libertad Política no consiste en hacer

lo que uno quiera. En una sociedad donde hay leyes, la Libertad consiste en poder hacer lo que

se debe querer y en no estar obligado a hacer lo que no se debe querer.


...”la libertad es el derecho de hacer todo lo que las leyes permiten, de modo que si un

ciudadano pudiera hacer lo que las leyes prohíben, ya no habría libertad, pues los demás tendrían

igualmente esta facultad”...(Libro XI Capítulo III)

Botana advierte que la idea de Libertad expresada por Montesquieu cambia de sentido: la

noción de Libertad (Libertad Antigua) con anterioridad al libro IX descansaba sobre un sujeto

virtuoso en armonía con el cuerpo político, en cambio, la nueva concepción de Libertad

(Libertad Moderna o germanista) abandona la exigencia de la subordinación al bien público

para reposar sobre un sentimiento subjetivo de Seguridad Individual. Así, la noción moderna de

Libertad Política supera a la idea de amor a la patria y a sumisión de la individualidad por su

colectividad. El ciudadano del mundo moderno es un habitante escindido entre la virtud y el

interés, entre la participación pública y la vida privada.

De este modo, Montesquieu sostiene que las Repúblicas no son estados libres por

naturaleza porque pueden no tener moderación en el ejercicio de poder ni ofrecer seguridad

individual a sus ciudadanos. La libertad política sólo aparece en aquellos gobiernos moderados

que no abusen del poder. Para no tener que abusar del poder es preciso que el poder frene al

poder. En este punto, Montesquieu destaca que la Constitución Inglesa considera tres tipos de

poderes que se equilibran entre sí. Es lo que Enrique Aguilar llama con el nombre de División

Horizontal del Poder. Así, encontramos que está el Poder de Ejecutar la ley centrado en la

figura uninominal del rey. El Poder de Legislar la ley organizado en dos cámaras que

representan a la nobleza y al pueblo. Y el Poder de Juzgar la ley. Este último concepto implica

que las personas no tienen el poder, sino que la fuerza reside en la letra de la ley. Por

consiguiente, la idea de Libertad Política no sólo se traduce al derecho que tiene todo ciudadano

de hacer cualquier cosa que la ley permita, sino también con la noción de seguridad que brinda
el gobierno por la cual el ciudadano nada tiene que temer del otro. Para la plena vigencia del

concepto de Libertad Política de Montesquieu se exige como condición la Representación

Política en la creación de leyes y el Equilibrio de Poderes. De esta manera, podemos afirmar que

mientras John Locke apuntó a limitar el poder real al demostrar que el verdadero origen de la

soberanía reside en los ciudadanos, Montesquieu demandó al Equilibrio de Poderes su

preexistencia como condición sine qua non para el ejercicio de la Libertad Política. Finalmente,

todo indicaría que la teoría de la Constitución inglesa es determinante en la visión política de

Montesquieu, no sólo porque representa un modelo para todos los países, sino porque permite

recuperar, en el mecanismo constitucional de la monarquía, los fundamentos de un estado

moderado y libre, gracias al equilibrio entre clases sociales (División Vertical del Poder) y entre

poderes políticos (División Horizontal del Poder). Luego, concluiría que la raíz de un gobierno

justo radica en la combinación de poderes, formas de gobierno, fuerzas sociales y en la libre

expresión de las pasiones del individuo.

LA TEORÍA SOCIAL DE MONTESQUIEU

Al igual que Natalio Botana e Isaiah Berlin, Raymond Aron interpretó al libro “Del

espíritu de las Leyes” principalmente como una obra sociológica, es decir, un tratado que buscó

dar respuesta a la estructura y la perspectiva de la realidad social e histórica de las sociedades

desde una óptica racional, sistemática y comparada. En las ciencias de la realidad humana

(sociología, antropología) generalmente se distingue dos orientaciones, una hacia la historia, es

decir, determinar las circunstancias únicas que han provocado cierto acontecimiento y otra hacia

la sociología, es decir, establecer una relación regular entre dos fenómenos. Por eso, el sociólogo

no debe limitarse a interpretar comprensivamente los sentidos subjetivos de las formas de

conducta sino que debe, a la vez, establecer cómo ocurrieron las cosas y cuales fueron las causas.
Por tanto, hay una relación íntima entre el análisis de los acontecimientos y la afirmación de

proposiciones generales. La comprensión histórica exige la utilización de proposiciones

generales, y es posible demostrar estas últimas sólo a partir de análisis y de comparaciones

históricas. No caben dudas, luego de las presentes afirmaciones, de que Montesquieu fue un

innovador con su método de investigación y el precursor de las ciencias sociales.

En los libros que van del catorce al dieciocho y del veinte al veintiséis, Aron rescata

cómo Montesquieu busca comprender el dato histórico que se presenta en la diversidad de las

costumbres, usos, leyes e instituciones al querer pasar del dato histórico incoherente a un orden

inteligible de las causas. Así, se llega a dos consideraciones: primero, la posibilidad de

organizar la diversidad de costumbres, usos e ideas en reducidos tipos. Y segundo, detrás de la

sucesión aparentemente accidental de hechos, es necesario aprender las causas profundas que los

explican.

Montesquieu discrimina entre las Causas Físicas (el clima, el suelo) y las Causas Sociales

(el comercio, la moneda, el número de habitantes, la religión).

De esta manera, el escritor francés entiende que la incidencia del Clima moldea el

temperamento del hombre, condiciona su sensibilidad. Sostiene que las diferentes temperaturas

han dado origen a diversos modos de vida, y estos últimos, a su vez, han condicionado la

variedad de leyes. En un pasaje afirma lo siguiente:

EL ESPÍRITU DE LA NACIÓN Y DE LAS LEYES

En el libro XIX del “Del Espíritu de las Leyes” Montesquieu enumera las causas que

gobiernan a los hombres. Estas causas se dividen en Físicas (el clima, el suelo), Sociales (el
comercio, la moneda, el número de habitantes, la religión) y Morales (leyes, usos y costumbres).

Todas estas variables conforman lo que se denomina el Espíritu General. Por ende, el Espíritu

General no es una causa parcial, comparable con las otras, sino una resultante del conjunto de

todas las Causas Materiales, Sociales y Morales. Así, a medida que una de las causas actúa con

mas fuerza, las otras ceden en proporción. Este Espíritu General es el que tiñe el carácter de una

nación, el que le brinda su originalidad y su uniformidad, el factor diferencial de unos respecto

de otros (hay un espíritu general francés como lo hay inglés). Montesquieu lo detalla con las

siguientes palabras:

...”Corresponde al legislador acomodarse al espíritu de la nación, siempre que no sea

contrario a los principios del gobierno, pues nada hacemos mejor que aquello que hacemos

libremente y dejándonos llevar por nuestro carácter natural.”... (Libro XIX Capítulo V)

Se entiende como que el legislador debe estudiar el Espíritu General de la nación,

analizar su Particularidad Histórica, pero nunca abandonar sus principios absolutos, las

relaciones de Justicia y de Equidad, su Universalidad. Raymond Aron ensaya que la idea de

Espíritu General de Montesquieu es lo que hoy se denomina la cultura de una nación, entendida

como la resultante (más que causa) de la suma de influencias físicas, sociales y morales que han

moldeado una colectividad. A la vez, el autor dibuja un paralelismo entre las leyes y las

costumbres. Las leyes se dictan, las costumbres se inspiran; éstas dependen más del Espíritu

General, aquéllas dependen más de una institución particular. Las leyes regulan los actos del

ciudadano, las costumbres encuadran los actos del hombre. De aquí, se deduce que para

cambiar costumbres y hábitos no se debe usar de las leyes, sino que vale mas cambiarlas por

otras costumbres y otros hábitos.


...”Así, cuando un príncipe quiere realizar grandes cambios en su nación, reformará por

medio de leyes lo que está establecido por las leyes, y cambiará por medio de costumbres lo que

está establecido por las costumbres. Es mala política cambiar por las leyes lo que debe ser

cambiado mediante nuevos hábitos.”…(Libro XIX Capítulo XIV) La virtud de la Prudencia, de

la Moderación, de la Evolución Lenta es lo que reina en “Del espíritu de las Leyes”. Al fin y al

cabo, Montesquieu no escribe de las leyes, sino del Espíritu de las Leyes. Afirma que la ley

positiva debe depender del Espíritu General de la nación, es decir, debe investigar la conjunción

de leyes causales o particulares que la edifican. Asimismo, la ley positiva debe encuadrarse

dentro de las relaciones de Justicia y Equidad que fundan la igualdad natural de los hombres y

las obligaciones de reciprocidad que se desprenden de dicha igualdad. Por consiguiente, el

concepto de “Espíritu de las Leyes” se puede conjugar como el vínculo existente entre las

relaciones causales que hallamos en la historia y en la naturaleza (Particularismo Histórico) y las

leyes universalmente válidas intrínsecamente vinculadas a la razón (Universalismo), ambas

necesarias para que el legislador pueda dictar la ley positiva de una nación en un momento

histórico determinado.

CONSIDERACIONES GENERALES

Muchos pensadores políticos han sostenido que la doctrina de Montesquieu ha oscilado

entre el Universalismo Racional francés del siglo XVIII y el sentido histórico de las

particularidades que florecería en Alemania en el siglo XIX. Lo cierto, es que, a pesar de las

críticas, el barón francés nunca se alejó de los principios del Liberalismo. A través de sus

escritos, dejó bien asentado determinados presupuestos: su amor al Constitucionalismo, su

interés en conservar las Libertades Civiles, su inclinación por la Moderación, la Paz, la

Tolerancia, la existencia del Derecho Natural. También defendió el Derecho de Asociación, el


Internacionalismo, el Balance y División de Poder, la Igualación sin que afecte la Libertad

Política. Puso énfasis en la importancia de la evolución lenta, orgánica, en vez de cambios

radicales y violentos. Él descubrió que lo social no es una colección fortuita, ni una

construcción artificial, sino una forma de desarrollo natural, como un organismo biológico, que

se maneja por sus propias causas. Y que, científicamente, se podría guiar el destino de lo social,

de manera que los hombres pudieran alcanzar sus metas individuales y colectivas. Y no

hablamos de un destino injusto, donde el interés de uno avasalle el de los demás, sino de un

camino fundado en el derecho, que permita respetar lo universal de la individualidad, así como

considerar lo particular de lo colectivo. Este razonamiento indicaría que la tarea del legislador

consiste en tener la virtud de dictar leyes en función de su Espíritu General, es decir, que sean la

expresión de, por una parte, los cambiantes hábitos morales, creencias y actitudes generales de

una sociedad particular en un tiempo determinado, y por el otro, las relaciones de Equidad,

Justicia y Propiedad necesarias para la libertad del hombre.

...”¡Dichoso el clima que da origen al candor de las costumbres y a la suavidad de las

leyes!”... (Libro XIV Capítulo XIV)

La idea expuesta indicaría que hay climas (los fríos) que predispone al hombre a actuar

con mayor moderación y respeto a las leyes. Un ejemplo interesante es cuando involucra la idea

de esclavitud. Él enfatiza que la esclavitud es mala por naturaleza tanto para el amo como para el

siervo pero, a la vez, interpreta que hay ciertos países (los más calurosos) donde se requiere de la

esclavitud para poder realizar trabajos. En dichos lugares, sostiene, la esclavitud choca menos a

la razón. Asimismo, un capítulo mas adelante, reconoce que la esclavitud es fruto de malas leyes

más que de la rigurosidad del clima.


También entiende como causa material para determinar la naturaleza social del hombre al

Suelo. Montesquieu distingue al suelo fértil del infértil y destaca, secundariamente, la influencia

del relieve y su distribución. Considera que los países montañosos y los insulares tienden más a

la libertad que las naciones fértiles y continentales. Ejemplifica a su supuesto comparando la

gran libertad que gozaron los germanos, pueblo guerrero, poco amante al cultivo de la tierra o

Inglaterra, país con características insulares.

Con relación al Comercio, se deriva que el efecto natural del mismo es la paz y la

coexistencia con costumbres apacibles. El aristócrata francés da como caso de referencia a

Inglaterra como país que ha supeditado los intereses políticos a los intereses económicos y que

su constitución ha favorecido y fortalecido el ejercicio de la religión, el comercio y la libertad.

La Religión también actúa como un factor muy importante en la determinación de la

naturaleza de las sociedades. Principalmente, Montesquieu hizo hincapié en la Religión Cristiana

como ordenadora hacia mejores leyes políticas y civiles. Es más, aclaró que ambas, la religión y

la ley, tienen el compromiso de crear buenos ciudadanos y remarcó que cuando una de las dos se

aparta de dicha causa, la otra debe tender hacia él con más fuerza. Y reafirmó que no debe

estatuirse por medio de las leyes divinas lo que debe hacerse por medio de las leyes humanas, ni

viceversa. Cada tipo de ley difiere por su origen, por su naturaleza y por su objeto. Por ejemplo,

las leyes de religión son inmutables, no cambian nunca y su fuerza resida en que se crean en ella;

en cambio, las leyes humanas varían a medida que cambia la voluntad de los legisladores y su

poder reside en que se las tema.


CONSIDERACIONES PARTICULARES

Mi intención de estudiar esta lectura clásica del pensamiento político apuntó

principalmente, a rescatar las similitudes existentes entre las inquietudes de hoy con la

problemática social y política de hace 250 años. Los hombres, a lo largo de la historia, han

tratado de buscar soluciones teóricas y prácticas a dichas cuestiones sobre la base de diversas

visiones. Lamentablemente, en reiteradas oportunidades, se ha dejado de lado las enseñanzas de

la historia y los valores éticos, para caer en soluciones mágicas y utópicas, cercanas al facilismo

y a la violencia. Por ello, rescato la visión de Montesquieu. Él edificó un razonamiento que

siempre ponderó lo evolutivo, alejándose de lo reaccionario. No cabe duda, que en todo

momento, buscó garantizar la Libertad Política y Civil de los ciudadanos por medio de la

moderación del poder político, mediante el equilibrio de sus poderes y de las clases sociales.

En mi opinión, considero que las lecciones que se pueden rescatar del autor francés son

múltiples. Desde mi punto de vista, se podrían resumir en los siguientes postulados:

Exhortación del Equilibrio de Poderes:

la existencia de una república no es garantía de Libertad Política por sí misma. Los

derechos de los ciudadanos pueden ampararse si sólo si el sistema político discrimina en distintas

instituciones independientes la potestad de administrar, legislar y juzgar. Esta División de

Poderes, propia de un sistema republicano, requiere necesariamente un mecanismo de controles y

contrapesos que resguarde dicho equilibrio y así, salvaguarde la seguridad jurídica de sus

habitantes.
Supremacía de los Derechos Individuales:

Las relaciones de justicia y equidad, anteriores a toda ley positiva, establecen principios

universales que le dan sustento al derecho natural de las personas (derecho a la vida, a la

propiedad, a la libertad).

...”hay que reconocer, por lo tanto, la existencia de relaciones de equidad anteriores a la

ley positiva que las establece”... (libro I capítulo I)

De esta proposición, se deriva la siguiente conclusión de Montesquieu: el mal de una

sociedad se da cuando ella no cumple las leyes o cuando sus leyes degeneran estos principios.

Por consiguiente, desde esta óptica, podríamos decir que la sociedad está enferma, porque no

sólo sus gobiernos dictan leyes que violan continuamente dichos principios universales, es decir,

los derechos individuales de sus habitantes, sino también la sociedad tiende a actuar

desconociendo la mayoría de sus normas.

Mejoras en la Representatividad de los Legisladores:

Sin lugar a dudas, tener un sistema político representativo es uno de los pilares de un

estado libre y moderno. Esto exige contar con un mecanismo donde a) el voto de cada ciudadano

tenga la misma ponderación al momento de elegir sus autoridades, b) la ciudadanía pueda ejercer

libremente el derecho de votar, c) los partidos políticos compitan abiertamente entre sí, d) los

representantes sean responsables de sus acciones (listas sábanas) y sus desempeños puedan ser

medidos
Importancia de la función del legislador:

Montesquieu no se equivoca al derivar la supremacía de la función de los legisladores en

las comunidades. No debemos olvidarnos que ellos son responsables de indagar la naturaleza

propia de su comunidad y así, crear leyes compatibles a los principios universales y a la

particularidad histórica social de su comunidad. Esta tarea es muy relevante dado que es

determinante para la evolución o involución social. Si los legisladores crean leyes arbitrarias o

con un espíritu contrario a la particularidad histórica social y a las relaciones de Justicia y

Equidad, motivarían conductas sociales que degradarían la organización social tanto individual

como colectivamente. Por eso, es fundamental elegir un sistema electoral que permita elegir a los

mejores, de manera de incentivar la participación de los más juiciosos y penalizar la conducta de

los malintencionados.

LA SOLUCIÓN ESTÁ EN NOSOTROS:

Las sociedades no son construcciones artificiales ni formas azarosas, sino que son

estructuras que evolucionaron naturalmente a lo largo del tiempo. Nosotros tenemos la potestad,

por medio de la razón y la fe, de guiar el carácter de dicho desarrollo a través del empleo de

leyes que orienten su funcionamiento.

BIBLIOGRAFÍA

MONTESQUIEU. “Del Espíritu de las Leyes”. Ediciones Altaya. 1993.

BOTANA, Natalio. “La Tradición Republicana”. Editorial Sudamericana. 1997.

BERLIN, Isaiah. “Contra la Corriente”. Fondo de Cultura Económica. 1986.


ARON, Raymond. “Las Etapas del Pensamiento Sociológico”. Ediciones Fausto. 1996. (v1)

AGUILAR, Enrique. “Actualidad de Montesquieu”. Nota publicada en periódico La Nueva

Provincia. 1998.

También podría gustarte