10 La Sabiduria
10 La Sabiduria
10 La Sabiduria
CONOCER Y VIVIR L
ONOCER LAA BIBLIA
PEDRO I.
FRAILE
La sabiduría,
¿ingenuidad o madurez?
A veces nos sorprendemos con textos bíblicos demasiado ingenuos
como aquellos que afirman que al justo siempre le va bien. Me
imagino al lector de la Sagrada Escritura o al participante de la
celebración litúrgica poniendo cara de asombro o dibujando una
sonrisa entre sorprendida y socarrona. No es menos chocante
cuando leemos o escuchamos el libro del Eclesiastés afirmando
que el único provecho que tiene el hombre en esta vida es comer,
beber, y disfrutar de los pocos días que se nos conceden. ¿Podemos
decir que los sabios son ingenuos? ¿Podemos considerar palabra de
Dios a textos tan desencantados como los del Eclesiastés? Encon-
tramos una respuesta si vemos detrás de estos textos aparentemen-
te contradictorios una experiencia y un pensamiento religioso que
va evolucionando. Con todo, siempre estará la duda ¿la fe nos lle-
va al optimismo ingenuo o a una madurez socarrona y escéptica?
La sabiduría El humanismo inter
inter nacional
ernacional surgieron desde el primer momento
enseñanzas sencillas sobre la amistad,
es un ffenóme-
enóme- La sabiduría es un fenómeno co- la educación de los hijos, la hospitali-
no común mún al Antiguo Oriente, anterior sin dad y temas similares. Muchas de es-
al Antiguo duda a la existencia del pueblo de Is- tas máximas o sentencias se encuen-
rael. En Egipto, Mesopotamia y Siria tran actualmente coleccionadas en el
Or ient
Orient e,
iente, la encontramos representada en nu- libro de Proverbios.
ant er
anter ior sin
erior merosos proverbios, fábulas y poemas. Cuando más se desarrolló el fenó-
duda a la Se trata en gran parte del «arte de es- meno sapiencial dentro de Israel fue
cribir bien» y de la «buena educación en tiempos del rey Salomón (s. X a.
exis
xisttencia del y gobierno», destinado principalmen- C.), gracias al contacto con la cultura
pueblo de te a príncipes y nobles sin excluir un egipcia y a la afición personal del rey.
Isr ael. La
Israel. sentido religioso. La Biblia recoge al- La tradición bíblica lo presenta como
gunos de estos testimonios extranjeros el sabio por excelencia, con una sabi-
Biblia rrecogecog
ecogee demostrando así el carácter internacio- duría que «superó a la de los sabios de
algunos de nal de la sabiduría. En el libro de los Oriente y de Egipto» (1Re 5,10). De
es
esttos ttes
estimo-
estimo- Proverbios encontramos las «Máximas estos relatos podemos destacar dos
de Agur, hijo de Yaqué, de Masá» (Prov detalles: primero, la sabiduría es don
nios eextr
xtranje-
xtranje- 30) a las que siguen en el capítulo 31 que se pide a Dios y Dios concede:
ros demos
demostr trtran-
an- unas «Máximas de Lemuel, rey de Masá,
do así el car
carác-ác- que le enseñó su madre». «En Gabaón el Señor se apareció
aquella noche en sueños a Salomón y le
ter int er
inter nacio-
ernacio- La sabiduría Isr aelit
aelitaa desde
Israelit dijo: «pídeme lo que quieras». Salomón
nal de la respondió: (...) Tú has hecho a tu siervo
los orígenes al sig
orígenes lo VI:
siglo sucesor de mi padre, David, pero yo soy
sabiduría. el humanismo Salomónico un muchacho que no sé valerme. Tu sier-
La sabiduría oriental influyó en Is- vo está en medio del pueblo que elegis-
rael desde tiempos muy antiguos. Un te, un pueblo tan numeroso que no se
puede contar ni calcular. Enséñame a
ejemplo lo tenemos en el apólogo de escuchar para que sepa gobernar a tu
Yotán (Jue 9,7-15), anterior al estable- pueblo y discernir entre el bien y el mal;
cimiento de la monarquía en Israel si no, ¿quién podr á gobernar a este pue-
(siglos XII–XI a.C.), considerado blo tuyo tan grande? Al Señor le pare-
como la crítica más feroz de todos los ció bien que Salomón pidiera aquello y
tiempos al sistema monárquico. Con le dijo: Por haber pedido esto, y no ha-
seguridad en el ámbito de las familias ber pedido una vida larga, ni haber pe-
y los clanes que formaban las tribus dido riquezas, ni haber pedido la vida de
tus enemigos, sino inteligencia para acer-
tar en el gobierno, te dar é lo que has
pedido: una mente sabia y prudente,
como no la hubo antes de ti ni la habrá
después de ti.» (1Re 3,5-13)
Segundo, en estos momentos inicia-
les la sabiduría abarca aspectos muy
distintos: el gobierno del pueblo y la
administración de la justicia (por ejem-
Moisés recibe las plo, el juicio de las dos madres en 1Re
tablas de la ley.
Pintado sobre
3,16-22); la capacidad para tomar de-
vidrio, siglo XVIII. cisiones importantes (la construcción
Cefalú, Museo del Templo de Jerusalén en 1Re 5,15-
Mandralisca. 32) incluso un conocimiento «enciclo-
74
rael. Nunca dejó de darse, pero des- David orando.
de el s. VIII hasta la vuelta del exi- Jacopo Filipo
d’Argenta, siglo
lio (s. VI) es el momento de apogeo XV. Ferrara
de los profetas. (Italia), Museo de
Actualmente en los libros sapiencia- la Obra de la
les no conservamos mucho material Catedral.
de esta primera época. Sólo algunas
partes del libro de los Pr overbios (ca-
Pro
pítulos 10-29 principalmente) y tam-
bién es probable que una parte del
Eclesiás tico proceda de la época mo-
Eclesiástico
nárquica o se inspire en ella. En los
capítulos 10-29 de Proverbios la sabi-
duría se caracteriza por carecer de am-
biciones filosóficas y teológicas, por su
pédico»: «La reina de Sabá oyó la fama optimismo y por utilizar la forma bre-
de Salomón y fue a desafiarlo con enig- ve del proverbio o del refrán. Los te-
mas.(...) Entró en el palacio de Salomón y mas que más le interesan son la pru-
le propuso todo lo que pensaba. Salomón dencia, la honradez, la modestia, la
resolvió todas sus consultas; no hubo una laboriosidad, la confianza en Dios, la
cuestión tan oscura que el rey no pudiera caridad. Y negativamente: la charlata-
resolver.» (1Re 10,1-3) nería, la pereza, el orgullo, la soberbia
Otro aspecto importante en esta sa- y la violencia.
biduría de los inicios es el que preten-
de inculcar en el pueblo una serie de La cr isis de los sig
crisis los V - III:
siglos
principios de conducta a través de perso-
najes ficticios o históricos colocados Job y Eclesias
Eclesiasttés
en situaciones aleccionadoras. La his- El término crisis es inexacto si lo in-
toria de José es un claro ejemplo de terpretamos en el sentido de una fal-
edificación moral; leyendo su vida el ta de interés por la sabiduría, como si
lector aprende a confiar en Dios en hubiera caído en el olvido. Nada más Las cr isis
crisis
medio de las dificultades, a mantener- lejano: en esta época (dominación some
sometten aun lo
se firme en las tentaciones como cuan- persa y primera época helénica) surgen más sagsagrrado a
do la mujer de Putifar le quiere sedu- las dos obras más impresionantes de
cir (Gen 39, 7-23), a perdonar a sus todo el movimiento sapiencial israeli- una ser
seria ia
hermanos que lo vendieron. ta: el libro de Job y el del Eclesias
Eclesiasttés revisión, la
Una primera conclusión que pode- (= Qohéle
Qohélet) t)
t). «Crisis» conforme a su eti- profundización
profundización
mos sacar es que la literatura sapien- mología significa «poner en tela de en las más
cial de Israel no se limita a los cinco juicio». Estos dos escritos por una par-
libros que catalogamos como tal te ponen en duda la validez de los re- graves cues tio-
cuestio-
Pr
(Pr
Prooverbios
erbios, Eclesiás tico Job, Ecle- sultados conseguidos por sus predece-
tico, Job
Eclesiástico nes de la
sias Sabiduría). La reflexión de sores; por otra se distancian de su op-
siasttés y Sabiduría exis
xisttencia,
los sabios aparece en los textos narra- timismo. Las crisis someten aun lo
Génesis Jueces, Reyes, etc.), en más sagrado a una seria revisión, la
Génesis, Jueces
tivos (Génesis ambición de
los proféticos y en los Salmos (Salmo profundización en las más graves cues- pene
penetrtrtrar
ar el
1). Una segunda conclusión es que, si tiones de la existencia, ambición de mis
mistter io, la
erio,
bien la reflexión sapiencial es tan an- penetrar el misterio, la lucha en bus-
tigua como el mismo pueblo, sin em- ca de la verdad. El profeta Jeremías (fi- lucha en busca
lucha
bargo tiene su hora en la vida de Is- nales del VII, comienzos del VI a.C.) de la vver er dad.
erdad.
75
La cr isis
crisis ya había cuestionado el optimismo sabe que su día está cercano; el día ló-
general planteando a Dios esta incisi- brego lo aterroriza, la inquietud y la
sapiencial es va pregunta: «Aunque Tú, Señor, lle- angustia lo atenazan...» (Job 15,20-24)
una cr isis de la
crisis vas razón cuando discuto contigo, Job no se contenta con estas frases
idea de Dios. quiero proponerte un caso: ¿Por qué hechas contrarias a la experiencia su-
Por eso es estta prosperan los impíos y viven en paz los frida en sus propias carnes; retoma la
traidores?» (Jer 12,1). pregunta de Jeremías pero con ironía:
cr isis sólo tiene
crisis Jeremías está mostrando su des- « ¿Por qué siguen vivos los malvados y
una salida acuerdo con el optimismo de la ense- al envejecer se hacen más ricos?» (Job
posible: encon- ñanza tradicional, formulado en fra- 21,7). Su respuesta constituye una de
ses como estas: «La casa del malvado las páginas más amargas y realistas del
trtrar
ar una nue nuevva se arruina, la tienda del honrado pros- AT, dibujando el maravilloso bienes-
imagen de pera» (Prov 14,11). «El salario del tar de los que se rebelan contra Dios
Dios qque ue honrado es la vida, la ganancia del (Job 21,8-33). Por eso, el verso final del
malvado es el fracaso» (Prov 10,16). capítulo representa una crítica radical
sus tituy
tituyaa a la
sustituy «Al malvado le sucede lo que teme, a toda la sabiduría anterior: «¿Me que-
ant
anter er ior
ior..
erior pero al honrado se le da lo que desea» réis consolar con vaciedades? Vuestras
(Prov 10,24). respuestas son puro engaño» (Job
La experiencia, fuente en la que 21,34). Probablemente el problema de
bebe la sabiduría, demuestra que esto la injusticia y del sufrimiento injusto
no es cierto. Sus dos máximos repre- fue el que más directamente influyó
sentantes (Job y Qohélet) suponen un en la crisis del movimiento sapiencial
revés a la enseñanza tradicional. en Israel.
Job, lejos de encerrarse en sí mismo,
a) Job: crisis desde la eexper
crisis xper iencia
xperiencia da el salto al sufrimiento de todo el
del sufrimient
sufrimient
imientoo injus
injustto. mundo, al absurdo de la vida y la acti-
tud incomprensible e incluso odiosa
El libro de Job comienza con una de un Dios que disfruta haciendo el
introducción que nos ayuda a situar- mal. Estamos ante la rebelión del jus-
nos en la escena: un hombre rico y to que sufre y roza la blasfemia contra
piadoso, que sabe conjugar la abun- Dios: «Si una calamidad siembra
dancia con la rectitud moral y el temor muerte repentina. Él se burla de la
de Dios, ve en poco tiempo cómo desgracia del inocente» (Job 9,23). Job
mueren sus hijos, pierde todos los bie- no duda de que Dios sea poderoso e
nes y sufre una grave enfermedad.
¿Acaso no dice la doctrina tradicional
de Israel que al justo y piadoso le va
bien en todo lo que emprende?
Siempre hay personas que se afe-
rran a sus convicciones temiendo per-
der la fe en la justicia divina. Elifaz,
uno de los «amigos» de Job, repite la
teoría de los antepasados: «El malva-
do pasa la vida en tormentos... escu-
«Salomón enseñan- cha ruidos que lo espantan; cuando
do». Miniatura,
siglo XIII.
está más tranquilo, lo asaltan los ban-
Asís (Italia), didos. No confía volver de las tinieblas,
Biblioteca del porque está reservado para el puñal.
Sacro Convento. Lo destinan a pasto de los buitres y
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e hijo de David» (Ecl 1,1). Habla de un Par araa el sabio
esfuerzo inicial en conseguir la sabidu- Qohéle
Qohélet,t,
ría que termina en la amarga consta-
tación de que «la sabiduría y el saber Dios no apa-
son locura y necedad» (Ecl 1,17); nos rece como un
habla entonces de su experiencia del «Tú cer cano»,
cercano»,
placer y la alegría, de la frivolidad y la
riqueza: «Después examiné todas las sino como un
obras de mis manos y la fatiga que me «Él lejano».
costó realizarlas: todo resultó vanidad A pesar de
y caza de viento, nada se saca bajo el
inteligente: «Él posee sabiduría y po- sol» (Ecl 2,11).
todo, es estte
der, la perspicacia y la prudencia son No pensemos que el desencanto de Dios lejano
suyas» (Job 12,13) Pero estas cualida- Qohélet se centra en el placer y en el es ttambién
ambién
des las pone al servicio de la destruc- bienestar fundamentalmente. Para él el Dios rreal, eal,
ción, la humillación y la muerte: «Lo lo que está más en crisis es la sabidu-
que Él destruye, nadie lo levanta; si Él ría, la capacidad de orientar la vida y
el Dios de
aprisiona, no hay escapatoria; si retie- darle un sentido, porque la experien- la rreevelación.
ne la lluvia, viene la sequía; si la suel- cia le ha llevado a un profundo escep-
ta, se inunda la tierra». (Job 12,14-15). ticismo. Duda de todo: de la justicia,
En definitiva, la crisis sapiencial es de la capacidad de los gobernantes, del
una crisis de la idea de Dios. Pone en esfuerzo humano, de la enseñanza tra-
entredicho esa imagen del dios «ta- dicional, del recto orden del mundo.
pahuecos» y «explicalotodo» que pro- Nada queda en pie ante su crítica im-
ponían los antepasados. Por eso esta placable. Pero lo que elimina todo de
crisis sólo tiene una salida posible: la manera más absoluta es la realidad
encontrar una nueva imagen de Dios de la muerte, idea obsesiva para el
que sustituya a la anterior. Job, al fi- Eclesiastés, hecho al que nadie puede
nal del libro, formula esta experiencia escapar y que anula la consistencia de
de forma magnífica. Hablando con cualquiera de nuestras empresas.
Dios le dice: «Te conocía sólo de oí- Sin embargo, Qohélet encuentra
das, ahora te han visto mis ojos» (Job una salida al problema. No al estilo de
42,5). Este nuevo conocimiento de Job, mediante un conocimiento nue-
Dios hace posible reestructurar todas vo de Dios, sino de forma aparente-
las experiencias negativas con acepta- mente más profana y secular, optan-
ción, humildad y alegría.
b) Qohéle
Qohélett:
la crisis del escep
crisis ticismo
escepticismo Arriba: Maestro
y alumnos. Bajo-
rrelieve romano,
Qohélet es el nombre hebreo del siglo IV. Roma
libro del Eclesiastés. Su forma de pen- (Italia), Museo del
sar representa un modo totalmente Palacio de los
distinto de entrar en crisis, no a partir Conservadores.
del dolor, sino del hastío: «Vanidad de Izquierda:
El maestro Salo-
vanidades, todo es vanidad», repite món. Miniatura,
continuamente como un sonsonete siglo XV. París
(Ecl 1,2). La ficción literaria presenta (Francia), Bibliote-
al protagonista como «rey de Jerusalén ca Nacional.
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El autor del do por el placer sencillo y cotidiano:
«Yo alabo la alegría, porque el único La sabiduría es don que se
libr
libroo de la bien del hombre es comer, beber y ale- pide a Dios y que Dios
Sabiduría no grarse; eso le quedará de sus trabajos concede. Además, abarca
int ent
entaa hacer
intent durante todos los días de su vida que aspectos muy distintos.
un sincr
sincreetismo Dios le conceda vivir bajo el sol» (Ecl
8,15).
entr
entree judaísmo No se trata de una frase suelta, sino tereotipada de quienes presumen de
y helenismo de una idea que se repite a lo largo de ver a Dios en todo, sino la del sabio
ue busca
sino qque la obra con fuerza creciente (cf. Ecl modesto y desencantado que se con-
2,24; 3,12.22; 5,17; 9,7 10). tenta con seguir creyendo en Dios a
puntos de Indudablemente quienes incluye- pesar de las desilusiones de la vida.
diálogo y de ron esta obra en el canon de los libros Job y Eclesiastés, cada uno a su esti-
encuentr
encuentro: o: usa inspirados debieron ver en ella algo lo, se enfrentan con la realidad y con
más que pura sabiduría humana. La su fe. A ambos puede aplicarse lo que
un lengua
lenguaje je y consideraron «palabra de Dios», lo escribe Alonso Schökel a propósito
unas f ór mulas
órmulas cual resulta curioso y aleccionador. del segundo: «En él, la sabiduría se
nue
nuevvas, conoce Igual que en Job, lo que parece haber apea, llega al borde del fracaso, así en-
entrado en crisis es la idea de Dios. cuentra su límite y se salva».
la ciencia La diferencia estriba en que Qohé-
y la ffilosofía
ilosofía let no se lanza impetuoso hacia Dios, La eettapa ffinal
inal
grieg a, y ttodo
iega, odo ni entabla diálogo, ni se queja ni dis-
cute. Para Qohélet Dios no aparece Está representada por dos obras que
ello al ser vicio
servicio como un «Tú cercano», sino como un sólo los católicos admitimos como
de la ffe.
e. «Él lejano» «que ha dado a los hom- canónicos: El Eclesiás tico (= Ben Sira)
Eclesiástico
bres una triste tarea para que se ata- y el libro de la Sabiduría
Sabiduría; a ellas debe-
reen con ella.» (Ecl 1,13). Incluso cuan- mos añadir la primera parte del libro
do habla de sus dones, Dios sigue pa- de los Pr
Prooverbios (Prov 1-9). ¿Cuáles
reciendo distante, impenetrable. son sus rasgos distintivos?
A pesar de todo, este Dios lejano es Por una parte nos situamos en una
Abajo: «Salomón
instruye a su también el Dios real, el Dios de la re- actitud distinta ante la cultura griega;
hijo Roboán». velación. Pero quizá hay en este libro, por otra se percibe una importancia
Miniatura, s. XV. sobre todo, una profunda honradez re- creciente de la historia; por último
París (Francia),
ligiosa. No la espiritualidad falsa y es- la sabiduría es dibujada con rasgos
Biblioteca Nacio- personales.
nal. Derecha:
Juan evangelista. La sabiduría es radiante e inmarcesible,
Pellegrino da la ven sin dificultad los que la aman,
Mariano, s. XV. y los que van buscándola la encuentran;
Pienza (Italia), Mu- ella misma se da a conocer a los que la
seo de la Catedral. desean.
Quien madruga por ella, no se cansa.
La encuentra sentada a la puerta (...)
Ella misma va de un lado a otro
buscando a los que la merecen,
los aborda por los caminos
y les sale al paso en cada pensamiento
(Sab 6, 12-16).
La preferí a cetros y tronos y en su com-
paración tuve en nada la riqueza;
No le equiparé la piedra más preciosa,
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porque todo el oro a su lado es un poco
de arena,
y junto a ella la plata lo que el barro
(Sab 7, 8-9).
La quise y la pretendí desde muchacho
Y la pretendí como esposa, enamorado
de su hermosura. (Sab 8,2).
Desde Alejandro Magno fragua el
fenómeno que conocemos como «he-
lenismo» y que abarca aspectos tan di-
versos como el arte, la lengua, la filo-
sofía. Ninguna ciudad ni región im-
portante se vio libre de este influjo,
Judá tampoco. Muchos corrieron el
peligro de sobrevalorar esta nueva cul-
tura desestimando la riqueza y pecu-
liaridad de su propia tradición. Aun-
que también cabría el peligro contra-
rio de no valorar lo bueno que apor-
taba la cultura helenística.
Esta postura ambivalente va a con-
dicionar la reflexión sapiencial de los
últimos siglos. La cultura griega supo-
ne un «revulsivo» para el movimiento
sapiencial de Israel: unos se aferraron
a la fe de sus padres, pero otros busca- la sabiduría es conocer al Señor» (v.18); Jesús Ben Sirac.
ron lanzar un puente entre la tradición «la raíz de la sabiduría es temer al Se- Miniatura. Marco
judía y las aportaciones de la cultura ñor» (v. 20). El autor del libro de la Sa- di Berlinghiero,
siglo XIII. Lucca
griega. biduría
biduría, por su lado, no intenta ha- (Italia). Biblioteca
Así, el capítulo inicial del libro del cer un sincretismo entre judaísmo y Capitular.
Eclesiástico insiste en que «toda sabidu- helenismo sino que busca puntos de
ría viene del Señor» (Eclo 1,1); «el prin- diálogo y de encuentro: usa un lengua-
cipio de la sabiduría es temer al Señor» je y unas fórmulas nuevas, conoce la
(v. 14); «la plenitud de la sabiduría es ciencia y la filosofía griega, y todo ello
temer al Señor» (v.16); «la corona de al servicio de la fe.
Vocabulario
ocabulario
Apólogo: Relato alegórico del que se deduce una enseñanza moral o un consejo práctico. En el
de Yotán (Jue 9,7-15) los árboles más útiles e importantes del país rechazan el cargo de rey, mien-
tras que sólo la pequeña e inútil zarza accede a realizar esta función, poniendo en peligro a to-
dos. Según esta perspectiva el rey usurpa el poder que sólo pertenece a Dios.
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La antigua sabiduría de Israel, aun- pero Israel tenía una gran tradición de
que estuvo enraizada en la vida y en la alabar a Dios por la historia y de des-
historia, nunca la convirtió en objeto cubrir en ella sus beneficios.
expreso de su reflexión. Es inútil bus- En esta época tardía encontramos
Qohélet. car en épocas precedentes capítulos la tercera característica, realmente im-
como los de Eclo 44-50, que repasan portante, y que será también puente
la historia de Israel, o una meditación para comprender mejor el Nuevo Tes-
sobre lo sucedido en Egipto, tal como tamento. La sabiduría ya no es un con-
tenemos en Sab 11-19. La historia, con- junto de conocimientos ni una forma
vertida en motivo de alabanza o apren- de actuar, sino que aparece como una
dizaje es algo nuevo dentro de la sabi- persona que llama, busca y enamora.
duría de Israel. Quizá ha habido en Esta etapa tendrá gran repercusión en
esto cierto influjo griego, (sobre todo la teología del NT, que dará un paso
en el parecido entre el «elogio de los más adelante y verá en Jesús la Sabi-
antepasados» del libro del Eclesiástico duría de Dios encarnada (cf 1Cor
y el «elogio de los varones ilustres»), 1,24; Col 1,15-17; Heb 1,3).
PARA UN TRABAJO EN C
TRABAJO OMÚN
COMÚN
1. Descubrir la Biblia:
Descubrir
Objetivo: Leer y comentar desde la propia experiencia «Te conocía sólo de oídas,
ahora te han visto mis ojos» (Job 42,5).
Propuestas de diálogo:
- ¿Qué diferencia hay entre conocer de oídas y conocer por experiencia? Algunos ejemplos.
- ¿Cuál de las dos es capaz de transformar la vida?
- ¿Cómo es nuestro conocimiento de Dios? ¿Por tradición, por búsqueda personal, por expe-
riencia?
- ¿Las dificultades de la vida impiden creer en Dios o purifican nuestra experiencia creyente?
- ¿En qué consiste la verdadera sabiduría que ilumina la vida del ser humano?
2. Texto par
xto paraa orar
ar:: Sab 9, 1-1
orar 8
1-18
- Proclamación pausada en voz alta
- Eco –sin comentar– de las frases que han resonado en tu interior
3. Oración
Señor, tú me sondeas y me conoces.
Conoces mis ilusiones y sabes de mis preocupaciones.
A veces quiero escaparme de tu presencia, gritar que no te conozco.
Pero ¿cómo cerrarme a ti que me has dado la vida?,
¿cómo gritar que no te conozco cuando guías mis pasos?
Dame un corazón sencillo que pueda descubrirte,
un espíritu alegre que pueda bendecirte,
un alma agradecida que sepa reconocerte.
Que descubra la Sabiduría que procede de ti,
que Jesucristo sea luz en mis decisiones,
claridad en mis noches, sosiego en mi desazón.
Señor, tú me sondeas y me conoces.
80