La Restauración Del Sacerdocio 1
La Restauración Del Sacerdocio 1
La Restauración Del Sacerdocio 1
Introducción
Como poseedores del sacerdocio, tenemos la misma autoridad que Dios otorgó a
Sus siervos en el pasado.
Muestre la ayuda visual 3-a, intitulada “Cristo ordenó doce Apóstoles y les otorgó
las llaves del sacerdocio”.
Bautizar, como lo hicieron Juan el Bautista y los nefitas (véase Mateo 3:15–17 y 3
Nefi 11:19–26).
Otorgar el don del Espíritu Santo, como lo hicieron Pablo y los nefitas (véase
Hechos 19:5–6 y 3 Nefi 18:37).
¿Por qué podemos llevar a cabo hoy en día esos deberes del sacerdocio?
Podemos efectuar la obra del sacerdocio porque el sacerdocio de Dios está hoy en
la tierra; y debido a que el mismo sacerdocio que tuvieron Sus antiguos siervos ha
sido otorgado a hombres dignos de Su Iglesia, Dios reconoce la obra que éstos
hacen por medio de ese poder.
Pero nuestro Padre Celestial desea que todos Sus hijos vuelvan a Su presencia, por
lo que fue necesario que restaurara el sacerdocio y sus ordenanzas y todas las
demás verdades que nos era menestar conocer a fin de volver a Él.
Muchos Profetas esperaban esta época. Isaías, por ejemplo, profetizó en cuanto al
tiempo en el que el Señor despertaría “la admiración de este pueblo con un
prodigio grande” (véase Isaías 29:13–14). También Pedro habló del tiempo en que
habría una “restauración de todas las cosas” (véase Hechos 3:19–21). Restauración
significa renovar o volver a traer algo que se había quitado o perdido. El sacerdocio
y el Evangelio debían ser restaurados; de lo contrario la humanidad entera se
habría perdido. Esta restauración comenzó en 1820, cuando Dios el Padre y el
Señor Jesucristo se aparecieron a José Smith.
Pero la restauración de la verdad sobre Dios y Sus doctrinas no era suficiente. José
Smith nació cuando el sacerdocio no existía en la tierra y debido a que sin él no
podía cumplir con su misión, el sacerdocio tuvo que ser restaurado, recibiéndolo
de quienes tenían las llaves o la autoridad para ordenarle. En 1838, José Smith
escribió lo siguiente sobre el modo en que él y Oliver Cowdery recibieron el
Sacerdocio Aarónico.
Muestre la ayuda visual 3-b, “Juan el Bautista confiere el Sacerdocio Aarónico a
José Smith y a Oliver Cowdery”.
“…El mensajero que en esta ocasión nos visitó y nos confirió este sacerdocio dijo
que se llamaba Juan, el mismo que es conocido como Juan el Bautista en el Nuevo
Testamento, y que obraba bajo la dirección de Pedro, Santiago y Juan, quienes
poseían las llaves del Sacerdocio de Melquisedec, sacerdocio que nos sería
conferido, dijo él, en el momento oportuno… Fue el día quince de mayo de 1829
cuando este mensajero nos ordenó, y nos bautizamos” ( José Smith—Historia 1:68,
72; véase también D. y C. 13).
Más tarde, a finales del mismo año, 1829, José Smith y Oliver Cowdery recibieron
el Sacerdocio de Melquisedec; los antiguos Apóstoles de Jesús, Pedro, Santiago y
Juan se les aparecieron, colocaron las manos sobre sus cabezas y los ordenaron
(véase D. y C. 27:12). De ese modo, José recibió ambos sacerdocios, el Aarónico y el
de Melquisedec. La autoridad del sacerdocio había sido restaurada: quienes la
habían poseído en la antigüedad, trajeron de nuevo a la tierra el poder de Dios.
El Sacerdocio Aarónico
El Sacerdocio Aarónico es parte del Sacerdocio de Melquisedec y obra bajo su
dirección. Cuando Juan el Bautista confirió el Sacerdocio Aarónico a José Smith y
Oliver Cowdery, también les dijo que Pedro, Santiago y Juan, quienes poseían las
llaves del Sacerdocio de Melquisedec, le habían encargado que confiriera sobre
ellos ese sacerdocio.
Léase D. y C. 20:46–59.
El Sacerdocio de Melquisedec
El sacerdocio mayor toma su nombre de Melquisedec, un sacerdote que vivió en los
días del profeta Abraham, según lo relata el Antiguo Testamento. Hasta entonces se
le conocía como el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios, pero con el
fin de evitar la repetición del nombre de Dios, se instruyó a la Iglesia primitiva que
diera a ese sacerdocio el nombre de Melquisedec porque “Melquisedec fue un gran
sumo sacerdote” (véase D. y C. 107:1–6).
Efectuar la obra del templo por los vivos y por los muertos.
Bendecir a los enfermos.
Los oficios de élder, sumo sacerdote, patriarca, Setenta y Apóstol, varían solamente
respecto a sus responsabilidades específicas. Los poseedores del Sacerdocio de
Melquisedec pueden llevar a cabo todas las tareas del Sacerdocio Aarónico, porque
éstas son parte de los deberes del sacerdocio mayor. Por medio de este sacerdocio,
nos preparamos a nosotros y a otras personas para entrar un día en el reino de los
cielos.
Pida al poseedor del sacerdocio asignado que lea o explique el incidente que relata
Hechos 19:1–6, en el cual Pablo bautizó nuevamente a ciertos discípulos. ¿Por qué
fue necesario que esas personas se bautizaran de nuevo?
Conclusión
Si el sacerdocio no estuviera en la tierra, no podríamos llevar a cabo la obra del
Señor y no existiría la Iglesia verdadera; como consecuencia, nadie podría obtener
la vida eterna; ésta sólo la alcanzan quienes observan los principios y ordenanzas
del Evangelio, ordenanzas que no se pueden efectuar sin el sacerdocio. Debido a
que el sacerdocio es el poder de Dios, y no del hombre, éste no puede otorgárselo a
sí mismo ni puede conferirlo a otros a menos que lo haya recibido mediante la
autoridad apropiada (véase D. y C. 42:22). Por estas razones, el sacerdocio le fue
restaurado a José Smith a través de mensajeros celestiales. Hoy el sacerdocio se
halla en la verdadera Iglesia de Jesucristo, que fue restaurada para efectuar la obra
del Señor y para beneficiar a toda la humanidad (véase D. y C. 84:17).
Todo miembro varón que haya recibido el sacerdocio de Dios tiene la gran
responsabilidad de ayudarse a sí mismo, a su familia y a todos aquellos que le
rodean, a disfrutar las bendiciones de la vida eterna.
Cometidos
1. Aprenda las oportunidades y deberes de su sacerdocio, lo que puede hacer al
leer las Escrituras, al ayunar y orar, al estudiar el manual del sacerdocio y al
recibir instrucción de sus líderes del sacerdocio.
1. Lea D. y C. 13; 20; 84; 107; 121 y 124, con el fin de comprender mejor el
sacerdocio.
2. Estudie el capítulo 14, “La organización del sacerdocio”, y el capítulo 17, “La
Iglesia de Jesucristo en la actualidad”, en el manual Principios del Evangelio.
3. Asigne a miembros de la clase para que relaten las historias y para que lean los
pasajes de las Escrituras de la lección.