La Restauración Del Sacerdocio 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

Lección 3

La restauración del sacerdocio

El propósito de esta lección es ayudarnos a comprender la restauración del Santo


Sacerdocio que, tras la época de Jesucristo, fue quitado de la tierra.

Introducción
Como poseedores del sacerdocio, tenemos la misma autoridad que Dios otorgó a
Sus siervos en el pasado.

Muestre la ayuda visual 3-a, intitulada “Cristo ordenó doce Apóstoles y les otorgó
las llaves del sacerdocio”.

A continuación se detallan algunas de las ordenanzas que podemos llevar a cabo


por medio del sacerdocio:

Bautizar, como lo hicieron Juan el Bautista y los nefitas (véase Mateo 3:15–17 y 3
Nefi 11:19–26).

Administrar la Santa Cena, como lo hizo Jesús (véase Lucas 22:19–20).

Otorgar el don del Espíritu Santo, como lo hicieron Pablo y los nefitas (véase
Hechos 19:5–6 y 3 Nefi 18:37).

Sanar a los enfermos, como lo hizo Pedro (véase Hechos 3:1–8).

En el pasado, muchos fieles poseedores del sacerdocio efectuaron estas ordenanzas.

¿Por qué podemos llevar a cabo hoy en día esos deberes del sacerdocio?

Podemos efectuar la obra del sacerdocio porque el sacerdocio de Dios está hoy en
la tierra; y debido a que el mismo sacerdocio que tuvieron Sus antiguos siervos ha
sido otorgado a hombres dignos de Su Iglesia, Dios reconoce la obra que éstos
hacen por medio de ese poder.

La Gran Apostasía y la Restauración


Tal como hablamos en la lección 2, después de Cristo tuvo lugar una Gran
Apostasía, lo cual significa que debido a la iniquidad de los hombres, el sacerdocio
y la mayor parte de las enseñanzas verdaderas de Jesucristo fueron cambiados o se
perdieron. Muchos grandes Profetas habían predicho que llegaría el día en que la
gente se desviaría de la verdad. Uno de esos Profetas fue Isaías, quien al hablar de
la Apostasía dijo que los moradores de la tierra “traspasaron las leyes, falsearon el
derecho, quebrantaron el pacto sempiterno” (Isaías 24:5). La profecía de Isaías se
cumplió: debido a la transgresión que hubo después de la época de Jesucristo, el
verdadero orden del sacerdocio fue quitado de la tierra. El pueblo del Libro de
Mormón fue en una época el único que disfrutó las bendiciones del sacerdocio,
pero al final, también se desvió de la verdad, y por dicha apostasía, los habitantes
de la tierra no pudieron ya escuchar el Evangelio verdadero y recibir las
ordenanzas salvadoras del sacerdocio.

Pero nuestro Padre Celestial desea que todos Sus hijos vuelvan a Su presencia, por
lo que fue necesario que restaurara el sacerdocio y sus ordenanzas y todas las
demás verdades que nos era menestar conocer a fin de volver a Él.

Muchos Profetas esperaban esta época. Isaías, por ejemplo, profetizó en cuanto al
tiempo en el que el Señor despertaría “la admiración de este pueblo con un
prodigio grande” (véase Isaías 29:13–14). También Pedro habló del tiempo en que
habría una “restauración de todas las cosas” (véase Hechos 3:19–21). Restauración
significa renovar o volver a traer algo que se había quitado o perdido. El sacerdocio
y el Evangelio debían ser restaurados; de lo contrario la humanidad entera se
habría perdido. Esta restauración comenzó en 1820, cuando Dios el Padre y el
Señor Jesucristo se aparecieron a José Smith.

José Smith y la restauración del sacerdocio


José Smith fue uno de los hijos espirituales “nobles y grandes” de nuestro Padre
Celestial. Al igual que Abraham, fue escogido antes de venir a la tierra para llevar a
cabo una misión muy importante (véase Abraham 3:22–23). Como resultado,
muchos de los Profetas antiguos sabían de la misión de José Smith. Tanto José de
Egipto, hijo de Jacob, como el profeta Lehi, del Libro de Mormón, sabían acerca
de José Smith y su misión. Lehi habló a su hijo José de una profecía hecha por José
de Egipto, que mencionaba un Profeta de los últimos días llamado también José.

Léase 2 Nefi 3:6–15.

José Smith comenzó su investigación de la verdad a muy temprana edad. Cuando


sólo tenía catorce años fue a una arboleda y preguntó a Dios a qué Iglesia debía
unirse. Como respuesta a su oración, Dios y Jesucristo se le aparecieron en persona,
como seres con cuerpo de carne y huesos. Tres años después, en 1823, el ángel
Moroni se apareció a José Smith y le habló del Libro de Mormón. Más tarde,
Moroni dio a José Smith este registro sagrado de los antiguos habitantes de
América y, con la ayuda de Dios, José pudo traducir tales anales. El Libro de
Mormón y las revelaciones dadas al joven Profeta, restauraron muchas de las
verdades perdidas durante la Apostasía.

Pero la restauración de la verdad sobre Dios y Sus doctrinas no era suficiente. José
Smith nació cuando el sacerdocio no existía en la tierra y debido a que sin él no
podía cumplir con su misión, el sacerdocio tuvo que ser restaurado, recibiéndolo
de quienes tenían las llaves o la autoridad para ordenarle. En 1838, José Smith
escribió lo siguiente sobre el modo en que él y Oliver Cowdery recibieron el
Sacerdocio Aarónico.
Muestre la ayuda visual 3-b, “Juan el Bautista confiere el Sacerdocio Aarónico a
José Smith y a Oliver Cowdery”.

“El mes siguiente (mayo de 1829), encontrándonos… realizando el trabajo de la


traducción, nos retiramos al bosque en cierto día para orar y preguntar al Señor
acerca del bautismo para la remisión de los pecados, del cual vimos que se hablaba
en la traducción de las planchas. Mientras en esto nos hallábamos, orando e
implorando al Señor, descendió un mensajero del cielo en una nube de luz y,
habiendo puesto sus manos sobre nosotros, nos ordenó… (al) Sacerdocio de Aarón.

“…El mensajero que en esta ocasión nos visitó y nos confirió este sacerdocio dijo
que se llamaba Juan, el mismo que es conocido como Juan el Bautista en el Nuevo
Testamento, y que obraba bajo la dirección de Pedro, Santiago y Juan, quienes
poseían las llaves del Sacerdocio de Melquisedec, sacerdocio que nos sería
conferido, dijo él, en el momento oportuno… Fue el día quince de mayo de 1829
cuando este mensajero nos ordenó, y nos bautizamos” ( José Smith—Historia 1:68,
72; véase también D. y C. 13).

Más tarde, a finales del mismo año, 1829, José Smith y Oliver Cowdery recibieron
el Sacerdocio de Melquisedec; los antiguos Apóstoles de Jesús, Pedro, Santiago y
Juan se les aparecieron, colocaron las manos sobre sus cabezas y los ordenaron
(véase D. y C. 27:12). De ese modo, José recibió ambos sacerdocios, el Aarónico y el
de Melquisedec. La autoridad del sacerdocio había sido restaurada: quienes la
habían poseído en la antigüedad, trajeron de nuevo a la tierra el poder de Dios.

El Sacerdocio Aarónico
El Sacerdocio Aarónico es parte del Sacerdocio de Melquisedec y obra bajo su
dirección. Cuando Juan el Bautista confirió el Sacerdocio Aarónico a José Smith y
Oliver Cowdery, también les dijo que Pedro, Santiago y Juan, quienes poseían las
llaves del Sacerdocio de Melquisedec, le habían encargado que confiriera sobre
ellos ese sacerdocio.

El Sacerdocio Aarónico tomó su nombre de Aarón, el hermano de Moisés. Aarón


obró bajo la dirección de Moisés para llevar adelante la obra de Dios. Así pues, los
poseedores del Sacerdocio Aarónico tienen menos autoridad que los que poseen el
Sacerdocio de Melquisedec. Por esta razón, el Sacerdocio de Aarón es llamado a
veces el sacerdocio menor, “porque es una dependencia del mayor, o sea, el
Sacerdocio de Melquisedec” (D. y C. 107:14). Esto no significa que es pequeño o
insignificante, ya que por medio de él hombres jóvenes y mayores llevan adelante
una gran obra.

Los poderes y deberes del Sacerdocio Aarónico son:

Poseer las llaves de la ministración de ángeles, lo cual significa tener el derecho


de que los ángeles nos ayuden a llevar adelante la obra de Dios.

Conferir el Sacerdocio Aarónico a otros.


Predicar el arrepentimiento y el bautismo.

Administrar la sagrada ordenanza de la Santa Cena.

Enseñar el Evangelio y fortalecer los testimonios de los miembros de la Iglesia.

Recaudar ofrendas para la Iglesia.

Ayudar en la construcción de templos, capillas y otros edificios.

Ocuparse de los pobres, las viudas y los huérfanos.

Ocuparse de los asuntos temporales de la Iglesia (tales como la limpieza de la


capilla), según lo indiquen el obispo y el presidente del quórum.

Los deberes de los diáconos, maestros y presbíteros en el Sacerdocio Aarónico


varían. Los mismos quedan especificados en D. y C. 20:46–59.

Léase D. y C. 20:46–59.

En resumen, el Sacerdocio Aarónico es un sacerdocio preparatorio que prepara el


camino para quienes administran las bendiciones del Sacerdocio de Melquisedec, y
da a los poseedores del sacerdocio menor la experiencia necesaria para recibir el
mayor.

¿Cuáles son los poderes y autoridades del Sacerdocio Aarónico?

El Sacerdocio de Melquisedec
El sacerdocio mayor toma su nombre de Melquisedec, un sacerdote que vivió en los
días del profeta Abraham, según lo relata el Antiguo Testamento. Hasta entonces se
le conocía como el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios, pero con el
fin de evitar la repetición del nombre de Dios, se instruyó a la Iglesia primitiva que
diera a ese sacerdocio el nombre de Melquisedec porque “Melquisedec fue un gran
sumo sacerdote” (véase D. y C. 107:1–6).

En Doctrina y Convenios se revela que el Sacerdocio de Melquisedec tiene el


derecho de presidir sobre todos los oficios de la Iglesia, lo cual significa que todos
los oficios de la Iglesia forman parte de tal sacerdocio; o sea que no existe
autoridad o sacerdocio que supere al Sacerdocio de Melquisedec. Además, tiene la
autoridad de administrar todas las ordenanzas espirituales necesarias para que
podamos regresar a nuestro Padre Celestial (véase D. y C. 107:8–19).

Los poderes y deberes del Sacerdocio de Melquisedec son:

Otorgar el don del Espíritu Santo.

Ordenar hombres dignos al Sacerdocio de Melquisedec.

Oficiar en ceremonias de matrimonios celestiales.

Efectuar la obra del templo por los vivos y por los muertos.
Bendecir a los enfermos.

Atender las necesidades espirituales y temporales de todas las personas.

Recibir conocimiento de Dios pertinente a los asuntos de la Iglesia.

Los oficios de élder, sumo sacerdote, patriarca, Setenta y Apóstol, varían solamente
respecto a sus responsabilidades específicas. Los poseedores del Sacerdocio de
Melquisedec pueden llevar a cabo todas las tareas del Sacerdocio Aarónico, porque
éstas son parte de los deberes del sacerdocio mayor. Por medio de este sacerdocio,
nos preparamos a nosotros y a otras personas para entrar un día en el reino de los
cielos.

Pida al poseedor del sacerdocio asignado que lea o explique el incidente que relata
Hechos 19:1–6, en el cual Pablo bautizó nuevamente a ciertos discípulos. ¿Por qué
fue necesario que esas personas se bautizaran de nuevo?

Conclusión
Si el sacerdocio no estuviera en la tierra, no podríamos llevar a cabo la obra del
Señor y no existiría la Iglesia verdadera; como consecuencia, nadie podría obtener
la vida eterna; ésta sólo la alcanzan quienes observan los principios y ordenanzas
del Evangelio, ordenanzas que no se pueden efectuar sin el sacerdocio. Debido a
que el sacerdocio es el poder de Dios, y no del hombre, éste no puede otorgárselo a
sí mismo ni puede conferirlo a otros a menos que lo haya recibido mediante la
autoridad apropiada (véase D. y C. 42:22). Por estas razones, el sacerdocio le fue
restaurado a José Smith a través de mensajeros celestiales. Hoy el sacerdocio se
halla en la verdadera Iglesia de Jesucristo, que fue restaurada para efectuar la obra
del Señor y para beneficiar a toda la humanidad (véase D. y C. 84:17).

Todo miembro varón que haya recibido el sacerdocio de Dios tiene la gran
responsabilidad de ayudarse a sí mismo, a su familia y a todos aquellos que le
rodean, a disfrutar las bendiciones de la vida eterna.

Cometidos
1. Aprenda las oportunidades y deberes de su sacerdocio, lo que puede hacer al
leer las Escrituras, al ayunar y orar, al estudiar el manual del sacerdocio y al
recibir instrucción de sus líderes del sacerdocio.

2. Cumpla sus deberes en el sacerdocio del mejor modo posible, esforzándose


siempre por mejorar.

3. Apoye a quienes tengan autoridad sobre usted y tenga cuidado de no asumir


ningún poder o autoridad que no le haya sido conferido.
Preparación del maestro
Antes de presentar esta lección:

1. Lea D. y C. 13; 20; 84; 107; 121 y 124, con el fin de comprender mejor el
sacerdocio.

2. Estudie el capítulo 14, “La organización del sacerdocio”, y el capítulo 17, “La
Iglesia de Jesucristo en la actualidad”, en el manual Principios del Evangelio.

3. Asigne a miembros de la clase para que relaten las historias y para que lean los
pasajes de las Escrituras de la lección.

También podría gustarte