Guia 6
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Las teorías desde entonces se han concentrado en uno o más aspectos de la comprensión (para una
revisión, ver McNamara y Magliano, 2009). Por ejemplo:
- El modelo de paisaje de Van den Broek et al. (1996) sobre el “paisaje” de patrones de activación
que crecen y decrecen durante la lectura guiados por el propósito del lector de mantener
coherencia.
- La teoría de construcción de estructura (Gernsbacher, 1990), donde la coherencia también tienen
un rol central, resultado de las estructuras construidas y conectadas por el lector.
- El modelo de indexación de eventos (Zwaan, Langston y Graesser, 1995) elaboró la idea del
modelo de situación para rastrear de manera más multidimensional distintos aspectos de la
narratividad. Un aspecto importante en esta línea eran las inferencias, su necesidad para la
comprensión y cuándo y cómo se realizan. Una contribución específica de esta investigación fue
la demostración de que los lectores hacen inferencias para mantener coherencia, incluyendo
inferencias causales que conectan acciones en narrativas (Graesser y Kruez, 1993).
El aspecto central es que constrastes preteóricos amplios -verbatim vs. memoria esencial,
procesamiento de texto inferencial vs. literal, textos coherentes vs. incoherentes- pueden ser
abordados en modelos que incluyen interacciones entre fuentes de conocimiento activadas por
la lectura de palabras escritas y no solamente por la generación de inferencias a partir de
conocimiento top-down.
Esto lleva a a relaciones entre los procesos léxicos y los procesos de comprensión, y las siguientes
hipótesis complementarias:
La evidencia
Comprender textos incluye comprender palabras: En el MSL un set clave de procesos vincula
los resultados léxicos con a comprensión. Por ejemplo, procesos tempranos de comprensión de
oraciones que construyen constituyentes oracionales (Frases verbales, frases nominales, etc.) y
proposiciones (unidades elementales de significado) hacen uso de este vínculo.
Estos vínculos solo pueden ser estudiados por medidas online (durante la lectura, no después de).
Hay 3 métodos principales:
a) lectura palabra-a-palabra controlada por el lector: facilidad de instrumentación, pero permite la
influencia de estrategias del lector, por lo que los métodos son b) y c), en los que las medidas no
son afectadas por decisiones del lector, proveen la evidencia más clara.
b) eye-tracking: permite movimientos naturales del ojo.
c) potenciales relacionados con evento (ERP) durante la lectura del texto: generalmente requiere
que los ojos no se muevan; permite observar múltiples componentes sobre una sola palabra
(atención visual, reconocimiento ortográfico, procesos de significado, procesos sintácticos..). El
artículo continua centrándose en este tipo de estudios.
Integración de palabra-a-texto: Se asume que entender implica que el lector se genera una
representación mental de la “situación” descrita por un texto (Van Dijk y Kintsch, 1983). Un texto
narrativo en desarrollo presenta situaciones y eventos que el lector construye y actualiza un modelo
situacional de acuerdo a eso (Zwaan y Madden, 2004).
Otra suposición clave es que la comprensión procede a través de múltiples unidades de input. Por
ejemplo: un sustantivo es entendido a través de recuperación de significado léxico, una frase
nominal es entendida a través de procesos referenciales adicionales, y una cláusula que incluye esa
frase nominal es entendida a través de procesos léxicos y de análisis gramatical adicionales. Así, en
una oración como “La lluvia arruinó su hermoso suéter”, los siguientes procesos de comprensión se
dan en torno a la palabra “lluvia”: (a) recuperación del significado de “lluvia”, b) establecer la
referencia situacional definida de “la lluvia”, y c) extraer una proposición en que “la lluvia” es el
sujeto de “arruinó su hermoso suéter” y por lo tanto la causa del evento de arruinar.
Es de especial interés lo que ocurre entre límites oracionales, caso paradigmático de procesos de
integración textual.
Veamos en la siguiente oración sola, a partir de la cual podemos construir un modelo de situación:
(1) Mientras Cathy andaba en su bicicleta en el parque, nubes negras empezaron a juntarse, y
comenzó a llover.
La situación incluye 4 entidades referenciales: Canthy, el parque, la bicleta y las nubes negras, y un
evento, la tormenta. Luego, se agrega una nueva oración al texto:
(1) Mientras Cathy andaba en su bicicleta en el parque, nubes negras empezaron a juntarse y
comenzó a llover. La lluvia arruinó su hermoso suéter.
La frase nominal que inicia la nueva oración -la lluvia- es comprendida inmediatamente en relación
con el modelo situacional vigente, y refiere al evento de la tormenta, al cual puede ser integrado
dentro del modelo situacional.
(Figura 2: El modelo situacional, que representa lo que un lector podría entender tras leer la
oración (1). La forma general del modelo es SITUACIÓN + EVENTO)
Experimentos utilizando ejemplos similares midieron las respuestas ERP iniciadas por una palabra
objetivo -“lluvia” en nuestro ejemplo (1). Al aparecer esa palabra, el componente N400, indicador
del grado de calce entre la palabra y su contexto experimentado por el lector (Kutas y Federmeier,
2000), se redujo en amplitud relativo a la condición de línea de base (2):
(2) Cuando Cathy vio que no había nubes negras en el cielo, ella sacó su bicicleta para pasear
por el parque. La lluvia que había sido pronosticada nunca ocurrió.
En estos ejemplos el N400 en la palabra objetivo -“lluvia”- tenía una desviación más pronunciada,
porque en primera instancia no encaja tan fácilmente en el contexto, si bien la oración es coherente.
No hay antecedente para “lluvia” en la oración anterior, por lo que no hay ningún referente en el
modelo situacional al que pueda adjuntarse el nuevo evento (que en (1) era la tormenta). Ya que
tanto (1) como (2) son perfectamente coherentes, la diferencia en el efecto N400 es más sutil que en
los estudios más prototípicos que utilizan oraciones anómalas en sus comparaciones. Por ejemplo,
en Kutas y Hillyard (1980) se compara “la pizza estaba demasiado caliente para comer” con “la
pizza estaba demasiado caliente para beber”, y la diferencia dramática de N400 se explica porque
hay una violación de expectativas. En cambio, entre los ejemplos que hemos visto la diferencia solo
se relaciona con la inmediatez posible que permiten los textos para la integración de “lluvia”, pero
en ninguno de los contextos es anómalo que lluvia aparezca.
(3) Mientras Cathy andaba en su bicicleta en el parque, nubes negras empezaron a juntarse.
La lluvia arruinó su hermoso suéter.
Esta inferencia puente es fácilmente realizable, pero con algunos costos a la eficiencia de
procesamiento. Yang et al. (2997) observaron que por este tipo de textos la amplitud de N400 no era
significativamente diferente de la de línea de base. Es decir, integrar la lluvia en la oración (3) fue
similar a integrar la lluvia en la oración (2), al menos en cuanto a ERP.
No es necesaria esta inferencia costosa si el lector hace una inferencia predicitiva (“va a llover”) en
la primera oración, al leer el segmento “nubes negras empezaron a juntarse”. Sin embargo, esta
inferencia estaría poco justificada, por lo que agregar lluvia al modelo situacional sería un
movimiento arriesgado. Los resultados N400 de Yang et al. (2007) sugieren fuertemente que los
lectores hábiles no hacen inferencias predictivas consistentemente, y por lo tanto tuvieron que hacer
una inferencia puente al leer la palabra “lluvia”.
Además de las inferencias puente, otros procesos anafóricos son relevantes para la integración
palabra-a-texto, desde el ligamento entre pronombres simples hasta expresiones co-referenciales
más complejas: todos mantienen la coherencia a costos variables para eficiencia de comprensión. La
habilidad de comprensión depende en parte de estos procesos de integración. Aquellos procesos que
dependen del conocimiento de significados de palabra suelen evidenciar con especial probabilidad
diferencias individuales, porque el conocimiento y uso de los significados de palabra son altamente
variables entre individuos.
Para explicar a mayor profundidad la asociación entre habilidad de lectura y el efecto de paráfrasis
se requiere mayor investigación. Explicaciones posibles dentro del MSL incluyen a) diferencias
individuales en el lexicón (ya sea tamaño de vocabulario o conocimiento más fino de palabras que
apoye su uso en contextos específicos), b) factores de arquitectura cognitiva, incluyendo las
limitaciones de memoria de trabajo (Just y Carpenter, 1992) y c) problemas en el funcionamiento
ejecutivo que puedan causar inhibición menos efectiva de información semántica irrelevante de
nivel de palabra (Gernsbacher, 1990).
Hay una ventaja en localizar una parte pequeña del proceso de comprensión como foco teórico en el
MSL: permite considerar un número manejable de procesos de comprensión.
Este el set mínimo de procesos superpuestos que se requieren para una integración texto-a-
palabra fluida:
1. Acceso léxico rápido y automático basado en la forma de palabra;
2. Activación rápida y automática de conocimiento asociado de la memoria:
3. Acceso a la memoria para texto recientemente leído al nivel de modelo de texto, modelo
situacional, o ambos;
4. Conocimiento de significados relevantes al contexto asociados con la entrada léxica y su
recuperación rápida;
5. Integración palabra-a-texto resultante de estos procesos congruentes.
Para un lector experto con conocimiento léxico y suficiente experiencia, estos no son procesos
esforzados, sino que pueden ser ejecutados con mínimas demandas de recursos, acercándose a la
automaticidad. Estos procesos pueden ser modelados a través de redes de activación con
retroalimentación de la semántica y memoria de segmentos recientemente leídos. Para un
desempeño robusto entre variaciones de texto, los modelos tendrían que incluir procesos sintácticas,
que suelen ser ignorados en los modelos de comprensión de texto. El punto central es que las
diferencias individuales de integración texto-a-palabra se originan en diferencias en
conocimiento léxico.
Hipótesis alternativas pueden ser testeadas: que las diferencias provienen de limitaciones en la
memoria o de procesos de identificación de palabra que son costosos. Mas aún, se pueden examinar
si la integración texto-a-palabra lenta (Perfetti et al., 2008) se propaga a niveles más altos, y
ayudaría así a comprender problemas de comprensión en niveles tanto más bajos como más altos.
CONCLUSIONES
El artículo revisa primero desarrollos teóricos en el ámbito de la comprensión lectora, que han ido
del ideas de alcance más amplio y general a aspectos más específicos de la comprensión. Así, el
Marco de Sistemas de Lectura (MSL) representa un set amplio de fuentes de conocimientos y
procesos que utilizan estas fuentes, el cual permite a investigadores examinar componentes e
interacciones más específicas dentro de ese set.
Por último, el artículo revisa las diferencias individuales observadas en la comprensión lectora
durante estos procesos de integración de texto-a-palabra, específicamente en el efecto de paráfrasis.
Se plantea la relevancia de estudiar cómo las diferencias sutiles en conocimiento de palabras o las
condiciones de uso de palabra pueden afectar esta integración, como también medidas más globales
de comprensión. Estudios sobre la relaciones generales entre habilidad de comprensión y
vocabulario y entre habilidad de comprensión y aprendizaje de nuevas palabras sugieren esto. El
artículo desarrolla, dentro del MSL, la idea de que la interacción entre el sistema de identificación
de palabras y el sistema de comprensión estaría mediada por el conocimiento léxico y se
manifestaría en el procesamiento del significado de palabras.