Níquel Raney
Níquel Raney
Níquel Raney
El níquel Raney se fabrica al tratar una aleación de níquel-aluminio con una solución
de hidróxido sódico concentrado. Dicho tratamiento se conoce con el nombre de
activación, y consigue disolver la gran parte del aluminio que se encuentra presente en
dicha aleación, consiguiendo así una estructura porosa de níquel, lo que le otorga gran
actividad catalítica. Un catalizador estándar típico posee alrededor de un 85 % de
masa de níquel, lo que es aproximadamente unos dos átomos de níquel por cada uno
de los átomos de aluminio. Así, el aluminio que resta después de la activación
anteriormente mencionada, ayuda a conservar la estructura característica del
catalizador, es decir, la estructura porosa. Mediante esta técnica, tan solo se producen
estos tipos de catalizadores, pues Raney, es una marca registrada.
Para poder almacenar el catalizador, este debe ser lavado con agua destilada a
temperatura ambiente para poder eliminar los posibles restos de aluminio que puedan
quedar. Se debe usar agua sin oxígeno para poder prevenir una posible oxidación de
nuestro catalizador, pues la oxidación haría que bajase la eficacia de su función
catalizadora.
En cuanto a las propiedades que posee el níquel Raney, este es de aspecto de polvo
gris. Si lo miramos de manera microscópica, cada una de las partículas que conforman
al catalizador se parece a una red tridimensional, con agujeros de diferentes tamaños
y formas. En la gran parte, se encuentran formados por el ataque que ha provocado el
hidróxido sódico a la aleación. Otra de sus características es que es estable
térmicamente hablando, siendo esto una consecuencia de la activación que tiene
lugar, la cual le otorga un gran poder catalíticamente hablando.