Correccion

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

Perspectiva Actual del Currículo

El currículo, comprende un conjunto de competencias que permite crear


mecanismos, guías para desarrollar objetivos, contenidos y criterios metodológicos
mediante una evaluación consistente con el área de trabajo; ahora bien, permite la
planificación de actividades educativas corresponsables al conocimiento los
estudiantes, por cuanto, su elaboración no debe ser a ciegas, sino que, por el
contrario permita proporcionar respuesta a las necesidades políticas, sociales,
económicas, culturales de una sociedad. Está constituido por una serie de
componentes que interactúan entre sí, entre ellos:
1. Objetivos: responde a ¿para qué enseñar?, debido a que, comprende
las intensiones que preside el proceso educativo, sus metas y finalidades. Define
lo que se quiere conseguir "para qué" de la acción educativa.
2. Contenidos: responde a ¿qué enseñar?, pues, al pensar la formación
como un proceso orientado al desarrollo de competencias, estos, se convierten
básicamente en herramientas para ese fin, es decir, comprende el saber, el hacer
y el ser, como contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales.
3. Metodología: responde a ¿cómo enseñar?, ya que, especifica las
actividades, competencias, experiencias más adecuadas, para que, los contenidos
se aprendan adecuadamente, incluye también los métodos, estrategias, técnicas,
recursos y materiales didácticos que se emplearán en la organización didáctica.
4. Evaluación: responde a ¿qué, cómo y cuándo evaluar? Abarca los
procesos de control y reformulación del proceso de enseñanza-aprendizaje. Debe
incorporar un análisis y valoración del proceso que ha llevado a los resultados. La
evaluación no debe de limitarse a lo que el estudiante ha hecho o dejado de hacer,
debe incluir también la propia enseñanza, tanto, a lo que refiere a su planificación
como lo relativo a su desarrollo práctico a lo largo del periodo de formación.
De allí que, en una situación extraordinaria, como la vivida actualmente, los
agentes educativos se han visto forzados en aplicar estrategias que les permitan
continuar con los eventos de enseñanza-aprendizaje de forma remota, sin
embargo, dichas estrategias no son iguales, a lo requido por un proyecto de
educación a distancia formal para estructurarse.
Asimismo, se necesitan habilidades que ayuden a adaptarse a una forma de
vida que no es parte de la normalidad. Según, la UNESCO, más de 861.7 millones
de niños y jóvenes en 119 países se han visto afectados al tener que hacer frente
a la pandemia del COVID-19 (Villafuerte, 2020). Por lo tanto, en un escenario
educativo presencial, se está acostumbrado a seguir un calendario, una
planeación y un ritmo que han llevado tiempo de elaboración, diseñado, basado en
los contenidos y cargas horarias.
Por esta razón, la educación presencial y educación a distancia no son lo
mismo. Si se piensa que son iguales por tratarse de educación, es un error. Es
cuestión de cómo se construye el hecho educativo en cada una. Los elementos
propios de la educación a distancia la hacen diferente de la educación presencial
estas impactan en el actuar docente, el aprendizaje del estudiante y el logro de los
objetivos programáticos e institucionales. Por lo tanto, hay una diferencia evidente
es el uso de la tecnología como un mediador de la educación a distancia. En
general, la presencia de las tecnologías ha empujado a la sociedad hacia un
cambio de paradigma en la vida cotidiana, desde los aparatos que se tienen en el
hogar hasta las formas de comunicación existentes. Ahora bien, la educación no
queda fuera de los escenarios en los que dichas tecnologías tienen efectos. Las
conocidas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), entendidas
como el conjunto de herramientas, soportes, canales para el acceso y el
tratamiento de la información, permean los procesos educativos en distintas partes
del mundo.
Además del recurso tecnológico, la educación presencial y la educación en
línea se distinguen por el formato de los materiales y recursos didácticos que se
pueden emplear, así como por la disponibilidad de ellos, concentrados ahora en
un solo dispositivo, el cual, permite tener acceso instantáneo a una cantidad
inmensa de información. Sin embargo, debe existir una habilidad para
seleccionarla y procearla adecuadamente, ya que, la internet no pueden
considerarse simples vehículos que transportan la información, sino que, al
ampliar y complejizar el proceso de acceso, procesamiento y expresión del
conocimiento, modifican sustancialmente la manera en la que el individuo se
construye, comprende el contexto y se comprende a sí mismo (Pérez, 2012). Una
vez más, esto remite a que, más allá del recurso tecnológico, se encuentra la
redefinición de los lugares de los actores y las relaciones que establecen, lo que
genera una dinámica particular.
Otro punto de distinción, es la relación humana que se establecen. Mientras
que en un aula el profesor tiene la inmediatez de la comunicación con sus
estudiantes, en un evento a distancia la interacción depende de conexiones,
velocidad de transmisión de datos, video y audio de calidad. De este modo, estar
en dos dimensiones en vez de tres es un factor de agotamiento psicológico, hay
que emplear mayor esfuerzo en expresarse y en comprender al otro (Mendiola,
2020).
Esto debe pensarse, debido a que, el profesor es el guía del evento
educativo, pero su labor se complejiza al encontrar estudiantes que pueden tomar
diferentes roles de acuerdo con sus características personales y de aprendizaje:
los que son expertos en la tecnología, los que se sienten cómodos en el ambiente
virtual y ayudan a otros, los que tienen dificultades en el manejo de tecnologías o
los que encuentran irrelevante la educación a distancia. En definitiva, el tiempo
juega un papel importante en estas interacciones. Aunque puede haber momentos
en que, a través de alguna herramienta, docente y estudiante coincidan, hay
actividades que el estudiante puede realizar en el horario que él logre organizar,
dependiendo de otros factores, por ejemplo, de la disponibilidad de equipo, la
conectividad en su hogar o bien el tiempo o un lugar donde pueda acceder a
dichos elementos.
Cabe destacar, que hacer para entregar y hacer para aprender es diferente.
Distintos contenidos implican distintas maneras de aprenderlos. Se pueden
distinguir dos rutas: la de producir o la de aprender significativamente. La primera
no busca más que hacer algo que quede como evidencia, que el tiempo se ha
empleado en tener un producto que se vea y se pueda evaluar. Mientras que la
segunda busca que el estudiante se adueñe del conocimiento nuevo a través de
un anclaje con la información ya poseída. Si bien, parece normal que el trabajo en
el aula se apoye en materiales, esto no significa que sean la única fuente de
saber, sobre todo si se considera que la enseñanza, ya no se centra sólo en los
contenidos, ni en el docente, ni en el estudiante, sino en una visión integral. Por
ello, no es lo mismo cantidad que calidad. Grandes volúmenes de actividades no
son sinónimo del aprendizaje auténtico y significativo del estudiante.
De esta manera, Las estrategias de enseñanza deben orientarse a privilegiar
un procesamiento de la información que permanezca en el estudiante como un
conocimiento ligado a su vida, pues, si se descontextualiza, en una modalidad
desconocida, estereotipada, con tintes de ansiedad y apresuramiento porque este
sistema no puede parar, puede volverse terrorífica una situación de descontrol que
afecta tanto a docentes, estudiantes, por ende, al entorno familiar.
Por su parte, es ineludible reconocer que los estudiantes necesitan un
sentido educativo de las tecnologías. En tal sentido, el estudiante de estos
tiempos es percibido como un individuo que requiere información clara y concisa
en paquetes pequeños que no le demanden más de unos minutos de su atención;
de lo contrario, se corre el riesgo de que encuentre poco atractivo el material de
estudio y lo abandone. En consecuencia, se debe tomar en cuenta el perfil del
estudiante, no se puede poner una regla general para la elaboración de recursos
educativos que pertenecen a distintas disciplinas, que sirven a diferentes tipos de
conocimiento y de objetivos. Aunado a esto, el aprendizaje en nuestros tiempos
está enfocado al cambio, la renovación, la reestructuración y la reformulación de
problemas.
En la sociedad de la red, en la que los estudiantes algunos tienen a su
disposición “entornos y herramientas con las que pueden expresar y explorar sus
identidades: desde redes sociales hasta plataformas de mensajería instantánea,
sitios para compartir videos, blogs, viodeblogs y mundos virtuales” (Gardner y
Davis, 2014), hay que pensar en un proyecto educativo que los integre, no como
autómatas de la repetición, sino en un sentido menos vertical y más comunitario,
en el que los aportes de cada uno sean valiosos, donde puedan llevar los
elementos que les son propios en la construcción de su aprendizaje. Mostrar y
comunicar la propia identidad parece ser una característica relevante de la
generación actual.
Debe señalarse, que la educación a distancia como escenario educativo no
está exenta de suceder en un contexto socioeconómico, siendo necesario,
reconocer las características de cada nación, las características del contexto
familiar y comunitario, para no acrecentar una brecha de acceso y de apropiación
a los recursos, donde el aprendizaje pasará a segundo plano, sólo se buscará el
reporte de resultados en cifras que muestren logros en hacer y no logros en
aprender.
Cabe mencionar que, la educación a distancia en Venezuela, es una
modalidad que no tiene el mismo alcance que la educación presencial, ello
derivado de factores socioeconómicos y políticos que suceden en el país. Ya que
educación formal a distancia va más allá de superar la barrera física entre
estudiante y docente, hay que tener claro que aplicar estrategias que sean una
solución temporal para una situación extraordinaria no equivale a una educación
formal a distancia, siendo que ésta requiere una planeación y un desarrollo
específicos, que no surge de un día para otro, demanda de un trabajo de expertos
en educación que permita establecer una estructura adecuada a la misma, que
proporcione seguimiento al trabajo en cada etapa, que aseguren una secuencia de
estudio con recursos de calidad que permitan al estudiante atravesar por una
experiencia de aprendizaje satisfactoria. Educar a distancia se trata de generar un
espacio que permita lograr un aprendizaje auténtico y significativo a través del uso
con sentido de los recursos disponibles, situados en el momento de aprendizaje
en el que docentes y estudiantes se encuentran, considerando las características
de los estudiantes y del proyecto educativo al que ambos pertenecen.
“La tarea del educador moderno no es cortar selvas, sino regar los
desiertos”. Clive Staples Lewis (1898 – 1963).

También podría gustarte