El documento describe las diferencias entre la educación presencial y la educación a distancia. La educación a distancia depende más de la tecnología, los materiales se concentran en dispositivos digitales y la interacción entre estudiantes y profesores es más difícil. Además, hacer trabajos para entregar no es lo mismo que aprender de forma significativa. La educación a distancia requiere nuevas estrategias de enseñanza para garantizar el aprendizaje auténtico de los estudiantes.
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El documento describe las diferencias entre la educación presencial y la educación a distancia. La educación a distancia depende más de la tecnología, los materiales se concentran en dispositivos digitales y la interacción entre estudiantes y profesores es más difícil. Además, hacer trabajos para entregar no es lo mismo que aprender de forma significativa. La educación a distancia requiere nuevas estrategias de enseñanza para garantizar el aprendizaje auténtico de los estudiantes.
El documento describe las diferencias entre la educación presencial y la educación a distancia. La educación a distancia depende más de la tecnología, los materiales se concentran en dispositivos digitales y la interacción entre estudiantes y profesores es más difícil. Además, hacer trabajos para entregar no es lo mismo que aprender de forma significativa. La educación a distancia requiere nuevas estrategias de enseñanza para garantizar el aprendizaje auténtico de los estudiantes.
El documento describe las diferencias entre la educación presencial y la educación a distancia. La educación a distancia depende más de la tecnología, los materiales se concentran en dispositivos digitales y la interacción entre estudiantes y profesores es más difícil. Además, hacer trabajos para entregar no es lo mismo que aprender de forma significativa. La educación a distancia requiere nuevas estrategias de enseñanza para garantizar el aprendizaje auténtico de los estudiantes.
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Perspectiva Actual del Currículo
El currículo, comprende un conjunto de competencias que permite crear
mecanismos, guías para desarrollar objetivos, contenidos y criterios metodológicos mediante una evaluación consistente con el área de trabajo; ahora bien, permite la planificación de actividades educativas corresponsables al conocimiento los estudiantes, por cuanto, su elaboración no debe ser a ciegas, sino que, por el contrario permita proporcionar respuesta a las necesidades políticas, sociales, económicas, culturales de una sociedad. Está constituido por una serie de componentes que interactúan entre sí, entre ellos: 1. Objetivos: responde a ¿para qué enseñar?, debido a que, comprende las intensiones que preside el proceso educativo, sus metas y finalidades. Define lo que se quiere conseguir "para qué" de la acción educativa. 2. Contenidos: responde a ¿qué enseñar?, pues, al pensar la formación como un proceso orientado al desarrollo de competencias, estos, se convierten básicamente en herramientas para ese fin, es decir, comprende el saber, el hacer y el ser, como contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales. 3. Metodología: responde a ¿cómo enseñar?, ya que, especifica las actividades, competencias, experiencias más adecuadas, para que, los contenidos se aprendan adecuadamente, incluye también los métodos, estrategias, técnicas, recursos y materiales didácticos que se emplearán en la organización didáctica. 4. Evaluación: responde a ¿qué, cómo y cuándo evaluar? Abarca los procesos de control y reformulación del proceso de enseñanza-aprendizaje. Debe incorporar un análisis y valoración del proceso que ha llevado a los resultados. La evaluación no debe de limitarse a lo que el estudiante ha hecho o dejado de hacer, debe incluir también la propia enseñanza, tanto, a lo que refiere a su planificación como lo relativo a su desarrollo práctico a lo largo del periodo de formación. De allí que, en una situación extraordinaria, como la vivida actualmente, los agentes educativos se han visto forzados en aplicar estrategias que les permitan continuar con los eventos de enseñanza-aprendizaje de forma remota, sin embargo, dichas estrategias no son iguales, a lo requido por un proyecto de educación a distancia formal para estructurarse. Asimismo, se necesitan habilidades que ayuden a adaptarse a una forma de vida que no es parte de la normalidad. Según, la UNESCO, más de 861.7 millones de niños y jóvenes en 119 países se han visto afectados al tener que hacer frente a la pandemia del COVID-19 (Villafuerte, 2020). Por lo tanto, en un escenario educativo presencial, se está acostumbrado a seguir un calendario, una planeación y un ritmo que han llevado tiempo de elaboración, diseñado, basado en los contenidos y cargas horarias. Por esta razón, la educación presencial y educación a distancia no son lo mismo. Si se piensa que son iguales por tratarse de educación, es un error. Es cuestión de cómo se construye el hecho educativo en cada una. Los elementos propios de la educación a distancia la hacen diferente de la educación presencial estas impactan en el actuar docente, el aprendizaje del estudiante y el logro de los objetivos programáticos e institucionales. Por lo tanto, hay una diferencia evidente es el uso de la tecnología como un mediador de la educación a distancia. En general, la presencia de las tecnologías ha empujado a la sociedad hacia un cambio de paradigma en la vida cotidiana, desde los aparatos que se tienen en el hogar hasta las formas de comunicación existentes. Ahora bien, la educación no queda fuera de los escenarios en los que dichas tecnologías tienen efectos. Las conocidas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), entendidas como el conjunto de herramientas, soportes, canales para el acceso y el tratamiento de la información, permean los procesos educativos en distintas partes del mundo. Además del recurso tecnológico, la educación presencial y la educación en línea se distinguen por el formato de los materiales y recursos didácticos que se pueden emplear, así como por la disponibilidad de ellos, concentrados ahora en un solo dispositivo, el cual, permite tener acceso instantáneo a una cantidad inmensa de información. Sin embargo, debe existir una habilidad para seleccionarla y procearla adecuadamente, ya que, la internet no pueden considerarse simples vehículos que transportan la información, sino que, al ampliar y complejizar el proceso de acceso, procesamiento y expresión del conocimiento, modifican sustancialmente la manera en la que el individuo se construye, comprende el contexto y se comprende a sí mismo (Pérez, 2012). Una vez más, esto remite a que, más allá del recurso tecnológico, se encuentra la redefinición de los lugares de los actores y las relaciones que establecen, lo que genera una dinámica particular. Otro punto de distinción, es la relación humana que se establecen. Mientras que en un aula el profesor tiene la inmediatez de la comunicación con sus estudiantes, en un evento a distancia la interacción depende de conexiones, velocidad de transmisión de datos, video y audio de calidad. De este modo, estar en dos dimensiones en vez de tres es un factor de agotamiento psicológico, hay que emplear mayor esfuerzo en expresarse y en comprender al otro (Mendiola, 2020). Esto debe pensarse, debido a que, el profesor es el guía del evento educativo, pero su labor se complejiza al encontrar estudiantes que pueden tomar diferentes roles de acuerdo con sus características personales y de aprendizaje: los que son expertos en la tecnología, los que se sienten cómodos en el ambiente virtual y ayudan a otros, los que tienen dificultades en el manejo de tecnologías o los que encuentran irrelevante la educación a distancia. En definitiva, el tiempo juega un papel importante en estas interacciones. Aunque puede haber momentos en que, a través de alguna herramienta, docente y estudiante coincidan, hay actividades que el estudiante puede realizar en el horario que él logre organizar, dependiendo de otros factores, por ejemplo, de la disponibilidad de equipo, la conectividad en su hogar o bien el tiempo o un lugar donde pueda acceder a dichos elementos. Cabe destacar, que hacer para entregar y hacer para aprender es diferente. Distintos contenidos implican distintas maneras de aprenderlos. Se pueden distinguir dos rutas: la de producir o la de aprender significativamente. La primera no busca más que hacer algo que quede como evidencia, que el tiempo se ha empleado en tener un producto que se vea y se pueda evaluar. Mientras que la segunda busca que el estudiante se adueñe del conocimiento nuevo a través de un anclaje con la información ya poseída. Si bien, parece normal que el trabajo en el aula se apoye en materiales, esto no significa que sean la única fuente de saber, sobre todo si se considera que la enseñanza, ya no se centra sólo en los contenidos, ni en el docente, ni en el estudiante, sino en una visión integral. Por ello, no es lo mismo cantidad que calidad. Grandes volúmenes de actividades no son sinónimo del aprendizaje auténtico y significativo del estudiante. De esta manera, Las estrategias de enseñanza deben orientarse a privilegiar un procesamiento de la información que permanezca en el estudiante como un conocimiento ligado a su vida, pues, si se descontextualiza, en una modalidad desconocida, estereotipada, con tintes de ansiedad y apresuramiento porque este sistema no puede parar, puede volverse terrorífica una situación de descontrol que afecta tanto a docentes, estudiantes, por ende, al entorno familiar. Por su parte, es ineludible reconocer que los estudiantes necesitan un sentido educativo de las tecnologías. En tal sentido, el estudiante de estos tiempos es percibido como un individuo que requiere información clara y concisa en paquetes pequeños que no le demanden más de unos minutos de su atención; de lo contrario, se corre el riesgo de que encuentre poco atractivo el material de estudio y lo abandone. En consecuencia, se debe tomar en cuenta el perfil del estudiante, no se puede poner una regla general para la elaboración de recursos educativos que pertenecen a distintas disciplinas, que sirven a diferentes tipos de conocimiento y de objetivos. Aunado a esto, el aprendizaje en nuestros tiempos está enfocado al cambio, la renovación, la reestructuración y la reformulación de problemas. En la sociedad de la red, en la que los estudiantes algunos tienen a su disposición “entornos y herramientas con las que pueden expresar y explorar sus identidades: desde redes sociales hasta plataformas de mensajería instantánea, sitios para compartir videos, blogs, viodeblogs y mundos virtuales” (Gardner y Davis, 2014), hay que pensar en un proyecto educativo que los integre, no como autómatas de la repetición, sino en un sentido menos vertical y más comunitario, en el que los aportes de cada uno sean valiosos, donde puedan llevar los elementos que les son propios en la construcción de su aprendizaje. Mostrar y comunicar la propia identidad parece ser una característica relevante de la generación actual. Debe señalarse, que la educación a distancia como escenario educativo no está exenta de suceder en un contexto socioeconómico, siendo necesario, reconocer las características de cada nación, las características del contexto familiar y comunitario, para no acrecentar una brecha de acceso y de apropiación a los recursos, donde el aprendizaje pasará a segundo plano, sólo se buscará el reporte de resultados en cifras que muestren logros en hacer y no logros en aprender. Cabe mencionar que, la educación a distancia en Venezuela, es una modalidad que no tiene el mismo alcance que la educación presencial, ello derivado de factores socioeconómicos y políticos que suceden en el país. Ya que educación formal a distancia va más allá de superar la barrera física entre estudiante y docente, hay que tener claro que aplicar estrategias que sean una solución temporal para una situación extraordinaria no equivale a una educación formal a distancia, siendo que ésta requiere una planeación y un desarrollo específicos, que no surge de un día para otro, demanda de un trabajo de expertos en educación que permita establecer una estructura adecuada a la misma, que proporcione seguimiento al trabajo en cada etapa, que aseguren una secuencia de estudio con recursos de calidad que permitan al estudiante atravesar por una experiencia de aprendizaje satisfactoria. Educar a distancia se trata de generar un espacio que permita lograr un aprendizaje auténtico y significativo a través del uso con sentido de los recursos disponibles, situados en el momento de aprendizaje en el que docentes y estudiantes se encuentran, considerando las características de los estudiantes y del proyecto educativo al que ambos pertenecen. “La tarea del educador moderno no es cortar selvas, sino regar los desiertos”. Clive Staples Lewis (1898 – 1963).