Comprensión Lectora
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INSTRUCCIÓN: Lee técnicamente los siguientes textos, luego conteste las
interrogantes planteadas, marcando la respuesta correcta.
EL PERRO
Un perro aulló, estremeciéndose, en el porche.
La puerta principal reconoció la voz del perro y se abrió. El perro, en otro tiempo
grande y gordo, ahora flaco y cubierto de llagas, entró recorrió la casa dejando una huella
de lodo. Detrás de él zumbaron irritados ratones.
Pues ni el fragmento de una hoja entraba por debajo de la puerta sin que se abrieran
los paneles de los muros y salieran rápidamente los ratones de cobre. El polvo, el pelo o
papel ofensivos, hechos trizas por unas diminutas mandíbulas de acero, desaparecían en
las guaridas. De allí bajaban al sótano por unos tubos, y eran arrojados al horno siseante
de un incinerador que aguardaba en un rincón oscuro como una boca maligna.
El perro corrió escaleras arriba y ladró histéricamente ante todas las puertas,
hasta que al fin comprendió, como ya comprendía, la casa, que allí no había más que
silencio.
El perro olfateó el aire y arañó la puerta de la cocina. Detrás de la puerta se
preparaban automáticamente unos panqueques que llenaban la casa de un dulce aroma
de horno y de jarabe de arce. El perro, tendido ante la puerta, respiraba anhelante con los
ojos encendidos y el hocico espumoso. De pronto, giró locamente sobre sí mismo,
mordiéndose la cola, y cayó, muerto. Durante una hora estuvo tendido en la sala.
Se responde Ennegreciendo una de las cuatro letras: a, b, c, d
PEDRO
En el barco comenzó la civilización de Pedro. Lo primero que hicieron fue cortarle el
pelo y bañarlo, luego vestirlo. Se le dieron ropas nuevas y se le enseñó a ponérselas y
usarlas. Todo lo admitió y todo lo adoptó entusiasmado. Lo único que rechazó fueron
los zapatos. Lo inmovilizaban: sentirlos en los pies y quedarse inválido era todo uno:
No había quién lo hiciera dar un paso y en vano los marineros bailaban y zapateaban
ante él para demostrarle la utilidad y la inofensividad del calzado. Pedro lo rechazó
rotundamente y sólo con el tiempo sus pies se habituaron a ellos.