Tito Livio - Ab Urbe Condita - Eneas

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166 HISTORIA DE ROMA

Caps. 35-40: T a r q u in io e l An t ig u o .

Tarquinio Prisco, rey por intrigas. Guerra con latinos y


sabinos. Obras civiles (35-38).
Orígenes de Servio Tulio (39-40, I).
Tarquinio Prisco, muerto en atentado (40, 2-7).
Caps. 43-48: S e r v io Tu l io .
Servio Tulio, rey (41-42, 4).
El censo. Urbanismo. El templo de Diana (42, 5-45).
Lucio Tarquinio comienza su lucha por el poder (46-48, 2).
Servio Tulio asesinado (48, 3-8).
Caps. 49-60: T a r q u in io e l S o b e r b io .
Tarquinio el Soberbio, rey: tiranía basada en el miedo.
Busca apoyo latino. Elimina a Turno de Aricia (49-51).
Alianza hegemónica con los latinos. Episodio de Gabios
(52-54).
Construcción del Capitolio (55-56, 3).
Luco Juno Bruto en escena. Lucrecia. Bruto en primer
plano (56, 4-59).
Tarquinio, desterrado. De la monarquía a la república (60).

Para empezar, está comúnmente admi-


Eticos de *
Troya a Italia ^ue> después de la conquista de
Orígenes d el Troya, hubo un ensañamiento contra
p u eblo latino. todos los troyanos; únicamente dos,
Muerte de Eneas £ neas y Anténor, en razón del derecho
de una antigua hospitalidad y por haber sido siempre
partidarios de la paz y la devolución de Helena, fueron
eximidos por los griegos de la aplicación de cualquier ley
de guerra. Después, su destino fue diverso. A nténor1 y una
multitud de vénetos que habían sido expulsados de Pafla-

1 El príncipe íroyano Anténor aparecía relacionado con ios vénetos en


las leyendas griegas, muy antiguas, sobre el Adriático. Hubo culto a los
Antenóridas en Cirene en el siglo v a. C. Una leyenda atribuía a Anténor ia
fundación de Padua.
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gonia en un levantamiento y andaban buscando asiento y


jefe, tras haber perdido a su rey Pilémenes ante los muros
de Troya, llegaron al más recóndito entrante del mar
Adriático, desalojaron a los eugáneos que habitaban entre 3
el mar y los Alpes, y vénetos y troyanos ocuparon aquella
zona. El lugar en que saltaron a tierra se llama Troya2, y
troyana desde entonces se denomina la comarca; los habi-
tantes, todos ellos, se llaman vénetos. Eneas, exiliado de su 4
patria a causa del mismo desastre, pero impulsado por el
destino hacia proyectos de mayor alcance, llegó primero a
Macedonia, de allí fue empujado a Sicilia en busca de
asiento, de Sicilia se dirigió por mar a las tierras laurenti-
nas. También este lugar se llama Troya. En él desembarca- 5
ron ios troyanos y, como andaban saqueando en los cam-
pos, pues nada, aparte de las armas y las embarcaciones,
les había quedádo de su vagar casi interminable, el rey
Latino y los aborígenes, dueños entonces de aquellos para-
jes, llegan corriendo armados desde la ciudad y los campos
para repeler la agresión de los intrusos. A partir de aquí la 6
tradición se bifurca3. Unos sostienen que Latino, derro-
tado, hizo un convenio de paz y, después, se unió en paren-
tesco con Eneas. Otros, que, cuando los ejércitos estaban 7
frente a frente, antes de sonar la señal, Latino avanzó a
primera linea y citó a una entrevista al jefe de los extranje-
ros; que preguntó, acto seguido, quiénes eran, de dónde,
por qué circunstancia habían marchado de su patria y con
qué objeto habían desembarcado en territorio laurentino, y 8
que al oír que todos aquellos hombres eran troyanos, que
su jefe era Eneas, hijo de Anquises y Venus, y que exiliados
de su tierra tras la reducción a cenizas de su patria, busca-

2 Cerca de Zingarini, la Troya de¡ Lacio.


1 La versión que presenta a Eneas como agresor es antidinástica. La
s e g u n d a evita la derrota de los latinos y la agresión de los romanos.
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ban asiento y lugar para fundar una ciudad, quedó impre-


sionado ante un pueblo y un hombre tan nobles y ante una
entereza por igual dispuesta a la paz que a la gueira, y
tendió la mano a Eneas como aval de su futura amistad.
Acordaron, a continuación, un tratado los jefes, se saluda-
ron los ejércitos y Eneas fue huésped en casa de Latino.
Allí, ante los dioses penates, añadió Latino a la alianza
pública otra de familia, al concederle a Eneas a su hija en
matrimonio. Este acontecimiento afianza, sin duda, en los
troyanos la esperanza de poner término, al fin, a su pere-
grinar con un asentamiento estable y seguro. Fundan una
ciudad; Eneas la llama Lavinio4, por el nombre de su
mujer. Pronto hubo descendencia del nuevo matrimonio,
un varón, al que sus padres pusieron el nombre de
Ascanio.
Se vieron, después, aborígenes y troyanos atacados en
una guerra. Turno, rey de los rútulos, al que había estado
prometida Lavinia antes de la llegada de Eneas; llevó a mal
el que se le hubiese pospuesto a un extranjero y declaró la
guerra a Eneas y Latino simultáneamente. Ninguno de los
dos bandos salió contento de aquella confrontación: los
rútulos fueron vencidos; los aborígenes y troyanos, vence-
dores, perdieron a su jefe, Latino. Entonces, Turno y los
rútulos, desconfiando de la situación, buscan la acogida de
los etruscos, pujantes y prósperos, y de su rey Mecencio.
Ejercía éste el poder en Cere5, ciudad opulenta por enton-
ces, y ya desde un principio no le había alegrado en abso-
luto el nacimiento de una nueva ciudad; entonces, conside-
rando que la potencia troyana se desarrollaba mucho más

4 Actual Pratica di Mare.


5 Actual Cervéterí. Al norte de Roma, a cinco kilómetros de la costa
donde tenía ei puerto de Agylla. Fue enclave importante de la Confede-
ración etrusca. Se encontraron tumbas de ca. 700 años a. C.
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de lo que convenía a la seguridad de sus vecinos, unió sus


armas a las de los rútulos sin gran dificultad. Ante la ame- 4
naza de una guerra de tal calibre, Eneas, a fin de ganarse a
los aborígenes y de que no sólo tuviesen los mismos dere-
chos sino también el mismo nombre, llamó latinos al con-
junto de ambos pueblos. A partir de entonces, los aboríge- 5
nes no les fueron a la zaga a los troyanos en adhesión y
fidelidad al rey Eneas. Confiado en la actitud de estos dos
pueblos cuya cohesión iba en aumento al paso de los días,
aunque la potencia de Etruria era tal que su renombre se
extendía no sólo por tierra sino también por mar a lo largo
de Italia entera desde los Alpes al estrecho de Sicilia,
Eneas, a pesar de que podía rechazar la agresión desde las
murallas, hizo salir a sus tropas para presentar batalla. Se 6
siguió un combate favorable a los latinos, que para Eneas
fue también la última de sus acciones como mortal. Está
enterrado, cualquiera que sea el nombre que desde el dere-
cho humano o religioso deba atribuírsele, a orillas del río
Numico6. Lo llaman Júpiter Indigete.
Ascanio, el hijo de Eneas, no estaba 3
aún maduro para el poder, pero este
Alba poder se le conservó sin merma hasta la
Loriga
pubertad; durante ese tiempo, gracias a
la tutela de una mujer —tan grande era
la capacidad de Lavinia—, se le mantuvo en pie al mucha-
cho el Estado latino y el trono de su abuelo y de su padre.
No voy a discutir —pues ¿quién puede estar seguro en un 2

hecho tan lejano?— si fue este Ascanio u otro de más edad


que éste, hijo de Creúsa, nacido antes de la caída de Troya
y que acompañó, después, a su padre en la huida, el mismo

k Actualmente se da por seguro que se trata del río Torio que discurre
desde las colinas de Alba hasta la costa entre Lavinio y Árdea. Aparece en
las formas latinas Numicus y Numicius.

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