S03-KEMP, Barry. El Antiguo Egipto.
S03-KEMP, Barry. El Antiguo Egipto.
S03-KEMP, Barry. El Antiguo Egipto.
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA
ΛΥ \ A . \ \
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A VAViTell Vqair
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Babilonla
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KazalluV-NAbjj ^aj^bikh— oKesh (Wilaya)
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L agash (A^-HibSa) \
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Nina (Surghul) I I
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‘Uljaid
1 terrazas fluviales
2 valle
3 delta
4 pantanos
5 estuario
— rios actuales
■ antiguos rios y canales
Fioura 33. La Baja Mesopotamia en el periodo Protodinastico: ciudades, canales, zonas mor-
fologicas.
2. La c i u d a d -t e m p l o y l a e s t r u c t u r a s o c ia l
La position central del templo en la ciudad, que se advierte ya desde la fase Uruk
en el urbanism o y la arquitectura, aparece ahora con mas claridad, gracias a la docu
m entation escrita, en sus dos vertientes de centro ideologico y ceremonial y centro
de decision y organization. El propio planteamiento arquitectonico del templo pro-
todinastico refleja esta bivalencia del templo (o polivalencia, de «institution total»).
Los espacios destinados a m orada divina (la cella, a la que probablemente solo tiene
acceso la clase sacerdotal) estan flanqueados por espacios para la reunion de los fie-
les (natios), y espacios donde se guardan las provisiones y se realizan tareas econo
micas y administrativas (almacenes, archivos y talleres). Existe cierta ambigiiedad
entre la funcion del templo como centro directivo de la ciudad-estado (que se remon-
ta a un estadio arcaico, cuando no «originario»), y como celula (de production y
organization, pero sobre todo de culto) en el interior de la ciudad-estado. En el pe-
riodo Protodinastico, el centro directivo se sitiia aparte, como «palacio», mientras
el templo —o mejor dicho los templos, ya que el centro urbano suele tener mas de
uno— conserva sus funciones de culto y tam bien sus consolidadas funciones econo
micas, aunque ya estan integradas en la organization estatal global. En el reparto
de funciones entre el templo y el palacio, el primero se queda con la primacia ideolo-
gica (incluyendo la legitimation divina del poder), pero el segundo se queda con la
primacia operativa.
E n el ambito de la organization interna es importante senalar que la vision me-
LIBER
1 0 .— LIVHRAN1
146 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
34. E l templo protodinastico. Los dos templos ilustrados proceden de Khafaya, pe-
F ig u r a
riodo Protodinastico Ilia. Arriba, el templo de Sin, nivel IX. Abaio, el templo de Nintu, nivel VI.
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 147
LIBER
148 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
personas, una gran extension de tierras de cultivo y una proportion importante de las
actividades economicas que dependen del templo.
Precisamente, a partir de documentos administrativos del Protodinastico (y con-
cretamente del Illb en el reino de Lagash) se acuno el modelo de la «ciudad-tem-
plo», una ciudad en la que los santuarios urbanos poseen todas las tierras, de modo
que todos los habitantes dependen directa o indirectamente de ellos —no solo en lo
politico, sino tambien como relation iaboral y de m anutencion economica. Hoy dia
este modelo, elaborado a partir de los archivos de los templos en ausencia de docu
m entation «privada», es insostenible. Se han hecho nuevos calculos de caracter de-
mografico y agrario, con resultados menos totalizadores. Pero las criticas negativas
tienen su lado positivo: la existencia desde el Protodinastico Ilia de documentos ju-
ridicos para la compraventa de tierras que no pertenecen a los templos, o el registro
por parte de las administraciones del templo de u n a fuerza de trabajo temporera y
complementaria que solo puede proceder de fuera de la organization, sefialan la pre-
sencia de una «reserva» de comunidades de aldea con tierras propias y su propia
organization economica.
Naturalmente, la influencia de la «gran organization» del templo o el palacio
sobre el destino de las comunidades de aldea es muy grande. La poblacion de las
aldeas tiene que contribuir a la acumulacion central de productos, sobre todo de dos
maneras: mediante la cesion de una parte del producto (tasacion), o mediante pres-
tacion de trabajo (generalmente agricola y, cuando es necesario, militar). Ademas,
la organization central penetra en el campo. Lo hace fisicamente, con obras de in-
fraestructura hidraulica y roturacion de nuevas tierras, destinadas a ser explotadas
directamente por el templo y sus dependientes. Tambien penetra con una descentrali-
zacion de funciones administrativas, que tienden a convertir las aldeas autosuficien-
tes en piezas del sistema centralizado. Por ultimo, penetra sobre todo como el princi
pal terrateniente. No sabemos como fue la distribution de las tierras entre el templo
y las aldeas, pero lo mas probable es que el tem plo acabara prevaleciendo, por la
tendencia a utilizar las tierras que se iban roturando a lo largo de los canales nuevos,
lo cual condeno a las aldeas a desempenar un papel marginal, y a obtener beneficios
cada vez mas reducidos.
Las primeras ventas de tierras, que se remontan al periodo de los archivos de Fara
(principio del Protodinastico Ilia), muestran una com bination muy interesante de
tradition e innovation. A la tradition pertenecen las formas ceremoniales que con-
fieren a la compraventa un caracter de relation social total; la pluralidad de los ven-
dedores, que con arreglo a cuotas decrecientes m uy precisas reciben los «dones» de
acuerdo con su grado de parentesco con los vendedores primarios; en suma, los ves-
tigios de una propiedad mas familiar que personal, con unos vinculos que impiden
la enajenacion, a no ser que todos los miembros de la familia participen y esten de
acuerdo. Pero tambien hay innovaciones, como la intervention de agrimensores y es-
cribas urbanos pagados (que proporcionan garantias y una medicion precisa a la tran
saction, algo que tradicionalmente se confiaba a la presencia de testigos); y el com
prador linico, que reemplaza a la vieja propiedad familiar e inalienable por otra
personal y convertida en mercancia.
Aunque amplias capas dc la poblacion permanecen «libres» en sus aldeas, y solo
dependen de la ciudad-estado como pagadoras de tributos, prestadoras de trabajo
personal y fieles del dios, la parte de la poblacion que depende del templo de forma
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 151
F i g u r a 37. Cultura mesopotamica protodinastica. Arriba, armas de las tumbas reales de Ur.
Abajo, placa votiva de Khafaya con escena de banquete.
LIBER
LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
152
3. La t ie r r a y e l t r a b a jo
al cultivo de cereales, que ya estan seleccionados: cebada, trigo y escanda. Estos tres
cereales son distintos en cuanto a rendimiento, calidad y resistencia. En las tierras
de regadio del sur, donde pronto aparece la salinization, predom ina ampliamente
la cebada (con proporciones del orden de 5:1). Se utiliza para la alim entation solida
hum ana, pero tambien para hacer cerveza y reforzar la alim entation de los animales
de tiro. En el sur, el trigo y la escanda siguen siendo producciones marginales, en
cierto sentido de lujo. Mas al norte la proportion es distinta, mas equilibrada.
No todas las tierras estan cultivadas, es mas, tenemos indicios de que las admi-
nistraciones de los templos practican sistematicamente una simple rotation bienal:
un ano de cereales y otro en barbecho. Los rendimientos siguen siendo muy elevados
(del orden de 20:1 o 30:1 entre cosecha y simiente), ya que todavia no intervienen
los factores de degradation (por la sobreirrigacion y la salinization) que tantos pro-
blemas crearan a la agricultura del sur mesopotamico en los siglos posteriores. Por
ahora no estan muy difundidos los cultivos de verano (como el sesamo), que en el
segundo milenio contribuyo a hacer mas intensivo el ciclo agricola y a generalizar
las rotaciones, pero tambien condujo r&pidamente a la sobreexplotacion y al colapso.
Con estos rendimientos, hasta ahora desconocidos y sin precedentes a escala mun-
dial, no resulta dificil acumular excedentes para el sustento de los especialistas y las
clases dirigentes administrativas y sacerdotales. La proportion que se reserva para
la sementera del ano siguiente es irrelevante, y tampoco es muy im portante lo que
se deja en el sitio para alimentar a los campesinos, de modo que buena parte de las
cosechas (algo asi como dos tercios) va a parar a los silos de los templos y palacios.
Estos excedentes ponen en marcha el mecanismo redistributivo, que ya hemos visto
en action en la epoca de la primera urbanization. Pero se advierten ciertas diferen-
cias, que no solo se deben a la distinta naturaleza de la docum entation (sobre todo
arqueologica para Uruk, y sobre todo textos para el Protodinastico). Al parecer, el
sistema redistributivo de Uruk se basaba en el reparto directo de raciones alimenta-
rias. En cambio, durante el periodo Protodinastico, aunque se siguen repartiendo
raciones entre el personal accesorio (campesinos que realizan prestaciones periodi-
cas), parece que la redistribution entre los dependientes fijos se realiza de otras for
mas, como la retention de una portion de las cosechas por parte de los colonos, o
la entrega de tierras (con colonos incluidos) para los especialistas urbanos. Es un
sistema mas evolucionado, y tambien mas estable, aunque la estabilidad favorece a
los dependientes, mientras que para el templo senala el principio de una parcelacion
Η a lo c H o r r o C a n n r A m a /ΐΊ ^ n n a a n ta f m m n p 1a o n l a o n n n η η ΐη η η η < /\Μ Λ η ·,
u v iu j i i b u a o v ia ^ i u ^ i v u a u , t j u v w n l i > i i i u i i u a ju u a a ig iia u u u c d ic n ijjv jia ic 5 y
bajo condition (la prestacion del servicio), pero de hecho tienden a consolidarse y a
transmitirse por via hereditaria. Ya hemos visto que el sistema «personalizado» del
palacio influye en el tipo de propiedad familiar; como contrapartida, la costumbre
de la transmision familiar del patrimonio socava el sector de la gran organization.
En los centros urbanos, gracias a la docum entation arqueologica, conocemos los
progresos de una artesania de gran calidad, asi como los del comercio a larga distan-
cia, que proporciona los materiales. Colecciones personales de joyas, armas de para-
da, objetos dedicados en los templos e instrumentos musicales son buena muestra
de que los materiales valiosos eran asequibles, y denotan una maestria artesanal que
situa a la Baja Mesopotamia del Protodinastico III en la position mas avanzada de
la tecnologia protohistorica. Los ajuares encontrados en las tumbas reales de Ur do-
cumentan esta situation en su nivel socioeconomico mas elevado, y evidentemente
LIBER
DOCUMENTO: L a AGRICULTURA DE LA BAJA MESOPOTAMIA EN LA fiPOCA PROTODINASTICA
b) Rendimientos (en litros por hectarea) de los cereales de Lagash (Protodinastico III).
campos 1 2 3 4 5 6 7 8 9 media
cebada 927 1.763 2.236 2.518 2.742 2.863 3.089 3.226 3.493 2.539
escanda 1.656 2.354 3.694 4.906 1.968 4.939 - - - 3.253
trigo - - - - 1.800 2.000 - - - 1.900
1
c) Evidencia para la rotation simple cultivo/barbecho: el cultivo de los campos 1-4 se alterna con el de los 5-9.
LA MESOPOTAMIA
Shashdua + + + + +
Kun-Enlilepada + + + + +
Ummezagnusi + + + + +
PROTODINASTICA
Nuzi Gudea Ur III
1 2 3 4 5 6 7 8 9 media 2250 2150 2050
cebada (5e) 70 75 77 80 83 88 100 100 100 83,7 67 94 98,15
escanda (ziz) 30 25 22 20 17 11 — — — 15,7 14 5 1,70
trigo (gig) — — 1 — — 1 — — — 0,6 19 1 0,15
L/1
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L
156 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
hay un descenso de calidad en los objetos pertenecientes a clases sociales mas bajas.
Al mismo tiempo, los textos administrativos dan los primeros detalles explicitos so
bre la organization artesanal, los procedimientos tecnicos y la terminologia de los
materiales, los objetos y las aleaciones metalicas, confirm ando el control del templo
y el palacio sobre los sectores de la transform ation especializada.
En las propias ciudades hay fuertes concentraciones de mano de obra, sobre todo
en dos sectores centrales de la economia. El prim ero es la molienda de los cereales.
Al no haber recursos tecnicos para aprovechar las fuerzas naturales, la production
de harina es el resultado del trabajo largo y penoso de mujeres con sencillos molinos de
piedra (morteros) de tradition neolitica. Este trabajo, que ya resulta pesado a escala
familiar, ocupa a un niimero elevado de mujeres cuando se realiza a escala de las
grandes o rg an izatio n s redistributivas. La otra concentration de mano de obra (tam
bien femenina, cuando no infantil) es el sector textil. La hilatura y el tejido tambien
se realizan con instrumentos neoliticos: huso, rueca y telar horizontal. Las grandes
cantidades de lana que llegan a los centros urbanos y se convierten en panos, tanto
para uso interno como para la exportation (los tejidos son el tipico producto artesa
nal destinado a la exportation), son m anufacturadas en autenticas fabricas, donde
mujeres de condition servil y origen a menudo extranjero dedican muchas horas de
trabajo a esta tarea. Estos sectores con una gran concentration de trabajo de bajo
nivel tecnico contrastan con todos los demas sectores de la transform ation —desde
la metalurgia hasta la elaboration de las piedras duras—, de los que se ocupan gru-
pos reducidos de artesanos especializados.
del poder politico con el templo a una separation entre el culto y la politica. La apa-
ricion de la realeza «laica» (la que corresponde a los terminos e-gal y lugal) es una
cuestion, hasta cierto punto, contradictoria. En el piano ideologico sigue siendo fun
damental la legitim ation divina de la realeza, y por lo tanto la subordination del
rey al dios, y la presentation de su obra como una fiel y eficaz realization de la vo-
luntad divina. Pero en el piano administrativo surge la necesidad de subordinar los
templos a la adm inistration estatal unificada, convirtiendolos en puntos cruciales
o articulaciones intemas sometidos al poder de decision del palacio. La primera cues
tion tiene un alcance mas amplio y afecta a las relaciones del rey con toda la pobla-
cion, mientras que la segunda afecta sobre todo a las relaciones de fuerza en el inte
rior de la clase dirigente.
Tambien se plantea el problema de las relaciones entre las ciudades estado, y no
solo, como veremos, en la politica concreta economica y militar, que se traduce en
guerras fronterizas end6micas e intentos ocasionales de hegemonia, sino tambi6n en un
piano mas «elevado», juridico-ideologico. La pluralidad de dioses, reconocida por
todos, hace que se considere legitima una pluralidad de centros politicos, mas o me-
nos uno por ciudad, es decir, uno por dios. Desde el punto de vista de cada ciudad
se tiende a elevar el rango del dios propio, colocandolo por encima de los de las otras
r in H tiH ^ c Q p frtT *T m i 1o n im o c / / tp n lriiT iQ C U \r n o n ρ ο Ι λ η ί q c Η ϊ υ ϊ η α c / ih a \ r a r i o n H a u n o c
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siempre que respete las convenciones sociales y religiosas que hacen que la poblacion
le reconozca como legitimo. Las funciones basicas del rey son la adm inistration per-
manente de la economia y la defensa ocasional contra los ataques enemigos. Los pianos
de responsabilidad son dos: uno divino y otro real. El rey tiene la responsabilidad
operativa de crear y controlar las infraestructuras productivas y el sistema redistri
butive, en todas sus vertientes. Pero las buenas cosechas se deben al dios. Y en la
guerra, el rey esta al m ando de las operaciones, pero el resultado del enfrentamiento
lo decide la voluntad del dios, o mejor dicho las voluntades contrapuestas de los dio-
ses contendientes. Sin embargo, el comportam iento del dios —ya que su poder y jus-
ticia estan fuera de duda— es a su vez reflejo del com portam iento real. El dios deja-
ra de favorecer las cosechas o proteger a la ciudad cuando el rey (representante de
la com unidad hum ana ante el m undo divino) haya cometido alguna infraction. Por
lo tanto, hay una tercera funcion de la realeza no menos importante que las anterio-
res: el culto. El rey, ademas de ser el responsable directo de la comunidad hum ana
de su reino, es responsable de las buenas relaciones con la divinidad, para evitar asi
los desastres naturales u otras calamidades que estan fuera de su aicance. Se pueden
establecer buenas relaciones con la divinidad si se dispone del hombre adecuado en
el mom ento adecuado, y luego, dia tras dia, m anteniendo un dificil equilibrio.
El problema de la legitimidad es completamente ideologico. La justification del
• .λ λ Ι i A r y A /Ια 1« C l n1>n n
p u u w i, t u i t a i i u a u , u t i a w a p a w iu a u μ α ί α ^ j g i u i a n u . ω i c j i| u c s u t t u t a » u
predecesor por la via hereditaria norm al tiene una legitimidad obvia, pero no ocurre
lo mismo con los usurpadores o los reyes nuevos. Estos tratan de justificar su posi
tion argumentando que, si el dios les ha elegido a ellos entre una multitud ilimitada
de posibles candidates, es porque sin duda poseen las dotes especialisimas del buen
rey. El nuevo rey se tendra que preocupar de cuidar con esmero su relation con el
dios: el culto diario, las fiestas mensuales, las fiestas anuales (el «Ano Nuevo» es
el momento crucial, como en todas las sociedades campesinas) y las ofrendas no pe-
riodicas form an un complejo ceremonial, dirigido por los sacerdotes, en el que el
rey es el prim er actor, como legitimo representante de la comunidad urbana ante el
dios de la ciudad.
Esta com bination del funcionamiento adm inistrativo de la gran maquina redis-
tributiva y su justification religiosa es algo irrenunciable, ya que la maquina se basa
en unas desigualdades demasiado evidentes y dolorosas, y no se puede apoyar linica-
mente en sus mecanismos materiales. El campesino mesopotamico, oprimido por los
incontrolables fenomenos naturales (inundaciones, sequias, salinization o langostas)
y la insoportable adm inistration central, necesita saber que se hace lo posible para
que todo este controlado y funcione con eficacia y justicia, en funcion del bien co-
miin, cuya hipostasis es el dios de la ciudad. Pero m ientras el templo despersonaliza-
do no necesitaba crear una imagen que trascendiera su propia existencia, el rey —ser
hum ano cuyo papel podria ser representado, o por lo menos codiciado, por muchos
otros seres hum anos— necesita crear una imagen que le haga aparecer como fuerte,
justo y capaz. Las primeras inscripciones reales en objetos dedicados, halladas en
los templos (vasos de piedra o de metal, arm as votivas, estatuas del propio rey) o
bajo los cimientos de las obras emprendidas por el (construction de templos, excava
tio n de canales), pretenden «reclamar» la eficacia y el poderio del rey, asi como su
estrecho vinculo con el dios. Algunos objetos, por su pequeno tamano o su coloca
tion (bajo los cimientos de un edificio) solo pueden haber sido portadores de un men-
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 159
saje p ara u n receptor imaginario (la propia divinidad o los reyes futuros). Pero su
existencia y su form ulation reflejan una necesidad real, que habra encontrado otras
vias para llegar a sus verdaderos destinatarios. Por lo demas, pronto se empiezan
a erigir monumentos celebrativos (estelas triunfales, estatuas reales). D ada su majes-
tuosidad, su emplazamiento (en el templo) y sus figuraciones iconicas (mas que su
mensaje escrito), pudieron alcanzar cierta difusion directa, que se sum ara a la fun-
cion basica de su intrinseca existencia.
Las primeras formas de un aparato celebrativo de la realeza, desde la celebration
de las fiestas hasta la erection de monumentos, alcanzaran un notable desarrollo,
pero aparecen ya con toda su eficacia y reflejan una necesidad. La inmovilizacion
de riqueza y vidas hum anas en las tum bas reales de U r indica que la com unidad pro-
todinastica acepta la imagen del rey como legitimo, esencial, y casi sobrehumano tra-
mite entre dicha comunidad y la esfera sobrenatural de la que dependen la conserva
tio n y la reproduction de la vida.
5. El m u n d o d i v i n o y l a f u n d a c i 0 n mi' t i c a
Los campesinos que mantienen a las capas privilegiadas de la ciudad creen que estan
manteniendo a la divinidad, lo cual redunda en su provecho. El sistema redistributi-
vo, que al ser demasiado amplio y desequilibrado ya no es visto como una centrali
zation de las relaciones de reciprocidad (intercambio de obsequios y prestaciones), se
apoya en el concepto de «consumo», pero esta vez los consumidores son sobrenatu-
rales. Hay una cesion de bienes presentes con vistas a una contrapartida futura: tal
es el sentido basico de las ofrendas y sacrificios a la divinidad.
Igual de im portante es la justification «m itica» del m undo en sus formas actua-
les. Consiste en situar la figura de un dios o un heroe fundador en el origen de los
aspectos fisicos y culturales de la vida actual. El hecho se sitiia en un tiempo mas
o menos remoto (en cualquier caso, fuera del alcance de la memoria historica), se-
gun la im portancia del elemento en cuestion. La prim era organization del mundo
se situa en un pasado inicial, y se atribuye a un dios supremo (que ya no es activo
en el panteon actual), mientras que otros aspectos mas especificos se atribuyen a dis-
tintas divinidades, que siguen «funcionando» en ese determinado sector: un dios para
el ganado, otro para los cereales, otro para la escritura, etc. Sin una separation clara,
van apareciendo seres semidivinos o incluso no divinos, que suelen ser reyes antiqui-
simos, a los que se debe la introduccion de nuevos elementos en la organizacion so-
ciopolitica, el progreso tecnico, o simplemente el paisaje urbano. Y en este sentido
alguno de los reyes actuates puede aiin dar su contribution (construction de un tem
plo, introduccion de una nueva fiesta, etc.), incorporandose asi a la m eritoria lista
de aquellos (reyes o dioses) que han iniciado algo.
No hay una separacion clara entre la esfera divina y la de los heroes. Podemos
imaginar que dicha separacion se sitiia en la distincion entre naturaleza y cultura.
A los dioses les corresponderia la «fundacion» de los hechos naturales, y a los hom-
bres ia «fundacion» de las instituciones sociales. Por un lado, es preciso histonzar
la propia distincion entre naturaleza y cultura; por otro, destacar que la distincion
entre heroes y dioses se difum ina a proposito, para asi otorgar rasgos divinos a los
prototipos miticos de la realeza y el poder humano. Todavia hay quien sostiene que
algunas divinidades incluidas en la lista real sumeria (de Dumuzi a Gilgamesh) tie-
nen un origen hum ano e historico.
Naturalmente, todas estas historias miticas, con una intention «fundadora» mas
o menos obvia, estan sujetas a un proceso de reinterpretacion y nueva redaction a
medida que cambian los problemas y las situaciones. Los problemas que tratan de
resolver los mitos estan «datados» (desde luego, se refieren a periodos prolongados,
aunque a veces 1a referencia es mas concreta). N o se puede afirm ar que el conjunto
de los «mitos de fundacion» se remonte al periodo Protodinastico. A veces fundan
realidades posteriores. Asi, la cuestion de la inm ortalidad del rey (que es el eje del
mito de Gilgamesh) se plantea cuando aparece la costumbre de divinizar al rey (cuya
supuesta inm ortalidad se somete a la prueba de los hechos, y por tanto requiere una
explication). Ahora bien, esta practica solo empieza con la dinastia de Akkad. En
cambio, un mito como el de Adapa, que tambien ha llegado hasta nosotros a traves
de una redaction mas reciente, se puede rem ontar en su primera form ulation a una
epoca muy antigua, pues antigua es la cuestion que lo suscita: hacer saber a la po-
blacion que los sacerdotes no comen el ahtnenio divino, y que aunque liabitan en
la m orada del dios, ellos no son dioses.
La habitual costumbre seudohistorica de Situar en el periodo Protodinastico a
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 161
6. R iv a l id a d e s y h e g e m o n i'a s
•Mebaraggesi ( + )
U thub fniihegai1
•Mesilim ab Ninkisalsi b Lugalshagengur a
Merduba ° Meskalamdug
•Lugaltarzi Lugaldalu °Akalamdug
Ur-Nanshe
Enannaium II
Enetarzi
Wawa Lugalanda
0 = «rey de Ur»; * = «rey de Kish»; · = «rey de Sumer»; ( + ) = rey atestiguado tambien en la lista real sumeria a - a = sincronismo
atestiguado.
I
Yemdet Nasr II xiv U ruk E an n a III G liptica: estilo Yem det Nasr
(3000-2900) santuario tablillas de Ninive
III I arcaico X III «Riem chen» Cerdmica: ultim as b evelled Yemdet Nasr G aw ra 8
IV II I X II «Palacio» de Yemdet Nasr rim bowls
V 11 XI
LA MESOPOTAMIA
principio adobes y ladrillos gliptica: estilo «brocado» Ninive 5
Protodinastico I Ishtar E G aw ra 7
VI III III X «planoconvexos»
(2900-2750)
ceram ica «escarlata» Assur: Ishtar H
VII IV IX
PROTODINASTICA
V III
II
X v fin adobes y ladrillos «planoconvexos» textos de Lagash Ishtar A Ninive 5
Protodindstico Illb
III gliptica: fase M esannepadda (de U r-Nanshe P alacio «pre- G aw ra 7
(2450-2350)
III tem plo oval de ‘U b aid -Lugalanda a Lugalanda) sargbnico» Assur: Ishtar G
«Protoim perial»
(2350-2300) IV U rukagina
Lugalzaggesi
On
166 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
rey de la linica dinastia de Adab digna de ser incluida. Una inscription de la epoca
paleobabilonia, que mas que una verdadera copia es una falsification, pretende ha
cer creer que el dominio del rey se extendio por toda la periferia mesopotamica: Elam,
Markhashi, Gutium, Subartu, M artu y Sutium, abarcando toda la franja que va desde
Iran, al este, hasta Siria, al oeste. Los evidentes anacronismos indican que el texto
es de redaction paleobabilonia, pero la election de Lugalannemundu debe estar mo-
tivada por alguna realization suya (como veremos en el caso de Sargon).
Mas claro es el caso de Lugalzaggesi de U ruk, del que sabemos, tal como aparece
en sus inscripciones, que derroto y sometio Ur, Larsa, Umma, Nippur y por ultimo
Lagash, controlando asi toda la Baja Mesopotamia. Aunque sus dominios no tenian
una extension universal, ni siquiera para el «m apa mental» mesopotamico (queda-
ban fuera el Diyala, M esopotamia central, Susiana y los cursos medios del Eufrates
y el Tigris), Lugalzaggesi se atreve a afirm ar que los confines de su poder se hallan
en el «m ar inferior» y el «m ar superior». Estas afirmaciones podian ser «fugas ha-
cia adelante» con respecto a la realidad politica concreta, pero no meras invenciones
(pues se corria el riesgo de perder la credibilidad ante un piiblico que conocia la si
tuatio n real). Por ello se puede suponer que Lugalzaggesi llego realmente al Medite-
rraneo. Pudo hacerlo personalmente, a traves de enviados o a traves de simples alian-
zas, comerciales o militares, con las potencias intermedias (Kish, Mari o Ebla: tres
estados que no se sometieron a el). Todo esto es ideologicamente secundario. La ideo-
logia del «imperio universal» considera secundarias las formas concretas de su reali
zation: la im agination precede a la realidad, pero tambien es un importante estimu-
lo para la realizaci6n.
/. L A C R IS I S I N T E R N A Y L U S E D I C I U S UL· R b t U K M A
DOCUMENTO: L a s reform as de U r u k a g in a
LIBER
168 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
de forma irreversible. Quienes salen ganando, en calidad de acreedores, son los miem
bros de las clases que giran en torno a las grandes administraciones del templo o
del palacio, los linicos que poseen excedentes de cereales y otros productos. Resulta
facil arrancar el aplauso de las clases endeudadas senalando a.determinados sacer-
dotes o administradores como responsables de «abusos». Pero mas alia de las res-
ponsabilidades individuates, la tendencia es imparable, con la consolidation de las
organizaciones economicas piiblicas, el enriquecimiento de sus miembros destaca-
dos y la progresiva crisis de las comunidades residuales aldeanas de campesinos
«libres».
LIBER
8. EL IMPERIO DE AKKAD
F i g u r a 4 6 . Extension del imperio de Akkad durante el reinado de Sargon, primera fase (arriba),
segunda/tercera fase (abajo).
LIBER
1 3 .— I IVfcR^Nl
C uadro 12. C ro n o lo g ia m esopotam ica, c. 2350-2000.
LA EDAD
Z im ba e
Rim ush cde 2278-2270 K a<ugc K ibaid i Epit-m upi e
D IN ASTIA d e l o s M&nishtusu f 2269-2255 Eshpum f
SAKKANAKKU
DEL BRONCE
♦Shar-kali-sharri 2217-2193 IV DINASTfA DE URUK K utir-In-Shushinak
LIBER
Ididish 2266-2206
S hi-D agan 2205-2200 Sarlagab
ANTIGUO
c. 2210-2120 S hu-Turul 2168-2154 Puzur-Ili »
Nui-M er 2153-2148 Ur-Utu U r-Baba
lshtup-El 2147-2136 Gudea
Ishkum -Addu 2135-2127 » Ut-N ingitsu
V DINASTfA DE URUK Ugme
2126-2091 Tirigan g U tu-khegalgh 2120-2112 III DIN ASTfA DE UR U rgar
Apil-kin
U r-N aiium i hi 2112-2095 N am m aktai
Iddin-El 2090-2085
(Khutran-tcm ti ?)
Khitlal-Erra 2024-2017
K hannu-Dagan 2016-2008 •Ibbi-Sin m 2028-2004 Kindattu m
47. Extension del imperio de Akkad durante los reinados de Rimush y Manishtusu
F ig u r a
(arriba) y durante el reinado de Naram-Sin (abajo).
LIBER
196 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
LIBER
198 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
el segundo recibe la dedicatoria de los m onum entos celebrativos, a cambio del aval
del nuevo poder.
Despues de las campafias militares hay una segunda fase de organization del co-
mercio a larga distancia. Mas alia de la desembocadura del Eufrates, en el «m ar in
ferior», los comerciantes de los paises de Dilm un (Bahrein), M agan (Oman) y Me-
lukhkha (valle del Indo) hacen afluir sus navios y sus productos hasta los muelles
del puerto fluvial de Akkad. En direccidm contraria, remontando el Eufrates, Sar-
g0n tiene que detenerse personalmente en la ciudad de Thttul; pero aqui el dios Da-
gan le concede el acceso a los recursos de M ari, Yarmuta, Ebla y el «pais alto», hasta
el bosque de cedros y las m ontanas de plata (tal es el significativo nombre del Ama-
nus y el Thurus). Vemos que Sarg6n es realista: su control directo abarca de TUttul
a la orilla mesopotamica del golfo Persico, m ientras que su red comercial va desde
el M editerraneo y A natolia hasta Magan y M elukhkha.
U na tercera fase sienta las bases para la action de sus sucesores. Hay un encuen-
tro victorioso con Elam y Barakhshi, pero 6stos siguen siendo independientes. Evi-
H p n t p m p n t p ta r H p n t p m n r a n n l a P Y n a n c iA n ·Hi»
U W ltlrV U lV llk V ) k M l W V V I V l l i p i *· ·
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LIBER
200 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
De ahi que prevalezca la caracterizacion (nueva) del rey como «fuerte» y vencedor,
como alguien que «no tiene igual ni rival». Las vicisitudes politico-militares ya no
son la expresion de las disputas entre los dioses de las ciudades, sino de la fuerza
heroica del monarca. Sin duda, este aspecto de la realeza (que tal vez tenga su raiz
en el ambiente septentrional y «semita» de Akkad) perturba los planteamientos ideo-
logicos y religiosos, sobre todo en las ciudades sumerias del sur, acostumbradas a
otro tipo de realeza, a las que el m odo de presentarse los reyes acadios les puede pa-
recer arrogante e impio. Este proceso llega a su plenitud cuando Naram-Sin incorpo
ra elementos divinos a su tratam iento e iconografia oficiales. Ademas de «rey fuer
te» (como Sargon), se proclama «dios de su tierra», una especie de divinidad tutelar
que, desde luego, no pretende desplazar a los dioses locales, pero al sumarse a ellos
provoca una profunda revolution en los valores tradicionales. Esto tendra mas ade-
lante sus consecuencias: en un sentido negativo, la caracterizacion de Naram-Sin,
a diferencia de Sargon, como rey impio que tom a decisiones por su cuenta sin con-
sultar a los dioses y estd condenado al fracaso; y en un sentido problematico, las
meditaciones (y «fundaciones» miticas) sobre el problema de la mortalidad y huma-
nidad del rey, a pesar de sus aspectos divinos (ciclo de Gilgamesh). Sin embargo,
en un sentido positivo, la innovation de Naram-Sin sera recuperada durante algunos
siglos (si bien en clave de culto mas que heroica) por los propios reyes del sur sume
rio, lo que indica que iba en la buena direction.
U na cosa es la conquista, y otra la gestion del imperio. Hay que distinguir entre
el micleo, una zona que abarca desde algo mas al norte de Akkad hasta el golfo Per-
sico, y las zonas perifericas. En el micleo del im perio el dominio de Akkad se ejerce
de un m odo compacto, aunque no directo. El gobierno de las ciudades se deja en
manos de los ensi locales, que dependen del rey de Akkad, pero conservan cierta auto-
nomia. Es posible que en algunas ciudades los ensi sean de nombramiento real y ori
gen acadio, mientras que en otras son de origen local. En cualquier caso, sigue es-
tando en vigor el principio dinastico, de m odo que los ensi de Akkad no son
gobernadores (como mas adelante los de Ur), sino dinastas subordinados al nom
bramiento imperial. La dificil relation entre el emperador acadio y el dinasta local
tiene varios campos de aplicacion, desde el tecnico y administrativo hasta el ideolo-
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 201
gico y religioso. En el aspecto administrativo, como veremos, hay una indudable pe
netration economica acadia, con compra de tierras a la corona y la existencia de co-
lonias agricolas en los territorios del sur, que sustrae territorio a los templos en su
gestion de las tierras «piiblicas», e inicia un proceso de unification real. Los propios
prisioneros de guerra, capturados en gran niimero por los reyes acadios en los cam
pos de batalla, son utilizados en trabajos piiblicos directamente gestionados por el rey.
E n el am bito religioso aparece un contraste entre norte y sur. El norte esta repre-
sentado por la deification del rey y el papel de la diosa de Akkad, Ishtar, mientras
que el sur esta representado por los dioses de las ciudades y la divinidad sumeria
hegemonica, que es Enlil, el dios de Nippur. Los reyes dedican una gran atencion
a Enlil y Nippur. En el Ekur estan dedicados los grandes m onumentos que celebran
las victorias, el propio templo es restaurado y potenciado y Enlil figura en una posi
tio n preeminente en el tratamiento real. Hay un intento evidente por parte de Sargon
y sus sucesores de abrir brecha en el sistema politico-religioso de Sumer, establecien-
do una relation privilegiada con el dios que encabeza el panteon, y colocandose auto-
m aticamente por encima de las divinidades locales.
Tkmbien cuidan su relation con los dioses de las ciudades, pero de otra forma,
si es que el caso de Enkheduanna se puede considerar representativo. Enkheduanna
es h ija de Sargon, nom brada por el sacerdotisa de la divinidad ciudadana de Ur,
Nanna-Sin. La presencia de una sacerdotisa de origen acadio e imperial en la presti-
giosa metropoli surefla tal vez se complemente con el intento de instalar una sa
cerdotisa sumeria en el templo de Ishtar, en Akkad. Estos nombramientos cruzados
persiguen la compenetracion etnico-religiosa entre norte y sur, pero el juego de las
asimilaciones, que no siempre son faciles (de la Inanna sumeria con la Ishtar de A k
kad) provoca, por lo menos a corto plazo, fenomenos de rechazo, aunque a largo
plazo (con el ritm o de los hechos culturales, mas que el de las decisiones politicas)
acabaran imponi&idose y desembocando en un sincretismo y una extensa red de iden-
tificaciones.
Con las zonas perifdricas se sigue una estrategia distinta. Su im portancia ideolo-
gica es esencial, ya que el dominio sobre estas zonas permite alardear de un imperio
«universal». La periferia no se puede controlar directa y unitariamente, ya que su
extension es demasiado grande, y la propia topografia politica de las zonas es poco
compacta, con centros urbanos en medio de la estepa, m ontanas y otras zonas de
baja concentration agricola y demografica. Fuera de M esopotamia los intereses
de Akkad son, ante todo, comerciales. Lo principal es controlar las vias de comuni-
cacion, y esto se puede asegurar mediante ia relation de dependencia de los ensi lo
cales (como en las ciudades de Asiria), mediante acuerdos con potencias demasiado
fuertes como para ser reducidas a centros subalternos (Elam), y por liltimo mediante
la creation de bases fortificadas acadias en territorio indigena, como el palacio de
Naram-Sin en Tell Brak, un caso que sin duda no fue el linico, sino mas bien el tipo
de presencia mas frecuente y apropiado para conservar una red comercial de largo
alcance.
Vemos, pues, que nos hallamos a medio camino entre el tipo de organization que
sostenia el comercio protohistorico de U ruk y el tipo mas compacto y territorial
que im plantara el imperio de U r III. La solution acadia deja un amplio margen en
el propio nikleo del imperio, sobre todo en el sur sumerio, para la rebelion politica
y la oposicion religiosa, y deja en la periferia un amplio margen para el desarrollo
LIBER
202 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
3. E l POBLAMIENTO Y LA ADMINISTRACI0N
«26 (gat) el lado norte; 110 el lado este; / 58 el lado sur; 108 el lado oeste. / Superficie de
la parcela: 2 b u r y 9 iku. / (Parcela de) Ur-lshkur, / (nombre de la) parcela: A-geshtinna.»
mente estaba mas arraigada en el norte, donde la estructura social estaba mas influida
por el ordenamiento gentilicio y acusaba menos la influencia del poder del templo,
que en el sur estaba intimamente relacionado con el desarrollo de la primera urbani
zation.
En cuanto a la propiedad del rey, la dinastia de Akkad aplico una politica de cen
tralization de tierras bajo la gestion directa de la corona. Un documento de singular
importancia es el llamado «obelisco de M anishtusu», que registra —con la forma
habitual de los contratos de la epoca: profusion de vendedores, testigos y otras per
sonas implicadas en la transaction— una larga serie de compras de tierras por parte
del rey en la region de M arad, en Mesopotamia central (2.300 hectireas en total, una
extension enorme para el tam ano de las propiedades de entonces). A estas tierras,
compradas segiin las reglas de las transacciones privadas, se sumaron otras apro-
piadas por derecho de conquista, de modo que la casa real acumulo un importante
patrimonio al margen de las administraciones de los templos, que mantenian su auto-
nomia aunque politicamente dependieran del palacio.
Las formas de la adm inistration —organigramas de las funciones, tipos de docu-
mentos y terminologia burocritica— tambien experimentan variaciones, probable-
mente debidas a la difusion de las costumbres del norte. El sumerio y el semitico
coexisten, persisten algunas variedades locales de grafias, pero se impone una escri-
tura «imperial» de gran homogeneidad, elegancia y precision. Es el comienzo de la
unification de la escritura y la adm inistration en la Mesopotamia central y meridio
nal, que culminara en la epoca neosumeria, a consecuencia de otra unification poli
tica mas completa (III dinastia de Ur).
4. El c o m e r c io y l a p e r if e r ia d e l im p e r io
SargOil dingiO pCrSOilalniCutc Su cjCrCitO haSta Tiituil, μυι Un iadu, y hasta cl gol-
fo Persico, por otro. Naram-Sin hasta Ebla (cuando no hasta el Mediterraneo) y has
ta Magan. Si se comparan estos avances con los radios de las luchas anteriores entre
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 205
estados limitrofes, no cabe duda de que bajo la dinastia de Akkad los horizontes,
en poco tiempo, se ampliaron enormemente. El comercio protohistorico y los con-
tactos comerciales entre las ciudades sumerias del Protodinastico tenian ya la misma
am plitud. Sin embargo, este trafico se realizaba a traves de m ultitud de pasos inter-
medios, que facilitaban la afluencia de mercancias lejanas, pero los costes y el tiem
po invertido restaban eficacia. Al parecer, el proyecto de los reyes acadios consistia
en hacer que la esfera comercial y la politica coincidieran, y llegar directamente a
las fuentes de las materias primas sin pasar por la red de interm ediation.
Para ello habia que apoderarse de las redes comerciales que, mas alia de la red
bajom esopotam ica, estaban en manos de Ebla al oeste, de Elam para la meseta ira
ni, y en el golfo Persico giraban en tom o al «puerto franco» de Dilmun. Las expedi-
ciones de los reyes de Akkad fuera de M esopotamia se dirigen precisamente al cora-
ζόη de estos tres circuitos. Sargon distingue todavia entre una esfera de control politico
y conquista militar, que corresponde a Mesopotamia central y meridional, y una es
fera de comercio exterior, ejercido por los propios acadios (en el oeste) o sus socios
(en el este). Manishtusu y Naram-Sin cambian de politica, y procuran apoderarse
de los circuitos de Ebla, Elam y, de una forma menos definitiva (una expedition que
proporciona botin pero no altera el estatus politico), tambien Magan. Pero la apro-
piacion del circuito conlleva en cierta medida su destruction, y el acceso directo, con
violentas expoliaciones y conquistas, puede secar la fuente. La vision centralista de
Mesopotamia, segtin la cual la periferia era una mina de materias primas, salvaje
y casi desierta, a disposition del pais central, no tiene en cuenta el hecho de que los
paises abastecedores poseen sus propios sistemas de extraction, primera elaboration
y comercio, poseen sus propias estrategias e intereses. En el norte de Siria la destruc
tio n de Ebla provoca el retroceso de la organizacion politica a unos niveles de mayor
fragm entation, sin que Akkad sea capaz de hacerse con el control del comercio. La
conquista de Susiana altera el orden politico de la confederation elamita, dificultan-
do la afluencia de materiales desde el extremo noreste irani (por ejemplo, el lapisla-
zuli de Afganistan y el estano de Asia central llegan con mas dificultades y en menor
cantidad que durante el periodo Protodinastico).
El centro de la confederation elamita, la region de Awan, de donde tom a el nom
bre la dinastia real, no ha sido localizado con exactitud, a diferencia de la ciudad
de Susa (que estaba mas expuesta por su proximidad a la Baja Mesopotamia) y An-
shan (TMl-i Malyan). En conjunto, la federation se extendia por buena parte de Iran
suroccidental y meridional, y mantenia relaciones con ciudades florecientes, pero mas
apartadas, como Tepe Yahya (una de las ciudades del pais de Barakhsni-M arknashi)
y Shahr-i Sokhta (que puede ser la A ratta de la mitologia sumeria), puntos cruciales
de la red de comunicaciones por la que pasaban el estano, el lapislazuli, la diorita
y las demas piedras duras y semipreciosas. Al principio, la intervention de Akkad
en este sistema fue cautelosa, y se limito a la ciudad vecina de Susa. Luego fue mas
ambigua, con una alternancia de victorias militares y tratados de igual a igual. Es
dificil saber hasta que punto la intervention acadia fue destructora: por un lado, las
inscripciones reales acadias presentan un panoram a muy duro, pero, por otro, la di
nastia de Awan sigue reinando, sus reyes siguen llevando titulos nada devaluados,
y parece que el ultimo rey, Puzur-In-Shushinak (contemporaneo de Shar-kali-sharri)
es todavia muy poderoso. Con el empieza la decadencia de Awan, que se extiende
a las ciudades de la meseta, como la propia Shahr-i Sokhta. Todas ellas retroce-
LIBER
206
LA EDAD
DEL BRONCE
LIBER
ANTIGUO
F igura 50A. Ocupacidn de la Baja Mesopotamia durante el III milenio. Izquierda, periodo de Yemdet Nasr; derecha, Protodinastico I.
EL IMPERIO
LIBER
DE AKKAD
207
F ig ura 50B. Ocupaci6n de la Baja Mesopotamia durante el III milenio. Izquierda, Protodinastico II-III; derecha, ipoca acadia.
208 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
Sargon + + + - +
Rimush + + + -
Manishtusu + + - -
Naram-Sin - + - + -
Shar-kali-sharri - + — +
Ideologia real acadia. La asuncion del papel heroico-divino por parte de Naram-Sin (1) coincide con u n profundo replanteamiento
F i g u r a 51. g
del tratamiento real (2) y de las relaciones con Enlil (3), dios principal del pant:e0n tradicional.
210 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
m odo que la ocasion votiva es poco mas que un pretexto para la autoalabanza. Al
gunos textos protodinasticos podian tener una riqueza parecida de detalles narrati-
vos (por lo menos en el caso de la estela de E annatum ), pero con una finalidad mas
bien juridica y religiosa, para explicar que la actio n del rey habia sido correcta, jus-
tificada por la defensa de sus propios derechos, acorde con la tradition, garantizada
y alentada por el propio dios, en una palabra, se trataba de una expresion de la vo-
luntad del dios. La narration acadia posee un tono distinto: en ella destaca el papel
central y la iniciativa del rey, pretende dem ostrar que el es el mas fuerte, que no tiene
rivales, que no tiene precedentes.
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UV l a I b C llV L a V ll l a p i V J -
duccion literaria (no epigrafica), porque las obras son bastante posteriores a la di
nastia de Akkad, si bien su redaction final es el resultado de una prolongada estrati-
ficacion, en el curso de la cual han tenido ocasion de sedimentar las tendencias
caracteristicas de varias epocas. La profusion de escenas mitologicas que aparecen
en la gliptica acadia hace pensar que esa m ism a epoca fue decisiva para la elabora
tio n de los mitos en su form a narrativa. En particular, se advierten coincidencias
entre el ideal de fuerza heroica de la realeza acadia y unos ideales similares personi-
ficados por heroes mitologicos, como Gilgamesh o Enmerkar. Las guerras entre el
norte y el sur (Gilgamesh de U ruk contra Agga de Kish), las expediciones militares-
comerciales a tierras lejanas (Enmerkar en A ratta, Gilgamesh en el pais de los ce-
dros), el mismo problema de la divinidad parcial y la problematica m ortalidad del
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 211
rey, son temas que bien pudieran relacionarse con el periodo Acadio. Desde luego,
encajan m ucho mejor en este periodo que en el Protodinastico II, donde las poste-
riores especulaciones historiogrdficas de escribas y mitografos sitiian a estos heroes.
Naturalmente, en el piano funcional, dichas historias son «modelos» para el com-
portamiento de los reyes, pero en su gdnesis las historias miticas estuvieron influidas
por las concepciones de la epoca. Es significativo el hecho de que la redacci0n sume-
ria de los poemas y la ambientaci0n m eridional (Uruk en lugar de Kish) de los prin-
LIBER
212 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
cipales heroes contrasta con la sede de la dinastia acadia. Parece plausible, pues, la
hipotesis de que los mitos de caracter heroico son u n a «respuesta» sumeria a la ideo-
logia imperial acadia, una respuesta que asume el punto de vista del interlocutor ac
tual, pero vuelve a formularlo con arreglo a la trad ition cultural propia, y lo trasla-
da a un pasado «fundador». Por ejemplo, el pequefio poema de Gilgamesh y Agga,
con su evidente compromiso entre la exaltation del invencible heroe de Uruk y el
predominio «real-politico» del rey de Kish, encaja a la perfection tras la victoria de
Sargon frente a Lugalzaggesi, cuando los dinastas de la metropoli meridional pre-
tenden conciliar su dependencia del imperio norteno con una autonomia que hunde
sus raices irrenunciables en el pasado esplendor de la ciudad.
6. Las t r a d i c i o n e s h is t 0 r ic a s a c e r c a d e l o s r e y e s d e A kkad
2 a-mu-ut «presagio
a-ga-del·' de Akkad,
sa ri-mu-us referente a Rimush
ύ ma-na-as-tu-su y Manishtusu»
4 a!-mu-ut «presagio
sa-ah-lu-uq-ti de la ruina
a-ga-del·’ de Akkad»
F ig u r a 53. Pequeflos m odelos de higado procedentes de M ari, con presagios hist6ricos so
bre la d inastia de A kkad.
LIBER
EL IMPERIO D E AKKAD 215
alto, y esta abocado al fracaso. Los reyes posteriores, en sus actuaciones, se guian
por el ejemplo paradigmatico de los reyes acadios, pero en la practica se basan en
la consulta de los presagios. La relation entre el procedimiento magico-operativo de
los presagios y el procedimiento analogico de los ejemplos historicos esta en el he-
cho de que los presagios favorables (de Sargon) son precedentes positivos para la ac
tio n , y los presagios desfavorables (de Naram-Sin) son seflales de cautela o renuncia;
y en el hecho de que el comportamiento correcto de Sargon (acatar la voluntad divi
na) es un m odelo a seguir, pero el com portam iento incorrecto de Naram-Sin es un
ejemplo a evitar.
Admitiendo estas motivationes teol6gicas y operativas, y la tenue conexion con
los textos acadios originales, es evidente que la utilization historica de los textos tra-
dicionales tiene que ser muy cautelosa. Por desgracia, generalmente se ha preferido
buscar un fantasmag6rico «nticleo hist6rico» de las tradiciones, utilizando los tex
tos en funcion de los episodios narrados en ellos, cuando lo correcto seria buscar
las alusiones a las situaciones del tiempo en el que se redactaron, y descubrir con
que fines se redactaron.
Por ejemplo, veamos el relato llamado Rey de la batalla (sar tamhari), quiza el
mas famoso. En el se narra una expedition de Sargon contra la ciudad de Purush-
khanda, en A natolia central, y la interpretation vulgar ve en esto una prueba de que
los acadios comerciaban en Capadocia mucho antes que los paleoasirios. En reali
dad, habria que interpretarlo como un antecedente «fundador» de este liltimo co-
mercio, proyectado hacia un tiempo mas lejano para conectarlo con el heroe Sargon
y asi conferirle u n a validez ejemplar. El poema se centra en la cuestion de los presa
gios: el com portamiento de Sargon es correcto porque decide hacer caso de la indi-
caci6n «descabellada» del presagio divino (el suefto de Ishtar) y no del consejo pru-
dente de los informadores humanos (los mercaderes), y con esa seguridad supera todos
los obstaculos geograficos y consigue llegar hasta el lejano pais, realizando una ha-
zana tan prodigiosa que el monarca local se somete a el sin presentar batalla. Si el
texto tiene que ver con el comercio paleoasirio en Capadocia, no significa que cons-
tituya su precedente historico. Se trata de su fundamento ejemplar: al igual que Sar
gon, los reyes posteriores deberan seguir los consejos divinos y aventurarse en el co
mercio a larga distancia, sin arredrarse por las contraindicaciones de los hombres
y los obstaculos naturales.
La ensenanza de la Leyenda de Naram-Sin es opuesta. Frente a la invasion de
los pueblos del norte (los Umman-M anda), muy numerosos y con aspecto de anima-
les, Naram-Sin, antes incluso de consultar los presagios, envia a unos exploradores
para saber si los invasores son humanos (y se les puede veneer) o espiritus. Esta pri
mera indagacion es «castigada» con presagios negativos. Entonces el rey, en vez de
atenerse a ellos, se envalentona sabiendo que sus adversarios son humanos y les ata-
ca, sufriendo varias derrotas. El desastre es evitado por la intervention de Ea y el
arrepentimiento de Naram-Sin, pero la invasion no es detenida en el campo de bata
lla, sino que sencillamente los invasores se retiran. Si detras del Rey de la batalla ad-
vertimos titubeos sobre la convenientia de emprender expediciones comerciales a larga
distancia, en la Leyenda de Naram-Sin se refleja el debate sobre el m odo de hacer
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cer frente a un enemigo mas numeroso en campo abierto.
O tro famoso texto, la Maldicion de A kka d , ha sido abordado dando demasiada
LIBER
216 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
7. G u t i, l u l l u b i y h u r r it a s
La dinastia de Akkad, que habia unificado M esopotamia durante casi dos siglos,
cayo bajo el empuje de los guti. Estos eran un pueblo montanes de Luristan (montes
Zagros), que aparece en los textos mesopotamicos con el estereotipo de «barbaro»:
«dragones de la montafia», «enemigos de los dioses», «un pueblo que carece de
ataduras», «cubren la tierra como langostas», «no tienen temor de dios y no saben
seguir las disposiciones del culto». Los reyes de Akkad, desde Naram-Sin hasta Shar-
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de los Zagros) y se adentraron en el pais de los guti, pero los problemas y los fines
politico-militares del imperio eran otros: los mayores quebraderos de cabeza proce-
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 217
dian de los ricos imperios del este (Elam) y el oeste (Ebla). Sin embargo, fueron los
guti, bajados de los montes, quienes aprovecharon la crisis de agotamiento y desor-
ganizacion de los liltimos reyes acadios y tom aron el poder en M esopotamia. La lista
real sumeria nos proporciona una larga relation de reyes guti de los que no sabemos
casi nada. La falta de rastros epigraficos y en general culturales guti en M esopota
mia da a entender que su dominio no dejo huellas importantes en la organization
politica y administrativa de la region.
Es probable que el dominio de los guti se concentrara sobre todo en M esopota
mia central (zona del Diyala, Kish y Akkad), permaneciendo contiguo a su pais de
procedencia. En cambio, las ciudades sumerias del sur, pese a estar sometidas de al-
guna form a a la soberania guti, recuperaron gran parte de su autonom ia. El control
ejercido por los guti fue menos «civil» que el acadio, pero tambien menos opresivo
y eficaz, tuvo menos incidencia en la explotacion agricola y, en las ciudades, en el
culto y la adm inistration. Veremos a continuation que las ciudades surefias —de La
gash a U ruk— pudieron recuperar su autonom ia e iniciativa, preparandose para su
resurgimiento politico.
El centro de gravedad de los guti siguio estando en las montaftas (su futuro ven-
cedor, Utu-khegal de U ruk, les acusara de «haberse llevado la realeza de Sumer a
un pais extranjero»). En un relieve rupestre de Sar-i-Pul, en los montes Zagros, tene-
mos u n ejemplo de lo que podria ser la expresion de su ideologia monarquica. Se
trata de una escena de victoria con inscripcion de un rey de los iuilubi, Anu-banini.
La inscripcion y la figuration denotan la influencia de los modelos acadios. Aunque
lullubi y guti son dos terminos distintos, su centro de difusion es mas o menos el
mismo (Luristan). Anu-banini imita el modelo acadio, incluso en su pretension de
dom inio «del m ar inferior al m ar superior», pero en realidad sus dominios se extien-
den mas bien por la periferia m ontanosa, y no por la llanura mesopotamica. M u
chas veces los imperios «generan» una periferia a su imagen y semejanza, y a los
intentos de unification de la zona central mesopotamica (primero con Akkad y lue-
go con Ur III) la periferia responde con intentos de formaciones estatales mas exten-
sas, que tienden a rodear Mesopotamia, pero debido a su evidente fragilidad estruc-
tural solo duran lo que les permite la action militar o el acuerdo tribal que las ha
creado.
O tro ejemplo de formacion politica periferica con pretensiones de universalidad
aparece en territorio linguisticamente hurrita, en la franja que se interpone entre la
llanura mesopotamica y las montaftas. Hay dos inscripciones reales tardo o postaca-
dias que proceden de esta franja, una de Tish-atal, hallada cerca de ‘Am uda (zona
del alto Khabur), y la otra de Atal-shenni, procedente de Samarra (Tigris medio).
Los dos reyes (de nombre hurrita, como hurrita es la lengua de la primera inscrip
cion) proclaman su dominio de Urkish a Nawar. El primer toponim o corresponde
a una ciudad altomesopotamica, tal vez el mismo lugar donde se ha encontrado la
prim era inscripcion (probablemente Tell Mozan). En cambio, el segundo toponimo
se refiere a una region situada al este del Tigris, tal vez el pais interior de Samarra.
Asi pues, esta formacion estatal protohurrita form a un arco que va del alto Eufrates
al Diyala, y ocupa espacios politicos que ha dejado vacios la desaparicion del impe
rio de Akkad y todavia no han sido ocupados por Ur III, abarcando, en el norte,
la zona controlada por los guti.
LIBER