S03-KEMP, Barry. El Antiguo Egipto.

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6.

LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA

1. L a SITUACI0N ETNICA Y DEMOGRAFICA

Tras el parentesis recesivo del Protodinastico I (c. 2900-2750), la secuencia for-


m ada por el Protodinastico II (c. 2750-2600), Ilia (c. 2600-2450) y IHb (c. 2450-2350)
presenta un desarrollo homogeneo, que se puede investigar no solo a partir de una
docum entation arqueologica cada vez mas rica, sino tambien, y por prim era vez,
a partir de textos suficientemente explicitos. A1 principio se trata solo de textos ad-
ministrativos, pero al final del periodo tambien aparecen textos sociopoliticos y juri-
dicos. Comparada con la preponderancia y el relativo aislamiento de Uruk, la situation
geografica, productiva y politica del Protodinastico II-III se caracteriza por un poli-
centrismo mas acusado, con una serie de ciudades estado de dimensiones similares
que se hacen la competencia entre si. Al sur estan Uruk, U r y Eridu, al este Lagash
y Umma, en el centro Adab, Shuruppak y Nippur, y al norte Kish y Eshnunna. Re-
m ontando los cursos del Tigris y el Eufrates aparecen respectivamente Assur y M ari,
nuevos centros de la expansion sumeria. Otras ciudades como Khamazi (en la ladera
de los Zagros, sin localizar exactamente) y Susa no son sumerias, pero estan plena-
mente integradas en el sistema mesopotamico. Mas alia, la influencia politica y co-
mercial irradia en las direcciones acostumbradas: hacia el golfo Persico, la meseta
irani, el sureste anatolico y Siria.
Durante este periodo la poblacion de la llanura mesopotamica es muy superior
a la de todos los periodos anteriores, y esta m ucho mejor repartida regionalmente,
aunque sigue manteniendo la configuration de «islas» de poblacion aisladas entre
si por estepas aridas o tierras anegadizas, unas zonas de cuya funcion politica y eco­
nomica ya hemos hablado. La red de canales es la base de este sistema territorial
integrado. En la larga historia de la ordenacion hidrica de la llanura aluvial, que es
paralela a su estructuracion politica, nos encontramos en el estadio de la friction
y la dificil integration entre las distintas «islas» comarcales. La cohesion interna de
estas ultimas no implica necesariamente una cohesion del conjunto. Lo que es opti­
mo para una zona puede ir en detrimento de otra, pues todas ellas se relacionan con
el flujo de las aguas, y las que estan aguas abajo dependen, obviamente, de las que
estan aguas arriba. De ahi la tendencia general (de larga duration) a un desplaza-
miento progresivo hacia el norte de las zonas privilegiadas, acompaftado de la inevi­
table decadencia de las zonas situadas aguas abajo, a la espera de una unification
politica que planifique toda la llanura, lo cual tal vez suceda demasiado tarde para
evitar la crisis de las ciudades meridionales.
En las zonas de regadio, pobladas y cultivadas, perdura la estructura de varios
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142 LA ED A D DEL BRONCE ANTIGUO

DOCUMENTO: POBLAMIENTO Y DESARROLLO CULTURAL EN


M e s o p o t a m ia : e l l e x ic o s u m e r io d e lo s o f ic io s

1, Terminos del substrata


ertgar ‘labrador’ isbar ‘tejedor’
nukarib ‘hortelano’ asgab ‘curtidor’
sipad ‘p asto r’ as/ag ‘lavandero’
nuhaldim ‘cocinero’ adgub ‘tejedor de caflas’
simug ‘herrero’ pahar ‘alfarero’
nangar ‘carpintero’ sidim ‘albaflil’
tibira ‘metaliirgico’ kurusda ‘cebador de ganado’

2, Terminos sumerios (motivados internamente)


malah ‘barquero’ (md ‘barca’ + lah ‘guiar’)
ar.ar ‘molinero’ (ar ‘m oler’)
ka,zida ‘molinero’ (zid ‘harina’)
$im.mii ‘perfum ista’ (Sim ‘perfum e’ + m ti ‘fabricar’)
m unu4.mii ‘cervecero’ (m unu4 ‘m alta’ + mti ‘fabricar’)
i.sur ‘almazarero’ (1 ‘aceite’ + sur ‘exprimir’)
usan,dii ‘pajarero’ (usan ‘pajaro’ + dii ‘hacer’)
za.dim ‘joyero’ (za ‘piedra preciosa’ + dim ‘hacer, form ar’)
kii.dim ‘platero’ (kii ‘plata’ + dim ‘hacer, fo rm ar’)
bur.gul ‘cincelador’ (bur ‘piedra dura’ + gul ‘grabar’)
dub.sar ‘escriba’ (dub ‘tablilla’ + sar ‘escribir’)
a.zu ‘medico’ (a ‘bebida’ + zu ‘conocer’)
di.kud ‘juez’ (di ‘juicio’ + ku d ‘cortar’)
es.gid ‘agrim ensor’ (es ‘cuerda’ + gid ‘tensar’)

3, Terminos acadios (relacionados con raices semiticas)


damgar ‘mercader’ (acadio tamkarum, raiz m k r ‘vender’)
ragaba ‘correo’ (acadio rakfkajbum , raiz rkb ‘m ontar’, ‘cabalgar’)
ugula ‘vigilante’ (acadio waklum, raiz w kl ‘con fiar’)
sabra ‘prefecto’ (acadio sap(i)rum, raiz spr ‘m an dar’)
sagin ‘preboste’ (acadio Saknum, raiz skn ‘poner’)

niveles: capital central, centros intermedios (con funciones administrativas y produc-


toras-transform adoras descentralizadas) y aldeas. Pero de la combinacion de los tex-
tos con los datos «mudos» de la prospeccion arqueologica se deduce que el propio
concepto de aldea entra en crisis por influencia de la organization central. Junto a
las viejas aldeas, donde viven micleos de campesinos «libres», aunque sujetos a las
prestaciones y tributos al templo de la ciudad, aparecen ya asentamientos agricolas
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LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 143

que son una em anation directa de la organization central, y se encargan de cultivar


las tierras de los templos con m ano de obra no libre.
En el marco de esta diversidad de asentamientos en la llanura, tambien debemos
incluir, en el piano estructural general, a los grupos de pastores; y en el de las varie-
dades regionales, una diferencia entre el norte y el sur que es ecologica y sociopoliti-
ca a un tiempo. La diferencia ecol6gica es la mayor facilidad de la parte alta para
controlar los cursos de agua que, en cambio, tiende a estancarse en la parte baja.
La diferencia sociopolitica es el papel preponderante que posee en el sur la coloniza­
tio n del templo, sin duda administrada, mientras que en el norte queda un espacio
mas amplio para la poblacion «libre».
Estas variables de formas de asentamiento se combinan con las variables etnolin-
gmsticas, que se pueden investigar gracias a la existencia de textos (y nombres pro-
pios). Y a proposito de la historia de la investigation, que a menudo ha simplificado
de form a radical (cuando no inventado) las relaciones causales entre los distintos fac-
tores, conviene hacer dos observaciones. La primera es que la correspondencia entre
los complejos de la cultura material y las entidades etnolingmsticas no se puede pre­
senter como algo simple y univoco. En una zona de poblamiento lingiiisticamente
mixto, como es Mesopotamia, hay que atribuir el progreso tecnologico a la pobla­
cion en su conjunto. Resulta dificil, adem is de arbitrario, atribuir, por ejemplo, un
rasgo cultural determinado a los sumerios, y otro a los semitas. Las posibles diferen-
cias entre norte y sur, sobre todo en el am bito socioeconomico, parecen debidas mas
a diferencias de caracter ecol6gico e historico que a una caracterizacion etnolingiiis-
tica distinta. Y en el ambito politico se ha dem ostrado que las ciudades no se consi-
deraban lingiiisticamente exclusivas, ni consideraban que los conflictos entre ellas
fueran conflictos etnicos.
La segunda observation es que la llegada de los distintos grupos etnicos a Meso­
potam ia es u n problema mal planteado, si se le quiere poner una «fecha» mas o me-
nos precisa. En otras palabras —y sin olvidar que la llanura mesopotamica no estu-
vo habitada «desde siempre», sino que fue la m eta de unas migraciones procedentes
de su periferia—, es arbitrario preguntarse si la cultura de ‘Ubaid es sumeria, o si
los sumerios «llegaron» al comienzo del periodo ‘Ubaid o de la epoca Uruk. En rea­
lidad, no sabemos si su «llegada» fue un fenomeno migratorio datable con preci­
sion, o una lenta infiltration. Los complejos culturales de ‘Ubaid y Uruk —con sus
fu n d am en tals innovaciones tecnologicas y organizativas— estan vinculados estre-
cnamente a sus zonas de desarrollo. No se puede decir que «vinieron» de fuera, de
zonas en las que ya se habrian formado como tales.
En tdrminos que pueden parecer restrictivos, si los comparamos con la historio-
grafia al viejo estilo (que desplazaba pueblos enteros y atribuia los ciclos culturales
a los pueblos), conviene senalar que el desarrollo cultural mesopotamico tiene un
soporte itnico y lingiiistico que es mixto desde el comienzo de la docum entation es-
crita (la linica que puede decir algo positivo al respecto). Sin duda, dentro de esta
mezcla subsisten variaciones en el tiempo y el espacio. Pero si hacemos que estas va-
riaciones se correspondan con las variaciones tecnologicas y organizativas, podemos
caer en simplificaciones arbitrarias.
En el Protodinastico II-III los documentos suelen estar escritos en sumerio, y esto
dice mucho acerca de la preponderancia de este elemento. Por lo general, de esta pre-
ponderancia se deriva la simplification (muy respetable siempre que no se olvide que
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144 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

ΛΥ \ A . \ \
'I Sippar^Z'--· >
A VAViTell Vqair
' I Kuth»XYemdet
Dnl'L \ \ \ \
Babilonla
; \ ^ B o rs ip p a V \\ ^ ^
KazalluV-NAbjj ^aj^bikh— oKesh (Wilaya)

am
'A d a h '
. iabalam
Umma\ |\/G ir s u (Telloh) \
(i-ara) \
L agash (A^-HibSa) \
\
Nina (Surghul) I I
4L i
\
‘Uljaid

1 terrazas fluviales
2 valle
3 delta
4 pantanos
5 estuario
— rios actuales
■ antiguos rios y canales

Fioura 33. La Baja Mesopotamia en el periodo Protodinastico: ciudades, canales, zonas mor-
fologicas.

es precisamente eso, una simplification) de llam ar «sumeria» a esta cultura. La rea­


lidad es bastantc mas compleja. El analisis de !a distribution de nombres propios
demuestra que los semitas (acadios) ya estaban presentes en esta fase (y tal vez an­
tes); y que a una proportion mayor de sumerios en el sur se opone una mayor pre-
sencia de acadios en el norte, en evidente conexion con la localization mas compacta
(antes se decia «la sede primitive») de los pueblos de lengua semitica. Ademas, un
aniilisis del lexico sumerio, sobre todo el de algunos sectores m is significativos, como
los nombres de funcion y oficio, senala la presencia de por lo menos tres aporta-
ciones distintas. Hay terminos «presumerios», atribuidos a una lengua de substra-
to, con probables conexiones en el area irani, sobre todo para las funciones pro-
ductoras basicas, las que, para entendernos, caracterizan a un estadio calcolitico
anterior a la primera urbanization. Encontram os luego terminos propiamente su­
merios, «motivados» en el interior del sumerio, que se refieren a funciones mas
especializadas y funciones de direction y adm inistration. Por ultimo, hay tambien
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LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 145

terminos semiticos prestados, sobre todo para funciones de movilidad y control.


Esta situation, unida a las variantes diacronicas y zonales mencionadas, ha in-
ducido una vision esquematica que postula un nivel «presumerio» (protoeufratico
en B. Landsberger o protoirani en S. N. Kramer), un nivel sumerio y una aportacion
acadia posterior. Los dos primeros elementos habrian llegado del noreste, y el terce-
ro del noroeste. Menor justification tiene el escenario migratorio (concentrado en
el tiempo) que antes se atribuia a estas aportaciones, y que todavia hoy m antienen
para la segunda quienes han aceptado, al menos para la tercera, un escenario mas
dilatado en el tiempo.
En cualquier caso, nos encontramos con una mezcla lingiustica, que se acentiia
cuando examinamos las zonas contiguas (a medida que lo va permitiendo la docu­
m entation escrita). Aparece asi un elemento elamita al este, otro hurrita (o «subar-
teo») al norte, y elementos semiticos no acadios (primero eblaita, luego amorrita)
al oeste. Por lo tanto, en el III milenio los habitantes de M esopotamia tenian una
clara conciencia de la diversidad de lenguas, como se desprende de la existencia de
oficios como el de interprete e instrumentos de escribas como el vocabulario pluri-
lingiie. A m odo de explication o modelo mitico de la situation historica de multilin-
giiismo, la cultura sumeria propone la evolution diversificada a partir de una sola
lengua (hablada en un pasado de miticos origenes). Segiin un esquema de la edad
acadia (cuando el «centro del mundo» era el pais de Akkad), existe la lengua central,
el acadio, la meridional, el sumerio, la oriental, el elamita, la septentrional, el subar-
teo, y la occidental, el amorrita. De esta m anera, el orden etnolingiiistico coincide
con un orden cosmico orientado.

2. La c i u d a d -t e m p l o y l a e s t r u c t u r a s o c ia l

La position central del templo en la ciudad, que se advierte ya desde la fase Uruk
en el urbanism o y la arquitectura, aparece ahora con mas claridad, gracias a la docu­
m entation escrita, en sus dos vertientes de centro ideologico y ceremonial y centro
de decision y organization. El propio planteamiento arquitectonico del templo pro-
todinastico refleja esta bivalencia del templo (o polivalencia, de «institution total»).
Los espacios destinados a m orada divina (la cella, a la que probablemente solo tiene
acceso la clase sacerdotal) estan flanqueados por espacios para la reunion de los fie-
les (natios), y espacios donde se guardan las provisiones y se realizan tareas econo­
micas y administrativas (almacenes, archivos y talleres). Existe cierta ambigiiedad
entre la funcion del templo como centro directivo de la ciudad-estado (que se remon-
ta a un estadio arcaico, cuando no «originario»), y como celula (de production y
organization, pero sobre todo de culto) en el interior de la ciudad-estado. En el pe-
riodo Protodinastico, el centro directivo se sitiia aparte, como «palacio», mientras
el templo —o mejor dicho los templos, ya que el centro urbano suele tener mas de
uno— conserva sus funciones de culto y tam bien sus consolidadas funciones econo­
micas, aunque ya estan integradas en la organization estatal global. En el reparto
de funciones entre el templo y el palacio, el primero se queda con la primacia ideolo-
gica (incluyendo la legitimation divina del poder), pero el segundo se queda con la
primacia operativa.
E n el ambito de la organization interna es importante senalar que la vision me-
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1 0 .— LIVHRAN1
146 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

34. E l templo protodinastico. Los dos templos ilustrados proceden de Khafaya, pe-
F ig u r a
riodo Protodinastico Ilia. Arriba, el templo de Sin, nivel IX. Abaio, el templo de Nintu, nivel VI.

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LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 147

El palacio protodinastico. Arriba, el palacio de Eridu. Abajo, el palacio A de


F ig u r a 35.
Kish, ambos del periodo Protodinastico Ilia.

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148 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

sopotam ica reiine templos, palacios y casas familiares en la categoria unitaria de


«casa» (en sumerio e, en acadio bitum ), en el sentido de «unidad productiva» y ad-
ministrativa, celula basica de la sociedad. Se trata de un concepto fundamental a
lo largo de toda la historia mesopotamica. Si, por un lado, las casas privadas («casa
de Fulano de Tal») son patrim onio y residencia de sus propietarios, y sedes de sus
actividades econ0micas, por otro, tambien los templos («casa del dios Tal») son pa­
trim onio y residencia del uios, y sede de las actividades economicas realizadas en
su nombre. El «palacio» es simplemente una «casa grande» (este es el significado
del sumerio e-gal, y del acadio ekallum), que reproduce la estructura hogarefta a una
escala enorme, estableciendo con las demas casas (las que siguen siendo pequeflas),
ya sean privadas o del templo, una relation de dependencia y tributariedad.
En el Protodinastico los templos ya tienen una larga historia, mientras que el pa­
lacio es bastante mas reciente. Despues del prim er palacio de Yemdet Nasr (y otros
anteriores de zonas perimesopotamicas), a partir del Protodinastico Ilia aparecen
palacios en el sur de M esopotamia (Eridu), y sobre todo en el norte (Kish: pala­
cios A y P; Mari). Significativamente, es la epoca en la que aparecen las primeras
inscripciones reales, de Enmebaragesi a Mesilim y la dinastia del cementerio real de
Ur (cf. mas adelante). A una clase dirigente del templo, anonim a en el sentido de
plenipotentiaria del dios, como habia sido la clase dirigente de la ciudad-templo desde
el periodo Uruk Antiguo hasta el Protodinastico I, le sucede una clase dirigente «lai-
ca», detentadora de un poder que mantiene una relation dialectica con su propio
centro de legitim ation y necesita afianzar una imagen mas personalizada de la reale-
za, haciendo hincapie en unas «dotes» hum ana y socialmente comprensibles, como
la fuerza o la justicia.
Aun despues de la aparicion de palacios laicos, sigue siendo muy importante la
funcion economica (ademas de ideologica) del templo. Pero ya esta mas matizada
segiin los casos, y condicionada por la existencia del palacio. En una misma ciudad
coexisten templos muy extensos y complejos, donde sin duda se realizan actividades
economicas, y otros bastante sencillos, que evidentemente solo se dedican al culto.
La coordination de los templos entre si y con el palacio es una necesidad ideologica
y administrativa. Al principio, los dioses titulares de los templos (que se diferencian
entre si por su personalidad, sexo, sector de incumbencia, mitologia y simbolismo
iconico) tienen relaciones familiares, y despues acaban formando parte de autenti-
cos sistemas «teologicos», que no por casualidad difieren de unas ciudades a otras.
Al mismo tiempo, la red de propiedades y actividades economicas de los templos
se organiza a traves de la familia real, cuyos miembros son «titulares», a escala hu­
m ana, de los templos, reflejo de la estructura familiar divina.
El templo deja de ser el centro y se convierte en una celula del estado palatino,
cohesionada, pero similar a las otras celulas, y por lo tanto modulo que puede mul-
tiplicarse para servir de apoyo a una organization politica amplia y ampliable. En
el interior del templo hay una jerarquia de administradores sacerdotes que, en lineas
generales, mantiene un organigrama ya trazado en los textos arcaicos de Uruk (y so­
bre todo en las listas de oficios de Uruk III). Por debajo de los dirigentes esta la
categoria de los «vigilantes» o jefes de equipo, y luego el numeroso grupo de los tra-
bajadores. El templo se ocupa de varios sectores: la adm inistration, el almacena-
miento, los servicios (que se concentran incluso fisicamente en torno a el), y la pro­
duction prim aria. Entre los distintos sectores y niveles, hay un gran numero de
LIBER
36. Gliptica mesopotamica del Protodinastico II y III. 1-2: estilo de Fara; 3: estilo
F ig u r a
del cementerio real de Ur («fase Meskalamdug»); 4: estilo de la epoca de la I dinastia de Ur
y de la dinastia de Lagash («fase Mesannepadda-Lugalanda»).
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150 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

personas, una gran extension de tierras de cultivo y una proportion importante de las
actividades economicas que dependen del templo.
Precisamente, a partir de documentos administrativos del Protodinastico (y con-
cretamente del Illb en el reino de Lagash) se acuno el modelo de la «ciudad-tem-
plo», una ciudad en la que los santuarios urbanos poseen todas las tierras, de modo
que todos los habitantes dependen directa o indirectamente de ellos —no solo en lo
politico, sino tambien como relation iaboral y de m anutencion economica. Hoy dia
este modelo, elaborado a partir de los archivos de los templos en ausencia de docu­
m entation «privada», es insostenible. Se han hecho nuevos calculos de caracter de-
mografico y agrario, con resultados menos totalizadores. Pero las criticas negativas
tienen su lado positivo: la existencia desde el Protodinastico Ilia de documentos ju-
ridicos para la compraventa de tierras que no pertenecen a los templos, o el registro
por parte de las administraciones del templo de u n a fuerza de trabajo temporera y
complementaria que solo puede proceder de fuera de la organization, sefialan la pre-
sencia de una «reserva» de comunidades de aldea con tierras propias y su propia
organization economica.
Naturalmente, la influencia de la «gran organization» del templo o el palacio
sobre el destino de las comunidades de aldea es muy grande. La poblacion de las
aldeas tiene que contribuir a la acumulacion central de productos, sobre todo de dos
maneras: mediante la cesion de una parte del producto (tasacion), o mediante pres-
tacion de trabajo (generalmente agricola y, cuando es necesario, militar). Ademas,
la organization central penetra en el campo. Lo hace fisicamente, con obras de in-
fraestructura hidraulica y roturacion de nuevas tierras, destinadas a ser explotadas
directamente por el templo y sus dependientes. Tambien penetra con una descentrali-
zacion de funciones administrativas, que tienden a convertir las aldeas autosuficien-
tes en piezas del sistema centralizado. Por ultimo, penetra sobre todo como el princi­
pal terrateniente. No sabemos como fue la distribution de las tierras entre el templo
y las aldeas, pero lo mas probable es que el tem plo acabara prevaleciendo, por la
tendencia a utilizar las tierras que se iban roturando a lo largo de los canales nuevos,
lo cual condeno a las aldeas a desempenar un papel marginal, y a obtener beneficios
cada vez mas reducidos.
Las primeras ventas de tierras, que se remontan al periodo de los archivos de Fara
(principio del Protodinastico Ilia), muestran una com bination muy interesante de
tradition e innovation. A la tradition pertenecen las formas ceremoniales que con-
fieren a la compraventa un caracter de relation social total; la pluralidad de los ven-
dedores, que con arreglo a cuotas decrecientes m uy precisas reciben los «dones» de
acuerdo con su grado de parentesco con los vendedores primarios; en suma, los ves-
tigios de una propiedad mas familiar que personal, con unos vinculos que impiden
la enajenacion, a no ser que todos los miembros de la familia participen y esten de
acuerdo. Pero tambien hay innovaciones, como la intervention de agrimensores y es-
cribas urbanos pagados (que proporcionan garantias y una medicion precisa a la tran­
saction, algo que tradicionalmente se confiaba a la presencia de testigos); y el com­
prador linico, que reemplaza a la vieja propiedad familiar e inalienable por otra
personal y convertida en mercancia.
Aunque amplias capas dc la poblacion permanecen «libres» en sus aldeas, y solo
dependen de la ciudad-estado como pagadoras de tributos, prestadoras de trabajo
personal y fieles del dios, la parte de la poblacion que depende del templo de forma
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LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 151

F i g u r a 37. Cultura mesopotamica protodinastica. Arriba, armas de las tumbas reales de Ur.
Abajo, placa votiva de Khafaya con escena de banquete.
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LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO
152

(es decir, economicamente y no solo politicamente), y mas adelante del pa­


in te g r a d a
lacio es cada vez mas numerosa, y sobre todo es la dominante. Empieza a descollar
una clase de administradores, comerciantes, escribas y artesanos especializados que
gira en torno al templo y es portadora de una cultura muy viva, con afanes de inno­
vation rationalization y tambien enriquecimiento. Esto tiene su reflejo arqueologico
»n in mavor riqueza de los ajuares sepulcrales y los exvotos de los templos, la mejora
de las viviendas urbanas y la aparicion de mas objetos de considerable valor.
La distincion en el aspecto funcional entre los dependientes del templo (especia-
listas) y los hombres «libres» (productores de alimento), que desde la epoca de Uruk
habia sido muy tajante, empieza a convertirse, inevitablemente, en una superposi­
tio n economica de caracter clasista. Por ahora la base de la piramide esta bien divi-
dida en el aspecto juridico, sin que haya confusion posible entre los miembros libres
de las comunidades de aldea y los siervos de los templos, que cultivan las tierras de
los especialistas y las de los templos. Pero a m edida que los aldeanos se empobrecen
y sus miembros se ven obligados a vender las tierras, esta distincion se esfuma y se
form a un campesinado no propietario (sean cuales fueren su origen y estatus juridi­
co) que no tiene mas remedio que depender de la gran organization, o de miembros
concretos de ella, para poder sobrevivir.

3. La t ie r r a y e l t r a b a jo

La base economica de la civilization protodinastica sigue siendo la explotacion


agropecuaria de la llanura mesopotamica, y tanto la artesania (por rica que sea) como
el comercio (por intenso que sea) son actividades derivadas. La im plantation de las
«grandes organizaciones» sobre esta base agropecuaria, con su rationalization ad-
ministrativa y mejora productiva, es un proyecto ambicioso y dificil de llevar a cabo,
que solo culminara (con las limitaciones de la tecnologia y la ciencia administrativa
de la epoca) a finales del III milenio, con la III dinastia de Ur. La novedad del Proto-
dinastico es la existencia de textos administrativos, que completan los datos arqueo-
logicos y paleoecologicos, proporcionando u n a vision mas concreta y detallada de
la agriculture y las otras actividades productivas de Mesopotamia en el segundo cuarto
del III milenio.
Ante todo se nlsntcs el dplicsdn ^ro^lem s ds Is par»onc*riir*rM/^n najcoio arrra_
rio. La arqueologia nos presenta un paisaje mixto de tierras de cultivo intensivo, gra­
cias a la irrigation capilar, y tierras marginales de reserva (estepas, pantanos). La
colocation de las parcelas con respecto a la red de canales (tal como aparece en los
pnm eros contratos y catastros) sigue la misma direction que en los periodos poste-
riores. Las parcelas son del tipo «campo largo», tipico de la colonization nueva y
planificada, que guarda una evidente relation con los canales. Las parcelas lindan
con el canal por su lado mas corto, mientras que la direction del arado y el riego
m terno se hacen siguiendo el lado largo, de m odo que un niimero maximo de parce­
las tiene acceso al agua. Por lo tanto, los cultivos se sitiian formando un doble peine
a onllas de los canales, y por fuera limitan bien con la estepa no irrigada, bien con
Ldienos encharcados, bien con otros campos que dan a otros canales. En las zonas
donde hay un contacto mas directo con el agua se cultivan hortalizas (ajos, cebollas
y legumbres) y arboles (palmera datilera), pero la mayor parte de la tierra se reserva
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LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 153

al cultivo de cereales, que ya estan seleccionados: cebada, trigo y escanda. Estos tres
cereales son distintos en cuanto a rendimiento, calidad y resistencia. En las tierras
de regadio del sur, donde pronto aparece la salinization, predom ina ampliamente
la cebada (con proporciones del orden de 5:1). Se utiliza para la alim entation solida
hum ana, pero tambien para hacer cerveza y reforzar la alim entation de los animales
de tiro. En el sur, el trigo y la escanda siguen siendo producciones marginales, en
cierto sentido de lujo. Mas al norte la proportion es distinta, mas equilibrada.
No todas las tierras estan cultivadas, es mas, tenemos indicios de que las admi-
nistraciones de los templos practican sistematicamente una simple rotation bienal:
un ano de cereales y otro en barbecho. Los rendimientos siguen siendo muy elevados
(del orden de 20:1 o 30:1 entre cosecha y simiente), ya que todavia no intervienen
los factores de degradation (por la sobreirrigacion y la salinization) que tantos pro-
blemas crearan a la agricultura del sur mesopotamico en los siglos posteriores. Por
ahora no estan muy difundidos los cultivos de verano (como el sesamo), que en el
segundo milenio contribuyo a hacer mas intensivo el ciclo agricola y a generalizar
las rotaciones, pero tambien condujo r&pidamente a la sobreexplotacion y al colapso.
Con estos rendimientos, hasta ahora desconocidos y sin precedentes a escala mun-
dial, no resulta dificil acumular excedentes para el sustento de los especialistas y las
clases dirigentes administrativas y sacerdotales. La proportion que se reserva para
la sementera del ano siguiente es irrelevante, y tampoco es muy im portante lo que
se deja en el sitio para alimentar a los campesinos, de modo que buena parte de las
cosechas (algo asi como dos tercios) va a parar a los silos de los templos y palacios.
Estos excedentes ponen en marcha el mecanismo redistributivo, que ya hemos visto
en action en la epoca de la primera urbanization. Pero se advierten ciertas diferen-
cias, que no solo se deben a la distinta naturaleza de la docum entation (sobre todo
arqueologica para Uruk, y sobre todo textos para el Protodinastico). Al parecer, el
sistema redistributivo de Uruk se basaba en el reparto directo de raciones alimenta-
rias. En cambio, durante el periodo Protodinastico, aunque se siguen repartiendo
raciones entre el personal accesorio (campesinos que realizan prestaciones periodi-
cas), parece que la redistribution entre los dependientes fijos se realiza de otras for­
mas, como la retention de una portion de las cosechas por parte de los colonos, o
la entrega de tierras (con colonos incluidos) para los especialistas urbanos. Es un
sistema mas evolucionado, y tambien mas estable, aunque la estabilidad favorece a
los dependientes, mientras que para el templo senala el principio de una parcelacion
Η a lo c H o r r o C a n n r A m a /ΐΊ ^ n n a a n ta f m m n p 1a o n l a o n n n η η ΐη η η η < /\Μ Λ η ·,
u v iu j i i b u a o v ia ^ i u ^ i v u a u , t j u v w n l i > i i i u i i u a ju u a a ig iia u u u c d ic n ijjv jia ic 5 y

bajo condition (la prestacion del servicio), pero de hecho tienden a consolidarse y a
transmitirse por via hereditaria. Ya hemos visto que el sistema «personalizado» del
palacio influye en el tipo de propiedad familiar; como contrapartida, la costumbre
de la transmision familiar del patrimonio socava el sector de la gran organization.
En los centros urbanos, gracias a la docum entation arqueologica, conocemos los
progresos de una artesania de gran calidad, asi como los del comercio a larga distan-
cia, que proporciona los materiales. Colecciones personales de joyas, armas de para-
da, objetos dedicados en los templos e instrumentos musicales son buena muestra
de que los materiales valiosos eran asequibles, y denotan una maestria artesanal que
situa a la Baja Mesopotamia del Protodinastico III en la position mas avanzada de
la tecnologia protohistorica. Los ajuares encontrados en las tumbas reales de Ur do-
cumentan esta situation en su nivel socioeconomico mas elevado, y evidentemente
LIBER
DOCUMENTO: L a AGRICULTURA DE LA BAJA MESOPOTAMIA EN LA fiPOCA PROTODINASTICA

a) Contrato de compra de un campo, de Fara (c. 2550).


«4 minas de cobre: precio (nl-sax) del campo. Este campo (mide) 2 iku. 4 minas de cobre: adici0n (rii-diri). 52 minas
de cobre y 2 ul de cebada: regalo (ni-ba). 2 minas de lana para tejido, 1 vestido TLJG.ME.GAL, 20 panes, 20 dulces, 4
medidas de ..., 4 medidas de ..., 1 litro de grasa (para) Di-Utu y Ur-Elum que son quienes han “ comido” el precio (/«'-
sax-kti, es decir, los vendedores). 1 ul de cebada para Nin-azu. 20 litres de cebada, 10 dulces, 1 medida de ..., 1 medida
de ..., para Ursag-kazida.
»Testigos (Ιύ-ki-inim ): Ur-abzu el escriba, E-urbidu, Ur-mud jefe pescador y mercader, Lu-kisalsi, Sag-antuku, Lugal-
nigzu el alfarero, E-kigala, Ur-mud, ..., Badada, Ur-Gula el escriba.
»1 m ina de cobre, 10 panes, 10 dulces, 1 medida de ..., 1 medida de ..., para Ige-nugi el agrimensor (dub-sar-gdna).
»Ur-Enlil el gran sacerdote-galla es quien ha com prado el campo (lti-gana-sax).
»(E1 aflo en que) N am m akh era eponimo-da/.
»(Nombre del campo:) E-musub.»

b) Rendimientos (en litros por hectarea) de los cereales de Lagash (Protodinastico III).

campos 1 2 3 4 5 6 7 8 9 media
cebada 927 1.763 2.236 2.518 2.742 2.863 3.089 3.226 3.493 2.539
escanda 1.656 2.354 3.694 4.906 1.968 4.939 - - - 3.253
trigo - - - - 1.800 2.000 - - - 1.900
1
c) Evidencia para la rotation simple cultivo/barbecho: el cultivo de los campos 1-4 se alterna con el de los 5-9.

Nombre del campo Enetarzi Lugalanda Urukagina


4 5 1 2 3 4 5 6 0 1 2 3 4
Daishgarmud + + + + +
Sagatur + + + + +
Duabuk + + + + + + +
Daghia + + + + +
Nigin + + + + +
Ugig + + + + +

LA MESOPOTAMIA
Shashdua + + + + +
Kun-Enlilepada + + + + +
Ummezagnusi + + + + +

d ) Porcentajes de los cultivos de cereales (Lagash, periodo Protodinastico).


LIBER

periodo Protodinastico III Comparaciones

PROTODINASTICA
Nuzi Gudea Ur III
1 2 3 4 5 6 7 8 9 media 2250 2150 2050
cebada (5e) 70 75 77 80 83 88 100 100 100 83,7 67 94 98,15
escanda (ziz) 30 25 22 20 17 11 — — — 15,7 14 5 1,70
trigo (gig) — — 1 — — 1 — — — 0,6 19 1 0,15

L/1

L
156 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

hay un descenso de calidad en los objetos pertenecientes a clases sociales mas bajas.
Al mismo tiempo, los textos administrativos dan los primeros detalles explicitos so­
bre la organization artesanal, los procedimientos tecnicos y la terminologia de los
materiales, los objetos y las aleaciones metalicas, confirm ando el control del templo
y el palacio sobre los sectores de la transform ation especializada.
En las propias ciudades hay fuertes concentraciones de mano de obra, sobre todo
en dos sectores centrales de la economia. El prim ero es la molienda de los cereales.
Al no haber recursos tecnicos para aprovechar las fuerzas naturales, la production
de harina es el resultado del trabajo largo y penoso de mujeres con sencillos molinos de
piedra (morteros) de tradition neolitica. Este trabajo, que ya resulta pesado a escala
familiar, ocupa a un niimero elevado de mujeres cuando se realiza a escala de las
grandes o rg an izatio n s redistributivas. La otra concentration de mano de obra (tam­
bien femenina, cuando no infantil) es el sector textil. La hilatura y el tejido tambien
se realizan con instrumentos neoliticos: huso, rueca y telar horizontal. Las grandes
cantidades de lana que llegan a los centros urbanos y se convierten en panos, tanto
para uso interno como para la exportation (los tejidos son el tipico producto artesa­
nal destinado a la exportation), son m anufacturadas en autenticas fabricas, donde
mujeres de condition servil y origen a menudo extranjero dedican muchas horas de
trabajo a esta tarea. Estos sectores con una gran concentration de trabajo de bajo
nivel tecnico contrastan con todos los demas sectores de la transform ation —desde
la metalurgia hasta la elaboration de las piedras duras—, de los que se ocupan gru-
pos reducidos de artesanos especializados.

4. E l GOBIERNO DE LAS CIUDADES: ENTRE ADMINISTRACI0N E IDEOLOGIA

El territorio de la Mesopotamia protodinastica se divide en varios estados de di-


mensiones «comarcales» (unos 30 km de diametro), equivalentes en recursos y ran-
go. Son el resultado de una reestructuracion que tuvo lugar, tras el predominio ini­
tial de Uruk, durante el periodo de Yemdet Nasr y el Protodinastico I. Cada ciudad
es gobernada por una dinastia local, cuyo titulo varia de unas ciudades a otras. En
Uruk se usa el termino en «(gran) sacerdote», en Lagash el termino ensi «artifice
(del dios)», y en Ur y Kish el termino lugal «rey». No son terminos equivalentes,
ni por sus implicaciones ideologicas ni por su valor politico. El primero subraya que
el poder real procede del ambito del templo, donde tuvo su primera form ulation.
cu ii a cgu iiu u — __ Λι a\__ _______ Λ_______ _ ___J ____________ i___
p ic d c iu a a i u m aM a c u n iu u c p c iiu ic iu c u c i u iu j >c iu u a u a n u , u liic ju i UlCllU,
como su adm inistrador fiduciario. El tercero (literalmente «hombre grande»), que
destaca las dotes propiamente hum anas (en sentido fisico y socioeconomico), y es
paralelo al termino e-gal «palacio» (literalmente «casa grande»), solo aparece en la
epoca protodinastica, mientras que los otros dos estan atestiguados en la epoca Uruk-
Yemdet Nasr. En un sentido mas estrictamente politico, el termino ensi puede impli-
car tambien una dependencia a nivel humano, de m odo que los reyes mas poderosos,
cuando aplican una politica hegemonica con respecto a otros estados ciudadanos y
potencian su actividad belica, tienden a darse el titulo de lugal.
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tumbres ciudadanas y por las variantes historico-politicas, sino tambien porque se
esta produciendo un cambio general. Se pasa de una identification mas completa
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 157

del poder politico con el templo a una separation entre el culto y la politica. La apa-
ricion de la realeza «laica» (la que corresponde a los terminos e-gal y lugal) es una
cuestion, hasta cierto punto, contradictoria. En el piano ideologico sigue siendo fun­
damental la legitim ation divina de la realeza, y por lo tanto la subordination del
rey al dios, y la presentation de su obra como una fiel y eficaz realization de la vo-
luntad divina. Pero en el piano administrativo surge la necesidad de subordinar los
templos a la adm inistration estatal unificada, convirtiendolos en puntos cruciales
o articulaciones intemas sometidos al poder de decision del palacio. La primera cues­
tion tiene un alcance mas amplio y afecta a las relaciones del rey con toda la pobla-
cion, mientras que la segunda afecta sobre todo a las relaciones de fuerza en el inte­
rior de la clase dirigente.
Tambien se plantea el problema de las relaciones entre las ciudades estado, y no
solo, como veremos, en la politica concreta economica y militar, que se traduce en
guerras fronterizas end6micas e intentos ocasionales de hegemonia, sino tambi6n en un
piano mas «elevado», juridico-ideologico. La pluralidad de dioses, reconocida por
todos, hace que se considere legitima una pluralidad de centros politicos, mas o me-
nos uno por ciudad, es decir, uno por dios. Desde el punto de vista de cada ciudad
se tiende a elevar el rango del dios propio, colocandolo por encima de los de las otras
r in H tiH ^ c Q p frtT *T m i 1o n im o c / / tp n lriiT iQ C U \r n o n ρ ο Ι λ η ί q c Η ϊ υ ϊ η α c / ih a \ r a r i o n H a u n o c
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ciudades a otras (la de Eridu, por ejemplo, es distinta de la de Nippur), y de acuerdo


con ello tam poco se considera que las relaciones entre estados tengan que ser necesa-
riamente de igual a igual, sino que estarian sujetas a una escala de valores. Ademas,
a la pluralidad sincronica se aflade una pluralidad diacronica: tambien en la misma
ciudad se suceden diferentes dinastias, y los cambios de manos del poder requieren
una justification teologica. Por lo tanto, la unidad basica es la bala «dinastia», vin-
culada a una ciudad y al dios correspondiente, que concede o retira su aval segiin
el com portam iento de los monarcas. Pero al igual que las distintas teologias aislan
unas eminencias unificadoras en el interior de la estructura politeista, asi tambien
se abre camino la idea de una realeza linica, que circula entre las distintas ciudades,
de dinastia en dinastia, con formas hegemonicas que aiiaden su origen practico a
una justificackm teologica. Veremos c6mo reyes mas poderosos se arrogan el dere-
cho a dirimir conflictos entre las demas ciudades, o asumen titulos que revelan su
control sobre otras ciudades.
Bien distmto es el caso de la ciudad de Nippur, como elemento de mediacion y
unification. En Nippur no encontramos nunca una dinastia hegemonica, pero al tra-
tarse de la ciudad de Enlil, al que todos los sumerios reconocen como dios supremo,
ocupa una position crucial. Los distintos reyes hacen ofrendas votivas al santuario
de Enlil (el Ekur), y buscan una legitimation por parte del dios para un poder que
ya poseen. E n la medida en que la «teologia de Nippur» adquiere preponderancia
en Sumer, se acrecienta el papel de Enlil como arbitro supremo del reparto de poder
entre las ciudades y en cada una de ellas.
Los reyes de las ciudades estado sumerias, una vez lograda la legitim ation inter­
n a (basada en la aprobacion o el sometimiento de la clase sacerdotal local) y la legi­
tim atio n externa (aprobacion de Nippur, red de relaciones con las demas ciudades),
son esencialmente unos administradores del territorio de la ciudad, entendido como
una gran finca. El dios es el dueflo de la propiedad y de sus habitantes, y el rey su
«adm inistrador delegado». Dicho en terminos menos ideologicos, el rey es el amo,
LIBER
158 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

siempre que respete las convenciones sociales y religiosas que hacen que la poblacion
le reconozca como legitimo. Las funciones basicas del rey son la adm inistration per-
manente de la economia y la defensa ocasional contra los ataques enemigos. Los pianos
de responsabilidad son dos: uno divino y otro real. El rey tiene la responsabilidad
operativa de crear y controlar las infraestructuras productivas y el sistema redistri­
butive, en todas sus vertientes. Pero las buenas cosechas se deben al dios. Y en la
guerra, el rey esta al m ando de las operaciones, pero el resultado del enfrentamiento
lo decide la voluntad del dios, o mejor dicho las voluntades contrapuestas de los dio-
ses contendientes. Sin embargo, el comportam iento del dios —ya que su poder y jus-
ticia estan fuera de duda— es a su vez reflejo del com portam iento real. El dios deja-
ra de favorecer las cosechas o proteger a la ciudad cuando el rey (representante de
la com unidad hum ana ante el m undo divino) haya cometido alguna infraction. Por
lo tanto, hay una tercera funcion de la realeza no menos importante que las anterio-
res: el culto. El rey, ademas de ser el responsable directo de la comunidad hum ana
de su reino, es responsable de las buenas relaciones con la divinidad, para evitar asi
los desastres naturales u otras calamidades que estan fuera de su aicance. Se pueden
establecer buenas relaciones con la divinidad si se dispone del hombre adecuado en
el mom ento adecuado, y luego, dia tras dia, m anteniendo un dificil equilibrio.
El problema de la legitimidad es completamente ideologico. La justification del
• .λ λ Ι i A r y A /Ια 1« C l n1>n n
p u u w i, t u i t a i i u a u , u t i a w a p a w iu a u μ α ί α ^ j g i u i a n u . ω i c j i| u c s u t t u t a » u
predecesor por la via hereditaria norm al tiene una legitimidad obvia, pero no ocurre
lo mismo con los usurpadores o los reyes nuevos. Estos tratan de justificar su posi­
tion argumentando que, si el dios les ha elegido a ellos entre una multitud ilimitada
de posibles candidates, es porque sin duda poseen las dotes especialisimas del buen
rey. El nuevo rey se tendra que preocupar de cuidar con esmero su relation con el
dios: el culto diario, las fiestas mensuales, las fiestas anuales (el «Ano Nuevo» es
el momento crucial, como en todas las sociedades campesinas) y las ofrendas no pe-
riodicas form an un complejo ceremonial, dirigido por los sacerdotes, en el que el
rey es el prim er actor, como legitimo representante de la comunidad urbana ante el
dios de la ciudad.
Esta com bination del funcionamiento adm inistrativo de la gran maquina redis-
tributiva y su justification religiosa es algo irrenunciable, ya que la maquina se basa
en unas desigualdades demasiado evidentes y dolorosas, y no se puede apoyar linica-
mente en sus mecanismos materiales. El campesino mesopotamico, oprimido por los
incontrolables fenomenos naturales (inundaciones, sequias, salinization o langostas)
y la insoportable adm inistration central, necesita saber que se hace lo posible para
que todo este controlado y funcione con eficacia y justicia, en funcion del bien co-
miin, cuya hipostasis es el dios de la ciudad. Pero m ientras el templo despersonaliza-
do no necesitaba crear una imagen que trascendiera su propia existencia, el rey —ser
hum ano cuyo papel podria ser representado, o por lo menos codiciado, por muchos
otros seres hum anos— necesita crear una imagen que le haga aparecer como fuerte,
justo y capaz. Las primeras inscripciones reales en objetos dedicados, halladas en
los templos (vasos de piedra o de metal, arm as votivas, estatuas del propio rey) o
bajo los cimientos de las obras emprendidas por el (construction de templos, excava­
tio n de canales), pretenden «reclamar» la eficacia y el poderio del rey, asi como su
estrecho vinculo con el dios. Algunos objetos, por su pequeno tamano o su coloca­
tion (bajo los cimientos de un edificio) solo pueden haber sido portadores de un men-
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 159

saje p ara u n receptor imaginario (la propia divinidad o los reyes futuros). Pero su
existencia y su form ulation reflejan una necesidad real, que habra encontrado otras
vias para llegar a sus verdaderos destinatarios. Por lo demas, pronto se empiezan
a erigir monumentos celebrativos (estelas triunfales, estatuas reales). D ada su majes-
tuosidad, su emplazamiento (en el templo) y sus figuraciones iconicas (mas que su
mensaje escrito), pudieron alcanzar cierta difusion directa, que se sum ara a la fun-
cion basica de su intrinseca existencia.
Las primeras formas de un aparato celebrativo de la realeza, desde la celebration
de las fiestas hasta la erection de monumentos, alcanzaran un notable desarrollo,
pero aparecen ya con toda su eficacia y reflejan una necesidad. La inmovilizacion
de riqueza y vidas hum anas en las tum bas reales de U r indica que la com unidad pro-
todinastica acepta la imagen del rey como legitimo, esencial, y casi sobrehumano tra-
mite entre dicha comunidad y la esfera sobrenatural de la que dependen la conserva­
tio n y la reproduction de la vida.

5. El m u n d o d i v i n o y l a f u n d a c i 0 n mi' t i c a

Si la «revolution neolitjca» habia creado una religiosidad centrada en la impor-


tante cuestion de la fertilidad y la reproduction de la vida animal y vegetal, y la «re­
volution urbana» habia creado el panteon politeista con divinidades «especializa-
das» en los distintos ambitos de la vida economica y social, la consolidation y el
desarrollo de los estados crea la necesidad de una «fundacion» ideoldgica del poder.
Al mismo tiempo, los primeros textos de caracter religioso nos ilustran acerca de las
caracteristicas y la propia estructura del politeismo mesopotamico, ya maduro y pro-
visto de todo su aparato mitologico y cultual.
Los textos que se remontan al periodo Protodinastico nos presentan ya un pano­
ram a muy bien articulado. Y muchos elementos reseflados en textos de redaction
posterior hunden sus raices en este mismo periodo, aquel en que la civilization me-
sopotamica se dota de los caracteres que la distinguiran durante tres milenios. El pa-
trim onio religioso de los centros sumerios queda reflejado en las listas de divinida­
des, las descripciones de templos y los componentes de los himnos. No pretendemos
describir aqui los rasgos propiamente historico-religiosos, sino solo aquellos elementos
que reflejan los aspectos politicos y socioeconomicos. Ya hemos visto que la figura
del dios ciudadano desempefta una funcion vital en la centralization de los recursos,
los procesos redistributivos, la justification ideologica del poder y la aprobacion y
movilizacion laboral de todos los ciudadanos. El m undo divino tambien es la super­
position de una serie de «explicaciones» de caracter mitoldgico (no solo cultual) so­
bre la organization del mundo actual.
Lo que hemos llamado justification «cultual» esta vinculada al mecanismo de
las ofrendas que se llevan al templo todos los dias (alimentos, pero tam bien exvotos
valiosos), con motivo de las fiestas periodicas, asi como en ocasiones especiales. El
sistema redistributivo general, con sus desigualdades, se sublima y justifica al conec-
tarlo con el sistema de las ofrendas al templo. En la realidad, la movilizacion de tra-
bajadores y la concentration de los excedentes de alimento se realizan dentro del marco
de una organization rational de los recursos economicos, pero al mismo tiem po se
enmarcan en el ambito de las relaciones entre el m undo hum ano y el m undo divino.
LIBER
160 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

Los campesinos que mantienen a las capas privilegiadas de la ciudad creen que estan
manteniendo a la divinidad, lo cual redunda en su provecho. El sistema redistributi-
vo, que al ser demasiado amplio y desequilibrado ya no es visto como una centrali­
zation de las relaciones de reciprocidad (intercambio de obsequios y prestaciones), se
apoya en el concepto de «consumo», pero esta vez los consumidores son sobrenatu-
rales. Hay una cesion de bienes presentes con vistas a una contrapartida futura: tal
es el sentido basico de las ofrendas y sacrificios a la divinidad.
Igual de im portante es la justification «m itica» del m undo en sus formas actua-
les. Consiste en situar la figura de un dios o un heroe fundador en el origen de los
aspectos fisicos y culturales de la vida actual. El hecho se sitiia en un tiempo mas
o menos remoto (en cualquier caso, fuera del alcance de la memoria historica), se-
gun la im portancia del elemento en cuestion. La prim era organization del mundo
se situa en un pasado inicial, y se atribuye a un dios supremo (que ya no es activo
en el panteon actual), mientras que otros aspectos mas especificos se atribuyen a dis-
tintas divinidades, que siguen «funcionando» en ese determinado sector: un dios para
el ganado, otro para los cereales, otro para la escritura, etc. Sin una separation clara,
van apareciendo seres semidivinos o incluso no divinos, que suelen ser reyes antiqui-
simos, a los que se debe la introduccion de nuevos elementos en la organizacion so-
ciopolitica, el progreso tecnico, o simplemente el paisaje urbano. Y en este sentido
alguno de los reyes actuates puede aiin dar su contribution (construction de un tem ­
plo, introduccion de una nueva fiesta, etc.), incorporandose asi a la m eritoria lista
de aquellos (reyes o dioses) que han iniciado algo.
No hay una separacion clara entre la esfera divina y la de los heroes. Podemos
imaginar que dicha separacion se sitiia en la distincion entre naturaleza y cultura.
A los dioses les corresponderia la «fundacion» de los hechos naturales, y a los hom-
bres ia «fundacion» de las instituciones sociales. Por un lado, es preciso histonzar
la propia distincion entre naturaleza y cultura; por otro, destacar que la distincion
entre heroes y dioses se difum ina a proposito, para asi otorgar rasgos divinos a los
prototipos miticos de la realeza y el poder humano. Todavia hay quien sostiene que
algunas divinidades incluidas en la lista real sumeria (de Dumuzi a Gilgamesh) tie-
nen un origen hum ano e historico.
Naturalmente, todas estas historias miticas, con una intention «fundadora» mas
o menos obvia, estan sujetas a un proceso de reinterpretacion y nueva redaction a
medida que cambian los problemas y las situaciones. Los problemas que tratan de
resolver los mitos estan «datados» (desde luego, se refieren a periodos prolongados,
aunque a veces 1a referencia es mas concreta). N o se puede afirm ar que el conjunto
de los «mitos de fundacion» se remonte al periodo Protodinastico. A veces fundan
realidades posteriores. Asi, la cuestion de la inm ortalidad del rey (que es el eje del
mito de Gilgamesh) se plantea cuando aparece la costumbre de divinizar al rey (cuya
supuesta inm ortalidad se somete a la prueba de los hechos, y por tanto requiere una
explication). Ahora bien, esta practica solo empieza con la dinastia de Akkad. En
cambio, un mito como el de Adapa, que tambien ha llegado hasta nosotros a traves
de una redaction mas reciente, se puede rem ontar en su primera form ulation a una
epoca muy antigua, pues antigua es la cuestion que lo suscita: hacer saber a la po-
blacion que los sacerdotes no comen el ahtnenio divino, y que aunque liabitan en
la m orada del dios, ellos no son dioses.
La habitual costumbre seudohistorica de Situar en el periodo Protodinastico a
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 161

los heroes protagonistas de los mitos de fundacion es consecuencia de una acepta-


cion acritica de la ubicacion cronologica que les dieron los sabios mesopotamicos.
En las secuencias dinasticas de ciertas ciudades (sobre todo Uruk y Kish), colocaron
a estos heroes en el II milenio. Pero esta colocation no tiene ningiin valor, lo ilnico
que significa es que los heroes aparecen antes que los reyes atestiguados en la docu­
m entation escrita. Y dado que esta —hablam os de las inscripciones reales y los ar-
chivos permanentes ordenados con procedimientos de datacion— se remonta a prin-
cipios del Protodinastico Ilia (o como mucho a finales del II), vemos que un texto
como la lista real sumeria parece fechar a los heroes en el Protodinastico II, y al
limite del diluvio universal en el Protodinastico I, como todavia hay quien sostiene
de forma acritica, con el obvio corolario moderno de la documentation arqueologica.
Estos mitos, a pesar de su caracter «fundador» y de estar escalonados en el tiem­
po con arreglo a los problemas de cada epoca, todavia pueden decirnos algo acerca
del periodo en que se empezo a organizar la sociedad mesopotamica, aunque desde
luego nos dicen mas (y mas veridico) sobre las fases de sus reelaboraciones mas tar-
dias. Por poner dos ejemplos: el tema de las relaciones entre labradores y pastores
(disputa entre Lakhar y Ashnan) y el de la obtencion de materias primas en paises
lejanos (Enmerkar y Aratta, Gilgamesh y Khuwawa) son dificiles de fechar, ya que
se trata de constantes en la historia mesopotamica; pero por algunos detalles geogra-
ficos y tecnologicos que aparecen en los textos —que luego se convirtieron en tradi-
cionales y han llegado hasta nosotros en la version literaria neosumeria—, pueden
remontarse al Protodinastico.

6. R iv a l id a d e s y h e g e m o n i'a s

La datacion interna del periodo Protodinastico se obtiene coordinando la docu­


m entation estratigrafica (que es la linica disponible para el Protodinastico I, y pre-
valece para el II) y las fuentes escritas (que ya se pueden utilizar en el Ilia , y prevale-
cen en el IHb). Pero los distintos yacimientos contribuyen de form a desigual. Las
secuencias estratigraficas mas largas y fiables aparecen en las excavaciones del valle
del Diyala (templos ovales de Anu, Sin, Nintu y Khafaya, templo de Abu en Tell As-
mar, templo de Shara en Tell ‘Aqrab). En Ur aparecen complejos monumentales, como
el cementerio real. En Fara y Abu Salabikh se han encontrado los primeros archivos
administrativos (del Ilia). Por ultimo, en Lagash se han hallado las inscripciones his-
toricas mas interesantes y el archivo administrativo mas voluminoso (del H lb), pero
se ha perdido practicamente la referencia arqueologica, debido a los metodos expe-
ditivos de excavation del pasado. Por lo tanto, no resulta facil coordinar datos de
naturaleza distinta procedentes de distintos yacimientos. Ademas, un documento es-
crito de extraordinaria importancia arqueologica (aunque pertenezca a una epoca
posterior), la «lista real sumeria», puede servir como esquema basico, pero es objeto
de continuas correcciones debido a sus fallos: no es fiable en lo que respecta a las
dinastias anteriores a la I de Ur, presenta en una sola secuencia varias dinastias con-
temporaneas, y censura por completo las de algunas ciudades importantes (sobre todo
Lagash y Eshnunna).
En cualquier caso, el Protodinastico II, al que tambien se remontan las primeras
inscripciones reales (Enmebaragesi de Kish), todavia es un periodo esencialmente ar-
LIBER
162 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

C uadro 10. La Mesopotamia protodinastica: cronologia de las inscripciones reales.

Kish Adab Ur Uruk Umma Lagash

•Mebaraggesi ( + )

U thub fniihegai1
•Mesilim ab Ninkisalsi b Lugalshagengur a

Merduba ° Meskalamdug
•Lugaltarzi Lugaldalu °Akalamdug
Ur-Nanshe

Eiginimpae 0*Mesannepadda (+ ) Ush Akurgal


*Enbi-Ishtar ( + ) e °Aannepadda 'Enshakushanna ( + ) e Enakale c Eannatum c
°Meskiagnunna (+ ) Uriumma d Enannatum I d
°Elili ( + ) *°I.uealkinishedudu ί + Ί f I la g Entemena fg
°Lugalkisalsi ( + ) Gishakidu

Enannaium II

Enetarzi
Wawa Lugalanda

*Lugalzaggesi ( + ) h Lugalzaggesi h Urukagina h

0 = «rey de Ur»; * = «rey de Kish»; · = «rey de Sumer»; ( + ) = rey atestiguado tambien en la lista real sumeria a - a = sincronismo
atestiguado.

queologico, caracterizado por algunos lotes caracteristicos de hallazgos y por algu-


nos estilos distintivos (estilo de Fara en la gliptica, esculturas «abstractas» del tem­
plo de Abu en Tell Asmar, tablillas arcaicas de Ur, etc.). La situation del Protodinas­
tico Ilia es bastante parecida. Thmbien se caracteriza por estilos y grupos de hallazgos
arqueologicos (escultura «naturalista» del templo de Abu, estilos glipticos de Imdugud-
Sukurru y de M eskalamdug, taraceas relacionadas con las del cementerio real de Ur,
placas votivas relacionadas con las de Nippur Inanna VII, etc.). Pero aparecen los
archivos administrativos de Fara y Abu Salabikh, y las inscripciones dedicatorias del
cementerio real de Ur (dinastia kalam, obviada por la lista real). Solo en el subperio-
do Illb hay una convergencia adecuada de los datos de la lista real (a partir de en-
tonces es mas o menos fiable, aunque tendenciosa en sus selecciones), los de los ar­
chivos (Lagash) y los de las inscripciones reales (sobre todo Lagash y Ur, con algunos
reyes de Kish y U ruk atestiguados aqui y alia), todo ello completado por las estrati-
grafias de los templos y la evolution de la gliptica y la estatuaria.
Mientras la lista real nos presenta un cuadro seleccionado y unitario, con el moti-
vo recurrente de una dinastia que desplaza a otra, partiendo de los monumentos e
inscripciones de la epoca se reconstruye un cuadro de dinastias contemporaneas que
compiten constantemente entre si. En el caso de los hallazgos, la secuencia que me-
jo r conocemos es la de Lagash, y la disputa m ejor documentada la que enfrenta a
Lagash con Umma, ciudades vecinas, por el control de un territorio (el gu-edinna)
con abundantes cultivos y pastos. A partir de los documentos de los reyes de Lagash
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 163

(inscripciones en monumentos, que celebran victorias) podemos reconstruir las vici-


situdes de la disputa, desde las primeras escaramuzas y un punto de referencia juri-
dico como es el arbitraje de Mesilim, rey de Kish, hasta los episodios m£s recientes.
U m m a siempre aparece como el enemigo agresivo, injusto y falsario, y Lagash como
ciudad justa, agredida y victoriosa. Pero no estaria de mas conocer la version de
Umma. La disputa llega a su punto culminante con Eannatum , a quien debemos la
fam osa «estela de los buitres», en la que el relato escrito se yuxtapone a la represen­
tatio n iconica, que no es menos elocuente en su visualization de la relation entre
vencedores y vencidos, y de la relation entre el campo de la action hum ana y el cam­
po divino; y con Entemena, a quien debemos el relato retrospectivo mas completo
de esta prolongada disputa. Dada la insistencia de los textos de Lagash en este tema,
sin duda debio ser un conflicto muy importante en el ambito politico y economico.
Pero esta claro que la disputa por el gu-edinna no es la tinica ni la mas im portante
de la M esopotamia protodinastica. Nos sirve sobre todo para hacernos una idea de
como eran las relaciones entre las ciudades estado, con frecuentes enfrentamientos
por la posesion de tierras intermedias (cuando estas no eran simples intersticios «va-
cios»). Su ideologizacion las convierte en disputas entre dioses, y se advierte una co-
rrespondencia entre un piano belico operativo y un piano juridico justificador. A
veces el conflicto es aprovechado por terceras potencias para rehacer el equilibrio
politico general.
Las mismas inscripciones de Lagash hablan de otras guerras de distinto caracter
y radio de action: incursiones contra ciudades mas lejanas (de Susiana o M esopota­
mia central), no siempre con resultados permanentes, con las que se pretende alcan-
zar una position hegemonica en el tablero de las ciudades estado, o evitar que otras
la alcancen. Para el vencedor es im portante conseguir tratamientos mas prestigiosos,
como el de lugal. La meta ideologica es el aval de Nippur, mientras que los dos polos
politicos del poder en la Baja Mesopotamia est£n representados por los tratamientos
de en Uruk y lugal Kis. Varios reyes de estas dos ciudades aparecen atestiguados en
inscripciones de distinta procedencia (sobre todo de Nippur), y a veces surge la duda
de si seran dinastas locales, o dinastas de otra ciudad que, con sus victorias, han jus-
tificado unos titulos mas prestigiosos.
El afan de hegemonia se va transform ando en un afan de dominio universal. El
proyecto parece factible cuando se m anejan dos datos: la sensation de que el «m un­
do» coincide esencialmente con la llanura de la Baja Mesopotamia, fertil, densamente
poblada y rodeada de una periferia m ontanosa y vacia; y la irradiation de los cen-
tros sumerios o vinculados a la cultura sumeria en varias direcciones, desde Susa,
en el este, a Mari en el Eufrates medio y Assur en el Tigris medio. A travds de estas
ramificaciones, el mundo politico mesopotamico considera que puede llegar a los
confines «naturales» del mundo. Segiin la simplification que permanecera para siem­
pre, estos confines son el «mar inferior» (golfo Pdrsico) y el «m ar superior» (Medite-
rraneo). Hay una sucesion de situaciones que subrayan los aspectos universalistas,
desde la epoca de Mesilim, rey de Kish (comienzos del Ilia), que dirime la controversia
entre Lagash y Umma, pasando por los distintos personajes del periodo M b (de Ean­
natum de Lagash a los distintos Lugalkiginnedudu, Lugaltarsi y Lugalkisalsi de Uruk),
que suman los titulos de rey de Kish y rey de Ur; hasta acabar en los episodios de
la fase final del 111b (llamada por ello «Protoimperial»). Se conocen dos episodios
significativos. El rey de Adab, Lugalannemundu, aparece en la lista real como unico
LIBER
164 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

“ Eanatum, el poderoso, el llamado por su nombre p o r Ningirsu, Eanatum que procla-


ιτιό “iAhora, oh enemigos!”, proclamo para siempre: “El senor de Umma — idonde
recluta a sus hombres? Con (otros) hombres ... el es capaz de explotar el Gu’edena,
el amado territorio de Ningirsu. jPuede el (Ningirsu) derribarlo!” ...
» El le siguio. A 61 que yacia en el suefio, a 61 que yacia en el suefio se acerco. A Ea­
natum que yacia en el suefio de su amado senor Ningirsu se acerco. ... “La propia
Kis debe abandonar Umma y, airada, ya no la ayudara. El (dios) solo resplandecera
a tu derecha y un ... sera colocado en tu frente. Oh Eanatum, tύ ahi mataras; iniini-
dad de cadaveres suyos se amontonaran hasta la base del cielo. En U m m a... la gente
de su misma ciudad se sublevara contra 61 y el sera matado en la propia Umma ...“.
» El lucho con 61. Una flecha fue lanzada contra Eanatum y el fue alcanzado por la
flecha y casi no podia moverse.EI grito por eso ...
» Eanatum provoco una tormenta en Umma, desato un diluvio alia. Eanatum, cuya
palabra es justa, delimito la frontera con el senor de Umma, dejo (algunas tierras)
bajo el control de Umma y erigio una estela en aquel lu g a r....
» El tomo Umma y erigio alii 20 tijmulos sepulcrales. Eanatum sobre el cual Shulutul
derrama dulces Idgrimas, Eanatum ... destruyo las tierras extranjeras; Eanatum devol-
vio al control de Ningirsu su amado territorio, Gu*edena ...
» Eanatum tiro la gran red de batalla de Enlil sobre el hombre de Umma y sobre ella
le hizo jurar. El hombre de Umma a Eanatum hizo juramento: “jPor la vida de Enlil,
senor del cielo y de la tierra! jYo puedo trabajar el campo de Ningirsu como presta-
mo! jYo no ... el canal de riego! Jamas violare el territorio de Ningirsu. Yo no cambiare
el curso de sus arroyos y acequias. jYo no desplazare su estela! Si alguna vez
incumplo (este juramento), que la gran red de batalla de Enlil, rey del cielo y de la
tierra, sobre la cual he jurado, descienda sobre Um ma.”
» jEn verdad Eanatum era muy sabio! El adorno los ojos de dos palomas con dos
kohl y unto sus cabezas con (resina de ) cedro, las solto para Enlil, el rey del cielo y
de la tierra, hacia el Ekur de Nippur.»

La «estela de los buitres». El monumento de Eanatum de Lagash celebra con


F ig u r a 3 8 .
figuraciones (arriba) y escritura (abajo) la victoria sobre Umma.
LIBER
C u a d r o 11. La M esopotam ia protodinastica: cronologia, arqueologia.

c. Khafaya _ . Tell A sm ar N ippur norte


A rq u itectu ra A rtesania Textos
i5in Nintu uval A bu Inanna M ari Asiria

I
Yemdet Nasr II xiv U ruk E an n a III G liptica: estilo Yem det Nasr
(3000-2900) santuario tablillas de Ninive
III I arcaico X III «Riem chen» Cerdmica: ultim as b evelled Yemdet Nasr G aw ra 8
IV II I X II «Palacio» de Yemdet Nasr rim bowls

V 11 XI

LA MESOPOTAMIA
principio adobes y ladrillos gliptica: estilo «brocado» Ninive 5
Protodinastico I Ishtar E G aw ra 7
VI III III X «planoconvexos»
(2900-2750)
ceram ica «escarlata» Assur: Ishtar H
VII IV IX

IV tem plo gliptica: estilo Fara textos arcaicos de U r


Protodinastico II cu ad rad o Ninive 5
LIBER

(2750-2600) V III I I V III escultura «abstracta» Ishtar D G aw ra 7


II Enm ebaragesi Assur: Ishtar H

PROTODINASTICA
V III

IX santuario gliptica: fase Im dugud Mesilim Ishtar C


VI aislado VII P alacio de E ridu -Sukurru Ninive 5
Protodindstico Ilia II Palacio A de Kish textos de F ara y de G aw ra 7
(2600-2450) I escultura « naturalista» A bu Salabikh Assur: Ishtar G
VI Ish tar B
VII Ur: cem enterio real gliptica: fase M eskalam dug

II
X v fin adobes y ladrillos «planoconvexos» textos de Lagash Ishtar A Ninive 5
Protodindstico Illb
III gliptica: fase M esannepadda (de U r-Nanshe P alacio «pre- G aw ra 7
(2450-2350)
III tem plo oval de ‘U b aid -Lugalanda a Lugalanda) sargbnico» Assur: Ishtar G

«Protoim perial»
(2350-2300) IV U rukagina
Lugalzaggesi
On
166 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

rey de la linica dinastia de Adab digna de ser incluida. Una inscription de la epoca
paleobabilonia, que mas que una verdadera copia es una falsification, pretende ha­
cer creer que el dominio del rey se extendio por toda la periferia mesopotamica: Elam,
Markhashi, Gutium, Subartu, M artu y Sutium, abarcando toda la franja que va desde
Iran, al este, hasta Siria, al oeste. Los evidentes anacronismos indican que el texto
es de redaction paleobabilonia, pero la election de Lugalannemundu debe estar mo-
tivada por alguna realization suya (como veremos en el caso de Sargon).
Mas claro es el caso de Lugalzaggesi de U ruk, del que sabemos, tal como aparece
en sus inscripciones, que derroto y sometio Ur, Larsa, Umma, Nippur y por ultimo
Lagash, controlando asi toda la Baja Mesopotamia. Aunque sus dominios no tenian
una extension universal, ni siquiera para el «m apa mental» mesopotamico (queda-
ban fuera el Diyala, M esopotamia central, Susiana y los cursos medios del Eufrates
y el Tigris), Lugalzaggesi se atreve a afirm ar que los confines de su poder se hallan
en el «m ar inferior» y el «m ar superior». Estas afirmaciones podian ser «fugas ha-
cia adelante» con respecto a la realidad politica concreta, pero no meras invenciones
(pues se corria el riesgo de perder la credibilidad ante un piiblico que conocia la si­
tuatio n real). Por ello se puede suponer que Lugalzaggesi llego realmente al Medite-
rraneo. Pudo hacerlo personalmente, a traves de enviados o a traves de simples alian-
zas, comerciales o militares, con las potencias intermedias (Kish, Mari o Ebla: tres
estados que no se sometieron a el). Todo esto es ideologicamente secundario. La ideo-
logia del «imperio universal» considera secundarias las formas concretas de su reali­
zation: la im agination precede a la realidad, pero tambien es un importante estimu-
lo para la realizaci6n.

/. L A C R IS I S I N T E R N A Y L U S E D I C I U S UL· R b t U K M A

Lugalzaggesi, fundador del primer «imperio», antes de convertirse en rey de Uruk


(formando el solo su «tercera dinastia») habia sido rey de Umma, de la que hered0
la traditional rivalidad con Lagash. A diferencia de sus predecesores, consiguio re­
solver este conflicto con importantes fuerzas militares. Y a diferencia de las otras
ciudades a las que derroto, Lagash ha dejado su propia versi0n de los hechos, que
nos sirve para valorar de una manera mas m atizada la importancia real del imperio
de Lugalzaggesi. Vemos asi que, incluso despues de la victoria de Uruk, el ensi de
Lagash, Urukagina (o mejor, Uruinimgina), todavia es capaz de publicar sus pro-
pias inscripciones, senai de que conserva el poder local. No solo eso: en dichas ins­
cripciones Urukagina osa denunciar (por lo menos en el aspecto ideologico) que la
victoria de Uruk es un caso de prevaricaci6n, senalando las responsabilidades del
dios de Lugalzaggesi frente a su propio dios, y dejando abierta la posibilidad de un
castigo.
A Urukagina se le conoce por su guerra contra Lugalzaggesi y por un edicto de
reforma que arroja luz sobre los problemas sociales de su tiempo. No cabe duda
de que era un usurpador, y precisamente por eso hace hincapie en que no tiene nada
que ver con sus antecesores. Urukagina acusa a sus antecesores de haber tolerado
toda nlacf* Ho _______ j_i _i___ 1____i______ i _____j ___ a._ j _ i __ i_i_
ctUU5US μυι p a j lc UC| ciciu y ius a u iiim isiiau u ics, cn u cu m icm u uci pucuiu
llano, erigiendose en paladin y protector de este ultimo. El contenido juridico de su
edicto es una serie de medidas que acaban con los abusos, devuelven las libertades
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 167

DOCUMENTO: L a s reform as de U r u k a g in a

«Desde tiempo inmemorial, desde cuando se inici0 la vida, el jefe de los


barqueros se apropiaba de las barcas, el funcionario encargado del ganado
se apropiaba de los asnos, otro de las ovejas, y el funcionario encargado de
la pesca se apropiaba de los ... Los sacerdotes-gi«/a pagaban tributos en gra-
no a Ambar. Los pastores de las ovejas de lana pagaban (un tribute) en plata
por las ovejas blancas y el vigilante, el jefe de los cantores del culto, el con-
trolador de los campos, el cervecero y el superintendente pagan (un tributo)
en plata por los jovenes corderos.
»Los bueyes de los dioses araban los cultivos de ajos del rey y los mejores
campos de los dioses se convertian en los lotes de ajos y pepinos del rey. G ru­
pos de asnos y fogosos bueyes eran uncidos para los administradores del tem­
plo, pero el grano de los administradores del templo era repartido por el per­
sonal del rey.
»C uando un cuerpo era llevado para el entierro, el uhmuS tom aba sus
7 bocales de cerveza, sus 240 panes, 2 ul de grano-hazi, un vestido de lana
y una cama; y el umum tom aba un ul de cebada. C uando un hombre era
llevado por la «cafla de Enki», el uhm us tom aba sus 7 bocales de cerveza,
sus 240 panes, 2 ul de cebada, un vestido de lana, una cam a y una silla; y
el um um tom aba 1 ul de cebada ...
»Los bienes y campos del rey, los bienes y campos de la «casa de las mu-
jeres», los bienes y campos de los hijos del rey, limitaban todos entre si. La
burocracia funcionaba desde los confines de Ningirsu hasta el mar.
»Cuando el Sublugal queria construir un pozo en el lado corto de su campo
cogia un iginudu (para su trabajo), y tambien cogia el iginudu para los cana­
les de riego que habia en el campo.
»iEstas eran las costumbres de antano!
»Cuando Ningirsu, guerrero de Enlil, dio la realeza a Lagash, eligiendo
entre infinidad de personas, este reformo las costumbres de los tiempos an-
teriores, aplicando las instrucciones que Ningirsu, su seflor, le habia dado.
Ρ π νό al jefe barquero del (control de) las barcas, priv6 al funcionario encar­
gado del ganado del (control de) los asnos y las ovejas, privo al inspector
ue la pesca del (control de) ..., privo ai supervisor del aimacen de cereaies
del (control de) los tributos en grano de los sacerdotes-gwcfcr, priv6 al funcio­
nario (responsable) del pago (de los tributos) en plata por las ovejas blancas
y los corderos jovenes lechales y destituyo al funcionario (responsable) de
la entrega de los tributos (eligiendole) entre los funcionarios de palacio y no
entre los funcionarios del templo.
»Instalo a Ningirsu como propietario sobre los bienes y los campos del
rey, instalo a Ba’u como propietario de los bienes y los campos de la «casa
de las mujeres»; e instal6 a Sulsagana como propietario de los bienes de los
hijos del rey. Desde los confines de Ningirsu hasta el mar la burocracia sus­
p e n d s toda operation.»

LIBER
168 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

conculcadas y restablecen una relation correcta entre la organizacion estatal (sobre


todo sus ramificaciones del templo) y la poblacion. Hay un claro intento de autolegi-
timacion, de cara al pueblo, desmarcandose de la adm inistration anterior, pero tam ­
bien se ve claramente que las desviaciones y las medidas correctoras se deben a la
crisis socioeconomica de la epoca.
H ablar de «reformas» es inexacto, porque hace pensar en la introduccion de nue­
vos mecanismos juridicos o administrativos. El sentido del edicto es mas bien resta-
blecer el equilibrio alterado, y el remedio se presenta como una vuelta al pasado,
visto como un punto de referencia optimo (tal com o sucede en las sociedades arcai-
cas), el tiempo en que las instituciones (mas proximas a su fundacion divina o regia)
guardaban un orden correcto. En el edicto en cuestion, las disposiciones son sobre
todo desgravaciones fiscales y correction de abusos.
Urukagina no es el primero en tom ar medidas de este tipo: en la propia Lagash,
Entemena ya habia proclamado que habia «devuelto el hijo a la madre y la madre
al hijo» condonando los intereses (de las deudas); y proclama que ha «establecido
la libertad» no solo en Lagash, sino tambien en U ruk, Larsa y Bad-tibira. Compa-
rando estas declaraciones con textos posteriores, vemos que existe la costumbre de
hacer lo mismo en otras ciudades, aprovechando que a raiz de una victoria militar
se tiene el control de la situation, aunque sea momentaneo.
Al margen de su aspecto propagandistico, estas disposiciones reflejan una reali­
dad social en la que existe una clase socioeconomica abocada al endeudamiento, a
ceder sus propiedades e hijos al acreedor, como pago de los intereses. Este proceso
desemboca inevitablemente en la perdida de las pequenas propiedades familiares, y
despues en la servidumbre por deudas, cuando no se devuelve lo prestado. Este tipo
de servidumbre, que asola a la poblacion «libre», es visto como una grave alteration
u t i u i v i t i i d u u a i, v ju t a t u t u t v ,u n ^ g ii w u t v u i v i t n u u ία n u t i iau /;. u i s u u c ia n v j q u e p u -
blica el edicto de «liberation» se arroga el papel positivo del libertador, y se quita
de encima la lacra de ser el responsable (directo o indirecto) del deterioro. En el caso de
Entemena no se explican las causas de la servidumbre. En cambio, Urukagina pasa
revista a las causas (lo hace precisamente para diferenciarse de sus antecesores), y
las concreta en una serie de abusos personales, es decir, unos hechos que no son con-
substanciales al sistema, sino desarreglos transitorios. Pero no cabe duda de que el
endeudamiento de la clase de los campesinos libres es un fenomeno estrechamente
relacionado con las tendencias generales de la epoca, que aceleran la desaparicion
de la pequena propiedad familiar y el aumento de las propiedades del templo y el
ι ηπ γ*λ ι,λλΙ,α a a ~i
p a i a u u , a s i t u i i i u ia a u c iu s a iiu s lu iic i u i i a n u s . L / t licw n u , a u ii iu a u c i c i u a u u i o u c i
poder quienes «administran» esas tendencias, y luego recurren a los edictos de «libe­
ration» como periodica valvula de escape para tener bajo control una situation po-
tencialmente explosiva, sin renunciar a lo esencial de las mencionadas tendencias,
que siguen su curso. Asi pues, la «vuelta al pasado» es un enmascaramiento de los
profundos cambios estructurales.
Estos cambios conllevan, evidentemente, un exceso de carga fiscal (en impuestos
y trabajo forzado) para las comunidades «libres», y probablemente una margina-
cion de sus tierras frente a los polos de desarrollo dirigidos por el templo o el pala-
Ρ 1Λ T n c / / 1 1 K r < s c vv λ ί γ Ι ο iro ? tio n o n m ό c ^ ifi/» iilto /1 o p n o rn ρ λ λ λ γ + ίγ a l n a m r\ a 1λ γ im
v tv ;. w iii/ iv o " v u u u iiv itv n m u o u m v u iiu u w o p u iu j w j j u i lc ii c i u v. iv_ij i m ~

puestos y el proceso de autorreproduccion. Si un par de cosechas desfavorables ponen


a las familias en apuros, el proceso de endeudamiento y servidumbre se desencadena
LIBER
LA MESOPOTAMIA PROTODINASTICA 169

de forma irreversible. Quienes salen ganando, en calidad de acreedores, son los miem­
bros de las clases que giran en torno a las grandes administraciones del templo o
del palacio, los linicos que poseen excedentes de cereales y otros productos. Resulta
facil arrancar el aplauso de las clases endeudadas senalando a.determinados sacer-
dotes o administradores como responsables de «abusos». Pero mas alia de las res-
ponsabilidades individuates, la tendencia es imparable, con la consolidation de las
organizaciones economicas piiblicas, el enriquecimiento de sus miembros destaca-
dos y la progresiva crisis de las comunidades residuales aldeanas de campesinos
«libres».

LIBER
8. EL IMPERIO DE AKKAD

1. E l IMPERIO UNIVERSAL Y SU REALIZACI0N

Sargon, rey de Akkad, es un «hombre nuevo» en el escenario politico mesopota-


mico. Pronto la tradition fabulara sus origenes oscuros e irregulares, su carrera como
copero del rey de Kish Ur-Zababa, y por dltim o su tom a del poder como rey de la
nueva capital, Akkad. En sus inscripciones autenticas, el silencio total acerca de sus
antecesores contrasta con el enfasis que se pone en su valia personal. La ascension
del hombre nuevo, por lo general de origen nordico, despeja el camino a nuevas ten­
dencies en la conception de la realeza (en vez de sagrada y administrativa, heroica
y guerrera), en los horizontes de action politica (que esta vez si se extiende «del mar
inferior al mar superior»), y en la consolidation del elemento semita, junto al sume­
rio (y en cierto modo contra el). Pero las novedades no lo son tanto. La propia ideo-
logia del imperio universal hace que culminen unas tendencias que ya eran propias
del periodo protoimperial, y la red de relaciones comerciales recorre de nuevo las
rutas del comercio protohistorico y protodinastico.
Solo una pequena parte de las inscripciones reales de Sargon y sus sucesores ha
llegado hasta nosotros en su version original. Conocemos el resto a traves de copias
paleobabilonias (de Nippur y Ur) obtenidas com o ejercicio paleografico e historio-
grafico de los monumentos votivos que medio milenio despues de la dinastia de A k­
kad todavia estaban expuestos en el Ekur, el gran santuario de Enlil, en Nippur. A
traves de estas inscripciones se puede seguir la form ation del imperio en terminos
reales, que sirven de referencia para otros textos posteriores de caracter legendario,
poco fiables o claramente exagerados.
Los primeros monumentos son dedicados en una epoca en que Sargon ya es rey
de Kish. Asi pues, carecemos de noticias directas sobre su tom a del poder en el norte
tras apoderarse de Kish, que considera su capital (lleva el titulo de «rey de Kish»,
no el de «rey de Akkad»). La primera fase de expansion es la gran expedition al sur,
hasta el golfo Persico, con la que vence a Lugalzaggesi, rey de Uruk, y a los otros
ensi de las ciudades sumerias (Ur, E-ninmar y Umma). Sargon alardea de haber ga­
nado 34 batallas y sometido a 50 ensi, para despues «lavar» en el mar inferior sus
arm as chorreantes de sangre antes de envainarlas. Al final de esta primera fase ya
proclam a su soberania teorica desde el m ar inferior hasta el m ar superior, pero reco-
noce que en realidad los acadios solo detentan el poder (la funcion de ensi) en direc­
tio n al m ar inferior. Eiam y Mari, cada uno po r su lado, siguen siendo independien-
tes, enfrentados al reino de Sargon. Distinta es la suerte de Kish y Nippur, que reciben
un trato de favor. El primero es restaurado y se convierte en el centro del imperio, y
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 193

F i g u r a 4 6 . Extension del imperio de Akkad durante el reinado de Sargon, primera fase (arriba),
segunda/tercera fase (abajo).
LIBER
1 3 .— I IVfcR^Nl
C uadro 12. C ro n o lo g ia m esopotam ica, c. 2350-2000.

Mari Guti A kkad Uruk Ur Lagash Elam

D IN A ST iA DE AKKAD III DINASTfA DE URUK D INASTfA DE AW AN


Peli
Lugalzaggesi a 2350-2325 »
Sarg0n ab 2335-2279 Lukh-ishan b
Khishep-ratep II b

LA EDAD
Z im ba e
Rim ush cde 2278-2270 K a<ugc K ibaid i Epit-m upi e
D IN ASTIA d e l o s M&nishtusu f 2269-2255 Eshpum f
SAKKANAKKU

*Narara-Sin 2254-2218 Khita

DEL BRONCE
♦Shar-kali-sharri 2217-2193 IV DINASTfA DE URUK K utir-In-Shushinak
LIBER

Ididish 2266-2206
S hi-D agan 2205-2200 Sarlagab

(anarquia 2192-2190) U r-nigin Lugal-ushum gal


Ishm akh-Dagan 2199-2154 D udu 2189-2169 Ur-gigir 1)
21 reyes, 91 aflos Kudda »

ANTIGUO
c. 2210-2120 S hu-Turul 2168-2154 Puzur-Ili »
Nui-M er 2153-2148 Ur-Utu U r-Baba
lshtup-El 2147-2136 Gudea
Ishkum -Addu 2135-2127 » Ut-N ingitsu
V DINASTfA DE URUK Ugme
2126-2091 Tirigan g U tu-khegalgh 2120-2112 III DIN ASTfA DE UR U rgar
Apil-kin
U r-N aiium i hi 2112-2095 N am m aktai

Iddin-El 2090-2085

Ili-Ishtar 2084-2072 •Slliulgi 2094-2047


Turam -Dagan 2071-2051 DINASTIA DE SIMASH
G irnamme I
2050-2025 •A m ar-Sin I 2046-2038 T azitta 1, E barti II
Puziir-Ishtar
•Shu-Sin I 2037-2029 L u...rak-lukhan

(Khutran-tcm ti ?)
Khitlal-Erra 2024-2017
K hannu-Dagan 2016-2008 •Ibbi-Sin m 2028-2004 Kindattu m

* = rey divinizado; a--a = sincronismo atestiguado.


EL IMPERIO DE AKKAD 195

47. Extension del imperio de Akkad durante los reinados de Rimush y Manishtusu
F ig u r a
(arriba) y durante el reinado de Naram-Sin (abajo).
LIBER
196 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

DOCUMENTO: INSCRIPCIONES CELEBRATIVAS DE LOS REYES DE AKKAD

1. Inscription de Sargon (copia paleobabilonica, de Nippur)


«Sargon, rey de Akkad - comisario de Inanna
rey de Kish - ungido (sacerdote) de Anu
rey del pais - gobernador de Enlil:
la ciudad de Uruk tomo y sus murallas destruyo, en la batalla de Uruk
vencio, a Lugalzaggesi rey de Uruk capture en batalla y llevo en cepos
a la puerta de Enlil.
»Sargon rey de Akkad:
en la batalla de U r vencio, la ciudad tom o y sus murallas destruyo. E-
ninm ar tomo y sus murallas destruyo, su territorio desde Lagash hasta
el mar tomo, en el mar lavo sus armas. U m m a en batalla vencio, la ciu­
dad tom o y sus murallas destruyo.
»Sargon rey del pais:
Enlil no le dio rival; le dio el m ar superior y el m ar inferior; desde el mar
inferior los hijos de Akkad detentaron la position de gobernadores; Mari
y Elam estuvieron frente a Sargon rey del pais.
»Sargon rey del pais:
Kish en su puesto restablecio, les hizo (a los habitantes) habitar la ciudad.
»[Maldicion:] Aquel que dane esta inscription: que Shamash su raiz arran-
que, su semilla desperdigue.
»fRiibrica:] Inscription en el basamento.
»[Leyendas:] Sargon rey del pais. Lugalzaggesi rey de Uruk. Mee goberna­
dor de Umma.»

2. Inscription de Rim ush (copia paleobabilonica, de Nippur)


«Rimush rey de Kish:
en la batalla con Abalgamash rey de Barakhshi vencio; Zakhara y Elam
dentro de Barakhshi se refugiaron para la batalla pero el les vencio. 16.212
hombres abatio, 4.216 prisioneros capturo, a Sidogau, gobernador de Ba­
rakhshi capturo, a Sargani gobernador de Z akhara capturo. Entre Awan
y Susa, en el rio intermedio, erigio un tiimulo en el lugar de sus ciudades,
las ciudades de Elam tomo, sus murallas destruyo, la raiz de Barakhshi
arranco del pueblo de Elam.
»Rimush rey de Kish:
se apodero de Elam por deseo de Enlil, en el tercer ano desde que Enlil
le dio la realeza. Total: 9.624 hombres, incluyendo los caidos, incluyendo
los prisioneros. Por Shamash y por Abi lo juro: jno son falsedades, es
la verdad!
»[Dedicatoria:] Al tiempo de esa batalla su estatua hizo, a Enlil su S a lv a d o r
dedico.
»[Maldiciones:] Aquel que dane esta inscription: que Enlil y Shamash su raiz
arranquen, su semilla desperdiguen.
LIBER
EL IMPERIO D E AKKAD 197

»[Riibrica:] E n el pedestal, a la izquierda, esta escrito.


»[Maldiciones:] Aquel que dane el nombre de Rimush rey de Kish, ponga
su propio nombre en la estatua de Rimush y diga ‘es mi estatua’: que En-
lil senor de esta estatua y Shamash su raiz arranquen, su semilla desper-
diguen, (heredero) varon no le den, frente a su dios no este.
»[Dedicatoria:] 30 minas de oro, 3.600 minas de cobre, 6 esclavos y (6) escla-
vas, cuando vencio Elam y Barakhshi, a Enlil dedico.
»[Riibrica:] Inscription en una estatua de plata.»

3. Inscription de Naram-Sin fcopia paleobabilonica, de Nippur)

«Desde siempre, desde la fundacidn de la hum anidad, ninguno de los reyes


habia destruido Armanum y Ebla. Nergal abrio el camino de Naram-Sin
el fuerte: Armanum y Ebla le dio, la Amanus m ontana de cedro y el mar
superior le dono.
»Con el arm a de Dagan, acrecentador de su realeza, Naram-Sin el fuerte tomo
Arm anum y Ebla, desde la orilla del Eufrates hasta el Ullisum, los hom-
bres que Dagan con su m ano le regalo, el los sometio: la cesta de Abi
su dios llevaron; el Amanus m ontana de cedros conquist6.
»Cuando Dagan el juicio de Naram-Sin el fuerte juzgo, a Rish-Adad rey de
A rm anum en su mano dio, y el le ato al marco de su puerta:
»(entonces) una estatua de diorita hizo, a Enlil la dedico asi: ‘Naram-Sin el
fuerte, rey de las cuatro partes del mundo, Dagan le dio Armanum y Ebla,
a Rish-Adad con su mano capturo. Entonces una imagen de piedra dedi-
que a Sin.»

4. Inscription de Naram-Sin (original, de Basetki)

«Naram-Sin, el fuerte, rey de Akkad:


cuando las cuatro partes del m undo juntas se rebelaron, por el am or con
que Ishtar le amo, nueve batallas en un solo aflo vencio, y capturd a los
reyes que se habian opuesto.
»Dado que de (una situation de) dificultad, las raices de su ciudad habia afian-
zado, (los habitantes de) su ciudad con Ishtar en Eanna (Uruk), con Enlil
en Nippur, con Dagan en TUttul, con Ninkhursag en Kish, con Enki en
Eridu, con Sin en Ur, con Shamash en Sippar, con Nergal en Kuta, como
dios de su ciudad Akkad lo desearon, en Akkad su templo construyeron.
»Aquel que dane esta inscripci6n: que Shamash, Ishtar, Nergal comisario del
rey, y la totalidad de esos dioses su raiz arranquen, su semilla desper-
diguen.»

LIBER
198 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

el segundo recibe la dedicatoria de los m onum entos celebrativos, a cambio del aval
del nuevo poder.
Despues de las campafias militares hay una segunda fase de organization del co-
mercio a larga distancia. Mas alia de la desembocadura del Eufrates, en el «m ar in­
ferior», los comerciantes de los paises de Dilm un (Bahrein), M agan (Oman) y Me-
lukhkha (valle del Indo) hacen afluir sus navios y sus productos hasta los muelles
del puerto fluvial de Akkad. En direccidm contraria, remontando el Eufrates, Sar-
g0n tiene que detenerse personalmente en la ciudad de Thttul; pero aqui el dios Da-
gan le concede el acceso a los recursos de M ari, Yarmuta, Ebla y el «pais alto», hasta
el bosque de cedros y las m ontanas de plata (tal es el significativo nombre del Ama-
nus y el Thurus). Vemos que Sarg6n es realista: su control directo abarca de TUttul
a la orilla mesopotamica del golfo Persico, m ientras que su red comercial va desde
el M editerraneo y A natolia hasta Magan y M elukhkha.
U na tercera fase sienta las bases para la action de sus sucesores. Hay un encuen-
tro victorioso con Elam y Barakhshi, pero 6stos siguen siendo independientes. Evi-
H p n t p m p n t p ta r H p n t p m n r a n n l a P Y n a n c iA n ·Hi»
U W ltlrV U lV llk V ) k M l W V V I V l l i p i *· ·
A l r k a r i t- e—n i a -f Ji n— e* r—----—
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COT1 HIa m .
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donde la dinastia de Awan dom inaba sobre un conglomerado de caracter confederal


que abarcaba toda la zona suroccidental de la meseta irani, rivalizando en extensi6n
(cuando no en potential demografico y productivo) con el imperio de Akkad. De
momento, a pesar de una expedition victoriosa de Sargon, las dos potencias siguen
enfrentadas, con peligrosas interferencias sea territoriales en la Baja M esopotamia
o comerciales en la zona del Golfo.
Rimush, hijo y sucesor de Sarg6n, tiene que hacer frente sobre todo a las revuel-
tas de las ciudades sumerias. Primero hay una revuelta de Ur, Lagash, Umma y Ka-
zallu, mas septentrional. Luego hay otra revuelta, detras de la cual se adivina el apo-
yo de Elam. U na vez apaciguado el sur sumerio, Rimush ataca directamente a la
coalition de Elam, Barakhshi y Zakhara, y gana u na batalla entre Susa y Awan. El
problema elamita todavia no estd resuelto, pero Rimush proclama que Enlil le ha
dado «todo el pais» (es decir, la llanura mesopotamica) y «todas las montafias» (la
periferia), entre el mar inferior y el superior.
M anishtusu es el segundo hijo y segundo sucesor de Sargon. Encabeza una expe­
dition mas alia del mar inferior contra A nshan (Fars) y Shirikhum, accediendo a
las «minas de plata» y a la «montafla de la piedra negra» (diorita). Esta expedition
revela que Akkad es capaz de extender su influencia mucho m is alia de Susiana, y
tiene intereses comerciales en la meseta irani.
Con Naram-Sin aparece otra gran personalidad que, al igual que Sargon, se con-
vertira en un «modelo» de la literatura historiografica posterior, aunque con una con­
notation muy distinta de la de su abuelo. Si tenemos en cuenta solo los documentos
autenticos, bajo el reinado de Naram-Sin el imperio de Akkad no solo no estd en
decadencia, sino que llega a su maxima expansion. Si Sargon habia sometido Meso­
potamia central y meridional, y Rimush y Manishtusu habian sometido en tierto modo
Elam, Naram-Sin conquista territorios sobre todo en el norte y el noroeste, haciendo
realidad ese dominio «de m ar a mar» (dominio politico y militar, no solo comercial)
al que tanta im portancia se habia dado en el piano ideologico. Por el este Naram-Sin
logra consolidar la situaci0n. En sus inscripciones declara que domina Elam «hasta
Barakhshi» (es decir, Elam en sentido estricto, no toda la confederation). Los reyes
de Awan siguen reinando, y la relation entre A kkad y Awan (que las inscripciones
LIBER
EL IMPERIO D E AKKAD 199

triunfalistas consideran de dependencia) queda reflejada en un tratado escrito en len-


gua elamita, hallado en Susa, entre Naram-Sin y el rey de Elam, al que se reconoce
como un interlocutor politica y juridicamente valido. Sin embargo, tras estos lilti-
mos testimonios parece que la dinastia elamita de Awan desaparece, Susa tiene un
gobernador acadio y la acadizacion de Susiana es un hecho. Naram-Sin dirige una
expedition (probablemente maritima) mucho mas lejos, contra M agan, de donde re-
gresa con un botin y alardes triunfales, pero sin conquistas territoriales.
Hacia el norte se pueden distinguir dos fases documentadas por inscripciones dis­
tintas y sucesivas. En la primera Naram-Sin llega a la ciudad altomesopotamica de
Talkhat, y declara haber conquistado el pais de Subartu (toda la Alta Mesopotamia,
incluyendo Asiria) «hasta el bosque de cedros», es decir, hasta el Amanus o tal vez
hasta el arco montafioso Amanus-Taurus-Zagros que bordea la llanura mesopotamica.
Naram-Sin especifica que ha sometido a los ensi de Subartu y a los senores del «pais
alto», una biparticion sociopoh'tica, mas que geografica (Subartu = Asiria; «pais al­
to» = zona del Khabur y del medio Eufrates). Los ensi son los reyes locales de las
ciudades, mientras que los senores son los jefes de las tribus de la estepa que se ex-
tiende mds alld de los valles urbanizados. Este control sobre toda la Alta M esopota­
mia esta confirm ado por la localization de las inscripciones de Naram-Sin, ya que
las encontramos en Ninive, en Basetki (aguas arriba de Asiria), incluso en Diyarba-
kir, y se ha excavado un palacio suyo en Tell Brak.
La segunda fase corresponde a la expedition con que Naram-Sin destruye Arma-
num y Ebla, haciendose con el control del Amanus, el bosque de cedros y el mar
superior. La destruction de Ebla se relata con especial enfasis, como una hazana sin
precedentes. Hoy sabemos hasta donde llegaba la riqueza y el poder de Ebla, y po-
demos comprender ese alarde. Haciendo un balance de los resultados de su campa-
na, Naram-Sin dice que sus dominios van desde la desembocadura del Eufrates has­
ta Ullisum y el m ar superior. En realidad, no parece que el control acadio al oeste
del Eufrates estuviera muy consolidado, y si bien la destruction total de Ebla elimi-
ηό un rival de Akkad en el comercio y el control del territorio, impidio que Naram-
Sin pudiera «heredar», por asi decirlo, las estructuras politicas y comerciales que Ebla
habia dado a Siria.
Despues de Naram-Sin el imperio se mantiene en pie, pero empieza a reducir sus
dimensiones. Aunque no tenemos inscripciones «historicas», por las formulas de da-
tacion de Shar-kali-sharri sabemos que lucha contra Elam (aunque se diria que a
la defensiva), en el pais de Gutium (= Luristan, de donde procede tambien una ins­
cription suya), y contra los m artu, en el monte Bishri. Segun la lista real sumeria,
despuds de Shar-kali-sharri se produce la crisis principal del imperio, con un caos
dinastico y de poder («iquien era rey? iquien no era rey?»). Sin embargo, mas ade-
lante nos encontramos con el rey acadio Shu-Turul en el alto Eufrates (se ha encon-
trado una inscription suya cerca de Samsat). Luego llegara el verdadero fin, provo-
cado por los guti, pero como el imperio ha mantenido una estructura de control (con
bases fortificadas) m is que de ocupacion territorial, es capaz de conservar una ex­
tension considerable hasta la vispera de este fin.

LIBER
200 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

2. ESTRUCTURA Y GESTI0N DEL IMPERIO

Al llamar «imperio» a la form ation politica de los reyes de Akkad corremos el


riesgo de obviar la situation real, si estamos pensando en los imperios territoriales
de los periodos posteriores. En el caso de A kkad, la ideologia imperial ya es firme
y monolitica: el dios Enlil directamente, y los dem as dioses indirectamente, «conce-
den» al rey de Akkad el dominio sobre todo el m undo hasta sus liltimos confines,
formados por el m ar que lo rodea todo. Lo que permanece fuera de estos dominios
es como si no existiera en el piano ideal. Pero la realization del imperio esta muy
calculada, y plantea sus problemas. No conviene olvidar que nos hallamos ante un
intento sin precedentes de someter a control politico linico un territorio enorme y
muy plural en todos los aspectos (linguistico, politico, demografico, ecologico, etc.).
El caracter abigarrado del imperio crea mas dificultades que su propia extension.
Baste pensar en el Egipto contemporaneo, firmemente unificado pero partiendo de
una base ecologica, lingiiistica y cultural m ucho mas homogenea.
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De ahi que prevalezca la caracterizacion (nueva) del rey como «fuerte» y vencedor,
como alguien que «no tiene igual ni rival». Las vicisitudes politico-militares ya no
son la expresion de las disputas entre los dioses de las ciudades, sino de la fuerza
heroica del monarca. Sin duda, este aspecto de la realeza (que tal vez tenga su raiz
en el ambiente septentrional y «semita» de Akkad) perturba los planteamientos ideo-
logicos y religiosos, sobre todo en las ciudades sumerias del sur, acostumbradas a
otro tipo de realeza, a las que el m odo de presentarse los reyes acadios les puede pa-
recer arrogante e impio. Este proceso llega a su plenitud cuando Naram-Sin incorpo­
ra elementos divinos a su tratam iento e iconografia oficiales. Ademas de «rey fuer­
te» (como Sargon), se proclama «dios de su tierra», una especie de divinidad tutelar
que, desde luego, no pretende desplazar a los dioses locales, pero al sumarse a ellos
provoca una profunda revolution en los valores tradicionales. Esto tendra mas ade-
lante sus consecuencias: en un sentido negativo, la caracterizacion de Naram-Sin,
a diferencia de Sargon, como rey impio que tom a decisiones por su cuenta sin con-
sultar a los dioses y estd condenado al fracaso; y en un sentido problematico, las
meditaciones (y «fundaciones» miticas) sobre el problema de la mortalidad y huma-
nidad del rey, a pesar de sus aspectos divinos (ciclo de Gilgamesh). Sin embargo,
en un sentido positivo, la innovation de Naram-Sin sera recuperada durante algunos
siglos (si bien en clave de culto mas que heroica) por los propios reyes del sur sume­
rio, lo que indica que iba en la buena direction.
U na cosa es la conquista, y otra la gestion del imperio. Hay que distinguir entre
el micleo, una zona que abarca desde algo mas al norte de Akkad hasta el golfo Per-
sico, y las zonas perifericas. En el micleo del im perio el dominio de Akkad se ejerce
de un m odo compacto, aunque no directo. El gobierno de las ciudades se deja en
manos de los ensi locales, que dependen del rey de Akkad, pero conservan cierta auto-
nomia. Es posible que en algunas ciudades los ensi sean de nombramiento real y ori­
gen acadio, mientras que en otras son de origen local. En cualquier caso, sigue es-
tando en vigor el principio dinastico, de m odo que los ensi de Akkad no son
gobernadores (como mas adelante los de Ur), sino dinastas subordinados al nom ­
bramiento imperial. La dificil relation entre el emperador acadio y el dinasta local
tiene varios campos de aplicacion, desde el tecnico y administrativo hasta el ideolo-
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 201

gico y religioso. En el aspecto administrativo, como veremos, hay una indudable pe­
netration economica acadia, con compra de tierras a la corona y la existencia de co-
lonias agricolas en los territorios del sur, que sustrae territorio a los templos en su
gestion de las tierras «piiblicas», e inicia un proceso de unification real. Los propios
prisioneros de guerra, capturados en gran niimero por los reyes acadios en los cam­
pos de batalla, son utilizados en trabajos piiblicos directamente gestionados por el rey.
E n el am bito religioso aparece un contraste entre norte y sur. El norte esta repre-
sentado por la deification del rey y el papel de la diosa de Akkad, Ishtar, mientras
que el sur esta representado por los dioses de las ciudades y la divinidad sumeria
hegemonica, que es Enlil, el dios de Nippur. Los reyes dedican una gran atencion
a Enlil y Nippur. En el Ekur estan dedicados los grandes m onumentos que celebran
las victorias, el propio templo es restaurado y potenciado y Enlil figura en una posi­
tio n preeminente en el tratamiento real. Hay un intento evidente por parte de Sargon
y sus sucesores de abrir brecha en el sistema politico-religioso de Sumer, establecien-
do una relation privilegiada con el dios que encabeza el panteon, y colocandose auto-
m aticamente por encima de las divinidades locales.
Tkmbien cuidan su relation con los dioses de las ciudades, pero de otra forma,
si es que el caso de Enkheduanna se puede considerar representativo. Enkheduanna
es h ija de Sargon, nom brada por el sacerdotisa de la divinidad ciudadana de Ur,
Nanna-Sin. La presencia de una sacerdotisa de origen acadio e imperial en la presti-
giosa metropoli surefla tal vez se complemente con el intento de instalar una sa­
cerdotisa sumeria en el templo de Ishtar, en Akkad. Estos nombramientos cruzados
persiguen la compenetracion etnico-religiosa entre norte y sur, pero el juego de las
asimilaciones, que no siempre son faciles (de la Inanna sumeria con la Ishtar de A k­
kad) provoca, por lo menos a corto plazo, fenomenos de rechazo, aunque a largo
plazo (con el ritm o de los hechos culturales, mas que el de las decisiones politicas)
acabaran imponi&idose y desembocando en un sincretismo y una extensa red de iden-
tificaciones.
Con las zonas perifdricas se sigue una estrategia distinta. Su im portancia ideolo-
gica es esencial, ya que el dominio sobre estas zonas permite alardear de un imperio
«universal». La periferia no se puede controlar directa y unitariamente, ya que su
extension es demasiado grande, y la propia topografia politica de las zonas es poco
compacta, con centros urbanos en medio de la estepa, m ontanas y otras zonas de
baja concentration agricola y demografica. Fuera de M esopotamia los intereses
de Akkad son, ante todo, comerciales. Lo principal es controlar las vias de comuni-
cacion, y esto se puede asegurar mediante ia relation de dependencia de los ensi lo­
cales (como en las ciudades de Asiria), mediante acuerdos con potencias demasiado
fuertes como para ser reducidas a centros subalternos (Elam), y por liltimo mediante
la creation de bases fortificadas acadias en territorio indigena, como el palacio de
Naram-Sin en Tell Brak, un caso que sin duda no fue el linico, sino mas bien el tipo
de presencia mas frecuente y apropiado para conservar una red comercial de largo
alcance.
Vemos, pues, que nos hallamos a medio camino entre el tipo de organization que
sostenia el comercio protohistorico de U ruk y el tipo mas compacto y territorial
que im plantara el imperio de U r III. La solution acadia deja un amplio margen en
el propio nikleo del imperio, sobre todo en el sur sumerio, para la rebelion politica
y la oposicion religiosa, y deja en la periferia un amplio margen para el desarrollo
LIBER
202 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

de las entidades estatales locales, subordinadas a los niicleos «coloniales» acadios


y flanqueadas por ellos. Pese a estas limitaciones, el organismo creado por Sar­
gon y sus sucesores hace gala de un enorme poderio politico, militar y comercial de
cara a sus interlocutores exteriores, como queda dem ostrado por sus victorias en los
enfrentamientos con Ebla y Elam —que provocaron la desaparicion de la primera
y la fuerte reduction del poderio del segundo.

3. E l POBLAMIENTO Y LA ADMINISTRACI0N

El hecho de que la capital acadia, Akkad, no haya sido excavada y ni siquiera


localizada con certeza supone una im portante laguna en el conocimiento de la cultu-
ra y la adm inistration acadias. A falta de archivos centrales tenemos que basarnos
en archivos perifericos (de Umma, del Diyala, de G asur en Asiria) y en unos pocos
edificios que se pueden atribuir con seguridad a los reyes de Akkad (como el palacio
de Tfell Brak), La distribution de los asentamientos en la Baja Mesopotamia no muestra
cambios significativos, y parece que predomina la continuidad con respecto al Pro­
todinastico III. Evidentemente, las «rupturas» politicas que jalonan la consolida­
tio n de la nueva dinastia no se corresponden con rupturas en los ambitos demografi-
co y economico del pais, que sin embargo acusaran la crisis final.
En el pasado se solia afirm ar que con Sargon de Akkad el elemento semita pre­
domino sobre el sumerio. Incluso se llegaba a decir que una «invasion» de semitas,
procedentes mas o menos directamente de su «emplazamiento primitivo» en pleno
desierto siroarabigo, fue la que llevo a Sarg6n al poder. Hace tiempo que esta vision
ha sido desmentida por el aumento de conocimientos y la agudizacion de la vi-
si6n historica. Sabemos que ya en el Protodinastico habia semitas en Mesopotamia,
y que no se propagaron por migraciones masivas. Tambien se ha demostrado que,
en las luchas que enfrentaban a unas ciudades con otras, las diferencias de composi­
tio n etnica no tenian un significado especial. En una palabra, en Mesopotamia no
habia ningiin conflicto etnico, y Sargon no fue el campeon de los semitas contra los
sumerios.
Pero es cierto que la tom a del poder en A kkad, ciudad del norte, centro de una
zona con poblacion mayoritariamente semita, altero de hecho la situation global.
Las inscripciones reales y los textos administrativos hacen uso del acadio, en vez (o
ademas) del sumerio. El norte tenia sus tradiciones de escritura (la llamada «tradi­
tio n de Kish») y estaba acostumbrado a su lengua. La adm inistration imperial di-
fundio sus usos y puede que a sus escribas. Pero el hecho politico ocasional se inser-
ta en unas tendencias de fondo. La primera tendencia es de caracter ambiental: el
desplazamiento del centro politico al norte esta relacionado con la interconexion hi-
drica de la llanura mesopotamica, que inevitablemente provoca una crisis en los tra-
mos situados aguas abajo (que ademas estan sujetos a anegamiento y salinization)
a medida que aum enta la poblacion y la explotacion agricola en los tramos situados
aguas arriba. La segunda tendencia es de caracter etnolingiiistico: los sumerios, que
durante m is de un milenio habian sido el principal elemento en la Baja M esopota­
mia, son un grupo lingmstico aislado. En cambio, el elemento acadio en Mesopo­
tamia central tiene tras de si una enorme reserva de poblaciones semitas que compren-
de la A lta M esopotamia, Siria y Palestina, por no hablar de la peninsula arabiga, de
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 203

«26 (gat) el lado norte; 110 el lado este; / 58 el lado sur; 108 el lado oeste. / Superficie de
la parcela: 2 b u r y 9 iku. / (Parcela de) Ur-lshkur, / (nombre de la) parcela: A-geshtinna.»

48. Agriculture en la epoca acadia. Texto de agrimensura y representaci0n grafica


F ig u r a
de la forma de la parcela.

la que no tenemos documentation escrita. Los procesos normales de emparentamiento,


difusion y desplazamiento hacen que, a ia larga, cobre im portancia el elemento que
asim ila mas facilmente a los nuevos grupos de inmigrados. Este es el caso de los aca­
dios con las infiltrationes procedentes del oeste.
E n este marco general, la politica de la dinastia de Akkad tiene un efecto multi-
plicador. A la conquista del sur por Sargon le siguio un proceso de «colonization»,
durante el cual unos dirigentes administrativos acadios se instalaron en algunas ciu­
dades del sur, y unos grupos de campesinos y arrendatarios emigraron hacia tierras
antes sumerias. La diferencia de lenguas era solo una parte del problema. Todavia
habia cierta diversidad de usos y tradiciones juridicas, sobre todo en la propiedad
y gestion de la tierra. No es casual que dispongamos de mas datos sobre la propie­
dad familiar y real, y menos sobre la propiedad del templo. La propiedad familiar,
bien atestiguada ya en la edad protodinastica, tambien en el sur (Fara), probable-
LIBER
204 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

F ig u r a 4 9 . Ganaderia en la epoca acadia. Escenas de ganadena en un sello de la epoca.

mente estaba mas arraigada en el norte, donde la estructura social estaba mas influida
por el ordenamiento gentilicio y acusaba menos la influencia del poder del templo,
que en el sur estaba intimamente relacionado con el desarrollo de la primera urbani­
zation.
En cuanto a la propiedad del rey, la dinastia de Akkad aplico una politica de cen­
tralization de tierras bajo la gestion directa de la corona. Un documento de singular
importancia es el llamado «obelisco de M anishtusu», que registra —con la forma
habitual de los contratos de la epoca: profusion de vendedores, testigos y otras per­
sonas implicadas en la transaction— una larga serie de compras de tierras por parte
del rey en la region de M arad, en Mesopotamia central (2.300 hectireas en total, una
extension enorme para el tam ano de las propiedades de entonces). A estas tierras,
compradas segiin las reglas de las transacciones privadas, se sumaron otras apro-
piadas por derecho de conquista, de modo que la casa real acumulo un importante
patrimonio al margen de las administraciones de los templos, que mantenian su auto-
nomia aunque politicamente dependieran del palacio.
Las formas de la adm inistration —organigramas de las funciones, tipos de docu-
mentos y terminologia burocritica— tambien experimentan variaciones, probable-
mente debidas a la difusion de las costumbres del norte. El sumerio y el semitico
coexisten, persisten algunas variedades locales de grafias, pero se impone una escri-
tura «imperial» de gran homogeneidad, elegancia y precision. Es el comienzo de la
unification de la escritura y la adm inistration en la Mesopotamia central y meridio­
nal, que culminara en la epoca neosumeria, a consecuencia de otra unification poli­
tica mas completa (III dinastia de Ur).

4. El c o m e r c io y l a p e r if e r ia d e l im p e r io

SargOil dingiO pCrSOilalniCutc Su cjCrCitO haSta Tiituil, μυι Un iadu, y hasta cl gol-
fo Persico, por otro. Naram-Sin hasta Ebla (cuando no hasta el Mediterraneo) y has­
ta Magan. Si se comparan estos avances con los radios de las luchas anteriores entre
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 205

estados limitrofes, no cabe duda de que bajo la dinastia de Akkad los horizontes,
en poco tiempo, se ampliaron enormemente. El comercio protohistorico y los con-
tactos comerciales entre las ciudades sumerias del Protodinastico tenian ya la misma
am plitud. Sin embargo, este trafico se realizaba a traves de m ultitud de pasos inter-
medios, que facilitaban la afluencia de mercancias lejanas, pero los costes y el tiem­
po invertido restaban eficacia. Al parecer, el proyecto de los reyes acadios consistia
en hacer que la esfera comercial y la politica coincidieran, y llegar directamente a
las fuentes de las materias primas sin pasar por la red de interm ediation.
Para ello habia que apoderarse de las redes comerciales que, mas alia de la red
bajom esopotam ica, estaban en manos de Ebla al oeste, de Elam para la meseta ira­
ni, y en el golfo Persico giraban en tom o al «puerto franco» de Dilmun. Las expedi-
ciones de los reyes de Akkad fuera de M esopotamia se dirigen precisamente al cora-
ζόη de estos tres circuitos. Sargon distingue todavia entre una esfera de control politico
y conquista militar, que corresponde a Mesopotamia central y meridional, y una es­
fera de comercio exterior, ejercido por los propios acadios (en el oeste) o sus socios
(en el este). Manishtusu y Naram-Sin cambian de politica, y procuran apoderarse
de los circuitos de Ebla, Elam y, de una forma menos definitiva (una expedition que
proporciona botin pero no altera el estatus politico), tambien Magan. Pero la apro-
piacion del circuito conlleva en cierta medida su destruction, y el acceso directo, con
violentas expoliaciones y conquistas, puede secar la fuente. La vision centralista de
Mesopotamia, segtin la cual la periferia era una mina de materias primas, salvaje
y casi desierta, a disposition del pais central, no tiene en cuenta el hecho de que los
paises abastecedores poseen sus propios sistemas de extraction, primera elaboration
y comercio, poseen sus propias estrategias e intereses. En el norte de Siria la destruc­
tio n de Ebla provoca el retroceso de la organizacion politica a unos niveles de mayor
fragm entation, sin que Akkad sea capaz de hacerse con el control del comercio. La
conquista de Susiana altera el orden politico de la confederation elamita, dificultan-
do la afluencia de materiales desde el extremo noreste irani (por ejemplo, el lapisla-
zuli de Afganistan y el estano de Asia central llegan con mas dificultades y en menor
cantidad que durante el periodo Protodinastico).
El centro de la confederation elamita, la region de Awan, de donde tom a el nom ­
bre la dinastia real, no ha sido localizado con exactitud, a diferencia de la ciudad
de Susa (que estaba mas expuesta por su proximidad a la Baja Mesopotamia) y An-
shan (TMl-i Malyan). En conjunto, la federation se extendia por buena parte de Iran
suroccidental y meridional, y mantenia relaciones con ciudades florecientes, pero mas
apartadas, como Tepe Yahya (una de las ciudades del pais de Barakhsni-M arknashi)
y Shahr-i Sokhta (que puede ser la A ratta de la mitologia sumeria), puntos cruciales
de la red de comunicaciones por la que pasaban el estano, el lapislazuli, la diorita
y las demas piedras duras y semipreciosas. Al principio, la intervention de Akkad
en este sistema fue cautelosa, y se limito a la ciudad vecina de Susa. Luego fue mas
ambigua, con una alternancia de victorias militares y tratados de igual a igual. Es
dificil saber hasta que punto la intervention acadia fue destructora: por un lado, las
inscripciones reales acadias presentan un panoram a muy duro, pero, por otro, la di­
nastia de Awan sigue reinando, sus reyes siguen llevando titulos nada devaluados,
y parece que el ultimo rey, Puzur-In-Shushinak (contemporaneo de Shar-kali-sharri)
es todavia muy poderoso. Con el empieza la decadencia de Awan, que se extiende
a las ciudades de la meseta, como la propia Shahr-i Sokhta. Todas ellas retroce-
LIBER
206
LA EDAD
DEL BRONCE
LIBER

ANTIGUO
F igura 50A. Ocupacidn de la Baja Mesopotamia durante el III milenio. Izquierda, periodo de Yemdet Nasr; derecha, Protodinastico I.
EL IMPERIO
LIBER

DE AKKAD
207
F ig ura 50B. Ocupaci6n de la Baja Mesopotamia durante el III milenio. Izquierda, Protodinastico II-III; derecha, ipoca acadia.
208 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

den a las dimensiones de aldeas, y la circulation de mercancias se interrumpe. Parece


que la crisis de Elam es paralela a la del propio A kkad. Es dificil decir hasta que
punto se debe solo a factores internos, y que papel tienen los repetidos ataques aca-
dios. Un factor desencadenante de esta crisis son los pueblos de los Zagros, al norte
de Elam: guti y lullubi. Los guti, que atacaron M esopotamia, tambien lo hicieron con
Elam. Es posible que la crisis elamita entre la dinastia de Awan y la posterior dinas­
tia de Simashki (originaria de Luristan) equivalga a la crisis de Mesopotamia a raiz
de la intervention de los guti. Pero mientras en M esopotamia la demografia y la ur­
banization no se vieron afectadas, en Iran la crisis coincidio con una fase de despo-
blacion progresiva.
En el sector del golfo Persico, donde los reyes acadios buscaban, sobre todo, el
cobre de M agan, la isla de Dilmun esta al abrigo de destrucciones militares y con-
quistas violentas, precisamente por su papel de centro intermediario. La isla, que ni
siquiera produce comida suficiente para sus habitantes y tiene que importarla, cons-
tituye un caso especial. La entidad indicada con el nombre de Magan corresponde,
en lineas generates, a! area de difusion de la cultura llamada de Umm an-Nar (la
costa de Oman), y parece que mantiene contactos intensos y directos con Mesopota­
mia. Naram-Sin llega hasta alii militarmente. El caso de Melukhkha es diferente. Co­
rresponde al area de difusion de la cultura de H arappa y Mohenjo Daro (valle del
Indo), y mantiene contactos indirectos como fuente de esencias vegetales, animales
exoticos y conchas, con mucha m enor im portancia para las tecnologias basicas. De
varias formas y con varios niveles de intensidad, desde Anatolia y la costa siria hasta
Oman, el valle del Indo, Afganistan y Asia central, se configura un «sistema-mundo»
bastante consolidado. El proyecto de los reyes de Akkad (mas o menos consciente)
de apoderarse de todo el sistema, no se lleva a cabo completamente, pero si se consi-
deran los territorios que conquistan y los que dejan fuera de uso, puede decirse que
la aproximacion real al proyecto es considerable.

5. EXPRESIONES LITERARIAS Y ARTISTICAS DE LA REALEZA

La nueva figura central del rey-heroe acadio queda reflejada en la production


artistica y literaria de la epoca, y supone un giro en el uso de los monumentos iconi-
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elementos —estatuas votivas, estelas triunfales, epigrafes celebrativos y textos litera-


rios— ya habian aparecido en el periodo Protodinastico, pero ahora se utilizan como
un autentico medio de propaganda politica. Se erigen monumentos votivos en el Ekur
de Nippur y en los otros grandes santuarios del pais, de Sippar a Ur. Las estatuas
son muy sencillas, con la figura estatica del rey y un zocalo que suele tener figuras
de prisioneros y guerreros caidos, pero la position central de la imagen real, unida
al contenido de las leyendas y escritos dedicatorios, ponen el acento en la celebra­
tio n de las hazanas belicas del rey, cuando en la practica dedicatoria protodinastica
destacaba ante todo la sumision del monarca a la divinidad. En las estelas triunfales
este proceso dispone de un espacio y unas modalidades expresivas todavia mas favo-
rables. Si comparamos la estela de Eannatum con la de Naram-Sin, podemos ver
que la position central pasa del dios al rey (con la divinidad reducida a una presen-
cia simbolica). Hasta los soldados victoriosos, que en la figuration protodinastica
LIBER
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Sarg6n, primera fase


Sargon, segunda fase
Sargbn, tercera fase
Rimush +
Manishtusu +
Naram-Sin, primera fase + (+)
Naram-Sin, segunda fase + +
Naram-Sin, tercera fase + + +
(+)
Naram-Sin, sellos / dedicatorias + + + + +
Shar-kali-sharri + + + +
id., sellos / dedicatorias + + (+>
ultimos reyes + +

2. TITULOS REALES DE LA DINASTIA DE AKKAD

Enlil da dedicatorias subordinacibn trabajos Enlil invocado


el reino a Enlil a Enlil al Ekur en las maldiciones

Sargon + + + - +
Rimush + + + -
Manishtusu + + - -
Naram-Sin - + - + -
Shar-kali-sharri - + — +

1. LA ESTELA DE NARAM-SIN 3. RELACI0N CON ENLIL, DIOS SUPREMO DE SUMER

Ideologia real acadia. La asuncion del papel heroico-divino por parte de Naram-Sin (1) coincide con u n profundo replanteamiento
F i g u r a 51. g
del tratamiento real (2) y de las relaciones con Enlil (3), dios principal del pant:e0n tradicional.
210 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

form an un bloque compacto, expresion de la colectividad ciudadana, en la estela aca­


dia se convierten en individuos singulares dotados de iniciativa —similares al rey,
aunque mas pequenos. Las estelas de la victoria se colocaban en lugares con un va­
lor simbolico especial: o bien en el centro del m undo (es decir, en el santuario de
una ciudad), o bien en los confines del m undo (en relieves rupestres esculpidos alii
donde el ejercito acadio llegaba a un limite natural e infranqueable, mas alia del cual
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n u ιι α υ ια u a u a 4 U& t u u ^ ju id ia i ) .
Si los monumentos reales tienen una funcion politica explicita, tambien hay ob­
jetos personales de reducidas dimensiones, com o los sellos de los funcionarios de
Akkad, que reflejan las nuevas tendencias de la epoca. Ademas de los frisos protodi-
nasticos de animales, aparecen representaciones en las que los dioses estan claramente
individualizados, y en las que las nuevas divinidades «astrales» (de origen septen­
trional y semita), como Shamash e Ishtar, tienen una presencia destacada, en detri-
mento de la antigua religiosidad ctonica y fertilista. El paso de lo decorativo a lo
narrativo da lugar a verdaderas escenas mitologicas (reconocibles en algunos casos,
si se comparan con los mitos atestiguados). Estas escenas tambien suponen una no-
vedad, comparadas con la rigidez simbolica y cultual del repertorio anterior.
En los epigrafes que aparecen en los m onum entos se produce una evolution simi­
lar. El acceso directo al texto esta reservado a unas pocas personas (escribas y fun­
cionarios que saben leer). Ademas, el acceso a los propios monumentos esta vedado
para el gran piiblico. Sin embargo, el cariz «propagandistico» (no como adoctrina-
miento brutal, sino como difusion de la ideologia oficial) es evidente, y podemos
suponer que la docum entation de que disponemos no es mas que la «punta del ice­
berg» de una comunicacion ideologico-politica que llegaba a las capas mas amplias
de la poblacion bajo formas mas sencillas (orales, ceremoniales). En las inscripcio-
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m odo que la ocasion votiva es poco mas que un pretexto para la autoalabanza. Al­
gunos textos protodinasticos podian tener una riqueza parecida de detalles narrati-
vos (por lo menos en el caso de la estela de E annatum ), pero con una finalidad mas
bien juridica y religiosa, para explicar que la actio n del rey habia sido correcta, jus-
tificada por la defensa de sus propios derechos, acorde con la tradition, garantizada
y alentada por el propio dios, en una palabra, se trataba de una expresion de la vo-
luntad del dios. La narration acadia posee un tono distinto: en ella destaca el papel
central y la iniciativa del rey, pretende dem ostrar que el es el mas fuerte, que no tiene
rivales, que no tiene precedentes.
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duccion literaria (no epigrafica), porque las obras son bastante posteriores a la di­
nastia de Akkad, si bien su redaction final es el resultado de una prolongada estrati-
ficacion, en el curso de la cual han tenido ocasion de sedimentar las tendencias
caracteristicas de varias epocas. La profusion de escenas mitologicas que aparecen
en la gliptica acadia hace pensar que esa m ism a epoca fue decisiva para la elabora­
tio n de los mitos en su form a narrativa. En particular, se advierten coincidencias
entre el ideal de fuerza heroica de la realeza acadia y unos ideales similares personi-
ficados por heroes mitologicos, como Gilgamesh o Enmerkar. Las guerras entre el
norte y el sur (Gilgamesh de U ruk contra Agga de Kish), las expediciones militares-
comerciales a tierras lejanas (Enmerkar en A ratta, Gilgamesh en el pais de los ce-
dros), el mismo problema de la divinidad parcial y la problematica m ortalidad del
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 211

F ig u r a 52. Gliptica de la epoca acadia, con repertorio mitologico.

rey, son temas que bien pudieran relacionarse con el periodo Acadio. Desde luego,
encajan m ucho mejor en este periodo que en el Protodinastico II, donde las poste-
riores especulaciones historiogrdficas de escribas y mitografos sitiian a estos heroes.
Naturalmente, en el piano funcional, dichas historias son «modelos» para el com-
portamiento de los reyes, pero en su gdnesis las historias miticas estuvieron influidas
por las concepciones de la epoca. Es significativo el hecho de que la redacci0n sume-
ria de los poemas y la ambientaci0n m eridional (Uruk en lugar de Kish) de los prin-
LIBER
212 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

cipales heroes contrasta con la sede de la dinastia acadia. Parece plausible, pues, la
hipotesis de que los mitos de caracter heroico son u n a «respuesta» sumeria a la ideo-
logia imperial acadia, una respuesta que asume el punto de vista del interlocutor ac­
tual, pero vuelve a formularlo con arreglo a la trad ition cultural propia, y lo trasla-
da a un pasado «fundador». Por ejemplo, el pequefio poema de Gilgamesh y Agga,
con su evidente compromiso entre la exaltation del invencible heroe de Uruk y el
predominio «real-politico» del rey de Kish, encaja a la perfection tras la victoria de
Sargon frente a Lugalzaggesi, cuando los dinastas de la metropoli meridional pre-
tenden conciliar su dependencia del imperio norteno con una autonomia que hunde
sus raices irrenunciables en el pasado esplendor de la ciudad.

6. Las t r a d i c i o n e s h is t 0 r ic a s a c e r c a d e l o s r e y e s d e A kkad

Algunos elementos de las vicisitudes historicas de la dinastia de Akkad estimula-


ron la im agination popular. Con el paso del tiempo, mientras las otras dinastias so-
lian ser «olvidadas» por la memoria colectiva y solo perduraban en la memoria de
escribas y sacerdotes, en tom o a la dinastia de Akkad se formo y evoluciono un cuerpo
de tradiciones literarias. Sargon y Naram-Sin se convirtieron en personajes modeli-
cos, personificando (en lo bueno y en lo malo) el ideal mesopotamico del rey. Los
monarcas posteriores debian confrontarse con este ideal para encontrar en el la ju s­
tification de sus actos.
Entre los elementos capaces de estimular la im agination colectiva (y «national»
mesopotamica), esta en prim er lugar la idea de im perio universal, que da forma po­
litica a la idea que se habian form ado los mesopotamicos de su position central en
el mundo. Se asume como modelo el mapa mental de las inscripciones triunfales aca-
dias, y el titulo de «rey de las cuatro partes del m undo» se convierte en el titulo es-
tandar para todos los reyes con ambiciones universalistas, mientras que el titulo de
«rey de Kish» (tratamiento basico de los reyes de Akkad) es reinterpretado como «rey
de la totalidad». Luego esta el ideal heroico que em ana de las inscripciones triunfa­
les acadias. Es un ideal de fuerza, de capacidad p ara someter por las armas al ene-
migo, que culmina con la deification del soberano. Heroismo, individualismo, deifi­
cation: he aqui los atributos de unos reyes-heroes fuera de lo comiin, que todos
querrian imitar, cuando no igualar. Por ultimo esta la peculiar parabola del poder
de Akkad: surgido de la nada, encumbrado hasta unas alturas insospechadas, y pre-
cipitado de nuevo, miserablemente, en la nada. U na parabola que puede dar lugar
a reflexiones sobre el destino humano, la relation con los dioses y la posibilidad de
prevision.
La tradition, al concentrar estos avatares en las figuras clave de Sargon y Naram-
Sin, los sitiia en dos extremos. Sargon representa la fase ascendente y los elementos
positivos, mientras que Naram-Sin asume los elementos negativos y el tram o descen-
dente de la parabola. En esta simplificaci6n, el papel de Sargon es mas acorde con
la realidad historica. En cambio, el de Naram-Sin esta muy distorsionado. Los moti-
vos de esta polarization son comprensibles. En Sargon la tradici6n presenta la histo­
ria admirable del hombre «nuevo», de origenes no reales (que facilmente se convier-
ten en origenes oscuros e irregulares), capaz de labrarse un futuro y un papel que
le proyectan al vertice de las experiencias politicas y militares: de la nada al control
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 213

del universo mundo. En cambio, en el caso de Naram-Sin la connotation negativa


se basa en unos rasgos de impiedad y arrogancia que «explican» el hecho de que
los dioses le abandonen y se venga abajo la construction politica heredada por el.
La deform ation es grave, porque la crisis de la dinastia es historicamente muy poste­
rior a Naram-Sin, quien incluso fue capaz de aum entar considerablemente las con-
quistas de Sargon. Seguramente esta caracterizacion de Naram-Sin como impio y arro-
gante tiene que ver con la pretension de divinizarse, que al parecer no estuvo bien
vista, e incluso fue condenada por la clase sacerdotal, que la consideraba una pre­
tension de actuar por su cuenta y reemplazar a los dioses, mereciendo por ello el
castigo divino.
Los canales a traves de los cuales se fraguo una literature seudohistoriografica
sobre los reyes de Akkad nos son en parte conocidos. Un elemento central son los
monumentos triunfales de los monarcas, colocados en los templos, donde permane-
cieron durante mas de un milenio a la vista de los fieles, hasta los saqueos elamitas
de finales del siglo x ii . Por un lado, estos monumentos generaron una corriente de
estudio por parte de los escribas, que se ejercitaban copiando estos epigrafes anti-
guos, y al mismo tiempo asimilaban su fraseologia y su ideologia heroica y universa-
lista. Por otro lado, probablemente, dieron pie a leyendas y etiologias populares que
hoy dia nos resulta dificil reconstruir, pero debieron ser el punto de partida para la
im plantation de estos heroes en la tradition mesopotamica posterior.
Junto a este canal principal se pueden entrever por lo menos otros dos. El prime­
ro son las inscripciones de fundacion de los templos, que salen a la luz con ocasion
de las restauraciones o reconstrucciones, provocando curiosidad y respeto. El segun-
do son los «presagios historicos», es decir, la resena de ciertas formaciones halladas
en las visceras de los animales sacrificados. Se sostiene que fueron observadas en
la epoca de los reyes acadios en relation con famosos episodios politicos y militares,
y son indicaciones utiles para los interpretes futuros, que pueden aventurar sus pre-
visiones cada vez que aparecen las mismas formaciones. La artificiosidad de los pre­
sagios historicos salta a la vista en los primeros ejemplos atestiguados (del tipo de
«presagio de Sargon», escrito en un pequeno modelo de higado). Mas adelante, el
texto de los presagios gana en precision y detalles (que se tienen que inventar o ex-
traer de otras fuentes), para acabar convirtiendose, en epoca mas tardia, en una ver-
dadera com position similar a una cronica a la que se da form a de presagio, de ma-
nera algo grotesca.
La tradition historiografica sobre Sargon y Naram-Sin ya esta plenamente for-
m ada en la epoca paleobabilonia (siglos xix-xvii), a la que se remontan las compo-
siciones mas organicas y famosas. Ademas de la forma del «presagio historico» (vin-
culada a la tradition hepatoscopica) y la de la «falsa inscription» (genero naru
«estela») inspirada en las inscripciones autenticas conservadas en los templos, exis-
ten verdaderos poemas de m odulation epica pero planteamiento esencialmente teo-
logico. En todas las expresiones literarias aparece la relation entre la tradition histo-
rica y los presagios, hecho no solo formal sino tambien tematico, que arroja luz sobre
el propio sentido de la tradition. La explication de la parabola y la caracterizacion
contrapuesta de Sargon y Naram-Sin estd en su relation con los presagios, que son
manifestaciones de la voluntad divina. Sargon hace caso de los presagios, lo cual
no le resulta nada dificil, ya que son positivos. En cambio, Naram-Sin, cuando reci-
be presagios negativos, en vez de tom ar nota, comete la presuncion de pasarlos por
LIBER
214 LA EDAD DEL BRONCE Α Ν Ή ϋ ϋ Ο

1 a-mu-ut «presagio (higado)


kis*' de Kish
sa sar-ru-ki-in referente a Sargon»

2 a-mu-ut «presagio
a-ga-del·' de Akkad,
sa ri-mu-us referente a Rimush
ύ ma-na-as-tu-su y Manishtusu»

3 a-mu-ut na-ra-am-MSin «presagio de Naram-Sin


a a α -μ / -ο α ~ α ι ^uc
rt. .
a
ii/i iιυ
Apisha!»

4 a!-mu-ut «presagio
sa-ah-lu-uq-ti de la ruina
a-ga-del·’ de Akkad»

F ig u r a 53. Pequeflos m odelos de higado procedentes de M ari, con presagios hist6ricos so­
bre la d inastia de A kkad.

LIBER
EL IMPERIO D E AKKAD 215

alto, y esta abocado al fracaso. Los reyes posteriores, en sus actuaciones, se guian
por el ejemplo paradigmatico de los reyes acadios, pero en la practica se basan en
la consulta de los presagios. La relation entre el procedimiento magico-operativo de
los presagios y el procedimiento analogico de los ejemplos historicos esta en el he-
cho de que los presagios favorables (de Sargon) son precedentes positivos para la ac­
tio n , y los presagios desfavorables (de Naram-Sin) son seflales de cautela o renuncia;
y en el hecho de que el comportamiento correcto de Sargon (acatar la voluntad divi­
na) es un m odelo a seguir, pero el com portam iento incorrecto de Naram-Sin es un
ejemplo a evitar.
Admitiendo estas motivationes teol6gicas y operativas, y la tenue conexion con
los textos acadios originales, es evidente que la utilization historica de los textos tra-
dicionales tiene que ser muy cautelosa. Por desgracia, generalmente se ha preferido
buscar un fantasmag6rico «nticleo hist6rico» de las tradiciones, utilizando los tex­
tos en funcion de los episodios narrados en ellos, cuando lo correcto seria buscar
las alusiones a las situaciones del tiempo en el que se redactaron, y descubrir con
que fines se redactaron.
Por ejemplo, veamos el relato llamado Rey de la batalla (sar tamhari), quiza el
mas famoso. En el se narra una expedition de Sargon contra la ciudad de Purush-
khanda, en A natolia central, y la interpretation vulgar ve en esto una prueba de que
los acadios comerciaban en Capadocia mucho antes que los paleoasirios. En reali­
dad, habria que interpretarlo como un antecedente «fundador» de este liltimo co-
mercio, proyectado hacia un tiempo mas lejano para conectarlo con el heroe Sargon
y asi conferirle u n a validez ejemplar. El poema se centra en la cuestion de los presa­
gios: el com portamiento de Sargon es correcto porque decide hacer caso de la indi-
caci6n «descabellada» del presagio divino (el suefto de Ishtar) y no del consejo pru-
dente de los informadores humanos (los mercaderes), y con esa seguridad supera todos
los obstaculos geograficos y consigue llegar hasta el lejano pais, realizando una ha-
zana tan prodigiosa que el monarca local se somete a el sin presentar batalla. Si el
texto tiene que ver con el comercio paleoasirio en Capadocia, no significa que cons-
tituya su precedente historico. Se trata de su fundamento ejemplar: al igual que Sar­
gon, los reyes posteriores deberan seguir los consejos divinos y aventurarse en el co­
mercio a larga distancia, sin arredrarse por las contraindicaciones de los hombres
y los obstaculos naturales.
La ensenanza de la Leyenda de Naram-Sin es opuesta. Frente a la invasion de
los pueblos del norte (los Umman-M anda), muy numerosos y con aspecto de anima-
les, Naram-Sin, antes incluso de consultar los presagios, envia a unos exploradores
para saber si los invasores son humanos (y se les puede veneer) o espiritus. Esta pri­
mera indagacion es «castigada» con presagios negativos. Entonces el rey, en vez de
atenerse a ellos, se envalentona sabiendo que sus adversarios son humanos y les ata-
ca, sufriendo varias derrotas. El desastre es evitado por la intervention de Ea y el
arrepentimiento de Naram-Sin, pero la invasion no es detenida en el campo de bata­
lla, sino que sencillamente los invasores se retiran. Si detras del Rey de la batalla ad-
vertimos titubeos sobre la convenientia de emprender expediciones comerciales a larga
distancia, en la Leyenda de Naram-Sin se refleja el debate sobre el m odo de hacer
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cer frente a un enemigo mas numeroso en campo abierto.
O tro famoso texto, la Maldicion de A kka d , ha sido abordado dando demasiada
LIBER
216 LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO

importancia a su «micleo historico» y subestim ando sus implicaciones actuales. En


el se hace una parabola de la dinastia de Akkad, desde su crecimiento y prosperidad
con Sargon hasta su destruction con Naram-Sin, debida a la venganza de Enlil, a
causa de las presuntas «destrucciones» realizadas por este segundo rey en el Ekur.
Al parecer, se trataba de simples restauraciones (los reyes de Akkad restauraron el
Ekur, lo enriquecieron con sus monumentos triunfales y siempre se declararon obse-
quiosos con Enlil) q u c se consideraban irrespetuosas porQue eran contranas a las
indicaciones de los oraculos, y probablemente tam bien a las tradiciones cultuales y
arquitectonicas locales. El trasfondo podria ser la polemica sobre la oportunidad de
unas restauraciones posteriores, realizadas al principio de la epoca paleobabilonia.
La realidad historica se altera de form a considerable, ya que se adelanta la invasion
guti al tiempo de Naram-Sin, y se sobreentiende la relation entre los reyes acadios
y el Ekur.
Cuando Babilonia se convierte en potencia hegemonica, se establece una identi-
dad Akkad-Babilonia. La segunda ciudad aparece como heredera de la primera, y
es sustituida por ella en los textos seudohistoricos. Por ejemplo, una falsa inscrip­
tion de Naram-Sin que alude a las relaciones entre Kish y Akkad, se refiere clara-
mente a las relaciones entre Kish y Babilonia en la epoca (siglo xvm ) en que esta
alcanzo su predominio y se dispuso a anexionarse Kish. En cierta medida, la historia
repite este antecedente antiguo, cuando la ciudad nueva de Akkad suplanta a la vieja
ciudad hegem6nica en la Media Mesopotamia.
En epoca aiin mas tardia (neoasiria), la odiosa destruction de Babilonia a manos
de Senaquerib es condenada haciendo un paralelismo con una presunta destruction
de Babilonia a manos de Sarg6n, en beneficio del nuevo Akkad. En el I mile-
nio, mientras las viejas composiciones paleobabilonias todavia eran conocidas y
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material de los presagios historicos, cr6nicas de la suerte variable de los imperios


que surgen y se hunden inevitablemente uno tras otro, segiin sea el comportamiento
del rey frente a los dioses (sobre todo frente a M arduk), y por ultimo «historias de
edificios», cuya fundaci6n se remonta a los venerables reyes acadios. Cada epoca
encuentra asi las formas y los motivos para relacionar los hechos presentes con los
modelos del pasado. Los reyes de Akkad se convierten en modelos de comportamiento
para sus sucesores, en el ambito de una M esopotam ia que contribuyeron a unificar
cultural y politicamente mas que nadie.

7. G u t i, l u l l u b i y h u r r it a s

La dinastia de Akkad, que habia unificado M esopotamia durante casi dos siglos,
cayo bajo el empuje de los guti. Estos eran un pueblo montanes de Luristan (montes
Zagros), que aparece en los textos mesopotamicos con el estereotipo de «barbaro»:
«dragones de la montafia», «enemigos de los dioses», «un pueblo que carece de
ataduras», «cubren la tierra como langostas», «no tienen temor de dios y no saben
seguir las disposiciones del culto». Los reyes de Akkad, desde Naram-Sin hasta Shar-
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de los Zagros) y se adentraron en el pais de los guti, pero los problemas y los fines
politico-militares del imperio eran otros: los mayores quebraderos de cabeza proce-
LIBER
EL IMPERIO DE AKKAD 217

dian de los ricos imperios del este (Elam) y el oeste (Ebla). Sin embargo, fueron los
guti, bajados de los montes, quienes aprovecharon la crisis de agotamiento y desor-
ganizacion de los liltimos reyes acadios y tom aron el poder en M esopotamia. La lista
real sumeria nos proporciona una larga relation de reyes guti de los que no sabemos
casi nada. La falta de rastros epigraficos y en general culturales guti en M esopota­
mia da a entender que su dominio no dejo huellas importantes en la organization
politica y administrativa de la region.
Es probable que el dominio de los guti se concentrara sobre todo en M esopota­
mia central (zona del Diyala, Kish y Akkad), permaneciendo contiguo a su pais de
procedencia. En cambio, las ciudades sumerias del sur, pese a estar sometidas de al-
guna form a a la soberania guti, recuperaron gran parte de su autonom ia. El control
ejercido por los guti fue menos «civil» que el acadio, pero tambien menos opresivo
y eficaz, tuvo menos incidencia en la explotacion agricola y, en las ciudades, en el
culto y la adm inistration. Veremos a continuation que las ciudades surefias —de La­
gash a U ruk— pudieron recuperar su autonom ia e iniciativa, preparandose para su
resurgimiento politico.
El centro de gravedad de los guti siguio estando en las montaftas (su futuro ven-
cedor, Utu-khegal de U ruk, les acusara de «haberse llevado la realeza de Sumer a
un pais extranjero»). En un relieve rupestre de Sar-i-Pul, en los montes Zagros, tene-
mos u n ejemplo de lo que podria ser la expresion de su ideologia monarquica. Se
trata de una escena de victoria con inscripcion de un rey de los iuilubi, Anu-banini.
La inscripcion y la figuration denotan la influencia de los modelos acadios. Aunque
lullubi y guti son dos terminos distintos, su centro de difusion es mas o menos el
mismo (Luristan). Anu-banini imita el modelo acadio, incluso en su pretension de
dom inio «del m ar inferior al m ar superior», pero en realidad sus dominios se extien-
den mas bien por la periferia m ontanosa, y no por la llanura mesopotamica. M u­
chas veces los imperios «generan» una periferia a su imagen y semejanza, y a los
intentos de unification de la zona central mesopotamica (primero con Akkad y lue-
go con Ur III) la periferia responde con intentos de formaciones estatales mas exten-
sas, que tienden a rodear Mesopotamia, pero debido a su evidente fragilidad estruc-
tural solo duran lo que les permite la action militar o el acuerdo tribal que las ha
creado.
O tro ejemplo de formacion politica periferica con pretensiones de universalidad
aparece en territorio linguisticamente hurrita, en la franja que se interpone entre la
llanura mesopotamica y las montaftas. Hay dos inscripciones reales tardo o postaca-
dias que proceden de esta franja, una de Tish-atal, hallada cerca de ‘Am uda (zona
del alto Khabur), y la otra de Atal-shenni, procedente de Samarra (Tigris medio).
Los dos reyes (de nombre hurrita, como hurrita es la lengua de la primera inscrip­
cion) proclaman su dominio de Urkish a Nawar. El primer toponim o corresponde
a una ciudad altomesopotamica, tal vez el mismo lugar donde se ha encontrado la
prim era inscripcion (probablemente Tell Mozan). En cambio, el segundo toponimo
se refiere a una region situada al este del Tigris, tal vez el pais interior de Samarra.
Asi pues, esta formacion estatal protohurrita form a un arco que va del alto Eufrates
al Diyala, y ocupa espacios politicos que ha dejado vacios la desaparicion del impe­
rio de Akkad y todavia no han sido ocupados por Ur III, abarcando, en el norte,
la zona controlada por los guti.

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