Secretaría de Estado de Hacienda Dirección General de Tributos Consultas Vinculantes

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SECRETARÍA DE ESTADO DE HACIENDA

DIRECCIÓN GENERAL DE TRIBUTOS

Consultas Vinculantes

Documento seleccionado

Nº de V2071-21
consulta

Órgano SG de Impuestos Patrimoniales, Tasas y Precios Públicos

Fecha salida 09/07/2021

Normativa RITPAJD RD 828/1995 art. 23, 61 y 70-3. TRLITPAJD RDLeg 1/1993 arts. 2, 4, 7 Y 31-2

Descripción El consultante posee una parcela urbana con otros tres comuneros. Han procedido a
segregar la
de hechos parcela en dos y adjudicar cada parcela resultante a dos comuneros. Posteriormente
han agregado
la parcela adjudicada a otra que tenía en común con el otro comunero
adjudicatario de la parcela
segregada.

Cuestión Tributación de la operación.


planteada

Contestación En relación con la cuestión planteada en el escrito de consulta, este Centro directivo
informa lo
completa siguiente:
En cuanto a la tributación de la operación planteada deben tenerse en cuenta los siguientes
preceptos del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales
y Actos
Jurídicos Documentados –en adelante, TRLITPAJD–, aprobado por el Real Decreto
Legislativo
1/1993, de 24 de septiembre (BOE de 20 de octubre de 1993):
«Artículo 2.
1. El impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto
o contrato liquidable,
cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan
dado, prescindiendo de los defectos,
tanto de forma como intrínsecos, que puedan afectar
a su validez y eficacia.».
«Artículo 4.
A una sola convención no puede exigírsele más que el pago de un solo derecho, pero
cuando un
mismo documento o contrato comprenda varias convenciones sujetas al impuesto
separadamente,
se exigirá el derecho señalado a cada una de aquéllas, salvo en los
casos en que se determine
expresamente otra cosa.».
El artículo 7 regula el hecho imponible de la modalidad de transmisiones patrimoniales
onerosas del
impuesto, disponiendo en sus apartados 1.A) y 2.B), párrafo primero,
lo siguiente:
«Artículo 7.
1. Son transmisiones patrimoniales sujetas:
A) Las transmisiones onerosas por actos “inter vivos” de toda clase de bienes y derechos
que
integren el patrimonio de las personas físicas o jurídicas.
(…)
2. Se considerarán transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del
impuesto:
(…)
B) Los excesos de adjudicación declarados, salvo los que surjan de dar cumplimiento
a lo dispuesto
en los artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código
Civil y Disposiciones de
Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento.».
De los artículos del Código Civil reseñados, y por lo que aquí interesa, hay que destacar
el artículo
1.062 que establece en su párrafo primero, que: “Cuando una cosa sea indivisible
o desmerezca
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mucho por su división, podrá adjudicarse a uno, a calidad de abonar a


los otros el exceso en
dinero.”.
Por otra parte, el artículo 1.538 del Código Civil, dispone que “La permuta es un
contrato por el cual
cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir
otra.”. A este respecto, el artículo
23 del reglamento del Impuesto sobre Transmisiones
Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados –en adelante RITPAJD-, aprobado por el
Real Decreto 828/1995, de 29 de mayo
(BOE de 22 de junio), determina lo siguiente:
«Artículo 23.
En las permutas de bienes o derechos, tributará cada permutante por el valor comprobado
de los
que adquiera, salvo que el declarado sea mayor o resulte de aplicación lo dispuesto
en el artículo 21
anterior, y aplicando el tipo de gravamen que corresponda a la naturaleza
mueble o inmueble de los
bienes o derechos adquiridos.».
Respecto a la cuota tributaria de la modalidad de actos jurídicos documentados, documentos
notariales, el artículo 31 del TRLITPAJD determina lo siguiente en su apartado 2:
«Artículo 31.
(…)
“2. Las primeras copias de escrituras y actas notariales, cuando tengan por objeto
cantidad o cosa
valuable, contengan actos o contratos inscribibles en los Registros
de la Propiedad, Mercantil, de la
Propiedad Industrial y de Bienes Muebles no sujetos
al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones o
a los conceptos comprendidos en los números
1 y 2 del artículo 1 de esta Ley, tributarán, además, al
tipo de gravamen que, conforme
a lo previsto en la Ley 21/2001, de 27 de diciembre, por la que se
regulan las medidas
fiscales y administrativas del nuevo sistema de financiación de las
Comunidades Autónomas
de régimen común y Ciudades con Estatuto de Autonomía, haya sido
aprobado por la Comunidad
Autónoma.
Si la Comunidad Autónoma no hubiese aprobado el tipo a que se refiere el párrafo anterior,
se
aplicará el 0,50 por 100, en cuanto a tales actos o contratos.».
Por último, el RITPAJD se refiere a la disolución de las comunidades de bienes en
los siguientes
términos:
«Artículo 61. Disolución de comunidades de bienes.
1. La disolución de comunidades que resulten gravadas en su constitución, se considerará
a los
efectos del impuesto como disolución de sociedades, girándose la liquidación
por el importe de los
bienes, derechos o porciones adjudicadas a cada comunero.
2. La disolución de comunidades de bienes que no hayan realizado actividades empresariales,
siempre que las adjudicaciones guarden la debida proporción con las cuotas de titularidad,
sólo
tributarán, en su caso, por actos jurídicos documentados.».
En relación con las agregaciones y segregaciones de fincas, el artículo 70 del RITPAJD,
establece
una serie de normas especiales:
«(…)
3. En las escrituras de agrupación, agregación y segregación de fincas, la base imponible
estará
constituida, respectivamente por el valor de las fincas agrupadas, por el de
la finca agregada a otra
mayor y por el de la finca que se segregue de otra para constituir
una nueva independiente.».
La agrupación y segregación de las fincas implica una alteración física de los inmuebles
al objeto de
su constancia en el Registro de la Propiedad, sin afectar a la titularidad
de los mismos y sin implicar,
en modo alguno, ni la transmisión ni el gravamen del
inmueble.
Por el contrario, la disolución de la comunidad de bienes sí constituye una modificación
del régimen
jurídico de los inmuebles resultantes de la agregación, en cuanto supone
la extinción de la
copropiedad existente sobre dichos bienes, que pasarán a ser propiedad
exclusiva de los
respectivos adjudicatarios, previa segregación de los mismo, sin
que, como luego se verá, tampoco
implique la transmisión del bien.
Por tanto, dada la inexistencia de transmisión en los referidos supuestos, tanto la
agrupación, como
la segregación, constituirán hecho imponible de la cuota variable
del documento notarial de la
modalidad de Actos Jurídicos Documentados, establecida
en el artículo 31.2 del TRLITPAJD, al
concurrir los cuatro requisitos exigidos en
dicho precepto: Tratarse de una primera copia de una
escritura o un acta notarial,
tener por objeto cantidad o cosa valuable, contener actos o contratos
inscribibles
en los Registros de la Propiedad, Registro Mercantil, Registro de la Propiedad Industrial
o Registro de Bienes Muebles y contener actos o contratos no sujetos al Impuesto sobre
Sucesiones
y Donaciones o a los conceptos comprendidos en los números 1 y 2 del TRLITPAJD,
modalidades
de Transmisiones Patrimoniales Onerosas y Operaciones Societarias.

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Conforme a lo anteriormente expuesto, la contestación a la consulta se ceñirá exclusivamente


a las
comunidades de bienes que no realizan actividades empresariales, circunstancia
a la que no se
alude en el escrito de consulta.
El artículo 392 del Código Civil establece que “hay comunidad cuando la propiedad
de una cosa o
de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, añadiendo el
artículo 399 que “todo
condueño tendrá la plena propiedad de su parte y la de los
frutos y utilidades que le corresponda,
pudiendo en su consecuencia enajenarla, cederla
o hipotecarla, y aún sustituir otro en su
aprovechamiento, salvo si se tratare de
derechos personales. Pero el efecto de la enajenación o de
la hipoteca en relación
con los condueños estará limitado a la porción que se le adjudique en la
división
al cesar la comunidad”. A continuación, el artículo 400 señala que “Ningún copropietario
estará obligado a permanecer en la comunidad. Cada uno de ellos podrá pedir en cualquier
tiempo
que se divida la cosa común”. Y, por último, dispone el artículo 450 que “cada
uno de los partícipes
de una cosa que se posea en común, se entenderá que ha poseído
exclusivamente la parte que al
dividirse le cupiere durante todo el tiempo que duró
la indivisión.”.
La extinción o disolución de la comunidad supone la adjudicación de bienes o derechos
a cada uno
de los comuneros en proporción a su cuota de participación, bien entendido
que dicha adjudicación
no es una verdadera transmisión pues no se atribuye al comunero
algo que éste no tuviera con
anterioridad, como resulta del artículo 450 del Código
Civil. En este sentido, el Tribunal Supremo ha
declarado reiteradamente que la división
de la cosa común y la consiguiente adjudicación a cada
comunero en proporción a su
interés en la comunidad de las partes resultantes no es una
transmisión patrimonial
propiamente dicha –ni a efectos civiles ni a efectos fiscales– sino una mera
especificación
o concreción de un derecho abstracto preexistente.
Por otro lado, hay que determinar la existencia de una o varias comunidades de bienes
y, a este
respecto, si conforme al artículo 392 del Código Civil “hay comunidad cuando
la propiedad de una
cosa o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”,
no existirá comunidad cuando no
haya cotitularidad o esta se extinga, como sucede
cuando un comunero adquiere las cuotas de los
demás participes o se transmite el bien
por todos los comuneros a un tercero.
Sin embargo, aunque dos o más bienes, muebles o inmuebles, sean propiedad de dos o
más
titulares, ello no determina automáticamente la existencia de una única comunidad
de bienes, sino
que podrá haber una o más comunidades en función del origen o destino
de la referida comunidad.
Cabe considerar la existencia de una única comunidad sobre una universalidad de bienes,
como es
el caso de la sociedad de gananciales o de una comunidad de bienes que realice
actividades
económicas, ya se haya constituido por actos “inter vivos” o se haya originado
por actos “mortis
causa”; a ellas se refiere el artículo 22 del TRLITPAJD. También
es una única comunidad de bienes,
en origen, la llamada comunidad hereditaria en general
–aunque no realice actividades
económicas–, es decir, la constituida por los herederos
del causante mientras no se haya adjudicado
el caudal relicto, es decir, desde que
los llamados a suceder aceptan la herencia hasta su
adjudicación (TEAC, resoluciones
de 29 de septiembre de 2011–0591-2010 y 3704-2010–). En el
supuesto de que se trate
de varios condominios, su disolución supondrá la existencia de tantos
negocios jurídicos
diferentes como comunidades haya, que, como tales, deben ser tratados, no solo
separada,
sino, lo que es más sustancial, independientemente.
Por último, también cabe advertir que el hecho de que se separe algún comunero o que
se incorpore
algún nuevo comunero no determina por sí solo que se extinga la comunidad
de bienes y nazca una
nueva, sino, simplemente, que ha variado el número de comuneros,
pero la comunidad de bienes se
mantendrá como tal, pues, como señala el artículo 392
del Código Civil, la propiedad de una cosa o
de un derecho seguirá perteneciendo pro
indiviso a varias personas.
La disolución de la comunidad de bienes puede producirse con o sin excesos de adjudicación,
lo
que ocasionará diferentes consecuencias fiscales en uno u otro caso:
1. Disolución sin excesos de adjudicación.
En la disolución del condominio, siempre que ésta se lleve a cabo de tal forma que
el comunero no
reciba más de lo que le corresponda en proporción de su cuota de participación
en la cosa común,
sin que se origine exceso de adjudicación, la disolución no constituirá
una transmisión patrimonial
que deba tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales
onerosas del ITPAJD. Ahora bien,
la inexistencia de transmisión y la consiguiente
no sujeción por la modalidad de transmisiones
patrimoniales onerosas del ITPAJD determina
la sujeción de la escritura de disolución a la cuota
gradual de actos jurídicos documentados,
documentos notariales, en tanto concurran los cuatro
requisitos exigidos en el artículo
31.2 del TRLITPAJD:
• Tratarse de la primera copia de una escritura pública.
• Tener por objeto cantidad o cosa valuable.
• Contener un acto inscribible en el Registro de la Propiedad.
• No estar sujeto al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones ni a los conceptos comprendidos
en
las modalidades de transmisiones patrimoniales onerosas y operaciones societarias

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En caso de tratarse de dos o más comunidades que se pretendan disolver simultáneamente,


ya se
ha señalado que ello supone la existencia de tantos negocios jurídicos diferentes
como
comunidades haya, debiendo disolverse cada una de ellas de forma independiente.
2. Disolución con excesos de adjudicación.
Siempre que a un comunero se le adjudique más de lo que le corresponda por su cuota
de
participación en la cosa común, el exceso que reciba no es algo que tuviese con
anterioridad, por lo
que su adjudicación sí constituirá una transmisión patrimonial
que tendrá carácter oneroso o
lucrativo según sea o no objeto de compensación por
parte del comunero que recibe el exceso al
comunero que recibe de menos.
• Transmisión lucrativa: En caso de no mediar ningún tipo de compensación, se tratará
de una
transmisión de carácter gratuito y tributará como donación a favor del comunero
al que se adjudica y
por el importe del exceso recibido. Así resulta del apartado
b) del artículo 3 de la Ley 29/1987, de 18
de diciembre, del Impuesto sobre Sucesiones
y Donaciones (BOE de 19 de diciembre) –LISD–,
según el cual constituye el hecho imponible
del impuesto “b) La adquisición de bienes y derechos
por donación o cualquier negocio
jurídico a título gratuito e inter vivos”.
• Transmisión onerosa: Si el comunero al que se le adjudique el exceso compensa a
los otros
comuneros en metálico las diferencias que resulten a su favor, la existencia
de dicha compensación
constituye una contraprestación por el exceso recibido que determina
el carácter oneroso de la
operación y podría determinar su tributación en el ámbito
del ITPAJD, en la siguiente forma:
Regla general: Conforme al artículo 7.2.B) del TRLITPAJD los excesos de adjudicación
se
consideran transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto.
Luego, el
comunero al que se le adjudique el exceso, sujeto pasivo del impuesto conforme
al artículo 8.a),
deberá tributar por dicho concepto, por el valor del exceso recibido.
Regla especial: Supuestos en los que el exceso surja de dar cumplimiento a lo dispuesto
en los
artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y Disposiciones
de Derecho
Foral, basadas en el mismo fundamento. Dichos preceptos responden al principio
general
establecido en el artículo 1.062 del Código Civil de que cuando la cosa común
sea indivisible, ya sea
por su propia naturaleza o porque pueda desmerecer mucho por
la indivisión, la única forma de
extinción de la comunidad es adjudicarla a uno de
los comuneros con la obligación de abonar a los
otros el exceso en metálico. Cuando
el exceso surja de dar cumplimiento a alguno de los referidos
preceptos, dicho exceso
no se considerará transmisión patrimonial onerosa a los efectos del artículo
7.2.B)
del TRLITPAJD por lo que la concurrencia de todos los requisitos establecidos en el
artículo
31.2 del TRLITPAJD determina su tributación por la cuota variable del documento
notarial.
La aplicación de la regla especial exige, por tanto, el cumplimiento de los siguientes
requisitos:
1. La indivisibilidad del bien o su desmerecimiento por la indivisión.
2. La adjudicación a “uno” de los comuneros.
3. La compensación al comunero que recibe de menos por parte del comunero al que se
adjudica el
exceso.
1) Indivisibilidad del bien. Sobre esta cuestión, cabe advertir que, si bien este
Centro Directivo no
puede indicar a priori si una vivienda determinada constituye
un bien indivisible o que desmerecería
mucho por su división, pues esta circunstancia
constituye una cuestión de hecho que debe ser
apreciada en cada caso concreto para
su calificación jurídica correcta, sí es cierto que los
Tribunales Económico-Administrativos
vienen considerando a los inmuebles como "un bien que si no
es esencialmente indivisible,
si desmerecería mucho por su división" (Tribunal Económico-
Administrativo Regional
de Madrid: Resoluciones de 15 de junio de 1992 y 8 de junio de 1995). Así
lo entiende
igualmente la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que, en su sentencia de 28 de junio
de 1999, determina que “en el caso de que la cosa común resulte por su naturaleza
indivisible o
pueda desmerecer mucho por su división –supuesto que lógicamente concurre
en una plaza de
aparcamiento e incluso en un piso (no se trata de la división de un
edificio, sino de un piso, artículo
401 CC)– la única forma de división, en el sentido
de extinción de comunidad, es, paradójicamente,
no dividirla, sino adjudicarla a uno
de los comuneros a calidad de abonar al otro, o a los otros, el
exceso en dinero –artículos
404 y 1.062, párrafo 1.º, en relación éste con el art. 406, todos del CC”.
En el supuesto de una única comunidad sobre varios bienes, habrá que atender al conjunto
de
todos ellos para determinar la indivisibilidad, ya que, aunque cada uno de los
bienes individualmente
considerados puedan ser considerados indivisible, el conjunto
de todos sí puede ser susceptible de
división, por lo que el reparto o adjudicación
de los bienes entre los comuneros deberá hacerse
mediante la formación de lotes lo
más equivalentes posibles, evitando los excesos de adjudicación.
De ser posible una
adjudicación distinta de los bienes entre los comuneros, que evitase el exceso o
lo
minorase, si no se lleva a cabo, existiría una transmisión de la propiedad de un comunero
a otro
que determinaría la sujeción al impuesto.
2) Adjudicación a un solo comunero. Este requisito supone la extinción de la comunidad
al
desaparecer la cotitularidad sobre la propiedad del bien. Por ello, si, existiendo
varios comuneros, se

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adjudicaren bienes a uno en pago de su cuota de participación,


permaneciendo el resto en la
situación inicial de indivisión, no se habrá producido
la extinción de la comunidad. Lo que habrá será
una separación de uno o varios comuneros,
(también denominada disolución parcial), supuesto no
previsto en el citado artículo
1.062 del Código Civil, cuya literalidad exige que la disolución de la
comunidad sea
total, al contemplar exclusivamente el supuesto de que cuando una cosa sea
indivisible
o desmerezca mucho por su división, se adjudique “a uno”, a calidad de abonar a los
otros el exceso en dinero.
3) Compensación por parte del comunero al que se adjudica el exceso al comunero que
recibe de
menos. Dicha compensación debe ser necesariamente en metálico por expresa
exigencia del
artículo 1.062 del Código Civil al que se remite el artículo 7.2.B)
del TRLITPAJD. Esta obligación de
compensar al otro en metálico no es más que una
consecuencia de la indivisibilidad de la cosa
común y de la necesidad en que se ha
encontrado el legislador de arbitrar procedimientos para no
perpetuar la indivisión,
en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 400 del Código Civil al
establecer
que ningún copropietario estará obligado a permanecer en la comunidad, pudiendo cada
uno de ellos en cualquier tiempo pedir que se divida la cosa común. Por tanto, la
intervención de
una compensación en dinero no califica a la operación de compra de
la otra cuota, sino,
simplemente, de respeto a la obligada equivalencia que ha de
guardarse en la división de la cosa
común en cumplimiento de las normas del Código
Civil.
En caso de disolución simultánea de varias comunidades en las que existan excesos
de
adjudicación y se originen compensaciones entre los comuneros, la exigencia de
que las
compensaciones sean en metálico no permite la compensación con bienes que
formen parte de otra
comunidad. Si los comuneros intercambiasen inmuebles de una y
otra comunidad de bienes como si
de la adjudicación de los bienes de una única comunidad
de bienes se tratara, tal intercambio
tendría la consideración de permuta. Así resulta
de lo dispuesto en el artículo 2 del TRLITPAJD
cuando establece que “el impuesto se
exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto
o contrato liquidable,
cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan dado…”. Por
tanto, no siendo
la verdadera naturaleza del acto realizado la de disolución de comunidad sino la de
permuta, deberá tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas,
en los términos
establecidos en el artículo 23 del RITPAJD.
No obstante, por lo que se refiere a la necesidad de que la compensación sea en metálico,
debe
tenerse en cuenta la reciente doctrina del Tribunal Supremo, puesta de manifiesto
en la sentencia
1502/2019, de 30 de octubre de 2019 (ROJ 3480/2019), en cuyo fundamento
de derecho cuarto
(“Contenido interpretativo de esta sentencia") el Tribunal Supremo
dice lo siguiente:
«CUARTO.- Contenido interpretativo de esta sentencia.
Teniendo en consideración la cuestión suscitada en el auto de admisión, procede, en
función de
todo lo razonado precedentemente, declarar lo siguiente:
- La extinción de dos condominios, formalizada en escritura pública, cuando se adjudican
los dos
bienes inmuebles indivisibles sobre los que recaen a uno de los condóminos,
que compensa el
exceso de adjudicación parte en metálico y parte por la entrega de
varios bienes muebles y de un
bien inmueble de su propiedad del que era exclusivo
titular dominical, constituye para el expresado
adjudicatario un supuesto de no sujeción
a la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas
(TPO), debiendo tributar por
la cuota gradual de la modalidad de actos jurídicos documentados
(AJD) del ITPAJD,
con independencia de que los copropietarios ostentasen participaciones distintas
en
cada uno de los referidos condominios.
- La anterior respuesta no varía, atendida la circunstancia de que el condómino al
que se adjudican
los inmuebles tras la extinción de los condominios, tenía una participación
pequeña (11%) en uno de
los inmuebles en condominio que le fueron adjudicados.».
Como antes se ha señalado, fuera de los supuestos de excepción vistos en los que se
puede admitir
la existencia de una comunidad de bienes sobre una universalidad, en
función de la unidad que les
confiere un destino económico común o su común origen
hereditario, en caso de que no haya
habido adjudicación de bienes, la cotitularidad
sobre varios bienes implica la existencia de tantas
comunidades como bienes haya.
En el supuesto planteado existe una única comunidad de bienes y debe tenerse en cuenta
que se
van a producir tres convenciones: la segregación de la parcela en dos, la adjudicación
de las
parcelas obtenidas, una a cada dos comuneros, y la agrupación de la parcela
obtenida junto con
otro comunero a otra parcela que tenía en común con dicho comunero;
a este respecto la operación
planteada tributará de la siguiente
- Tributación de segregación de la parcela en dos.
Se va a producir la segregación de la parcela en dos y dicha operación tributará por
la modalidad de
actos jurídicos documentados, tal y como establece el artículo 70.3
del RITPAJD.
- Tributación de la adjudicación de las parcelas.

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Como se ha dicho antes, se produce una alteración física de las fincas, pero las fincas
siguen
estando en común, por lo que si lo que pretenden es que cada comunero tenga
inmuebles sin
compartir, deberá procederse a la disolución del pro indiviso; ahora
bien, en el caso planteado no se
está produciendo una disolución de la comunidad ya
que los inmuebles van a seguir en proindiviso,
lo que ocurre es que vez de cuatro
comuneros ahora son dos comuneros por parcela; lo que en
realidad se está produciendo
es una permuta de cuotas, en la que dos comuneros transmiten sus
cuotas sobre una
parcela a los otros dos comuneros que, a su vez les transmiten sus cuotas sobre
la
otra parcela. Y que como tal tributarán por el ITPAJD por la modalidad de transmisiones
patrimoniales onerosas.
- Agregación de la parcela adjudicada a otra parcela de su propiedad.
Se va a producir la agregación de la parcela adjudicada con otra de su propiedad que
tributará por
la modalidad de actos jurídicos documentados, tal y como establece el
artículo 70.3 del RITPAJD.
CONCLUSIONES:
Primera: La operación planteada no es una disolución de una comunidad, sino la permuta
de cuotas
en la que dos comuneros transmiten sus cuotas sobre una parcela a los otros
dos comuneros que, a
su vez les transmiten sus cuotas sobre la otra parcela. Y que
como tal tributarán por el ITPAJD por
la modalidad de transmisiones patrimoniales
onerosas.
Segunda: Se van a producir dos convenciones sujetas al ITPAJD por la modalidad de
actos jurídicos
documentados, una por la segregación de la parcela inicial en dos
parcelas y otra por la agregación
de cada parcela a otra.
Lo que comunico a Vd. con efectos vinculantes, conforme a lo dispuesto en el apartado
1 del
artículo 89 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.

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