EUCARISTICÓN Cascahuesos
EUCARISTICÓN Cascahuesos
EUCARISTICÓN Cascahuesos
Eucaristicón
Edgar Soliz Guzmán
Colección de Poesía PÁJARO DE CERA
Nº 29
ISBN: 978-
Hecho el Depósito Legal
en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2016-
Impresión y encuadernación
Águila Real Publicidad Integral
Calle Nueva 327 of. 221
Cercado de Arequipa, Perú
Tiraje: 500 ejemplares
—7—
El cuerpo es aquí protagonista absoluto. Centro de un
festín que finito se devora en lo salvaje y en el exceso ama-
torio del morbo. Más allá, el otro derrame: la escritura co-
mo un chorro caliente revolviéndolo todo: el alud.
Sin duda, Edgar Soliz Guzmán con este trabajo —co-
herente en su estructura interna— da muestras de al-
guien que se encuentra lejos de la contención ante el ries-
go y nos deja sobre la mesa una nueva oferta en la que es
posible reconocer, la gracia del destello en medio de la su-
ciedad.
Juan Malebrán
Cochabamba, 2014
—8—
Me arrojo sobre tu pecho, padre mío,
me adhiero a ti de modo que no puedas rechazarme
te tengo firmemente asido hasta que me respondas algo.
Bésame, padre mío,
tócame con tus labios, como yo toco con mis labios a los
que amo.
Dame con un suspiro, mientras te abrazo estrechamente,
el secreto
del murmullo que envidio.
WALT WHITMAN
Introito
¿Duermes?
— 13 —
Escribes en el eco de la luna mientras juegas con el peso
de la revelación,
habitas el vacío del miedo que conjura el advenimiento
de tu estirpe.
Fluye la sangre-magma en la oscura maledicencia
humana.
Un pedazo de gangrena nace debajo de mi lengua.
Balbuceo:
Mis pupilas humedecen el vientre de ese lenguaje
diminuto.
Oraciones torpes fornican al pie del árbol que
nunca dice nada.
Procesión de palabras que masturban el tiempo
transcurrido.
Celebración eyaculatoria de ese reticente legado
licencioso.
Todos los miedos corporales destinados a migrar
su sexo.
Entonces la noche
la luna
la sombra
el huerto
el beso
no es un sueño.
— 14 —
Te despierto con ese silencio sordo que te grita: aleja de
mí esta copa.
— 15 —
Te dedico al suplicante que se ata a la gota de sudor que
aborta mis palabras.
A ese rostro informe imposible de deletrear el abismo
agazapado de la noche.
Aquel que canta la romería derramando fuego macerado
mientras se aproxima.
— 16 —
II.
En tus oídos,
he caído dormido en ellos,
mientras intentas alejar ese inminente epitafio.
— 17 —
Mis palabras vuelven sobre sus pasos conformando
una velada marcha que tantea el rastro de tu sangre.
Atropelladamente, desordenan esa hilera que se vacía
y caen, una a una, encadenadas deliciosamente, mientras
buscan el cadáver de tu memoria extraviada entre mis
labios.
Escuchando,
sintiendo,
respirando,
escribiendo
su propia traducción novelada.
— 18 —
El viento desempolva el patíbulo.
Los ojos revuelven la iniquidad del espejo.
Una herida sucumbe en la mano del hijo.
El filo de la espada anuncia un regreso.
La horca se mece, se asfixia, se ahoga.
— 19 —
Me entrego a la eternidad del coito que amordaza tu voz.
Tu obsesión con la carne prometida anuncia el duelo.
Todos los miedos cometen la imprudencia de callar en
silencio.
Todas las bendiciones se consumen en mi sangre que
destila lozana.
— 20 —
III.
— 21 —
IV.
Evocación:
El fuego inquisitorio calienta el lomo de ese
cuerpo roto que se consume en las primeras palabras.
Simulacro:
La conciencia renuncia a su primera lengua,
enmudece su halo verborreico al tercer intento fallido.
Revelación:
Todo desfallece en el preámbulo del alba,
incluso el hollín de la promesa que habitaba tu carne.
Deletreo: ¿ A g n u s D e i ?
— 22 —
Todo estaba escrito para mí que no sé leer tus labios.
— 23 —
V.
Un instante:
El manto que resbala por el cuerpo seco.
La escritura eterna de nuestros despojos.
La memoria que disocia el olor del linaje.
El estiércol soberano del pueblo enfermo.
Un sueño:
Mi piel que repta sigilosa hacia su perdición.
El letargo de tu sexo que se abre en el altar.
El coito que corona el amor del padre.
El semen que supura mi alma perdida.
Todo enmudece
al abandonar el círculo balano prepucial.
— 24 —
VI.
— 25 —
Se escurre tu nombre en la piedra del Pretorio,
salpican pedazos de mi voluntad herética.
Un aire mortuorio contiene este espacio,
una vocación accidentada, desvergonzada,
conjura los estertores de la hora suprema.
— 26 —
Epíclesis
— 29 —
¿Qué lenguaje acuñará el manto rojo?
¿Qué crueldad coronará los vicios venéreos?
¿Qué dimensión coital forjará el fuego de la resurrección?
— 30 —
VIII.
— 31 —
Ríos de sangre tormentosa transitan la ciudad,
la multitud crece embebida en aguas malsanas,
el tiempo espolea la indiferencia de sus horas,
el espacio se aprieta para enardecer sus escondites.
— 32 —
IX.
— 33 —
X.
¿Yo te nombro?
¿Yo te prometo?
¿Yo te redimo?
¿Yo te tomo?
— 34 —
Una mano exprime cúmulos de sangre para consagrar
la palidez de esa piel que renace en el lecho ulcerado.
— 35 —
Sumerge sus manos en la tierra y me toma,
se eleva conmigo: de rodillas, de pie; y me suelta,
deja caer lo que queda mientras conjuga el verbo inútil.
Observa que a sus ojos le han faltado lágrimas,
que una costra de tiempo se posa en la edad infinita,
que es cruel la pasión, el padre, el hijo, el destino.
— 36 —
Cuatro ángulos desollados de tu cuerpo me sostienen.
Alegorías humanas quedan a la intemperie de esos dioses
huecos que invocan las voces que se aferran a tu tristeza.
— 37 —
XI.
— 38 —
XII.
— 39 —
Exvoto
EDMUNDO CAMARGO
XIII.
— 43 —
El calvario se proyecta en la gota que contiene mi mirada,
agito la fotografía velada en la que caes rendido ante
otros.
— 44 —
Tomo la carne de tu carne, abro cuidadosamente la herida,
conjuro la gracia de dios para humedecer tu ánima,
imploro a tus amuletos sopesar tu última voluntad,
corto las deformidades que crecen de tu nombre
y escribo una carta para recordarte en tu travesía.
— 45 —
XIV.
— 46 —
¿Qué decir si no te sueño?
¿Cuál tu imagen y semejanza?
— 47 —
Regreso por la senda que tus pies llagados han abierto.
Le doy la espalda al pueblo que ha escupido sus dioses
y ha desfallecido en el intento por remediar las cosas.
Persignarse correctamente,
rezar un padre nuestro,
no volver la mirada.
— 48 —
Quizá sólo las ruinas, la soledad y el olvido,
perecen en nosotros que fuimos el sueño de otro sueño.
— 49 —
Doxología
FELIPE GARCÍA
XV.
La roca se desliza,
una luz se filtra mansamente,
una presencia ambigua desborda el vacío,
aroma de otro tiempo envuelve el silencio,
sus manos heridas resuenan en la palabra escrita,
en la memoria de la tierra que maldice sus gusanos,
en el deseo de esos dioses que devoran la otra carne.
— 53 —
Índice:
PRÓLOGO
El padre como la carne que [...].............................................7
INTROITO
I. [¿Duermes?...].................................................................13
[Escribes en el eco...].................................................14
[Te despierto con ese...].............................................15
[Te dedico al suplicante...]........................................16
II. [Entregas a tu mano...]..................................................17
[Mis palabras vuelven...]..........................................18
[El viento desempolva...]..........................................19
[Me entrego a la eternidad...]....................................20
III. [—Dinos, ¿tú eres...].....................................................21
IV. [Evocación: el fuego...]..................................................22
[Todo estaba escrito...]..............................................23
V. [Un instante:...].............................................................24
VI. [Viaja coronando el borde...].........................................25
[Se escurre tu nombre...]...........................................26
EPÍCLESIS
VII. [Abrazo tu humedad...]...............................................29
[¿Qué lenguaje acuñará...]........................................30
VIII. [Me condena tu palabra...]........................................31
[Ríos de sangre tormentosa...]..................................32
IX. [Todo transcurre con la...]............................................33
X. [¿A qué edad pronunciaste...]........................................34
[Una mano exprime...]..............................................35
[Sumerge sus manos en la...].....................................36
[Cuatro ángulos desollados...]..................................37
XI. [Se posó holgadamente...]............................................38
XII. [¿Cuál el corazón del hijo...]........................................39
EXVOTO
XIII. [Abandono la carne...]...............................................43
[El calvario se proyecta...].........................................44
[Tomo la carne de tu carne...]....................................45
XIV. [Devuelvo tu cuerpo...]...............................................46
[¿Qué decir si no...]....................................................47
[Regreso por la senda...]............................................48
[Quizá sólo las ruinas...]...........................................49
DOXOLOGÍA
XV. [La roca se desliza...]...................................................53
EUCARISTICÓN, de Edgar Soliz
Guzmán, se imprimió en
octubre del año 2016 en la
ciudad blanca de
Arequipa. Su tiraje fue de
500 ejemplares.
•
Hecho e impreso en el Perú
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Lurata Peru markana
In Peruvia typis excusum
Imprimé au Pérou
Printed in Peru