Lingley Noel - Edgar Gayce Sobre La Reencarnación
Lingley Noel - Edgar Gayce Sobre La Reencarnación
Lingley Noel - Edgar Gayce Sobre La Reencarnación
Así le sucede al alma cuando entra en un cuerpo para vivir una vida en
la Tierra. Los pensamientos de esa persona, y las acciones que son
consecuencia de tales pensamientos, son el alimento del que se nutre
esa alma.
Esos pensamientos y esas acciones han sido, a su vez, generados por
los pensamientos y las acciones anteriores; y así sucesivamente hasta
el nacimiento del alma.
Cuando un alma penetra en un cuerpo nuevo, se abre una puerta, que
le brindará la oportunidad de construir su destino.
Así pues la vida es una forma de desarrollo, una preparación para la
purificación del alma.
Todo el bien que se hace en cualquier vida permanece con el alma. Un
alma jamás podrá deshacer el bien que ha hecho. Más adelante
veremos cómo se puede contraponer todo esto a la ley de la causa y el
efecto mediante la aplicación de la Ley de la Gracia.
-Extraído de Edgar Cayce sobre la Reencarnación
EDGAR CAYCE
Sobre La Reencarnación
CONTENIDO
Prólogo de Hugh Lynn Cayce ................................................. 7
1. "¿He Vivido Antes?" .............................................. 11
11. Si Hemos Vivido Antes, ¿Por que no nos Acordamos?.............. 29
III. El Subconsciente del Hombre es Inmortal .............. 37
IV. El Karma Físico y Emocional ................................. 45
V. El Miedo, Un Elemento del Karma Emocional ...... 71
VI. El Karma Vocacional .............................................. 79
VII. Lecturas de las Vidas para los Niños ...................... 85
VIII. El Hombre - Un Desconocido En la Tierra.......... 111
IX. El Propio Credo de Edgar Cayce .......................... 125
X. ¿Condena la Biblia la Teoría de la Reencarnación?......... 149
XI. ¿Por qué no Está la Reencarnación en la Biblia? 157
XII. Los Juicios de las Brujas de Salem: La "Ética Puritana" en la
Psique Americana.... 177
XIII. Las Repercusiones de la Búsqueda de Bridey Murphy..... 189
XlV. La Obra del Dr. Ian Stevenson .............................. 201
XV. La Ley de la Gracia ............................................... 207
XVI. El Karma Colectivo ............................................... 215
XVII. La Actitud Ante la Reencarnación en el Mundo Actual....... 223
XVIII. La Reencarnación en el Futuro ............................. 229
XIX. Conclusión ............................................................. 237
Apéndice ................................................................. 245
PROLOGO
¿Quién era Edgar Cayce?
De los seis libros publicados sobre Edgar Cayce se ha vendido más de
un millón de ejemplares. Asimismo, se han escrito más de diez libros
sobre determinadas facetas de su vida y sus facultades. Desde el 1900
hasta la actualidad, Edgar Cayce ha aparecido en docenas de revistas,
y en cientos de artículos de prensa. ¿Qué tenía de especial esa
persona?
Depende de cómo se mire. Un buen número de sus contemporáneos
conoció a Edgar Cayce "en estado de vigilia", y lo consideró un
excelente fotógrafo profesional. Otro grupo (fundamentalmente niños)
lo admiró por la amabilidad y el afecto de que dio muestras al trabajar
como profesor de catequesis.
Su propia familia vio en él a un padre y un marido maravilloso.
El Edgar Cayce "durmiente" era un personaje totalmente distinto, un
vidente conocido por miles de personas, gentes de todas las esferas,
que tenían motivos para estarle agradecidas. Pues, efectivamente;
muchos de ellos creían que él los había "salvado" o había "cambiado"
su vida cuando parecían estar perdidos. Él: Cayce "durmiente" fue un
profeta, que realizó numerosos diagnósticos clínicos, y dedicó su vida a
la difusión de la sabiduría contenida en la Biblia.
En Junio de 1954, la Universidad de Chicago consideró que tenía
méritos suficientes para la admisión de una tesis doctoral sobre su vida
y su obra. El autor de dicha tesis lo consideraba un "vidente religioso".
Ese mismo año, un tebeo infantil titulado House of Mystery (La Casa
del Misterio) le otorgó el llamativo título de "Hombre Más Misterioso de
América". Incluso de niño, cuando vivía en una granja cerca de
Hopkinsville, Kentucky, donde había nacido el 18 de Marzo de 1877,
Edgar Cayce mostró una capacidad de percepción que aparentemente
superaba lo que normalmente alcanzan los cinco sentidos. Cuando
tenía seis o siete años, dijo a sus padres que veía "visiones" y hablaba
con esas apariciones, que a veces eran parientes que acababan de
fallecer. Sus padres lo atribuían al exceso de imaginación de un niño
solitario, influido por el lenguaje teatral de las asambleas evangélicas
que tan populares eran entonces en esa región. Más adelante,
consiguió desarrollar una especie de memoria fotográfica, durmiendo
con la cabeza sobre los libros de texto, y ello le ayudó a avanzar
rápidamente en sus estudios en la escuela rural. Pero ese don iría
desapareciendo gradualmente y Edgar sólo pudo terminar séptimo, tras
lo cual hubo de buscar una colocación.
A los veintiún años ya trabajaba como vendedor en una empresa de
venta al por mayor de objetos de escritorio. Por entonces, empezó a
padecer una especie de parálisis progresiva de los músculos de la
garganta que hacía presagiar una pérdida de la voz. Como los médicos
no eran capaces de encontrar una causa física, probó la hipnosis, pero
este método no produjo unos resultados permanentes. Como último
recurso, Edgar pidió a un amigo que le ayudara a sumirse en un sueño
hipnótico parecido al que le había permitido memorizar los libros de
texto en su infancia. Su amigo lo sugestionó, y una vez que se halló
sumido en un trance autoinducido, pudo hacer frente a su problema.
Edgar recomendó la utilización de una serie de medicamentos y
masajes terapéuticos que consiguieron devolverle la voz y restituirle la
salud.
Un grupo de médicos de Hopkinsville y de Bowling Green, Kentucky,
sacaron partido de ese don único, que tenía Edgar Cayce, para realizar
diagnósticos a sus propios pacientes. y pronto descubrieron que Cayce
sólo necesitaba conocer el nombre y las señas del paciente,
dondequiera que estuviera, para poder "sintonizar" telepáticamente con
la mente y el cuerpo de ese individuo, cosa que hacía con la misma
facilidad que si ambos estuvieran en el mismo cuarto. No necesitaba
más información que ésa sobre los pacientes, y no se le daba ningún
otro dato.
Un joven médico, el doctor Wesley Ketchum, entregó un informe sobre
este procedimiento tan poco ortodoxo a la sociedad de investigaciones
médicas de Boston. El 9 de Octubre de 1910, The New York Times
sacó dos páginas con grandes titulares y fotografías. A partir de
entonces, gente de todo el país empezaron a acudir a este "hombre
maravillas" para exponerle sus problemas y recibir su ayuda.
Al morir Edgar Cayce, el3 de Enero de 1945, en Virginia Beach,
Virginia, dejó más de 14.000 documentos estenografiados que
contenían las declaraciones que gracias a su telepatía y clarividencia
había realizado para más de 6.000 personas a lo largo de cuarenta y
cinco años. Estos documentos se conocen con el nombre de
"Lecturas".
Las Lecturas constituyen uno de los testimonios más grandes e
impresionantes de la percepción psíquica de un único individuo. Junto
con los documentos, correspondencia, e informes relacionados, han
sido clasificadas con diferentes índices temáticos, y puestas a
disposición de psicólogos, estudiantes, escritores e investigadores que
siguen viniendo, en número cada vez mayor, a estudiarlas.
En 1932 se fundó la Asociación para la Investigación y la Ilustración
(Associationfor Research and Elightenment, A. R. E., Inc., P.o. Box
595, Virginia Beach, Virginia, 23451) para la conservación de las
Lecturas. Es una asociación abierta, dedicada a la investigación, que
continúa clasificando y catalogando datos, inicia investigaciones, pone
en marcha experimentos, y promueve conferencias y seminarios
didácticos. Hasta el momento, sus miembros han tenido acceso a sus
descubrimientos a través de su propia editorial.
Este es el primero de una serie de libros de divulgación sobre los
temas tratados en las Lecturas de Edgar Cayce.
Esta obra presenta una serie de datos procedentes de 2.500 Lecturas
realizadas por Edgar Cayce entre los años 1925 y 1944, cuyo tema son
los problemas psicológicos, no las dolencias físicas. Cuestiones como
los temores profundamente arraigados, los bloqueos mentales, los
dones y las vocaciones, los problemas matrimoniales, la educación de
los niños, etc., son examinados a la luz de lo que Edgar Cayce
denominó los "modelos kármicos", provenientes de vidas anteriores
que el alma individual ha pasado en la Tierra.
El karma, a su modo de ver, es la ley universal de la causa y el efecto
que proporciona al alma la oportunidad de crecer y evolucionar física,
mental, y espiritualmente. Cada alma (que Cayce llama "Entidad"), al
volver a entrar en el plano terrenal como ser humano, tiene acceso
subconscientemente a las características, facultades mentales y
aptitudes técnicas que ha ido acumulando en vidas anteriores. No
obstante, la "Entidad" debe también luchar contra las influencias
provenientes de una serie de vidas, en las cuales emociones negativas
como el odio, el temor, la crueldad y la avaricia han retrasado sus
avances.
Así pues la labor que la "Entidad" ha de realizar en la Tierra consiste en
valerse de sus sucesivos nacimientos para establecer un equilibrio
entre sus modelos kármicos positivos y negativos dominando los
influjos egoístas y fomentando los impulsos creativos. Una de las ideas
más sugestivas tiene que ver con las causas lógicas del sufrimiento
aparentemente "innecesario".
La finalidad de este libro es presentar algunas de las extrañas y
apasionantes historias procedentes del legado de Edgar Cayce,
utilizando para ello un lenguaje sencillo y directo, con el fin de extraer
una filosofía práctica que nos ayude en nuestro vivir cotidiano.
Hugh Lynn Cayce
CAPITULO UNO
"¿He Vivido Antes?"
En una calurosa tarde de mediados de agosto de 1923, Edgar Cayce
recibió uno de los sustos más grandes de su vida cuando despertó en
la habitación de un hotel de Dayton, Ohio, de un sueño hipnótico en el
que se había sumido deliberadamente.
Mientras escuchaba al estenógrafo leer la transcripción de sus
palabras, Cayce, el más ortodoxo y devoto de los protestantes, un
hombre que había leído la Biblia todos los años y ya. tenía cuarenta y
seis, fue dándose cuenta con creciente desconcierto de que había
afirmado categóricamente y enfáticamente que la ley de la
reencarnación, lejos de ser un mito a medias, era un hecho innegable.
Su primer temor fue que las fuerzas del mal se hubieran apoderado
repentinamente de sus facultades subconscientes, convirtiéndolo en su
instrumento sin tener él conciencia de ello.
Siempre había jurado que si sus poderes le traicionaban, no consentiría
en que volvieran a ser utilizados.
Entonces, cada vez más confuso, se sentó a escuchar la exposición
que Arthur Lammers, lleno de excitación, realizaba de sus palabras.
Lammers había solicitado esas sesiones y le había pagado a Edgar el
viaje desde Selma, Alabama.
Aunque Edgar realizaba diagnósticos y ayudaba a curar las
enfermedades de numerosos enfermos mediante sus "Lecturas
Físicas" desde hacía más de veinte años, jamás se le había pedido
anteriormente que entrara en el campo del ocultismo, un terreno
prohibido. Lammers, por otra parte, había estudiado a fondo los
fenómenos psíquicos y las religiones orientales. Aunque en esa época
sólo las señoras mayores se ocupaban de tales cosas en unas
sesiones que eran puro cuento, donde trataban de seguir la pista a su
perrito en un mañana canino.
La alegría de Lammers era equiparable a la consternación de Edgar.
Las preguntas que había lanzado al vidente en trance habían sido
respondidas categóricamente. Las dudas de Lammers habían quedado
totalmente disipadas. Y Edgar se hallaba en otra etapa de su camino
ascensional, quizás la más seria. Su primer impulso fue echar a correr.
Sólo el pensar que un individuo pudiera vivir en este planeta más de
una vida como ser humano le parecía algo sacrílego y contrario a las
enseñanzas de Cristo.
Era además una idea repulsiva, ilógica, derrotista, y macabra. Los
mejores de entre los cristianos encontraban ya bastante difícil
mantener una fe firme en la promesa hecha por Cristo a los que creen
en El de que había ido a preparar un sitio para ellos en la casa de Su
Padre. Pero, sacrilegio aparte, las extrañas palabras que habían salido
de su propia boca eran casi un galimatías para él.
A diferencia de Lammers, le habían enseñado a aceptar la Biblia
literalmente. Aceptaba los textos bíblicos palabra por palabra, y así los
había enseñado en la catequesis y había encontrado consuelo en ellos.
Así que era el vidente menos preparado que Lammers podía haber
escogido para viajar por esos mundos extraños e inexplorados.
¿Qué habría sucedido si Edgar le hubiera pedido disculpas y hubiera
cogido el tren de regreso a Alabama? Tal vez, esa reacción habría
tenido más trascendencia de lo que nos imaginamos.
Ciertamente, se habrían ido al traste cuestiones más importantes que
la no existencia de este libro, que ahora no estaría en tus manos.
Efectivamente, los psiquiatras no se habrían enzarzado en una
polémica sobre The Searchfor Bridey Murphy (La Búsqueda de Bridey
Murphy), como sucedió a mediados de los cincuenta, y por muy poco
concluyente que sea, o no sea, ese caso, lo cierto es que constituyó
otro hito en la peregrinación de Edgar hacia las verdades eternas.
Aunque Edgar Cayce había muerto hacía once años, al convertirse
Bridey en centro de atención, su filosofía se divulgó por unas regiones
en las que no era conocida anteriormente, y sus palabras pudieron
proporcionar una gran ayuda y consuelo a aquellos que estaban
pasando por pruebas dolorosas, a los que estaban solos, y a los que
habían abandonado sus religiones pero no hallaban consuelo en los
eriales del agnosticismo.
Únicamente cuando Edgar venció sus dudas, cosa que sucedió ese día
en Dayton, y permitió a Lammers que siguiera preguntando, vio la luz
del día un nuevo concepto de la reencarnación.
Ese concepto no representaba un desafío ni constituía una
impugnación de las enseñanzas de Cristo, sino que sentaba las bases
de una filosofía espiritual lo bastante poderosa como para resistir los
embates del escepticismo mundano del más agitado de los siglos.
Edgar Cayce tenía como regla el no tratar de convertir o convencer
lanzando arengas o "deslumbrando con conocimientos científicos".
Dejaba que el oyente emitiera juicios según le pareciera, y lo único que
se pretende con este libro es presentar una imagen lo más clara
posible de su teoría de la reencarnación.
Más de 2.500 personas acudieron a él para enterarse de cómo habían
sido sus vidas anteriores en este planeta. Lo primero que habría que
preguntarse lógicamente es: "¿Les benefició de algún modo?"
La respuesta es afirmativa en aquellos casos en que se estudiaron bien
"Las Lecturas" y se aplicaron los consejos contenidos en ellas.
Como era de esperar, una importante proporción de personas
indolentes, aunque preparadas para reconocer las verdades y las
oportunas advertencias contenidas en las Lecturas, no obstante las
dejaron olvidadas en la estantería y siguieron actuando del mismo
modo sin mostrar ningún arrepentimiento.
Ahora bien, la gran mayoría salió ganando en mayor o menor grado.
Algunos incluso transformaron su vida, que dejó de ser una experiencia
muy penosa y se llenó de sentido. Edgar enseñó que todas las
naturalezas humanas tienen una cosa en común:
Sólo desarrollan todo su potencial cuando su preocupación no es su yo
sino el ayudar a sus hermanos menos afortunados.
Así pues, lo más sencillo es empezar por estudiar dos de esas Lecturas
de las Vidas con todo detalle.
Una vez que hayamos analizado cómo se aplican las pasadas
experiencias a las empresas actuales de un individuo, estaremos en
condiciones de estudiar las implicaciones de la reencarnación a un
nivel más general. Aquí lógicamente habrá que incluir leyes inflexibles
a las que se somete la reencarnación, la presencia implícita de la
reencarnación en las religiones ortodoxas, y las razones por las cuales
ha sido rechazada por las civilizaciones occidentales.
EI 29 de agosto de 1927, Alice Greenwood pidió a Cayce una Lectura
de las Vidas para su hermano menor David, que había cumplido
catorce años hacía tres días. Aunque Alice ya había sido destinataria
de una Lectura de las Vidas, Cayce no conocía a su hermano
personalmente. La esposa de Edgar, Gertrude, normalmente dirigía
esas sesiones, pero esta vez los únicos asistentes eran el padre de
Edgar, Leslie, sustituyendo a Gertrude, Gladys Davis, la estenógrafa, y
Beth Graves, que había sido invitada a asistir.
Gladys Davis era la secretaria de Edgar, su fiel servidora hasta el
momento actual.
De David Greenwood sólo se sabía que era un buen estudiante, que
trabajaba como vendedor de periódicos para comprarse la ropa y los
libros de texto, y que le gustaba coleccionar sellos. Su hermana no
sabía nada más de su carácter.
Conviene dejar claro al llegar a este punto que Edgar nunca realizaba
una lectura si no se lo pedía el propio sujeto o la persona a cuyo cargo
estaba el sujeto. Una vez que Edgar se hallaba en trance hipnótico
auto inducido, sólo respondía cuando hablaba el que dirigía el
interrogatorio. Cuando no se seguía ese procedimiento, permanecía en
silencio, o pronunciaba una frase muy breve: "De momento hemos
acabado," después de lo cual se le sugestionaba para que volviera en
sí.
Si se infringían estas reglas, Edgar corría un grave peligro. Una vez
permaneció en estado catatónico durante tres días y en dos ocasiones
los médicos que lo atendían le dieron por muerto.
Para responder a la petición de Alice Greenwood, Edgar siguió el
procedimiento habitual consistente en recostarse en un sofá con las
manos cruzadas sobre el pecho y respirar profundamente.
Posteriormente sus párpados comenzaban a vibrar. Esa era la señal
para que el que dirigía la sesión le cerrara los ojos, y entrara en
contacto con su subconsciente sugestionándolo para que realizara la
Lectura de las Vidas.
En el caso que nos ocupa, se leyó la petición de ayuda para David
escrita por Alice. A menos que se quisiera que el citado procedimiento
sincronizara con el movimiento vibratorio de sus párpados, Edgar,
después del trance, se sumía en un sueño profundo del que nadie
podía despertarlo a menos que él mismo optara por ello.
CAPITULO DOS
CAPITULO TRES
CAPITULO CUATRO
Miedo al Parto
"Estoy a punto de enloquecer y suicidarme, me siento la mujer más
desgraciada de la Tierra, y soy casi una toxicómana," dice un extracto
de uno de los casos más documentados. Flora Lingstrand, nacida en
1879, tenía cuarenta y seis años cuando escribió pidiendo ayuda. Sus
problemas empezaron con su madre, una neurótica cuyo miedo a morir
en el parto fue aumentando con los nacimientos de sus seis hijos. Los
partos se desarrollaron con toda normalidad, pero ella destrozó la
infancia de Flora con su fijación. Y cuando finalmente Flora decidió
casarse, descubrió que había heredado esa fobia. Su esposo era un
hombre honrado y comprensivo, que hizo todo lo que pudo por
comprenderla y ayudarla, pero el control de la natalidad, al parecer, era
algo impensable en esos tiempos, y Flora tenía tal miedo a quedarse
embarazada que finalmente se separó de él. El siguió ayudándola,
dándole todo el dinero que podía, y Flora, mal aconsejada, decidió
extirparse los ovarios.
En las cartas llenas de incoherencias que dirigió a Edgar Cayce, Flora
dio a entender que habían utilizado radio, y que el "bromuro" que
posteriormente le administraron creó en ella una adicción a los
narcóticos. Además, padecía una bulimia crónica y había consultado a
varios psiquiatras.
"No puedo ir a otro sanatorio, porque los psicoanalistas no hacen más
que hablar de mi vida sexual...dicen que la abstinencia ha provocado
mis ataques de nervios y mi miedo a dar a luz. Cuando me dijeron eso,
quedó grabado en mi mente hasta el punto de no poder soportar la
proximidad de mi marido.
“Tengo miedo todo el rato, y el miedo es algo horrible". Flora era un
personaje trágico. Estaba tan obsesionada con ella misma que no
prestaba ninguna atención a las necesidades de los demás, y ahí
estaba su salvación. Hoy en día, sus largas cartas resultan patéticas, si
bien uno queda en cierto modo con la impresión de que los
remordimientos que tiene de vez en cuando por el sufrimiento que está
causando a su marido son "sólo palabras".
La lectura de las vidas a ella destinada le asegura una y otra vez que
su caso no es tan desesperado como ella pretende, pero establece
claramente en la primera página que el origen de sus problemas está
en el afán de gloria personal, en "los deseos de la carne," y en lo poco
que le importan los derechos de los demás, y que es necesario que su
alma llegue a corregir estos defectos que tiene desde hace tiempo.
"Alguien adorable, alguien con altas aspiraciones, no alcanzó muchas
cosas. El objetivo siempre se le iba de las manos cuando estaba a
punto de alcanzarlo. Por lo que se refiere a la finalidad, bien. Por lo que
se refiere a las acciones que emanan de dentro, y a la utilización de la
voluntad para la propia persona, no muy bien. Sus relaciones con los
demás, en una gran medida, excelentes, sus relaciones con el propio
yo, escasas".
En su vida anterior se llamó Sara Golden, fue uno de los bandidos que
llegó a Roanoke en Carolina, "La Colonia Perdida", que desapareció
sin dejar rastro en 1590.
Allí hubo de presenciar cómo todos sus hijos "le eran arrebatados para
ser arrojados al fuego, y vivió aterrorizada el resto de sus días". Perdió
la razón, y empezó a maldecir a Dios por haber permitido que sus hijos
fueran aniquilados. "Esto le produce, actualmente, a la Entidad ese
miedo a tener hijos... y ha motivado la presencia de fuerzas
destructivas en la vida (actual) de la Entidad".
En pocas palabras, había regresado a este mundo sin esperanza de
lograr el perdón del Dios al que había insultado.
Pero esto es una manifestación de su propia culpa, no la venganza de
una deidad secular; por tanto, su pecado va dirigido exclusivamente
contra ella misma.
Malgastó la vida anterior a esta última en la corte francesa de uno de
los Carlos, lo cual quiere decir que esa vida se desarrolló antes del
1515, "tiempos oscuros de traidores y asesinos". Fue uno de los
servidores del Rey, entregado al libertinaje, cometió grandes excesos,
y de ahí arranca su posterior infelicidad doméstica. Sólo si nos
remontamos a la antigua Grecia podemos ver a esa alma en un estado
puro, libre de corrupción. Y en el Egipto prehistórico "permaneció
inmaculada" cual sacerdotisa de un Templo de Iniciación.
La Lectura termina sin prometer ninguna panacea rápida: "La Entidad
sólo triunfará si sirve a los demás, pues si atiende exclusivamente a su
yo, sin importarle el bien que pueda hacer al otro, el yo obstaculizará su
evolución. Cuando levantamos una barrera entre nosotros y nuestros
socios, amigos, y familiares, hemos de echarla abajo deliberadamente,
si queremos ocupar ese puesto que cada individuo ha de ocupar, que
existe en el plano físico.
" ... Esas fuerzas espirituales innatas pueden quedar anuladas por los
deseos de la carne. Pero siempre será posible despertarlas y hacer
que influyan positivamente en la vida de cada individuo. Pero habrá
que sojuzgar el ego para que eso pueda producirse".
A continuación la Lectura sugiere que Flora desarrolle sus dotes de
escritora que permanecen ocultos, y que escoja como tema una
filosofía positiva que resulte edificante para los lectores.
Flora Lingstrad cogió la mano que Edgar Cayce le tendió con el ansia
de quien está ahogándose, pero uno queda con la sensación de que, a
pesar de las manifestaciones de gratitud que prodigó, esperaba que
una especie de milagro le librara de realizar cualquier esfuerzo
personal en interés propio.
Con frecuencia nos topamos con la tendencia a esperar· que Edgar
actúe -contrariamente a lo que él ha advertido-, no como consejero,
sino como el Ángel Que Movió las Aguas del Estanque de Bethesda.
Se esperaba que la simple inmersión produjera la curación total. Pero
Edgar jamás se apartó de su principio fundamental: sólo la fe en un
Dios bondadoso y misericordioso hace posible que el alma se analice
nuevamente a sí misma y se corrija.
Por la misma razón, Cayce nunca tuvo pelos en la lengua cuando el
individuo debido a su cansancio o autocompasión se sentía víctima de
un karma desafortunado.
Una joven le preguntó: "¿Existe alguna deuda kármica que haya que
saldar con uno de los progenitores o con los dos?
¿Acaso debo quedarme con ellos hasta conseguir que sean más
generosos y amables conmigo?". Y él contestó con cierta crispación:
"¿Y qué es la deuda kármica? Has convertido esto en una pesadilla. No
hay una deuda kármica entre tú y tus padres; la deuda kármica la
tienes con tu propio yo y la puedes saldar con tus socios en la vida
actual y esto es una realidad que afecta a todas las almas".
"¿Qué es mejor, que me quede con mi familia ahora o que trate de
conseguir dinero prestado para tener una casa propia?".
Edgar le aconsejó: "Mejor es que te quedes. Si continúa el
antagonismo entre tú y tu familia, entonces cambia de domicilio. El
separarse en estos momentos no sólo engendraría animosidad y
rencor en tu persona, sino también en los demás miembros de tu
familia, lo cual generaría lo que tú has aprendido, o te han enseñado, a
llamar karma".
Su siguiente pregunta fue convenientemente adaptada:
"¿Qué problemas de personalidad tengo yo que sean un obstáculo
para mí, física y mentalmente?". y él dijo con amabilidad: "Nada, sólo
excepto una evaluación incorrecta por supuesto de tu persona en la
presente experiencia".
Arrogancia y Fariseísmo
Ahora vamos a ocuparnos del karma emocional de una hermosa mujer
de treinta y pocos años que abusaba de la bebida y tenía una conducta
muy promiscua. Cuando estaba sobria se dirigía amargos reproches,
pero volvía a hacer lo mismo. Su Lectura le informó sobre el origen de
su ninfomanía. Provenía de una encarnación en Francia, en la cual
había sido hija del rey.
Fue ésa una época caracterizada por la inmoralidad y el materialismo,
y la Entidad no vaciló en ponerse a juzgar a mujeres más débiles que
ella. En sus condenas farisaicas apenas tenían cabida la tolerancia y la
compasión. Finalmente, se retiró a un convento para no "ser
contaminada" por el prójimo, dejando, por supuesto, una estela de
persecuciones tras ella.
"Condenaste a aquellos cuyas actividades iban directamente contra la
ley. Pero ¿acaso comete el mayor de los errores quien sucumbe a las
tentaciones de la carne? Pues debería saberse que condenar a los
demás es condenarse a uno mismo.
¿Qué pecado es más grave?".
El odio y la arrogancia persiguieron también a una mujer que llegó a
quitarse la vida en una encamación en Persia. Era una mujer orgullosa,
hija del acaudalado jefe de una tribu, que fue capturada por unos
beduinos y entregada en matrimonio a un joven capitán que se había
enamorado perdidamente de ella. Ello podría haber constituido una
oportunidad para el perfeccionamiento de su alma, pero para una mujer
tan orgullosa, fue una acción degradante e intolerable. Cuando le dio
un hijo, no halló ningún consuelo en la maternidad. Incapaz de vencer
el odio que sentía y el desprecio que le inspiraban sus raptores, se
suicidó, abandonando al bebé a su suerte.
Actualmente, soltera y sola en la vida, tanto ansía tener una hijita que
incluso está dispuesta a adoptarla. No lo ha conseguido porque se ha
visto envuelta en un interminable romance que le ha hecho malgastar
muchos años de su vida.
Sobre su incompatible pareja preguntó: "¿Por qué he recibido un trato
tan injusto de él, cuando me he esforzado tanto por ser justa y buena?".
Cayce le dijo: "Como él te trata en el presente, lo trataste tú en la vida
en Persia. Lo que hagas a los demás, te harán a ti".
El mismo bumerang golpeó a un joven que había trabajado como
caricaturista en la corte de Luis XVI. Este hombre había satirizado a los
desdichados cortesanos que eran incapaces de disimular su
homosexualidad. En esta vida sufre porque tiene que luchar contra
semejante inclinación. La Lectura a él dirigida le sirvió de ayuda, pero
vuelve a señalar que: "Lo que hacemos a los demás, nos lo hacemos a
nosotros mismos".
Un Credo Definitivo
La filosofía de las Lecturas de las Vidas adquiere una universalidad tal
en el siguiente extracto que uno se siente tentado a denominarlo credo
definitivo para todo alma viviente, con independencia de su sexo o
edad.
"Descubrimos que de Saturno provienen los cambios súbitos que han
sido y son característicos de la Entidad, y Marte también desempeña
un papel en ello. Cuando estos dos planetas están juntos, hay una
influencia adversa, una ira o locura, que perturba en una gran medida
el estado mental de la Entidad.
"Por tanto le conviene a la Entidad tener delante un ideal, no por el
mero hecho de ser idealista, sino en tanto en cuanto sirve como patrón
para poder valorar sus propias acciones. Pues el ideal de lo que está
bien no puede referirse exclusivamente al propio yo.
"Pues si quieres tener vida, has de dar vida. Estas leyes se aplican en
plano espiritual y también en la práctica. Pues la Mente es el
Constructor.
"Si quieres tener amor, has de dar amor. Si quieres tener amigos, has
de mostrarte amable. Si quieres tener paz y armonía, olvídate de tu ego
y contribuye a generar paz y armonía en tu comunidad.
"Pues todas las almas están en proceso de desarrollo, hasta llegar a
ser plenamente conscientes de su Creador. Y el Señor ha dicho: "Lo
que hagáis al más pequeño de vuestros semejantes, día a día, me lo
estáis haciendo a Mí, vuestro Dios".
"No te dejes engañar y no malinterpretes. Dios no es burlado. Pues lo
que el hombre siembre, eso cosechará, y constantemente se
encontrará consigo mismo.
"Si tratas de hacerle frente tú solo, por ti mismo, entonces se convertirá
en karma. Pero haz el bien, tal como El ha dicho, a quienes te
maltratan, y de ese modo superarás todo aquello que hayas podido
hacer al prójimo".
CAPITULO CINCO
El Invernadero
Patricia Farrier, una solterona de cuarenta y cinco años, se enteró a
través de una Lectura de que había vivido y muerto en las
proximidades de Fredericksburg, Virginia, con el nombre de Geraldine
Fairfax, cuando América del Norte todavía era una colonia británica. Se
le dijo que todavía existían textos "incluso grabados en piedra" sobre
su historia. Así que viajó con su hermana Emily a Fredericksburg con la
esperanza de localizarlos.
Durante la búsqueda, las hermanas se alojaron en un pequeño hotel
donde pasaron una noche. Cuando se acostaron se sentían bien,
aunque cansadas, por lo que pronto se durmieron.
De repente Emily se despertó al oír el ruido que producía su hermana,
estaba ahogándose. Tenía la cara roja, y luchaba desesperadamente
por respirar. Emily trató sin éxito de sacarla del coma profundo en que
estaba sumida.
Aterrada, Emily pidió ayuda al propietario, pero no consiguieron
despertarla del coma. Parecía estar a punto de morir. Al llegar el
médico, lograron con grandes dificultades que recobrara el
conocimiento y volviera a respirar normalmente.
Las dos hermanas se largaron a toda prisa del hotel esa misma
mañana y acudieron enseguida a Edgar Cayce. Cuando tuvo lugar la
siguiente Lectura, Patricia preguntó: "¿Por qué tengo tanto miedo en la
actualidad?".
Se le dijo que había tenido miedo físico muchas veces en vidas
anteriores, y que estos temores la habían acompañado en la vida
actual, en forma de recuerdos subconscientes.
Un día, cuando tenía trece años y vivía en Fredericksburg, estaba
jugando en el invernadero. Allí sobre unas repisas se guardaban las
plantas de semillero, los esquejes, las patatas y las hierbas durante el
invierno (probablemente, tenía prohibido ir allí sola). De repente, un
pequeño temblor de tierra sacudió la zona, hundiéndose el suelo de la
casa de campo. Las estanterías se vinieron abajo y la niña quedó
enterrada bajo una avalancha de raíces, bulbos y tierra mojada. Murió
asfixiada y sumida en el pánico. Ello se manifestó en la vida actual
como claustrofobia, miedo a las multitudes, miedo a asfixiarse. La
relación directa no se manifestó, sin embargo, hasta que ella y su
hermana pasaron esa noche en el hotel, que posiblemente fue
construido sobre su antigua casa de campo, o estaba lo bastante cerca
de la misma para despertar en ella la angustia que hubo de sentir al
morir en la experiencia anterior.
La Lectura le aconsejó que aprovechara las energías que consumía al
sentir esos temores utilizándolas para algún ideal positivo, cuyo influjo
fuera beneficioso en lugar de perjudicial.
Su karma le permitía desarrollar su capacidad para sentir una profunda
fe religiosa. En Palestina, en tiempos de Jesucristo, perteneció a una
familia que fue testigo de la resurrección de Lázaro por obra del
Maestro, y El Nuevo Testamento le resultaba por tanto muy familiar, a
nivel subconsciente.
Siguió ese consejo y alcanzó un éxito total, formando un grupo de
oración que dedicaba algunas horas del día a rezar por Edgar Cayce,
cuando éste dedicaba sus energías a ayudar a los demás.
La gran dignidad y sencillez de Edgar Cayce se manifiesta de un modo
conmovedor en la carta de agradecimiento que envió a esta señora:
"Querida Sta. Farrier: No encuentro palabras para expresar mi gratitud
por lo mucho que me ha ayudado su grupo de oración, colectiva e
individualmente. Dependo mucho de él. Me siento en una gran medida
como Moisés debió de sentirse cuando necesitaba que Josué y Aarón
le cogieran de la mano. Yo estoy dispuesto, pero la carne es débil, y es
muy necesario poder contar con alguien cuando nos fallan las fuerzas.
Le aseguro que el esfuerzo y la colaboración de cada uno de los
miembros del grupo me ha dado mucha fuerza.
Gracias de todo corazón, Edgar Cayce, 18 de Diciembre, 1931".
Patricia Farrier murió de cáncer en enero de 1939. Cayce se carteó con
ella hasta el final. Explicó a su hermana a través de las Lecturas
Físicas cómo debía tratarla. Cuando Patricia quiso saber cuánto tiempo
tendría que "permanecer en este estado, que tanto dolor le producía,"
él la consoló asegurándole que no era ni mucho menos un castigo,
simplemente la última parte de la lección de paciencia que tenía que
recibir el alma, "como Jesús en el Huerto de los Olivos aprendió
obediencia a través del sufrimiento".
Igualmente conmovedora resulta la comprensión que demostró Cayce
hacia Jane Clephan, una estudiante de 21 años con complejo de
inferioridad que casi la había incapacitado.
Enseguida le habló sobre sus dotes musicales innatos y le recomendó
que los cultivara. También le aseguró que tenía unas aptitudes ocultas
que harían de ella una buena concertista de piano y una excelente
profesora, una vez que recobrara la confianza en sí misma. Pero le
aconsejó que no se casara, a menos que lo hiciera tarde, pues "de no
hacerlo así, el matrimonio le traería grandes insatisfacciones y
tristezas, incluso mayores que las actuales".
Descubrió que el origen de ello estaba en una vida pasada que había
discurrido en Francia. En esa experiencia había estado casada con un
matón que siempre estaba disgustado por algo.
Este hombre estaba tan resentido por "la belleza y afabilidad de la
Entidad que la obligaba a permanecer oculta, a veces a la fuerza".
Todavía permanecía viva en su memoria la imagen de los verdugones
que los latigazos habían dejado en su piel. "De ahí provenía el miedo
que en la actualidad tenía al castigo, a que la malinterpretaran o la
entendieran mal.
"La Entidad se dedicaba entonces a la música pero hubo de dejarlo por
su matrimonio. Así pues, en el presente, será necesario que la Entidad
determine qué tipo de relaciones amistosas le gustaría entablar con los
demás, y luego que empiece a planearlas. Pues los que se proponen
ser amables, tienen amigos".
La Lectura describía a continuación la vida de la Entidad en la época
de las persecuciones contra los cristianos.
"La Entidad aceptó las enseñanzas de los seguidores de Jesús; pero
los suplicios que infligían a los perseguidos llegaron a ser tan
horrorosos que la Entidad se metió de lleno en su duro trabajo con el
fin de mantenerse alejada de las palabras, heridas, desaires y
calumnias.
"Pero has de saber que como tienes tanta fe en tu Creador que puedes
mirar a todo el mundo a la cara sabiendo que no has hecho más que el
bien de pensamiento, palabra y obra, eres buena a los ojos de tu
Creador. Y si el Señor está a tu lado, ¿quién estará contra ti?.
"Antes de esa experiencia, la Entidad había estado en tierras egipcias,
durante la época en la cual se purificaba el cuerpo para la realización
de servicios en el Templo. La Entidad inició entonces una vida de
servicio a los demás, fue lo que ahora llamaríamos una enfermera,
alguien que atiende a los que padecen enfermedades físicas o
mentales.
"Estas etapas pueden formar parte de la experiencia o del deseo actual
de la Entidad, a menos que la timidez impida su aplicación práctica.
"En cuanto a las habilidades de la Entidad en el momento actual:
primero has de encontrarte a ti misma, y descubrir cuál es tu ideal,
mental, espiritual, físico, y luego aplicarlo a tus relaciones con los
demás.
"Estudia música y haz lo mismo, bien como profesora o como
concertista. Pues en ese campo hallarás la armonía en la vida, en la
expresión, y en tu relación con las Fuerzas Creativas.
Estoy preparado para contestar las preguntas".
Jane: "¿Cómo puedo superar ese miedo tan intenso que siento, ese
temor a tratar con otras personas, a conversar con otros?"
E.C.: "Has de hacer lo que se te ha indicado!"
¿Acaso habría sido posible asesorar con más sencillez y claridad a una
muchacha llena de inhibiciones y que, hasta que le fue dedicada esta
lectura, carecía de medios para ver las cosas con claridad?
Evidentemente, nadie en la situación de Jane habría reconocido que
sus temores eran los de una mujer maltratada, cuyo corazón había sido
destrozado por el sadismo de un patán.
De todas formas, una vez que comprendió cuál era el origen de su
timidez, libró de toda culpa a aquellas personas inocentes a las que
hasta entonces había temido innecesariamente, y las vio con
objetividad y agrado. Su fe en sí misma estaba aprendiendo a dar los
primeros pasos, como si de un bebé se tratara. Esto nos ayuda a
comprender muy bien la respuesta dada por Edgar Cayce a la
pregunta: "¿Por qué no recordamos nuestras vidas pasadas?".
"Efectivamente, Cayce dijo: "No tenemos que recordar, somos la suma
total de nuestros recuerdos". Manifestamos nuestros recuerdos en
nuestras costumbres, nuestras idiosincrasias, nuestras aficiones y
aversiones, nuestras aptitudes y carencias, nuestras fuerzas y
flaquezas, tanto físicas como mentales.
Así, por ejemplo, Edgar Cayce por la vida que vivió como Brainbridge
jamás sintió ningún deseo de apostar o beber.
Todavía estaba muy cerca el recuerdo del precio que había tenido que
pagar por ello. E insistió en que todo aquel que se analizara a sí mismo
con sinceridad, encontraría todo un manual de lo que debe y no debe
hacer .. .la suave vocecita de la conciencia jamás miente. Lo que
sucede es que de vez en cuando nos conviene no escucharla, y luego
nos preguntamos por qué nos hemos dado de narices contra una
puerta de cristal.
La exuberancia de Cayce tiene algo de contagioso cuando toma el pelo
a algún alma por haber dejado de tener confianza en sí misma ante las
bofetadas que da la vida.
Así, por ejemplo, le dijo a una señora de cuarenta y seis años: "Te has
rebajado a ti misma y has puesto trabas a tus propias habilidades.
¡Libérate! Irás a cualquier parte si tienes fe en el único Dios, tratas de
ser generosa y paciente, y das muestras de amor fraterno.
"Has estado demasiado tiempo deprimida, has sido tímida y no has
expresado tus sentimientos. Necesitas salir de ti misma, gritar, y
escuchar cómo resuena tu voz.
"No te dejes intimidar por quienes tratan, o han tratado de
impresionarte, pues Dios no hace distinción de personas. Y el que se
da importancia se pone en ridículo.
"Los más grandes de la Tierra son los que más trabajan por los demás.
Y ello no significa que haya que estar tan silencioso, que no haya que
comunicarse.
"Falta espectáculo. Si te disfrazaras podrías hacer alguna bonita
cabriola, y no pretendo que esto sea un juego de palabras. Durante
tanto tiempo has reprimido tus impulsos, has ocultado el amor y la
profunda emoción, que ha salido a la luz una porción muy pequeña de
tu auténtica belleza.
"Has de cambiar tu entorno, necesitas estar en un lugar donde
conozcas a mucha gente y tengas que hablar mucho, y que dar
muchas explicaciones a personas que no saben tanto como tú.
"¡Dedícate a los que creen que saben mucho! Con que te des cuenta
de eso, sabrás mucho más de lo que saben ellos, sobre cualquier
tema. Así que, ¡No temas tener problemas! Has de saber que puedes
tener lo que quieras, sea lo que fuere. Pues el Señor ama a los que Lo
aman, y El no les negará nada bueno".
Y en el mismo tono se burló de un joven de veinte años, que estaba
nervioso: "¡Has de vencer tu timidez! ¡Di algo concreto! Muchos
individuos hablan sin decir nada, es decir, no dicen nada constructivo,
nada que tenga un significado, y, sin embargo, tú te tomas al pie de la
letra lo que dicen sobre ti.
"Sólo nos han sido dados dos ojos, dos oídos, pero deberíamos ver y
oír dos veces, mejor dicho cuatro veces, tanto como hablamos. ¡No
seas presumido, pero no quieras ser "simplemente como los demás
chicos, y hacer lo que dice la gente, por miedo a que piensen que eres
diferente".
"Atrévete a ser diferente. Y si empiezas por leer el capítulo treinta del
Deuteronomio, y el Éxodo 19:5, sabrás que las razones están muy
dentro de ti".
CAPITULO SEIS
El Karma Vocacional
CAPITULO SIETE
Médico a su Pesar
Roddy nació a las 4:43 de la madrugada, el 9 de Enero de 1943, y sus
padres solicitaron una Lectura para él en Junio de ese año.
La Lectura empezaba así: "Tal como se verá, en un futuro no muy
lejano, todas aquellas almas que entren en el plano de la Tierra en los
años 43, 44 y 45 aparentemente estarán destinadas a desempeñar
funciones interesantes al servicio de los demás, enfocando dichos
servicios de un modo muy inusual.
"Esta Entidad, si en la primera etapa de esta vida tiene la oportunidad
de prepararse, está destinada a ser un profesional, preferentemente en
los campos de la medicina, la odontología, o la farmacología.
Cualquiera de esas actividades será un canal a través del cual la
Entidad podrá ver cumplido su objetivo.
"Según vaya evolucionando, quedará patente su gran imaginación. No
regañéis a la Entidad por contar "historias poco creíbles", porque, para
la Entidad, serán historias verdaderas.
Simplemente, debéis convencerlo de que esta habilidad puede usarse
de un modo más constructivo si se aplica al desarrollo espiritual, mental
y material.
"Tenderá a ser extravagante en sus palabras y actitudes.
También en este caso es preciso no frenar tal inclinación diciendo: "¡No
puedes hacer esto o no puedes hacer aquello," y fomentar, en cambio,
en él otros intereses para que llegue a valorar el ser coherente y actúe
tan bien como habla".
"La astrología nos dice que está bajo la influencia de Venus, Mercurio,
Marte y Júpiter. En Venus descubrimos el amor por lo bello.
"Ello le ayudará a hacer bien todo lo que emprenda, siempre que esté
bien dirigido. Y todos los que lo tengan a su cargo habrán de tener
paciencia.
"De Mercurio provienen sus aptitudes mentales. De la conjunción de
Marte con Mercurio una tendencia a querer entrometerse en lo que
hacen los demás, a desear hacer las cosas a su modo, seguro de que
lo hace mejor que nadie.
"Y descubriremos en Júpiter, según vayan desarrollándose los
acontecimientos, que la gran conciencia universal le ha proporcionado
las habilidades y dones que esa misma Entidad había manifestado en
una experiencia anterior que vivió con el nombre de Harvey, el doctor
Harvey, descubridor de la circulación de la sangre.
"Aun cuando se demostró que se había equivocado en muchas cosas,
seguía insistiendo, incluso entonces, en que él estaba en lo cierto. Sus
actividades son bien conocidas y , si se estudian, darán a los que están
a cargo de la Entidad una idea sobre los problemas a los que es
preciso hacer frente.
"Pero debéis dar a la Entidad la oportunidad de estudiar farmacología u
odontología, y la Entidad hará el resto según vaya avanzando en esta
vida".
He aquí un pez muy grande que lleva cinco meses en un pequeñísimo
estanque.
En Francia, en la época del cardenal Richelieu, la Entidad fue "el conde
Dubourse, que realizó importantes aportaciones en el campo de la
higiene sanitaria. Aunque la Entidad no hizo ningún alarde, no obstante
indicó a los demás que sabía más que ellos. (Y en ese caso realmente
sabía más que los demás). Sobre todo en lo referente a las
enfermedades calificadas de "contagiosas", pues insistió en que éstas
no sólo provenían de microbios, también podían ser transmitidas por
individuos.
"Así pues, en la experiencia actual, según se verá, la Entidad tenderá a
cuidar mucho su higiene personal, pero tendrá su casa "desordenada".
Estas facetas se aprecian claramente en esa experiencia previa, y se
pondrán de manifiesto en el momento actual.
"Y la Entidad será uno de esos individuos que no se juntará mucho con
sus amistades.
"Cuando le aconsejes, trata de que exista un equilibrio entre su vida
espiritual y su vida práctica. Y, si ese equilibrio se mantiene, sus
habilidades se manifestarán de una forma y con una intensidad tales
que llenarán de dicha a muchas personas".
Cuando Edgar se declaró dispuesto a contestar las preguntas de la
madre de Roddy, ésta quiso saber cuándo y dónde había tenido trato
con su hijo en el pasado. Y la respuesta fue:
"En muchos lugares, sobre todo en Egipto, donde tu influencia dirigió
sus acciones. Así pues, has de tener cuidado para nunca estar muy en
desacuerdo con él".
El padre del muchacho había estado con él durante su vida en Francia,
y "también en Egipto, donde los vemos enfrentados el uno con el otro.
Por tanto, cabe esperar que riñan muchas veces".
Aunque desgraciadamente ésta había de ser la única
Lectura dedicada al niño, su madre envió el siguiente informe a la
Asociación para la Investigación y la Ilustración, diez años más "tarde.
"Roddy ha mostrado un vivo interés por el cuerpo físico desde su
primera infancia, sobre todo le interesa todo lo relacionado con el
corazón y la circulación de la sangre. Asimismo, está claro que cree
que siempre tiene razón e insiste en ello. Nunca quiere admitir que la
explicación de otro es mejor que la suya.
Ha sido un estudiante excepcional; y se jacta de haber tenido mejores
calificaciones académicas que nadie de la escuela. Le gusta investigar
todos los temas. Tiene una manía tremenda con los gérmenes, se lava
las manos todo el rato, decididamente está obsesionado con esa
cuestión. N o quiere vivir en una gran ciudad porque piensa que todos
los habitantes de la misma sueltan gérmenes cuando respiran.
"Aunque nunca hemos comentado la Lectura con él, insiste en que va a
ser médico. A los 10 años, ya sabe los pasos que ha de dar y está
ahorrando dinero para la facultad de medicina.
"Tenemos otros cuatro hijos, todos muy distintos. Estas características
corresponden exclusivamente a este hijo nuestro, tal como Don Edgar
Cayce dijo cuando tenía 5 meses .. ".
Todas las excentricidades que Edgar había visto en un bebé, habían
alcanzado su pleno desarrollo en menos de diez años.
Edgar no hizo sino indicar la trayectoria que debería seguir el
muchacho, nunca insistió en ello. El fomentar o no las ambiciones que
el muchacho tenía en el campo de la medicina, o encauzarlas de otro
modo era responsabilidad directa de los padres. Pero, por lo menos,
sabían cuáles eran las inclinaciones de su hijo, y por qué las tenía.
La Reputación Efímera
Este puede ser el momento oportuno para indicar que las Lecturas de
las Vidas dedicadas a personajes célebres de la historia representan
una pequeña minoría. Cayce indica que la mayoría de las almas
realizan los mayores avances espirituales mientras viven vidas grises y
carentes de incidentes, por lo general pasando bastantes apreturas. El
siervo y el campesino tuvieron escasos placeres y muchas cargas
hasta mediados del presente siglo. No obstante, la media de los
individuos iniciados en el proceso de la reencarnación acaricia la idea
de que, por lo menos, una vez ha tenido al mundo a sus pies.
Desgraciadamente, poco importa lo célebre que uno haya sido en una
ocasión, y mucho el nivel que uno esté alcanzando en el presente
inmediato.
Alexander Hamilton (1775-1804), soldado-héroe y padre de la
Constitución Americana, cuya vida fue segada repentinamente tras
participar en un famoso duelo, tuvo aparentemente un alma muy
evolucionada y dio muestras de un alto grado de dedicación y una
entrega generosa. Y, sin embargo, ello no impidió que regresara a la
Tierra como un joven judío bastante atormentado, cuyos padres
solicitaron a Cayce la primera Lectura cuando sólo tenía cinco
semanas.
Edgar Cayce enseguida les advirtió que tenía un temperamento
excéntrico que podía crearle problemas en años sucesivos, e insistió
en que era preciso evitar que anduviera con armas de fuego. La
Entidad no había traído consigo un modelo preconcebido de desarrollo
anímico; y tendría que desarrollarlo a medida que fuera creciendo. Le
aconsejó que estudiara algo relacionado con "las leyes, y las fuerzas
económicas y los principios de la Tierra".
Antes de que el niño tuviera cinco años, su padre se enamoró de otra
mujer; hubo un divorcio y la madre conservó la custodia del niño. (Las
familias rotas fueron siempre para Cayce algo muy triste. Insistía
mucho en la necesidad de que todas las almas se criaran y educaran
en un ambiente seguro, y sostenía que un hogar agradable era el logro
más importante al que un alma podía aspirar para su propia evolución).
A los veinticinco años, el joven mostraba "una actitud muy dogmática
ante la vida en general," que su permanencia en la Armada durante un
año y medio no había normalizado.
Al año siguiente, estuvo en tratamiento psiquiátrico y hubo de ser
internado en un hospital para recibir electrochoques.
Su tendencia innata a la violencia pudo más que él. Además de todos
los conflictos a los que había tenido que enfrentarse, aumentó sus
problemas casándose, un tanto impulsivamente, con una divorciada
que tenía un hijo. Las repercusiones del hogar roto en el que se había
criado se reflejan en el hecho de que la muchacha que rompió el
matrimonio de sus padres tenía el mismo origen étnico que la chica con
la que él se casó. Ambas eran pelirrojas y ambas estaban casadas con
hombres que trabajaban en el campo de la mecánica.
Su matrimonio sólo sirvió para hacerle más desgraciado, y empezó a
tener remordimientos por no haber tenido una relación más amistosa
con su padre mientras éste vivió. Hacia finales del año posterior a ése,
empezó a pensar que su única esperanza de salvación estaba en
hacerse rabino. Los esfuerzos de la Asociación para la Investigación y
la Ilustración para entrar en contacto con él tuvieron como resultado la
devolución de la carta a él dirigida con una anotación: "Dirección
Desconocida".
La Lectura de las Vidas a él destinada nos hace suponer que las
deudas contraídas en la vida que se desarrolló en la antigua Grecia
pesaron más que los beneficios que aportó Hamilton. En otra parte de
la Lectura figura la Guerra de Troya, que según todos los indicios hubo
de engendrar tanta violencia en muchos de sus protagonistas que frenó
y perturbó la evolución de su alma. Como fue en esencia una guerra
civil, las pasiones que generó fueron tan profundas que las cicatrices
perduraron muchos siglos. Si nos basamos en la media de las Lecturas
de Cayce, hemos de suponer que este joven infeliz necesitará otra vida
para borrar de sus propios registros kármicos la mancha que dejó la
Guerra de Troya.
Lo que resulta más ilustrativo en relación con este caso real es que
Alexander Hamilton logró estar a la altura de las circunstancias cuando
hubo de ayudar con urgencia a esta joven nación en crisis. Pudo
acudir, ligero de equipaje, dispuesto a actuar creativamente. Sus
puntos negativos no se tuvieron en cuenta, a la espera de que en el
futuro llegue un día en el que pueda dedicarse a enmendar sus fallos,
cuando su país esté más asentado y sea más seguro. Esto indica que
se trata de un alma desinteresada. Y se ha ganado con toda justicia y
merecimiento las oraciones altruistas que le dedicaron sus
compañeros, expresadas como "oraciones para los vivos" y no como
"oraciones para los difuntos".
Preg.: ¿Hay alguna otra sugerencia que pueda ayudar a sus padres a
guiarlo?
E.C.: "Que los padres reflexionen para contar con la aprobación de
Dios, como trabajadores no avergonzados, d3ndo importancia a lo que
la tiene, manteniendo su yo libre de las manchas de este mundo.
"Hemos terminado esta Lectura".
En el siguiente capítulo hablaremos de los habitantes de la Atlántida
que eran Hijos de Belial. De momento el lector puede pensar que ésa
es la peor mancha de su registro, y que el karma retrasado desde
hacía mucho tiempo exigía que la cuenta fuera saldada a partir de este
momento".
"En una ocasión un hombre de Dios fue avisado de que cierta ciudad
iba a ser destruida. Pero ese hombre habló con Dios cara a cara, y
Dios le prometió que si había en dicha ciudad cincuenta hombres justos
y honrados, la salvaría... y, finalmente, le dijo que si hubiera tan sólo
diez hombres justos, perdonaría a la ciudad.
"Yo creo que los hombres justos que hay en este mundo lo mantienen
en funcionamiento. Los justos son los que han sido generosos con los
demás... con su paciencia, sufrimiento prolongado, amor fraternal,
poniendo a su vecino por delante de sí mismos.
"Cuando haya cincuenta hombres justos -o cien, o un millar, o un
millón- posiblemente el camino estará preparado para Su venida.
"Pero todos esos hombres justos han de unir sus deseos y súplicas
para que Cristo físicamente vuelva a caminar entre los hombres".
CAPITULO OCHO
La capacidad que tiene el cuerpo para dividirse en, por lo menos, tres
niveles diferentes de vibraciones eléctricas –algo muy semejante a la
división del átomo por parte de los científicos en energías separadas,
diferentes pero coexistentes –solamente se manifiesta en casos muy
especiales como el de Edgar Cayce.
Podía ir de un plano de conciencia a otro con la misma facilidad que se
pasa de FM a AM y posteriormente a la TV en una misma consola.
La lógica que está en la base de este proceso es muy sencilla: la parte
menos efectiva de cualquier unidad -espiritual, humana o mecánica- es
su componente más transitorio. En el hombre, el cuerpo físico, "refugio
transitorio" del alma eterna, es el componente más prescindible.
El lagarto, que siempre puede generar otro rabo (en caso de que lo
pierda sin tener la culpa), probablemente no dará excesiva importancia
a esa sección de su anatomía. Está seguro de que, si bien él puede
generar otro rabo, el rabo no puede generarlo a él.
Desgraciadamente, el ego humano es incapaz de razonar con tanta
lucidez. Si mezclamos esta metáfora y deducimos de ella la conclusión
lógica, diremos que en la psique humana, el rabo se muestra obstinado
e insiste en menear al perro. Y ahí está el principio y el fin de la miseria
humana. Eso es lo que llevó a los existencialistas de Sartre a cegarse
con una ciencia inexacta, y a los clérigos vanguardistas, deseosos de
librarse de toda responsabilidad espiritual, a crear una Religión
Instantánea a partir del concepto de que Dios está muerto.
CAPITULO NUEVE
"Estas tenían que ver con lo que hoy en día llamaríamos predicciones
astrológicas, así como todas las anotaciones relacionadas con la
venida del Mesías. Formaban parte de las que Elías había dado en el
Monte Carmelo. Elías, que fue el precursor, que fue el primo, que fue
(Juan) el Bautista.
"Por tanto el grupo al que nos referimos aquí y que denominamos
esenios fue consecuencia de las enseñanzas de Melquisedec, tal y
como las propagaron Elías, Eliseo y Samuel.
No fue un movimiento egipcio, aun cuando fue adoptado por los
egipcios en un período anterior y pasó a formar parte de todo el
movimiento. Tomaron a judíos y gentiles como miembros por igual,
manteniéndose por línea directa de elección como canales
a través de los cuales podría venir El de origen nuevo o divino.
"Los esenios hubieron de ayudar en la primera etapa de formación del
niño Jesús, y también de Juan. Juan era más esenio que Jesús. Pues
Jesús se aferraba, más bien, al espíritu de la ley, y Juan a la letra de
ésta".
En las detalladas y exhaustivas referencias a Jesús que figuran en las
Lecturas, uno no deja de estar impresionado por el insistente realismo
de la prosa. Edgar Cayce se refiere siempre a Él como Fuerza viva,
inmediata, nunca más lejos del hombre que su propio codo.
Voltaire
Si ahora nos centramos en la obra genial de Voltaire (1694-1778), uno
de los más grandes eruditos de la historia y el padre de la democracia,
descubrimos que los siguientes extractos de su Diccionario Filosófico
anticipan los argumentos del Dr. Weatherhead.
Dice Voltaire: "A finales del siglo primero después de Cristo había unos
treinta evangelios, cada uno perteneciente a una sociedad diferente, y
habían surgido treinta sectas de cristianos en Asia Menor, Siria,
Alejandría e incluso en Roma.
Dos o tres anticuarios, mercenarios o fanáticos, pusieron en un relicario
al bárbaro y afeminado Constantino, y trataron al Emperador Julián,
que era justo y sabio, como a un infiel. Los cronistas de épocas
posteriores, copiándoles, repitieron sus halagos y calumnias.
Finalmente, llegó la era de la crítica bien fundada, y hombres ilustrados
revisaron las opiniones de los ignorantes.
"Constantino se reveló como un oportunista que se había burlado de
Dios y de los hombres. Razonaba de este modo: "El bautismo purifica
de todo. Por tanto, aunque mate a mi esposa, a mis hijos, y a mis
parientes, si después de hacerlo, soy bautizado, iré al cielo". Y actuaba
en consonancia. Pero era cristiano, y fue canonizado".
Orígenes
Esto nos conduce lógicamente a las enseñanzas de Orígenes (185-254
D.C.), en torno a las cuales ha de centrarse toda la controversia.
Las enseñanzas de Orígenes desempeñaron un papel fundamental en
la conservación de los evangelios originales. Su pluma fue tan prolífica
como la de VoItaire, pero según la Enciclopedia Británica los diez
libros de "stromata", su trabajo más provocativo, han desaparecido sin
dejar apenas ningún rastro. Esto es muy significativo, dado que
Orígenes se dedicó en esa obra a establecer correlaciones entre las
enseñanzas cristianas y los dogmas "cristianos" de Platón, Aristóteles,
Numenio y Corruto. Dedicó toda su vida a la conservación de los
evangelios originales.
"Lo que constituyó una ofensa no fue tanto la relación entre fe y
conocimiento por él establecida, sino ciertas proposiciones aisladas,
como su doctrina de la preexistencia de las almas. Orígenes consiguió
explicar el pecado del hombre en la actualidad basándose en la
hipótesis teológica de la preexistencia y caída premundana de cada
alma".
Orígenes afirma en su obra Contra Celsum: "¿Acaso no está más en
conformidad con la razón pensar que cada alma, por ciertas razones
misteriosas, (ahora estoy hablando de acuerdo con la opinión de
Pitágoras y Platón, y Empédocles, a los que Celso nombra
frecuentemente), es introducida en un cuerpo de acuerdo con sus
anteriores acciones? ¿No es razonable que las almas que han utilizado
sus cuerpos para hacer el mayor bien posible tengan derecho a unos
cuerpos dotados de cualidades superiores a los cuerpos de otras?
"El alma que es inmaterial e invisible por naturaleza, no existirá en un
lugar material sin tener un cuerpo adaptado a la naturaleza de ese
lugar. En consecuencia, en determinado momento se deshace de un
cuerpo, que le fue necesario anteriormente, pero que ya no resulta
adecuado al haber pasado a un estado diferente y lo cambia por un
segundo cuerpo", y en su obra De Principiis: "Toda alma viene a este
mundo fortalecida por las victorias o debilitada por las derrotas de sus
vidas anteriores. Su lugar en este mundo, como si fuera un buque
señalado para el honor o deshonor, viene determinado por sus
anteriores méritos o deméritos. La labor que realiza en este mundo
determina el lugar que ocupará en el mundo que ha de seguir a éste".
Pitágoras y Platón
¿Cómo exactamente fueron las creencias de los Primeros Padres de la
Iglesia complementadas por las filosofías "paganas" de Pitágoras y
Platón (ambos creían en la reencarnación)?
Las opiniones de Pitágoras (582-507 A. C.) aparecen sólo en las
biografías escritas por Diógenes Laercio y Yamblico, pero el primero
incluye una cita en la que Pitágoras afirma que "había recibido de
Mercurio el don de recordar todas las transmigraciones de su alma, y el
don de recordar lo que su propia alma, y las almas de los demás,
habían experimentado entre la muerte y el nuevo nacimiento".
En Platón (427-347 A.C.) podemos leerlo directamente:
"El alma es más vieja que el cuerpo. Las almas nacen continuamente,
una y otra vez, a esta vida.
"El alma del verdadero filósofo se abstiene lo más posible de los
placeres y deseos, de los dolores y los miedos, pues al formarse las
mismas opiniones que el cuerpo, y deleitarse con lo mismo, nunca
puede pasar al Hades en estado puro, sino que debe marcharse
contaminada por el cuerpo, y por tanto cae rápidamente dentro de otro
cuerpo, y consiguientemente se ve privada de toda asociación con
aquello que es divino, puro y uniforme.
"Has de saber que si llegas a ser peor, irás a las peores almas, y si
llegas a ser mejor, a las mejores almas; y cada vez que se sucedan
vida y muerte, harás y sufrirás lo que los iguales deben sufrir a manos
de los iguales".
Conviene decir aquí que S. Jerónimo (340-400 D.C.) una vez llamó a
Orígenes "el profesor más grande de la Iglesia desde los Apóstoles".
Esto no sería plausible si en esos momentos el Nuevo Testamento
hubiera sido tan ambiguo en sus referencias a la reencarnación como
lo es ahora. Con toda seguridad, para que Orígenes ocupara durante
casi cuatro siglos el primer puesto entre los Primeros Padres de la
Iglesia, sus dogmas han tenido que estar sólidamente basados en lo
que en esos tiempos se aceptaba como los verdaderos evangelios.
En la obra de S. Clemente de Alejandría (150-220), Exhortación a los
Paganos, se aprecian claras influencias de Platón: "Existimos mucho
antes de la fundación del mundo; existimos a los ojos de Dios, pues es
nuestro destino vivir en El.
Somos las criaturas razonables del Verbo Divino. Por tanto, hemos
existido desde el principio, pues al principio estaba el Verbo. No es la
primera vez que El se apiada de nosotros en nuestro errar. Desde el
principio se apiadó de nosotros".
A la opinión que S. Jerónimo y S. Agustín tienen sobre Platón hay que
añadir la de S. Gregorio (257-332), quien afirmó que "es absolutamente
necesario que el alma sea curada y purificada, y si esto no tiene lugar
durante su vida en la tierra, habrá de ser llevado a cabo en vidas
futuras".
S. Agustín (3 54-43 O) sentía tal veneración por Platón que escribió en
su obra Contra Académicos: "El mensaje de Platón, la más pura y
luminosa de todas las filosofías, ha disipado por fin la oscuridad del
error, y ahora brilla fundamentalmente en Plotino, un filósofo platónico
tan parecido a su maestro que uno podría pensar que vivieron juntos, o
-dado que los separa un período de tiempo tan largo- que Platón nació
nuevamente en Plotino".
Volviendo al punto de partida, Plotino (205-270) fue junto con Orígenes
discípulo de Amonio, quien fundó en Egipto la famosa Escuela de
Alejandría de Neoplatonismo en el año 193 D.C..
Plotino, en su obra El Descenso del Alma es quizás el más expresivo:
"Así pues el alma, aun cuando de origen divino, habiendo venido de las
regiones elevadas, pasa a fundirse en el oscuro receptáculo del
cuerpo, y siendo por naturaleza un dios postdiluviano, desciende aquí
por una cierta inclinación voluntaria, por el poder y los intereses
inferiores que adornan ...
"Sin embargo nuestras almas son capaces de elevarse desde aquí,
llevando consigo un recuerdo de lo que han conocido y sufrido en el
estado en que cayeron, y a partir de ello aprenderán cuán dichoso es
morar en el mundo inteligible, y por oposición percibirán más
claramente las excelencias de un estado superior.
"Porque la experiencia del mal ayuda a conocer mejor el bien, la
totalidad de nuestra alma no entra en el cuerpo, sino que algo
perteneciente a la misma siempre mora en el mundo inteligible, que es
diferente de este mundo sensible, y aquello que mora en este mundo
de los sentidos no nos permite percibir lo que la parte más importante
del alma contempla".
Aquí tenemos el testimonio de cuatro Santos de los primeros tiempos
de la Iglesia. No es posible que todos estuvieran mal de la azotea, ni
que profesaran unas creencias contrarias a los principios de la Iglesia.
El hecho de que una y otra vez se adhieran a los dogmas "Cristianos"
de Platón indica que estaban convencidos de que Cristo había incluido
esos mismos dogmas en Su propia filosofía.
¿Cuándo fueron las versiones originales de los Evangelios objeto de
una reinterpretación tan drástica? En todo el material resultante de
investigaciones que tenemos a nuestra disposición, no existe una sola
fuente que nos proporcione una respuesta clara y justificada, y
únicamente la Enciclopedia Católica insinúa una.
CAPITULO DIEZ
Una vez Edgar Cayce dijo con ese sentido del humor tan agudo que
era habitual en él: "¡Yo puedo ver implícita en la Biblia la teoría de la
reencarnación, y tú también puedes leerla!"
Aunque había leído la Biblia una vez por cada año de vida, su primera
reacción en Dayton fue volverla a leer para descubrir dónde condenaba
la teoría de la reencarnación. Y no lo hacía en ninguna parte. Tampoco
la apoyaba per se; pero en los Proverbios 8:22-31 descubrió una
referencia a la Creación extrañamente conmovedora: "Yavé me poseyó
al principio de sus caminos, antes de Sus obras, desde antiguo.
"Desde la eternidad fui yo establecida; desde los orígenes, antes que la
Tierra fuese.
"Antes de los abismos, fui engendrada yo ... cuando afirmó los Cielos,
allí estaba yo; cuando echó los cimientos de la Tierra, estaba yo con El
como arquitecto, siendo siempre su delicia, solazándome ante El en
todo tiempo; recreándome en el orbe de la Tierra, siendo mis delicias
los Hijos del Hombre".
¿Acaso hemos de considerarlo como las imágenes abstractas de un
oscuro poeta? O ¿podemos preguntar quién era ese "Yo"?
Evidentemente no era una criatura mortal con unas expectativas de
vida de setenta años; por muy oscura que sea su poesía. Si
consideramos que ese ''yo'' es un alma humana, que habla de sus
orígenes desde sus recuerdos subconscientes, todas las líneas cobran
un sentido lógico. Ese anhelar nostálgicamente la alegría incorrupta del
principio, ese desear a Dios rechazado, resumen perfectamente el
hastío y el desencanto del alma inmersa en el árido ciclo de sus vidas
materiales en la Tierra, al haberse apartado de su Padre amoroso
como hizo el Hijo Pródigo.
No se trata de la "predestinación y pecado original" del infortunado
humanoide de Calvino, condenado antes de respirar por primera vez,
pábulo potencial del fuego eterno incluso antes de salir del útero. No es
la desesperación de los condenados; sólo el grito de la oveja
descarriada.
Tomando esto como modelo, ¿cómo hemos de interpretar estas líneas
del Libro de la Sabiduría 8:19-20: "Era yo un niño de buen natural, que
recibió en suerte un alma buena. Porque era bueno, vine a un cuerpo
sin mancilla".
La Versión Jacobina, con un curioso circunloquio, se toma esta libertad:
"Porque era yo un niño ingenioso, y tenía buen talante. Siendo bueno,
vine a un cuerpo sin mancilla," y extrae una conclusión errónea de todo
el texto. Pero en ambas versiones ¿quién es el árbitro que dice lo que
está bien y lo que está mal? Está claro que es la propia alma, lo evalúa
basándose en su conducta anterior, y no afirma haber sido designada
"buena" en base a otras normas que no sean las suyas. Y con toda
seguridad no podía saber qué era lo "bueno", a menos que estuviera
igualmente familiarizada con lo contrario.
Que las almas han sido buenas y malas en diversas etapas de su
manifestación en la Tierra aparece nuevamente implícito en Romanos
9:11-14: "cuando aún los muchachos no habían nacido; ni habían
hecho aún ni bien ni mal. .. le fue a ella (Rebeca) dicho: "El mayor
servirá al menor. según lo que está escrito:
"Amé a Jacob y odié a Esaú". ¿Qué diremos pues, que hay injusticia en
Dios? No".
Si "no hay injusticia" en Dios, ¿cómo es que Dios muestra esa
inclinación tan poco divina al amar a Jacob sin razón alguna, y odiar a
Esaú sin razón? ¿Qué oportunidad tuvieron uno y otro, antes de su
creación, de escoger naturalezas tan distintas?
Si vinieron directamente desde el Creador hasta el útero de Rebeca,
¿dónde podía Esaú haber cometido sus delitos, salvo en el Cielo? Y si
lo hizo, ¿porqué no fue expulsado con el resto de los ángeles caídos y
enviado directamente al infierno? Es mucho más probable que
aprendiera a pecar en la Tierra, en un cuerpo mortal, y que su regreso
como servidor de su hermano pequeño fuera tina especie de
indemnización.
Dice el salmo noventa: "Eres tú, ¡oh Dios! desde la eternidad y para
siempre. Haces volver al hombre al polvo, diciendo: "¡Volved, Hijos del
Hombre!". Los arrebatas como con una inundación; están dormidos;
por la mañana son como hierba que crece". Aquí nos tropezamos con
la ambigüedad de "haces volver;" pues el poeta ha combinado al Yavé
tribal con el Creador. Una mejor interpretación sería: "No apartaste al
hombre del polvo". Aun así, el Cielo se concebía en esos días como un
estado de perfección estática hasta la eternidad. Si la exclamación
"¡Volved, Hijos del Hombre!" quiere decir "volved al Cielo" (dado que la
única alternativa era el Fuego del Infierno), entonces las tres
trasposiciones de la inundación al sueño y a la hierba que crece, no
sólo son unas imágenes inadecuadas sino que, además, existe entre
ellas una separación.
Aun cuando admitamos que la "inundación" quiere decir literalmente
muerte por ahogamiento (después de todo el Diluvio formaba parte de
la historia reciente), y que el "sueño" simboliza un período intermedio
entre la muerte y la resurrección en el Cielo, he de decir que "la hierba
que crece por la mañana" es un símbolo peculiar para una vida
Celestial donde todo es perfecto y nada cambia. Las estaciones
terrenales, por otra parte, implican cambios. La hierba crece en
primavera para morir nuevamente en invierno; y el alma que se
reencarna sigue un ciclo idéntico".
El tema vuelve a aparecer en Job 1 :20-21: "Levantóse entonces Job,
rasgó sus vestiduras, rasuró su cabeza y, echándose en tierra, adoró,
diciendo: "Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo tornaré
allá".
Es evidente que si Job se refiere a la misma madre, el anciano
caballero está mal de la cabeza. Pero si admitimos que Job no era un
personaje histórico sino un símbolo del alma, la parábola es una
exhortación al hombre para que nunca desespere cuando parezca que
todo está perdido, y el simbolismo del útero al punto resulta claro. El
alma no puede emprender su vida siguiente sin antes "volver desnuda
al útero" y ¿qué recompensa obtiene el alma, una vez que ha
completado los ciclos terrenos y puede volver como el Hijo Pródigo al
Padre rechazado por ella cuando escogió la propia glorificación?" Dice
el Apocalipsis 3:12: "Al vencedor yo le haré columna en el templo de mi
Dios, y no saldrá ya jamás fuera de él".
CAPITULO ONCE
La Doctrina Monofisita
La doctrina monifisita es, por así decirlo, el malo de la película y esta
secta fue la organización que posteriormente puso en duda las
alusiones a la reencarnación existentes en los primeros evangelios, y
dividió a la iglesia en dos facciones enfrentadas.
Conviene recordar que la solidaridad de la Iglesia Cristiana no sólo se
había visto atacada por una serie interminable de conflictivos cismas
surgidos a partir del año 300 D.C. aproximadamente, sino que se
enfrentaba a la resistencia activa y a la firme competencia de las
religiones paganas que todavía no había desbancado, muchas de las
cuales además de ser más alegres y de facilitar la evasión, incluso
incorporaban las extrañas bacanales.
Entonces los monofisitas aumentaron la confusión existente afirmando
que el cuerpo físico de Jesús era totalmente divino, y jamás había
combinado atributos divinos y humanos.
(Al parecer no les preocupaba lo más mínimo que el propio Jesús
hubiera dicho que había una chispa de divinidad en todas las almas.
Estaban convencidos de que el simple hecho de rodearse de los
adornos externos de un cuerpo mortal hubiera manchado el auténtico
origen de Jesús).
Desgraciadamente, Teodora, influida por Eutiques, adoptó el
controvertido dogma monofisita, que rechazaba totalmente las
enseñanzas de Orígenes, que tanto habían influido en los Primeros
Padres de la Iglesia. Orígenes no sólo creía en la metempsicosis,
también afirmaba que Cristo el Logos, o el Verbo, moraba en el cuerpo
humano de Jesús, santificándolo.
Teodora lógicamente reclutó a dos de sus más devotos diáconos,
Virgilio y Antimo, para esa causa a petición de Eutiques.
Antimo
El primer paso que dio Teodora cuando puso en práctica su grandiosa
estrategia consistió en someter y unificar las diversas facciones
opuestas de la Iglesia Oriental hasta que ésta estuvo totalmente bajo
su dominio. Desafiando abiertamente el protocolo del Vaticano, nombró
a su lacayo Antimo Patriarca de Constantinopla.
En estos momentos Antimo se nos presenta como un personaje poco
importante dentro del panorama global, pero entonces contaba con
medios para hacer mucho daño. Teodora lo había nombrado
expresamente para que revocara el Decreto de Calcedonia. El papel de
Justiniano, como de costumbre, pretextó que no sabía nada del asunto
y hacer las veces de Pilatos. Enseguida Teodora chocó con el Papa
Agapito.
El Papa Agapito
Este viejo prócer viajó desde Roma hasta Constantinopla en febrero en
medio de un gran frío, y cuando descubrió las monstruosas intenciones
de Teodora, pasó a ser el único prelado que la denunció en presencia
de Constantino.
A Justiniano le dijo, "Con gran añoranza": "he venido a ver a Justiniano,
el Emperador más cristiano. En su lugar he encontrado a Diocleciano,
cuyas amenazas, sin embargo, no me causan miedo".
El Papa Silverio
Parece pertinente al llegar a este punto aclarar acudiendo a una fuente
totalmente independiente, la Vita Silveri, (Gesta Pont. Rom. 1 146),
cuán malévola había llegado a ser la autodeificación de Teodora:
"Como la Emperatriz estaba afligida por lo que le había sucedido al
Patriarca Antimo, a quien el santísimo Papa Agapito había depuesto
por hereje y sustituido por Virgilio, envió esta carta al Papa Silverio
(sucesor de Agapito) que se hallaba en Roma: "No tardéis en venir
hasta nosotros, o ¡sin falta haced volver a Antimo a su puesto!".
"Y cuando el bendito Silverio hubo leído esto, dijo con voz
quejumbrosa: "Sé muy bien que este asunto ha puesto fin a mi vida".
Pero contestó por carta a la Emperatriz: "Augusta señora, nunca
consentiré en restituir a un hombre que es un hereje y que ha sido
condenado por su propia maldad".
"Entonces la Emperatriz, furiosa, ordenó al patricio (General) Belisario
por medio del diácono Virgilio: "Busca algún motivo de queja contra el
Papa Silverio que lo aparte de su función de Obispo, o por lo menos
envíanoslo rápidamente. Tienes ahí al archidiácono Virgilio, nuestro
sustituto favorito, que nos ha prometido que hará volver a su puesto al
patriarca Antimo".
"El patricio Belisario llevó a cabo esa misión. Y obedeciendo órdenes
urgentes, surgieron ciertos testigos falsos que declararon que habían
descubierto que el Papa Silverio había enviado mensajes al Rey de los
Godos. Cuando Belisario oyó esto, se negó a creerlo, sabiendo que
tales informes venían motivados por la envidia. Pero cuando muchos
más realizaron la misma acusación, tuvo miedo.
"Así pues, hizo que el santo Papa Silverio fuera a verlo al Palacio
Pinciano, y apostó al clero en la primera y segunda entrada, y cuando
Silverio y Virgilio entraron solos en el salón, la patricia Antonina se
hallaba tumbada en un sofá, y su marido Belisario estaba sentado a
sus pies. Antonina dijo enseguida:
"Decidme, Señor Silverio, Papa; ¿qué os hemos hecho a vos y a los
romanos, para que queráis traicionamos a manos de
los godos?".
"Y no había terminado de decir eso, cuando entró Juan, el subdiácono
regional del primer distrito, le arrancó al santo Papa Silverio el cuello de
su túnica y le condujo a una sala. Allí lo obligó a despojarse de sus
vestiduras y lo hizo desaparecer.
"Entonces Virgilio lo tomó bajo su protección personal, por así decirlo, y
lo envió al exilio a Ponto, donde lo mantuvo con el pan de la tribulación
y el agua de la necesidad. Y fue debilitándose y acabándose y llegó a
ser confesor".
Teodora entonces se reveló tal cual era, y el siguiente paso que dio fue
el más terrible. Pasó a ser la única Emperatriz de la historia que
consiguió entronizar a su propio Papa, Virgilio, en Roma en el año 538.
Además, Teodora llegó a subir al trono papal, y es más que probable
que éste sea el origen de la leyenda de la mítica Papisa Juana.
Antes de centramos en los relatos de testigos oculares que proporciona
Procopio, es conveniente anteponer como prólogo de los mismos un
último extracto de una fuente independiente.
Entre los historiadores que relataron esa etapa de la historia de
Bizancio, cabe citar tres importantes: Agatías (530- 582), Juan Lydo
(490-565) y Evagrio (536-594). Evagrio en su Historia Eclesiástica
(iv.32), hace este comentario:
"Había otra característica latente en la personalidad de Justiniano, una
depravación que sobrepasaba toda bestialidad imaginable. No sabría
decir si ello era un defecto de su forma de ser, o si era consecuencia
de su cobardía y miedo, pero en cualquier caso se manifestó la
insurrección popular de Nika".
He aquí una faceta del Emperador que aparece documentada en la
historia de Procopio, y que, sin embargo, es discretamente pasada por
alto en las referencias habituales, la mayoría de las cuales se limitan a
desacreditar a Procopio y a encubrir el espíritu diabólico de Teodora.
Un Retrato de Teodora
Procopio proporciona una información de primera mano sobre la
promiscuidad sexual de Teodora. Se trata de una descripción tan
realista que en su mayor parte es demasiado repugnante para incluirla
aquí, aunque, si se compara con los excesos cometidos por los
Césares más degenerados, resulta creíble. Luego continúa
hablándonos de ella después de que llegó a ser Emperatriz.
"Teodora era hermosa de cara y su aspecto era atractivo, si bien era
baja y algo descolorida; no era muy pálida, sino, más bien, cetrina.
Siempre miraba fijamente y fruncía el ceño. Se cuidaba el cuerpo más
de lo necesario, sin embargo los cuidados por muchos que fueran
nunca le parecían suficientes. Por ejemplo, solía entrar en el baño muy
temprano y salir de él muy tarde, y luego iba a desayunar. Después de
desayunar, descansaba.
Ahora bien, en el almuerzo y la cena comía y bebía copiosamente, de
modo que el sueño se apoderaba de ella y dormía mucho, no sólo de
día hasta el anochecer, sino también de noche hasta el amanecer, y
aunque se entregaba a todos los excesos durante la mayor parte del
día, no obstante reclamaba el derecho a administrar la totalidad del
Imperio Romano.
"Y si el Emperador favorecía a un hombre sin su consentimiento, al
poco tiempo el citado hombre sufría un revés de fortuna y era ultrajado
y despedido de su puesto, muriendo vergonzosamente".
Se trata de un informe de primera mano por parte de un importante
funcionario.
Un Retrato de Justiniano
A continuación Pro copio expone detalladamente su teoría, a saber,
que Teodora y Justiniano estaban "poseídos por los demonios". Y aquí
pasan a primer plano los mismos trastornos maníacos que
caracterizaron a Hitler, aun cuando el lenguaje adolezca de las
ventajas de la moderna jerga de los psiquiatras:
"Y creo que no resulta inadecuado describir aquí la apariencia externa
de este hombre. No era ni alto ni especialmente bajo, sino de mediana
estatura, no era delgado sino ligeramente entrado en carnes, y tenía la
cara redonda y agraciada, conservando su aspecto rubicundo incluso
después de dos días de ayuno. En cambio, no puedo describir su
carácter con precisión, pues este hombre era al mismo tiempo un
malhechor, a quien fácilmente se incitaba a hacer el mal, y un
consumado actor que fingía tener cierta opinión y actuaba en
consonancia, y que incluso era capaz de echar alguna lágrima, ni de
alegría ni de pena, eran lágrimas de cocodrilo que iban bien para la
ocasión, según las necesidades del momento ... siempre actuaba con
hipocresía, pero no 10 hacía a la ligera, sino que añadía su firma y
pronunciaba terribles juramentos para que sus acuerdos fueran
vinculantes, y 10 hacía, también, cuando trataba con sus propios
súbditos.
"Y dicen que cierto monje, que era muy querido por Dios, marchó para
Bizancio con el fin de defender la causa de las gentes que vivían cerca
del monasterio, ultrajadas de un modo intolerable, y que en cuanto
llegó, el Emperador acordó recibirlo. Pero cuando estaba a punto de
presentarse ante él, acabando de traspasar el umbral, de repente
retrocedió.
"Entonces el eunuco que lo guiaba, y otros que había en las
proximidades, le suplicaron sinceramente que siguiera avanzando
hacia delante, pero él, actuando como si hubiera sufrido un ataque, no
contestó, salió de allí y marchó al lugar donde se hospedaba.
"Y cuando sus acompañantes le preguntaron por qué había actuado
así, dijo con toda franqueza que había visto al Señor de los Demonios
sentado en el trono, y que no había querido estar en su presencia el
tiempo necesario para pedirle nada.
"Y ¿cómo no iba a ser un demonio malvado este hombre, que jamás
comía, bebía o dormía lo suficiente, y que, tomando una pizca de todo
10 que se le ponía delante, andaba por el Palacio a extrañas horas de
la noche, aun cuando era un apasionado devoto de los placeres de
Afrodita? Por lo general, no dormía mucho, ni comía ni bebía hasta
hartarse, se limitaba a tocar la comida con las puntas de los dedos y
seguía su camino".
La doble personalidad de Justiniano está muy bien descrita y se
observa claramente en el siguiente texto: "Sin embargo, no se
sonrojaba ante aquellos que iban a ser destruidos por él.
CAPITULO DOCE
CAPITULO TRECE
Las Repercusiones de la Búsqueda de Bridey Murphy
Los tres hombres que más han hecho por popularizar las ideas que
Edgar Cayce tiene sobre la reencarnación son el ya fallecido Thomas
Sugrue, quien lo conoció bien y amó como si fuera su hijo; Morey
Bernstein, quien llegó a Virginia Beach después de la muerte de Edgar
Cayce con la intención expresa de declararlo un impostor; y, más
recientemente, Jess Stearn. Sugrue evidentemente no necesita
presentación, y el libro de Stearn The Sleeping Prophet (El Profeta
Durmiente), habla por sí mismo.
Bernstein fue un joven muy activo y apasionado, que gozaba de
independencia económica. Los estudios que realizó sobre la hipnosis
desde un punto de vista médico finalmente le llevaron a escribir There
Is A River (Hay Un Río).
En Pueblo Colorado, descubrió a unajoven ama de casa, Ruth
Simmons. Era tan fácil sugestionarla hipnóticamente que Bernstein la
hizo regresar a una vida que había discurrido en Belfast en la primera
mitad del siglo XIX siendo ella una campesina irlandesa.
Ruth Simmons, es decir, Bridey Murphy estaba destinada a volver a
tener una existencia oscura y libre de incidentes a la vista del pueblo
americano, y durante unos años ocupó la cabecera de los periódicos.
En 1956 Bernstein publicó The Searchfor Bridey Murphy (La Búsqueda
de Bridey Murphy), que narra las sesiones hipnóticas.
Hay que decir a su favor que no estaba preparado (tampoco lo estaban
las demás personas implicadas) para la sensación que causó su obra,
que se convirtió en un bestseller de la noche a la mañana. Ni estaba
preparado para la dolorosa reacción que ese éxito provocó en los
estratos más conservadores de las clases dirigentes, y pronto recibió
castigo merecido.
Durante cierto tiempo, el furor despertado por el libro parecía que iba a
traer el desprestigio a todos los implicados, incluso a aquellos cuya
relación con la obra era lejana. Y como Edgar Cayce había sido
presentado en el primer tercio del libro, los objetivos de la Asociación
para la Investigación y la Ilustración pudieron haber sufrido un revés si
el movimiento contrario a la reencarnación en todas sus formas llega a
triunfar en sus propósitos.
Por este motivo, el incidente de Bridey Murphy merece ser analizado
con cierto detenimiento en este libro.
Su empeño por tener la historia completa le llevó a presentar las
preguntas con la imparcialidad de un fiscal decidido a conseguir que un
testigo recalcitrante suelte toda la verdad, olvidándose de que el
coeficiente de inteligencia de una especie de sirvienta inculta de
principios del siglo XIX nada tenía que ver con el coeficiente de
inteligencia de Ruth Simmons. Bridey estaba encantada de que la
dejaran expresarse libremente. Cotilleó feliz, sintiéndose halagada al
ser el centro de atención, cosa que jamás había sido cuando era de
carne y hueso. Deseaba gustar y producir una buena impresión, y
naturalmente estaba poco dispuesta a exponerse a parecer una
campesina analfabeta. Subió de categoría a su esposo y a su familia
situándolos en la clase-media baja, que evidentemente siempre había
admirado y envidiado. (En realidad, debía de ocupar una posición tan
baja en la escala social como la de la mujer de un cochero o el
mensajero de un abogado de Belfast).
Su jactancia, aunque humana y ciertamente perdonable, se desmoronó
bajo los métodos de detección de mentiras de Bernstein.
Al escuchar las cintas, se da uno cuenta de su paulatino desconcierto,
y luego de su temor, al ser sometida a un severo interrogatorio por
"elementos hostiles de la clase alta". Las mentirijillas que había dicho le
fueron echadas en cara, lo cual implicaba que no creían nada de lo que
había contado. Además de las pocas ganas que tenía de ser
descubierta y puesta en ridículo, Ruth Simmons evidenció cierta
desgana a un nivel más sutil. Empezó a irritarse ante el abuso que
representaban las sesiones en relación con su propia vida, y Bernstein
hubo de suplicarle que continuara.
Es significativo que por lo que se refiere a todos los pequeños detalles
que una sirvienta inculta debería conocer, Bridey estaba saliendo
airosa. Dio bien los nombres de las tiendas de la ciudad, las lecturas
que entonces era más populares (y que ella personalmente no pudo
leer), la clase de comidas que sirvió, las expresiones familiares
utilizadas para nombrar artículos del hogar, y expresó con claridad el
temor reverencial que le inspiraba el Padre Gorman, el párroco, quien
al parecer era un joven sacerdote bastante distante, cada vez con
menos esperanzas de lograr algo más que una parroquia pobre. La
dureza y la soledad de los pobres en ese siglo están descritas con una
gran sobriedad en las cintas. Bridey apenas podía hablar de cosas
agradables, y, en cambio, tenía mucho que decir sobre la ingrata
esclavitud. Murió de auténtico agotamiento, siendo una vieja
prematura, acobardada ante la muerte como lo había estado en la vida,
incapaz de imponerse a su viejo marido e igualmente incapaz de
progresar más allá del primitivo mundo astral que desordena el
perímetro externo de la vida. En este "purgatorio de los desvalidos," la
vida que sigue a la muerte tenía la monotonía gris de un asilo de
pobres o de ancianos en permanente oscuridad. Y dando muestras de
muy poca diplomacia, Bernstein incluyó en su libro la referencia que
hizo Bridey a un encuentro a ese nivel con el Padre Gorman, que
estaba tan aturdido y desorientado como ella misma. (Esto, por
supuesto, ofendió la sensibilidad de los actuales clérigos, que
posteriormente denunciaron el libro desde sus púlpitos).
Hemos de aludir aquí a dos fenómenos conmovedores. Al tiempo que
iba aumentando la intranquilidad y el desconcierto de Bridey ante el
interrogatorio de Bernstein, eran más frecuentes sus intentos de
calmarlo. Cogió un resfriado muy oportuno que le hizo toser cuando las
preguntas empezaron a ser demasiado agresivas, o empezó a quejarse
de que le dolía un pie porque se lo había torcido bailando una giga
irlandesa.
Luego, cuando se acercaba el final de las sesiones, y las preguntas
iban centrándose más en los últimos años de Bridey Murphy, surgió
una voz en Ruth Simmons que ni la mejor de las actrices hubiera sido
capaz de simular. Era un gemido débil, la voz muy cansada de una
mujer de sesenta años, resignada a hablar con un paladar sin dientes,
que ya aceptaba totalmente la pobreza y el sufrimiento físico.
Pronunciaba las vocales como en los barrios bajos de Belfast, con un
acento que jamás ha cruzado el Atlántico, que jamás ha sido utilizado
por los actores americanos.
(Todo esto se conservó en la cinta).
Aunque Ruth Simmons hubiera sido una experta en vocalizar, no
hubiera podido producir esos acentos conscientemente.
Y lo cierto es que Ruth Simmons ni siquiera era una actriz aficionada,
pasable.
El modelo de conducta de Bridey en estas últimas cintas es una prueba
mucho más convincente que las cincuenta pruebas técnicas
consistentes en preguntarle si talo cual calle existía en Belfast en esos
tiempos, o qué palabras utilizaba para referirse a su cama cuando era
niña.
Si Bernstein hubiera sido el astuto zorro que la prensa decía que era,
no habría sido tan ingenuo como para publicar su libro antes de haber
reunido una serie de pruebas sólidas. Y para ello, habría tenido que
autorizar a un psicólogo experto y lleno de tacto a realizar el
interrogatorio de Bridey. También habría tenido que encerrarse durante
por lo menos seis meses o un año en Belfast, inmerso en los archivos
del siglo XIX.
Pero incluso si hubiera hecho todo eso perfectamente, ¡vaya Vd. a
saber si la acogida del libro habría sido mejor!.
Los hechos han sido analizados y presentados con objetividad por C. J.
Ducasse, Profesor Emérito de Filosofía, de la Universidad Brown,
Rhode Island, en su libro titulado A Critical Examination 01 The Belief
in a Life after Death (Examen Crítico
de la Creencia en la Vida después de la Muerte), publicado por Charles
Thomas, S pringfield, Illinois, 1961.
En esa obra el Profesor Ducasse dedica a la controvertida cuestión de
Bridey Murphy trece páginas en las que da muestras de una gran
objetividad e imparcialidad, y todo el que esté ligeramente interesado
después de tantos años en el alboroto que se armó debería leerlas.
El Profesor Ducasse ha sabido como nadie poner las cosas en su sitio.
Defendió a Bernstein y acudió en ayuda de Ruth Simmons, cuyo
nombre verdadero era Dña. Virginia Tighe y que procedía de Pueblo,
Colorado, librándola de toda sospecha de fraude.
La Sra. Tighe nació el27 de Abril de 1923. A los 3 años fue adoptada
por una tía, la Sra. Myrtle Grung, y se crió en Chicago. A los veintitrés
años se casó con un piloto de las Fuerzas Aéreas de EE. uo. que murió
en acción un año más tarde.
Posteriormente Virginia se casó con Hugh Bryan Tighe, un empresario
de Denver con el que tuvo tres hijos. Como tanto su esposo como sus
propios parientes "se oponían totalmente al fenómeno Bridey por
razones religiosas," Virginia no estaba preparada para la sensación que
causó el libro de Bernstein ni para la reacción que se produjo en contra
de su indefensa familia.
Ya en marzo de 1956 la revista Life empezaba a dirigir su atención a
Bernstein, pero fue el Chicago American el periódico que lanzó sus
proyectiles contra Fort Sumter. En Junio empezó a publicar una serie
de artículos caracterizados por el escepticismo, siendo la autoridad en
la materia el Reverendo Wally White del Tabernáculo de los Evangelios
de Chicago, quien había prometido "acabar con la teoría de la
reencarnación porque iba en contra de la doctrina religiosa
establecida".
White afirmaba conocer a la Sra. Tighe desde su infancia, pero ella
decía que jamás lo había visto antes de que se presentara en su casa
sin haber sido invitado en el año 1956, y le comunicara que era su
deber rezar por su alma.
El Denver Post salió valientemente en defensa de Virginia y de
Bernstein, pero sus armas fueron silenciadas por la revista Life, que
asestó el golpe de gracia el 25 de Junio, presentando un resumen de
las revelaciones del Chicago American, y una fotografía de una tal
Bridie Murphy Corkell y su familia.
Tan fascinante como cualquier texto freudiano surgido entonces fue un
libro escrito conjuntamente por tres psiquiatras neoyorquinos, cuyo
objetivo era la aniquilación total de la teoría de la reencarnación. Este
libro, titulado A Scientific Report on "The Search lor Bridey Murphy"
(Informe Científico sobre "La Búsqueda de Bridey Murphy" tuvo un final
bastante alejado de la ciencia, en los saldos de una librería a cuarenta
y nueve centavos el ejemplar.
Respecto del Reverendo Wally White, el Profesor Ducasse dice lo
siguiente: "Da la impresión de que la característica principal de este
clérigo cuyo nombre figura en la cabecera de varios artículos del
American fue sencillamente el engaño psicológico en beneficio de los
lectores piadosos pero ingenuos.
Dichos lectores, al ver artículos firmados por un clérigo, y sabiendo que
era el pastor de la iglesia de Chicago a la que asistía Virginia,
asumieron naturalmente que conocía de primera mano la infancia y
juventud de Virginia; que sus artículos estaban basados en tales
conocimientos; y que, por tanto, como los clérigos dicen la verdad, las
artículos firmados por el Reverendo White procedían de una fuente
autorizada. Pero aunque el lector probablemente deducirá todas esas
cosas de dichos artículos, en ellos en realidad no se afirma ninguna de
tales cosas.
No obstante, la serie de artículos del Chicago American llegó al punto
culminante con el descubrimiento de una tal Bridie Murphy Corkell de
Chicago, que vivía en frente de una de las casas donde Virginia y sus
padres adoptivos habían residido, y a la que Virginia conocía, pero
aunque en los artículos se afirma que "ella estuvo muchas veces en
casa de los Corkell," Virginia nunca habló con la Sra. Corkell, ni dice el
artículo que lo hubiera hecho.
"Además, Virginia nunca supo que el nombre de pila de la Sra. Corkell
era Bridie, y menos aún que su apellido de soltera fuera Murphy, si es
que lo era. Porque cuando el Denver Post trató de verifIcarlo, la Sra.
Corkell no se puso al teléfono. Y cuando el reportero de ese periódico
se lo preguntó al párroco de su parroquia de Chicago, éste confIrmó
que su nombre de pila era Bridie, pero no pudo confIrmar que su
apellido de soltera fuera Murphy; y tampoco pudo el Reverendo Wally
White.
"Pero el lector difícilmente adivinará quién resultó ser esa Sra. Corkell,
descubierta por el American. Por una extrañísima coincidencia, la Sra.
Bridie (Murphy) Corkell era la madre del redactor jefe de la edición
dominical del Chicago American en la época en que fueron publicados
esos artículos".
El aspecto un tanto farisaico de la historia sólo queda bien patente
cuando analizamos cuál fue el destino de la producción
cinematográfica. Esta película entonces ya estaba en fase de
producción en los Estudios Paramount, siendo el productor Pat
Duggan, cuando se dijo que iba a estallar la tormenta.
CAPITULO CATORCE
CAPITULO QUINCE
La Ley de la Gracia
CAPITULO DIECISEIS
El Karma Colectivo - Los Supervivientes de Fuerte Dearborn
CAPITULO DIECISIETE
2. Las Iglesias
Estados Unidos, la democracia más joven y sólida de la historia, ha
demostrado que es capaz de asimilar ideologías hostiles y de aprender
de ellas, con tal que a la minoría de lunáticos no le esté permitido
acosar a la mayoría juiciosa. Así por ejemplo las brutalidades
cometidas en Salem condujeron a la inclusión de la libertad de culto en
la Constitución.
Si la Constitución es el pilar sobre el que descansa la democracia, con
toda seguridad, el reverendo Wally White comete la misma
equivocación que sus antepasados de Salem, cuando se compromete
a desacreditar a Bridey Murphy "porque la reencarnación ataca las
doctrinas religiosas establecidas".
¿Qué son esas "doctrinas religiosas establecidas" que tanto él como
los de su calaña están tan ansiosos de proteger? ¿Tan flojos son sus
argumentos que el amparo que ofrece la Constitución no les es
suficiente? Seguramente, los fallos de las iglesias establecidas son
más bien lo que el Papa Pío XII criticó en el año 1950: "No podemos
dejar de expresar la preocupación y ansiedad que sentimos por
aquellos que han llegado a estar tan inmersos en el torbellino de las
actividades externas que han descuidado el deber fundamental del
Cristiano: su propia santificación" .
"Ya hemos manifestado públicamente por escrito que aquellos que se
imaginan que el mundo puede ser salvado por lo que, con razón, se ha
llamado la "herejía de la acción" han de tener ideas mejores".
Catorce años después, Su Eminencia el Cardenal Julius Döpfner, de
cincuenta y un años, gobernador de la Sede de Munich, dio una
definición tan lúcida del estado actual de la religión en el mundo
occidental que podría considerarse definitiva.
CAPITULO DIECIOCHO
La Reencarnación en el Futuro
"¿Te has parado alguna vez a pensar que nadie más que tú habrá de
responder por ti ante Dios? Del mismo modo que tú no habrás de
responder ante Dios por los otros.
"Si uno trata primero de conocerse a sí mismo, posteriormente llegará a
ser capaz de conocer la mente de otras personas. La mayoría de los
que pongan esto en práctica durante cierto tiempo, evolucionarán en
este sentido. Pero ¡cuidado con tratar de hacer el trabajo de Dios!
¡Date por satisfecho con hacer tu trabajo, y tendrás las manos llenas!.
"Tenemos derecho a contar a los demás nuestras experiencias
particulares dejando que ellos decidan por sí mismos, pero no tenemos
derecho a obligarlos, pues Dios pide a todos los hombres, de todo el
mundo, que miren, presten atención, y comprendan por sí mismos.
"En cuanto a la pregunta de si vale la pena desarrollar esas facultades
o no, cada uno de nosotros tiene la respuesta. Si hemos entendido bien
qué es lo "psíquico," sabremos que una facultad que existe, siempre ha
existido y es nuestra por derecho de nacimiento, porque somos hijos de
Dios. Tenemos la habilidad de poder asociamos con el Espíritu. Porque
"Dios es espíritu, y tales son los adoradores que busca". (Juan 4:23).
"Cuando utilizamos las fuerzas de nuestro interior para servir a las
Fuerzas Creativas y a Dios, estamos usando esas fuerzas
correctamente. Pero si las empleamos para nuestros fines egoístas, las
estamos utilizando mal. Entonces llegamos a ser incluso como el Hijo
de la Perdición, le llamemos como le llamemos". Y una vez, cuando
Edgar estaba en estado autohipnótico, alguien le preguntó: "¿Cómo
debemos presentar la labor que se lleva a cabo en la Asociación para
la Investigación y la Ilustración a una persona con creencias
ortodoxas?".
"lnvitadlo a que venga y vea por sí mismo. No se lo impongáis ní lo
obliguéis. Pues sólo aquellos que necesiten encontrar respuesta a
"algo que está dentro" prestarán atención.
"No los molestéis, no los critiquéis. Pues si tu. Padre, ( Dios, hubiera
criticado cada palabra vana o cada acción egoísta de tu experiencia
¿qué oportunidad hubieras tenido tú en esa experiencia?.
"Si quieres conocer la compasión divina, has de ser compasivo y
generoso con aquellos que te encuentres sea cual fuere su fe y el
grupo al que pertenezcan.
CAPITULO DIECINUEVE
Conclusión
Apéndice
Los Quince Anatemas Contra Origenes
Henry Percival ha editado en su integridad los quince anatemas contra
Orígenes. Están a nuestro alcance en la admirable obra de Head y
Cranston Reincarnation, East-West Anthology (La Reencarnación,
Antología de Oriente-Occidente (The Julian Press, Nueva York, 1961) y
pocas veces sentencias tan grandilocuentes han tenido un contenido
tan desproporcionado.
Efectivamente, en lugar de unos principios seriamente concebidos, se
trata más bien de una sucesión de palabras altisonantes que reflejan
una escasa cultura, y no contienen en ningún lugar citas bíblicas que
justifiquen las condenas realizadas.
"Su comienzo es sumamente grandilocuente: "Si alguien defiende la
preexistencia de las almas, y la monstruosa restauración que le sigue,
que sea anatema (maldito)".
Cláusula 2: "Si alguien afirma que la creación de todo lo que es capaz
de razonar se refiere exclusivamente a las inteligencias sin los
cuerpos ... y que existe una unidad entre ellas por una identidad de
substancia, fuerza y energía, y por su unión con Dios, el Verbo, y su
conocimiento Del Mismo; pero que, no deseando ya ver a Dios, se
entregaron a cosas peores, cada cual según sus propias inclinaciones;
y que han penetrado en unos cuerpos más o menos sutiles, y han
recibido unos nombres... que sea anatema".
(Esto hace pensar en una condena de la Biblia en su totalidad, pues
incluso el Antiguo Testamento dice que todos los seres vivos fueron en
un principio concebidos en la mente de Dios, Elles dio Entidad, y
posteriormente ellos rechazaron a la fuente que les dio el ser y a su
Creador).