PARTENON

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PARTENON

El Partenón es uno de los monumentos más importantes de la antigua civilización


griega siendo uno de los principales templos de construcción dórica que se conservan,
erigido sobre el inacabado Hecatompedón entre los años 447 y 438 a.C. en la Acrópolis de
Atenas en tiempos de Pericles por los arquitectos Ictino y Calícrates, dirigidos por el escultor
ateniense Fidias autor de la decoración escultórica y de una gran estatua crisoelefantina de
Atenea en oro y marfil que se custodiaría en la cella del templo. Sus dimensiones
aproximadas son: 69,5 metros de largo, por 30,9 de ancho; además estaba rodeado por
columnas de 10,4 metros de altura y 1,91 de diámetro en todo su perímetro, 8 en las
fachadas principales y 17 en las laterales. El Partenón refleja en la arquitectura el
extraordinario florecimiento cultural, de las artes y del pensamiento que alcanzó Atenas
durante el siglo V a. C.

LA HISTORIA DEL PARTENÓN

En la antigua Grecia, los ciudadanos construyeron templos adornados para honrar y


adorar a su panteón de dioses. Atenas que tenía como deidad a Atenea, la diosa de la guerra
justa y de la sabiduría. Según la mitología griega, Atenea nació de la cabeza de Zeus. Poco
después de su nacimiento, Poseidón y Atenea se pelearon por el patrocinio de Atenas.
Atenea ganó la batalla, y por lo tanto, el patrocinio de la gloriosa ciudad.

Como reconocimiento, los ciudadanos construyeron un templo llamado el Partenón


en honor a Atenea. El Partenón fue construido en la Acrópolis, la parte más alta y fortificada
de Atenas.

Los atenienses iniciaron la construcción del primer Partenón, a menudo llamado el


Partenón Mayor, en la Acrópolis alrededor del 490 a.C. El Partenón más viejo fue construido
con una base de piedra caliza en las proximidades de la actual Partenón. Sin embargo, el rey
Jerjes de Persia destruyó este Partenón cuando saqueó Atenas en el 480 d.C., durante la
Segunda Guerra Pérsica. Lo peor es que los atenienses todavía estaban construyendo el
Partenón, por lo que todo su trabajo quedó en nada. Tras ganar la guerra, la construcción
del nuevo el Partenón, fue iniciada por Pericles como agradecimiento de la ciudad a los
dioses por su victoria además de expresar el poderío de Atenas. Su construcción se hizo casi
exclusivamente en mármol blanco procedente del monte Pentélico entre los años entre los
años 447 y 432 a.C. Los arquitectos encargados de la obra fueron Ictino y Calícrates y
estuvieron, en la mayoría de los casos, bajo las órdenes del arquitecto y gran escultor
ateniense Fidias, autor de la decoración escultórica y de la gran estatua crisoelefantina de
Atenea Partenos, situada en la cella como pieza central del templo, con doce metros de
altura y 1200 kilogramos de oro. Las columnas se construyeron para ser ligeramente más
anchas en la zona media y ligeramente más delgada en la parte superior, cerca del capítol.
Los antiguos griegos hicieron esto como una ilusión óptica para que pareciera como si el
techo estuviese poniendo demasiada tensión en las columnas. Los arquitectos también
curvaron ligeramente los escalones más altos de la escalera, lo que también hace que el
templo parezca más grande de lo que realmente es, y flotase sobre el horizonte lejano. Y,
por último, los atenienses remataron el Partenón con un techo de madera, usando la madera
de los barcos persas derrotados de su victoria naval en Salamina como el material de
construcción

Durante los siglos siguientes, las diversas crisis y la decadencia política de Atenas
fueron despojando a su Acrópolis de sus múltiples riquezas y de grandiosos monumentos.
Sometida al dominio romano, algunos ilustres visitantes lograron adquirir allí famosas
estatuas. A la destrucción contribuyó además un enorme incendio que tuvo lugar en el siglo
III d.C. Pero, sin duda, lo que más afectó a la conservación de los templos de la Acrópolis fue
la llegada triunfal del cristianismo. A finales del siglo IV, el emperador Teodosio prohibió el
culto a los dioses "paganos" y como consecuencia, la morada de la diosa Atenea –cuya
estatua revestida de oro y marfil, esculpida por el genial Fidias, ya había desaparecido– fue
reutilizada y consagrada como iglesia de la Virgen María.

A fines del siglo XII, cuando Atenas era ya tan sólo una pequeña ciudad de provincias,
el arzobispo Miguel Coniata podía felicitar a sus fieles por acudir a adorar allí, en el
espléndido templo de Nuestra Señora de Atenas, ya no a la falsa virgen Atenea, madre de
Erictonio, sino a la Virgen María, madre del Salvador. La estructura del edificio no cambió
mucho, pero la nueva sensibilidad religiosa introdujo algunos cambios en el interior y en las
fachadas: se construyó un altar con baldaquino, se levantó un muro que cerraba los espacios
laterales entre las columnas, se cambió la orientación de la entrada y se añadió una torre
junto a la puerta. La decoración interior se enriqueció con brillantes mosaicos y en torno al
altar se construyó un pequeño ábside, cerrando así la entrada oriental del antiguo Partenón.

Durante más de dos siglos, entre 1204 y 1456, la Acrópolis de Atenas estuvo en poder
de distintos invasores procedentes de Europa occidental, desde francos a catalanes, para
acabar en manos de una familia de banqueros florentinos, los Acciaiuoli. El Partenón dejó de
ser una iglesia bizantina para convertirse en una catedral católica, y en su extremo
sudoccidental se erigió una torre a modo de campanario. En ese tiempo llegaron a la ciudad
algunos viajeros que nos dejaron descripciones del antiguo monumento. Un tal Niccolò de
Martoni estuvo en Atenas en 1395 y escribió sobre ella en su Libro del peregrino. Más tarde,
Ciríaco de Ancona la visitó dos veces, en 1436 y en 1444, y dejó noticias y algunos dibujos
muy interesantes sobre el edificio.

Tan sólo unos años después, en 1456, la ciudad fue tomada por los turcos. El sultán
Mehmed II, conquistador de Constantinopla y soberano de un imperio que comprendía ya
toda Grecia, visitó Atenas y expresó su admiración por la Acrópolis y su antiguo esplendor.
Allí estableció una fuerte guarnición y convirtió la iglesia de Nuestra Señora, es decir, el
antiguo templo de Atenea, en una brillante mezquita. La torre edificada para campanario por
los cristianos quedó convertida en minarete para la plegaria del muecín, las pinturas y los
mosaicos que decoraban el interior de la iglesia fueron blanqueados y el altar fue sustituido
por el oportuno mimbar. Peor le fue al vecino Erecteion, que los cristianos usaban como
iglesia, donde los turcos instalaron un notorio harén. La Acrópolis quedó cerrada durante
siglos a los visitantes extranjeros, aunque algunos lograron contemplarla sobornando a los
guardias turcos. Así lo hicieron dos famosos pioneros del turismo europeo en Grecia, Jacob
Spon y George Wheeler, quienes en 1675 calificaron lo que quedaba del Partenón como "la
más elegante mezquita del mundo".

Las crecientes hostilidades entre los turcos y los venecianos fueron la causa decisiva
de la catástrofe del Partenón, en 1687. Los venecianos, adelantados en la lucha de la Santa
Liga contra el Imperio otomano, asediaron con su flota la ciudad. Los turcos convirtieron el
Partenón en el almacén de pólvora y armas, confiando que un lugar tan famoso quedaría a
salvo del cañoneo de las fuerzas cristianas. Allí refugiaron también a mujeres y niños. El
general veneciano, el sueco conde Koenigsmark, lo bombardeó sin piedad y una gran
explosión arruinó el venerable edificio.

El techo entero saltó por los aires y el centro quedó reducido a escombros, incluyendo
unas treinta columnas. Quedaron en pie, aunque maltrechos, los dos extremos con sus
frontones, separados por un gran hueco. El jefe de la armada veneciana, el ilustre Morosini,
quiso llevarse a Venecia las estatuas centrales del frontón oeste, pero no lo logró. Ese
despojo llegaría más de un siglo después, de manos de lord Elgin.

La gran explosión convirtió al Partenón en una triste ruina, mucho mayor de lo que
ahora vemos, ya que la línea de columnas actual es el resultado de la reconstrucción de
comienzos del siglo XX. Los venecianos abandonaron Atenas tras unos meses, porque su
defensa les resultaba una carga y la ciudad era muy insalubre. De modo que los turcos
volvieron a instalar una guarnición allí y construyeron en la Acrópolis, dentro del derruido
Partenón, una pequeña mezquita. De los quebrados mármoles del Partenón se aprovecharon
no pocas construcciones vecinas, y algunos turistas ilustrados se llevaron fragmentos del
friso y pequeñas piezas de escultura. Por ejemplo, un gran coleccionista de antigüedades
griegas, el embajador francés, el conde de Choiseul-Gouffier, logró hacerse con una
magnífica metopa y un trozo de friso (ahora en el Museo del Louvre). Las ruinas del templo
de Atenea quedaron expuestas al deterioro y al pillaje durante muchos decenios.

Y entonces llegó lord Elgin, quien entre 1801 y 1811, a través de sus agentes, despojó
al Partenón de sus relieves –una gran parte del friso de la procesión de las Panateneas– así
como de las espléndidas estatuas sobrevivientes del frontón oriental, el único que se ha
conservado. Su espléndido botín se puede ver en la sala del Museo Británico dedicada al
Partenón. Su actuación fue, y sigue siendo, objeto de enconadas discusiones, ya que privó a
Atenas de un incomparable tesoro artístico, pero, por otro lado, puso a salvo esos restos del
arte clásico transportándolos a Londres.

Desde su independencia en 1831, Grecia ha cuidado con especial esmero de la


Acrópolis, eliminando todo lo que no era antiguo y tratando de recobrar el primitivo
esplendor de antigua nobleza del conjunto. A comienzos del siglo XX se recompuso la silueta
del Partenón, volviendo a erigirse muchas de las columnas truncadas y caídas, al tiempo que
se recogieron y expusieron todos los fragmentos y reliquias del recinto en un museo.
Después de tantos y tan variados avatares, aún no había terminado el cúmulo de desgracias
que afectarían al edificio del Partenón y en 1894 se vio afectado por uno de los terremotos
más importantes en la historia de Grecia.

El nuevo Museo de la Acrópolis, inaugurado en 2009, es la coronación de un


admirable empeño. Grecia aún mantiene la reclamación al Gobierno británico de los
mármoles que se llevó lord Elgin. Y en ese nuevo museo hay una sala esperándolos, dispuesta
para albergarlos cuando regresen. En la actualidad aún continúan las labores de
conservación y reconstrucción en el edificio del Partenón. Se encuentra rodeado de grúas y
elementos de contención, pero todo esto no es suficiente para eclipsar la magia del
impresionante edificio.

ARQUITECTURA DEL PARTENON

El diseño del Partenón estuvo condicionado inicialmente para albergar la imagen de


oro y marfil de Atenea Parthenos, esculpida por Fidias. La colosal estatua de doce metros de
altura precisaba de una inmensa cella de más de 18 metros de anchura, dividida en tres naves
mediante una doble columnata conformada por dos órdenes superpuestos de estilo dórico.
La nave central medía diez metros de anchura. Dentro de la cella del lado este, la columnata
se dispuso en forma de "U" y estaba compuesta por nueve columnas con un entrepaño entre
cada una de ellas, en los lados largos de la "U". Tres columnas con dos entrepaños formaban
el lado corto.

En la zona oeste, al fondo del interior de la columnata de cuatro columnas, existía el


basamento de la estatua, para el culto a Atenea Parthenos con un amplio estanque, poco
profundo, que producía un efecto de brillo mediante el agua frente a ésta. Ambas cellas
estaban cerradas por puertas de bronce.

La cella del este estaba dedicada a Atenea Polías (protectora de la ciudad), y la cella
del oeste estaba dedicada a Atenea Párthenos, "la virgen", por lo cual todo el edificio acabó
siendo conocido como el Partenón.

Esta construcción es uno de los ejemplos más claros del saber en geometría por parte
de los matemáticos y arquitectos griegos. Los arquitectos consiguieron que el efecto visual
que mostrara el Partenón no permitiera apreciar la antiestética deformación que se percibe
al situarse en las proximidades de los grandes monumentos. Lograron obtener el efecto
visual más estético con certeras alteraciones en su construcción: columnas con éntasis, un
poco curvadas hacia el centro, no equidistantes, y algo más gruesas en las esquinas; frontón
levemente arqueado y estilóbato ligeramente convexo.

El templo es de planta rectangular, períptero (con columnas en todo su perímetro)


octástilo (con la clásica proporción de 8 columnas al frente y 17 en los laterales), anfipróstilo
(flanqueado por dos pórticos) Consta de una doble cella con pronaos y opistodomo, pero
con próstilo de seis columnas.

El Partenón es uno de los ejemplos más significativos del orden dórico griego, aunque
combina elementos de orden dórico y jónico por lo que el resultado es una nueva forma
arquitectónica que podría llamarse ática

ELEMENTOS

Krepis o crepidoma
Es el elemento de transición entre el suelo natural y el edificio. Todo el conjunto se
asienta sobre una plataforma o basamento, formada por tres escalones, dos inferiores que
en conjunto se llaman estereóbato y uno superior estilóbato, sobre el que se alzan las
columnas.

La columnata exterior
El templo es períptero ((con columnas en todo su perímetro) octástilo, por tanto
tiene 8 columnas en las fachadas y 17 en los laterales que en conjunto suman 46 columnas
dóricas cuyo fuste, de 10,43 metros, está dividido en 11 módulos o tambores y está recorrido
en sentido longitudinal por estrías, unidas a arista viva.
Las columnas no tienen basa, asientan directamente sobre el estilóbato. Los capiteles son
también dóricos y están formados por equino y ábaco; se unen al fuste por medio de una
moldura cóncava denominada collarino y sobre ellos descansa el entablamento.

Entablamento
Por encima de los capiteles de las columnas se dispone un entablamento organizado,
de abajo arriba, en tres partes:

 arquitrabe
 friso
 cornisa

El arquitrabe es liso. El friso está constituido por una sucesión alternante de triglifos
(formados por estrías verticales) y metopas (que presentan decoración escultórica). Remata
el conjunto una cornisa, saliente respecto a los elementos anteriores.
Las ocho columnas del frente dan lugar a catorce metopas (dos por cada uno de los siete
intervalos) y, en consecuencia, a quince triglifos. Los triglifos coinciden con los ejes de las
columnas, mientras que los extremos se desplazan al filo del entablamento.
Cubierta
La cubierta es dintelada a dos aguas. El tejado es de madera y las tejas de mármol
pentélico.

Frontón
En cada uno de los lados menores, entre la cornisa y el tejado se genera un amplio
espacio triangular denominado frontón, cuyo perímetro exterior aparece recorrido por una
cornisa saliente, de modo que el espacio interior, o tímpano, queda libre para ser decorado
con esculturas. El frontón tiene forma de triángulo isósceles de base seis y altura cuatro. Sus
lados iguales miden cinco. Pueden descomponerse en dos triángulos rectángulos de
proporción 3-4-5.

Cámaras del templo


El Partenón está compuesto por dos pórticos y dos cámaras interiores no
comunicadas entre sí. Ambas cámaras estaban cerradas por puertas de bronce.

Pórticos
El templo es anfipróstilo, es decir, tiene dos pórticos, uno anterior, el Pronaos y otro
posterior, el Opistódomos. Estos dos pórticos son hexástilos, y sus columnas son ligeramente
de menor diámetro que las exteriores.

 Pronaos o pórtico anterior. Constituye el Vestíbulo que precede a la Naos. Su fachada


es hexástila (con seis columnas).
 Opistódomos o pórtico posterior. En la parte trasera se adopta un esquema
semejante, también con seis columnas (hexástilo) en la fachada. Da acceso al
Partenón o Cámara de las Vestales.

Naos o cella

Es la sala principal del templo. En esta estancia se alojaba, cerca del fondo, la estatua
de Atenea Parthenos (Atenea Virgen), a quien estaba consagrado el templo.
Es de planta rectangular y estaba aislada del resto del edificio mediante un muro de sillares.
Estaba dividida en tres naves por una columnata de estilo dórico, de dobles columnas
superpuestas en dos pisos, dispuesta en forma de pi griega (Π), que enmarcaba la estatua
crisoelefantina de Atenea, cuyo basamento aún permanece in situ. Delante del basamento
existía un estanque, poco profundo, cuya agua producía un efecto de brillo en la estatua de
Atenea.
La escultura crisoelefantina de Atenea Parthenos, obra de Fidias, tenía 12 metros de
altura y representaba a la diosa Atenea armada y sosteniendo en su mano derecha una Niké
(Victoria) de marfil de dos metros de altura.

Partenón o cámara de las vestales


Era una pequeña sala rectangular donde se guardaba el tesoro del templo y el tesoro
de la Liga de Delos. Tenía cuatro altas columnas jónicas que sostenían la cubierta. En esta
sala jóvenes vírgenes (parthénoi) atenienses preparaban el peplo de Atenea para las
Panateneas. Por eso esta sala fue llamada Partenón, denominación que más tarde se
extendió a todo el templo.

Esculturas del Partenón

La decoración escultórica del Partenón representa el genio estético del arte clásico
griego y son el más alto resultado artístico que ha conseguido la humanidad en todos los
tiempos. Es una combinación única de las metopas (esculpidas en altorrelieve extendiéndose
por los cuatro lados externos del templo), los tímpanos (rellenando los espacios triangulares
de cada frontón) y un friso (esculpido en bajorrelieve abarcando el perímetro exterior de la
cella). En ellos se representan varias escenas de la Mitología griega. Además, las diversas
partes del templo estaban pintadas de colores vivos Los triglifos estaban pintados de azul y
blanco, el fondo de los tímpanos de azul brillante, el fondo de las metopas y del largo friso
de rojo, en las figuras se pintaba los ojos y el cabello y algunos elementos eran de metal.. El
Partenón es, sin duda, el máximo exponente del orden dórico, como se puede apreciar en el
diseño del friso o sus columnas.

Las metopas de cada fachada representaban distintas escenas: la gigantomaquia en


el lado este, la amazonomaquia en el oeste, la centauromaquia en el sur, y escenas de la
guerra de Troya en el norte. Cada tímpano del templo tenía una escena mitológica: al este,
sobre la entrada principal del edificio, el nacimiento de Atenea, y al oeste, la lucha entre
Atenea y Poseidón por el patrocinio de la ciudad de Atenas. En el interior, el friso mostraba
la representación de la procesión de las Panateneas, el festival religioso más importante de
Atenas. La escena se desarrollaba a lo largo de los cuatro lados del edificio e incluye figuras
de dioses, bestias y de unos trescientos sesenta seres humanos.

El conjunto escultórico del Partenón está compuesto por:

o La gran estatua de Atenea Parthenos.


o Altorrelieves de las metopas.
o Esculturas de los tímpanos (rellenando los espacios triangulares de cada frontón).
o Bajorrelieves del friso interior.
o Estatua crisoelefantina de atenea

La colosal escultura crisoelefantina (de oro y marfil) de Atenea Parthenos (Virgen)


obra de Fidias se alojaba en la cella del templo. Tenía 12 metros de altura (incluyendo el
pedestal de 1,50 metros) y representaba a Atenea como una diosa guerrera, con escudo y
casco, sosteniendo en su mano derecha una Niké (Victoria) de marfil de dos metros de altura
preparada para la defensa de la ciudad. Su núcleo estaba construido con madera cubierta
con placas de bronce, recubiertas con láminas de oro y marfil. El manto y el casco tenían
incrustaciones de oro.

La obra es conocida por fuentes antiguas, así como por una descripción muy detallada
de Pausanias (siglo II d. C.): «... la imagen está hecha de marfil y oro. En medio del casco hay
una figura de la Esfinge... y a uno y otro lado del yelmo hay grifos esculpidos... La estatua de
Atenea es de pie con manto hasta los pies y en su pecho tiene insertada la cabeza de Medusa
de marfil. Tiene una Victoria de aproximadamente cuatro codos y en la mano una lanza; hay
un escudo junto a sus pies y cerca de la lanza una serpiente. Esta serpiente podría ser
Erictonio. En la base de la estatua está esculpido el nacimiento de Pandora».

Atenea en pie apoya el peso del cuerpo sobre la pierna derecha manteniendo la
rodilla izquierda ligeramente flexionada. La cabeza la tiene ligeramente inclinada hacia
adelante y los mechones del cabello caen sobre el peto de la diosa. Su mano izquierda se
apoya sobre un escudo circular (égida). Su quitón (túnica) se ajusta a la cintura con un par de
serpientes, cuyas colas se entrelazan en la parte posterior. Sobre su mano derecha extendida
se yergue una Niké alada de marfil (se discute si había un soporte bajo el original de Fidias).
Una lanza se apoya en el brazo derecho y hombro derecho de la diosa sostenida por una de
las serpientes del escudo.

Fidias
Escultor griego, nacido en Atenas (490 a. C. - 431 a. C.) que llevó la escultura a las
cotas más altas de perfección y armonía. Vivió en la época de Pericles, su amigo y protector,
que le encargó la supervisión de los trabajos escultóricos y arquitectónicos de la Acrópolis.
Fidias realizó la estatua criselefantina de Atenea Parthenos y diseñó el friso, las esculturas de
los frontones y las noventa y dos metopas del Partenón El 437 a. C. se trasladó a Olimpia para
confeccionar la estatua crisoelefantina de Zeus olímpico, considerada una de las siete
maravillas de la antigüedad.
Regresó a Atenas en 433 a. C. donde se le acusó de haber robado parte del oro de la Atenea
Parthenos en una maniobra política que pretendía desacreditar a su protector Pericles.
Aunque demostró su inocencia más tarde se le acusó y condenó por blasfemia porque se
había representado a sí mismo y a Pericles en la amazonomaquia del escudo de la diosa
Atenea. Tras salir de la cárcel se exilió a Olimpia donde murió el 431 a. C.
Obra de Fidias
Fidias sobresalió tanto en la escultura como en el relieve.
Su primera obra conocida es la Atenea Lemnia, una estatua de la diosa destinada a la
Acrópolis de Atenas.

Para conmemorar la victoria de los atenienses sobre los persas en la batalla de


Maratón se le encargó la estatua de bronce de Atenea Prómacos que se ubicó sobre un
pedestal en el centro de la Acrópolis.

El 438 a. C. finalizó la estatua criselefantina de Atenea Parthenos que se alojó en el


Partenón.

Fidias y su taller se ocuparon de la decoración escultórica del Partenón que incluía un


friso en bajorrelieve de ciento sesenta metros de longitud, dos frontones decorados con
esculturas y noventa y dos metopas en altorrelieve. Las piezas que se conservan se
encuentran en su mayoría en el Museo Británico destacando el grupo de las Tres Parcas y los
fragmentos de la Procesión de las Panateneas, sobre todo el grupo de los dioses del Olimpo
por su magistral tratamiento de las telas, que se adhieren y dibujan los contornos del cuerpo.

Fidias realizó también la estatua crisoelefantina de Zeus en Olimpia, una de las siete
maravillas de la antigüedad.

Otras obras atribuidas a Fidias son el Apolo Parnopios, estatua de bronce de la


Acrópolis de Atenas, el Anadumeno, estatua de bronce de Olimpia, las Amazonas de Éfeso y
el Anacreonte.

o Altorrelieves de las metopas

Situadas en el friso exterior. Originalmente existieron 92 metopas, separadas unas de


otras por triglifos. En cada una de las fachadas menores había catorce metopas y treinta y
dos en cada uno de los lados externos del templo.

Las metopas representaban la gigantomaquia en el lado este, la amazonomaquia en


el oeste, la centauromaquia en el sur, y escenas de la guerra de Troya en el norte.

o Esculturas de los tímpanos

Cada uno de los tímpanos del Partenón, situados en las fachadas este y oeste
rellenando los espacios triangulares de cada frontón, estaba decorado con esculturas que
representaban escenas mitológicas. Las figuras son de tamaño mayor al real. El tímpano de
la fachada oeste, situado sobre la entrada principal del templo, representaba a los dioses del
Olimpo contemplando el nacimiento milagroso de Atenea de la cabeza de Zeus y el tímpano
del este representaba la lucha entre Atenea y Poseidón por el patrocinio de la ciudad de
Atenas.

Tímpano oeste, el nacimiento de Atenea


Atenea, la hija predilecta de Zeus, nació de la cabeza de Zeus un día que éste sufría
un fuerte dolor de cabeza y pidió a Hefesto que le abriera el cráneo por la mitad.
Es la diosa de la sabiduría, de la razón y de la guerra justa y la protectora de Atenas.
No tuvo amores con otros dioses o mortales, por eso se le aplica el apelativo de Atenea
«Partenos» (virgen) y se le rinde culto en el Partenón de Atenas. También se relaciona con el
arte de hilar y de tejer y en la procesión de las Grandes Panateneas las sacerdotisas le
ofrecían un manto («peplo»), en reconocimiento de su protección. Sus atributos son el casco,
la lanza y la «égida» en la que suele llevar grabada la cabeza de la Gorgona Medusa, para así
petrificar a sus enemigos. Se asocia con la lechuza (símbolo de la inteligencia) y el olivo.
Tímpano este, la disputa entre Atenea y Poseidón por Atenas
Atenea y Poseidón discutían por la soberanía de la ciudad y esta disputa llegó a oídos
de Zeus que convocó al tribunal de los dioses. Estos decidieron conceder la ciudad a quien
creara la mejor obra para los hombres. En una roca de la Acrópolis Poseidón clavó el tridente
e hizo brotar un manantial de agua salada. Atenea golpeó el suelo con su lanza e hizo brotar
un olivo. Los dioses deliberaron en el Olimpo y Atenea obtuvo la victoria.

o Bajorrelieves del friso interior

Constituyen la novedad más espectacular del Partenón ya que el friso interior nunca
se había decorado anteriormente. Fidias decidió representar en el friso interior, de 160
metros, la procesión de las Panateneas. El friso, de estilo jónico, se esculpió en bajorrelieve,
rematando el muro exterior de las naos o cella (en la galería del peristilo).Desde el ángulo
sudoeste, partía en las dos direcciones y después de recorrer los cuatro lados del edificio
finalizaba en la cara oriental. El friso representaba la procesión de las Panateneas, el festival
religioso más importante de Atenas en el que los atenienses presentaban a los dioses el
nuevo peplo o manto para la antigua estatua de madera de Atenea. La escena incluye figuras
de dioses, bestias y unos 360 seres humanos y se conserva, en la actualidad, en el Museo
Británico de Londres

Proporción constante: 4 a 9
Las dimensiones del Partenón están regidas por la proporción 4:9 (0,444) que se
repite en las dimensiones del estilóbato (30,88/69,50), en la relación entre la altura y anchura
del templo (13,72/30,88) y en la relación entre el diámetro de las columnas (1,907) y el
intercolumnio (4,296).
Correcciones ópticas
Los arquitectos Ictino y Calícrates crearon un edificio dotado de armonía visual.
Estudiaron las proporciones óptimas para corregir los defectos ópticos que generan las líneas
rectas y crear en el espectador una imagen de perfección. Para que en un edificio las líneas
rectas, horizontales y verticales, aparezcan como tales no deben serlo en realidad.

Para buscar la perfección óptica y la ilusión perfecta de horizontalidad y verticalidad


hicieron que las columnas convergieran en un punto lejano.

Para ello las columnas no son completamente rectas, a un tercio de su altura el fuste
se ensancha (éntasis) 2 centímetros, las columnas de las esquinas son un 2,5 % más anchas
que el resto, todas las columnas están levemente inclinadas hacia dentro, las columnas no
son equidistantes entre sí y, por último, el entablamento y el estilóbato son ligeramente
convexos.

CONSTRUCCION

Fidias se centró en la decoración escultórica del conjunto, mientras de la construcción se


encargaban dos arquitectos, Ictino y Calícrates; el ingeniero romano Vitrubio, que escribió
cuatro siglos más tarde, menciona a un tercer arquitecto llamado Carpión del que no
tenemos más noticias. No sabemos el tipo de relación que mantenían los arquitectos y la
forma en que se ocupaban de los trabajos. Las obras necesitaron, además, gentes dedicadas
a los más variados oficios: canteros, albañiles, carpinteros, doradores, pintores, escultores,
herreros, modeladores de cera, transportistas y operadores de poleas.

Sabemos por las inscripciones que los trabajadores eran ciudadanos de Atenas,
metecos (extranjeros con carta de residencia) y esclavos; y que todos cobraban lo mismo por
el mismo trabajo. Las labores especializadas se retribuían a razón de un dracma por día. Por
sorprendente que nos parezca, los arquitectos cobraban un dracma también, a pesar de su
responsabilidad.

El templo se realizaría por entero con el mármol procedente del monte Pentélico,
que se levantaba a unos 16 kilómetros al noreste de Atenas. Era un brillante mármol blanco
que con el paso del tiempo adquiría una fina pátina dorada por las inclusiones de hierro y
cuya dureza lo hacía especialmente indicado para la construcción. Sobre la vertiente suroeste
de la montaña todavía se puede reconocer la zona de la cantera donde se extrajo el mármol
para los edificios de la Acrópolis; sólo para el Partenón se utilizaron 22.000 toneladas.

Los canteros separaban bloques de la misma altura por medio de canales tallados con
cincel. Luego se hacían agujeros alargados paralelos a la veta del mármol y se introducían en
ellos cuñas de madera. Cuando éstas se mojaban, se hinchaban y desprendían el bloque de
mármol del resto de la roca. El bloque se trabajaba en la misma cantera hasta casi darle la
forma definitiva; sólo se dejaba por pulir una capa de pocos centímetros. La pieza resultante
debía ser lo más ligera posible para facilitar el transporte.

Una vez terminadas, las piezas descendían ladera abajo a bordo de trineos que
discurrían por una especie de pista visible aún hoy. A ambos lados de la pista había unos
agujeros cuadrados donde encajaban unas estacas de madera por donde se pasaban unas
cuerdas atadas al trineo para controlar la velocidad de descenso. Al pie de la montaña se
cargaban los bloques en unos carros tirados por bueyes y se llevaban a la ciudad en un viaje
que podía durar hasta dos días. En la obra, los bloques se alzaban por medio de poleas y
grúas; las piezas del Partenón no eran de grandes dimensiones, precisamente para facilitar
su manejo.

Los arquitectos aprovecharon los cimientos del antiguo templo destruido por los
persas, pero hubo que ampliarlos hacia el lado norte de la explanada de la Acrópolis. El nuevo
templo iba a ser más ancho, y contaría con ocho columnas en las dos fachadas o lados cortos
y 17 en los lados largos. A continuación, se elevaron tres escalones y sobre el superior,
llamado estilóbato, se levantó la columnata exterior o peristilo.

Cada columna estaba formada por diez o doce tambores. Como el estilóbato no era
totalmente plano había que hacer cuidadosos ajustes para asentar los tambores de las
columnas. Apoyados en ellas se colocaron los arquitrabes, bloques de mármol dispuestos en
forma horizontal. Y sobre ellos se añadió el friso, en cuya decoración se alternaban triglifos
y metopas.

Los triglifos eran rectángulos de mármol decorados con acanaladuras: se trataba de


una representación en piedra del final de una viga, que recordaba los primitivos templos de
madera. Las metopas, con figuras esculpidas en altorrelieve, se situaban entre los triglifos.
Había 92 metopas, que rodeaban todo el templo. Puesto que las metopas eran parte de la
estructura que debía soportar el techo fueron las primeras esculturas realizadas para el
edificio y, seguramente, la necesidad de acabarlas rápidamente explica que Fidias tuviera
numerosos colaboradores.

A continuación se levantaron los muros del templo. Los sillares se ponían uno sobre
otro sin argamasa y se enlazaban por medio de abrazaderas de hierro que luego se recubrían
de plomo para evitar la oxidación. Dentro del templo se crearon dos estancias totalmente
separadas por un muro interior. En la más amplia, la naos (a la que se accedía por el pórtico
delantero, el principal), se alojaría la monumental estatua criselefantina que estaba
realizando Fidias. Quien entrase en la naos, iluminada por unas ventanas a los lados de la
puerta, quedaría sobrecogido ante la imagen de Atenea.

La escultura de la diosa se alzaba en medio de un marco escenográfico imponente,


formado por dos pisos de columnas dóricas que recorrían las paredes laterales y el fondo de
la estancia. Esta innovación, tal vez concebida por Fidias, fue copiada posteriormente en
otros templos, como el dedicado a Hefesto en el ágora ateniense, o el de Basas en el
Peloponeso, obra de Ictino, uno de los arquitectos del Partenón. La anchura del edificio, con
sus ocho columnas en las fachadas, contribuía al mismo propósito: conseguir un espacio
excepcionalmente amplio, más apropiado para el lucimiento de la monumental estatua.

La otra estancia, a la que se accedía por el pórtico trasero, era mucho más pequeña.
En ella, los arquitectos decidieron usar cuatro esbeltas columnas jónicas para sostener el
techo, en lugar de un doble piso de columnas dóricas. Esta sala, donde se guardaba el tesoro
de la ciudad, era la que recibía el nombre de Partenón, "cámara de las doncellas", por ser,
en principio, un espacio destinado a las jóvenes que cumplían un importante papel en el
culto a Atenea. Ya en el siglo IV a.C., este nombre pasó a designar todo el edificio en su
conjunto.

En la parte exterior del muro se decidió añadir un friso, de un metro de altura, que
rodearía el templo en su totalidad, con unos 160 metros de longitud. Parece que fue una
alteración del proyecto decorativo inicial, y no se sabe con seguridad si se esculpió allí mismo
o en el taller. En todo caso, representaba un considerable esfuerzo para un elemento que se
situaba a doce metros del suelo y que no iba a ser especialmente visible desde fuera del
templo. De nuevo podemos pensar que Fidias se encargó del diseño del conjunto que luego
plasmaron en el mármol diversos artistas. El friso parece que representaba la procesión de
las Panateneas, una procesión cívica que cada año subía a la Acrópolis para ofrecer un nuevo
peplo o vestido a la estatua de la diosa.

Finalmente se construyó el techo, formado por un armazón de madera que sostenía


las tejas. Éstas se solían hacer de barro cocido, pero en el Partenón se decidió usar también
mármol. Las tejas eran planas y en sus uniones, para conseguir que el tejado fuera
impermeable, se colocaba otra, la "teja de cubierta", que en el alero del edificio se remataba
con un elemento decorativo llamado antefija, con forma de cabeza o palmeta, para romper
la monotonía de la línea recta del tejado.

Cuando el templo estaba prácticamente terminado se eliminaron las protuberancias


de los sillares y de los tambores –las que se habían empleado para elevarlos mediante sogas–
, y se realizó el estriado de las columnas. Ésta era una tarea sumamente delicada, pero
aportaba una gran belleza al monumento. Sólo el primer tambor de la columna, que se
apoyaba sobre el estilóbato, se estriaba antes de su colocación para evitar que en el proceso
se dañase el pavimento del templo. Finalmente, las superficies de las columnas se alisaron y
pulieron con tal cuidado que apenas se pueden ver las junturas o uniones de las piezas.

El templo, con la estatua en su interior, se inauguró en el festival de las Panateneas


del año 438 a.C., cuando aún faltaban las esculturas de los frontones. Por entonces, Fidias
fue acusado de apropiarse de parte del oro destinado a la efigie de Atenea y de haberse
representado en el escudo que portaba la diosa, por lo que tuvo que marchar al exilio. Los
frontones se terminaron sin contar con su mano, aunque, sin duda, se siguieron los modelos
que había preparado, y se colocaron en el año 433 a.C. En adelante, el Partenón, creado para
demostrar la grandeza y el poder de Atenas, se convirtió, por su singular perfección y belleza,
en el símbolo de la ciudad y de toda la civilización griega

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