HID 10. Hidrogeología de Materiales Kársticos

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HIDROGEOLOGÍA

HIDROGEOLOGÍA DE MATERIALES KÁRSTICOS


Dr. Juan Carlos Baquero Úbeda
Universidad Politécnica de Madrid

ÍNDICE
1. PLANTEAMIENTO...........................................................................................................................1
2. DISOLUCIÓN DE ROCAS CARBONATADAS...............................................................................2
3. PROCESOS DE KARSTIFICACIÓN SUBTERRÁNEA ..................................................................3
4. AGRESIVIDAD Y COLMATACIÓN .................................................................................................4
4.1 Invasión y evasión de CO2 equilibrante ......................................................................................4
4.2 Cambios de temperatura.............................................................................................................5
5. COMPORTAMIENTO HIDROGEOLÓGICO DE LAS ROCAS CARBONATADAS .......................5
5.1 Introducción .................................................................................................................................5
5.2 Tipos de roca...............................................................................................................................6
5.3 Tipos de huecos ..........................................................................................................................6
6. ESQUEMATIZACIÓN DE UN ACUÍFERO KÁRSTICO ..................................................................7
7. MODELO CONCEPTUAL DE UN ACUÍFERO KÁRSTICO............................................................8
8. CONDICIONES DE LOCALIZACIÓN DEL AGUA EN LAS CALIZAS...........................................8
9. MEDIOS DE INVESTIGACION ........................................................................................................9
10. EXPLOTACIÓN DE ACUÍFEROS KÁRSTICOS .............................................................................9
10.1 Explotación mediante sondeos ...................................................................................................9
10.2 Explotaciones mediante pozos con galerías.............................................................................10
11. REGULACIÓN DE ACUÍFEROS KÁRSTICOS.............................................................................10
12. BALANCE HIDROQUÍMICO DE RECURSOS ..............................................................................10

1. PLANTEAMIENTO
Se define como región kárstica a un área en la que predominan los procesos de disolución
sobre los de erosión, y la circulación subterránea sobre la superficial, lo que tiene como consecuencia
la escasez de agua superficial, que puede llegar a ser absoluta, y una serie de características
hidrogeológicas y geomorfológicas muy especiales.
De la morfología (superficial y subterránea), se ocupa la Geomorfología y, por consiguiente,
aquí sólo vamos a abordar sus repercusiones hidrogeológicas.
La denominación de kársticos, aplicada a estos fenómenos, toma nombre de la región del
Karst (Kras en esloveno significa "campo de piedras calizas"), ubicada en los Alpes Dináricos (región
comprendida entre el golfo de Trieste, los valles de Vipaya y la Rasa, y el sector de la Recka), donde
estos fenómenos presentan un desarrollo muy notable (sinonimias: Carso, en Italia; Causse, en
Francia; Torcal, en España).
Los fenómenos kársticos se localizan, con frecuencia, en regiones constituidas por calizas o
rocas carbonatadas (aunque ni son exclusivos de las calizas, ni todas las formaciones carbonatadas
presentan estos fenómenos); también se desarrollan sobre yesos y otras rocas solubles (un caso
especial es el karst en hielo), y formas semejantes se encuentran más raramente en otras rocas
como areniscas, cuarcitas, etc.
Las rocas carbonatadas, como parte integrante de las rocas sedimentarias, representan
alrededor del 5% del volumen de la litosfera.

Hidrogeología de materiales kársticos. 1


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Ham (1962) ha estimado que las rocas carbonatadas constituyen el 15% del total de las
rocas sedimentarias (los carbonatos tienen cierto predominio entre formaciones relativamente
recientes, por ser un sedimento fundamentalmente organógeno) y ocupan, aproximadamente, el 10%
de la superficie de los continentes.
Por lo que a España se refiere hay que señalar que las rocas carbonatadas se extienden
bajo mas de 125.000 km2 (25% de la superficie), que se distribuyen entre la Cordillera Cantábrica,
País Vasco, Pirineos, Cordillera Ibérica, Cordillera Catalana, Cordilleras Béticas y las Islas Baleares.
La importancia hidrogeológica de las áreas kársticas estriba en:
ª la elevada capacidad de infiltración y recarga,
ª el gran volumen de reservas y recursos de agua subterránea que pueden almacenar, y
ª la posibilidad de captar grandes caudales de agua.
En minería hay que destacar que muchos yacimientos se localizan o están en relación con
ámbitos kársticos (por ejemplo: Reocín, Alquife, Sierra Menera, Rubiales, Berga, etc, sales de
Cardona).

2. DISOLUCIÓN DE ROCAS CARBONATADAS


La solubilidad del carbonato cálcico en agua pura es muy reducida (del orden de 10 a
15 mg/l a 25 ºC, para presiones parciales de CO2 de la atmósfera normal), y es ligeramente más débil
para la calcita que para el aragonito. La solubilidad del carbonato de magnesio es mayor (del orden
de 94 a 117 mg/l a 25 ºC, para las mismas presiones parciales de CO2). Para la dolomita, que es un
carbonato doble (cálcico-magnésico), es más difícil de precisar esta solubilidad, al ser variables las
proporciones de calcio y magnesio.
La disolución del CaCO3 es, más que una simple disolución, un verdadero ataque químico,
en presencia de iones ácidos, según procesos complejos. Este ataque tiene lugar, especialmente, por
la reacción del anhídrido carbónico en solución; pero también por la intervención de diversos ácidos
orgánicos (ácidos húmicos, procedentes de la desintegración bacteriana de la materia vegetal), y por
la presencia de ácidos inorgánicos consecuencia de la oxidación de sulfatos (pirita), etc.
Al depender del pH, la disolución del carbonato cálcico obedece a un mecanismo químico
(no físico, como el caso del azúcar en el agua). Por eso encontramos en disolución iones bicarbonato
(HCO3-), no del carbonato original (CO3=).
Existen dos tipos de mecanismos originales:
ª La disolución frente al agua de lluvia (H2O) y anhídrido carbónico del aire (CO2
ambiente):
CaCO3 + CO2 + H2O ÅÆ Ca(HCO3)2
sólido gas líquido líquido
ª La disolución frente a ácidos orgánicos del suelo (R-COOH), siendo R cualquier radical
orgánico:
CaCo3+2(R-COOH) ÅÆ Ca(R-COO)2+H2O+CO2
sólido líquido líquido líquido gas
Al aumentar la temperatura aumenta la agitación molecular del componente gaseosos
(CO2), el cual tiende a desaparecer, condicionando el desarrollo de la reacción a compensar dicha
desaparición.
Esto conlleva que el mecanismo de la primera reacción se desplace hacia la izquierda
(primer miembro), y en la segunda hacia la derecha (segundo miembro).

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El resultado final es que la disolución del carbonato cálcico (CaCO3):


ª por el primer mecanismo aumenta con la disminución de la temperatura, y
ª por el segundo mecanismo aumenta con el incremento de la temperatura.
El sistema que interviene es complejo, puesto que se compone de una fase gaseosa
(atmósfera que contiene cierta proporción de CO2), otra líquida (solución iónica compleja en el agua),
y otra sólida (carbonatos diversos). Los aspectos más significativos de estas reacciones son los
siguientes:
ª las reacciones químicas se desarrollan en fase liquida, y están, por tanto, condicionadas
por la circulación del agua,
ª en el suelo, con una atmósfera cuya presión parcial de CO2 es treinta veces mayor que
en la atmósfera libre, y en el interior del sistema kárstico, sobre la franja saturada o en
la subfranja superior de ésta, donde se acumula el CO2, más denso que el aire, tienen
lugar con más intensidad los procesos de disolución kárstica, y
ª la solubilidad de la roca disminuye al aumentar los componentes insolubles diferentes
del carbonato cálcico (esto se pone bien de manifiesto, por ejemplo, cuando hay
alternancias dolomíticas, que dan lugar a relieves "ruiniformes").

3. PROCESOS DE KARSTIFICACIÓN SUBTERRÁNEA


Para que la disolución actúe, en el interior de la formación carbonatada, es necesario que el
agua encuentre vías de acceso a ella, lo que normalmente tiene lugar a favor de fisuras preexistentes
(y, en menor proporción, a favor de planos de estratificación), por donde penetran las aguas, para
llevar a cabo su proceso de disolución (y erosión).
Estas fisuras deberán ser suficientemente anchas para que pueda producirse la circulación
del agua. Una fisura con menos de 0,25 mm tendrá una circulación demasiado lenta, y el agua
quedará pronto saturada de CaCO3. Una fractura o un capilar de 1 mm de ancho o de radio, es
suficiente para que a través de él tenga lugar este flujo.
La selección de fisuras, para la circulación subterránea, se hace, en primer lugar, por su
anchura inicial (en este sentido es diferente el que se trate de un material homogénea o
heterogéneamente fisurado); y, en segundo lugar, por su verticalidad, en relación con el mayor
gradiente hidráulico, y con los caudales que circulan. También es diferente el comportamiento de las
fracturas según sea su origen (tensión, cizalla, compresión, etc.). Son de especial importancia, en la
circulación de agua en el karst, los planos extensionales α1 α2, que condicionan su carácter
anisotrópico-direccional.
Cuando el agua ensancha un conducto, se puede producir el paso de régimen laminar a
turbulento. En este proceso son, por tanto, fundamentales las propiedades físicas de las rocas
carbonatadas y, en especial, la rigidez y plasticidad, que van a condicionar la permeabilidad
secundaria, junto a la porosidad primaria. De esta manera el desarrollo de la karstificación es más
intenso en las calizas puras y masivas, que son las más favorables para una fracturación de relativa
entidad y para la consecuente disolución.
Todo ello nos permite concluir que la karstificación y la dinámica de la circulación
subterránea, son dos fenómenos íntimamente ligados. No puede haber karstificación sin circulación
de agua, y esta última ve su dinámica modificada de acuerdo con el grado de karstificación. Ambas
son interactivas.
El proceso de karstificación sigue los siguientes pasos: el agua infiltrada disuelve CO2 de la
atmósfera y del suelo, el cual produce ácido carbónico que provee de iones H+. También los ácidos
orgánicos del suelo contribuyen a que el agua se haga agresiva, y este agua, que penetra por las
fisuras, ataca a la superficie de la caliza, con lo que agranda las fisuras, en la franja de aireación.
Este proceso reduce, paulatinamente la agresividad del agua, en su descenso gravitatorio.

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Cuando el agua descendente, con CO2 a sobresaturación, alcanza el techo de una cavidad,
entra en contacto con el aire, y libera parte del anhídrido carbónico, con lo que se precipita CaCO3
(especialmente si la cavidad está bien ventilada), y se forman estalactitas, estalagmitas y toda una
familia muy variada de concreciones.
Es así cómo, al alcanzar el agua subterránea la franja de saturación, en general ha perdido
su agresividad, si bien puede quedar alguna acidez residual. Pero, en periodos de no aporte de agua,
el CO2, en estado gaseoso, y por su mayor densidad, penetra por las fisuras, y se acumula sobre la
franja saturada, donde va a ser disuelto por nuevas aguas infiltradas, que se hacen agresivas.
El acuífero "cutáneo" o "epikárstico superficial" tiene un papel decisivo en la infiltración, ya
que permite la retención de volúmenes importantes de agua (el volumen de huecos de esa franja
superficial puede llegar al 10%), asegura cierto retardo en la evacuación del agua en profundidad, y
es determinante en la karstificación, por la agresividad que aportan estas aguas.
El estado hídrico de este epikarst juega un papel importante, frente a la infiltración de los
aportes de agua de lluvia, o a la llegada de aguas superficiales. Así, una lluvia estival no suele
aportar agua a la franja de aireación, mientras que cuando dicho epikarst está saturado, y el drenaje
a través de la franja de aireación está en funcionamiento, dicha lluvia suele originar "ondas de
crecida" acusadas en las surgencias, o en los niveles piezométricos.
En regiones de elevada pluviometría estos procesos alcanzan gran desarrollo (alta
montaña, zonas tropicales, Europa Central, etc.), pero también se presentan en otras condiciones
climáticas muy variadas.
En todo caso, y para que exista karstificación, es necesario tener circulación de agua ya
que, en otro caso, la acción química se ve abortada rápidamente. Este potencial de karstificación
está, a su vez, condicionado por la fisuración o la porosidad de la roca, que son necesarias para que
la karstificación se desarrolle en profundidad.

4. AGRESIVIDAD Y COLMATACIÓN
Las aguas kársticas, a lo largo de su recorrido subterráneo, están sometidas a diversas
influencias, que pueden hacerlas pasar, fácilmente, de un estado de equilibrio, a uno de
infrasaturación (agresividad), o a uno de sobresaturación (incrustación), o viceversa.
Si esto lo unimos a que, con frecuencia, los caudales de agua que circulan en los sistemas
kársticos son elevados, es fácil comprender que en ellos puede desarrollarse una karstificación o
colmatación muy importante, y esto puede ocurrir, principalmente, por tres procesos:
ª invasión-evasión de CO2 equilibrante,
ª cambio de temperatura, e
ª influencia de iones extraños.

4.1 Invasión y evasión de CO2 equilibrante


El agua de infiltración recibe, en el suelo vegetal, la mayor parte del gas carbónico que
interviene en la puesta en solución del carbonato de calcio (en su tránsito por la atmósfera ya
adquiere cierta cantidad de anhídrido carbónico).
Ahora bien, el CO2 producido por el suelo puede evacuarse:
ª hacia la atmósfera exterior, por difusión molecular, y transpiración de las plantas,
ª hacia el subsuelo más profundo, a través de fisuras (lo que es normal en el karst), o
ª en disolución, con el agua infiltrada.
Se puede admitir, por tanto, que entre la cobertera superficial y la franja saturada, las fisuras
tienen un contenido creciente de CO2 con la profundidad, excepto cuando dichas fisuras comunican
fácilmente con el aire libre, en cuyo caso puede existir una ventilación que las empobrezca en CO2.

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Por ello la mayor parte de las grutas accesibles tienen tenores en gas carbónico poco diferentes de
los del aire exterior (con excepción de sectores locales, en profundidad, o en la salida de ciertas
fisuras), y en ellas se producen depósitos de CaCO3 por liberación de CO2.
Por tanto, con excepción de las fisuras y canales ventilados, el agua kárstica toma contacto
con una atmósfera subterránea rica en CO2, cuyo contenido está sujeto a fluctuaciones, ligadas
directa o indirectamente a factores meteorológicos, y ello trae como consecuencia estados de
infrasaturación o de sobresaturación. Esta atmósfera subterránea es especialmente rica en CO2 en
las partes profundas, donde no tiene posibilidad de escapar, y donde confiere al agua nueva
agresividad.
Además, y de acuerdo con Bögli (1974), la mezcla de aguas hace adquirir al agua una
nueva agresividad (esto es muy manifiesto en el contacto agua dulce – agua salada).

4.2 Cambios de temperatura


La temperatura, junto con la fuerza iónica de la solución, es uno de los parámetros que
condicionan los sistemas de equilibrio, para una presión parcial dada de CO2.
Ahora bien, es interesante recordar alguno de los efectos relacionados con el aumento de
temperatura:
ª aumenta ligeramente la solubilidad de los carbonatos, en ausencia de CO2 disuelto,
ª disminuye la cantidad de CO2 disuelto (según la ley de Henry),
ª aumenta la velocidad de las reacciones de equilibrio (la experiencia muestra que
muchas aguas kársticas llegan a los manantiales antes de haber alcanzado el estado
de saturación),
ª aumenta fuertemente el contenido de CO2 de los suelos, y
ª disminuye la infiltración por aumento de la evaporación.
Se puede concluir, por tanto, que el papel de la temperatura, en la disolución kárstica, es el
resultante de acciones diversas, de las cuales algunas se oponen entre sí. En todo caso no es
posible definir, a priori, el efecto de la temperatura por reglas simples, si bien parece que no es
decisivo el papel de este factor en el régimen de karstificación.
Podemos señalar así que las aguas de fusión de nieve o hielo tienen a su favor el ser más
puras, y que la formación de hielo trae consigo la fracturación de la roca (proceso de gelifracción).
Por su parte las aguas de regiones tropicales o ecuatoriales, con amplia cobertera vegetal y, en
consecuencia, con abundancia de ácidos nítrico y orgánicos, reciben aportes por lluvias intensas.
Con todo lo cual tanto la karstificación de alta montaña, como de áreas costeras, o la del interior
continental, o cualquier otra, puede ser importante.

5. COMPORTAMIENTO HIDROGEOLÓGICO DE LAS ROCAS


CARBONATADAS

5.1 Introducción
Por cuanto acabamos de señalar, las rocas carbonatadas pueden albergar grandes
volúmenes de agua, a menudo mayores que los de acuíferos con permeabilidad por porosidad
intergranular, a causa de la casi inexistencia de escorrentía de superficie, reducida
evapotranspiración y elevada permeabilidad.
En muchos casos, también, la calidad química del agua es mejor que la de otros acuíferos
y, al ser baja la evapotranspiración, no se produce por este motivo enriquecimiento de sales.

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5.2 Tipos de roca


Las rocas carbonatadas (calizas, dolomías, margas, etc.) pueden tener orígenes e historia
muy diferentes y, en consecuencia, ser variadas sus características hidrogeológicas. Por ello es
importante diferenciar los tipos de rocas carbonatadas, de acuerdo con su comportamiento
hidrogeológico:
ª En las calizas y dolomías masivas, en bancos gruesos y compactos, con reducida
porosidad de intersticios, y con fracturas y diaclasas distanciadas, el flujo subterráneo
se concentra en canales de disolución, separados y pobremente interconectados, con
gradiente hidráulico elevado y flujos importantes.
ª En las calizas estratificadas en bancos finos, con escasa porosidad, el agua circula
inicialmente de manera difusa, a través de las numerosas superficies de estratificación y
diaclasas, con lo que estas discontinuidades se agrandan, por disolución, la circulación
aumenta y se puede llegar al drenaje por grandes conductos.
ª En las calizas porosas, en bancos de espesor variable (incluidas las calciruditas,
calcarenitas y creta), el agua circula con mayor o menor dificultad, en función de la
dimensión de los poros, al tiempo que también lo puede hacer a favor de las superficies
de estratificación, y de las diaclasas, con lo que, además de la permeabilidad por
porosidad, puede haber otra secundaria a favor de conductos de circulación.
ª Las calizas margosas estratificadas, alternantes con margas, constituyen usualmente
acuíferos pobres, debido a la fracción insoluble, que aborta el proceso de karstificación.
ª Las dolomías diagenéticas (formadas por dolomitización de calizas), con karstificación
atenuada, afectadas por una porosidad importante, a consecuencia del proceso de
dolomitización, pueden tener un comportamiento como acuífero homogéneo, de
gradiente débil y nivel piezométrico bien definido.

5.3 Tipos de huecos


Los huecos representan, ciertamente, la originalidad y el carácter más fundamental de los
acuíferos kársticos. Ahora bien, estos huecos pueden ser de origen primario, como en el caso de las
tobas calizas, las calcarenitas, las molasas o las dolomías diagenéticas, en cuyo caso aparecen, en
general, bastante uniformemente repartidos, pero con dimensiones modestas. Los huecos pueden
también ser debidos a fisuración, la cual va a permitir que el agua circule más fácilmente, y haga
posible una disolución que agrande dichas discontinuidades, y de lugar a huecos kársticos de
disolución, los cuales no se encuentran dispuestos al azar, sino que se ordenan en función de
condicionantes estructurales. Esto acontece especialmente con los planos extensionales α1 α2 en el
karst profundo, en los que se instalan los planos preferentes de drenaje, que por circulación y
disolución evolucionan a conductos de drenaje.
Las relaciones mutuas entre estos diferentes tipos de huecos, condicionan el carácter
hidrodinámico del karst. Si, a nivel de la porosidad de la roca la continuidad puede ser generalizada,
no podemos olvidar que es una conductividad hidráulica reducida. Por el contrario, la disolución
relacionada con la fracturación, da sistemas acuíferos muy conductivos, aunque poco capacitivos.
En síntesis, se pueden diferenciar los siguientes tipos de huecos:
ª Poros intersticiales. Corresponden a la porosidad primaria, consustancial con la
sedimentación, que se reduce, frecuentemente, tanto durante la diagénesis
(consolidación) como subsecuentemente con la cementación.
ª Esta porosidad resulta así extremadamente variable. En ciertas calciruditas y
calcarenitas, así como en la creta, los porcentajes de huecos oscilan entre el 1 y el
20%, y pueden alcanzar más del 65% para las tobas calizas.
ª Por otra parte procesos como los relativos a disoluciones de aragonito y calcita, y a la
formación de la dolomita, pueden alterar muy notoriamente esta porosidad y
permeabilidad.

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ª Así, la transformación molecular de la calcita en dolomita, por sustitución de parte de los


iones Ca2+ por iones Mg2+, supone una reducción del volumen del orden del 12%. A
esta reducción hay que añadir la facilidad de la dolomía para fracturarse, lo que da al
conjunto una porosidad elevada de aspecto granular.
ª Fracturas. En las calizas la porosidad secundaria se desarrolla esencialmente a favor
de diaclasas, fisuras y fallas, por la acción disolvente del agua circulante. Las fisuras
superficiales de meteorización, juegan también un papel importante, en la retención del
agua de lluvia, así como las fracturas de distensión, en las proximidades de las paredes
verticales de los escarpes. Por su parte las fallas crean franjas muy fisuradas, con
extensión en profundidad.
ª La estratificación puede también originar una anisotropía primaria favorable para esta
circulación, si bien el proceso toma más desarrollo a favor de la fracturación.
ª Cavidades. La circulación del agua a través de las rocas carbonatadas agranda las
discontinuidades, y origina unos huecos, en los que cabe diferenciar fundamentalmente
dos familias de cavidades:
• Cavidades en la franja no saturada. Las diaclasas y fracturas, de componente
subvertical, tienden a agrandarse en esta franja, donde es muy importante el
ataque químico. Este efecto disminuye con la profundidad. Entre estas cavidades
se incluyen: simas, pozos y chimeneas, y son menos frecuentes las galerías y
cámaras.
• Cavidades en la franja saturada. Normalmente se trata de conductos laberínticos o
anastomosados, de pendiente suave, y mayor desarrollo horizontal que vertical.
• Cuando la velocidad de flujo es lenta, estos conductos pueden estar parcialmente
rellenos con sedimentos, que son removidos cuando el flujo se hace turbulento.
• Las cavidades, en esta franja, actúan como conductos, en circulación libre o
forzada, y con mayor desarrollo en la parte superior de la franja saturada. En las
partes más profundas el movimiento del agua es lento, y las fisuras y canales son
más reducidos.

6. ESQUEMATIZACIÓN DE UN ACUÍFERO KÁRSTICO


Por cuanto hemos visto, en un sistema kárstico cabe diferenciar dos conjuntos
superpuestos: uno que corresponde a la franja no saturada, y el otro al karst inundado de la franja
saturada. A este esquema, en una visión global, debemos unir aquellos sistemas no kársticos, ligados
al conjunto kárstico.
En la franja no saturada es importante destacar la presencia de un posible acuífero
epikárstico superficial que, a menudo, corresponde a la subfranja de alteración, muy favorable para la
fisuración y meteorización, y en el que alcanzan intensidad especial los procesos de agresividad,
consecuencia de la presencia de suelos. Esta franja kárstica superficial, colectora de aguas, puede
dar lugar a acuíferos colgados, sometidos a evapotranspiración, aunque, en general, las aguas
circularán descendentemente a favor de las fisuras.
El resto de la franja de aireación (o no saturada) se caracteriza por un flujo rápido
subvertical, de las aguas infiltradas, a través de conductos, o por un flujo lento a favor de fisuras y
diaclasas, que son función de la tectónica regional y local. La karstificación, en esta franja, suele
disminuir con la profundidad. Dentro de esta franja no saturada pueden existir cavidades intermedias,
con aguas colgadas.
Dentro del karst inundado cabe diferenciar dos subfranjas:
ª La subfranja superior, de evacuación, a cuyo nivel se efectúan las salidas de agua
del sistema kárstico, con un aumento característico de la agresividad del agua, y con
fluctuaciones estacionales, función de la alimentación y evacuación.
ª En esta franja de evacuación, se puede presentar un flujo intenso, esencialmente
horizontal, en verdaderos ríos subterráneos, que pueden estar localmente colgados, y

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HIDROGEOLOGÍA

circular libres o en conductos forzados.


ª Las características de la franja de evacuación condicionan las posibilidades de tránsito
de las aguas infiltradas en el karst, y pueden ser responsables de una acumulación
temporal de reservas, por aumento brusco de nivel piezométrico, si las aguas no
encuentran, en su escorrentía subterránea, conductos con capacidad suficiente para
evacuar el agua hacia los puntos de drenaje, en la periferia del karst. A este aumento
temporal de nivel está ligado el funcionamiento de surgencias denominadas "trop-
pleins" u "over-flow" ("demasiado llenas"), por las que se evacuan las aguas a cotas
topográficas superiores.
ª La subfranja de acumulación, que engloba la mayor parte del sistema kárstico
inundado, con agua estática (excepto en conductos de circulación sifonante), y cuya
importancia es variable según los karst. Puede no existir o ser despreciable, en cuyo
caso la parte inferior del karst está reducida sólo a la escorrentía subterránea, o puede
extenderse en profundidad al conjunto acuífero.

7. MODELO CONCEPTUAL DE UN ACUÍFERO KÁRSTICO


En el karst la distribución de todos estos huecos, lejos de responder a un modelo arbitrario,
suele aparecer como un conjunto organizado a escala general.
Conceptualmente el karst, se puede asimilar a un sistema constituido por grandes bloques,
muy voluminosos, de baja permeabilidad a favor de fisuras estrechas, separados por una red de
conductos, o vías privilegiadas de circulación, de alta permeabilidad, que si bien son comparables a
drenes colectores, volumétricamente suponen un porcentaje bajo respecto al conjunto (Kiraly, 1975).
En otras palabras, los grandes volúmenes de agua, en los sistemas kársticos, estarían esencialmente
almacenados en los bloques, que serían el elemento "capacitivo", mientras que la red de canales y
cavidades aportarían el elemento "transmisivo". Así se explica que en el medio kárstico, junto a
sondeos de elevado caudal, haya otros muy poco productivos, y todo ello se comprueba muy bien en
la minería subterránea, donde junto a áreas de goteo poco intenso las fracturas y fallas dan lugar a
verdaderas cortinas de agua.
Esto nos lleva a hacer unas consideraciones relativas a la cuestión de escala, en el medio
kárstico, y a los límites de validez de las determinaciones de los parámetros físicos en él. Así, por
ejemplo, las determinaciones de permeabilidad en muestras en laboratorio, nos darán valores
normalmente referidos a poros y microfisuras en los bloques; a escala de determinaciones en sondeo
tendremos toda la gama de resultados correspondientes a los grandes conductos y a los bloques. Y,
por último, a escala de sistema acuífero, tendremos una integración del conjunto. En conjunto los
huecos en el karst no suelen alcanzar el 5%, y son frecuentes valores del 0,1 al 0,5%.

8. CONDICIONES DE LOCALIZACIÓN DEL AGUA EN LAS CALIZAS


En las calizas compactas, bastante puras y fracturadas, los intentos de captación de aguas
en la franja superior no saturada, serán infructuosos, pudiendo aportar sólo pequeños caudales en la
subfranja de epikarst. En la franja de evacuación serán aleatorios (las exploraciones espeleológicas
son muy convenientes para la localización y utilización de este agua). En la franja de acumulación
serán generalmente favorables.
Para aumentar la fisuración, o desarrollar las fisuras, suelen dar excelentes resultados los
desarrollos de sondeos por acidificación, o la limpieza química (polifosfatos), o el empleo de
explosivos.
En las calizas compactas menos puras, con intercalaciones margosas o dolomíticas,
fisuradas desigualmente según los niveles, ninguna teoría es de aplicación fácil. Se independizan, a
menudo, diferentes subsistemas kársticos, con ríos subterráneos o circulaciones preferenciales, en
redes múltiples y complejas, separadas por franjas absolutamente desprovistas de agua. Por otra
parte pueden existir pequeñas acumulaciones de agua colgada, sobre niveles de calizas o dolomías

Hidrogeología de materiales kársticos. 8


HIDROGEOLOGÍA

no fisuradas. Las exploraciones espeleológicas y geofísicas pueden definir emplazamientos


eventualmente favorables para la captación.
En las calizas porosas y calizas dolomíticas, se localizan acuíferos homogéneos, si bien la
fisuración y los conductos kársticos juegan también su papel; la probabilidad de horizontes
compactos y privados de agua en profundidad, puede ser grande. Las exploraciones espeleológicas
aportan, en general, poca información (cavidades cortas u obstruidas), y la prospección geofísica
eléctrica puede ser muy conveniente para definir sectores favorables por su fisuración.

9. MEDIOS DE INVESTIGACION
La investigación hidrogeológica en áreas kársticas está basada, ante todo, en las
observaciones geológicas de superficie. El estudio litológico aporta información referente al
comportamiento de la caliza (caliza compacta, que admite redes de fisuras; caliza porosa y fisurada,
que admite circulación laminar y kárstica, etc.). El estudio estructural facilita un mejor conocimiento
del desarrollo de la karstificación, y la localización de áreas de alimentación, circulación y descarga.
Los reconocimientos espeleológicos aportan datos relativos al desarrollo interno del karst.
El quimismo de las aguas y su termometría, junto al estudio de los hidrogramas de caudales
de los manantiales (evolución de caudal en el tiempo), y la investigación con trazadores y colorantes,
facilitan la comprensión de la circulación kárstica.
La geofísica (métodos eléctrico o sísmico de refracción), como hemos indicado
anteriormente, ha sido puesta a punto para el estudio de estos acuíferos.
Por su parte los ensayos o tests de bombeo son un elemento de gran importancia para
definir la hidrodinámica kárstica, aunque los resultados pueden no ser válidos en acuíferos con
karstificación diferencial.

10. EXPLOTACIÓN DE ACUÍFEROS KÁRSTICOS


Existe un riesgo evidente de querer realizar una esquematización demasiado simplista,
dada la heterogeneidad de los dominios kársticos.
Hecha esta salvedad, se puede intentar presentar una síntesis de métodos racionales de
explotación, para diferentes tipos de acuíferos bien definidos.

10.1 Explotación mediante sondeos


En acuíferos kársticos es posible extraer grandes cantidades de agua mediante sondeos.
Cuando se trata de calizas arrecifales o porosas, o de dolomías diagenéticas, la ubicación del sondeo
ofrece menos problemas, puesto que presentan condiciones semejantes a los acuíferos
homogéneos. Pero, cuando se trata de dominios de rocas compactas, con fracturas karstificadas
distantes, el agua se almacena en los bloques capacitivos en el seno de la roca, al tiempo que los
conductos kársticos funcionan como drenes preferenciales de escorrentía subterránea. Por tanto, los
caudales de captación, en estos materiales, pueden ser muy variables, según el sondeo intercepte
drenes o atraviese a los bloques intermedios. Si se intercepta con el sondeo una red típica de fisuras
karstificadas está asegurado un buen resultado.
Para ubicar sondeos de captación es necesario el apoyo del estudio geológico-estructural,
con el auxilio de la fotointerpretación, y la prospección geoeléctrica.
En este tipo de acuíferos es posible, muchas veces, aumentar el rendimiento de las
explotaciones mediante acidificación, con aumentos que normal mente varía entre el 30 y el 50%. La
experiencia muestra que, a menudo, es beneficioso proceder a dos o tres acidificaciones sucesivas,
con empleo de grandes cantidades de ácidos.

Hidrogeología de materiales kársticos. 9


HIDROGEOLOGÍA

10.2 Explotaciones mediante pozos con galerías


En las calizas compactas, bastante puras y fisuradas, la subfranja superior o franja de
meteorización almacena aguas colgadas escasas y variables temporalmente. La subfranja
inmediatamente inferior, de aireación, sólo tiene aguas colgadas en volúmenes reducidos. La
subfranja de fluctuación puede dar lugar a grandes caudales, concentrados en los canales de
circulación subhorizontal. La subfranja saturada presenta circulación kárstica con caudales elevados,
a favor de conductos sifonantes hasta profundidades variables.
En estas calizas compactas la explotación de agua por sondeos, puede estar sujeta a una
proporción importante de fracasos. La realización de una galería drenante, desde el fondo de un
pozo, ortogonal a la dirección de fracturación drenante, indiscutiblemente es más favorable para
localizar dichas fracturas. Con objeto de controlar, en todo momento, el agua fluente a esta galería, y
que no surja cuando no hay demanda de ella, es obligado realizar la galería desde un pozo, cuyo
emboquille quede por encima del nivel piezométrico. Las captaciones directamente realizadas por
galerías desde superficie no son recomendables, ante la dificultad de controlar los caudales de salida
de agua, de acuerdo con la demanda.

11. REGULACIÓN DE ACUÍFEROS KÁRSTICOS


La investigación y la realización de obras deberá estar guiada por los principios siguientes:
ª la explotación de las aguas subterráneas deberá hacerse mediante intercepción de los
drenes naturales del acuífero (método Eraso, para localización de conductos
preferenciales de drenaje),
ª las obras de explotación deben alcanzar profundidades importantes, por debajo del
nivel de las surgencias, con objeto de poder explotar las reservas estáticas, mediante
un vaciado controlado, durante el estiaje, que permita una utilización óptima, y
ª este vaciado controlado debe ser coherente con el balance hídrico hiperanual.
Cuando la explotación sobrepasa a la recarga los manantiales desaparecen
completamente, incluso en periodo de crecida, cuando es inferior los manantiales pueden funcionar
periódica o estacionalmente.

12. BALANCE HIDROQUÍMICO DE RECURSOS


Para las rocas carbonatadas puede emplearse el método propuesto por Schöeller (1962),
aplicable como consecuencia de que la escorrentía de superficie es prácticamente nula, y de que
estas rocas aportan muy pequeña cantidad de cloruros al agua infiltrada.
Se parte del hecho de que los cloruros contenidos en el agua de lluvia se concentran por
evapotranspiración, y son transportados hacia el acuífero, para emerger en los manantiales.
Si llamamos:
P= precipitación,
I = infiltración,
Clp = cloruros en el agua de precipitación, y
Cla = cloruros en el agua del acuífero.
podemos escribir:
P·Clp = I·Cla → I =(Clp / Cla)·P
Puesto que el contenido en cloruros varía de unas lluvias a otras:
Clp = (Σ Cln·Pn) / Σ Pn
con lo que podemos escribir:
l = [(Σ Cln·Pn)/ Σ Pn] · [P / Cla]

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